El Destino

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El Destino

Uno de los apartados ms interesantes del estoicismo es el referido a su teora del Destino. Hay
algunas referencias en la red relativas a la idea de que el sabio estoico debe acatar el destino que
le proporcione la naturaleza, pero apenas se pueden encontrar nada si lo que queremos es una
informacin acerca de esta compleja teora, compleja no porque sea dificil entenderla, sino por
los argumentos que precisa para establecerla y dotarla de firmeza intelectual.
Basaremos esta nota en lo que comenta Victor Goldschmidt, en su ensayo integrado en el
volumen La filosofa griega (Siglo XXI). Creo que la traduccin (o quiz sean mis luces?) no es
precisamente de la mejor calidad, por lo que quiz pueda parecer el siguiente un texto
escasamente argumentado; no obstante, habida cuenta de la apurada bibliografa de que
dispongo, lo cierto es que no podemos hacerlo mejor. Al menos, y por el momento es bastante,
ofreceremos una superficial aproximacin a la teora estoica del Destino, y tal vez en el futuro
podamos volver a ella y, con mayor nmero de fuentes, dilucidar todos sus pormenores como se
merece. Tiempo al tiempo.
La teora del Destino aparece ya en la concepcin de un eterno retorno, en el que los diferentes
intervalos csmicos, siguiendo una estricta regularidad, producen siempre los mismos
acontecimientos y ven nacer y morir a los mismos seres. La idea de un eterno retorno supone para
los estoicos la seguridad en que las cosas seguirn constantemente igual a travs de los tiempos.
Crisipo sostiene que el destino es "la razn por la cual se han producido los acontecimientos
pasados, se producen los acontecimientos presentes y se producirn los acontecimientos futuros",
y Plutarco recoge las pruebas o argumentos de aqul que sustentan dicha teora:
1) "Nada sucede sin causa, pero (s) segn causas antecedentes".
2) "Nuestro mundo es administrado segn la naturaleza, est alimentado por un mismo aliento y
dotado de una simpata con respecto a l mismo".
3) (Como testimonios): El principio dialctico, la adivinacin, y la aceptacin de los
acontecimientos por el sabio.
De la primera evidencia parte la idea de que el Cosmos en su totalidad est regido por el principio
de causalidad (o sea, que en la Naturaleza, todo efecto -o fenmeno, o evento- es debido a una
causa). Este principio es, de hecho, la razn universal que rige el mundo. De esta manera, los
acontecimientos de nuestras vidas tambin estn ligados (o ms bien, subordinados) a la
causalidad natural. Como todo sucede en funcin del destino, aqul precepto moral que veamos
en una nota anterior segn el cual debemos vivir de acuerdo con la naturaleza queda as
justificado.
En relacin a la segunda prueba, cmo armonizar la teora del Destino con la libertad humana?, y
a qu nos referimos con ese concepto de 'simpata'? En primer lugar hay que diferenciar entre las
"causas antecedentes" de las "causas principales y perfectas". Por ejemplo, si hacemos rodar un
baln por el suelo la fuerza (o impulso) que le damos es la causa antecedente del movimiento del
baln. Pero ese movimiento se realiza gracias a unas particularidades propias del baln (su forma,
textura, etc.), su naturaleza, que es, ella misma, la causa principal y perfecta. En nuestra vida,

las vivencias y situaciones que experimentamos estn ligadas inevitablemente a las causas
antecedentes, pero no as la manera en que las afrontamos. Es decir, lo que nos ocurre sucede en
funcin del destino, pero somos libres para enfrentarnos a ellas tal y como nos viene de gusto.
Diran los estoicos que somos libres para "el uso de las representaciones". Aunque los
acontecimientos nos vengan dados, nosotros tenemos en nuestro poder la libertad de actuar segn
nuestra naturaleza. Nosotros, es decir, los cuerpos (recordemos que la escuela estocia sostiene
que el alma humana es material), somos quienes convenimos en una forma de vida que, para los
estoicos, "contribuye a la armona universal", por medio de nuestra disposicin a compadecernos
de los dems, disposicin innata a nuestra propia naturaleza. sta es la 'simpata universal' a la
que haca referencia Crisipo.
La tercera y ltima prueba forma un grupo heterogneo de evidencias (o ndices), entre las que
cabe citar el principio dialctico, el cual supone que toda proposicin debe ser verdadera o falsa
(por proposicin no entendemos ruegos o preguntas, sino frases con carcter enunciativo de las
que quepa hablar de su validez o invalidez). Este principio fue admitido por los estoicos (tambin
por Platn y Aristteles, entre otros), y Crisipo nos explica a continuacin su argumentacin
relativa a que todo suceso acontece por el destino: "Si hay un movimiento sin causa, toda
preposicin no ser verdadera o falsa; porque aquello que no tenga causas eficientes [o
perfectas] no ser ni verdadera ni falso; sin embargo, toda preposicin es o verdadera o falsa; por
consiguiente, no existe el movimiento sin causa. Si ello es as, todo lo que sucede lo hace por
causas antecedentes; si es as, todo sucede por el destino".
Otro de los ndices es el tema referido a la adivinacin. Los estoicos fueron una escuela que trat
de fusionar las creencias religiosas en el corpus de su propia doctrina. Todos los integrantes de la
escuela (excepto Panecio, que es un estoico singular) no ocultaron su simpata hacia la
adivinacin, puesto que vean en ella una prueba de que la providencia actuaba en el mundo. Este
intento de integrar una disciplina tan alejada filosficamente dentro del sistema estoico tiene
lgica, puesto que coincide de alguna manera con la propia estructura de su pensamiento. En
palabras de Goldschimdt: "El acuerdo y la simpata que ajusta todas las partes del mundo se
manifiesta en las correspondencias entre los presagios y los acontecimientos". Crisipo prosigue
argumentado la adivinacin con estas palabras: "Se ha visto, en innumerables casos, cmo los
mismos presagios preceden a los mismos acontecimientos, y cmo el arte adivinatoria se
constituy por la observacin y anotacin de los hechos". Y ofrece algunos ejemplos de casos
sencillos en los que, tras observar cierto hecho, se ha producido otro: "Si hay claridad, es de da",
o "si una mujer tiene leche, acaba de parir". stos son ejemplos de lo que hoy
llamaramos induccin, es decir, extraer una conclusin general a partir de premisas que
contienen datos particulares.
El ltimo de los ndices, relativo a que "el sabio asume y se complace de todo lo que llega", ya lo
hemos tratado en el post mencionado con anterioridad. Pero se reduce a la afirmacin de que
cabe hallar la conexin entre nuestra voluntad y lo que nos deparar el destino. Si somos capaces
de unir ambos hechos, entonces hemos logrado la sabidura, porque convenimos con el destino,
nos fusionamos con el porvenir sin dejarnos llevar por lo que vendr. Impertrritos, con el poder
del desapego y la liberacin de todas nuestras pasiones, somos uno con el destino: todo lo que
acontezca no nos perturbar, y as, habremos vencido al propio destino.

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