Carla Cordua-Gerencia Del Tiempo, Ensayos Sobre Sartre
Carla Cordua-Gerencia Del Tiempo, Ensayos Sobre Sartre
Carla Cordua-Gerencia Del Tiempo, Ensayos Sobre Sartre
DEL TIEMPO
Ensayos sobre Sartre
Carla Cordua
1994
Gerencia del tiempo
A Roberto y a Cristián
que forman conmigo
una familia de lectores
de Sartre
Sumario
Prólogo .............................................................................ix
Sartre, el retratista ............................................................ 1
Sartre y la crítica de la filosofía de la historia ........... 27
Los Cuadernos para una Moral ..................................... 67
Sartre y la filosofía moral ............................................. 77
Sartre lee a Heidegger ................................................. 109
La conversión de la libertad........................................ 127
Vargas Llosa sobre Sartre y Camus ........................... 185
Bibliografía .................................................................... 195
Índice analítico ............................................................. 199
Prólogo
(M, p. 73). “Mi único recurso a los siete años estaba dentro
de mí, que todavía no existía, un palacio de cristal…” (M, pp.
89-90). Pero en la medida en que no soy sólo para-mí sino
también para-otros, encuentro en mi propia conciencia las
estructuras en que se fundan las posibilidades que induda-
blemente tengo de ser tratado y hasta conocido como una
cosa. “El surgimiento del otro le confiere al para-sí un ser
en sí en el medio del mundo, de cosa entre las cosas” (EN,
p. 502). Para los demás somos cuerpos,6 y es precisamente la
experiencia de ser mirado por los demás la que nos conduce
al conocimiento de que poseemos características estables y
exhibibles como los objetos. La mirada ajena, piensa Sartre,
nos petrifica y nos reduce a una objetividad que carece de las
posibilidades de ser en que consiste la libertad que somos
para nosotros mismos, o como conciencias.
Esta condición de aparecer a otro con una apariencia sobre
la que carezco de todo poder porque soy el resultado fatal
de mi pasado, es, según Sartre, una “parte” tan necesaria y
verdadera de lo que soy como el ser para-mí (EN, p. 275).
La experiencia de la vergüenza, o la del orgullo, son “un
reconocimiento de que en verdad soy ese objeto que el otro
mira y juzga” (EN, p. 319). Pero así como no puedo, de buena
fe, sustraerme a la dimensión social y pública de mi ser, y
retirarme a lo que soy para mí como única verdad, tampoco
quedo exclusivamente sujeto a lo que soy para otros. Sartre
dice: “Me escapo del otro dejándole mi yo (mon moi) alienado
entre las manos” (EN, p. 345). Al otro le ocurre lo mismo
conmigo (EN, p. 431). El para-sí y el para-otro son estructuras
complementarias de la realidad humana. La explicación de la
manera como estas “partes” forman una totalidad concreta
es una de las tareas básicas de la ontología fenomenológica
proyectada por Sartre. Este no es el lugar para discutir si El
ser y la nada ofrece o no una teoría satisfactoria de la inte-
rrelación para-sí/para-otro. Lo que nos interesa por ahora es,
más bien, el tratamiento que recibe en las obras de Sartre
la experiencia del dramático contraste entre las dos verdades
que somos. “Es imposible ciertamente verse de verdad con
Sartre, el retratista 13
NOTAS
II
NOTAS
1. “Como se me ha reprochado sin buena fe que no cito a Marx
en este artículo, preciso que mis críticas no están dirigidas a él sino
a la escolástica marxista de 1949. O, si se quiere, a Marx a través del
neo-marxismo stalinista.” (S III, p. 135n.)
2. “…el trabajo humano, es decir, la praxis originaria por medio
de la cual (el hombre) produce y reproduce su vida, es enteramente
dialéctico…” (CRD, pp. 173–74).
3. “La dialéctica y la praxis son lo mismo…” (CRD, pp. 742,
745).
Los Cuadernos para una moral
NOTAS
1. Cf. ibid. pp. 16, 24, 54. Una declaración expresa de que la acción
es un tema de la ontología en la p. 56, por ejemplo.
2. Prefacio de Sartre a Jeanson 1965, p. 12. En El ser y la nada Sartre
había dicho, sin embargo, que su propósito era el de proponer “une
théorie générale de l’être” (EN, p. 502).
3. “Pues la realidad humana debe ser en su ser en un solo y mismo
surgimiento para-sí-para-otro” (EN, p. 271).
4. “La vida me enseñó ‘la force des choses’, el poder de las circuns-
tancias” (1969), en BEM, p. 33.
5. A propósito del héroe de Les mouches dice Sartre: “Orestes es
libre para el crimen y está más allá de él: lo muestro entregado a la
libertad como Edipo está entregado a su destino. Se debate bajo ese
puño de hierro, pero tendrá que matar al final y tendrá que llevar
su asesinato sobre sus espaldas y atravesarlo a la otra ribera. Pues
la libertad no es un poder abstracto de levantarse por encima de la
condición humana: es el compromiso más absurdo y más inexorable.
Orestes seguirá su camino injustificable, sin excusas, solo. Como un
héroe. Como cualquiera.” Citado en Jeanson 1974, pp. 142–43.
6. “Cada uno se inventa a sí mismo. El hombre ha de ser inventado
cada día.” (Jeanson 1974, p. 178).
7. “La moral, he ahí, en efecto, lo que es mi preocupación domi-
nante y siempre lo ha sido.” En entrevista a Mondes Nouveaux en
diciembre de 1944.
8. Hay un buen resumen de la discusión en Anderson 1979, caps.
1 y 2.
9. Véase, por ejemplo, Plantinga 1958; Warnock 1967; Jolivet 1967;
Bernstein 1971; Frankena 1973.
10. Además, una sección de la cuarta parte del libro que trata de
la libertad y la responsabilidad contiene consideraciones morales (pp.
638–42).
11. El concepto de conversión está tratado, principalmente, en CM,
pp. 488–570, et passim. El de reflexión purificante, ibid. pp. 489 ss.;
Apéndice I: 573–78, et passim.
12. “No fue en cuanto liberal defendiendo la libertad de prensa que
asumí la dirección de La Cause du Peuple; no lo hice por una razón
como esa. Lo hice como una acción que me comprometía con gentes
con las que me llevaba bien pero cuyas ideas por cierto no compartía
del todo” (BEM, p. 296).
13. Carta de Sartre desde el Brasil, leída el 20 de septiembre de 1960
Sartre y la moral 106
ante el Tribunal Permanente de las Fuerzas Armadas de Francia durante
el juicio de los detenidos por colaboración con el Frente de Liberación
Nacional argelino; texto reproducido en Contat y Rybalka 1970.
14. “Actuar en la Historia es aceptar que el acto se convierta en
otro que su concepción.” (CM, p. 53). Cf. además CM, pp. 51, 54, 59.
La misma convicción expresada en EN, pp. 561, 563.
15. “Todo lo que hago está probablemente destinado al fracaso, pero
lo hago, sin embargo, porque debe hacerse” (Jeanson 1975, p. 258).
16. “Comprendemos ahora que la violencia se dirige siempre a la
libertad…” CM, p. 193.
17. Sartre estudia en este mismo libro ciertas relaciones históricas,
como la esclavitud de los negros en los EE.UU. (pp. 579–94) y la re-
belión como contra-violencia (pp. 412–22) que representan situaciones
fácticas de libertad “tomada” por otro.
18. “El ser-para-sí es responsable en su ser de su relación con el
en-sí o, si se lo prefiere, él se produce originariamente sobre el fun-
damento de una relación con el en-sí” (EN, p. 220).
19. Cf. el análisis de la condición a la que la mentira reduce a la
persona a quien se miente (p. 208).
20. Cf. el análisis del ”espíritu de seriedad” como forma de violencia
también pone de manifiesto la contradicción en el concepto (CM,
pp. 218–19).
21. “Se ejerce, pues, la violencia sobre el otro para obligarlo a reco-
nocer lo justificada que está la violencia” (CM, p. 186).
22. “Piensa destruir la diversidad en la superficie del Ser” (CM, pp.
187–88). “El hombre como diversidad es malo” (CM, p. 194).
Sartre lee a Heidegger
NOTAS
práctica.
NOTAS
1. Jeanson 1980, pp. 135, 209, 218–20. El original francés de este libro
es del año 1947. Asimismo, de Beauvoir 1947, p. 67. Sartre mismo llama
a EN “una eidética de la mala fe” en S IV, p. 196 n.
2. Para la ontología la libertad auténtica es “ce nouvel aspect de l’être”
(EN, p. 722).
3. TE, p. 80: “espontaneidad monstruosa”. Cf. pp. 62–64, 74, 78.
4. EN, p. 75. “Para captar la libertad…es preciso colocarme en el plano
de la reflexión”— ibid.; cf. p. 77.
5. La expresión “cómplice” para calificar a la reflexión impura es, me
parece, la versión francesa del mitmachen de Husserl. Se refería éste a
la reflexión que en vez de desolidarizarse de la conciencia intencional
“natural” la acompaña en su función de darle una presencia a lo
mundano, a los objetos. La conciencia como espontaneidad negativa
desaparece y la reflexión cómplice no llega a conocer que es ella la que
hace posible la presencia del mundo y de todas las objetividades en él.
6. EN, p. 209; mundo síquico y ego son sinónimos.
7. André Gorz 1977, pp. 16n., 423, critica la interpretación de Jeanson
en la cual la moral depende de “valoriser la valeur”, un motivo ajeno
al pensamiento de Sartre. Cit. por R. V. Stone, Introducción a Jeanson
1980, pp. xxiii–xxiv.
8. Sobre este pasaje y su relación con la idea de una libertad auténtica
llama la atención Busch 1975.
9. Sartre le reprocha a Heidegger, fenomenólogo como él, de “manchar
[una clasificación ontológica] con una preocupación ética” (EN, p. 651).
10. Considérense las diferencias entre (a) conversión moral: CM, pp.
55, 488–570; (b) conversión reflexiva o a la reflexión pura: CM, pp. 78, 433;
(c) conversión colectiva o universal: CM, pp. 16, 24, 54, 487; (d) conversión perma-
nente: CM, pp. 12, 27; (e) conversión absoluta a la intersubjetividad: CM,
p. 421; (f) conversión del alma o de la posesión en propiedad: CM, p.
379.
11. “La libertad se aprisiona mediante su elección libre; eligiendo
al mundo ella elige que el mundo la refleje a ella en el elemento del
ser, esto es, ser objeto para sí misma. Y como ella es pura conciencia
electora del mundo y mera conciencia no-tética (de) sí misma, el mundo
le devuelve su elección como hipoteca sobre ella misma. El mundo es
aquello mediante lo cual la elección de la libertad se torna destino para la
libertad.” CM, p. 370; cf. p. 374.
12. En El ser y la nada la enajenación es, principalmente, la de la
conciencia o del para-sí: EN, p. 712; cf. CM, pp. 118–120. En Critique
182 Gerencia del tiempo
de la raison dialectique se trata, antes que nada, de la lucha del hombre
con la materia a la que tiene que transformar. El organismo humano
sólo puede modificar el campo material haciéndose materia inerte,
objetivándose. “La objetivación es enajenación” (CRD, p. 34; cf. p. 286n.;
CM, p. 70). Además, la historia humana se ha desarrollado en “el medio
de la escasez”. Aunque la escasez es un hecho contingente, determina las
relaciones sociales: la lucha y los conflictos que impiden la reciprocidad
entre los hombres generan diversas formas de enajenación (CRD, p.
349n.). En CM la enajenación tiene diversos orígenes y alcances. Una
definición general dice: “Por enajenación entendemos un cierto tipo de
relación que el hombre tiene consigo, con otros y con el mundo en la
que pone la prioridad ontológica del otro. El otro no es una persona
determinada, sino una categoría o si se quiere, una dimensión, un
elemento. No hay un sujeto o un objeto privilegiado que deba ser
entendido como otro, sino que todo puede ser otro y lo otro puede ser
todo. Es solamente una manera de ser” (CM, p. 396; cf. pp. 422–26).
Considérense los siguientes usos diversos de la palabra enajenación: (a)
enajenación por los valores: CM, pp. 16, 66–67; (b) enajenación moderna,
un mal menor: CM, pp. 31, 71; (c) la historia como enajenación del
espíritu, de las ideas, de las acciones: CM, pp. 53–61, 114, 396–97; (d)
elección libre como enajenación: CM, pp. 370–72, 429–32.
13. “Dios, causa sui, es decir, el existente cuyo ser es infinitamente
rico e infinitamente fuerte” (CM, p. 153; cf. pp. 159, 533).
14. Cf. “Qu’est-ce que la littérature?”, S II, pp. 107–8, 261–62, 266,
276, 288.
15. Cf. CM, pp. 524, 526, 530, 531, 538–39, 543.
16. Cf. pp. 105, 108–9, 111.
17. Sobre el origen de la enajenación en la vida familiar, véase, IF, vol.
I, pp. 94, 176, 324, 383, 570.
Vargas Llosa sobre Sartre y Camus
ral, azaroso de las mismas. “Si sus tesis eran ciertas, es otra
cuestión… Lo importante es que eran útiles: nos ayudaron
a organizar nuestras vidas, fueron una guía valiosa en los
laberintos de la cultura y la política y hasta en los asuntos
más privados del trabajo y la familia” (p. 120).
De sus relaciones con Albert Camus puede hablar Vargas
Llosa de otra manera: desde luego no son para él pura cosa
del pasado. El ensayo más extenso de la colección, “Albert
Camus y la moral de los límites” (pp. 79–108), escrito en 1975,
explica convicciones que Vargas Llosa comparte entonces y
hasta hoy con Camus, según afirma en el Prólogo. Sobre la
moral camusiana que prohibe mentir y matar por una causa,
dice: “Esta ‘utopía relativa’ ¿resulta a simple vista demasiado
remota? Tal vez, sí; pero ello no la hace menos deseable,
y sí más digna que otros modelos de acción contemporá-
nea” (p. 103). Al final del ensayo agrega: “Quiero terminar
refiriéndome a un aspecto de las opiniones de Camus en que
me hallo muy cerca de él” (p. 105). Se trata de las relaciones
entre el artista y el gobernante; estos dos tipos de hombre
se oponen a propósito de la libertad como su amigo y de-
fensor contra su enemigo y natural abusador. Vargas Llosa,
que explica mal las ideas de Sartre (véase la presentación del
concepto de compromiso, por ejemplo, pp. 123–24), presenta
las de Camus con precisión, vivacidad y elocuencia.
La tendencia totalitaria de la sociedad y de la política con-
temporánea, que Camus representó en dramas y narraciones
y que le inspiró algunos de sus mejores ensayos, ocupa tam-
bién en la experiencia de Vargas Llosa un lugar importante.
La llamada moral de los límites se refiere a las relaciones
del hombre con la naturaleza y con otros hombres, a cual-
quier forma de ejercicio de poder y de actitud que se adopte
respecto de sí y de los demás. Vargas Llosa, más interesado
en las cosas políticas en sentido estrecho que en los demás
aspectos de esta moral, la designa también como “reformismo
libertario” y confiesa que ha acabado abrazando esta manera
de pensar (p. 9). De modo que sobre la base del Prólogo escrito
en 1981 para esta reedición del ensayo y de los aspectos ya
Vargas Llosa sobre Sartre y Camus 187
acción, 14, 19, 20, 21, 23, 30, 37, 40, Beauvoir, Simone de, 91, 114, 115,
41, 44-48, 55, 57, 60, 67- 69, 73, 117-122, 129, 130, 132, 137, 192
75, 83, 84, 89-90, 92, 93, 94, Bergson, Henri, 119
96-98, 101-106, 109, 111, 128, Bernstein, Richard J., 91
129, 136, 151, 159, 161, 170, 174, bien, 106, 183
175, 177, 182, 194, 198 Blévigne, Olivier, 8
actividad, 7, 20, 42, 45, 46-48, 55, Bordurin, (el pintor), 8
57, 66, 85, 88, 99, 175 buena fe, 13, 146
agente, 83-87, 89, 90, 106, 108, burguesía, 9, 10, 11, 26, 43, 93,
111 129, 181
alienación, 13, 71, 73, 87, 88, 93, Busch, Thomas W., 148
94, 110
ambigüedad, 17, 78, 107, 108, 135
amistad, 10, 11, 26, 199 Calder, Alexander, 17
amor, 99, 167 Camus, Albert, 10, 11, 12, 191-200
anarquía, 10 carácter, 3, 19, 20, 25, 88, 153
Anderson, Thomas C., 91, 93 carencia, 159, 160, 168, 169, 176
angustia, 150 Carpentier, Alejo, 192
antropología, 54-58, 60 causa, causa sui, 51, 58, 72, 136, 142,
Aristóteles, 83, 90 169, 170, 173, 175, 184
arte, 1, 3, 8, 15, 17, 25 ceremonia, 5
artista, 15, 23, 194, 196 ciencia, 24, 30, 32, 40, 56, 58, 89
ausencia, 3, 26 comprensión, 59-61, 64-67
autenticidad, 9, 123, 131, 132, 133, compromiso, 27, 35, 96, 97, 126,
135, 139, 142, 146, 147, 149, 140, 194
152, 154-156, 159-163, 166, 181, conciencia, 2, 12, 13, 14, 20, 21, 22,
185, 188 25, 35, 36, 37, 38, 39, 43, 51-53,
azar, 21 57, 58, 75, 107, 114, 115, 122, 125,
126, 130, 138-141, 144, 145, 150,
157, 169, 177
Ballanche, 127 conflicto, 14, 15, 43, 88, 111, 140,
Barrès, M., 128 164, 165
Baudelaire, Charles, 1, 12, 13, 18, conocimiento, 24, 25, 32, 34, 41,
22, 23, 24, 180, 181, 183 62, 114, 119