Paviglianiti - El Derecho A La Educación

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Facultad de Filosofa y Letras/Universidad de Buenos Aires

EL DERECHO A LA EDUCACIN: UNA CONSTRUCCIN


HISTRICA POLMICA
Norma Paviglianiti (1993)
1-

Los principales hitos y vigencia actual de la polmica.


La construccin de la concepcin y el cumplimiento del derecho a la educacin
cubre una larga etapa en la Historia de la humanidad; podra escribirse la historia de
la educacin a partir del siglo XVII como la historia, para unos, de la controversia
acerca de a quin le cabe el derecho a educar a las mayoras, y para
otros, acerca de quines son los agentes de la educacin.
En esta larga construccin histrica, se pasa del monopolio de las iglesias en
materia d e educacin como instituciones de adoctrinamiento de fieles y sbditos, a
la
concepcin de la burguesa ascendente que la considera como
un
derecho
individual para la formacin del ciudadano. Transcurren en este sentido, casi tres
siglos en los que los actores centrales de la disputa son las iglesias, en nuestro caso
la Catlica Apostlica Romana, y el estado liberal naciente. Este proceso da como
resultado la organizacin de los sistemas educativos masivos actuales siempre
mixtos
con
educacin pblica y educacin privadaen los cuales se transmiten saberes
instrumentales
y
construcciones
o
representaciones de la vida individual, social, econmica y poltica.
Con el avance cada vez ms rpido en la constitucin de la sociedad de masas,
que dio lugar a las recomposicin regresiva autoritaria de las dcadas del veinte y
del treinta, y a la recomposicin progresiva luego de la Segunda Guerra Mundial,
en los pases occidentales bajo la forma de estado de Bienestar, se lleva a cabo una
clara reformulacin del derecho a la educacin: de un derecho individual a un
derecho social, que se refleja en muchas constituciones europeas y en las cartas
internacionales que se firman inmediatamente despus de la finalizacin de la
guerra.
La concepcin de la educacin como un derecho social ser predominante
hasta
mediados de la dcada del setenta, cuando las concepciones neoliberales y
neoconservadoras cuestionan la legitimidad y eficiencia del Estado de Bienestar y
de los derechos sociales que ste propugna y ejecuta a travs de las polticas
sociales. As, produce la vuelta
aggiornada
a la primaca de los
derechos
individuales, al mercado como elemento regulador de la sociedad y, por lo tanto, se
insta a conformar un Estado mnimo pero fuerte.
Las tres posiciones (educacin como derecho de las iglesias/ individual/social)
estn hoy presentes en nuestra sociedad y forman parte de las pugnas y disputas
centrales de la poltica educativa actual. Estas diferentes concepciones, que tienen
como sustrato y fundamento distintas concepciones de la sociedad y del Estado,
constituyen las grandes lneas divergentes de la poltica educacional argentina.

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Se expondrn los principales hitos y los contextos en que se desarrollaron estas
concepciones, desde la perspectiva de quien considera a la educacin un derecho
social, incumplido an en todo su alcance.

2-

La Iglesia Catlica: Las concepciones de la sociedad medieval


subyacente y los cambios a que lleva la Contrarreforma.
La sociedad medieval, con sus ordenamientos jerrquicos y de vasallaje
distingue tres tipos de sociedades: la familia, la sociedad civil (hoy diramos la
sociedad poltica) y la sociedad teocrtica o religiosa 1. La educacin es slo
preocupacin para la formacin de seores, prncipes y el alto clero; la gran masa
queda fuera de la instruccin sistemtica, nicamente se incorpora en su carcter
de seres a evangelizar, para ser introducidos mediante la difusin, por los ministros
del culto, en los principios de la doctrina cristiana.
La quiebra del orden feudal es progresiva. Un hito significativo es la reforma
protestante y su reclamo al libre acceso a la lectura de los textos bblicos, a lo cual
responde la Iglesia Catlica con la Contrarreforma, organizando nuevas rdenes
religiosas enseantes para la cooptacin no slo de la nobleza sino tambin de la
burguesa ascendente. Adems, se produce la reorganizacin de los espacios fsicos
de las iglesias a fin de poder difundir masivamente la doctrina. Se pasa
dela iglesia de planta circular (destinada a la funcin del culto simblico) a la de
planta longitudinal, de grandes dimensiones, en la que es posible reunir gran
cantidad de fieles en un ambiente adecuado para la predicacin, para la enseanza
de la fe catlica2. De este modo, paralelamente, se integran y delimitan, por un
lado, el sector destinado a los ministros del culto (en la parte que se mantiene la
planta circular) y, por otro, el cuerpo longitudinal para la reunin masiva de fieles,
fusionndose las dos funciones: rito y adoctrinamiento.
A raz de estas transformaciones (la creacin de las rdenes religiosas
enseantes y la organizacin un locus especial para impartir sistemticamente la
doctrina religiosa) muchas veces se le atribuye a la Iglesia Catlica ser el origen
de los actuales sistemas educativos masivos.

3-

Las concepciones-transformaciones que produce la burguesa


ascendente
La burguesa, en su enfrentamiento con la organizacin social medieval 3, logra
la supresin de trabas materiales y jurdicas para su accin. As, lo que se denomina
derechos aparecen en sus inicios como libertades, como derechos individuales a los
que haba que quitar las trabas provenientes de la autoridad, civil, o eclesistica. La
libertad de enseanza constituy un reclamo y una conquista porque haba sido
monopolio de las iglesias durante la edad media. Histricamente, la libertad de
ensear y de aprender asumi el valor de la emancipacin de trabas, configura el

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logro de la libertad de los individuos freten a las iglesias para el ejercicio de sus
derechos de ensear y aprender4.
Esta nueva concepcin est basada en el cambio de los fundamentos del
poder poltico, que se da conjuntamente con la organizacin de los estados
nacionales, bajo las formas polticas del liberalismo, que implican:
-la conquista de los derechos individuales: libertad econmica y libertad poltica;
-un cambio sustancial en el sustento de la legitimidad del poder que pasa del
soberano por derecho divino- a los individuos, en teora iguales ante la ley
poseedores de derechos individuales que deben estar garantizados por un Estado
limitado a las funciones de justicia, seguridad del territorio, seguridad interna,
garante de los derechos individuales, y sobre todo un Estado que no ha de intervenir
en las cuestiones de carcter econmico 5.
4- La consolidacin del Estado liberal y los trminos del debate con la
Iglesia Catlica en el siglo XIX
El Estado liberal se consolida como organizacin poltica de la sociedad y
avanza en sus funciones educativas, de hecho y de derecho, dictando la legislacin
que crea y organiza el sistema de educacin pblica, y regula el funcionamiento del
sector privado. Primero, declara el inters por la universalizacin de la instruccin
bsica para la formacin del ciudadano, hasta que se convierte en Estado Docente
al impartir y organizar el moderno sistema masivo de instruccin pblica, tal como
hoy lo conocemos6.
Este Estado que representa en teora- la voluntad general es al que, le
corresponde organizar y dirigir la totalidad del sistema y sostener la educacin
pblica. No deja de reconocer el derecho original de los padres 7, pero la disputa est
en la segunda instancia, en quien ellos delegan la instruccin y la formacin
sistemtica de sus hijos. La Iglesia Catlica sostendr que esa es la mediadora por
derecho divino- por ser materia magistra de la humanidad 8. Para la posicin liberal
esa funcin de mediacin corresponde al Estado por ser la organizacin jurdica de
la sociedad en la que los ciudadanos han delegado la atencin del bien comn y
porque adems la educacin no es slo un derecho individual sino que es la garanta
para el funcionamiento del sistema poltico. Su fundamento se basa en un nuevo
orden poltico, que implica que el Estado es el representante del inters general y
que la educacin es una funcin del Estado y no una industria, que es un derecho
individual pero tambin una necesidad social para la garanta recproca de los
derechos individuales9. Por estas razones, el Estado es el encargado de la
organizacin de la instruccin pblica con carcter obligatoria, gratuita y laica 10.
El liberalismo tiene una tensin interna que debe resolver porque reconoce el
derecho a todos los habitantes de expresar libremente doctrinas e ideas, por lo
tanto, no propondr nunca que la educacin deba estar exclusivamente a cargo del

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Estado. El Estado liberal lo que s har es reservarse la atribucin de la regulacin de
los alcances y lmites de la participacin de las Iglesias y de los particulares 11. Esta
reserva del derecho a legislar en materia de educacin, ser un derecho que la
Iglesia Catlica le cuestin durante todo el siglo XIX.
El Estado liberal regula la intervencin de las iglesias y de los particulares,
dando origen a una amplsima gama de variantes en la extensin y tipo de
participacin del sector privado segn los distintos pases y pocas, y se constituye
en Estado docente. En ese carcter organiza el sistema de educacin pblica
obligatorio, gratuito y laico- con lo que rompe histricamente con el monopolio que
haban tenido las iglesias.
Es importante destacar que ambas corrientes se rigen por concepciones
diferentes acerca del principio de legitimidad de las normas. Para la posicin catlica
la legitimidad es de substancia, es decir que las normas consideradas vlidas en
tanto sus contenidos se ajusten a los principios del dogma y de la fe cristiana; sern
legtimas si en ellas estn reflejadas sus principios teolgicos y doctrinarios. La
concepcin liberal se rige por el principio de legitimidad formal, es decir que las
normas tendrn validez siempre y cuando stas hayan sido dictadas de acuerdo con
las reglas de juego y procedimientos formales fijados en las constituciones; todas las
fundamentaciones que provienen del liberalismo son de carcter histrico y jurdicoinstitucional. Esta discrepancia se mantiene y an contina aflorando en los debates
actuales.
5-Las recomposiciones regresivas de las dcadas del veinte y el treinta
En las dcadas del veinte y del treinta se manifiestan con relativa claridad el
predominio de recomposiciones regresivas, entre ellas, los fascismos. Pero an en el
liberalismo se observa una marcada tendencia a considerar que nicamente es su
responsabilidad la educacin elemental; por esta razn tiende a limitar su accin
como Estado docente a la educacin primaria, porque slo considera que slo esta
es la que tiene mayores efecto sobre la sociedad, tanto desde validez para la
integracin social y poltica en los estados nacionales. Por consiguiente, en la accin
concreta deja que el sector privado avance en la formacin del nivel medio y/o de
las elites12.
Es en 1929 cuando la Iglesia Catlica expone orgnicamente su pensamiento y
sus propuestas poltico-educativas a travs de la Encclica Divini Illius Magistri del
Papa Pio XI. En ella hay, por una parte, reafirmacin de principios de dogma y, por
otra, una adecuacin de sus formulaciones anteriores frente a la consolidacin de
los sistemas de educacin pblica.
En cuanto a los principios de dogma, afirma que no puede existir educacin
completa y perfecta si la educacin no es cristiana. Consecuentemente, se opone
a la escuela llamada neutral o laica, y prohbe su asistencia a los nios catlicos.

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Trata explcitamente el tema de los agentes de la educacin, bajo el ttulo de A
quien toca la educacin: la educacin corresponde a tres sociedades, dos de orden
natural la familia y la sociedad civil- y a la Iglesia, de orden sobrenatural. Reitera el
principio de que la educacin es responsabilidad ante todo de la familia, pero como
esta es una sociedad imperfecta porque no dispone de todos los medios, cierto
papel le incumbe a la sociedad civil y especialmente a la Iglesia, sociedad
sobrenatural. Pero a cada una de ellas en una medida proporcional a sus fines.
Afirma que la educacin ante todo pertenece a la Iglesia por dos ttulos de
orden sobrenatural; el magisterio que le dio su fundador y la maternidad
sobrenatural. Considera que su misin educativa, por el derecho inviolable a la
libertad del magisterio, es independiente de educar y adems de juzgar toda otra
educacin que se imparta, en cuanto pueda ser provechosa o perjudicial a la
educacin cristiana.
As pues, segn la Encclica los derechos de la Iglesia abarcan: promover las
letras, las ciencias y las artes tiles para la educacin cristiana; fundar y mantener
escuelas e instituciones propias en toda disciplina y grado y vigilar en cualquier
institucin pblica no slo lo referente a la enseanza religiosa all impartida sino
tambin toda otra disciplina. El alcance de su misin educativa comprende a toda la
gente, fieles y no fieles.
El papel de los agentes educativos, segn su postura, los sintetiza de la
manera siguiente: la misin de educar le toca ante todo y sobre todo, en primer
lugar a la Iglesia y a la familia y les toca por derecho natural y divino y, por lo tanto,
de manera inderogable, ineluctable e insubrogable 13.
Dentro de esta concepcin cul es el lugar que le corresponde a la sociedad
civil, es decir, al Estado en orden al bien comn? Le corresponde un papel
subsidiario. Considera que este rol tiene sus fundamentos histricos
ya que la
institucin social de la escuela, en un principio, naci y se desarroll por iniciativa
de la familia y de la Iglesia, mucho tiempo antes que por obra del Estado; de suerte
que la escuela, an considerada en sus orgenes histricos, es una institucin que
corresponde atender a la familia y a la Iglesia.
Enuncia lo que denomina el principio de subsidiariedad del Estado en materia
de educacin: es derecho, o para mejor decir, deber del Estado proteger en sus
leyes el derecho anterior de la familia a la educacin cristiana de la prole y, por
consiguiente, respetar el derecho sobrenatural de la Iglesia sobre la educacin
cristiana14.
Especifica las maneras que el Estado tiene para promover la educacin: ente
todo y directamente, favoreciendo y ayudando la iniciativa y la accin de la Iglesia y
de las familias; complementando esta obra, donde ella no alcanza o no basta, an
por medio de instituciones propias; puede exigir que todos los ciudadanos tengan
conocimientos necesarios para el ejercicio de sus deberes civiles y nacionales;

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puede obligar a un cierto grado de cultivo intelectual, moral y fsico necesario al
bien comn, segn las condiciones histricas; puede reservarse escuelas para la
administracin y para la defensa y puede exigir educacin cvica.
Tambin, deja sentado el reclamo del subsidio pecuniario por parte del Estado.
Lo hace en los siguientes trminos: y no se diga que es imposible al Estado, en una
nacin dividida varias creencias proveer a la instruccin pblica si no es con la
escuela neutra o con la escuela mixta, debiendo el Estado ms racionalmente y
pudiendo hasta ms fcilmente proveer el caso dejando libre y favoreciendo con
justos subsidios la iniciativa y obras de la Iglesia y la familia. Remarca que este
reclamo hace tambin a la justicia distributiva, a travs del subsidio pecuniario por
parte del Estado a cada una de las escuelas escogidas por la familias 15.
6- Las recomposiciones progresivas desde la crisis del treinta hasta
mediados de los setenta
En el perodo que transcurre entre la crisis de 1929 y la finalizacin de la
Segunda Guerra Mundial las sociedades occidentales tambin recomponen su
funcionamiento econmico, social y poltico bajo la forma del denominado Estado
Bienestar.
La crisis econmica de 1929 fue interpretada como el lmite del desarrollo de
las sociedades capitalistas bajo el rgimen del libre mercado, que haba mostrado
ser incapaz de regular el conjunto de la economa y que lo haba llevado a la
aparente paradoja de una situacin de sobreoferta y de depresin de la demanda.
La salida de la crisis se hizo a travs de la recomposicin del Estado capitalista bajo
la forma denominada Estado de Bienestar.
Se especifican, entonces, algunos de los rasgos centrales de ese Estado de
Bienestar que caracteriz a la sociedad occidental desde la finalizacin de la
Segunda Guerra Mundial hasta la crisis de mediados de los setenta. Esos rasgos
bsicos estaban dados por la intervencin del Estado en la regulacin de la
economa para asegurar la demanda y el pleno empleo, y evitar as que la economa
desembocase en crisis similares a la de los aos treinta. El Estado se reservaba el
ordenamiento de las variables macroeconmicas que regulan el conjunto de la
economa a fin de que no se produjeran los desequilibrios a los cuales lleva una
economa de mercado regida nicamente por la competencia individual que no
permite visualizar el conjunto del sistema. Constituy una nueva forma de
compromiso, de equilibrio dentro de la economa capitalista, en la cual el mercado
contina funcionando pero el Estado interviene planificando para regular los
desequilibrios en la demanda y en el empleo. Esta regulacin de la demanda llev al
Estado a brindar asistencia a todos los ciudadanos mediante prestaciones de
servicios o en dinero para compensar los riesgos de la marginacin a la que
conduce una economa regida nicamente por el libre mercado, y a asegurar
consumos mnimos a grandes sectores de la poblacin.

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Esa asistencia fue provista bajo la forma del cumplimiento de derechos legales
que corresponden a todos los ciudadanos y se basa, adems, en el reconocimiento
de la participacin de los sindicatos de trabajadores y su intervencin en
determinadas decisiones que regulan la distribucin de la riqueza dentro de una
sociedad nacional, como los convenios colectivos de trabajo y la formulacin de
polticas pblicas sobre ingresos y su distribucin.
Este fue el modelo de funcionamiento social que logr, de alguna manera, un
relativo crecimiento y equilibrio durante el tercer cuarto del siglo. Dicho patrn se
desarroll en condiciones nacionales muy distintas y bajo sistemas polticoideolgicos diferentes. Fueron llevados a la prctica, fundamentalmente, por la
socialdemocracia, pero tambin por el socialcristianismo y los populismos.
En los estados que adoptaron este estilo de funcionamiento y de regulacin de
las tensiones entre el capital y el trabajo, se establecieron los seguros de
desempleo, los salarios mnimos, la legislacin social para los trabajadores, el
incremento sustancial de los presupuestos pblicos para la atencin de la salud y de
la educacin pblicas y de los sistemas de vivienda subvencionados por el Estado 16.
Al trmino de la Segunda Guerra Mundial la mayora de los pases europeos
dictan nuevas constituciones que reflejan los cambios econmicos ocurridos y la
reaccin a la experiencia de los fascismos como formas de organizacin de los
estados que haban dominado las dos dcadas anteriores. De este modo, se
restituyen las formas clsicas de la democracia representativa liberal; se amplan los
derechos polticos a las mujeres; se organizan regmenes parlamentaristas; se
incorporan institutos de la democracia directa, por ejemplo, el referndum. Tambin
incorporan en las constituciones las nuevas formas de regulacin poltica que
reflejan los cambios en las formas de tomar decisiones polticas que se dan en la
recomposicin neocorporativista, a travs de la institucionalizacin de los Consejos
Econmico-Sociales, con representacin tripartita (empresarios, trabajadores,
Estado)17.
Consecuentemente, este perodo constituye el de paso del Estado liberal al
Estado social, que est configurado por el trnsito de un estado de derecho en
funcin predominantemente protector-represor a un derecho cada vez ms
promocional. Esto no significa que con anterioridad el papel del Estado solo se
hubiera limitado a impedir funcin negativa del no-Estado, tpica de la concepcin
liberal clsica- y no haya extendido tambin su funcin a fomentar comportamientos
tiles para la supervivencia y convivencia, pero lo haca con el sentido de que el
Estado deba proteger a un individuo de otro. Ahora, la concepcin que predomina
es la de proteccin a todos los individuos en su conjunto, es la funcin positiva del
Estado: no slo debe impedir sino que se debe promover. No alcanza con la justicia
conmutativa con base al criterio de la igualdad aritmtica- sino que debe orientarse
hacia la justicia distributiva, es decir, distribuir pero con arreglo a algn criterio. El
debate actual sobre el Estado nace de la divergencia de las respuestas a esta

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pregunta y por esta problemtica para la lnea divisoria entre los partidarios del
Estado neoliberal y los partidarios del Estado social 18. Esta nueva concepcin dio
origen al desarrollo de los derechos sociales, entre ellos la educacin.
7- La composicin del derecho a la educacin como un derecho social:
alcances y lmites
La lnea de desarrollo de la concepcin de la educacin como derecho social, a
lo largo del siglo XX, va diferenciando el derecho a la educacin del derecho a
ensear que en los inicios del liberalismo aparecen conjuntamente- y alcanza su
expresin acabada despus de la Segunda Guerra Mundial. El derecho a la
educacin se considera como el derecho fin y el derechos de ensear es un
derecho medio, medio para alcanzar el derecho fin.
As, el derecho de ensear constituye slo una forma especfica de otro,
derecho genrico, que es el derecho de trabajar y, tambin, que lleva implcito el
derecho de los docentes a la libre expresin de sus ideas. Adems, por otra parte,
configura la expresin de una funcin del Estado: es el Estado docente 19.
El derecho fin es el derecho a la educacin, es el derecho esencial, porque es el
derecho del hombre al desarrollo de la personalidad por medio de la educacin, a la
adquisicin de los conocimientos cientficos y tcnicos que corresponden a la poca
en que vive y al desenvolvimiento de sus aptitudes vocacionales para lograr sus
mximas potencialidades en beneficio de la sociedad. El derecho de aprender se
identifica con la libertad, es el derecho de la personalidad a su mximo crecimiento
sin deformaciones dogmticas, es el derecho del hombre a la formacin de su
personalidad y el de la sociedad a la cultura 20.
Con el avance del constitucionalismo social, fundamentalmente los tratados y
documentos de las organizaciones internacionales creadas en ese perodo, se trata
de hacer explcitos los requisitos concretos que aseguren su cumplimiento. La Carta
de la Organizacin de los Estados Americanos (OEA), de junio de 1948, y la
Declaracin Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de
diciembre del mismo ao, contienen lineamientos que han servido para orientar el
avance y la especificacin del derecho a al educacin 21.
El derecho a la educacin se expresa en trminos de la escolaridad que debera
recibir toda la poblacin, de la siguiente manera:
-Garantizar un mnimo de instruccin (primaria, elemental o fundamental). Este
mnimo es considerado un deber de las personas y una obligacin del Estado
asegurarlo, a travs del requisito de crear y sostener un servicio pblico gratuito al
de alcance de todos para que puedan cumplir con la obligatoriedad, ya sean nios,
jvenes y adultos.
-Generalizar la formacin tcnica y profesional.

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-Ampliar el acceso a los estudios superiores.
Los estados realizaron importantes contribuciones al financiamiento de los
sistemas de educacin y los progresos en la expansin cuantitativas produjeron un
proceso de real ampliacin del acceso a la educacin ms all de la educacin
elemental, sobre todo, el acceso las capas medias y de las mujeres a la enseanza
media y superior, antes reservadas a las elites. Esta ampliacin alcanz en mucho
menor medida a los sectores populares, y es considerada como una de las
promesas incumplidas del Estado de Bienestar.
A pesar de los significativos avances registrados se est an lejos de que el
derecho a la educacin pueda considerarse efectivamente cumplido, porque:
-no se garantiza, en la prctica, el mnimo de educacin obligatoria y una efectiva
formacin para el mundo del trabajo a todos los habitantes; amplios sectores
quedan sin ese mnimo y mientras otros sectores restringidos de la poblacin
acceden a cada vez ms aos de escolaridad; se acenta la fragmentacin cultural
dentro de las sociedades nacionales.
-la competencia econmica se basa cada vez ms en el desarrollo cientfico y
tecnolgico que ha vuelto irrelevante el nmero de aos de escolaridad obligatoria
reclamado hace cuatro dcadas. Hoy, son requisitos indispensables la elevacin del
nmero de aos de la escolaridad obligatoria y la relevancia cientfica, tcnica,
social e individual de los contenidos de la educacin sistemtica, al igual que
mantener un sistema de educacin permanente. Todas son condiciones
indispensables para superar la distancia entre pases y la dependencia econmica
es sus nuevas manifestaciones.
-la igualdad de oportunidades, tal como se la concibi poner la escuela al alcance
de la poblacin con formas similares de organizacin escolar y trabajo pedaggicoresult canalizadora de los beneficios de la educacin preferencialmente hacia los
sectores medios y altos, que hacia los sectores populares; en un complejo interjuego
entre acceso y calidad continan actuando fuertes tendencias de discriminacin
social y tambin, regional en materia de educacin.
-la libertad de expresin y opinin, de sustentar las posiciones cientficas e
ideolgicas segn la libertad de conciencia de cada participante directo del proceso
educativo docentes y estudiantes- tuvo algunos efmeros tiempos de vigencia; en
muchos casos actu ms como meta o utopa que como prctica concreta; la
represin y el autoritarismo, en sus formas abiertas o encubiertas, dentro de la
escuela fueron la nota dominante en la sociedad argentina durante muchos aos.
-la clara evidencia de que no es slo a travs de la transmisin directa de doctrinas
como se modelan las personalidades, sino por la fuerte incidencia de los estilos de
convivencia social, lleva a que cada vez ms se ponga el acento en las formas que
asume la vida cotidiana en las escuelas y en las prcticas pedaggicas vigentes.

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Frente a la situacin descripta, cabe entonces repensar qu se entiende hoy
por un efectivo cumplimiento del derecho a la educacin, en el marco de una
sociedad democrtica, y reformular sus alcances, en los siguientes aspectos:
a) En trminos de la escolaridad a cubrir:
-garantizar un mnimo de instruccin bsica que debera ser, por lo menos, de diez
aos de escolaridad;
-garantizar una efectiva formacin general y profesional para el mundo del trabajo;
-es obligacin del Estado asegurar ambas, no slo con el requisito de crear y
sostener las instituciones escolares pblicas gratuitas al alcance de los nios,
jvenes y adultos, sino adems con los servicios asistenciales y de apoyo para
concretarla;
-ampliar progresivamente al acceso a los estudios superiores.
b) En trminos de las caractersticas que debera tener esa escolaridad:
-asegurar la igualdad de oportunidades y posibilidades, garantizar tanto el acceso
como la permanencia y la distribucin de educacin de calidad equivalente a toda
la poblacin;
-asegurar la significacin social, cientfica y personal de los contenidos que se
transmiten;
-hacer efectiva la libertad
discriminacin ideolgica;

de

expresin

de

opinin,

suprimiendo

toda

-hacer efectivas formas y prcticas pedaggicas que estimulen el juicio crtico y


estilos de convivencia solidarios y responsables.
8- Las crticas al Estado de Bienestar
socialdemcrata y neoconservadora

desde

las

perspectivas

El auge y desarrollo de las polticas del Estado de Bienestar dio lugar a un


perodo de relativa prosperidad econmica, considerndose al Estado como el factor
estabilizador que, a travs de sus intervenciones en la regulacin de la economa y
de la provisin de los servicios que aseguran el acceso a condiciones de bienestar,
impide que el funcionamiento de la economa desemboque en profundas recesiones
y en abiertos y agudos conflictos sociales. La crisis de mediados de los setenta dio
lugar a crticas sobre el funcionamiento del Estado de Bienestar, pero estas son de
muy distinta naturaleza: la neoconservadora y la socialdemocracia.
Por lo tanto, resulta imprescindible considerar los rasgos bsicos de las
recomposiciones que hacen estos estilos contrapuestos: ver que proponen para
regular el funcionamiento de la economa y de la sociedad; conocer sus alternativas

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en materia de polticas sociales y, especficamente, sus polticas educativas.
Descripto este nuevo contexto, se pueden leer de otra manera los debates actuales
y las formulaciones y reformulaciones que se hacen del derecho a la educacin, tal
como -por ejemplo- ocurri en el proceso de sancin de la Ley Federal de Educacin
24.185; as comienzan a adquirir otro sentido diversos textos utilizados, que con la
apariencia de frmulas vacas contienen un claro referente en un determinado tipo
de recomposicin, la neoconservadora.
La socialdemcrata hace crticas a funcionamiento del Estado de Bienestar tal
como este se desarroll histricamente. No hace crticas a sus patrones bsicos; lo
critica por lo que por lo que prometi se elemento equilibrador y redistributivo de
la sociedad- y no logr alcanzarlo satisfactoriamente; crticas similares a las
realizadas en el punto anterior sobre el incumplimiento efectivo del derecho a la
educacin.
Aqu, las crticas se dirigen al incumplimiento de las funciones redistributivas,
al estilo estratificado de redistribucin a que dio lugar, es decir a la falta de equidad
resultante. Por otro lado, agregan que, no logr una activa participacin de las
organizaciones de la sociedad civil, que produjo una creciente y centralizadora
burocratizacin que impidi una activa participacin de los ciudadanos y que
provoc una homogeneizacin insatisfactoria y sobrecargada centralmente de los
servicios. Adems, como consecuencia de la reduccin objetiva de los recursos
pblicos, producto de la crisis, se enfrenta con la necesidad de redefinir sus
orientaciones, formas y prioridades para asegurar las condiciones de bienestar del
conjunto de los habitantes.
En cuanto a las tendencias neoconservadoras, estas realizan una crtica radical
al Estado de Bienestar, considerando que, por las mltiples intervenciones del
Estado en la esfera econmica, impide que las fuerzas de progreso del mercado
funcionen de manera correcta. Aquel impone normas e impuestos sobre el capital
que llevan a una desactivacin de la inversin y, cuando concede a los trabajadores
derechos, servicios y posiciones de poder en las negociaciones sobre la distribucin
del ingreso, desactiva el trabajo.
Para esta posicin, el efecto conjunto de la falta de incentivos para la inversin
y la desactivacin de la competencia individual en el trabajo es el que produce la
decreciente tasa de acumulacin del capital, una sobrecarga en las demandas de
consumo (inflacin) y, tambin, un aumento en las demandas de participacin
poltica (ingobernabilidad) 22.
Producen una inversin de los trminos en el papel que se le ha asignado al
Estado en las dcadas inmediatamente anteriores: se pas a una posicin donde
todo lo negativo es atribuido al Estado y todo lo positivo corresponde al sector
privado.

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Los liberales partidarios del retorno al libre funcionamiento del mercado
afirman que la asistencia estatal tiene los siguientes efectos perversos: pone en
peligro el libre funcionamiento del mercado en el cual los individuos pueden
competir libremente; representan una intromisin en la libertad individual y
contribuyen a minar las bases del sistema que ofrece la mayor posibilidad de
prosperidad general e integracin social. Consideran que las mayores amenazas
provienen de las burocracias benefactoras; en consecuencia, las polticas sociales
deberan desligarse de estas y crear un sistema que no entre en conflicto con las
relaciones monetarias que deben regir todo el sistema econmico y social: lo ideal
es pasar de las prestaciones estatales a subsidios dirigidos a los individuos para que
de esta manera cada uno pueda comprar sus servicios en el mercado 23.
Ahora bien, como mirar la educacin en este contexto, ms especficamente
como mirar la educacin sistemtica. El debate se reactualiza en nuevos trminos,
el neoconservadurismo vuelve a reforzar el papel subsidiario del Estado que es el
mismo que le otorga la Iglesia - pero lo har con otros fundamentos y con otros
nfasis.
Es importante tener en cuenta que el neoconservadurismo no es un bloque
homogneo pero que, a pesar de las diferencias internas, comparte ciertas
concepciones y caracterizaciones comunes acerca de los modos de intervencin del
Estado que le dan unidad y que lo diferencian de otras posiciones.
As, ms all de las distintas posiciones que existen dentro del
neoconservadurismo, tiene en comn que: siempre van a marcar que el desarrollo
del sistema pblico de educacin es perjudicial por la burocratizacin implcita que
conlleva, van a reducir el gasto pblico destinado al sistema de educacin pblica, y
van a promover y financiar a instituciones del sector privado con recursos pblicos.
A su vez, es importante diferenciar, por lo menos, las tres variantes internas
ms importantes del neoconservadurismo, porque contribuye a que se puedan
detectar matices y a ubicar las combinaciones distintas que se pueden dar entre
ellas:
-

Para partidarios ms extremos, lo ideal es que los subsidios monetarios vayan


dirigidos a las familias o a los individuos y no a las instituciones. Esta posicin lleva
a largo plazo a la abolicin del sistema de educacin pblica y a su sustitucin por
un sistema de bonos77o, que puede ser empleados en el mercado para comprar
educacin, en combinacin con los recursos que disponen las familias o los
individuos. En el caso de un fuerte peso de las corporaciones enseantes religiosas
y laicas- como sucede en nuestro pas, se tiende a sostener un sistema en el que se
combinen, segn niveles y tipos de enseanza, el sistema de subsidio a las
instituciones con el sistema de subsidios a las familias o individuos.
Para otros partidarios del libre mercado, la red de educacin pblica est
destinada a aquellos que no pueden acceder a la enseanza privada, se considera

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aceptable su existencia como medio indispensable para asegurar un mnimo debajo


del cual no se debera dejar caer a los individuos.
Y para otros, es posible sostener un sistema asistencial social directa lase la
prestacin de un sistema pblico
de educacin porque este potencia la
competencia con el sector privado, pero siempre que en su interior se rija por
criterios meritocrticos y de competencia individual. Consideran que las burocracias
estatales pueden ser toleradas a condicin de que se ajusten a los patrones
mencionados: fomentar la competencia interinstitucional e individual 24.
9. La Iglesia Catlica: la resistencia y la actualizacin de su concepcin del
papel subsidiario del Estado
La Iglesia Catlica reitera en 1965 su concepcin acerca del papel subsidiario
que le corresponde al Estado en materia de educacin. Los fundamentos estn
claramente sealados en la Declaracin sobre la Educacin Cristiana de la
Juventud dada por el Concilio Vaticano II. En su punto 3, que corresponde a los
agentes de la educacin expresa: puesto que los padres han dado vida a sus hijos
tienen la gravsima obligacin de educar a la prole y, por lo tanto, hay que
reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos El deber
de la educacin compete en primer lugar a la familia que requiere la colaboracin
de toda la sociedad. Adems, pues de los derechos y de aquellos a quienes estos
deleguen una parte de la educacin, ciertas obligaciones corresponden a la
sociedad civil, en cuanto a ella compete el bien comn temporal. Obligacin de la
sociedad civil es proveer de varias formas a la educacin de la juventud: tutelar los
derechos y obligaciones de los padres y de quienes intervienen en la educacin y
colaboran con ellos; completar la obra educativa, segn el principio de la accin
subsidiaria; cuando no basta el esfuerzo de los padres y de otras sociedades
atendiendo a los deseos paternos y, adems, crear escuela e institutos propios
segn lo exija el bien comn. Finalmente, y por singular motivo, el deber de la
educacin corresponde a la Iglesia, no slo por ser reconocida tambin como
sociedad humana capaz de educar, sino sobre todo, porque tiene el deber de
anunciar a todos los hombres el camino de la salvacin 25.
Los principios generales dados por el Concilio son actualizados en las
conferencias episcopales regionales, en nuestro caso, las latinoamericanas. Pero
ellas deben ser luego expresadas en trminos de cada situacin nacional. En el caso
de nuestro pas el Equipo Episcopal de Educacin Catlica expreso su opinin en
1985 a travs del documento Educacin y proyecto de vida 26.
Este documento, en su parte segunda, sobre el sistema educativo reiterando y
actualizando la posicin de la Iglesia en nuestro pas, y lo hace tanto desde el punto
de vista doctrinario como de las propuestas y medidas de poltica educacional que
propugna para nuestro sistema educativo.
Uno de los primeros temas que toca es el que se refiere a la mayor
intervencin que ha tenido el Estado en las ltimas dcadas, entre ellas la
configuracin del sistema mixto, pblico y privado. Al respecto seala, que es una
manifestacin de la mayor intervencin del Estado en la vida social, que caracteriza

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a nuestra poca: intervencin fundada en el propsito de promover el bienestar
general, uno de cuyos aspectos fundamentales est constituido precisamente por el
nivel cultural de la poblacin. A esta mayor intervencin estatal le reconoce, por un
lado, consecuencias positivas, sobre todo en lo que se refiere a la creacin de
escuelas, ella ha hecho posible la asignacin de recursos a fines educativos por
montos nunca conocidos en el pasado, y la iniciativa social, librada a su slo
esfuerzo, no hubiera podido lograr y, por otro lado, seala consecuencias negativas:
la ms grave es, sin duda, la tendencia al estatismo, que no es, intervencin
legtima y benfica del Estado sino una intervencin absorbente y excluyente, cuya
expresin extrema es el monopolio escolar. Una segunda consecuencia negativa
que indica es un efecto no deseado por nadie, la esclerosis y la burocratizacin del
sistema educativo; afirma que cuanto mayor es la intervencin estatal, mayor es la
proliferacin de normas y reglamentaciones de toda especie, y consecuentemente,
mayor es la rigidez del sistema frente a los cambios permanentes de la realidad.
Incluye otro efecto no deseado la excesiva intervencin estatal es el abandono de
sus responsabilidades por parte de la sociedad en general, incluidas por desgracia,
muchas familias27.
En lugar de referirse el derecho a la educacin utiliza la expresin los
derechos de la persona humana, que lo define como el derecho de todos los
hombres a la educacin y el derecho a la educacin de todo el hombre, es decir, a
una educacin integral28. La integralidad de la formacin es entendida incluyendo la
dimensin religiosa, la que da fundamento a que el sistema educativo deba
construirse sobre la base de la libertad de opciones educativas y del reclamo de la
inclusin de la formacin religiosa en la escuela pblica.
En cuanto al derecho a la educacin, considera que comprende un derecho
especfico, que es al de la educacin sistemtica, y esta a su vez, para responder a
las exigencias de la dignidad humana, debe tener en cuenta dos principios bsicos:
la igualdad de oportunidades y el libre ejercicio de las opciones educativas.
Interesa destacar cual es la concepcin y los alcances de la que denomina
libertad de opciones educativas, expresin nueva en respuesta al hecho histrico de
la existencia de sistemas mixtos y del derecho regulador del Estado en la materia.
Considera que la libertad de opciones educativas, por ser el hombre no slo
objeto sino sujeto de su propia educacin, obliga al sistema educativo a admitir el
ejercicio de las distintas opciones a que tiene derecho, en razn de su inalienable
libertad. La opcin se refiere a la eleccin de escuelas y, por ende, de maestros;
independientemente del carcter pblico o privado de los establecimientos 29. La
manera real de asegurar esa opcin educativa es que no debe ser relativa, es decir,
disimulada mediante la canalizacin de todos los recursos del Estado hacia las
escuelas estatales y la privacin de todo apoyo econmico a las creadas por la
iniciativa privada. Sostiene que si as sucede la libertad de elegir escuelas y
maestros quedara reducida a un privilegio de ricos con evidente menosprecio del
principio de igualdad de oportunidades. Por lo tanto, reitera que los aportes
estatales a los establecimientos privados para determinados gastos son un deber

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de justicia distributiva y, considera que el fundamento para otorgarlos no es otro
que la igualdad de todos los habitantes y el respeto a las libertades individuales 30.
Este tema remite inmediatamente al principio del pluralismo escolar que sostiene la
Iglesia Catlica y que vuelve a especificar en este documento sobre la situacin
argentina. Sostiene que el pluralismo cultural se traduce en el pluralismo escolar,
entendido este como la coexistencia de diversas instituciones escolares, que
permiten a los jvenes formarse criterios de valoracin fundados en una concepcin
especfica del mundo.
Este pluralismo se sustenta y se puede llevar efectivamente a la prctica a
travs de medidas concretas que enuncia y son: que la iniciativa social o privada
pueda fundar y dirigir establecimientos educativos en condiciones igualitarias a la
escuela pblica en materia de ttulos y estudios y que deben ser financiadas con el
aporte estatal que pone el alcance de todos los sectores la posibilidad de elegir la
escuela de su preferencia31.
En cuanto a cmo concibe y especifica el derecho a ensear, seala varios
aspectos: es el derecho de asociarse libremente, y a ejercicio individual o
colectivamente para fundar establecimientos. Pero adems, por la naturaleza
particular de los establecimientos creados por la iniciativa privada, incluye el
derecho a funcionar conforme a sus respectivos estatutos, conservar su identidad
espiritual, designar libremente a su personal docente y no docente y a cultivar su
propia originalidad pedaggica en materia de planes y mtodos de enseanza.
Finalmente, cuando se refiere a los derechos y deberes del Estado reitera que
este tiene derecho a exigir un nivel mnimo de instruccin, porque tal nivel interesa
al bien comn y que puede exigir una formacin especfica a quienes aspiran a
ejercer ciertas profesiones vinculadas al bien comn 32.
En este documento son interesantes los matices con que introduce la
reafirmacin del principio de subsidiariedad del Estado. Considera que el primer
deber del Estado en materia educativa como en cualquier otra- es respetar los
derechos fundamentales de las personas. Pero este respeto no es una funcin
meramente pasiva, pues en muchos casos la vigencia efectiva de aquellos derechos
depende total o parcialmente de un apoyo positivo y concreto del Estado. Ambos
aspectos conforman el llamado principio de subsidiariedad del Estado. En trminos
educativos la funcin pasiva estara dada por el reconocimiento de los que
denominan autonoma pedaggica y el aspecto positivo por el aporte estatal al
financiamiento de los establecimientos privados 33.
10. A modo de sntesis de la situacin actual en el pas
Trazado el panorama histrico y la situacin actual cabe enfatizar la
coexistencia de estas tres grandes lneas y concepciones de poltica educativa que
intentan darle determinadas direccionalidades al sistema educativo. Hoy, en el
Gobierno Nacional prima la concepcin subsidiarista del papel del Estado en materia
de polticas sociales, y, en educacin en particular 34. Para finalizar se destaca que
dentro de esta coexisten dos vertientes, la proveniente del a tradicin de la Iglesia
Catlica y la del neoliberalismo, que comparten puntos de contacto y tienen puntos

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de divergencia que an no estn identificados claramente y que probablemente
generen tensiones dentro de la misma gran orientacin en el momento clave de
determinar las medidas concretas y que produzcan, como sucedi en Chile,
reacomodaciones significativas dentro del propio sector privado, no slo en el
sistema de educacin pblica35.
Seguramente, esta es una de las grandes lneas de investigacin dentro del
campo de la poltica educativa como disciplina de las Ciencias de la Educacin,
necesaria para poder, por lo menos, comprender los profundos reacomodamientos
que se estn y van a continuar producindose en el sistema educativo por efecto de
la aplicacin de polticas subsidiarias del papel de Estado en educacin, unas que
provienen del pensamiento catlico y otras de las corrientes neoconservadoras,
unidas al ajuste econmico. La Ley Federal de Educacin 24.195, es un ejemplo de
esta convergencia.
Referencias:
1.

Bobbio, Norberto. Estado, gobierno y sociedad. Por una teora general de la poltica.
Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1989, p. 59. la expresin sociedad civil tambin
es utilizada normalmente para distinguir el mbito de competencia del Estado o del
poder civil del mbito de competencia de la Iglesia o poder religioso en la contraposicin
sociedad civil/sociedad religiosa que se agrega a la tradicional, sociedad
domstica/sociedad civil. Desconocida en la Antigedad clsica esta distincin es
recurrente en el pensamiento cristiano (). En el pensamiento catlico cuando se estudia
el derecho social este se desarrolla a travs del examen de tres tipos de sociedades
necesarias para la organizacin del gnero humano. Estas sociedades son: la sociedad
teocrtica o religiosa, la sociedad domstica y la sociedad civil. Esta triparticin deriva
claramente de la conjuncin dicotmica familia /Estado, fundamental en la tradicin del
pensamiento cristiano.
Bobbio, Norberto. Estudios de Historia de la Filosofa: de Hobbes a Gramsci, Editorial
Debate, 1985, p.59 y 101. Estas distinciones tienen subyacente la concepcin aristotlica
del Estado: Desde las primeras pginas de La Poltica, explica el origen del estado en
cuanto polis o ciudad valindose
no de una construccin racional, sino de una
reconstruccin histrica en etapas a travs de las cuales la humanidad habra pasado de
las formas primitivas de la sociedad a las ms evolucionadas hasta llegar a la sociedad
perfecta que es el Estado. Las etapas principales son la familia (que es la forma primitiva
de la sociedad) y la aldea. Empleando sus propias palabras La comunidad que se
constituye para la vida cotidiana es por naturaleza la familia () La comunidad perfecta
de varias aldeas constituye ya la ciudad, que ha alcanzado lo que se llama el nivel de la
autosuficiencia, surgida para hacer posible la vida y que subsiste para producir las
condiciones de la buena existencia. En el modelo aristotlico en el principio est la
sociedad familiar (la sociedad familiar como ncleo de todas las formas sociales
sucesivas). () La familia entendida en un sentido amplio como la organizacin de la
casa el libro primero de La Poltica de Aristteles est dedicado al gobierno de la casa o
economa entendiendo por casa tanto la sociedad domstica como la sociedad
seorial, en un Estado en que las relaciones fundamentales se dan entre un superior y un
inferior, y por consiguiente son relaciones de desigualdad, como las que entre padres e

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hijos y entre el seor y sus siervos. () En el estado social del modo aristotlico son
naturales la dependencia y la desigualdad.
2. Argan, Guilio Carlo. El concepto del espacio arquitectnico desde el barroco hasta
nuestros das. Buenos Aires, Nueva Visin, 1984, pp. 31-32. Cuando adems entramos
en la poca del primer cristianismo advertimos distinciones claras entre las diversas
funciones de los edificios religiosos. Un caso tpico entre los edificios de planta central
que derivan en su mayor parte del templo circular romano antiguo y los edificios de
planta longitudinal que derivan de la baslica romana. La diferencia de funcin es muy
clara: el edificio de planta circular, que generalmente no tiene grandes dimensiones, es
un edificio que posee la funcin del culto puramente simblica un baptisterio, un
mausoleo- no una iglesia donde se congrega gran cantidad de fieles, es decir, no una
iglesia donde se hace la enseanza de la religin. () La enseanza de la doctrina
religiosa es un hecho tpicamente cristiano, porque en la religin antigua del mundo
clsico no exista ninguna forma de enseanza religiosa. El culto era transmitido
tradicionalmente y ni implicaba una enseanza religiosa, puesto que el problema
religioso estaba netamente separado del problema moral; la enseanza moral se
realizaba juntamente con la enseanza civil, con aquella que deba transformar al
hombre en un ciudadano del Estado. () Con el advenimiento del cristianismo, en
cambio, la enseanza moral se une a la religiosa, puesto que no se requiere formar un
ciudadano para el Estado, sino un ciudadano para la Civitas Dei, o sea un ciudadano
para salvar su propia alma. Por lo tanto, surge la necesidad de un ambiente para la
predicacin y la enseanza, para la propaganda de la fe, es decir para la gradual
conversin de masas de hombres a la fe cristiana. Esto implica la necesidad de un
ambiente muy amplio y adecuado para la congregacin de fieles; se elige entonces un
tipo de lugar de reunin como la antigua baslica y se lo adapta a la funcin religiosa.
De este modo, sabemos que, en la arquitectura paleocristiana, un edificio de planta
circular es un edificio de carcter puramente sagrado dedicado al culto y de un edificio
longitudinal es un edificio de congregacin, de reunin de la comunidad para la
enseanza religiosa.
3.
Bobbio, Norberto. Bobbio, Norberto. Estudios de Historia de la Filosofa: de Hobbes a
Gramsci, Editorial Debate, 1985, p.101-102. En su comparacin entre los modelos
dominante de este perodo histrico el aristotlico y el iusnaturalista- seala Bobbio que
la diferencia ms relevante es la referente a la relacin individuo-sociedad. En el modo
aristotlico est la sociedad familiar como ncleo de todas las formaciones sucesivas; en
el modelo hobbesiano en el principio est el individuo. () La especial importancia de
este contraste se manifiesta en el hecho de que aquel se refiere y la interpretacin usual
que ve el modelo iusnaturalista el reflejo terico, y a la vez el proyecto poltico de la
sociedad burguesa en formacin. Los rasgos ms destacados de esa interpretacin son
los siguiente: a) el estado de naturaleza es la sede de las relaciones ms elementales
entre los hombres, es decir, de las relaciones econmicas en cuanto tal, representa el
descubrimiento de la esfera econmica diferenciada de la esfera pblica, que es propia
de toda sociedad en la que se llega a desaparecer la confusin entre poder econmico y
poder poltico caracterstica de la sociedad feudal; b) esta esfera de las relaciones
econmicas se rige por sus propias leyes de existencia y desarrollo, que son leyes
naturales: en cuanto tal representan el momento de la emancipacin de la clase que se
apresa a ser econmicamente dominante respecto del estado existente; c) en tanto que
estado cuyos sujetos son sujetos particulares, abstractamente independiente los unos de
los otros, y por lo tanto, en contacto o en conflicto entre s por la posesin o intercambio

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recproco de bienes, el estado de naturaleza refleja la visin individualista de la
sociedad y la historia a la que comnmente se considera el rasgo distintivo de la
concepcin del mundo y de la tica burguesa; d) la teora contractualista, es decir, la
idea de un Estado fundado sobre el consentimiento de los individuos destinados a formar
parte de l, representa la tendencia de esta clase, que persigue la emancipacin poltica,
adems de la econmica y social, a poner bajo su control el mayor instrumento de que
pueda servirse n grupo de hombres para obtener obediencia; en otros trminos, refleja la
idea de que una clase que se prepara para ser econmica e ideolgicamente dominante
tambin debe conquistar el poder poltico, es decir, debe crear un Estado a su imagen y
semejanza; e) la tesis segn la cual el poder es legtimo solo si est fundado en el
consentimiento es propia de quien lucha por un poder que an no tiene, sin perjuicio de
que ms tarde, una vez conseguido sostenga la tesis contraria; f) finalmente, lo ideales
de libertad e igualdad, que se encuentran en el estado de naturaleza su lugar aunque
imaginario de realizacin indican y prescriben un modo de concebir la vida en sociedad
de modo antittico al tradicional, segn el cual la sociedad humana est sobre la base de
un orden jerrquico tendencialmente establece por ser conforme a la naturaleza de las
cosas, y caracterizan esa concepcin libertaria e igualitaria que anima por doquier las
revueltas burguesas contra las trabas sociales, ideolgicas, econmicas y polticas que
obstaculizan su ascenso.
4.
Snchez Viamonte, Carlos. El pensamiento liberal argentino en el siglo XIX. Tres
generaciones histricas, Buenos Aires, Ediciones Gure, 1957, pp.19-20. El proceso
histrico que conduce la Declaracin de los Derechos del Hombre y de Ciudadano como
metal final, nos muestra el carcter negativo que asume en sus comienzos la liberacin,
en principio de la persona humana frente a la autoridad. () En primer trmino se fijaron
los lmites de la autoridad, cuando ella se ejercitaba directamente sobre las personas o
sus domicilios, y estos lmites consistieron en declaraciones en las cuales el rey o seor,
en su caso, establecan que cosas y que actos no podan ejercitar respecto de sus
vasallos. Adquirieron as el carcter de prohibiciones a las que el consentimiento de la
autoridad asignaba importancia de ley, con compromiso de observancia. () De esto
result que el rey, por ejemplo, no poda detener sin causa a sus sbditos ni trasladarlos
de un punto a otro, ni expulsarlos de su territorio, ni penetrar contra su voluntad en sus
domicilios. Luego, contemplada esta situacin por parte de los sbditos beneficiarios,
fueron adoptando formas positivas de derechos individuales, la inviolabilidad de la
persona y la inviolabilidad del domicilio , convirtindose en el aspecto esttico o pasivo
de la libertad, que hoy llamamos seguridad individual. Del mismo modo que en se
sentido ms general libertad significa ausencia de trabas para la accin, los derechos
individuales tomaron el nombre de libertades en plural; porque cada uno de ellos
signific, una liberacin de trabas jurdicas susceptibles de manifestarse en trabas
materiales. De esta suerte, cada derecho correspondi a exactamente la cesacin de una
traba autoritaria, de un impedimento proveniente de la autoridad; y cuando la persona
humana es reconocida como tal, positivamente, los derechos son inherentes a ella,
porque ya se parte del supuesto lgico de que las trabas o impedimentos han
desaparecido () La enseanza o derecho a ensear fue monopolio de la Iglesia durante
toda la Edad Media y durante toda la Edad Moderna, de tal manera que la proclamacin
del derecho de ensear y del derecho de aprender comporta un acto de liberacin
mediante el cual quedan anuladas las trabas que hasta entonces haban impedido su
libre ejercicio. () Esta es la gnesis de los derechos de ensear y aprender a los que se
refiere la expresin usual libertad de enseanza, y en tal virtud, por ms afn que se

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ponga en crear confusin de conceptos, hay algo innegablemente claro en todo esto: la
libertad de enseanza es traducible por liberacin del individuo respecto de la Iglesia
para el ejercicio de los derechos de ensear y aprender.
5.
Bobbio, Norberto. Liberalismo viejo y nuevo En: Bobbio, N. El futuro de la democracia,
Madrid, Plaza & Janes, 1985, pp. 147-148. El doble proceso de formacin del Estado
liberal puede ser descripto, de un lado, como emancipacin del poder poltico con
respecto al religioso (Estado laico) y, de otro, como emancipacin entre el poder
econmico y el poder poltico (Estado del libre mercado). A travs del primer proceso de
emancipacin, el Estado deja de ser el brazo secular de la Iglesia, mientras que a travs
del segundo se convierte en el brazo secular de la burguesa mercantil y empresarial. El
Estado liberal es aquel que ha consentido la prdida del monopolio del poder ideolgico a
travs de la concesin de los derechos civiles, entre los primeros, del derecho a la
libertad religiosa, y a la prdida del monopolio del poder econmico a travs de la
concesin de la libertad econmica, y ha acabado por conservar nicamente el
monopolio de la fuerza legtima, cuyo ejercicio, no obstante, queda limitado por el
reconocimiento de los derechos del hombre y por los distintos vnculos que dan origen a
la figura histrica del Estado de derecho. A travs del monopolio de la fuerza legtima
legtima en cuanto regulada por las leyes- (se trata del Estado racional-legal descripto
por Max Weber), el Estado debe asegurar la libre circulacin de ideas y por lo tanto es el
fin del Estado confesional y de toda forma ortodoxa, y la libre circulacin de los bienes y,
por lo tanto, el fin de la injerencia del Estado en la economa. Caracterstica de la
doctrina liberal econmico-poltica es la concepcin negativa del Estado, limitado a puro
instrumento de la realizacin de los fines individuales y, por contraste, una concepcin
positiva del no-Estado, entendido como la esfera de las relaciones en que el individuo en
relacin con otros individuos, forma, explica y perfecciona la propia personalidad.
6.
6. Bravo, Hctor Flix. El derecho a la educacin. En: Revista Argentina de Educacin,
Ao I, Nro. 1 pp. 18-19. El surgimiento de este derecho se produce a fines de la edad
moderna su idea, por cierto empieza a desarrollarse antes. As segn P. Jaccard (Poltica
del empleo y de la educacin) J. Locke afirma que la educacin debe ser impartida a cada
uno de acuerdo a su posicin. Ya en 1693 (Algunas ideas sobre educacin) admite que
jamn intent educar a nadie que no fuera un gentleman. Esta es la idea de la poca,
influida por una fuerte tradicin individualista desconocedora de la significacin de la
educacin pblica. Por ello se la encuentra tambin en Francia: a cada clase social le
corresponde un tipo diferente de enseanza. () Con el correr del tiempo, la idea se
suaviza y Condorcet en la Asamblea Legislativa (1792, informe y proyecto de decreto)
pone de manifiesto que la desigualdad de instruccin es una de las principales causas de
tirana. Ms slo pensaba como sus contemporneos- dar a los hijos del pueblo una
educacin elemental. He ah como Vinet, en Suiza, comparta esa posicin. Un ao
despus, en la Asamblea Constituyente, Talleyrand (tambin, Informe y decreto) sostiene
que la educacin nacional debe existir para todos, de uno y otro sexo. Sin embargo esta
interpretacin debe entenderse dentro de un contexto de ndole liberal, elitista.
Obviamente, entonces, nadie pensaba en un derecho pleno comprensivo de los estudios
secundarios y superiores. Por ello Michelet, durante la primera mitad del siglo XIX, al
exponer los principios de la reforma educativa introducida por los revolucionarios (Le
Peuple), estima normal el hecho de que haya colegios en los que podrn educarse los
ricos y escuelas primarias en las que se dispensar la educacin universal del pobre. ()
Quiere decir, pues, que hasta principio del siglo pasado la burguesa no consideraba
tener mayores obligaciones para con la educacin del pueblo. An en la segunda mitad
de ese siglo y tambin a principios del presente, pensadores como E. Renn y M.

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Mollioudum respectivamente, as como otros de los viejos pases de Europa ofrecan
resistencia a la concepcin democrtica, sosteniendo los privilegios educativos de aquel
sector, mediando consideraciones de diversa ndole. () Ello no obstante, en los Estados
Unidos, ya en la primera mitad del siglo XIX, se formula la tesis del derecho a la
educacin. () En efecto, el pastor presbiteriano W.E. Chaning de Nueva Inglaterra, ()
con un razonamiento opuesto al de Locke considera que el hombre debe ser instruido
porque ese hombre, y no porque est llamado a ser presidente de alguna institucin
mientras otros deben ser clavos, alfileres o zapatos. En la misma lnea procede D. F.
Sarmiento, quien en 1849 (Educacin popular) sostiene: Por un convencimiento tcito en
unos pases, por una declaracin explcita y terminante en otros, la educacin pblica ha
quedado constituida como un derecho de los gobernados, obligacin del Gobierno y
necesidad absoluta de la sociedad, remediando directamente la autoridad a la
negligencia de los padres, forzndolos a educar a sus hijos, o proveyendo de medios, a
los que, sin negarse voluntariamente a ello se encuentran en imposibilidad de educar a
sus hijos. () Ahora bien: a principios del presente siglo dice Jaccard- la idea del
derecho a la educacin era aceptada en los Estados Unidos por todos los habitantes. Tal
reivindicacin ya ha sido llevada al plano mundial el 1ero de mayo de 1886, cuando lo
obreros de Chicago reclamaron y obtuvieron el rgimen de los Tres Ochos: ocho horas de
trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas de educacin. () Con lo expuesto resulta
que se instituye en el siglo pasado poner la escolaridad elemental al alcance de toda la
poblacin del pas y en la mitad del presente a proveer con igual extensin la escuela
media, en la segunda mitad que transcurre recepta la necesidad de alcanzar tambin la
enseanza superior.
7.
Alcorta, Amancio. La instruccin secundaria, Buenos Aires, La cultura argentina, 1916,
p.4 1era edicin 1886. Bajo este punto de visto aparece el Estado moderno: el Estado,
bajo formas democrticas que no pesan sobre el individuo, ni excluyen, como agente
concurrente. En la instruccin, con mayor razn, desde que el papel de la familia es
preponderante. Los padres tienen el derecho de educar a sus hijos de la manera que la
encuentren ms arreglada o que responda al porvenir que les prepara: ellos son los
autores; sobre ellos pesa los cuidados para su crianza, ellos deben ser los responsables
de su direccin
8.
Encclica DIVINI ILLIUS MAGISTRI (1929). En: Coleccin de Encclicas Pontificias, 18301950, Madrid. Editorial Guadalupe 1950, pp. 641-651. la educacin esencialmente
consiste en la formacin del hombre tal cual debe ser y como debe portarse en esta vida
terrena para conseguir el fin sublime para el cual fue creado, es evidente que no puede
existir educacin verdadera que no est ordenada al fin ltimo. () No puede existir
educacin completa perfecta si la educacin no es cristiana. () La educacin es obra
necesariamente social, no solitaria. Ahora bien, tres son la sociedades necesarias
distintas pero armnicamente unidas por Dios, en el seno de las cuales nace el hombre:
dos sociedades de orden natural, tales son la familia y la sociedad civil; la tercera, la
Iglesia, de orden sobrenatural. () Ante todo, la familia, instituida por Dios para un fin
suyo propio, cual es la procreacin y educacin de la prole, sociedad que por esto tiene
prioridad de naturaleza y, consiguientemente, cierta prioridad respecto a la sociedad
civil. () Sin embargo, la familia es una sociedad imperfecta, porque no tiene en s todos
los medios para el propio perfeccionamiento: mientras la sociedad civil es perfecta, pues
en s encierra todos los medios para el propio fin, que es el bien comn temporal. () La
tercera sociedad en la cual nace el hombre, por medio del Bautismo, a la vida de al
Gracia, es la Iglesia, sociedad sobrenatural y universal, sociedad perfecta porque
contiene todos los medios para su fin, que es la salvacin eterna de los hombres, y por

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tanto, suprema en su orden. () Por consiguiente, la educacin abarca todo el hombre,
individual y socialmente en el orden de la naturaleza y de la gracia, pertenece a estas
tres sociedades necesarias, en una medida proporcional y correspondiente
a la
coordinacin de sus fines, segn el orden actual de la providencia establecida por Dios.
() Y ante todo pertenece de un modo supereminente de la Iglesia, la educacin por dos
ttulos
de orden sobrenatural concedido a Ella por el mismo Dios,
y por eso
absolutamente superiores a cualquier otro ttulo de orden natural.
9.
Alcorta, Amancio. La instruccin secundaria. Buenos Aires, La cultura argentina, 1916,
p. 4, 1era edicin 1886. Si la existencia del Estado tiene por fin la sociabilidad humana,
debe tener los medios para cumplirlo. Los medios son diversos y ms o menos extensos,
pero todos concurren a la realizacin de aquel. Entre estos medios est la educacin que
es una funcin y no una industria, y como funcin pertenece el Estado en el momento en
que el ejercicio del derecho de los padres toca sus derecho, es decir, en el momento en
que deslinda sus deberes y responsabilidades y en el que estos descuidan los suyos y
comprometen su situacin y la de la agrupacin en la que viven. Separar la injerencia
del Estado, seria abolir toda regla y todo poder para hacerla efectiva y llegar a este
extremos sera llegar a la ms funesta anarqua.
10.
Alcorta, Amancio. La instruccin secundaria. Buenos Aires, La cultura argentina, 1916,
p. 3, 1era edicin 1886. Apenas desapareci el antiguo rgimen los problemas se
presentaron. El gobierno de todos y para todos nos dio la democracia en la vida poltica y
el ejercicio de los derechos personales en la vida privada. Y esta doble evolucin del
Estado y en el hogar requiri la instruccin general para gobernarse, obligatoria para
tener no slo el derecho sino el deber de hacerlo y manejar por s mismo los intereses; le
dio el carcter laico para asegurar ms la libertad de gobernarse, rompiendo el
exclusivismo de la Iglesia a cuyo lado es imposible otra direccin y pensamiento que el
suyo, y haciendo desaparecer la antigua forma del Estado como entidad separada del
pueblo, siendo para su bien el gobierno del pueblo, la direccin de la instruccin por el
Estado o por el gobiernos del Estado, tiende a predominar, sin desconocer la libertad de
enseanza que es, en realidad, libertad de ideas y de doctrinas, solamente. () Porque si
el Estado dirige la instruccin es lgico que sea obligatoria, gratuita y laica; y si no la
dirige, no puede ser obligatoria porque no se puede imponer al que no tiene medios de
efectuarlo y se lo faculta para ello; no puede ser gratuita porque no hay un dispensador
comn haga las erogaciones por los dems, y no puede ser laica porque cada uno ha de
consultar sus propios intereses y opiniones y con ello no se hiere derecho alguno.
11. Alcorta, Amancio. La instruccin secundaria. Buenos Aires, La cultura argentina, 1916,
p. 8, 1era edicin 1886. A nuestro juicio, pues, el mejor sistema es aquel que consagra
la intervencin del Estado en libre concurrencia con la enseanza privada. Stuart Mill
observaba recientemente en la tribuna inglesa que mientras la accin de los gobiernos se
retira cada da del comercio, de las industrias, de todas las esferas del trabajo, un nuevo
campo se abre delante de ellos. Esta intervencin gubernativa produce aqu los efectos
opuestos, porque en vez de comprimir el desenvolvimiento individual, cuando se aplica a
la difusin de los conocimientos, tiene por objeto y por resultado despertar las energas
adormecidas y restituir a los hombres y a los pueblos la plenitud de sus fuerzas. La
intervencin del gobierno en la educacin
prepara, por el contrario, todas las
emancipaciones. Los pueblos ignorantes viven bajo tutela perpetua. Pero cmo deber
operarse la intervencin del Estado? Se deber tomar una regla uniforme o se dejar a
cada caso especial la solucin? () La intervencin puede hacerse de varios modos que
constituyen otros tantos sistemas: 1) dictando una legislacin completa y dejando su
realizacin a los particulares; 2) legislando y creando escuelas que aplique esa legislacin

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por su cuenta y bajo su direccin; 3) subvencionando escuelas
y vigilando el
cumplimiento de las acciones que se les imponen. El modo ms comn es el segundo,
en tanto se aplique a todos los grados de la educacin; y que el Estado deba tener
intervencin, nos parece ms que lgico y el que se presta a menos dificultades, tanto
ms cuanto no importa la negacin de la concurrencia privada que deja a las familias
ejercitar su derecho que se les reconoce a la instruccin de sus miembros.
12.
Saviani, Dermeval. La educacin pblica en la coyuntura actual. En Saviani, Dermeval
Educacin: temas de actualidad, Ed. Coquena, 1991. Pp. 72-73.
13. Encclica DIVINI ILLIUS MAGISTRI (1929). En: Coleccin de Encclicas Pontificias, 18301950, Madrid. Editorial Guadalupe 1950, pp. 655.
14. Ibdem, p. 666.
15. Ibdem, p. 656 y 677.
16. Offe, Claus. Algunas contradicciones del moderno Estado de Bienestar. En: Offe, Claus.
Contradicciones del Estado de Bienestar, Madrid, Alianza Editorial, 1990, pp. 135-137.
17. Una detallada descripcin de las formas instrumentales caractersticas del estado de
Bienestar que se dieron en Europa puede verse en: Grossi, Mara y Dos Santos, Mario. La
concertacin social; una perspectiva sobre los instrumentos de regulacin en los
procesos de democratizacin. En: Oszlack, Oscar (compilador). Proceso, crisis y transicin
democrtica, Buenos Aires, CEAL, 1984.
18. Bobbio, Noberto. Liberalismo viejo y nuevo En: Bobbio, N. El futuro de la democracia,
Madrid, Plaza & Janes, 1985, pp. 143-144. Como he tenido la ocasin de decir en las
ms diversas ocasiones, el paso del Estado liberal al Estado social viene marcado por el
trnsito de un Derecho en funcin predominante protector-represor, a un Derecho cada
vez ms promocional. Pero esto no quiere decir que haya existido en algn lugar del
Estado que se haya limitado a impedir y no haya extendido tambin su accin de
fomentar comportamientos tiles para la convivencia e incluso para la supervivencia,
como el adoptado por Mill de la defensa comn, por lo menos en el sentido de que el
Estado debe proteger no slo a un individuo de otro, sino tambin a todos los individuos
en su conjunto, en cuanto grupo, de otro Estado. De todas formas, sea grande o pequea
la funcin positiva del Estado (no slo impedir, sino tambin promover; no slo proteger
sino solicitar), no basta ya la justicia conmutativa (por tomar de nuevo la distincin
tradicional siempre vlida), que consiste en hacer corresponder al bien (o al mal)
realizado un bien (o un mal) igual y contrario, en base al criterio de la igualdad
aritmtico. Pero que la sociedad permanezca unida se ha de introducir tambin algn
criterio de justicia distributiva. Y aqu, como todos saben, empiezan las dificultades.
Distribuir, bien, pero con criterio. El debate actual sobre el Estado nace de la divergencia
de las respuestas a esta simple pregunta.
19. Bravo, Hctor Flix. Bases constitucionales de la educacin argentina. Buenos Aires,
CEAL, 1986, pp. 42-43.
20. Snchez Viamonte, Carlos. Manual de Derecho Constitucional, Buenos aires, Kapelusz,
1959, p. 156.
21. Ver: Documentos de Ctedra 1. La educacin en las constituciones nacionales.
Paviglianiti, N.; Nosiglia, M. C.; Marquina, M. (compiladoras). Ctedra de Poltica
Educacional de la Facultad de Filosofa y Letras de la UBA, CEFYL, 1993.
22. Offe, Claus. Algunas contradicciones del moderno Estado de Bienestar. En: Offe, Claus.
Contradicciones del Estado de Bienestar, Madrid, Alianza Editorial, 1990, pp. 137-143.
23. Whitty, Geoff. Aproximaciones cambiantes a la poltica educativa: el legado de la
socialdemocracia y la respuesta del tacherismo. En: Fernndez Enguita, Mariano
(compilador), Marxismo y sociologa de la educacin, Barcelona, Laia, 1984, p.287.
24. Ibdem, pp. 300-307

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25.

Concilio Vaticano II. Declaracin acerca de la educacin cristiana de los jvenes.


Madrid, Biblioteca de autores cristianos, 1969, p. 587-604.
26. Conferencia Episcopal Argentina. Educacin y proyecto de vida. Buenos Aires, Oficina
del libro 1985.
27. Ibdem, pp. 73-74.
28. Ibdem, pp. 75-76.
29. Ibdem, pp. 77-78
30. Ibdem, pp. 78.
31. Ibdem, pp. 80-81.
32. Ibdem, pp. 86-87.
33. Ibdem, pp. 87-88.
34. Ver: Paviglianiti, Norma. Neoconservadurismo y educacin. Un debate silenciado en la
Argentina del 90. Buenos Aires, Coquena. 1991.

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