Sociologia de La Cruz RLT-1993-029-B PDF

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Sociologa de la cruz en el Nuevo Testamento

Rafael Aguirre,
Universidad de Deusto, Bilbao, Espaa,
Centro de Renexin Teolgica, San Salvador.

l. Introduccin
Siwndose en el mbito de la sociologa del conocimiento se ha intenlado
descubrir las relaciones entre lo que con ms frecuencia se confiesa como smbolo central de la fe cristiana, la muerte y resurreccin de Cristo, y la realidad
social a que responde. W. A. Meeks descubre cuatro funciones sociales de esle
smbolo'. B. Holmberg' considera que es tal la multifuncionalidad del smbolo
que prcticamenle no se puede establecer ninguna relacin delerminada con la
realidad social.
En estas discusiones no se suele distinguir entre la afirmacin de la muerte
de Jess y la mencin concreta de la cruz; se pasa de la una a la olra como si
fuesen meramente equivalenles. lo cual no es correcto.

De la muerte de Jess se habla continuamenle en la predicacin cristiana


primitiva. pero, en cambio, las menciones de la cruz son relativamenle escasas.
Mi propsito es presentar las funciones sociales que ejerce la afirmacin de la
cruz en el Nuevo Testamento. Lo bago de una forma sobria y concisa. cilln
dome a los Iextos bblicos y dejando al lector el placer y el riesgo de explicilat
las consecuencias hermenuticas y las aplicaciones para el presenle.
Sin duda, debe evitarse el establecer relaciones simples y unidireccionales
entre una idea, un slmbolo o una creencia y una realidad social; sus funciones
sociales pueden ser normalmenle diversas. Pero en el caso que nos ocupa pienso
que el planteamiento de la sociologa del conocimiento es singularmenle fruc
tuoso. En efecto, a la hora de buscar la relacin con la realidad social no es lo
mismo que se lrale de un lenguaje metafsico, de un conjunto mtico de ideas O
de la afirmacin de un hecho hislrico. Y para los autores y destinatarios del
Nuevo Testamento. como para los primeros cristianos. la cruz era una indiscuti
ble realidad hislrica. que conllevaba necesariamenle relacin con la vida con

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crela y terrestre de Jess de Nazarel.


Dentro del Nuevo Teslamenlo la cruz (suslantivo slauros y el verbo Slauroo)
aparece en relaros de los evangelios. con especial frecuencia en texlos de origen
marcano. y en las carlas. sobre lodo en las de Pablo. concretamenle en pasajes
polmicos de Glatas, Filipenses y ICorintios'.
2. Las funciones sociales de la cruz en las carlas de Pablo
Podemos agruparlas en cuatro puntos.
2.1. La cruz es un principio de innovacin, que proporciona una visin
direrente de la realidad y fundamenta una manera alternativa de valo
rar y de comportarse. De este modo, la afirmacin de la cruz recalca la
identidad del propio g"rupo y su unidad interna. Es un lenguaje que no
pretende establecer puentes con la cultura de su tiempo, sino que su
braya con ruerza la contraposicin con la sociedad.

l Corintios considera que en el origen de las discordias y disensiones est


una valoracin equivocada de la predicacin. porque se realiza segn las normas
de la sabidura de la cullura mundana. Parece que la brillante predicacin de
Apolo ha deslumbrado a los sectores de la comunidad, que son los responsables
de las divisiones y con los que Pablo polemiza.
lCorintios presenta Iambin una conlraposicin enlre la "sabidura de la palabra" y la "palabra de la cruz" (l. 17-18). La identidad de la comunidad no se
funda en la vinculacin con un personaje famoso. ni en la elocuencia. ni en la
sabidura. La cruz significa una inversin radical de la interpretacin de la realidad. "MienlraS los judos piden signos y los griegos buscan sabidura. nosotros
predicamos a un Mesas crucificado, escndalo para los judos, necedad para los
gentiles" (l. 22.23). Es la ms vigorosa referencia a la hislOria de Jess que
hace Pablo. La cruz es un paullulo vergonzoso reservado para esclavos y rebeldes polticos. Para los judos. en virtud de Deuteronomio 21, 22-23. un crucilicado es. adems. un maldito de Dios. La fe cristiana tiene su punto de partida en
la confesin de un Mesas crucificado. Es una inslila inversin del orden simblico: "al Mesas Jess hizo Dios para nosoll"OS sabidura, justicia. sanlificacin
y redencin" (l. 30).
Para Pablo, el inesperado. impensable y paradjico hecho de que el Mesas
haya experimentado una muerte maldita por la ley, la cruz, significa una novedad y una ruptura en la forma como se constituye y se relaciona con el mundo el
pueblo de Dios.
Los "fuertes" de CorinlO viven el smbolo de la resurreccin con entusiasmo,
se creen ya resucilados y por encima de lOda convencin social. EsIO crea problemas de tipo moral (captulos 5 y 6) y de convivencia con los "dbiles" (capDigitalizado por Biblioteca "P. Florentino Idoate, S.J."
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lUIos 8 al 10). Pablo da una inlerpretacin diferente de la resurreccin y con olra


funcin social: es la resurreccin del crucificado y sus efecLOs ltimos son an
fulUros (capwlo 15). La cruz inviene los valores vigentes y hace del dbil punto
de referencia del comportamiento de todos; por Olra parte, como sus efeclos
ltimos son an fuluros no podemos prescindir de los ritmos y de los
condicionamienLOs de la realidad histrica.
En Corinto, la espiriwalidad enlusiasta es una aceptacin, sublimada si se
quiere, de los valores hegemnicos (sabiduria, poder, prestigio), que prende enIre los cristianos bien siwados. Pero la cruz hace ver las cosas de olra manera.
Es, paradjicamente, una sabidura ms profunda, que ve el mundo desde el
punto de vista de Dios (2, 14 ss) y slo es captable desde los tenidos por necios,
dbiles y plebeyos.
En Glatas la referencia a Cristo crucificado se realiza para justificar la
innovacin de Pablo. la ruplura con la ley y la circuncisin, usos que quieren
reino-oducir en la comunidad los predicadores adversarios del apslol. "Quin
les fascin a ustedes, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado? Quiero
saber de ustedcs una sola cosa: recibieron el Espritu por las obras de la Ley o
por la fe en la predicacin?" (3, 1-5).
No hay forma ms rolunda para subrayar la novedad cristiana que afmoar un
dalo histrico y, adems, sumamente escandaloso, la realidad de un Mesas crucificado.
Es una actitud en ruptura con la vigente en el judasmo y que cuesta manteo
ner. Por eso "los que quieren ser bien vistos en lo humano les fuerzan a circuncidarse para evitar la persecucin por la cruz de Cristo" (6, 12; S, 11).
En la carta a los Filipenses, el plantearnienLO es muy similar al de Glatas.
La cruz es el emblema de la novedad cristiana, libre de la circuncisin, contra
los judaizantes. Los que quieren rejudaizar y vuelven a inculcar la circuncisin
son "enemigos de la cruz de Cristo" (3, 18).
En ICorintios, en Glatas y en Filipenses, los problemas que se plantean son
muy diferentes y, sin embargo, la reivindicacin de la cruz tiene en estas cartas
un fuene carcler polmico y desempe~a una funcin social anloga. En lCo
rintios polemiza conlra los de dentro de la comunidad, porque se asimilan en
exceso a la cullura del ambiente; estn deslumbrados por la "sabidura", se
identifican con la elocuencia, con la cullura, con el poder y con la estimacin
social, segn las categoras de la sociedad helenstica, lo que lleva a perder la
novedad de la vida cristiana y crea disensiones y divisiones. En Glatas y Fi
Iipenses se o-ala de mantener una actilud novedosa conlra quienes vienen de
afuera y quieren que la comunidad retorne a los viejos usos judos. En ambos casos
se recurre a la cruz para promover actiwdes socialmente criticas, para crear una
"realidad social" alternativa y mantener la unidad interna de la comunidad.
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2.2. La novedad cristiana establece una ruptura con el mundo y, por eso
mismo, la alirmacin de la cruz fortalece los vnculos internos de la
comunidad. La cruz funda un comportamiento completamente diferente al hegemnico en el mundo, que se caracteriza por la caridad y la
unidad.
La reivindicacin polmica y enrgica de la cruz en los primeros caplUlos
de ICorintios pretende combatir la raz de la que proceden las divisiones y
disensiones que destrozan la comunidad. Los corintios valoran las expresiones
religiosas segn los criterios de la cultura helenstica y, por eso, persiguen
carismas espectaculares, se ufanan de la vinculacin con un personaje prestigioso, sobrestiman la elocuencia. De aqu nacen las divisiones. La unidad y la
caridad. que Pablo incuica a lo largo de toda la carta, surgen de la nueva valoracin que tiene su punto de partida en Jess Mesas crucificado: aprendemos a
tener en ms a los ms dbiles, a no buscar la ciencia que hincha, sino la caridad
que edifica, a descubrir que la salvacin no procede de la persona del predicador
ni de sus dotes cullurales, sino del hecho escandaloso del Mesas crucificado.
Pero, paradjicamente, as se abre un horizonte insospechado (2, 9), una sabidura divina (2, 7) ms profunda que la de este mundo.

En Glatas, la imitacin de Cristo crucificado (5, 24) es el fundamento de un


comportamiento moral nuevo caracterizado por el amor mOluo y la unidad de la
comunidad (5, 13-15).
El conocido himno de Filipenses 2, 6-11 con su referencia a la "muerte de
cruz" (v. 8) se inserta en la carta precisamente para inculcar la unidad a los
miembros de la comunidad, para que eviten las rivalidades (2, 14) Y no busquen
la vanagloria, sino la humildad, "considerando cada cual a los dems como
superiores a s mismo, buscando cada cual no su propio inlers sino el de los
dems" (2, 3-4).
El himno presenta el ejemplo de Crislo, partiendo de la gloria del preexistente y relomando a la gloria final del exaltado, para describir en el centro del texto
la humildad de CrislO, que se humill a s mismo, llegando hasl8 el abajamiemo
mximo de la muene de cruz.
2.3. La cruz era un patbulo especialmente deshonroso y vergonzoso, que
entraba en radical contraposicin con el honor, que era el valor ms
estimable en la sociedad mediterrnea del siglo ", Por referencia especial al honor/vergenza se pone de maniliesto para Pablo que predicar
a Jesucristo crucilieado es desafiar e invertir los valores ms respeLados de aquella sociedad.
El honor era la estima que una persona leoa a sus propios ojos y, sobre todo,
a los de los dems, y se basaba eo el lugar de origen, en la nobleza de su estirpe,
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en su siwacin social y, eventualmente, en sus mritos personales. Obviamenle


para los judos su conciencia tnica de penenencia al pueblo elegido era su
mximo honor. En una sociedad fuenemenle patriarcal, el honor se simbolizaba
en los rganos sexuales del varn y de la mujer, en su potencia, en el primer
caso, y en su entrega exclusiva a su esposo y propietario, en el segundo. Por
eso, el eunuco no tena honor' y el adulterio de la mujer era la mxima deshonra. As se explica tambin que para el varn judo su honor tnico se reflejase en
su rgano sexual, medianle la circuncisin.
Estas sencillas consideraciones de antropologa cultural se muestran extraordinariamente fecundas cuando se aplican a la lectura del Nuevo Testamento,
pero aqu nos vamos a limitar a los textos referentes a la cruz. Numerosos Ieslimonios de la poca subrayan el carcler vergonzoso, infamante y deshonroso de
la cruz. Se dice que los dioses inmortales de Grecia y Roma no tienen absolutamenle nada en comn con la cruz, que es un signo de vergenza (aiskhune. Cfr.
Heb 12, 2). Se denomina a la cruz "estaca inlamante" (infamis slipes), "leo
desgraciado" (infelix lignum) y "madera criminal" (panourgikon xulon)'. Cicern habla de "suplicio crudelsimo y espanloso" (crudelissimum lae/errimumque supplicium)'. Celso pone en boca de los cristianos, para ridiculizar
su le, estas palabras; "Cree que quien yo te presenlo es el hijo de Dios, a pesar
de los lazos deshonrosos y del suplicio vergonzoso (dedemenos arimotara e
kekolasmenos aiskhisla) y a pesar de que ayer o anteayer se le haya tratado con
la peor de las ignominias a los ojos de todos"'.
Las afirmaciones de Pablo sobre la cruz slo se pueden entender a la luz de
la realidad histrica de la cruz de Jess y de la consideracin cuhural que esle
suplicio Iena. En las cartas paulinas es en el campo lingustico del honor y de la
vergenza donde prelerenlemente repercute la inversin de valores introducida
por "la palabra de la cruz". En lCorinlios, la cruz invierte el honor tal como se
entenda en la cultura greco-romana. La prueba esl, cOnlina Pablo, en que en
la comunidad cristiana no hay muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos
de noble estirpe; al contrario, Dios eligi la necedad, la debilidad y lo innoble
del mundo, lo despreciable y lo que no es para que nadie pueda alardear de
honor (me koukheseta<) delante de Dios (1,26-29).
En las cartas a los Filipenses y a los Glatas, la cruz inviene el honor tal
como lo entendan los judos. En Filipenses previene contra la bsqueda del
honor (2, 3), que es causa de divisiones en la comunidad, y exhorta a la humildad (2, 3), cuyo mximo ejemplo se encuentra en Cristo, que se hizo esclavo y
lleg, incluso, a la ignominia de la muene en cruz (2, &-8). En Glatas se encuentra
la misma concatenacin de ideas; quienes son de Cristo y participan de su cruz
no andan detrs de la gloria vana (5, 24.26).
En Filipenses 3,18-19 polemiza contra los judaizanles que quieren imponer
la circuncisl6n a la comunidad y les dice que "ponen su gloria en su vergenza
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(aiskhune)", es decir, en su miembro circuncidado y, de esta forma, se convierten en "enemigos de la cruz de Cristo", que acaba con esta consideracin juda
del honor e introduce una forma nueva de valorar la realidad.
Un planlealTliento similar se encuentra en Glatas 6, 12-15: los judaizantes
que ponen su honor, ante todo, en su pertenencia Ulica se gloran en la carne y
fuerzan a circuncidarse; as evitan ser perseguidos por la cruz de Cristo. Pero
Pablo slo pone su honor (kauklris/hai) en la cruz de Crislo, que establece una
contraposicin con los valores establecidos en el mundo ("por la que el mundo
est crucificado p3lll m y yo p3lll el mundo"), y promueve una actitud novedosa
("ni la circuncisin es nada ni el prepucio, sino una nueva creatunl'').
En la carta a los Hebreos 12, 1-4 se exhorta a un comportamiento de resistentes, soportando la contradiccin con el mundo. P3Ill ello se invita a poner los
ojos en Jess, que soport la cruz y arrostr la deshonra que (aiskhunes
kataphronesas) supona, la mxima, dada la escala de valores de aquel mundo.
2.4. A la luz de la cruz interpreta Pablo su misma condicin social como
apstol y las caractersticas de su predicacin. Pablo reivindica
polmicamente el personirlcar los valores alternativos de la cruz y se
pone como ejemplo para sus comunidades. Personificar la cruz de
Cristo sirve a Pablo para aumentar su autoridad.
En 1Corintios dice que "no quise saber entre ustedes sino a Jesucristo. y sle
crucificado". La presencia del apstol responde a la nawraIeza de su mensaje:
"me present ante ustedes dbil, tmido y tembloroso" (2, 2-3). Lo mismo sucede con las caractersticas formales de su predicacin: "mi palabra y mi
predicacin no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabidura" (2,
4).
Pablo afirma que la condicin misma de la mayora de los miembros de la
comunidad de Corinlo corresponde a esta inversin de valores introducida por la
cruz: entre ellos no abundan los tenidos en el mundo por sabios, nobles o poderosos, sino los tenidos por necios, dbiles y despreciables (1, 26-28), Pablo
polemiza probablemente con una lite de la comunidad. a la que invita a descubrir, en la nawraIeza misma de su grupo, la forma nueva de valorar la realidad
que inaugura la cruz de Cristo.
Pero el apslol hace mlls: esos "no-valores" segn el mundo, que caracterizan a su comunidad, caraclerizan a su propio ministerio. Sigue polemizando con
la lite de la comunidad y se presenta como necio, dbil y despreciable (4, 10),
lo mismo que deca de la mayora de la comunidad en 1, 27-28. En la composicin social de la comunidad se refleja la necedad (mOra), la debilidad (as/hene).
lo sin honor (ageni: sin linaje) del mundo, lo despreciable y lo que 110 es (1,
27-28), De forma p3llllela, Pablo se presenta como necio (mOro.). dbil
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(asll1eneis) y sin honor (4, 10). TanlD al apslol como a la comunidad se contra
pone lo que el mundo tiene por sabio (sopholJ!i, phronimnj), fuerte (iskhura) y
honorable (endoXf)j).

Estas caractersticas del apslDI no se deben slo a su falta de elocucncia,


sino tambin a las persecuciones que sufre y al trabajo manual fatigoso y humi
liante, segn la consideracin de la cuhura helenstica. Es decir, es su situacin
real lo que lleva a Pablo a presentarse como personificacin de los valores
allernativos de la cruz. Por eso, en el mismo contexlo, puede presentarsc como
ejemplo a imitar per la comunidad de CorinlD (4, 16).
En 2Corinlios. Pablo defiende su aposlolado contra los "supcrapsloles" que
lo denigran y lOdo su planteamiento culmina identificndose con la dcbilidad dcl
crucificado y con la fuer," de Dios (13, 3-4).
Dicen que su presencia cs dbil y su elocuencia despreciable (lO, ID). Ha
conocido persecuciones sin cuenLo (11, 23-26). Su trabajo manual le acarrea
muchas penalidades (11, 27). Los "superapsloles" ridiculizan su situacin social y es que Pablo se humill y renunci a vivir de la comunidad, porque quera
predicar graluitamente el evangelio (11, 7). Toda esta debilidad bien real, Pablo
la relaciona con la de Cristo y se conviene paradjicameme en un reforzamiemo
de la legitimidad de su aUlOridad, hasla el punto de que slo se glora en su
debilidad (11, 30; 12, 5.9.10), porque eslO es lo que le idemifica con Cristo
crucificado. En efeclO, CrislO fue crucificado en razn de su debilidad, de la que
Pablo participa. Pero Iambin en el apstol, como en CrislO, se manifestar la
fuerza de Dios sobre los corinlios (13, 3-4; "cuando soy dbil, enlonces soy
fuerte", deca en 12, 10).
Tambin en GlalaS Pablo reclama su identificacin con Cristo crucificado.
"Con Crislo eslDY crucificado" (2, 19); "lejos de m gloriarme si no en la cruz
de nuestro Seor Jess Mesas, por la cual el mundo est crucificado para m y
yo parn el mundo" (6, 14). El apslOl no describe su siluacin de crucifixin con
el detalle con que lo hace en 1 y 2Corintios, pero parece claro que se refiere al
confliclD, real y concreto, que sostiene con quienes intentan reintroducir la Ley
y la circuncisin. Poco despus dice, "llevo sobre mi cuerpo las seales
(stigmala) de Jess" (6, 17): es muy probable que se est refiriendo a las cicatrices de los malos tralos soportados por Cristo y que complete as la imagen de
su crucifixin".
Il

3. El resto del corpus paulino


En las otras dos carIaS aUlnticas de Pablo, lTesalonicenses y Romanos, no
se menciona ni la cruz ni la crucifixin. En eslaS CarIaS, Pablo no tiene que
defender su aUlDridad ni est en polmica. Hubiese sido especialmente duro
mencionar la cruz a una comunidad recin convertida del paganismo, caso de
Tesalnica, o a otra,
la de Roma,
a la que
conoceIdoate,
y que S.J."
est en la capiLal del
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imperio.
En las carlas del Nuevo Teslamento no a"ibuidas a Pablo no se menciona ni
la cruz ni la crucifixin. Procedamos a un rpido examen de las referencias a la
cruz en las carlas deuleropaulinas.
La gran conSlruccin leolgica de la carla a los Hebreos muestra una singular vinculacin a la vida hislrica de Jess, sobre todo a su muMe. La cruz es
ciLada una vez, en 12, 2. Se mantiene una conciencia muy clara de lo que
hislricamente era la cruz: un palbulo ignominioso (12, 2) Ysangriento (12, 4).
La cruz de Jess sirvc para inculcar en los cristianos una actitud de conIraposicin y de resislencia frcnLe a la sociedad. A la vez permite a la comunidad
superar el conmcto y la persecucin, viendo estas experiencias como anlogas a
las de Cristo'.

Tambin hay referencias a la cruz en Efesos 2, 16 Y Colosenses 1, 20 Y 2,


14. En ambas epslolas, la mencin de la cruz se realiza para recordar la novedad de la siluacin religiosa introducida por CrislO. Estas carlas se encuentran,
por tanto, en la lnea paulina, pero hay una diferencia notable: se recuerdan la
superacin de la ley y de la circuncisin, pero eslO ha dejado de ser ya un
problema aClual, y el contexto cs terico y no polmico. Se mantiene el recuerdo de la cruz, pero desprovislo del carcter socialmente confliclivo que tena
siempre en Pablo. Efesios y Colosenses son ms epislolas generales que cartas
concretas y reflejan el proceso de institucionalizacin y acomodacin de la Iradicin paulina. En ambas epstolas la obra de reconciliacin de Cristo, expresada ya en lrminos csmicos, es el marco de una exhortacin ardiente a la unidad
en el seno de la comunidad.
En las canas paslOrales no hay ya ninguna referencia ni a la cruz ni a la
crucifixin. A medida que la comunidad se institucionaliza y se acomoda al
mundo se oculta el hecho escandaloso de la cruz, porque creaba enormes dificultades en las relaciones con la sociedad del imperio. La cruz tampoco era ya
un principio hermenutico vlido para la comunidad. En efecto, (1) su idenlidad
no pasaba por una conlraposicin social, sino por la aceptacin de un "depsilO"
de verdades; (2) su moral era la del buen ciudadano, no una alternativa social;
(3) la autoridad es legitimada legalmente (la transmisin y la imposicin de las
manos) y no habla que recurrir a la idenlificacin del lder con la debilidad del
crucificado; (4) ni la composicin social de la comunidad ni su situacin social
permilan enconlrar homologas entre la comunidad y el crucificado.
4. La cruz en los relatos evanglicos
Fuera del relalO de la pasin, las menciones de la cruz son muy escasas (Mc
8, 34 = MI 16, 24 = Lc 9, 23: la cruz de los discpulos. El mismo lema en MI
lO, 38 = Le 14, 27. TexlOs propios de Mt; 20, 29; 23, 34; 26, 2). Los IexlOS se
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acumulan en la segunda parte del relaJo de la pasin y son de origen marcano.


El cuadro siguienle recoge los usos de cruz y crucificar a panir de esle momento.

(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
(lO)
(11)

Primera peticin genle


Segunda peticin genle
Decisin de Pilatos
Jess cond por sold.
Llevar la cruz
Crucifixin
Hora crucirlllin
Compallla de bandidos
Burlas de la genle
Burlas de los jefes
Burlas de los bandidos

Mc

Mt

Le

15,13
15,14
15,15
15).0
15).1
15).4
15).5
15).7
15,30
15,32a
15,32b

27).2
27,23
27,26
27,31
27,32
27,35

23).1
23,23

23,26
23,33

27,38
27,40
27,42
27,44

MaleO recoge IOdos los textos de Marcos excepto uno, quiz porque resulla
una repeticin innecesaria (15, 25; cfr. 15,24). En cambio, en Lucas se percibe
un claro deseo de eliminar las referencias, de las que deja slo las imprescindibles, a pesar de que tiene lOdas las perlcopas en las que aparece la cruz en
Marcos. Es muy signiflClllivo que haya suprimido la decisin de Pilatos de crucificar a Jess (Me 15, 15). Tambin elimina la cruz de lOdas las burlas (Me 15,
3O.32a.32b).
La conclusin es obvia: Lucas se dirige a una comunidad en pleno imperio
romano y con un proyecto misionero, por lo cual la cruz le resulta especialmente
molesta. Esta conclusin se ve conrlClllada por los datos de Hechos.
La cruz se menciona en el relato de forma escuela y no es directamente
IeOlogizada, a diferencia de lo que sucede con los elementos que preceden y
siguen a la muerle de Jesili'
El relato ms primitivo de la pasin narraba la crucifixin y mencionaba la
La lel\dencia de la ttadicin no es a introducir menciones de la CIUZ, sino
al contrario.

CIUZ.

S, La auz eD el Urlglll/l primitivo


En las frmulas arcaicas del epistolario del Nuevo Testamento que reflejan
el kerigma primitivo nunca se menciona la CIUZ (cfr. ICor 15, 3-5). Tambin se
ha querido descubrir en los discursos de los Hechos raslrOs del kerigma primitivo. Esta predicacilln
se formula de lII8lIeIll sumamenle conflictiva con las sutoriDigitalizado por Biblioteca "P. Florentino Idoate, S.J."
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dades judas: "ustedes le malaron, pero Dios le resucit...". Es nolable qUl.',


mientras la muerte de Jess se cila reiteradamente, la cruz slo se menciona dos
veces: 2, 36 Y 4,10. Parece que la primera predicacin cristiana ha evitado
llamar la atencin sobre la cruz.
La mencin expresa de la cruz (slauros) no se pone como cumplimiento de
la Escritura, ni tampoco se explicila su valor teolgico. En cambio, ambas cosas
suceden cuando se habla simplemente de la muene de Jess ("muri por nuestros pecados, segn las Escrituras", ICor 15, 3).

En Hechos 5,30 Y 10,39 se alude a Deuteronomio 21, 23: "maldito de Dios


todo el colgado del madero"". Se I1aIa .de textos de la predicacin cristiana
primitiva en los que se reivindica ante los judos, de forma polmica y crtica, a
Jess, colgado del madero, pero resucilado por Dios. Probablemente nos encontramos con un eco de la primitiva apologtica cristiana contra las objeciones
judas al crucificado, que se basaban en Deuteronomio 21,23".
En Glatas 3, 13, Pablo cila explcilamente Deuteronomio 21, 23 Iambin en
un contexto polmico con el judasmo. Poco antes, en 3, 1, se ha referido a la
predicacin de Jesucristo crucificado como un principio de innovacin -tal
como hemos visto anteriormente---, de modo que la salvacin no hay que buscarla ya en la Ley. Pero el apstol contina, argumentando al modo rabnico,
para combatir a quienes desean imponer a la comunidad los usos judos y todas
las normas legales. Confiar en la leyes incurrir en la maldicin, porque est
escrito: "maldito (epikalaralos) todo el que no permanece en todo lo escrito en
el libro de la Ley cumplindolo" (Pablo cita Dt 27, 26). Pero Jess nos ha
librado de esta maldicin, hacindose l mismo maldicin, porque est escrito:
"maldito (epikalaralOs) todo el que cuelga del madero" (ahora cila Dt21, 33).
Es muy probable que eslaS frmulas, que aluden inequvocamente a la cruz
de Jess utilizando la terminologa de Deuteronomio 21, 23, renejen el kerigma
cristiano primitivo en ambiente judo. De esla manera, la presentacin de la cruz
tiene una funcin social crtica e innovadora. Es notable que en estos Iextos se
empieza a dar un valor salvfico a la muerte en cruz de Jess.
6. Renexiones linales
Literariamente hay un relato de la pasin, muy antiguo y de origen
jerosolimitano, que mencionaba varias veces el hecho histrico de la cruz sin
teologizarla expresamente. El dato de la cruz era innegable, pero la tradicin
tendi progresivamente a evitarlo.
En el uso plstico de la cruz observamos un fenmeno similar. Se dice
frecuentemente que la cruz provocaba Ial escndalo y dificultades en el imperio
que no aparece hasta que, despus de Conslantino, los cristianos disfrutaron de
una situacin consolidada.
SinBiblioteca
embargo,
hay datosIdoate,
arqueolgicos
que hacen
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SOCIOI.OGIA DE LA CRUZ EN El. NUEVO TE1TAMENTO

137

probable que las primeras comunidades judeocristianas palestinas" as como


tambin comunidades cerca de Roma (Herculano y Pompeya)" ya usaron la
cruz. La cuestin, evidentemente, no es si se hicieron alusiones simblicas a la
cruz, quc son indudahles, sino si exislieron refcrencias claras a su realidad hislrica.

Una comunidad pobre, como eran las judeocristianas de Palestina, minoritaria y perseguida, conservaba, dc forma fcil y nalural, el recuerdo de la cruz de
Jess en su lileratura y cn sus representaciones. La cruz era una posibilidad real
tambin para cllos, el crucificado era uno de los suyos, y la cruz era un smbolo
preciso dc su siluacin y dc su relacin con la sociedad.
Cuando la situacin social de la comunidad cambia la cruz va entrando en

contradiccin con sus imcrcses socialcs y su predicacin disminuye (Lucas), se


hace genrica (Efesios, Colosenses) y llega a desaparecer (paslorales). Los reproches de Celso (e. Cel. VI, 10) Yel dibujo burlesco del asno crucificado del
Palatino dcmuestran el cscndalo y la dificultad que supona la cruz. Del arle se
eliminan el retrato humano de Jess y la cruz, que no volver reaparecer hasta el
siglo IV. En varios apologetas, preocupados por legitimar y hacer relevanle el
cristianismo en la cuhura del liempo, desaparecen las menciones a la vida histrica y a la muene de Jess (Alengoras, Taciano, Tefilo, Minucio Flix, el
recopilador de las Scmencias de Sextus).
Constantino aboli la pena de la crucifixin, precisameme porque su fe cristiana le haca recordar lo sucedido a Jess. A parlir de este momemo, la cruz
reaparecer convertida en un smbolo triunfal, que se encontrar en el cuello de
los fieles, en lo ms alto de las baslicas, en las monedas, en las habitaciones
privadas, en la diadema y en el cetro imperial; ya no entorpece las relaciones
con la sociedad. Pero este proceso no fue repentino y conl con dificultades. Es
imeresanle que Eusebio de Cesarea, en su Vilo Con.flontini, al describir la baslica del Santo Sepulcro slo hable de la tumba, el lugar de la resurreccin, y no
mencione para nada el GlgoLa y la cruz. Es un dala que no poda ignorar,
porquc el lugar del calvario era conocido y venerado y, adems, en la baslica se
veneraba la cruz, que se consideraba recin descubierta. Su silencio se debe,
probablemenle, a la visin triunfalista que quiere presenLar del crislianismo".
En la medida en que la cruz mamiene sus connotaciones histricas, las fun-

ciones sociales de su predicacin Lienen un sentido muy coherente y preciso. La


cruz se reivindica polmicameme para acenluar la novedad de la salvacin cristiana. U. Luz afIrma que "los dos grandes lelogos de la cruz del Nuevo Testamento, Pablo y Marcos, son lclogos polmicos"". Y a~ade que su leologa de
la cruz no es una contraposicin con judos o con paganos, sino con olras leologas crislianas. Ms Larde dicc:
Una teologa dc la cruz, en el sentidn propio de la palabra, no es algo obvio
y natural en el Nuevo
Testamento,
sino
fenmeno
singular:
como sucede
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REVISTA LATINOAMERICANA DETEOLOGIA

siempre en la hislOria de la Iglesia cuando irrumpe una teologa, de la cruz


critica de la teologla misma".
E. Kllsemann subray, con su fuena caracll:rlstica, el carcll:r polmico de
una autntica teologa de la cruz:

La expresin teologfa de la cruz si se usa de forma no polmica pierde su


sentido original. Siempre se ha afumado crticamenll: conlr.1 una inrerpretacin del mensaje cristiano dominante en la InIdicin y no es casualidad que
haya caracterizado la reaccin PIOleSIaRll:".
El mismo autor es muy conscienll: de que la predicacin paulina de la cruz
slo puede entenderse si se parle de la consideracin que histricamenll: tena la
cruz:

La cruz, que es hoy smbolo de religiosidad, era expresin de la tejanla de


Dios y, por eso. la veneracin del que en ella colgaba resultaba un escndalo... La consideracin edificanll: (Erbaulichkeil) de la cruz obstaculiza al
evangelio ms que la desmitologizacin, porque inmuniza conlr.11a sacudida
brutal del mensaje de CrislO y nos sumerge en un mundo de consideraciones
razonables y banales".
Kllsemann tambin senala que la ll:Ologla de la cruz se abra paso histricamenll: de forma polmica con otras teologas y espiritualidades cristianas:

La teologla paulina (de la cruz) dirige sus alaques no principalmenll: conlr.1


personas poco consideradas desde el punlO de vista religioso o ll:nidas por
inmorales... Los enemigos de CrislO en Galacia y en Corintio, en Filipo y en
Roma... se encuentran entre los miembros ms celosos y piadosos de las
comunidades".

La predicacin de la cruz expresa tambin la originalidad de sus contenidos


morales. La cruz funda la identidad del propio grupo en conlraposicin a la
sociedad y segn unos valores radicalmente a1ll:malivos a los vigentes en ella.
La cruz ofrece una fuente de legitimidad de la aulOridad conlr.1pueSla a las
de la cultura juda o helenstica.
La cruz da sentido a la exisll:ncia perseguida de la comunidad cristiana.
El binomio muerte-resurreccin es mucho ms plurifuncional que el de
crucifixin-resurreccin. La cruz es lo ms contingenll:, conflictivo y escandaloSO de la hislOria de Jess. La Iglesia est siempre tentada o a dejar de hablar de
la cruz (no de la muerte de Jess) o a metaforizarla para diluir su sentido histrico y modificar sus funciones sociales, esencialmente molestas desde el punto de
vista instiblcional.
V. W. Turne'" ha estudiado los rilOS de inversi6n de estado y de elevaci6n
de estado, que coinciden en presentar un perodo liminal, es decir, un momenlO
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SOCIOLOGIA DE LA CRUZ EN EL NUEVO TFSrAMENTO

139

de paso, en que no se poseen los atributos ni del estado pasado ni del venidero.
Este autor relaciona el proceso ritual con la estructura social.
Quiz se puede comparar la crucifixin con el perodo Iiminal o de paso, que
se descubre en ambos riLuales. No me refiero a la representacin ritual, tan
importante, de la muene de Jess en el culto, sino a la presencia de la cruz en la
predicacin. Y me limito a una breve sugerencia.

La presentacin de la crucifixin guarda, a veces, cierta analoga con la


liminalidad de los rituales de elevacin de estado, en los que se somete al nefito a una serie de humillaciones que preceden a su elevacin esttuctural. Como la
Iiminalidad de las crisis vitales, puede compararse a la tragedia, que implica
humillaciones, desgarramientos y dolor. En otras ocasiones, la presentacin de
la crucifixin guarda analoga con los rituales de inversin de estado. Es el caso
cuando el estrucLuralmente inferior, por medio de una conducta extravagante, se
hace superior. Es una forma de reaccionar contra la degradacin de la estructura
social y de reivindicar los valores de la communilas. La liminalidad de la inversin de estado puede compararse a la comedia, pues ambas se caracterizan por
la burla y la inversin de las reglas estrucwrales (Turner dice que no implica la
destruccin de estas reglas).
No es ninguna casualidad que los estudios modernos de los relatos evanglicos, que subrayan su carcter narrativo y su llama esencialmente conflictiva y
que desemboca en la cruz, pongan de manifiesto su analoga con la tragedia y

con la eomedia21
Notas
1. The Social Contal o[ Po"li"" Theology,lnte,p,elaJion 36 (1982) 266-277.
2. Sociology and 'he New TeS/ament, Minneapolis 1990, 138-139.
3. Cruz/S/O"'OS aparece en Me 8. 34 (MI 16,24; Le 9. 23); 15,21 (MI 27, 32; Le 23,
26); 15,30 (MI 27. 40); 15.32 (MI 27, 42); en Q; MI 10,38 (Le 14.27). En In 19,
17.19.25. 31. En el corpus paulina: ICor 1. 17. 18; Cal 5, 11; 6,12.14; Fi12. 8; 3,
18; Ef2, 16; Col 1, 20; 2,14; Heb 12, 2.
El verbo erueifiear/slo",O aparece en Me 15, 13 (MI 27, 22; Le 23, 21); 15. 14 (MI
27,23; Le 23. 23); 15,25 (MI 27, 26); 15,20 (MI 27, 31); 15,24 (MI 27, 35; Le 23.
33); 15,25; 15,27 (MI 27, 38); 16,6 (MI 28, 5); MI 20,19; 23, 34; 26, 2; Le 24. 7.
20. En In 19, 6a. 6b. lO. 15a. 15b. 16. 18.20.23.41. En Hechos: 2. 36; 4, \0. En el
CO'PILl' paulina: 1Cor 1. 13.23; 2, 2. 8; 2Cor 13, 4; Cal 3, 1; 5, 24; 6, 14; Apoe 11,
8. El compueslo anaslauroo. crucificar de nuevo, aparece en Hcb 6. 6. Y
sW1Slauroo. crucificar con, en Me 15,32 (Mt 27, 44); Jn 19. 32; Rom 6. 6; Oal 2.
19.
4 B. J. Malina. The New TeSlamenl Wor/d: Insighls rom Cultural Anthropology.
Al1anla 1981.
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REV15I'A LATINOAMERICANA DETEOLOGIA

S. J. Jeremias, l.,usalhle" liempos de less, Madrid 1977, 3S3 s.


6. S&leca, EpislOK morales 101. 14.
7. ConlTa Yerros 2. S. 165.
a. Orgenes, ConlTa Celso, VI. 10.
9. En los primeros testimonios cristianos aparecen unidas la realidad de 105 sufrimien
lOs y muerte de Crislo con la _pucin del martirio. Lo. gnstico. se oponlan al
martirio pxque decan que no supona ninguna imitacin real de CrislO, ya que el
sufrimienlO de tSIe no afectaba a su realidad Irascenda"e. Tertuliano (De AIlim<J
SS) siala el comienzo do la h..eja gnstica en las persecuciones, como lDl medio
teolgico de los creyentes cobardes para justificar su comportamiento. En los escritos de Nag HammBdi se ve que entre los gnsticos haba diversas p::JSbJlas ante el
manirio. Pero una cosa aparece con claridad: que la inteJpretaCi6n de la pasin de
Cristo se corresponde con su actitud ante el martirio. Cfr. E. H. Pagels, Gnostu: and
Orlhodox yu.ws o[ Chr",' s Possion: PartJl1igms [or lhe Chrisliml' s Response lo
Perst!l:Ulion? en The Rediscovery o[ Gnosticism. Procudings ol'he COfI/erence al
Yale. March 1978./. The School ofYalenJu-, E. LaylOn (ed.), Leiden 19aO.
10. Dt 21, 23 en los LXX: kekalerfUMnos h"Po Tho. pos lrremAmeflOs epi XJUou. Hch
S, 30: krem<lstWes epi x'o. Hch lO, 39: krem<lstWes epi x'o. Wase lambitn
Hch 13,29.
11. En el Dilogo de Tri/lHI (XXX) do Justino se pone esle reproche conlra la fe cristiana en roca del judo Trifn.
12. B. Bagl1ti - 1. T. Milik, G/i SClSVi del D _ FleYiJ. Parle /. lA Necropoli del
Periodo R011JiJ1lD, Gerusalemme 1958, sostienen que en el cemenleri.o del Dominus
Aevit, en el monte de los Olivos, que dala del siglo 1-0, se encuentran sarcfagos
judeocristianos con el siano de la cruz. El arquelogo judo C. D. Sukenik deliende
que la cruz se encuentra en \DIOS sarcfagos cristimos encontrados en el barrio de
Talpio~ en l. ciudad de Jerusaln, y que dl1l do poco desput. del aiIo 40: The
Earfiesl Records of ChrisritJllity, American lournal o[ Arche%gy SI (1947)
351-365. A. Niccaci. en \Dl esrudio panorlnico sobre los recientes desc:ul::wimienr.os
arqueol6gicos en Palestina que pueden interesar al Nuevo TestamenlO. aftrma lo
siguiente: "Se lee, por ejemplo. que los crisLianos antiguos se opusieron a hacer de
la cruz el smbolo de su fe. debido a la incompresi6n que provocaba tanlO en el
mundo hebreo como en el pagano. Sin embargo. el sobolo de l. cruz se encuentra
testimoniado ya en Wla poca antiqusima. ciertamente UlteS de Constantino, como
se ve por los descubrimienlOs arqueolgicos"; L'amb~raJe del Nuovo TeSlQ/1li!fI10 e
della chii!sa primiliva allD luce degli scavi dello Sludiwm Biblicum Franciscanum
(Gerusale""""J, AnJonUvuun LVID 09a3) 38.
13. L. W. Bamard, The Cro.. o[Herc.loN!um Reconsidered, en W. C. Weinrich (oo.),
The New Te.,amenJ Age. Essays in /ronor of 8. Reic~. Vol./., Macon 1984, 14-27.
14. Segn le ev Rubin, The Church of lhe Holy Sep.:re and lhe Conflicl be"".." rhe
S..s o[ Caesorea and lerus<JIem, en De lerUSlJ1em C<J1hedra, n. 2, 1982, 79-IOS,
Eusebio, obispo de Cesare&. no habla de la cruz por su rivalidad con Macario,
obispo de Jerusaln. que es quien la ha descubierlO junIO con Santa Elena. En mi
opini6n hay que dar ms importancia a la visi6n triunfalista del cristianismo, que
es, en el origen del nfasis de Eusebio en la resurrecci6n y en su silencio sobre la
cruz. En Laudes ConslanJini Eusebio hace una ligera mencin a la cruz como "signo salvador", sin referencia especifica al dato histrico del pauDulo de Jess. en
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conexin con la basnica constanLiniana de Jerusaln, pero slo despus de haberla


mencionado como signo de victoria sobre los enemigos del emperador y sobre los
paganos. A partir de enlences, la cruz es introducida en todas las iglesias conslJUi
das por el emperador. Sobre la ideologa imperial subyacente a la obra de Eusebio
puede verse: E. Hoornacrt. "Eusebio de Cesarea y la historia de la Iglesia. Para una
hisloria de la Iglesia a partir de los pobres", Revista Latinoamericana de Te%gia IJ
(1985) 185-194.

15. Theologia crucis als Mille de, Theologie im Neuen Teslamenl, Evange/ische
Theologie 34 (1974) 118.
16. Arl. e., 120.
17. "Die Heilsbedeutung des Todes lesu bei Paulus", en Paulinische PerspekJillen,
Tbingen 1972.67.
18. O. e., 69.
19. O. e., 72.
20.
21.

El proceso ritu.al. Madrid 1988,


D. E. Aune. New Teslamenl in lis Ulerary Environmenl. Philadelphia 1987.

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