George S Clason-El Hombre Mas Rico de Babylonia PDF
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Este libro trata del xito personal de cada uno de nosotros. El xito significa
realizaciones como resultado de nuestros propios esfuerzos y habilidades. La
preparacin adecuada es la clave de nuestro xito. Nuestros actos no pueden ser ms
sabios que nuestros pensamientos. Nuestro pensamiento no puede ser ms sabio que
nuestra comprensin.
Este libro de remedios para bolsas pobres ha sido calificado como una gua de
comprensin financiera. Ese, ciertamente, es su propsito: ofrecer a quienes ambicionan
xito financiero, una comprensin que los ayudar a conseguir dinero, ahorrar dinero y
hacer que sus excedentes ganen ms dinero.
En las pginas que siguen, vamos a regresar a Babilonia, la cuna en la cual se nutrieron
los principios bsicos de finanzas ahora reconocidos y usados en todo el mundo.
El autor se siente feliz de extender a los nuevos lectores el deseo de que sus pginas
puedan contener para ellos la misma inspiracin para crecientes cuentas bancarias,
mayores xitos financieros y la solucin de difciles problemas financieros personales
que tan entusiastamente fueron reportados por lectores de costa a costa.
A los ejecutivos de negocios que han distribuido estos cuentos en tan generosas
cantidades a amigos, parientes, empleados y asociados, el autor aprovecha esta
oportunidad para expresar su gratitud. Ninguna garanta puede ser mayor que la de los
hombres prcticos que aprecian sus enseanzas, porque ellos mismos han elaborado
xitos importantes aplicando los mismos principios que abogan.
Babilonia lleg a ser la ciudad ms rica del mundo porque sus ciudadanos fueron el
pueblo ms rico de su tiempo. Ellos apreciaron el valor del dinero. Ellos practicaron los
slidos principios financieros para conseguir dinero, ahorrar dinero y hacer que su
dinero ganara ms dinero. Ellos se proporcionaron lo que todos deseamos ingresos
para el futuro.
G.S.C.
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Frente a usted se extiende su futuro como un camino que conduce a la distancia. Junto
a ese camino estn las ambiciones que usted desea realizar los deseos que usted
anhela satisfacer.
Para llevar a la realizacin sus ambiciones y deseos, usted debe ser afortunado con el
dinero. Use los principios financieros aclarados en las pginas siguientes. Que lo
guen, de las estrecheces de una bolsa pobre, a esa vida ms feliz, ms plena, que una
bolsa repleta hace posible.
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El dinero es el medio por el cual se mide el xito terrenal.
El dinero se gobierna hoy para las mismas leyes que lo controlaron cuando los
hombres prsperos se amontonaban en las calles de Babilonia hace seis mil aos.
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El hombre que deseaba oro
Ms all de su hogar, dominado por los altos muros con terrazas que rodeaban el palacio
del rey; cercana penetrando los cielos azules, estaba la torre pintada del Templo de Bel.
A la sombra de tal grandeza se encontraba su humilde hogar y muchos otros menos
limpios y arreglados. Babilonia era esto, una mezcla de grandeza y escasez
deslumbrante riqueza y espantosa miseria amontonada sin plan o sistema dentro de los
muros protectores de la ciudad.
Volteaba y vea tras l a los ruidosos carruajes de los ricos, empujar y amontonar a un
lado a los mercaderes con sandalias, as como a los descalzos mendigos. Inclusive los
ricos eran forzados subir a las acercas, para dar paso a las largas filas de esclavos
acarreadores de agua, en los Trabajos del Rey; cada Uno llevando una pesada bota de
piel de cabra llena de agua, la que vertera en los jardines colgantes.
Que los dioses bendigan tu gran liberalidad, mi buen amigo empez Kobbi con un
elaborado saludo .
Parece que ellos ya han sido generosos contigo, pues no necesitas trabajar. Me regocijo
contigo de tu buena fortuna. Y ms an, la compartir contigo. Ruego de tu bolsa, que
debe estar rebosando (si no, estaras ocupado en el taller) extraer dos humildes shekels y
prestrmelos basta despus del festn del rico, esta noche. T no los perders, te sern
devueltos.
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Que! exclam Kobbi con genuina sorpresa--. No tienes un shekel en tu bolsillo, y te
sientas como una estatua sobre el muro! Por qu no has terminado ese carruaje? De
qu vas a comer? No te pareces a mi amigo! Dnde est tu inagotable energa? Te
inquieta alguna cosa? Los dioses te han trado problemas?
Debe ser un tormento de los dioses contest Bansir-. Comenz como un sueo, un
sueo tonto. So que era un hombre rico. De mi cinturn colgaba una bolsa pesada y
repleta de monedas. Haba shekels, los cuales echaba descuidadamente a los mendigos;
haba piezas de plata con las cuales compraba atavos para mi esposa y cualquier cosa
que yo deseaba para mi; haba piezas de oro, las cuales me hacan sentir seguro del
futuro y sin temor de gastar la plata. Un glorioso sentimiento de contento estaba dentro
de m! T no habras conocido a tu esforzado amigo. Ni abras conocido a mi esposa,
tan libre de arrugas estaba su cara y tan brillante de felicidad. Ella era otra vez la
sonriente doncella de nuestros primeros das de matrimonio.
Por qu no podemos conseguir oro y plata, ms que lo suficiente para comida y ropa?
Nunca, en todos los aos de nuestra amistad, hablaste de esto antes, Bansir Kobbi
estaba perplejo.
Nunca en todos esos aos haba pensado esto. Desde el temprano amanecer hasta que
la oscuridad me detiene, trabajo para construir los mejores carruajes que ningn hombre
puede hacer, deseando, de todo corazn, que algn da los dioses reconozcan mis
necesidades y me concedan gran prosperidad. Esto nunca, lo han hecho. Al fin, me doy
cuenta de que nunca lo harn. Por lo tanto mi corazn est triste. Deseo ser un hombre
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rico. Deseo poseer mis propias tierras y ganado, tener ropa fina y dinero en el bolsillo.
Estoy dispuesto a trabajar por esas cosas, con todas las fuerzas de mi espalda, con toda
la habilidad de mis manos, con toda la sagacidad de mi mente; pero deseo que mis
trabajos sean justamente recompensados. Qu pasa con nosotros? Otra vez pregunto!
Por qu no tenemos nuestra justa participacin de las cosas buenas, tan copiosa para
aquellos que tienen el oro con el cual comprarlas?
T deberas de tener tal lira. Ningn hombre en toda Babilonia podra tocarla as, tan
dulcemente que no slo el rey, sino los mismos dioses se deleitaran. Pero puedes
asegurarlo: somos tan pobres como los esclavos del rey! Escucha la campana! Aqu
vienen! Bansir seal la larga columna de sudorosos, acarreadores de agua
semidesnudos que ajetreaban laboriosamente, desde las estrechas calles del ro; de cinco
en cinco marcaban, cada uno doblado bajo la pesada bota de piel de cabra llena de agua.
Una buena figura de hombre, el que los conduce Kobbi seal al campanero que
marchaba al frente sin carga-. Un hombre prominente en su propio pas, es fcil de ver.
Hay muy buenas figuras de hombre en la columna asinti Bansir-; tan buenos como
nosotros. Hombres altos, y rubios del Norte, sonrientes negros del Sur, morenos bajitos
de los pases cercanos. Todos marchando juntos desde el ro hasta los jardines, de arriba
para abajo, das tras das, ao tras ao. Ninguna felicidad les espera. Lechos de paja
sobre los cuales duermen, potaje de grano duro para comer. Piedad para los pobres
brutos, Kobbi.
Tambin yo los compadezco. Aunque me haces ver qu poco mejor estamos nosotros
los hombres libres, como nos hacemos llamar-coment Kobbi.
No podramos averiguar como otros consiguen oro y hacer lo que ellos hacen?
inquiri Kobbi.
Tal vez haya algn secreto que podamos aprender, si preguntamos a aquellos que
saben replic Bansir pensativamente.
Hoy mismo dijo Kobbi- pas nuestro viejo amigo Arkad manejando su dorado
carruaje. Te dir esto: no mir sobre mi humilde cabeza como muchos de su condicin
pudieran considerar su derecho. En lugar de eso, agit su mano para que todos los
espectadores pudieran verlo saludar y conceder su sonrisa de amistad a Kobbi, el
msico.
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Tan rico, que aseguran que el rey busca su consejo en asuntos del Tesoro Real replic
Kobbi.
Creo que ense sus conocimientos a su hijo Nomasir respondi Kobbi-. El no fue
con su hijo a Nnive, y en la posada se dice que su hijo lleg a ser, sin ayuda del padre,
uno de los hombres ms ricos de esa ciudad.
Kobbi, me trajiste un raro pensamiento una nueva luz brillaba en los ojos de Bansir-.
No cuesta nada pedir un consejo sabio de un buen amigo, y Arkad fue siempre eso. No
importa que nuestras bolsas estn tan vacas como el nido del halcn hace un ao. Que
eso no nos detenga. Estamos cansados de estar sin oro en medio de la plenitud.
Deseamos convertirnos en ricos. Ven, vamos con Arkad y preguntmosle cmo
nosotros tambin podramos conseguir ingresos.
Hablas con verdadera inspiracin, Bansir. Traes a mi mente una nueva comprensin.
Me haces darme cuenta de la razn por la que nunca hemos encontrado ninguna riqueza.
Nunca la buscamos: T has laborado pacientemente para construir lo ms seguros
carruajes de Babilonia. A ese propsito has dedicado tus mejores esfuerzos. Por eso
tuviste xito. Yo me esforc en hacerme un diestro tocador de lira. Y en ello tuve xito.
En aquellas cosas hacia las cuales dirigimos nuestros mejores esfuerzos, tenemos xito.
Los dioses estn contentos de dejarnos continuar as. Ahora, al fin, vemos una luz que
brilla como la del sol al amanecer. Nos ofrece aprender ms para que podamos
prosperar ms. Con una nueva comprensin, encontraremos medios honorables para
alcanzar nuestros deseos.
Vamos con Arkad hoy mismo urgi Bansir-. Tambin pidamos a nuestros amigos de
la infancia, a quienes no les ha ido mejor que a nosotros, que se nos unan, pues ellos
tambin pueden compartir su sabidura.
T siempre piensas en tus amigos, Bansir. Por eso tienes tantos. Ser como t dices.
Iremos hoy y los llevaremos con nosotros.
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El hombre ms rico de Babilonia
En la vieja Babilonia vivi un cierto hombre muy rico llamado Arkad. A lo largo y a lo
ancho era famoso por su gran riqueza. Tambin era famoso por su liberalidad. Era
generoso en sus caridades. Era generoso con su familia. Era liberal en sus propios
gastos. Pero sin embargo cada ao su riqueza aumentaba ms rpidamente que lo que
gastaba.
Si ustedes no han conseguido ms que una simple existencia en los aos desde que
ramos jvenes, es por que ustedes o han fallado en aprender las leyes que gobiernan la
construccin de la riqueza, o no las observan. La suerte voluble es una diosa maligna
que no trae ningn bien permanente a nadie. Por el contrario, trae ruina a casi cada
hombre sobre quien vuelca el oro que l mismo no ha ganado. Los convierte en
descarados derrochadores que pronto disipan todo lo que reciben, y los deja acosados
por abrumadores apetitos y deseos que ellos no tienen la habilidad para satisfacer. No
obstante, otros a quienes ella favorece se convierten en miserables y atesoran su riqueza,
temiendo gastarla y sabiendo que no poseen la habilidad para reemplazarla. stos estn
acosados adems por el temor a los ladrones y se condena a vivir de vaciedad y secreta
miseria. Probablemente hay otros que toman el oro que no han ganado y lo aumentan y
continan siendo ciudadanos contentos y felices. Pero son tan pocos... Yo los conozco
simplemente de odas. Piensen en los hombres que han heredado repentinamente una
riqueza, y vean si estas cosas no son as.
Sus amigos admitieron que en cuanto respecta a los hombres que conocan y que haban
heredado riquezas, estas palabras eran verdaderas, y le suplicaron les explicara cmo
haba llegado l a poseer tanta prosperidad, as que l continu:
En mi juventud mir a mi alrededor y vi todas las cosas buenas que traen felicidad y
contento. Y me di cuenta de que la riqueza aumenta la potencia de todas esas cosas.
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Uno puede comer las delicias de lejanas tierras.
Uno puede hacer todas estas cosas y muchas otras en las cuales hay deleite para los
sentidos y satisfaccin para el alma.
Siendo como ustedes sabenel hijo de un humilde comerciante, uno de una gran
familia sin esperanza de una herencia, y no siendo dotado como ustedes francamente lo
han dichocon poderes superiores o sabidura, decid que si iba a conseguir lo que
deseaba, se iba a requerir tiempo y estudio. Por lo que respecta al tiempo, todos los
hombres lo tienen en abundancia. Cada uno de ustedes ha dejado escapar el tiempo
suficiente para hacerse ricos. Incluso ustedes lo admiten, no tienen nada que mostrar
excepto sus buenas familias, de las cuales pueden estar justamente orgullosos. Por lo
que respecta al estudio, no nos ense nuestro sabio maestro que el aprendizaje era de
dos clases? Una clase eran las cosas que aprendemos y sabemos, y la otra el
adiestramiento que nos ensea a averiguar lo que no sabemos. Por lo tanto decid
averiguar cmo podra acumular riqueza; y cuando lo hubiera averiguado, hacer de esto
mi tarea y hacerla bien. Pues no es sabio que disfrutemos mientras vivamos en la
brillantez de la luz del sol, ya que suficientes penas descendern sobre nosotros cuando
portamos a la oscuridad del mundo del espritu?
Encontr empleo como escribiente en el corredor de los grabadores, y por largas horas
todos los das trabajaba sobre las tabillas de arcilla. Semana tras semana y mes tras mes,
yo trabajaba y, no obstante mis ganancias no tenan nada que mostrar. La comida, la
ropa y la penitencia a los dioses, y otras cosas que no puedo recordar, absorban todas
mis ganancias. Pero mi determinacin no me dej.
Debo tener esto en dos das; y si la tarea se hace en ese tiempo, te dar dos peniques.
As que trabaj duro, pero la Ley era larga; y cuando Algamish regres, la tarea estaba
incompleta. Se enoj, y si hubiera sido su esclavo, me habra golpeado. Pero sabiendo
que mi maestro no le permita golpearme, yo no tena miedo, as que le dije:
Algamish, t eres un hombre muy rico. Dime cmo puedo ser rico yo tambin, y toda
la noche grabar sobre la arcilla; y cuando el sol salga, estar terminada.
Sonri y me replic:
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Eres un pcaro descarado, pero haremos ese trato.
Toda la noche grab, aunque me dola la espalda y el olor del pabilo hizo que me doliera
la cabeza, casi hasta que mis ojos no pudieron ver. Pero cuando l regres, a la salida
del sol, las tabillas estaban terminadas.
Entonces me mir astutamente desde debajo de sus hirsutas cejas y dijo en un tono bajo
y forzado:
Encontr el camino a la riqueza cuando decid que una parte de todo lo que ganaba
era ma para ahorrarla. Y as tambin lo debers hacer t.
Luego continu observndome con una mirada que yo poda sentir que me preguntaba,
pero no dijo ms.
No dices ms que la mitad de la verdad replic-. Cada pieza de oro que t ahorras es
un esclavo que trabaja para ti. Cada penique que se agrega es su hijo, que tambin puede
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ganar para ti. Si t llegaras a ser rico, entonces todo lo que ahorras debe aumentar, y los
hijos de tus ahorros deben aumentar, pues todo puede ayudar a darte la abundancia que
t anhelas.
T crees que te tim por tu larga noche de trabajo continu--, pero te estoy pagando
mil veces ms, si t tienes la inteligencia de apresar la verdad que te ofrezco. Una parte
de todo lo que ganes es tuya para ahorrar.
No deber ser menos de una dcima parte, no importa qu tan poco ganes. Puede ser
tanto como t te lo puedes permitir. Pgate t primero. No compres del sastre y del
zapatero ms de lo que puedes pagar del resto; y todava deja suficiente para comida,
caridad y penitencia a los dioses.
Y agreg:
La riqueza, corno un rbol, crece de una pequea semilla. El primer penique que
ahorras es la semilla de la cual tu rbol de riqueza crecer. Y entre ms fielmente lo
nutras y lo riegues con constantes ahorros, ms pronto podrs descansar plcidamente
bajo su sombra.
Pens mucho acerca de lo que me haba dicho, y me pareci razonable. As que decid
intentarlo. Cada vez que se me pagaba tomaba una de cada diez monedas de cobre y la
esconda. Y extrao como pudiera parecer, no estaba ms corto de fondos que antes.
Not poca diferencia a medida que consegua pasrmela sin ella. Pero a menudo estaba
tentado, conforme mi caudal comenzaba a crecer, de gastarlo en alguna de las buenas
cosas que los comerciantes exhiban, tradas en camellos y barcos desde la tierra de los
fenicios. Pero sabiamente me reprim.
Hijo, Te has pagado a ti mismo no menos de una dcima parte de lo que has ganado
el ao pasado?
Yo contest orgullosamente:
S, maestro, as lo he hecho.
Eso est muy bien me contest alegremente-. Y qu has hecho con ello?
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No, por mi tnica, iras con el astrlogo, si tuvieras el poder de pensar. Tus ahorros se
fueron, joven. Has arrancado de raz tu rbol de la riqueza. Pero planta otro. Intntalo de
nuevo. Y la prxima vez si quieres consejo acerca de joyas, ve con el joyero. Si quieres
saber la verdad acerca de las ovejas, ve con el pastor. El consejo es una cosa que se da
gratis, pero observa de tomar solamente el que vale la pena. El que toma consejo acerca
de sus ahorros de uno que es inexperto en tales asuntos, pagar con sus ahorros para
probar la falsedad de sus opiniones.
Y fue como l dijo, pues los fenicios eran sinvergenzas y vendieron a Azmur cuentas
de vidrio sin valor que se vean como gemas. Pero como Algamish me haba dicho
otra vez ahorr la dcima parte, pues ahora haba formado el hbito y ya no me result
muy difcil.
Otra vez, doce meses ms tarde, Algamish lleg al cuarto de los escribientes y se dirigi
a m:
Me doy un gran festn con miel, buen vino y pastel de especies. Tambin me compr
una tnica escarlata. Y algn da me comprar un burro joven sobre el cual montar.
T te comes los hijos de tus ahorros. Luego cmo esperas que ellos trabajen para ti?
Primero consigue un ejrcito de esclavos dorados y luego muchos ricos banquetes
podrs disfrutar sin remordimiento.
No lo volv a ver durante dos aos. Cuando retorn, su cara estaba llena de profundas
arrugas y sus ojos hundidos, pues se estaba haciendo muy anciano. Me dijo:
Yo contest:
Todava no toda la que deseo; pero tengo algo y ella gana ms, y sus ganancias ganan
ms.
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Arkad continu--, has aprendido tus lecciones muy bien. Primero aprendiste a vivir
con menos de lo que ganas. Despus aprendiste a buscar consejo de aquellos que son
competentes, a travs de su propia experiencia, para drtelo. Y ltimamente has
aprendido a hacer que el oro trabaje para ti. Has aprendido por ti mismo cmo conseguir
dinero, cmo conservarlo y cmo usarlo. Por lo tanto, eres competente para una
posicin responsable. Me estoy haciendo viejo. Mis hijos piensan solamente en gastar y
nada qu ganar. Mis intereses son grandes y temo que no los podr cuidar. Si t fueras a
Nippur y cuidaras mis tierras all, te hara mi socio y compartiras mis terrenos.
As que me fui a Nippur y me hice cargo de sus posesiones que eran muy grandes. Yo
estaba lleno de ambicin. Y debido a que haba dominado las tres leyes del manejo
exitoso de la riqueza, estuve capacitando para aumentar grandemente el valor de sus
propiedades. As prosper mucho, y cuando el espritu de Algamish parti para la esfera
de la oscuridad yo compart su terreno, como l haba arreglado ante la ley.
As habl Arkad, y cuando hubo terminado su cuento, uno de sus amigos dijo:
T tuviste mucha fuerza de voluntad despus de que perdiste tus ahorros del primer
ao. T eres nico en esa forma dijo otro.
Si lo que dices es verdad, y parece razonable lo que dices, entonces sera tan simple...
Pero si todos los hombres lo hicieran as, no habra suficiente riqueza.
La riqueza crece dondequiera que los hombres ejercen energa replic Arkad-. Si un
hombre rico se construye un nuevo palacio, se va el dinero que paga? No, el fabricante
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de ladrillos tiene una parte de l, el obrero tiene una parte de l, y el artista tiene una
parte de l. Y todos los que trabajan en el palacio tienen una parte de l. Incluso cuando
el palacio est terminado, no vale todo lo que cost? Y el terreno sobre el cual se
construy, no vale ms debido a l? La riqueza crece en formas mgicas. Ningn
hombre puede profetizar sus lmites. Los fenicios no han construido grandes ciudades
en costas estriles, con la riqueza que viene en sus barcos del comercio martimo?
Entonces, qu nos aconsejas que hagamos, para que nosotros tambin podamos
hacernos ricos? pregunt otro de sus amigos-.
Los aos han pasado, ya no somos jvenes, y no tenemos nada que guardar.
Yo les aconsejo que tomen la sabidura de Algamish y se digan: Una parte de todo lo
que gano es ma para ahorrarla. Dganlo en la noche. Dganlo a cada hora, cada da.
Dganse esto a ustedes mismos hasta que las palabras se destaquen como letras de fuego
a travs del cielo. Impresinense con la idea. Llnense con ese pensamiento. Luego
tomen cualquier porcin que les parezca razonable. Que no sea menos de la dcima
parte. Y ahrrenla. Arreglen sus otros gastos para hacer esto posible. Pero ahorren esa
porcin primero. Pronto se darn cuenta de qu rico sentimiento es poseer un tesoro
sobre el cual nicamente ustedes pueden disponer. Conforme crezca, los estimular.
Una nueva alegra de vida los emocionar. Desarrollarn mayores esfuerzos para ganar
ms. Pues con sus ganancias aumentadas no ser el mismo porcentaje tambin de
ustedes, para ahorrarlo?
Luego aprendan a hacer que sus tesoros trabajen para ustedes. Hganlos sus esclavos,
hagan de sus hijos y los hijos de sus hijos trabajen para ustedes. Aseguren un ingreso
para el futuro. Observen a los ancianos y no olviden que vendrn los das en que ustedes
tambin sern como ellos. Por lo tanto, inviertan sus tesoros con gran precaucin, para
que no los pierdan.
Las tasas asureras de reembolso son engaosas sirenas que cantan para atraer a los
incautos contra las rocas de prdida y remordimiento.
Prevean, tambin, que sus familias no queden en la indigencia, si los dioses lo llamaran
a su reino. Pues tal previsin es siempre posible de hacer con pequeos pagos a
intervalos regulares. Por lo tanto, el hombre previsor no demora, en espera de tener una
gran suma, para tan sabio propsito.
Asesrense de hombres sabios. Busquen en Consejo de hombres cuyo trabajo diario sea
el manejo de dinero. Que ellos les eviten un error como el que yo comet al confiar mi
dinero al juicio de Azmur, el ladrillero. Un reembolso pequeo pero seguro es ms
deseable que un riesgo.
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Sus amigos le dieron las gracias y se alejaron. Algunos estaban silenciosos porque no
tenan imaginacin y no podan comprender. Otros fueron sarcsticos, porque pensaban
que un hombre tan rico debera compartir su fortuna con sus viejos amigos no tan
afortunados. Pero algunos otros tenan una nueva luz en sus ojos. Estos se dieron cuenta
de que Algamish haba regresado cada vez al lugar de los escribientes porque estaba
observando cmo trabajaba un hombre para salir de la oscuridad a la luz. Cuando ese
hombre hubo encontrado la luz, un lugar lo estaba esperando. Nadie poda ocupar ese
lugar hasta que l hubiera, por s mismo, tenido xito con su propio entendimiento,
hasta que l estuviera listo para una oportunidad.
Esos ltimos fueron los nicos que, en los aos siguientes, visitaron frecuentemente a
Arkad, quien los reciba amablemente. Los aconsejaba y les daba gratuitamente su
sabidura, como los hombres de amplia experiencia estn siempre dispuestos a dar. Les
ayudaba en invertir sus ahorros, para que obtuvieran un buen inters con seguridad no
haba prdida ni los enredaba en inversiones que no pagaban dividendos.
El cambio en la vida de estos hombres se produjo aquel da, cuando se dieron cuenta de
la verdad que haba sido transmitida de Algamish a Arkad a dios.
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Los siete remedios para una bolsa pobre
La gloria de Babilonia perdura. A travs de las pocas su reputacin nos llega como la
ms rica de las ciudades; sus tesoros eran fabulosos.
Sin embargo, no fue siempre as. Los ricos de Babilonia fueron el resultado de la
sabidura de su pueblo. Ellos tuvieron primero que aprender cmo hacerse ricos.
Cuando el buen rey Sargn regres a Babilonia despus de derrotar a sus enemigos, los
elamitas, se encar con una seria situacin. El Canciller Real se la explic as:
Pero a dnde se fue el dinero que gastamos en estas grandes mejoras? pregunt el rey.
Pero por qu, demand el rey no debera toda la gente aprender cmo acumular
dinero y por lo tanto hacerse ricos y prsperos?
Canciller, quin sabe mejor, en toda nuestra ciudad, cmo hacerse rico? pregunt el
rey.
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Al da siguiente, como el rey haba decretado, Arkad apareci ante l, erguido y
flexible a pesar de sus setenta aos.
Arkad continu el rey-, nuestra ciudad es una ciudad muy infeliz. Porque unos pocos
hombres, saben cmo conseguir riqueza, y por lo tanto la monopolizan, mientras la
masa de nuestros ciudadanos carece del conocimiento de cmo ahorrar una parte del
dinero que reciben.
Es mi deseo que Babilonia sea la ciudad ms rica del mundo. Por consiguiente, debe ser
una ciudad con muchos hombres ricos; y para ello, debemos ensear a todos cmo
hacerse ricos. Dime: Arkad, hay algn secreto para conseguir riqueza? Puede
ensearse?
Arkad, t dijiste las palabras que deseaba escuchar. Te prestaras para esta gran
causa? Ensearas tus conocimientos a los maestros en una escuela, para que cada uno
de ellos los enseara a otros, hasta que hubiera suficiente gente adiestrada para ensear
esas verdades sobre tan valiosa materia en mis dominios?
Soy vuestro humilde servidor para obedeceros. Cualquier conocimiento que yo posea,
gustosamente lo dar para la mayora de mis semejantes y la gloria de mi rey. Que
vuestro buen canciller arregle una clase de cien hombres y yo les ensear los siete
remedios que engordaron mi bolsillo, para que no haya ningn pobre en toda Babilonia.
Una noche despus, en cumplimiento a los mandatos del rey, los cien escogidos se
reunieron en el gran vestbulo del Templo de la Enseanza, sentados en semicrculo
sobre coloridos asientos. Arkad se sent junto a un pequeo taburete, sobre el cual
fumaba una lmpara sagrada que emanaba un extrao y placentero olor.
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Por una deferencia de nuestro gran rey principi Arkad--, estoy ante ustedes a su
servicio. Porque una vez fui un joven pobre que deseaba grandemente oro, y por que
encontr el conocimiento que me capacit para conseguirlo, l me pide que les imparta
mis conocimientos.
No tuve las ventajas ni disfrut tan completamente como ustedes y cada ciudadano de
Babilonia.
El primer almacn de mi tesoro fue una bolsa muy usada. Detestaba su intil vaciedad.
Deseaba que estuviera repleta, resonante con el sonido del oro. Por consiguiente, busqu
los remedios para una bolsa pobre. Y encontr siete.
A ustedes, que estn reunidos ante m, les explicar estos siete remedios que
recomiendo a todos los hombres que deseen mucho oro. Cada da, durante siete das, les
explicar uno de los siete remedios.
Les ensear, en una forma simple, cmo engordar sus bolsas. ste es el primer
escaln que conduce al Templo de la Riqueza, y ningn hombre puede escalar a l si no
planta bien sus pies sobre el primer escaln. Consideremos ahora el primer remedio.
EL PRIMER REMEDIO:
Tambin yo gan mi primer penique en tales trabajos. Por lo tanto, t tienes la misma
oportunidad de forjar una fortuna.
Soy carnicero respondi este hombre-. Y compro las cabras que los granjeros cran,
las mato, y vendo la carne a las amas de casa y las pieles a los fabricantes de sandalias.
Porque t tambin trabajas y ganas, tienes las mismas posibilidades que yo.
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En esta forma, Arkad procedi a averiguar en qu trabajaba cada hombre para ganarse
la vida. Cuando les hubo preguntado a todos, dijo:
Ahora, mis estudiantes, ustedes pueden ver, que hay muchos oficios y trabajos en los
cuales los hombres pueden ganar dinero. Cada una de las formas de ganar es un chorro
de oro del cual el trabajador aparta, por su trabajo, una porcin para su propia bolsa. Por
lo tanto, a la bolsa de cada uno de ustedes fluye un chorro de dinero, mayor o menor de
acuerdo a sus habilidades No es as?
Entonces continu Arkad--, si cada uno de ustedes desea forjarse una fortuna, no es
sabio principiar por utilizar esa fuente de riqueza que ya se ha establecido?
Luego Arkad se dirigi a un hombre humilde que haba declarado ser un comerciante de
huevos.
Si t seleccionas una de tus canastas y pones en ella diez huevos cada maana, y sacas
cada noche nueve huevos, qu suceder?
Por qu?
Primero todos se miraron divertidos. Luego rieron. Finalmente agitaron sus bolsas en
broma.
Muy bien continu--. Ahora les dir el primer remedio para curar una bolsa pobre.
Exactamente como le suger al comerciante de huevos. Por cada diez monedas que
coloquen dentro de la bolsa, saquen para gastar solamente nueve. La bolsa comenzar
a engordar inmediatamente y su creciente peso en sus manos traer satisfaccin a sus
almas.
No se mofen de lo que digo por su simplicidad. La verdad es siempre simple. Les dije
que les contara cmo forj mi fortuna. se fue mi principio. Yo tambin llevaba una
bolsa pobre y la maldeca porque no haba nada delante de ella para satisfacer mis
deseos. Pero cuando empec a sacar de mi bolsa solamente nueve partes de diez que
pona dentro de ella, empez a engordar. As suceder con la de ustedes.
Ahora les dir una extraa verdad, cuya razn no conozco. Cuando ces de pagar ms
de nueve dcimas de mis ganancias y me administr para pasarla igual, no estuve ms
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pobre que antes. Seguramente es una ley de los dioses que, para aquel que ahorra y no
gasta una cierta parte de todo lo que gana, el oro le vendr ms fcilmente. Asimismo el
oro evitar a aquel cuya bolsa est vaca.
Qu desean ustedes ms? La satisfaccin de sus deseos de cada da, una joya, un
poco de gala, mejores prendas de vestir, ms comida, cosas que rpidamente se van o se
olvidan? O las pertenencias sustanciales, oro, tierras, ganado, mercancas, inversiones
que traigan ingresos? Las monedas que sacan de su bolsa traen las primeras. Las
monedas que dejen en ella traern a estas ltimas.
ste, mis estudiantes, fue el primer remedio que yo descubr para mi bolsa pobre: por
cada diez monedas que pona dentro de ella, gastaba solamente nueve. Debatan esto
entre ustedes. Si algn hombre prueba que es falso, me lo dir maana cuando nos
reunimos otra vez.
EL SEGUNDO REMEDIO:
CONTROLA TUS GASTOS
Prosigui.
Sin embargo, no todos ganan lo mismo. Algunos ganan ms que otros. Algunos tienen
familias ms grandes que sostener. Aun as todas las bolsas estaban igualmente pobres.
Ahora les dir una extraa verdad acerca de los hombres y los hijos de los hombres.
sta es: lo que cada uno de nosotros llama nuestros gastos necesarios crecer siempre
en proporcin a nuestros ingresos, a menos que protestemos lo contrario.
No confundan sus gastos necesarios con sus deseos. Cada uno de ustedes, junto con
sus buenas familias, tiene ms deseos que los de sus ganancias pueden satisfacer. Por lo
tanto, sus ganancias se gastan en satisfacer estos deseos hasta donde se puede. Y an
conservan muchos deseos insatisfechos.
Todos los hombres estn cargados con ms deseos de los que pueden satisfacer.
Creen que yo, debido a mi riqueza, puedo satisfacer cada deseo? Esta es una idea falsa.
Hay lmites para mi tiempo. Hay lmites para mi fuerza. Hay lmites para la distancia
que puedo viajar. Hay lmites para todo lo que puedo comer. Hay lmites para el deleite
que puedo disfrutar.
Yo les digo que as como las semillas crecen en un campo donde el granjero deja
espacio para sus races, as libremente los deseos crecen en los hombres siempre que
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hay una posibilidad de satisfacerlos. Sus deseos son una multitud, y aquellos que
ustedes pueden satisfacer son unos pocos.
Estudien reflexivamente sus hbitos de vida. Aqu se puede encontrar muy a menudo
ciertos gastos aceptados que sabiamente que pueden reducir o eliminar. Que su lema sea
exigir a cada moneda gastada el cien por ciento de su valor estimado.
Por lo tanto, graben sobre la arcilla cada cosa por la cual desean gastar. Seleccionen
aquellas que son necesarias y otras que son posibles a travs del gasto de los nueve
dcimos de su ingreso. Tachen el resto y considrenlo slo una parte de la gran
multitud de deseos que deben seguir insatisfechos y no lamentarlos.
Presupuesten luego sus gastos necesarios. No toquen el dcimo que est engordando
sus bolsas. Que ste sea su gran deseo que est siendo satisfecho. Sigan trabajando con
su presupuesto, sigan ajustndose a l para ayudarse. Hganlo su primer ayudante en
defender vuestra bolsa gorda.
Aqu uno de los estudiantes, que usaba un manto rojo y dorado, se levant y dijo:
Soy un hombre libre. Y creo que es mi derecho disfrutar las cosas buenas de la vida.
Por lo tanto, me rebelo contra la esclavitud de un presupuesto que determine cunto
puedo gastar y en qu. Yo siento que quitara mucho placer a mi vida y me hara un
poco ms que un burro de carga.
Arkad le replic:
ste es, entonces, el segundo remedio para una bolsa pobre. Presupuesten sus gastos
para que puedan tener dinero con que pagar sus necesidades, pagar sus disfrutes y
satisfacer sus deseos valiosos, sin gastar ms que nueve dcimos de vuestras ganancias.
EL TERCER REMEDIO
HAZ QUE TU ORO SE MUTIPLIQUE
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tesoros a trabajar y crecer. El oro en una bolsa es agradable de poseer y satisface a un
alma miserable, pero no gana nada. El oro que podamos retener de nuestras ganancias es
slo el principio. Las ganancias que l haga forjarn nuestras fortunas dijo Arkad el
tercer da de su clase--. Por lo tanto, cmo podemos poner a trabajar a nuestro oro? Mi
primera inversin fue desafortunada, pues perd todo. Este cuento se los relatar ms
tarde. Mi primera inversin lucrativa fue un prstamo que hice a un hombre llamado
Aggar, un fabricante de escudos. Cada ao l compraba grandes embarques de bronce
del otro lado del mar para usarlos en su oficio. Careciendo de suficiente capital para
pagar a los comerciantes, lo peda prestado de aquellos que tenan dinero extra. Era un
hombre honorable. Reembolsaba su prstamo junto con una renta liberal, en cuanto
venda sus escudos.
Cada vez que yo le prestaba a l, le volva, a prestar la renta que me haba pagado. Por
lo tanto no slo mi capital aument, sino que sus ganancias tambin aumentaban. Fue
muy satisfactorio tener de regreso estas sumas en mi bolsa.
Yo les digo a ustedes, mis estudiantes, que la riqueza de un hombre no est en las
monedas que lleva, en su bolsa; est en el ingreso que l se forma, en el ahorro dorado
que fluye continuamente a su bolsa y la mantiene siempre repleta. Eso es lo que cada
hombre desea. Eso es lo que ustedes, cada uno de ustedes desea: un ingreso que
contine fluyendo si trabajas o viajas.
El oro aumenta razonablemente cuando se hacen razonables ganancias como stas que
contar:
El granjero, cuando naci su primer hijo, llev diez piezas de plata a un prestamista y
le pidi que las conservara en renta para su hijo hasta que tuviera veinte aos de edad.
Esto hizo el prestamista, y estuvo de acuerdo en que la renta debera ser un cuarto de su
valor cada cuatro aos. El granjero pidi; debido a que la suma de que l haba apartado
perteneca a su hijo, que la renta se agregara al capital. Cuando el muchacho lleg a la
edad de veinte aos, el granjero fue otra vez con el prestamista a inquirir acerca de la
plata. El prestamista le explic que debido a que la suma haba sido aumentada por
inters compuesto, las diez piezas de plata originales haban aumentado a treinta y
media piezas. El granjero estaba muy complacido y debido a que el hijo no necesitaba
el dinero, lo dej con el prestamista. Cuando el hijo lleg a los cincuenta aos de edad
ya el padre haba muerto--, el prestamista le peg el finiquito ciento sesenta y siete
piezas de plata.
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As, en cincuenta aos la inversin se haba multiplicado casi diecisiete veces.
ste es, por lo tanto, el tercer remedio para una bolsa pobre: pon cada moneda a
trabajar para que pueda reproducir su especie como el rebao del campo y ayude a
traerte ingresos, un chorro de riqueza que fluir constantemente a tu bolsa.
EL CUARTO REMEDIO
PROTEGE TUS TESOROS DE POSIBLES PRDIDAS
Antes de confiarlo en una inversin en cualquier campo, familiarzate con los peligros
que pueden acosarlo.
Mi primera inversin fue una tragedia para m en aquel tiempo. Los ahorros de un ao
los confi a un ladrillero llamado Azmur, que estaba viajando por lejanos mares, y el
Tiro me compr unas joyas raras de los fenicios. Estas joyas las venderamos a su
regreso y nos dividiramos las ganancias. Los fenicios eran sinvergenzas y le
vendieron pedazos de vidrio. Mi tesoro se perdi. Hoy mi experiencia me mostrara
inmediatamente la locura de confiar a un ladrillero la compra de joyas.
ste es, entonces, el cuarto remedio para una bolsa pobre, y de gran importancia si
previene a sus bolsas de ser vaciadas una vez que han llegado a estar bien llenas.
Protege tu tesoro de posibles prdidas invirtiendo solamente donde el capital est
seguro, donde se pueda reclamar si se desea y donde no fallars en cobrar un inters
justo. Consulta con los hombres sabios. Sigue el consejo de aquellos experimentados en
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el manejo provechoso del oro. Que su sabidura proteja tu tesoro de inversiones
inseguras.
EL QUINTO REMEDIO:
HAZ DE TU MORADA UNA INVERSIN PROVECHOSA
Si un hombre separa nueve partes de sus ganancias para vivir y disfrutar de la vida, y
si puede convertir alguna de estas partes nueve partes en una inversin redituable sin
detrimento de su bienestar, entonces su tesoro crecer mucho ms rpido.
Trae contento el corazn de un hombre comer los higos de sus propios rboles y las
uvas de sus propias vias. Poseer su propia casa y tenerla como un lugar que l est
orgulloso de cuidar, le da confianza a su corazn y mayores esfuerzos detrs de todos
sus empeos. Por lo tanto, recomiendo que cada hombre posea el techo que cobija a l y
a los suyos.
Tambin les digo a ustedes, mis estudiantes, que los prestamistas agradablemente
consideran los deseos de los hombres que buscan hogares y tierra para sus familias.
Rpidamente les pueden prestar para pagar al fabricante de ladrillo y al constructor, para
tan loable propsito, si ustedes pueden mostrarles una razonable porcin de la suma
necesaria que ustedes mismos han destinado para tal propsito.
Luego tu corazn se complacer porque poseers por propio derecho una valiosa
propiedad y solamente pagars los impuestos del rey.
Tambin tu buena esposa ir ms a menudo a lavar tus tnicas, y cada vez a su regreso
puede traer una bota de piel de cabra llena de agua para verter sobre las cosas
crecientes.
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As vienen muchas bendiciones al hombre que posee su propia casa. Y grandemente
se reducir su costo de vida, haciendo accesible ms de sus ganancias para diversiones y
para satisfaccin de sus deseos. ste es entonces el quinto remedio para una bolsa
pobre: posee tu propia casa.
EL SEXTO REMEDIO:
ASEGURA UN INGRESO FUTURO
Hay diversas formas por las cuales un hombre puede proveer con seguridad para su
futuro. Puede disponer un lugar escondido y all enterrar su secreto tesoro. Sin embargo,
no importa con qu habilidad se esconda, puede llegar a ser un botn para los ladrones.
Por tal razn no recomiendo este plan.
Un hombre puede comprar casas o terrenos para este propsito. Si sabiamente los
escoge por su utilidad y valor en el futuro, stos permanecen con su valor, y sus
ganancias o su venta lo proveern bien para su propsito.
Seguramente, cuando tan pequeos pagos hechos con regularidad producen tan
redituables resultados, ningn hombre puede darse el lujo de no asegurar un tesoro
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para su vejez y la proteccin de su familia, no importa qu tan prsperos puedan ser
sus negocios y sus inversiones.
Pero debido, a que vivimos en los das presentes y no en los das que estn por venir,
debemos sacar ventaja de aquellos medios y formas, de conseguir nuestros propsitos.
Por lo tanto, yo recomiendo a todos los hombres que ellos, por sensatos y bien sentados
mtodos, prevengan contra una bolsa pobre en sus aos maduros. Pues una bolsa pobre
para un hombre que ya no es capaz de ganar, o para una familia sin su cabeza, es una
dolorosa tragedia. ste es, entonces, el sexto remedio para una bolsa pobre. Haz
provisin para las necesidades de tu vejez y la proteccin de tu familia.
EL SPTIMO REMEDIO
AUMENTA TU HABILIDAD PARA GANAR DINERO
Les hablar a ustedes, mis estudiantes, de uno de los vitales remedios para una bolsa
pobre. Pero no les hablar de oro sino de ustedes mismos, de los hombres debajo de las
tnicas de muchos colores que estn sentados frente a m. Yo les hablar de las cosas
que hay dentro de las mentes y vidas de los hombres que trabajan para o contra su xito.
Nos podemos rer de su simplicidad, pero l posea uno de los requerimientos vitales
para aumentar sus ganancias. Dentro de l haba un fuerte deseo de ganar ms, un
apropiado y recomendable deseo.
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Un logro debe ser precedido por un deseo: Tus deseos deben ser fuertes y definidos.
Los deseos generales son dbiles anhelos. Para un hombre el deseo de ser rico es un
pequeo propsito. Para un hombre, desear cinco piezas de oro es un deseo tangible que
puede presionar para satisfacerlo. Despus que haya conseguido su deseo de cinco
piezas de oro con fuerza de propsito para asegurarlo, l puede encontrar formas
similares para obtener diez piezas, y luego veinte piezas, y ms tarde mil piezas, y he
aqu que se ha hecho rico. Aprendiendo a conseguir su pequeo y definido deseo, l se
ha adiestrado para conseguir los deseos mayores. ste es el proceso por el cual se
acumula riqueza: primero en sumas pequeas, luego en sumas mayores a medida que el
hombre aprenda y se haga ms capaz.
Los deseos deben ser simples y definidos. stos derrotan su propio propsito si son
demasiados, muy confusos o estn ms all del adiestramiento de un hombre para
conseguirlos.
Siempre los asuntos del hombre cambian y mejoran debido a que los hombres de
mente aguda buscan mayor habilidad para poder servirles mejor a aquellos de cuya
proteccin dependen. Por consiguiente, yo exhorto a todos los hombres a estar al frente
del progreso y no permanecer impasibles ni quedarse rezagados.
Muchas cosas hacen rica la vida del hombre con provechosas experiencias. Estas
cosas que, un hombre debe hacer si se representa a s mismo son las siguientes:
Pagar sus deudas con toda la prontitud dentro de sus posibilidades, y comprar nada
que no sea capaz de pagar.
Hacer un testamento oficial para que, en caso de que los dioses lo llamen, se cumpla
con la divisin apropiada de sus bienes.
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As, el sptimo y ltimo remedio para una bolsa pobre es: cultiva tus propios poderes,
estudia y s ms sabio, s ms hbil y as acta para respetar a ti mismo. De ese modo
adquirirs confianza en ti mismo para conseguir tus deseos cuidadosamente
considerados.
Estos son los siete remedios para una bolsa pobre, extrados de una larga y exitosa
vida. Yo exhorto a seguirlos a todos los hombres que desean riqueza.
Hay ms oro en Babilonia, mis estudiantes, que vuestros sueos. Hay abundancia para
todos.
Vayan y practiquen estas verdades para que puedan prosperar y enriquecerse como es
justo.
Vayan y enseen estas verdades para que cada honorable sbdito de Su Majestad
pueda compartir liberalmente la inmensa riqueza de nuestra querida ciudad.
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Encuentre a la Diosa de la buena suerte
Si un hombre tiene suerte, es incalculable a
extensin de su buena fortuna. Arrjenlo al ufrates
y, como si nada, emerger con una perla en la mano.
Proverbio Babilonio
El deseo de tener suerte es universal. Fue tan fuerte en los corazones de los hombres
hace cuatro mil aos en la antigua Babilonia, como lo es en los corazones de los
hombres de hoy. Todos deseamos ser favorecidos por la caprichosa Diosa de la Buena
Suerte. Hay alguna forma en que podamos encontrarla y atraer no solamente su
favorable atencin sino tambin sus generosos favores?
Este edificio era el Templo del Aprendizaje, donde la sabidura del pasado era
expuesta por maestros voluntarios y donde las materias eran discutidas en foros
abiertos. Dentro de sus muros, todos los hombres eran iguales. El ms humilde de los
esclavos poda disputar con impunidad las opiniones de un prncipe en la casa real.
Entre los muchos que frecuentaban el Templo del Aprendizaje, estaba un sabio rico
llamado Arkad, conocido como el hombre ms rico de Babilonia. l tena su propio
saln especial donde casi todas las noches un gran grupo de hombres, algunos viejos,
algunos jvenes, pero la mayora de la media edad, se reunan para discutir interesantes
materias. Supongamos que los escuchamos y veamos si saban cmo atraer a una buena
suerte.
El sol se acaba de poner como una gran bola roja de fuego brillando a travs de la
media de polvo del desierto, cuando Arkad se encamin a su plataforma acostumbrada.
Ya ochenta hombres estaban esperando a su llegada, reclinados sobre sus pequeos
tapetes esparcidos sobre el piso. Ms estaban todava llegando.
Yo tengo una materia sobre la cual me gustara escuchar discutir, aunque dudo en
exponerla: no sea que le parezca ridcula a usted, Arkad, y a mis buenos amigos.
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Al ser urgido a exponerla, por Arkad y el pedimento de los otros, continu:
Hoy he tenido suerte, pues encontr una bolsa en la cual haba piezas de oro.
Continuar teniendo suerte es mi gran deseo. Sintiendo que todos los hombres
comparten conmigo este deseo, sugiero que discutamos cmo atraer la buena suerte para
que podamos atraerla para uno.
Investigamos si hay medios por los cuales la buena suerte se puede atraer para que
visite a cada uno de nosotros?
Hubo una pausa en la cual todos se miraron, esperando que alguien contestara, pero
nadie lo hizo.
Qu, no hay ninguno? pregunt Arkad--. Qu rara debe ser ciertamente esta clase de
buena suerte. Quin podr sugerirnos ahora hacia dnde continuaremos nuestra
bsqueda?
No tengo aversin en admitir que ella no pareca saber siquiera que yo estaba ah.
Pero qu hay con el resto de ustedes? La han encontrado esperndolos en tales lugares
para rodar los dados a su favor? Estamos ansiosos de escuchar tanto como de aprender.
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Un sabio comienzo interrumpi Arkad-. Nos encontramos aqu para considerar
todos los lados de la cuestin. Ignorar la mesa de juego seria, disimular un comn
instinto de la mayora de los hombres: el amor de arriesgarse con una pequea cantidad
de plata con la esperanza de ganar mucho oro.
Eso me recuerda las carreras de caballos de ayer dijo otro oyente-. Si la diosa
frecuenta las mesas de juego, ciertamente no pasa por alto las carreras de caballos donde
los dorados carruajes y los espumosos caballos ofrecen ms emocin. Dinos
honestamente, Arkad, ella te susurr ayer que apostaras a aquellos caballos grises de
Nnive? Estaba parado detrs de ti y apenas poda creer a mis odos cuando escuch que
apostabas a los grises. T sabes as como todos nosotros que ningn equipo en toda
Asiria puede derrotar a nuestros bayos en una carrera de caballos limpia. Susurr la
diosa en tu odo para que apostaras en tus caballos grises, porque en la ltima vuelta el
caballo negro del lado interior tropezara y estorbara a nuestros bayos para que los
grises ganaran la carrera y registraran una victoria inmerecida?
Qu razn tenemos para creer que la buena diosa tomara mucho inters en la
apuesta de cualquier hombre en las carreras de caballos? Para m ella es una diosa de
amor y dignidad, cuyo placer es ayudar a aquellos que estn en necesidad y premiar a
aquellos que son merecedores. Yo veo que se encuentra no en las mesas de juego o en
las carreras de caballos, donde los hombres pierden ms dinero del que ganan, sino en
otros lugares, donde los hechos de los hombres son ms valiosos y ms dignos de
recompensa.
En labrar la tierra, en oficios honestos, en todas las ocupaciones del hombre, hay una
oportunidad de hacer una ganancia de sus esfuerzos y transacciones. Tal vez no siempre
ser recompensado, porque algunas veces su juicio puede fallar y otras veces los vientos
y el tiempo pueden derrotar sus esfuerzos. No obstante, si l persiste, puede esperar a
realizar su ganancia. Esto es as porque las oportunidades de ganancia estn siempre a
su favor.
Por ejemplo, consideremos las apuestas sobre el dado. Cada vez que es tirado,
apostamos qu lado quedar hacia arriba. Si es el lado rojo, el tallador nos paga cuatro
veces la apuesta. Pero si cualquiera de los otros cinco lados cae hacia arriba, perdemos
nuestra apuesta. As los nmeros nos muestran que en cada tirada de dado tenemos
cinco oportunidades de perder, pero debido a que el lado rojo paga cuatro por uno,
tenemos cuatro oportunidades de ganar. En una noche de juego el tallador puede
conservar para s un quinto de todas las monedas apostadas. Puede el hombre esperar
ganar ms que ocasionalmente, contra una ventaja arreglada de tal manera que l pierda
un quinto de todas sus apuestas?
31
Sin embargo, algunos hombres ganan grandes sumas algunas veces replic uno de
los oyentes.
Si ninguno de ustedes puede pensar en nadie ms, luego qu les parece ustedes
mismos? Hay algunos consistentes ganadores con nosotros que vacilan en aconsejar tal
fuente para sus ingresos?
Su reto fue contestado desde la parte de atrs por una serie de gruidos que se levant
y se extendi entre muchos hombres que rean.
Parecera que no estamos buscando la buena suerte en los lugares que frecuenta la
diosa continu--. Por lo tanto, exploremos otros campos. No la encontramos en recoger
carteras perdidas. Ni se encuentra en las mesas de juego. En cuanto a las carreras de
caballos, debo confesar que he perdido ms dinero del que he ganado. Ahora,
supongamos que consideramos nuestros oficios y negocios. No es natural, si
concluimos una transaccin redituable, considerarla no buena suerte sino justa
recompensa a nuestros esfuerzos? Estoy inclinado a pensar que podemos estar pasando
por alto los regalos de la diosa. Tal vez ella realmente nos ayuda y nosotros no
apreciamos su generosidad. Alguno sugiere seguir discutiendo?
Con el permiso del muy honorable Arkad y mis amigos, ofrezco una sugerencia. Si,
como has dicho, damos crdito a nuestra propia industria y habilidad para el xito de
nuestros negocios, por qu no considerar los xitos que casi disfrutamos pero los cuales
se nos escaparon, sucesos que pudieron haber sido ms redituables. stos haban sido
raros ejemplos de buena suerte si hubieran realmente acontecido. Debido a que no se
consumaron, no podemos considerarlos como nuestras justas recompensas.
Seguramente muchos hombres presentes tienen tales experiencias que nos pueden
relatar.
Quin entre nosotros ha tenido la buena suerte a su alcance solamente para verla
escapar?
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Muchas manos se levantaron, entre ellas la del comerciante. Arkad le indic que
hablara:
Hace muchos aos, cuando yo era joven, recin casado y comenzaba a tener buenas
ganancias, mi padre vino un da y me urgi con mucha insistencia que entrara en una
inversin. El hijo de uno de sus mejores amigos haba tenido noticias de una porcin de
tierra rida no ms lejos de los muros de nuestra ciudad. Estaba en una parte alta, arriba
del canal donde el agua no la alcanzaba. El hijo del amigo de mi padre dise un plan
para comprar esta tierra, construir tres grandes ruedas hidrulicas que pudieran ser
operadas por bueyes, y as levantar las aguas que dan vida y hacen frtil el suelo. Una
vez logrado esto, dividira el terreno en pequeos lotes y los vendera a los residentes de
la ciudad como parcelas.
El hijo del amigo de mi padre no posea suficiente oro para completar tal empresa.
Como yo l era un joven que ganaba una suma regular. Su padre, como el mo, era un
hombre con una gran familia y medios pequeos.
Tus palabras son palabras de sabidura, padre mo. Deseo grandemente riquezas.
Pero hay muchas necesidades que solicitan mis ganancias. Por lo tanto, vacilo hacer lo
que me aconsejas. Soy joven. Hay mucho tiempo.
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La oportunidad se para frente a ti, mi hijo. Te est ofreciendo una oportunidad que
puede conducirte a la riqueza. Te suplico, no demores. Ve maana con el hijo de mi
amigo y concierta con l pagar el diez por ciento de tus ganancias en esta inversin. Ve
rpidamente maana. La oportunidad no espera a ningn hombre. Hoy est aqu; pronto
se ir. Por lo tanto, no demores.
A pesar del consejo de mi padre, yo vacil. Haba hermosas tnicas nuevas acabadas
de traer por los comerciantes desde el Oriente, tnicas de tal riqueza y belleza que mi
buena esposa y yo sentimos que deberamos poseer una. Debera estar de acuerdo en
pagar un dcimo de mis ganancias a la empresa, y deberamos privarnos de estos y otros
placeres que desebamos fervientemente? Me demor en tomar una decisin hasta que
fue demasiado tarde, con mi subsecuente remordimiento. La empresa result ser ms
redituable de lo que cualquier hombre habra profetizado. ste es mi relato, que muestra
cmo permit escapar a la buena suerte.
En este relato vemos cmo la buena suerte llega a aquel hombre que acepta la
oportunidad coment un hombre moreno del desierto-. Para la formacin de un
patrimonio debe haber siempre un principio. Ese comienzo puede ser unas pocas piezas
de oro y plata, que un hombre aparta de sus ganancias para su primera inversin. Yo
mismo soy dueo de muchos rebaos. El comienzo de mis rebaos lo principi cuando
yo era un simple muchacho y compr con una pieza de plata un terreno joven. Esto,
siendo el principio de mi riqueza, fue de gran importancia para m.
Hubiera dado ese paso nuestro amigo el comerciante en su temprana madurez, cuando
esa oportunidad vino a l, y ese da sera bendecido con muchos ms terrenales.
Debera la buena suerte de nuestro amigo, el tejedor de ropa, motivarlo a dar ese paso en
esta ocasin, y sera ciertamente el principio de una buena fortuna mucho ms grande.
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no se mueve rpido cuando la oportunidad llega, ser un gran moroso como nuestro
amigo, este comerciante.
Mi admiracin para ti, extranjero dentro de nuestras puertas, que no vacilas en decir
la verdad.
Y ahora escuchemos otro relato de la oportunidad. Quin tiene otra experiencia para
nosotros? pregunt Arkad.
Yo tengo contest un hombre de mediana edad vestido con una bata roja--. Soy un
comprador de animales, principalmente camellos y caballos. Algunas veces tambin
compro ovejas y cabras. El relato que estoy a punto de hacer les dir verdaderamente
cmo la oportunidad vino una noche cuando menos la esperaba. Tal vez por eso la dej
que se escapara. De esto ustedes sern los jueces.
Tan obscuro estaba que yo no poda ver su rebao, pero por su balido saba que deba
ser muy grande. Luego de haber pasado diez das buscando camellos y sin encontrarlos,
yo estaba contento de negociar con l. En su ansiedad, l puso un precio muy razonable.
Yo acept, sabiendo bien que mis esclavos podran conducir el rebao a travs de las
puertas de la ciudad en la maana y venderlo con una sustancial ganancia.
El negocio concluy; llam a mis esclavos para que trajeran antorchas y pudiramos
contar el rebao, el cual, declar el granjero, contena novecientas ovejas. No los
fastidiar, mis amigos, con la dificultad de intentar contar tantas ovejas sedientas e
inquietas. Result ser una tarea imposible. Por lo tanto, le inform al granjero que las
contara a la luz del da y entonces le pagara.
Por favor, honorable seor suplic, pgame dos tercios del precio esta noche para
que yo pueda partir. Dejar a mi esclavo ms inteligente y educado para que ayude a
hacer la cuenta en la maana. Es digno de confianza y a l puedes pagar el saldo.
Pero fui terco y rehus hacer el pago esa noche. A la maana siguiente, antes de que
yo despertara, se abrieron las puertas de la ciudad y cuatro compradores se precipitaron
en busca de rebaos. Ellos estaban ms ansiosos y dispuestos a pagar altos precios
debido a que la ciudad estaba amenazada con ser sitiada y la comida no era suficiente.
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Casi tres veces el precio al cual me haba ofrecido el rebao a m, recibi el granjero por
l. As fue como permit escaparse a la buena suerte.
Aqu hay un relato muy inslito coment Arkad-. Qu nos sugiere la sabidura?
Gracias! Otra vez me gustara hablar el sitio estaba otra vez de pie-. Estos relatos
son muy parecidos. Cada vez la oportunidad se escapa por la misma razn. Cada vez
que ella viene a un moroso, trayendo un buen plan, l vacila. No dice ahora mismo es
el mejor momento, lo har rpidamente. Cmo pueden tener xito los hombres en esa
forma?
Sabias son tus palabras, mi amigo respondi el comprador-. La buena suerte huy
de la morosidad en ambos relatos. Pero esto no es inslito. El espritu de morosidad est
dentro de todos los hombres. Deseamos riquezas; pero a menudo, cuando la oportunidad
aparece ante nosotros, ese espritu de morosidad desde dentro nos acosa con varias
demoras contra nuestra decisin. Al escucharlo nos convertimos en nuestros propios
enemigos.
En mis das de joven yo no lo saba, pero este amigo nuestro de Siria s lo saba. Yo
crea al principio que era mi pobre juicio lo que me causaba prdidas en muchos oficios
redituables. Ms tarde lo acredit a mi tercera disposicin. Al fin, lo reconozco, era un
hbito de innecesaria demora donde se requera accin, accin pronta y decisiva. Cmo
lo odi cuando se revel su verdadero carcter. Con la amargura de un asno salvaje
enganchado a su carruaje, me escap de este enemigo de mi xito.
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tales actos, con determinacin lo venc. As cada hombre debe dominar su espritu de
morosidad antes de esperar compartir los ricos tesoros de Babilonia. Qu dices, Arkad?
Debido a que eres el hombre ms rico de Babilonia, muchos proclaman que t eres el
de mejor suerte. Ests de acuerdo conmigo en que ningn hombre puede llegar a la
completa medida del xito hasta no haber aplastado completamente el espritu de
morosidad dentro de l?
Veo a la buena suerte con una luz diferente. Yo pensaba de ella como algo ms
deseable, que poda suceder a un hombre sin esfuerzo de su parte. Ahora me doy cuenta
de que tales sucesos no son de la clase de cosas que puedan atraerla hacia uno mismo.
De nuestra discusin he aprendido que para atraer la buena suerte, es necesario sacar
ventaja de las oportunidades. Por lo tanto, en el futuro me esforzar lo mejor para que
tales oportunidades vengan a m.
Nosotros proseguimos esta discusin para encontrar los medios por los cuales
podemos atraernos la buena suerte continu Arkad-. Yo siento que hemos encontrado
el camino. Ambos relatos ilustraron cmo la buena suerte sigue a la oportunidad. Dentro
de ellos yace una verdad que muchos relatos similares de buena suerte, gane o pierda,
no podran cambiar. La verdad es esta: la buena suerte se puede atraer aceptando la
oportunidad.
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Las cinco leyes del oro
Una pesada bolsa con oro o con una tabilla de arcilla grabada con palabras de
sabidura. Si tuvieras que escoger, cul escogeras?
Por la luz flamante del fuego de los arbustos del desierto, las caras de los oyentes,
tostadas por el sol, brillaron con inters.
Hark continu, levantando su mano-. Escucha a los perros salvajes all afuera en la
noche. Allan y se lamentan porque estn flacos de hambre. Aunque los alimentemos,
qu es lo que hacen ellos? Pelear y pavonearse. Luego de pelear y pavonearse, hacen
algo ms: no pensar en el maana que seguramente vendr. Justamente as es con los
hijos de los hombres. Dales a escoger entre oro y sabidura y qu es lo que hacen?
Ignoran la sabidura y gastan el oro. En la maana, se lamentarn porque no tienen ms
oro. El oro se reserva para aquellos que conocen sus leyes y se acogen a ellas.
Kalabab estir su blanca tnica alrededor de sus flacas piernas, pues un fro viento
nocturno estaba soplando.
Porque t me has servido fielmente en nuestra larga jornada, porque has cuidado
bien de mis camellos; porque has trabajado fatigosamente sin quejarte a travs de las
ardientes arenas del desierto, porque luchaste valientemente contra los ladrones que
buscaban despojarme de mi mercanca, voy a relatarte esta noche el cuento de las cinco
leyes del oro, un cuento tal como nunca lo has escuchado antes. Escucha con profunda
atencin las palabras que yo hablo, pues si entiendes su significado y les pones
atencin, en los das que vienen tendrs mucho oro.
Hizo una pausa impresionante. Arriba en un toldo azul, las estrellas brillaban radiantes
en los ciclos claros de cristal de Babilonia. Detrs del grupo asomaban las descoloridas
tiendas instaladas muy juntas contra las posibles tormentas del desierto. Junto a las
tiendas estaban, apilados con orden, fardos de mercanca cubiertos con pieles. Cerca, el
rebao de camellos se tenda en la arena, algunos rumiando contentamente, otros
roncando en desacorde.
Les he contado de mis aventuras en extraas y distantes tierras, pero esta noche les
contar de la sabidura de Arkad, el sabio rico.
Fue el hombre ms rico debido a que fue sabio en el uso del oro, inclusive como
ningn hombre lo ha sido antes que l dijo Kalabab-. Esta noche les contar su gran
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sabidura como me fue contada por Nomasir, su hijo, hace muchos aos en Nnive,
cuando yo era mozalbete.
Luego nos relat este cuento de la gran sabidura de Arkad, su padre, igual como yo se
los contar a ustedes.
En Babilonia es la costumbre, como ustedes saben, que los hijos de los padres ricos
vivan con sus padres en espera de la heredad del patrimonio. Arkad no aprobaba esta
costumbre. Por consiguiente, cuando Nomasir se hizo hombre. Arkad envi por l y le
dijo:
Para comenzar bien, te dar dos cosas que a m mismo me fueron negadas cuando
comenc, como un joven pobre a forjar una fortuna.
Primero, te dar esta bolsa de oro. Si las usas sabiamente, ser la base de tu futuro
xito.
Segundo, te dar esta tablilla de arcilla sobre la cual estn grabadas las cinco leyes del
oro. Si las interpretas en tus propios actos, te traern capacidad y seguridad.
Desde este ao pasarn diez aos hasta tu regreso a la casa de tu padre, y dars cuenta
de ti mismo. Si pruebas ser merecedor, entonces te har el heredero de mi patrimonio.
De lo contrario, lo dar a los sacerdotes para que aquellos puedan permutar para mi
alma la bondadosa consideracin de los dioses.
As Nomasir parti para hacer su propio progreso, tomando su bolsa de oro, la tablilla
de arcilla cuidadosamente envuelta en sedosa tela, su esclavo y los caballos sobre los
cuales viajaron.
Los diez aos pasaron, Nomasir, como haba acordado, regres a la casa de su padre,
quien dispuso una gran fiesta en su honor, a la cual invit a muchos amigos y parientes.
Despus que la fiesta se acab, el padre y la madre subieron a sus asientos como tronos
ubicados a un lado del vestbulo, y Nomasir se par ante ellos para dar cuenta de s
mismo como le haba prometido a su padre.
Era de noche. El saln estaba brumoso con el humo de los pabilos de las lmparas de
aceite que borrosamente lo iluminaban. Esclavos de tnicas y chaquetillas tejidas
abanicaban rtmicamente el aire hmedo con hojas de palma de tallo largo. Una
majestuosa dignidad coloreaba la escena. La esposa de Nomasir y sus dos jvenes hijos,
39
con amigos y otros miembros de la familia, se sentaron sobre tapetes detrs de l, como
vidos oyentes.
Decid ir a Nnive. Como era una creciente ciudad, cre que podra encontrar all
oportunidades. Me un a una caravana y entre sus miembros hice numerosos amigos.
Dos elocuentes hombres que tenan un caballo blanco muy hermoso, tan rpido como el
viento, estaban entre ellos. Conforme viajbamos, me dijeron en confidencia que en
Nnive se encontraba un hombre acaudalado que posea un caballo tan rpido que nunca
haba sido derrotado. Su propietario crea que ningn caballo viviente podra correr con
mayor velocidad. Por lo tanto; l apostara cualquier suma, por muy grande que fuera, a
que su caballo alargara a cualquier caballo en toda Babilonia. Comparado al caballo de
ellos (as decan mis amigos), era un burro de carga que poda ser derrotado con
facilidad. Ellos ofrecieron, como un gran favor, permitirme unir a ellos en una apuesta.
Yo estaba muy entusiasmado con el plan. Pero nuestro caballo fue derrotado y yo perd
mucho de mi oro.
Ms tarde, descubr que ste era un engaoso plan de aquellos hombres y que ellos
viajaban constantemente con las caravanas buscando vctimas. Usted ve, el hombre de
Nnive era un socio y comparta con ellos las apuestas que l ganaba. Este sagaz engao
me ense mi primera leccin en tener cuidado por m mismo.
Ya estaba listo para prender otra, igualmente amarga. En la caravana estaba otro joven
de quien llegu a ser muy amigo. Era hijo de padres acaudalados y, como yo, viajaba a
Nnive a encontrar una localizacin apropiada. No mucho despus de nuestra llegada,
me cont que un comerciante haba muerto y que su tienda, con sus ricas mercancas y
clientela, se podra obtener a un precio mezquino. Diciendo que seramos socios iguales,
pero que primero l debera regresar a Babilonia para obtener su oro, el me convenci
de que comprara las existencias de mercanca con mi oro, acordando que el suyo sera
usado ms tarde para continuar nuestra empresa.
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Pronto siguieron, padre mo, das ms amargos. Busqu empleo y no lo encontr, pues
careca de oficio o adiestramiento que me capacitara para ganar. Vend mis caballos.
Vend mi esclavo. Vend mis tnicas extras para tener comida y un lugar para dormir
pero cada horrible da quera aplastarme ms.
Pero en aquellos amargos das, record tu confianza en m, padre mo. T me habas
enviado a que me hiciera hombre, y eso estaba determinado a conseguir.
Esta vez, me acord de la tableta de arcilla que me habas dado, en la que habas
grabado las cinco leyes del oro. Le cuidadosamente tus palabras de sabidura y me di
cuenta de que si primero hubiera buscado sabidura, mi oro no se habra perdido.
Aprend de memoria cada ley y determin que cuando la diosa de la buena fortuna me
sonriera una vez ms, yo sera guiado por la sabidura de la edad, y no por la
inexperiencia de la juventud.
Para beneficio de ustedes que estn sentados aqu esta noche, leer la sabidura de mi
padre tal como la grab sobre la tableta de arcilla que me dio hace diez aos.
II. El oro trabaja gustosa y diligentemente para el sabio poseedor que le encuentra
empleo redituable, multiplicndose como los rebaos del campo.
III. El oro se adhiere a la proteccin del poseedor precavido que lo invierte bajo el
consejo de hombres sabios en su manejo.
IV. El oro huye del hombre que lo invierte en negocios o propsitos con los cuales no
est familiarizado o que no son aprobados por aquellos hbiles en su
conversacin.
V. El oro huye del hombre que lo fuerza a ganancias imposibles, o de quien sigue los
seductores consejos de embaucadores e intrigantes, o de quien confa en su propia
experiencia y romnticos deseos de invertir.
Estas son las cinco leyes del oro tal como fueron escritas por mi padre. Yo las
proclamo como de un valor mayor que el del oro mismo, como lo demostrar en la
continuacin de mi relato.
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Sin embargo, no hay cadena de desastres que no llegue a su fin. La ma acab cuando
consegu empleo. ste consista en manejar a una cuadrilla de esclavos para trabajar en
un nuevo muro exterior de la ciudad.
Es una valiosa ambicin. Sabes que el oro que has ahorrado puede trabajar por ti y
ganar ms oro?
Si tienes confianza en m, te dar una leccin del manejo redituable del oro replic-.
Dentro de un ao, los muros exteriores se terminarn y estarn listos para que las
grandes puertas de bronce se construyan en cada entrada, para proteger la ciudad contra
los enemigos del rey. En todo Nnive no hay metal suficiente para hacer estas puertas y
el rey no ha pensado en proveerlo. Aqu est mi plan: un grupo de nosotros reunir
nuestro oro y enviar una caravana a las minas de cobre y latn; las cuales estn
distantes, y traer a Nnive el metal para las puertas. Cuando el rey diga Hagan las
grandes puertas, solamente nosotros podremos suministrarle el metal, y l nos pagar
un alto precio. Si el rey no nos comprara a nosotros, an tendramos el metal, que se
vendera a un precio justo.
En su oferta reconoc una oportunidad de acatar la tercera ley e invertir mis ahorros
bajo la gua de hombres sabios. No fui defraudado. Nuestra sociedad fue un xito, y mi
pequeo depsito de oro aument grandemente por la transaccin.
A su debido tiempo, fui aceptado como un miembro de este mismo grupo en otras
empresas. Ellos eran hombres sabios en el manejo del oro. Cada plan presentado lo
discutan con gran cuidado antes de entrar en l. No se arriesgaban a perder su capital ni
trataban con inversiones no redituables de las cuales no pudiramos recuperar el oro.
Para cosas tan alocadas como las carreras de caballos y la sociedad en la cual haba
entrado con mi experiencia, habran tenido escasa consideracin. Inmediatamente ellos
habran sealado sus debilidades.
Mediante mi asociacin con estos hombres, aprend a invertir con seguridad el oro
para que trajera ganancias redituables. Conforme pasaron los aos, mi tesoro aument
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ms y ms rpidamente. No solamente gan tanto como el que haba perdido, sino
mucho ms.
A travs de mis desgracias, mis sufrimientos y mis xitos, he probado una y otra vez
la sabidura de las cinco leyes del oro, padre mo, y han demostrado la verdad en cada
prueba. Para aqul que no conoce las cinco leyes, el oro no viene a menudo, y se aleja
rpidamente. Pero para aqul que acata las cinco leyes, el oro viene y trabaja como su
obediente esclavo.
T me diste una bolsa de oro, oro de Babilonia. Mira, en su lugar te regreso una bolsa
de oro de Nnive de igual peso. Un cambio igual como todos estuvimos de acuerdo.
T me diste una tabilla de arcilla escrita con sabidura. Mira, en su lugar yo te regreso
dos bolsas de oro.
(Y diciendo as, tom del esclavo las otras dos bolsas y, en la misma forma, las coloc
en el piso ante su padre.)
Esto te prueba, padre mo, cunto ms valo tu sabidura que tu oro. Aunque quin
puede medir en bolsas de oro el valor de la sabidura? Sin sabidura, el oro se pierde
rpidamente; pero con sabidura, el oro puede ser conseguido por aquellos que no lo
tienen, como lo prueban estas tres bolsas de oro.
T has aprendido bien tus lecciones dijo el padre-, y yo soy, ciertamente, afortunado
de tener un hijo en quien puedo confiar mi riqueza.
Cuntos de estos venerables hombres creen que iran a decirles: He viajado mucho,
aprendido mucho, trabajado mucho y ganado mucho, aunque, ay!, del oro tengo muy
poco. Algo lo gast sabiamente, algo lo gast tontamente, y mucho lo perd en
imprudentes formas?
An piensan que por una inconsistencia de la suerte algunos hombres tienen mucho
oro y otros no tienen nada? Entonces estn equivocados. Los hombres tienen mucho oro
cuando conocen las cinco leyes del oro y las acatan fielmente.
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Porque yo aprend estas cinco leyes en mi juventud y las acat, me he convertido en
un comerciante rico. No por una extraa magia acumul mi riqueza.
Ganar riqueza es apenas una leve carga para el hombre precavido. Soportando la carga
consistentemente de ao en ao se consigue el propsito final.
Las cinco leyes del oro ofrecen a ustedes una rica recompensa por su observancia.
Cada una de estas cinco leyes es rica en significado y si las pasaron por alto en la
brevedad de mi relato, yo las repetir ahora. Las s de memoria porque en mi juventud
pude ver su valor. Y no estuve contento hasta que las supe palabra por palabra.
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El oro, ciertamente, se adhiere al poseedor precavido, as como huye del poseedor
descuidado. El hombre que busca el consejo de los hombres sabios en el manejo del oro,
pronto aprende a no arriesgar su tesoro, sino conservarlo con seguridad y disfrutar con
agrado su consistente aumento.
El oro huye del hombre que lo invierte en negocios o propsitos con los cuales no
est familiarizado o que no son aprobados por aquellos hbiles en su
conservacin.
Para el hombre que tiene oro, aunque no sea hbil en su manejo, aparecen muchos
usos redituables. Muy a menudo stos estn cargados con peligros de prdida, y si son
apropiadamente analizados por los hombres sabios, muestran pequeas posibilidades de
ganancia. Por lo tanto, el inexperto propietario del oro, quien confa en su propio juicio
y lo invierte en negocios o propsitos por los cuales no est familiarizado, muy a
menudo descubre que su juicio es imperfecto y paga con su tesoro su inexperiencia.
Sabio es, ciertamente, el que invierte su tesoro bajo el consejo de hombres hbiles en el
manejo del oro.
El oro huye del hombre que lo fuerza a ganancias imposibles o de quien sigue los
seductores consejos de embaucadores e intrigantes, o de quin confa en su
propia inexperiencia y romnticos deseos de invertir.
Con esto termina mi cuento de las cinco leyes del oro. Al contrselo a ustedes, les he
contado los secretos de mi propio xito.
Aunque no son secretos, sino verdades. Verdades que cada hombre primero debe
aprenderlas y luego seguirlas, si desea sobresalir de la multitud que, como perros
salvajes, debe preocuparse cada da por el alimento para comer.
Maana entramos a Babilonia. Miren! Vean el fuego que arde eternamente sobre el
templo de Bel! Estamos ya a la vista de la dorada ciudad. Maana cada uno de ustedes
tendr oro, el oro que tan justamente han ganado por sus fieles servicios.
Dentro de diez aos, a partir de esta noche, qu podrn contar acerca de este oro?
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Si hay entre ustedes hombres que, como Nomasir, van a usar una parte de su oro para
comenzar por s mismos un patrimonio y ser de all en adelante guiados sabiamente por
la sabidura de Arkad, dentro de diez aos es una apuesta segura--, como el hijo de
Arkad, sern ricos y respetados entre los hombres.
Ricos son los tesoros de Babilonia, tan ricos que ningn hombre de la tierra puede
contar su valor en piezas de oro. Cada ao, se hacen ms ricos y ms valiosos. Como los
tesoros de toda la tierra, estos son una recompensa, una rica recompensa que espera a
los hombres de resolucin que determinan conseguir esa justa participacin.
En la fuerza de tus propios deseos hay un poder mgico. Gua este poder con tu
conocimiento de las cinco leyes del oro, y compartirs los tesoros de Babilonia.
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El prestamista de oro de Babilonia
Quince piezas de oro! Nunca antes Rodan, el fabricante de lanzas de la vieja
Babilonia, haba llevado tanto dinero en su bolsa de cuero. Camin, felizmente, a
grandes pasos por el camino de Su Muy Liberal Majestad, el rey. Alegremente resonaba
el oro, conforme la bolsa en su cinturn se meca con cada paso. La msica ms dulce
que alguna vez hubiera escuchado.
Quince piezas de oro! Todo suyo! Apenas poda darse cuenta de su buena fortuna.
Qu poder en esos resonantes discos! stos podan comprar cualquier cosa que l
quisiera, una casa grande, tierras, ganado, camellos, caballos, carruajes, cualquier cosa
que l pudiera desear.
Qu uso debera darle? Esa noche, mientras doblaba en una calle lateral hacia el
hogar de su hermana, no poda pensar en nada que prefiriera ms que aquellas mismas
relucientes y pesadas piezas de oro, suyas para ahorrarlas.
Fue una noche, algunos das ms tarde, que un perplejo Rodn entr en la tienda de
Mathon, el prestamista de oro y tratante de joyas y telas raras. Sin mirar a la derecha ni
a la izquierda a los coloridos artculos artsticamente exhibidos, pas entre ellos y se
dirigi a las habitaciones del fondo. All encontr al gentil Mathon tendido sobre un
tapete, tomando una comida servida por un esclavo negro.
Te pido consejo, pues no s qu hacer Rodan se par firmemente, con los pies
separados, su velludo pecho expuesto por la abertura frontal de su chaqueta de cuero.
No, no. No es eso. Yo no busco oro. Yo pido con vehemencia tu sabio consejo.
Oigan! Oigan lo que este hombre dice! Nadie viene al prestamista de oro por
consejo. Mis odos deben engaarme.
Puede ser esto as? Rodan, el fabricante de lanzas, despliega ms astucia que todos
los dems, pues viene a Mathon no por oro, sino por consejo. Muchos hombres vienen a
m por oro, para pagar sus locuras, pero consejos no quieren. Aunque, quin es ms
capaz de aconsejar que el prestamista de oro, a quin muchos hombres acuden con
dificultades?
Comers conmigo, Rodan continu--. Sers mi husped por esta noche. Ando!
orden a su esclavo negro--, tiende un tapete para mi amigo Rodan, el fabricante de
lanzas, que viene por consejo. Ser mi husped de honor. Trae mucha comida y dale mi
copa ms grande. Escoge el mejor vino para que pueda encontrar satisfaccin al beber.
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Ahora continu, dirigindose a Rodancuntame tu problema.
Porque qued muy complacido con el diseo que le present para una nueva punta en
las lanzas de la guardia real, me regal quince piezas de oro, y ahora estoy muy
perplejo. Cada hora que el sol viaja por el cielo, vienen a suplicarme que las comparta.
Eso es natural muchos hombres quieren ms oro que el que tienen, y desearan que
uno que lo obtiene fcilmente lo divida. Pero t no puedes decir no? No sers tan
fuerte como tu puo?
A muchos yo puedo decir no, pero algunas veces sera ms fcil decir s. Puede
uno rehusarse a compartir el oro con la hermana de uno, a quien se le tiene profundo
afecto?
Pero es por Aramn, su esposo, a quien ella desea ver como un rico comerciante.
Ella cree que l nunca ha tenido una oportunidad y me suplica le preste, este oro, para
que se convierta en un prspero comerciante y me pague de sus ganancias.
Mi amigo resumi Mathon--, es una valiosa materia la que trajiste a discutir. El oro
trae a su poseedor responsabilidades y un cambio de posicin con sus semejantes trae el
temor de una posible prdida. Trae el temor de ser estafado. Trae un sentimiento de
poder y habilidad para hacer el bien. Igualmente; trae oportunidades por las cuales sus
muy buenas intenciones pueden meter a uno en dificultades.
Oste alguna vez del granjero de Nnive que poda entender el lenguaje de los
animales? No es la clase de cuentos que a los hombres les gusta contar sobre la forja de
los fundidores de bronce. Te lo contar, pues deberas saber que prestar y pedir prestado
es ms que pasar el oro de las manos de uno a las manos de otro.
Este granjero, quien poda entender que los animales se decan uno al otro, se
demoraba en el patio de la granja todas las noches simplemente para escuchar sus
palabras. Una noche escuch al buey quejarse con el asno de la dureza de su suerte:
No importa qu tan caliente est el da, o qu tan cansadas estn mis piernas, o
cunto roza el yugo mi cuello, yo debo trabajar. En cambio, t eres una criatura para el
ocio. Te enjaezan con una colorida manta y no haces ms que llevar a nuestro amo a
dnde l desee ir. Cuando l no va a ninguna parte, descansas y comes la verde hierba
todo el da.
El burro, a pesar de sus perversas pezuas, era un buen compaero y simpatizaba con
el buey.
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Mi buen amigo dijo--, trabajas muy duro y te ayudar a disminuir tu carga. Por lo
tanto, te dir cmo puedes tener un da de descanso. En la maana, cuando el esclavo
venga por ti para arar, trate en el suelo y muge mucho, para que l pueda decir que
ests enfermo y no puedes trabajar.
As fue como el buey tom el consejo del burro, y a la maana siguiente el esclavo
regres con el granjero y le dijo que el buey estaba enfermo y no poda jalar el arado.
Y yo replic el burro, soy como muchos otros ingenuos que comienzan a ayudar a
un amigo y terminan por hacerle su tarea. Por lo tanto, estira tu propio arado, pues o
que el amo deca al esclavo que buscara al carnicero si sigues enfermo. Ojal lo haga,
pues eres un tipo flojo.
No haba pensado en eso. Es una sabia moraleja. No deseo asumir las cargas del
esposo de mi hermana. Pero dime. T les prestas a muchos. Pagan los deudores?
Mathon sonri, con la sonrisa de un hombre cuya alma est enriquecida con mucha
experiencia.
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Mathon trajo de adentro del cuarto un arcn tan largo como su brazo, cubierto con piel
de cerdo roja y ornamentada con diseos de bronce. Lo coloc sobre el piso y se puso
en cuclillas ante l, poniendo ambas manos sobre la tapadera.
A cada persona a la que le presto, le exijo una prenda para mi arcn, que permanece
ah hasta que el prstamo es pagado. Cuando esto sucede, yo se las regreso. Pero si
ellos nunca pagan, las prendas siempre me recordarn a alguien que no fue fiel a mi
confianza.
Los prstamos ms seguros, mi arcn me lo dice, son para aquellos cuyas posesiones
son de ms valor que el prstamo que desean. Ellos poseen tierras, o joyas o camellos, u
otras cosas que se podran vender para pagar el prstamo. Algunas de las prendas que
me han dado, son joyas de ms valor, que el prstamo. Otras son promesas de que si el
prstamo no se paga como acordamos, ellos me entregarn el seguro pago de su
propiedad. En prstamos como esos, estoy seguro de que mi oro ser regresado con el
inters sobre l, pues el prstamo est basado sobre la propiedad.
En otra clase estn los que tienen la capacidad de ganar. Ellos son como t, gente
cuyo trabajo o servicio se paga. Tienen ingresos y, si son honestos y no sufren
desgracias, s que ellos tambin pueden pagarme el oro que les prest y el inters a que
tengo derecho. Tales prstamos estn basados en el esfuerzo humano.
Otros son los que no tienen ni propiedades ni asegurada capacidad de ganar. La vida
es dura y siempre habr quienes no puedan ajustarse a ella. Ay!, pues en los aos
siguientes mi arcn puede censurarme los prstamos que hago, inclusive aunque no sean
ms grandes que un penique; a menos que estos sean garantizados por buenos amigos
del deudor, quienes conozcan su honorabilidad.
En la parte superior del arcn, haba un gorjal de bronce sobre un lienzo escarlata.
Mathon recogi la pieza y la acarici afectuosamente.
S, por supuesto, ste era suyo recogi el lienzo escarlata-. En amargo remordimiento
ella se arroj al ufrates. Estos dos prstamos nunca sern pagados. El arcn nos dice,
Rodan, que los seres humanos en las angustias de grandes emociones no son negocio
seguro para el prestamista de oro.
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Aqu! Ahora, esto es diferente alcanz un anillo tallado de hueso de buey-. ste
pertenece a un granjero. Yo compro los tapetes a sus mujeres. Lleg la langosta y ellos
no tenan comida. Le ayud y cuando recog la nueva cosecha me pag. Ms tarde vino
otra vez y me cont de unas extraas cabras de una tierra distante, como descritas por
un viajero; tenan pelo largo, tan fino y suave que se tejera en tapetes ms bellos que
cualquiera de los que se hubieran visto en Babilonia. l quera un rebao, pero no tena
dinero. As que le prest oro para que hiciera el viaje y trajera las cabras. Ahora ha
empezado su rebao y el prximo ao sorprender a los seores de Babilonia con los
ms caros tapetes que su buena fortuna haya comprado. En breve debo regresarle su
anillo. l insiste en pagar prontamente.
Te concedo eso, pero esta vez sospechas un romance donde no lo hay. La duea de
esto es gorda y arrugada. Y habla tanto y dice tan poco, que me enloquece. Una vez
tuvieron mucho dinero y eran buenos clientes, pero malos tiempos cayeron sobre ellos.
Ella tiene un hijo a quien quera hacer comerciante. As que vino a m y me pidi
prestado oro para que l pudiera hacerse socio del dueo de una caravana que viaja con
sus camellos que adquiere en una ciudad y luego vende en otra.
Este hombre result ser un pcaro, pues dej al pobre muchacho en una lejana ciudad
sin dinero y sin amigos, alejndose temprano mientras el joven dorma. Tal vez cuando
este joven haya crecido me pagar; hasta ahora no recibo intereses por el prstamo,
solamente mucha pltica. Pero admito que las joyas valen ms que el prstamo.
Por el contrario. Me haba retratado a este hijo suyo como un hombre rico y poderoso
de Babilonia. Sugerir lo contrario era enfurecerla. Yo tema un justo reproche. Saba el
riesgo para este inexperto muchacho; pero como ella ofreci garanta, no me pude
rehusar.
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elemento de buen xito para nuestra ciudad y me benefician al ayudarlos a mantener en
movimiento de oficios para que Babilonia sea prspera.
Me has contado mucho de lo que estaba interesado en escuchar dijo Rodan-, pero
no escuch respuesta a mi pregunta. Debo prestarle mis quince piezas de oro al esposo
de mi hermana? Ellas significan mucho para m.
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bien por tu prstamo. Entonces yo explicara: Yo atesoro mucho cada pieza de oro. Si
los ladrones te las quitan cuando viajes a Esmirra o te quiten los tapetes cuando vengan
de regreso, no tendrs medios para pagarme y mi oro se habr ido.
El oro, ya lo ves, Rodan, es la mercanca del prestamista del dinero. Es fcil prestar.
Si el oro es prestado imprudentemente, entonces es difcil que regrese. El prestamista
prudente no desea el riesgo de la empresa sino la garanta de un pago seguro.
Est bien continu- ayudar a aquellos que estn en dificultades. Est bien ayudar a
aquellos sobre los cuales la desgracia ha puesto su pesada mano. Est bien ayudar a
aquellos que estn comenzando, para que puedan progresar y ser valiosos ciudadanos.
Pero la ayuda ha de ser dada sabiamente, para que en nuestro deseo de ayudar, no
tomemos sobre nosotros la carga que pertenezca a otro, como el asno del granjero.
Otra vez esquiv tu pregunta, Rodan, pero escucha mi respuesta: conserva las quince
piezas de oro. Lo que ganas en tu trabajo y lo que se te da como recompensa es tuyo, y
ningn hombre puede imponerte la obligacin de que lo compartas, a menos que el
hacerlo sea tu deseo. Si lo prestaras para que pueda ganar ms oro, entonces prstalo
con precaucin con inters. No me gusta el oro ocioso, y mucho menos el riego.
Cuntos aos has trabajado como fabricante de lanzas?
Cada ao que has trabajado te has privado de las buenas cosas, para ahorrar de tus
ganancias una pieza de oro.
Es como t dices.
Crees que tu hermana deseara arriesgar los ahorros de cincuenta aos de trabajo
sobre la olla de bronce derretido para que su esposo pudiera experimentar en ser un
comerciante?
Entonces ve a ella y dile: He trabajado tres aos todos los das excepto los das de
fiesta, de la maana hasta la noche; y me he privado de muchas cosas que mi corazn
anhelaba. Por cada ao de trabajo y privaciones yo puedo mostrar una pieza de oro. Eres
mi hermana favorita, y deseo que tu esposo pueda comprometerse en negocios en los
cuales l prospere grandemente. Si el me presenta un plan que parezca sensato y
posible a mi amigo Mathon, entonces yo, de buena gana, le presto a l mis ahorros de
un ao entero para que tenga una oportunidad de probar que puede tener xito. Haz
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esto, te digo, y si l posee el alma de tener xito, puede probarlo. Si falla, no te deber
ms de lo que l pueda un da pagarte.
Soy prestamista de oro porque tengo ms oro que el que puedo usar en mi oficio.
Deseo que mi oro extra trabaje para otros y por lo tanto gane ms oro. No deseo tomar
el riesgo de perder mi oro, pues he trabajado mucho y me he privado mucho para
conseguirlo. Por lo tanto, no prestar nada de l donde no tenga confianza que est
seguro y que se me devolver. Ni lo prestar donde no est convencido de que sus
ganancias me sern prontamente pagadas.
T, Rodan, ahora tienes oro al cual deberas poner a ganar ms oro para ti. Ests a
punto de convertirte en un prestamista de oro como yo. Si conservas seguramente tu
tesoro, te producir, ganancias liberales y ser una rica fuente de placer y ganancias
durante todos tus das. Pero si lo dejas escapar de ti, ser una fuente de constante pena y
remordimiento, tanto como dure tu memoria. Qu deseas ms para ese oro de tu bolsa?
Mantenerlo seguro.
Otra vez hablas con sabidura. Se debe hacer que gane y crezca ms. El oro
sabiamente prestado se duplica a s mismo con sus ganancias, antes que un hombre
como t se haga viejo. Si te arriesgas a perderlo, arriesgas perder todo lo que podra
ganar adems.
Por lo tanto, no sea influido por los planes fantsticos de hombres imprcticos,
quienes creen que ven formas de forzar a tu oro o hacer ganancias inusualmente
grandes. Tales planes son las creaciones de soadores inhbiles en las seguras y
confiables leyes del oficio. S conservador en lo que esperes ganar, para que puedas
conservar y disfrutar tu tesoro. Alquilarlo con la promesa de un pago asurero es invitar a
la prdida.
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Busca asociarte con hombres de empresas cuyo xito est establecido, para que tu
tesoro pueda ganar liberalmente bajo su hbil uso y sea guardado seguramente por su
sabidura y experiencia.
As puedes evitar las desgracias que siguen a muchos quienes los dioses ven
apropiados para confiarles el oro.
Cuando Rodan le daba las gracias por su sabio consejo, no lo escuch decir:
El regalo del rey te ha enseado mucha sabidura. Si conservas tus quince piezas de
oro, debes ser ciertamente discreto. Te tentarn muchos usos. Se te darn muchos
consejos. Se te ofrecern muchas oportunidades de hacer grandes ganancias. La historia
de mi arcn debera advertirte, antes de que permitas a alguna pieza de oro salir de su
bolsa: Cercirate que tienes una forma segura de hacerla regresar otra vez. Mi ulterior
consejo debera atraerte a regresar otra vez. Se da gustosamente.
Aqu vas a leer esto que he grabado debajo de la tapa de mi arcn. Se aplica
igualmente al deudor y al prestamista:
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Los muros de Babilonia
El viejo Banzar, que fuera formidable guerrero, estaba de guardia en el pastillo que
conduca a la parte superior de los antiguos muros de Babilonia. Arriba, los valientes
defensores estaban luchando para proteger los muros. De ellos dependa la existencia
futura de esta gran ciudad con sus cientos de miles de ciudadanos.
Sobre los muros se oa el rugir de los ejrcitos atacantes, el grito de muchos hombres,
el pisoteo de miles de caballos, el atemorizante resonar de los arietes golpeando las
puertas de bronce.
En las calles, detrs de las puertas, haraganeaban los lanceros, esperando defender la
entrada cuando las puertas cedieron. Eran pocos para esta tarea. Los ejrcitos
principales de Babilonia estaban con su rey, lejos en el Oriente, en la gran expedicin
contra los elamitas. Ningn ataque sobre la ciudad haba sido anticipado durante su
ausencia, las fuerzas defensoras eran pequeas. Inesperadamente, del norte, atacaron los
poderosos ejrcitos asirios. Y ahora los muros deberan resistir o Babilonia iba a ser
condenada a la destruccin.
Desde la parte superior del muro, los defensores rechazaban las trepantes plataformas
y escaleras de los atacantes, con flechas, aceite hirviente y, si alguno alcanzaba la parte
superior, con lanzas. Miles de arqueros del enemigo arrojaban contra los defensores una
mortal cortina de flechas.
El viejo Banzar tena la posicin ventajosa para las noticias. l estaba ms cerca del
conflicto y era el primero en enterarse de cada nuevo rechazo a los enloquecidos
atacantes.
Dime! Dime! suplic qu, ellos no pueden entrar! Mis hijos estn con el buen
rey. No hay ninguno para proteger a mi vieja esposa. Se robarn todas mis mercancas.
De mis alimentos no dejarn nada... Somos viejos, demasiados viejos para defendernos
por nosotros mismos, demasiado viejos para ser esclavos. Moriremos de hambre.
Moriremos. Dime que ellos no pueden entrar.
Una mujer, con un beb en los brazos tom el lugar del viejo cuando ste se retir.
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Sargento, qu noticias hay de all arriba? Dime la verdad para que yo pueda
tranquilizar a mi pobre esposo. l yace con fiebre de sus terribles heridas, aunque insiste
en protegernos a m y al nio con su escudo y su lanza. Dice que ser terrible la lujuria
vengativa de nuestros enemigos, si ellos entran.
S, eso oigo, y tambin el resonar de los arietes que artillan nuestras puertas.
Regresa a tu marido. Dile que las puertas son fuertes y resisten los arietes. Que los
escaladores trepan a los muros, pero para recibir el empuje de la tanza que espera. Cuida
tu camino y mantente detrs de los edificios.
Dime, por favor, soldado estamos seguros? Escucho espantosos ruidos. Veo a todos
los hombres sangrando. Estoy tan asustada... qu ser de nuestra familia, de mi madre,
de mi hermanito y del beb?
Das tras das, el viejo Banzar se paraba en su puesto y observaba a los refuerzos
enfilar hacia el pasillo y all permanecer y luchar hasta que heridos o muertos bajaban
una vez ms. Alrededor de l se amontonaban incesantemente las multitudes de
asustados ciudadanos buscando ansiosamente saber si los muros resistiran. A todos les
responda con la fina dignidad de un viejo soldado:
Por tres semanas y cinco das el ataque se mantuvo con incesante violencia. Ms dura
y torva se pona la quijada de Banzar cuando el pasaje tras l, hmedo con la sangre de
muchos heridos, se revolva con el lodo del incesante desfile de hombres que suban y
bajaban tambaleantes. Cada da los sanguinarios atacantes se apilaban en montones ante
el muro. Cada noche eran retirados y enterrados por sus camaradas.
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Un poderoso grito de los defensores. No haba error en su significado. Fue repetido
por las tropas que esperaban detrs de los muros; fue repetido por los ciudadanos en las
calles. Barri la ciudad con la violencia de una tempestad.
La gente se precipit fuera de sus casas. Las calles se atestaron con una palpitante
multitud. El temor reprimido por semanas encontr una salida en los salvajes coros de
alegra. De arriba, de la alta torre del Templo de Bel, brotaron las flamas de la victoria.
Hacia el cielo flot la columna de humo azul para llevar el mensaje a todas partes.
Una vez ms, los muros de Babilonia haban repelido a un poderoso y depravado
enemigo determinado a saquear sus ricos tesoros y violar y esclavizar sus ciudadanos.
Babilonia perdur siglo tras siglo, porque estaba completamente protegida. No podra
haber sido de otra manera.
En este da, detrs de los inexpugnables muros de los seguros, cuentas de ahorro y
seguras inversiones, podemos protegernos contra las inesperadas tragedias que pueden
entrar por alguna puerta y sentarse ante cualquier hogar.
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El traficante de camellos de Babilonia
Tarkad, el hijo de Azure, ciertamente pens as. Por dos das completos no haba
probado alimento, excepto dos pequeos higos hurtados de arriba del muro de un jardn.
No pudo arrebatar otro ante la enojada mujer que se le precipit y lo persigui calle
abajo. Sus estridentes gritos estaban an resonando en sus odos cuando caminaba por el
mercado; esto lo ayud a reprimir sus inquietos dedos de arrebatar las tentadoras frutas
de las canastas de las mujeres del mercado.
Nunca antes se haba dado cuenta de cunta comida era trada a los mercados de
Babilonia y qu bien ola. Dejando el mercado, cruz a la posada y pase de un lado a
otro enfrente de la fonda. Tal vez aqu pudiera encontrar algn conocido a quien pudiera
pedirle prestado un penique que le ganara una sonrisa del nada amigable mesonero y,
con ella, una liberal porcin de comida. Sin el penique, l saba demasiado bien que
sera mal recibido.
Ha! Es Tarkad, justamente quien he estado buscando para que pudiera pagarme los
dos peniques que le prest hace una luna; tambin la pieza de plata que le prest antes
de eso. Qu bien que nos encontramos! Yo puedo hacer buen uso de las monedas este
mismo da. Qu dices, muchacho? Qu dices?
Mala fortuna! Culparas a los dioses por tu propia debilidad. La mala fortuna
persigue a cada hombre que piensa ms en pedir prestado que en pagar. Ven conmigo,
muchacho, mientras como. Tengo hambre y te contar un cuento.
Tarkad retrocedi ante la brutal franqueza de Dabasir, pero aqu al menos encontraba
una invitacin para entrar por la codiciada puerta de la fonda.
59
Dabasir lo empuj a una lejana esquina del saln donde se sentaron sobre pequeos
tapetes.
Lagartija gorda del desierto, treme una pierna de cabra, muy dorada, con mucho
jugo y pan y todos los vegetales, pues tengo hambre y quiero mucha comida. No olvides
aqu a mi amigo. Trele un jarro de agua. Enfralo, pues el da est caluroso.
O de un viajero que acaba de regresar de Ura, de un cierto hombre rico que tiene
una pieza de piedra cortada tan delgada que uno puede ver a travs de ella. La puso en
la ventana de su casa para que no entre la lluvia. Es amarilla, as este viajero lo relata, y
se le permiti mirar a travs de ella y todo el mundo exterior se vea extrao y no como
realmente es. Qu dices t de eso, Tarkad? Crees que un hombre podra mirar todo el
mundo de diferente color del que es?
Bien, s que es verdad, pues yo mismo he visto el mundo todo de diferente color del
que realmente es; y el cuento que estoy a punto de contarte relata cmo llegu a verlo en
su verdadero color nuevamente.
El cuento que estoy a punto de contar comenz Dabasir, dejando de morder un buen
trozo de pierna de cabra relata mi juventud y cmo me hice traficante de camellos.
Saba alguien que una vez fui esclavo en Siria?
Un murmullo de sorpresa corri a travs del auditorio al cual Dabasir escuch con
satisfaccin.
Cuando fui joven continu Dabasir despus de otra viciosa embestida a la pierna de
cabraaprend el oficio de mi padre, la fabricacin de sandalias. Trabaj con l en su
taller y tom una esposa. Siendo joven y no muy hbil, poda ganar muy poco, apenas lo
suficiente para mantener a mi excelente esposa en una forma modesta. Yo anhelaba
60
cosas buenas que no poda permitirme. Pronto encontr que los mercaderes confiaban
en que les pagara ms tarde aunque yo no pudiera pagarles en ese tiempo.
Siendo joven y sin experiencia yo no saba que el que gasta ms de lo que gana, est
sembrando los vientos de su innecesario desenfreno, del cual es seguro que cosechar
las tormentas de dificultades y humillacin. As que di gusto a mis caprichos por buenas
prendas y compr lujos para mi buena esposa y nuestro hogar, ms all de nuestros
medios.
Yo pagaba como poda y por un tiempo todo fue bien. Pero con el tiempo descubr
que no poda usar mis ganancias para vivir y pagar mis deudas. Los acreedores
comenzaron a perseguirme para que pagara por mis extravagantes compras y mi vida se
hizo miserable. Ped prestado de mis amigos, pero no pude pagarles tampoco. Las cosas
fueron de mal en peor. Mi esposa regres con su padre y yo decid dejar Babilonia y
buscar otra ciudad donde un joven pudiera tener mejores oportunidades.
Por dos aos tuve una inquieta y fracasada vida trabajando para los mercaderes de
caravanas. Ah me puse de acuerdo con un grupo de simpticos ladrones que corran el
desierto buscando caravanas desarmadas. Tales hazaas eran indignas del hijo de mi
padre, pero yo estaba viendo el mundo a travs de una piedra de color y no me daba
cuenta de la degradacin en que haba cado.
La segunda vez no fuimos tan afortunados. Poco despus de que hicimos nuestra
captura, fuimos atacados por los lanceros de un jefe nativo a quien las caravanas le
pagaban por proteccin. Nuestros dos lderes fueron muertos, y el resto de nosotros
llevados a Damasco donde fuimos despojados de nuestra ropa y vendidos como
esclavos.
Yo fui vendido por dos piezas de plata a un jefe del desierto sirio. Con mi pelo rapado
y slo usando un taparrabo, no era tan diferente de otros esclavos. Siendo un joven
atolondrado, pens que sera una simple aventura, hasta que mi amo me llev ante sus
cuatro esposas y les dijo que podran tenerme como eunuco.
Pareci una eternidad lo que estuve parado esperando sentencia. Cada mujer pareca
dispuesta a que las otras decidieran. Finalmente Sira habl con fra voz.
61
Tenemos suficientes eunucos, pero tenemos pocos camelleros y valen menos.
Inclusive en este da visitar a mi madre que est enferma con fiebre y no hay esclavo
que pueda conducir mi camello. Pregunta a este esclavo si puede guiar un camello.
Qu sabes de camellos?
Puedo hacerlos arrodillarse, puedo cargarlo; puedo conducirlos en largos viajes sin
cansancio. Si se necesita, puedo reparar sus arreos.
As fui transferido a Sira y ese da conduje su camello en una larga jornada hacia su
madre enferma. Tuve la ocasin de agradecerle su intercesin y tambin contarle que yo
no era esclavo de nacimiento, sino el hijo de un hombre libre, un honorable fabricante
de sandalias de Babilonia. Tambin le cont mucho de mi historia. Sus comentarios
fueron desconcertantes para m y los ponder mucho despus de lo que ella dijo.
Por un ao fui un esclavo y viv con los esclavos, pero yo no poda ser uno de ellos.
Un da Sira me pregunt:
En la noche, cuando los otros esclavos pueden mezclarse y disfrutar la sociedad entre
ellos, por qu te sientas solo en la tienda?
A lo cual respond.
Tienes el deseo de pagar las justas deudas que debes en Babilonia? replic.
62
S, tengo el deseo, pero no veo la forma.
Si t tranquilamente dejas los aos pasar y no haces un esfuerzo para pagar, entonces
tienes el alma comparable a la de un esclavo. No es hombre quien no puede respetarse a
s mismo, y ningn hombre puede respetarse a s mismo si no paga sus deudas honestas.
Entonces prubalo!
Cmo?
Tu gran rey no combate a sus enemigos en todas las formas que puede y con cada
fuerza que tiene? Tus deudas son tus enemigos. Ellas te echaron de Babilonia. T las
dejaste solas y crecieron hacindose demasiado fuertes para ti. Si las hubieras
combatido como un hombre, podras haberlas conquistado y haber sido honrado entre la
gente del pueblo. Pero, t no tenas el alma para combatirlas y mira, tu orgullo ha cado
hasta ser t un esclavo en Siria.
Mi madre est otra vez muy enferma dijo ella-. Ensilla los dos mejores camellos del
rebao de mi esposo. Lleva bolsas de piel con agua y bolsas de viaje para una gran
jornada. La doncella te dar comida en la tienda de la cocina.
63
La felicidad respondino espera a la esposa fugitiva que la busca en tierras
lejanas entre gente extraa. Sigue tu camino y que los dioses del desierto te protejan,
pues el camino es largo y estril de comida y agua.
Ya avanzada la tarde, llegu a un campo spero tan inhabitable como el desierto. Las
agudas rocas magullaban las patas de mis fieles camellos y pronto ellos estaban
caminando lenta y penosamente. No encontr ni hombre ni bestia y bien pude entender
por qu evitaban esta inhospitalaria tierra.
Fue una jornada tal, que pocos hombres viven para contar una igual. Da tras da
ajetreamos con ahnco. La comida y el agua se acab. El calor del sol era inmisericorde.
Al final del novedoso da, me resbal por detrs de mi montura con la creencia que yo
estaba demasiado dbil para volver a montar y que, seguramente, morira perdido en
este campo abandonado.
Me sent y mir alrededor de m. Haba una frialdad en el aire matutino. No lejos mis
camellos yacan abatidos. Junto a m haba una vasta extensin de spero campo
cubierto con rocas, arena y espinas, ninguna seal de agua, nada para comer para un
hombre o un camello.
Podra ser que en esta apacible inquietud encontrara mi fin?. Mi mente estaba ms
clara de lo que hubiese estado alguna vez antes. Mi cuerpo ahora pareca de poca
importancia, mis resecos y sangrantes labios, mi seca e hinchada lengua, mi estmago
vaco, todos haban perdido sus supremas agonas del da anterior.
Tus deudas son tus enemigos que te han echado a Babilonia, haba dicho Sira. S,
as era. Por qu haba rehusado ponerme de pie como un hombre? Por qu le haba
permitido a mi esposa regresar con su padre?
64
Entonces sucedi una cosa extraa. Todo el mundo pareci ser de un color diferente,
como si yo hubiera estado mirndolo a travs de una piedra de color, la cual haba sido
repentinamente removida. Al fin vi los verdaderos valores de la vida.
Morir en el desierto? Yo no! Con una nueva visin vi las cosas que deba hacer.
Primero regresara a Babilonia y encarara a cada hombre a quien le debiera una deuda
no pagada. Les contara que despus de aos de aberracin y desgracia, haba regresado
a pagar mis deudas tan rpido como los dioses lo permitieran. Seguidamente hara una
casa para mi esposa y llegara a ser un ciudadano de quien mis padres estuvieran
orgullosos.
Mis deudas eran mis enemigos, pero los hombres a quienes les deba eran mis amigos,
pues ellos haban confiado en m y credo en m.
Los vidriosos ojos de mis camellos brillaron con el nuevo tono de mi enrgica voz.
Con gran esfuerzo, despus de muchos intentos, los camellos se pararon. Con piadosa
perseverancia se dirigieron hacia el norte, donde algo dentro de m deca que
encontraramos Babilonia.
65
Gradualmente pude pagar cada penique y cada pieza de plata. Entonces, al fin pude
levantar mi cabeza y sentir que yo era un hombre honorable entre los hombres.
Kauskor, t, caracol grit para ser odo en la cocina-. La comida est fra. Treme
ms carne fresca del asador. Trae tambin una muy grande porcin para Tarkad, el hijo
de mi viejo amigo, quien tiene hambre y comer conmigo.
66
Las tablillas de arcilla de Babilonia
St. Swithins Collage.
Nottingham University
Newark-on-Trent
Nottingham
Mi querido profesor:
Es extrao, usted sabe, pero estas viejas inscripciones ms bien me regaaron, como
dicen los estudiantes. Siendo un profesor universitario, se supone que sea un ser
pensante que posee un conocimiento fundamental de muchas materias. No obstante,
aqu sale este viejo tipo fuera de las ruinas cubiertas de polvo de Babilonia a ofrecer una
manera, de la que nunca haba odo, para pagar mis deudas y al mismo tiempo conseguir
oro que resuene en mi cartera.
Agradable idea, digo yo, e interesante probar si trabajar tan bien en nuestros das
como lo hizo en la vieja Babilonia. La Sra. Shrewsbury y yo estamos planeando probar
su plan en nuestros propios asuntos, los cuales podran mejorar en mucho.
Atentamente,
Alfred H, Shrewsbury
Departamento de Arqueologa
67
TABLILLA No. I
Ahora, cuando la luna se llena, yo, Dabasir, que recientemente regres de la esclavitud
de Siria, con la determinacin de pagar mis muchas justas deudas y ser un hombre de
medios, digno de respeto en mi nativa ciudad de Babilonia, grabo aqu sobre la arcilla
un registro permanente de mis asuntos para que me guen y ayuden a llevar a cabo mis
altos deseos.
Este plan incluye tres propsitos, los cuales son mi esperanza y mi deseo.
Primero, el plan provee para mi futura prosperidad. Por lo tanto, un dcimo de todo lo
que gane separar como mo para ahorrarlo. Pues Mathon habl sabiamente cuando
dijo:
El hombre que guarda en su bolsa oro y plata que no necesita gastar, es bueno para
su familia y leal a su rey.
Pero el hombre que no tiene nada en su bolsa es desatento con su familia y desleal a
su rey, pues su propio corazn est amargado.
Por lo tanto, el hombre que desea ganar debe tener monedas que pueda ahorrar para
que resuenen en su bolsa, y amor en su corazn para su familia y lealtad a su rey.
Por lo tanto, siete dcimos de todo lo que gano se usarn en proveer un hogar, en ropa
y en comida, y una porcin pequea para gastar, para que nuestras vidas no carezcan de
placer y disfrute. Pero l adems prescribi con el mayor cuidado que no gastramos
ms de siete dcimos de todo lo que yo gane para estos valiosos propsitos. Aqu reside
el xito del plan. Yo debo vivir con esta porcin y nunca usar ni comprar lo que yo no
pueda pagar fuera de esta porcin.
TABLILLA NRO. II
Tercero, el plan provee que fuera, de mis ganancias, mis deudas se pagarn.
Por lo tanto, cada vez que la luna est llena, dos dcimos de todo lo que gane se
dividir honorable y justamente entre aquellos que han confiado en m con quienes
estoy endeudado. As, a su debido tiempo, todas mis deudas seguramente se pagarn.
Por lo tanto, grabo aqu el nombre de cada hombre de quien soy deudor y la cantidad
honesta de mi deuda.
68
Fahru, el tejedor de ropa: 2 piezas de plata, 6 peniques.
A estos acreedores les debo en total ciento diecinueve piezas de plata y ciento
cuarenta y un penique. Debido a que deba estas sumas y no vi manera de pagar, en mi
insensatez, permit a mi esposa regresar con su padre y dej mi nativa ciudad y busqu y
busqu riqueza fcil en otra parte solamente para encontrar desastre y verme vendido en
la degradacin de la esclavitud.
Ahora que Mathon me ha enseado cmo puedo pagar mis deudas con pequeas
sumas de mis ganacias, me doy cuenta de la gran extensin de mi locura al huir del
resultado de mis extravagancias.
Por lo tanto, he visitado a mis acreedores y les he explicado que no tengo recursos con
los cuales pagarles, excepto mi habilidad para ganar, y que intento aplicar dos dcimos
de todo lo que gano a mis deudas constante y honestamente. Esto es lo ms que puedo
pagar, pero no ms. Por consiguiente, si tiene paciencia, con el tiempo mis obligaciones
sern totalmente saldadas.
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TABLILLA NO. IV
Otra vez la luna brilla llena. He trabajado duro con la mente despejada. Mi buena
esposa ha apoyado mis intenciones de pagar a mis acreedores. Debido a nuestra sabia
determinacin, he ganado durante la pasada luna, comprando para Nabatur camellos de
fuerte resuello y buenas piernas, la suma de diecinueve piezas de plata.
No vi a Ahmar pero se los dej con su esposa. Birejik estuvo tan complacido que bes
mi mano. El viejo Alkahad solamente estuvo malhumorado y dijo que deba pagar ms
rpido. A lo cual contest que si me fuera permitido estar mejor alimentado y sin
preocupacin, nicamente as sera capaz de pagar ms rpido. Todos los dems me lo
agradecieron y hablaron bien de mis esfuerzos.
Por lo tanto, al final de una luna, mi deuda se redujo casi cuatro piezas de plata, y
poseo, adems, casi dos piezas de plata, sobre las cuales ningn hombre, tiene derecho.
Mi corazn est ms ligero de lo que ha estado por mucho tiempo.
Otra vez la luna brilla llena. He trabajado duro, pero con pobre xito. Pocos camellos
he podido vender. Solamente he ganado once piezas de plata. Sin embargo, mi buena
esposa y yo hemos estado pendientes del plan, aun cuando no hemos comprado prendas
de vestir nuevas y hemos comido slo legumbres. Otra vez nos pagamos un dcimo de
las once piezas de plata, mientras vivimos con siete dcimos. Me sorprend cuando
Ahmar alab mi pago, aunque era pequeo. Tambin Birejik.
Otra vez la luna brilla y estoy grandemente regocijado. Intercept un buen rebao de
camellos y compr muchos buenos, por lo tanto mis ganancias fueron cuarenta y dos
piezas de plata. Esta luna mi esposa y yo hemos comprado prendas de vestir y sandalias
que necesitbamos mucho. Tambin hemos comido bien con carne y aves.
Grande es el plan, pues nos sac de deudas y nos da la riqueza que es nuestra para
ahorrar.
Tres veces la luna haba estado llena desde la ltima vez que grab sobre esta arcilla.
Cada vez me pagu a mi mismo un dcimo de todo lo que gan. Cada vez mi buena
esposa y yo hemos vivido con siete dcimos, aunque algunas veces es difcil. Cada vez
yo pago a mis acreedores dos dcimos.
70
En mi bolsa ahora yo tengo veintin piezas de plata que son mas. Hacen que mi
cabeza se enderece sobre mis hombros y me hacen sentirme orgulloso de caminar entre
mis amigos.
Mi esposa conserva bien nuestro hogar y est bien vestida. Estamos felices de vivir
juntos.
TABLILLA NO. V
Otra vez la luna brilla llena y recuerdo que hace mucho desde que grab sobre la
arcilla. Doce lunas en verdad han venido y se han ido. Pero hoy no descuidar mi
registro porque hoy es el da en que he pagado la ltima de mis deudas. Este es el da en
el cual mi buena esposa y yo celebramos con gran fiesta lo que nuestra determinacin
ha conseguido.
Muchas cosas que por mucho tiempo recordar, ocurrieron en mi visita final a mis
acreedores. Ahmar suplic mi perdn por sus desatentas palabras y dijo que yo era
alguien a quien l deseaba tener como amigo.
El viejo Alkahad no es tan malo despus de todo, pues l dijo: T eras una pieza de
suave arcilla que se presionaba y moldeaba por cualquier mano que la tocaba, pero
ahora eres una pieza de bronce capaz de contener un filo. Si necesitas plata y oro en
cualquier tiempo, ven a m
Pero es el plan el que ha hecho mi xito. Me ha capacitado para pagar todas mis
deudas y tener oro y plata resonando en mi bolsa. Yo lo recomiendo a todo el que desea
salir adelante. Pues, verdaderamente, si capacit a un ex esclavo a pagar sus deudas y
tener oro en su bolsa, no ayudar a cualquier hombre a encontrar su independencia? Ni
yo mismo he determinado con l, pues estoy convencido que si lo contino ms
adelante, me har rico entre los hombres.
Mi querido profesor:
71
Si en sus prximas excavaciones en aquellas ruinas de Babilonia, encuentra el
fantasma de un antiguo residente, un viejo fabricante de camellos llamado Dabasir,
hgame un favor. Dgale que sus escritos sobre aquellas tablillas de arcilla, de hace
tanto tiempo, le han ganado la eterna gratitud de una pareja de profesores universitarios
aqu en Inglaterra.
Esto resultaba uno de esos crculos viciosos que empeora en lugar de mejorar.
Nuestros esfuerzos eran desesperados. No podamos cambiarnos a habitaciones menos
costosas porque le debamos al arrendador. Pareca que no haba nada que pudiera
mejorar nuestra situacin:
Les expliqu cmo era simplemente imposible para m pagarles en la forma en que las
cosas estaban sucediendo. Ellos podan ver esto por s mismos en las cifras. Entonces
les expliqu que la nica forma que vea para pagarles completamente era apartar veinte
por ciento de mi ingreso mensual y que se dividiera prorrateado, con lo cual les pagara
completamente en poco ms de dos aos. Mientras tanto, seguiramos a base de
comprar al contado y les dara adems el beneficio de nuestras compras al contado.
Ellos fueron realmente decentes. Nuestro abarrotero, un viejo amigo, lo plante en una
forma que nos ayud a salir bien con la deuda restante: Si usted paga por todo lo que
compre y luego paga algo de lo que debe, ser lo mejor que habr hecho, pues no ha
abonado nada a la deuda en tres aos.
Fue como tener una aventura hacer el cambio. Disfrutamos imaginando esta forma y
aqulla para vivir confortablemente con el restante setenta por ciento. Comenzamos con
la renta y conseguimos asegurar una justa reduccin. Despus pusimos nuestras marcas
favoritas de t bajo sospecha y fuimos agradablemente sorprendidos de que a menudo
podamos comprar calidad superior a menos costo.
72
Es una historia demasiado larga para una carta, pero no prob ser difcil. Nos
administramos correcta y alegremente en ella. Qu alivio result tener nuestros asuntos
en tal forma que ya no somos perseguidos por pasadas deudas.
Yo no debo descuidar sin embargo, contarle de ese diez por ciento que se supona
deberamos ahorrar. Bien, lo ahorramos por algn motivo. Ahora no se ra demasiado
pronto. Usted ve, sta es la parte alegre. Es divertido comenzar a acumular el dinero que
uno no quiere gastar. Hay ms placer en acumular tal excedente que podra gastarse.
Nos provoca un muy gratificante sentido de seguridad saber que nuestra inversin est
creciendo constantemente. Para el tiempo en que los das de enseanza terminen, deber
ser una cmoda suma, suficientemente grande para que el ingreso nos cuide desde ah
en adelante.
Todo esto aparte de mi viejo cheque. Difcil de creer aunque absolutamente cierto.
Todas, nuestras deudas se pagan gradualmente y al mismo tiempo nuestra inversin
aumenta. Adems seguimos, financieramente mejor que antes. Quin pudiera creer que
podra haber tal diferencia en resultados, entre seguir un plan financiero y simplemente
flotar sin rumbo.
Al final del ao prximo, citando todas nuestras cuentas hayan sido pagadas,
tendremos ms para pagar nuestra inversin, y adems tendremos algo extra para viajar.
Hemos determinado no volver a permitir jams que nuestros gastos para vivir excedan
el setenta por ciento de nuestro ingreso.
Ahora usted puede entender por qu nos gustara extender nuestro agradecimiento
personal a ese viejo amigo cuyo plan nos salv de nuestro Infierno en la Tierra.
l saba. l haba pasado por todo eso. l quera que otros se beneficiaran con sus
amargas experiencias. Es por ello que pas horas tediosas grabando su mensaje sobre la
arcilla.
Atentamente,
Alfred H. Shrewsbury
Departamento de Arqueologa
73
El hombre ms afortunado de Babilonia
La jornada desde Damasco era larga y las dificultades del desierto muchas. stas no le
importaban. Las tribus rabes son feroces y ansiosas de saquear las ricas caravanas. A
stas no les tema, pues su escuadra de guardias montadas era una segura proteccin.
Era por el joven a quien estaba trayendo desde Damasco, por lo que estaba
perturbado. ste era Hadan Gula, el nieto de su socio de otros aos, Arad Gula, a quien
l senta que le deba una deuda de gratitud que nunca sera pagada. Le habra gustado
hacer algo por este nieto, pero entre ms consideraba esto, ms difcil le pareca, debido
al joven mismo.
Mirando los anillos y aretes del joven, pens para s mismo: l cree que las joyas son
para hombres, no obstante tiene el duro semblante de su abuelo. Pero su abuelo no
usaba tan ostentosas tnicas. Sin embargo, he tratado de traerlo para ayudarlo a
comenzar por s mismo y escapar de la ruina que el padre ha hecho de su herencia.
Por qu trabajas tan duro, cabalgando siempre con tu caravana en sus largas
jornadas? Nunca tienes tiempo para disfrutar de la vida?
Si tuviera una riqueza igual a la tuya, vivira como un prncipe. Nunca cabalgara a
travs del sofocante desierto. Gastara los shekels tan rpido como entraran a mi bolsa.
Usara las ms ricas tnicas y las ms raras joyas. sa sera una vida a mi gusto, una
vida digna de vivirse.
Tu abuelo no usaba joyas Sharru Nada habl antes de pensar, luego continu
burlonamente -. No dejaras tiempo para trabajar?
Sharru Nada se mordi el labio, pero no replic, y sigui cabalgando en silencio hasta
que el camino los condujo a una pendiente. Aqu refren su montura seal al verde
valle lejano.
74
Mira, ah est el valle. Mira ms lejos si podrs ver borrosamente los muros de
Babilonia. La torre es el Templo de Bel. Si tus ojos son penetrantes podrs, inclusive,
ver el humo del fuego eterno sobre su cresta.
Por qu deseas ligar su espritu a la tierra ms all del tiempo que se le hubo
asignado? T y tu padre bien pueden proseguir su trabajo.
Sharru Nada no replic, pero dio rienda suelta a su montura y baj el camino del
valle. Tras ellos sigui la caravana en una nube de polvo rojizo. Algn tiempo ms tarde
llegaron al camino del rey y voltearon hacia el sur a travs de irrigadas granjas.
Hace cuarenta aos haba envidiado a estos hombres. Con qu agrado se habra
cambiado por ellos! Pero qu diferencia ahora... Con orgullo mir detrs de s a su
caravana viajera, camellos y burros bien escogidos, cargados hasta el tope con valiosos
artculos de Damasco. Todo esto no era sino una parte de sus posesiones.
Pero cmo poda ayudar al joven tan altanero con sus despilfarradoras ideas y
enjoyadas manos? Poda ofrecer trabajo en cantidad suficiente en trabajadores
voluntarios, pero nada para hombres que se consideraban demasiado buenos para
trabajar. No obstante, deba hacer algo por Arad Gula, no un intento a medias. l y Arad
Gula nunca haban hecho las cosas en esa forma. Ellos no eran de esa clase de hombres.
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Un plan vino casi como un relmpago. Haba objeciones. Debera considerar su propia
familia y su propia posicin. Sera cruel, dolera. Siendo un hombre de rpidas
decisiones, desech las objeciones y decidi actuar.
Por qu no cuentas, simplemente, cmo haces los dorados shekels? Eso es todo lo
que necesito saber replic el joven.
Comenzamos con aquellos hombres que aran. Yo no tena ms edad que t. Cuando
la columna de hombres en la cual yo marchaba se aproxim, el buen viejo Meggido, el
granjero, se mof de la forma tan torpe en la que ellos araban. Meggido estaba
encadenado cerca de m. Mira a esos haraganes, protest, el que sostiene el arado no
hace esfuerzos por enterrarlo, ni los ayudantes mantienen a los bueyes en el surco.
Cmo pueden esperar levantar una buena cosecha con tan mala forma de arar?
Dijiste que Meggido estaba encadenado contigo? pregunt con sorpresa Hadan
Gula.
S, con collares de bronce alrededor de nuestros cuellos y una larga y pesada cadena
entre nosotros. Prximo a m estaba Zabado, el ladrn de ovejas. Yo lo haba conocido
en Harroun. Al final estaba un hombre al cual llambamos el Pirata, porque l nunca
nos dijo su nombre. Juzgamos que era un marinero, pues tena tatuadas serpientes
enrolladas sobre su pecho a la moda marinera. La columna estaba formada para que
ellos pudiera caminar de cuatro en cuatro.
l fue un hombre a quien podas contar tus ms ntimos secretos. T tambin eres un
hombre en el que yo puedo confiar, verdad?Sharru Nada lo mir de frente a los ojos.
Puedes confiar en mi silencio. Pero estoy sorprendido. Dime, cmo llegaste a ser
esclavo?
Cualquier hombre se puede encontrar como un esclavo. Fue una casa de juego y una
sola cerveza lo que me trajo al desastre. Fui la vctima de las indiscreciones de mi
hermano. En una ria l mat a su amigo. Yo fui depositado como fianza a la viuda por
mi padre, desesperado por impedir que mi hermano fuera a ser perseguido por la ley.
Cuando mi padre no pudo conseguir la plata para libertarme, ella, enojada, me vendi a
un tratante de esclavos.
76
Qu vergenza e injusticia! protest Hadan Gula-. Pero dime, cmo ganaste la
libertad?
Iremos a eso pero todava no. Continuaremos mi cuento. Cuando pasamos, los
labradores se mofaron de nosotros. Uno se quit su rasgado sombrero y se inclin
gritando: Bienvenidos a Babilonia, huspedes del rey. l los espera para los muros de
la ciudad, donde se sirve el banquete de ladrillos de lodo y sopa de cebolla, con lo que
ellos se rieron ruidosamente.
Qu quieren decir esos hombres con el que el rey nos est esperando en los muros?
le pregunt.
T marchas a acarrear ladrillos para los muros de la ciudad, hasta que se te rompa la
espalda. Tal vez te golpeen hasta morir antes de que se te rompa.
No tiene sentido para m hablar de amos que golpean, hasta matarlos, a esclavos
voluntariosos y trabajadores. A los amos les gustan los buenos esclavos y los tratan
bien.
Quin quiere trabajar duro? coment Zabado-. Aquellos sembradores son sabios.
No se estn rompiendo sus espaldas. Justamente alquilndose como si fueran esclavos.
S, y dnde estn esas cosas ahora? se mof Zabado. Yo creo que conviene ser
ms listo y obtener eso sin trabajar. Observa a Zabado, si somos vendidos a los muros,
l estar llevando bolsas de agua o algn trabajo fcil, mientras que t, que te gusta
trabajar, estars rompindote la espalda acarreando ladrillos dijo esto y sonri con una
risa tonta.
El terror me apres esa noche. No poda dormir. Me api cerca del guardin de la
cuerda, y cuando los otros dorman, atraje la atencin de Godoso, quien estaba haciendo
la primera guardia. l era uno de aquellos bandidos rabes, de la clase de maleante que
si te robaba tu pulsera, crea que haba tambin cortarte la garganta.
77
No puedes entender? supliqu-. Soy joven. Quiero vivir. No quiero trabajar o que
me golpeen hasta matarme en los muros. Hay alguna oportunidad para m de obtener
un buen amo?
Te dir algo, buen amigo susurrNo le des problemas a Godoso. Muchas veces
primero vamos al mercado de esclavos. Escucha ahora. Cuando los compradores
vengan, diles que eres un buen trabajador, que te gusta trabajar duro para un buen amo.
Hazlos que quieran comprarte. Si ellos no quieren comprarte, al da siguiente acarrears
ladrillo. Es un trabajo muy duro.
Cuando Meggido despert, le susurr mis buenas noticias. Fue nuestro nico rayo de
esperanza cuando marchamos a Babilonia. Al atardecer nos aproximamos a los muros y
pudimos ver las filas de hombres, como hormigas negras, subiendo y bajando por
sendas diagonales. Cuando nos acercamos, nos sorprendieron los millares de hombres
trabajando; algunos estaban cavando un foso, otros mezclaban el lodo en ladrillos de
barro. El mayor nmero estaba acarreando hacia arriba ladrillos en grandes canastas por
las empinadas sendas para los albailes.*
Los capataces maldecan a los holgazanes y restallaban ltigos sobre las espaladas de
aquellos que fallaban en conservar la fila. Pobres y fatigados, se vean bambolearse y
caer bajo sus pesadas canastas, incapaces de levantarse otra vez. Si el ltigo fallaba en
pararlos, eran empujados al lado de las sendas, y all quedaban retorcindose en agona.
Pronto ellos seran arrastrados para unirse a otros cuerpos junto al camino, a esperar
tumbas no santificadas. Cuando contemplaba el horrible espectculo, me estremec. As
que era esto lo que le esperaba al hijo de mi padre si l fallaba en el mercado de
esclavos.
Godoso haba tenido razn. Fuimos llevados a travs de las puertas de la ciudad a la
prisin de esclavos y a la maana siguiente marchamos a los corrales en el mercado.
Aqu el resto de los hombres se amontonaron con temor y solamente los ltigos de
nuestros guardias podan mantenerlos movindose para que los compradores pudieran
examinarlos. Meggido y yo ansiosamente hablbamos a cada hombre que nos permita
dirigirnos a l.
Meggido crey que pronto partiramos. Cuando ninguno de los compradores estaba
cerca, me hablaba seriamente para impresionarme de lo valioso que podra ser el trabajo
para m en lo futuro.
*Los famosos trabajos de la antigua Babilonia, sus muros, templos, jardines colgantes y grandes canales
se construyeron con trabajos de esclavos, principalmente prisioneros de guerra, lo cual explica el trato
inhumano que ellos reciban. Esta fuerza de trabajo tambin inclua a muchos ciudadanos de Babilonia y
sus provincias que haban sido vendidos a la esclavitud debido a crmenes o problemas financieros. Era
78
costumbre comn para los hombres ofrecerse ellos, sus esposas o sus hijos, como una garanta del pago
de prstamos, juicios legales y otras obligaciones. En caso de incumplimiento, aquellos as empeados
eran vendidos como esclavos.
Me aproxim a l diciendo:
Aqu estaba la oportunidad que yo haba anhelado de hacerme valioso para mi amo y
de encontrar una forma para ganar mi libertad.
Le ped a Nana-naid que me enseara cmo amasar el pan y hornearlo. l hizo esto
muy complacido por mi disponibilidad. Ms tarde cuando yo poda hacer esto bien, le
ped que me enseara cmo hacer los pasteles de miel, y pronto yo estaba haciendo todo
el horneado. Mi amo estaba contento de estar ocioso, pero Swasti sacuda su cabeza con
desaprobacin.
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No hacer, ningn trabajo es malo para cualquier hombre declaraba ella.
Sent que era tiempo de pensar en la forma de ganar dinero para comprar mi libertad.
Cuando el horneado se terminaba al medioda, pens que Nana-naid aprobara si yo
encontraba empleo redituable por las tardes y que as l pudiera compartir mis
ganancias conmigo. Entonces me vino una idea. Por qu no hornear ms pasteles de
miel y venderlos a los hombres hambrientos en las calles de la ciudad?
Si yo puedo emplear las tardes despus que el horneado se termine para ganar dinero
para ti, no sera justo que t compartieras mis ganancias conmigo para que yo pueda
tener dinero para gastar en aquellas cosas que cada hombre desea y necesita?
Aqu est lo que haremos sugiri-. Los vendes a dos por un penique, entonces la
mitad de los peniques ser ma para pagar la harina, la miel y la lea para hornearlos.
Del resto tomar la mitad y t conservars la otra mitad.
Me complaci su generosa oferta, por la cual yo podra conservar una cuarta parte de
mis ventas. Esa noche trabaj hasta muy tarde haciendo una charola sobre la cual
mostrarlos. Nana-naid me dio una de sus tnicas usadas para que yo pudiera estar bien
presentado y Swasti me ayud a parcharla y lavarla.
Conforme sala con mi charola de pasteles cada da, pronto encontr clientes
regulares. Uno de ellos fue nada ms que tu abuelo, Arad Gula. l era un comerciante
de tapetes y se los venda a las amas de casa, yendo de un extremo a otro de la ciudad,
acompaado por un burro cargado con tapetes y un esclavo negro para atenderlo.
Compraba dos pasteles para l y dos para su esclavo, detenindose siempre para hablar
conmigo mientras se lo coman.
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Me gustan tus pasteles, muchacho, pero ms an me gusta la buena disposicin con
la cual los ofreces. Tal espritu puede llevarte lejos en el camino del xito.
Pero, cmo puedes comprender, Hadan Gula, lo que tales palabras de aliento, podan
significar para un muchacho esclavo, solo en una gran ciudad, luchando con todo lo que
tena para encontrar una salida a su humillacin?
Temo que nuestro amo ha pasado mucho tiempo en las casas de juego protest ella.
Lo estoy haciendo bastante bien dijo l-. Mi amo aprecia mi buen trabajo, pues
ahora soy capataz. Mira, me confa la ventana en el mercado, y tambin est enviando
traer a mi familia. El trabajo me est ayudando a recuperarme de mi gran dificultad.
Algn da me ayudar a comprar mi libertad y otra vez poseer una granja.
A menudo sala fuera de las puertas de la ciudad para vender a los capataces de los
esclavos que construan los muros. Yo detestaba regresar al desagradable espectculo,
pero encontr que los capataces eran unos compradores liberales. Un da me sorprenda
de ver a Zabado esperando en fila para llenar su canasta con ladrillos. Estaba flaco y
encorvado, y su espalda cubierta con verdugones y llagas de los ltigos de los capataces.
Sent lstima por l y le di un pastel que tritur con su boca como un animal
hambriento. Viendo la codiciosa mirada de sus ojos, corr antes de que l pudiera
arrebatarme mi charola.
Por qu trabajas tan duro?-. Me pregunt Arad Gula un da. Casi la pregunta que
me hiciste hoy, recuerdas? Le dije lo que Meggido me haba dicho acerca del trabajo y
cmo l estaba probando ser mi mejor amigo. Le mostr con orgullo mi bolsa de
peniques y le expliqu cmo estaba ahorrando para comprar mi libertad.
T no sabes que yo tambin soy un esclavo. Y que estoy en sociedad con mi amo.
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Sharru Nada permaneci calmado.
Mi abuelo fue amado por todos. Innumerables fueron sus buenas acciones. Cuando
vino, la hambruna, no compr con su oro grano en Egipto, y no lo trajeron sus
caravanas a Damasco y lo distribuyeron a la gente para que nadie muriera de hambre?
Ahora t dices que no era sino un despreciable esclavo en Babilonia.
Yo protest su indecisin:
Un da sal fuera de las puertas otra vez, y me sorprendi encontrar una gran multitud
reunida ah. Cuando le ped a un hombre una explicacin, l contest: No has odo? Un
esclavo fugitivo que mat a uno de los guardias del rey ha sido trado para ajusticiarlo, y
este da ser azotado hasta morir por su crimen. Inclusive el rey mismo estar aqu.
Tan densa era la multitud alrededor del poste de flagelamiento, que tema acercarme
por miedo de que mi charola de pasteles de miel se volteara. Por lo tanto trep a un
muro no terminado para ver sobre las cabezas de la gente. Fui afortunado de ver a
Nabucodonozor mismo cuando pasaba en su carruaje dorado. Nunca haba contemplado
tal grandeza, tales tnicas y colgajes de oro en telas y terciopelo.
No pude ver el flagelamiento, aunque poda or los gritos del pobre esclavo. Me
preguntaba cmo una persona tan noble como nuestro elegante poda soportar ver tal
sufrimiento, aunque cuando lo vi se estaba riendo y bromeando con sus nobles. Supe
que l era cruel y comprend porque tan inhumanas tareas eran encomendadas a los
esclavos constructores de muros.
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Despus que el esclavo muri, su cuerpo fue colgado de un poste por una cuerda
adherida a su pierna para que todos pudiramos verlo.
Cuando la multitud comenz a dispersarse, me acerqu. En el velludo pecho, vi
tatuadas dos serpientes enlazadas. Era el Pirata.
*Las costumbres de los esclavos de la antigua Babilonia, aunque puedan parecer inconsistentes para
nosotros, estaban estrictamente reguladas por la ley. Por ejemplo, un esclavo poda poseer una propiedad
de cualquier clase, inclusive otros esclavos sobre los cuales su amo no tena ningn derecho. Los esclavos
se casaban libremente con las no-esclavas. Los nios de madres libres eran libres. Muchos comerciantes
de la ciudad eran esclavos. Muchos de stos estaban en sociedad con sus amos y eran acaudalados por su
propio derecho.
La prxima vez que lo vi, Arad Gula era un hombre cambiado. Lleno de entusiasmo
me salud.
Mira, el esclavo que conociste es ahora un hombre libre. Haba magia en tus
palabras. Ya mis ventas y mis ganancias estn aumentando. Mi esposa est cubierta de
joyas. Ella era una mujer libre, la sobrina de mi amo, y desea mucho que nos mudemos
a una ciudad extranjera donde ningn hombre sepa que yo fui esclavo. As nuestros
hijos estarn a salvo del reproche por la desgracia de sus padres. El trabajo ha sido mi
mejor ayudante. Me ha capacitado para recobrar mi confianza y mi habilidad en vender.
Yo estaba tan excitado que hubiera podido, inclusive en forma modesta, pagarle por el
nimo que me haba dado.
Tu amo est en dificultades. Temo por l. Hace algunos meses perdi mucho en las
mesas de juego. No le paga al granjero por su grano ni su miel. No le paga al
prestamista. Estn enojados y lo amenazan.
El prestamista no esper a que mi amo regresara, sino que indic a Swasti que le
dijera que l me haba tomado. Con slo la tnica en mi espalda y la bolsa de peniques
colgando segura de mi cinturn, fui apartado del horneado sin terminar.
Se me arrancaron mis ms caras esperanzas como el huracn arranca los rboles del
bosque y los arroja al agitado mar. Otra vez una casa de juego y una sola cerveza haban
causado mi desastre.
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Sasi era un hombre torpe y spero. Cuando me conduca a travs de la ciudad, le cont
del buen trabajo que yo haba hecho para Nana-naid y que yo esperaba hacer un buen
trabajo para l. Su contestacin no me ofreci ninguna esperanza:
Imagnate un desierto sin ningn rbol, solamente arbustos bajos y un sol ardiendo
con tal furia, que el agua en nuestros barriles estaba caliente hasta el punto de no poder
beberla. Luego imagina hileras de hombres, bajando y subiendo a una profunda
excavacin y arrastrando pesadas canastas llenas de lodo, desde el amanecer hasta el
anochecer. Imagina la comida servida en artesas abiertas en las cuales tragbamos como
marranos. No haba tiendas, ni paja para camas. sa fue la situacin en la cual me
encontr. Enterr mi bolsa en un lugar sealado, preguntndome si en alguna ocasin la
desenterrara otra vez.
Al principio trabaj con buena voluntad, pero conforme pasaban los meses, sent mi
espritu doblegarse. Entonces la fiebre hizo presa de mi cansado cuerpo. Perd el apetito
y apenas poda comer el carnero y los vegetales. En la noche me agitaba en infeliz
desvelo.
Pens en el Pirata con su amargura y me pregunt si podra ser justo tambin luchar y
matar. La memoria de su cuerpo sangrante me record tambin que su plan era intil.
Entonces record la ltima vez que vi a Meggido. Sus manos estaban encallecidas del
duro trabajo, pero su corazn estaba ligero y haba felicidad en su cara. Su plan era el
mejor.
Sin embargo, yo estaba tan dispuesto a trabajar como Meggido; l no podra trabajar
ms duro que yo. Por qu mi trabajo no me traa felicidad y xito? Fue el trabajo lo
que trajo felicidad a Meggido, o simplemente estaba la felicidad y el xito en el regazo
de los dioses? Iba a trabajar el resto de mi vida sin satisfacer mis deseos, sin felicidad
ni xito? Todas esas preguntas se agolpaban en mi mente, y yo no tena una
contestacin. En verdad yo estaba dolorosamente confundido.
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Acosando a un hombre como un torbellino,
Impulsndolo como una tormenta.
Cuyo curso nadie puede seguir,
Cuyo destino nadie puede predecir.
Estaba destinado a ser por siempre castigado por lo que no saba? Qu nuevas
miserias y desilusiones me esperaban?
Cuando continuamos nuestro camino, yo lo iba a seguir como un esclavo debe seguir
a su amo, pero l no lo permiti. Puso su brazo alrededor de m, diciendo:
He buscado en todas partes por ti. Cuando casi haba perdido la esperanza, me
encontr a Swasti, quien me cont lo del prestamista, y ste me envi con el nuevo amo.
ste hizo un duro regateo y me hizo pagarle un desaforado precio, pero t lo vales. Tu
filosofa y tu buena disposicin han sido mi inspiracin de este nuevo xito.
Diciendo as, sac de debajo de su tnica la tablilla de arcilla donde estaba el ttulo de
mi propiedad. La levant sobre su cabeza y la arroj, rompindola en cien pedazos,
sobre los guijarros. Con jbilo tritur los fragmentos hasta que se hicieran polvo.
Lgrimas de gratitud llenaron mis ojos. Supe que yo era el hombre ms afortunado de
Babilonia.
El trabajo, t ves por esto, en el tiempo de mi mayor angustia, prob ser mi mejor
amigo. Mi disponibilidad para trabajar me capacit para escapar de ser vendido para
unirme a las cuadrillas de esclavos de los muros. Tambin impresion a tu abuelo y l
me seleccion para ser su socio.
Fue el trabajo la calve secreta de mi abuelo para conseguir los dorados shekels?
Era la nica clave que tena cuando lo conoc replic Sharru Nada-. Tu abuelo
disfrutaba al trabajar. Los dioses apreciaron, sus esfuerzos y lo premiaron liberalmente.
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La vida es rica con muchos placeres para que los hombres los disfruten coment
Sharru Nada-. Cada cosa tiene su lugar. Estoy contento de que el trabajo no sea
reservado a los esclavos. Qu caso tendra que se me privara de mi mayor placer? Yo
disfruto de muchas cosas, pero nada toma el lugar del trabajo.
Sharru Nada y Hadan Gula cabalgaron a la sombra de los elevados muros hasta las
slidas puertas de bronce de Babilonia. Al aproximarse, los guardias de la puerta se
pusieron en posicin de firmes y saludaron a un honrado ciudadano. Con la cabeza
levantada, Sharru Nada condujo la larga caravana a travs de las puertas y por las calles
de la ciudad.
Y diciendo as, Hadan Gula arranc las chucheras enjoyadas de sus orejas y los
anillos de sus dedos. Entonces, jalando su caballo, cabalg atrs y viaj con profundo
respeto, detrs del conductor de la caravana.
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Un bosquejo histrico de Babilonia
Babilonia posea nicamente dos recursos naturales: un suelo frtil y el agua del ro.
Con uno de los ms grandes logros de la ingeniera de ste o de cualquier otro tiempo,
los ingenieros babilonios desviaron las aguas del ro valle, fueron esos canales a verter
las aguas vivificantes sobre el frtil suelo. Eso se clasifica entre las primeras proezas de
la ingeniera conocidas por la historia. Tan abundantes cosechas fueron la recompensa
de este sistema de irrigacin sin precedente.
Hoy, este valle del ufrates; que fuera una vez un populoso distrito agrcola de riego,
es otra vez un yerno rido barrido por el viento. Escasa hierba y arbustos del desierto
luchan por existir contra las tormentas de arena. Se fueron los frtiles campos, las
enormes ciudades y las largas caravanas de ricas mercancas. Las bandas nmadas de
rabes, que consiguen su precaria existencia cuidando pequeos rebaos, son los nicos
habitantes. As ha sido desde el principio de la Era Cristiana.
Emergiendo de este valle hay unas lomas de tierra. Por siglos no fueron consideradas
otra cosa por los viajeros. stas finalmente atrajeron la atencin de los arquelogos
debido a las piezas rotas de alfarera y ladrillos deslavados por las ocasionales tormentas
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de lluvia. Se enviaron entonces expediciones, financiadas por museos europeos y
americanos, para excavar y ver qu se poda encontrar. Picos y palas pronto probaron
que estas lomas eran antiguas ciudades. Bien podran ser llamadas ciudades tumbas.
Babilonia era una de stas. Sobre ella, por algo as como veinte siglos, los vientos
haban esparcido el polvo del desierto. Construida originalmente de ladrillo, todos los
muros expuestos se haban desintegrado y regresado a la tierra una vez ms. Tal es hoy
Babilonia, la rica ciudad. Un montn de tierra, tanto tiempo abandonada que ninguna
persona viviente saba siquiera su nombre, hasta que fue descubierta removiendo
cuidadosamente el residuo de las calles y de las ruinas cadas de sus nobles templos y
palacios.
En esta forma hemos probado que hace 8,000 aos, los sumerios, que habitaban
Babilonia, estaban viviendo en ciudades amuralladas. Uno puedes solamente conjeturar
cuntos siglos antes de esto tales ciudades ya existan.
Sus habitantes no eran brbaros que vivan dentro de muros protectores. Fueron un
pueblo educado e inteligente. Hasta donde llega la historia escrita, fueron los primeros
ingenieros, los primeros astrnomos, los primeros matemticos, los primeros
financieros y el primer pueblo en tener un lenguaje escrito.
Adems de irrigar las tierras del valle, los ingenieros babilonios completaron otro
proyecto de magnitud similar. Por medio de un complicado sistema de drenaje, hicieron
labranta una inmensa rea pantanosa en las bocas de los ros ufrates y Tigris y la
pusieron bajo cultivo.
Herodoto, el historiador y viajero griego, visit Babilonia cuando esta ciudad estaba
en esplendor y nos ha dado la nica descripcin conocida hecha por un extranjero. Sus
escritos dan una descripcin grfica de la ciudad algunas de las extraordinarias
costumbres de su pueblo; mencionan la notable fertilidad del suelo y las generosas
cosechas de trigo y cebada que ellos producan.
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escritos sobre tablillas de arcilla hmeda. Cuando se completaban, stas eran horneadas
y se hacan mosaicos duros. Su tamao era de seis por ocho pulgadas y de una pulgada
de grueso.
Estas tablillas de arcilla, como son, comnmente llamadas, se usaron mucho, como
nosotros usamos las modernas formas de escritura. Sobre ellas fueron grabadas
leyendas, historia, transcripciones de decretos reales, las leyes de la tierra, ttulos de
propiedad, notas promisorias e inclusive cartas, las cuales eran enviadas por mensajeros
a distantes ciudades. De estas tablillas de arcilla se nos permite una vista interna de los
asuntos ntimos y personales del pueblo. Por ejemplo, una tablilla, evidentemente de los
registros de un tendero campirano, relata que en una fecha determinada un cierto cliente
trajo una vaca y la cambi por siete sacos de trigo; tres se le entregaron en esa fecha y
los otro cuatro esperaban a que el cliente los recogiera cuando quisiera.
Enterradas con seguridad en las ruinosas ciudades, los arquelogos han recuperado
bibliotecas enteras de estas tablillas, cientos de miles de ellas.
Entre las sobresalientes maravillas de Babilonia figuran los inmensos muros que
rodeaban la ciudad. Los antiguos lo clasificaron junto con la gran pirmide de Egipto
como perteneciente a las siete maravillas del mundo. Se le acredita a la reina
Semramis haber erigido los primeros muros durante la temprana historia de la ciudad.
Los excavadores modernos han sido incapaces de encontrar rastro de los muros
originales. Tampoco es conocida su altura exacta. De la mencin hecha por los primeros
escritores, se estima que tenan de cincuenta a sesenta pies de altura, revestidos en el
lado exterior con ladrillo reconocido y adems protegidos por un profundo foso lleno de
agua.
Los ltimos y ms famosos muros fueron comenzados seiscientos aos antes de la Era
Cristiana por el rey Nabopolasar. Plane la reconstruccin en una escala gigantesca, que
no vivi para ver el trabajo terminado. Su obra fue continuada por su hijo
Nabucodonosor, cuyo nombre es familiar en la historia bblica.
Contra los muros de Babilonia marcharon, a su vez, los ejrcitos victoriosos de casi
todos los conquistadores de esa poca de guerras de conquista. Una multitud de reyes
siti Babilonia, pero siempre en vano. Los ejrcitos invasores de esos das no se pueden
considerar a la ligera. Los historiadores hablan de unidades de 10000 jinetes, 25000
aos, 1200 regimientos de soldados a pie con 1000 hombres por regimiento. A menudo
se requeran de dos a tres aos de preparacin para reunir los materiales de guerra y
depsitos de comida junto a la lnea de marcha propuestas.
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La dudad de Babilonia estaba organizada como una ciudad moderna. Haba calles y
tiendas. Los comerciantes ambulantes ofrecan sus mercancas en los distritos
residenciales. Los sacerdotes, oficiaban en magnficos templos. Dentro de la ciudad
haba una cerca interior para los palacios reales. Se dice que los muros que rodeaban a
stos tenan que haber sido ms altos que los de la ciudad.
Los babilonios fueron hbiles en las artes. stas incluan la escultura, la pintura, el
tejido, la orfebrera y la manufactura de armas implementos agrcolas. Sus joyeros
crearon mucha joyera artstica. Muchas muestras han sido recuperadas de las tumbas de
sus ricos ciudadanos y estn ahora en exhibicin en los principales museos del mundo.
En este mismo temprano perodo, cuando el resto del mundo estaba todava talando
rboles con hachas con cabeza de piedra, o cazando y luchando con lanzas y flechas con
punta de pedernal, los babilonios estaban usando hachas, lanzas y flechas con cabeza de
metal.
Babilonia nunca fue penetrada por ejrcitos hostiles hasta 540 aos A.C. Ni siquiera
los muros fueron capturados. La historia de la cada de Babilonia es muy inslita. Ciro,
uno de los grandes conquistadores de ese perodo, intentaba atacar la ciudad y deseaba
tomar sus inexpugnables muros. Consejeros de Nabonidus, el rey de Babilonia, lo
persuadieron de que saliera a encontrar a Ciro y le diera batalla sin esperar que la ciudad
fuese sitiada. Con la subsecuente derrota del ejrcito babilonio, el rey huy de la ciudad.
Ciro, por lo tanto, entr por las puertas abiertas y tom posesin sin resistencia.
El transcurso del tiempo ha desmenuzado hasta el polvo los orgullosos muros de sus
templos, pero la sabidura de Babilonia perdura.
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