Milagro Milagro PDF
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P. Daniel Albarrn
Ttulo original:
Milagro!... Milagro!
Autor: Daniel Albarrn
E-mail: [email protected]
Pgina web: daniel-albarran.blogspot.com
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En la televisin estaban dando la pelcula en la que
Robin Williams haca de un estudiante de medicina con ideas
nuevas para sus compaeros de clases y para sus profesores.
Propona que haba que mejorar no solo la salud fsica, sino
emocional de los pacientes. Todo se desarrollaba en un hospital
con pacientes de cncer, sobre todo muchos nios con cncer.
Las ideas del personaje eran vistas por todos como ideas propias
de una persona desequilibrada. La medicina tena que tomarse
en serio y no a la ligera ni con humor, como pretenda este
estudiante. Lo novedoso que se propona era que haba que
trabajar con los pacientes, con nombres y apellidos, y no como
nmeros de cama y de habitacin. Haba que llamar e
identificar a cada paciente de manera personalizada y no con la
clasificacin numrica de manera imparcial. Haba que
involucrarse emocionalmente con los pacientes de cncer.
Haba que mejorar la calidad de vida, y no solo retrasar la
muerte, como tradicionalmente hacen muchos profesionales de
la medicina. Para eso haba que hacer rer a los pacientes.
Hacerlos rer. Este estudiante se colocaba una goma roja de
payaso en la nariz e iba por las habitaciones del hospital
haciendo payasadas. Provocaba la risa de algunos y el disgusto
de otros. Algunas de las enfermeras lo secundaban. Otras lo
criticaban. Los mdicos, sobre todo uno, que era su profesor, lo
tenan en tres y dos. Lo tena en la mira y no aprobaba para
nada sus comiqueras fuera de sitio y lugar. El hospital era
asunto serio y los pacientes tambin, y haba que tomarse las
cosas con su respectiva seriedad. Un compaero de clases, que
era el prototipo de estudiante dedicado con seriedad, sufra de
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manera especial las actitudes y comportamientos de este
estudiante que se tomaba las cosas sin ninguna aparente
responsabilidad. Lo bueno era que este estudiante-payaso era
sobresaliente en sus notas y calificaciones, a pesar de que su
compaero prototipo, con quien comparta la habitacin, nunca
lo vea estudiando y dedicado como lo era l. No se explicaba
que saliera mejor que l. La competencia, tal vez, en el fondo
era lo que lo intrigaba y lo haca sufrir.
Como no haba nada qu hacer que implicara estar
levantado, aunque s despierto inevitablemente, se dispuso a
mirar la pelcula que estaban dando en la televisin, esa
maana. La temtica le fue envolviendo poco a poco a punto de
encontrarse interesado nuestro personaje. Senta una especial
simpata por el actor en cuestin.
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la manera de que ella lo vaya identificando. Ella se negaba a
todo. Ella viva en una ambigedad. En eso consista el
purgatorio. Y la pelcula se desarrolla en esa idea.
Recordaba vagamente la pelcula. Desde que haba visto
algo de esa pelcula haba quedado prendado de las muchas
ideas fascinantes que se decan y se desarrollaban. Le haba
parecido interesante esa manera de enfocar las realidades de la
vida y las maneras de enfrentarse al hecho de la existencia
humana.
Tambin recordaba algo, no mucho, de una pelcula en
la que Robin Williams, haca de un hombre disfrazado de mujer
que trabajaba en una casa de familia, que era su propia familia,
y as poda cuidar y ver a sus hijos. Las situaciones eran muy
complicadas para el hombre, porque tena que salir corriendo a
vestirse de mujer, unas veces; y otras, a vestirse de hombre para
despistar y no lo descubrieran. Cmica la pelcula en ese ir y
venir de ese paso de dos roles, de mujer y de hombre, hasta que
al final se descubre la verdad, y se complican ms las cosas
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imaginarse. La conviccin empezaba a descubrirse porque
estaba haciendo que fuese realidad al hacer con la peticin del
favor lo que estaba pensando y quera. Todo era cuestin de
dedicacin. No por arte de magia. Sino por conviccin. La
conviccin era de la dedicacin con que empezaba. Y la
conviccin sera la perseverancia con que esperaba mantenerse.
Nada era cuestin de quererlo y no hacerlo. No haba
ambigedad y no caba. Quererlo era hacerlo. Hacerlo era
lograrlo. No solo desearlo. Dedicarse. Esa era la conviccin.
Ya el favor y la peticin eran un hecho. Por lo menos,
haba transmitido la inquietud y la necesidad. El primer paso
estaba dado. En lo que dependa de l, todo ya haba
comenzado.
No saba nada, o muy poco de le que llegara a
descubrir y de lo que habra de pasar. Lo sospechaba. Lo intua.
Lo presagiaba. Por eso senta las ganas de dedicarse a lo que
estaba comenzando. Empresa ardua. Pero empresa que ya
comenzaba a ser una realidad.
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la misma compaa le haban indicado que no haba material de
oficina, y que se dirigiera a esa sucursal en la que se hallaba en
ese da. De otras oficinas haban venido remitidos muchos de
los que esa maana haban requerido tales servicios en concreto,
justo a esa, en la que, ahora, ya no seran atendidos. Entre ellos
estaba nuestro personaje.
De manera corts, nuestro hroe se dirigi a la
expendiente-bancaria y le seal los papeles, indicando con ello
a lo que iba al banco. La mujer con voz fuerte segura de que la
oan en toda la sala, casi se burlaba a carcajada al comprender
que se estaba vengando de l, al decir:
-- Eso no es por aqu. Eso es atencin al cliente.
Vaya con Dios!
Nuestro hroe se sinti ridculo. Se haba metido en la
cola que no era. Justo la cola de al lado, y que circulaba con
mucha rapidez, era la que llevaba a ser atendidos por la casilla-
ventana. No tuvo de otra que meterse en la cola que le
corresponda, despus de cuatro horas y media en el banco, en
una cola que no era la que le llevara a ser atendido, as hubiera
llegado de madrugada.
Esper su turno en el avance rpido y fluido de la cola
correspondiente. No tard diez minutos en recibir los servicios a
los que iba. Fue muy bien atendido. Sali un poco avergonzado
consigo mismo Tanto tiempo
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Valjean, o de la muchacha, llamada Marius con nombres
propios para identificarlos e identificarnos en nuestra salud
mental, al poder tener la referencia en nuestra mente. O en el
caso del mismo Dostoievsky, con sus fascinantes y
embelesadores personajes, como Sonia, Dunia, la vieja, la
hermana de la vieja, Raskolnikov. O en los mismos Evangelios,
en donde no aparece descripcin de ninguno de los apstoles, ni
siquiera del mismo Jess, pero que no por ello ya cada uno se lo
imagina, a pesar de carecer de sus descripciones. A cada
personaje corresponde por derecho de ciudadana y de
existencia, as sea personaje ficticio, una descripcin aunque sea
mnima, y por lo menos, un nombre. Para tener la referencia.
Igual ha de suceder con nuestro personaje. Habr que
describirlo, para hacernos una idea. Es necesario. Adems, es
salud mental saber de quien estamos tratando, y de cmo es l,
o de qu lugar se enamoraron de l. Porque no se puede negar,
ni mucho menos, que al tener una descripcin de cmo es l, y
todas esas cosas, nos va a permitir estar enamorados, por lo
menos de la idea. Y cmo es el
Hay que imaginarse a un hombre alto, guapo, de
bigotes, de buen vestir, de elegancia al caminar, de soltura torpe
pero tierna, de mirada prolongada y profunda. As, justamente,
no es nuestro personaje.
Por otra parte, ayuda a que nos hagamos la idea de un
hombre chiquito, ms bien relleno, de espaldas anchas, ms
anchas que el resto del relleno para poder cubrirlo; de caminar
acelerado, a pesar de lo rellenito Tampoco as es nuestro
hroe.
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No tiene caballo. Porque en este mundo moderno de
hoy no se puede andar con y en caballo por la ciudad. Sera un
abuso. Mucho menos en burro. Sobre todo, porque no habra
sitio para estacionar ni a uno ni a otro. Y el problema sera que
despus tendra que limpiar sus gracias en donde hubiese
encontrado sitio para estacionarlo, mientras ira o al banco o a
cualquier otro lugar a cualquier cosa que fuese. Son muy lindos
los caballos y se ven muy bonitos los policas montados en
ellos, como en Nueva York. Les da mucha personalidad a los
caballos. O los caballos le dan gallarda a los policas. Y
tambin a la ciudad. Sin embargo, ha habido ciudades que han
pretendido copiar esa realidad de caballo y polica, y, entonces,
se ven feos, tambin el caballo; y ms feas esas ciudades.
Nuestro personaje tampoco es polica; tampoco caballo. Y no
tiene caballo. Y menos mal, porque no tiene que limpiar las
gracias de los caballos, si hubiese encontrado sitio para
estacionarlo en la ciudad. No es el caso de nuestro hroe.
Aunque, en algunos lugares del mundo se dice cul es su
gracia, para pedir que alguien diga su nombre; entonces, aqu
podra ser doble la gracia, la del caballo o el burro, en caso de
hacerla, y el apelativo o el nombre con que se llame al caballo,
porque as hubo sucedido con el caballo de El Quijote, que
antes se llamaba Rocn, y despus de rebautizado por la usanza
que se le iba a dar al ser cabalgado por tan digno caballero, el
de la triste figura, habra de llamarse, entonces, Rocn-ante; o
sea, que antes era Rocn y despus Rocinante, segn dijera el
mismo autor del libro, al decir que, cuatro das se le pasaron
en imaginar qu nombre le pondra... y as despus de muchos
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nombres que form, borr y quit, aadi, deshizo y torn a
hacer en su memoria e imaginacin, al fin le vino a llamar
Rocinante, nombre a su parecer alto, sonoro y significativo de
lo que haba sido cuando fue rocn, antes de lo que ahora era,
que era antes y primero de todos los rocines del mundo. Y en
el caso de Sancho, su burro se llamaba Rucio, sin rebautizo, y
esa era igual su gracia.
Nuestro individuo, para continuar con la ideas de la
revolucin francesa y del estilo de Vctor Hugo, en la novela
que ya se dijo, s tiene nombre, pero tambin es un individuo. Y
es necesario que lo bauticemos y lo identifiquemos con nombre
para referirnos a l con propiedad. Podra llamarse Pedro, o
Juan, o Luis, o Rebeca o Mara, o Carmen. Y depende del
nombre que le demos, sea masculino, o sea femenino, tenemos
que darle un sexo, porque su nombre ira en consonancia con su
gnero. Si se escoge que sea hombre, tenemos que darle una
edad, para hacernos mejor idea de cmo es, para ver si nos
enamoramos de l, o no; igual, si es mujer. Y si es mujer,
tenemos que ponerla o vieja o joven. Si joven, o fea o bonita; o
sexy o con gracia. Si vieja, entonces, casada o divorciada; si con
hijos, o sin hijos, o hurfanas de hijos; o viuda. Y si viuda, o
alegre o triste; con amante o sola. Y si con amante, con pasin o
sin ella. Porque si es con pasin y con amante, nos tiene que
llevar a inventarle mundos apasionados y tendramos que darle
rienda suelta a la imaginacin. Si es seria y casada nos llevara a
ubicarla en una familia, y eso nos llevara a buscar una familia
modelo, aunque no lo fuese, sino para esta obra.
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A este punto, es necesario pensar en un hombre casado.
Tampoco es as nuestro personaje.
Habr de ser, entonces, mujer. Y bonita. Tampoco as
es nuestro personaje.
Pero podra ser nio
En este momento es mejor que no describamos a
nuestro individuo, que a la vez es el personaje y el hroe, y que
tiene que ser nuestro. O nuestra. Que en caso de ser nuestra
tendra que ser personaja, porque correspondera en gnero y en
nmero, porque sera una sola. Porque no es lo mismo decir
nuestro personaje, que implicara la idea de ser masculino, a la
idea fiel de nuestra personaje, y habra con ello una disonancia
sonora, aunque no gramatical.
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leer lo que haba escrito, qued sorprendido. El seor lo haba
hecho con tanta soltura y sin detenerse a pensar lo que estaba
escribiendo Fue transcurriendo la pelcula, y a pesar de que
nuestro personaje no haba visto el antes, ni el comienzo de la
misma, no aguant la tentacin de quedarse mirando la
televisin, sentado en un extremo de la cama, apoyando su
cuerpo con los brazos hacia atrs
El tiempo iba pasando. Ya eran las ocho y veinte. Mir
su reloj. Tena programado salir a las siete y media, pero lo que
estaba mirando se tornaba interesante. Sobre todo que le
resultaba til. Tena programado ir a la compaa de servicio de
televisor por cable para anular la suscripcin del servicio. La
razn era que por problemas de electricidad la antena repetidora
no transmita la seal con regularidad. En las noches su
televisor se quedaba todo en azul, precisamente porque la seal
dependa de las antenas repetidoras, y como la electricidad
estaba presentado problemas por el racionamiento que se estaba
aplicando, no haba seal televisiva en su aparato. En las
maanas siempre haba electricidad, y era cuando aprovechaba
ese poco tiempo para mirar algo, como ese da.
El muchacho de la pelcula asista a la universidad y
contaba con el asesoramiento del escritor, con quien conversaba
mucho. Y como era lgico absorba de los conocimientos y de
la cultura del seor. Un da en clases, el profesor interrog a un
alumno sobre un autor, y el alumno no saba absolutamente
nada sobre el autor y su obra, sobre la que estaba hablando en
clase. El muchacho deportista murmur el nombre del autor, y
el profesor se sinti ofendido porque no le estaba preguntando a
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l. Entonces, el profesor se dedic a carear al muchacho con
citas de autores para ponerlo en ridculo. La sorpresa fue grande
porque el muchacho deportista interrumpa al profesor citando
al autor y continuando la frase que el profesor deca. El profesor
haba quedado desautorizado por el muchacho, quien, segn el
profesor tena que ser bueno solo en el deporte, y no en letras.
Al regreso a la casa, el muchacho deportista haba
comentado todo el impasse con su amigo y tutor. Tuvieron su
intercambio de ideas. El seor le advirti que tuviera cuidado
porque el profesor se haba sentido humillado, y que podra
venir represalias. El muchacho no vea el motivo. E hicieron un
trato: que todo lo que el muchacho escribiera que no se lo
enseara a nadie, hasta que no tuviera terminado. Porque, de
hecho, el muchacho haba comenzado a escribir algunas cosas.
El seor le dijo que escribiera, y si lo iba a publicar, que lo
publicara intacto, sin correcciones, porque escribir es escribir y
no pensar. Volvi a insistir en la idea el seor y empez a sacar
sus frustraciones de escritor, que haba visto mucho de sus
artculos corregidos, amputados y encuadrados a los gustos y
estilos de los crticos. Nunca haba sido publicado tal como
haba escrito, sino como haban querido las casas editoriales.
Haba pasado con algunos de sus libros. Porque el escritor sigue
su vena de escritor. No escribe para gustar y para complacer
gustos y pareceres. Escribe porque as lo siente. Por lo que
deca, el seor tena muchas experiencias amargas al respecto. E
invit al muchacho que escribiera sobre un tema que ya el seor
haba escrito. Le sugiri el mismo ttulo, que era algo as como
la poca de la fe verdadera, o algo por el estilo, que tena que
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ver con la fe y con una poca. Pero, con la promesa de no
drselo a nadie.
En esos das, en la universidad, se estaba realizando un
concurso de ensayos de escritores. Era parte del curso. El
muchacho haba participado con un artculo. Despus del
entrenamiento de basket, el muchacho fue llamado a la oficina
del rector de la universidad. Lo estaba esperando toda la
comitiva acadmica para conversar sobre el artculo para que
diera razones. Le preguntaron que si su artculo era suyo. El
muchacho respondi afirmativamente. Le preguntaron que si
esas ideas eran suyas o copiadas. Suyas, respondi. El profesor
que llevaba el ataque y el interrogatorio era el profesor del
impasse en la clase, con la asistencia y aprobacin del resto de
los profesores. Cuando el profesor consider que ya lo haba
acorralado lo suficiente, se acerc con una revista abierta en la
pgina donde comenzaba el artculo del escritor tal, que haba
escrito un artculo con el mismo ttulo, y desenmascar al
muchacho El mismo profesor reconoca la originalidad de las
ideas del artculo del muchacho, pero le criticaba el mismo
ttulo, y la primera lnea que eran tal cual las mismas con que
empezaba el artculo el seor, cuando haba publicado el
artculo. Entonces, el profesor le pidi que escribiera una nota
reconociendo que se haba copiado, cosa que no era verdad, y
que la leyera en clases. El muchacho no escribi nada, por lo
menos en ese momento de la pelcula.
Nuestro personaje estaba absorto y por de ms
interesado. Ya haba pasado la hora que tena programada de
salir. Pero el momento de la pelcula vala la pena. Mir el reloj
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y se disculp consigo mismo, como si tuviese obligacin de
hacerlo. Era su propio tiempo y no tena que dar explicaciones.
El muchacho de la pelcula lleg rabioso a la casa. El
seor lo abord. El muchacho le cont todo con lujos de
detalles. El seor le pidi que hiciera la nota, que se disculpara
y que reconociera que se haba copiado. El muchacho aleg
furioso todas sus razones, que diferan del seor. En ese
momento se desat un lazo muy bonito de cario entre los dos.
El seor empez a aflorar su instinto paternal de proteccin.
Nuestro personaje se levant de la cama donde estaba
sentado. Apag el televisor, tom su maletn, tom las llaves de
su carro y del apartamento, apag las luces, y sali de la
habitacin
No se supo el desenlace de la pelcula. Ni qu pas con
el muchacho.
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burro parece y lo es, aunque no lo sea ni lleve ni el apelativo ni
el mote ni la gracia, y con ello sea mayor la gracia que
consecuencia su actuar, al punto que su accin torpe en la
obediencia ciega al que lo gua le lleva a rebautizar su obra de
gracia con des, para pasar a llamarse, como el rocn que era
antes el caballo del loco aquel que ya se dijo, para quedar como
des-gracia la nueva obra con nuevo nombre y apelativo, y
nueva y distinta la gracia y distinta la suerte. Porque no vea el
caballo rebautizado del loco flaco y enjuto de carnes de las
aventuras del personaje del escritor Cervantes, la mole de los
muros grandes del molino con el que se ira a estrellar, primero
l como el objeto en movimiento que secundara la accin, y el
primero en llevarse el sopetn en el impacto del golpe con las
aspas del molino por un lado, y por el otro, los muros mismos
de la construccin. No hubiese sucedido igual con el burro
Rucio que montaba Sancho, porque de plano, su jinete no le
hubiese exigido, ni con espuelas de caballero ni con rama de
burrero menos, arremeter contra lo que no era ms que una
mole imposible de derribar con cabezazo y cuerpo, as fuese
duro el cuerpo del burro o macizo el cuerpo del jinete, que en
este caso hubiese sido el mismo Sancho; pero que no, porque
burro y jinete no vean ms que un molino, siendo molino el
molino, como lo que era, y no gigante armado, viendo lo que
crea ver y no lo que en verdad era la verdad. Esa era la
diferencia que haca distinta la accin y distinta la
consecuencia, porque distintas eran las visiones y distintos los
resultados, como adolorido un cuerpo y con ello tambin el del
caballo con bautizo nuevo, y sano el otro y sin doler como
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tambin hallbase por entonces el burro, sin bautizo nuevo, que
no era necesario para estar sano y sin dolor, y no re-bautizado
para llevarse semejante atropello de la estrellada sin
misericordia contra pared y aspas.
Obligados estamos en cierta manera a dar un oficio a
nuestro personaje. Como caballero era el primero del caso que
ya tenemos, o burrero el otro, como ya dijimos. El oficio como
que fuese clave para poder darnos y hacernos una imagen de
nuestro hroe, que en caso de no serlo como tal, habr de serlo
para esta obra, porque de alguien tenemos que hablar en
concreto, y algo ha de hacer para poder ubicarnos mejor. Tarea
forzada en la que nos hallamos porque es preciso decir quin es
y qu hace, pues de lo contrario hablamos de un nadie y de un
uno que no se sabe y qu papeles tocaba o toca, y ni para saber
si le han dado vela en este velorio, al querer darle carta de
ciudadana y existencia en nuestra obra, que ya tiene, aunque no
la tenga definida y precisada. Pero del que ya nos venimos
haciendo una idea, a pesar de no describirlo ni detallar cmo y
qu hace, ni cmo es. Aunque su actuar ya indicara y nos diera
pistas de quien o de qu se trata.
A este punto es justo precisar, para ubicarnos, que
tampoco as es nuestro personaje.
Entonces, cmo habr de serlo; y necesario ser que
tenga un prototipo al cual asirnos para poder pensar bien en l
cuando ya pensemos? Lo bueno para l, es que ya se piensa, aun
cuando no tenga una descripcin exacta porque no se ha
descrito.
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Traigamos a la mente a Raskolnikov, personaje de
Dostoievsky, para ver si de l nos valemos, ya que a este autor y
personaje hemos referido antes al querer darle un nombre a
nuestro hroe. Ser estudiante como el mozo aquel del estilo y
objetivo del autor ruso? Estar dubitando y se hallar
entrampado en su juego de la mente, y ambigerar, como en la
ambigedad andaba entre hacer lo que ya haba pensado y
planificado de matar o no a la vieja, sobre la que trata toda la
obra en concreto de Crimen y Castigo? Y ya con esto que recin
apuntamos nos convertimos en padre y asumimos la criatura
como nuestra, sin saberlo que quizs ya otro lo haya hecho,
porque no se puede negar que todo el que en artes anda, en
padre se convierte con mucho o con poco, pero igual en padre
se convierte, como ya nos hemos convertido de manera
inmediata al usar la palabra ambigerar, y que tiene como
madre de la criatura el sustantivo ambigedad, que para alivio
nuestro es femenino, ya que habr de decirse siempre la
ambigedad, y no el ambigedad, aunque sea masculino la
aplicacin, pues se dice que esto o aquello es ambiguo, y con
ello cambia el gnero, a pesar de femenino ser el sustantivo; sin
negar, como habr de ser lo justo, que si en femenino se usase
como se usa, entonces, tambin cambia el gnero con que se
use, si es de usarse en femenino, como por ejemplo, esa idea es
ambiga, o, esa situacin es ambiga. Y la paternidad habr de
ser en la forma de usar el sustantivo como verbo al decir
ambigerar, porque est referido a una accin de
incertidumbre y de inseguridad dudosa propia del enfermo en
debilidad mental, que piensa una cosa ahora mismo y otra en el
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siguiente instante y otra de una vez, que por fin no sabe lo que
piensa y siente, y estando en constante sufrimiento, llegando a
tormentos acumulados y en crecida siempre, como lo andaba el
personaje del citado autor del nombre de la obra que ya dijimos,
despus que del El Quijote y Cervantes hablramos, y del que
en este momento nos ocupamos. Pero que si lo referimos como
comparacin a nuestro personaje nos preguntbamos, ser que
ambigerar?, y con ello colocbamos como futuro posible al
hacerlo en forma de pregunta, o como futuro simple, si
simplemente lo afirmamos, al conjugar el futuro, como yo
ambigarar, tu ambigarars, l ambigarar y que en el
caso de la relacin con el personaje del autor ruso, era como
pregunta de esa posibilidad. Con el detalle en la usanza vlida
en esta obra, y como habr de ser cuando se use en otros casos,
insistiendo en los dos puntos de la , porque segn manda la
buena gramtica habra de pronunciarse la para que suene
como ha de sonar, que es eso lo que quiere decir los dos
puntitos sobre la u en el caso de la nica letra que lleva en buen
espaol, por lo menos en el gramatical normado, pues no tiene
otra aplicacin en otra letra vocal, por lo menos en espaol; y si,
en cambio en otros idiomas, como en el francs o el alemn por
referir algo conocido. Igual aplicacin tendra, al menos en la
escritura, la palabra Pariagan, porque la puntuada sera el
indicativo que la suena, como de hecho suena en la
pronunciacin diaria.
En el caso de nuestro personaje, tampoco se parece en
nada al personaje ruso que estamos refiriendo. Ya de eso
habramos de darnos cuenta y conocimiento desde un comienzo,
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pues se ve que en el caso nuestro, o nuestra en caso de ser
femenino el personaje, como igual dijimos, tiene un hacer
decidido y resuelto.
Y, entonces, como habr de ser Y cmo es l a
qu dedica el tiempo libre? Y habr que hacerlo
entrecomillando lo que acabamos de entrecomillar, porque es de
otro la paternidad, como lo es la nuestra en esta obra, tanto con
la palabra que dijimos, como en el caso de nuestro personaje,
que ya tiene forma pero no se ha descrito, y an as tiene ya
existencia, porque no se puede negar, igualmente, que ya todos
pensamos en ese como nuestro, y que es nuestro hroe, o
personaje o individuo, para con ello, en las tres palabras usadas
satisfacer tendencias y gustos, como si el que en creaciones
procura ser autntico, su balanza por los gustos ajenos inclinar
debera; porque en caso de serlo, sera dar muerte a su
creatividad en ingenio y en intuicin en aras de caer en gracia y
en simpata, y entonces, no sera fiel a s mismo, sino que
pasara a ser su produccin un producto y no una creacin, que
es distinto.
Tal vez, por eso, es que nuestro personaje no debera
parecerse ni a El Quijote, ni a su caballo, ni al burro, ni a
Sancho; como tampoco, tendra que parecerse en caractersticas
y propiedades a Raskolnikov, ni a la vieja a quien aquel
desnucara con el hacha, porque son creaciones mentales de sus
respectivos autores. Aunque no tanto se aplica en el caso de
Cervantes, ya que ste dudaba segn el prlogo de su gran obra,
si seguir y recoger las aventuras que ya se contaban del tal
Quijote y que despus re-contara a su forma y manera; como
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igual con el nombre que le dara con exactitud al loco sin
carnes; o como si usaba frases en latn o no, para mostrar su
finura, como entonces se acostumbrara en todo aquel que se
preciara de letras, encontrndose en ello una cierta irona en
contra de esa usanza, y que otros en caminos paralelos igual
hicieran, y que el Cervantes utilizara en el antagonismo tanto de
las figuras flaco-gordo, alto-chiquito, inteligente-bruto, ledo-
sin letras, astuto-mentecato, personalizadas estas ideas en El
Quijote-Sancho, o en las mismas imgenes de la caballera,
caballo-burro, Rocn-ante-Rucio. Tampoco se trata de continuar
las locuras que en ese libro se cuentan, y que son fantsticas y
propias para entretenerse sabiamente, como algunos intentaron
dar continuidad como en el caso de aquel que titulara una obra
Don Quijote en Amrica o sea la cuarta salida del ingenioso
Hidalgo de La Mancha1, y que es vlido porque se queda
tentado de esa hazaa, la de prolongar la historia al continuarla,
quien haya consumido en lectura toda la obra de autor ibrico.
Pero cada cual en su paternidad y con su prole, con la suya
propia. Ya que al asumir como propio lo ajeno o pretender
parentesco con ello, no pasa de ser ms que burda la paternidad,
al punto de ser padrastro, o arrimado o acomodado, y no
acomoda para nada el intento sano de apropiarse o de
acomodarse a la idea- hija que ya ha nacido y crecido con
propia personalidad distinta que la se quiere, y debera ser otra
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Don Tulio Febres Cordero, autor merideo. Esta pequea obra no pasa de ser una
lectura pintoresca de un ambiente merideo de paseos a la Otra Banda y dems
encuentros de familias de la ciudad de Mrida Es pintoresca, pero muy lejano al estilo
de lo que pudiese ser un intento serio de continuacin de la obra de Cervantes Muy
lejos Nota del autor.
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por ser otra la creatividad; todo porque obedece a su tiempo y
espacio. Aunque no por ello sea otro el hijo y otro el padre
como resultado de distintas las uniones y realidades que los
crearon, y ya por eso, son distintas las obras, como ha de serlo.
Pues a esta que emulaba a la del autor espaol, por lo menos en
el ttulo como idea, ya que la diferenciaba al decir que era en
Amrica, pero que no se niega que ilusionaba y esperanzas
creaba de ser continuidad al completarla con la idea de que se
trataba de la cuarta salida del ingenioso Hidalgo de la
Mancha no era sino creacin propia y original al exponer la
idea de lo opuesto del regionalismo y con ello cierto patriotismo
necesario con la influencia extranjera que en alguna forma su
autor quera insistir Por eso ya era otra la idea, otro el padre y
otro el hijo, y otro el resultado. Y no sabemos si otro el Espritu
Santo, que dudamos que sea, ya que es el mismo espritu el que
gua las letras y los inquieta para hacerlo como siempre lo han
hecho y lo harn, siempre-siempre.
No es, entonces, parecido en nada ni a ese ni a cualquier
otro, como ha de serlo, nuestro personaje. Ni al del espaol, ni
al del merideo. El nuestro tiene y ya existe, aunque todava no
tenga su carta de ciudadana, que se da cuando es presentado un
nio en la prefectura en el caso del asentamiento civil, y que
aqu se da desde el mismo momento en que se le nombra, y es
harto lo que ya se le ha nombrado, y que as como cada
personaje de cada autor de los muchos que en el mundo hay,
exige se le nombre junto con el padre que lo haya creado; as,
igual, con el nuestro, ha de nombrrsele porque existe. Al punto
que ya de l hablamos y de l una imagen tenemos. Cada cual
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Milagro!... Milagro!... 33
ha de tener ya la suya. Pero, sigue siendo como necesario, sin
embargo, que le demos nombre, ya de mote, ya de gracia,
porque no parece justo que solo le demos el apelativo, como se
dijera en algunos pueblos, de nuestro personaje; porque
cmo lo irn a referir, o lo haremos, cuando en alguna obra u
ocasin de l hablemos? Podra decirse en referencia que de
nuestro personaje se trata. Y aunque nadie lo cite o lo refiera,
no puede negarse, ni mucho menos, que tiene un padre, porque
ya es un hijo al estar en esta obra implcito, y porque de l hace
rato que nos ocupamos, aunque pueda que ya estemos como
aquel dilogo entre Abbott y Costello, cuando hablaban de los
jugadores que iran a ocupar las bases en el equipo de St. Louis
en el juego de la temporada, en donde Quien ira a ocupar la
primera base, Cual la segunda, y Nolos, la tercera. A la
pregunta de cmo se llamaba el de la primera base, la respuesta
era Quien, porque Quien era el que iba a ocupar la primera
base, se generaba una discusin porque el que preguntaba que
como se llamaba el de la primera base, reciba como respuesta
que Quien, y volva a preguntar el que preguntaba que quin
era el de la primera base, y volva a recibir la respuesta que
Quien iba a ser la primera. Otro tanto suceda cuando
preguntaba por el de la segunda, reciba como respuesta que
Cual, el de la segunda, y Cual volva a ser la respuesta, y se
presentaba un jaloneo verbal porque Quien, Cual y
Nolos seran los respectivas bases de ese juego, para estar
ambos claros en la conversacin, porque el que responda deca
los verdaderos nombres de los jugadores, porque as se
llamaban, y el que quera saber los nombres, a pesar de que oa
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Milagro!... Milagro!... 34
los nombres pertinentes como eran, no entenda que le estaban
respondiendo correctamente, y se confunda al punto de perder
la paciencia y acalorarse en el dilogo del show.
Por otra parte, adems, es muy til tener en
consideracin que son ms famosos los personajes creados, que
los mismos autores o padres de ellos. Citemos, por ejemplo, a
un Pinocho, a un Superman, o a un Tarzn, o a un El Zorro, o al
mismo Hombre Araa, o de muchos otros que en el arte hay.
Quin de su autor se acuerda, o los nombra en referencia
respetuosa para aludir a ellos? Nadie. Tan solo que en sus
mundos un experto sea, o que un erudito de la escena viva. An
as. Ms fcil es recordar al personaje que al autor. Porque, de
los personajes referidos hay que resaltar que existieron primero
en el papel y en la mente de sus creadores que en la pantalla
grande o pequea, que es donde mayor resalte adquieren. O el
caso ms reciente del tan conocido Harry Potter, quien
recuerda a su creadora? Ms no sucede igual que con la criatura,
a quien todos recuerdan e identifican. E, incluso, del ltimo que
en boga est, como son los Simpsons, nadie cita, sino para los
interesados en ello, a su autor. Todos recordamos, y as siempre
ha sido, ms al hijo que al padre, aunque al recordar al hijo, ya
debera estar contento su progenitor y creador, pues es su obra.
El caso es que tenemos que dar un nombre a nuestro
personaje, porque es necesario que nombre tenga. Cmo le
llamaremos, matarile rile ron?, como deca la cancin que
cantramos de nio, u otrora, para utilizar una sonancia de
refinados y de gente de letras, como si con ello nos hiciera ms
letrados y diestros en el escribir y en el habla. O, como podra
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Milagro!... Milagro!... 35
continuar en cualquier algaraba infantil, como habra de serlo
en los tiempos viejos de aquellos aos bellos de recuerdo
eterno, al continuar escogiendo este o aquel nombre, para hacer
ms gracioso el baile entretenido de una alegra sin fin: Yo
escojo a Ramn... matarile rile ron... Y qu nombre le
pondremos matarile rile ron... Le pondremos Miguelito...
matarile rile ron. Ese nombre no le gusta... matarile rile ron. Le
pondremos rey Luisito... matarile rile ron. Ese nombre no le
gusta... matarile rile ron. Porque, al fin y al cabo, el nombre
no era importante, aunque s, porque el juego no segua hasta
que no se escogiera el nombre que gustara, y explotar en
carcajadas de inocencia que todo lo celebraba, porque estaba
ms que viva y vivita la imaginacin., y como ha de estarlo para
el que escribe y crea un personaje, como hemos de crearlo, ya
sea partiendo de un modelo de carne y hueso, o del fruto de una
invencin, como lo han sido tantos en la historia, para
ayudarnos a la salud mental, as sea pura imaginacin. El
Quijote, es uno de ellos, en nuestra riqueza y patrimonio de la
humanidad. Pero no citemos porque sera largo y sin fin el
intento y nos llevara a otra parte, que no es nuestra tarea en esta
ocasin.
Mientras el nombre se nos viene para escogerlo y
utilizarlo para llamar a nuestro personaje, sigamos tratando de
otras cosas tiles que van a ser necesarias en nuestra narracin.
Ser el estilo que utilizaremos para justificar lo que ya estamos
contando. Tipo verso, en forma de poema, sera muy trabajoso,
porque nos obligara a rimar todas las terminaciones de frase
con on, como camisn, o pantaln, o cancin, o reunin; o
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Milagro!... Milagro!... 36
palabras que cuadren para no borrar ni quitar el final con on.
Eso en caso de querer combinar todo con esa terminacin.
Porque si fuese otra la silaba con que termine la frase, en
iguales aprietos habremos de encontrarnos para hacer que todo
cuadre. Otros lo han logrado y han convertido sus obras en
maestras y modelos, ya de la figura, ya de la imagen, como del
estilo. Pero para eso se requiere adems de ingenio, mucha
genialidad; y en ambos, tal vez, el ingenio no nos abandone,
porque ingeniarse una idea o un personaje puede ser ms
sencillo, solo es cuestin de cerrar los ojos y de imaginarse esto
o aquello, y ya la mente nos lleva por mundos maravillosos. O
si no, es esperar la noche para dormir, que ya el sueo nos
regalar una nueva creacin; ms si ayudamos a la mente con
una sopa llena de grasa o algo que altere el buen
funcionamiento digestivo. Sin duda, que saldran personajes
nuevos, comenzando con seres tiernos y terminando con
fantasmas, como consecuencia de una alteracin estomacal que
nos pondr la mente a parir en figuritas nuevas y extraas.
Podra sentirse feliz, entonces, el pensador aquel que dijera que
hay que hacer parir la mente, cuando propona que haba que
pensar; pero que en nuestro caso no debera tener mucha
aplicacin, porque haba sugerido aquel otro hombre de la
pelcula, que hay que escribir y no pensar. Hay que escribir,
deca. Escribir y escribir Cuando se escribe no se piensa,
porque, si no, no se escribe
No es el caso de escoger la forma de poemas por las
razones ya esgrimidas. As haya habido genios en ese doble
arte. Pero tampoco se trata de que copiemos.
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Milagro!... Milagro!... 37
Habr de ser, entonces, el estilo de la historia por el
que optemos en nuestra escogencia? Y hay muchas obras por
ese estilo. Es larga la lista. No se trata de darnos de eruditos y
de citar a este y aquel otro para saber, como aquel autor
mexicano de reciente renombre, como para saber que se sabe y
es extensa la informacin. O de repetir como el loro lo que otros
loros igual repiten. No es historia-historia lo que aqu
contaremos, porque no es fidelidad a los hechos y a los
acontecimientos, y no se trata mucho menos de biografa, o algo
por el estilo. Que no porque sea biografa sea tediosa, sino
porque toda biografa llega justo a esos lmites de lo aburrido.
En todo caso, se trata de respetar los gustos y los colores,
porque no todos disfrutan de los mismos placeres en el placer
del disfrute de la vida. Hay quien disfruta ms lo fantasioso y lo
creativo, como la novela, o la historieta, o lo que sea, pero que
no se encuentra en la biografa, que es ms bien fra, y al punto
de ser considerada de todas las formas de escribir la ms pobre
de todas. Sin negar, por supuesto, que adentrarse en esa forma
requiere paciencia para sumar y juntar datos de aqu y de all
para contarlos con objetividad. Lo que tambin requiere su
cansancio y fatiga, y su mrito tiene que tener, que es la
consulta de datos para la posteridad. Admirando, sin embargo, a
los que su memoria ejercitan en ese estilo.
Tampoco habr de ser en este caso la escogencia de la
forma que utilizaremos y que ya estamos usando, como
habremos de darnos cuenta. Ni la poesa, ni la historia. Aunque
ya hay poesa como creatividad en la historia que se pueda estar
contando, porque eso es poesa, no otra cosa que creatividad.
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Milagro!... Milagro!... 38
Pero no la poesa como rima, sino como idea e imaginacin.
Tampoco se trata de poesa como recurso de sacar lo bello de lo
que ya es bello; aunque en eso consiste el arte segn Vincent
van Gogh en la recopilacin de sus cartas en el libro posterior a
su muerte, titulado Cartas a Tho, en donde en esas
correspondencias se puede descubrir el sufrimiento de van
Gogh, pero se puede, igualmente, descubrir la mxima
definicin del arte, como el grito de la naturaleza que le gritaba
que la interpretara, segn se desprenden de su rico aporte a la
humanidad sobre lo que es el arte, sobre todo en la ltima carta,
por de ms reveladora y estremecedora. Sin negar que lo bello
ya es bello en s, la tarea del poeta, ya pintor o en la forma que
se exprese el genio, est interpretando con sus palabras, o con
los colores si a los colores se dedica, lo que la naturaleza le est
interpelando a revelar. Difcil tarea, entonces, la del arte, como
la dijera ya en uno de sus libros aquel autor alemn, Herman
Hesse, titulado En el balneario de Baden. Pero no se trata de
drnosla de sabedores, sino de entretejer la idea que estamos
queriendo precisar desde un comienzo en esta obra, en la que
todava no tiene nombre el personaje, sino el apelativo de
nuestro personaje, pero que ya nos ubica en la misma para
poder continuar. Y que no es otra cosa que una obediencia a
interpretar a la naturaleza que nos est gritando a que la
interpretemos, que la traduzcamos, que la demos para que otros
puedan descubrirle la belleza que ya de por s los tocados de esa
locura estn captando y percibiendo visceralmente. Y en cuanto
a que un hijo a otro engendra y en padre en cierta manera se
convierte, por lo menos en cuanto a idea se refiere y como obra,
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Milagro!... Milagro!... 39
sin contar en este caso la paternidad de que sta o aquella idea
crea el autor, podemos aqu juntar la otra filiacin en otra idea
como grupo en el grupo de msica espaol, que llevara por
nombre La oreja de van Gogh, porque hasta una oreja quitada
de un tajo en un arrebato por van Gogh, aunque en esto no se
juntan los que la historia hacen, pues segn otros no fue el
propio van Gogh quien l mismo la oreja se quitara, sino que
fuese en una disputa en un bar por Paul Gauguin, otro pintor
que quien con l en algo tambin litigara, y que por una mujer
el motivo fuera y que Rachel de apelativo llevara, y quien fuera
que la oreja del propio van Gogh en persona ella recibiera;
aunque en esto igual tampoco los datos se igualan; en todo caso,
por muy muerta que la oreja quedara al ser desmembrada sin
misericordia de su cuerpo, an en su muerte y frialdad, a otros
inspirara para, por lo menos, rescatar la oreja y darle vida por lo
menos con el nombre, y con ella al loco que de su cabeza la
quitara, con sus canciones no escasa de igual locura, porque
hasta para componer canciones que hagan con sus letras y notas
perfecta armona, algo de desquicio el autor ha de igual de
tener, y sobre todo mucho en ocio igual de vivir, que en algo del
ocio quiera huir, aunque ya el desquicio y amor por la oreja van
Gogh siempre tena porque desde ese desenlace muchas
pinturas de oreja produjera, sobre todo en los tan valorados
cuadros suyos de autoretratos, lo que se hiciera pensar, por otro
lado, el gran amor que por su oreja el pintor siempre tuviera, y
que homenajes post-mutilacin, siempre igual en sus cuadros
reflejara el amor por su antigua compaera, aunque algunos
hayan llegado a afirmar que van Gogh se la quitara l mismo
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Milagro!... Milagro!... 40
para infringirse un castigo y vivir ms y mejor su cristianismo,
como si fuera sano de cristianos bien formados el cuerpo auto-
flagelarse, aunque en otros tiempos esta macabra usanza por
desquiciados se usase, y que en nada tienen que ver ni en
cercana de vecindad ni en lejana de distancia con la vida
propuesta por Jess al llevar por amor a l la propia cruz en el
diario y concreto trajinar, y que el pintor admirara en las ideas
subyacentes en los cuadros de Antn Mauve, pintor holands,
quien ejerciera mucha influencia en l y a quien visitara para
aprender a dibujar al carbn y a la tiza, al difuminado y al
pincel; como al ruso Jean Franois Millet, de quienes dice con
gran admiracin que a no ser que por los cuadros de Mauve y
de Millet, nunca hubiera ni escuchado ni visto un buen sermn
sobre la resignacin, en cuyos cuadros s encontraba lo que es la
verdadera resignacin, en esas mujeres altas y flacas, esas
pobres mujeres vencidas y agotadas, negras, blancas, morenas;
estn pacientes, sumisas, prontas, resignadas, calmas Estn
jadeantes, cubiertas de sudor, pero no se quejan, no protestan,
no se lamentan de nada Encuentro en ese cuadro una
filosofa notablemente elevada, prctica y silenciosa, que
parece decir: saber sufrir sin quejarse es la nica cosa
prctica, sta es la gran ciencia, la leccin que se debe
aprender, la solucin al problema de la vida Me parece
que este cuadro de Mauve sera uno de los raros cuadros
delante de los cuales Millet se detendra largo tiempo
murmurando: tiene corazn este pintor. Aunque si se coloca
seriamente a mirar y comparar los cuadros y las obras referidas,
se piensa que ms Mauve, ms bien fuese Millet, de quien
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Milagro!... Milagro!... 41
pareciera estar van Gogh hablando; que aunque otras orejas son
tambin famosas en la historia, como la oreja derecha de la que
San Pedro le quita con su espada al siervo del Sumo Sacerdote,
y que Malco se llamase el desorejado que segn Mateo y Juan
as debi de quedarse, porque no dicen que Jess la oreja a
Malco le devolvi, siendo slo el Evangelio de Lucas el que
dijera que su oreja le cur; otra oreja famosa en la historia, sin
contar las de las faenas taurinas que otorgan a los toreros que
las merecen por su faena en la arena frente al toro, es la oreja
que Mike Tyson mordiera dos veces a su contrincante Evander
Holyfield y que por ello su pelea perdiera, sin dejar de contar
como ha de ser lgico la misma oreja de El Quijote que el
vizcano le quitara en la primera refriega de la salida de Don
Quijote, y que fuera la segunda dizque justificada hazaa que el
Sancho presenciara, despus de la de los treinta o cuarenta
molinos confundidos como gigantes, cuando como su escudero
su inocente oficio desempeara para recibir el propio Sancho la
primera golpiza por pretender despojar de todo cuanto el pobre
fraile llevaba, creyendo que a l todo le tocaba por la victoria de
su amo; sea, as, cuatro los famosos de que sin orejas se
quedaran: el siervo del Sumo Sacerdote, Van Gogh, Don
Quijote, y Holyfield, sin poder llegar a contar los toros de las
plazas en las ferias; pero volvamos a Vincent van Gogh, quien
en correspondencia con su hermano, de un poco tiempo antes,
de por lo menos dos aos, donde no se dejara de admirar la
confesin del propio artista a su hermano Tho, a quien siempre
le diriga sus cartas, al confesarle y aconsejarle desde lo ms
profundo de que tratase de comprender la ltima palabra de lo
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Milagro!... Milagro!... 42
que dicen las obras de arte de los grandes artistas, los maestros
serios, y vers a Dios all dentro. Alguien lo ha escrito o dicho
en un libro y alguien en un cuadro. Porque como dijera otro
autor y que es el mismo2 de lo que usted ahora lee, en otro hijo
que en otro entonces produjera, que en el arte cualquiera su
expresin sea, Dios se deja por el hombre encontrar, al hombre
la belleza en sus mltiples formas buscar y al mismo tiempo
hallar.
Esa misma verdad implcita y lacerante, en el caso del
ate, que grita en el dentro del dentro de los que poseen esa
sensibilidad, y que se ven obligados a comunicarla, como
siempre lo han hecho, y lo harn los que en futuro les toque su
espacio y tiempo, como en eterna cadena sin fin, para con ello ir
mejorando al ser humano, pues de eso se trata; irn ayudando a
crecer en conciencia de su riqueza interna e irn aflorando ms
y ms el potencial puro y fino de la humanidad, al punto de
llegar a estar de acuerdo y en total consonancia con Vctor
Hugo, en su genial creacin de su obra Los miserables, que
hay que espantarse del que no tenga gustos por el arte, y de que
hay dudar del que no sienta inclinacin por la belleza
descubierta por los que descubren los artistas, cualquiera sea su
manifestacin. Aunque no dejaramos de dejar de sentir
compasin y tristeza de los que en artes andan porque algo de
locura en su ingenio tienen, si no mucho, para poder vivir en
esos mundos mentales que viven, para ser, por desgracia suya,
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Vase los libros El piar de un gorrin, y, Preguntas y respuestas de toda persona
inquieta sobre la oracin, en donde se tratan estas ideas.
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Milagro!... Milagro!... 43
ajenos a sus tiempos y de sus contemporneos, como siempre
ha sucedido. Pero, la humanidad de ellos est necesitada para
crecer, a pesar del sacrificio que estos signifiquen. Tal vez en
eso consiste el eterno sacrificio a los dioses de todos los
tiempos. Cada tiempo necesita un ser especial para la ofrenda.
Su locura y su demencia en aras del crecimiento. Porque loco
es, sin duda, un creador de Raskolnikov, como de El Quijote,
para poder seguir contando lo que cada uno de ellos como
personajes iba realizando y sufriendo. Y si lo sufran los
personajes era porque en sus mentes sus creadores les daban
riendas sueltas en sus andanzas y complicaciones. Complicado
era el del ruso con sus batallas internas en su justificacin de
que les estaba permitido a los seres extraordinarios hacer
cualquier cosa a costa de los seres ordinarios, que no eran otra
cosa que el popular, el comn. Eso era una locura. Por eso
mataba a la vieja, porque era loable que alguien le diera un
hachazo, pues era un favor deshacerse de seres como ellas, viles
y repugnantes en todo. Pero tarea que les sera permitida segn
pretendiese el personaje de ese clsico de la humanidad en
suerte de la creacin de Dostoievsky, o en su desdicha por la
locura que eso conllevara y se le desarrollara, porque es de
imaginarse el torbellino interno que debi vivir-viviendo que se
le viva en su cabeza e imaginacin, y que su tiempo se tomaba
para transmitirlo a sus lectores, que tambin locos eran, y an lo
son y tambin habrn de ser, para creer en semejantes locuras, y
sobre todo, tener paciencia para leerse un libro de tan cantidad
de pginas, de principio a fin, y no dar descanso a su alma hasta
devorarlo todo y llegar a saber la suerte de la empresa
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Milagro!... Milagro!... 44
comenzada, ya en el autor quien se lo imaginado haba, como
en el lector, que en su alma igualmente sufra, por eso lo lea y
lo leer quien en suerte tenga la grande dicha y buena ventura
de encaminarse por esos mundos de la desventura de ser vctima
del mundo de las artes en la versin de letras. Porque bien dice
el refrn que es ms loco que el loco, quien con el loco anda,
porque llegar a creerse semejante hazaa y tener paciencia para
tomarse el tiempo para perderlo en una locura de prdida de
tiempo en slo dedicarse a leer. Ocioso ha de estar, primero, el
que a esa invencin se dedique, ponerse a inventar mundos en
su fantasa y despus atreverse a comunicrselo a otros a travs
de la escritura; cosa doblemente ociosa, primero el crearlas,
despus el escribirla. Doble ocio. Falta de oficio ese el del que
escribe o ser mucho el ocio en el que vive, que no tiene otra
que entretenerse en algo. Pero lo ms risa que da todo esto, es
que hay quien paga por ese ocio, y entre ms ocioso sea el que
en ese ocio vive, ms seguidores tendr; porque habr de hallar
a gente ms ociosa an que disfrute y exige cosas ms
descabelladas que leer y escuchar y ver y sentir con los
sentidos. Lo de ocioso ya el mismo Cervantes lo dice en el
prlogo de su libro que ya tenemos dicho, cuando en el mismo
comienzo ya al lector lo clasifica al decir desocupado lector,
como habr de serlo quien igual en estas letras vaya, y por
gracia no detenerse quiera.
En cuanto a la manera que usaremos y que usando
estamos ya, tal vez sea un poco a la manera de contar la que
usaba Cervantes, con los verbos al final de la frase, o con
oraciones enrevesadas para darle algo de elegancia o por lo
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Milagro!... Milagro!... 45
menos as creerlo, pero que no slo era el uso propio de
Cervantes, sino que por la poca as se escriba, como cuando
los textos de los autores de por entonces acudimos, como un
San Juan de la Cruz o sor Juana, por decir algunos.
Cosa realmente curiosa esa la de los genios en la
creacin. Entre ms descabellada sea su imaginacin ms
hechiza y ms fieles y adictos tendr que le crean y defiendan.
Porque quien no habrase dado cuenta que El Quijote no es ms
que una idea y un puro invento, al igual que el Raskolnikov?
Solo por seguir a estos dos que desde un principio hemos
colocado como modelo de la escritura, mas no por ello, es que
seamos clasistas, cosa que es inevitable en la comparacin, que
nos obligaba a tomar a unos y dejar al resto de los otros. Pero
no se hizo por pensamiento ni por separatismo, sino por
espontaneidad del momento en el momento que de esto
escribamos desde un comienzo. Tampoco se trata de colocar
modelos, como si de ello se tratase. No vaya a ser que se llegue
al otro extremo de colocar a El Quijote como el modelo de vida
y como el proyecto para el hombre de algn tiempo. Cosa que
la risa despierta, acompaada de carcajada y de burla, como de
hecho a ese extremo se haya llegado en una sociedad poltica,
no tan lejana, sino muy de nuestros das. Quien semejante
ignorancia cometa, en aras de muchas letras, olvida siempre que
El Quijote, no es ms que un personaje inventado de un ocioso
de los muchos que en el arte existen; y que si es grande el
personaje era porque grande y exuberante de quien lo inventara,
quien fuese escogido como la ofrenda a los dioses de su tiempo,
como en otros fuera la doncella ms bonita, segn de culturas e
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historias nos cuentan. Su aporte en su creacin estaba, como
habr de serlo siempre, para ayudar a la humanidad a soar y a
fantasear, porque de eso est siempre necesitada la humanidad
de todos los tiempos. Y de esos elementos de siempre necesita
para poder llegar a pulir lo ms puro de su ser que es oro puro.
Precisamente, porque el que en artes busca, se encuentra
encontrando y en l inmerso vive para depender de la pulitura
de su ms profundo ser. Y se encontrar encontrando lo que los
artistas expresan en su exquisita sensibilidad. Tal vez por eso
era que sufra tanto van Gogh, y por eso tanto andaba buscando
y se alegraba de hallar en este o aquel otro pintor alguna nueva
faceta que era el fruto de su necesidad encontrada y proyectada.
Cosa de locos, sin duda. Como cosa de locos lo de un El
Quijote, que andaba haciendo estragos y deshaciendo entuertos
en la imaginacin de Cervantes, primero, y ms tarde en la
Mancha, como lugar escogido de sus locuras. Porque por
mucho que como modelo a El Quijote colocar queramos, no
sera de sanos, que confundiera a unos monjes que por el
camino iban como una cuerda de malos hombres que llevaban
presa a una princesa y que se haban disfrazado para pasar
desapercibidos y que para el caballero andante no los
reprendiera. Eso por citar alguna cosa referible de semejante
loco, fruto de un sacrificado, como ya dijimos. Pero resulta ms
loco que el mismo loco, en el caso del personaje que citamos
estamos, si por alarde de mucho saber y de mucho aplicar, a El
Quijote queramos colocar de modelo a seguir, en un afn de
reducirlo todo a un sistema de vivir. Tal vez por ese modelo a
seguir todo lleve a transmutar los hechos, ya que se ve gigante
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Milagro!... Milagro!... 47
donde es molino, u otra cosa distinta de la realidad para estar
siempre en una realidad ficticia, llevando con ello,
lamentablemente a toda una sociedad, que como muchos
Sanchos, a sabiendas que su amo loco era, ms poda su
esperanza de convertirse en gobernador de la nsula que el jefe
le prometiera, que sus sueos y carencias le llevaban tambin a
creer lo que en su sano juicio no era ms que quimera. Y lo
saba bien Sancho, pero su deseo de sentirse grande, aunque ya
lo era, lo llevaban a transmutar igual su realidad con su sueo
ajeno, porque no tena necesidad de nsula ni de su gobierno.
No por eso atrs se daba el Sancho, porque su mente lo tena
igual en trampa, en aras de tener lo que no le fuera, pero que
parecer verdad al pobre gordo todo en su mente le resultaba de
tanto escuchar al loco en sus andanzas y sufrir con ellas todas
las clases de penurias que por andar con loco quien sano est.
Pero como aporte a la humanidad y que como
patrimonio ha de ser, como lo es, adems de las cosas locas que
en la imaginacin nos crea y nos entretiene con gusto esas
locuras, es preciso que nos preguntemos: dnde est el fruto y
la riqueza que este personaje aporta? Al reducirlo lo
empobrecemos, sin duda; sea vlido, sin embargo para este
momento, en todo caso, cometer semejante atrevimiento, al
comprimir al mximo lo que es extenso, por ser muy
voluminosa la obra y la imaginacin y la toda la ricura que de l
se vive, que son tres los quijotes que en el hombre existen: el
quijote, que no era otro que el mucho haba ledo y su mente
enjuta haba convertido, siendo este el primero; el del fruto de
tantas lecturas, que de caballera todas trataba, en caballero
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andante convertirse quiso, para ser as el segundo Quijote que
en todos igual existe, como diciendo que somos frutos de lo que
en el entorno tenemos; finalmente, el tercer quijote, y el ms
triste de todos, que igual somos, el loco, el de las andanzas, del
que depende de lo que pensamos e imaginamos. Porque si en
locura estamos en locura nos moveremos. Como en locura era
lo de las caballeras y de caballeros, en locuras de lo mismo era
el comportamiento.
Eso en el caso del primero de los personajes que aqu
hemos colocado como inspiracin y modelo de manera
espontnea y sin ser forzados en nada. Porque en el de
Raskolnikov mucha es la interiorizacin, y con ello la pulitura
del oro del ser humano que todos somos y que igual, todos
tenemos. El muchacho era de una inteligencia especial. Agudo
y profundo. Estudiaba para ser abogado. Haba ido a San
Petesburgo a estudiar. Pero por cuestiones de dinero haba
dejado los estudios y se haba dedicado a no ser nada, sino a
puro pensar, aunque tena las maneras para buscar trabajo y
poder pagarse los estudios. Haba escrito un artculo en un
peridico donde deca que a los hombres se les divide en dos
clases: en seres ordinarios y en seres extraordinarios. Los
ordinarios han de vivir en la obediencia y no tienen derecho a
faltar a las leyes, por el simple hecho de ser ordinarios. En
cambio, los individuos extraordinarios estn autorizados a
cometer toda clase de crmenes y a violar todas las leyes, sin
ms razn que la de ser extraordinarios. Se fundamentabas en
Licurgo, Soln, Mahoma, Napolen; e inclusive, sostena que si
las ideas de Newton por una circunstancia o por otra, no
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Milagro!... Milagro!... 49
hubieran podido llegar a la humanidad sino mediante el
sacrificio de una, o cien, o ms vidas humanas que fueran un
obstculo para ello, Newton habra tenido el derecho, e incluso
el deber, de sacrificar esas vidas, a fin de facilitar la difusin de
sus descubrimientos por todo el mundo. Esto no quera decir, ni
mucho menos, que Newton tuviera derecho a asesinar a quien
se le antojara o a cometer toda clase de robos, sino que la
mayora de esos bienhechores y guas de la humanidad han
hecho correr torrentes de sangre. Deca, que no slo los grandes
hombres, sino aquellos que se elevan, por poco que sea, por
encima del nivel medio, y que son capaces de decir algo nuevo,
son por naturaleza, e incluso inevitablemente, criminales, en un
grado variable, como es natural. Si no lo fueran, les sera difcil
salir de la rutina. No quieren permanecer en ella, crea que no lo
deben hacer. O, quizs habra que emular y tener en alta
consideracin lo que dijera por otros caminos otro autor, como
lo fuera Jos Ingenieros en su obra por de ms impactante que
llevara por ttulo El hombre mediocre, al hombre en sociedad
en tres dividir, como lo seran segn su pensamiento el hombre
inferior, el mediocre, y el hombre idealista; siendo este ltimo
el capaz por su ingenio del mundo transformar, contribuyendo
con sus ideales a la evolucin social, al ser original y nico no
sometindose a los dogmas morales ni sociales, y al que los
mediocres se le opondran, por ser idealista y soador,
entusiasta y culto, de personalidad diferente, generoso e
indisciplinado contra las estructuras del momento, aspirando
siempre a lo mejor, teniendo su propia verdad, movido siempre
segn ideales ms altos y pensando por s mismo, no buscando
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Milagro!... Milagro!... 50
el xito, sino la gloria, ya que el xito es solo momentneo, tan
pronto como llega se va.
Raskolnikov justificaba el hecho de matar a la vieja. La
mat, de hecho, y de paso a la hermana de la vieja, a Elisa,
tambin. Le doli ms esta segunda muerte, que no estaba en
sus planes, pero en el momento se le haban complicado las
cosas, y no tuvo otra que tambin mandarla al mundo de los
difuntos. Desde entonces comienza la crisis de si que ya saban
quien haba sido el asesino y de que si no, y comienza el
personaje a delatarse y a dar todas las pistas que nadie ni por
casualidad tena. En sus conversaciones en medio de sus
delirios mentales se va enredando ms y ms con el paso de los
das. Enferma cada vez ms hasta que no tiene alternativa de
entregarse, muy con la ayuda de su amiga Sonia, quien a tomar
conciencia con sus consejos le ayudase.
Y, al igual que con El Quijote en alguna forma nos
preguntbamos por saber su aporte para la humanidad y su
contribucin para pulir y llegar al hombre, que es a todas
siempre de oro puro, con este, igual preguntar debemos, dnde
avanza el hombre para s mismo y para con ello sacar el oro que
el hombre tiene? Y la respuesta ha de ser, que no otra cosa, que
la conciencia del mal hecho y su efecto que roe hasta llevarlo al
cruel tormento, y no hallar descanso ni del alma ni del cuerpo,
porque en ese todo es completo, llevando al hombre a ruina
completa para enflaquecerlo y enfermarlo. Y para eso el autor
se las juega todas para convertirse en vctima de su propio
personaje, al llevarlo a mundos complicados en sus recovecos,
porque para escribir tan largo y tan complejo, ha de tener un
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Milagro!... Milagro!... 51
alma y un espritu bien refinado y cultivado en esos mundos, o
descubrir cosas nuevas, que tambin habr de descubrirlas el
lector cuando tal historia lea. Porque no halla mayor
satisfaccin que el que artes anda que encontrar eco en alguien
que sepa valorar su esfuerzo y dedicacin, y sobre todo que se
haga partcipe igual de su creacin.
Porque no hay cosa ms cierta y valedera que el arte
requiere que haya otros que por esos mundos tambin caminen.
Y los habr siempre, para consuelo y alegra de quienes en esos
mundos su vida gasta. Sanos valido un ejemplo, y del pintor
Rembrandt nos valdremos para citar un caso por de ms
conocido por los entendidos. Solo un caso de sus muchos
cuadros sanos para este punto por ahora permitido, que no sea
ms que el cuadro por de ms sabido, que El regreso del hijo
prdigo, y las maravillosas experiencias que en l y por l y a
travs de l, experimentase el escritor Henri Nouwen, y que a su
vez creara, al titular un gran trabajo con el sugestivo ttulo de
Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt, para indicar con
ello que un hijo ajeno a otro en padre tambin convierte si en su
caso el primer hijo, aunque sea de otro, lleva a engendrar otra
idea nueva como efecto reproductivo, como siempre habr de
serlo. Y no tanto porque Nouwen escribiera, o porque otros
tambin lo hicieran, sino porque quien frente a la obra de
Rembrandt se pare a contemplar, encontrar vibraciones que
slo quien lo haga con sincera sensibilidad habr de descubrir.
Y si ese hijo a otros hijos tambin engendrase significa que se
est multiplicando la familia, por una parte, y la raza humana en
su humanidad se est extendiendo, no tanto por el nmero como
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Milagro!... Milagro!... 52
de ello se encarga lo biolgico, sino de la conciencia, que es
tarea de lo psicolgico. Tampoco se puede negar que quien el
libro de Nouwen leyera, a su vez, de quien de Rembrandt se
beneficiara, aprender a admirar y a mirar cosas ms profundas
que del cuadro haba hecho en una simple vista. Y a su vez,
admirar a Nouwen quien fuese el instrumento para volver a
mirar a Rembrandt, y llevar a mirar una y muchas veces ms el
cuadro, pero tambin llevar a mirar la primera obra, que es, sin
duda, la misma de la parbola y a Jess y a los Evangelios que
es de donde viene la criatura implcita. O sea, que un hijo a
otros hijos ha creado. El primero en la idea arrebatadora de la
idea de un padre bueno y del hijo en su regreso, y del encuentro
de ambos en amor eterno, y despus un mundo fascinante
interpretativo de la obra en s del pintor en su ingenio, al
plasmar en las manos del padre el juego de las dobles manos, al
interpretar la idea de la madre y del padre al mismo tiempo,
como en la luz de la frente del padre que ilumina al cuadro, y
que fuera necesario que Nouwen esos detalles descubriera y
relatara; todo ello teniendo el origen en la riqueza misma de la
parbola que Jess dijera y que Lucas en su Evangelio de
manera maravillosa fuera el nico que tan rica obra escribiera.
Y todo ello suma a lo que ya se suma, en relacin estrecha de la
misma idea del ingenio y de la creatividad, que a otros hijos
igual engendra, porque en este caso todo comienza en una
parbola, igual recurso literario; despus otra obra de arte, como
si ya la primera no lo fuera, en una pintura de un genio de los
colores y de las sombras a travs del pincel y su virtualismo en
manejarlos sabiamente, para convertir el cuadro en otra
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Milagro!... Milagro!... 53
parbola ms, e igual resaltar el primer hijo que la engendrara.
Y as lo que primero ya era bello se hace ms bello an en la
interpretacin, porque sta nos lleva a lo sublime al comprender
la grandeza de la primera idea Toda una prole de hijos con el
mismo padre.
Entonces, si volvemos a lo que se dijo, de que hay que
espantarse y desconfiar del que no guste del arte porque no
tiene humanidad y no es sensible a la belleza, es porque no pule
el oro que tiene y posee. El arte lleva a descubrirnos y a
profundizarnos cada vez ms. El caso citado antes ya as lo
indica. Porque el arte nos hace ms rico en humanidad.
El caso es que toda creacin y proyeccin en el mundo
de la belleza nos lleva a nosotros mismos. Contribuido en ello
lo han hecho los que imaginacin han tenido. De ellos estamos
en el fondo con grande deuda. El mundo necesita de gente que
nos haga soar con la imaginacin. Tal vez por eso que ese
recurso sea utilizado para manipular y engaar, igualmente,
aunque sea de por s un engao a sabiendas que son
invenciones. Pero se necesita un lmite y un freno, porque as
sea necesario poder imaginar, no lo es, sin embargo, el engaar.
As no se puede negar todo el bien que se ha hecho con la
invencin de Santa Claus, que en verdad nos hace soar adems
en la parte ms bella de nuestra vida, como la de el nio en
nuestro ser, pero que igualmente, se ha engaado para crear
gente en una masa manipulada y sin ningn criterio de saber un
lmite poner. Aunque es necesario que exista gente que nos
haga imaginar, pero todo su justa medida ha de tener.
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Milagro!... Milagro!... 54
Como ha de ser, entonces, nuestro personaje? Ser
invencin, o ser real? Que aunque sea imaginario ya es real,
como dijeran los entendidos de las ideas lgicas en la metafsica
filosfica, y con ello ser seguidores de Aristteles y sus
seguidores en el pensar, como la de los tomistas y toda esa
poca de pensadores lgicos que han marcado una etapa del
pensamiento humano porque si existe en la idea y como una
idea, ya existe, por ser idea. Y eso ya le da su realidad. El solo
hecho de pensarlo ya existe, y entonces, no se puede negar que
ya es real. Pero, ser real, de carne y hueso? Sera, entonces,
una biografa o una historia o el relato de algo sucedido a
alguien en concreto, con lugar, espacio y tiempo especficos.
Aqu se corre el riesgo de confundir lo real que existe de forma
material concreta con la existencia como fruto mental y de la
imaginacin. Le daremos a nuestro personaje, que as
dijimos que se llamaba y que an su nombre todava no
precisamos, una consistencia concreta desde una persona de
carne y hueso? Nos fatigaramos en esa empresa porque no es
de historia lo que aqu se trata, aunque ya sea una historia lo que
en ella estamos, porque si en estas pginas todava vamos es
porque de un alguien estamos hablando, que ya existe porque ya
nos lo inventamos. Y ya que hemos llegado a este punto, en la
forma y fondo de lo que ser pensar tenemos, porque es
importante que todos esos detalles mejor los precisemos.
Al igual que de modelos nos hemos valido para de
alguna forma referir y comparar, valgmonos en este momento
igual, de otros que ya existen. Puede servirnos la forma de
revelacin que algunos ya han utilizado, como por ejemplo,
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Milagro!... Milagro!... 55
Dante Alighieri, con su magnifica obra La Divina Comedia, con
su invencin y revelacin de un sueo, con la inspiracin de
Beatriz quien fuese su musa, como segn l mismo cuenta en
sus mismos comienzos, para aprovechar el viaje por mundos
imaginarios del cielo, del infierno y del purgatorio; y colocar en
ellos a quienes el propio autor quera y consideraba que
deberan estar. Colocando en una esfera del infierno segn iba
descendiendo a unos, y ms profundo a otros, segn sus propios
criterios, y que no eran sino sus propios juicios, como si Dios l
mismo fuese. Tampoco se trata que de jueces y de sentencias
con esta obra queramos, pero no deja de ser un poco atrevido
que as lo hagamos, pero aun de esto no se ve salvado quien al
crear un algo, mucho de rebelda, sin duda, tenga. O todo lo
opuesto al autor italiano que a las alturas y a mundos de las
postrimeras fuera, de otro autor nos valgamos, como de Julio
Verne, o sus creaciones proyectadas en futuro pero solo de su
imaginacin tomadas teniendo como base los adelantos de la
ciencia por ese su entonces, en los Viajes, ya al fondo de la
tierra ya al fondo del mar, o de entre la tierra y la luna, para
igual a mundos de imaginacin fantstica llevarnos, y ser as
con su espritu visionario el precursor en forma de novela de la
misma fsica cuntica, y con ello ubicarse en la lnea de los
inspiradores de los descubrimientos de Albert Einstein, como
tambin el inspirador de los estudios profundos de la masa de la
tierra, como con todo lo que tenga que ver con la geologa, ya
sea la geofsica y la geoqumica, siendo as, Julio Verne un
autor de gran importancia para el mundo de hoy, an cuando su
aporte haya sido en forma fantstica y en forma de novela
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Milagro!... Milagro!... 56
ficcin, porque tambin son importantes en esa misma lnea la
serie del Sper Agente 86, con su hasta entonces forma
particular de Maxwell Smart de llamar por telfono con la suela
de su zapato, siendo el inspirador de los telfonos celulares; o
como por otra parte, la misma serie de Los Supersnicos, en
donde se mezcla una especie de reciclaje de Los Picapiedras,
en una vuelta al pasado con una proyeccin futurista, porque no
se ha nos ha de olvidar que sean las comiquitas y las pelculas
las promotoras de las grandes ideas que despus el hombre pone
en prctica y hace posible en la tecnologa para, igualmente,
mejorar al hombre en su misma esencia en esa escalada
maravillosa de la evolucin.
Y dos muestras aqu tenemos para una de las dos
valernos, ya sea del aqu se trate, o lejano como el mismo cielo,
aunque ambos de pura imaginacin se trate. En el caso del
italiano, revelado en un sueo fuera, llegando al juicio y a
enjuiciados despus de muertos; y en el del francs, que en la
tierra sus pasos pusiera, pero sin su imaginacin quitar para
darnos mundos fantsticos que a todos los que sus obras leyera
no dejara de imaginar. O seguir en la lnea del escritor italiano,
que ya tenemos comparado, nos colocaramos a imaginar que
somos transportados, ya por un sueo, o en sueos revelados, o
de imaginar encuentros de tierras lejanas con personajes que ya
existencia tuvieron como con Jess de Nazareth, en el caso de
El caballo de Troya, de J. J. Bentez, o de Og Mandino, con
OK. Operacin Jesucristo, quienes, entre otros, se inventaran
un retroceso en el tiempo para tener con l, en el caso de Jess,
trato y entrevista; o la de inventarse una novela con carcter
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poltico y social, porque un autor es hijo de su poca como lo
resaltara Jos Ortega y Gasset en su aporte de filosofa de la
historia, y colocar a Jess de Nazareth en el tema por de ms
delicado y fronterizo de la fe comprometida en la vida diaria
con la sociedad, como en el caso de Miguel Otero Silva, con su
obra La piedra que era Cristo, corriendo el riesgo de un
reduccionismo de personaje como Jess, quien en la historia de
la humanidad creara un hito; es decir de antes de Cristo y de
despus de Cristo, como se suele hacer las referencias como
patrn de la historia. En el caso de que acudamos a los sueos
revelados, ya sea por experiencias msticas profundas o por
proyecciones mentales en manifestaciones privadas de las
muchas que en la mstica de todos los tiempos siempre hay; en
caso de que a esos mtodos acudamos, tendremos que
imaginarnos mucho y bien los puntos que se nos van a
comunicar para poder transmitir a los fieles lectores que algn
da nos leern, para trastornarlos igualmente, como ya de alguna
forma lo habremos ya de estar, y que no sea ms que
perturbados en esas pretendidas manifestaciones,
considerndonos escogidos por la divinidad de manera muy
especial, proyectando con ello nuestras posibles propias
limitaciones y nuestras frustraciones sexuales, como siempre lo
han hecho quienes por esos mundos han andado y quienes se
han auto-considerados instrumentos preferidos de manera
personal de la propia deidad, ya en forma de apariciones de
vrgenes o de otras revelaciones, que siempre nunca se han de
acabar, por estar el mundo lleno de desplazados mentales que,
como dijera otro autor, como el mismo Simon Freud, que por
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Milagro!... Milagro!... 58
necesidad tendremos que citar, siempre el esquizofrnico con lo
religioso su mundo mental todo lo ha de mezclar; considerando
que es necesario, entonces, el mundo de los sueos dignos
siempre de estudiar; y valorar con ello todo lo que han hecho
los que en esos mundos mentales han pretendido a la persona
humana por de ms complicada, con su dedicacin comprender
que es ms sencillo y bonito y fascinante el mundo del hombre
de todos los tiempos en cuanto se quiera al mximo
comprender. Y sea vlido el estudio de muchos estudiosos que
en esos mundos sus vidas han gastado para llegar en la
bsqueda de pulir ms el oro que el hombre siempre es, y que
siempre a ello todo nos ha de llevar, para hacer ms sencillo lo
que parece complicado en el hombre en su simple mirar, porque
tendremos que con Vctor Hugo, otra vez decir, al hablar de
Javert, el polica, que en el hombre todos los animales a un
mismo tiempo todos se dan, desde la ostra hasta el guila,
desde el puerco hasta el tigre; tal vez, por eso en otra culturas
como la china, cada ao est representado en algn animal;
porque del psicoanlisis y de esas otras ciencias habremos y
tendremos por fuerza siempre acudir, para llegar a lo ms
profundo de la mente y descubrir proyecciones y frustraciones
no realizadas y prolongarlas en auto-revelaciones pretendiendo
con ello a otros desquiciar, a pesar de que sea de libre
aceptacin su credibilidad, o como ya lo dijera San Juan de la
Cruz, en su famoso poema La subida del monte Carmelo, ya
que el mismo autor dijera que el alma pura, cauta y sencilla, y
humilde, con tanta fuerza y cuidado ha de resistir las
revelaciones y otras visiones, como las muy peligrosas
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Milagro!... Milagro!... 59
tentaciones; o como se lo dijera, igualmente, en el Catecismo
Catlico en sus nmeros 66 y 67, que las tan famosas y en boga
revelaciones privadas, no pertenecen al depsito de la fe de la
Iglesia. Abundantsimas son las revelaciones privadas que hoy
en da en boga estn, y que a muchos fascinan y no a muy pocos
igual trastornan, porque de que alucinan-alucinan, eso no se
puede negar, porque la imaginacin con la emocin sumada
desquicia la mente, tal vez, como la de El Quijote, que de tantas
lecturas de caballera y de ese estilo, su mente en locura le llev
a parar, aunque no fuera sino en la mente de Cervantes quien su
padre fuera, y no fuese nada cierto en la vida real. Igual sucede
con esas lecturas que tanto adicto tiene y que llevan a encontrar
por todos lados apariciones y revelaciones y no cesan de en ese
crculo siempre rodar. Sanos permitido algn caso concreto
aqu citar, como el tan en expansin que hoy se da, es el caso
del San Po de Pietrelcina, o mejor conocido como Padre Po,
que tanto furor y contagio en sus lectores, est haciendo tanto
efecto sin ninguna pizca de criterio y sin ninguna o poca
objetividad; siendo el mayor impacto de su biografa lo de los
supuestos estigmas que en sus manos y cuerpo, que segn ellos
mismos dicen, que Dios le supo dar; cuando a todas-todas no
van las huellas de la crucifixin de Cristo con las marcas que en
las palmas de las manos el santo ya citado tuvo y tena en su
vida terrenal, pues no eran en las palmas, sino en los brazos
donde solan los romanos a los judos crucificar; y Jess no fue
la excepcin en ese tipo de muerte que por entonces sufran los
que eran visto como peligrosos como para el imperio tumbar.
Con toda seguridad esa interpretacin de que los clavos que a
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Milagro!... Milagro!... 60
Cristo le clavaron fueron en las palmas de las manos, se debe de
una lectura al pie de la letra del Evangelio de San Juan; pues los
romanos a los que crucificaban, los clavos los colocaban en los
huesos del antebrazo, es decir, entre el cubito y el radio, que
est justo debajo de la mueca, para que el cuerpo del
crucificado soportara todo el martirio y sirviera de escarnio
pblico, para todo aquel que contra la autoridad romana se
quisiera levantar. Y ese dato que no concuerda con la historia
hace que sea poco creble lo del padre Po, a pesar de que haya
tanta gente que lo siga en su devocin popular. Pero sean las
palabras del Magisterio de la Iglesia, en la persona del Papa
Benedicto XIV, palabras que aqu debemos tomar, como en
estos asuntos sea la mxima autoridad, que no es ni obligatorio
ni posible darles un asentimiento de fe catlica, sino solamente
de fe humana, conforme a las reglas de la prudencia, que nos
las presenta como probables y piadosamente crebles, cuando
el Papa en ese entonces hablaba de los casos de las revelaciones
privadas de Santa Hildegarda, Santa Brgida, Santa Catalina de
Sienna, y que en estos casos y otros muchos esa frmula, por de
ms de sabia, siempre se habr de aplicar. Porque es importante,
igual, comprender que as es como necesario pulir el oro que el
hombre es, en nada o poco ayuda una postura de esas que aqu
acabamos de referir, porque en vez de sacar ms brillo porque el
oro lo tiene, ms bien lo llena de polvo y tierra al llevar a sus
lectores las realidades invertir, haciendo de esta vida una triste y
constante escapatoria con la pretendida idea del cielo aqu vivir;
para, entonces, tener algo de razn, si no mucha, aquellos que
alguna vez el atrevimiento tuvieron, porque todo en el arte es
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Milagro!... Milagro!... 61
una autntica rebelda a las estructuras del momento y del
concreto y diario acontecer, cuando dijeran que la religin para
el pueblo era un opio, o una droga, como lo dijeran
Shopenhauer y otros que su pensamiento e idea prolongaran
cuando llegaron a descubrir y a pensar que en aras de un cielo
post-mortem haba que perseguir sacrificando un presente
histrico concreto como si eso fuese la razn principal de la
existencia, y en contra de esa praxis se opusieran, buscando a la
humanidad los ojos abrir, y generando con ello una frontera
declarada entre lo que se diera por llamar el idealismo por un
lado, en oposicin a materialismo, por el otro como polos
opuestos, como si fe fuese proyectar a un futuro que es misterio
y como si la muerte fuese lo prioritario en detrimento y
desprecio de lo terreno, llegando al extremo de una apata
enfermiza por la vida en su plenitud asumir. En otras esferas la
guerra entre sacralismo y secularismo tristemente se generara,
como si de opuestos radicales la idea de los opuestos se tratara;
porque los opuestos no son radicalmente irreconciliables, como
a veces en la prctica se evidenciara, sino que los opuestos son
bsicamente necesarios y complementarios, necesitndose
mutuamente para juntamente explicarse. O como ya lo dijera en
alguna parte Vctor Hugo en su obra Los miserables, cuando
coloca en franco dilogo a G., o al como en ese mismo captulo
el autor el convencional llamara, con el Obispo, cuando del
rey hablaban, y G. ante el requerimiento del clrigo que le peda
que se explicara, G. entonces sus razones y explicaciones daba,
al decir que el hombre tiene un tirano, que es la ignorancia, y
que en su contra l haba votado, por haber engendrado la falsa
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autoridad, en lugar de la autoridad que se apoya en lo
verdadero; y que el hombre no debe ser gobernado ms que por
la ciencia; y a este punto el autor coloca al Obispo completando
que tambin la conciencia; pero que no es el Obispo sino en
mismo autor que as piensa, porque no dejar de ser recurso de
escritura el colocar en otros lo que se quiere decir, y para ello
personajes se inventan, como es de gran utilidad al escribir, para
completar con el propio G., personaje como ya se ha dicho, que
ciencia y conciencia es lo mismo, ya que la conciencia es la
cantidad de ciencia innata que tenemos en nosotros mismos; o
lo que fuera lo mismo que dijera en otros trminos, en su obra
por de ms sabida y conocida, el propio San Agustn, cuando
por su entonces, entonces igual dijera al querer poner a Dios un
lugar y no encontrarlo ms que en s mismo, y con ello
msticamente decir, que siendo as que Vos estabais ms
dentro de m, que lo ms interior que hay en m mismo, y ms
elevado y superior, que lo ms elevado y sumo de mi alma.
Eso en caso de que a sueos y revelaciones, ya de
apariciones o de otras maneras especiales quisiramos echar
mano en todo esto que pretendemos aqu sanamente escribir.
Porque, no podemos negar, que el que en artes indaga y al que
en artes algo expresa, su vida queda en alto porcentaje igual en
eso que inventa, su personalidad siempre ha de quedar; siendo
as su obra en una parte su biografa, y que el quiera en ella los
rasgos del que en eso que plasma todo su ser queda fiel grabado
como si fuese una fiel fotografa, como lo dijera el mismo
Cervantes al decir que l no he podido contravenir al orden de
naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y as,
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qu poda engendrar el estril y mal cultivado ingenio mo,
sino la historia de un hijo seco?, o como en buen humor el
poeta aquel cuando a su amada una serenata matutina llevara,
para pedirle que de la cama se levantara porque era muy
pequea la cama y no caban los dos. Dice fielmente as el
poema de Aquiles Nazoa, de nombre, Serenata a Rosala,
porque es hijo, y como ya hemos dicho que a toda criatura hay
que nombrarla, porque es creacin, la hemos nombrado para
andar slido y respetuoso en esta ocasin, y quedando plasmado
la personalidad de su autor, que se est burlando con su estilo
de una cosa seria, como era la de enamorar a su amada, pero
que le est pidiendo que se levante, porque en la misma cama
no caben los dos, para soltar la risa al no andar por el estilo de
un poema que enamora con la peticin ms firme de su
incmoda situacin Dice as el poema en cuestin, que
tambin lleva a pulir en el ser humano lo ms puro que es el oro
a travs del humor:
Levntate, Rosala
a ver la luna de plata
que el arroyuelo retrata
y el lago fotografa.
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Ay, levntate mi nena:
s complaciente, se buena
y levntate, por Dios!
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horizonte, de que el arte no es otra cosa que la misma naturaleza
que grita para que la sepamos interpretar, y hay gente que eso
hace en sus mltiples creaciones, como la que damos a
continuacin, que dijimos que es de Perucho Conde, y que es
necesario ponerle atencin:
Que f, que f
que yo no sea musi
Milagro!... Milagro!... 66
pulir como se pule el oro ms fino, como ya hemos dicho. O de
inventarnos personajes, como es lgico y natural que sea, que
aparecen para decir cualquier cosa que el autor quiere en su
invencin como recurso, para volverlos a desaparecer a placer
para mantener en velo a quien su obra lea, como, otra vez, Og
Mandino, al inventarse al personaje Simon, el trapero, y su
legado de el memorando de Dios dejarnos, quedando la duda
de si fue misterioso el hombre aquel que desapareci, que
muchos llegan a pensar que fue verdad, olvidando que a los en
estos mundos del arte algn personaje inventan a su antojo y
necesidad para decir en ellos los que ellos mismos quieren y
hace tiempo piensan. O seguiremos el fantstico mundo de
Robert Langdon, quien viajase entre una tarde y una maana de
Paris a Zurich para resolver, en la brillante imaginacin de Dan
Brown, en la novela por de ms brillante de El cdigo Da Vinci,
el complicado mundo en conflicto y misterioso que generara un
cliz, en el que bebiera Cristo en la ltima Cena, y al cliz que
el nombre de Santo Grial le diera, y entretejer mundos
poderosos en conflicto por el poder, para admirar, sin duda, la
imaginacin e invencin del autor, que al mundo con su relato,
por de ms fantstico y de soberbial belleza, en ascuas y
confusin pusiera; al punto de que muchos hoy ni siquiera se
ubican en la idea de que es fruto de una creacin y hasta llegan
a alegar con datos, como si de eso la obra se tratara, y que es del
gnero de las artes de la novela. O colocarnos en seguir un
descifrar una intrincada escritura encriptada en el pecho del
muerto de la novela, con lo que comienza, para confundir la
mente del que tal obra leyera, al estar escrita en latn y en forma
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Milagro!... Milagro!... 67
de una estrella en un pentculo, al tener el muerto con pies y
brazos, la forma de el hombre de Vitruvio, que en garabatos en
su haber el pintor Leonardo Dan Vinci en sus buenos tiempos
hiciera. Y al estar la escritura en latn y encriptada para
descifrarse, y ah el juego novelesco de su genio Dan Brown
tuviera y se valiera para entretener la imaginacin del que esas
invenciones leyera, coloca a un lado, su crtica a la Iglesia, y
por el otro con la figura del pentculo, tambin a los judos en la
confusin y en la mira igual pusiera, valindose de la idea del
cliz del que Cristo bebiera, fuera la causa de la causa del
mundo todos los males. Y se olvida el mundo que invencin
fuera lo que el autor de la obra se propusiera.
Y, as, como antes una obra en otras igual se
multiplicara, como tiene su efecto multiplicador el arte, como
siempre lo ha sido y lo ser, por los siglos de los siglos, el
hecho de la ltima Cena, como realidad histrica, por de ms
bella y hermosa, fue interpretada por Leonardo Da Vinci en un
lienzo; tal vez, porque el lienzo le gritaba que esa obra, por
favor creara, porque, como se dijo que la mxima expresin del
arte lo definiera Van Gogh, al decir que la naturaleza le gritaba
que la interpretara, como antes ya dijimos; quizs por eso, Da
Vinci, entonces esa maravillosa obra produjera. Y as como una
realidad, por de ms de bella, llevaba a la otra para enriquecerla
y comprenderla; de esa misma forma multiplicadora, Dan
Brown, con su aproximacin a esa expansin y comprensin su
grano tambin pusiera, dando con ello hijos, lo que hijo ya de
por s engendraba. Pero cada uno en su tiempo y espacio, como
igual, en otra oportunidad ya dijimos.
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Podramos ms modelos colocar para ver de cul de
ellos podramos valernos en nuestra manera. O de poltica, y
entonces temas ms serios aqu tratar, como a Carlos Marx con
su Capital, con su aporte maravilloso en el orden social; o de
Maquiavelo, con su propuesta de que el que aspira poder de
todos los medos se debe valer.
Entonces llegar a la indecisin de todos y los muchos
modelos que hay en la historia, no saber de cul de ellos, nos
podremos valer; para llegar a reaccionar como antes igual lo
hiciramos, que de ninguno de ellos echaremos mano, ya que
hijos de otros son, y no lo podemos negar. Tampoco se trata de
copiar a otros, porque son otras las paternidades, como otras las
circunstancias y muy concretas las diferencias y las
mentalidades.
Con todo esto, precisos y claros estamos. No se puede
hacer propio lo que ajeno es, aunque hayan causado impacto;
adems, porque en el ingenio no hay modelos y tampoco
escuelas. Tampoco es que ingenio se trate de genialidad, sino de
creatividad, y de imaginacin; y en esto, todos somos creadores
de nuestros mundos, porque es muy bonito poder soar, como
no se puede negar que Da Vinci, o Lope de Vega, o Julio Verne,
o el mismo Dante, eran maestros en ingenio, como tampoco
actualmente Dan Brow, o la autora J. K. Rowling con su obra,
por de ms fantstica e ingeniosa de Harry Potter. Porque esa es
la grandeza del arte que a otros contagia y hechiza siempre en
un espiral eterno. Por eso siempre locos al crear siempre habr,
y locos al contemplar y seguir nunca dejarn de aparecer
pidiendo a gritos que por favor y por piedad sepan a la
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Milagro!... Milagro!... 69
naturaleza en sus gritos interpretar, porque al ellos en el mundo
existir, alivio y consuelo aportarn a los que a profundidades
quieren ir siempre, porque es una constante en el ser humano de
todos los tiempos. Qu sera del mundo si no existiese el arte y
los artistas que nos ayudan a ver la belleza que el mundo tiene!
Son ellos los instrumentos para volvernos a la misma
naturaleza, como en otras experiencias ya lo dijera el mismo
Teilhard de Chardin, de que si llegase a peder la fe se
quedara con el mundo, con la tierra, porque desde ella volvera
a tener la fe que hubiese perdido, de manera hipottica, como l
deca. Porque el artista es esa individualidad especialmente
dotada para llevarnos al encuentro con nosotros mismos, a
travs de los que ellos msticamente encuentran con su profunda
pasin que los hace morir y vivir, como igual lo dijera por otros
caminos la santa mexicana sor Juana Ins de la Cruz, pero que
no por ello hablen de Dios en sus obras de manera ex-profesa
como los ltimos que estamos citando, porque al descubrir la
belleza que el mundo tiene, es al mismo Dios descubrir, aun
cuando se ande por caminos que nada tengan que ver con lo que
siempre hemos llamado fe. Porque, al fin y al cabo, Dios es una
experiencia de bsqueda y de apertura, ms que la palabra como
tal; y a Dios lo descubren todos en el arte, porque se trata de la
belleza y de sus profundidades, o como consideran algunos
judos adelantados, que no es tanto a Dios al que hay que
buscar, sino a la belleza, porque a Dios hay que superar y eso es
lo que a Dios le encanta, como lo dijera Erich Fromm, en su
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obra El humanismo judo, y que otro como padre engendrara un
hijo de nombre Debajo de la matica, otro de los muchos padres3
que con otro hijo y paternidad por esos mundos anda, por ser
tan extenso el mundo de la creatividad; y para comprender que
todo es un eterno girar, de un ir y volver al mismo punto y
centro, para llegar a comprender que nada nuevo hay bajo el
sol, como igual tambin dijera el autor del libro del Eclesiasts,
para un libro de la Biblia en este extenso tema, tambin citar;
como ya lo ha plasmado el pensador aquel con la idea del
castigo de Ssifo, quien transportaba una piedra hasta la cima y
una vez llegado al final, la piedra rodaba hacia abajo, y Ssifo
tena que volver a comenzar a empujarla hasta llegar a la cima,
y se volva a repetir el subir empujando la piedra, porque sta
estando arriba volva a rodar hasta el comienzo de la cuesta, y
todo volva a comenzar; idea sta reflejada en el sol que sale
todos los das y todos los das al atardecer se oscurece en el
horizonte, para volver al otro da su rutina repetir, como en un
sin fin y en un eterno, porque es lo mismo todo en el hombre en
su eterno vivir, porque era la paga o el precio que el personaje
de la mitologa griega tena que pagar para no morir, repetir y
repetir, la misma cuesta con la piedra que llegaba a la cima, y
ya en lo alto, disponerse otra vez a empujar porque la piedra se
volva a rodar. Y ya con esa idea, en padre a otro convierte, para
utilizar en forma imaginativa e ilustrativa lo que es eterno en el
hombre, y en el arte, lo cotidiano iluminar; para volver a lo que
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El mismo autor de este libro ha escrito un libro con el ttulo Debajo de la matica, en
donde se cuestiona la importancia y lo nefasto, al mismo tiempo, del genio judo.
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Milagro!... Milagro!... 71
ya se ha dicho, de la importancia que tiene el arte en la vida del
ser humano pues nos descubre la belleza que tiene en s la vida
y su trajinar misterioso; y con ello la familia aumentar porque
otros la misma idea han tratado y enriquecido como Albert
Camus, mucho tiempo despus al volver con su pesimismo
propio, mas no por ello fuera de lo real, pero con un nuevo
enfoque e idea que fue una aplicacin concreta del hombre
como esclavo de su dependencia como obrero y en el campo
laboral; porque vuelve a hacerse eterna la idea de que a otros
hijos engendra una idea, y esa de Ssifo, que de Homero, del
autor griego fuera su paternidad, porque como dijera el mismo
Albert Camus, al final de su estudio respecto a Ssifo, que el
esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un
corazn de hombre, y que por eso es mejor imaginarse a
Ssifo dichoso, porque a pesar de que tenga que volver a
empujar la piedra, y de cero comenzar, ya la sola idea de que va
a llegar a la cima, es ms que suficiente para que el hombre est
contento en su eterno empujar. Y el arte un gran aporte nos da
para comprender metafricamente lo que pesado puede resultar,
y es por eso que la belleza el artista ha de siempre descubrir
porque se trata de que a la naturaleza hay que saber interpretar,
como igual dijimos cuando la mxima definicin del arte van
Gogh nos supiera dar.
Ahora tratemos de cmo la forma de contar lo que aqu
estamos haciendo en nuestra idea y en nuestra historia, si en
relatos cortos o en si formas largas; o si con muchos puntos, o
pocas comas y puntos y comas, o puntos y apartes, o pocos
signos, por una parte habremos de usar; o como ya lo hicimos,
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Milagro!... Milagro!... 72
como es evidente en todas las pginas de atrs; o si seguiremos
como hasta ahora vamos o es que tenemos algo nuevo por
inventar. Pero como ya igual dijimos, no se trata de genialidad,
sino ms bien de ingenio, es decir de creatividad. No se trata de
ser inventores, o de aportes a lo que ya existe, como si con ello
furamos las cosas transformar; sanos mejor las cosas de la
imaginacin permitidas, que en eso nada pecamos y con ello
nuestro derecho sano de poder sanamente imaginar. A este
punto ya estamos de nuestra historia, que no es historia como ya
dijimos, porque no se trata de una verdad o hecho concreto
historiografiar, sino de un recurso ms que vlido en estos
muchos que en el arte de la invencin en el mundo hay.
Pasemos a lo que queremos, entonces, y permitido
sanos el continuar. Pero, definitivamente, demos nombre a
nuestro hroe y no alarguemos ms este asunto, porque como
dijimos cuando se dijo que en el juego de matarile rile ron el
juego no se poda seguir hasta que no se escogiera el nombre
que gustase en esa algaraba infantil, asignemos uno para
proseguir; y el nombre que nos gusta ser por los momentos, el
de la N o el del N, y as complaceremos los dos gustos, ya
sea femenino o masculino, para emular la doble fuerza que
otros en sus aportes han tratado, como el mismo Dan Brow ,en
su obra que ya tenemos citada, de la del El cdigo Da Vinci, por
un lado, y por otro, la otra obra suya, la primera, ngeles y
Demonios, en las que trata de la importancia de los polos
opuestos que son necesarios, lo femenino y lo masculino, pero
no en oposicin abierta, sino en complemento y necesidad. Tal
vez en esto consista el mayor aporte de su ingenio en el caso de
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Milagro!... Milagro!... 73
Jess y Magdalena como la aplicacin subyacente en toda su
obra, y que tanta confusin su idea generara, para volver a la
misma idea de la complementariedad, y que el autor encuentra
expresada en la obra por de ms famosa de la ltima cena de
Da Vinci. O como del yin y del yang, en otros pensamientos se
insistiera como la necesidad de lo opuesto para existir, ideas
que ya estn implcitos en los mismos libros considerados como
sagrados, al colocar que su opuesto necesario y complemento es
como en luz/oscuridad, sonido/silencio, calor/fro,
movimiento/quietud, vida/muerte, mente/cuerpo,
masculino/femenino, trigo-cizaa, y de los muchos que en la
Biblia hay. Por eso el nombre que igual usemos habr de ser
indistintamente, llamado unas veces la N, o el N, pero se
trata del mismo personaje, y no porque sea ambiguo, sino
porque se trata de la idea de la complementariedad y de la doble
fuerza en el ser humano que son necesarias para poder
explicarse mutuamente, como igual se explica la nada desde la
existencia, o la criatura desde el Creador, o el fro en oposicin
al calor, o el hambre con la hartura, o la bonanza con la
desgracia, o la salud con la enfermedad, o la muerte con la vida,
o la noche con el da, o la oscuridad con la luz, o el odio con el
amor, o lo uno con lo otro, porque se complementan y se
necesitan.
Y como el nombre es necesario, y como ya se lo
pusimos, rebautizando con ello a nuestro hroe, como El
Quijote a su caballo, que antes era Rocn, y despus Rocn-ante,
y Aldonza Lorenzo por Dulcinea del Toboso, y a las dos mozas
que le ayudaron en la venta donde lo hicieran y juramentaran
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Milagro!... Milagro!... 74
como caballero, y una se le llamaba Tolosa, por ser hija de un
remendn natural de Toledo, y la otra la llamaban la Molinera,
por ser hija de un honrado molinero de Antequera, les dio el
nuevo nombre de Doa Tolosa, a una, y de Doa Molinera, a la
otra, y a todo le cambiaba el nombre, porque nueva era la nueva
historia que desde l se empezabay en este punto no deja uno
de pensar, sobre todo en el trance de Don Quijote que no poda
comer por lo incmodo de sus armaduras, y ese momento nos
lleve a pensar en aquella obra titulada el caballero de la
armadura oxidada; pero volviendo a nuestro caso, nuestro
hroe se llamaba nuestro personaje, y ahora se llama "N",
para llamarse as hasta el final, con una nueva sorpresa para
llegarlo a rebautizar justo para terminar, empecemos a continuar
lo que ya empezamos y permtanos sea el poder imaginar,
porque de eso se trata en el hermoso arte de lo que se llama
fantasear, porque, en parte, la humanidad necesita de locos que
la hagan soar, y como ya en esto estamos, pues vamos a
continuar Y con el nombre comienza ya la creacin, como
igual comienza el libro del Gnesis cuando de lo creado nos
quiere informar que todo es obra de Dios, y dice que dijo que
haya luz, y viendo que estaba bien, apart la luz de la
oscuridad, llamndose entonces a lo que recin creaba con el
nombre de da; y as, atardeci y amaneci, y fue el da
primero; e igual con lo sucesivo en su obra hasta llegar al
hombre, y que segn sorpresa para verificar su nombre a la
Biblia en esta vez con esa curiosidad se acudiese, para abrir los
ojos en la sorpresa, no dice que Dios al hombre nombre le diese,
sino que dice que Dios dijo que hagamos al ser humano a
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Milagro!... Milagro!... 75
nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los
peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en
todas las alimaas terrestres, y en todas las sierpes que serpean
por la tierra; y al ser humano a imagen suya, a imagen de
Dios le cre, macho y hembra los cre; pero no dice que algn
nombre le dio; aunque por otros caminos, a este punto el poeta
venezolano con su humor y su propiedad dice que Adn es el
ejemplar que Dios fabric con pantano y a quien el nombre
de humano le dio por disimular. La intencin que tuvo Dios
fue fabricar un cacharro, pero estaba malo el barro y eso fue
lo que sali; as lo estila en su manera y forma tan original,
nuestro Aquiles Nazoa en su poema titulado un sainete o
astrakn donde en subidos colores se les muestra a los lectores
la torta que puso Adn. Porque la curiosidad es grande cuando
en la Biblia no aparece que Dios a su gran creacin nombre le
diera, y s a los tres ros que cre para que regaran el jardn en el
Edn, siendo ellos Pisn, Guijn, y Eufrates; pero no a Adn
como Adn, y ni otro cualquiera, aunque queda claro que
cuando dice que Dios dice que dijo hagamos al ser humano a
nuestra imagen, como semejanza nuestra, ya queda implcito
que ser humano se llamara; de lo que deducir se pudiera que
Adn es el sin nombre, porque no se sabe de dnde sale su
gracia, aunque el que esos datos de fe cuenta, el autor que eso
cuenta, y que se imagina en su invencin porque en eso consiste
igual el arte, pareciera que al polvo y a la nada se refiera; y de
inmediato en ese relato el sin nombre se apropia una
atribucin y bautiza con nombre a lo que de su costilla saliera,
al darle el nombre de mujer, y a pesar de que no hila con su
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Milagro!... Milagro!... 76
origen, el texto dice que ser llamada mujer, porque del varn
ha sido tomada, lo lgico fuese en la lgica de la palabra que
varona se llamara y no mujer como lo dice que Adn a Eva le
pusiera. Y ya que en la Biblia estamos para justificar lo de lo
nombres, no podemos pasar por olvido todo lo que se
transforma de un antes y un futuro, como en lo de Abram por
Abraham, lo de Saray por Sara, Jacob por Israel; hasta llegar a
Jess, llamado el Enmanuel, y que su nombre por un ngel
fuese puesto desde el mismo momento de la noticia de su
concepcin; para despus pasar por Pablo, que de Saulo pasa a
ser Pablo, porque es importante el nombre que era antes como
referencia, para revalorizar el nuevo nombre como el caballo
que antes era Rocn con su nuevo nombre de antes, que no era
antes sino al final para completar Rocinante porque lo que
cuenta es el futuro y lo que har, como se acostumbraba en
otros tiempos cuando las mujeres se iban al convento o decidan
vida religiosa o de claustro llevar, o algunos monjes que tanta
tena que ser la renuncia que hasta del nombre antiguo no se
queran acordar, como Juana Ins de Asbaje y Ramrez de
Santillana, que as se llamara primero, y despus que a religiosa
se metiera por Sor Juana Ins de la Cruz se hiciera llamar; o
como aquel otro de por los mismos tiempos, Juan de Yepes
lvarez por nombre llevase, despus fray Juan de Santo Mata,
cuando estudiante era, y ms tarde como San Juan de la Cruz,
en otro cuando tambin su nombre cambiase; y sea infinita la
nmina de casos de cambio de nombre, indicando con ello que
el cambio de vida hasta el nombre implicaba; como en el caso
que se cuenta de dos que se saludan, y uno insiste en el cambio
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Milagro!... Milagro!... 77
que en todo en el otro encuentra, y en insistir que ahora estaba
ms gordo y ms alto, y en esto y en aquello, y ante la
aclaratoria del otro en decirle que l no era Juan, sino Luis
Marcos; y ante la insistencia de uno y de otro, uno en hacerle
notar los cambios que en el otro hallaba, y el otro en que l no
era de quien el uno hablaba, entonces, sigue notando el uno el
cambio que dice que cunto era el cambio que el otro haba
hecho que hasta el nombre se haba cambiado Costumbre
todava hoy en usanza porque cuando uno que se hace famoso
sobre todo en la escena y del pblico cambia su nombre de pila
por otro artstico para ser ms fcil y reconocido su triunfo; o en
el caso de los Papas, cuando los eligen, ya no se llaman Karol,
sino Juan Pablo II, o Juan XXIII, o Len XIII, para indicar con
ello que sus vidas en otras se cambian; o como aquel caso del
que llega a la instancia civil a presentar a su hijo para que quede
su nombre asentado y tenga carta de ciudadana, cuando el
encargado de los menesteres de asentamiento de los datos que
corresponden pregunta al padre el nombre de cmo habr de
llamarse su hijo, Tigre 24 contesta el interpelado; ante el
asombro del secretario que los datos al libro pasaba, el padre del
nio sus razones de tal nombre alega, y la nica que dice es que
as como ha habido alguien con el nombre de Len 23, por qu
ha de ser extrao que su hijo, igual, Tigre 24 se llame; o como
aquel caso del padre que llega a bautizar a su hijo, y cuando el
prroco por el nombre del hijo pregunta al campesino, este el
nombre que a su pimpollo pondra se le olvida, y hace que el
prroco rece el credo completo, porque el campesino recordaba
que en la Iglesia todos los domingos el nombre decan; y no
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Milagro!... Milagro!... 78
hubo otra para el prroco que el credo rezar, y cuando el
prroco el credo rezaba y en la parte de la concepcin del Hijo
el prroco iba fue concebido por obra y gracia del Espritu
Santo y naci bajo el Poder de Poncio Pilato, el
campesino hizo que el padre se detuviera porque el prroco ya
el nombre que para el hijo el campesino haba escogido el padre
en esa parte ya lo haba dicho, y el nombre era Ignacio, porque
el padre en el credo lo deca y era el recordatorio que el
campesino usaba, y era en la parte donde deca y naci y el
campesino pensaba que un nombre lo que el padre deca;
porque cada cual recuerda y relaciona como mejor le parece y
resulta; y con ello quedamos con lo del nombre resuelto para
avanzar en lo que ser el futuro de esta historia que tambin es
cuento.
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Milagro!... Milagro!... 79
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Milagro!... Milagro!... 80
gallina; pero que sin huevo y sin gallina, tampoco hay gallo. Y
entonces, no se sabe cul de los tres es ms importante, porque
sin uno no hay ni uno ni otro, y tampoco el tercero. Entonces,
viene a tener razn la niita que le contesta a su mam, en el
libro Teresa, de Armando Jos Sequera, que ella la hizo mam,
cuando la seora y la nia pasaban frente a la clnica donde la
haba trado al mundo, muy contenta le comenta y le ensea la
clnica y le dice hija, ah en esa clnica yo te traje al mundo,
y la niita despus de mirar el edificio de la clnica y de mirar a
la mam le contesta, o sea, mami, que ah fue donde yo te hice
mam; y en ambos casos, las dos tenan razn, porque sin
gallina no hay huevo; y sin huevo no hay gallina, aunque el
gallo tambin dependiera del huevo, porque vuelve a repetirse
la historia y el cuento que nunca tiene fin, como los temas que
siempre se conversan para demostrar que se est haciendo
profunda filosofa. O como cuando el Chapuln Colorado, otro
hijo como idea de otro autor, de Roberto Gmez Bolaos,
creados para hacernos soar y fantasear, en algn aprieto que se
encuentra y quiere intervenir para l tambin ayudar, y cuando
nadie tiene soluciones a los problemas que se presentan en esos
momentos, entonces, el Chapuln suele intervenir para proponer
alguna idea, y apenas dice yo opino, enseguida lo mandan a
callar, porque as como El Quijote, en vez de las cosas mejorar,
las pone mayores porque en vez de desfacer entuertos o
desfacer agravios, como era la intencin del caballero de
andanzas sin igual, no desface, o deshace, que es lo mismo lo
que quiere decir Cervantes en su espaol hablado por los
tiempos de su redaccin; porque en ambos casos, el tuerto
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Milagro!... Milagro!... 81
quedaba igual de tuerto, o tal vez ms; y si no era tuerto, pues
ya lo iba a ser desde ese momento de la torpeza cometida que
complicaba ms las cosas, como en el primer caso del caballero,
y muchas y variadas por otro lado las del Chapuln, que preciso
sea traer al cuento lo que Cervantes de su personaje en su
ingenio inventa para entretener sanamente en su por de ms
sabido entretenimiento, como entonces, relata su primer
encuentro con el labrador que castigaba a su criado porque en
su trabajo era muy descuidado y sus ovejas cada da una cada
vez se iban perdiendo, y como los gritos del muchacho al
caballero su atencin le haba llamado, se acerc entonces el
justiciero para aplicar justicia, entuertando la situacin que en
su firme convencimiento estaba enderezando, como dice que
dijo don Quijote al labrador pero qudense los zapatos y las
sangras por los azotes que sin culpa le habis dado; que si l
rompi el cuero de los zapatos que vos pagastes, vos le habis
rompido el de su cuerpo; y si le sac el barbero sangre estando
enfermo, vos en sanidad se la habis sacado; ans que, por esta
parte, no os debe nada, sobre todo porque el labrador al
caballero en su derecho le alegaba, y para justificar los azotes
que al muchacho le daba, y ms que por eso para no pagarle
nada al muchacho, porque el caballero en justicia un pago y un
sueldo para el joven reclamaba, el labrador para no pagar los
setenta y tres reales que la cuenta a Don Quijote le daba, de la
suma de nueve meses, segn el mismo muchacho dijera, y a
siete reales por mes, o para pagar menos, en su lista el labrador
peda que de esa cantidad se descontara en cuenta tres pares
de zapatos que le haba dado y un real de dos sangras que le
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Milagro!... Milagro!... 82
haban hecho estando enfermo; en vez de eso, apenas se haba
marchado el justiciero que quera deshacer entuertos, como
diciendo enderezar lo que torcido estuviese, lo torci ms para
el pobre Andrs, que as se llamaba el muchacho, porque apenas
ido el jinete en su caballo, se las cobr ms fuerte el labrador,
quedando todo con todo esto en ms azotado el muchacho y
llorando y su amo riendo se qued, porque como se est
diciendo si no era tuerto, lo iba a ser desde la torpeza a pesar de
ser sana y buena la intencin, aunque de inmediato el mismo
don Quijote quedara ms desfacido, o deshecho, con la cada
que por defender a su hermosura Dulcinea frente a unos
mercaderes pidiendo que reconocieran su belleza se les quera
imponer, y ante el atrevimiento que segn a l le pareca, con su
espada quisiese al mercader atrevido quien de la Dulcinea
pidiese como muestra de ella un retrato, y que aunque ella fuese
tuerta de un ojo y que del otro le manara bermelln y piedra
azufre, con todo ello, para complacerlo en su peticin
afirmaran de ella lo que l les pidiese, y ante el embarazo de
Rocinante, Don Quijote al suelo con armas y todo en esa
embestida se cayese, para recibir en remate una golpiza de un
mozo de mula que en el grupo se encontraba. Pero con la
diferencia del Chapuln, al Quijote la desgracia en ese trance le
sucedi en su contra, porque en el del traje rojo y con el martillo
del chipote, todos los malos ratos y desenlaces les suceden a los
que l quiere siempre ayudar, como igual sucede en el caso de
los otros trances que se cuentan en la historia de Don Quijote a
partir de ese entonces, aunque haya parecidos con el Chapuln,
que en sus entradas apenas lo invocan hace su aparicin siempre
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Milagro!... Milagro!... 83
cometiendo algunas trastadas llevndose por delante las mesas,
las sillas o lo que le entorpezca su sorpresiva aparicin y desde
ah comienzan las complicaciones para los que lo invocaron
pidiendo su ayuda, que a diferencia de Don Quijote a ste nadie
le solicita su socorro.
Volvamos a la llamada de telfono. Haban estado
hablando de la constitucin septenaria del hombre, y como
cada loco en su tema siempre anda, esa maana esos dos locos
en ese tema anduvieron. Hablaban profundo, procurando saber
de muchas cosas e ignorndolas todas; pero como los locos lo
son sin pedir permiso ni les otorgan licencia para serlo, y las
naturaleza les hace sus jugadas, estos dos locos a pesar de su
cordura hablaban de que el hombre est compuesto de cuerpo,
alma y espritu, y haban entrado en una clasificacin un tanto
curiosa como la del cuerpo Fsico, la Vitalidad, el Cuerpo
Astral, el Alma Animal, el Alma Humana, el Alma Espiritual, y
el Espritu; todo ello fruto de una lectura de algunos autores
hindes. "N" se haba quedado pasmado y no saba mucho qu
decir ante el abordamiento del tema. Procuraba, sin embargo,
hacer un esfuerzo por entender el camino que su interlocutor
telefnico llevaba, y que indicaba que quera hablar de que el
ser humano se halla dividido entre un ser superior y otro
inferior, como as lograba la idea tomar; es la idea de que el
hombre es de constitucin septenaria y no simplemente una
dualidad, o sea, solo cuerpo y alma como dos realidades
opuestas y antagnicas, fundamentado en la idea de la cadena
planetaria y de las siete razas, que dan la idea de la naturaleza
septenaria del hombre, porque cada principio est
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Milagro!... Milagro!... 84
correlacionado con un plano, un planeta y una raza, y los
principios humanos estn en cada plano en correlacin con las
sptuples fuerzas ocultas, incluido en la una trinidad que son
Espritu, Discernimiento y Mente, y que tienen su base en los
cuatro instrumentos o vehculos inferiores que son Pasiones y
Deseos, Principio de Vida, Cuerpo Astral, y Cuerpo Fsico, y
por ser inferiores y materiales son transitorios y estn sujetos de
por s a ser desintegrados y es lo que se llama como muerte, que
no afecta en nada al hombre verdadero que de por s es
inmortal, haciendo as la diferencia radical entre el hombre
visible, compuesto de cerebro, nervios, sangre, huesos, linfa,
msculos, rganos de sensacin y accin, y piel; difiriendo del
hombre fsico invisible, que est compuesto de Cuerpo Astral,
Pasiones y deseos, El Principio de Vida (prana o jiva).
"N" haba escuchado atentamente toda la conversacin
que anterior hemos referido; y en alguna que otra parte colocaba
su tmida opinin, pero en nada lograba atinar el tema porque la
otra persona en la lnea del telfono se hallaba a sus anchas y no
quera perder la ocasin de sentirse escuchada. "N" no entenda
del todo. A su recuerdo llegaban algunos autores hindes que
haba alguna vez ledo. Ignoraba mucho del arte hind y de la
India, y de lo poco que saba, a su recuerdo en ese momento
algunas imgenes hacan el fatigoso intento de traer algo de
algo de lo que casi nada saba. Aquello le pareca un cruel
tormento esotrico y lo nico que a su mente vena era un
enredo de cuerpos como los que suelen colocar en las imgenes
del Kamasutra, todo confundido con brazos, cuerpos y piernas.
Algunas pinturas pasaban por su mente, y lo nico que lograba
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Milagro!... Milagro!... 85
vislumbrar en sus colores e impresiones eran unos azules
etreos y como vagando en la vaciedad y en las dimensiones del
sueo, y se imaginaba a un hombre divagando como en una
mezcla de especie de mstico, de soador y de idealista, con una
cierta obstinacin y voluntarioso, con tendencia a la dejadez,
amando la soledad, evitando la compaa de las personas,
deleitndose en medio de la naturaleza, comunicndose con los
espritus con quienes buscase complacerse, y conducido por un
profundo anhelo por conocer la verdad, comprender la razn de
la existencia y entender el significado de la vida; ms conectado
con un mundo externo que con el real, del que se hallaba
desentendido. Su comunicacin sera con los espritus,
utilizando para el encuentro la ayuda de los mdiums, o
personas con algunas propiedades de clarividentes para
conectarse con los espritus, porque stos buscan la
comunicacin con los vivos, y que por ser seres especiales
tienen poderes telepticos, segn creencias y dogmas de
esoterismo. Pasaba por su cabeza la idea de la teosofa y su
relacin con algunas religiones con una mezcla de cristianismo,
de esoterismo y budismo, expresado y practicado por una fuerte
tendencia de espiritismo.
La otra persona iba hablando y se explicaba. "N" trataba
de entender. Su estmago se revolva a medida que se mantena
la conversacin. Era bueno que hablaran e hicieran filosofa,
pero aquella tertulia telefnica sus tripas le revolvan.
La otra persona continuaba en su tema. En el universo
una ley existe de los septenios. La naturaleza se renueva cada 7
aos. Los 7 das de la semana, las 7 notas musicales bsicas, los
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Milagro!... Milagro!... 86
7 colores fundamentales; todo est regido por el 7. El Hombre
tiene 7 cuerpos, a saber: Etero-fsico (lo ms concreto);
Energtico o Prnico (nuestra energa vital, que circula
esencialmente en la sangre); Emocional o Astral (pues somos
susceptibles, por Ley de Correspondencia, a las influencias
csmicas de los astros. La influencia de la Luna sobre las
emociones es un claro ejemplo); Mental Inferior o Kama Manas
(Kama=Deseo, Manas=Mente; cuerpo donde se concentran
nuestras pasiones, nuestro lado racional y lgico); Mental
Superior o Manas (cuerpo de nuestra mente desposeda de todo
egosmo, es la sede de nuestros altos ideales y de nuestros
sentimientos y pensamientos ms puros); Intuicional o Budhi
(el cuerpo de la verdadera inteligencia, aquella que nos hace
discernir lo bueno de lo malo, es el cuerpo que nos conecta con
la Sabidura Eterna e Infinita); Voluntad o Atm (Atm
significa Alma, es la Mnada de los tesofos, la indisoluble, la
que no le alcanza la muerte, nuestro autntico y verdadero Yo).
"N" estaba confundido con aquella forma y manera de
hablar. Aquello le pareca etreo y vago, pero en la vaguedad
del vaco como en la dimensin de lo impreciso y difuso.
Recordaba haber comenzado a leer de un abogado llamado
Otahola algunos libros que iban por ese estilo, pero no haba
podido continuar porque le pareca un estilo que le estropeaba
las tripas, sobre todo cuando hablaba de la etereoidad csmica y
astral, difusa como la luz entre el atardecer lnguido de la luz
que se desvanece y la noche que se encima, o como el
desperezarse del amanecer indeciso e impreciso de una luz que
se va y no se va, pero que igual hace su refulgente aparicin
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Milagro!... Milagro!... 87
para invadirlo todo dejando sbitamente detrs la somnolencia
de la aurora entrelucida y oscurecina, de lo que son claro reflejo
muchos de los cuadros de artistas hindes con gran influencia
de visiones de Buda. No dejaba de pensar en Pablo Cohelo y su
obra el Alquimista, en donde encontraba manifiestamente
marcada esa tendencia. Encontraba en su simbologa una
maraa de ideas confusas y obligadamente entrelazadas
representado por una serpiente que rodeaba en crculo grande la
parte externa del sello, y en la parte interna un par de tringulos
invertidos y entrelazados, como tomando el escudo de la
simbologa de la estrella de David, pero remarcado en negro el
tringulo que apuntaba la parte larga del mismo hacia abajo; los
tringulos se entrelazaban de manera que se hacen imposible
separarlos porque en un extremo, igualmente representado por
otro sub-tringulo, estaba superpuesto sobre el otro tringulo, y
en el siguiente yuxtapuesto o por debajo del tringulo anterior,
formando a su vez en todo el conjunto seis sub-tringulos; en
todo el centro de los dos tringulos grandes, que daban y
generaban un hexgono, estaba una cruz con una especie de
doble crculo en la parte superior; en todo el centro de la parte
superior de la figura donde se una la cabeza de la serpiente con
la cola, para cerrar la figura y encerrar a todos los tringulos y
con sub-tringulos y con la cruz con el doble crculo, el centro
era la simbologa de la cruz que usara Hitler y que fuera usada
por los nazis (la svstica) cruz gamada o rueda del sol, como
significando en s misma la idea de unir a varias culturas y
religiones, adems de representar el curso del sol en los cielos,
como tambin representar el poder del Boomerang, todo lo que
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Milagro!... Milagro!... 88
haces se devuelve, adems, de que todo lo que sube tiene que
bajar. En todo el centro de la unin de los dos tringulos se
visualizaba un diamante, para los que haba tapar dos tringulos
simultneamente, tanto de la derecha como de la izquierda, y
repetir la misma accin en el siguiente segmento para
visualizar, igualmente, otro diamante, llegando a la suma de tres
diamantes diamatremalmente y sincronizados, tanto de derecha
como de izquierda, de manera que en el sentido anti-horario o
hacia la izquierda daba tres, o en el sentido horario, es decir,
hacia la derecha, igualmente daba tres diamantes; si se repeta la
accin con rapidez, de tapar los dos sub-tringulos de izquierda
y de derecha daba la sensacin de movimiento, ya sea en
direccin opuesta, ya sea en direccin de las agujas del reloj, al
punto de repetir y reproducir una imagen centrfuga, de las que
estuvo en boga algn tiempo y de las que hacan cuadros con
cuerdas de colores para adornar las paredes de muchas casas.
Aquella representacin de imgenes le pareca a N como si
estuviera leyendo los pasajes del libro del Apocalipsis, e igual,
aun cuando fuera considerado libro sagrado e inspirado, no
dejaba de retorcerle las tripas, acompaado con ciertos impulsos
vomitivos y de nuseas.
N estaba realmente sorprendido con aquella
conversacin. Le sorprenda la conviccin que su interlocutor
telefnico manifestaba sobre estos asuntos que para N era
cosas de locos.
No poda, por otra parte, N dejar de pensar tambin
en el libro El cdigo Da Vinci, de Dan Brown, y aunque no
tena certeza, o por lo menos, no lo recordaba con precisin, no
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saba si algo de eso y en ese estilo la obra de ese best seller algo
de eso hubiese. La manera intrincada de escribir ese autor y el
descifre de lo enripiado, le hacan recordar que algn parentesco
con esas ideas haba de tener. Recordaba de ese libro, fruto de la
imaginacin de su autor, lo complicado del lenguaje encriptado,
primero con la pura y simple representacin del Hombre de
Vitruvio, de Leonardo da Vinci, con la que comenzara la
novela, posicin en la que fuera encontrado el cuerpo de
Jacques Saunire, en el Museo de Louvre, en Pars; despus el
mensaje crptico escrito a su costado y el pentculo dibujado en
el pecho con su propia sangre, para hacer todo el recorrido por
la historia de su historia novelesca, valida y admirable en su
creacin y entretenimiento, como toda creacin ha de serlo de
por s y en s misma, sin a nada ni a nadie, nada deber, ni mucho
menos temer, ni rendir cuenta ni permiso pedir, porque obedece
a un patrn de imaginacin y enriquecimiento propia del padre
que la idea engendr y dio alimento para verla crecer, aun
cuando en ella de un santo Grial como fundamento de su excusa
y pretexto literario y temario a desarrollar, ms que vlido y
valedero; y pasar, entonces, por la implicacin de sociedades en
otros tiempos existentes, y ahora con nuevas vidas en su obra
como recurso, como las de la misteriosa sociedad secreta del
Priorato de Sin, por un lado; y por otro, los Caballeros
templarios, y hasta implicar de los catlicos, en su historia ms
que vlida y justificada la orden del Opus Dei, generando con
ello un escndalo maysculo por abarcar en su creacin a los
judos, primero, y a los catlicos cristianos, despus, que
reciban en herencia una copa, y que al final se genera una
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inquietud mayor complicada que la anterior, porque no parece
que fuera el cliz, sino Sophie Neveu, la nieta del viejo que
encontraron muerto en el museo, y quien ayuda a descifrar lo
que haba sido dejado escrito en clave bien encriptada, en forma
de anagramas o de pistas que llevaban a otra pista para llegar
hasta donde estaba el secreto de los secretos pero que
pareciera que la nieta es la heredera de sangre de la lnea de
Jess y la Magdalena, y que este pareciera que fuera el mayor
escndalo de lo que en su imaginacin, Brown como escritor
por entonces produjera; siendo mejor la trama en el libro escrito
y no tan bien lograda en la pelcula que de ese best seller se
hiciera. Lo interesante de toda esta sampablera es que muchos
empezaron a escandalizarse de las cosas de la inventiva de su
autor, dando por cierto todo lo que l deca en su obra maestra
de la imaginacin y del arte de la invencin, siendo as una obra
de coleccin por su belleza, en el que la clave estaba, la
utilizacin de anagramas o frases enrevesadas para que solo
entendieran los que en esos juegos algo supieran, y que no es
nada nuevo, porque que hasta de nios se juega cuando se juega
en frases encriptadas, como cuando para decir algo a la palabra
se le aade o antes o despus, dependiendo del patrn o del
criterio o del cdigo infantil que se invente para comunicarse,
algunas letras para que solo entiendan los que estn y andan
codificados en eso que ya han pactado, y no entiendan nada en
absoluto los que no tienen ni idea de lo se haya pactado; como
por ejemplo, se le colocaba a toda palabra la combinacin pre
y todo tena que decirse con ese cdigo en la conversacin,
entendiendo solo los que eso entendan, como para decir que
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se va a comprar chocolate a la tienda de la esquina, como
medida de ejemplo, entonces, todo tena que tener o antes, o en
medio, o al final la combinacin pre, y a su vez se dira que
prese preva prea precomprar prechocolate prea prela prede
prela preesquina, y solo entenda el otro nio que en ese juego
estaba; y la dificultad era mayor segn la pericia y rapidez,
porque las aadiduras podran ser tambin al principio, y en el
medio y al final simultneamente en cada palabra, haciendo que
fuera realmente imposible adivinar si no se estaba diestro en ese
arte de la comunicacin, para hacer ms bella la vida de
entonces cuando nios jugbamos y nos enriquecamos en
nuestra imaginacin, llevando con ello tambin un desarrollo
mental y cerebral, haciendo que se fuera o ms inteligente o
menos, de acuerdo con la ocasin. Otro tanto se podra decir
con la obra de Brown que a tanta gente espant, pero que no es
sino una creacin de las muchas que en el arte hay para hacer
mejores y desarrollar nuestra imaginacin, que cuando es con
diversin es ms profunda y definitiva en nuestra formacin y
crecimiento; y con ello es mejor el pulimento del oro que todos
llevamos y que todos igual tenemos y somos, porque hasta en el
juego del ahorcado en el que se colocaba una letra al comienzo
y la ltima de la palabra que se tena que adivinar quedando
solo las rayitas o los puntos de la cantidad de letras que hacan
falta para la palabra completar, y a cada letra fallida iban
haciendo una figurita a la que despus se le hara una cuerda
para ahorcarlos o salvarse de perder si la palabra no se lograba
completar; o la de cambiar una palabra de lo adelante para atrs
para en vez de decir medio se deca diome, todo vlido en
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nuestro hermoso formar. Lo de los anagramas son una
diversin; lo fueron cuando nios ramos, y ahora de grandes
igual lo son; solo hay que ver cmo andan con revistas de sopas
de letras y de otros muchos acertijos, que sin con lneas
paralelas u horizontales o verticales, o si en dos dibujos existen
siete o ms diferencias; todo ello indica que a todos nos gustan
los anagramas porque nos entretiene, nos divierte y nos saca del
tedio cuando no se tiene nada qu hacer, siendo algunos
realmente adictos y aficionados; pero cada cual mata su tiempo
como mejor puede, como lo est matando el lector que en este
punto va, y el que esto escribe igual su tiempo mata, de eso ni
dudar; como mataba el tiempo en sus tiempos Agatha Christie
con sus famosas novelas, y terminaba el lector sorprendido de
su falta de lgica porque la autora le haba dado todas las pistas
para descubrir en su desarrollo el autor de los crmenes, y
recriminarse el no haber pensado en el que era, y que al final la
autora al fin revelaba, siendo eso mismo una especie de
anagrama y de crucigrama que haba que llenar. Pero el caso es
que a N esa conversacin que mantena en esa maana lo
tena con las tripas a punto de expulsar, por lo intrincado de lo
que se imaginaba, todo dependiendo del nmero 7, que era la
clave de lo que se conversaba. El 7 como nmero y referencia
en todo, como son siete los das de la semana, como ya se dijo,
e igual, siete los colores del arco iris y siete los pecados
capitales, siendo ellos la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira,
la gula, la envidia y la pereza; 7 las virtudes cardinales que a los
7 anteriores buscan rivalizar y hacerles frente para combatirlas
y en lucha encarnizada en la vida diaria no dejarlas triunfar,
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siendo 7 las virtudes cardinales, como ya se mencion, la
primera de ellas la humildad, despus la generosidad, la
castidad, la paciencia, la templanza, la caridad y la diligencia,
siendo esta ltima en contra de la pereza, y as cada una
enfrentndose a su opuesto para no dejarle en ningn terreno
avanzar; y tambin son 7 los dones del Espritu Santo, siendo
ellos la sabidura, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la
ciencia, la piedad y el temor de Dios; tambin son 7 las palabras
de Jess en la cruz, que segn algunos Jess dijera; segn
algunos cuentan dicen que William Shakespeare, igualmente,
dividi en 7 las edades del hombre, la infancia, la niez, el
amante, el soldado, el adulto, la edad avanzada y la senilidad;
son 7 las notas musicales, do, re, mi, fa, sol, la, si; 7 las artes, la
pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura, la msica, la
danza y por ltimo el cine, bien llamado el sptimo arte; 7 los
mares, el golfo Prsico, el mar Negro, el mar Caspio, el mar
Rojo, el mar Mediterrneo, el mar Adritico, y el mar Arbico,
siendo famosa la reflexin que hiciera con su aplicacin
concreta Hugo Wast, con su aporte en El peligro de los siete
mares; 7 eran en otros tiempos las maravillas del mundo; 7
brazos tiene el candelabro de la Menorah; 7 son los chakrs, o
siete centros de energa en el cuerpo humano; 7 los maridos del
recurso hipottico que los saduceos le ponen a Jess en su
comparacin para burlarse de l, porque ellos no crean en la
resurreccin, segn nos cuenta el Evangelio de San Marcos,
porque la mujer estuvo casada con los 7 hermanos; 7 son los
derramamientos de sangre de Jesucristo, el sudor de sangre, los
latigazos, la corona de espinas, la barba arrancada de su rostro,
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los clavos de las manos, los clavos de los pies, y la lanza en el
costado, segn algunos que esos detalles buscan en nmeros
precisar; en 7 das Dios cre al mundo; 7 son los enanos que
tena Blanca Nieves; y 7 vidas tiene el gato, segn siempre se
ha dicho, aunque sea una sola la que tiene, como todo ser
viviente, sin ser para nada la excepcin; 7 vacas gordas y 7
vacas flacas las que en el sueo el Faran so y que despus a
Jos contara para que su significado revelara; 7 sellos que en el
libro del Apocalipsis el Cordero abri, para aparecer en los
cuatro primeros sellos abiertos tras la revelacin un caballo de
distinto color, para ser el primero un caballo blanco, el segundo
un caballo rojo, el tercero un caballo negro, y el cuarto un
caballo verdoso, quedando en suspenso en los otros tres
restantes la aparicin de caballos y sus respectivos colores, pero
nada dice el libro sobre si eran 7 caballos, o no; igualmente,
nada dice de sus colores en igual cantidad, y que son conocidos
por muchos como los cuatro caballos y los cuatro jinetes del
Apocalipsis, adquiriendo as de inmediato un carcter
fantasmagrico y de presagio de desastres; 7 candeleros de oro
que en el sueo tuviera el autor del libro del Apocalipsis, para
indicar que eran 7 las estrellas y 7 las Iglesias a las que ira cada
uno de los 7 mensajes que a ellas ira la revelacin, siendo as
las 7 bienaventuranzas del Apocalipsis; 7 panes en la segunda
multiplicacin de los panes, segn se nos cuenta en los
Evangelios que eso cuentan; 7, igualmente las cestas que se
recogieron totalmente llenas de lo que sobr en esa
multiplicacin; aunque algunos suman 7, igualmente, en la
primera multiplicacin, pues dicen que eran 5 panes y dos
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peces, sumando todo ello simplemente 7 los elementos de la
operacin.
7 veces la condicin y la medida que Pedro pone como
la prctica del perdn, pero setenta veces 7 es la nueva
aplicacin, segn respondiera como la nueva medida por Jess
en lo humano una sana relacin, y que si se aplica como
resultado de 70 veces 7, va como resultado 490 veces las veces
que se habran de perdonar, como resultado de la
multiplicacin; tres veces 7 es el nmero que identifica al
polica que personifica Cantinflas en una de sus intervenciones
en el sptimo arte, como dijimos que es el nmero del cine, en
la lista de las artes, utilizando siempre el 777, como queriendo
decir, el tres veces 7, o tres veces santo y perfecto, y tal vez,
haya en esa alusin una alegora al Santo, Santo, Santo, que se
canta en la misa, para hacer la referencia al perfecto orden,
porque con el humor se llega a las profundidades de lo ms
profundo de la esencia del hombre, porque al ser alabado el
Creador en su perfeccin y santidad, es enaltecido la criatura en
su fragilidad.
Para sorpresa de sorpresas, 7 son las peticiones que se
hacen en la oracin del Padrenuestro.
Todas estas relaciones tenan a N sorprendido.
Ciertamente el nmero 7 tena y tiene su importancia, y en
parte, su interlocutor telefnico no estaba desvariando del todo,
aunque s un poco las vsceras de N que se revolvan.
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del respeto de la creacin; vea ms productivo y enriquecedor,
adems de orgullo para los creadores, el que sus nombres se
repitieran por todos lados, sobre todo que sus ideas fueran
citadas; eso lo vea ms que suficiente, aun cuando sus
promotores y divulgadores buscasen su recompensas a sus
inversiones en dar a conocerlos, aun cuando en muchos casos
de libros, aparecieran en las primeras pginas en las que
aparecen los crditos de autores y editores que bajo ningn
motivo se puede citar, copiar, referir, pronunciar, etc las ideas
que se hallan en ese libro, sin la estricta licencia de su autor o la
casa editora; casi hasta se prohbe leer el libro, o hasta casi es
prohibido abrirlo sin incurrir en una pena; cosa absurda en
donde prevalece lo estrictamente econmico, eso en caso de que
una obra una cierta creacin u obra d altos beneficios
rentables, que a un autor no le va mal, porque con solamente
fama no se vive, aunque la fama enaltece el ego, pero el ego
engrandecido y con algo de retribucin monetaria, hace que el
ego sea ms ego y con justificaciones y motivos; porque hasta
en esto el mismo Cervantes en el mismsimo prlogo de su gran
obra de El Quijote no niega sus profundas aspiraciones, como
habr de tenerlas un escritor, al decir quisiera que este libro,
en el caso suyo de Cervantes, y que en algo se parece al
presente, como hijo del entendimiento, fuera el ms hermoso, el
ms gallardo y ms discreto que pudiera imaginarse. Pero no
he podido yo contravenir al orden de naturaleza; que en ella
cada cosa engendra su semejante, y que por feo que sea el
hijo, el padre ms lo ama y le perdona sus faltas, como igual lo
dijera en su prlogo Cervantes, como igual se dijo; como
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tambin es el caso de que cada cual escribe como habla, y en
eso igual se le debe perdonar, porque es fruto de su propia
historia, y no porque mucha cultura tenga y por eso se le
autorice a escribir y ello sea una limitante, porque de locura se
trata como en antes tambin se dijo lo que motiva a hacer los
que otros no se atreven por ser muy cautos y en cometer errores
muy precavidos, mas no tanto los que como muchos han sido
atrevidos, ya sea por el mucho ocio en que viven, o ya porque
les corre en la imaginacin y en el pensamiento un bicho que se
llama invencin o lo mismo que es que se llama locura; pero no
habr de juzgrseles por sus atrevimientos o falta de gramtica,
sino por su produccin y riesgo, como en un caso conocido en
donde su autor quera hablar de el colon y de una enfermedad
de l padecida, hablaba de colo, porque as a l le sonaba, y
as mismo lo escriba; como, igualmente, en ese mismo libro
quera decir que se trataba de pnsum de estudios, y en vez de
eso, escriba pensul, porque tambin igualmente as le sonaba,
y como se escribe como se habla, as igual escriba, y algunos
eruditos del lenguaje sus vestiduras rasgaban por la falta de
conocimientos y de gramtica y de cultura del que de esos
errores en un libro que haba publicado se cometa, y que sea el
mismo Daniel Albarrn, autor por m conocido, en su libro Por
culpa de la tripa (o gracias a ella), como en su estilo el mismo
Cervantes se auto-citara de manera valiente y sin falsa
humildad, al final del captulo 6, cuando el cura y el barbero
disponan de qu libros de caballera, que eran de Don Quijote
en propiedad, iran a parar al corral, con la ayuda del brazo de la
sobrina y del ama de llaves de Don Quijote, para pasar despus
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por la pena de la hoguera por ser considerados los causante de
la locura del seor Quijana, que era como se llamaba El Quijote
cuando en su pleno buen juicio estaba, entonces, cuando en su
relato Cervantes llega en la seleccin de los libros que se iran a
quemar, y al colocar su propia obra llamada La Galatea, de
Miguel de Cervantes, ledo y enunciado por el barbero,
entonces el cura, que era el que decida cul ira al fuego y cul
no, dice: -- Muchos aos ha que es grande amigo mo ese
Cervantes, y s que es ms versado en desdichas que en versos.
Su libro tiene algo de buena invencin; propone algo, y no
concluye nada: es menester esperar la segunda parte que
promete; quiz con la enmienda alcanzar del todo la
misericordia que ahora se le niega; y, entre tanto que esto se
ve, tenedle recluso en vuestra posada; y as el personaje del
cura pasa a ser el mismo autor, o sea, Cervantes, porque el que
escribe simplemente utiliza personajes para querer decir en ellos
lo que siempre ha querido decir, y lo dice, como ya el mismo
Cervantes lo recalca en el prlogo, cuando estaba buscando no
justificarse, pero dando razones para no tener que dar citas y
citaciones de obras y de autores y de gente famosa, para darle
peso y autoridad a su obra, como si le diera, segn su parecer,
ms valor real; entonces, dice porque yo me hallo incapaz de
remediarlas, por mi insuficiencia y pocas letras, y porque
naturalmente soy poltrn y perezoso de andarme buscando
autores que digan lo que yo me s decir sin ellos, ante la nota
que hace en su prlogo de no querer ceirse a la forma
tradicional de buscar autoridad y crdito ajeno para darle valor a
lo que ya tiene de por s como obra, y que podra verse como
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1
Erasmo de Rtterdam, Elogio de la locura, Capitulo XL, La supersticin como forma
de necedad.
2
Capitulo XLIV, Loores de la adulacin.
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3
Capitulo LIII, Los Telogos.
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4
Corintos: 12, 31-13, 8.
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12
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1
Juan Pablo II, Familiaris consortio, 11e.
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1
Gnesis 1, 1-2.
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