Género y Composición de Los Milagros de Nuestra Señora

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Gnero y composicin de los Milagros de Nuestra

Seora de Gonzalo de Berceo


Juan Manuel Cacho Blecua

El intento de clasificar las obras literarias es tan viejo como las propias indagaciones sobre la
literatura. Desde muy lejanas pocas se ha pretendido establecer las relaciones entre la creacin
individual y el gnero en el cual se inserta con procedimientos y resultados desiguales. No es el
momento ms adecuado para hacer un balance sobre la historia de estos intentos y sus presupuestos. Sin
embargo, ni las actitudes normativas ni las apriorsticas parecen las ms acertadas como postura previa.
A partir de las tesis de los formalistas rusos, al asumir los gneros como un conjunto de rasgos
estructurales que subyacen bajo las obras concretas, se da un paso fundamental, pero todava ms al
incardinar los gneros en la historia. Ya no se trata de conceptos abstractos aplicables a cada una de las
creaciones artsticas; ellas mismas proporcionan las peculiaridades que las hacen aproximarse a las
dems en un tiempo y en un espacio dado. El gnero se convierte, por tanto, en una estructura singular e
identificable frente a las otras dentro de un sistema literario concreto1.

La coleccin
La herencia asumida por Berceo en la realizacin de los Milagros es bien conocida a partir de la
tesis de R. Becker: utiliza una fuente latina semejante a la tradicin representada por el manuscrito Thott
n. 128 de la biblioteca de Copenhague, conjunto de milagros que total o parcialmente se reproduce en
otras colecciones, algunas de las cuales circularon en Espaa2. El entronque con un gnero no ofrece
ninguna duda desde las primeras palabras del texto latino: Incipit prefacio de miraculis beate Marie
virginis... Incipiunt miracula gloriose Dei genitricis et perpetue virginis Marie(50)3, aunque el poeta
riojano recrea una introduccin distinta, que plantea sugerentes problemas.
Mediante una alegora perfecta, en el sentido tcnico, con su exposicin simblica y su
correspondiente explicacin, nos detalla su romera hasta un locus amoenus semejante al Paraso y
representativo de las cualidades de la Virgen. En la estrofa primera anuncia ya un buen aveniment,
cuya bondad slo se podr saber al final. Utiliza las tcnicas prologales, el attentum parare de las
retricas, para que el lector-oyente quede interesado desde el primer momento por este acontecimiento
extraordinario. En su desarrollo muestra una serie de posibilidades a la hora de elegir un tema
mariano. El autor enumera figuradamente los diversos modos de alabar a la Virgen que la tradicin le
ofreca: romanzar un tratado sobre la Virgen o un himno (las aves = los exaltadores de Mara), romanzar
una oracin mariana (las sombras = las oraciones), recopilar una vida de la Virgen (las aguas=
Evangelios), o cantar los loores en sus Nombres (las flores = Nombres). De todos ellos, Berceo escoge
la narracin de sus milagros (los frutales)4.
Al igual que en los prlogos los autores se ven obligados a indicar el tema sobre el que va a versar
su obra, el poeta riojano alude a diferentes gneros sealando el que elige, los milagros5, y los que
rechaza. Desde el primer momento nos plantea un problema eminentemente literario, en el que imbrica
su propia creacin. Si l es capaz de escribir bajo la gua de la Virgen -captatio benevolentiae
prologal-, su obra se podr considerar como un milagro ms de su Intercesora6. Es consciente del gnero
que escoge desplegando hbilmente sus resortes artsticos para elaborar una Introduccin en la que la
alegora Prado=Paraso=Virgen le permite indicar la tradicin seguida. Realizar las conexiones
mediante unas imgenes no originales en cuanto a su contenido pero s por sus resultados. La Virgen
resulta el punto convergente de los gneros mencionados y ser el nexo de unin principal entre su
Introduccin y los milagros.
En el brevsimo prlogo latino los hechos de Mara se conectan con los de los santos: Ad
omnipotentis Dei laudem cum sepe recitentur sanctorum miracula, que per eos egit divina potencia,
multo magis sancte Dei genitricis Marie debent referri preconia, que sunt omni melle dulciora (50).
Frente a esta jerarquizacin -milagros de santos, milagros de Mara, omnipotencia divina-, en el texto
romance la Virgen sirve de elemento unificador y de exaltacin glorificadora casi por s misma. Esta
preeminencia resulta singularizadora en muchos aspectos, pero no afecta a los contenidos. Los milagros
de ambos textos son idnticos, si bien Berceo los conecta con otros hechos de Mara mientras que el
autor latino los proyecta sobre los de diferentes personas.
La procedencia de algunos relatos indica un itinerario significativo. El correspondiente al monje de
Colonia (VII) en su gnesis slo hablaba de San Pedro, y el del romero de Santiago (VIII) pertenece a la
serie jacobea. Con ligeros ajustes se pueden insertar en diferentes colecciones, lo que implica que desde
el punto de vista estructural lo importante es el hecho, siempre atribuido a un personaje con poderes
sobrenaturales, sea un santo sea la Virgen. Desde el sentido organizador del libro -una coleccin
dedicada a Mara- su protagonismo directo o indirecto no resulta indiferente. En Berceo se da un paso
ms adelante. La comparacin entre la Madre de Cristo y los santos desaparece del prlogo, aunque no
se modifiquen las estructuras narrativas de algunos milagros. El fenmeno quizs no sea ms que un fiel
reflejo de diferentes contextos histricos. La devocin mariana adquiere un incremento extraordinario a
partir de la segunda mitad del XII7. Para el poeta riojano ya no es necesario ensalzar la preeminencia de
la Virgen sobre los santos.
Sin embargo, tanto San Pedro como Santiago o San Proyecto estarn representados, si bien en
todos sus relatos la Virgen acta de forma decisiva en su resolucin. Sus poderes son jerrquicamente
superiores, como se deca en el prlogo latino. A su vez, en el milagro del mercader de Bizancio (XXIII)
participan conjuntamente Mara y su Hijo. Esto le confiere a la coleccin una cierta laxitud, explicable
por la historia de su gnesis. No hay que olvidar que el texto latino se ha formado por adicin de
diferentes milagros, de distinta calidad narrativa y estilstica, creados en pocas diferentes. El grupo ms
importante corresponde a 17 relatos -los 15 primeros de Berceo- que desde Mussafia son conocidos por
las siglas HM, iniciales del primero -Hildefonsus- y del ltimo -Murieldis8. Tienen distintos orgenes,
desde vidas de santos hasta tradiciones de monasterios (XIV) y posiblemente leyendas orales. Esta serie
es la ms antigua (s. XI) y tuvo una gran difusin, siendo conocida en la mayor parte de las colecciones
latinas.
Tambin desde el siglo XI circularon agrupados cuatro relatos conocidos con el nombre de los
cuatro elementos9, tres de los cuales estn presentes en el texto romance: El nio judo (XVI, el
fuego), El parto maravilloso (XIX, el agua), Tefilo (XXV, la tierra), si bien falta el dedicado al aire.
En la coleccin latina la introduccin del XIX lo relaciona con los otros, sin que Berceo conserve ms
que una leve reminiscencia. De la misma manera, el milagro XXII se ofrece en latn conjuntamente con
otro de temtica marina: Duo beate Dei genitricis Marie miraculi narrare disposui(183), de los que
Berceo slo recrea uno, por lo que la referencia desaparece. Por su parte, el comienzo latino del XVII
contrapone los anteriores, que muestran la piedad de la Virgen, con el que se narrar a continuacin, en
el que demostrar cmo puede ser spera. Berceo, aparte de modificar su contenido, lo traslada al final
del milagro anterior10.
El texto latino internamente realiza algunas conexiones, sicut supra de altero retulimus (61)
o sicut de pluribus retulimus (123), romanceado en como fizieron otros qe de suso
contamos (331a)11, o dos milagros consecutivos suceden en la misma ciudad, In supradicta
urbe (113), convertido en essa cibdat misme (306a). Ms significativo es que se aluda a un milagro
posterior sin que haya aparecido previamente en el relato, como sucede en el XXI, acorrist a Thephilo,
qe era desperado (520a), invencin de Berceo que conecta las angustias de la abadesa encinta (XXI)
con las de Tefilo (XXV), proyectando sugerentemente un milagro sobre otro. Pero salvo este caso
excepcional, las interrelaciones textuales son inconcretas y los autores las podan suprimir. Dos relatos
pueden ocurrir en un mismo espacio (XIV y XIX) sin que el hecho se seale, de la misma manera que
podramos hallar caractersticas comunes a varios protagonistas no mencionadas. En definitiva, las
relaciones entre los milagros vienen sealadas en algunos casos por una tradicin que los agrupa
temticamente, por un mismo espacio en donde se desarrollan dos hechos diferentes, por la presencia de
rasgos similares a varios personajes o por la contraposicin en la actitud de la Virgen. Son elementos
mnimos que en el texto latino relacionan las diferentes partes, sin que el procedimiento sea sistemtico.
Berceo conservar aquellas caractersticas adaptables a su recreacin, sin pretender conectar sus relatos
mediante esta tcnica.
Sin embargo, podemos observar una diferencia. La presencia en el marco narrativo de un narrador
ficticio que se dirige a sus lectores-oyentes, especialmente en los comienzos y finales, propicia que los
relatos del riojano se presenten como un continuum de la misma serie mucho ms cohesionado que el
texto latino12. En estos finales incluso podemos encontrar alusiones a la Introduccin (141), al milagro
siguiente (377) o al tpico de lo indecible13, especialmente significativo en esta posicin, v. gr. 100, 235
y 412.

Non podriemos ns tanto escrivir nin rezar,


an porqe podissemos muchos annos durar,
que los diezmos mirados podissemos contar,
los qe por la Gloriosa denna Dios demostrar.

(235)

La recreacin del lugar comn parece bastante hbil. En su contexto final implica que el milagro
contado es slo una parte de lo que podra hacer el autor durante toda su vida. Se destaca la seleccin
realizada, encareciendo el relato: ha sido elegido entre los muchsimos posibles; se ensalza como
conclusin final el poder de la Virgen, inalcanzable para el hombre, y se justifica la insercin de otro
relato que, al menos, cuente una accin ms de las numerosas realizadas por Mara. No puede ser casual
que los milagros II, IX y XVII terminen con la utilizacin del tpico, propicio para sealar una
continuacin.
Como complemento, a veces, en un breve prlogo se exaltan las cualidades ilimitadas de la Virgen.
As se la compara con un pozo fondo (583d), un cabdal ro (584a), una fuent perenal (703c). De
la misma manera que formalmente pueden encontrarse paralelismos entre los comienzos y los finales, el
topos de lo indecible y las cualidades destacadas son parangonables. Muestran la habilidad del poeta
para dar una sensacin de coherencia, continuidad y unidad. Pero estos rasgos peculiares de Berceo al
retomar una tradicin no resultan pertinentes para definir un gnero. Sin estas alusiones, los Milagros de
Nuestra Seora perderan algunas de sus caractersticas expresivas. Como relatos independientes, cada
uno tiene su unidad, su significado y su desarrollo, sin depender de otros anteriores o posteriores.
El orden de las narraciones en la coleccin berceana sigue el representado por la tradicin de Thott,
aunque se plantean problemas con el ltimo. Los argumentos de D. Devoto, B. Dutton y J. M.
Rozas14 para colocar el de Tefilo al final de los veinticinco parecen convincentes. No creo que la
disposicin del manuscrito Ibarreta (I), que comienza con Ildefonso y termina con otro episodio
sucedido en Espaa, corresponda ni objetiva ni subjetivamente a un deseo de resaltar valores locales15.
La coleccin HM y otras muchas conservadas empiezan por Ildefonso, hecho que parece adems dentro
de cierta lgica. Si los milagros resaltan los poderes y cualidades de la Virgen, nada ms apropiado que
iniciar una coleccin con un episodio de un personaje histrico que escribi sobre su virginidad y
cambi la fecha de la fiesta de la Anunciacin. Los aspectos locales desaparecen en la versin romance.
En el texto latino se comenta que la casulla milagrosa se conserva en Toledo: tulerunt et in thesauro
eclesie, ubi actenus servatur, reposuerunt (51), mencin ausente en Berceo.
Si admitimos el milagro de Ildefonso como lgico comienzo, el colofn debe corresponder a un
hecho representativo. Tefilo significa la mxima transgresin: su traicin ofrece ocasin inmejorable
para resaltar los poderes de la Virgen -clemencia y piedad-, incluso en un caso en el que se subvierten
los principios rectores de la sociedad medieval. Temticamente los milagros se desarrollarn entre dos
acciones relevantes. Pero en cualquiera de los casos, las razones formales aducidas y el testimonio del
manuscrito avalan mejor la hiptesis de un cambio de orden16. No obstante, su disposicin no parece que
siga un esquema previo. Se podran alterar estos rdenes, dejando a un lado los problemas del primero y
del ltimo, sin que se viese afectado su contenido y sin que por ello la coleccin perdiera las
caractersticas que la singularizan.
Berceo elige slo 25 milagros de los 28 existentes en el manuscrito Thott, mientras que las
colecciones prximas al riojano que circularon en Espaa son ms extensas. La eleccin de un mltiplo
de cinco, nmero mariano, ha sido analizada de manera sugerente por C. Gariano17 sin que vayamos a
aadir nada nuevo. As, la coleccin tendra una mayor coherencia por razones extraliterarias de carcter
mariolgico.
La organizacin recuerda el procedimiento del enfilage, enhebrado, base elemental de numerosas
composiciones. A un mismo protagonista le suceden una serie independiente de acciones o, como seala
A. Olrik18, stas se concentran en un personaje principal. Dicha estructura puede relacionarse con el
folclore, la pica o las aventuras caballerescas, difundidas en Europa desde un siglo antes. El caballero
andante en su deambular socorre a los desvalidos de la sociedad, de la misma manera que las acciones de
Mara coinciden en proyectarse sobre un mismo transfondo:

Desend siempre contiende en valer a cuitados,


governar los mesquinos, revocar los errados,
por tierras e por mares fer miraclos granados,
tales e muy mayores de lo qe son contados.

(623)

Pero estas coincidencias no nos proporcionan la clave de su composicin. En las series comentadas,
los sucesos, hazaas o aventuras independientes de los hroes, a pesar de su posible desorganizacin,
siguen un orden cronolgico elemental y los hechos se enfocan desde los personajes principales. Por el
contrario, en los Milagros la construccin se proyecta siempre desde el punto de vista del paciente,
persona, imagen o lugar, que ser objeto de la accin milagrosa. El tratamiento del tiempo y del espacio
ser diferente. En la coleccin de Berceo, la sucesin espacio-temporal no interviene en su arquitectura.
El milagro de San Ildefonso (I) histricamente debe situarse en el siglo VII, mientras que el milagro X se
localiza en tiempos de San Lorenzo (muerto hacia el 258). Tampoco corresponden a milagros
desarrollados linealmente en una vida, como sucede en las hagiografas19. Cada relato es independiente
entre s, autnomo y significativo. Los veinticinco se han unido de forma paratctica, yuxtapositiva, con
la presencia de un personaje que interviene directa o indirectamente de forma decisiva, en un tipo de
organizacin similar a la de algunos ejemplarios. En la dialctica entre el relato individual y su
configuracin en el seno de una obra ms amplia, Berceo ha proporcionado a la serie una mnima
coherencia terica, una voluntad de estilo y unos rasgos formales que sobrepasan con mucho los
procedimientos de la coleccin que le sirvi de base

Los relatos
En cada uno de lo milagros, Berceo recrea una intriga que apenas vara en lo esencial, aunque les
imprime unos rasgos compositivos mucho ms homogneos que los de la coleccin latina. La estructura
interna puede diferir de uno a otro, pero en un prototipo terico podramos distinguir: 1. Marco
narrativo. 2. Milagro. El marco narrativo corresponde al prlogo y eplogo en el que un autor ficticio, el
propio Berceo, se dirige a sus lectores-oyentes. El milagro en s mismo consta de una parte introductoria
correspondiente a la presentacin de las circunstancias narrativas previas. Se suele indicar el espacio,
nombre del lugar cuando lo hay, el tiempo, inconcreto y pasado excepto el milagro XXIV, el nombre del
protagonista en muy contadas ocasiones, el estereotipo sobre el que se proyecta, ladrn, clrigo, pobre,
mercader, etc., las cualidades morales y su relacin con Mara. Posteriormente sobreviene el ncleo
generativo, la accin que sirve de resorte al nudo de la accin. Suele ser la proximidad de la muerte o la
muerte misma, la existencia de un peligro fsico o espiritual, la intervencin desacertada de unas terceras
personas, una reciprocidad de dones otorgada por la Virgen, etc. En su momento climtico se produce
una intervencin milagrosa, generalmente a travs de un cuadro escnico, que posibilita la resolucin
para llegar al desenlace, una afirmacin admirativa de lo sucedido, una conclusin narrativa final y
una enseanza didctica20. De todos sus componentes, el elemento indispensable, singular y
caracterstico corresponde a la intervencin milagrosa.

Lo maravilloso cristiano
Segn Las Siete Partidas, I, IV, LXVIII, miraglo tanto quiere dezir como obra de Dios maravillosa
que es sobre la natura usada de cada da. De la definicin podemos destacar dos caractersticas: a) su
procedencia divina; b) excepcionalidad.
Y si mirabilia en la lengua clsica significaba algo admirable, maravilloso, en la Biblia latina el
adjetivo admirabilis implica casi siempre los hechos milagrosos, los milagros realizados por Dios o
Cristo a favor de su pueblo21, acepcin presente en Berceo:

Esto tovieron todos por fiera maravella,


qe nin fumo nin fuego non se lleg a Ella.

(327ab)

aunque tambin utiliza su sentido profano.


Desde el punto de vista lingstico, en lo maravilloso medieval se pueden diferenciar distintas
categoras: frente a lo mirabilis y magicus se encuentra lo sobrenatural cristiano, el miraculum. Si
lo mirabilis es inexplicable e inexplicado, lo magicus se debe en la mayora de las ocasiones a fuerzas
malficas, mientras que el milagro remite a una intervencin directa o indirecta de la divinidad. En un
mundo teocntrico en el que todo es producto de la creacin divina, sus poderes suspenden o alteran las
leyes que inexorablemente se cumplen en las dems ocasiones. Se trata de una demostracin de
omnipotencia, una de las armas ms eficaces como prueba de autoridad. La Virgen se aparecer en
numerosos casos (I, III, V, etc.), lograr que resuciten los muertos (II, VII, VIII, X), librar a sus fieles
de peligros fsicos como el agua (XIX, XXII), el fuego (XVI), impedir la corrupcin de los muertos
(III) o regalar una casulla celestial sin aguja cosida (I), etc.22

Autenticidad
Para narrar un acontecimiento de este carcter, por su excepcionalidad y rareza, el narrador adopta
algunas precauciones con el fin de demostrar la autenticidad de lo sucedido. Si en la potica medieval
la narratio se divida en tres diferentes clases, res gesta o historia, res ficta o fabula o res ficta que
tamen fieri potuit en el relato de un milagro el autor utiliza algunos recursos para insistir en la veracidad.
As se explica la presencia de un personaje ficticio, el propio Berceo, que aparece en la Introduccin y
en los marcos narrativos. F. Rico ha puesto en relacin dicho sistema con la profesin del
riojano: Tratndose de certificar la validez de un privilegio o garantizar la autenticidad de unos
milagros, y siendo un notario quien acometa la empresa, cmo no iba a firmar y rubricar el documento
potico que extenda?23. Su presencia sirve de aval, de la misma manera que los predicadores pueden
fingirse testigos de lo que acaban de contar. No parece casual que su nombre se presente nada ms
comenzar la Introduccin, est.2, y al final de toda la serie, en la ltima estrofa si se admite la variacin
en el milagro XXV.
Sin embargo, ese narrador ficticio no ha presenciado los hechos relatados; recrea un escrito
preocupado por esta autenticidad. En la introduccin latina se resalta que ea qui fideliter narrari
audivimus largiente Domino recitare studeamus (50). El poeta riojano no incorpora este texto a su obra,
pero aparece igualmente preocupado por la autora de algunos relatos, siguiendo, con algunas
ampliaciones y modificaciones, las pautas del texto latino. El milagro VIII lo atribuye a San Hugo, el
XVI fue escrito por un omne bien verdadero (353a), el XXII por un omne cathlico de grand
autoridat (586c), etc. De esta manera, la tradicin escrita viene avalada, en estos casos, por la autoridad
de unos autores veraces que han contado la historia. Los calificativos atribuidos a estos personajes
insisten en sus cualidades morales para que no pueda ponerse en duda lo relatado. Desde esta
perspectiva, las referencias abundantes a lo escrito24 adquieren el mismo significado. La fuente de
autoridad, y por lo tanto la verdad, se encuentra en esos testimonios. Berceo, como notario escrupuloso y
clrigo empapado de escrituras, los traslada a sus lectores-oyentes. Es natural que este aspecto se
presente en los preliminares y finales del relato como prueba recordatoria de su certeza.
Internamente sucede algo similar, y puede incluso afectar al narrador25. En los hechos que
transcurren fuera de mbito humano o que no han sido vistos por nadie, aparte de indicar algn
fenmeno que atestige lo sucedido, en muchas ocasiones el propio personaje lo cuenta a sus
compaeros o a unas terceras personas, como sucede en el II, VII, X, XII, XVI, XVII, XIX, XXI, XXII.
La existencia de unos espectadores o compaeros en el milagro desempea una funcin similar a la
que estamos comentando, y que hemos definido como afirmacin admirativa26. En la mayora de los
relatos unos testigos presencian parte de lo sucedido o escuchan el acontecimiento milagroso. A veces,
Berceo los incorpora (IV) o ampla su participacin: Quantos la voz udieron e vidieron la cosa / [...] /
glorificavan todos a la Virgo preciosa (131ad). El texto refleja la incidencia del milagro en este grupo
de personas con las nociones de espanto, alegra, maravilla, elementos verbales denotadores de la
influencia en la colectividad. Incluso los testigos recogen el milagro por escrito de modo que su
repercusin sobrepase los lmites del tiempo:

dicin: Esta tal cosa deviemos escrivilla,


los qe son por venir plazrlis de olla.

(215cd)

El precioso miraclo non cadi en oblido,


fue luego bien dictado, en escripto metido;
mientre el mundo sea ser l retrado;
algn malo por ello fo a bien combertido.

(328)

Pese al lugar comn que refleja el tpico, no deja de verse cierto apego y confianza en la escritura,
muy acorde con la mentalidad clerical del XIII. Adems, cumple otra funcin. Ha sido fijado por
testigos27 o bien es recogido por alguien a quien se lo han contado como al arcediano del milagro XXIII,
por lo que se convierte en testimonio de autoridad.

Lgica narrativa
Cada uno de los relatos representa una exaltacin de las cualidades y poderes de Mara avalados por
sus acciones. Y si lo que arrastra a los espritus medievales no es lo que puede observarse y probarse por
una ley natural, por un mecanismo regularmente repetido, sino lo extraordinario, lo excepcional28, los
milagros constituyen una prueba prctica de las cualidades de su realizadora. En uno de los casos ms
excepcionales, el narrador latino contaba que San Pedro haba apartado con su llave al demonio, dato
ausente en Berceo, para arrebatar el alma de un canonge que vuelve de nuevo a la vida. Al final glosa
dicho texto: Sane si hoc quod narravimus miraculum alicui incredibile videtur, quantum possit cogitet
sancta Dei genitrix super omnes ordines sanctorum apud Dominum et Regem celi et terre, filium suum,
et deponet omen incredulitatis ambiguum. Si de clave sancti Petri obicit, qua terruit inimicum, meminerit
quia incorporalia nisi per corporalia narrari corporeis non possunt. Veruntamen Deo nichil es
impossibile (79).
Dejando aparte la jerarqua de poderes, todo es posible en relacin con las cualidades de la
divinidad. Berceo, menos dado a estos largos razonamientos que elimina, los sita en un plano mucho
ms humano:

Non aya nadi dubda entre su corazn


nin diga esta cosa podri seer o non;
ponga enna Gloriosa bien su entencn,
entendr qe non viene esto contra razn.

(180)
La intervencin milagrosa se convierte en autntica y veraz, posible y explicable.
Frente a otros textos literarios con los que pudieran parangonarse como los lais, lo sobrenatural queda
reducido a una demostracin de la omnipotencia de Mara. Su marca distintiva, frente a otras series,
viene determinada por lo maravilloso cristiano, elemento imprescindible y sobre el que se configura la
totalidad del relato para extraer las correspondientes consecuencias didcticas y laudatorias.
Por otra parte, los procedimientos narrativos son similares a los del folclore. Lo extraordinario y lo
cotidiano se integran en un mismo relato sin ninguna marca distintiva. Todo est contado desde una
perspectiva humana con su propia lgica interna. Una vez asumido lo milagroso, Berceo recrea con
perspicacia algunos pasajes, sin parangn en el texto latino, y nos muestra su habilidad para narrar lo
ms extraordinario en los trminos ms cotidianos. Los casos ms extremos como los de resurreccin
nos pueden servir de ejemplo. En la transicin entre la muerte y la vida, un monje, una vez
resucitado, por un grand da sovo fuert estordido (178b), Esteban mostraba el brazo que tena
amoratado en el que San Laurent lo ovo apretado(265b) y el peregrino a Santiago estido un ratiello
como qi descordado, / como omne qe duerme e despierta irado (210cd). La veracidad del relato se
corrobora con una lgica interna: del mundo sobrenatural quedan unas marcas comprobables por los
testigos. La misma funcin desempea la casulla de San Ildefonso.
En otras ocasiones, aporta al original latino aspectos que le confieren una mayor coherencia
narrativa. En el milagro del clrigo borracho (XX), despus de la embriaguez, el texto latino indica
que in suum sensum rediit (157), lo que contrasta con el hecho de que la Virgen tenga que ayudarle a
acostarse. Una mayor exaltacin de la actuacin de Mara puede llevar a esta contradiccin. Berceo,
mucho ms perspicaz y mejor narrador, lo resuelve de la siguiente manera:

El monge qe por todo esto avi pasado


de la carga del vino non era bien folgado,
que vino e qe miedo avindolo tan sovado
qe tornar non podio a su lecho usado.

(481)

El autor abrevia y humaniza las explicaciones sobre la posibilidad de los milagros, a la vez que su
lgica es menos mecnica y ms matizada que la de su fuente latina. El hecho milagroso, sobrenatural
por excelencia, se cuenta desde una perspectiva humana que posibilita y acerca su explicacin. El arte
del riojano aproxima a los lectores-oyentes la intriga narrativa, convirtindola en verosmil. El milagro
ya no es slo posible por las explicaciones extranarrativas religiosas, sino por la capacidad artstica de su
creador.

Unidad
La trama narrativa de los milagros tiene una fuerte cohesin. Presentan una economa de medios
notable en los personajes y en el desarrollo de la intriga. sta se organiza desde el resultado final para
cuya resolucin resulta necesaria una intervencin milagrosa. En consecuencia, hay un predominio de la
trama respecto a los personajes, que son, en la mayora de los casos, puras funciones dependientes del
desarrollo narrativo. Adems, Berceo evita las digresiones o las simplifica, por lo que confiere a su obra
una gran trabazn de todos sus elementos. Los relatos estn supeditados a una demostracin
extraliteraria, didctica, pero nunca se pierde de vista el argumento que lo propicia. Por ejemplo, en la
fuente latina, una vez que el peregrino del milagro XXII cuenta la intervencin de Mara, el texto se
extiende hasta el final en una larga digresin sobre las virtudes del manto de la Madre de Cristo. Los
peregrinos se han salvado -hecho que interesa destacar-, pero el autor se olvida de los propios
personajes. Berceo aade una conclusin necesaria y lgica desde la trama que haba servido para
generar el relato:

Cumplieron los romeos desed su romera,


plegaron al Sepulcro con muy grand alegra,
adoraron la Cruz del Fijo de Mara;
nunqa en este sieglo vidieron tan buen da.

(616)

Brevedad
Los milagros funcionan como relatos breves, desarrollados muy esquemticamente, en la mayora
de los casos, pero con plenitud de sentido e independencia. Desde una de las tradiciones ms arcaicas, la
de San Gregorio Magno29, la brevedad se convierte en caracterstica esencial, recogida por distintos
continuadores. Como rasgo pertinente del gnero, condiciona el desarrollo de la historia. Los elementos
descriptivos suelen ser muy escasos, funcionales, y cada uno de los componentes de su estructura,
esquemtico, sin llegar a los extremos de las Cantigas de Alfonso X. A su vez, la brevedad puede
constituir una de las virtudes recomendadas por las retricas30, y a finales del XII se presenta como
una prestigiosa patente de modernidad31. La tradicin genrica, la representada por el manuscrito
Thott y la esttica moderna del riojano inducan a que sus relatos fueran breves.

Didactismo
La demostracin de los poderes de Mara pretende alcanzar una eficacia extranarrativa. Segn J.
Montoya, frente a la leyenda, la estructura del milagro est en funcin de la laudatio y no de la
imitatio32. Sin embargo, a mi juicio, ambos aspectos no son excluyentes. Con la presencia de unos
testigos se ampla la tendencia del texto latino hacia la alabanza, que incluso se puede convertir en
cntico, como en el XIX. Estos personajes elogian las cualidades de quien ha realizado un milagro, pero
tambin pueden deducir otras consecuencias adicionales:
Quantos qe la udieron esta tal visn
cogieron en sus almas mayor devocn
en amar la Gloriosa de mayor corazn,
aclamarse a Ella en su tribulacin.

(305)

Se propone tambin una mayor devocin, imitacin de las relaciones entre los protagonistas y
Mara. Incluso los mayores pecadores obtienen la Gracia de su intervencin, en muchos casos sin ningn
otro mrito que su fervor manifiesto en algn acto externo. La generosidad en el perdn y la eficacia del
arrepentimiento33 proporcionan paradigmas de conducta:

Amigos, si quisissedes vuestras almas salvar,


si vs el mi consejo quisiredes tomar,
fazed confessin vera, non qerades tardar,
e prendet penitencia, pensatla de guardar.

(908)

Los virtuosos se vern premiados y los pecadores, auxiliados. La imitacin de los personajes, salvo
en el caso de los protagonistas enteramente positivos, no radica en sus actos sino en su religiosidad.
Las consecuencias didcticas las sacan los testigos presenciales, el narrador del milagro o el
narrador del marco al dirigirse a sus lectores-oyentes. Generalmente, la ejemplaridad sirve de colofn. El
caso ms sencillo relaciona directamente lo narrado con el significado ofrecido, como en el milagro del
ladrn devoto (VI): Ella si la rogaron, a todos acorri (159d). En el de La Iglesia incendiada (XIV)
la aplicacin se propone de manera traslaticia:

La Virgo benedicta Rena general,


como libr su toca de esti fuego tal,
asn libra sus siervos del fuego perennal,
livalos a la Gloria do nunqua vean mal.

(329)

Incluso se llegan a extraer unas conclusiones tipolgicas34 que lo engarzan directamente con la
Introduccin, como en el XXII:

Los qe por Eva fuemos en perdicin cados


por Ella recombramos los solares perdidos;
si por Ella non fuesse, yazriemos amortidos,
mas el so sancto fruto nos ovo redemidos.

(621)
Desde diferentes estructuras con sus grados de mayor o menor complejidad se produce un salto de
lo individual, el milagro ofrecido, a lo general, la conclusin deducida. Son enseanzas eficaces que
proporciona el relato de una historia ejemplar, que tambin sirve de escarmiento en cabeza ajena en
algunos casos.
Este didactismo tiene un carcter pragmtico, sin que en ninguna ocasin se ofrezca a travs de la
disquisicin terica. Se obtiene mediante una narracin instructiva y a su vez deleitosa: quand fuere
ledo, avredes grand placer (625c), palabras similares a las del Libro de Alexandre35. La forma de
presentar la enseanza se aparta de la ofrecida en los tratados tericos. El docere se combina con el
delectare mediante un relato placentero, al que el autor ha sabido proporcionar unos intereses
estrictamente narrativos.

Anticlmax
En la disposicin, los comienzos y finales son anticlimticos. En el marco narrativo suele haber
originales frmulas que utilizan las tcnicas del attentum o benevolum parare de los prlogos,
primordialmente para interpelar al lector, procurar su disponibilidad de cara a un relato que va a
escuchar o leer, encareciendo su importancia, resumiendo su temtica, prometindole resultados gratos o
sealando su brevedad. En los primeros milagros el procedimiento slo se encuentra en el II y VIII,
mientras que a partir del XIX su empleo es sistemtico. Hacia la mitad de la coleccin en cuanto a
nmero de versos, Berceo siempre utiliza las frmulas. De la misma manera, no suele faltar la
conclusin de este marco. As como en la ilustracin de las Cantigas de Santa Mara de Alfonso X la
totalidad del milagro se inserta en un enmarque superior, en los Milagros de Nuestra Seorael propio
narrador seala con su presencia el comienzo y el final, sin que esto sea sistemtico. Como en algunos
relatos tradicionales, podramos considerarlas como frmulas rituales de comienzo y final, pero como
entidades retricas, que lo son, corresponden al prlogo y al eplogo de la narracin.
Por su parte, el milagro en s mismo tambin comienza con una presentacin, una situacin inicial36,
para finalizar con procedimientos anticlimticos. Cuando se termina con la muerte del protagonista, se
indica directa o indirectamente la salvacin de su alma, o su castigo fsico (XVIII), en este milagro
excepcional explicable por su antisemitismo medieval. En los relatos de personajes cuya vida se
prolonga despus de la finalizacin del milagro, la narracin contina con el fallecimiento del
protagonista y la salvacin de su alma. Por ejemplo, en La boda y la Virgen (XV) se aventura el
posible final, como en la fuente latina. Ms significativo resulta el de la abadesa preada (XXI). La
conclusin culmina con la vida y muerte del hijo tenido por quien pis yerva enconada. Por un
procedimiento u otro, los milagros, como los relatos tradicionales, a excepcin del romancero,
comienzan y finalizan con situaciones anticlimticas, de las que se extraen conclusiones didcticas, se
ensalza a Mara y se procura mantener la atencin de lectores-oyentes.

Linealidad de la trama
En el relato los hechos suceden linealmente en el tiempo sin aparentes rupturas cronolgicas. Hay
un encadenamiento temporal en su ordenacin, sin que, en la mayora de los casos, el narrador retroceda
para explicar ningn acontecimiento referido. Sin embargo, en el texto latino del milagro XVIII se
produce una clara transgresin de estos fundamentos, habituales en el relato tradicional. Al final de la
narracin, el autor debe explicar por qu la Virgen se haba apiadado de tres asesinos que haban
profanado su Iglesia y no del asesinado que se haba refugiado all: Occulta sunt iudicia Dei (137). Se
ha producido una colisin entre dos intereses diferentes: la estructura narrativa/la finalidad religiosa.
Como consecuencia de cierta impericia, el autor se ha visto obligado a explicar un hecho ya narrado,
cuando lo poda haber realizado en su momento, o haberlo dejado al margen, solucin del texto romance.
No obstante, Berceo en otros ejemplos altera el orden lineal. En los milagros XIX y XXII un grupo
de personas se salva de un peligro fsico, una marea (XIX) o un naufragio (XXII). Posteriormente, ven
aparecer una mujer que ha dado a luz (XIX) o un romero (XXII), quienes retrospectivamente cuentan el
milagro. En el primero, Berceo se aparta del original latino al poner el relato en boca de la protagonista,
posiblemente influido por la estructura del XXII que utilizaba dicha tcnica. La innovacin me parece
una de las ms sagaces alteraciones. Con ello resuelve dos problemas: da mayor veracidad a lo sucedido
y crea una suspensin del sentido mediante la ruptura de los rdenes. Las personas salvadas quedan
expectantes por saber qu ha ocurrido a un compaero, lo que narrativamente no se resuelve hasta que
puede contarlo. En su resolucin tcnica se aade un mayor inters, muestra de la habilidad del poeta
riojano. Pero en estos dos casos, como en los relatos tradicionales, la ruptura de la linealidad se ha
producido a travs del dilogo.
El procedimiento supone una mayor consciencia y versatilidad en la utilizacin del narrador y en la
aparicin de unos testigos presenciales. De esta manera, se puede explicar la ruptura cronolgica del
milagro II. Berceo deja intrigados a los compaeros del fraile ahogado, que no saben su paradero, para
despus pasar a contar lo sucedido con el alma del pecador. Se dramatiza el relato al presentarnos dos
centros de inters: lo sucedido con el alma y el descubrimiento del cadver. El milagro latino, al contarlo
de acuerdo con los rdenes cronolgicos lineales, pierde la posibilidad aprovechada en el texto romance.
La ruptura es excepcional, como se advierte en la utilizacin de la digressi. Berceo es mucho
menos prdigo en glosas morales o explicativas que el autor latino; a su vez, en las esiones narrativas
procura no interrumpir las secuencias del relato. Por ejemplo, en el de La abadesa encinta al tener que
hablar de la abadesa y del obispo, lo soluciona con fina habilidad: Dessemos al obispo folgar en su
posada, / finqe en paz e duerma elli con su mesnada; (513ab). En el XXIII, despus de narrar cmo ha
llegado el escrio al judo con el dinero del mercader, termina con una original copla de transicin:

Dessemos al judo goloso e logrero,


no lo saqe Dios ende, aguarde so cellero;
fablemos su vegada del pleit del mercadero,
levmosli las nuevas do rib el tablero.

(681)

Como en el caso anterior, la transicin no ha podido ser ms hbil, puesto que ha utilizado un nexo
de unin entre los dos personajes, el tablero, a la vez que deja inmovilizado al judo para hablar del
mercader. Frente a la complejidad de la tcnica en las prosificaciones artricas europeas37, Berceo se
intenta acomodar a los rdenes lineales. Si en algn caso se produce una ruptura, refleja una gran
perspicacia narrativa.

Cuadros escnicos
Los momentos climticos de los milagros se solucionan mediante la utilizacin de lo que podemos
calificar como la tcnica de los cuadros escnicos. La Virgen no slo se aparece como signo milagroso,
sino que dirige unas palabras, expresadas en estilo directo de manera sistemtica. Solamente en los
milagros VI y XIV hay una total ausencia de dilogos tanto en la fuente como en la recreacin. Se ha
sealado la tendencia de Berceo a amplificar y aumentar los dilogos, y posiblemente uno de los rasgos
ms originales del poeta radique en su empleo. Cumplen diversas funciones, desde autnticos debates en
los que contienden las fuerzas diablicas y las celestiales para arrebatar o decidir la suerte de alguno de
los devotos fallecidos38, hasta las sistemticas apariciones de Mara, o las zozobras de personajes
conflictivos que vuelcan sus preocupaciones en monlogos solitarios. Puede ser que en vez de dilogo
nos encontremos ante la utilizacin del estilo directo sin ninguna respuesta, pero en todos los casos los
momentos centrales del milagro aparecen dramatizados. No parece casual que recientemente algunos
hayan sido escenificados, desarrollando con ello una tendencia inherente a su resolucin tcnica. Pero
estos cuadros, que se han entroncado con la pica, desbordan esta conexin, puesto que son
consustanciales con lo que A. Olrik denomin Saga39 y hemos llamado arte tradicional. Con la economa
de medios utilizada, el empleo del estilo directo corresponde a una marca lingstica significativa de la
resolucin de un momento climtico. La mayor o menor complejidad narrativa de las situaciones viene
resuelta por la proliferacin o escasez del dilogo o del discurso directo, que tiene unos desarrollos ms
abundantes en los relatos de mayor alcance literario, como el de La abadesa encinta (XXI) o el de
Tefilo (XXV)40. Como en los relatos folclricos tambin se cumple la ley de dos en escena, que
indica el nmero mximo de personas con entidad propia que intervienen en el desarrollo de estos
cuadros escnicos. Si hubiera ms participantes, los restantes quedaran al margen del proceso en un
transfondo complementario, sin que su presencia fuera decisiva para la resolucin del problema.
Mediante estos procedimientos se dramatiza el relato, pero los recursos utilizados no dejan de ser
escasos, aunque gilmente manejados.
De esta manera, se compensa la ausencia de descripciones extensas que podran resaltar algunos
acontecimientos. Este mismo objetivo lo consigue la repeticin de alguna escena, la ley del modelo,
como sucede en el ejemplo de El clrigo borracho (XX). El personaje es atacado por el diablo en
forma de animal, toro, perro y len, y las tres veces contar con la curiosa intervencin de Mara. La
recreacin del ambiente y la intensificacin dramatizadora de algunos detalles hbilmente manejados
convierten al relato en uno de los mejores de la coleccin.

Mas abondenos esto que dicho vos avemos


Algunas de las caractersticas analizadas como la lgica, la tendencia a la linealidad de la trama, los
cuadros escnicos, la ley de dos en escena, los finales y comienzos anticlimticos, la polarizacin del
relato con premios y castigos y debates entre las fuerzas del bien y del mal, etc., y algunos datos ms
particulares como la expresin del embarazo de la abadesa41, el tiempo mtico de Jauja sobre el que se
proyecta su relato, la ley del modelo con tres42 escenas sucesivas en El clrigo borracho, etc.,
resultan similares a las de los relatos folclricos. Pero no se trata de comparar algunas peculiaridades
previamente seleccionadas, porque los resultados seran errneos. Los milagros latinos y la recreacin de
Berceo utilizan una trama narrativa y unas tcnicas coincidentes con estos esquemas porque tienen unos
transfondos comunes. A. Mussafia seal la procedencia oral de algunos relatos43. Sin embargo, esto no
implica, a mi juicio, la equiparacin de ambas tradiciones. Los desvos son tambin acusados: las
tcnicas retricas, la utilizacin del narrador, las glosas morales, pero especialmente las conclusiones
didcticas sobre las que se proyecta el relato impiden cualquier equiparacin.
Por el contrario, sus caractersticas ms singulares, brevedad, didactismo, posibilidad de
interpretacin alegrica, autenticidad, insercin en un conjunto ms amplio, enseanza placentera, los
sitan en el panorama del exemplum44. La necesidad de la aparicin de lo maravilloso cristiano,
elemento esencial, no corresponde a un rasgo necesario de este gnero, que posee unos mrgenes
narrativos ms amplios entre los que se incluye, a veces, lo milagroso. El Libro de los enxemplos por
a.b.c. recoge en el epgrafe de Mara versiones ms abreviadas, algunas con ligeras variantes, de los
milagros de Tefilo (XXV), El sacristn impdico (II), El nio judo (XVI), El ladrn devoto
(VI) y La boda y la Virgen (XV), correspondientes a los nmeros 261 (192), 267 (198), 269 (200),
270 (201) y 271 (202) respectivamente45. La intriga es idntica, y las variantes implican una diferente
tradicin textual en algunos casos, pero en todos se remontan a un mismo arquetipo. El autor no ha
debido modificar ningn elemento para incluirlos entre una serie de ejemplos de diversas caractersticas.
El milagro de El clrigo ignorante (IX) podra plantear algn problema. Segn B. Dutton46 est
reflejado en el n. 264 (195) del Libro de los enxemplos, aunque a mi juicio son dos relatos diferentes.
Contienen el mismo motivo, sealado por J. E. Keller como V 261.1 : Virgin Mary restores office to
ignorant man because of his faith47, sin que ello implique ninguna relacin directa. El relato del Libro
de los enxemplos se proyecta sobre el cilicio cosido por Santo Toms del que el clrigo puede darle
noticias por la aparicin de la Virgen, estructura superficial diferente a la de nuestro texto48.
Desde el horizonte de expectativas de un recolector de exempla49, los milagros pueden incorporarse
sin ninguna variacin que los diferencie. No obstante, no todos los ejemplos se podran insertar en una
coleccin de milagros como la de Berceo. Su intercambiabilidad tiene una nica direccin, puesto que el
universo narrativo del exemplum es mucho ms amplio. Como hemos ido analizando, el milagro tiene
unos rasgos idnticos a los de los exempla y algunas caractersticas que nos permiten distinguirlos como
subgrupo dentro de esta gran corriente. La propia terminologa de Berceo podra servir para corroborar
nuestras conclusiones, si bien las denominaciones medievales suelen ser imprecisas:

Por provar esta cosa qe dicha vos avemos,


digamos un exiemplo fermoso qe leemos;

(377ab)

Tantos son los exiemplos qe non serien contados,


caecen cada da, dzenlo los dictados,
stos con ciento tantos diezmos serin echados.
Ella ruegue a Christo por los pueblos errados.

(412)

Autor: Cacho Blecua, Juan Manuel


Ttulo: Gnero y composicin de los "Milagros de Nuestra Seora" de Gonzalo de Berceo
Publicacin: Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008

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