Judo Con Palabras - Barbara Berckhan PDF

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Te

quedas sin habla cuando se meten contigo?Te exasperan los


comentarios subjetivos y las observaciones pedantes? Aqu encontrars la
solucin: una autodefensa verbal con la que podrs noquear a cualquier
contrincante. Con las ocurrentes estrategias de este libro te entrenars en el
arte de la superacin y podrs frenar tranquilamente cualquier ataque:
Responde a las impertinencias sin ofender;
Nada de broncas: replica con inteligencia y humor;
Despista a tu contrincante con respuestas extravagantes;
Disfruta pensando en el siguiente reto.

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Barbara Berckhan

Judo con palabras


Defindete cuando te falten al respeto

ePub r1.0
Titivillus 27.11.15

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Ttulo original: Judo mit Worten: Wie Sie gelassen Kontra geben
Barbara Berckhan, 2008
Traduccin: Lidia lvarez Grifoll
Retoque de cubierta: Titivillus

Editor digital: Titivillus


ePub base r1.2

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Lo blando y dbil vence a lo duro y fuerte.
Lao Tse: Tao Te Ching.

Introduccin

No se puede hacer una tortilla sin romper el huevo antes. Y, cuando las personas
charlan, a veces dicen cosas fuera de tono. Ocurre deprisa y a menudo sin previo
aviso: nuestro interlocutor suelta una impertinencia, un comentario corrosivo o unas
palabras duras. Y ya estamos. Cmo debemos actuar? Devolvemos el golpe
siguiendo el refrn de donde las dan las toman? O nos quedamos paralizados y no
decimos nada, pero luego pasamos horas pensando cmo podamos haberle devuelto
la pelota?
Hace mucho que trabajo impartiendo cursos y talleres sobre comunicacin. Los
que participan en ellos pueden comentar sus problemas. En el puesto nmero uno de
la lista de xitos siempre aparece la misma cuestin: Cmo puedo actuar frente a un
comentario impertinente y subjetivo? A menudo, con un aadido: sin alterarme ni
provocar una ria. Buena pregunta.
Durante diez aos he estado recopilando respuestas a esa cuestin. Las respuestas
no tenan que ser buenas slo en la teora. Tambin tenan que funcionar en la vida
diaria de mis alumnos. Por lo tanto, busqu mtodos prcticos para poder encarar un
ataque verbal de la manera ms elegante y con el mnimo estrs posible.
En la bsqueda me he inspirado sobre todo en las artes marciales asiticas. Una
experiencia importante al respecto fue presenciar un entreno de aikido, una tcnica
japonesa de autodefensa. Sentada en un rincn, vi cmo una mujer menuda y entrada
en aos derribaba a un atacante mucho ms fuerte que ella. Lo hizo con unos
movimientos circulares que parecan ms propios de una danza que de un combate.
Despus inmoviliz al atacante, que qued debajo y no pudo continuar luchando.
Nunca he olvidado esa escena, que me inspir una idea: Es posible trasladar a la
conversacin lo que sucede en la autodefensa fsica? Podemos defendernos de los
ataques verbales con la misma destreza?
El principio bsico del judo y del aikido reza: Lo suave puede vencer a lo duro.
Quienes aprenden esos deportes de combate tambin ejercitan una actitud mental que
proviene de la filosofa del taosmo, del budismo y del zen.
En el judo y en el aikido se aplican sofisticadas llaves para detener, derribar e
inmovilizar, con las que se puede vencer al atacante ms fuerte. Y por eso he buscado
estrategias orales con las que los ataques verbales resulten inofensivos. Y las he
encontrado.
En este libro encontrars las mejores estrategias para defenderte.
Todas esas estrategias defensivas se basan en estrictos criterios de calidad:

Las estrategias sirven nicamente para tu autodefensa. Con ellas no podrs

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realizar ataques.
Son sencillas, fciles de recordar y funcionan sin formulaciones complicadas.
Todas las estrategias se pueden aplicar en general y son una respuesta universal
a casi todos los ataques verbales.
Ninguna de las estrategias de autodefensa contiene palabras despectivas,
ofensivas o hirientes.
Las relaciones no se envenenan. Con estas estrategias podrs seguir
manteniendo una conversacin normal con tu interlocutor si quieres.

La mxima utilidad de estas estrategias defensivas se centra probablemente en


otro terreno. Todas tienen la fuerza de cambiar sentimientos, tus sentimientos. Con
las rplicas de autodefensa evitars el sentimiento de ofensa y agravio. Y te
ejercitars en el arte de estar por encima de las cosas.
Con esta autodefensa verbal no te rebajars al nivel de quienes hacen comentarios
impertinentes. Con ello te ahorrars peleas sucias y estriles con quienes te ataquen.
Si quieres replicar siempre con majestuosidad y sonriendo, tienes en tus manos el
libro adecuado. Divirtete con la lectura!

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Obtener cien victorias en cien batallas no es el colmo de la habilidad.
Someter al enemigo sin combatir es el colmo de la habilidad.
Sun Tzu.

Ms all de golpear y de marcharse: el arte de


no luchar

Pelear o discutir no es lo ms sensato que puedes hacer. Porque cualquier ria en la


que te metas tendr efectos secundarios, sobre todo para ti. Por ejemplo, el estrs que
se crea en tu cuerpo cuando te peleas. Ese estrs va acompaado de una secrecin
reiterada de cortisol.
El cortisol, la hormona del estrs, hace que tu cuerpo enferme por todos lados.
Ataca el corazn y la circulacin de la sangre, daa la digestin y la libido, debilita,
acelera el envejecimiento y causa infelicidad. Segn la OMS (Organizacin Mundial
de la Salud), el estrs y el correspondiente cortisol son la principal causa de muerte
en los pases industrializados.
Luchar causa estrs. Y ese estrs te lastima. Por mucho xito que tengas en la
disputa, tu cuerpo y tu mente sufrirn en ella.

Cmo nos herimos en la lucha


Cuando empiezas a pelear con otra persona es como si metieras la mano en un
montn de cristales rotos. Podrs tirarle unos cuantos a tu contrincante y a lo mejor
incluso le provocas heridas. Pero t te lastimars todava ms. Imagnatelo. Te has
hecho cortes profundos en las manos. No ha sido tu adversario. Te los has hecho t.
De hecho, tu contrincante no necesita hacer nada para herirte.
Slo tiene que esperar tranquilamente cualquier accin que emprendas contra l.
Puede observarte mientras te obsesionas con l, te alteras y experimentas todas las
sensaciones de agobio posibles. Puede dar por hecho que te quejars de l ante otras
personas. Y qu pasa mientras te quejas? T explicas lo mal que se porta tu
adversario. Y, mientras hablas de ello, aumenta en ti el enfado y la tensin muscular y
la acidez de estmago. Dicho lisa y llanamente: te encuentras mal.
Tu adversario puede dar por hecho que le dars vueltas y ms vueltas al asunto y
acabars marendote. Mientras te dedicas a luchar mentalmente, tu cuerpo segrega
cortisol, la hormona del estrs. Una y otra vez. Y de ese modo te lastimas mucho ms
y durante mucho ms tiempo de lo que podra lograr tu oponente.

La vctima, el luchador y la sabidura

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No pretendo afirmar que luchar sea malo o contraproducente en general. Para alguien
que siempre ha sido vctima y nunca se ha defendido, combatir puede ser un avance.
La persona en cuestin siempre ha sido el tonto que nunca se defenda. Y luego
demuestra que tiene valor para replicar. Es un paso importante para alguien que
siempre ha estado en el bando perdedor. Se pone en pie, demuestra que tiene agallas y
no rehye el conflicto. Hasta aqu, todo bien.
Desgraciadamente, algunas personas se quedan en ese paso. Creen que siempre
tendrn que combatir para que las respeten. Sus gritos de batalla son: Eso no lo
tolero! y Por ah no paso!. A quienes piensan as, les parecer que slo hay dos
posibilidades: o luchan, y quizs ganan, o no luchan, pero entonces seguro que
pierden.
Por suerte, existen ms posibilidades.
Combatir no es la solucin ideal. No es el grado mximo de la evolucin ni
tampoco lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos. No luchar y, aun as,
ganar es otra posibilidad que debemos tener en cuenta.
La accin de no luchar se sita en una esfera ms elevada, ms all de golpear y
de marcharse. En los siguientes captulos te recomendar vivamente esta posibilidad.
Lo bueno es que no te obliga a abandonar ni a descartar ningn aspecto de tu
conducta habitual. Puedes seguir discutiendo con los dems, enfadarte y sentir el
desagradable estrs que todo eso comporta. Pero considera tambin la posibilidad de
no pelear. En esa estrategia encontrars un alivio enorme. Y eso es muy importante
para todos los que ya van sobrados de estrs.

El arte de no luchar en su mxima perfeccin


En su libro sobre el aikido, Terry Dobson narra situaciones delicadas que vivi en un
tren de cercanas de Tokio. La historia que resumo a continuacin ilustra muy bien
cmo se puede ganar un combate sin luchar.
Terry Dobson se subi en Tokio a un tren abarrotado de gente. Se fij en un
trabajador japons que iba bastante borracho y se meta con la gente. El hombre,
lleno de rabia y odio, increp a una mujer que llevaba un beb en brazos. Luego
insult a una mujer mayor. Terry Dobson, un hombre de ms de 1,80 m de altura,
haba practicado aikido durante aos. Vio que el borracho atosigaba a aquella pobre
gente y aquello le pareci un buen motivo para intervenir. Quera pararle los pies a
aquel borracho agresivo. Adems, por fin tena la oportunidad de usar el aikido con
fines ticos.
Se levant de su asiento. El borracho lo mir y empez a insultarlo. Terry
Dobson, el luchador de aikido, hizo con la boca el gesto de mandarle un beso. El
borracho se enfureci. Y se abalanz hacia l.
Entonces alguien exclam con voz clara y alta: Eh!. El borracho se detuvo y

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avanz tambalendose en la direccin de donde haba venido el grito. Terry Dobson,
que ya se haba preparado para responder al ataque, tambin mir en aquella
direccin.
Un viejo con una complexin menuda le dijo en tono jovial al borracho:
Ven aqu.
El borracho se plant delante del viejecito y, con ganas de pelea, le pregunt
agresivo:
Qu quieres, viejo de mierda?
Qu has bebido? le pregunt el anciano afablemente.
El borracho, todava muy agresivo, contest que haba bebido sake.
El anciano empez a explicar contento que a l tambin le gustaba beber sake con
su mujer, sentados en el banco del jardn. Y mir con los ojos radiantes al borracho,
que se tranquiliz un poco. El viejo le pregunt por su mujer.
Entonces el borracho se puso triste. No tena mujer, ni dinero, ni sitio para dormir.
Y se avergonzaba de ello.
El viejo sigui hablando afablemente:
Por qu no te sientas aqu conmigo y me lo explicas todo?
El borracho se sent y los dos se pusieron a hablar.
Terry Dobson se dio cuenta de que acababa de ver una demostracin de aikido en
su mxima perfeccin.
l, un experto en aikido, iba a combatir al borracho con la fuerza de sus
msculos. Al anciano, en cambio, slo le haban hecho falta unas palabras amables
para vencer.
sa es la actitud mental necesaria para no luchar.

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El objetivo no es vencer al atacante oponiendo resistencia y contraatacando, lo
cual significara entrar en su juego, sino desviar sus acciones a nuestro favor
mediante una serie de movimientos circulares, de manera que no consiga nada
con el ataque y no pueda repetirlo.
Andr Protin.

Comunicacin en vez de confrontacin

Cmo podemos afrontar las infamias sin pelear? Observemos ms de cerca y


examinemos la infamia que con ms frecuencia encontramos en la vida cotidiana: los
ataques verbales, las agresiones con palabras. Se trata de comentarios insolentes
tpicos, de observaciones estpidas, de burlas maliciosas. Por qu se producen?
Siempre hay mala intencin detrs?
Veamos el ejemplo de una pareja completamente normal.

Una pifia sin importancia o mala intencin con


alevosa?
Haca una hora que Peter se haba vestido para salir. Estaba sentado en la sala de
estar, jugueteando con las llaves del coche. Marita, su esposa, segua en el cuarto de
bao arreglndose. Tenan pensado ir al teatro. Peter iba perdiendo la paciencia poco
a poco.
Date prisa! Tenemos que irnos grit por cuarta vez.
Marita sali por fin del cuarto de bao. Se puso delante de Peter y le pregunt
insegura:
Dime, an me queda bien el vestido azul? No me va un poco estrecho?
Peter estaba nervioso. Tema que Marita volviera a cambiarse de ropa otra vez. Y,
sin pensrselo mucho, contest:
El vestido te queda muy bien. Se te ve prieta y morcillona. Marita se lo qued
mirando con los ojos muy abiertos y respirando entrecortadamente.
Peter reconoci en aquella reaccin que la noche se ira al traste. Pero l no lo
haba dicho con mala intencin. A l le encantaban las cosas prietas. Y la morcilla. Lo
nico que quera era que ella estuviera lista para irse de una vez. Por eso sus palabras
haban sonado un poco tendenciosas.
Para Marita, aquella respuesta haba sido una verdadera infamia. Cmo se le
haba ocurrido decirle aquella burrada? Prieta y morcillona? Y tena que dejarlo
correr sin ms? No, aquello haba sido una ofensa.
Marita volvi al cuarto de bao y cerr la puerta de un portazo. Al poco volvi y
empez a pegarle la bronca:
Estoy gorda? No hay derecho! Sabes que me duele que me digas esas cosas.

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Pero, por lo que parece, t slo quieres hacerme dao. Me humillas a propsito!
Yo no he dicho que ests gorda. A m me parece que el vestido te queda bien.
Realmente t
Peter se interrumpi, pero la situacin ya era insalvable. Marita se encerr en el
dormitorio. La velada haba acabado.
Observemos esa discusin y preguntmonos:
Tenan que ir as las cosas? No se poda haber evitado la discusin?
Respuesta: s, se poda.

En la rbita del sentimiento de ofensa


Examinemos el mecanismo de la discusin.
Alguien dice algo que, en primera instancia, suena despectivo. Algo que huele a
comentario desagradable o a piropo impertinente.
Y al instante, sin que tengamos que pensarlo: un cohete despegando en nuestra
cabeza.
Omos las palabras y zas!, nos sentimos ofendidos. Todo ocurre mucho ms
deprisa que en el lanzamiento de un cohete de verdad, puesto que, en nuestro caso, no
hay cuenta atrs. No contamos a partir de diez antes de salir disparados. No, los
motores arrancan de inmediato y al cabo de un instante entramos en la rbita del
sentimiento de ofensa y de indignacin.
Y ahora viene mi pregunta: la prxima vez que alguien te suelte una tontera, no
podras pararte un momento en vez de estallar enseguida? Es decir, en vez de ponerte
a gritar o de sentirte ofendido o de marcharte airado.
La prxima vez que te enfrentes a un ataque verbal, no podras contenerte un
momento para comprender qu ha ocurrido?
S, ha sonado a ataque. Pero lo era realmente? Qu le ha impulsado a decir
precisamente esas palabras? Por qu ha hecho esa observacin?
Hay una estrategia que te ayudar. Proviene directamente del da a da. La he
encontrado en circunstancias en que la gente cuida las buenas relaciones. Y la he
llamado la rplica desintoxicante.

Una segunda oportunidad para el impertinente


La rplica desintoxicante es una estrategia de autodefensa que te permite responder a
un comentario hiriente sin caer en una actitud combativa.
Funciona del modo siguiente: tomas las palabras que te resultan ofensivas del
comentario. Y luego preguntas qu significan esas palabras. O coges todo el
comentario y preguntas a tu interlocutor qu quera decir. Eso es todo, al principio.
Preguntar en vez de ponerse a gritar o marcharse.

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Cmo funcionara la rplica desintoxicante en el caso de Marita y Peter?
Marita se sinti ofendida por las palabras Se te ve prieta y morcillona.
Entonces preguntara exactamente por esa formulacin: Qu quieres decir con lo de
prieta y morcillona?. Eso habra dado a Peter la oportunidad de encontrar unas
cuantas palabras amables e inequvocas. Habra podido responder: El vestido te
queda perfecto. Ests imponente. Y la sospecha inicial de Marita seguramente se
habra disipado. El asunto no habra subido de tono. O podra haber contestado a la
pregunta desintoxicante del siguiente modo: Cario, ests buensima. Para
comerte. Esta respuesta tambin habra apaciguado la situacin.
Tambin podra ser que Peter contestara a la rplica desintoxicante diciendo que
estaba muy nervioso porque haca mucho rato que esperaba. Con ello habra
expresado su disgusto. Aun as, eso es ms constructivo que poner morros y
pronunciar comentarios tendenciosos.

Aclara el asunto preguntando


Al preguntar qu significa exactamente un comentario, ofrecemos a nuestro
interlocutor la oportunidad de precisar. A lo mejor entonces omos una crtica
razonable que puede sernos til. O descubrimos por qu nos han hecho precisamente
esa observacin. Con la rplica desintoxicante damos una segunda oportunidad a
nuestro interlocutor. Lo invitamos a aclarar las palabras ambiguas.
Por cierto, no ser una rplica desintoxicante si te plantas delante del interlocutor
con los brazos en jarras y le espetas: Dime, a qu viene ese comentario? Te falta
un tornillo o slo quieres hacerme enfadar?. Eso slo sera devolver el golpe con
malas pulgas.
Para hacer una rplica desintoxicante ser necesario que tengas un poco de
autodominio. Deja un momento de lado el sentimiento de ofensa.
En vez de defenderte o de poner morros enseguida, pregunta.
Aqu tienes un resumen de esta estrategia:
Estrategia de autodefensa: la rplica desintoxicante

Repite brevemente las palabras que te han resultado hirientes y pregunta a tu


interlocutor qu es lo que quera decir con ellas. Por ejemplo:
Comentario: El informe que ha escrito es un poco chapucero. Rplica
desintoxicante: Qu quiere decir con chapucero? Comentario: Pero eso es
una tontera!
Rplica desintoxicante: No comprendo, qu quiere decir con que es una
tontera?
Comentario: Me lo debes!
Rplica desintoxicante: Qu quieres decir con que te lo debo?

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Puedes cambiar un poco la formulacin de la rplica. Aqu tienes unas cuantas
propuestas:
Cmo definira usted? (Aade las palabras hirientes o poco claras.)
Qu entiendes por?
Qu significa exactamente para ti?
Escucha con atencin la respuesta de tu interlocutor.
Si el afectado contina usando palabras hirientes, puedes seguir reaccionando
con una rplica desintoxicante. O pedirle que se exprese de manera ms
objetiva.

El mejor mbito para aplicar la rplica desintoxicante es el de las buenas


relaciones laborales o personales que quieres que sigan funcionando. Con esta
estrategia puedes parar y aclarar las crticas desafortunadas y las formulaciones
tendenciosas.

Qu hacer si te siguen pinchando?


Cuando doy charlas y llego a este punto, casi siempre me interrumpen con una
pregunta importante. Alguien del pblico pide la palabra y pregunta lo que en aquel
momento quieren saber todos los oyentes. La pregunta es la siguiente:
Qu hago si la otra persona no quiere hablar conmigo y se limita a soltarme
otra impertinencia?
Me gusta esa pregunta porque gira en torno a cmo podra proseguir la
conversacin. Mis oyentes se portan muy bien y siempre parten del peor supuesto.
Cargando las tintas, la pregunta sera en realidad la siguiente:
Seora Berckhan, qu hago si planteo una rplica desintoxicante y el otro
sigue con sus comentarios maliciosos? Tengo que dejar que me ofenda
continuamente?
No, claro que no. Si tu interlocutor no se aviene inmediatamente a razones, pon
punto final a la conversacin. Punto final a la desintoxicacin. Punto final a la
comprensin y a la voluntad de hablar. Punto final a ser generoso con l.
Si tu interlocutor no entra en razn, contraataca. Hazle comentarios subidos de
tono. As se dar cuenta de lo que vale un peine. Mejor an: chalo de tu casa o
despdelo. Comienza una relacin de odio con l. No merece otra cosa. Al fin y al
cabo, t has adoptado una actitud pacfica y has planteado una rplica desintoxicante.
Si no la acepta, tendr que pagar por ello. Para siempre jams.
Imagino que habrs notado que lo digo en broma. Evidentemente, es posible que
tu interlocutor no reaccione con toda la correccin que t deseas. Con todo, s
indulgente y mantn tu postura. Di claramente qu quieres. Por ejemplo: Tu
comentario me ha afectado. Me gustara saber por qu me has dicho algo as. Es

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muy probable que tu interlocutor te diga entonces qu se esconde detrs de sus
indirectas. A lo mejor est enfadado por algo. Dale tiempo a decirte dnde le aprieta
el zapato.

No abandones sin ms: insiste en pedir una


aclaracin
Me gustara sealarte otra cosa: algunas personas no estn acostumbradas a hablar
abierta y neutralmente sobre lo que les molesta o les hace enfadar. En vez de una
crtica constructiva, de esas personas slo recibirs reproches o comentarios
sarcsticos. Aun as, t sigue en tus trece y pdele que te diga qu quiere y qu le
molesta. Es importante que te lo aclare, ya que as se destensar la situacin.
Y al contrario: las crticas no expresadas y el malestar acumulado son los motivos
ms frecuentes de los ataques verbales. Quienes lanzan indirectas estn diciendo:
Estoy enfadado contigo.
La rplica desintoxicante es una invitacin pacfica por tu parte para aclarar el
asunto. Es un ofrecimiento. Nada ms. Al fin y al cabo, no puedes obligar a nadie a
aceptar tus ofrecimientos.
Si tu interlocutor sigue sin moverse del terreno de las impertinencias, sabrs cmo
estn realmente las cosas. Por el momento no podrs tener una conversacin
razonable con l. Y luego, qu?
Bueno, si se da el caso, sera una buena ocasin para poner en prctica las dems
estrategias de este libro. Al fin y al cabo, dispones de mucho terreno para entrenarte.
La rplica desintoxicante apuesta por la comunicacin en vez de por la
confrontacin. Asimismo, es una declaracin de independencia. No reaccionas
maquinalmente como un autmata con su tpico programa de defensa o de ataque.
No, t demuestras que eres libre. Tan libre que ofreces a tu interlocutor la posibilidad
de hablar, aunque quizs tendras motivos ms que suficientes para estar subindote
por las paredes. Por tu parte, no hay pelea.
Eso es superioridad real.

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Todo lo que somos es resultado de nuestra mente, se fundamenta, en nuestra
mente y surge de nuestra mente. Con nuestra mente construimos el mundo.
Dhammapada.

Eres muy vulnerable?

Hay personas que se ofenden enseguida. Una palabra poco precisa o un pequeo
desliz verbal bastan para que se sientan molestas. Si de vez en cuando te ocurre, este
captulo es importante para ti. Te ensenar a ser ms resistente en el futuro. Porque un
comentario chocante no tiene por qu herirte obligatoriamente.
Permteme empezar con lo que me gusta comenzar: con ms consciencia.
Examinemos detalladamente el proceso que nos lleva a sentirnos heridos.
Qu es realmente un ataque verbal? En qu consiste una impertinencia o un
comentario tonto? En principio, slo son palabras. Palabras pronunciadas que, en el
fondo, no son ms que sonidos. Tonos. Apenas dichas, se desvanecen en el aire. Las
palabras son efmeras, muy efmeras. El viento se las lleva.

Lo que nuestra mente imagina


Nuestra mente convierte los sonidos que salen de la boca de otra persona en un
enunciado con sentido. Todas nuestras percepciones son interpretadas y juzgadas por
nuestro pensamiento. Omos, olemos, tocamos o vemos algo, pero es nuestra razn la
que nos explica qu significa ese algo para nosotros. Si es interesante, si es bueno o
malo, si es agradable o deprimente.
El mundo exterior es neutral. Nuestra mente es la que dice qu significa lo que
pertenece a ese mundo. Todo lo que percibimos, lo filtramos a travs de la razn. Y
sta juzga siempre remitindose a viejas experiencias.
Seguro que esto te suena: cuando te peleas con alguien, tiendes a juzgar
negativamente todo lo que dice tu interlocutor. Mides todas y cada una de sus
palabras. Aunque slo te diga Hola!, tu interpretacin puede ser negativa: Hola?
Es que no merezco que me d los buenos das?. Las experiencias anteriores, tanto
negativas como positivas, fluyen constantemente en nuestro pensamiento.
Omos un comentario y nuestra mente interpreta al instante cmo debemos
entenderlo. Ocurre tan deprisa que apenas nos damos cuenta. El verdadero problema
es nuestra conviccin. Creemos lo que nos dice nuestra mente. Actuamos como si
realmente lo que pensamos fuera un hecho. Si pensamos que ha sido una burla, para
nosotros ser una burla. Y punto. Precisamente esa fe ciega en nuestros pensamientos
nos acarrea complicaciones.

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Palabras inofensivas y una interpretacin nefasta
Tengo un compaero de trabajo, mayor que yo, que slo quiere humillarme me
coment un joven.
Cmo lo sabes? pregunt.
Dice que me falta experiencia y que an tengo mucho que aprender en el
trabajo. Y lo dice para humillarme.
Lo que ese joven tena en mente eran las palabras reales y la interpretacin de
esas palabras. En realidad, las palabras de su compaero eran inofensivas. Quizs
incluso acertadas. Desde su punto de vista de veterano, al joven seguramente le
faltaba experiencia y an poda aprender muchas cosas. En principio, no estaba claro
con qu intencin las haba pronunciado. Lo que haba molestado al joven era la
interpretacin de esas palabras. Las haba interpretado como una agresin. Su mente
le haba explicado que aquello era un intento de denigrarlo. Y l lo haba credo. Sus
sentimientos haban hecho que el asunto resultara an ms convincente. Estaba
clarsimo: l se senta ofendido, por lo tanto, lo que pensaba era cierto.
Desgraciadamente, a menudo usamos nuestros sentimientos como evidencia para
justificar lo que pensamos. La lgica sera ms o menos la siguiente: siento que me
han herido, por lo tanto, tiene que haber sido una ofensa o un insulto. Si no lo fuera,
no me sentira as.

Cmo se crea el sentimiento de ofensa


Nuestros sentimientos se crean muy a menudo en nuestra mente. Si pensamos Eso
era un insulto, nos sentiremos insultados. Si pensamos Slo ha sido un exceso
verbal, no nos sentiremos tan mal. Si pensamos, en cambio, Menudo comentario
genial! Lo aprovechar para mi nuevo libro, estaremos muy contentos. Puede que
incluso le pidamos ms comentarios a nuestro interlocutor para poder anotarlos.
La sensacin de que nos han herido no la crean las palabras de nuestro
interlocutor. La crea nuestra manera de interpretar sus palabras. Es nuestra propia
mente la que convierte un comentario en una ofensa.
Seamos prcticos. Supongamos que acudes a un congreso y te encuentras por
sorpresa a un antiguo compaero de trabajo. Ese compaero te reconoce y te saluda:
T otra vez! Se te ve en todas partes.
Rpidamente te pasan por la cabeza un par de ideas que te indican qu clase de
comentario era se.
Bueno, qu piensas? Qu clase de comentario era?
Lo que te venga ahora a la cabeza decidir cmo te sentirs y cmo reaccionars.
Expresado drsticamente, tu mente te catapulta hacia el cielo o hacia el infierno.
Supongamos que tu mente te cuenta que ha sido un comentario poco amable. Si lo
crees, te pondrs de mal humor. Y seguramente reaccionars un poco irritado:

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Bueno, tampoco es una gran alegra verte a ti.
Entonces, tu antiguo compaero tambin reaccionar hurao. Tambin
interpretar negativamente tu respuesta. Quizs menear la cabeza y exclamar con
sarcasmo:
Vaya suerte tengo hoy!
Y se ir. Tu siguiente pensamiento te dir que t tenas razn. Lo que tu
compaero coment era desagradable y ahora tienes la prueba de ello. Ese compaero
es un maleducado. As es como una simple idea se convierte en un hecho
aparentemente irrefutable.
S, nos encanta tener razn en nuestras interpretaciones, aunque nos acabemos
sintiendo fatal con ellas.
Es muy til ser consciente del proceso que sigue una ofensa. Todo ocurre muy
deprisa, pero siguiendo un orden que viene a ser el siguiente:

Oyes un comentario, por ejemplo: Vaya, se te ve en todas partes.


Por tu cabeza pasa enseguida la idea de que ese comentario no era amable, por
ejemplo: Qu maleducado es o No le caigo bien.
Te crees esa idea negativa.
A causa de esa idea sientes que te han ofendido o incluso despreciado.
Reaccionas con recelo o enfado.

se es el proceso de creacin de una ofensa. Por suerte, tienes la posibilidad de


cambiar ese proceso.

Puedes elegir cmo entender un comentario


Por s solo, un comentario no te afecta en nada. Es tu mente la que lo convierte en
una ofensa. Si eres consciente de ese proceso, podrs intervenir.
Para ello tienes que empezar a no creer en tus pensamientos a pies juntillas.
Porque son sobre todo tus interpretaciones negativas las que te ofenden. Pero no
tienes ninguna obligacin de aceptarlas.
Un buen ejercicio consiste en no hacer caso a tus pensamientos. S consciente de
lo que piensas sobre las palabras de los dems.
Si tu mente te enva a la rbita del sentimiento de ofensa e indignacin, contente.
Frena ese torrente de pensamientos y recuerda: IHiedes elegir cmo entender una
observacin. Tienes numerosas interpretaciones a tu disposicin.

Genera buen humor y rete un poco


Pasemos a la esfera de la prctica. Tu compaero te dice: Vaya, se te ve en todas

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partes. T has decidido que pasars un buen da y por eso no vas a permitir que ese
comentario te hunda. Te decides por una interpretacin inofensiva. El saludo de tu
compaero probablemente slo ha sido una toma de contacto torpe. Podras pensar:
Hay gente que no da con las palabras adecuadas cuando se encuentra con alguien
inesperadamente. No es cuestin de tomrselo a mal.
Si interpretas as las palabras de tu antiguo compaero, no te sentirs ofendido.
Podrs reaccionar tranquilamente, por ejemplo, contestando: Hola! Yo tambin me
alegro de verte.
Evidentemente, tambin tienes otra posibilidad. Te tomas al pie de la letra lo que
te ha dicho (sta es una de mis interpretaciones favoritas). Te ha dicho que se te ve en
todas partes. Si te lo tomas al pie de la letra, no saldrs de tu asombro. Se te ve en
todas partes? Eso sera un milagro, porque no puedes estar en todas parles. O s
puedes? Hay carteles con tu imagen colgados en las paredes de las casas de todo el
mundo? Tienes clnicos rondando por todos lados?
Con esta interpretacin se pueden hilvanar algunas respuestas divertidas. Y
tendras motivos para sonrer. Interpretando humorsticamente un comentario
chocante, generars buen humor.

Cmo sacar el mejor partido de un comentario


tendencioso
Por desgracia, t no puedes decidir qu te dicen los dems. Pero s puedes decidir
cmo interpretar las palabras de los dems. Nadie puede obligarte a comprender que
un comentario chocante es una ofensa. Tambin puedes interpretarlo como un chiste
o como un patinazo verbal.
Eres libre de sacar el mejor partido de un comentario tendencioso. Empieza no
creyendo automticamente lo que te cuentan tus pensamientos negativos.
S un poco ms tenaz. Elige conscientemente el modo de ver las cosas que te
brinde ms alegra o, al menos, ms tranquilidad. Y convirtelo en costumbre. Este
libro te ayudar. Te llevar a pensar de manera diferente. Porque se trata de que atajes
los ataques verbales con serenidad y buen humor. En las pginas siguientes te ofrezco
algunas interpretaciones divertidas para quitarle hierro al asunto. salas.
Una ltima pregunta: Qu quera decir realmente con su comentario el antiguo
compaero? Qu insinuaba?
No lo sabemos. No podemos entrar en su mente para averiguar qu intenciones y
deseos lo movan. Si quieres saber qu insinuaba con su comentario, pregntaselo.
Plantale una rplica desintoxicante: Qu quieres decir con eso de que se me ve en
todas partes?.
Pero, con el corazn en la mano, realmente quieres saberlo?
Que quede entre nosotros: es ms divertido imaginar una interpretacin y luego

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contestar con humor. Si te divierte, la interpretacin es adecuada. Y lo es para ti.

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Es sabio aquel que ve el silencio.
Es Buda aquel que se convierte en el silencio.
Chao-Hsiu Chen.

Elogio del silencio

Es obligatorio decir algo cuando alguien te espeta una impertinencia? Es realmente


necesario entrar al trapo?
No. Eres libre de no responder. No tienes por qu decir nada. Ninguna ley te
obliga a involucrarte en la chchara de nadie. La comunicacin siempre es voluntaria.
Y no contestar puede ser la mejor reaccin a un comentario chocante.

La agresin al pasar
Piensa en situaciones en las que te han atacado al pasar por tu lado. Alguien en la
calle, en una tienda o en el tren se muestra de repente desagradable contigo. Con esa
persona no compartes mesa ni cama, ni tampoco oficina. No tenis ninguna relacin
que desees mejorar o salvar. Por qu vas a enfrentarte a su salida de tono? No sera
una manera de malgastar tu tiempo y tu inteligencia?
Un ejemplo que observ no hace mucho, un da que llegu demasiado pronto a la
estacin. Mi tren no sala hasta al cabo de veinte minutos. Aprovech el tiempo para
pasear por el vestbulo, donde me llam la atencin un gran charco blanco que se
haba formado en el centro. Al lado del charco haba un encargado de la limpieza,
vestido con el mono de trabajo y rascndose la cabeza. Seguramente estaba pensando
cmo poda limpiarlo.
Entonces ocurri. Un pasajero despistado pas mirando el panel de los horarios y
pis la sustancia blanca y viscosa. El pasajero se dio cuenta enseguida. Solt un
Puaj! y retrocedi unos pasos. Con ello esparci la sustancia blanca por el
vestbulo. La mancha acababa de esparcirse.
El encargado de la limpieza grit enfadado:
Es que no tiene ojos en la cara? Y encima lo va esparciendo por ah.
El pasajero tambin levant la voz.
Pero qu dice? Qu culpa tengo yo de que ah haya un charco? Deje de gritar
a la gente y lmpielo.
El encargado de la limpieza solt toda una retahla de frases airadas. Y el pasajero
replic en el mismo estilo.
El intercambio de palabras fue de esta categora:
Y encima se mosquea! Usted no es quin para decirme nada! Lrguese ya,
payaso!
Imbcil! Cierra el pico!

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Que cierre el pico? Cierra t la boca, idiota!
Fue un concierto de bramidos que no quiero reproducir. Supongo que ya te lo
imaginas. Dos personas machacndose y, realmente, por qu?

En el silencio no hay drama


Todo empez porque uno de los dos solt un comentario agresivo y el otro contest.
As empieza siempre. Y acaba en una rabiosa batalla de ofensas. Tena que ser as?
No haba otra posibilidad?
Qu hubiera ocurrido si el primer comentario desagradable hubiera quedado sin
respuesta? Si el pasajero se hubiera callado?
No habra pasado nada. Ni concierto de bramidos ni batalla de ofensas. Slo unos
breves sonidos un poco furiosos y, luego, silencio. Quizs el eco de un gruido. El
pasajero habra seguido su camino. Quizs hacia algn sitio donde pudiera limpiarse
los zapatos. El encargado de la limpieza probablemente habra soltado un par de
maldiciones y luego habra limpiado la mancha y los puntos por donde se haba
esparcido. Nada de dramas.
El silencio: una estrategia defensiva totalmente infravalorada. Y, .sin embargo, es
increblemente sencilla. Para callar eficazmente no tienes que saberte de memoria un
texto. No hace falta emitir sonidos ni hablar fuerte. No importa cmo suene tu voz. Y
el tiempo de reaccin tampoco desempea ningn papel. No puedes callar ms
deprisa o ms despacio. No tienes que pensar en cmo hacerlo. Es automtico. Slo
hay que mantener la boca cerrada. No decir nada.

El silencio intencionado produce un enorme


alivio
No obstante, no resulta fcil callarse. A muchas personas no les Hiista. Les parece
poco. Lo digo pensando en los que participan en mis cursos. A la mayora, esta
estrategia no les impresiona demasiado al principio. Al fin y al cabo, se han apuntado
al curso para salir de una vez de su silencio. A menudo han pasado reiteradamente
por la experiencia de que alguien les haya hecho un comentario estpido y no se les
haya ocurrido ninguna respuesta. No dijeron nada, pero les habra gustado responder.
Y quieren aprender a replicar. Quieren replicar y acabar con sus silencios. Y yo les
salgo con esta absurda estrategia que, a simple vista, no parece muy imponente.
Entonces les explico que se trata de un silencio contundente. De no decir nada a
propsito y con majestuosidad. Y que provoca una sensacin muy distinta de la que
sienten cuando se quedan mudos, .in saber qu decir. La falta de palabras que
conocen tan bien no era una eleccin consciente. Simplemente les ocurra.
Callar intencionada y conscientemente puede producir un enorme alivio. No es

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obligatorio decir algo cuando alguien nos hace un comentario chocante. Podemos
elegir. Podemos decidir dejar planudo a nuestro interlocutor con su comentario. El
silencio intencionado y contundente encierra una decisin importante. La decisin de
no prestar la ms mnima atencin a las observaciones hirientes que nos hacen los
dems.

La chchara de los dems no tiene por qu


interesarte
Lo que los dems te dicen es simple chchara. Slo son palabras. Algunas de esas
palabras son tiles, constructivas y tambin provechosas. Otras son ofensivas, incluso
humillantes. Ciertos comentarios parecen una invitacin a discutir. Te ofrecen
turbulencias. T no ests obligado a ocuparte de ellas. Puedes limitarte a dejar pasar
las turbulencias que los dems te ofrecen.
Imagnate qu ocurrira si replicaras con tu silencio:

Tu suegra cree que las cortinas nuevas son fesimas. Qu respondes? Nada. Ella
tiene una opinin. T tienes otra. No pierdas una palabra hablando de ello.
Tu hijo de trece aos se queja a voces de que se ha acabado la crema de cacao y
avellanas y, al parecer, no puede vivir sin ella. Levanta el tarro vaco y se pasea
por la cocina gritando su disgusto. Cmo reaccionas? De ninguna manera.
Te decides por el hotel ms barato y la mujer de la agencia de viajes te dice:
Vaya, qu tacao es usted!. Y t? Permaneces en silencio.
Tu vecino se refiere a tu coche como esa vieja carraca. Y t? T callas.

Si insistes y eres consecuente en no decir nada, apreciars uno de los efectos ms


positivos del silencio: la gente se da cuenta de lo tontos y absurdos que son algunos
de sus comentarios cuando los ve al natural. Cuando la frase no tiene eco.
Alguien te ataca verbalmente y t no dices nada? Exacto, no slo no dices nada,
sino que y ahora viene lo decisivo tampoco te enfadas por no decir nada. Te
alegras de no haber dicho nada. Te das unos golpecitos en la espalda y te felicitas
porque has conseguido mantener la boca cerrada. No te has enzarzado en la disputa
que te brindaba tu interlocutor. Sus esfuerzos por ofenderte fracasan ante la quietud
de tu silencio. Bravo! Eso es independencia de verdad y carcter pacfico. Ya puedes
estrecharle la mano a Gandhi.

La manera perfecta de no decir nada


En realidad, no decir nada es muy sencillo. Lo importante es no parecer indefenso.
Por lo tanto, evita morderte las uas con nerviosismo mientras permaneces en

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silencio. Y tampoco te muerdas el labio inferior. Mantn una postura corporal recta.
As demostrars que no ests cohibido.
En el cuadro siguiente te indico cmo callar de manera perfecta.

Callar majestuosamente, pero cmo?


As no Mejor as
Te quedas en silencio, extendiendo el dedo Te contienes y te limitas a
corazn haca tu interlocutor. (O le haces algn sentir tu impulso a reaccionar.
otro gesto obsceno que nadie debera hacer.)
Te tapas la boca con la mano y murmuras Callas.
entrecortadamente: Hummm mmmm
aaaaaah!.
Comentas en tono obstinado: No pienso decir Dejas de prestar atencin a tu
nada. No puedes obligarme a decir nada. No! interlocutor y te centras en
No dir nada. No me hace ninguna falta!. otras cosas. O sigues tu
camino.
Refunfuas en voz baja mientras miras al suelo. Te limitas a percibir tus
pensamientos y tus
sentimientos, sin enredarte en
ellos.
Te compras un mueco de vud y pasas horas Reconoces que no ha pasado
clavndole agujas largas. nada grave y piensas en otra
cosa.

Dale un toque de gracia a tu silencio

El silencio tiene una nica pega que tengo en consideracin. Hay quien cree que
el silencio es aburrido.
Afirman que no decir nada es un muermo. Que ese silencio no tiene color ni
sabor. De hecho, eso es exactamente lo que me gusta del silencio: molestamos a
nuestro antagonista con una nada aburrida. A la que no puede agarrarse. Que no lo
lleva a ninguna parte.
Pero tambin es cierto que en el silencio no hay nada interesante que or, puesto
que no se dice nada. Con todo, no tiene por qu ser aburrido. No dices nada, pero
gesticulas. Eso sera, por as decirlo, darle un toque de gracia al silencio. Sera un
silencio con un poco de salsa. No obstante, tu postura corporal no tiene que
impresionar a tu interlocutor. Usas la mmica para pasrtelo bien.
Si alguna vez has querido probar una expresin facial inslita, en el silencio
tienes la oportunidad de hacerlo.

Estrategia de autodefensa: el silencio animado

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Alguien te hace uno de esos comentarios chocantes, como por ejemplo: Eres un
mal ejemplo, y no slo para los nios. Y t decides no decir nada.

Dale una nota de inters a tu silencio con la ayuda de la mmica y la


gesticulacin. Decdete por una expresin que acompae a tu silencio.
Mi consejo: practica las propuestas siguientes a medida que las leas. Siempre
que esboces una sonrisa de satisfaccin, habrs logrado tu objetivo. Los gestos o
la mmica correspondientes te sern muy tiles porque te divertirs con ellos.
(Aunque resulte difcil, escoge una sola expresin.)
Pon cara de asombro.
Asiente con la cabeza como si saludaras sin palabras.
Pon cara triste y menea la cabeza.
Dedica una mirada neutral a tu interlocutor, sin mover un msculo.
Coge un bolgrafo y anota en silencio el comentario del otro.

Aqu tienes otras propuestas procedentes de alumnos de mis seminarios:

Seala con el dedo hacia la ventana o el cielo sin comentar nada, como si
dijeras: Ah!.
Asiente radiante de alegra, como si estuvieras completamente de acuerdo.
Respira hondo una o dos veces y date unos golpecitos en el esternn.
Relaja el semblante. Abre ligeramente la boca y sonre con un poco de irona.
Mira hacia arriba con las palmas de las manos juntas, como si rezaras o
meditaras.

Sin comentarios cuando una observacin no


viene a cuento
Ignorar una observacin chocante es a menudo lo mejor que puedes hacer para que te
respeten. Por ejemplo, cuando quieres solucionar un problema o avanzar en un
asunto. Y no sacars nada de las burlas, las crticas subjetivas o cualquier otro ataque
verbal por parte de tu interlocutor. Es mejor que te concentres en lo que quieres y
calles respecto a lo que no te gusta. El silencio es un quitamanchas muy eficaz.

Cmo tranquilizar con el silencio calculado a un


grupo de personas airadas
En una ocasin, estando en un aeropuerto, observ ese silencio tan til. Un grupo de
turistas airados se encontraba en la salida de equipajes. Sus maletas no haban

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llegado. Una mujer del personal de tierra tomaba nota y se ocupaba del grupo.
Hablaba con cada uno de los pasajeros y les haca preguntas. Sin embargo, no era
nada fcil, puesto que todo el grupo estaba bastante enfadado. La mayora de los
pasajeros renegaba en voz alta. Soltaban frases como Esto es un recochineo, Este
aeropuerto es una porquera o Esto est lleno de vagos incompetentes. La mujer
del personal de tierra no contestaba a esos insultos. Se limitaba a hacer sus preguntas
y slo tena en cuenta los datos objetivos que le daban. Ignoraba todas las
observaciones que no venan a cuento. El resultado fue que el torrente de insultos se
fue acallando y al final ces. Todos comprendieron que no tena sentido meter bulla,
puesto que aquella mujer no reaccionaba. No dejaba que la provocaran, no
contraatacaba. Tampoco deca nada al estilo de Clmese. Esa frase seguramente
habra encendido a la gente. No, ella no opona ninguna resistencia. Haca como si
todas aquellas broncas no existieran. De ese modo despoj a aquel descontento
incisivo de toda su energa.
A lo que hizo aquella mujer, yo lo llamo silencio selectivo. Segua el hilo de la
conversacin y hablaba con la gente, pero no deca nada cuando un interlocutor haca
comentarios que no venan a cuento. Slo haca caso de lo que aportaba algo a la
solucin del problema. Y 110 pareca sentirse afectada por los comentarios. Ms bien
irradiaba una fuerza serena. Mientras el grupo se calmaba, consigui determinar
rpidamente a quin le faltaba qu maleta. Su silencio selectivo condens y
simplific la conversacin.

Mantn el rumbo
A veces, lo nico que queremos es avanzar. Queremos resolver el asunto y terminar la
conversacin de una vez. Queremos recibir o dar nicamente la informacin
necesaria. En esas situaciones nos ser muy til el silencio selectivo.
Puedes aplicar de inmediato ese silencio calculado. Si tu interlocutor suelta un
sinfn de palabras, t slo haces caso de lo que te resulta til, informativo y objetivo.
Pero no toques nada que te enoje o te ponga de los nervios. Si te dice algo que no
viene a cuento, no repliques, no hagas preguntas y no lo corrijas. Ignora todo lo que
podra llevar la conversacin por derroteros nocivos. No pierdas el rumbo. Y el
rumbo consiste en todo lo constructivo, objetivo o til.
El resto es silencio.

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Un buen vencedor evita la guerra.
Lao-Tse: Tao Te Ching.

El nmero marcado no existe

No decir nada es sin duda la manera ms elegante de acabar con la estupidez de


ciertas personas. No obstante, el silencio tambin es muy discreto.
Ante las muestras de mala educacin o de agresividad parlanchna, algunas
personas prefieren pronunciar un par de palabras. Quieren decir algo, pero sin
rebajarse al nivel de su interlocutor.
En tal caso, puedo ofrecerte algo que se acerca mucho al silencio, lista estrategia
podra llamarse el silencio elocuente o sonoro. Le he puesto un nombre prctico.
Se trata del comentario de una o dos slabas. De contestar a una observacin chocante
con tan slo dos slabas.

Cmo replicar con dos slabas


Un comentario de dos slabas muy conocido y que tiene mucho encanto es
Caray!.
Con un Caray! puedes responder casi todos los ataques verbales.
He aqu algunos ejemplos:

El comentario tonto: Por la cara que pones, debes de ir estreido.


Respuesta: Caray!, y luego, silencio.
La observacin tendenciosa: Yo en su lugar me esforzara un poco ms. Si
sigue perdiendo el tiempo, el jefe pronto prescindir de sus servicios.
Respuesta: Caray!.
La afirmacin chocante: Seguramente no sabes que la relacin entre
intoxicacin y astereoagnosia est verificada. Las paralipsis ya no te servirn de
nada.
Respuesta: Caray!.

Aprovecha la profunda sabidura del Caray!


El comentario de dos slabas Caray! es ms sonoro que el silencio, pero dice igual
de poco. Slo es una exclamacin de perplejidad. Nada ms.
Aun as, no infravalores el comentario de dos slabas. Aunque no tenga ningn
contenido, encierra algo sublime, una profunda sabidura.
Proferir un breve Caray! es la nica reaccin adecuada ante la creacin y la

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vida en este mundo. Por muy profundas y filosficas que sean las palabras, ninguna
puede resumir ni describir el milagro de la existencia. T y yo nos vemos obligados a
enfrentarnos a trenes con retraso, al humor del personal que nos atiende y a los
apestosos excrementos de perro en las aceras. Intentamos encontrarle un sentido y al
final slo podemos decir: Caray!.
Con un Caray! contundente pones sonido a lo indecible. Expones el ser y la
nada en dos simples slabas. Con ellas se expresa una belleza trascendental que slo
podemos adivinar en las armonas de las grandes composiciones musicales.
El Caray! es mucho ms que una simple estrategia de autodefensa. Es una
actitud vital, un elemento importante de la metafsica y, a la vez, una fuente
inagotable de serenidad y divertimento.
Si un da ests en el suelo, abatido y pisoteado por la vida, y no sabes qu partido
tomar, recuerda estas dos slabas: Caray!. Una exclamacin de asombro, pero
tambin una mirada profunda al gran sinsentido de nuestra existencia.
Dejemos un momento las elucubraciones y volvamos al terreno prctico.
En las situaciones donde antes te esforzabas por devolver la pelota (y no se te
ocurra nada), ahora puedes repanchingarte y resolver el asunto con dos slabas. Eso
basta. Verdad que es sorprendente que con tan pocas palabras se pueda invalidar un
comentario estpido?
Con tan slo dos slabas podrs pasar de las empanadas mentales ile los dems.
En palabras ms tcnicas: no te implicars en las rarezas de tu interlocutor. ste
puede tener los cables tan cruzados como quiera, que no es asunto tuyo. No tienes
que evangelizarlo, ni ensearle nada, ni escarmentarlo. Te relajas y contestas con dos
slabas.
Unas pocas palabras y nada ms.
Cuando hayas probado el dulce comentario de dos slabas, te costar parar.
Caray! se convertir rpidamente en un compaero inseparable que te prestar
buenos servicios en muchas conversaciones.
Sin embargo, por muy bien que estn esas dos slabas, al cabo de unos meses
pueden resultar aburridas. A lo mejor entonces necesitas un poco de variedad. Y,
puesto que comprendo el deseo de cambio, me gustara presentarte a unos cuantos
parientes de ese Caray!. Son ms comentarios de dos slabas con los que tampoco
se dice nada.

Estrategia de autodefensa: el comentario de dos slabas


Responde a un ataque verbal o a una observacin rara con dos slabas como, por
ejemplo:

Ah, s!
Aj!
Vaya!

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Ya, ya!

Y aqu tienes algunos comentarios de dos slabas que se les han ocurrido a mis
alumnos:

Ya ves!
Ah, no?
Bueeeeno!
Jooope!
Ooookey!
Vale!
Pues s!
Ser!
Anda!
Hala!

Con cualquiera de esas combinaciones de dos slabas podrs superar la mudez, la


conmocin o la confusin que te produzcan las palabras del otro. Igual que las dems
estrategias de este libro, esta estrategia tiene la ventaja de que puedes continuar
hablando razonablemente con tu interlocutor. Dicho de otro modo: con un comentario
de dos slabas no hieres ni ofendes a nadie. La relacin se mantiene intacta.
Con todo, el punto fuerte de esta estrategia es que permite manejar las
provocaciones. Es de gran ayuda para las personas que se sulfuran enseguida cuando
oyen un comentario impertinente.

Una invitacin a la disputa: Pelea conmigo,


por favor!
Gran parte de los comentarios tiene algo que ver con la provocacin. Alguien quiere
pincharte para que te enfades. O para iniciar una pequea disputa. Por ejemplo, con la
observacin: Bonita chaqueta.
Seguro que eres de los que no saben desprenderse de la ropa vieja, O alguien
intenta encenderte con el comentario: Si te tocas la cabeza, notars que est vaca.
En esos casos, surge una pregunta: A qu viene eso? Qu les ha empujado a
provocarte?
Te interesa realmente saberlo? Pues aqu tienes algunas explicaciones con base
cientfica que te ayudarn a comprender mejor a los provocadores.
stas son las causas ms frecuentes de las provocaciones:

En realidad, el impertinente quiere ser tu amigo. El comentario slo ha sido un

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intento torpe de acercarse a ti.
Tienes delante una mente estresada y sobrecargada de trabajo, que ya slo dice
disparates.
Tu interlocutor est enfadado contigo e intenta vengarse.
Al provocador nunca le compraron un osito de peluche cuando era pequeo y
an sigue de mal humor por ello.
Tu interlocutor ha encerrado la cordura en una taquilla y ha tirado la llave.

Hay que impedir que el provocador se salga con


la suya
Aunque la causa, queda en pie la cuestin de cmo manejar semejantes
provocaciones. ste es mi consejo: mustrale a tu interlocutor que sus provocaciones
no tendrn xito contigo. O, dicho brevemente: no te sulfures. Porque una reaccin
airada por tu parte ser un xito para el provocador. No importa si tu respuesta es
ocurrente o acertada. En el momento en que se d cuenta de que su comentario te ha
afectado, se sentir premiado. Pasa lo mismo que cuando le das una golosina a un
perro. El afectado, igual que el perro, volver a intentar que le des otra golosina
volviendo a provocarte. Y te vers atrapado en un modelo de comunicacin nefasto.
Habrs cado en las redes del provocador.
Si quieres responder sin falta a una provocacin, te bastan dos slabas. Dos slabas
muy cercanas al silencio. Dos slabas que requieren tan poco esfuerzo que podras
repetirlas sin cesar si fuera necesario. Dos slabas que no dicen nada. Y eso significa:
nada de golosinas para el provocador.

El tiburn y sus comentarios mordaces en el


vestuario
Tobas era el ms joven del equipo. Los dems jugadores de ftbol eran mayores y
haca ms tiempo que pertenecan al club. De hecho, a Tobas le gustaba su equipo.
No eran unos fanticos del ftbol, sino simples jugadores aficionados de clase media.
Empleados, funcionarios y dos autnomos. Hombres que, al salir del trabajo, queran
hacer algo para no tener un barrign y no quedarse calvos antes de tiempo.
En el grupo tambin estaba Hans-Joachim. Era el ms antiguo. Lo llamaban
Tiburn y tena una tendencia muy marcada a meterse con la gente. Todos lo
conocan de sobra y les gustaba tal como era: todos menos Tobas. l era nuevo en el
equipo y le molestaban sus comentarios. Lo que ms le molestaba eran los
comentarios que el Tiburn haca despus de los entrenamientos. En el vestuario
demostraba lo mordaz que poda llegar a ser. Y Tobas, el nuevo, era su objetivo

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preferido.
Por desgracia, Tobas se dejaba provocar. Se enfadaba con los comentarios que el
otro le lanzaba. Y precisamente eso estimulaba al Tiburn. Una golosina para
escualos.
Tobas se haba cado durante el entrenamiento. Municin de la buena para Hans-
Joachim:
Eh, Tobas! exclam en el vestuario. Normalmente no das golpe. Pero
hoy has sido un autntico cortacsped. Cmo has besado la hierba!
Tobas quera plantarle cara. Pero slo se le ocurri una rplica suave:
Mejor en el suelo que contigo en el vestuario.
El otro le devolvi la pelota enseguida:
Uy, cario! No me digas eso! exclam con voz afectada.
Tobas, irritado, busc una respuesta mejor:
Me pones de los nervios con tu palique grit en direccin al otro.
No lo sabes t bien dijo el Tiburn riendo.
Los otros miembros del equipo se mantenan al margen. Notaban que a Tobas
aquello no le haca ninguna gracia.
No le hagas caso le decan. No te enfades.
Demasiado tarde. El Tiburn haba disparado y Tobas era el blanco. Sus
comentarios hacan efecto en el nuevo. Y no pensaba perderse la diversin.
En calidad de observadores ajenos, preguntmonos: Seguir Tobas dejando que
se burlen de l? Ser capaz de escapar de las provocaciones? O est eternamente
condenado a ser la vctima de personas como el Tiburn?

Quin es el jefe de la manada?


Examinemos los hechos ms de cerca. A la luz amarillenta de unos fluorescentes
vemos el vestuario de un club de ftbol. Dnde pueden unos hombres adultos soltar
ese tipo de comentarios y tomarse el pelo mutuamente? S, precisamente ah. Ah
demuestran, al menos verbalmente, que son hombres de verdad. Y eso forma parte
del ambiente, igual que el olor a sudor y las duchas colectivas.
Con sus comentarios provocadores, el Tiburn slo haca lo que le pareca
oportuno: ensearle al nuevo quin era el jefe de la manada.
Por desgracia, Tobas obraba a ciegas ante esas provocaciones. Se enfadaba y
luego intentaba combatirlas con un contraataque acertado. Pero eso tena el mismo
efecto que si intentramos apagar un fuego echndole gasolina. An encenda ms al
Tiburn.
No se trata de determinar quin es ms agudo. O quin tiene a punto el
comentario ms ocurrente. Se trata de si dejamos o no que nos provoquen.
Entrar en el territorio de impertinencias del Tiburn equivale a estar perdido. Los

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dems compaeros del equipo lo saban. Ninguno se meta en ninguna disputa. Pero
Tobas an crea que podra ganar el duelo con una buena respuesta.

El peor castigo para un provocador


Para un provocador, el peor castigo es que el provocado no le siga la corriente. Que la
provocacin no obtenga ninguna rplica y no pase nada. Porque una provocacin en
la que nadie entra deja de ser una provocacin.
No pelear es la salida ms sencilla y tambin la ms segura cuando nos tienden
una trampa para provocarnos. Para Tobas, eso significaba que primero tena que
calmar a la bestia que llevaba dentro. Independientemente de lo que le dijera el
Tiburn, l necesitaba dominarse un poco para no exaltarse enseguida. Al principio le
cost. Pero le result mucho ms fcil despus de tener xito la primera vez que
decidi no pelear.
Tobas se present en el siguiente entrenamiento con el firme propsito de no
hacer caso de los comentarios del Tiburn. Al llegar al vestuario, ste volva a estar
en plena forma:
Hombre, Tobas! Mi abuela dribla mejor que t. No te iran mal unas clases de
repaso.
Tobas respir hondo y, sin levantar la vista, traste en su bolsa de deporte. De su
boca slo sali un breve Aj.
El Tiburn no qued muy satisfecho con la sobria reaccin de su vctima y
aadi:
Vaya, ahora resulta que te has quedado sin habla.
Tobas se pein y, sin decir nada, sonri mirando su imagen reflejada en el espejo.
S, tena en vilo al Tiburn.
Oh, mi pequen ya no habla con pap.
El Tiburn le tir una toalla mojada a la cabeza. Tobas la cogi sin torcer el gesto
y la colg con cuidado en un colgador. El Tiburn le grit:
Eh, t, blandengue, habla conmigo!
Tobas volvi a pronunciar un breve Aj.
El Tiburn gru.
Tobas se sinti fuerte por primera vez. Ahora saba cmo poda pararle los pies a
su compaero: se acabaron las reacciones a los comentarios estpidos. Y sigui as,
consecuente.
Ms tarde, los dos estuvieron un rato charlando. No, no hablaron de sentimientos
ni de problemas de comunicacin. Tomando algo en el bar del club, los dos
discutieron apasionadamente sobre la alineacin del equipo de cara a un partido
amistoso previsto. S, Tobas pudo hablar con toda normalidad con el Tiburn una
vez hubo conseguido ignorar sus provocaciones verbales.

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Y, para acabar, dos preguntas importantes:

Pregunta 1:
El Tiburn, cambi de personalidad y dej de ser mordaz?
Respuesta:
No, no lo hizo. A todos los socios nuevos del club volver a ensearles quin
manda en el vestuario.

Pregunta 2:
Se transformar Tobas en uno de esos hombres callados que siempre ponen cara
de pquer, nunca expresan sus sentimientos y llevan nafas de sol oscuras cuando
hablan con su novia sobre su relacin?
Respuesta:
Espero que no.

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El mejor camino para deshacerte de un enemigo es reconocer que no es tu
enemigo.
Sutra Kegon.

Material para reflexionar sobre hombres y


mujeres

Tengo ante m a una mujer que quiere saber cmo puede defenderse de los ataques
verbales. El supuesto agresor es un hombre. La escuch y luego le digo:
O sea que eso se lo ha dicho un hombre.
La mujer asiente y me mira como si quisiera decirme S, y qu?, lis muy
importante el hecho de que un ataque verbal sea obra de un hombre o de una mujer.
Si el ataque viene de un hombre y afecta a una mujer, puede tratarse de un
malentendido. Porque los hombres y las mujeres captan las cosas de manera muy
distinta cuando se trata de peleas verbales.
En resumen: entre los hombres, una lucha verbal puede ser una expresin de
camaradera. Entre las mujeres no suele serlo. Cuando una mujer pelea con palabras,
suele decir las cosas en serio. Esa diferencia puede observarse muy pronto en el
comportamiento de los cros.

Las peleas verbales de los nios y las


conversaciones de las nias
Estoy sentada en un banco de un andn. Delante de m hay un grupo de escolares de
unos ocho aos. Los dos adultos que los vigilan y les llaman la atencin cada dos por
tres seguramente son los maestros.
Los nios estn juntos. A mi lado se sientan cuatro nias. Los nios se dan
empujones. Uno sujeta a otro por la mochila. El atrapado intenta pegarle una patada.
El otro lo suelta y se aleja un poco corriendo. Todo ocurre entre risas y gritos.
La mirada de los maestros se dirige al lugar donde hay ms ruido. Reprenden a
los nios:
No alborotis! Florian, deja en paz a Alexander! Y t, Alexander, deja de dar
patadas.
Los nios se estn quietos un momento y luego siguen. Uno sujeta al otro y le
hace una llave de estrangulamiento en broma. El agarrado grita. Una nueva
reprimenda severa por parte de los maestros.
Las nias que estn sentadas a mi lado estn tranquilas. Una de ellas ensea a las
otras un pasador de pelo. Y todas comentan algo:
Yo tengo uno igual en casa.

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Cmo brilla!
Es muy bonito.
Entretanto, uno de los nios le ha quitado la gorra a otro y todos inician una
persecucin por el andn. De nuevo, una bronca por parte de los maestros.
Mientras dura la espera, los nios se llevan unas diez regainas. Las nias,
ninguna.

Los comentarios desconsiderados sustituyen a


las peleas fsicas
En ese ejemplo vemos unas diferencias que se mantendrn toda la vida. A los nios
les gusta pelearse. Se dan golpes en el brazo, se agarran por el cuello y se pelean. Las
nias hablan. Se ensean cosas, intercambian opiniones y se cuentan novedades.
Evidentemente, las nias tambin se pelean. Pero lo hacen muy raramente.
Cuando una nia quiere jugarle una mala pasada a otra, lo hace en el terreno de las
relaciones. Por ejemplo, diciendo: Ya no eres mi amiga. Ahora mi mejor amiga es
Jennifer.
Convirtamos ahora en adultos a esos cros de ocho aos. Los hombres adultos ya
no se pelean fsicamente. Lo hacen verbalmente. En vez de darse un golpe en el
brazo, se saludan con palabras como: De dnde sales? Ya han vuelto a sacarte del
contenedor de la basura?. Y esos comentarios desenfadados tambin se los dedican a
las mujeres. Sobre todo a las mujeres que parecen seguras de s mismas.

l slo quera jugar, pero ella se ofendi


El seor Kasper llega una maana a la oficina de Correos donde trabaja. La seora
Adrett ya ha clasificado las cartas.
Kasper est de buen humor. Y lo transmite:
Buenos das, seora Adrett! Uy, qu cara! No ha dormido bien o se ha
olvidado de quitarse la mascarilla facial?
En el fondo, el seor Kasper le ha dado jovialmente un golpecito en el brazo a su
compaera de trabajo. Ha hecho lo que hacen los nios. La ha invitado a una pequea
pelea amistosa. Y la seora Adrett? Ella reacciona como una nia y hace una mueca
de ofendida con la boca, como si dijera: Ay! Eso me ha dolido.
A qu viene ese comentario? le espeta la seora Adrett.
Kasper se queda desconcertado. Hasta entonces, la seora Adrett siempre le haba
parecido muy normal. Ser que hoy tiene un mal da. El desconcierto slo dura medio
segundo. Las sutilezas y los matices en una relacin no le interesan. Para qu? l no
ha hecho nada malo. La la seora Adrett la que est de mal humor. Mujeres!,
piensa, y se pone a trabajar. No dedica un solo pensamiento ms al incidente.

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Sin embargo, la seora Adrett no deja de darle vueltas. Al cabo de unas semanas,
viene a verme, preocupada. An no ha digerido el comentario del seor Kasper.
Por qu la ataca? Es culpa suya? Tanta inseguridad proyecta? O era
mobbing? Qu puede hacer?
La seora Adrett est dispuesta a trabajar duro para mejorar. Yo tengo que
ayudarla. Quiere aprender a dar caa y replicar con agudeza. No volver a pasarle lo
mismo en el futuro!
Yo piso el freno. Comprendo sus deseos, pero yo slo veo un malentendido en ese
caso. Un malentendido propio de las diferencias de gnero.

Los malentendidos entre hombres y mujeres


se es uno de los malentendidos que se dan con ms frecuencia cuando los
implicados no son conscientes de que tratan con un miembro de otra cultura.
Dicho con toda simpleza: una mujer no es un hombre. Y la probabilidad de que
reaccione como si fuera un hombre existe, pero es mnima. Generalmente, la mujer
ve las cosas a travs de las gafas de su cultura, es decir, a travs de unas gafas
femeninas. Y no le gusta pelearse.
No obstante, hay mujeres que se desenvuelven de primera en las peleas verbales
masculinas. Esas mujeres son capaces de entender un comentario como lo que es: una
muestra de camaradera. Y saben replicar al mismo nivel. A esas mujeres solemos
encontrarlas en ambientes donde los hombres son mayora. Para encontrar aceptacin
en esos crculos, muchas mujeres asumen modelos verbales masculinos. Y,
naturalmente, tambin hay hombres a los que no les gustan las tpicas peleas ni los
comentarios de hombres.
En realidad, los distintos hbitos mentales y orales de hombres y mujeres no son
un problema. Al menos cuando los dos bandos son conscientes de esa diferencia y la
tienen en cuenta. Los problemas surgen cuando hombres y mujeres generalizan su
propia manera de hablar. Cuando un hombre parte de la base de que todo el mundo
(tambin las mujeres) entender correctamente sus comentarios y sus pequeas
indirectas. Igual de problemtico resulta cuando las mujeres parten de la base de que
una observacin despectiva hiere a todo el mundo (tambin a los hombres).
Mientras hombres y mujeres acten como si su punto de vista fuera el nico
existente, una y otra vez se producirn choques culturales.
Permteme volver ahora a la prctica. Para concluir, te ofrezco llamas
indicaciones que podrn serte tiles cuando hables con reprentantes del otro sexo.

Indicaciones para las mujeres que hablan con


hombres

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Alguien te provoca, te echa algo en cara o se burla de ti. Antes de recurrir a una
estrategia efectiva de autodefensa, examina a fondo las circunstancias: el agresor,
era un hombre? Si lo era, seguramente no se trataba de un ataque. Parece una
agresin, pero el hombre quizs no quera molestarte. Bueno, puede que s, pero no
tanto como t crees. l slo quera jugar!
Ese hombre te ha invitado a una pequea ria con palabras. Ya s que no te
gustan las peleas, porque hacen dao. Pero a muchos hombres les encanta pelearse de
vez en cuando.
Ests meneando la cabeza y preguntndote por qu actan as los hombres?
La respuesta es simple: los hombres actan as porque de ese modo comprueban
quin es el ms fuerte. Y eso no slo les divierte, sino que tambin les da cierta
seguridad. Rien y se pelean para comprobar quin est por encima. Quin, por as
decirlo, domina el cotarro.
Para los hombres, estar por encima de los dems es ms importante que para las
mujeres. Dicho de otro modo: a muchos hombres les interesa ms el poder (tambin
jugando) que la armona.
Es posible que te parezca un poco absurdo, pero te aseguro que a los hombres no
les pasa nada raro. Y a ti tampoco.

Indicaciones para los hombres que hablan con


mujeres
Es posible que de vez en cuando tengas la impresin de que las mujeres son
impredecibles y se molestan cuando menos te lo esperas. Seguro que conoces la
situacin: estis charlando y os entendis bien.
La pinchas un poco, naturalmente con palabras y slo por bromear.
Y la mujer, hasta entonces tan tranquila, tuerce el gesto de repente, el enfado
brilla en sus ojos y adopta una actitud fra. O empieza a abroncarte.
Ya s que te cuesta entenderlo y por eso no le das ms vueltas al asunto. No
obstante, te contar lo que se esconde detrs de esa actitud.
Es muy posible que algunos de tus comentarios bromistas no sean bien recibidos
por las mujeres. A algunas les suenan irrespetuosos y despectivos. Por eso reaccionan
enfadadas. Eso se debe a que las mujeres piensan de manera distinta a los hombres.
A la mayora de las mujeres les gusta hablar afablemente con los dems. Y, para
las mujeres, afablemente significa sin hacerse dao mutuamente. Adems, les
parece una tontera medir fuerzas en una disputa verbal. No quieren dominar el
cotarro. Ellas buscan simpata y comprensin. Y prefieren la objetividad.
Quizs ahora pienses que las mujeres son demasiado remilgadas, pero puedo
asegurarte que a las mujeres no les pasa nada raro. Y a ti tampoco.

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Test: Conoces las diferencias entre hombres y mujeres?
Sabes que el aspecto de hombres y mujeres es diferente. Bien por ti! Pero la
pregunta no se refiere a las diferencias biolgicas visibles, sino a las diferencias
invisibles. Conoces las diferencias en la manera de pensar de ambos sexos?
A continuacin te presento un test sociolgico y psicolgico con el que podrs
comprobar tus conocimientos.
Te planteo ocho preguntas que ya han sido contestadas. Una de las respuestas la
dio un hombre; la otra, una mujer. Tu tarea consiste en descubrir quin dio las
distintas respuestas. Marca con una H la respuesta que creas que dio el hombre y
con una M la respuesta que creas que dio la mujer.
Encontrars la solucin al final del libro.

Pregunta 1:
Vas en coche con una persona de confianza. T ocupas el asiento del copiloto.
Piensa si, en esa situacin, diras frases como las siguientes:
Vamos, puedes adelantarlo sin problema. Dale caa! Pisa a fondo el
acelerador! Pero qu haces? Frena, frena! No lo conseguirs.
Madre ma! Conduces Oh, no!
A) No, nunca dira algo as.
B) Eh?

Pregunta 2:
Hay alguna diferencia entre el rosa y el fucsia?
A) S, claro.
B) Eh?

Pregunta 3:
Para ti, un blandengue es
A) Bueno, un blandengue es un blandengue, un calzonazos. A veces llamo as a
mi amigo.
B) Una palabra poco respetuosa y totalmente innecesaria.

Pregunta 4:
Te compras un reproductor de DVD. Consideras importante que el nuevo
aparato reproduzca tambin los formatos DVD-RW, DVD-ROM, CD-ROM, MP3,
SVCD y DivX?
A) S, es importante.

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B) Eh?

Pregunta 5:
Qu opinas de escupir en la calle?
A) Asqueroso! Que alguien que pasa por tu lado suelte un escupitajo, puaj!
Yo nunca lo hara.
B) En caso de necesidad, por qu no? Lo que tiene que salir, tiene que salir. Y,
total, va a parar a la calle, no a una alfombra.

Pregunta 6:
En las empresas, en la Administracin, en el ejrcito, en todas partes hay
jerarquas. Qu opinas de esa distribucin del poder?
A) Est anticuada, claro, pero tambin tiene ventajas. As sabes cul es tu sitio
y tambin te das cuenta enseguida de cul es el sitio de los dems. Y
entonces tambin sabes cmo tienes que hablarles.
B) Bueno, alguien tiene que mandar. Pero lo importante es entenderse y
llevarse bien. De qu sirve tener una posicin elevada si nadie te traga?

Pregunta 7:
Eres capaz de hablar de tus sentimientos?
A) S, lo soy. Sobre todo cuando estoy triste o algo se me atraganta, me gusta
hablar de lo que siento con una persona de confianza. Para m, es un alivio.
B) S, creo que s. Pero qu saco con ello?

Pregunta 8:
Vas a cenar a un buen restaurante. Qu pides de entrante?
A) Una ensalada mixta con una vinagreta suave. La cena tendr muchas
caloras. Es mejor no empezar con un entrante muy contundente. De hecho,
a lo mejor slo pido una ensalada.
B) Algo digno del lugar.

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Los simples descansan de su entorno.
Proverbio.

Carta blanca al bufn!

Lo mejor que puedes hacer con las rarezas de los dems es rerte. Tampoco es que se
pueda hacer mucho ms.
Soy consciente de que a la mayora de nosotros nos gustara cambiar a los
pelmazos para que hieran un poco ms soportables. Hay gente que ha pasado aos
intentando reeducar a sus padres, a su pareja o al jefe. Puede que incluso alguien haya
tenido xito puntualmente. Pero los defectos de los dems son asombrosamente
obstinados. Ms o menos tan obstinados como nuestros propios defectos, de los que,
a menudo, aunque queramos no conseguimos desprendernos en la vida.
Me gustara ahorrarte esfuerzos intiles y por eso te aconsejo lo siguiente:

Deja de querer mejorar a los dems.


Invierte tu energa en tu buen humor. Ocpate de pasrtelo mejor con los
defectos de los dems.
La risa te mantendr joven. Facilita la digestin, es buena para el corazn y la
circulacin de la sangre, activa la energa y embellece el rostro. Si te diviertes, tu
atractivo aumenta considerablemente. La piel se vuelve tersa y limpia, el pelo
brillante y suave hasta las puntas. (Pido disculpas por exagerar un poco.)
Rer es lo contrario de segregar cortisol, es decir, lo contrario del estrs que
causa enfermedades. La alegra tiene efectos relajantes, para ti y para la gente
que te rodea. Usa la fuerza de tu buen humor. La manera ms fcil de
conseguirlo es dando rienda suelta al bufn que todos llevamos dentro. Ese
bufn es la parte de ti capaz de encontrarle la gracia a cualquier drama. Slo
necesitars una idea que te ayudar a sacar a la luz a ese bufn. Y esa idea es la
siguiente: esto no va en serio.

Tomarse en serio un ataque verbal es el principio de un problema. Es el principio


de sentimientos de humillacin, de darle vueltas y ms vueltas al asunto, de enfadarse
y de afligirse. No te inmiscuyas. Porque no va en serio.
En este captulo te presentar estrategias con las que podrs dejar atrs tu
seriedad. Se trata de reaccionar de manera muy poco habitual ante las malas maneras
de algunas personas.
Como tantas otras cosas en este libro, estas estrategias se basan en los principios
de las artes marciales originarias de Asia. Y tambin se inspiran ligeramente en el
dadasmo, el gran arte del absurdo. Intuyo que hay una relacin entre la maravillosa
irracionalidad del dadasmo y la sabia elegancia de las artes marciales asiticas.

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Tienen un punto de conexin, aunque a lo mejor slo en mi cabeza.
Estara bien que leyeras las pginas siguientes adoptando una postura meditativa
y luciendo una nariz de payaso. Tampoco iran mal unos pantalones anchos a cuadros,
unos zapatos enormes y una suave msica de flauta de fondo. Al principio abordo el
tema con mucha sensatez. Pero la sensatez se transforma enseguida en absurdo.

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Quien quiera contraer algo,
antes debe extenderlo.
Quien quiera debilitar algo,
antes debe fortalecerlo.
Lao Tse: Tao Te Ching.

Una profunda reverencia ante la arrogancia

En los seminarios centrados en la autodefensa verbal, siempre he constatado que los


problemas ms frecuentes de los alumnos tenan que ver con la gente arrogante.
Quizs se deba a que la mayora trabajaba en el sector servicios. Estaban empleados
en compaas de seguros, bancos, comercios o empresas de transporte. Da s, da
tambin, tenan que tratar con clientes y tenan que servirles lo mejor posible. Los
alumnos se las arreglaban con la mayora de los defectos de la clientela. Pero por lo
general fracasaban ante la arrogancia. Cada vez que sala el tema en un seminario, los
nimos se incendian. Y hablaban todos a la vez. Casi todos haban tenido que tratar
con algn arrogante.

Gente con humos que pretende explicarte el


mundo
Intent formarme una imagen. Qu es realmente una persona arrogante? Y qu
hace que sea tan difcil tratar con ella? Mis alumnos se volcaron en explicrmelo.
Muy excitados, me contaron qu ocurra cuando hablaban con alguien arrogante. Sus
historias eran muy diferentes, pero coincidan en un punto: los arrogantes intentan
causar la impresin de que son mejores y ms importantes que su interlocutor. Y lo
empujan a una posicin subordinada.
Un alumno lo formul del siguiente modo:
Son unos engredos que pretenden explicarte el mundo sin haber entendido
nada. Unos pedantes que se encargan de hacerte sentir pequeo e insignificante.
Yo he tratado muy poco con gente arrogante. Pero cuando huelo algo parecido a
la arrogancia, me invade la curiosidad. Es una curiosidad profesional. La curiosidad
de una experta en comunicacin que quiere descubrir cmo funciona el
comportamiento humano. En la terraza de un caf tuve suerte. Pude observar de cerca
algo que la mayora de la gente calificara de arrogancia.

El aura de importancia que no tolera las rplicas


Acababa de sentarme cuando una mujer vestida de oscuro tom asiento en la mesa de

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al lado. Pareca tener prisa porque no paraba de tamborilear con los dedos en la mesa.
La camarera la vio y enseguida se dirigi a ella.
Buenos das. Qu desea? le pregunt sonriente.
Un caf. Y deprisa! respondi la mujer sin mirarla.
Un caf solo. Enseguida dijo la camarera, que pas por delante de donde yo
estaba y entr en el local.
La mujer vestida de oscuro desprenda un aura que no toleraba rplicas.
Transmita estrs. Estrs acompaado de un malhumor subliminal. El tpico saludo, el
contacto visual, un amable por favor eran cosas que no iban con ella. La observ
disimuladamente.
Aquella mujer era elegante y vesta con distincin. Todo en ella indicaba que
viva con desahogo. Con mucho desahogo. Seguro que tena ms que suficiente para
comer y un buen techo bajo el que resguardarse. Entonces, por qu no disfrutaba de
la abundancia en que viva? Por qu era tan avara en cuanto a amabilidad y cortesa?
Me di cuenta de que mi mente se pona a buscar automticamente una disculpa.
Aquella mujer quizs acababa de perder cinco millones en un negocio. O acababan de
decirle por telfono que el techo de su bungalow se haba desplomado y su valiosa
coleccin de jarrones chinos haba quedado hecha aicos. Eso explicara por qu era
tan desdeosa y maleducada.
La camarera volvi a salir y le sirvi el caf con un amable Aqu tiene.
Ninguna reaccin. La camarera se dispona a atenderme a m cuando la mujer dijo:
Un vaso de agua. Quiero un vaso de agua. Y deprisa.
De nuevo el mismo tono amenazador de ordeno y mando. La camarera se
apresur a ir a buscarlo. La mujer se bebi el caf de un trago. Y le sirvieron el agua
con otro Aqu tiene. Yo ped un t y vi que la mujer vestida de oscuro contaba el
dinero exacto y lo dejaba sobre la mesa. Sin haber tocado el vaso de agua, se levant
y se fue. La camarera me trajo el t y recogi la calderilla de la mesa de al lado.
Y eso? le pregunt.
Bah dijo. Pasa muy a menudo. Es gente que trabaja en ese mamotreto
prosigui, sealando un edificio de oficinas nuevo. Son ratas de oficina que
trabajan como esclavos. Y, cuando salen, ellos tambin quieren esclavizar a alguien.
Se me escap la risa y ella ri conmigo.
Y cmo lo aguanta? pregunt.
Bueno, por la tarde voy al gimnasio y me quito de encima la frustracin.

La arrogancia tiene efectos contagiosos


Era arrogancia lo que acababa de observar? O aquella mujer slo haba tenido un
mal da? Lo que s percib claramente fue un ligero desprecio en su conducta. Le
neg a la camarera cualquier forma de cortesa.

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La camarera not ese ligero desprecio, pero se mantuvo profesional todo el rato.
Sin embargo, se tomaba muy a pecho aquella actitud maleducada. Y tambin
generaba desprecio. A ese tipo de gentes los llamaba ratas de oficina. El desprecio
recibe desprecio por respuesta. La arrogancia parece tener efectos contagiosos.
Lo mismo observaba siempre en mis alumnos. Eran comprensivos con muchos
defectos de sus semejantes. Eran tolerantes con ellos, incluso compasivos. Pero, con
la arrogancia, apaga y vmonos. Nada de compasin para la gente con humos. Los
engredos y los pedantes les caan fatal y no merecan la ms mnima compasin.
Por qu motivo?

La arrogancia: un ataque a nuestra autoestima


Con su actitud, los arrogantes sealan lo siguiente: soy superior a ti. Soy ms
importante y mejor que t. Yo no tengo que ser amable contigo. Pero t tienes que ser
amable conmigo. Yo no tengo que tener ningn trato contigo, pero t tienes que
servirme.
Esas seales provocan una enorme resistencia en la persona que se siente relegada
a una posicin inferior. Cuando alguien nota que lo rebajan, quiere salvar a toda costa
la autoestima. Y la mayora lo hace despreciando al arrogante.

El tierno intento de acabar con la sensacin de


ser pequeo
Si ya te has puesto la nariz de payaso, seguramente reconocers que esos tipos
arrogantes ofrecen un buen motivo para sonrer. Su pedantera es puro cuento. Una
mscara en la que est escrito: Mirad, soy genial! Detrs de esa mscara se
esconde algn complejo de inferioridad que no quieren que nadie descubra.
De hecho, eso es gracioso. Tan gracioso como cuando un nio pequeo se sube a
la mesa de centro, levanta los brazos y grita: Soy ms grande que vosotros. Soy
muuuuy grande!. El nio no es ms grande. Eso lo ven todos. Pero, en cierta
manera, es un tierno intento de acabar con la sensacin de ser pequeo.
S, las personas arrogantes nos ensean que son muuuuy grandes. Pero slo lo
consiguen colocndose en un podio para intentar destacar por encima de los dems.
En cierto modo eso es gracioso, no?
Conozco a mucha gente que exclamara: No!. No, la arrogancia no es graciosa.
Al contrario: la arrogancia hace dao.
Patrick es una de esas personas que no encuentra nada graciosa la arrogancia.

La ignorancia de los sabelotodos


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Patrick es un chico callado y un genio de la informtica. Trabaja desde hace un ao
en una tienda de ordenadores muy conocida. All slo venden aparatos de primera
calidad, configurados a la medida del cliente. A Patrick le encanta montar los
ordenadores, pero a veces se le hace difcil el trato con los clientes. Para l, los
clientes son un enigma indescifrable. La venta tiene un aspecto psicolgico que se le
escapa. l es un tcnico, no un vendedor. Sin embargo, todos los das habla con
clientes a los que tiene que aconsejar en calidad de experto.
El 98 por ciento de los clientes con los que trata le parecen bien. Con los
entendidos se expresa usando un lenguaje informtico especializado. Los que
necesitan consejo y ayuda suelen seguir sus recomendaciones. Pero ah est ese dos
por ciento que le hace la vida imposible. Ese dos por ciento son nica y
exclusivamente hombres. Hombres que quieren comprar un ordenador superpotente,
el no va ms, pero no tienen ni idea de cuestiones tcnicas. Aun as, hablan como si
ellos hubieran inventado los ordenadores. Ese tipo de clientes son arrogantes, van de
sabihondos y no hay manera de bajarlos del burro. Patrick no puede verlos ni en
pintura.
Patrick me describi su ltimo encuentro con un cliente arrogante. El hombre se
pavoneaba por la tienda en compaa de una chica joven. Quera comprar un buen
ordenador para su niita. Tero no uno del montn. Tena que ser especial. Todos
los componentes tenan que ser lo ltimo en tecnologa. Reclamaba un ordenador
con muchos drivers, una placa base y muchos puertos USB. Y pronunci mal
USB. Patrick se dio cuenta enseguida de a qu se enfrentaba. Aquel hombre
padeca una ignorancia informtica supina y la ocultaba detrs de un batiburrillo de
palabras.
Todas las tentativas de explicarle algo al cliente cayeron en saco roto. Aquel
individuo no escuchaba. Y empez a ponerse un poco agresivo:
Ten mucho cuidado! le dijo a Patrick en tono de aviso (Patrick no recordaba
haberle dicho al cliente que lo tuteara). A m no tienes que explicarme nada! S
perfectamente qu es lo ltimo en tecnologa. Y quiero un ordenador que tenga lo
ltimo. No vas a engaarme, entendido?
A Patrick le habra gustado replicar. Pero cmo iba a hacerlo? Trabajaba en
aquella tienda para vender ordenadores. Por lo tanto, una vez ms desech la idea de
responder: Lrguese, sabihondo!. Adems, Patrick no era muy hablador. l era un
solitario y, como a tal, le gustaban los objetos mudos que instalaba. Las palabras no
eran su fuerte. No saba imponerse a semejante prepotencia. Y eso lo pona de los
nervios. Patrick quera que yo le diera una solucin prctica a ese problema.
Cmo podra replicar a un cliente arrogante sin perder el trabajo?

Cmo pierde el equilibrio el adversario

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El mensaje positivo es: no tenemos que demostrar a los prepotentes que su actitud es
errnea o injusta. Y tampoco tenemos que crecernos para salvar nuestra autoestima.
Podemos tomarnos a broma la situacin. Para ello nos ayudar un principio simple
pero muy efectivo de las artes marciales. Ese principio puede describirse con las
siguientes palabras: participar y reforzar. Participar significa no ofrecer resistencia,
sino implicarse en la posicin del otro. Y luego reforzar esa posicin, incluso
exagerarla. En la lucha fsica, ese principio sera ms o menos as: el atacante se
abalanza contra ti con el puo hacia delante. T te apartas un poco a un lado, le
sujetas el puo y tiras con fuerza en la direccin que ya llevaba. Aprovechas el
impulso del atacante y lo refuerzas tanto que el contrincante pierde el equilibrio y
cae. Eso tambin funciona con palabras.
El arrogante adopta una posicin de Soy grande e importante. T participas y
refuerzas esa posicin. S, incluso exageras un poco. Le das exactamente lo que
quiere. Y un poco ms. Dile que es grande. Confrmale que incluso es un gigante.
Dale lo que quera conseguir con el ataque. Y dale mucho.
Como estrategia verbal defensiva, consistira en lo siguiente: hazle un cumplido a
la persona arrogante. Ratifica su superioridad. Hazle una reverencia.

Desde halagos suaves hasta efusivas alabanzas


A la hora de hacer cumplidos, dispones de todo un abanico de posibilidades. Desde
un halago suave como Veo que usted entiende del lema hasta una alabanza efusiva
como Sus conocimientos son impresionantes. Usted s que sabe de qu habla. Se
nota enseguida.
No te costar nada hacer cumplidos exquisitos y que suenen crebles. No tienen
que parecer irnicos ni mordaces. Segn la relacin que tengas con tu interlocutor,
puedes suavizarlos ms o puedes cargar un poco las tintas.
En el mundo laboral, aconsejo la opcin ms suave. En el lugar donde te ganas la
vida, normalmente quieres algo de tu interlocutor. Quieres que te compre los
productos o los servicios que ofreces. O que siga pagndote el sueldo. Por lo tanto,
busca algunos cumplidos que te diviertan, pero que tambin se adecen a otros
propsitos.

Estrategia de autodefensa: el cumplido sorprendente

Tu interlocutor habla contigo manteniendo una actitud arrogante y sabihonda.


Hazle un cumplido al pedante.
Habla de manera convincente, sin matices irnicos.
Aqu tienes una seleccin de cumplidos de carcter general que pueden aplicarse
en muchos mbitos:

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Ests realmente bien informado.
Me encanta escucharte. Dices cosas tan interesantes.
Nunca haba hablado con nadie que supiera tanto del tema. Admiro sus
conocimientos y su inteligencia.
Me das cien vueltas. Por favor, no cambies.
Me gustara ser como usted.
Me gusta cmo enlaza las palabras.
Y los mejores cumplidos que se les han ocurrido a mis lectores y a mis alumnos:
Hablas de maravilla. Pasara horas escuchndote.
Usted s que sabe lo que es bueno.
Es un placer hablar con usted.
Guau, eres un hacha!
Se nota que conoce bien el tema.
Me encanta tu simpata.

Quien abraza a su adversario, lo inmoviliza


Qu efecto produce un cumplido en un interlocutor arrogante?
En primer lugar le causa sorpresa. Las personas pedantes desean que se reconozca
su superioridad. Pero pueden quedarse perplejas cuando alguien realmente lo hace.
En las personas arrogantes podrs observar dos reacciones distintas: la reaccin del
arrogante inteligente y la reaccin del arrogante no tan inteligente.
El arrogante inteligente se preguntar si el cumplido era una irona. Sobre todo si
le presentas un elogio cargado de tintas como: Me das cien vueltas. Por favor, no
cambies.
El arrogante inteligente se quedar desconcertado. De hecho, siempre ha querido
que le dijeran algo as. Pero la afirmacin le llega de una forma tan directa y
voluntaria que pensar: Un momento, aqu hay algo que no cuadra!.
Probablemente se oler algo y, curiosamente, se defender de esa impertinencia.
Pero t slo has dicho lo que l quera or.
Seamos precisos: de tu boca no ha salido ni una sola palabra ofensiva. Cualquier
juez te dara la razn. Slo fue un cumplido. No pueden demandarte por ello.
A una persona arrogante le costar mucho luchar contigo si slo expresas
admiracin. Porque abrazando a tu enemigo lo inmovilizas. Por lo tanto, mima y
cmete a besos verbalmente, se entiende a tu interlocutor pedante.
Si no cargas demasiado las tintas, te aseguras el tanto. Deja a tu interlocutor con
la duda de si hablabas en serio o no. Porque al arrogante le cuesta valorar un
cumplido realista.
Te ha impresionado realmente o te ests burlando de l? Quieres hinchar su ego
o pretendes pinchrselo? Djalo con la duda.

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No obstante, si quieres replicar con contundencia, carga sin ms las tintas. Mi
consejo: habla con voz convincente y pon cara de inocente. Nada de sonrisitas ni
dedos cruzados a la espalda. Despus, cuando todo haya acabado, puedes soltar unas
risitas.
Pero no antes.

Tu cumplido desinfla al arrogante


Qu efecto le produce un cumplido sorprendente a un arrogante no tan inteligente?
Una persona arrogante y no muy inteligente seguramente se creer todo lo que le
digas. Y habrs ganado a un amigo para toda la vida. Por desgracia, se es uno de los
efectos secundarios de esta estrategia.
T eres la persona que por fin le dedica la ovacin que durante tanto tiempo ha
estado buscando. En algn rincn recndito de su cerebro, el arrogante abriga la
ligera sospecha de que algo no cuadra, pero qu ms da! T le has brindado un
halago impresionante y, .1 caballo regalado, no se le mira el diente. As pues, se
sentir halaga do. Y eso har que se desinfle. El arrogante ya no tendr que darse
aires contigo puesto que, al fin y al cabo, ya has pregonado su superioridad. Esa
persona es realmente fantstica y entonces ya podrs volver a lo que te interesa. Es
muy posible que puedas continuar conversando con ella con toda normalidad.

El halago: una estrategia de guerrillas discreta y


eficaz
Volvamos a la historia de Patrick. El principio de las artes marciales de participar y
reforzar le gust de inmediato. Saba que tena las de perder en una disputa verbal
abierta. Pero, en vez de pelear con los clientes, poda replicarles con un cumplido
sorprendente. Y sin enzarzarse en discusiones. Patrick llam a ese tipo de cumplidos
una estrategia guerrillera de halagos. Enseguida la puso en prctica en la tienda y
tuvo experiencias positivas.
l slo consider los cumplidos muy suaves. A un cliente pedante le deca cosas
como Oh, pero si usted entiende mucho de ordenadores o bien Me gusta que
aprecie tanto la calidad.
Patrick me cont que, al or sus cumplidos, algunos clientes arrogantes se volvan
mansos. Y poda hablar mejor con ellos. Le escuchaban y se tomaban en serio sus
consejos. Patrick tambin encontr una solucin sencilla para los sabihondos
recalcitrantes. Primero les dedicaba uno o dos pequeos cumplidos. Luego anotaba
qu era lo que queran. Mientras lo apuntaba cuidadosamente, los clientes se sentan
reafirmados. Al final, Patrick les enseaba la lista. En ella haba componentes que el
cliente haba indicado y otros que l haba aadido para poder montar un ordenador

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como es debido. A los clientes les pareca que todo aquello eran sus gloriosas ideas.
Su ego reciba el jabn necesario y el ordenador que les montaba funcionaba a la
perfeccin. Patrick ya no tena que discutir largo y tendido. Tampoco tena que
corregir ni instruir al cliente pedante.
Lo que antes le pona nervioso, hoy le arranca una sonrisa.

La arrogancia se puede premiar


Al llegar a este punto, en mis charlas siempre hay alguien que pide la palabra.
Alguien que tiene dudas: Se puede tratar as a una persona? No es injusto halagar a
alguien slo porque se las da de algo? El cumplido sorprendente, no encierra en
realidad bastante mala baba?
Esas dudas las expresan generalmente personas que nunca han tenido una
experiencia con una persona arrogante. Al no tener experiencia, no sospechan hasta
qu punto puede ser grave una humillacin provocada por una persona pedante.
Los que tienen que vrselas a menudo con gente arrogante consideran que el
cumplido sorprendente es muy adecuado. Para algunos, incluso es demasiado suave.
Les gustara combinar los cumplidos con un par de patadas.
Si te surgen dudas ticas, puedes variar un poco el tema. No tiene por qu ser un
halago cargado de tintas. Pero qu te impide hacerle un verdadero cumplido en serio
a un congnere arrogante?
Nada te lo impide, a no ser que creas que el arrogante no merece ningn cumplido
sincero. Que no se puede premiar a una persona arrogante por serlo.
Sin embargo, s se puede premiar a las personas arrogantes.

Como ofrecer verdadero reconocimiento sin


rebajarte
A tu interlocutor le gustara ser muuuuy grande y mendiga reconocimiento. Satisfaz
su deseo. No te costar nada. Puedes ofrecerle reconocimiento sin rebajarte. Puedes
ofrecer estima a tu interlocutor y a ti mismo.
Slo hay un obstculo que tendrs que superar: que no se te ocu rra nada que
puedas elogiar o estimar realmente en el otro. Que mi sepas qu cumplido, verdadero
y sincero, podras hacerle.
Pero eso se puede cambiar fcilmente.
Mi consejo: busca algo en la pedantera de tu interlocutor que realmente te guste.
Explora lo bueno y lo hermoso del otro. Ya s que eso puede suponer un enorme
desafo. Porque algunas personas ocultan con mucha maa sus aspectos positivos. Por
lo tanto, tendrs que actuar como un arquelogo, removiendo mucho polvo y arena
para desenterrar los tesoros que se ocultan en la personalidad del otro.

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En caso de necesidad, hazte con un microscopio y busca algn microbio
simptico en las profundidades pantanosas de la personalidad engreda. Y luego
muestra tu estima por ese elemento microscpico.

Un intento por salir adelante en la vida


El asunto es arriesgado, naturalmente. Al excavar, quizs descubrirs que tu
interlocutor arrogante no es tan mala persona. Y que su pedantera en realidad no es
ms que una inocente fachada. Una pose que la persona adopta para salir adelante en
la vida. A lo mejor esta fachada no es muy distinta de la fachada que a ti te gusta
mostrar.
Es muy posible que el abismo que te separa de la persona arrogante no sea tan
grande como creas. Y quizs acabars comprendiendo que la arrogancia y la
pedantera son en realidad inofensivas.
Cuando te des cuenta de ello, estars preparado para afrontarlo.

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Las cosas sin sentido suelen perder actualidad; las absurdas, nunca.
Stanislaw Jerzy Lee.

Despista y gana

La gente puede decir cosas raras y todos los das te esperan sorpresas. A lo mejor una
desconocida te explica en el autobs por qu digiere tan bien los alimentos. O tu jefe
te pone un nuevo mote. O el quiosquero te explica un chiste verde al que no le ves la
gracia.
Los ataques verbales no son lo nico que nos incordia. A veces tambin nos
afectan ciertas palabras dichas con poco tacto y las vulgaridades.
No tienes por qu inmiscuirte. Puedes dejar de lado los comentarios chocantes de
los dems cambiando rpidamente de tema.
En eso consiste una de las estrategias de autodefensa efectivas. A esa estrategia la
llamo la desviacin.

Cambia de tema cuando tu interlocutor deje de


ser objetivo
En ninguna ley del mundo se dicta que tengas que aceptar y seguir el lema que
aborde tu interlocutor. No, eso no consta en ninguna parle. Si lo haces, es por pura
costumbre o por educacin. Si tu interlocutor dice algo que te parece inconveniente,
hblale de otra cosa.
Veamos esa desviacin en el terreno prctico.
Imagina que ests en el trabajo, hablando por telfono con un cliente que quiere
hacer un pedido. Evidentemente, atiendes a lo que dice ese cliente. Hablas sobre su
pedido, sobre la entrega, la forma de pago, etc. Y, de repente, ocurre. El cliente te
dice en tono desptico: Tengo que decir que hasta ahora siempre me haba tocado
hablar con idiotas en su empresa. Hoy es la primera vez que hablo con alguien que
slo es medio idiota. Es todo un progreso.
Eh? Un momento! Qu ha sido eso? T piensas que a qu vena eso. Te
est insultando el cliente llamndote medio idiota? O te tiene en mucha
consideracin porque eres mejor que los idiotas totales de la empresa?
El vaso de agua, est medio lleno o medio vaco?
Es agua lo que hay en el vaso o es aguarrs?
Entonces, automticamente tenemos el reflejo de entrar al trapo. La costumbre de
enredarnos en lo que el otro ha dicho. Cmo actas normalmente ante ese tipo de
comentarios? Quizs te gustara saltar y enfadarte: Qu? Me ha llamado medio
idiota! Qu poca vergenza!.
O prefieres devolver el golpe irnicamente? Por ejemplo, diciendo: Nos

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encanta hablar con clientes que son como nosotros.
Antes de que te pongas a buscar una respuesta aguda, me gustara recordarte la
situacin. Ests hablando con un cliente que est haciendo tratos contigo. En la
mayora de las empresas eso es un resultado muy positivo. Las empresas viven de la
gente que compra productos y servicios. Y, por eso mismo, en los catlogos de las
empresas no se incluye la posibilidad de irritar a los clientes.
As pues, de ti se espera quizs t tambin lo esperas de ti mismo que no
trates con mordacidad ni mal a los clientes. Y que no entables con ellos una pequea
guerra.
Precisamente en estos casos, la estrategia adecuada sera una desviacin.
(Tambin funcionaran otras estrategias de este libro. Pero, al fin y al cabo, se trata de
que haya variedad, de que puedas escoger).

Cmo desviar el ataque


La desviacin tiene una ventaja decisiva: le dices algo al cliente, pero pasando por
alto su comentario chocante. No comentas sus palabras tendenciosas y sacas a
colacin un nuevo tema. En la prctica funciona del siguiente modo.
Repasemos las palabras del cliente: Tengo que decir que hasta ahora siempre me
haba tocado hablar con idiotas en su empresa. Hoy es la primera vez que hablo con
alguien que slo es medio idiota. Es todo un progreso.
Una desviacin posible sera: Ah, ahora que lo dice Hacemos la entrega en la
direccin que consta en nuestra base de datos? Sigue siendo actual? Probablemente
la entrega tiene que ser en mano, como la ltima vez.
O contestas con esta otra desviacin: Hablando de la empresa, tenemos un
sistema nuevo de transmisin de metal ligero. Podra interesarle. Le enviar la
informacin. Sin compromiso. Si quiere, podramos ofrecerle unas buenas
condiciones de financiacin, qu le parece?.
Con la desviacin, tambin puedes cambiar totalmente de rumbo.
Una desviacin que podra hacerte ms gracia sera, por ejemplo: Ahora que lo
pienso. Dgame, a usted tambin le afecta el tiempo que hace? Enseguida se resfra
uno. Por todas partes hay gente que no para de toser y estornudar. Bueno, espero que
a nosotros dos no nos pase. Por dnde bamos? Ah, s, por su pedido. Ya est todo
o falta alguna cosa?.
No te parece suficientemente graciosa? Bueno, siempre puedes aadir algo ms.
Qu opinas de sta?:
Perdone, pero oigo un pitido. Usted tambin lo oye? Es la lnea? O tendr
una infeccin de odo? Una de esas infecciones que te hacen or sonidos agudos,
como de un hervidor al fuego. Hoy en da ya casi nadie tiene. Hervidores, quiero
decir. Odos, s. Bueno, volvamos a su pedido. Desea algo ms?

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La desviacin es divertida y conduce
directamente al objetivo
Puedes perfilar la desviacin de manera que al final te lleve de nuevo al verdadero
tema de la conversacin. sa es la mayor ventaja. Esta estrategia defensiva ofrece una
buena posibilidad para guiar la conversacin por derroteros ms racionales. Para ello
no hace falta ser severo ni criticar al interlocutor. No hay que decir: Haga el favor de
hablar como es debido. No, basta con que el desvo conduzca de vuelta al verdadero
tema de la conversacin.
Puedes restablecer la objetividad perdida haciendo una pregunta objetiva al final
de la desviacin, igual que en los ejemplos anteriores. O resumiendo brevemente la
conversacin que habis mantenido hasta el momento, por ejemplo: Hasta ahora
hemos hablado de los puntos siguientes Pero an queda por tratar un aspecto
importante, que es.
En la desviacin no te ocupas del comentario chocante de tu interlocutor. No lo
replicas directamente. Eso significa poco trabajo para ti. No intentas encontrar una
respuesta adecuada para devolverle el golpe. Incluso te ahorras el esfuerzo de
entender qu insinuaba con el comentario. Sonaba impertinente, o sea que djalo
correr. Habla de algo totalmente distinto.

Un inocente cambio de tema conserva las


relaciones
La desviacin es muy eficaz como estrategia para replicar, pero tambin es muy
generosa. Si te sale bien, a tu interlocutor le parecer que simplemente has dado
rienda suelta a tus asociaciones de ideas. l dice algo y a ti se te ocurre otra cosa. Eso
tambin pasa en las conversaciones normales. La gracia est en hacerlo a propsito.
Es decir, en cambiar de tema conscientemente cuando te enfrentas a un comentario
desagradable, embarazoso o despectivo.
Te recomiendo que te desves hacia un tema inocente. As conseguirs que la
conversacin prosiga en una atmsfera de normalidad. En resumen: no echars a
perder la relacin.
Para ilustrarlo, a continuacin te presento tres desviaciones que desaconsejo
radicalmente. Con ellas slo envenenaras la relacin. Y correras el riesgo de que la
conversacin se transformara en un campo de batalla.
As pues, nada de:

Se me acaba de ocurrir que la inteligencia seguramente te ha estado


persiguiendo pero no ha conseguido alcanzarte.
Ahora que lo dice: Saba que esos comentarios provocan terribles daos

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cerebrales?
Lo que acabas de decir me ha recordado que trabaj durante seis meses en una
granja de cerdos. Aquello tambin apestaba y se oan muchos chillidos.

Es posible que esas desviaciones envenenadas se ajusten a tus deseos de


venganza. No obstante, no lo hagas. Con rplicas envenenadas slo demuestras que te
han ofendido. Y te rebajas al mismo nivel que tu interlocutor. l habr ganado si te
adentras en las aguas pantanosas de su mente. De ah mi consejo: es mejor que
recurras disimuladamente a una desviacin inofensiva.

Muestra claramente que no te han ofendido


Con una desviacin puedes abordar tu tema preferido, siempre y cuando no tenga
nada que ver con lo que tu interlocutor acaba de decir. As pues, si ltimamente has
tenido una plaga de caracoles en el patio, ahora puedes sacar el tema a colacin. Deja
que tus pensamientos fluyan libremente y explica que la humedad es la responsable
de la proliferacin de los caracoles. Naturalmente, tambin puedes hablar del nuevo
programa informtico con el que ahora se gestionan los pedidos. O de tus ltimas
vacaciones. O de si an es aconsejable invertir en acciones.
Las desviaciones que dan resultado tienen pinta de inocentes. Da la impresin de
que slo quieres charlar un poco sobre algo que acaba de pasarte por la cabeza. No da
la impresin de que algo te ha afectado ni de que no tienes capacidad de rplica.
Naturalmente, no le confiesas al otro que tus asociaciones de ideas, aparentemente
sinceras, son una sofisticada estrategia defensiva.
Eso es precisamente lo que hace que la desviacin sea tan elegante. T mantienes
toda la calma y haces ver que no pasa nada. No refuerzas el comentario chocante de
tu interlocutor. Al final de la conversacin, ya nadie sabe si el comentario
impertinente existi de verdad.

Si no participas, el atacante se ve impotente


Con una buena desviacin, tu adversario enseguida se ver impotente. Porque la
comunicacin es un ofrecimiento, no una obligacin. Si t no participas, no puede
dirigirte sus ataques.
Tu interlocutor te dice: Cmo es que hoy pareces tan inteligente? Has
comprado algo de razn?. Ese comentario es simplemente una especie de peticin.
Te est pidiendo que hagas caso de lo que te dice.
Puedes aceptar esa peticin y combatir ese comentario tonto. Pero tambin tienes
la posibilidad de rechazar la peticin. Y sin justificarte. Rechzala no hacindole
caso. Ponte a hablar de las fundas para los asientos del coche. O de los gorros de bao

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en las piscinas pblicas. Si quieres parecer ms intelectual, comenta la poltica de los
tipos de inters adoptada por los bancos estadounidenses o el nuevo montaje del
Fausto de Goethe en el teatro municipal.
Pero qu ocurre si el otro te dice: Eh, has cambiado de tema?
Bueno, tienes libertad para decidir de nuevo cmo vas a reaccionar. Lo ms
sencillo es decir S, lo he hecho. Y punto. Sin justificaciones. Sin declararte
culpable de nada. S, has cambiado de tema. Pinsalo: t puedes hablar de lo que
quieras. Tambin lo hace tu interlocutor. l tambin habla sin contemplaciones de lo
que le pasa por la cabeza. l aborda un tema y t otro. Los mismos derechos para
todos.

Aprovecha la ocasin para hablar de tus temas


preferidos
No tienes la obligacin de seguir a tu interlocutor en todo lo que diga. No tienes que
deslizarte con l por todos los recovecos de su mente.
Y si el interesado insiste una y otra vez en sus impertinencias, t tambin puedes
obstinarte en desviar la conversacin. Seguro que hay muchos temas de los que te
gustara hablar. sta es la ocasin para sacar a pasear tus ideas.
A continuacin te presento un resumen de esta estrategia defensiva.

Estrategia de autodefensa: la desviacin

El principio es muy simple: tu interlocutor te dice algo chocante y t hablas de


otra cosa. El tema depender de lo que te pase por la cabeza.
En las conversaciones serias, por ejemplo, en el trabajo, es mucho mejor que la
desviacin est relacionada con el tema de la conversacin. As parecers
competente y todos saldris ganando.
No obstante, si quieres divertirte un poco ms, te recomiendo un tema trivial
cotidiano. Un clsico de la desviacin es hablar del tiempo.

Comentario:
Oh, Dios mo. Puedes sacar de sus casillas a cualquiera.
Desvo:
Sabes en qu estoy pensando? Este ao seguro que tendremos un invierno
suave. Con el verano que hemos tenido, el invierno no puede ser muy fro.

Otras desviaciones posibles:

Ahora que lo menciona Creo que, para esta poca del ao, hace mucho calor.
Aqu est lloviendo y el sol brilla por encima de las nubes.

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En (nombre de un pas lejano, por ejemplo, Australia) ahora es
invierno/verano. Qu cosas!

Todo lo que es actualidad puede convertirse en tema de desviacin: Acaba de


empezar la temporada de esprragos. Pero a m no me gustan demasiado los
esprragos.
Si tu interlocutor acaba de hacer un comentario realmente malo, te recomiendo
que elijas una desviacin enrevesada. Este tipo de desvos extraos son
divertidos y te pondrn una sonrisa en los labios. Podra ser algo as:

Estaba pensando que los dedos me crujen con un ruido raro. Quiere orlo? Un
momento As. Lo ha odo? Por qu ser? Espere un momento. Acabo de
recordar una cosa: no s dnde he ledo que hay gente que se come las latas de
refrescos. Cmo digerirn el metal? Eso no puede ser sano!
Ahora que lo mencionas, me has hecho pensar en otra cosa: nunca me ha
interesado demasiado la moda. Pero los tops estn anticuados. Ya nadie los lleva. O
vas a decirme que te pondras uno?

Recuerda que la estrategia de la desviacin no es artificial ni postiza. No ha sido


creada por un psiclogo chiflado que le ha dado vida con rayos y truenos en un
laboratorio oculto. No, las desviaciones son populares y tradicionales. Observa a tu
alrededor y escucha. Por todas partes detectars digresiones. Seguro que tambin en
tu familia.

Una estrategia sofisticada que los nios ya


dominan
Denis, un nio de ocho aos, no lo tiene fcil. Su madre se preocupa mucho por darle
una alimentacin sana. Para Denis, eso significa ante todo: nada de dulces. En vez de
pastelillos, siempre lleva a la escuela un buen bocadillo. Dos rebanadas de pan
integral con queso sin aditivos para el recreo. Y un par de zanahorias.
Hoy, como tantos otros das, Denis le ha cambiado el bocadillo a Julia. Julia va a
su misma clase y se lo come todo, incluso las cosas saludables. Le ha cambiado el
bocadillo de pan integral por media chocolatina.
Denis sale del colegio y su madre enseguida le controla la alimentacin.
Te has comido el bocadillo? pregunta, puesto que no sera la primera vez
que encuentra un trozo de pan seco en la mochila de su hijo.
Denis est entre la espada y la pared. Sabe que su madre siempre lo pilla cuando
dice una mentira. Un S, me lo he comido no colara. Tampoco se creera la historia
de que, a la hora del patio, una gaviota se ha lanzado en picado sobre su bocadillo y

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se lo ha arrancado de las manos. Y no puede decir que se lo ha cambiado a Julia,
porque entonces a su madre le dara algo. Por eso, instintivamente, decide cambiar de
tema.
Mam, sabes qu? Me han puesto un sobresaliente en la redaccin. La maestra
me ha felicitado. Porque lo hago muy bien. Ahora te la enseo.
Sale corriendo y va a buscar el cuaderno. La madre duda. No se le escapa que
Denis no ha contestado a su pregunta. Pero, por otro lado, el nio est tan contento
con la nota que ha sacado. Adems, por fin le cuenta algo de la escuela. No suele
hacerlo. Normalmente tiene que arrancarle las palabras una a una.
As pues, mira la redaccin con el sobresaliente. Le acaricia cariosa la cabeza y
se deshace en elogios. Denis le ensea a su madre los deberes del da. Tiene que
hacer otra redaccin. Esta vez tiene que ser muy larga. Por suerte, se le da bien.
La madre se siente orgullosa de su hijo. Parece que se lo pasa bien en clase. Y
qu contento est con su sobresaliente!
Y el tema del bocadillo? De momento, olvidado. La desviacin ha tenido xito.
Los nios usan la desviacin para eludir las preguntas incmodas de sus padres. No
obstante, esta estrategia no es de ningn modo infantil. No, los adultos, incluso las
personas importantes, la utilizan cuando las cosas se ponen feas. Aunque, claro est,
nunca lo confesaran pblicamente.

Cmo eludir hbilmente una pregunta incmoda


Una entrevista en televisin. Una ministra se somete a las preguntas de un periodista.
Ha habido negligencias en su ministerio. Cuentas errneas y mala gestin de los
fondos. El entrevistador slo quiere saber una cosa:
Seora ministra, asumir responsabilidades y presentar la dimisin?
La ministra habla en un tono tranquilo y estudiado. Est a favor de dar una
explicacin sin reservas sobre ese incidente. Los ciudadanos tienen derecho a recibir
toda la informacin disponible. Adems, se estn manteniendo duras conversaciones
con todo el personal del ministerio, incluidos los que ocupan los niveles inferiores.
El periodista se da cuenta enseguida de que no ha contestado a su pregunta. En la
Facultad de Periodismo le ensearon a insistir. Y lo hace.
Seora ministra, no ha contestado mi pregunta. Va a dimitir? Cundo?
Adivina qu contest la ministra. Aqu tienes tres posibles respuestas:

A) La ministra dijo S.
B) La ministra dijo No.
C) La ministra dijo: Joven, se lo repetir. Los ciudadanos y las ciudadanas
pueden confiar en que estos hechos tendrn consecuencias. Las circunstancias
se aclararn bajo mi mandato. Pondr todo mi empeo en ello. Me ocupar de

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que los ciudadanos y las ciudadanas puedan volver a confiar en la poltica.

Si has marcado la respuesta C, has acertado. En esa entrevista no oiremos otra


cosa en boca de la ministra. Por mucho que insista el periodista, la ministra siempre
responder con desviaciones a la pregunta de si va a dimitir. Por lo tanto, ser mejor
que busquemos el mando a distancia y cambiemos de canal.

Los mismos derechos para todos


En el fondo, la desviacin es una maniobra de evasin. Eso es evidente. Y es muy
posible que nos moleste enfrentarnos a los intentos de desviacin que nos hagan los
dems. S, puede resultar frustrante que nuestras preguntas y comentarios no hagan
mella en nuestro interlocutor. Pero, en este caso, tambin rige la norma siguiente: los
mismos derechos para todos. Nadie est obligado a afrontar nuestras preguntas ni
nuestros comentarios.
Por otro lado, la desviacin tiene efectos teraputicos. Es mucho ms que una
estrategia de autodefensa. Incluso puede mejorar considerablemente la relacin entre
dos personas, tal como se demuestra en el ejemplo siguiente.
En una charla sobre la autodefensa verbal, tambin habl de la desviacin. Al
acabar la charla, se me acerc una mujer. Haba ledo mi primer libro sobre este tema
y haba aplicado la estrategia de la desviacin en las conversaciones con su madre. Y
me cont que le haba sido muy til.

Salir del crculo vicioso de los lamentos y el


malestar
La madre de aquella mujer tena ms de setenta aos y viva sola. Visitarla supona
una enorme carga. Porque la anciana no dejaba de quejarse de todo y de todos. La
hija siempre escuchaba las mismas quejas: lo terribles que eran los vecinos, el ruido
que hacan los nios cuando jugaban en la calle, lo mal que la trataban los mdicos,
que la escalera del edificio nunca estaba limpia y que el camin de la basura dejaba
ms porquera de la que recoga. Una vez y otra, siempre la misma letana. La hija
intentaba tranquilizarla. No todo era tan malo, la escalera pareca limpia, a los nios
apenas se les oa, los mdicos hacan todo lo que estaba en sus manos, etc. Pero las
palabras apaciguadoras no funcionaban. La madre se enfadaba an ms. Al final
empezaba a quejarse tambin de la actitud de la hija. Deca que nadie la entenda, que
nadie la tomaba en serio, que su propia hija se pona en su contra y que iba muy poco
a verla.
La hija se senta impotente ante las monsergas quejumbrosas de su madre.
Despus de visitarla se senta abatida. Tena la sensacin de que su madre le haba

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chupado la energa. Y eso haca que cada vez la visitara con menos frecuencia. Lo
cual provocaba que su madre se quejara an ms de lo poco que iba a verla.
La desviacin fue la salvacin, y lo fue para ambas. Con esta estrategia, la hija
poda conducir la conversacin disimuladamente hacia otro tema. Primero escuchaba
una parte de las quejas repetitivas de la anciana y luego la interrumpa hablando de
algo positivo. Algo que fuera evidente para ambas. Por ejemplo, las plantas que tena
en el balcn.
La hija le deca: Mam, espera un momento. Acabo de ver que has puesto
plantas nuevas en el balcn. Quedan preciosas. Qu son?. La madre segua el hilo y
le explicaba qu plantas eran y con qu frecuencia haba que regarlas. La hija se daba
cuenta de que el cambio de tema le sentaba bien a su madre, que ya no hablaba en
tono de reproche, sino muy tranquila. A partir de entonces, la hija utiliz la
desviacin mucho ms a menudo. Siempre que la madre empezaba con una de las
viejas historias quejumbrosas, la escuchaba un poco y cambiaba de tema. Comentaba
algo agradable, se refera a algo bonito o que estaba bien. Por ejemplo, el caf, que
era excelente. O la sala de estar, que estaba decorada con mucho gusto y muy
ordenada. Hablaba de los cojines del sof, de los cuadros de las paredes y de las
deliciosas galletas. Su madre siempre le segua el hilo, aunque slo fuera con una
frase. Pero, a veces, incluso charlaban un buen rato sobre esas cosas positivas.
Entonces, la anciana sonrea y hablaba con voz suave. Y pareca contenta, casi feliz.
La hija se dio cuenta de que la madre necesitaba un estmulo externo para salir del
crculo vicioso de los lamentos y el malestar. Las desviaciones eran un estmulo
externo bien recibido.

Hay que prestar ms atencin a lo positivo


A la hija le result ms fcil seguir visitando a su madre. Y la madre tambin empez
a disfrutar ms de las visitas. Cada vez prestaba ms atencin a las pequeas cosas
positivas que la rodeaban. Su estado anmico fue mejorando paulatinamente. Y la
relacin entre madre e hija volvi a ser muy cordial.
La mujer que me explic esta historia se despidi de m estrechndome la mano y
dndome las gracias de todo corazn por esa maravillosa estrategia que es la
desviacin. Me emocion. Pero el mrito no era mo. Aquella mujer haba trasladado
a su vida de manera creativa lo que haba ledo en un libro escrito por m. Ella tuvo la
inspiracin para hacerlo. El mrito era slo suyo.
Esta historia me ense que a nadie le gusta tener un carcter agresivo o
avinagrado. Las personas que se aferran con uas y dientes a lo negativo y parece que
estn a punto de hundirse ansian un salvavidas que las rescate. La desviacin puede
ser ese salvavidas. Con l puedes evitar que los dems se ahoguen en su empanada
mental.

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Visto de este modo, la desviacin es a veces lo ms carioso que puedes hacer por
ti y por tu interlocutor.

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A grandes males, aguas mil.
Refrn nuevo.

Si no puedes combatirlos, desconcirtalos

Los tiranos nunca lo tuvieron fcil. Porque, gobernaran donde gobernaran, siempre
existan rivales. Sus adversarios, secretos o declarados, les complicaban la vida. Los
enemigos de los gobernantes se jugaban la vida. Pero de sus filas salieron los hroes
que se atrevieron con los dspotas y los combatieron.
En el fragor de los combates, un grupo de opositores sola pasar desapercibido.
Eran los bufones, los cmicos, los juglares, que se burlaban de los gobernantes.
Constituan la oposicin que sola formar parte del squito de los poderosos. Les
estaba permitido imitar a los mandamases y hacer chistes sobre ellos sin que les
cortaran la cabeza.
Los bufones gozaban de la libertad de los locos. Y vivan ms aos que algunos
hroes.

Encuentra el valor para el descaro


Ser un bufn tambin significa tener valor para ser un descarado. El descaro siempre
sirve para hacer mofa de las normas de conducta habituales. All donde predominan
las personas con poses serias y dndoselas de importantes, se oye el sonido de fondo
de los cascabeles que los bufones llevan en sus gorros.
Quizs algunas veces tienes la sensacin de que sobre ti gobiernan personas
poderosas. O de que ests en las garras de un tirano. Evidentemente, podras combatir
como un hroe: con seriedad, encarnizadamente y con mucho patetismo. O te lo
pones ms fcil y te transformas en un bufn. Eso no es tan sacrificado y es mucho
ms divertido. Siendo un bufn, no empuas una espada, pero dispones de un arma
mucho ms eficaz: tu gracia.
Pero podemos rernos de un tirano? Podemos ser graciosos cuando todo es
trgico y dramtico? S, s y otra vez s.

Bambi se encuentra al lobo malo


Cornelia tena su dspota personal. Era su cuada. Nunca se haban apreciado. Por
suerte, no se vean muy a menudo. Pero, cada vez que coincidan, Cornelia se llevaba
un chasco. Generalmente se encontraban en reuniones familiares. El marido de
Cornelia tena una familia muy grande y extensa, que celebraba muchas fiestas. En
ellas, Cornelia coincida con su odiada cuada. Y sta no dejaba pasar ninguna

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oportunidad de martirizarla. La cuada aprovechaba la ventaja de que tena gracia
tomando el pelo y burlndose de la gente. Toda la familia tema su labia. Y Cornelia
era la vctima preferida. Porque no saba defenderse: era la ms dbil. Cornelia no era
aguda ni tena una lengua afilada. Generalmente era callada y solcita. Era como
Bambi, y su cuada se comportaba como el gran lobo malo.
En una gran fiesta de cumpleaos sucedi de nuevo. Despus de la cena, la
cuada se puso a criticar la ropa de Cornelia delante de todo el mundo.
Conny, guapa, tengo que decirte una cosa, de mujer a mujer. Con esos
pantalones pareces un hmster depresivo con dos patas.
Cornelia not que todas las miradas se centraban en ella y que todos esperaban
que respondiera algo. Pero slo se puso roja como un tomate y dijo algo as como:
Qu les pasa a mis pantalones?
A tu edad deberas tapar las zonas problemticas en vez de exhibirlas.
Cornelia se fue de la sala echando chispas. Y no sirvi de nada que su marido la
consolara despus.
Lo que ocurri en aquella ocasin ya haba pasado otras veces de un modo ms o
menos similar. Siempre siguiendo la misma pauta. La cuada haca un comentario
malicioso sobre la ropa de Cornelia, sobre su peinado o sobre su maquillaje. Siempre
haca los comentarios ofensivos en voz bien alta para que los oyera toda la familia.
Cornelia era humillada ante toda la tropa. Y siempre acababa pareciendo que
Cornelia no soportaba las bromas. Que era muy susceptible y enseguida saltaba
cuando alguien haca un chiste. El juicio colectivo de toda la familia era: La pobre
Cornelia es tan sensible.
Cuando Cornelia vino a verme, slo quera una cosa: plantar cara a su cuada con
contundencia. Y remarc las palabras con contundencia. Pareca furiosa. S, le
herva la sangre. Me dio la impresin de que le habra encantado poder hablar con un
traficante de armas.
No acept ninguna de las estrategias defensivas que a m tanto me gustan. La
rplica desintoxicante, el comentario de dos slabas, el silencio animado, la
desviacin: todo aquello le pareca demasiado suave. Cornelia opinaba que su cuada
no era lo bastante sensible para aquellas estrategias refinadas. Para hacer mella en
aquella mujer habra que pegarle un martillazo en la cabeza. Naturalmente, slo con
palabras.
Puesto que Cornelia buscaba una estrategia ms fuerte, le ofrec el refrn
inadecuado.

No hay nada que entender, pero no lo confieses


El refrn inadecuado es una estrategia descarada. Y su principio es el siguiente: crear
confusin. Con esta estrategia, contestas a un ataque verbal con un refrn. Y eliges un

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refrn que no se ajuste para nada a lo que ha dicho tu interlocutor. Es decir, un refrn
que no tenga sentido en ese contexto.
Por ejemplo, alguien te dice: Hablas como si no tuvieras estudios.
Y t contestas: S, mi abuela siempre deca: A quien madruga, Dios le ayuda.
Te das cuenta de lo que intenta hacer ahora tu mente? Se est esforzando por
comprender la respuesta. Intenta relacionar el comentario de los estudios con el hecho
de madrugar y que Dios te ayude. Djalo. La respuesta no tiene sentido. As es como
funciona el refrn inadecuado.
Esta estrategia se basa en un acto reflejo de nuestro cerebro. Somos buscadores de
sentido. Cuando alguien nos habla en nuestro idioma, automticamente intentamos
descubrir el significado de sus palabras. Queremos entender lo que nos ha dicho. Se
trata de una reaccin automtica del cerebro. Confa en esa reaccin automtica de
todo cerebro. Todos tenemos en la cabeza una mquina buscadora de sentido.
Pondrs sin problema contra las cuerdas a cualquier impertinente enviando a su
cerebro a emprender una bsqueda intil de significado. Porque en el refrn
inadecuado no hay nada que entender. Pero t no se lo digas a tu interlocutor.

Cmo embrollar la mente del atacante


El refrn inadecuado suena avispado, pero la respuesta es una completa absurdidad.
Aqu tienes un par de muestras ms. Quieres saber qu contestar a uno de esos
comentarios tpicos?
Los comentarios: Mujer tenas que ser! o Tpico de hombres!.
Aqu tienes tres respuestas con dichos ingeniosos, pero totalmente desatinados:

Mujer tenas que ser? Bueno, slo puedo decir que las aguas tranquilas son
profundas.
Tpico de hombres? Cmo era aquello? La cara te la regalan, pero la sonrisa
la pones t.
Acabo de recordar un refrn que viene muy a cuento: Ms vale pjaro en mano
que ciento volando.

Estas respuestas slo causan confusin. Con ellas embrollas la mente de tu


interlocutor y lo pones en jaque mate. Sin ser mordaz ni hiriente. Ganas porque pones
patas arriba la lgica tpica de la comunicacin. Y para poder hacerlo, necesitas sobre
todo una cosa: la libertad de los locos.

La confusin llega con disimulo


Cornelia quera liberarse de una vez por todas de la tirana de su cuada. Sin

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embargo, al principio no le convenci demasiado el refrn inadecuado. Era
demasiado suave.
Probablemente haba confiado en que yo le propondra algunos comentarios
desagradables para noquear a su cuada. Pero no tengo nada semejante en mi gama
de ofertas. Por un lado, porque conozco el karma instantneo (vase el apartado
Material para reflexionar sobre la venganza) y, por otro, porque no soy amiga de
las groseras agresivas. Al rebajarnos al nivel de ese tipo de comentarios, nos herimos
ms a nosotros mismos que a quien pretendemos ofender.
Le recomend a Cornelia que probara con el refrn inadecuado. Porque, aunque al
principio parece inofensivo, es muy eficaz.
Cornelia prob la estrategia en una fiesta familiar, un bautizo. Dos meses despus
me lo cont. En aquella fiesta, la cuada volva a estar en plena forma. Todos estaban
sentados a la mesa comiendo cuando empez a hacer de las suyas. Como era
costumbre, atac a Cornelia:
Cornelia, guapa, ese vestido es demasiado largo. Ya no te quedaba bien antes.
Pero ahora pareces una chacha. No podras comprarte un vestido nuevo? No te da
dinero tu marido?
Las miradas se concentraron una vez ms en Cornelia. Pero, esta vez, estaba
preparada. Y respondi muy tranquila:
Seguro que conoces el dicho: No por mucho madrugar amanece ms temprano.
Todos se quedaron en silencio. Las palabras de Cornelia consiguieron que el corro
entero frunciera el ceo. La cuada no contaba con que Cornelia reaccionara tan
tranquila. Se haba quedado perpleja.
No por mucho madrugar amanece ms temprano? No lo entiendo. Quieres
decir que t no madrugas o algo por el estilo?

Cmo contestar a una tontera con una tontera


culta
Cornelia continu con su tctica para confundir:
No, no, has entendido mal el dicho. En el fondo, slo quera decirte que el mar
es traicionero.
La cuada mene la cabeza.
No entiendo nada. De qu me ests hablando?
Cornelia no pudo evitar que se le escapara una sonrisita.
Pinsalo bien: El mar es traicionero. Algo tiene que ver.
La cuada volvi a menear la cabeza. Los dems pensaron que era una gran
verdad. El mar es realmente traicionero. No saban qu tena que ver eso con el
vestido. Pero a nadie pareca importarle, excepto a la cuada. Mientras los dems
seguan comiendo y charlando, lo intent de nuevo:

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Conny, adems de llevar ropa anticuada, no dejas de decir tonteras.
Cornelia sigui con el refrn inadecuado.
S, cmo era aquello? Quien del trabajo huye, su porvenir destruye.
La cuada se estaba enfadando. Cornelia, en cambio, cada vez estaba de mejor
humor. Se lo pasaba en grande cada vez que responda con un refrn desatinado. Y,
ante los meneos de cabeza de su cuada, replicaba:
Pinsalo con calma. Seguro que acabars entendindolo.
Luego acab la pesadilla. La cuada dej en paz a Cornelia. La fiesta transcurri
sin incidentes, tranquila y divertida. Slo la cuada estuvo un poco ms callada que
de costumbre.
En Cornelia anid una sensacin. Se sinti orgullosa de s misma. Se haba
defendido sin mala uva y sin provocar una ria en plena celebracin. Ella haba
quedado por encima. Y a partir de entonces estara bien escudada. Saba cmo
arreglrselas con su cuada sin enfadarse. La tirana haba acabado.

As neutralizars la fuerza del ataque


El refrn inadecuado es similar a la accin de agarrar al contrincante en el judo o el
aikido. Sujetamos al atacante de manera que no pueda proseguir con el ataque.
En su libro sobre el aikido, Andr Protin afirmaba que el principio bsico de ese
arte marcial consiste en no enfrentarte nunca a la fuerza del adversario con tu propia
fuerza, en evitar medir las fuerzas y aprovechar la energa del ataque para neutralizar
el ataque y dominar al atacante.
Con el refrn inadecuado, el ataque se neutraliza mediante la tctica de la
confusin. Y sujetamos y dominamos al atacante gracias a su confusin.
Mientras tu adversario intenta averiguar si el refrn inadecuado es una ofensa o
una respuesta ocurrente, puedes sentarte cmodamente y examinar su rostro. Cunto
tiempo pasa hasta que te pregunta? En el momento en que oigas: Qu quieres decir
con eso?, sabrs que la bsqueda de significado por su parte ha resultado
infructuosa. Con la ayuda de esa pregunta, quiere volver a poner su mente en orden.
Y, claro, t, muy amablemente, se lo impedirs. Respndele: Pinsalo con calma.
Seguro que lo entenders. O contstale: Yo tambin tard mucho en comprenderlo.
T tambin lo conseguirs.

Slo te hacen falta unos cuantos refranes tpicos


para disponer de un buen escudo
Pero qu ocurre si, despus de mucho cavilar, tu adversario exclama contento: Ya
lo tengo! Ya s qu queras decir con ese refrn?
Bueno, la cosa se pone interesante. Dile que te lo explique. Qu supuesto sentido

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le ha encontrado al refrn inadecuado? Date el gusto y escucha atentamente. Cmo
explica alguien un significado que no existe? Seguro que eso es ms interesante que
mirar la tele. As pues, asiente con la cabeza y enarca bien las cejas.
Cuando tu adversario haya acabado con sus explicaciones, tienes varias opciones.
Si quieres ser clemente, dile simplemente: S, eso es. Si no tienes piedad, puedes
soltarle otro. Dile que no ha entendido bien el refrn. Que, en el fondo, t slo
queras decir: El uno por el otro, la casa sin barrer. Evidentemente, este segundo
refrn tampoco tiene sentido y enseguida podrs pasrtelo en grande otra vez con la
confusin de tu interlocutor.
Lo nico que necesitas son unos cuantos refranes tpicos y, como ya he
comentado, la libertad de los locos que t tambin tienes. En el siguiente resumen de
la estrategia encontrars buenos refranes. Elige los que te sean ms fciles de
recordar.

Estrategia de autodefensa: el refrn inadecuado

Reacciona a un comentario chocante haciendo un comentario an ms chocante.


Responde con un refrn que no encaje para nada en lo que acaba de decir tu
interlocutor.
Aqu tienes una pequea seleccin de refranes tradicionales:
Una golondrina no hace verano.
Quien del trabajo huye su porvenir destruye.
El uno por el otro, la casa sin barrer.
A quien madruga, Dios le ayuda.
Querer es poder.
A caballo regalado, no le mires el dentado.
Hay ms das que longanizas.
Puedes introducir el refrn desatinado con unas cuantas palabras que le den
estilo:
Como siempre deca mi abuela: No hay que echar las campanas al vuelo
antes de tiempo.
Slo puedo decir una cosa: Quien tiene oficio tiene beneficio.
Como dice el refrn: Quien bien te quiere te har llorar.
Los refranes preferidos de mis lectores y alumnos:
Mejor rer que llorar.
A falta de pan, buenas son tortas.
No hay peor sordo que el que no quiere or.
Ni son todos los que estn ni estn todos los que son.
Al mal tiempo buena cara.
Quien algo quiere algo le cuesta.

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Vsteme despacio que tengo prisa.
Ms sabe el diablo por viejo que por diablo.

Vence con el absurdo ms puro


Ms que ninguna otra estrategia, el refrn inadecuado tiene la enorme fuerza de
cambiar sentimientos. Tus sentimientos. Te reirs al responder con ellos. En vez de
enfadarte, pondrs en juego tu buen humor. Dejars de sentirte como una vctima y te
sentirs como alguien que se enfrenta con mucha gracia a un tirano. Vencers con el
absurdo ms puro. Y lo mejor de esta estrategia: te defenders sin rebajarte al nivel de
tu rival. Al contrario: con el refrn causars una impresin de sabidura.
Se dar cuenta tu adversario de que slo utilizas refranes inadecuados?
Espero que s, puesto que eso sera una seal de inteligencia por su parte. Y, en
ese caso, an hay esperanzas. Esperanzas de que puedas hablar razonablemente con
tu interlocutor. Al pronunciar un refrn desatinado, indirectamente le ests diciendo:
Me has atacado y eso es absurdo. Y yo te contesto con una absurdidad culta. Si
contestas diciendo Una golondrina no hace verano, ojal el otro entienda qu est
ocurriendo. As sabr que t prefieres rer a llorar.

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Mientras el xito sea nuestro objetivo no podremos liberarnos del miedo, porque
el deseo de tener xito Inevitablemente genera el miedo al fracaso.
Jiddu Krishnamurti.

Material para reflexionar sobre la capacidad


de rplica

Acta con sinceridad y confisalo: en tu fuero interno, de vez en cuando sueas con
ser un superhroe verbal. No te gustara contestar a los comentarios insolentes con
una rplica impresionante? Entonces podras noquear con tu labia imbatible a
cualquier impertinente. Y eso sin tener que pensar demasiado, con una sonrisa
impasible en los labios. Verdad que sera genial?
Son sueos que comprendo muy bien. Incluso podra imaginar cmo sera el traje
de ese superhroe. Ahora, en serio: estoy de tu parte si deseas tener ms capacidad de
rplica.
No obstante, el asunto tiene una pequea pega: es muy difcil conseguir esa
capacidad de rplica espontnea y a la vez brillante. Dicho lisa y llanamente, se trata
de un ideal elevado.

Le das vueltas y ms vueltas a un comentario


impertinente?
Examinemos la realidad. Los comentarios impertinentes suelen pillarnos
desprevenidos, casi a quemarropa. Generalmente nos quedamos demasiado perplejos
para contestar. A lo mejor conseguimos pronunciar algo as como: Eh? A qu
viene eso?. O slo somos capaces de poner cara de enfado. Fin. Ah acaba todo.
Nada de reacciones impresionantes. Nada que pudiera derribar al impertinente.
Y qu nos pasa despus de un ataque verbal? Nos bulle la cabeza. Reproducimos
la situacin incansablemente en nuestra mente. Una y otra vez. Siempre con
reacciones distintas y con nuevas rplicas. S, las respuestas adecuadas se nos ocurren
cuando todo ha pasado.
El comentario quizs slo ha durado tres segundos, pero podemos estar horas
comindonos el tarro. Horas valiosas de nuestra vida en las que damos vueltas a algo
que ya pertenece al pasado. Horas en las que estamos de mal humor y avivamos
nuestro enfado. Pero, al menos, al final sabemos que tendramos que haber
contestado. Lo malo es que ya hemos perdido el tren. No podemos cambiar el pasado.
Y el futuro? Es incierto. Volver a repetirse la misma situacin? Si es as,
recordaremos entonces nuestra superrplica? A lo mejor volvemos a quedarnos sin
habla. Lo nico que queda despus de tanto cavilar es la ligera sensacin de estar en

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el bando perdedor porque, aparentemente, no tenemos suficiente capacidad de
rplica.

Sorpresa! Ya tienes capacidad de rplica


Tomemos consciencia de la realidad y examinmosla con ms precisin.
Si te observas en la vida cotidiana comprobars que ya sabes responder con
muchsima rapidez. Si, por ejemplo, te pregunto la hora, mirars el reloj y me
contestars. O me dirs de inmediato que no llevas reloj. O calculars la hora que es.
En cualquier caso, rpidamente se te ocurre una respuesta adecuada. Y eso mismo te
pasa en la mayora de las conversaciones. Alguien te comenta algo y t contestas.
Rpida y adecuadamente.
Imagina una discusin con tus hijos. El ms pequeo te levanta la voz diciendo:
No, no pienso hacer los deberes ahora. He dicho que los har ms tarde. Deja de
chincharme!. Pasas horas pensando qu podras haberle contestado? Seguramente,
no. Enseguida se te ocurre algo.
No te hace falta pensar mucho si tu vecino te dice: El cielo est muy gris. An
llover. Has cogido el paraguas?. Simplemente, pronunciars un par de palabras.
Por qu en esas situaciones se te ocurre una respuesta acertada enseguida, sin
necesidad de pasarte horas cavilando?
Observa tu forma habitual de hablar en situaciones cotidianas. S, tienes respuesta
para todo. Intuyo lo que estars pensando ahora. Crees que eso no tiene nada que ver
con la capacidad de rplica. Pero s tiene que ver. Y mucho.

Te bloqueas exigindote demasiado?


Cuando no ests bajo presin, siempre se te ocurre algo. Siempre que no esperas nada
especial de ti, encuentras fcilmente las palabras adecuadas. Cuando no te atosigas, tu
mente produce gran cantidad de frases con las que puedes mantener tranquilamente
una conversacin. Pero, cuanto ms ocurrente intentas ser, ms te cuesta. Te pones
bajo presin. Y tu mente se estresa. Igual que en un examen oral.
El estrs nos atonta. Cuando estamos estresados, nuestra gracia se esconde en el
trastero y nuestra creatividad en el stano. Pronunciar una frase sensata nos cuesta un
gran esfuerzo.
Por qu no somos capaces de contentarnos con lo que normalmente decimos, sin
exigirnos demasiado? Por qu no nos conformamos con dar una respuesta
cualquiera? Un simple Vaya!, por ejemplo.
Creo que s por qu nos exigimos tanta capacidad de rplica. Lo hacemos porque
a menudo vemos que hay gente con esa capacidad. A diario observamos que hay
personas que disparan respuestas graciosas cuando alguien les hace un comentario

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impertinente. Lo vemos cada da en la televisin.

En la televisin, todo parece muy fcil


En las pelculas y en las series de televisin cmicas te sirven rplicas geniales. En
las comedias, las familias, los amigos y los compaeros de trabajo se dedican
exclusivamente a dar respuestas magnficas. En el cine y en la televisin todo parece
muy fcil.
El jefe bromea con la nueva empleada.
Dgame, eso que lleva en la cabeza, es un peinado o un nido de patos?
La empleada sonre con encanto y enseguida replica:
Y qu es lo que tiene usted en la cara? Son patillas o fundas de mvil?
Una rplica de primera! Por qu no podemos hacer nosotros lo mismo?
Respuesta: porque no tenemos guion.
Esos dilogos ocurrentes son obra de un grupo de guionistas muy capacitados,
que han trabajado duro para escribirlos. Luego, unos directores excelentes han
filmado esas respuestas agudas durante varios das de rodaje para que resulten
totalmente naturales. En resumen: el modelo que probablemente has elegido es el
resultado de una produccin larga e intensa. Una produccin en la que ha participado
una gran cantidad de expertos y artistas muy bien pagados.
Esas rplicas bien escenificadas sobrepasan con mucho nuestras posibilidades. La
verdad es que en la vida cotidiana estamos solos. Nos faltan los guionistas. No
disponemos de un guion con rplicas geniales. Adems, nuestros interlocutores no
reciben instrucciones del director y dicen lo que les viene en gana.
Y nosotros? Nosotros improvisamos constantemente. Y lo hacemos sin el
maquillaje adecuado, sin una buena iluminacin y, a menudo, en medio de unos
decorados cuestionables. Y luego nos enfadamos porque, al hablar, no somos tan
graciosos ni tan listos como los tipos que vemos tan a menudo.

Rebaja tus exigencias y no te sometas a presin


Despdete de esa capacidad de rplica imponente y sofisticada. Rebaja tus exigencias.
Bastante. Mejor an, tralas.
Piensa en tus conversaciones cotidianas: cuando no te sometes a presin, siempre
se te ocurre algo. Pero cmo dejamos de someternos a presin?
Lo primero que hay que hacer es dejar de querer impresionar a los dems. La
primera persona a la que no tienes que impresionar es al impertinente. Porque es
precisamente quien te ha hecho el comentario chocante. Y, con ello, su contribucin
al acto comunicativo ha sido entre regular y mala. Y t intentas emplearte a fondo?
Pues no! Ahrratelo. Basta con darle una respuesta regular, banal. Tambin sera

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muy oportuno un silencio consciente. Y si slo eres capaz de decir Eh?, reptelo
un par de veces. Eh? Eh? es un comentario de dos slabas. No tengas reparos en
escatimarle un poco tu inteligencia.

Te preocupa lo que los dems piensan de ti?


En segundo lugar, es importante que no conviertas al impertinente en miembro del
jurado de un concurso. Porque esa persona no es la instancia que debe juzgar si has
contestado bien o no. En resumen: no te preocupes por lo que el impertinente piense
de ti. Nadie tiene que valorarte. No ests en un escenario y no tienes que bailar
delante de nadie. Sea cual sea tu reaccin a un comentario chocante, a ti te sobra y te
basta. Lo nico que importa es que no te enfades y no tengas la sensacin de que te
han herido.
se es precisamente el objetivo de las estrategias defensivas que contiene este
libro. Todas son muy sencillas. Con ellas puedes contestar sin tener que pensarte
mucho la respuesta. Lo nico que necesitas es la libertad de no someterte a presin.
Da una respuesta que te resulte fcil. Di algo que te haga sonrer con satisfaccin.
Como un refrn inadecuado. O una buena desviacin. Adems, no hay ningn
reglamento sobre cmo llegar a las respuestas. No tienes que aprenderte nada de
memoria.

Se acab el quedarse sin habla


En uno de mis seminarios conoc a una mujer que me demostrara cmo se puede
evitar quedarse sin habla. Ella misma encontr una manera creativa de hacerlo.
Haba ledo mi libro Cmo defenderse de los ataques verbales. Pero eso no le
bast. Nunca se le ocurran respuestas adecuadas a tiempo. Quera cambiar la
situacin asistiendo a un taller prctico. Para ella era importante poder decir algo
porque tena un problema en el trabajo. Un compaero que no paraba de meterse con
ella.
Trabajaba en unas grandes oficinas y cada da tena que pasar por delante de ese
compaero. Y l siempre le haca un comentario mordaz sobre su aspecto o sobre su
ropa. Un comentario que tambin oan los dems oficinistas. Eran observaciones
como Bueno, bueno, esa falda podra ser un par de centmetros ms corta o Esta
noche has estado muy estrecha en la cama o se te ve chafada por otra cosa?.
Todos se daban cuenta de que aquella mujer no era capaz de defenderse. Siempre
se quedaba parada, tartamudeaba con timidez y se sonrojaba. Al final, incomodada,
sala corriendo hacia su mesa. El compaero siempre gritaba detrs de ella que no la
haba entendido y que si poda repetrselo. Y se rea. A los dems se les escapaba una
sonrisa. Haca casi un ao que la cosa duraba. Y ella quera aprender de una vez a

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defenderse.
Sin embargo, en el taller prctico se demostr lo que ella ya saba de antemano.
Las rplicas rpidas no eran su fuerte. No tena mucha labia. No obstante, al final
encontr su propia manera de contestar. Su estilo de rplica era nico.

Mejor leer bien que recordar mal


En el taller me di cuenta de que aquella mujer tomaba apuntes aplicadamente y
anotaba todas las respuestas posibles de autodefensa. Utilizaba para ello un pequeo
bloc de espiral. A m me pareca muy laborioso, porque todos los que participaban en
el taller reciban un dossier con una lista clara de todas las repuestas apropiadas para
defenderse. Pero no, ella lo escriba todo en su pequeo bloc.
En el seminario de nivel avanzado que empez al cabo de ocho semanas, me
cont cmo haba utilizado aquel bloc.
Despus de participar en el primer taller, lleg el da en que tuvo que volver a
pasar por delante de su compaero de trabajo, que, como siempre, tena un
comentario a punto.
Buenos das! Vaya, por la cara que pones, esta noche no tenas a qu arrimarte
en la cama.
Ella se detuvo, abri el bolso y sac el bloc. Luego lo hoje. Buscaba una
respuesta adecuada. La primera categora de respuestas que encontr fue la rplica
desintoxicante. Saba cmo funcionaba: seleccionar las palabras hirientes y preguntar
qu significaban. Pero, entretanto, haba olvidado qu acababa de decirle el
compaero.
Podras repetrmelo?
He dicho que, por la cara que pones, esta noche no tenas a qu arrimarte en la
cama repiti de buen grado su compaero.
Qu entiendes t por arrimar? pregunt ella.
Antes de que el compaero pudiera reaccionar, la mujer mene la cabeza. No, la
rplica desintoxicante no encajaba all.
Espera. Espera se apresur a decir mientras continuaba hojeando el bloc.
Encontr el cumplido sorprendente. S, eso funcionara. Pero qu le haba
comentado el compaero?
Podras volver a repetrmelo? le pregunt.
El compaero, que empezaba a estar un poco confundido, repiti el comentario en
una versin abreviada:
Esta noche no haba nada en tu cama, verdad?
Oh, admiro tus conocimientos y tu inteligencia dijo ella, leyendo
directamente del bloc. Y luego se apresur a cambiar la respuesta por: Me gustara
ser como t.

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Al dar esa respuesta, casi se le escap la risa. Pero la cosa an no haba acabado.

La fuerza secreta del bloc de espiral


El compaero la miraba desconcertado y los dems oficinistas tambin se haban
quedado boquiabiertos ante el nuevo espectculo. En vez de salir corriendo
incomodada hacia su mesa, segua all, sonriendo y hojeando de nuevo el bloc. No,
continuaba sin estar satisfecha con su respuesta. Busc una rplica realmente
supergenial. S, a pesar de haber participado en uno de mis talleres, an se exiga
demasiado.
Por fin pareci que haba encontrado la pgina correcta con las respuestas
adecuadas. Recordaba vagamente el comentario de arrimarse en la cama. Entonces
ley para s misma la respuesta, guard el bloc en el bolso, respir hondo y dijo en
voz alta:
Vaya!
Aquella fue la respuesta definitiva!
Y se fue hacia su mesa con la cabeza bien alta y una sonrisa en la cara.
El compaero se haba quedado sin habla. Qu diantre haba sido aquello?
Aquello fue el principio de una nueva era.
A partir de entonces, la mujer pasaba lentamente por delante de la mesa de su
compaero. Siempre armada con su bloc de espiral. Siempre preparada para sacarlo
del bolso y hojearlo. S, incluso esperaba la ocasin de poder leer en voz alta alguna
que otra respuesta de autodefensa. Y el compaero? Se comportaba de otro modo.
La vea, le daba los buenos das y eso era todo. Nada de comentarios. A partir de
entonces la dej en paz.
Una verdadera lstima. A ella le habra gustado practicar un poco ms con l.

Te contesto maana
Reacciona como mejor te vaya. Si tienes que leer en voz alta las respuestas, no pasa
nada. Y si de vez en cuando no se te ocurre nada, admtelo tranquilamente: Ahora
no se me ocurre qu decirte. Pero maana, pongamos a las tres de la tarde, tendr
tiempo y podr contestarte. Bueno, pues, hasta maana!.
En realidad, no depende de tu respuesta. Depende de que ests por encima
emocional y mentalmente. Porque eso demuestra que el comentario estpido no te ha
afectado.

Test: Conoces afondo la capacidad de rplica?


Todos queremos tener capacidad de rplica, pero pocos saben en qu consiste.
Sabes cmo funciona la capacidad de rplica? A continuacin encontrars seis

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preguntas contundentes para que examines tus conocimientos. Elige la respuesta
correcta.
Pregunta 1:
La capacidad de rplica consiste sobre todo en:

Ensearle a tu interlocutor que eres mejor persona.


Dar una respuesta con la que puedas rerte.
Impresionar largamente a los presentes.
Taparle la boca de una vez por todas a tu interlocutor.
Ejercitar el sentido del absurdo y las tonteras.

Pregunta 2:
Las buenas rplicas no tienen que hacerse esperar demasiado. De cunto tiempo
de reflexin dispone una persona despus de or un comentario impertinente?

Cinco segundos.
Hasta siete minutos.
Dos das.
Cuatro semanas.

Pregunta 3:
Alguien te ha dicho hace poco una verdadera estupidez. Cmo evitas pensar
durante horas en ese comentario estpido?

Grues tres veces en voz alta y despus vas a hacer footing hasta que el sudor te
cubre por entero.
Te pones delante de un espejo y te pasas veinte minutos haciendo tus peores
muecas.
Escribes una impertinencia en una hoja de papel, rompes la hoja en trocitos
diminutos y mezclas los pedacltos con la tierra de las macetas.
Aceptas todos tus sentimientos, perdonas a tu adversario y disfrutas del
momento.

Pregunta 4:
Qu suele bloquear las rplicas graciosas y rpidas?

El miedo a acabar en soledad.


Unas exigencias demasiado elevadas.
El cansancio y la fatiga.

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Las leyes.

Pregunta 5:
A los que afirman que son siempre capaces de rplicas brillantes, los consideras:

Fanfarrones engredos que te menosprecian.


Criaturas admirables que te sirven de modelo.
Compaeros de viaje con los que ests al mismo nivel.
Personas dignas de estudio a las que pronto les hars unas cuantas pruebas.

Pregunta 6:
Crees que la capacidad de rplica se puede aprender y practicar?

No. Tener una respuesta adecuada para todo es algo gentico.


En parte, s. Podemos incrementar el rendimiento mental con mucho aire fresco
y una alimentacin saludable.
A veces. Pero slo si todos los das practicas un mnimo de veinte minutos con
tu pareja.
S. Slo hay que leer este libro en busca de inspiracin y casi siempre dars con
las palabras adecuadas.

Encontrars las respuestas correctas al final del libro.

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La verdadera paz surge espontneamente cuando tu mente se libera de los
apegos, cuando descubres que las cosas de este mundo jams podrn darte lo
que realmente quieres.
Theragatha.

Bailando con la energa oscura

Qu impulsa a la gente a ofender a otras personas? Y qu pretenden conseguir con


ello? Para contestar estas preguntas me gustara invitarte a una excursin. Haremos
una visita a las circunstancias en que las personas suelen echar mano de los ataques
verbales. Investigaremos las situaciones en las que incluso personas afables se
transforman en buscapleitos obstinados. Porque a veces no basta con dar simplemente
rplicas divertidas. Hay situaciones en las que pelear con los dems nos atrae y nos
arrastra como un remolino. Un remolino del que parece muy difcil escapar. S, en
parte no notamos qu nos ocurre. Reimos y peleamos porque todos lo hacen, porque
es lo normal, porque no vemos otra alternativa. Atacamos al otro porque estamos
inmersos en una dinmica funesta que nos domina.
La competitividad es una de esas dinmicas que llevan a las personas a atacar a
los dems. Tambin las discusiones y la lucha por tener razn pueden provocar un
conflicto del que los implicados no saldrn fcilmente.
Al principio de nuestra excursin visitaremos un infierno interpersonal bastante
frecuente. Descenderemos hasta el conflicto crnico, hasta la lucha permanente que
ya no depende de las personas implicadas.

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Lo nico que crece en el cemento es la neurosis.
Proverbio.

Cemento en la cabeza

Los conflictos crnicos tienen el poder de envenenar la vida de los implicados


durante aos. Un ejemplo sera una pareja divorciada desde hace unos aos. Tienen
que seguir vindose de vez en cuando porque tienen hijos en comn. Los encuentros
acaban siempre con insultos que se lanzan delante de los hijos. O toda una familia
que est peleada por una gran herencia. No pueden separarse sin ms porque todava
dirigen una empresa familiar. Desde hace aos, todas las reuniones son una ocasin
propicia para demostrar a los dems miembros de la familia que todava disponen de
municin en sus cabezas. Esa municin consiste en ofensas y calumnias mutuas.

Cmo suena el cemento


Si los examinamos con detalle, veremos que los conflictos crnicos estn hechos de
material duro. Yo lo llamo cemento. Cemento que se ha secado en las cabezas de
los implicados. Ese cemento duro est hecho de convicciones y opiniones firmes. Si
preguntas a los que discuten por qu no ceden y dejan de pelearse, podrs or cmo
suena ese cemento.
Suena as:

Ceder? Para que el otro se ra en mi cara? Jams!


Seguro que pensaba que podra conmigo. Pues la lleva clara. Ya le ensear yo.
No permito que nadie me diga eso! Y menos en ese tono!
Lo que me ha hecho no tiene nombre! Y tengo que aguantarme? Pues no. Se
equivoca de medio a medio.
No veo por qu tengo que ser precisamente yo quien d su brazo a torcer. Yo
slo me defiendo.
Es cuestin de principios. Y en eso soy inamovible.
Yo no tengo la culpa de nada. Y ahora tengo que ser razonable? Ser razonable
cuando el otro sea razonable.
Tendr que defenderme cuando me atacan, no? Y si me vienen con tonteras,
sabrn la que les espera.

S, se nota enseguida. El cortisol corre por la sangre. Los pensamientos se


concentran nicamente en una actitud primitiva de ataque y defensa. Quienes tienen
cemento en la cabeza reaccionan como un robot programado. Se enfadan y toman
impulso para contraatacar automticamente. Nada de consideraciones, sabidura o

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pensamientos que pudieran ofrecer soluciones mejores. El programa indica
simplemente Por ah no paso! y Tengo que defenderme!.

Un ao de hostilidades por un seto y las


consecuencias
Examinemos uno de esos conflictos crnicos. Si lo observamos con detalle,
descubriremos la dinmica que siempre conduce a abrir nuevas heridas y a perpetrar
nuevos ataques.
Antes de empezar a escribir este libro, vi por televisin un reportaje sobre una
guerra abierta por un seto. Un periodista documentaba con un equipo de cmaras la
disputa de dos familias. Una disputa que duraba desde haca cuatro aos y que
probablemente no acabara nunca.
Las dos familias son bastante parecidas. La familia Malasaa tiene una casa con
un precioso jardn, dos hijos mayorcitos y un gato. La familia Matamala tiene tres
hijos, dos conejillos de Indias y tambin una bonita casa con jardn. (Los apellidos de
las familias son inventados; en el reportaje no dieron los nombres reales). La trifulca
de las dos familias ya haba pasado por casi todas las instancias judiciales. Una
multitud de jueces haba intentado mediar en el conflicto, sin xito.

La causa primera de la disputa: una


insignificancia
El origen de las desavenencias fue una rampa de acceso que las dos familias
utilizaban para llegar a sus respectivas casas. Toda la disputa empez por la cuestin
de quin poda aparcar el coche en la rampa y durante cunto tiempo. Al parecer, uno
de los coches estuvo aparcado demasiado rato y al vecino le cost horrores entrar en
su garaje.
La primera conversacin que mantuvieron para hablar del problema fue un
desastre. En vez de aclarar el asunto con calma, se pronunciaron palabras fuertes y se
soltaron insultos. Pero el enfado por el coche aparcado en la rampa fue tan slo un
grano de arena en comparacin con la montaa a la que se lleg despus. Ambas
partes se dedicaron enseguida a empeorar las cosas.
Al parecer, el seor Malasaa empez a tirar la basura al jardn de los vecinos por
la noche. Y, claro, el seor Matamala no poda permitirlo. Instal focos para tener
ms luz. Pero esos focos iluminaban todas las noches la ventana del dormitorio del
matrimonio Malasaa. Que replicaban poniendo msica de marchas militares a todo
volumen.
Las dos partes reunieron pruebas para demostrar las fechoras de los vecinos. Los

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dos gallitos llegaron a tener ms fotos y cintas de vdeo de los rivales que de sus
propias familias.
Llovieron las llamadas a la polica y las denuncias. La ltima de las numerosas
querellas por difamacin que presentaron se debi a que la seora Malasaa haba
llamado zorra y guarra a su vecina. Pero, segn sta, lo hizo porque la seora
Matamala la haba insultado antes llamndola bruja imbcil.
El periodista pregunta a la seora Matamala a qu vienen esos insultos.
No consiento que esa foca me diga nada resopla la seora Matamala ante el
micrfono.
Luego habla la seora Malasaa. Totalmente fuera de s, apenas encuentra
palabras suficientemente fuertes para expresarse.
Cuando sa abre la boca, no hace ms que echar pestes. Es una vbora. Ya le
tapar yo la boca!
(Al leer esto, puede que comprendas por qu no creo que la capacidad de rplica
sea siempre una virtud).
La cmara enfoca al seor Malasaa en su jardn, protestando por los vecinos. Se
queja de que l slo quiere vivir tranquilo. Pero la chusma de al lado ha sembrado la
discordia.
Detrs de un seto, que en el transcurso de los aos de disputas ha alcanzado una
altura de dos metros, el seor Matamala ha odo las declaraciones. Entonces se pone a
gritar furioso y llama mentiroso y criminal al seor Malasaa. Los dos se amenazan
con los puos ante las cmaras.

Sin perspectivas de que la disputa acabe


Al final del reportaje, el periodista hace una pregunta muy razonable. A ambos
cabezas de familia, les pregunta por separado lo siguiente: Por qu no acaban con
esa disputa vendiendo la casa y mudndose a otra parte?.
Qu crees que contestaron los gallos de pelea? Adivnalo.
Aqu tienes tres posibles respuestas para elegir:

Respuesta A:
Que por qu no vendemos la casa y nos mudamos a otro sitio? Un momento
Qu buena idea! Podramos empezar en otra parte con buenos vecinos! Genial!
Por qu no se nos habr ocurrido a nosotros antes? S, sa es la solucin. Se
acabaran los dolores de cabeza. No conocer por casualidad una buena inmobiliaria
que pueda ayudarnos?

Respuesta B:
No, de momento no podemos permitirnos acabar con las disputas. Necesitamos
a nuestros vecinos para ejercitarnos en la prctica de afrontar las hostilidades de

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manera constructiva y sin dejarnos la piel en ello. Y reconozco que an nos queda
mucho por aprender. Todava nos cuesta no implicarnos en las acciones de los
vecinos. An no controlamos la serenidad. A m, personalmente, me gustara poder
llegar a plantear mis necesidades en vez de limitarme a insultar. A lo mejor dentro de
tres o cuatro aos podemos decir que este conflicto nos ha servido de mucho en
nuestro crecimiento personal.

Respuesta C:
Irnos de nuestra casa? Para que los idiotas de los vecinos se ran en nuestra
cara y crean que han podido con nosotros? Ni hablar! Los que tienen que
empaquetar sus cosas y largarse son esa gentuza que vive al lado. Nosotros no
tenemos la culpa de nada. Fueron ellos los que empezaron la disputa. Y tenemos que
ceder y marcharnos nosotros? No! No permitiremos que nos echen de aqu. sta es
nuestra casa! He trabajado muy duro para tenerla. Esa chusma no podr con nosotros.
Nunca!

Has marcado la respuesta C? S, es la correcta. Las dos partes usaron


prcticamente las mismas palabras. Era previsible, no?
Pero por qu era previsible? Por qu una disputa dura tantos aos sin solucin?
Las causas son dos: por un lado, la cabezonera de ambas partes, las opiniones
inflexibles a las que yo llamo cemento. Y, por otro, la fuerza de los implicados. Si
las dos partes son igual de fuertes, ninguna puede alzarse con la victoria definitiva.
Todas las medidas ofensivas que adopte una parte tendrn respuesta. Y los
contrincantes irn a ms porque intentarn abatir al otro con un contraataque
contundente.
Visto desde fuera parece que ambas partes sean presas de la locura. Pero, desde el
punto de vista de los implicados, las cosas son obvias. Tienen que defenderse o
perdern automticamente. Y a nadie le gusta perder.
Visto a distancia, enseguida nos damos cuenta de que ambas partes pierden
constantemente mientras luchan. Pierden dinero en abogados y juicios. Los focos, los
setos, los vdeos de vigilancia grabados: todo eso tambin cuesta mucho dinero. Pero
la mayor derrota que sufren constantemente ambas partes es el estrs. Los ataques de
ira, los insultos y los gritos provocan insomnio, dolor de estmago, tensin muscular
y muchos otros sntomas de enfermedad. Desde el punto de vista de los implicados, la
culpa de esos suplicios siempre es del otro, claro. Tener una vida tan emponzoada es
la mayor prdida que encajan ambas partes.

La disputa forma parte de la vida cotidiana desde


hace mucho tiempo
El conflicto crnico produce su propio combustible, que lo activa y lo mantiene en

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marcha. Como un tren que, una vez puesto sobre las vas, sigue adelante solo.
Ambas partes han invertido mucho en la disputa y por eso no quieren parar. Ni se
cuestionan la posibilidad de ceder, puesto que eso significara que todo el dinero, el
tiempo, las energas y los suplicios habran sido en vano. Ambas partes quieren que
sus esfuerzos se vean recompensados al final. Y nosotros nos preguntamos, qu
final? Cmo ser ese final? No obstante, an hay otro motivo por el que a los
pendencieros les cuesta dejar de pelear: para ellos, la disputa se ha acabado
convirtiendo en una costumbre, en una rutina. Hace mucho tiempo que una parte de
la vida cotidiana de los implicados consiste en acechar al contrincante, en enfadarse
con l y en planear el siguiente paso en el combate.

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Qu haran con su tiempo los luchadores si dejaran de tener un adversario? Se
aburriran soberanamente? Careceran de sentido sus vidas? Empezaran a
discutir con sus parejas? La disputa crnica con el vecino probablemente sea un
mal menor.

El crculo vicioso de ofensas y venganzas

Un motor importante que suele mantener con vida el conflicto son las constantes
ofensas mutuas. Las dos partes han ido recibiendo un montn de insultos y de
improperios a lo largo del proceso. La violencia verbal puede ser tan dolorosa como
las patadas y los puetazos. Esas ofensas han arraigado profundamente en la memoria
de los implicados. Cmo van a dejar en paz al contrincante con todo lo que les ha
dicho?
Eso no merece el perdn, sino que clama venganza. As pues, atacan a la otra
parte de la misma manera o incluso peor. Y el adversario se venga tambin de esas
ofensas. Hay una salida en ese crculo vicioso de ofensas y venganza?
En el ejemplo de una disputa entre vecinos se aprecia claramente la dinmica de
los conflictos crnicos. Las peleas de siempre dentro del matrimonio, entre
compaeros de trabajo, organizaciones y pases siguen la misma pauta.
Los expertos en conflictos han estudiado las disputas crnicas y han llegado a una
conclusin deprimente: si ninguna de las partes da su brazo a torcer, la disputa no
acabar hasta que se agoten los recursos. Es decir, hasta que los implicados no se
arruinen, enfermen o mueran.

Slo quien piensa de otra manera puede actuar


de otra manera
Toda solucin a un conflicto empieza en la cabeza. Comienza cuando las partes en
conflicto estn dispuestas a apartarse de sus puntos de partida asentados en cemento.
Hace falta una actitud mental suave y fluida como el agua. Una actitud mental
marcada por la sabidura. Hasta que su actitud mental no cambie un poco, los
implicados no podrn actuar de otra manera.
Las dos listas siguientes muestran las conductas que estn marcadas por el
cemento en la cabeza y las conductas que la sabidura hace posibles.

Cemento en la cabeza

echar la culpa de todo a la otra parte;


aceptar nicamente las propias opiniones;
seguir el principio de donde las dan, las toman;

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devolver el golpe para que el otro se d cuenta de lo que vale un peine;
no ceder en ningn caso;
lanzar reproches;
exigir respeto, pero tratar a los dems irrespetuosamente;
pretender ser el mejor;
querer doblegar al adversario y derrotarlo definitivamente.

Sabidura en la cabeza

escuchar y averiguar por qu el otro se comporta de determinada manera;


mostrar comprensin;
explicar con precisin qu es lo que uno quiere;
expresar los temores;
renunciar a los gritos;
no reaccionar a la agresin;
dar la razn a la otra parte;
no hacer un drama del asunto;
pedir perdn;
hablar y tratar a la otra parte con respeto;
esperar a que los nimos se calmen;
buscar una solucin comn.

Basta con que una de las partes tenga un poco de sabidura en la cabeza. Si una de
las dos partes en conflicto renuncia a contraatacar, el intercambio de golpes se
interrumpe. Y entonces habr lugar para las conversaciones. Se habr creado un
espacio para buscar nuevas posibilidades.

Cuando la agresividad est a flor de piel


Centrmonos en el terreno de la prctica. Qu puedes hacer para solventar tus
conflictos?
Respuesta: lograr una buena comunicacin.
Y eso puede ser un nmero de acrobacia. El arte consiste en dejar atrs tu actitud
de ataque y defensa. Desgraciadamente, esa actitud agresiva surge por naturaleza
muy deprisa. Se manifiesta al instante en tu cabeza cuando tienes la sensacin de que
te han ofendido o te han tratado injustamente. Entonces, tu mente recibe un aluvin
de pensamientos que te dicen que la otra parte es malvada, infame, poco de fiar o
traicionera. Y que tienes que defenderte sin falta. Esos pensamientos pueden
intensificarse si te aferras a ellos y continas pensando en esa direccin. En tu interior
crece entonces el deseo de pagar con la misma moneda a tu adversario.

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El problema es que, mientras sigas manteniendo esa actitud de ataque y defensa,
no podrs aclarar las cosas en una conversacin.
Porque tu antagonista se dar cuenta al instante de que no vas en son de paz.
Aunque hables con persuasin, tendrs a flor de piel las ganas de agredir. Acto
seguido, tu interlocutor tambin adoptar una postura agresiva, y ya la tenemos
armada. La conversacin seguramente acabar en un buen pitote. As es como los
conflictos se convierten en historias interminables.

Pregntate con calma qu quieres realmente


La acrobacia consiste sobre todo en aclararse uno mismo. se es el paso ms
importante. Porque te har cambiar de actitud. Fjate en los pensamientos negativos
que pasan por tu cabeza. Y luego pregntate qu quieres realmente.
Tu agresividad respondera a esa pregunta con rapidez y contundencia: el otro
tiene que reconocer con humildad que ha cometido un error, tiene que arrepentirse,
disculparse y admitir que t tienes razn y que l es una mala persona. A tu
agresividad tambin le gustara verle sufrir porque, al fin y al cabo, merece un
castigo. Pero es realmente eso lo que deseas? Si es as, tu cabeza est siendo
asediada por pensamientos agresivos. Rompers el cerco percibiendo
conscientemente y aceptando totalmente lo que piensas y sientes. El acto de percibir
y aceptar tiene efectos liberadores. Pero requiere cierto tiempo. Despus, vuelve a
preguntarte con calma qu quieres realmente.
Probablemente querrs aclarar el problema. Y quizs ocuparte de que no vuelva a
repetirse. O querrs llegar a un acuerdo que funcione mejor y de manera ms justa
para ambas partes. Para conseguirlo, tienes que evitar herir o humillar al otro. Y no
tienes que echarle las culpas.

Habla con tu adversario


Si abandonas la postura de ataque y defensa, podrs hablar de manera razonable y
sensata sobre la cuestin. Explcale al otro lo mucho que te ha molestado o
decepcionado el asunto. Habla de lo que sientes y piensas. Pero no le exijas que te
comprenda o que te d la razn. Basta con que el otro pueda refrenar sus impulsos de
defensa y ataque.
A continuacin te presento un resumen de los consejos ms importantes que
pueden servirte de hilo conductor en ese tipo de conversaciones:

Estrategia de autodefensa: esclarecer conflictos


Aclrate
Antes de pedirle a tu adversario que hablis, aclara qu quieres.

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Qu necesitas y qu deseas?
Qu quieres realmente del otro?
De qu tienes miedo? Qu no quieres que ocurra?

Contesta con calma esas preguntas. Comprende tambin que el otro no est ah
para satisfacer tus deseos. Aun as, es importante que sepas exactamente qu quieres.
Y que seas capaz de expresarlo claramente.

Pide tener una conversacin cuando se hayan calmado los nimos


Cuando la gente est picada y el enfado aumenta, slo se oyen comentarios
subjetivos. Eso no es una conversacin, sino una pelea. Y as no aclaramos nada. Slo
nos hacemos dao mutuamente. Por lo tanto, no pidas tener una conversacin hasta
que todos t tambin tengis la cabeza clara y hayis salido del estado de
mximo estrs.

Rebaja tus expectativas


No esperes que una persona excitada hable contigo educadamente y como es
debido. Permite que tu furibundo adversario se rebele emocionalmente. Eso slo
demuestra que en el fuero interno del afectado impera un caos considerable. No te
tomes como algo personal que se le encienda la sangre.

Habla de ti. Y no seales siempre al otro


Explcale a tu interlocutor qu te pasa.

Qu has hecho y por qu lo has hecho?


De qu tienes miedo?
Qu te ha decepcionado, ofendido o molestado?

Habla en primera persona. Por ejemplo: Yo quera, A m me gustara,


Yo pensaba que, No saba, Me encantara. Manifestando abiertamente
el porqu de tus actos, pensamientos y sentimientos, le das al otro la oportunidad de
comprenderte. Y aumentas su predisposicin a que tambin te cuente los motivos de
su conducta.
Evita los reproches y las quejas, ya que con ello iniciaras un ataque. Los
reproches suelen comenzar con t o usted. Por ejemplo: Usted nunca ha
demostrado inters, T no eres de fiar, T eres demasiado vago para ocuparte de
esto, Usted me ha dejado en ridculo a posta. Las frases de este estilo slo
consiguen avivar la pelea.

Procura que todos puedan hablar sin interrupciones


Todos queremos dar nuestra opinin y que nos escuchen. Atiende cuando tu

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interlocutor hable. No le interrumpas, aunque creas que se equivoca. Todos tenemos
derecho a pronunciarnos. T ocpate de decir todo lo que te oprime. Pide tambin
que te dejen hablar.

No pases cuentas
Cete al tema actual. No lo mezcles con viejos asuntos o con problemas
anteriores. La conversacin podra salirse de madre. Los viejos conflictos y
problemas pendientes de solucin ya se aclararn despus, en otra conversacin.

No reacciones a un ataque con un contraataque


Si de lo que se trata es de quin ha hecho mal qu, es posible que tu interlocutor
endurezca su postura y que incluso te ataque. No participes en un recrudecimiento de
la situacin. No levantes la voz. No utilices palabras insultantes. Pasa por alto las
agresiones del otro. Naturalmente, mientras puedas. Si tu interlocutor se pone muy
ofensivo o te amenaza incluso con violencia, corta de inmediato la conversacin. Ha
llegado al lmite. La comunicacin requiere un mnimo de buena voluntad y de ganas
de cooperar para funcionar de verdad. Cuando eso falla, no se puede mantener una
conversacin. A menudo es til hacer una pausa en la que todos puedan volver a
tranquilizarse.

Busca soluciones en vez de echar las culpas


Resiste la tentacin de demostrarle a tu adversario que l tiene la culpa de todo.
Porque no va a consentrtelo. Y slo conseguirs un enfrentamiento verbal enconado
que no conducir a otra cosa que a ms disputas. No eches las culpas de nada. La
norma es: tragar y darse tiempo para digerir. Y, luego, volver a hablar del tema. Con
tranquilidad, sin actitudes hostiles. Para solucionar el conflicto es muy til creer que
todo acabar bien. Tu optimismo y la slida creencia de que llegaris a un acuerdo te
ayudarn a superar muchos tropiezos.

Recurre a cualquier ayuda posible


El consejo que suelo dar como experta en intercomunicacin es que hables con tu
adversario sobre el problema. Asimismo, tambin s que hay disputas reidas en las
que las conversaciones siempre acaban en pelea.
A veces, las posturas se han endurecido tanto que los implicados se ponen
agresivos con slo verse. En esos casos es muy til recurrir a un mediador. Es decir, a
una tercera persona neutral que acte de intermediario entre las partes en conflicto.
Esa tercera persona se ocupa de que stas hablen y sean escuchadas. Las personas
enfrentadas a menudo no permiten que el adversario les diga nada. Cualquier
propuesta del rival se interpreta como un truco miserable. Una tercera persona neutral
lo tiene ms fcil. Sus propuestas tienen mejor acogida porque esa persona no est

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bajo sospecha de querer imponer sus propios intereses.
En los procesos de divorcio, los abogados y los expertos en terapia de pareja
ofrecen esos servicios de mediacin. En otros mbitos (por ejemplo, en la industria y
en el comercio), existen organismos arbitrales o mediadores que trabajan en los
juzgados. Algunas empresas contratan para el departamento de personal a consejeros
y moderadores cualificados que median en los conflictos entre trabajadores.
A veces, cuando todos los intentos han fracasado, probablemente slo queda la
posibilidad de acudir a los tribunales. O de hacerse a la idea de retirarse y abandonar
para acabar con el conflicto.
Sea cual sea la salida, siempre te ser muy til descubrir la dinmica que ha
provocado el conflicto. (Vase tambin el apartado Material para reflexionar sobre
las personas difciles). Porque lo que descubras es lo que no tendrs que repetir.

Conoce a tu mayor enemigo


Nuestro mayor enemigo no est fuera de nosotros. Nuestro mayor enemigo est en el
cemento que tenemos en la cabeza.
Enojo, miedo, envidia, celos, decepcin y amargura: nadie puede provocrtelos.
Nadie puede hacerte enfadar. Pero lo que t piensas de otra persona s puede hacerte
enfadar.
Nadie puede conseguir que te sientas mal. Slo t puedes hacerlo, aceptando unos
cuantos pensamientos agresivos sin siquiera cuestionarlos. Esos pensamientos pueden
ser tuyos o de otra persona. Y nadie puede despreciarte si t ya te desprecias con tus
propios pensamientos.
Las palabras que te dice una persona no expresan ms que sus propios
pensamientos. Esa persona seguramente cree en lo que piensa. Pero t no tienes por
qu creerlo. No tienes que creer ni siquiera en tus propios pensamientos.

Prate y dale una oportunidad a tu sabidura


No podemos impedir que nuestra cabeza fabrique pensamientos negativos. Pero
podemos impedir que esos pensamientos arraiguen en nuestro cerebro.
Tomar conciencia de ello te ayudar. Pero eso requiere tiempo. As pues, no
reacciones de inmediato con agresividad; prate antes un momento. Con un poco ms
de tranquilidad podrs observar lo que son realmente tus pensamientos exaltados: son
slo pensamientos. Eso te dar ms libertad, ya que entonces tendrs la posibilidad de
reflexionar y de darle una oportunidad a la sabidura.
La sabidura habla en voz baja. No hace tanto ruido como los pensamientos
agresivos. No podras orla hasta que hayas recuperado la cordura. En este caso, ir
despacio es una ventaja.

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Qu alivio! No tenemos que emprender una cruzada para combatir a nuestros
adversarios. Existen otras posibilidades. Y podemos empezar a cambiar algo justo
donde las probabilidades de xito son mayores: en nosotros mismos.

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De lo que pensamos y hacemos, tambin creemos capaces a los dems.
Y concluimos por precaucin:
Teme a tu prjimo como a ti mismo!.
Eugen Roth.

Material para reflexionar sobre la venganza

Si estamos vivos, a veces perdemos. Al final, incluso el cuerpo. Pero hasta entonces
podemos permitirnos practicar y caer en todo tipo de derrotas.
Tu media naranja siempre proclama que quiere envejecer a tu lado. T lo apoyas
para que pueda estudiar y abrir su propio negocio, invirtiendo en l mucho dinero,
muy buenas palabras y un amor incondicional. Y luego decide largarse con una
criatura que lo nico que tiene es juventud y una larga cabellera. T lo diste todo y
luego te dejaron en la estacada.
Tu empresa te exige hacer horas extras sin cobrarlas y sin cambiarlas por das de
fiesta. Espera de los trabajadores un compromiso incondicional y una entrega
absoluta. T trabajas con motivacin y sin refunfuar. Al fin y al cabo, te alegras de
tener un trabajo seguro. La empresa obtiene beneficios y los invierte en sanear el
negocio. Reducirn la plantilla. Y, por desgracia, t sobras. Primero te explotan y
luego te echan.
Tu madre ha muerto y te sientes muy triste. Lo peor viene cuando tu propia
hermana se apodera a tus espaldas de las antigedades ms valiosas de la herencia de
tu madre. No quiere soltarlas y se niega a dirigirte la palabra. S, tu propia familia te
ha timado y engaado.
Si a una derrota le sumamos la sensacin de injusticia, el resultado es ansias
de venganza!

A estas alturas, ya me conocers un poco. Por lo tanto, no creers en serio que te


recomendar la venganza. No, no voy a hacerlo. Ni siquiera un poquito. Ni siquiera
encubiertamente. Te aconsejo encarecidamente que prescindas de ella. Pero no por las
razones que quizs supones. No por motivos morales. No porque tengas que ser una
buena persona. No me corresponde a m decirte que seas una persona cariosa y
comedida.
Yo te aconsejo alejarte de la venganza por cuestiones de karma. No me refiero al
karma que tiene que ver con la reencarnacin en otra vida. No entiendo mucho del
tema. Pero de lo que s entiendo es del karma que se desarrolla en esta vida. El karma
instantneo. El karma soluble. Un karma que tendr efectos esta misma semana, en
los prximos meses y el ao que viene. Ese karma instantneo existe con total
certeza. Podrs observarlo enseguida. Funciona siguiendo un principio muy simple.
Es el siguiente: todo lo que hagas en la vida permanecer contigo.

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Tu mundo particular se compone de lo que
piensas de lo que haces
No, no vivimos todos en un mundo. Cada uno de nosotros vive en su propio mundo
mental. Tus pensamientos y tus acciones no te abandonan, sino que permanecen en tu
propio mundo. Y repercuten en ti.
Un ejemplo prctico para ilustrarlo. Supongamos que alguien te ha engaado y,
encima, te ha humillado. Aj! Entonces decides vengarte. Quieres darle su merecido.
Y, puesto que la venganza es un plato que se sirve fro, decides conspirar en secreto.
Te niegas a colaborar con l y haces circular unos cuantos rumores malvolos. Quizs
incluso lo denuncias en Hacienda (annimamente, por supuesto) o firmas en su
nombre quince contratos con distintas compaastelefnicas. De ese modo intentas
compensar la afrenta. A lo mejor, despus sientes incluso un poco de alivio. Pero la
cosa no acaba ah. De hecho, acaba de empezar. Ahora actuar tu karma instantneo.
El karma soluble te agarrar por el cuello.

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Las acciones son una declaracin de fe. Con tu venganza ests declarando que
crees en la eficacia de la venganza. En tu mundo particular hay algo as como
una venganza eficaz. Y permanece contigo porque crees en ella. Tu fe no slo
mueve montaas. Puede conseguir mucho ms. Puede llevar la venganza a tu
vida.

Averas y pequeos fallos: quin se esconde


detrs?

Al cabo de un tiempo, el ordenador que tienes en la oficina se cuelga. Todos tus


archivos del ltimo proyecto desaparecen de repente. Se han borrado. Irrecuperables.
T no has sido. Nunca eliminaras unos datos tan importantes. Ni siquiera por
equivocacin.
En tu cabeza se forma una idea. Podra ser que el seor Meier del segundo piso
haya estado tocando tu ordenador? Ya has discutido unas cuantas veces con ese
individuo. Ayer no fuiste a la oficina y l fue a buscar los documentos que tenas en la
mesa para la reunin. Te asalta un mal presentimiento: te la habr jugado el seor
Meier borrando los archivos? Evidentemente, nadie lo ha visto. Pero quin ms
podra haberlo hecho?
Poco tiempo despus: lo que faltaba! Por la noche aparcas tu coche nuevo
delante de la puerta de tu casa y a la maana siguiente descubres una rayada enorme
en un lateral del vehculo. Quin hara algo as? Te invade una sospecha. Desde que
te mudaste a ese bloque de pisos te has discutido con la pareja de la planta baja por
culpa de la basura. Esos chicos dejan las bolsas de basura con todo el descaro al lado
de los contenedores. T los has avisado cinco veces de que no lo hagan. Te habrn
rayado ellos el coche para vengarse? Seguro. La ltima vez, aquel individuo te dijo
algo as como Ya vers t lo que es bueno. Desgraciadamente, no tienes pruebas y
seguro que tampoco hay huellas digitales en tu automvil.
No obstante, una rayada como aqulla no puede ser casual!
Has reconocido el karma instantneo? Si t te vengas, crees en la venganza. Y
vives con el miedo de que otras personas puedan ser como t y tambin intenten
vengarse. A partir de ahora tendrs un compaero siniestro: el temor a que otras
personas quieran hacerte dao a escondidas. S, siempre suponemos que los dems
son como nosotros.

De lo que yo pienso y hago, creo tambin


capaces a los dems
Y las cosas empiezan a torcerse. Los ordenadores se declaran en huelga, en los

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coches aparecen rayadas, nos roban la bicicleta, los mviles se pierden, a nuestro
buzn van a parar cartas extraas, el telfono suena y no hay nadie al otro lado. En
todas esas averas, t ves la mano de un enemigo. Algo va mal y t empiezas a pensar
quin podra estar detrs del asunto. S, eso es paranoia. Y es karma instantneo.
Pagas por tu venganza, puesto que das por sentado que los dems se comportan igual
que t.
Para tratar el tema de la venganza utilizo una comparacin un poco vulgar, pero
acertada. Todos nadamos en nuestra propia piscina mental. Todo lo que echamos
dentro (acciones y pensamientos) se queda con nosotros. Y pagamos el pato, tanto de
lo bueno como de lo malo.
Al vengarte es como si orinaras en tu propia piscina. No, no puedes orinar en la
piscina de los dems. Todo lo que expeles se queda contigo. Y luego nadars en tu
propia orina. Eso tambin incluye algo que es de justicia: nadie puede verter sus
excreciones en tu piscina. La porquera que los dems producen se la tragan ellos.
Mi consejo: no orines en tu piscina. Porque slo as conseguirs que tu vida no
apeste algn da. El karma instantneo soluble tambin es el motivo por el que mis
estrategias son efectivas, pero no ofensivas. Sea cual sea el mtodo que elijas, cuando
te defiendas de las injusticias (no tiene nada de malo defenderse), hazlo de manera
intachable. Defindete de manera que puedas vivir bien con tus propias acciones.
Renunciar a la venganza despejar tu cabeza para que quepan en ella unas cuantas
ideas nuevas y otras posibilidades. Adems, todas las injusticias que se sufren son
ejercicios de perdn y olvido. Aprende a perdonar a los dems. Y luego disfruta del
agua fresca y clara de tu piscina mental.

Test: Hasta qu punto piensas en la venganza?


La venganza siempre empieza en la cabeza. All fraguamos los planes con los que
pretendemos que alguien nos las pague. Albergas ideas de venganza cuando te la
pegan o te engaan? Este test te ayudar a conocerte. Con l medirs la intensidad de
tus pensamientos vengativos.
Imagina la siguiente situacin:
Has tenido una idea genial para aumentar el volumen de ventas de la empresa y
simplificar el trabajo. Desarrollas la idea y trazas un plan viable. Se lo explicars a tu
jefe en la prxima reunin. Pero ests tan alegre que le cuentas tu fantstica
ocurrencia a un compaero de trabajo. El da de la reunin no das crdito a tus odos.
El compaero le est presentando tu idea al jefe. Y lo hace como si todo se le hubiera
ocurrido a l. Te ha robado la idea descaradamente. Qu crees que pensaras?

Sus acciones no son la causa de mi enfado. Pensamientos de venganza


Rezar por mi compaero. nulos o poco intensos.
Cada da me va mucho mejor en todos los

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sentidos.

Mi compaero es un completo idiota, un Pensamientos de venganza


represivo y un intrigante. de intensidad mediana.
Mi compaero se ha decantado por la cara
oscura del poder. Tendr que luchar contra l.
Rata asquerosa! As te muerda una mofeta
rabiosa.

Esta noche me hincho de ajos y maana se van Pensamientos de venganza


a enterar de lo que vale un peine. intensos y muy intensos.
A se lo pillo yo por mi cuenta y hago ver que
ha sido un accidente.
Ya basta! Aprender a ser un dspota y luego
fundar un imperio de terror.

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La tierra proporciona lo suficiente para cubrir las necesidades de todos los
hombres, pero no la codicia de cada hombre.
Mahatma Gandhi.

Cuando la competitividad hace dao

Para Sandra haba tres clases de compaeros de trabajo: los buenos, los malos y los
que le resultaban indiferentes.
Kevin no era exactamente un compaero de trabajo porque estaba haciendo
prcticas, pero perteneca claramente a la clase de malos compaeros. El da que
entr a trabajar en la empresa, Sandra ya lo mir crticamente. En su opinin, Kevin
era un pelota. Llevaba unos zapatos iguales que los del jefe. Unas deportivas con
cierres de velero y suela antideslizante. Al poco de empezar las prcticas, Sandra vio
que hablaba de zapatos con el jefe. De ese modo, Kevin consigui que el superior lo
mirara con buenos ojos. Pero eso no fue todo. Comparta otra afinidad con el jefe: las
Lofoten. Sandra slo saba lo siguiente de las Lofoten: eran unas islas situadas en el
norte glido de Noruega, muy lejos de los hoteles de playa con todo incluido que a
ella le gustaban. Ella era una fan de Ibiza. Pero ella no poda ganar puntos con el jefe
hablndole de las Baleares. l y Kevin coincidan en que viajar al sur para asarse al
sol era un aburrimiento.

Vigilando atentamente al competidor


Sandra vea muchos puntos de contacto entre Kevin y el jefe. Y los consideraba el
rastro de baba que Kevin dejaba. Observaba por el rabillo del ojo cuntas veces
hablaba Kevin con el jefe. Tambin se enter de que Kevin haba empezado a tutear
al jefe enseguida.
Por si eso fuera poco, Kevin no dejaba de ofrecerse como si nada a hacer cosas.
Como quien no quiere la cosa, le propuso al jefe que, si no haba nada ms urgente,
poda dedicarse a actualizar la pgina web de la empresa. Y luego poda reprogramar
la base de datos. Kevin lo hizo en un abrir y cerrar de ojos. El jefe qued
contentsimo y los dems compaeros movieron la cabeza elogiosamente.
Sandra no se alegr. En su opinin, Kevin era un trepa que ocultaba su ambicin
detrs de una inocencia afable. Sandra era muy desconfiada. Haba llegado un
prncipe heredero para convertirse en la mano derecha del rey? Y ella, en qu
situacin quedaba? Hasta entonces, ella haba sido el puntal del jefe. La nica en la
que confiaba a todas horas. Haca ms de cinco aos que era su persona de confianza,
su mano derecha. Y con ello se haba ganado una posicin privilegiada entre los
dems empleados. Los que queran hablar con el jefe tenan que pasar antes por ella.

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Pero ahora se vea obligada a presenciar cmo Kevin le arrebataba el puesto. Y eso
que slo estaba all en prcticas.
Sandra estaba muy enfadada. Empez a lanzar indirectas a Kevin. Se rea de la
ropa que llevaba. De que siempre iba con tjanos y con aquellas deportivas extraas.
De vez en cuando se olvidaba de informarle de algo. Explicaba a los dems
empleados que Kevin le haca la pelota al jefe y que lo segua incluso al bao. Kevin
se enter, pero no comprenda qu poda tener Sandra en su contra. Al fin y al cabo,
l no le haba hecho nada. Cuando se lo coment, Sandra hizo ver que ella no tena
ningn problema.

Cuando los compaeros de trabajo se vuelven


malos
La competitividad est en el trasfondo de ms de una canallada. En el caso de Sandra,
fue precisamente la competitividad lo que hizo que se sulfurara. Al principio no era
consciente de que competa con Kevin. Sandra no se consideraba una persona
competitiva. Segn ella, Kevin slo era un pelota antiptico. Hasta que una
compaera de trabajo le puso los puntos sobre las es. Un da que Sandra volvi a
echar pestes de Kevin, esa compaera le hizo una pregunta incmoda:
Qu pasa? Tienes un problema con Kevin porque crees que te hace la
competencia? No te gusta que se lleve bien con el jefe?
Sandra lo desminti con contundencia. Pero se dio cuenta de que su compaera
haba dado en el blanco.
Sandra me cont la historia. Quera saber qu poda hacer contra Kevin. Su
pregunta fue: Cmo hay que tratar a un compaero que le hace la pelota al jefe?.
En el fondo, lo que quera saber era cmo poda ganar la competicin con Kevin.
En ningn momento haba pensado en dejar de competir con l. Estaba segura de que
Kevin quera convertirse en la mano derecha del jefe, y ella tena que impedirlo.
Porque se era su puesto. Y no iba a permitir que un mocoso le quitara el puesto que
le corresponda a ella.
En una sociedad competitiva como la nuestra, la competitividad casi nunca se
cuestiona. Solemos movernos en sistemas impulsados por la codicia (Peter Sloterdijk)
que estn sometidos a una continua expansin. Dicho lisa y llanamente: todos
queremos siempre ms. Ms dinero, ms poder, ms reconocimiento. En esos
sistemas impulsados por la codicia hay muchos perdedores y muy pocos ganadores.
Y precisamente se es el caldo de cultivo ideal para la envidia, los celos y la
agresividad.

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La obsesin por alcanzar ms bienestar ms
reconocimiento
En ciertas actividades, por ejemplo, en el deporte, una competicin puede ser
divertida, siempre y cuando nos la tomemos como un juego. Podemos enfrentarnos
con buen humor. Todos nos esforzamos y, medio en broma, tambin soltamos unas
cuantas chorradas, pero todos sabemos que la cosa no va en serio.
Las competiciones serias se dan cuando, aparentemente, est en juego algo de
vital importancia. No obstante, no te tomes al pie de la letra lo de vital importancia.
Aqu, en los pases ricos, casi nadie tiene que luchar por la supervivencia diaria. Aqu
slo se trata de cunto bienestar podemos permitirnos, del tamao de la tajada que
podemos sacar de la riqueza que hay en esta sociedad.

Las rivalidades cotidianas: queremos alcanzar


una buena posicin
El asunto sorprende un poco si observamos por qu las personas se emperran en
competir emplendose a fondo. Las rivalidades cotidianas giran sobre todo en torno
al reconocimiento. Luchamos por alcanzar una buena posicin.
La lucha por conseguir reconocimiento se centra en las siguientes premisas:

quin tiene ms amigos y quin es ms popular;


quin tiene la casa ms grande y bonita;
quin disfruta del matrimonio ms feliz y tiene los hijos ms maravillosos;
quin tiene la agenda ms llena;
quin tiene mejor aspecto;
quin hace el viaje ms largo;
quin ha vivido las experiencias espirituales ms profundas;
quin presenta ms ttulos en su tarjeta de visita;
quin trabaja en el consorcio ms grande y prestigioso;
quin conoce a ms personas famosas;
quin tiene ms confianza con el jefe;
quin recibe ms elogios;
etc.

Completa la lista con las competiciones que sean habituales en tu entorno.

Yo soy mejor qe t: Toma!

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El ansia de reconocimiento da frutos extraos en nuestra sociedad. Casi nadie puede
sustraerse a esa competicin. Muchas industrias viven del miedo que tenemos a no
poder seguir el ritmo de los dems. Piensa en los sectores de la cosmtica y de la
moda, y en todos los productos que no son ms que un smbolo de estatus.
Los nios tambin conocen las marcas de prestigio con las que pueden presumir
delante de sus amigos. No, no basta con llevar unos pantalones o una cartera
cualquiera. Tienen que ser de la marca que toca llevar en su ambiente. Por qu
actan as los nios? Porque imitan el mundo de los adultos que han inventado esa
competicin.
Casi todas las cosas que usamos a diario son tambin de marca.
Y el rechazo deliberado de las marcas tambin puede ser un intento de alcanzar
una buena posicin adoptando esa postura contraria. La idea de Yo soy mejor que
t: toma! est tan extendida que apenas nos llama la atencin.

Nuestra singularidad y las comparaciones


odiosas
Quienes compiten por alcanzar una buena posicin y conseguir reconocimiento
emprenden un viaje frustrante. S, a lo mejor todo sale bien, nos reconocen y
alcanzamos una buena posicin. Pero, al fin y al cabo, slo nos aplaudirn porque
salimos a escena mostrando prestigio. Seguiran reconocindonos si no
presumiramos tanto?
Con la competicin por obtener reconocimiento empiezan tambin las
comparaciones odiosas: Quin es mejor? Quin ha conseguido lo mejor?
Entonces olvidamos que todos somos nicos y, por lo tanto, incomparables. Y,
porque todos somos excepcionales, todos disponemos de una vara de medir
excepcional que slo se aplica en nuestro caso. Esa pauta personal nos permite saber
en todo momento qu cosas son adecuadas para nosotros. Sin embargo, al
compararnoscon otras personas nos sometemos a una vara de medir ajena. Asumimos
lo que los dems consideran valioso y correcto. Al competir abandonamos nuestro
propio modo de vida y nos distanciamos de nosotros mismos.

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Imagina por un momento qu ocurrira si no compitieras por conseguir el
reconocimiento de los dems. Qu ocurrira si renunciaras alegremente a la
aprobacin, a la estimacin y a los elogios de los dems? No te quitaras un peso de
encima?
Entonces podras encontrar por fin el reconocimiento que realmente necesitas: tu
propio reconocimiento. Slo necesitas tu aprobacin, no la de los dems.

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Es como en el juego de la cuerda. Si alguien te echa el extremo de una soga, no
tienes por qu tirar.
Por qu va a discutir un hombre sabio y a expresar juicios como Esto es
correcto o Esto no lo es? Cuando un hombre renuncia a toda idea de
superioridad o de igualdad, con quin va a discutir?
Sutta-Nipata.

Las discusiones por tener la razn

Se te ha ocurrido pensar alguna vez que la bonita expresin intercambio de


pareceres generalmente no es exacta? Supongamos que t y yo hablamos de algo. Y
tenemos opiniones distintas al respecto. Intercambiaremos nuestras opiniones? Ms
o menos segn el lema siguiente: Toma, aqu tienes mi opinin y yo me quedo con la
tuya. No, por regla general eso no ocurre. Lo que suele suceder es lo siguiente:
hablamos y a lo mejor acercamos nuestros puntos de vista. O nos quedamos con
nuestra opinin. Pero no intercambiamos pareceres.

Cuando le damos demasiada importancia a


nuestra opinin
Una discusin puede ser interesante. Pero las opiniones pueden ir por su cuenta. Es
algo que siempre ocurre cuando lo que ms nos importa es tener la razn. Para
ilustrarlo, a continuacin te cuento lo que observ un da en un congreso.
Entre conferencia y conferencia se haca un descanso para que la gente estirara las
piernas y pudiera tomarse un caf. En esas ocasiones, me gusta observar a las
personas y su lenguaje corporal. Justo a mi lado se estaba tramando algo. Un chico
pas tres veces por delante de una mujer que estaba a mi lado, mirndola un instante.
Ella tambin se haba fijado en l. Luego, el joven aprovech que el momento era
propicio y se le acerc. Los dos se pusieron a charlar. La cosa iba bien. l pareca
estar interesado en ella y el lenguaje corporal de la mujer tambin indicaba inters.
No s cmo llegaron a ello, pero o que hablaban de sistemas de navegacin en el
coche. No era un tema muy romntico, que digamos, pero la conversacin se iba
animando. La mujer lo miraba a los ojos y le explicaba sonriente que ella no tena
ningn sistema de navegacin en el coche. l empez a elogiar ese tipo de aparatos.
En su opinin, eran lo mejor que se haba inventado desde la creacin de la pizza.
Ella no pareca muy convencida y dijo que tambin podas llevar contigo un plano de
la ciudad o un mapa de carreteras. l consider que eso eran antiguallas. Ella cruz
los brazos y se apart un poco de l. Seales de retirada. l reaccion ante esas
seales, pero errneamente. Sus argumentaciones se hicieron ms apasionadas. Le
explic que los sistemas de navegacin eran totalmente necesarios si vas mucho en

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coche y que los actuales eran muy fiables. Ella coment que no eran ms que
accesorios tcnicos innecesarios. La expresin accesorios tcnicos innecesarios
pareci molestar al joven. Insisti y le explic con todo detalle cmo funcionaban los
sistemas de navegacin. Ella miraba a otro lado con cara de aburrida. Me dio la
impresin de que ni siquiera escuchaba.

Empezar una discusin equivale a romper el


contacto
Probablemente ya te imaginas cmo acab la cosa. l gan por goleada la discusin
sobre aparatos de navegacin. Pero ech a perder el contacto. Si algn da escribo un
libro sobre cmo ligar, ste ser un ejemplo de lo que no hay que hacer.
Todo haba empezado muy bien. Los dos haban entablado conversacin e incluso
tenan un tema en comn. Pero, luego, algo se torci: los dos comenzaron a
reaccionar a una opinin con una opinin contraria. De este modo fueron a parar a
rincones de opinin contrarios y se atrincheraron en ellos. Se suscit una discusin
que se fue encrespando. Los dos se mantuvieron en sus trece. Con ello, ambos se
fueron apartando a empujones. Y todo por la cuestin de si es necesario o no llevar
un navegador en el coche.
Tenemos nosotros una opinin o la opinin nos tiene a nosotros? A menudo da la
impresin de que nuestras opiniones nos tienen en sus manos. Alguien dice algo que
toca uno de nuestros puntos de vista sagrados y reaccionamos instintiva y
precipitadamente: defendemos nuestra opinin. Si el otro no se deja convencer
enseguida, defendemos nuestro parecer con ms fuerza todava. Si nuestro
interlocutor mantiene su punto de vista, insistiremos an ms. En resumen: echamos
lecha al fuego. Intentamos convencer al otro con ms vehemencia, a menudo con el
resultado de que el otro se aferra todava con ms entusiasmo a su opinin. Y todo
suele ocurrir de manera automtica. Una vez iniciada la batalla de opiniones, nos
parece que no tenemos ms remedio que defender nuestro parecer. O callar.
Evidentemente, tambin hay otras posibilidades, pero, antes de comentarlas,
examinemos con detalle por qu nos gusta tanto defender nuestras opiniones, a veces
con ardor. El ejemplo que explico a continuacin sucedi durante uno de mis
seminarios. La escena tuvo lugar en el descanso de medioda.

Cmo se llega a una acalorada discusin que no


le sirve de nada a nadie
Podramos haber disfrutado del excelente men. Desgraciadamente, no fue as. La
tranquila tertulia se transform en un acalorado debate. Haba dos facciones. La

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mitad del grupo opinaba que, si dispones de billete de avin, tienes que poder volar.
Y en el vuelo que habas reservado. La otra mitad del grupo opinaba que las
compaas areas no tenan ninguna obligacin al respecto. Aunque tuvieras un
billete en toda regla, te podan dejar tirado sin ms en el aeropuerto. Te cuesta
entender el tema que discutan? A m tambin me cost. Me pas todo el rato
preguntndome de qu iba aquello. Y por qu se haban empecinado en hablar de un
tema tan extrao?
No, en el grupo no haba ningn piloto. Y los que discutan con tanta vehemencia
tampoco eran abogados. Eran jefes de ventas de una gran empresa. Personas para las
que argumentar y convencer formaba parte de su trabajo diario.
A medida que la discusin sobre las obligaciones de las compaas areas se
acaloraba, mi extraeza iba en aumento. Lo primero que me extra fue lo siguiente:
yo era la nica que tena un billete de avin. Los dems vivan cerca y haban ido en
coche. Es decir, excepto yo, nadie iba a coger un avin. Yo tampoco, puesto que no
estaba en el aeropuerto, sino en un buen restaurante, comiendo. As pues, discutan
acaloradamente por algo que no tena importancia para nadie en aquel momento.
La segunda cosa que me extra afectaba al placer. Mientras discutan excitados,
no prestaban atencin a la excelente comida. El risotto al azafrn era delicioso, pero
al parecer slo yo me daba cuenta. Los dems estaban concentrados en el debate.
Mi dbil intento de cambiar de tema (Es verdad que el azafrn sale de unas
flores?) fue tan ignorado como el arroz en los platos. Todos, excepto yo, queran
entregarse a un intercambio de opiniones vehemente. Los dej en paz y disfrut de los
postres.

Los debates acalorados no son divertidos


Hay gente que afirma que discutir as es divertido. Pero es eso cierto? Para descubrir
si mis alumnos se lo pasaban bien, slo me hizo falta mirarlos. No, nadie sonrea y
todos estaban tensos. A veces, en el ardor del combate, gesticulaban blandiendo los
cubiertos. Y apuntaban con la punta del cuchillo a sus adversarios. El tono de las
voces oscilaba entre la seriedad, la mordacidad y el enfado. Francamente, para m, la
diversin es otra cosa.
Aquello no era divertido. Despus de la comida, el grupo se dividi en dos
bloques. Un rencor subliminal flotaba en el aire. Menos mal que todo ocurri durante
un seminario. Porque all pudieron aclararse las cosas. Y al final todos acabaron
aprendiendo algo interesante. Todos comprendieron por qu la discusin haba sido
tan acalorada y cmo llegaron a surgir las tensiones en el grupo. Tambin se
ejercitaron en la prctica de poner freno a una discusin enconada y debatir
tranquilamente.

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As se endurecen los frentes
Pero por qu un inofensivo intercambio de opiniones acaba convirtindose en una
controversia enconada? Y por qu se genera tanto rencor entre los implicados?
La causa radica en la polarizacin. Los frentes se endurecen porque cada vez
expresan sus opiniones de manera ms drstica e intransigente.
La polarizacin se puede percibir fcilmente. Observa cmo formulan su opinin
los implicados.
Una manera sencilla de expresar una opinin puede empezar as:

Bueno, yo creo
Yo pienso
A m me parece

Si el debate se enciende, la primera persona cae y slo se dice:

Lo que pasa es que


En el fondo se trata de
En realidad, se trata de lo siguiente

De este modo, una opinin subjetiva se representa como un hecho objetivo.


Si la discusin se enciende an ms, se genera ms emotividad. Y se ataca
directamente la opinin de la parte contraria.

Est muy equivocado. Eso es totalmente ilgico porque


No digas tonteras. T slo quieres Pero todava tenemos que
Tendras que orte! Tus opiniones son patticas.

As, sin que nadie se d cuenta, desaparecen algunas pautas de conducta que
suponen la base de una buena conversacin:

Nadie escucha a nadie.


Nadie se fija en los puntos en comn que puedan tener las opiniones.
Nadie intenta entender por qu el otro piensa lo que piensa y cmo ha llegado a
formarse esa opinin.
Nadie est dispuesto a dejarse convencer.

La relacin empeora y los ataques se


incrementan
A medida que los frentes se endurecen, la agresividad se incrementa. Se opta por

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pronunciar palabras duras y de mala educacin. La postura de la otra parte es una
estupidez. Los dems son unos ilusos o estn en la Luna. Eligiendo esas
palabras se desprecia la opinin de la otra parte. Pero, por regla general, la parte
contraria no traga y contraataca con la misma municin. Las palabras duras van
seguidas de palabras todava ms duras.
La discusin se convierte en un fastidio para todos. Las relaciones se envenenan.
A causa de una discusin objetiva. Los frentes se endurecen porque se trata
nicamente de tener la razn.

El nefasto remolino de la polarizacin


Si lo observas bien, reparars en un drama absurdo: las distintas facciones intentan
convencer a la parte contraria con una creciente fuerza combativa. Pero precisamente
esa fuerza combativa provoca que los frentes se endurezcan y que nadie se deje
convencer. Convencer a la otra parte es ya imposible. Aun as, todos siguen erre que
erre. Menuda prdida de tiempo y de energa!
Ahora viene cuando nos echamos las manos a la cabeza y nos preguntamos con
razn: por qu no paran de discutir los implicados cuando los frentes se endurecen?
Respuesta: porque la polarizacin es como un remolino. Si alguien se mete en l,
queda atrapado. En la mente de todos los implicados se abre paso a codazos algo tan
irracional como poderoso: el deseo de tener la razn.
Las personas estamos dispuestas a sacrificar muchas cosas con tal de tener la
razn al final. Sacrificamos buenas relaciones, amistades y agradables veladas en
buena compaa slo para tener razn con nuestras opiniones. Nos enemistamos con
nuestros hijos, con nuestros padres y con nuestros compaeros de trabajo para salir
vencedores de una discusin.
Pero por qu queremos tener razn?
Detrs de ese deseo se esconde un mecanismo muy simple. Nos identificamos con
nuestros puntos de vista y nuestras opiniones. Identificarse significa que formamos
una unidad con ellas. Dicho de otra manera, identificarse significa: Yo soy mi
opinin. Y quien ataca a mi opinin me ataca a m. Por eso nos sulfuramos tan
fcilmente cuando alguien nos da a entender que nuestras opiniones son equivocadas.
Es como si nos dijeran: T ests equivocado. Y nos defendemos. Queremos
demostrar que estamos en lo cierto y que tenemos razn con lo que opinamos. Si hace
falta, lo demostramos con ardor.
Identificarse profundamente con las propias opiniones es el combustible que
enciende la polarizacin. Los implicados luchan por tener la razn como si les fuera
la vida en ello.

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Cmo escapar al deseo de querer tener razn
Podemos evitar caer en el nefasto remolino de querer tener razn?
El primer paso consiste en darse cuenta de lo que est ocurriendo. A veces
estamos tan enfrascados en el tema que no nos fijamos en que la discusin se ha
polarizado en gran medida.
El segundo paso es tericamente fcil, pero en la prctica supone un gran reto.
Consiste en renunciar a tener la razn y, de ese modo, retirarse de la discusin
polarizada.
Pongamos un ejemplo prctico. Imagina que ests con unos amigos o compaeros
de trabajo, discutiendo apasionadamente sobre un tema que te preocupa mucho. No
tengo ni idea de qu tema podra ser. Quizs el calentamiento global o si el queso de
leche sin pasteurizar es sano o qu habra que hacer con los locos al volante. Te das
cuenta de que la discusin se va encendiendo y de que tus argumentos son cada vez
ms vehementes. Te fastidian los frreos argumentos contrarios y recurres a palabras
ms claras y un poco ms fuertes. La otra parte se apunta al carro, tambin se exalta y
considera que tus argumentos son descabellados.
De repente te das cuenta de que nadie va a convencer a nadie. Todos luchis por
ganar con vuestros argumentos. Todos queris tener la razn. La inocua discusin se
ha convertido en un pequeo campo de batalla. Os vais poniendo de mal humor. El
ambiente se enrarece. Si eres consciente de todo eso, habrs dado el primer paso. Y
ahora toca dar el segundo: no quieras tener la razn. Renuncia a imponer tu opinin y
apacigua la discusin. Sinceramente, crees que te resultara fcil?

Toma conciencia de lo que ha pasado


Renunciar a tener la razn? No me resultara nada fcil. Me gusta demasiado
discutir como para ceder sin ms. Y poseo un inmenso talento para meterme en ese
tipo de fregados. S, incluso soy capaz de hablar conmigo mismo echando chispas.
Cuesta ms pararme a m que a una apisonadora teledirigida propulsada por cohetes.
Voy a desvelarte cmo podemos, t y yo, prescindir del deseo de tener la razn.
Como suele ocurrir, cobrar conciencia de los hechos te ayudar. A continuacin te
presento dos consejos que harn que te resulte ms fcil.

Examina la realidad

Regresa al presente. Mira a tu alrededor. Dnde ests? Formas parte del


gobierno y t decides las medidas que hay que adoptar contra el calentamiento
global, para fomentar el consumo de queso de leche sin pasteurizar o para controlar a
los locos al volante? Si realmente formas parte de los rganos centrales del poder, la
discusin corresponde a un problema que te incumbe. Pero si discutes sobre esos

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temas en la sala de estar, en el trabajo o en un bar, entonces todo es pura teora. Dicho
lisa y llanamente: discutes sobre algo que no tienes que solucionar y sobre lo que no
debes decidir nada.
Regresar al presente es como una ducha de agua fra sobre tu mente encendida. Si
no puedes imponer tu opinin en ese debate, no pierdes nada. Porque no te juegas
nada. La acalorada discusin no es ms que un nmero de acrobacia. Gane quien
gane o tenga razn quien la tenga, no habr cambios en el calentamiento global, en el
queso de leche sin pasteurizar o en el problema de los locos al volante.
S que te gustara cambiar la manera de pensar de los dems. Pero eso ser
imposible mientras la discusin est polarizada y todos luchis nicamente por tener
la razn. As pues, mira a tu alrededor y examina la realidad del momento. Luego
sitate mentalmente en el lugar donde realmente ests: en el aqu y el ahora.

Aclara qu te importa realmente

Qu te importa ms en esta vida: las relaciones con los dems o tus puntos de
vista? Qu ganas si consigues imponer tu opinin? Te darn una copa para que la
pongas en la repisa de la chimenea? No recibirs nada palpable. Tan slo una
sensacin pasajera de superioridad. Una sensacin que no durar mucho. As pues,
ordena tus prioridades y pregntate si la discusin te importa realmente.
Estos dos puntos te ayudarn a recobrar el juicio. En vez de dejarte arrastrar por
una discusin polarizada, ahora tienes otra opcin: ablandar los frentes endurecidos.
Empieza contigo. Abandona el deseo de querer tener la razn. Por qu t y no el
otro? Porque t ests leyendo este libro.
Permteme ser ms prctica todava y presentarte la estrategia defensiva
correspondiente. Esta estrategia te ensear las palabras que puedes utilizar para
abandonar la lucha por tener la razn. Como siempre, las formulaciones que te
ofrezco slo son propuestas y sugerencias.

Estrategia de autodefensa: dar la razn

Acaba con las discusiones polarizadas dejando de atacar el punto de vista del
otro. Dale la razn a tu interlocutor. Asiente sin comprometerte con su opinin.
Y sin dejar en mal lugar tu propia opinin.
Puedes hacerlo ms o menos as:
S, desde su perspectiva, eso es correcto.
Algo tiene de cierto su opinin. Quizs tiene razn.
Tal como usted lo ve, seguramente es verdad.
Me parece que tu punto de vista tiene fundamento y es comprensible.
Es tu opinin y la respeto.
Has expresado con mucha claridad tu opinin y entiendo tu punto de vista.
Vale la pena reflexionar sobre lo que has dicho. Pensar en ello.

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S, comprendo tu punto de vista.
No aadas un pero a esas frases; renuncia de verdad a toda confrontacin.
Simplemente, deja que prevalezca la opinin del otro.

Esta estrategia pertenece a las artes marciales ms elevadas. Porque apuesta por
una verdadera libertad: puedes formarte una opinin y defenderla, y tambin puedes
renunciar a defender tu opinin. Y, naturalmente, eres libre de no tener opinin
alguna.

Cuando la lucha por imponer la opinin destruye


la amistad
Me gustara presentarte otra estrategia con la que puedes elevar a un nivel ms alto
una discusin. No slo le das la razn a tu interlocutor, sino que intentas comprender
a fondo su punto de vista. Desconectas, te apartas de la lucha por imponer tu opinin
y te conectas a una reflexin comn y comprensiva. Para ilustrarte cmo puedes
lograrlo, te explicar la historia de Lisa y Maren.
Se trata de la historia de una amistad que estuvo a punto de romperse. Y todo por
una discusin que acab en pelea.
Lisa y Maren se conocieron de nias. Despus estudiaron juntas en la universidad
y ms tarde se instalaron en el mismo barrio. Eran amigas ntimas desde que tenan
uso de razn. Las dos se quedaron embarazadas casi al mismo tiempo y se hizo
evidente que tambin viviran juntas la maternidad.
Lisa tuvo una hija y Maren un hijo. Solan ir juntas a un parque infantil con sus
retoos. All fue donde ocurri. Su amistad empez a tambalearse.
Todo empez de la manera ms inocua. Las dos vigilaban a sus bebs y hablaban
del cuidado de los nios. Se hizo patente que Maren y Lisa tenan opiniones distintas
al respecto. La conversacin se convirti rpidamente en una discusin, que se fue
caldeando.
El trasfondo era el siguiente: Lisa volvi al trabajo cuando su hija cumpli ocho
meses. Se acogi a la media jornada y, mientras ella trabajaba, una canguro cuidaba a
la nia. Maren, en cambio, haba decidido quedarse en casa hasta que su hijo tuviera
tres aos. Aquella tarde, Maren defendi la opinin de que era mucho mejor para los
nios tener a la madre de persona de referencia fija durante los primeros aos de vida.
No haba que confundir a unos nios tan pequeos dejndolos al cuidado de otras
personas.
Aunque Maren expres su punto de vista con frases impersonales y hablando en
general, Lisa se sinti ofendida. Y argument en contra. Un nio pequeo poda
acostumbrarse sin problemas a varias personas de referencia. Y era mucho ms
peligroso que se criara slo con la madre, porque entonces reciba una educacin muy

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parcial.
Maren no estaba dispuesta a ceder. Y esgrimi argumentos ms contundentes.
Tener un hijo y luego dejarlo al cuidado de otras personas era puro egosmo. Al or la
palabra egosmo, Lisa se acalor. Y sus argumentos tambin se hicieron ms duros.
Replic que a ella le daba miedo convertirse en una de esas mams sobreprotectoras
que slo viven para sus hijos. Una criatura criada por una de esas gallinas cluecas
probablemente acabara siendo problemtica. Entonces Maren se sulfur de verdad.
Indignada, cogi a su hijo y se fue sin ms.
Una vez en casa, su marido se dio cuenta enseguida de que le pasaba algo. Maren
explot al instante:
Si supieras lo que me ha echado en cara Lisa! Me ha dicho que soy una madre
sobreprotectora. Una gallina clueca. Y que nuestro hijo sera problemtico por mi
culpa. Est mal de la cabeza! Qu se habr credo!

Las palabras polmicas caldean la discusin


Detengmonos un momento en este punto y examinemos qu fall en realidad.
Podemos volver a leer lo que dijo la amiga. De hecho, Lisa slo coment que tena
miedo de convertirse en una de esas madres sobreprotectoras cuyos hijos
probablemente acabarn siendo problemticos. Maren se dio inmediatamente por
aludida y se sinti atacada.
Nosotros, personas ajenas a la discusin, enseguida nos damos cuenta de qu
ocurri realmente. Visto a distancia, comprendemos que ninguna de las dos hablaba
de manera neutral y objetiva sobre el cuidado de los hijos. Ambas defendan las
decisiones que haban tomado. Cada una valoraba mucho su manera de criar a su hijo
y, por desgracia, con ello atacaba la decisin de la otra. El lema era el siguiente: slo
una de las dos puede tener razn. Palabras como egosmo, gallina clueca,
madre sobreprotectora o hijo problemtico cobraron importancia. Esas palabras
provocaron que la discusin se caldeara y que los frentes se endurecieran. Y, como
suele ocurrir, nadie escuchaba con atencin a nadie. Slo registraban las palabras
polmicas. No intentaban para nada comprender la opinin de la otra parte.
Asimismo, las dos fueron incapaces de poner freno a esa fatdica polarizacin.
Ninguna de las dos supo renunciar al deseo de tener la razn.

Sobre temas delicados y puntos dbiles


En una discusin, tendemos a subirnos por las paredes cuando se toca un tema
delicado para nosotros. Es decir, algo relacionado con experiencias complicadas o
peliagudas que hayamos vivido.
Todos tenemos algn tema delicado. Por ejemplo, los que acaban de tener un hijo

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se hallan en una posicin delicada. Sus vidas estn patas arriba y tienen que encontrar
un nuevo equilibrio. Los afectados no pueden hablar de manera objetiva o terica
sobre el cuidado de los hijos. Su opinin se entremezcla con experiencias personales,
miedos, preocupaciones y momentos de felicidad. Resumiendo, sus propias
tribulaciones tendrn mucho peso en lo que argumenten. Lo mismo sucede, por
ejemplo, con las personas que acaban de separarse o se han quedado sin trabajo, que
sufren una enfermedad o tienen que cuidar a un familiar.
Cuando algo sacude nuestras vidas, somos muy vulnerables y susceptibles. Si
alguien toca un tema relacionado con nuestras experiencias personales, enseguida se
crea el riesgo de que empecemos a discutir acaloradamente. Porque, en este caso, no
slo nos identificamos con nuestra opinin, sino que detrs de nuestra opinin est
nuestra vida. Y nos la tomamos como algo muy personal. Eso fue lo que les ocurri a
Maren y a Lisa.
Los argumentos de cada una eran como un ataque a la vida y a la maternidad de la
otra. Y las dos estaban sumamente sensibilizadas con el tema. Por eso la discusin se
calde tan deprisa.

Aprende a entender por qu tu interlocutor


discute acaloradamente
Cuando alguien presenta argumentos acalorados y vehementes en una conversacin,
es muy posible que se trate de justificaciones personales. Pero, mientras todo se
reduzca a un toma y daca de puntos de vista abstractos, no quedar claro cul es el
tema delicado que afecta a la persona.
Una sencilla pregunta puede aclarar las cosas. En vez de replicar con nuevos
argumentos en contra, podemos preguntar: Por qu le das tanta importancia? o
Cmo has llegado a esa conclusin?. De este modo ofrecemos a nuestro
interlocutor la posibilidad de que nos cuente el trasfondo de su parecer.
Se trata de entender de verdad por qu ha argumentado precisamente una cosa y
no otra. Por qu habla con una voz tan apasionada? Por qu se acalora tanto?
Detrs de sus palabras, se ocultan quizs experiencias dolorosas? Y, si es as, de
qu vivencias se trata?
Con esas preguntas, la discusin pasar a un nivel ms elevado. En vez de
continuar riendo con nuevos argumentos, se aclarar el trasfondo de los puntos de
vista respectivos. De ese modo, la lucha por imponer nuestra opinin se transformar
en una conversacin jugosa. En una conversacin de la que todos los implicados
saldrn ganando algo muy importante: conocimientos.
En el cuadro siguiente te muestro qu palabras pueden causar una discusin
acalorada y con qu palabras podrs bucear en la opinin de tu interlocutor.

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Endurecer la discusin Comprender la opinin del interlocutor
No, ests Cmo has llegado a esa conclusin?
completamente
equivocado.
Pues eres el nico que No s si te he entendido bien. Quieres decir que
piensa as. (repite la opinin del otro con tus propias palabras).
Qu te ha llevado a pensar as?
Cmo puedes decir Cmo es que piensas as?
algo as?
Tu punto de vista es Me pregunto de dnde has sacado esa opinin.
exagerado / partidista /
absurdo / disparatado.
No me negar que Parece que le da mucha importancia. Por qu?
As slo argumenta la Me gustara saber por qu defiendes esa opinin?
gente que no tiene ni idea. Has tenido alguna experiencia?
No llegars muy lejos Me gustara entender tu punto de vista. Qu te
con esas opiniones. hace pensar as?

En este cuadro se observa que los comentarios de las dos columnas se deben a
posturas mentales completamente distintas. Quienes utilizan palabras duras tienen
una actitud combativa. Su retrica avanza hacia la confrontacin y la imposicin.
Dicho drsticamente: tratan de estar por encima.
En cambio, quienes indagan con preguntas la opinin del otro quieren
comprender ms y pelear menos. Intentan encontrar una onda comn en la que pueda
crecer un nuevo entendimiento.

Cmo explorar la opinin del otro


A la hora de plantear las preguntas, nuestra actitud mental es muy importante. Porque
las preguntas slo parecern sinceras si realmente queremos entender a nuestro
interlocutor. No se trata de criticarlo ni de diagnosticarlo psicolgicamente aplicando
el lema siguiente: La persona que argumenta de ese modo seguramente tiene un
trauma. Vamos a ver qu tipo de trastorno sufre.
No, las preguntas no tienen que aportar nueva municin para conseguir una
victoria en la discusin. Se trata de una forma distinta de hablar con los dems. Por
eso te doy un consejo: pregunta slo cuando realmente quieras entender a tu
interlocutor. Porque preguntar acarrea consecuencias: tendrs que escuchar con
atencin lo que te respondan.
A continuacin te presento la estrategia correspondiente.

Estrategia de autodefensa: preguntar y explorar la opinin del interlocutor

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El hecho de que una discusin sea cada vez ms fuerte y enconada indica que los
frentes se estn endureciendo. Podrs mejorar cualitativamente la discusin si
exploras la opinin de tu interlocutor en vez de dedicarte a refutar argumentos.
Adopta la postura mental de quien sabe escuchar con comprensin.
Pregunta abiertamente a tu interlocutor para averiguar por qu defiende
precisamente determinado punto de vista. Por ejemplo:
Cmo has llegado a esa conclusin?
Por qu le das tanto valor a esa opinin?
Lo dices porque has tenido experiencias personales al respecto?
Qu te hace pensarlo?
Escucha atentamente las respuestas.
Sigue preguntando hasta que comprendas qu ha llevado a tu interlocutor a
formarse una opinin concreta.
Repite lo que has entendido utilizando tus propias palabras.
A continuacin, explica a tu interlocutor por qu t has adoptado otro punto de
vista. Es decir, cuntale en qu experiencias personales basas tus opiniones.

El resultado de esta estrategia suele ser asombroso. Muchas veces, una pregunta
sincera basta para cambiar el tono de la discusin. Aunque el afectado slo aluda
brevemente a los motivos por los que defiende un punto de vista concreto, la
conversacin ganar en calidad. Surgir ms comprensin por la postura del otro y
eso desbaratar los argumentos mordaces.

As se deshacen los frentes endurecidos


En el caso de Lisa y Maren, una sola pregunta bast para que las dos volvieran a
conversar tranquilamente. Lisa telefone a su amiga y le pregunt:
Maren, por qu crees que soy egosta?
Maren se puso a hablar a borbotones. No, no haba querido decirle que era una
egosta. Porque ella tambin dudaba a veces de la decisin que haba tomado de
quedarse tres aos en casa cuidando de su hijo. Pensaba que haba que renunciar al
trabajo para estar con su hijo. Pero, en el fondo, le gustara disfrutar de ambas cosas:
de trabajo y de hijo. Ver que su mejor amiga poda permitirse ambas cosas le daba un
poco de envidia. Por eso haba argumentado con palabras tan fuertes. En el fondo, lo
que haba dicho estaba ms destinado a luchar contra sus propias dudas que a
convencer a Lisa. Despus, Lisa le cont que ella a veces se cuestionaba si sera
bueno para su beb dejarlo con una canguro.
As transcurri la conversacin entre las dos amigas. Ya no se trataba de saber
quin tena razn. Hablaron en un plano en el que podan volver a entenderse
mutuamente. Las dos continuaban teniendo opiniones distintas. Pero podan

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expresarlas sin que ninguna de ellas se sintiera atacada.

De la confrontacin a un nuevo entendimiento


Tus circunstancias tambin son importantes a la hora de mejorar la calidad de una
discusin. Explcale a tu interlocutor por qu te has formado determinada opinin.
Qu te ha llevado a defender un punto de vista? Hblale tambin de tus necesidades
y de tus sentimientos. Cuntale qu te impulsa o qu te da miedo.
Si le explicas a tu interlocutor las circunstancias que te han llevado a adoptar un
punto de vista concreto, le ests ofreciendo la posibilidad de que te comprenda y
respete tu opinin. Con todo, no puedes exigirle comprensin. El acto de comprender
es voluntario, no puedes imponerlo ni reclamarlo. No obstante, le presentas una oferta
atractiva y le permites echar un vistazo al trasfondo de tus opiniones. Eso genera un
ambiente en el que puede crecer una compenetracin mutua. Le concedes ms
espacio al entendimiento y reduces la confrontacin.

Siempre pacficamente?
Para concluir, una pregunta importante:
Tiene que desarrollarse siempre todo en un ambiente pacfico, armonioso y
afable? Por qu no podemos estallar de vez en cuando?
Respuesta: No es obligatorio. Slo hay opciones.
Decides entablar una lucha de opiniones a plena conciencia: por qu no? La
discusin puede enconarse y las opiniones pueden estrellarse unas contra otras, igual
que en los autos de choque. Si a todos los implicados les gusta, no hay problema.
Lo importante es que mantengas tu independencia y no te dejes llevar por una
dinmica desapacible. Con las estrategias de este captulo podrs manejar a sabiendas
una discusin y dirigirla hacia un rumbo constructivo.
Como ya he comentado, se trata de contar con ms opciones.

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En el espejo de las relaciones podrs ver cmo eres realmente, pero slo si
consigues mirar sin juzgar, sin valorar, sin condenar, sin justificar.
Jiddu Krishnamurti.

Material para reflexionar sobre las personas


difciles

No hay personas difciles. No existen los incordios, los buscapleitos, los


impertinentes, los engredos ni los sabelotodo.
Nunca lo habas pensado, verdad?
Pero es as. Simplemente hay personas con las que no podemos. Y, a esas
personas con las que no podemos, nos gusta calificarlas de difciles, complicadas
o desconsideradas. Slo son apreciaciones. Adjudicamos una valoracin negativa a
esas personas. Pero nuestra valoracin negativa no explica nada sobre la persona en
cuestin. Slo indica que se trata de alguien que no satisface nuestras expectativas.
Todos tenemos en la cabeza normas de comportamiento. Creemos saber en qu
consiste un comportamiento correcto. Y damos por hecho que los dems seguirn ese
comportamiento correcto. Los que tienen la desfachatez de contravenir nuestras
normas de comportamiento sern tachados de difciles, de malas personas o de
chiflados.

Son difciles las personas que no satisfacen


nuestras expectativas
Supongamos que conoces a alguien que consideras difcil. Puede tratarse de una
persona que seguramente tambin tiene su lado simptico. A lo mejor es tu pareja,
uno de tus hijos, un amigo o uno de tus progenitores. Por qu piensas que esa
persona es difcil? Examina los hechos: porque no se comporta como t desearas. Y
porque no la controlas. No te entiendes con ella.
Y, ahora, una noticia que quizs te sorprender: no pasa nada. Es normal que
precisamente esa persona est presente en tu vida y que tengas dificultades con ella.
Esa persona desempea una tarea importante. Te toca una tecla que indica un dficit
en tu personalidad. Hay algo que no sabes hacer. Algo que no has aprendido. Puede
que te cueste decir no. O que no te resulte fcil expresarte cuando algo te molesta.
O que tiendas a saltar demasiado deprisa cuando alguien te provoca. O que no
soportes ver que alguien tiene problemas y acudes enseguida en su ayuda. Sea lo que
sea, la persona difcil pulsa una tecla que te seala un punto dbil.

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Quien pulsa las teclas te ayuda
Deja que te lo explique de otra manera. Supongamos que juegas de portero en un
equipo de ftbol. Tu punto dbil son los penaltis. Te cuesta mucho pararlos. Un buen
entrenador hara lo siguiente: se dara cuenta de cul es tu punto dbil y te hara
entrenar parando penaltis. Para ello designa a un supuesto contrincante. Alguien de tu
equipo que te lanzar balones a una distancia de once metros. El lanzador se fija
enseguida en que tienes muchos problemas para parar los balones que tira haciendo
una finta. As pues, corre hacia la pelota hacindote creer que va a chutar alto y a la
izquierda de la portera. T levantas los brazos hacia la izquierda. Pero, en el ltimo
momento, el lanzador gira un poco el pie y el baln va hacia la derecha y bajo.
Toma! No lo has parado. Has perdido. l repite el truco una y otra vez hasta que
aprendes a parar los balones.
El lanzador de penaltis te hace la vida imposible en la portera. Siempre te toca el
punto dbil. Una y otra vez. Y, claro, te pone de los nervios.
Si ahora hablaras conmigo, probablemente me explicaras que el muy miserable
lanza prfidamente los balones slo para engaarte. Me preguntaras cmo puedes
cambiar a esa persona difcil para que deje de meterte goles. A lo mejor incluso
querras que te enseara a vencer de una vez por todas a ese adversario.
Ya conoces mi respuesta. Te dira que ese individuo no es tu adversario. Forma
parte de tu equipo y slo se enfrenta a ti para que reconozcas tus puntos dbiles y
puedas contrarrestarlos. Lo mismo ocurre en la vida real.

No tienes contrincantes, slo compaeros de


entrenamiento
La gente que te complica la vida est ah para que t reconozcas algn dficit
personal y puedas aprender algo nuevo. En realidad, esa gente difcil son compaeros
de equipo que te hacen el favor de comportarse como contrincantes para que sigas
progresando. Son aliados que interpretan el papel del adversario molesto para que
puedas entrenarte.
Las personas de confianza suelen ser los mejores compaeros de entreno. Nos
conocen y conocen nuestros puntos dbiles desde hace aos. Saben de qu no somos
capaces, con qu nos cortamos y qu preferimos pasar por alto. Conocen nuestras
teclas y las pulsan constantemente. S, ya s que eso puede sacar de sus casillas al
ms pintado. Y mientras no sepas cmo arreglrtelas, probablemente lo nico que
querrs ser que paren. Lo siento, pero no pararn hasta que hayas aprendido la
leccin.

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Qu es invisible, entra por una oreja y sale por la otra? Respuesta: un ataque
verbal al que no hacemos caso.

Conclusin

Breves indicaciones para hacerlo t mismo


Lo que has ledo en este libro slo son propuestas y sugerencias. Aunque todas las
estrategias tienen un campo de aplicacin muy amplio, no puedo cubrir con ellas todo
lo que puede ocurrirte. A lo mejor pasas por una situacin difcil para la que ninguna
de estas estrategias es adecuada. No te preocupes.
T puedes desarrollar tus propias estrategias de autodefensa. En este apartado te
indicar ideas que te sern tiles. Djate guiar por el arte de estar por encima de las
cosas.
El arte de estar por encima de las cosas descansa sobre cinco pilares. Cada uno de
esos pilares se ocupa de que no te rebajes a un nivel hiriente. Todos esos pilares han
aparecido ya en diferentes puntos de este libro. Pero, a continuacin, los encontrars
resumidos.

Comprender que todo lo que hacen o dicen los dems slo es un ofrecimiento.
No tenemos por qu aceptarlo.
La capacidad de observar a conciencia los pensamientos que albergamos
instintivamente y de poner en tela de juicio los que sean negativos y agresivos.
La libertad de examinar un problema a distancia, sin involucrarse en l.
Establecer las prioridades personales de manera que la calidad de vida y el
bienestar sean ms importantes que luchar contra otras personas.
Y la sabidura de dejar que los dems sean diferentes y de renunciar a querer
cambiarlos forzosamente.

Sobre esas cinco columnas se erige lo que seguramente es tu mayor fuerza para
superar las dificultades de la vida: el buen humor. Si eres capaz de rerte de un
desastre, estars por encima de las cosas.
Te deseo buen humor a mansalva y que todo te vaya bien.

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Soluciones y respuestas correctas
Test: Conoces las diferencias entre hombres y mujeres?
Pregunta 1: A) H; B) M.
Pregunta 2: A) M; B) H.
Pregunta 3: A) H; B) M.
Pregunta 4: A) H; B) M.
Pregunta 5: A) M; B) H.
Pregunta 6: A) H; B) M.
Pregunta 7: A) M; B) H.
Pregunta 8: A) M; B) H.

Test: Conoces a fondo la capacidad de rplica?


Pregunta 1: Es cuestin de gustos. Yo me decanto por la b) y la e). Y t?
Pregunta 2: Tmate el tiempo que quieras para pensarlo. Pero seguramente entre
la a) y la b).
Pregunta 3: Puedes admitir desde la a) hasta la d).
Pregunta 4: Desde la a) hasta la d), todas son buenos motivos. Pregunta 5: Yo
tiendo ms a la d). Y t?
Pregunta 6: Tambin tiendo ms a la d).

Test: Qu dices cuando alguien te grita?


La respuesta E es la ms correcta. No obstante, con la respuesta A me divertira
ms.

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Bibliografa
Bancroft, Anne (ed.): Weisheiten des Buddha. Munich, 2002.
Berckhan, Barbara: Einfach selbstsicher. Das Soforthilfe-Programm fr mehr
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Berckhan, Barbara: So bin ich unverwundbar. Sechs Strategien, souvern mit
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Berckhan, Barbara: Lieber das Blatt wenden als daverund im Frust enden. Die
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Thich Nhat Hanh: Im Hier und Jetzt Zuhause sein. Berlin, 2006.

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A) S, claro.
B) Eh?

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BARBARA BERCKHAN es pedagoga diplomada y colabora en proyectos cientficos
de la Universidad de Hamburgo.
Especialista en PNL, trabaja como consejera en situaciones conflictivas para varias
empresas y asociaciones. Dirige seminarios sobre intercomunicacin personal y
cursos para directivos.
Ha publicado varios libros de autoayuda para mujeres, entre ellos Quirete a ti misma
y Cmo defenderse de los ataques verbales, publicados por RBA Integral con un gran
xito de ventas.

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