Judo Con Palabras - Barbara Berckhan PDF
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Barbara Berckhan
ePub r1.0
Titivillus 27.11.15
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Ttulo original: Judo mit Worten: Wie Sie gelassen Kontra geben
Barbara Berckhan, 2008
Traduccin: Lidia lvarez Grifoll
Retoque de cubierta: Titivillus
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Lo blando y dbil vence a lo duro y fuerte.
Lao Tse: Tao Te Ching.
Introduccin
No se puede hacer una tortilla sin romper el huevo antes. Y, cuando las personas
charlan, a veces dicen cosas fuera de tono. Ocurre deprisa y a menudo sin previo
aviso: nuestro interlocutor suelta una impertinencia, un comentario corrosivo o unas
palabras duras. Y ya estamos. Cmo debemos actuar? Devolvemos el golpe
siguiendo el refrn de donde las dan las toman? O nos quedamos paralizados y no
decimos nada, pero luego pasamos horas pensando cmo podamos haberle devuelto
la pelota?
Hace mucho que trabajo impartiendo cursos y talleres sobre comunicacin. Los
que participan en ellos pueden comentar sus problemas. En el puesto nmero uno de
la lista de xitos siempre aparece la misma cuestin: Cmo puedo actuar frente a un
comentario impertinente y subjetivo? A menudo, con un aadido: sin alterarme ni
provocar una ria. Buena pregunta.
Durante diez aos he estado recopilando respuestas a esa cuestin. Las respuestas
no tenan que ser buenas slo en la teora. Tambin tenan que funcionar en la vida
diaria de mis alumnos. Por lo tanto, busqu mtodos prcticos para poder encarar un
ataque verbal de la manera ms elegante y con el mnimo estrs posible.
En la bsqueda me he inspirado sobre todo en las artes marciales asiticas. Una
experiencia importante al respecto fue presenciar un entreno de aikido, una tcnica
japonesa de autodefensa. Sentada en un rincn, vi cmo una mujer menuda y entrada
en aos derribaba a un atacante mucho ms fuerte que ella. Lo hizo con unos
movimientos circulares que parecan ms propios de una danza que de un combate.
Despus inmoviliz al atacante, que qued debajo y no pudo continuar luchando.
Nunca he olvidado esa escena, que me inspir una idea: Es posible trasladar a la
conversacin lo que sucede en la autodefensa fsica? Podemos defendernos de los
ataques verbales con la misma destreza?
El principio bsico del judo y del aikido reza: Lo suave puede vencer a lo duro.
Quienes aprenden esos deportes de combate tambin ejercitan una actitud mental que
proviene de la filosofa del taosmo, del budismo y del zen.
En el judo y en el aikido se aplican sofisticadas llaves para detener, derribar e
inmovilizar, con las que se puede vencer al atacante ms fuerte. Y por eso he buscado
estrategias orales con las que los ataques verbales resulten inofensivos. Y las he
encontrado.
En este libro encontrars las mejores estrategias para defenderte.
Todas esas estrategias defensivas se basan en estrictos criterios de calidad:
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realizar ataques.
Son sencillas, fciles de recordar y funcionan sin formulaciones complicadas.
Todas las estrategias se pueden aplicar en general y son una respuesta universal
a casi todos los ataques verbales.
Ninguna de las estrategias de autodefensa contiene palabras despectivas,
ofensivas o hirientes.
Las relaciones no se envenenan. Con estas estrategias podrs seguir
manteniendo una conversacin normal con tu interlocutor si quieres.
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Obtener cien victorias en cien batallas no es el colmo de la habilidad.
Someter al enemigo sin combatir es el colmo de la habilidad.
Sun Tzu.
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No pretendo afirmar que luchar sea malo o contraproducente en general. Para alguien
que siempre ha sido vctima y nunca se ha defendido, combatir puede ser un avance.
La persona en cuestin siempre ha sido el tonto que nunca se defenda. Y luego
demuestra que tiene valor para replicar. Es un paso importante para alguien que
siempre ha estado en el bando perdedor. Se pone en pie, demuestra que tiene agallas y
no rehye el conflicto. Hasta aqu, todo bien.
Desgraciadamente, algunas personas se quedan en ese paso. Creen que siempre
tendrn que combatir para que las respeten. Sus gritos de batalla son: Eso no lo
tolero! y Por ah no paso!. A quienes piensan as, les parecer que slo hay dos
posibilidades: o luchan, y quizs ganan, o no luchan, pero entonces seguro que
pierden.
Por suerte, existen ms posibilidades.
Combatir no es la solucin ideal. No es el grado mximo de la evolucin ni
tampoco lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos. No luchar y, aun as,
ganar es otra posibilidad que debemos tener en cuenta.
La accin de no luchar se sita en una esfera ms elevada, ms all de golpear y
de marcharse. En los siguientes captulos te recomendar vivamente esta posibilidad.
Lo bueno es que no te obliga a abandonar ni a descartar ningn aspecto de tu
conducta habitual. Puedes seguir discutiendo con los dems, enfadarte y sentir el
desagradable estrs que todo eso comporta. Pero considera tambin la posibilidad de
no pelear. En esa estrategia encontrars un alivio enorme. Y eso es muy importante
para todos los que ya van sobrados de estrs.
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avanz tambalendose en la direccin de donde haba venido el grito. Terry Dobson,
que ya se haba preparado para responder al ataque, tambin mir en aquella
direccin.
Un viejo con una complexin menuda le dijo en tono jovial al borracho:
Ven aqu.
El borracho se plant delante del viejecito y, con ganas de pelea, le pregunt
agresivo:
Qu quieres, viejo de mierda?
Qu has bebido? le pregunt el anciano afablemente.
El borracho, todava muy agresivo, contest que haba bebido sake.
El anciano empez a explicar contento que a l tambin le gustaba beber sake con
su mujer, sentados en el banco del jardn. Y mir con los ojos radiantes al borracho,
que se tranquiliz un poco. El viejo le pregunt por su mujer.
Entonces el borracho se puso triste. No tena mujer, ni dinero, ni sitio para dormir.
Y se avergonzaba de ello.
El viejo sigui hablando afablemente:
Por qu no te sientas aqu conmigo y me lo explicas todo?
El borracho se sent y los dos se pusieron a hablar.
Terry Dobson se dio cuenta de que acababa de ver una demostracin de aikido en
su mxima perfeccin.
l, un experto en aikido, iba a combatir al borracho con la fuerza de sus
msculos. Al anciano, en cambio, slo le haban hecho falta unas palabras amables
para vencer.
sa es la actitud mental necesaria para no luchar.
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El objetivo no es vencer al atacante oponiendo resistencia y contraatacando, lo
cual significara entrar en su juego, sino desviar sus acciones a nuestro favor
mediante una serie de movimientos circulares, de manera que no consiga nada
con el ataque y no pueda repetirlo.
Andr Protin.
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Pero, por lo que parece, t slo quieres hacerme dao. Me humillas a propsito!
Yo no he dicho que ests gorda. A m me parece que el vestido te queda bien.
Realmente t
Peter se interrumpi, pero la situacin ya era insalvable. Marita se encerr en el
dormitorio. La velada haba acabado.
Observemos esa discusin y preguntmonos:
Tenan que ir as las cosas? No se poda haber evitado la discusin?
Respuesta: s, se poda.
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Cmo funcionara la rplica desintoxicante en el caso de Marita y Peter?
Marita se sinti ofendida por las palabras Se te ve prieta y morcillona.
Entonces preguntara exactamente por esa formulacin: Qu quieres decir con lo de
prieta y morcillona?. Eso habra dado a Peter la oportunidad de encontrar unas
cuantas palabras amables e inequvocas. Habra podido responder: El vestido te
queda perfecto. Ests imponente. Y la sospecha inicial de Marita seguramente se
habra disipado. El asunto no habra subido de tono. O podra haber contestado a la
pregunta desintoxicante del siguiente modo: Cario, ests buensima. Para
comerte. Esta respuesta tambin habra apaciguado la situacin.
Tambin podra ser que Peter contestara a la rplica desintoxicante diciendo que
estaba muy nervioso porque haca mucho rato que esperaba. Con ello habra
expresado su disgusto. Aun as, eso es ms constructivo que poner morros y
pronunciar comentarios tendenciosos.
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Puedes cambiar un poco la formulacin de la rplica. Aqu tienes unas cuantas
propuestas:
Cmo definira usted? (Aade las palabras hirientes o poco claras.)
Qu entiendes por?
Qu significa exactamente para ti?
Escucha con atencin la respuesta de tu interlocutor.
Si el afectado contina usando palabras hirientes, puedes seguir reaccionando
con una rplica desintoxicante. O pedirle que se exprese de manera ms
objetiva.
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muy probable que tu interlocutor te diga entonces qu se esconde detrs de sus
indirectas. A lo mejor est enfadado por algo. Dale tiempo a decirte dnde le aprieta
el zapato.
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Todo lo que somos es resultado de nuestra mente, se fundamenta, en nuestra
mente y surge de nuestra mente. Con nuestra mente construimos el mundo.
Dhammapada.
Hay personas que se ofenden enseguida. Una palabra poco precisa o un pequeo
desliz verbal bastan para que se sientan molestas. Si de vez en cuando te ocurre, este
captulo es importante para ti. Te ensenar a ser ms resistente en el futuro. Porque un
comentario chocante no tiene por qu herirte obligatoriamente.
Permteme empezar con lo que me gusta comenzar: con ms consciencia.
Examinemos detalladamente el proceso que nos lleva a sentirnos heridos.
Qu es realmente un ataque verbal? En qu consiste una impertinencia o un
comentario tonto? En principio, slo son palabras. Palabras pronunciadas que, en el
fondo, no son ms que sonidos. Tonos. Apenas dichas, se desvanecen en el aire. Las
palabras son efmeras, muy efmeras. El viento se las lleva.
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Palabras inofensivas y una interpretacin nefasta
Tengo un compaero de trabajo, mayor que yo, que slo quiere humillarme me
coment un joven.
Cmo lo sabes? pregunt.
Dice que me falta experiencia y que an tengo mucho que aprender en el
trabajo. Y lo dice para humillarme.
Lo que ese joven tena en mente eran las palabras reales y la interpretacin de
esas palabras. En realidad, las palabras de su compaero eran inofensivas. Quizs
incluso acertadas. Desde su punto de vista de veterano, al joven seguramente le
faltaba experiencia y an poda aprender muchas cosas. En principio, no estaba claro
con qu intencin las haba pronunciado. Lo que haba molestado al joven era la
interpretacin de esas palabras. Las haba interpretado como una agresin. Su mente
le haba explicado que aquello era un intento de denigrarlo. Y l lo haba credo. Sus
sentimientos haban hecho que el asunto resultara an ms convincente. Estaba
clarsimo: l se senta ofendido, por lo tanto, lo que pensaba era cierto.
Desgraciadamente, a menudo usamos nuestros sentimientos como evidencia para
justificar lo que pensamos. La lgica sera ms o menos la siguiente: siento que me
han herido, por lo tanto, tiene que haber sido una ofensa o un insulto. Si no lo fuera,
no me sentira as.
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Bueno, tampoco es una gran alegra verte a ti.
Entonces, tu antiguo compaero tambin reaccionar hurao. Tambin
interpretar negativamente tu respuesta. Quizs menear la cabeza y exclamar con
sarcasmo:
Vaya suerte tengo hoy!
Y se ir. Tu siguiente pensamiento te dir que t tenas razn. Lo que tu
compaero coment era desagradable y ahora tienes la prueba de ello. Ese compaero
es un maleducado. As es como una simple idea se convierte en un hecho
aparentemente irrefutable.
S, nos encanta tener razn en nuestras interpretaciones, aunque nos acabemos
sintiendo fatal con ellas.
Es muy til ser consciente del proceso que sigue una ofensa. Todo ocurre muy
deprisa, pero siguiendo un orden que viene a ser el siguiente:
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partes. T has decidido que pasars un buen da y por eso no vas a permitir que ese
comentario te hunda. Te decides por una interpretacin inofensiva. El saludo de tu
compaero probablemente slo ha sido una toma de contacto torpe. Podras pensar:
Hay gente que no da con las palabras adecuadas cuando se encuentra con alguien
inesperadamente. No es cuestin de tomrselo a mal.
Si interpretas as las palabras de tu antiguo compaero, no te sentirs ofendido.
Podrs reaccionar tranquilamente, por ejemplo, contestando: Hola! Yo tambin me
alegro de verte.
Evidentemente, tambin tienes otra posibilidad. Te tomas al pie de la letra lo que
te ha dicho (sta es una de mis interpretaciones favoritas). Te ha dicho que se te ve en
todas partes. Si te lo tomas al pie de la letra, no saldrs de tu asombro. Se te ve en
todas partes? Eso sera un milagro, porque no puedes estar en todas parles. O s
puedes? Hay carteles con tu imagen colgados en las paredes de las casas de todo el
mundo? Tienes clnicos rondando por todos lados?
Con esta interpretacin se pueden hilvanar algunas respuestas divertidas. Y
tendras motivos para sonrer. Interpretando humorsticamente un comentario
chocante, generars buen humor.
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contestar con humor. Si te divierte, la interpretacin es adecuada. Y lo es para ti.
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Es sabio aquel que ve el silencio.
Es Buda aquel que se convierte en el silencio.
Chao-Hsiu Chen.
La agresin al pasar
Piensa en situaciones en las que te han atacado al pasar por tu lado. Alguien en la
calle, en una tienda o en el tren se muestra de repente desagradable contigo. Con esa
persona no compartes mesa ni cama, ni tampoco oficina. No tenis ninguna relacin
que desees mejorar o salvar. Por qu vas a enfrentarte a su salida de tono? No sera
una manera de malgastar tu tiempo y tu inteligencia?
Un ejemplo que observ no hace mucho, un da que llegu demasiado pronto a la
estacin. Mi tren no sala hasta al cabo de veinte minutos. Aprovech el tiempo para
pasear por el vestbulo, donde me llam la atencin un gran charco blanco que se
haba formado en el centro. Al lado del charco haba un encargado de la limpieza,
vestido con el mono de trabajo y rascndose la cabeza. Seguramente estaba pensando
cmo poda limpiarlo.
Entonces ocurri. Un pasajero despistado pas mirando el panel de los horarios y
pis la sustancia blanca y viscosa. El pasajero se dio cuenta enseguida. Solt un
Puaj! y retrocedi unos pasos. Con ello esparci la sustancia blanca por el
vestbulo. La mancha acababa de esparcirse.
El encargado de la limpieza grit enfadado:
Es que no tiene ojos en la cara? Y encima lo va esparciendo por ah.
El pasajero tambin levant la voz.
Pero qu dice? Qu culpa tengo yo de que ah haya un charco? Deje de gritar
a la gente y lmpielo.
El encargado de la limpieza solt toda una retahla de frases airadas. Y el pasajero
replic en el mismo estilo.
El intercambio de palabras fue de esta categora:
Y encima se mosquea! Usted no es quin para decirme nada! Lrguese ya,
payaso!
Imbcil! Cierra el pico!
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Que cierre el pico? Cierra t la boca, idiota!
Fue un concierto de bramidos que no quiero reproducir. Supongo que ya te lo
imaginas. Dos personas machacndose y, realmente, por qu?
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obligatorio decir algo cuando alguien nos hace un comentario chocante. Podemos
elegir. Podemos decidir dejar planudo a nuestro interlocutor con su comentario. El
silencio intencionado y contundente encierra una decisin importante. La decisin de
no prestar la ms mnima atencin a las observaciones hirientes que nos hacen los
dems.
Tu suegra cree que las cortinas nuevas son fesimas. Qu respondes? Nada. Ella
tiene una opinin. T tienes otra. No pierdas una palabra hablando de ello.
Tu hijo de trece aos se queja a voces de que se ha acabado la crema de cacao y
avellanas y, al parecer, no puede vivir sin ella. Levanta el tarro vaco y se pasea
por la cocina gritando su disgusto. Cmo reaccionas? De ninguna manera.
Te decides por el hotel ms barato y la mujer de la agencia de viajes te dice:
Vaya, qu tacao es usted!. Y t? Permaneces en silencio.
Tu vecino se refiere a tu coche como esa vieja carraca. Y t? T callas.
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silencio. Y tampoco te muerdas el labio inferior. Mantn una postura corporal recta.
As demostrars que no ests cohibido.
En el cuadro siguiente te indico cmo callar de manera perfecta.
El silencio tiene una nica pega que tengo en consideracin. Hay quien cree que
el silencio es aburrido.
Afirman que no decir nada es un muermo. Que ese silencio no tiene color ni
sabor. De hecho, eso es exactamente lo que me gusta del silencio: molestamos a
nuestro antagonista con una nada aburrida. A la que no puede agarrarse. Que no lo
lleva a ninguna parte.
Pero tambin es cierto que en el silencio no hay nada interesante que or, puesto
que no se dice nada. Con todo, no tiene por qu ser aburrido. No dices nada, pero
gesticulas. Eso sera, por as decirlo, darle un toque de gracia al silencio. Sera un
silencio con un poco de salsa. No obstante, tu postura corporal no tiene que
impresionar a tu interlocutor. Usas la mmica para pasrtelo bien.
Si alguna vez has querido probar una expresin facial inslita, en el silencio
tienes la oportunidad de hacerlo.
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Alguien te hace uno de esos comentarios chocantes, como por ejemplo: Eres un
mal ejemplo, y no slo para los nios. Y t decides no decir nada.
Seala con el dedo hacia la ventana o el cielo sin comentar nada, como si
dijeras: Ah!.
Asiente radiante de alegra, como si estuvieras completamente de acuerdo.
Respira hondo una o dos veces y date unos golpecitos en el esternn.
Relaja el semblante. Abre ligeramente la boca y sonre con un poco de irona.
Mira hacia arriba con las palmas de las manos juntas, como si rezaras o
meditaras.
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llegado. Una mujer del personal de tierra tomaba nota y se ocupaba del grupo.
Hablaba con cada uno de los pasajeros y les haca preguntas. Sin embargo, no era
nada fcil, puesto que todo el grupo estaba bastante enfadado. La mayora de los
pasajeros renegaba en voz alta. Soltaban frases como Esto es un recochineo, Este
aeropuerto es una porquera o Esto est lleno de vagos incompetentes. La mujer
del personal de tierra no contestaba a esos insultos. Se limitaba a hacer sus preguntas
y slo tena en cuenta los datos objetivos que le daban. Ignoraba todas las
observaciones que no venan a cuento. El resultado fue que el torrente de insultos se
fue acallando y al final ces. Todos comprendieron que no tena sentido meter bulla,
puesto que aquella mujer no reaccionaba. No dejaba que la provocaran, no
contraatacaba. Tampoco deca nada al estilo de Clmese. Esa frase seguramente
habra encendido a la gente. No, ella no opona ninguna resistencia. Haca como si
todas aquellas broncas no existieran. De ese modo despoj a aquel descontento
incisivo de toda su energa.
A lo que hizo aquella mujer, yo lo llamo silencio selectivo. Segua el hilo de la
conversacin y hablaba con la gente, pero no deca nada cuando un interlocutor haca
comentarios que no venan a cuento. Slo haca caso de lo que aportaba algo a la
solucin del problema. Y 110 pareca sentirse afectada por los comentarios. Ms bien
irradiaba una fuerza serena. Mientras el grupo se calmaba, consigui determinar
rpidamente a quin le faltaba qu maleta. Su silencio selectivo condens y
simplific la conversacin.
Mantn el rumbo
A veces, lo nico que queremos es avanzar. Queremos resolver el asunto y terminar la
conversacin de una vez. Queremos recibir o dar nicamente la informacin
necesaria. En esas situaciones nos ser muy til el silencio selectivo.
Puedes aplicar de inmediato ese silencio calculado. Si tu interlocutor suelta un
sinfn de palabras, t slo haces caso de lo que te resulta til, informativo y objetivo.
Pero no toques nada que te enoje o te ponga de los nervios. Si te dice algo que no
viene a cuento, no repliques, no hagas preguntas y no lo corrijas. Ignora todo lo que
podra llevar la conversacin por derroteros nocivos. No pierdas el rumbo. Y el
rumbo consiste en todo lo constructivo, objetivo o til.
El resto es silencio.
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Un buen vencedor evita la guerra.
Lao-Tse: Tao Te Ching.
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vida en este mundo. Por muy profundas y filosficas que sean las palabras, ninguna
puede resumir ni describir el milagro de la existencia. T y yo nos vemos obligados a
enfrentarnos a trenes con retraso, al humor del personal que nos atiende y a los
apestosos excrementos de perro en las aceras. Intentamos encontrarle un sentido y al
final slo podemos decir: Caray!.
Con un Caray! contundente pones sonido a lo indecible. Expones el ser y la
nada en dos simples slabas. Con ellas se expresa una belleza trascendental que slo
podemos adivinar en las armonas de las grandes composiciones musicales.
El Caray! es mucho ms que una simple estrategia de autodefensa. Es una
actitud vital, un elemento importante de la metafsica y, a la vez, una fuente
inagotable de serenidad y divertimento.
Si un da ests en el suelo, abatido y pisoteado por la vida, y no sabes qu partido
tomar, recuerda estas dos slabas: Caray!. Una exclamacin de asombro, pero
tambin una mirada profunda al gran sinsentido de nuestra existencia.
Dejemos un momento las elucubraciones y volvamos al terreno prctico.
En las situaciones donde antes te esforzabas por devolver la pelota (y no se te
ocurra nada), ahora puedes repanchingarte y resolver el asunto con dos slabas. Eso
basta. Verdad que es sorprendente que con tan pocas palabras se pueda invalidar un
comentario estpido?
Con tan slo dos slabas podrs pasar de las empanadas mentales ile los dems.
En palabras ms tcnicas: no te implicars en las rarezas de tu interlocutor. ste
puede tener los cables tan cruzados como quiera, que no es asunto tuyo. No tienes
que evangelizarlo, ni ensearle nada, ni escarmentarlo. Te relajas y contestas con dos
slabas.
Unas pocas palabras y nada ms.
Cuando hayas probado el dulce comentario de dos slabas, te costar parar.
Caray! se convertir rpidamente en un compaero inseparable que te prestar
buenos servicios en muchas conversaciones.
Sin embargo, por muy bien que estn esas dos slabas, al cabo de unos meses
pueden resultar aburridas. A lo mejor entonces necesitas un poco de variedad. Y,
puesto que comprendo el deseo de cambio, me gustara presentarte a unos cuantos
parientes de ese Caray!. Son ms comentarios de dos slabas con los que tampoco
se dice nada.
Ah, s!
Aj!
Vaya!
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Ya, ya!
Y aqu tienes algunos comentarios de dos slabas que se les han ocurrido a mis
alumnos:
Ya ves!
Ah, no?
Bueeeeno!
Jooope!
Ooookey!
Vale!
Pues s!
Ser!
Anda!
Hala!
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intento torpe de acercarse a ti.
Tienes delante una mente estresada y sobrecargada de trabajo, que ya slo dice
disparates.
Tu interlocutor est enfadado contigo e intenta vengarse.
Al provocador nunca le compraron un osito de peluche cuando era pequeo y
an sigue de mal humor por ello.
Tu interlocutor ha encerrado la cordura en una taquilla y ha tirado la llave.
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preferido.
Por desgracia, Tobas se dejaba provocar. Se enfadaba con los comentarios que el
otro le lanzaba. Y precisamente eso estimulaba al Tiburn. Una golosina para
escualos.
Tobas se haba cado durante el entrenamiento. Municin de la buena para Hans-
Joachim:
Eh, Tobas! exclam en el vestuario. Normalmente no das golpe. Pero
hoy has sido un autntico cortacsped. Cmo has besado la hierba!
Tobas quera plantarle cara. Pero slo se le ocurri una rplica suave:
Mejor en el suelo que contigo en el vestuario.
El otro le devolvi la pelota enseguida:
Uy, cario! No me digas eso! exclam con voz afectada.
Tobas, irritado, busc una respuesta mejor:
Me pones de los nervios con tu palique grit en direccin al otro.
No lo sabes t bien dijo el Tiburn riendo.
Los otros miembros del equipo se mantenan al margen. Notaban que a Tobas
aquello no le haca ninguna gracia.
No le hagas caso le decan. No te enfades.
Demasiado tarde. El Tiburn haba disparado y Tobas era el blanco. Sus
comentarios hacan efecto en el nuevo. Y no pensaba perderse la diversin.
En calidad de observadores ajenos, preguntmonos: Seguir Tobas dejando que
se burlen de l? Ser capaz de escapar de las provocaciones? O est eternamente
condenado a ser la vctima de personas como el Tiburn?
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dems compaeros del equipo lo saban. Ninguno se meta en ninguna disputa. Pero
Tobas an crea que podra ganar el duelo con una buena respuesta.
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Y, para acabar, dos preguntas importantes:
Pregunta 1:
El Tiburn, cambi de personalidad y dej de ser mordaz?
Respuesta:
No, no lo hizo. A todos los socios nuevos del club volver a ensearles quin
manda en el vestuario.
Pregunta 2:
Se transformar Tobas en uno de esos hombres callados que siempre ponen cara
de pquer, nunca expresan sus sentimientos y llevan nafas de sol oscuras cuando
hablan con su novia sobre su relacin?
Respuesta:
Espero que no.
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El mejor camino para deshacerte de un enemigo es reconocer que no es tu
enemigo.
Sutra Kegon.
Tengo ante m a una mujer que quiere saber cmo puede defenderse de los ataques
verbales. El supuesto agresor es un hombre. La escuch y luego le digo:
O sea que eso se lo ha dicho un hombre.
La mujer asiente y me mira como si quisiera decirme S, y qu?, lis muy
importante el hecho de que un ataque verbal sea obra de un hombre o de una mujer.
Si el ataque viene de un hombre y afecta a una mujer, puede tratarse de un
malentendido. Porque los hombres y las mujeres captan las cosas de manera muy
distinta cuando se trata de peleas verbales.
En resumen: entre los hombres, una lucha verbal puede ser una expresin de
camaradera. Entre las mujeres no suele serlo. Cuando una mujer pelea con palabras,
suele decir las cosas en serio. Esa diferencia puede observarse muy pronto en el
comportamiento de los cros.
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Cmo brilla!
Es muy bonito.
Entretanto, uno de los nios le ha quitado la gorra a otro y todos inician una
persecucin por el andn. De nuevo, una bronca por parte de los maestros.
Mientras dura la espera, los nios se llevan unas diez regainas. Las nias,
ninguna.
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Sin embargo, la seora Adrett no deja de darle vueltas. Al cabo de unas semanas,
viene a verme, preocupada. An no ha digerido el comentario del seor Kasper.
Por qu la ataca? Es culpa suya? Tanta inseguridad proyecta? O era
mobbing? Qu puede hacer?
La seora Adrett est dispuesta a trabajar duro para mejorar. Yo tengo que
ayudarla. Quiere aprender a dar caa y replicar con agudeza. No volver a pasarle lo
mismo en el futuro!
Yo piso el freno. Comprendo sus deseos, pero yo slo veo un malentendido en ese
caso. Un malentendido propio de las diferencias de gnero.
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Alguien te provoca, te echa algo en cara o se burla de ti. Antes de recurrir a una
estrategia efectiva de autodefensa, examina a fondo las circunstancias: el agresor,
era un hombre? Si lo era, seguramente no se trataba de un ataque. Parece una
agresin, pero el hombre quizs no quera molestarte. Bueno, puede que s, pero no
tanto como t crees. l slo quera jugar!
Ese hombre te ha invitado a una pequea ria con palabras. Ya s que no te
gustan las peleas, porque hacen dao. Pero a muchos hombres les encanta pelearse de
vez en cuando.
Ests meneando la cabeza y preguntndote por qu actan as los hombres?
La respuesta es simple: los hombres actan as porque de ese modo comprueban
quin es el ms fuerte. Y eso no slo les divierte, sino que tambin les da cierta
seguridad. Rien y se pelean para comprobar quin est por encima. Quin, por as
decirlo, domina el cotarro.
Para los hombres, estar por encima de los dems es ms importante que para las
mujeres. Dicho de otro modo: a muchos hombres les interesa ms el poder (tambin
jugando) que la armona.
Es posible que te parezca un poco absurdo, pero te aseguro que a los hombres no
les pasa nada raro. Y a ti tampoco.
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Test: Conoces las diferencias entre hombres y mujeres?
Sabes que el aspecto de hombres y mujeres es diferente. Bien por ti! Pero la
pregunta no se refiere a las diferencias biolgicas visibles, sino a las diferencias
invisibles. Conoces las diferencias en la manera de pensar de ambos sexos?
A continuacin te presento un test sociolgico y psicolgico con el que podrs
comprobar tus conocimientos.
Te planteo ocho preguntas que ya han sido contestadas. Una de las respuestas la
dio un hombre; la otra, una mujer. Tu tarea consiste en descubrir quin dio las
distintas respuestas. Marca con una H la respuesta que creas que dio el hombre y
con una M la respuesta que creas que dio la mujer.
Encontrars la solucin al final del libro.
Pregunta 1:
Vas en coche con una persona de confianza. T ocupas el asiento del copiloto.
Piensa si, en esa situacin, diras frases como las siguientes:
Vamos, puedes adelantarlo sin problema. Dale caa! Pisa a fondo el
acelerador! Pero qu haces? Frena, frena! No lo conseguirs.
Madre ma! Conduces Oh, no!
A) No, nunca dira algo as.
B) Eh?
Pregunta 2:
Hay alguna diferencia entre el rosa y el fucsia?
A) S, claro.
B) Eh?
Pregunta 3:
Para ti, un blandengue es
A) Bueno, un blandengue es un blandengue, un calzonazos. A veces llamo as a
mi amigo.
B) Una palabra poco respetuosa y totalmente innecesaria.
Pregunta 4:
Te compras un reproductor de DVD. Consideras importante que el nuevo
aparato reproduzca tambin los formatos DVD-RW, DVD-ROM, CD-ROM, MP3,
SVCD y DivX?
A) S, es importante.
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B) Eh?
Pregunta 5:
Qu opinas de escupir en la calle?
A) Asqueroso! Que alguien que pasa por tu lado suelte un escupitajo, puaj!
Yo nunca lo hara.
B) En caso de necesidad, por qu no? Lo que tiene que salir, tiene que salir. Y,
total, va a parar a la calle, no a una alfombra.
Pregunta 6:
En las empresas, en la Administracin, en el ejrcito, en todas partes hay
jerarquas. Qu opinas de esa distribucin del poder?
A) Est anticuada, claro, pero tambin tiene ventajas. As sabes cul es tu sitio
y tambin te das cuenta enseguida de cul es el sitio de los dems. Y
entonces tambin sabes cmo tienes que hablarles.
B) Bueno, alguien tiene que mandar. Pero lo importante es entenderse y
llevarse bien. De qu sirve tener una posicin elevada si nadie te traga?
Pregunta 7:
Eres capaz de hablar de tus sentimientos?
A) S, lo soy. Sobre todo cuando estoy triste o algo se me atraganta, me gusta
hablar de lo que siento con una persona de confianza. Para m, es un alivio.
B) S, creo que s. Pero qu saco con ello?
Pregunta 8:
Vas a cenar a un buen restaurante. Qu pides de entrante?
A) Una ensalada mixta con una vinagreta suave. La cena tendr muchas
caloras. Es mejor no empezar con un entrante muy contundente. De hecho,
a lo mejor slo pido una ensalada.
B) Algo digno del lugar.
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Los simples descansan de su entorno.
Proverbio.
Lo mejor que puedes hacer con las rarezas de los dems es rerte. Tampoco es que se
pueda hacer mucho ms.
Soy consciente de que a la mayora de nosotros nos gustara cambiar a los
pelmazos para que hieran un poco ms soportables. Hay gente que ha pasado aos
intentando reeducar a sus padres, a su pareja o al jefe. Puede que incluso alguien haya
tenido xito puntualmente. Pero los defectos de los dems son asombrosamente
obstinados. Ms o menos tan obstinados como nuestros propios defectos, de los que,
a menudo, aunque queramos no conseguimos desprendernos en la vida.
Me gustara ahorrarte esfuerzos intiles y por eso te aconsejo lo siguiente:
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Tienen un punto de conexin, aunque a lo mejor slo en mi cabeza.
Estara bien que leyeras las pginas siguientes adoptando una postura meditativa
y luciendo una nariz de payaso. Tampoco iran mal unos pantalones anchos a cuadros,
unos zapatos enormes y una suave msica de flauta de fondo. Al principio abordo el
tema con mucha sensatez. Pero la sensatez se transforma enseguida en absurdo.
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Quien quiera contraer algo,
antes debe extenderlo.
Quien quiera debilitar algo,
antes debe fortalecerlo.
Lao Tse: Tao Te Ching.
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al lado. Pareca tener prisa porque no paraba de tamborilear con los dedos en la mesa.
La camarera la vio y enseguida se dirigi a ella.
Buenos das. Qu desea? le pregunt sonriente.
Un caf. Y deprisa! respondi la mujer sin mirarla.
Un caf solo. Enseguida dijo la camarera, que pas por delante de donde yo
estaba y entr en el local.
La mujer vestida de oscuro desprenda un aura que no toleraba rplicas.
Transmita estrs. Estrs acompaado de un malhumor subliminal. El tpico saludo, el
contacto visual, un amable por favor eran cosas que no iban con ella. La observ
disimuladamente.
Aquella mujer era elegante y vesta con distincin. Todo en ella indicaba que
viva con desahogo. Con mucho desahogo. Seguro que tena ms que suficiente para
comer y un buen techo bajo el que resguardarse. Entonces, por qu no disfrutaba de
la abundancia en que viva? Por qu era tan avara en cuanto a amabilidad y cortesa?
Me di cuenta de que mi mente se pona a buscar automticamente una disculpa.
Aquella mujer quizs acababa de perder cinco millones en un negocio. O acababan de
decirle por telfono que el techo de su bungalow se haba desplomado y su valiosa
coleccin de jarrones chinos haba quedado hecha aicos. Eso explicara por qu era
tan desdeosa y maleducada.
La camarera volvi a salir y le sirvi el caf con un amable Aqu tiene.
Ninguna reaccin. La camarera se dispona a atenderme a m cuando la mujer dijo:
Un vaso de agua. Quiero un vaso de agua. Y deprisa.
De nuevo el mismo tono amenazador de ordeno y mando. La camarera se
apresur a ir a buscarlo. La mujer se bebi el caf de un trago. Y le sirvieron el agua
con otro Aqu tiene. Yo ped un t y vi que la mujer vestida de oscuro contaba el
dinero exacto y lo dejaba sobre la mesa. Sin haber tocado el vaso de agua, se levant
y se fue. La camarera me trajo el t y recogi la calderilla de la mesa de al lado.
Y eso? le pregunt.
Bah dijo. Pasa muy a menudo. Es gente que trabaja en ese mamotreto
prosigui, sealando un edificio de oficinas nuevo. Son ratas de oficina que
trabajan como esclavos. Y, cuando salen, ellos tambin quieren esclavizar a alguien.
Se me escap la risa y ella ri conmigo.
Y cmo lo aguanta? pregunt.
Bueno, por la tarde voy al gimnasio y me quito de encima la frustracin.
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La camarera not ese ligero desprecio, pero se mantuvo profesional todo el rato.
Sin embargo, se tomaba muy a pecho aquella actitud maleducada. Y tambin
generaba desprecio. A ese tipo de gentes los llamaba ratas de oficina. El desprecio
recibe desprecio por respuesta. La arrogancia parece tener efectos contagiosos.
Lo mismo observaba siempre en mis alumnos. Eran comprensivos con muchos
defectos de sus semejantes. Eran tolerantes con ellos, incluso compasivos. Pero, con
la arrogancia, apaga y vmonos. Nada de compasin para la gente con humos. Los
engredos y los pedantes les caan fatal y no merecan la ms mnima compasin.
Por qu motivo?
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El mensaje positivo es: no tenemos que demostrar a los prepotentes que su actitud es
errnea o injusta. Y tampoco tenemos que crecernos para salvar nuestra autoestima.
Podemos tomarnos a broma la situacin. Para ello nos ayudar un principio simple
pero muy efectivo de las artes marciales. Ese principio puede describirse con las
siguientes palabras: participar y reforzar. Participar significa no ofrecer resistencia,
sino implicarse en la posicin del otro. Y luego reforzar esa posicin, incluso
exagerarla. En la lucha fsica, ese principio sera ms o menos as: el atacante se
abalanza contra ti con el puo hacia delante. T te apartas un poco a un lado, le
sujetas el puo y tiras con fuerza en la direccin que ya llevaba. Aprovechas el
impulso del atacante y lo refuerzas tanto que el contrincante pierde el equilibrio y
cae. Eso tambin funciona con palabras.
El arrogante adopta una posicin de Soy grande e importante. T participas y
refuerzas esa posicin. S, incluso exageras un poco. Le das exactamente lo que
quiere. Y un poco ms. Dile que es grande. Confrmale que incluso es un gigante.
Dale lo que quera conseguir con el ataque. Y dale mucho.
Como estrategia verbal defensiva, consistira en lo siguiente: hazle un cumplido a
la persona arrogante. Ratifica su superioridad. Hazle una reverencia.
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Ests realmente bien informado.
Me encanta escucharte. Dices cosas tan interesantes.
Nunca haba hablado con nadie que supiera tanto del tema. Admiro sus
conocimientos y su inteligencia.
Me das cien vueltas. Por favor, no cambies.
Me gustara ser como usted.
Me gusta cmo enlaza las palabras.
Y los mejores cumplidos que se les han ocurrido a mis lectores y a mis alumnos:
Hablas de maravilla. Pasara horas escuchndote.
Usted s que sabe lo que es bueno.
Es un placer hablar con usted.
Guau, eres un hacha!
Se nota que conoce bien el tema.
Me encanta tu simpata.
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No obstante, si quieres replicar con contundencia, carga sin ms las tintas. Mi
consejo: habla con voz convincente y pon cara de inocente. Nada de sonrisitas ni
dedos cruzados a la espalda. Despus, cuando todo haya acabado, puedes soltar unas
risitas.
Pero no antes.
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como es debido. A los clientes les pareca que todo aquello eran sus gloriosas ideas.
Su ego reciba el jabn necesario y el ordenador que les montaba funcionaba a la
perfeccin. Patrick ya no tena que discutir largo y tendido. Tampoco tena que
corregir ni instruir al cliente pedante.
Lo que antes le pona nervioso, hoy le arranca una sonrisa.
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En caso de necesidad, hazte con un microscopio y busca algn microbio
simptico en las profundidades pantanosas de la personalidad engreda. Y luego
muestra tu estima por ese elemento microscpico.
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Las cosas sin sentido suelen perder actualidad; las absurdas, nunca.
Stanislaw Jerzy Lee.
Despista y gana
La gente puede decir cosas raras y todos los das te esperan sorpresas. A lo mejor una
desconocida te explica en el autobs por qu digiere tan bien los alimentos. O tu jefe
te pone un nuevo mote. O el quiosquero te explica un chiste verde al que no le ves la
gracia.
Los ataques verbales no son lo nico que nos incordia. A veces tambin nos
afectan ciertas palabras dichas con poco tacto y las vulgaridades.
No tienes por qu inmiscuirte. Puedes dejar de lado los comentarios chocantes de
los dems cambiando rpidamente de tema.
En eso consiste una de las estrategias de autodefensa efectivas. A esa estrategia la
llamo la desviacin.
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encanta hablar con clientes que son como nosotros.
Antes de que te pongas a buscar una respuesta aguda, me gustara recordarte la
situacin. Ests hablando con un cliente que est haciendo tratos contigo. En la
mayora de las empresas eso es un resultado muy positivo. Las empresas viven de la
gente que compra productos y servicios. Y, por eso mismo, en los catlogos de las
empresas no se incluye la posibilidad de irritar a los clientes.
As pues, de ti se espera quizs t tambin lo esperas de ti mismo que no
trates con mordacidad ni mal a los clientes. Y que no entables con ellos una pequea
guerra.
Precisamente en estos casos, la estrategia adecuada sera una desviacin.
(Tambin funcionaran otras estrategias de este libro. Pero, al fin y al cabo, se trata de
que haya variedad, de que puedas escoger).
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La desviacin es divertida y conduce
directamente al objetivo
Puedes perfilar la desviacin de manera que al final te lleve de nuevo al verdadero
tema de la conversacin. sa es la mayor ventaja. Esta estrategia defensiva ofrece una
buena posibilidad para guiar la conversacin por derroteros ms racionales. Para ello
no hace falta ser severo ni criticar al interlocutor. No hay que decir: Haga el favor de
hablar como es debido. No, basta con que el desvo conduzca de vuelta al verdadero
tema de la conversacin.
Puedes restablecer la objetividad perdida haciendo una pregunta objetiva al final
de la desviacin, igual que en los ejemplos anteriores. O resumiendo brevemente la
conversacin que habis mantenido hasta el momento, por ejemplo: Hasta ahora
hemos hablado de los puntos siguientes Pero an queda por tratar un aspecto
importante, que es.
En la desviacin no te ocupas del comentario chocante de tu interlocutor. No lo
replicas directamente. Eso significa poco trabajo para ti. No intentas encontrar una
respuesta adecuada para devolverle el golpe. Incluso te ahorras el esfuerzo de
entender qu insinuaba con el comentario. Sonaba impertinente, o sea que djalo
correr. Habla de algo totalmente distinto.
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cerebrales?
Lo que acabas de decir me ha recordado que trabaj durante seis meses en una
granja de cerdos. Aquello tambin apestaba y se oan muchos chillidos.
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en las piscinas pblicas. Si quieres parecer ms intelectual, comenta la poltica de los
tipos de inters adoptada por los bancos estadounidenses o el nuevo montaje del
Fausto de Goethe en el teatro municipal.
Pero qu ocurre si el otro te dice: Eh, has cambiado de tema?
Bueno, tienes libertad para decidir de nuevo cmo vas a reaccionar. Lo ms
sencillo es decir S, lo he hecho. Y punto. Sin justificaciones. Sin declararte
culpable de nada. S, has cambiado de tema. Pinsalo: t puedes hablar de lo que
quieras. Tambin lo hace tu interlocutor. l tambin habla sin contemplaciones de lo
que le pasa por la cabeza. l aborda un tema y t otro. Los mismos derechos para
todos.
Comentario:
Oh, Dios mo. Puedes sacar de sus casillas a cualquiera.
Desvo:
Sabes en qu estoy pensando? Este ao seguro que tendremos un invierno
suave. Con el verano que hemos tenido, el invierno no puede ser muy fro.
Ahora que lo menciona Creo que, para esta poca del ao, hace mucho calor.
Aqu est lloviendo y el sol brilla por encima de las nubes.
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En (nombre de un pas lejano, por ejemplo, Australia) ahora es
invierno/verano. Qu cosas!
Estaba pensando que los dedos me crujen con un ruido raro. Quiere orlo? Un
momento As. Lo ha odo? Por qu ser? Espere un momento. Acabo de
recordar una cosa: no s dnde he ledo que hay gente que se come las latas de
refrescos. Cmo digerirn el metal? Eso no puede ser sano!
Ahora que lo mencionas, me has hecho pensar en otra cosa: nunca me ha
interesado demasiado la moda. Pero los tops estn anticuados. Ya nadie los lleva. O
vas a decirme que te pondras uno?
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se lo ha arrancado de las manos. Y no puede decir que se lo ha cambiado a Julia,
porque entonces a su madre le dara algo. Por eso, instintivamente, decide cambiar de
tema.
Mam, sabes qu? Me han puesto un sobresaliente en la redaccin. La maestra
me ha felicitado. Porque lo hago muy bien. Ahora te la enseo.
Sale corriendo y va a buscar el cuaderno. La madre duda. No se le escapa que
Denis no ha contestado a su pregunta. Pero, por otro lado, el nio est tan contento
con la nota que ha sacado. Adems, por fin le cuenta algo de la escuela. No suele
hacerlo. Normalmente tiene que arrancarle las palabras una a una.
As pues, mira la redaccin con el sobresaliente. Le acaricia cariosa la cabeza y
se deshace en elogios. Denis le ensea a su madre los deberes del da. Tiene que
hacer otra redaccin. Esta vez tiene que ser muy larga. Por suerte, se le da bien.
La madre se siente orgullosa de su hijo. Parece que se lo pasa bien en clase. Y
qu contento est con su sobresaliente!
Y el tema del bocadillo? De momento, olvidado. La desviacin ha tenido xito.
Los nios usan la desviacin para eludir las preguntas incmodas de sus padres. No
obstante, esta estrategia no es de ningn modo infantil. No, los adultos, incluso las
personas importantes, la utilizan cuando las cosas se ponen feas. Aunque, claro est,
nunca lo confesaran pblicamente.
A) La ministra dijo S.
B) La ministra dijo No.
C) La ministra dijo: Joven, se lo repetir. Los ciudadanos y las ciudadanas
pueden confiar en que estos hechos tendrn consecuencias. Las circunstancias
se aclararn bajo mi mandato. Pondr todo mi empeo en ello. Me ocupar de
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que los ciudadanos y las ciudadanas puedan volver a confiar en la poltica.
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chupado la energa. Y eso haca que cada vez la visitara con menos frecuencia. Lo
cual provocaba que su madre se quejara an ms de lo poco que iba a verla.
La desviacin fue la salvacin, y lo fue para ambas. Con esta estrategia, la hija
poda conducir la conversacin disimuladamente hacia otro tema. Primero escuchaba
una parte de las quejas repetitivas de la anciana y luego la interrumpa hablando de
algo positivo. Algo que fuera evidente para ambas. Por ejemplo, las plantas que tena
en el balcn.
La hija le deca: Mam, espera un momento. Acabo de ver que has puesto
plantas nuevas en el balcn. Quedan preciosas. Qu son?. La madre segua el hilo y
le explicaba qu plantas eran y con qu frecuencia haba que regarlas. La hija se daba
cuenta de que el cambio de tema le sentaba bien a su madre, que ya no hablaba en
tono de reproche, sino muy tranquila. A partir de entonces, la hija utiliz la
desviacin mucho ms a menudo. Siempre que la madre empezaba con una de las
viejas historias quejumbrosas, la escuchaba un poco y cambiaba de tema. Comentaba
algo agradable, se refera a algo bonito o que estaba bien. Por ejemplo, el caf, que
era excelente. O la sala de estar, que estaba decorada con mucho gusto y muy
ordenada. Hablaba de los cojines del sof, de los cuadros de las paredes y de las
deliciosas galletas. Su madre siempre le segua el hilo, aunque slo fuera con una
frase. Pero, a veces, incluso charlaban un buen rato sobre esas cosas positivas.
Entonces, la anciana sonrea y hablaba con voz suave. Y pareca contenta, casi feliz.
La hija se dio cuenta de que la madre necesitaba un estmulo externo para salir del
crculo vicioso de los lamentos y el malestar. Las desviaciones eran un estmulo
externo bien recibido.
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Visto de este modo, la desviacin es a veces lo ms carioso que puedes hacer por
ti y por tu interlocutor.
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A grandes males, aguas mil.
Refrn nuevo.
Los tiranos nunca lo tuvieron fcil. Porque, gobernaran donde gobernaran, siempre
existan rivales. Sus adversarios, secretos o declarados, les complicaban la vida. Los
enemigos de los gobernantes se jugaban la vida. Pero de sus filas salieron los hroes
que se atrevieron con los dspotas y los combatieron.
En el fragor de los combates, un grupo de opositores sola pasar desapercibido.
Eran los bufones, los cmicos, los juglares, que se burlaban de los gobernantes.
Constituan la oposicin que sola formar parte del squito de los poderosos. Les
estaba permitido imitar a los mandamases y hacer chistes sobre ellos sin que les
cortaran la cabeza.
Los bufones gozaban de la libertad de los locos. Y vivan ms aos que algunos
hroes.
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oportunidad de martirizarla. La cuada aprovechaba la ventaja de que tena gracia
tomando el pelo y burlndose de la gente. Toda la familia tema su labia. Y Cornelia
era la vctima preferida. Porque no saba defenderse: era la ms dbil. Cornelia no era
aguda ni tena una lengua afilada. Generalmente era callada y solcita. Era como
Bambi, y su cuada se comportaba como el gran lobo malo.
En una gran fiesta de cumpleaos sucedi de nuevo. Despus de la cena, la
cuada se puso a criticar la ropa de Cornelia delante de todo el mundo.
Conny, guapa, tengo que decirte una cosa, de mujer a mujer. Con esos
pantalones pareces un hmster depresivo con dos patas.
Cornelia not que todas las miradas se centraban en ella y que todos esperaban
que respondiera algo. Pero slo se puso roja como un tomate y dijo algo as como:
Qu les pasa a mis pantalones?
A tu edad deberas tapar las zonas problemticas en vez de exhibirlas.
Cornelia se fue de la sala echando chispas. Y no sirvi de nada que su marido la
consolara despus.
Lo que ocurri en aquella ocasin ya haba pasado otras veces de un modo ms o
menos similar. Siempre siguiendo la misma pauta. La cuada haca un comentario
malicioso sobre la ropa de Cornelia, sobre su peinado o sobre su maquillaje. Siempre
haca los comentarios ofensivos en voz bien alta para que los oyera toda la familia.
Cornelia era humillada ante toda la tropa. Y siempre acababa pareciendo que
Cornelia no soportaba las bromas. Que era muy susceptible y enseguida saltaba
cuando alguien haca un chiste. El juicio colectivo de toda la familia era: La pobre
Cornelia es tan sensible.
Cuando Cornelia vino a verme, slo quera una cosa: plantar cara a su cuada con
contundencia. Y remarc las palabras con contundencia. Pareca furiosa. S, le
herva la sangre. Me dio la impresin de que le habra encantado poder hablar con un
traficante de armas.
No acept ninguna de las estrategias defensivas que a m tanto me gustan. La
rplica desintoxicante, el comentario de dos slabas, el silencio animado, la
desviacin: todo aquello le pareca demasiado suave. Cornelia opinaba que su cuada
no era lo bastante sensible para aquellas estrategias refinadas. Para hacer mella en
aquella mujer habra que pegarle un martillazo en la cabeza. Naturalmente, slo con
palabras.
Puesto que Cornelia buscaba una estrategia ms fuerte, le ofrec el refrn
inadecuado.
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refrn que no se ajuste para nada a lo que ha dicho tu interlocutor. Es decir, un refrn
que no tenga sentido en ese contexto.
Por ejemplo, alguien te dice: Hablas como si no tuvieras estudios.
Y t contestas: S, mi abuela siempre deca: A quien madruga, Dios le ayuda.
Te das cuenta de lo que intenta hacer ahora tu mente? Se est esforzando por
comprender la respuesta. Intenta relacionar el comentario de los estudios con el hecho
de madrugar y que Dios te ayude. Djalo. La respuesta no tiene sentido. As es como
funciona el refrn inadecuado.
Esta estrategia se basa en un acto reflejo de nuestro cerebro. Somos buscadores de
sentido. Cuando alguien nos habla en nuestro idioma, automticamente intentamos
descubrir el significado de sus palabras. Queremos entender lo que nos ha dicho. Se
trata de una reaccin automtica del cerebro. Confa en esa reaccin automtica de
todo cerebro. Todos tenemos en la cabeza una mquina buscadora de sentido.
Pondrs sin problema contra las cuerdas a cualquier impertinente enviando a su
cerebro a emprender una bsqueda intil de significado. Porque en el refrn
inadecuado no hay nada que entender. Pero t no se lo digas a tu interlocutor.
Mujer tenas que ser? Bueno, slo puedo decir que las aguas tranquilas son
profundas.
Tpico de hombres? Cmo era aquello? La cara te la regalan, pero la sonrisa
la pones t.
Acabo de recordar un refrn que viene muy a cuento: Ms vale pjaro en mano
que ciento volando.
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embargo, al principio no le convenci demasiado el refrn inadecuado. Era
demasiado suave.
Probablemente haba confiado en que yo le propondra algunos comentarios
desagradables para noquear a su cuada. Pero no tengo nada semejante en mi gama
de ofertas. Por un lado, porque conozco el karma instantneo (vase el apartado
Material para reflexionar sobre la venganza) y, por otro, porque no soy amiga de
las groseras agresivas. Al rebajarnos al nivel de ese tipo de comentarios, nos herimos
ms a nosotros mismos que a quien pretendemos ofender.
Le recomend a Cornelia que probara con el refrn inadecuado. Porque, aunque al
principio parece inofensivo, es muy eficaz.
Cornelia prob la estrategia en una fiesta familiar, un bautizo. Dos meses despus
me lo cont. En aquella fiesta, la cuada volva a estar en plena forma. Todos estaban
sentados a la mesa comiendo cuando empez a hacer de las suyas. Como era
costumbre, atac a Cornelia:
Cornelia, guapa, ese vestido es demasiado largo. Ya no te quedaba bien antes.
Pero ahora pareces una chacha. No podras comprarte un vestido nuevo? No te da
dinero tu marido?
Las miradas se concentraron una vez ms en Cornelia. Pero, esta vez, estaba
preparada. Y respondi muy tranquila:
Seguro que conoces el dicho: No por mucho madrugar amanece ms temprano.
Todos se quedaron en silencio. Las palabras de Cornelia consiguieron que el corro
entero frunciera el ceo. La cuada no contaba con que Cornelia reaccionara tan
tranquila. Se haba quedado perpleja.
No por mucho madrugar amanece ms temprano? No lo entiendo. Quieres
decir que t no madrugas o algo por el estilo?
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Conny, adems de llevar ropa anticuada, no dejas de decir tonteras.
Cornelia sigui con el refrn inadecuado.
S, cmo era aquello? Quien del trabajo huye, su porvenir destruye.
La cuada se estaba enfadando. Cornelia, en cambio, cada vez estaba de mejor
humor. Se lo pasaba en grande cada vez que responda con un refrn desatinado. Y,
ante los meneos de cabeza de su cuada, replicaba:
Pinsalo con calma. Seguro que acabars entendindolo.
Luego acab la pesadilla. La cuada dej en paz a Cornelia. La fiesta transcurri
sin incidentes, tranquila y divertida. Slo la cuada estuvo un poco ms callada que
de costumbre.
En Cornelia anid una sensacin. Se sinti orgullosa de s misma. Se haba
defendido sin mala uva y sin provocar una ria en plena celebracin. Ella haba
quedado por encima. Y a partir de entonces estara bien escudada. Saba cmo
arreglrselas con su cuada sin enfadarse. La tirana haba acabado.
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le ha encontrado al refrn inadecuado? Date el gusto y escucha atentamente. Cmo
explica alguien un significado que no existe? Seguro que eso es ms interesante que
mirar la tele. As pues, asiente con la cabeza y enarca bien las cejas.
Cuando tu adversario haya acabado con sus explicaciones, tienes varias opciones.
Si quieres ser clemente, dile simplemente: S, eso es. Si no tienes piedad, puedes
soltarle otro. Dile que no ha entendido bien el refrn. Que, en el fondo, t slo
queras decir: El uno por el otro, la casa sin barrer. Evidentemente, este segundo
refrn tampoco tiene sentido y enseguida podrs pasrtelo en grande otra vez con la
confusin de tu interlocutor.
Lo nico que necesitas son unos cuantos refranes tpicos y, como ya he
comentado, la libertad de los locos que t tambin tienes. En el siguiente resumen de
la estrategia encontrars buenos refranes. Elige los que te sean ms fciles de
recordar.
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Vsteme despacio que tengo prisa.
Ms sabe el diablo por viejo que por diablo.
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Mientras el xito sea nuestro objetivo no podremos liberarnos del miedo, porque
el deseo de tener xito Inevitablemente genera el miedo al fracaso.
Jiddu Krishnamurti.
Acta con sinceridad y confisalo: en tu fuero interno, de vez en cuando sueas con
ser un superhroe verbal. No te gustara contestar a los comentarios insolentes con
una rplica impresionante? Entonces podras noquear con tu labia imbatible a
cualquier impertinente. Y eso sin tener que pensar demasiado, con una sonrisa
impasible en los labios. Verdad que sera genial?
Son sueos que comprendo muy bien. Incluso podra imaginar cmo sera el traje
de ese superhroe. Ahora, en serio: estoy de tu parte si deseas tener ms capacidad de
rplica.
No obstante, el asunto tiene una pequea pega: es muy difcil conseguir esa
capacidad de rplica espontnea y a la vez brillante. Dicho lisa y llanamente, se trata
de un ideal elevado.
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el bando perdedor porque, aparentemente, no tenemos suficiente capacidad de
rplica.
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impertinente. Lo vemos cada da en la televisin.
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muy oportuno un silencio consciente. Y si slo eres capaz de decir Eh?, reptelo
un par de veces. Eh? Eh? es un comentario de dos slabas. No tengas reparos en
escatimarle un poco tu inteligencia.
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defenderse.
Sin embargo, en el taller prctico se demostr lo que ella ya saba de antemano.
Las rplicas rpidas no eran su fuerte. No tena mucha labia. No obstante, al final
encontr su propia manera de contestar. Su estilo de rplica era nico.
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Al dar esa respuesta, casi se le escap la risa. Pero la cosa an no haba acabado.
Te contesto maana
Reacciona como mejor te vaya. Si tienes que leer en voz alta las respuestas, no pasa
nada. Y si de vez en cuando no se te ocurre nada, admtelo tranquilamente: Ahora
no se me ocurre qu decirte. Pero maana, pongamos a las tres de la tarde, tendr
tiempo y podr contestarte. Bueno, pues, hasta maana!.
En realidad, no depende de tu respuesta. Depende de que ests por encima
emocional y mentalmente. Porque eso demuestra que el comentario estpido no te ha
afectado.
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preguntas contundentes para que examines tus conocimientos. Elige la respuesta
correcta.
Pregunta 1:
La capacidad de rplica consiste sobre todo en:
Pregunta 2:
Las buenas rplicas no tienen que hacerse esperar demasiado. De cunto tiempo
de reflexin dispone una persona despus de or un comentario impertinente?
Cinco segundos.
Hasta siete minutos.
Dos das.
Cuatro semanas.
Pregunta 3:
Alguien te ha dicho hace poco una verdadera estupidez. Cmo evitas pensar
durante horas en ese comentario estpido?
Grues tres veces en voz alta y despus vas a hacer footing hasta que el sudor te
cubre por entero.
Te pones delante de un espejo y te pasas veinte minutos haciendo tus peores
muecas.
Escribes una impertinencia en una hoja de papel, rompes la hoja en trocitos
diminutos y mezclas los pedacltos con la tierra de las macetas.
Aceptas todos tus sentimientos, perdonas a tu adversario y disfrutas del
momento.
Pregunta 4:
Qu suele bloquear las rplicas graciosas y rpidas?
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Las leyes.
Pregunta 5:
A los que afirman que son siempre capaces de rplicas brillantes, los consideras:
Pregunta 6:
Crees que la capacidad de rplica se puede aprender y practicar?
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La verdadera paz surge espontneamente cuando tu mente se libera de los
apegos, cuando descubres que las cosas de este mundo jams podrn darte lo
que realmente quieres.
Theragatha.
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Lo nico que crece en el cemento es la neurosis.
Proverbio.
Cemento en la cabeza
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pensamientos que pudieran ofrecer soluciones mejores. El programa indica
simplemente Por ah no paso! y Tengo que defenderme!.
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dos gallitos llegaron a tener ms fotos y cintas de vdeo de los rivales que de sus
propias familias.
Llovieron las llamadas a la polica y las denuncias. La ltima de las numerosas
querellas por difamacin que presentaron se debi a que la seora Malasaa haba
llamado zorra y guarra a su vecina. Pero, segn sta, lo hizo porque la seora
Matamala la haba insultado antes llamndola bruja imbcil.
El periodista pregunta a la seora Matamala a qu vienen esos insultos.
No consiento que esa foca me diga nada resopla la seora Matamala ante el
micrfono.
Luego habla la seora Malasaa. Totalmente fuera de s, apenas encuentra
palabras suficientemente fuertes para expresarse.
Cuando sa abre la boca, no hace ms que echar pestes. Es una vbora. Ya le
tapar yo la boca!
(Al leer esto, puede que comprendas por qu no creo que la capacidad de rplica
sea siempre una virtud).
La cmara enfoca al seor Malasaa en su jardn, protestando por los vecinos. Se
queja de que l slo quiere vivir tranquilo. Pero la chusma de al lado ha sembrado la
discordia.
Detrs de un seto, que en el transcurso de los aos de disputas ha alcanzado una
altura de dos metros, el seor Matamala ha odo las declaraciones. Entonces se pone a
gritar furioso y llama mentiroso y criminal al seor Malasaa. Los dos se amenazan
con los puos ante las cmaras.
Respuesta A:
Que por qu no vendemos la casa y nos mudamos a otro sitio? Un momento
Qu buena idea! Podramos empezar en otra parte con buenos vecinos! Genial!
Por qu no se nos habr ocurrido a nosotros antes? S, sa es la solucin. Se
acabaran los dolores de cabeza. No conocer por casualidad una buena inmobiliaria
que pueda ayudarnos?
Respuesta B:
No, de momento no podemos permitirnos acabar con las disputas. Necesitamos
a nuestros vecinos para ejercitarnos en la prctica de afrontar las hostilidades de
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manera constructiva y sin dejarnos la piel en ello. Y reconozco que an nos queda
mucho por aprender. Todava nos cuesta no implicarnos en las acciones de los
vecinos. An no controlamos la serenidad. A m, personalmente, me gustara poder
llegar a plantear mis necesidades en vez de limitarme a insultar. A lo mejor dentro de
tres o cuatro aos podemos decir que este conflicto nos ha servido de mucho en
nuestro crecimiento personal.
Respuesta C:
Irnos de nuestra casa? Para que los idiotas de los vecinos se ran en nuestra
cara y crean que han podido con nosotros? Ni hablar! Los que tienen que
empaquetar sus cosas y largarse son esa gentuza que vive al lado. Nosotros no
tenemos la culpa de nada. Fueron ellos los que empezaron la disputa. Y tenemos que
ceder y marcharnos nosotros? No! No permitiremos que nos echen de aqu. sta es
nuestra casa! He trabajado muy duro para tenerla. Esa chusma no podr con nosotros.
Nunca!
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marcha. Como un tren que, una vez puesto sobre las vas, sigue adelante solo.
Ambas partes han invertido mucho en la disputa y por eso no quieren parar. Ni se
cuestionan la posibilidad de ceder, puesto que eso significara que todo el dinero, el
tiempo, las energas y los suplicios habran sido en vano. Ambas partes quieren que
sus esfuerzos se vean recompensados al final. Y nosotros nos preguntamos, qu
final? Cmo ser ese final? No obstante, an hay otro motivo por el que a los
pendencieros les cuesta dejar de pelear: para ellos, la disputa se ha acabado
convirtiendo en una costumbre, en una rutina. Hace mucho tiempo que una parte de
la vida cotidiana de los implicados consiste en acechar al contrincante, en enfadarse
con l y en planear el siguiente paso en el combate.
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Qu haran con su tiempo los luchadores si dejaran de tener un adversario? Se
aburriran soberanamente? Careceran de sentido sus vidas? Empezaran a
discutir con sus parejas? La disputa crnica con el vecino probablemente sea un
mal menor.
Un motor importante que suele mantener con vida el conflicto son las constantes
ofensas mutuas. Las dos partes han ido recibiendo un montn de insultos y de
improperios a lo largo del proceso. La violencia verbal puede ser tan dolorosa como
las patadas y los puetazos. Esas ofensas han arraigado profundamente en la memoria
de los implicados. Cmo van a dejar en paz al contrincante con todo lo que les ha
dicho?
Eso no merece el perdn, sino que clama venganza. As pues, atacan a la otra
parte de la misma manera o incluso peor. Y el adversario se venga tambin de esas
ofensas. Hay una salida en ese crculo vicioso de ofensas y venganza?
En el ejemplo de una disputa entre vecinos se aprecia claramente la dinmica de
los conflictos crnicos. Las peleas de siempre dentro del matrimonio, entre
compaeros de trabajo, organizaciones y pases siguen la misma pauta.
Los expertos en conflictos han estudiado las disputas crnicas y han llegado a una
conclusin deprimente: si ninguna de las partes da su brazo a torcer, la disputa no
acabar hasta que se agoten los recursos. Es decir, hasta que los implicados no se
arruinen, enfermen o mueran.
Cemento en la cabeza
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devolver el golpe para que el otro se d cuenta de lo que vale un peine;
no ceder en ningn caso;
lanzar reproches;
exigir respeto, pero tratar a los dems irrespetuosamente;
pretender ser el mejor;
querer doblegar al adversario y derrotarlo definitivamente.
Sabidura en la cabeza
Basta con que una de las partes tenga un poco de sabidura en la cabeza. Si una de
las dos partes en conflicto renuncia a contraatacar, el intercambio de golpes se
interrumpe. Y entonces habr lugar para las conversaciones. Se habr creado un
espacio para buscar nuevas posibilidades.
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El problema es que, mientras sigas manteniendo esa actitud de ataque y defensa,
no podrs aclarar las cosas en una conversacin.
Porque tu antagonista se dar cuenta al instante de que no vas en son de paz.
Aunque hables con persuasin, tendrs a flor de piel las ganas de agredir. Acto
seguido, tu interlocutor tambin adoptar una postura agresiva, y ya la tenemos
armada. La conversacin seguramente acabar en un buen pitote. As es como los
conflictos se convierten en historias interminables.
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Qu necesitas y qu deseas?
Qu quieres realmente del otro?
De qu tienes miedo? Qu no quieres que ocurra?
Contesta con calma esas preguntas. Comprende tambin que el otro no est ah
para satisfacer tus deseos. Aun as, es importante que sepas exactamente qu quieres.
Y que seas capaz de expresarlo claramente.
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interlocutor hable. No le interrumpas, aunque creas que se equivoca. Todos tenemos
derecho a pronunciarnos. T ocpate de decir todo lo que te oprime. Pide tambin
que te dejen hablar.
No pases cuentas
Cete al tema actual. No lo mezcles con viejos asuntos o con problemas
anteriores. La conversacin podra salirse de madre. Los viejos conflictos y
problemas pendientes de solucin ya se aclararn despus, en otra conversacin.
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bajo sospecha de querer imponer sus propios intereses.
En los procesos de divorcio, los abogados y los expertos en terapia de pareja
ofrecen esos servicios de mediacin. En otros mbitos (por ejemplo, en la industria y
en el comercio), existen organismos arbitrales o mediadores que trabajan en los
juzgados. Algunas empresas contratan para el departamento de personal a consejeros
y moderadores cualificados que median en los conflictos entre trabajadores.
A veces, cuando todos los intentos han fracasado, probablemente slo queda la
posibilidad de acudir a los tribunales. O de hacerse a la idea de retirarse y abandonar
para acabar con el conflicto.
Sea cual sea la salida, siempre te ser muy til descubrir la dinmica que ha
provocado el conflicto. (Vase tambin el apartado Material para reflexionar sobre
las personas difciles). Porque lo que descubras es lo que no tendrs que repetir.
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Qu alivio! No tenemos que emprender una cruzada para combatir a nuestros
adversarios. Existen otras posibilidades. Y podemos empezar a cambiar algo justo
donde las probabilidades de xito son mayores: en nosotros mismos.
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De lo que pensamos y hacemos, tambin creemos capaces a los dems.
Y concluimos por precaucin:
Teme a tu prjimo como a ti mismo!.
Eugen Roth.
Si estamos vivos, a veces perdemos. Al final, incluso el cuerpo. Pero hasta entonces
podemos permitirnos practicar y caer en todo tipo de derrotas.
Tu media naranja siempre proclama que quiere envejecer a tu lado. T lo apoyas
para que pueda estudiar y abrir su propio negocio, invirtiendo en l mucho dinero,
muy buenas palabras y un amor incondicional. Y luego decide largarse con una
criatura que lo nico que tiene es juventud y una larga cabellera. T lo diste todo y
luego te dejaron en la estacada.
Tu empresa te exige hacer horas extras sin cobrarlas y sin cambiarlas por das de
fiesta. Espera de los trabajadores un compromiso incondicional y una entrega
absoluta. T trabajas con motivacin y sin refunfuar. Al fin y al cabo, te alegras de
tener un trabajo seguro. La empresa obtiene beneficios y los invierte en sanear el
negocio. Reducirn la plantilla. Y, por desgracia, t sobras. Primero te explotan y
luego te echan.
Tu madre ha muerto y te sientes muy triste. Lo peor viene cuando tu propia
hermana se apodera a tus espaldas de las antigedades ms valiosas de la herencia de
tu madre. No quiere soltarlas y se niega a dirigirte la palabra. S, tu propia familia te
ha timado y engaado.
Si a una derrota le sumamos la sensacin de injusticia, el resultado es ansias
de venganza!
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Tu mundo particular se compone de lo que
piensas de lo que haces
No, no vivimos todos en un mundo. Cada uno de nosotros vive en su propio mundo
mental. Tus pensamientos y tus acciones no te abandonan, sino que permanecen en tu
propio mundo. Y repercuten en ti.
Un ejemplo prctico para ilustrarlo. Supongamos que alguien te ha engaado y,
encima, te ha humillado. Aj! Entonces decides vengarte. Quieres darle su merecido.
Y, puesto que la venganza es un plato que se sirve fro, decides conspirar en secreto.
Te niegas a colaborar con l y haces circular unos cuantos rumores malvolos. Quizs
incluso lo denuncias en Hacienda (annimamente, por supuesto) o firmas en su
nombre quince contratos con distintas compaastelefnicas. De ese modo intentas
compensar la afrenta. A lo mejor, despus sientes incluso un poco de alivio. Pero la
cosa no acaba ah. De hecho, acaba de empezar. Ahora actuar tu karma instantneo.
El karma soluble te agarrar por el cuello.
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Las acciones son una declaracin de fe. Con tu venganza ests declarando que
crees en la eficacia de la venganza. En tu mundo particular hay algo as como
una venganza eficaz. Y permanece contigo porque crees en ella. Tu fe no slo
mueve montaas. Puede conseguir mucho ms. Puede llevar la venganza a tu
vida.
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coches aparecen rayadas, nos roban la bicicleta, los mviles se pierden, a nuestro
buzn van a parar cartas extraas, el telfono suena y no hay nadie al otro lado. En
todas esas averas, t ves la mano de un enemigo. Algo va mal y t empiezas a pensar
quin podra estar detrs del asunto. S, eso es paranoia. Y es karma instantneo.
Pagas por tu venganza, puesto que das por sentado que los dems se comportan igual
que t.
Para tratar el tema de la venganza utilizo una comparacin un poco vulgar, pero
acertada. Todos nadamos en nuestra propia piscina mental. Todo lo que echamos
dentro (acciones y pensamientos) se queda con nosotros. Y pagamos el pato, tanto de
lo bueno como de lo malo.
Al vengarte es como si orinaras en tu propia piscina. No, no puedes orinar en la
piscina de los dems. Todo lo que expeles se queda contigo. Y luego nadars en tu
propia orina. Eso tambin incluye algo que es de justicia: nadie puede verter sus
excreciones en tu piscina. La porquera que los dems producen se la tragan ellos.
Mi consejo: no orines en tu piscina. Porque slo as conseguirs que tu vida no
apeste algn da. El karma instantneo soluble tambin es el motivo por el que mis
estrategias son efectivas, pero no ofensivas. Sea cual sea el mtodo que elijas, cuando
te defiendas de las injusticias (no tiene nada de malo defenderse), hazlo de manera
intachable. Defindete de manera que puedas vivir bien con tus propias acciones.
Renunciar a la venganza despejar tu cabeza para que quepan en ella unas cuantas
ideas nuevas y otras posibilidades. Adems, todas las injusticias que se sufren son
ejercicios de perdn y olvido. Aprende a perdonar a los dems. Y luego disfruta del
agua fresca y clara de tu piscina mental.
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sentidos.
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La tierra proporciona lo suficiente para cubrir las necesidades de todos los
hombres, pero no la codicia de cada hombre.
Mahatma Gandhi.
Para Sandra haba tres clases de compaeros de trabajo: los buenos, los malos y los
que le resultaban indiferentes.
Kevin no era exactamente un compaero de trabajo porque estaba haciendo
prcticas, pero perteneca claramente a la clase de malos compaeros. El da que
entr a trabajar en la empresa, Sandra ya lo mir crticamente. En su opinin, Kevin
era un pelota. Llevaba unos zapatos iguales que los del jefe. Unas deportivas con
cierres de velero y suela antideslizante. Al poco de empezar las prcticas, Sandra vio
que hablaba de zapatos con el jefe. De ese modo, Kevin consigui que el superior lo
mirara con buenos ojos. Pero eso no fue todo. Comparta otra afinidad con el jefe: las
Lofoten. Sandra slo saba lo siguiente de las Lofoten: eran unas islas situadas en el
norte glido de Noruega, muy lejos de los hoteles de playa con todo incluido que a
ella le gustaban. Ella era una fan de Ibiza. Pero ella no poda ganar puntos con el jefe
hablndole de las Baleares. l y Kevin coincidan en que viajar al sur para asarse al
sol era un aburrimiento.
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Pero ahora se vea obligada a presenciar cmo Kevin le arrebataba el puesto. Y eso
que slo estaba all en prcticas.
Sandra estaba muy enfadada. Empez a lanzar indirectas a Kevin. Se rea de la
ropa que llevaba. De que siempre iba con tjanos y con aquellas deportivas extraas.
De vez en cuando se olvidaba de informarle de algo. Explicaba a los dems
empleados que Kevin le haca la pelota al jefe y que lo segua incluso al bao. Kevin
se enter, pero no comprenda qu poda tener Sandra en su contra. Al fin y al cabo,
l no le haba hecho nada. Cuando se lo coment, Sandra hizo ver que ella no tena
ningn problema.
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La obsesin por alcanzar ms bienestar ms
reconocimiento
En ciertas actividades, por ejemplo, en el deporte, una competicin puede ser
divertida, siempre y cuando nos la tomemos como un juego. Podemos enfrentarnos
con buen humor. Todos nos esforzamos y, medio en broma, tambin soltamos unas
cuantas chorradas, pero todos sabemos que la cosa no va en serio.
Las competiciones serias se dan cuando, aparentemente, est en juego algo de
vital importancia. No obstante, no te tomes al pie de la letra lo de vital importancia.
Aqu, en los pases ricos, casi nadie tiene que luchar por la supervivencia diaria. Aqu
slo se trata de cunto bienestar podemos permitirnos, del tamao de la tajada que
podemos sacar de la riqueza que hay en esta sociedad.
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El ansia de reconocimiento da frutos extraos en nuestra sociedad. Casi nadie puede
sustraerse a esa competicin. Muchas industrias viven del miedo que tenemos a no
poder seguir el ritmo de los dems. Piensa en los sectores de la cosmtica y de la
moda, y en todos los productos que no son ms que un smbolo de estatus.
Los nios tambin conocen las marcas de prestigio con las que pueden presumir
delante de sus amigos. No, no basta con llevar unos pantalones o una cartera
cualquiera. Tienen que ser de la marca que toca llevar en su ambiente. Por qu
actan as los nios? Porque imitan el mundo de los adultos que han inventado esa
competicin.
Casi todas las cosas que usamos a diario son tambin de marca.
Y el rechazo deliberado de las marcas tambin puede ser un intento de alcanzar
una buena posicin adoptando esa postura contraria. La idea de Yo soy mejor que
t: toma! est tan extendida que apenas nos llama la atencin.
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Imagina por un momento qu ocurrira si no compitieras por conseguir el
reconocimiento de los dems. Qu ocurrira si renunciaras alegremente a la
aprobacin, a la estimacin y a los elogios de los dems? No te quitaras un peso de
encima?
Entonces podras encontrar por fin el reconocimiento que realmente necesitas: tu
propio reconocimiento. Slo necesitas tu aprobacin, no la de los dems.
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Es como en el juego de la cuerda. Si alguien te echa el extremo de una soga, no
tienes por qu tirar.
Por qu va a discutir un hombre sabio y a expresar juicios como Esto es
correcto o Esto no lo es? Cuando un hombre renuncia a toda idea de
superioridad o de igualdad, con quin va a discutir?
Sutta-Nipata.
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coche y que los actuales eran muy fiables. Ella coment que no eran ms que
accesorios tcnicos innecesarios. La expresin accesorios tcnicos innecesarios
pareci molestar al joven. Insisti y le explic con todo detalle cmo funcionaban los
sistemas de navegacin. Ella miraba a otro lado con cara de aburrida. Me dio la
impresin de que ni siquiera escuchaba.
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mitad del grupo opinaba que, si dispones de billete de avin, tienes que poder volar.
Y en el vuelo que habas reservado. La otra mitad del grupo opinaba que las
compaas areas no tenan ninguna obligacin al respecto. Aunque tuvieras un
billete en toda regla, te podan dejar tirado sin ms en el aeropuerto. Te cuesta
entender el tema que discutan? A m tambin me cost. Me pas todo el rato
preguntndome de qu iba aquello. Y por qu se haban empecinado en hablar de un
tema tan extrao?
No, en el grupo no haba ningn piloto. Y los que discutan con tanta vehemencia
tampoco eran abogados. Eran jefes de ventas de una gran empresa. Personas para las
que argumentar y convencer formaba parte de su trabajo diario.
A medida que la discusin sobre las obligaciones de las compaas areas se
acaloraba, mi extraeza iba en aumento. Lo primero que me extra fue lo siguiente:
yo era la nica que tena un billete de avin. Los dems vivan cerca y haban ido en
coche. Es decir, excepto yo, nadie iba a coger un avin. Yo tampoco, puesto que no
estaba en el aeropuerto, sino en un buen restaurante, comiendo. As pues, discutan
acaloradamente por algo que no tena importancia para nadie en aquel momento.
La segunda cosa que me extra afectaba al placer. Mientras discutan excitados,
no prestaban atencin a la excelente comida. El risotto al azafrn era delicioso, pero
al parecer slo yo me daba cuenta. Los dems estaban concentrados en el debate.
Mi dbil intento de cambiar de tema (Es verdad que el azafrn sale de unas
flores?) fue tan ignorado como el arroz en los platos. Todos, excepto yo, queran
entregarse a un intercambio de opiniones vehemente. Los dej en paz y disfrut de los
postres.
Bueno, yo creo
Yo pienso
A m me parece
As, sin que nadie se d cuenta, desaparecen algunas pautas de conducta que
suponen la base de una buena conversacin:
Examina la realidad
Qu te importa ms en esta vida: las relaciones con los dems o tus puntos de
vista? Qu ganas si consigues imponer tu opinin? Te darn una copa para que la
pongas en la repisa de la chimenea? No recibirs nada palpable. Tan slo una
sensacin pasajera de superioridad. Una sensacin que no durar mucho. As pues,
ordena tus prioridades y pregntate si la discusin te importa realmente.
Estos dos puntos te ayudarn a recobrar el juicio. En vez de dejarte arrastrar por
una discusin polarizada, ahora tienes otra opcin: ablandar los frentes endurecidos.
Empieza contigo. Abandona el deseo de querer tener la razn. Por qu t y no el
otro? Porque t ests leyendo este libro.
Permteme ser ms prctica todava y presentarte la estrategia defensiva
correspondiente. Esta estrategia te ensear las palabras que puedes utilizar para
abandonar la lucha por tener la razn. Como siempre, las formulaciones que te
ofrezco slo son propuestas y sugerencias.
Acaba con las discusiones polarizadas dejando de atacar el punto de vista del
otro. Dale la razn a tu interlocutor. Asiente sin comprometerte con su opinin.
Y sin dejar en mal lugar tu propia opinin.
Puedes hacerlo ms o menos as:
S, desde su perspectiva, eso es correcto.
Algo tiene de cierto su opinin. Quizs tiene razn.
Tal como usted lo ve, seguramente es verdad.
Me parece que tu punto de vista tiene fundamento y es comprensible.
Es tu opinin y la respeto.
Has expresado con mucha claridad tu opinin y entiendo tu punto de vista.
Vale la pena reflexionar sobre lo que has dicho. Pensar en ello.
Esta estrategia pertenece a las artes marciales ms elevadas. Porque apuesta por
una verdadera libertad: puedes formarte una opinin y defenderla, y tambin puedes
renunciar a defender tu opinin. Y, naturalmente, eres libre de no tener opinin
alguna.
En este cuadro se observa que los comentarios de las dos columnas se deben a
posturas mentales completamente distintas. Quienes utilizan palabras duras tienen
una actitud combativa. Su retrica avanza hacia la confrontacin y la imposicin.
Dicho drsticamente: tratan de estar por encima.
En cambio, quienes indagan con preguntas la opinin del otro quieren
comprender ms y pelear menos. Intentan encontrar una onda comn en la que pueda
crecer un nuevo entendimiento.
El resultado de esta estrategia suele ser asombroso. Muchas veces, una pregunta
sincera basta para cambiar el tono de la discusin. Aunque el afectado slo aluda
brevemente a los motivos por los que defiende un punto de vista concreto, la
conversacin ganar en calidad. Surgir ms comprensin por la postura del otro y
eso desbaratar los argumentos mordaces.
Siempre pacficamente?
Para concluir, una pregunta importante:
Tiene que desarrollarse siempre todo en un ambiente pacfico, armonioso y
afable? Por qu no podemos estallar de vez en cuando?
Respuesta: No es obligatorio. Slo hay opciones.
Decides entablar una lucha de opiniones a plena conciencia: por qu no? La
discusin puede enconarse y las opiniones pueden estrellarse unas contra otras, igual
que en los autos de choque. Si a todos los implicados les gusta, no hay problema.
Lo importante es que mantengas tu independencia y no te dejes llevar por una
dinmica desapacible. Con las estrategias de este captulo podrs manejar a sabiendas
una discusin y dirigirla hacia un rumbo constructivo.
Como ya he comentado, se trata de contar con ms opciones.
Conclusin
Comprender que todo lo que hacen o dicen los dems slo es un ofrecimiento.
No tenemos por qu aceptarlo.
La capacidad de observar a conciencia los pensamientos que albergamos
instintivamente y de poner en tela de juicio los que sean negativos y agresivos.
La libertad de examinar un problema a distancia, sin involucrarse en l.
Establecer las prioridades personales de manera que la calidad de vida y el
bienestar sean ms importantes que luchar contra otras personas.
Y la sabidura de dejar que los dems sean diferentes y de renunciar a querer
cambiarlos forzosamente.
Sobre esas cinco columnas se erige lo que seguramente es tu mayor fuerza para
superar las dificultades de la vida: el buen humor. Si eres capaz de rerte de un
desastre, estars por encima de las cosas.
Te deseo buen humor a mansalva y que todo te vaya bien.