BELARTE, M.C., 2010 - Los Individuos en El Espacio Doméstico en La Protohistoria de Cataluña
BELARTE, M.C., 2010 - Los Individuos en El Espacio Doméstico en La Protohistoria de Cataluña
BELARTE, M.C., 2010 - Los Individuos en El Espacio Doméstico en La Protohistoria de Cataluña
Arqueologa de la Poblacin
Teruel (2010): 109-134
Resumen
Los trabajos sobre demografa protohistrica suelen estimar el nmero de
habitantes por asentamiento a partir de dos mtodos bsicos: el primero basado en el
clculo del espacio til total dedicado a habitacin; el segundo a partir del nmero de
casas. El primer mtodo implica una asignacin igualitaria de espacio entre los habitantes,
mientras el segundo suele atribuir un nmero fijo de personas por casa, lo que implica
mayor superficie por habitante cuanto mayor es la casa. Ambos mtodos son igualmente
viables para un clculo global de la poblacin del asentamiento, pero ninguno de ellos es
totalmente satisfactorio, ya que no tienen en cuenta la posibilidad de una reparticin del
espacio de forma desigual o de la coexistencia de grupos domsticos de distintos tamaos
en un mismo asentamiento.
A partir de la reflexin crtica sobre estos mtodos, proponemos utilizar el anlisis
del uso del espacio domstico como indicador social y como base para plantear hiptesis
sobre la composicin de la estructura familiar en la protohistoria as como los cambios
que sta sufre a lo largo del tiempo.
Abstract
Research about protohistoric demography estimates the population in a settlement
through two main methods: one of them is based in the calculation of the dwelling
space; the other is based in the number of houses. The first method implies an egalitarian
distribution of space among the inhabitants of a settlement; the second one attributes a
constant number of people per house, which means a major surface per person in the
bigger houses. Both methods are feasible, but none of them is completely satisfactory,
as they dont take into account the possibility of an unequal distribution of space or the
coexistence of households of different size in the same settlement.
From a critical reflection on these methods, I propose the analyse of the use of
domestic space as a social indicator, and as a basis to hypothesise about the composition
of family structure in the protohistory as well as the changes it suffers through time.
110 Belarte, M C. / Arqueologa Espacial, 28 (2010): 109-134
1. Introduccin
El espacio habitado es uno de los mejores indicadores para acercarnos al estudio de
los individuos, y uno de los puntos de partida ms frecuentes para el clculo de poblaciones
o el anlisis de la estructura familiar, sobre todo cuando la documentacin sobre necrpolis
es escasa, como en el caso de la protohistoria catalana. En efecto, aunque para la Primera
Edad del Hierro el nmero de necrpolis excavadas en los ltimos aos es relativamente
abundante, disponemos de pocos ejemplos en los que stas se puedan relacionar con
asentamientos coetneos; por otra parte, para el perodo Ibrico Antiguo la relacin entre
necrpolis y ncleos de hbitat es prcticamente inexistente, y para el Ibrico Pleno
conocemos slo dos necrpolis, una de ellas prcticamente indita. A ello debemos aadir
la escasez de edificios pblicos en el mundo ibrico septentrional. Como consecuencia,
el anlisis del espacio domstico resulta indispensable para todo estudio sobre poblacin,
puede ser un indicador vlido para interpretar la diferenciacin social y una base para inferir
la composicin de la estructura familiar as como los cambios que sta sufre a lo largo del
tiempo (Fig. 1).
Fig. 1. Situacin de los principales yacimientos mencionados en el texto: 1) Mas Castellar de Ponts; 2) La
Fonollera (Torroella de Montgr); 3) Puig de Sant Andreu (Ullastret); 4) Can Roqueta (Sabadell); 5)
Puig Castellar (Santa Coloma de Gramenet); 6) Fondo del Roig (Cunit); 7) Alorda Park (Calafell);
8) Estinclells (Verd); 9) Gen (Aitana); 10) Serra del Calvari (La Granja dEscarp); 11) El Calvari
(El Molar); 12) Puig Roig (El Masroig); 13) Castellet de Banyoles (Tivissa); 14) Barranc de Gfols
(Ginestar); 15) Tur del Calvari (Vilalba dels Arcs); 16) Aldovesta (Benifallet); 17) La Ferradura
(Ulldecona); 18) Sant Jaume-Mas den Serr (Alcanar).
o de piedra y tierra, y que se disponen compartiendo paredes medianeras (Fig. 2). Los ms
antiguos de estos asentamientos se documentan desde el Bronce Final en el valle del Segre
y del Cinca, y a partir de la segunda mitad del siglo VII a. C. aparecen en el curso inferior
del Ebro. Estos poblados presentan normalmente planta oval, con las casas distribuidas
de forma radial y dejando un espacio central libre de construcciones el ejemplo mejor
conocido es el de Gen (Aitona, Lrida) (Maya, Cuesta, Lpez, 1998) (Fig. 2, 4), aunque
en otras ocasiones las casas se distribuyen formando hileras separadas por una o ms
calles, por ejemplo en Puig Roig (Masroig, Tarragona) (Genera, 1995) (Fig. 2, 1), la
Ferradura (Ulldecona, Tarragona) (Maluquer de Motes, 1983) (Fig. 2, 2) o Barranc de
Gfols (Ginestar, Ribera dEbre), en su segunda fase (Sanmart et alii 2000) (Fig. 2, 3).
Se trata mayoritariamente de yacimientos de dimensiones reducidas, normalmente entre
400 y 500 m2, aunque en algunos casos se alcanzan los 1.000 m2.o incluso se superan:
Gen tiene una superficie de 1.037 m2 (Maya, Lpez y Cuesta, 1998: 21) y el Calvari del
Molar (Tarragona), alcanza los 1.400 m2 (Rafel et alii 2008: 253). Excepcionalmente,
la Serra del Calvari (La Granja dEscarp, Lrida), alcanzara una superficie mnima de
media hectrea (Vzaquez et alii, 2006-2007: 86). En cuanto al nmero de casas, los que
han sido excavados en extensin muestran un nmero variable entre 10 y 20.
Las casas de este ltimo tipo de asentamientos son de un solo espacio (raramente
aparecen compartimentaciones) y tambin presentan superficies modestas, aunque algo
superiores a las de las cabaas, normalmente entre 20 y 30 m2 por trmino medio, aunque
en algunos casos las dimensiones pueden ser menores, como en Puig Roig, con unos 10
m2 por trmino medio (Genera, 1995). Las dimensiones de todas las casas de un mismo
asentamiento suelen ser muy similares, y no se detectan grandes diferencias en el uso
del espacio. Predominan los hogares centrales y la reparticin del resto de actividades
a su alrededor, identificadas por la presencia de cermica de vajilla y cocina, envases
de almacenaje, molinos y pondera. Dentro de esta aparente uniformidad, no todos los
objetos se reparten en la misma proporcin en todas las casas y algunas de ellas destacan
por sus acabados o materiales. Es el caso de Barranc de Gfols donde, en una batera de
cinco casas con superficies semejantes y similar distribucin del espacio, dos viviendas
poseen decoracin mural pintada y contenan objetos de carcter ritual. En algunos de
estos asentamientos aparecen tambin indicios de actividades especializadas, como
sugiere la presencia de un solo horno culinario en Barranc de Gfols (Sanmart et alii,
2000: 138) o de un taller metalrgico en Gen (Maya, Cuesta, Lpez, 1998: 27-29).
Dentro de este panorama de uniformidad en cuanto a dimensiones y estructura
de las casas en el interior del asentamiento, en los ltimos aos se han documentado
algunos indicios de residencias ms complejas dentro de la Primera Edad del Hierro
(siglos VII-VI a.C.). El primero de ellos, en La Serra del Calvari (La Granja dEscarp,
Lrida), consiste en una casa compartimentada, con tres habitaciones tal vez se trate
de dos habitaciones y un patio- y una superficie de ms de 100 m2 (Vzquez et alii,
2006-2007: 72 ss.). Recordemos que este asentamiento tambin presenta una superficie
notablemente superior al resto. Un segundo ejemplo proviene del Calvari del Molar
(Tarragona), donde se ha documentado una posible casa compartimentada, aunque en
estado muy fragmentario, en la que se distinguiran igualmente tres mbitos, en este caso
con 80 m2 de superficie (Rafel et alii, 2008: 255).
Los individuos en el espacio domstico en la protohistoria de Catalua 113
Fig . 2. Plantas esquemticas de asentamientos con planificacin urbanstica de la Primera Edad del Hierro:
1: Puig Roig (segn Genera, 1995: 16); 2: La Ferradura (segn Rafel et alii, 2008: 258); 3: Barranc
de Gfols (segn Sanmart et alii, 2000: 24); 4: Gen (segn Maya, Cuesta, Lpez, 1998: 56).
114 Belarte, M C. / Arqueologa Espacial, 28 (2010): 109-134
Finalmente, a lo largo de la primera Edad del Hierro aparecen tambin los primeros
ncleos con funciones especializadas, no estrictamente de hbitat, entre los que cabe
destacar, con carcter ritual, el yacimiento Tur del Calvari en Vilalba dels Arcs (Tarragona)
(Bea, Diloli y Vilaseca, 2002) y, con funcin econmica, Aldovesta (Benifallet, Tarragona)
(Mascort, Sanmart y Santacana, 1991), y tal vez Sant Jaume (Alcanar, Tarragona) (Garcia,
Gracia y Moreno, 2006).
acceso a una de las torres (Fig. 3, 1). El conocimiento global sobre el resto de casas de
este yacimiento es limitado al tratarse en gran parte de excavaciones antiguas, por lo que
es posible que haya otras residencias complejas cuya estructura no fuera correctamente
interpretada en su da (Martn et alii, 2004). De todos modos, parece que la mayora de
construcciones identificadas sera de dimensiones inferiores y estructura ms sencilla (Fig.
3, 2) (Martn et alii, 2010).
Fig. 3. Plantas esquemticas de casas complejas del perodo Ibrico Pleno: 1 y 2: casas de Puig de Sant Andreu (Ullastret)
(segn Martn et alii 2004: 268, figura 4, modificada, y Malquer de Motes, Picazo, 1992: 28, modificada); 3-4: casas
de Castellet de Banyoles (segn Asensio, Mir, Sanmart, 2005: 625-626, modificada); 5-6: casas de Estinclells (segn
Asensio et alii 2005b: 477, modificada); 7-8: casas de Puig Castellar (segn Ferrer, Rigo, 2002: 73 y 55, modificadas);
9-11: casas de Alorda Park (segn Asensio et alii, 2005: 613, modificada); 12-13: casas de Mas Castellar (segn Pons,
2002: 119, modificada). Las reas marcadas en gris indican la presencia de patios.
116 Belarte, M C. / Arqueologa Espacial, 28 (2010): 109-134
Fig. 4. Planta del barrio norte del Castellet de Banyoles de Tivissa (segn Asensio, Mir y Sanmart, 2005, modificada) y
reconstruccin de los edificios 1, 2 y 3 segn Ramn lvarez.
Fig. 6. Planta general del yacimiento de Estinclells (segn Asensio et alii, 2009, modificada).
120 Belarte, M C. / Arqueologa Espacial, 28 (2010): 109-134
domsticos se limita al 31% aproximadamente (de los 2.200 m2 de superficie total del
yacimiento, slo unos 700 m2 corresponde a superficie til total ocupada por espacios
domsticos)2. Finalmente, otra posibilidad para subsanar la parcialidad de documentacin
en algunos yacimientos es calcular la densidad de poblacin en asentamientos cuya planta
completa es conocida (a partir, por ejemplo, del nmero de habitantes por casa) y utilizar
el coeficiente obtenido al clculo de poblacin de yacimientos mayores (Almagro, 2001:
54; Sanmart y Belarte, 2001: 167).
Otra dificultad deriva de la existencia de diversas fases constructivas y refecciones
en algunos asentamientos, por lo que los mejores resultados se obtienen para yacimientos
con slo una fase, o bien si se aplican al ltimo momento de ocupacin. Finalmente,
aunque en muchos casos no cabe duda de que al menos una parte de las casas posea un
piso superior, la superficie habitada por ste no es tenida en cuenta en los clculos de
poblacin, ya que se considera que estaba destinada a un uso secundario. No obstante,
la recuperacin de fragmentos de pavimento de signinum y de revestimiento mural en
los niveles de derrumbe del piso superior de una gran casa en Alorda Park (Calafell,
Tarragona) (Asensio et alii, 2005), o bien de fragmentos de hogares procedentes del
derrumbe de pisos en Penya del Moro (Sant Just Desvern, Barcelona) (Ballb et alii,
1986) o Estinclells (Verd, Lrida) (Asensio et alii, 2009) indican que la parte alta de
las casas poda ser utilizado como zona de habitacin, con pavimentos slidos e incluso
estructuras domsticas, como los hogares.
Intentemos valorar ahora los resultados obtenidos por algunos de los mtodos
mencionados. No es el objetivo de este trabajo la exposicin de clculos de poblacin en
diferentes yacimientos, sino slo plantear, a partir de varios ejemplos, las dificultades que
supone la aplicacin de los distintos mtodos as como las limitaciones de los mismos.
Para la Primera Edad del Hierro (Fig. 2), algunos yacimientos de la Catalua
meridional como la Ferradura, Barranc de Gfols o Puig Roig, se presentan como
especialmente adecuados ya que conocemos su planta completa. La superficie til
ocupada por casas en ellos es similar, en torno a los 200 m2, el nmero de casas oscila
entre 10 y 20 y la superficie de las mismas entre 10 y 20 m2. En la Catalua occidental,
Gen, excavado por completo, presenta una superficie ocupada por viviendas en torno
a los 500 m2 y 16 casas con superficies entre los 30 y 40 m2. De la aplicacin de varias
frmulas a estos datos se obtienen cifras entre los 20 y 100 habitantes por asentamiento
(lgicamente, las cifras varan segn el mtodo empleado y la superficie ocupada por
casas). El nmero de habitantes por casa oscila entre 2 y 8, dependiendo del mtodo y
de la superficie habitable, y en el interior de cada ncleo de hbitat se obtiene una cifra
constante de habitantes por casa, ya que las superficies de todas ellas dentro de un mismo
asentamiento de los analizados (La Ferradura, Barranc de Gfols, Puig Roig y Gen) son
similares (Belarte, 1997: 205 ss.). Recordemos que, al lado de los ejemplos mencionados,
disponemos de informacin sobre dos yacimientos, la Serra del Calvari y El Molar, donde
al menos un edificio tal vez una vivienda- destaca del resto por sus dimensiones. No
obstante, no conocemos la planta completa de ninguno de los dos, por lo que de momento
no sera posible un clculo demogrfico a partir del espacio habitado que permitiera
comparar los resultados obtenidos para ellos con el resto de asentamientos mencionados.
2.
Informacin proporcionada por el Equipo Estinclells.
122 Belarte, M C. / Arqueologa Espacial, 28 (2010): 109-134
podra haber habitado en estas casas, o bien debemos aplicar una cifra fija por casa? En
todo caso, no parece lgico utilizar la misma ratio para las grandes residencias complejas
que para las casas ms sencillas.
Los resultados y la problemtica que plantean los ejemplos examinados nos llevan
a unas primeras conclusiones. Creemos que tanto los mtodos que parten del clculo del
espacio til total dedicado a habitacin como los que lo hacen a partir del nmero de
casas son igualmente viables para evaluar globalmente la poblacin del asentamiento,
ya que nos permiten obtener una estimacin sobre mximos y mnimos. No obstante,
ninguno de ellos nos parece totalmente satisfactorio. El primer grupo de mtodos implica
una asignacin igualitaria de espacio entre los habitantes, que creemos plausible para
la Primera Edad del Hierro pero que no nos parece aplicable para el perodo ibrico.
En cuanto al segundo mtodo mencionado, que atribuye un nmero fijo de habitantes
por casa, implica el uso de ms espacio por habitante cuanto mayor es la casa; si en una
primera aproximacin este mtodo podra parecer ms adecuado para poca ibrica, parte
de la base que la composicin familiar siempre era constante, con un mismo nmero de
miembros, lo que tambin ponemos en duda, tal y como expondremos a continuacin.
gestin de los productos alimentarios (Bux et alii, 2010), por lo que tambin se podra
pensar que la aparicin de este tipo de residencias corresponde a una mayor complejidad
en esta zona. En este sentido, cabe destacar que el volumen de documentacin para
poca ibrica es mucho mayor en el rea litoral y pre-litoral, en las que la investigacin
arqueolgica ha sido ms intensa, que en las zonas interiores, por lo que las diferencias
entre costa e interior podran haber sido en realidad menos acusadas de lo que se presentan
en el registro disponible.
En cuanto a los ocupantes de las casas protohistricas, creemos que,
independientemente del tamao o del nmero de estancias, y a lo largo de todo el
perodo cronolgico aqu considerado, cada edificio interpretado como una residencia
era ocupada por una familia o grupo domstico3. Aunque no existe un acuerdo entre los
investigadores, normalmente el grupo domstico o household se define como una unidad
de produccin, consumo y reproduccin (Wilk y Rathje 1982, 621; Netting, Wilk y
Arnould 1984, XXII; Ashmore y Wilk 1988, 4; Santley y Hirth 1993, 3), funciones a las
que algunos investigadores aaden la co-residencia (Hendon, 1996: 47). En todas las casas
protohistricas se identifican dichas actividades: la preparacin y consumo de alimentos,
algunas actividades productivas y, creemos, la residencia en comn de un grupo humano.
La composicin de estos grupos domsticos sigue siendo un aspecto ampliamente
desconocido. Aunque la documentacin arqueolgica sobre la casa ibrica es enormemente
rica y ha sido objeto de numerosos estudios en los ltimos 20 aos, la mayora de ellos
se ha centrado en el aspecto material, el edificio, y se ha dedicado poco a la dimensin
social, sus ocupantes. As, por ejemplo, algunos estudios se han centrado en las actividades
domsticas, pero pocos han dedicado atencin a sus ejecutores. Estos ltimos se han
centrado en el anlisis de las diferencias sociales detectadas en las casas (Belarte, 2008;
Belarte, Bonet y Sala, 2009), o bien se han abordado desde una perspectiva de gnero
(Gurin, 1999; Curi, Masvidal y Picazo, 2000; Gonzlez Marcn, Montn y Picazo,
2005), pero el conjunto de estudios mencionados ha incidido poco en la composicin de la
estructura familiar. En efecto, en la investigacin actual se afirma o se sobreentiende que
la casa protohistrica era la residencia de una familia nuclear, aunque tambin se acepta de
forma ms o menos explcita la posibilidad de familias extensas, pero no se ha intentado
analizar la composicin de estos grupos. La razn es, obviamente, la gran dificultad para
reconstruir los sistemas de parentesco en el pasado, particularmente para las sociedades
arqueolgicas para las que no disponemos de fuentes escritas u otros indicadores que
proporcionen pistas sobre estos aspectos ya que, por otra parte, los sistemas de parentesco
no son un principio universal en la organizacin de las sociedades (Joyce y Gillespie,
2000). En el caso concreto de las sociedades protohistricas peninsulares, en especial la
ibrica, las fuentes escritas describen ciertos hbitos culturales, pero no mencionan detalles
sobre los sistemas de parentesco, la estructura o el tamao de la familia. As, Estrabn dej
interesantes observaciones sobre los pueblos del N. peninsular, como por ejemplo que se
casaban al modo griego (III, 157) o que las mujeres heredaban y se preocupaban de casar a
sus hermanos (III, 167), pero no hizo ningn comentario sobre el matrimonio o la familia
de los iberos.
Utilizamos grupo domstico como traduccin del ingls household, con el mismo sentido que lo utilizan
3.
97). Podramos esperar, pues, encontrar algn reflejo de los cambios socioeconmicos de
las sociedades protohistricas a travs del anlisis de sus casas y de la estructura de los
grupos domsticos.
La ampliacin del grupo domstico como resultado de una evolucin de la familia
nuclear se documenta en otras sociedades complejas, por ejemplo en el Prximo Oriente
o en Mesoamrica. En estos casos, los hijos continuaran residiendo en la casa paterna
despus del matrimonio y no formaran su propia familia en una residencia separada, lo que
comportara la adicin de nuevas habitaciones a la antigua casa. Por otra parte, una de las
interpretaciones propuestas para este cambio en la composicin del grupo domstico es que
la ampliacin podra haber sido, para las elites, una forma de consolidacin y demostracin
de estatus (Flannery 2002: 421). Tal vez no sea una coincidencia que las residencias ms
complejas (as como la organizacin de los asentamientos segn un patrn jerarquizado) se
documenten en el perodo Ibrico Pleno y no antes; la aparicin de estos grupos ms amplios
podra interpretarse como un signo de la consolidacin de las elites ibricas (Belarte, Bonet
y Sala 2009: 119).
Ello nos lleva a la tercera interpretacin sobre la existencia de casas de diferente
tamao y estructura en poca ibrica, y es que podra reflejar diferentes estadios en el ciclo
familiar (Tourtellot, 1988; Hirth, 1993b; Goodman, 1999; Gerritsen, 1999: 81-82; Normak,
2009: 239). Las casas ms simples podran corresponder a grupos en el estadio inicial de
su formacin, mientras que las ms complejas podran ser el resultado de la construccin
de nuevas habitaciones que se aaden para integrar a nuevos miembros (por ejemplo, un
nuevo matrimonio). Una de las dificultades en el anlisis de las sociedades arqueolgicas es
precisamente la identificacin de las diferentes fases en la vida de la casa, dado que los restos
de los estadios anteriores han sido destruidos o enmascarados por los usos posteriores. En
este punto es interesante mencionar que algunas de las casas complejas del perodo Ibrico
Pleno (por ejemplo, la casa de la zona 14 de Ullastret, la casa 201 de Alorda Park y la n 1
de Ponts) son el resultado de la unin de dos viviendas previamente separadas, una accin
que podra haber sido condicionada por la evolucin del grupo domstico; por ejemplo, un
nuevo matrimonio o un nacimiento podran haber llevado a unir dos grupos separados y a
la creacin de un grupo ms amplio. Como hemos visto en el prrafo anterior, esta hiptesis
no excluye a las otras dos interpretaciones.
6. Consideraciones finales
La coexistencia de casas con diferentes tamaos y estructuras sugiere que existan
distintos niveles de agrupaciones familiares o grupos domsticos. Por una parte, la forma
caracterstica de grupo domstico de la Primera Edad del Hierro sera de tamao reducido (y
que podra corresponder a la familia nuclear), con algunas excepciones. Grupos reducidos
habitaran tambin en las casas ibricas de forma y tamao similares a las del perodo
anterior; por lo que respecta a las casas complejas, de superficie superior a 100 m2, estaran
ocupadas por grupos ms amplios (familias extensas o que incluan personal dependiente).
Aqu hemos sugerido la posibilidad de una relacin entre el tamao del grupo y el estatus
del mismo, o bien entre la aparicin de grupos ms amplios y el aumento de la complejidad
social. Finalmente, la existencia de casas de mayores dimensiones en algunos yacimientos
de la Primera Edad del Hierro sugiere el inicio de la formacin de grupos extensos ya en
este perodo.
Los individuos en el espacio domstico en la protohistoria de Catalua 129
7. Bibliografa
ABAD, L. y SALA, F. (1993) El poblado ibrico de El Oral (San Fulgencio, Alicante),
Trabajos Varios del S.I.P., 90, Valencia.
ALMAGRO-GORBEA, M. (2001) Aproximaciones a la demografa de la celtiberia. En
BERROCAL-RANGEL, L., GARDES, Ph.: Entre celtas e iberos. Las poblaciones
protohistricas de las Galias e Hispania. Real Academia de la Historia-Casa de
Velzquez, Madrid: 45-60.
ALONSO, N. (1999) De la llavor a la farina: els processos agrcoles protohistrics a la
Catalunya occidental. Lattes.
ASENSIO, D., BELARTE, M. C., SANMART, J., SANTACANA, J. (1998) Paisatges
ibrics. Tipus dassentaments i formes docupaci del territori a la costa central
de Catalunya durant el perode ibric ple. Los iberos, prncipes de occidente,
Fundacin La Caixa, Barcelona: 373-385.
ASENSIO, D., BELARTE, M. C., SANMART, J., SANTACANA, J. (2000) Lexpansion
phnicienne sur la cte orientale de la pninsule ibrique. Mailhac et le premier
ge du Fer en Europe occidentale. Hommages Odette et Jean Taffanel. Actes
du Colloque International de Carcassonne 17-20 septembre 1997. Monographies
dArchologie Mditerranenne, 7, Lattes: 249-260.
ASENSIO, D., CARDONA, R., FERRER, C., GARCIA-DALMAU, C., MORER, J., POU,
J., SAULA, O. (2009) Larquitectura domstica en el nucli fortificat ilergeta dels
Estinclells (Verd, lUrgell), segle III aC. BELARTE, M. C. (ed. cient.): Lespai
domstic i lorganitzaci de la societat a la protohistria de la Mediterrnia
occidental (Ier millenni). Actes de la IV Reuni Internacional dArqueologia de
Calafell (Calafell - Tarragona, 6 al 9 de mar de 2007). Arqueomediterrnia, 11,
Barcelona: 125-142.
ASENSIO, D., MIR, M., SANMART, J. (2005) Darreres intervencions arqueolgiques
al castellet de Banyoles (Tivissa, Ribera dEbre): una ciutat ibrica en el segle III
aC, Mn Ibric als Pasos Catalans, XIII Colloqui Internacional dArqueologia
de Puigcerd, Puigcerd, vol. 1: 615-627.
ASENSIO, D., MORER, J., POU, J., SANMART, J., SANTACANA, J. (2005) Evidncies
arqueolgiques del procs demergncia dlites aristocrtiques a la ciutadella
ibrica dAlorda Park (Calafell, Baix Peneds), Mn Ibric als Pasos Catalans,
XIII Colloqui Internacional dArqueologia de Puigcerd, Puigcerd, vol. 1:
597-613.
130 Belarte, M C. / Arqueologa Espacial, 28 (2010): 109-134
PONS, E. (dir.) (2002) Mas Castellar de Ponts (Alt Empord) : un complex arqueolgic
dpoca ibrica: excavacions 1990-1998. Srie Monogrfica (Museu
dArqueologia de Catalunya-Girona), 21, Girona.
PONS, E., COLOMER, A. (1988) La Fonollera. Una aldea del Bronce Final. Revista de
Arqueologa, n 92 diciembre 1988: 8-24.
RAFEL, N., ARMADA, J.-L., BELARTE, M. C., FAIRN, S., GASULL, P., GRAELLS,
R., MORELL, N., PREZ, A., VILLALBA, P. (2008) El rea minero-
metalrgica del Baix Priorat (Tarragona) en la protohistoria. Explotacin y redes
de intercambio. Revista dArqueologia de Ponent, 18: 245-269.
ROVIRA, J., SANTACANA, J. (1989) From the End of the Bronze Age to the First Age
of Iron. Convulsion of the Social and Economic Structures at the Mediterranean
Coast of the Iberian Peninsula. En STIGSRENSEN, M.L.; THOMAS, R.
(Eds.): The Bronze Age-Iron Age Transition in Europe, part I. BAR International
Series 438 (I). Oxford: 100-111.
SALA, F., ABAD, L. (2006) Arquitectura monumental y arquitectura domstica en la
Contestania, Lucentum, XXV: 23-46.
SANMART, J. (1992) Las necrpolis ibricas en el rea catalana, Congreso de
Arqueologa Ibrica: las necrpolis, Universidad Autnoma de Madrid, Serie
Varia, 1: 77-108.
SANMART, J. (1995) Les necrpolis del perode ibric ple i tard a Catalunya,
Citerior, 1: 91-106.
SANMART, J. (2001) Territoris i escales dintegraci poltica a la costa de Catalunya
durant el perode ibric ple (segles IV-III aC), Territori poltic i territori rural
durant ledat del Ferro a la Mediterrnia occidental. Taula Rodona dUllastret,
Monografies dUllastret, 2, Girona, 2001: 23-38.
SANMART, J. (2004) From local groups to early states, Pyrenae, 35-1: 7-41.
SANMART, J., ASENSIO, D., BELARTE, M. C., MARTN, A., SANMART, J.,
SANTACANA, J (2006) La iberitzaci a la Catalunya costanera i central. En
BELARTE, M. C., SANMART, J.: De les comunitats locals als estats arcaics:
la formaci de les societats complexes a la costa del Mediterrani occidental.
Homenatge a Miquel Cura. Actes de la III Reuni Internacional dArqueologia
de Calafell (Calafell, 25 al 27 de novembre de 2004). Arqueomediterrnia, 9,
Barcelona: 145-163.
SANMART, J., BELARTE, C. (2001) Urbanizacin y desarrollo de estructuras estatales
en la costa de Catalua. En BERROCAL-RANGEL, L., GARDES, Ph.: Entre
celtas e iberos. Las poblaciones protohistricas de las Galias e Hispania. Real
Academia de la Historia-Casa de Velzquez, Madrid: 161-174.
SANMART, J., BELARTE, M. C., SANTACANA, J. ASENSIO, D., NOGUERA, J.
(2000) Lassentament del bronze final i primera edat del ferro del Barranc de
Gfols : Ginestar, Ribera dEbre, Arqueomediterrnia, 5.
SANTLEY, R., HIRTH, K. (1993) Prehispanic domestic units in Mesoamerica: studies of
the household, compound, and residence, Boca Raton.
SERRA VILAR, J. (1921) Poblado ibrico de Anseresa-Olius. Memoria de las
excavaciones realizadas en 1919-1920. Memorias de la Junta Superior de
Excavaciones y Antigedades, vol. 7 de 1919-20. Madrid.
134 Belarte, M C. / Arqueologa Espacial, 28 (2010): 109-134
SILVA, M.C. (1997) Casa y poder domstico en dos pueblos del noroeste de Portugal,
Agricultura y sociedad, n 84 (septiembre-diciembre 1997): 11-48.
SMITH, M.E. (1987) Household Possessions and Wealth in Agrarian States: Implications
for Anthropological, Journal of Anthropolooical Archaeology, 6: 297-335.
SUMNER, W.M. (1979) Estimating population by analogy: an exemple. En KRAMER,
C. (Ed.): Ethnoarchaeology. Implications of Ethnography for Archaeology.
Columbia University Press. New York: 164-174.
TOURTELLOT, G. (1988) Developmental Cycles of Households and Houses at Seibal.
En WILK, R.R., ASHMORE, W.: Household and community in Mesoamerican
Past, Alburquerque: 97-120.
VALENZUELA, S. (2008) Alimentaci i ramaderia al Peneds durant la protohistria
(segles VII-III aC), Barcelona.
VAN DEN BERGHE, P.L. (1979) Human Family Systems. An Evolutionary View, New
York.
VZQUEZ, P., MEDINA, J., GONZLEZ, J. R., RODRGUEZ, J. I. (2006-2007) El
jaciment de la Serra del Calvari (la Granja dEscarp, el Segri, Lleida). Estat de
la qesti, Revista dArqueologia de Ponent, 16-17: 63-110.
WILK, R.R., RATHJE, W. (1982) Household Archaeology, American Behavioral
Scientist, 25 (6): 617-640.
WOLF, E. (1971) Los campesinos, Barcelona (1966: Peasants, New Jersey).
ZAMORA, D., GUITART, J., GARCIA, J. (1991) Fortificacions a la Laietnia litoral:
Burriac (Cabrera de Mar) i Tur den Bosc (Badalona). Cap a un model
interpretatiu de levoluci del poblament ibric laiet, Simposi Internacional
dArqueologia Ibrica. Fortificacions. La problemtica de lIbric Ple (segles
IV-III a. C.), Manresa: 337-353.