Para Alen 2
Para Alen 2
porfiado
Fue A. de la G. de Periquito González, un
niño que iba a ser poeta. Periquito volvió
al cielo a muy temprana edad este
querubín también. Un día encontró un
botón y se lo metió en la nariz pero se
empezó a afligir cuando quiso sacarlo.
Fue donde San Roque y este no pudo
ayudarlo porque no le entendió lo que
dijo. Estuvo conversando un poco con un
compañero y este llamo al grupo, allí
estaban todos sorprendidos cuando paso
la Virgen y se acerco al grupo al ver la
nariz hinchada del querubín lo tomo de
un brazo y le intentó sacar el botón pero
este sorbía la nariz y ella no podía. Al fin
ella le ofreció un besito y ahí el querubín
se dejo sacar el botón. San Roque lo
castigo poniéndole un cucurucho en la
cabeza con un par de larguísimas orejas.
Un querubín curioso
Este querubín tenía unos enormes ojos
azules que miraban con una enorme
curiosidad todo lo que veían. Una vez
estuvo a punto de entrar en el Santuario
del Espíritu Santo si no lo hubiera
detenido un Serafín con su espada de
fuego. Fue designado A. de la G. de
Tadeo Malaspulgas. Llego atrasado y una
vez con Tadeo en camino a la tierra lo
lleno de preguntas y como este no
respondió decidió in averiguarlo todo por
si mismo. Después de muchos mal ratos
por su curiosidad se ubico al lado de la
cuna de Tadeo. Este le pidió a la Virgen
que le cambiara el A. de la G. porque
podía entorpecer su tarea de catedrático
y ella accedió. Un día estando de vuelta
en el paraíso este querubín tocó la
trompeta del Juicio Final y empezaron las
consecuencias correspondientes. Los
Arcángeles corrieron a la tierra para
calmar los ánimos de los
bienaventurados. Luego Jesús mismo le
llamó la atención y San Roque le dio unas
buenas palmadas en el trasero, el
querubín al principio ni siquiera se dio
cuenta que le estaban pegando pero
luego se dio cuenta y se puso a llorar.
Un querubín
cachurero
Era un querubín cuidadoso y solicitado
por lo que lo que tenía 5 aureolas. Cada
vez que regresaba del cielo traía alguna
cosa consigo. Guardaba sus tesoros
detrás del gran armario donde San Roque
tenía sus pergaminos. Fue asignado A. de
la G. de Pelusita Cambalache. Esta niña
tenia una regadera y el querubín se la
pidió pero ella haciendo honor a su
apellido no accedió altiro como era una
niña consentida solo comía dulces por lo
que se debilito y el doctor le recetó
hígado de ternera y Pelusita aprovecho
asta oportunidad y le dijo al querubín: “si
tu te comes esto yo te doy la regadera”
el querubín acepto a medias porque
escondió el hígado en la regadera.
Temiendo que Pelusita se la quitara lo fue
a dejar al cielo a su escondite pero se le
olvidó botar el hígado. San Roque
empezó a encontrar un olor desagradable
y todos los que entraban a su oficina
también. Después de mucho buscar
encontró el basural y llamó a todos los
querubines les ordeno botar todo con
excepción de las cosas que tenían dueño.
Cuando el querubín volvió de su misión y
no encontró sus cosas se puso a llorar
desconsoladamente San Roque tuvo pena
de el y le empezó a regalar todas las
cosas vieja que encontró en su oficina
con lo que el querubín se fue medio
consolado.
Un querubín amistoso
Este era un querubín que cambiaba de
amigos como quien cambia de calcetines
y nada hubiera pasado si es que no
hubiese ido a un rincón escondido del
paraíso. Allí vio a un diablillo y este le
despertó un sentimiento amistoso. Inicio
conversación con el y le contó algo sobre
el cielo y quedaron de verse al otro día. El
diablillo se llama Cachitos pero le dicen
Naa Pelos porque era pelado. Naa pelos
le contó maravillas sobre el infierno y el
querubín quiso mostrarle el paraíso así
que un día lo invito al cielo, naa pelos le
contó a lucifer la noticia e idearon el plan.
Una vez en el cielo el diablillo delataba su
presencia por un olor desagrádale y por
un tizne que dejaba por donde pasaba.
Naa Pelos invito al querubín al infierno y
casi se lo lleva pero justo apareció San
Miguel con su espada de fuego y rescato
al querubín.
San Roque ordeno poner en la puerta un
gran candado por precaución y no se a
animado a nombrar al querubín A. de la
G. por temor.