Guillermo Garcia Urena. El Desvio Del Jardin. Lucrecio3
Guillermo Garcia Urena. El Desvio Del Jardin. Lucrecio3
Guillermo Garcia Urena. El Desvio Del Jardin. Lucrecio3
Resumen:
Abstract:
reading of Agustn Garca Calvos edition and translation, this paper puts
1
metaphorically related to a garden, in reference to the school of
Epicurus.
archy
El presente escrito surge de la lectura de De Rerum Natura de Tito Lucrecio Caro a partir
el contexto del debate en torno a la nocin de infrapoltica1. En este contexto, este trabajo
trmino marginal y a la vez clave en el poema de Lucrecio, ya que aparece slo una vez
pero su sentido est presente en todo el texto. El trmino latino clinamen es traduccin del
griego , que como tal slo aparece en Digenes de Enoanda pero no en las
cartas ni en las mximas que de Epicuro nos han llegado, razn por la que los esfuerzos
describe el movimiento del tomo como una trayectoria incalculable o impredecible (esto
1 Como introduccin a las problemticas en torno a esta nocin, aunque son mltiples los trabajos
que se han publicado recientemente, me remitir slo a dos monogrficos: Infrapoltica y
Posthegemona, Debats, n128. 2015/3; y Infrapolitics, Transmodernity, 5.1. (2015).
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causal. De modo indirecto, pone bajo sospecha las pretendidas descripciones deterministas
del desvo o del choque de los fosilizados contenidos que lega la historia de la metafsica,
esto es, como deconstruccin o destruccin pero no como mantenimiento de una historia de
de vida buena o virtuosa (en trminos epicreos), lo cual en este contexto apunta a una
clinamen como desajuste o inadecuacin ineludible podra ser una pieza clave para pensar
no a su interpretacin de Lucrecio, pues hace de l una teora del Todo, una suerte de proto-
ciencia).
El contexto en el que aparece el epicuresmo (as como otras sectas del llamado
prdida de la consistencia propia de las ciudades en pos de un poder mayor expansivo (una
criterio o principio, a un ms all trascendente, esto es, el Uno o Dios nico, principium de
todo lo ente.
trascendente o al criterio del principio de equivalencia general de la teora del valor. Con
estas problemticas en juego, la lectura de Lucrecio aqu propuesta busca desviarse de las
mismas.
de Epicuro, que es respecto de la polis cada bajo la forma imperial: retirada del centro,
retirada de la poltica del centro y del centro de la poltica. Es importante notar que toda
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retirada es respecto de algo y ese afuera al que se llega est inevitablemente referenciado al
adentro del que se distancia. Sera, por tanto, ingenuo pensar que esta distancia es mero
rechazo de toda poltica, si ello fuera posible, sino apunte a algo otro de la misma a una
poltica otra desde un pensar ciertas condiciones de vida en un gesto que se puede
Epicuro asume el derrumbamiento de los lmites internos de la polis sin caer en la lgica
imperial expansiva creadora de centros y periferias: asuncin por medio de, por una parte,
la retirada de la poltica, como, por otra, por la negacin de la nocin de centro en la misma
medida en que se niega la nocin de lmite. No hay por tanto lugar ni ente privilegiado.
Pero hay otra retirada implicada en esta negacin y es la retirada del lugar de intercambio,
el gora, como lugar privilegiado de la vida pblica, para lo que ser crucial pensar lo que
hace posible la intercambiabilidad de todo lo ente, esto es, la subordinacin de todo lo ente
a magnitud.
Cabe aadir otro sentido de este desvo del centro: ni los dioses ocupan el centro sea
del poder o de natura, ni los hombres lo ocupan; lo cual implica el rechazo de la comunin
entre teologa y poltica (para Lucrecio no hay un solo dios como poseedor de poder, sino
que hay muchos, y los muchos que hay viven alejados del poder), y la negacin de que el
mundo haya sido creado por voluntad divina para el hombre, esto es, que en definitiva que
las cosas del mundo sean un instrumento a la mano para un sujeto que las controla.
Cualquiera de las dos posiciones, sea teologa poltica, sea la plena disponibilidad de lo ente
As, esta retirada en tensin se produce a varios niveles: por una parte, del lugar de
Memio, que haba conseguido el terreno de la escuela y lo iba a revender para construir
edificios) y del lugar del intercambio, el principio equivalencial (por dar otro detalle
que recuerda al heraclteo: ojal no os falte la riqueza, efesios, para que quedis convictos
de lo mal que obris segn la traduccin de Garca Calvo, 268). Por otra parte, de que el
centro como imagen del poder est ocupado por dioses o por hombres, no siendo los unos
creadores de las cosas para dominio y control de los otros, o lo que es lo mismo, la
interrupcin tanto de teologas polticas como de la razn instrumental para dejar ser a las
res naturae.
Repite Lucrecio que hay una constante lluvia irrepresentable e imperceptible que,
no obstante, conforma todo lo que hay. Gotas de lluvia que segn la ocasin producen
atmico, sea al nivel de la innumerable serie de los seres del mundo y la serie de mundos,
rtmica del verso pico lucreciano que hace diciendo, irrealizable sin los pies dactlicos del
hexmetro. La naturaleza segn Lucrecio, dice Gilles Deleuze (189 y ss.), es como una
ajedrez, tomo y vaco. Con la pequea diferencia de que Lucrecio no usa en ningn
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momento el trmino de lo indivisible (condicin ltima), esto es, atomus, sino que la
corpora, semina rerum, et al.). Los entes o cosas son descomponibles en infinitas partes
mnimas distintas entre s, pero estas partes distintas tipos de tomos se repiten
que todo lo existente si bien participa de un mismo principio atmico, ste no es materia
indeterminada pues no todos los puntos o tomos son iguales, aunque haya infinitos puntos
o tomos iguales). Es decir, los primordios son infinitos y diversos, pero cada compuesto
por su estructura misma comporta repeticin del mismo tipo de tomo (y, en cambio, los
tipos de tomos para Lucrecio no son infinitos, como no son infinitos los fonemas pero s
La malla del arlequn como tertium non datur entre primordio y vaco es la
plano ntico. En un sentido casi diramos oximornico, el principio de todo lo ente, tomos
y vaco, es de suyo mltiple e infinito (no es principium sino principia), cuya pensabilidad
parte de la asimismo infinitud de la nada o vaco. Se dan de este modo tres series de
infinitud: la infinitud de los tomos, la infinitud del vaco, y la infinitud de tomos y vaco
como capa ajedrezada de arlequn. El resultado es, segn Deleuze, una interrupcin de la
identificacin del principio con el Uno o el Todo como subsuncin de lo diverso bajo la
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En ese sentido De rerum natura hace referencia a la naturaleza de las cosas, a su
quid, no a las cosas de la naturaleza como continente total de lo ente, que es lo que induce a
Garca Calvo atribuye una dimensin salvfica al poema, cuando es bastante explcito, y el
pensador zamorano no lo ignora, que uno de los principales sentidos del De rerum natura
propia lgica salvacin/condena de la religin es falsa). Uno de los problemas para Garca
Calvo viene por la distincin misma entre explicante y explicado, tomos y cosas del
mundo, que es paralelo (no diremos que idntico o necesariamente co-implicado) con lo
Historia de una mentira del Ocaso de los dolos, se arruina el habrselas con las cosas del
mundo y al mismo tiempo cualquier remisin trascendente cae como una impostura.
tomo entendido como principio () de las cosas, y por tanto irreductiblemente no-cosa,
determinaciones diversas de una y la misma especie (54). La tensin, que segn Marx no
se encuentra en Demcrito, supone, por una parte, el paso terico de la esencia al fenmeno
en el concepto tomo; pero tambin, por otra parte, un proceder propio de Epicuro (y
De este modo, tanto Marx que deja como aportica la tensin tomo principio
tomo elemento, como Deleuze, con el que concluamos que la pluralidad principial haca
imposible la articulacin en torno a Ser, Uno o Todo, responden a otra contradiccin que
no slo por lo que toca a la nocin de summa, sino por la unidad casi sistemtica del
Realidad hace Garca Calvo entre las dos partes de todo libro, la negativa crtica y la
positiva propositiva (17). Primero que no queda tan claro que se pueda hacer una
dicotoma tan limpia entre negativo y positivo, como si la propia parte negativo-crtica no
fuera susceptible de reificacin y cada en el mismo patrn ontoteolgico desde una suerte
de teologa negativa, de modo que la crtica destructora de toda tesis se convirtiera a su vez
(Moreiras 53). Y finalmente, como ltima crtica a Garca Calvo, tampoco queda tan claro
que podamos hablar de totalidad terica sistemtica, no slo por la problemtica que
llevara a pensar la forma misma del escrito (los hexmetros dactlicos propios de la pica),
sino especial y principalmente porque cualquier traza de clausura terica queda quebrada
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por el clinamen mismo. Por tanto, nos quedaremos con el proceder atomstico,
fragmentario, de los ataques de Epicuro y Lucrecio contra toda usurpacin salvfica, sin que
ello derive en ninguna salvacin ni fe, pues como lo denuncia el poema el problema es la
Ciencia o Fsica con pretensin de totalidad, la nocin de summa ser, como en Deleuze, un
modo de referirse distributivamente a las res naturae sin que conformen un todo orgnico.
Natura, entonces, como una lluvia de versos contra las totalizaciones, supersticiones y
miedos derivados sin que el quid principal sea la descripcin o explicacin de algo as
Una cada que nunca es igual, sino siempre bifurcada, dispar, diversa. Y en ese sentido
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Todo lo que hay, as pues, por regin alguna ni trecho
As pues, si el primer desvo fue del centro de la poltica y de la poltica del centro,
lgica imperial helenstica es impensable sin la ruptura de las fronteras y lmites de la plis,
cual stas se expanden y transforman lo otro en la universalidad del verum imperial, como
causales del movimiento de los tomos, que son el peso del tomo mismo (razn por la que
cae) y el choque con otros tomos (razn del enlentecimiento, la aceleracin y la direccin,
distinguir aqu con Marx que lo que el orden de la exposicin atomstica muestra como dos
momentos son en verdad uno. Pues de otro modo se afirmara la necesidad mecnico-causal
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primario del tomo sera el caer desvindose o el desviarse cayndose, y el secundario sera
el choque con otros tomos derivado de este desvo. El acontecimiento, por tanto, se
ser concebido como pleno rector o soberano de s mismo en tanto que incierta e
inevitablemente algo siempre se desva y se escapa por dentro mismo. Si ms arriba dijimos
mismo:
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El cmo y el cundo se produce el clinamen es incierto: nec regione loci certa nec
y futuro como disposiciones atmicas, es donde hay que ver el pensamiento atomista del
tiempo. Cierto es que el poema lucreciano niega que el tiempo sea algo por s sino el
suceder de las cosas (LI, v. 459 y ss.), y por tanto el pasado y el futuro no son hechos sino
espacializacin del tiempo o a la concepcin vulgar del tiempo como una repeticin
sucesiva de ahoras y, por tanto, como si fuera algo realmente impensado. No obstante,
temporalidad del tomo hay que verla en su condicin mnima, tanto en la velocidad (se
desplaza en un mnimo tiempo) como en el momento del desvo (en un intervalo mnimo):
[El tiempo] es una especie de conatus: un diferencial de la materia, y por ello mismo una
los tiempos que lo califican: incertus no significa indeterminado, sino inasignable; paulum,
El que el tiempo sea mnimo (en el mnimo de tiempo pensable, menor que el
tiempo sensible) significa que el tiempo del tomo no es computable ni calculable. Escapa
de toda cuantificacin (que es otro modo de espacializacin del tiempo) y por tanto es
irrepresentable y, sin embargo puede cambiar por completo el curso de las cosas. No slo
pensamiento atomista del tiempo adquiere plena densidad. Frente a la infinitud encerrada
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en el principio de razn suficiente de las mnadas como garante de que este es el mejor de
slo como lo ms all de lo mximo (algo as como infinitamente grande) sino tambin en
este modo se impide que la mnada leibniziana haga el salto desde el aunar todo el universo
en s hasta la monarqua de Dios, padre, prncipe, arquitecto. Aqu est una de las
diferencias fundamentales entre los tomos y las mnadas. stas anan en s un mundo
bajo el principio de razn suficiente y bajo la condicin necesaria de que sea componible.
De entre todas las posibilidades es Dios quien da creacin a la mejor de todas, como seala
Leibniz en la Monadologia: Atque id ipsum causa est existentiae melioris, quod Deus vi
as como tambin niega que el mundo sea infinitamente divisible (porque entonces se
confunde el principio con el elemento, o lo que es lo mismo, se hace del principio un Ens
exclusin de cualesquiera otros precisamente porque mundo componible en acto slo hay
uno, que es el que Dios elige como el mejor, y que es la totalidad de la infinita divisibilidad
(1980), Jorge Luis Borges en El jardn de senderos que se bifurcan abre la puerta a un
vas muertas pero una sola va vlida, sino un laberinto rizomtico, de infinitas
ramificaciones. Esta es una apertura que hace la hermenutica tan indispensable como
inacabable e imposible:
Ahora bien, se es el nico problema que no figura en las pginas del Jardn. Ni siquiera
usa la palabra que quiere decir tiempo. Cmo se explica usted esa voluntaria omisin?
Propuse varias soluciones; todas, insuficientes. Las discutimos; al fin, Stephen Albert me dijo:
anlogo al citado ejemplo del ajedrez, la adivinanza del De Rerum Natura sea el tiempo, ni
siquiera que tenga adivinanza alguna, pues el proceder mismo tanto de este trabajo como
del que Marx atribua a Epicuro es atomista, es decir, no totaliza en un solo quid. Pero que
el tiempo mnimo no cuantificable del clinamen sea una de sus llaves a estas alturas es
innegable. El clinamen es tiempo mnimo del movimiento del tomo, pero no slo de l,
sino tambin de estos compuestos que somos nosotros, finitos y mortales. Algo, por tanto,
en nosotros se escapa al clculo y la cuantificacin, pese a que sea ese algo precisamente lo
que nos brinda la ocasin propicia. Pero sera excesivo afirmar con ello la plena autonoma
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sujeto cartesiano (cognoscente, propietario, amo), basado en el clculo y la disposicin de
lo ente para s.
Las pginas anteriores han sido diversas entradas al jardn, casi al modo de una
topologa, de los atomistas. Con ello sin duda habr ocurrido lo que apunta el dicho
castellano: uno se ha metido en un jardn. Las distintas entradas han operado a modo de no
ni mucho menos del carcter fragmentario de Epicuro u otros atomistas. Las entradas en el
jardn han sido salidas de distintas totalizaciones tericas y polticas. Desvo de la poltica
equivalencia, como distancia del centro poltico y econmico; desvo del lmite o frontera
como imagen de totalidad (falso infinito o falso universal) bajo el cual depositar esperanzas
y temores, entusiasmo y supersticin. En ese sentido las ruinas de Lucrecio, pensador en los
casa, esto es, un cierto estilo de vida, un estilo de vida pensado desde un marco de infinitas
series de modos y estilos posibles. Por tanto, si se puede decir que derivado, es derivado de
que estos desvos lo que marcan, desde distintos ngulos, son condiciones de vida
infrapolticas que, sin dictar ninguna poltica, son lmite necesario para toda poltica que no
subordinacin absoluta de la representacin, sea religiosa o poltica (es decir, depositar una
divino). Habitar el jardn es, por tanto, disfrute infrapoltico de un dejar ser las
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Villalobos, Sergio. En qu se reconoce el pensamiento? Posthegemona e infrapoltica en
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