Tareas de La Catequesis-III Parte OGCCR-Folder
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TERCERA PARTE
En esta tercera parte se analizan las tareas de la catequesis correspondientes a la educacin de las diferentes dimensiones de la fe, que
debe ser conocida, celebrada, vivida, orada, generadora de comunidad y anunciada (misin). Estas tareas han de hacer posible la
finalidad de la catequesis, tal como est enunciada en el DGC 80: poner a uno no slo en contacto, sino en comunin, en intimidad con
Jesucristo. La catequesis debe cultivar cada una de estas tareas, ya que se trata de una formacin cristiana integral, abierta a todas las
esferas de la vida cristiana. Para que cada una de estas tareas fundamentales de la catequesis propicien paulatinamente el encuentro
con Jesucristo y su Palabra, deben ser discernidas y definidas en coherencia con la realidad sociocultural y eclesial de cada dicesis. En
el DGC 85-86 se encuentran enumeradas las tareas de la catequesis que, en adelante, se analizan.
CAPTULO I
Y sta es la vida eterna: conocerte a ti, nico Dios verdadero, y al que t has enviado, Jess, el Cristo (Jn 17,3).
La Iglesia, habiendo recibido este mensaje y esta fe () lo guarda cuidadosamente, como si habitara en una sola casa; y
cree en estas cosas como si tuviera una sola alma y un mismo corazn, predicando y enseando estas al unsono y
transmitiendo la tradicin como si tuviera una sola voz (San Ireneo de Lyon).
Con la mediacin de la Escritura, la Tradicin y los siete elementos del proceso catequtico
173. Guiar, segn la edad y la situacin de los catequizandos, a la comprensin paulatina de toda la verdad del designio
divino (DCG 24), es introducirlos, mediante la catequesis de iniciacin, en el conocimiento de la Tradicin y de la Escritura, que es
la ciencia eminente de Cristo (Flp 3,8) (DGC 85). Es necesario, adems, que el catequista, para que los catequizandos puedan
BORRADOROrientaciones para la Catequesis en Costa Rica III Parte
descubrir la razn de su esperanza, comunique los siete elementos bsicos que configuran el proceso catequtico: las tres etapas
de la narracin de la Historia de la Salvacin: el Antiguo Testamento, la vida de Jesucristo y la historia de la Iglesia; y los cuatro 2
pilares de la exposicin: el Smbolo, los Sacramentos, el Declogo y el Padre nuestro (DGC 130).
175. Por lo mismo, el modelo inspirador para toda la catequesis nacional es el catecumenado bautismal (DGC, 59, 68, 88-91),
pues es all donde se inicia en el camino y conocimiento de la fe, ya que en l se encuentran, adems de una escuela para la vida,
las prcticas cristianas. La catequesis de adultos debe ser el principio organizador que da coherencia a los distintos procesos de
catequesis que ofrece una Iglesia particular (DGC 275). Adems, la sistematizacin y profundizacin de la vida de fe en el arco de
la vida (DAp 298) conduce a plantear itinerarios de la Iniciacin Cristiana que vitalicen la catequesis, de tal forma que se convierta
en la luz que lleve a redescubrir la belleza y la alegra de la fe (EG 6).
176. La catequesis impregnada de la alegra har crecer, cuidar y llenar de bondad la semilla que Dios sembr (la Palabra) en
el corazn de los catequizandos, para acompaar el crecimiento de la fe que l mismo suscita y, por consiguiente, motivar, en sus
corazones, la alegra de vivir en medio de la sociedad como autnticos hijos de Dios. De ah la necesidad de que el catequista
acompae a los catequizandos que se inician en la vida cristiana, dndole al caminar el ritmo sanador de projimidad, con una
mirada respetuosa y llena de compasin pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana (EG 169).
177. Cada dicesis, tomando como principio vlido la centralidad de la Iniciacin Cristiana, animar los procesos para conducir
a los catequizandos al encuentro con Jesucristo, y para educar en el conocimiento de la fe, buscando iniciativas nuevas y creativas
en todas las comunidades. Asimismo, es necesario incentivar cada vez ms en la vida de la Iglesia la presentacin de las bases
teolgicas y contenidos del kerigma, as como su proclamacin, para facilitar el encuentro con Jesucristo vivo y la adhesin a la fe,
que despierte la adhesin del corazn con la cercana, el amor y el testimonio (EG 42). A dicha proclamacin seguir la catequesis
(DGC 49) que la profundiza.
CAPTULO II
Pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarn al Padre en espritu y verdad ()
Dios es espritu, y los que lo adoran deben adorarlo en espritu y verdad (Jn 4,23-24).
ste es en verdad el motivo por el que el Verbo se hizo hombre y el Hijo de Dios hijo del hombre: que el hombre, ()
habiendo recibido la adopcin, se convierta en hijo de Dios (San Ireneo de Lyon).
La liturgia, lugar para entrar en contacto celebrativo y festivo con el Misterio en lo cotidiano
178. La liturgia encuentra en la celebracin su expresin ms genuina, pues en ella se celebra y actualiza el Misterio Pascual
realizado por Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado: En ella los signos significan y cada uno a su manera
realiza la santificacin del hombre, y as el Cuerpo mstico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto pblico
ntegro (SC 7). De ah la importancia de que la comunidad de los discpulos aprenda que, al ejercer el culto pblico, celebra y
festeja cada pequea victoria, cada paso adelante en la evangelizacin. La evangelizacin gozosa se vuelve belleza en la liturgia en
medio de la exigencia diaria de extender el bien (EG 24).
La catequesis, intrnsecamente unida a la accin litrgica, hace entrar en contacto con el Misterio
179. Puesto que la liturgia es el mbito privilegiado en el que Dios habla hoy en la vida de los catequizandos y de todo creyente,
donde habla a su pueblo, que escucha y responde; y puesto que la catequesis est intrnsecamente unida a toda la accin litrgica
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y sacramental, porque es en los sacramentos, y sobre todo en la Eucarista, donde Jesucristo acta en plenitud para la
transformacin de los hombres (CT 23), la catequesis, desde la belleza litrgica, ofrece a los catequizandos la posibilidad de entrar 3
en contacto con el Misterio, recuperando el carcter mistaggico de la liturgia, procediendo de lo visible a lo invisible, del signo a lo
significado, de los sacramentos a los misterios (CEC 1075).
CAPTULO III 5
UNA CATEQUESIS PARA EL SEGUIMIENTO A JESUCRISTO, VIVIENDO SEGN LOS MANDAMIENTOS Y LOS VALORES
EVANGLICOS
Traten a los dems como quieren que los dems los traten. En esto consiste la ley y los profetas (Mt 7,12).
Apresurmonos a cumplir todo gnero de obras buenas, con esfuerzo y nimo generoso (). No seamos perezosos ni
negligentes en ningn gnero de obras (San Clemente Romano).
Caractersticas por tomar en cuenta en la catequesis respecto a las normas de vida moral
195. La catequesis de Iniciacin, al presentar las normas de vida moral que brotan del Evangelio, ha de tomar en cuenta que
stas tienen sentido a la luz del acontecimiento pascual de Cristo. Dado que esta catequesis profundiza el kerigma, demanda
ciertas caractersticas del anuncio que hoy son necesarias en todas partes: que exprese el amor salvfico de Dios previo a la
obligacin moral y religiosa, que no imponga la verdad y que apele a la libertad, que posea unas notas de alegra, estmulo, vitalidad
y una integralidad armoniosa que no reduzca la predicacin a unas pocas doctrinas a veces ms filosficas que evanglicas (EG
165).
Cristo: luz plena para actuar en conciencia y vivir el mandamiento del amor 6
199. Cristo, habiendo asumido la naturaleza humana, le dio su autntico sentido (GS 22; VS 53), y desvel su significado
originario (Mt 5). Para el creyente, la ley natural escrita en la razn humana, encuentra su sentido ms perfecto y su plenitud ms
acabada en Cristo. Por esta razn, los catequizandos descubrirn en Cristo la luz plena de su actuar en conciencia, y la
interpretacin ms transparente del mandamiento del amor. Ante un mundo que cuestiona la validez de normas morales objetivas y
niega la conexin entre la libertad y la verdad, la catequesis preparar a los catequizandos en el seguimiento de su Seor, para el
testimonio moral, inspirada en el Declogo ledo con el espritu de las bienaventuranzas (Mt 5,1-12: Lc 6,20-23), que muestre las
consecuencias sociales del hombre nuevo.
Formar para vivir las virtudes cristianas y responder al seguimiento del Seor
201. La mejor formacin de la conciencia es la vida en la virtud. Dicha formacin es un deber moral del catequista para
responder a la llamada al seguimiento de Cristo y conducir tambin a los catequizandos al seguimiento. Esto implica la apertura a
adquirir virtudes que dispongan la razn prctica a formular juicios verdaderos sobre la moralidad de los actos humanos, desde la
ptica de la ley del Amor. La encclica El esplendor de la Verdad expresa que formar la conciencia es un impulso a hacerla objeto de
una continua conversin a la verdad y al bien; un corazn convertido al Seor es la fuente del bien y de juicios verdaderos de
conciencia. Para hacer el bien es necesaria la ley de Dios, pero no es suficiente; se requiere, adems, una cierta connaturalidad
entre el creyente y el bien verdadero. As, los catequizandos, a lo largo de la catequesis de Iniciacin, son movidos a hacer el bien
mediante la asuncin de las virtudes cristianas.
LA CATEQUESIS EDUCA PARA EL COMPROMISO SOCIAL, SEGN LOS VALORES EVANGLICOS Y LA DOCTRINA SOCIAL DE
LA IGLESIA
deriva que el compromiso y la actuacin social comporta un signo particular del ser humano hecho para actuar en comunidad de
personas. Creada a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26), y constituida en el universo visible para vivir en sociedad (Gn 2,20.23) 7
y dominar la tierra (Gn 1,26.28-30), la persona humana est llamada desde el comienzo a la vida social: Dios no ha creado al
hombre como un ser solitario, sino que lo ha querido como ser social. La vida social no es, por tanto, exterior al hombre, el cual no
puede crecer y realizar su vocacin si no es en relacin con los otros (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 149).
CAPTULO IV
Padre nuestro que ests en el cielo! Santificado sea tu Nombre, venga tu reino, hgase tu voluntad en la tierra como en el
cielo (Mt 6,9-10).
Tampoco hagis vuestra oracin como los hipcritas, sino, como lo mand el Seor en el Evangelio, as oraris: Padre
nuestro [] (Didakh).
de configuracin en Cristo; contemplada en el corazn para hacer de la vida una donacin a Dios y a los hermanos; releda en los
acontecimientos cotidianos para interpretarlos a la luz de la Pascua; creadora de testigos para una Evangelizacin sin fronteras. 8
Catequista e iniciandos leen la Palabra en la propia vida y la de la comunidad
211. La vida de fe del catequista, y de quienes son iniciados en la experiencia de fe de la Iglesia, siempre comienza y termina
en la celebracin, porque de ella se alimenta. Esto implica para ambos aprender a hacer: una lectura de la vida y de la Palabra
como lugar en el que Dios se hace presente; una actitud cotidiana de oracin personal y comunitaria; la lectura y celebracin de la
Palabra de Dios en los tiempos litrgicos que la Iglesia propone a lo largo del ao; la vivencia eclesial de los sacramentos, en
especial la Eucarista, espacio por excelencia de encuentro y de oracin, y la Reconciliacin, como fuente para el compromiso
cristiano y para favorecer su conversin y la personalizacin de su fe.
latinoamericana, como los mrtires, quienes, con el ejemplo de sus vidas, son una rica fuente testimonial para la catequesis y un
regalo precioso que anima y estimula el camino de todos los catequizandos. 9
CAPTULO V
Hay diversidad de carismas, pero el Espritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Seor es el mismo. Hay
diversidad de actividades, pero uno mismo es el Dios que activa todo en todos (1 Cor 12, 4 ss.).
Nada es, en efecto, tan propio de nuestra naturaleza como el asociarnos unos con otros, necesitar unos de otros y amar a
nuestros semejantes. ( que) nos diga: Un mandamiento nuevo os doy: que os amis los unos a los otros (san
Basilio).
circunstanciales; pero, al mismo tiempo, les ayudar a reconocer la presencia del otro desde una actitud dialgica, respetuosa y
solidaria, asumiendo las diferencias, propias y ajenas, y rechazando cualquier modo de marginacin o exclusin. 10
Propicia el dilogo, el respeto hacia el otro y la unidad que reflejen el amor de Dios
223. El dilogo, como medio para la comprensin del otro y de s mismo, es un camino para educar en la aceptacin del otro.
Por ello toda catequesis debe ayudar a los catequizandos a propiciar en la Iglesia un verdadero dilogo entre las personas, sobre la
base del mutuo respeto humano y religioso, con el objeto de llegar a una comprensin profundizada, de amistad y colaboracin,
atenta al amor, ferviente y desinteresado, a semejanza del que Dios establece y promueve con la humanidad, a fin de que
resplandezca en el mundo la sabidura y la misericordia del nico Dios, que cre y gobierna la familia humana.
los medios de salvacin instituidos por Cristo se hallan en la Iglesia catlica, de forma que, con autoridad y profundo
convencimiento, guarde siempre su identidad como catlico y fiel seguidor de Cristo. Asimismo, pueda, de forma equilibrada, valorar 11
el esfuerzo y dedicacin de las dems denominaciones cristianas que no estn en comunin con la Iglesia catlica, pero donde el
Espritu de Cristo no rehsa servir como medio de salvacin.
CAPTULO VI
Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discpulos (). Y ensenles a cumplir todo lo que yo les he
encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los das hasta el fin del mundo (Mt 28,19-20).
Los apstoles predicaron la palabra de la verdad y engendraron las Iglesias (San Agustn).