Anon - Cantar de Ruodlieb
Anon - Cantar de Ruodlieb
Anon - Cantar de Ruodlieb
Cantar de Ruodlieb
Ttulo original: Ruodlieb
Annimo, 1030
Por fin podemos disfrutar del Cantar de Ruodlieb en castellano. En 1987 tuve
el honor de trasladar a nuestra lengua otra epopeya latina medieval, el Cantar de
Valtario, de tema y personajes relacionados con la saga de los Nibelungos. El
Ruodlieb es ya plenamente caballeresco, pese a su presentacin formal como cantar
de gesta, y algo posterior al Valtario; si ste se ha datado en fecha prxima al ao
1000, aqul debi de componerse en torno a 1050, pero hay estudiosos que
aproximan ms la composicin de ambos cantares. Lo cierto es que tanto uno como
otro representan dos de los momentos creativos ms geniales de la tradicin pica
latina de Occidente.
Ochenta aos antes de que Geoffrey de Monmouth sentara las bases del
arturismo en su Historia de los reyes de Britania, el autor del Ruodlieb nos comunica la
alegre sensacin de lo caballeresco; con ello est sirviendo de enlace entre una
tradicin anterior (vigente, por ejemplo, en el Valtario) y una manera nueva de ver
y de narrar el mundo basada en la desaparicin del hroe pico y en su sustitucin
por el caballero.
El Cantar de Ruodlieb:
Epopeya medieval y primera novela de caballera
Entre estas digresiones, quizs lo ms atractivo del poema, hay que destacar
las referencias a animales exticos (linces, leones y dems en V, pjaros que hablan
en XI, etc.) que beben de la Historia Natural de Plinio y de los bestiarios medievales,
los excursus pseudo-cientficos y casi dignos de un alquimista (cmo fabricar
piedras preciosas a partir de la orina del lince en V 103 ss., cmo pescar con una
pcima maravillosa en II 6 ss. y X 10 ss., etc.), la descripcin del juego del ajedrez
que se utiliza hbilmente en las negociaciones de paz, en IV 187 ss. y del juego
de dados en XI 62 ss., el juicio con jurado en la ms pura tradicin germnica (VIII
11 ss.), el matrimonio y el adulterio (VII 60 ss., XIV 18-99), la danza y la msica (XI
25 ss.), las joyas y vestidos (V 308 ss.,VII 12-16), los efectos de la vejez y la cruel
muerte en la mentalidad medieval (XV 1 ss.), etc.
Slo queda, antes de concluir esta breve noticia preliminar, agradecer las
atenciones del primer editor en papel, mi buen amigo Ernesto Prez Ziga, que
apost por este proyecto lleno de ilusin y me anim a acometer la presente
traduccin. Luis Alberto de Cuenca, sabio prologuista cuyas traducciones del latn
medieval han servido de modelo para este trabajo, merece asimismo mi sincera
gratitud. Me gustara mencionar por ltimo a mi maestro Carlos Garca Gual por
su gua e inspiracin constante.
TRADUCCIONES Y BIBLIOGRAFA DE REFERENCIA
En las lneas que siguen citaremos una breve bibliografa sobre el Cantar de
Ruodlieb. En cuanto a las ediciones y traducciones, desde la primera, de J. Grimm y
A. Schmeller (en Lateinische Gedichte des X. und XI. Jh. Gttingen, Im Verlage der
Dieterichschen Buchhandling, 1838), se han sucedido una serie de trabajos en el
mbito de la germanstica anglosajona. Por orden cronolgico destacan las
ediciones de F. Seiler (Ruodlieb, der lteste Roman des Mittelalters, nebst Epigrammen
mit Einleitung, Halle a. S. Waisenhauses, 1882), L. Laisner (en Anzeiger fr deutsches
Altertum IX 1883, pp. 70-104) y S. Singer (Graz, Leuschner und Lubensky, 1924).
Otros trabajos como el de D.M. Kratz (op.cit., New York, Garland Pub., 1984)
y C.W. Grocock, (op.cit., Chicago, Bolchazy-Carducci Publishers, 1985) han ofrecido
nueva luz sobre este poema Del anterior elenco se desprende que la presente
traduccin es la primera que se hace en la lengua de Castilla [3]. Para la versin que
se presenta en estas pginas, se han tenido en cuenta los anteriores trabajos, en
especial la edicin, traduccin, lxico e indicaciones sintcticas de J.B. Gordon Jr.,
cuyo texto se sigue, as como las de C.W. Grocock. Hemos decidido, en aras de la
claridad, presentar una traduccin en prosa, y no ensayar ningn verso castellano
para retratar el complicado hexmetro del poema. Sin embargo, creemos que esta
traduccin castellana en prosa y el aliento pico medieval que se ha intentado dar,
reflejan fielmente el espritu potico del original latino. Se ha optado por ofrecer al
lector castellano una traduccin que se aleje de la prosa convencional, a fin de
reflejar la versificacin hexamtrica original[4].
K. BOSL Europa von der Christianisierung bis Johannes Paul II. Vortrge zur
Geschichte Europas, Deutschlands und Bayerns I cur. Erika Bosl, praef. Tatsuru
Miyake, Stuttgart, Hiersemann 1998 pp. XII-396.
G.B. FORD Jr., Some textual notes on the Fifth Fragment of the Ruodlieb
Zeitschrift fr deutsches Altertum XCIII, 1964, pp. 291-2; Ruodlieb VI, 85-87, 90-
92 Latomus XXIV, 1965;
Some additional textual notes on the Ruodlieb /, [Gordon B. Ford, Jr.]. [s.l.: s.n.,
1968?]. p. 179-197, [6] leaves of plates: facsims. ; 24 cm.
P. GODMAN, The Ruodlieb and verse romance in the Latin middle ages
en M. PICONE, B. ZIMMERMANN (eds.), Der antike Roman und seine
mittelalterliche Rezeption. Basilea/Boston/Berln, Birkhuser. (Monte Verit.
Proceedings of the Centro Stefano Franscini.), 1997, pp.245-271.
K. HAUCK, Heinrich III. und der Ruodlieb en Beitrge zur Geschichte der
deutschen Sprache und Literatur 70, 1948, p. 376.
M. KRATZ, Quid Waltharius Ruodliebque cum Christo? en H.
SCHOLLER (ed.) The Epic Medieval Society. Aesthetic and Moral Values, Niemeyer,
Tubinga 1977, 126-149.
Del caballero Ruodlieb y del forzado exilio de su patria, y de cmo entr al servicio del gran
rey de frica
Haba una vez un caballero de clebre estirpe, [de nombre Ruodlieb,] [5] que
adornaba su nobleza de cuna con su carcter natural. Es fama que tena muchos
seores de gran fortuna, y que muy a menudo les serva como buen vasallo
conforme a sus deseos, mas nunca pudo obtener ninguno de los honores que
mereca. Nunca se demor en cumplir cualquier cosa que los seores le
encomendaran, ya fuera una venganza de sangre o una gestin privada, sino que la
llevaba a cabo con gran diligencia. Muy a menudo arriesgaba incluso la vida por
sus seores, ora en la guerra, ora en la caza o en cualesquiera otros menesteres.
Mas, ay, nada le daban a cambio, pues la fortuna se le opona con mala fe: siempre
le prometan cosas y siempre incumplan sus promesas. Y comoquiera que no
pudiese vencer las enemistades que por culpa de aquellos se haba granjeado, no
saba bien qu hacer o qu decir. Par mientes en que no poda vivir seguro en
parte alguna, y as, como hubo dispuesto todas sus cosas al cuidado de su madre,
parti en buen hora, dejando su patria, en pos de reinos extranjeros. Nadie le
acompaaba sino su fiel escudero, que llevaba sus fardos [6] cargados con objetos
varios, a quien, desde nio, haba enseado a afrontar todo tipo de fatigas. As
cargaba en su hombro derecho el saco, y en el izquierdo el escudo. Llevaba la lanza
en la mano derecha y tambin el carcaj bajo el escudo. Consigo tena tambin un
pequeo saco de comida, bastante til. Y su seor marchaba en cota de malla y
tnica, en la cabeza llevaba yelmo de rutilante acero, y ceida una espada
engarzada de oro, hasta la empuadura Penda de su nveo cuello la garra de un
grifo[7], la garra no entera, sino solamente de medio codo de largo, la cual estaba
decorada ricamente con oro macizo tanto por detrs, donde era ms ancha, como
por delante, donde se estrechaba y con una bandolera de piel de ciervo que la
cea. Cuando la haca sonar, reverberaba mejor que una tuba, dando, al fin, el
ltimo adis a su madre y, a la vez, a todo su hogar.
Su corcel quedose inmvil, negro como un cuervo, pero como si lo hubiesen
desteido con jabn[8], pues por doquier estaba jaspeado bajo esta negritud. Yaca a
la izquierda de su cuello la brida que le oprima, y estaba engalanado con tanta
profusin como era conveniente. No se vea nada que estuviese atado a la silla de
montar, a excepcin de un odre cosido en cuero y ungido con resina aromtica, a
fin de que supiese ms dulce la bebida que en l fuere albergada, as como un
diminuto almohadn teido de prpura. Y cuando mont de un salto, el propio
corcel salt a su vez ms alto, como si se alegrase de que su amo le hubiera
montado con energa. Le acompaaba un raudo can, muy veloz en su carrera, el
mejor sabueso, como nunca hubo otro, ni hubo bestezuela, fuera grande o
pequea, que pudiera esconderse de l sin que al punto la hallara.
Y como hubieran dispuesto las cosas entre ellos de tal modo, comenzaron a
acercarse a la capital del reino, en la cual el rey otorgaba su ley a todos los
advenedizos. Una vez hubieron cruzado las murallas, y tras alojar a sus escuderos
y caballos, se apresuraron a la par para ver al soberano. Cuando el rey vio al
cazador, le dijo:
Dinos, de dnde vienes, qu nuevas traes? Rastreaste los bosques que has
recorrido? Qu oso o jabal conviene que persigamos esta vez?.
De cmo Ruodlieb fue aceptado en vasallaje por el gran rey, y tuvo ocasin de demostrar su
pericia en el arte de la pesca y de la caza, hasta que se declar la funesta guerra con el rey
vecino y su conde
[][12] Los doctores afirman que aquella hierba con la que pescaba el
caballero, la buglosa[13], es de tal naturaleza, que cuando se tuesta y se muele,
mezclndola con un poco de harina, se moldea la masa haciendo pldoras con
forma de habichuelas, y a continuacin se arrojan al agua, cualquier pez que coma
de ellas no podr nadar sumergido por debajo del agua, sino que lo har por
encima.
Y as, tras tornear entre sus dedos tres de estas pldoras redondas, Ruodlieb
las arroj a un lago en el que haba un gran enjambre de peces que acudi vido
para atrapar cada uno su pldora. Y los que las comieron, ya no saban nadar bajo
el agua, sino que, como si jugaran, saltaban muy alto y se dispersaban por doquier,
sin poder sumergirse. l recorri el lago sobre una barca con un remero, obligando
a los peces con una vara a que se aproximaran a las secas orillas.
Entonces, los dos hombres les rodearon bajo las olas con una red, para que,
una vez se hubieran acercado a tierra, no pudiesen volver a saltar al agua. Y
pescando de tal guisa, se diverta junto con sus compaeros. En ese momento
ordenaron a los cocineros que asaran las piezas menores sobre unas brasas, y que
le llevaran al rey sobre un escudo las mayores, diciendo en son de broma:
Y el rey repuso:
Plinio[14], cuando escriba sobre los poderes de varias hierbas, alab esta
misma hierba, la buglosa, por ser til para muchas cosas. Afirma que quien la
ponga en una bebida fuerte, podr beber cuanto quiera, pero nunca podr estar
ebrio. Tambin describe el mismo Plinio que si alguien roca un pedazo de carne
con el polvo de sta, y se lo da a comer a un perro, ste quedar ciego durante muy
poco tiempo a causa de la hierba, y, por el contrario, cualquier criatura que en su
nacimiento hubiese sido privada de la luz, perdera al punto la vista si probara
algo de este polvo.
As, el cazador, que amaba y estudiaba esta hierba, march al bosque, donde
haba muchos lobos[15], y con l march su compaero, que conduca con una
cuerda a una cabra a la que dieron muerte bajo la sombra de un haya. Le dieron
muerte y a continuacin le quitaron la piel y cortaron la carne en dos pedazos, la
rociaron con estos polvos y volvieron a ponerla bajo la piel. Entonces, los dos se
subieron al rbol y all se quedaron.
De cmo Ruodlieb, tras capturar al malvado conde, dispuso del botn y de los prisioneros
para mayor gloria del gran rey
S que vuestro rey es tan sabio que no pudo ordenar tales cosas, dijo
Ruodlieb al malvado conde tras capturarle si no hubiera sido convencido por
vuestra estpida soberbia. Habis de ver cun grande ser el honor que recibiris
por ello. Empeorasteis las cosas cuando deseasteis fama para vos mismo, y por ello
sois merecedor de ser colgado de una rama por las piernas.
Y os ruego que accedis a esto, que sea hecho con vuestro consentimiento,
de forma que este conde enemigo pueda marchar solo y desarmado con nosotros,
bien por sus medios, o bien sobre cualquier vil rocn, a no ser que vosotros queris
que tenga un paje que le sirva, que le lleve el caballo y que le alimente en los
establos. Que pueda ver a su gente caminando ante l entre grilletes, y
avergonzarse del riesgo al que les ha conducido.
Entonces todos le dijeron que sus palabras les haban complacido, y con gran
jbilo regresaron a toda prisa a su patria. Y aunque vieron que sus casas ya haban
ardido completamente, no se entristecieron, pues disfrutaban de la libertad.
El caballero Ruodlieb, los capitanes y otros leales al gran rey marcharon
hacia la ciudad fronteriza en donde haban hecho presos a los enemigos. All
contaron a sus aliados y se regocijaron en sus corazones al ver que tenan a todos
sanos y salvos, dando gracias a Dios a la vez. Un mensajero fue enviado al rey para
que refiriese todo lo acaecido y para preguntar qu deba hacerse del botn y volver
con la respuesta regia. ste pidi a toda prisa su caballo, y el escudero se lo trajo, y
le dio a la par su lanza. Sentose el mensajero sobre el corcel y ya lo haca volar con
la fusta, mientras sus costados se tean de sangre heridos por las espuelas.
Y el viga real, al ver desde lo alto de una roca cmo se acercaba exclam:
Veo a un joven que se aproxima excitado a toda prisa para traernos nuevas que no
deben ser insignificantes.
Salve, eterno baluarte regio de vuestro pueblo, larga vida a vos, salud, y
alegra, ya que sois dignsimo de alabanza.
Y el rey le replic:
El rey orden que se le entregaran tres marcos de oro al legado, que estall
de jbilo por causa de esta merced, y le dijo:
De la embajada que llev a Ruodlieb a la corte del rey vencido y de cmo negoci la tregua
jugando al ajedrez y ganando gran prez y fortuna para l mismo y para el gran rey
A la par respondieron todos entonces que de muy buen grado haran esto, y
el rey les dio a su vez las gracias y, a continuacin, les dijo las siguientes palabras:
Y he aqu que haba un filsofo en aquel lugar que era ms sabio slo l que
todos los dems. A ste nunca el temor o el deseo le pudieron apartar de la rectitud
cuando se trataba de someter algo a su juicio. Dijeron que l deba hablar por todos
ellos y as se lo pidieron. Y aqul, sosteniendo que la mejor decisin se hallaba en
la voluntad del rey, aconsej que se siguiera el dictamen de su Consejo. Y el rey
dijo:
Y el rey dijo:
Y el rey aadi:
El mensajero respondi:
Aquel lugar les pareci muy adecuado a todos para este menester y lo
bastante espacioso para que los dos reyes se reunieran. Y as acordaron celebrar la
tregua despus de tres semanas desde aquel momento. Al punto, el rey se levant,
disolvi as el Consejo y desde all se retir a sus aposentos con unos pocos de sus
hombres.
Se entreg a los enviados abundantes dones de parte del rey, y stos le
dieron las gracias merecidas al soberano, y l les orden que dispusieran de los
mejores vinos que tena. Los legados se levantaron y pidieron que se les diera
licencia para marcharse, y el rey les dijo as:
Por todo ello no somos capaces de darle las gracias a vuestro seor como
merece. Pero como fuimos vencidos en la lucha, ahora somos los sbditos de
vuestro rey y siempre estaremos prontos a cumplir cualquier servicio con nuestra
mejor voluntad. Como pedisteis, estamos dispuestos a ir all donde digis y,
puesto que as lo han querido los vuestros y los nuestros, se habr de celebrar la
tregua dentro de tres semanas en aquel campo abierto que t mismo sealaste
le dijo a Ruodlieb. Y si he olvidado decir algo, que vuestra buena fe complete
mis palabras.
Habis ganado asaz mrito para servirnos siempre con fiel corazn.
Por orden del rey, se les haba encomendado a un hafiz, para que les
procurase todas las cosas de las que hubiesen menester. ste, con gran diligencia y
leal corazn cumpli su cometido hasta que les hubo conducido en paz y con
rectitud fuera de las fronteras que marcan los lmites del reino.
Entonces le dieron las gracias como corresponda, tanto con regalos como
con palabras, y le pidieron que presentara sus reverencias ante su rey, y l les
respondi:
Lo har.
De ello es testigo Dios, de que all donde fui enviado por vos, no pude saber
si la gente os amaba u os tema ms. Cuando aquel rey me recibi, en presencia de
toda la grey de su nobleza, y escuch lo que le querais participar a l y a todos por
igual en primer lugar vasallaje, y en segundo lugar, lealtad en el corazn aqul
se quit la corona, se puso en pie e hizo una sincera reverencia.
Entonces call, sentndose de nuevo hasta que hubo odo todo el asunto:
cunto haban luchado los nuestros y los suyos y cmo inesperadamente atacaron
primero a los nuestros, matando a los prisioneros y quemando todo tras saquear
all por donde pasaban, de qu manera los nuestros acabaron venciendo y
liberaron a los nuestros, haciendo presos a los captores, cmo cuando presentaron
a stos ante vos, os compadecisteis de ellos piadosamente, aunque crean que iban
a morir, y les librasteis de todo temor perdonndoles, consolndoles y tratndoles
con dignidad, y cmo, finalmente, los entregasteis a los obispos y a los ricos nobles
para que les sirvieran y cuidaran de sus monturas. No les enviasteis a prisin,
como merecan, ni les hicisteis violencia alguna, sino que les tratasteis como
conviene a los amigos del rey, a fin de que cuando fueran devueltos a su patria, no
se quejaran en absoluto al respecto. Le dije asimismo que no habais encomendado
a nadie a aquel malvado conde que cometi los horrendos crmenes, sino que l
mismo os sirvi llevando su espada de continuo, para que nadie pudiera daar a
aqul que el rey honraba en tal grado.
Es muy deseable para nosotros y, en comn con los otros reinos vecinos,
digno de nuestras plegarias, que vivis por mucho tiempo y tengis salud, que
reinis y tengis abundancia. Pues slo vos sois nuestro baluarte en lugar de
Cristo, y si podemos ejercer el poder seguros bajo vuestro leal escudo durante
muchos aos es porque estis con vida. Y ahora, oh seor, no consideris indigno
reuniros con nosotros en el lugar que fue designado, puesto que as ha sido
sealado. A vos acudiremos desde nuestras tierras para serviros.
Y el rey dijo:
Y respondi l:
Unos a otros trataban de ayudarse, pero con sus consejos no hacan sino
perjudicarse mutuamente. Se obstaculizaban unos a otros al aconsejarse y entre sus
disputas yo venca rpidamente y con facilidad. As pude ganar hasta tres veces,
pues no quise jugar ms. Ellos queran darme todo cuanto haban apostado.
Primero mostr mis reticencias, pues consideraba que no era justo enriquecerme a
costa del perjuicio de los dems, y as dije:
Estimo que t has de amar siempre ese juego por el que tan buenos
remiendos has hecho a tu calzado. Ahora recibe mi agradecimiento por haber
llevado a buen trmino nuestros asuntos.
Entonces envi a sus criados para que vistieran con decoro a los que estaban
prisioneros y les trajeran a su presencia, a fin de que los mismos que haban venido
como infantes, regresaran como caballeros, armados adems como si estuviesen
preparados para otra guerra. Visti tambin al conde como si fuera uno de los ms
nobles de su reino, con dos costosas pieles y otras tantas capas, y le dio una tnica
roja engarzada con oro y piedras preciosas con la que servirle copas de vino. Diole
asimismo un caballo robusto, veloz y de paso firme, que llevaba un bocado de oro
y bellsimo ornato, y le dio una coraza para que pudiera estar seguro ya fuera en
caso de guerra comn o de singular combate. Le entreg, adems, una espada, un
yelmo y una afilada lanza, y a los dos vasallos que le servan se les dio igualmente
esplndida vestimenta, muy inusual siempre en su patria. A esto se aadieron
armas apropiadas para la guerra.
El rey envi a sus heraldos para que convocaran a todos sus vasallos y les
dijeran que deban acudir a la corte de su seor con sus ms lujosas vestimentas, y
que trajeran consigo todo cuanto hubiesen menester para ellos y para sus
monturas, pertrechndose para quedarse all hasta tres semanas o ms. Se convoc
igualmente a los sabios pontfices y a los ms piadosos abades para que sirvieran
de consejeros.
V
De las negociaciones de paz en el campo de batalla y de los muchos regalos que all dispuso
el rey vencido. De cmo Ruodlieb recibi una carta y dese regresar a su patria. De los
Doce Consejos de Oro que le dio el gran rey como pago a sus servicios
La gran comitiva real estaba rodeada a ambos lados por dos cercados, vaca
la cerca en el medio, y bordeada por la parte por las tiendas. Y en ella, con sus doce
obispos y otros tantos abades poda el rey almorzar y cenar holgadamente. Junto a
la corte se eriga una tienda de campaa bastante amplia, con el sol a Oriente, y
desde la cual sala un reptante sendero a cuyo extremo haban puesto el pabelln
real y una mesa pertrechada como si fuese un altar, sobre la cual se poda ver la
cruz del rey y su corona, y donde se sola celebrar la misa real, ya fuera la de
maitines o la de vsperas y muchos otros oficios religiosos intercalados, segn era
costumbre.
Y el otro rey, cuando le vio, le recibi con una amplia sonrisa y le bes,
preguntndole:
Entonces el rey vencido se puso en pie para darle las gracias que mereca, y
aunque el gran rey trat de impedrselo, aqul dijo finalmente as:
Por tales y tantas gentilezas que nos habis concedido no somos capaces de
daros todas las gracias que merecis. Que Aqul en cuyo nombre y defensa portis
las armas victoriosas os otorgue suficientes honores y todas las alabanzas. No es
menester hacer loa o boato de vos, pues la virtud, piedad y enorme voluntad que
poseis os conceden los premios del honor a pesar de vuestros enemigos. Yo
mismo y los mos debemos ser vuestros vasallos, pues hemos sido derrotados y
sujetos por vuestros estandartes.
Hecho esto, la paz fue firmada por los dos reyes mediante solemne
juramento que ninguno osara romper. Entonces los dos reyes volvieron a sus
pabellones y almorzaron con los suyos; hubo gran regocijo all, se alegraron todos
por estar a salvo y por el regreso de los amigos.
Tras levantar la mesa, hubo muchos dones all dispuestos que fueron
entregados al gran rey y a su gente: quinientos talentos de oro para ser ofrecidos al
rey. Adems, gran cantidad de plata y cien capas de piel, cien lorigas y otros tantos
yelmos de acero. Entre los caballos haba muchos con los flancos adornados.
Treinta burros silvestres haba y otros tantos camellos, dos leopardos junto a otros
dos leones y una pareja de osos [21] que eran hermanos de sangre. Blancos eran, mas
con las patas y pezuas negras. Cogan vasos con ellas y caminaban como si fueran
personas. Y cuando los mimos[22] tocaban sus instrumentos con los dedos, ellos
saltaban y golpeaban el suelo con las pezuas al ritmo de la msica. A veces
saltaban y daban vueltas sobre s mismos, y uno a otro se llevaban a cuestas,
sentados sobre sus lomos. Se abrazaban y se derribaban luchando.
A estos dones se aadi un lince[23], criatura que nace del zorro y del lobo, el
cual era un regalo de gran valor, pues con su orina se hace una brillante piedra
preciosa, el ardiente lincurio[24], que es tan precioso como el carbnculo. Que quien
guste de aprender, escuche cmo se fabrica esta gema!
Aun se sum entonces otro regalo, aunque ste sin ningn valor: era un
mono de nariz roma, trasero desnudo y rabo cortado, y otro que tena la voz de un
halcn, piel gris y luenga cola. En ambos regalos no se observaba la ms mnima
utilidad. Aument el acervo de dones regios con dos loros del linaje de los pjaros,
dos cuervos, unas grajillas[25] y unos estorninos que eran doctos en su charla sin
sentido. Todos se esforzaban en imitar lo que escuchaban.
Tambin se entregaron otros regalos apropiados para los pontfices. Para los
caballeros principales hubo lorigas, yelmos, escudos ornados y trompetas
decoradas por delante y por detrs con oro. A los condes les entregaron hermosas
capas de piel de marta y grisceos palafrenes, y los soldados, en fin, muchas pieles
y variadas capas.
As sea.
Que no pueda parecer les dijo que necesitis sus regalos. Ahora
venid conmigo y haced lo que yo haga.
Ellos marcharon con su rey y fueron recibidos como merecan. Una vez se
hubieron sentado, brindaron hasta tres veces y entonces el rey vecino condujo al
gran rey y a aquellos que le acompaaban a una anchurosa explanada circundada
por cercados, en la que haba unas mesas amontonadas con variado ornato y en la
que podan verse caballos adornados como corresponde a un rey. Haba adems
mulas y haba enormes camellos. Haba treinta burros silvestres que estaban
mansos y domados, haba terribles leopardos y leones y t tambin, amigo lince,
estabas all atado con una cadena de oro. Y all mismo estaba el mono de luenga
cola atado y tambin los osos gemelos con sus muchos juegos variados y all
estaban asimismo las aves que usan el habla humana, el loro, el cuervo, la grajilla y
el estornino.
Adems le plugo darles treinta libras de oro a cada uno. Cincuenta libras de
plata estaban destinadas para los capellanes y otras tantas para los oficiales del rey,
ms veinte libras de moneda corriente que haban de ser repartidas entre los
funcionarios de clase ms baja. Y no pas por alto a los criados [26], pues no se
quedaron sin lo suyo. Entre ellos distribuy la misma cantidad, es decir, diez
libras, a cada uno de ellos, que eran doce en total.
Tambin envi a los claustros quince libras para cada monje. A los consejeros
del rey y a sus otros hombres de confianza, que estn de continuo a su servicio
cotidiano y siempre susurran a sus odos, socorriendo a cualquiera previo pago de
una merced, a stos les dio esplndidos regalos por un valor de mil talentos. Entre
ellos estaba aquel famoso cazador extranjero, Ruodlieb, al que dio regalos
abundantes, como tambin hizo con su colega, pues ambos haban sido los
enviados como embajadores para preparar las negociaciones de paz con l.
Mas cuando el gran rey hubo visto todos los regalos y los hubo examinado
con detenimiento, dijo al rey vecino:
Y si acaso por olvido o por gratitud obvi a sus sirvientes, stos fueron
colmados de bienes secretamente y se congratularon por ello. No os el otro rey
contradecir este edicto, ni dar a nadie regalo alguno, grande o pequeo, y tampoco
ninguno de ellos lo desearon.
Cuando los dos reyes se dijeron adis el uno al otro, dndose sendos besos,
ya deseaban volver a sus reinos. Regres el gran rey a palacio y a su propia
jurisdiccin. Entonces Ruodlieb, como viese llegar inesperadamente a un
mensajero de su amada madre, le recibi con alegra y le dijo as apremindole:
Vive con salud y muy bien. Os enva estas lneas que podris creer mejor
que a m mismo cuando las leis.
Y el caballero, tras tomar la carta [27], hizo que un letrado se la leyera, y ste,
tras leerla, dijo:
Todos tus seores te pedimos, con nuestras ms benignas intenciones hacia ti, que
vuelvas a casa, pues nos aflige tu falta desde hace tanto tiempo. Por nuestra causa te
marchaste al exilio, pues no dejabas de acumular vnculos de vasallaje sobre tus espaldas,
hasta que, huyendo de tu patria, te marchaste a reinos extraos, donde sabemos que has
afrontado muchas fatigas. Y esto lo lamentamos mucho cuando quiera que nos reunimos en
una asamblea o dondequiera que se acuerde establecer un tribunal de ordala. Nadie puede
igualarte a la hora de dar buenos consejos y nadie dicta justicia de forma tan equitativa y
honesta, nadie defiende as a viudas y hurfanos, nadie hay que lamente tanto cuando son
perjudicados u oprimidos por la inicua avaricia. Puesto que todos tus enemigos han sido
aniquilados, parte de ellos estn muertos, otros muchos estn mutilados y ninguno hay ya
que pueda daarte, vuelve pronto a casa, querido mo, porque anhelamos tu regreso. Ante
todo para que nos reconciliemos de nuevo contigo, otorgndote las prebendas que mereciste
con creces, ya que tan a menudo has arriesgado tu vida por nosotros.
Querido hijo mo, acurdate de tu triste madre, a quien, como sabes, dejaste al
marchar desconsolada y doblemente viuda, de tu padre y a la vez de ti, hijo, por otro lado.
Mientras estabas conmigo aliviabas todos mis pesares, pero cuando te marchaste
multiplicaste mis llantos. Y, sin embargo, decid tolerarlo de algn modo mientras pudieras
pasar tu desventurada vida de forma segura lejos de tus enemigos. Pero ya que todos han
sido mutilados o vencidos, vuelve, querido hijo, y pon fin al luto de tu madre. Haz feliz con
tu llegada no slo a tus parientes, sino tambin a todos tus compatriotas.
Ruodlieb abraz los pies del rey[28] y los bes profusamente. A continuacin,
ponindose de nuevo en pie, apenas pudo proferir estas palabras entre lgrimas:
As dijo y le tendi la carta que le haban enviado. Y ledas estas cosas, dijo el
rey:
El rey orden que, mientras hablaba con el caballero fueran moldeadas unos
recipientes con plata de un codo de permetro, como si fueran grandes bandejas, y
no ms de cuatro, dos de ellas planas y otras dos profundas, de forma que, cuando
encajaran y se derramase por fuera harina de espelta [29], pareciesen panes. El rey
llen una de las vasijas con esas monedas que los joyeros llaman bizancios [30], tal
cantidad y tan prietas que no se hubieran podido meter ni una ms, ni siquiera con
un martillo, y tanto era as que no tintineaban en absoluto cuando se agitaba la
vasija.
Le dio tambin una luna[34] maciza de oro, de una libra de peso, en la que
haba depositado todo su saber un artfice. En su curvatura exterior e interior haba
engarzado muchas piedras preciosas multicolores que procedan de las conchas [35]
marinas recolectadas en mayo, en las que se haba vertido ureo roco y que,
despus, haba cerrado de nuevo, segn era costumbre. Haba en la superficie
grciles y variadas gemas redondas. Pero si en ella el cristal se una al cristal,
tambin se separaba del oro formando nudos, follaje o pajarillos. Primero se
encresparon los materiales con el fuego de la forja y luego se pulieron las
rugosidades con saliva o con agua sobre un ptreo yunque. Este honorable tipo de
aleacin se denomina electro [36]. Adems, en el reluciente borde de la luna, detrs
de las gemas, unas bolas producan un encantador tintineo al chocar entre s. El rey
orden que la luna fuera depositada con sumo cuidado, y asimismo puso ocho
pendientes en el plato, de los cuales cuatro refulgan con aquellas piedras preciosas
y variadas gemas, amatistas y berilos[37]. Pero los otros cuatro no fueron rematados
con piedras preciosas, sino hermosamente cromados con innmeros nudos, como
si cualquiera hubiese pintado con pincel de oro sobre el cristal.
Nuestro guerrero extranjero desea regresar a su casa, llamado por una carta
de sus seores; como resulta evidente, es esta misma la causa de que se encuentre
exiliado. He aqu la carta, ahora escuchad lo que dice.
As dijo e hizo que un letrado la leyese en voz alta, y cuando hubo ledo
entera la epstola los corazones de los all presentes se entristecieron, porque tanto
el rey como ellos iban a perder un compaero tan leal y gentil, tan bondadoso y a
la vez tan bravo en el combate. Trataron pues de persuadir al rey para que le
retuviese all bien por la fuerza o bien por medio de ruegos y para que le buscara
una esposa y le colmara de honores, pues afirmaban que era digno de cualquier
condado. Mas el rey respondi:
Nunca tal, que nunca un compaero de fatigas sea forzado por m, pues
jams me ha movido lo ms mnimo a la ira, sino que me ha vuelto tan calmo como
un cordero cuando me he enfadado. Se muestra as, enteramente lleno de una
lealtad total. Pues la carga de su largo exilio es tal que no ha podido exhibir sus
sentimientos a este respecto hacia nadie.
Ea, despidmosle ahora, dejemos que vuelva a su patria. Que reciba de esta
manera nuestra gratitud: y si en el futuro su situacin llegase a ser tal que de
nuevo no pudiese quedarse en su pas, bien podr regresar aqu junto a nosotros,
donde hallar sus antiguas prerrogativas.
Por ello ms bien habis de ensearme vuestro saber, que ser tan querido
para m como si alguien me diera diez libras, si es que soy capaz de usarlo
rectamente y no soy indigno de ello. Nadie me lo arrebatar jams ni se enemistar
conmigo o me odiar por su causa, y ningn ladrn querr darme muerte en
emboscada por ello. La riqueza conviene que se quede en las cmaras de los reyes
y que all abunde sobremanera. Al hombre sencillo le basta con ser fuerte y
habilidoso. No quiero, pues, dineros, que tengo sed de apurar vuestra sabidura.
Ven conmigo.
I. Que nunca un pelirrojo llegue a ser un amigo especial para ti. Si alguna
vez monta en clera, no recordar sus votos de lealtad, pues su ira es impetuosa,
cruel y duradera. Nunca ser buen amigo, sino que en todo momento estar
ocultando algn engao que no podrs evitar y te mancillar como si tocas la pez:
difcilmente puedes limpiarte de ella las uas.
II. Aunque el sendero que tomes para atravesar una aldea sea cenagoso y
accidentado, nunca te desves por los campos que estn sembrados, no sea que
algn villano te vaya a atacar y a quitarte las riendas tras increparte por haberle
dado una respuesta soberbia.
III. Cuando ests en camino y busques hospedaje, si te encuentras con un
anciano que tiene una joven mujer, no le pidas que te honre con su hospitalidad,
pues recaer sobre ti una gran sospecha, aunque seas inocente. El anciano temer y
la joven te desear pues as gira la rueda de la fortuna entre ellos.
Pero cuando te encuentres con un hombre joven que tenga por esposa a una
mujer mayor, pdele a l que te hospede; no te temer aquel ni te desear aquella.
Ah estars seguro y podrs pernoctar sin causar sospecha alguna.
IV. Si algn conciudadano te pide que le prestes para arar sus tierras una
yegua preada justo antes de dar a luz, no se la des, a no ser que quieras echarla a
perder, pues perder el potrillo si le obligas a arar un terreno.
VI. Aunque una de tus siervas sea de hermosura sin par, nunca la trates
como a una esposa ni tengas trato de igual con ella, para que no te menosprecie y
te trate con soberbia o acaso vaya a pensar que debe ocupar un lugar preeminente
en la casa, si comparte lecho y mesa contigo. Pues al comer contigo y al pernoctar a
tu lado, querr al punto convertirse en la duea absoluta de todas las cosas. Estos
asuntos suelen crear una fama ignominiosa.
IX. Nunca mantengas una lid con tu seor o tu maestro, puesto que, aunque
no puedan vencerte en derecho, lo harn en poder. Nunca les prestes nada, porque
en verdad lo perders. Cuando tu seor te pida que le prestes algo, empero, ser
mejor entonces que se lo des, porque encontrar alguna culpa por la que quitarte
aquello. Y entonces perders dos cosas, pues no te dar ni su agradecimiento ni el
objeto. Mas cuando seas despojado por l, di solamente: gracias, tmalo, e
inclnate al punto en alabanza de tu seor por haber salido sano y salvo y con vida,
estimando en nada tu prdida.
X. Que nunca sea tu viaje tan apresurado que te llegue a pasar por alto, al
ver una iglesia, encomendarte a sus santos patronos o bendecirles. Cuando doblen
las campanas o se cante la misa, baja siempre del caballo y acude a toda prisa a la
iglesia, a fin de que puedas participar de la paz catlica. Esto no prolongar tu
camino, sino que lo acortar, ya que te marchars de all ms seguro y temers
menos al enemigo.
XII. Si posees tierras cerca de las plazas pblicas, no caves hoyos para evitar
que la gente llegue hasta los sembrados, pues en torno a los fosos que caves se ir
formando un sendero sobre el suelo seco por el que la gente camine. Si no los cavas
tendrs menos daos.
Cuando el rey termin de hablar y sus sabios consejos cesaron, los dos
volvieron caminando a la sala y el rey se volvi a sentar en su trono y alab ante
todos las virtudes militares del caballero en tanto, los murmullos de alegra se
multiplicaban, y ste dio las gracias al rey y a todo el pueblo. El rey dijo:
Vete a tu patria ahora, colmado de todos los honores. Vete a ver a tu madre
y a todas tus posesiones, mas solamente, sin embargo, si puedes vivir en tu pas
como en ste y si tus seores desean cumplir lo que te prometieron. Pero si te fallan
conviene que t, a la vez, le falles a ellos y que no les sirvas puesto que tantas veces
te han defraudado. Nadie que sea avaro o deshonesto merece que le sirvan. Y si
acaso esto ocurriera, que no vacile tu nimo acerca de dnde dirigir tus pasos, y si
te hasta tu propia patria, vuelve a m y me encontrars con la misma disposicin
con que ahora te dejo marchar; no tengas ninguna duda sobre esto.
Al punto seal con el dedo al mayordomo que estaba delante de l y
susurr a su odo, segn era costumbre, ordenando que el camarero real le trajese
los sacos en cuyo interior se guardaban los opulentos panes espolvoreados con
harina por fuera y llenos de riquezas por dentro. Y cuando trajeron los sacos dijo el
soberano:
Mi buen caballero, nunca rompas estos dos panes hasta que llegues,
querido amigo, y veas a tu madre, que te es tan cara, ante cuya mirada has de
romper slo el ms pequeo. Cuando contraigas matrimonio con tu esposa, rompe
el segundo. Y de este ltimo, dale a tus queridos amigos cuanto quieras, para que
conozcan cun rico sola ser nuestro pan.
Entre estos dos queridos compaeros hubo grande pena, pues slo podran
disfrutar de su mutua compaa por poco tiempo ms. Solamente marcharan
juntos conversando durante tres das. Cada noche alargaban la cena hasta la
medianoche. La ltima noche despus de cenar, los dos compaeros se quitaron el
calzado y decidieron separarse para ir a dormir, y vueltos de espaldas lloraron en
silencio y gimieron entre lgrimas. El caballero, como un nio, lloraba ms y se
conmova ms an que su compaero, pues haba de separarse de tan leal amigo.
No saba siquiera si le volvera a ver y hubiera velado la noche entera insomne y
llorando de no ser por su apenado corazn, que le procur un sueo veloz.
Y el pelirrojo dijo:
De cmo Ruodlieb, teniendo en mente la sabidura del gran rey, no sigui el mal consejo del
pelirrojo, quien atraves los sembrados sufriendo las recriminaciones de los aldeanos. De
cmo buscaron alojamiento en la aldea en dos casas diferentes
Y el pastor respondi:
Y por qu razn se cas ese joven con una seora mayor? Un hombre
mayor debera tener por esposa a esa vieja matrona.
El pastor indic:
En ningn lugar podra haber encontrado una esposa mejor que aquella. l
era muy pobre antes de contraer nupcias y hoy en da es seor de la mujer a la que
una vez sirvi. Y como es digno de ello, pues es hombre piadoso y benevolente,
gracias sean dadas a Dios, que se apiada as de un pobre y le honra.
Y respondiole:
Seor, me pregunto si acaso habis odo decir que los viejos corderos lamen
vidamente las vasijas por mor de la sal. [] [40] Igualmente ella, con quien se cas
primero, hubo de vivir duramente, pues era un hombre ingrato y avariento que
casi nunca estaba alegre. Nunca le vieron sonrer o hablar bromeando. Pero era tan
rico que apenas poda nombrar cuntas ovejas, colmenas o caballos posea.
Ignoraba el nmero de stas que tena para s. Y sin embargo raras veces probaba
la carne procedente de sus rebaos, y slo coman entonces quesos duros y beban
suero de leche. Vendieron todo cuanto tena y cuidadosamente ocultaron el dinero.
Y he aqu que lleg este hombre, pobre y honrado, y se present ante el viejo en
primer lugar para mendigarle un pedazo de pan. El viejo le dio a regaadientes un
currusco de pan de centeno y el joven, tras aceptarlo, quedose en pie
respetuosamente y se lo comi.
Nada dejaba de hacer el joven que viera necesario. Abrevaba a las vacas y a
las ovejas, y tambin a los cerdos y a las cabras. Llevaba heno a los palafrenes que
cuidaba y todo ello lo haca por s mismo, sin que nadie se lo pidiera. Y si era
necesario algo ms, lo llevaba a cabo con diligencia. Cuando se cumpli el tercer
da de hospitalidad junto al anciano, ste no le dio nada para comer salvo un
pedacillo de pan. Y como no pudiese resistir por ms tiempo el joven, se inclin
ante el anciano y le expres su deseo de marcharse. Pero ste, al ver que se
marchaba, le dijo:
Ea, qudate con nosotros solamente dos o tres das ms, hasta que hayamos
conocido las costumbres de cada uno de nosotros.
Decidme qu mejor oficio podra yo conocer que aquel que tengo por mo:
preparar muchas comidas refinadas con los ms nfimos ingredientes, es decir, a
partir de hierbas o harinas. Pues aparte de estos, no necesito ningn otro a
excepcin de leche o un poco de tocino, y todo ello con mucha sal, que sirve para
dar buen sabor. Hay otra cosa, seor, de la que habremos menester de cualquier
manera, pero si os la digo, no habris de enojarte conmigo.
Y el joven dijo:
Y el anciano, como viese que el joven era muy sagaz, le encarg que se
ocupara de todos sus asuntos, a fin de que proveyera lo mejor para su patrimonio y
para sus sirvientes, tal y como deseaba. Y ste lo hizo con tal diligencia y tanto
cuidado que nada les falt a su seor o a su familia. Y ms all de lo que le
corresponda, jams tom nada para s, pasando a menudo grandes fatigas para
procurarse vestimenta digna. De esta manera, sirviendo lealmente a su seor, sin
engao, vivi durante cierto tiempo, ignoro exactamente cunto. Despus muri
aquel viejo bribn. Ningn hombre en el mundo ha vivido de forma ms srdida
ni ms amarga que l. Fue llorado por unos pocos allegados cuando le enterraron.
Y despus, a nadie le pareci mal que la viuda hiciese entonces amistad con el
joven con todo su corazn, sino que a menudo les veamos ir a la iglesia juntos,
sentarse a la misma mesa e incluso compartir el mismo lecho. l le llamaba
madre a ella y tambin seora, y ella, a su vez, le llamaba hijo a l. Muy
pronto, los criados y las criadas se acostumbraron a llamar padre al joven, y l,
por su parte, les responda llamndoles sus hijos.
Nunca vimos antes un amor tan grande, ni unos cnyuges tan bien
avenidos. La puerta, que antes estaba cerrada a las viudas y hurfanos, se abri en
adelante para todos, ya fueran ricos o pobres. All, si lo deseas, tendrs el mejor
hospedaje. Su mansin se levanta a la entrada del pueblo.
Pero hay acaso algn viejo en la aldea que tenga una mujer hermosa?.
En verdad hay un anciano cuya anterior esposa fue de buen corazn, pero,
ay dolor, ya muri. Luego cas nuevamente poco ha y con una jovencita insensata
y muy procaz. Ella le desprecia, pues cree que no vale nada, y por ello a menudo le
engaa deshonrosamente con sus estpidos amantes.
VII
De cmo el pelirrojo se fue a alojar en casa del hombre viejo mientras que Ruodlieb se
hosped en casa del hombre joven, y de los lances que sucedieron en cada casa
El buen anfitrin cort el pan y lo reparti entre todos, y les toc compartir
la carne distribuida en seis mesas. Despus de que todos se regocijaron por haber
hecho el camino sanos y salvos, dijo finalmente el anfitrin de Ruodlieb:
En seguida le sirvi una pieza de costillar y una pata que haba partido en
pequeos pedazos, como sacramentos, y que reparta entre todos sus criados.
Luego que tanta comida cocida y asada se hubo presentado ante el seor, la bebida
se verti en copas[43] de excelente madera de nogal, el mejor vino y el hidromiel con
pimienta, en copas adornadas con dos pares de ros de oro. La diestra de Dios
estaba grabada en la base de las copas, que eran, por cierto, regalo de un noble que
se haba hospedado en aquella casa. Empero, nunca haba gustado de ellas el
seor, sino cuando se las ofreca el husped a quien se agasajaba, y solamente
servan a este propsito. Acabada la cena, y despus de beber agua, se trajo ms
vino. El seor bebi y ofreci al husped. ste, sin embargo, lo ofreci primero a la
seora y a continuacin bebi. Entonces se levant Ruodlieb de la mesa y se acost
durante un momento. Y slo as, recostado, se puso a pensar en la manera de
agradecer a aquel hombre su hospitalidad. Finalmente, a la seora le regal de
improviso su capa, de tal forma que pudiera ir a la iglesia arropada en ella.
Y el caballero respondi:
Hall los portones de la casa del viejo seor bien cerrados y al otro lado,
frente a l, estaban en pie el propio seor y sus dos hijos. Entonces el pelirrojo
llam a la puerta con grandes golpes diciendo:
Y apenas el anciano dijo Mirad quin llama a la puerta, uno de sus hijos
corri a asomarse y respondi:
Hay un hombre llamando tan fuerte que parece que romper la puerta.
El pelirrojo insisti:
Y ella, en pie, se qued seria, oyendo todo lo que deca, pero en su interior se
regocijaba. Sin embargo, le dijo as, fingiendo estar apenada:
Podis estar seguro de que har todo bien de mi grado, os doy mi palabra.
Si quiere, que pase aqu la noche, que disfrute de cuanto tenemos en esta
casa. Dijo entonces el anciano.
Entonces entr el anciano[45], ms serio que ningn otro. Tan hirsuta era su
cara, que nadie hubiera podido ver cmo era su rostro de tan peludo como era
a excepcin de su nariz, que era ganchuda y venosa. Eran sus ojos muy negros,
como excavados en su faz, y estaban an ms oscurecidos por una selva de pelos
retorcidos. Dnde se encontraba el hueco de su boca, nadie podra decirlo, de tan
larga y espesa que era la barba que lo cubra.
Orden ste a sus criados que preparasen copiosos manjares para comer, y
como le hubiesen disgustado los muchos juegos de aquellos dos, se sent entre
ellos, separndolos con sus nalgas. Callaron durante un momento y se
entristecieron por haber sido separados. Pero al punto, inclinndose por delante
del viejo, siguieron hablando entre muchas bromas.
Y como aqul sintiese fastidio por todo esto, orden que se cubriera la mesa
y dijo a su esposa:
Y diciendo as, se puso en pie, como si tuviera que ir al retrete, pero les
sigui observando por un agujero que haba perforado en la pared. El pelirrojo
para su posterior desgracia salt al asiento del marido, y mientras le tocaba los
pechos a la joven con una mano, la otra se posaba sobre sus muslos, lo que ella
trataba de ocultar extendiendo su manto por encima.
De la desgracia que acaeci aquella infausta noche, pues el viejo sorprendi al pelirrojo con
su mujer y disputaron hasta que aqul cay herido de muerte. He aqu cmo muri y el
juicio que se hizo al da siguiente
Es esta una noticia muy triste: que haya sido asesinado un hombre como no
haba otro.
Y el pelirrojo respondi:
Ante estas palabras, ella rompi a llorar de tal modo que se form un ro con
sus lgrimas. Seguidamente fluy de sus ojos mucha sangre.
Sus hijastros quedaron mansos como corderos y se arrojaron a los pies del
juez implorndole que le concediera la vida, el perdn y la salvacin a su joven
madrastra, y que volviera a ser la seora de la casa, como antes lo haba sido.
Ea, decid ahora vosotros, qu debemos hacer con el pelirrojo que cometi
este doble y lamentable crimen entre nosotros?.
Aquel que deseis ver estar presente muy pronto. Pas la noche en mi casa
porque no es de la misma calaa que ese de ah.
Y tan pronto como lleg Ruodlieb, se puso en pie ante el juez, y ste le
pregunt:
[][50]
X
Haba una barca en las aguas del lago. [l recorri el lago sobre la barca con
un remero, obligando a los peces con una vara a que se aproximaran a las secas
orillas], hasta que acudieron los peces y comieron las pldoras hechas con la
portentosa hierba. Cuando gustaban de ellas, ya no podan volver a saltar al agua.
Y el caballero oblig a esos peces, atemorizndolos con la vara, a saltar a tierra.
Entonces fueron expuestos todos los peces que haba capturado all
Ruodlieb: el lucio y el rubio, que son lobos de las aguas, puesto que devoran a
cuantos peces pueden encontrar, tambin el besugo, el salmn, la carpa, la tenca, el
barbo, la carpa dorada, la bermejuela, el pez narigudo estos dos ltimos son por
dentro de carne muy dura, la rubeta, que habita en los fondos, la trucha, de dos
especies la roja y la blanca, el pez cabezn, que tiene gran cabeza y pequeas
aletas, la escurridiza anguila, el siluro, de horrenda cabeza, el abadejo y la trucha
de ro, ambos muy sabrosos para comer, y la perca, que tiene las aletas del dorso
cortantes y pincha como una aguja, adems de otros muchos peces [52], que no
conozco demasiado bien.
Vistos estos peces, la duea orden que los prepararan para la comida. La
mesa fue dispuesta y repleta de todo lo que se haba trado. Mientras tanto, mand
que viniera tambin su hija a toda prisa, y tras ella, al momento, acudieron a saltos
muchos giles sirvientes. Ella estaba tejiendo dos ceidores bordados en oro para
su futuro esposo, quienquiera que Cristo en su clemencia le hubiere de dar. Y
cuando entr en la sala, reluci en su belleza como la luna luminosa. Nadie poda
discernir cun grcil era en su caminar! si acaso volaba o nadaba, o incluso si
se mova. []
Entonces la duea pidi que trajeran agua y orden a su hija que fuera ella
misma a buscarla. Despus se la ofreci a los huspedes, bebiendo ella en ltimo
lugar. [Madre e hija] se sentaron a la vez. El mayor de los huspedes se sent junto
a la mayor, y el ms joven junto a la hija. La castellana mand traer unos manjares
apropiados, y el primo de Ruodlieb se convirti en compaero de mesa de la joven.
Una sola copa y un solo plato se les entreg a los dos.
Ante todos ellos se sentaba el perro, que era excelente guardin frente a
cualquier ladrn. [] Mova su hocico en derredor y agitaba la cola como pidiendo
que le dieran algo de comer. Todo lo que el pariente de Ruodlieb le daba, de buen
grado lo coma, pero aquello que se le caa por casualidad, no lo coga. Pero si, al
darle algo, le decan Come esto, que un hombre malvado lo ha cocinado, el perro
se negaba a probarlo o, si lo haba probado, lo escupa de inmediato.
Esto lo tom poco antes de vuestro asiento. Entonces no haba nadie all,
ningn ser vivo me vio. Ni siquiera el perro se hubiera enterado si no se lo hubiese
contado el propio diablo!.
Y Ruodlieb le dijo:
El perro, entonces, postr su cabeza y la puso a los pies del ladrn. Aull
como si llorase pidiendo perdn.
Y ahora dijo Ruodlieb al sirviente dile t: levntate y seamos
amigos de nuevo como antes.
Que alguno de los vuestros agarre a aqul de los cabellos y que tome un
bastn como si pretendiese castigarle por ladrn.
Despus, al punto, se pusieron una pelliza colorida cosida por delante y por
detrs y adornada en derredor por una espesa capa de piel y rodeada por un borde
muy ancho y negro. Tom adems un anillo que la joven castellana le haba dado y
que a duras penas le quedaba bien en el dedo meique, [] y una capa de piel de
marta [].
Al punto regresaron con las seoras, a las que hallaron de nuevo asomadas a
su mirador.
XI
De los varios entretenimientos que tuvieron en aquel castillo: las aves parlantes, la
contradanza y el juego de dados, en el que se descubri un amor
Se eligi entonces a un letrado para que sirviese de maestro de las aves [57] y
ste les ense a hablar como nosotros los humanos y a recitar el Padre Nuestro,
slo hasta llegar al punto donde dice que ests en los cielos, repitiendo tres veces
la ltima slaba: los, los, los. Una monja llamada Estaza les ense, por su parte,
a decir dos veces cantad, cantad. Los polluelos aprendieron estas cosas mucho
ms rpido que los mayores.
Mientras tanto, el caballero, y a la vez su pariente, marcharon junto a la
castellana a un aposento donde los msicos tocaban el arpa. Como el caballero se
percatase de cun psimamente modulaba aquellas canciones y sus ritmos el
alumno ms aventajado en este arte, pregunt a la duea si acaso haba en aquel
lugar alguna otra arpa[58]. Y ella respondi:
Hay un arpa mejor que ninguna otra con la que sola tocar mi esposo
mientras viva, un arpa cuyo resonar haca languidecer de amor mi corazn y que
nadie ha tocado desde que mi seor dej de vivir. Con ella, si lo deseis, podis
tocar una meloda.
Y los msicos que antes estaban tocando sus arpas con audacia y entre
chanzas, quedaron en silencio escuchndole, y no osaron tocar a la vez que
Ruodlieb. De tal manera, tras taer tres melodas nuevas de dulces acentos que
nadie conoca, la duea le pidi una cuarta, y tambin su joven hija se lo rog, pues
deseaba bailar con el pariente del caballero.
Finalmente bajaron los brazos, haciendo la seal de que la danza [59] haba
terminado, lo que les doli sobremanera. Y a la par volvieron a sentarse, ardiendo
como estaban en un gran enamoramiento mutuo, pues deseaban de todo corazn
unirse con el sagrado vnculo del matrimonio.
Tal cosa deseaba tambin la madre con vehemencia y por ello les permita
que conversaran cuanto quisieran. La jovencita le pregunt a l si deseaba jugar a
los dados[60] con ella, con un premio que consistira en el anillo del uno para el que
ganara tres veces al otro. Y el joven le respondi:
Es mejor que aquel de los dos que venza en la primera partida que
juguemos se lleve los dos anillos.
De cmo Ruodlieb lleg a saber de su madre por medio de la castellana y cmo resolvi
partir a su encuentro. De su regreso a casa, que fue anunciado por una avecilla parlante
Ah! Qu habis dicho? Acaso cresteis que vuestra madre cas de nuevo?
Sabed bien que ella no puede vivir con dicha sin vos, y que ya ha perdido la vista
de tanto llorar por vos. En efecto, ella alz un da en sus brazos a mi hija como
madrina ante la pila bautismal y desde entonces nos tiene a ambas por sus propias
ahijadas, nos visita a menudo y nos suele traer algn regalo.
Vuelve all volando y psate sobre el criado, observa todo lo que dice y, si
acaso se pone a gritar, hazlo t tambin.
Y tras haber odo estas palabras, la grajilla volvi all, junto a aquel nio
deseoso de que Ruodlieb volviera. Y al fin, cuando lleg, lo primero que vio fue a
su comitiva, que emerga del frondoso bosque. Primero lleg su primo, y junto a l
marchaba su escudero, y luego el seor al lado de su vasallo y de sus hombres.
Y el nio grit:
Y una vez que fueron recogidas las mesas y plegados los manteles, todos se
pusieron en pie exultantes y dieron las gracias a la seora por el banquete,
diciendo cunto se alegraban de que Ruodlieb hubiese vuelto sano y salvo para
reconfortar a su madre y para que sta no se angustiase nunca ms como lo haba
hecho antes, muy a menudo, cuando se lamentaba por su ausencia. Fue fama
velozmente por todo el pas que Ruodlieb haba regresado colmado de abundantes
riquezas y prez.
Esto, querida madre, es lo nico que me gan mientras estuve all de donde
vengo. El rey de aquella tierra me los dio y no me ha permitido abrirlos hasta
ahora.
Y la madre le respondi:
Opino que habra que llamar a los sirvientes para que vean cun gustosos
son los panes del gran reino de frica.
Y desenvainando su daga, cort los panes con ella, y se percat al punto del
color plata argnteo que haba bajo el oro. Mas cuando ara la harina que lo
cubra, la plata reluci enteramente. Viendo que los platos estaban unidos por
clavos en tres lugares distintos, al momento se puso a raspar las cabezas de los
clavos con una lima hacindolos ms pequeos y, al separarse los platos, pudo ver
que all haba un montn de monedas de oro, tan amontonadas una con otra que
no caba ni una ms. Ruodlieb, con gran alegra, dio las gracias al Seor, y sin la
menor dilacin cogi el otro plato con las manos. Tras limpiarlo de harina, lim los
clavos hasta reducirlos. Vio entonces que estaba tambin repleto de monedas y
tesoros de gnero vario y quedose estupefacto. Su madre se alegr sobremanera. Y
profiriendo un gemido, con gran regocijo de su corazn y con los ojos inundados
de lgrimas, dio las gracias a Cristo en las alturas por haberle devuelto a su hijo
rico y feliz. El caballero se arroj al suelo y bes el suelo con profusin, como si se
hubiera inclinado a los pies del Seor y se los estuviera besando.
Oh Seor, quin podra ser tu par entre los hombres? Quin se dignara a
honrar tan piadosamente a un pobre hombre con riquezas y honores sin tener en
cuenta que por sus pecados sufriste en la cruz?
De cmo se prepararon los desposorios del primo de Ruodlieb y de la noble joven hija de la
castellana
Sucede, pues, que este joven, mi primo, y esta joven doncella aqu presente
se han enamorado el uno del otro mientras jugaban una partida de dados y ya
estn deseosos de unirse de acuerdo con lo que establece la ley conyugal.
De tal guisa, alabaron al Seor porque hubiere en algn lugar del mundo
una mujer virtuosa que le liberase de aquella vieja bruja. Entonces se puso en pie el
joven y dio las gracias a cada uno de ellos por haberse mostrado todos a la par tan
compasivos con l. Dijo adems que le horrorizaba lo sucedido en el pasado y que
estaba muy avergonzado, pues haba sido deshonrado de tal modo por una ramera
tan despreciable:
Despus, Ruodlieb mand llamar a las tres seoras [64] a la par, y ellas
vinieron raudas al momento, la joven marchaba delante. A su paso se pusieron en
pie todos en fila, para hacer los honores. Y cuando todos se volvieron a sentar,
quedronse callados por un momento y entonces Ruodlieb se levant y pidi que
le escucharan todos. Habl a sus parientes y amigos acerca de aquel compromiso y
del amor en el que se consuman el uno por el otro. A l le preguntaron si deseaba
tenerla por esposa. A ella le preguntaron si deseaba tenerle por esposo, y al hacerlo
sonriose un poco y despus dijo as:
Entonces hubo grandes risas y carcajadas entre todos los presentes, pues la
joven haba hablado muy adorable y osadamente. Y como viesen que la madre de
sta no se opona en absoluto y que las dos familias eran iguales en poder y
riqueza, decidieron con prudencia que se convenan y se ajustaban bien el uno al
otro y consideraron que deban contraer matrimonio bajo los preceptos
conyugales. El novio, en ese momento, desenvain su espada y puli su punta. En
ella haba fijado un anillo de oro, en la misma empuadura.
Ante estas palabras, la novia respondi de una forma astuta pero apropiada:
Conviene que tengamos un juicio igual cuyo castigo suframos los dos.
Pues, decidme, por qu os debo a vos ms fidelidad que vos a m? Decidme, si es
que podis argumentarlo, si acaso hubiera sido lcito que Adn aadiese una
concubina a su Eva cuando Dios no hizo de su costilla sino a una sola mujer. En
efecto, cuando Adn clam para que se le quitase aquella costilla, decidme pues,
dnde habis ledo que se le concedieran dos Evas? Puesto que habis estado ya
fornicando con mujerzuelas, acaso queris que yo sea ahora vuestra ramera?
Olvidaos de la boda si he de unirme a vos con estas condiciones. Marchaos. Adis.
Y fornicad con cuantas rameras deseis, pero no me tendris a m. Hay tantos
como vos en el mundo con quienes podra casarme igual de bien!.
Sea como deseis, amadsima ma. Si alguna vez cometo adulterio perder
la dote que te he entregado y adems podris pedir mi cabeza y mandar que me la
corten con derecho.
De este modo se esposaron los jvenes. Despus hubo gran alabanza en todo
el pueblo. Loaban al Seor y cantaban los himeneos [65]. Ruodlieb le regal al novio
una pelliza de marta cibelina muy bien adornada y una capa de piel que iba
arrastrando su borde y barriendo el suelo por el que pasaba. Diole tambin un
veloz palafrn bien pertrechado y ornado.
De cmo la madre de Ruodlieb le apremi para que l tambin se casara lo antes posible con
las siguientes palabras sobre la crudelsima vejez
Y los dedos esculidos, que una vez estuvieron llenos de carne y grasa, no
son ya ms que piel sobre huesos, unos dedos resecos y carentes de sustancia,
ennegrecidos de suciedad en sus arrugados nudillos y con las largas uas sin
cortar, llenas de negra inmundicia.
[Y sigue con vida] cuando de muy buen grado morira.[] Se lamenta por
dentro llorando [] y dicindose a s mismo muy a menudo:
Oh muerte, t eres el ltimo fin de todos los males para los humanos! Por
qu tanto te demoras en venir a m? Por qu no me liberas ya de esta crcel, []
en la que el hombre languidece dolorosamente? Pues [morir antes] no es lcito,
aunque vivir sea ya igual a la muerte, hasta cuando lo ordena Dios y el alma
abandona el cuerpo. Esta ley, en efecto, domea por igual a todas las criaturas que
existen, ya vuelen, caminen o naden. Aquello que tiene un principio no ha de
carecer de un final.
[]otros se quedaron sin nada. Hijo mo, ser muy sabio de tu parte
[buscar un heredero] que recoja tu patrimonio, que brille ms con luz propia [].
XVI
De cmo la madre de Ruodlieb le convenci para que buscase una esposa noble y tuviera
hijos a fin de que stos heredaran su patrimonio. Del consejo de sus parientes para
encontrarle una buena esposa
Cuando hubieron comido lo suficiente, pidi que levantaran las mesas. Las
puertas se cerraron entonces y dos hombres fuertes las custodiaron a fin de que no
permitieran entrar ni salir a nadie hasta que la reunin hubiese concluido.
Entonces Ruodlieb se puso en pie y les pidi a todos que guardasen silencio
durante un momento para informarles de la causa por la que les haba convocado.
Cuando hubieron callado todos habl siguiendo los consejos de su madre:
Con gran alegra haremos lo que sea menester, de forma que podamos ver
el nacimiento de un querido hijo para vos, un heredero de vuestro carcter y de las
excelentes virtudes con las que os ha colmado y honrado Jesucristo.
De cmo Ruodlieb descubri a una dama que haba tenido comercio carnal con un clrigo y
cmo demostr, mediante un mensajero de amor y una treta, que sta no era pura ni digna
de l. Del sueo que tuvo la madre de Ruodlieb sobre su gloria
Y ella dijo:
Decidle slo que en mi fiel corazn hay tanto amor [70] como hojas en los
rboles, y decidle que hay tanto afecto [71] por l como alegra en la aves y decidle
que hay tanto honor como hierba y flores en los prados.
Apenas vio tales cosas, la joven record dnde las haba perdido. Tembl
toda ella y mud su color, palideciendo todo su cuerpo. Dudaba que fuese verdad
que el mensajero no supiera nada del engao, y crea que era muy sabedor de lo
que contena la cajita.
As, el mensajero parti a toda prisa y llegose ante Ruodlieb. En cuanto ste
le vio, le pregunt sonriendo:
S que habis sido bien tratado, habis bebido y comido bien, pero ahora
contadme cul ha sido el recibimiento para mis proposiciones. Acaso han sido
bien acogidos mis regalos de dote? No dudes en contrmelo todo.
Decidle slo que en mi fiel corazn hay tanto amor como hojas en los
rboles, y decidle que hay tanto afecto por l como alegra en la aves y decidle que
hay tanto honor como hierba y flores en los prados.
Mas cuando le ped que me diese licencia para partir, enmudec de repente y
le cont lo que me ocurra, fingiendo como me habais ordenado que me haba
olvidado de entregarle los regalos. Apenas los recibi, se alej de m con gran
regocijo. Tras un breve instante volvi muy indignada y me pregunt: Decidme si
conocais los regalos que me habis trado. Y yo le jur por Aquel que todo lo
sabe, por el Todopoderoso, que nunca haba mirado dentro para saber lo que eran,
pues era claro que, al estar sellados, negaban mi conocimiento de ellos. Y entonces
ella me dijo lo siguiente:
Ahora es menester, creo yo, que vayamos buscando otra esposa que no
tenga por costumbre amar furtivamente a nadie adems de a m.
Tras ver en sueos tales cosas, la madre reflexion acerca de lo que poda
significar todas aquellas revelaciones que haba visto. Y aunque saba en cierto
modo que profetizaban algn tipo de honor, no por ello se torn ms soberbia [73],
sino que sigui siendo una mujer muy humilde ante el Seor. No se achacaba a s
misma el mrito, sino a la graciosa piedad del Seor, de cualesquiera grandes
honores quisiera conceder a Ruodlieb.
Despus de tres das le cont a su hijo lo que Dios le haba revelado acerca
de los cerdos salvajes cuyas sanguinolentas cabezas cercenaba en su sueo y acerca
de la matanza de toda la piara que acompaaba a los dos jabalines y de cmo le vio
sentado en lo alto de un tilo, y cmo haba visto tambin bajo sus ramas a sus
vasallos y acerca de la paloma que le haba trado volando el galardn de una
corona posndose en sus manos y dndole dulces besitos.
[][75]
EPIGRAMA[76]
He aqu que ellos descubrieron artes para el alma, Para consolar a quienes
estn apenados Qu invento celestial! Cualquiera lo tiene en s y con l la ira
infernal y el dolor mitigamos.
Notas
[1]
As opinan, entre otros, M. Manitius, en Geschichte der Lateinische Literatur
des Mittelalters II, 1923, p. 547, E.H. Zeidel, en su traduccin Ruodlieb, the earliest
courtly novel, after 1050, Chapel Hill, University of North Carolina Press 1959 y G.B.
Ford Jr. en Ruodlieb; the first medieval epic of chivalry from eleventh-century Germany,
Leiden, E. J. Brill, 1965. <<
[2]
Manuscrito de Mnich, Codex Latinus Monacensis 19 486, datado a
mediados del siglo XI. <<
[3]
Nota de la reedicin de 2010: algo despus de la primera edicin de este
libro en 2001 (aunque la fecha del ISBN sea de febrero de 2002) sali a la luz la muy
meritoria traduccin de A. Encuentra Ortega bajo el ttulo Ruodlieb y Huida de un
Cautivo. Madrid, Gredos, 2002 (ISBN de marzo de 2002). Mil aos despus de su
composicin, el Ruodlieb era doblemente traducido al castellano en el lapso escaso
de un par de aos. <<
[4]
Se acompaan a la traduccin unos breves epgrafes que, a modo de
resumen, presentan al lector cada fragmento y le proporcionan la informacin
necesaria como introduccin. <<
[5]
Curiosamente no se menciona el nombre de Ruodlieb hasta ms adelante,
lo que puede deberse a una laguna en el texto de los manuscritos que nos han
transmitido el poema. El nombre Ruodlieb, puramente germnico, se compone
de Ruod (honor, fama) y lieb (amor) y vendra a significar afamado en el amor,
famoso amor, etc., como otros nombres que contienen Ruod (Rodolfo, Roberto,
Roderico, etc.). Sin embargo, es un nombre muy poco atestiguado en las fuentes.
Destaca un Ruodlibus en el s. XIII y un Rudlibus en el XIV (cf. K. STRECKER, Neue
Jahrbcher fr das klassiche Altertum Geschichte und deutsche Literatur 47, 1921, p. 301).
<<
[6]
En el extrao latn del poema, entheca, palabra que proviene del griego
: un uso bizantino que significa fardo o, en general, cualquier tipo de
recipiente para contener algo (entheca). <<
[7]
Grifo, animal fabuloso de la mitologa griega que perdur en el
imaginario medieval a travs de los bestiarios. Fue descrito en la Antigedad por
Herodoto (III 116 4, IV 13 5, 27 3, 79 7, 152 1), Plinio (X LXX 136), y San Isidoro de
Sevilla. Tambin lo menciona Dante y Marco Polo a propsito del roc que
confunde con el ucello grifone, (Viajes III 36 y Libro de la India 193), destacando la
ms reciente descripcin de Jorge Luis Borges en el Libro de los Seres Imaginarios
(1967). De todas ellas se infiere que el grifo es un enorme monstruo alado con la
parte delantera de su cuerpo de guila y la trasera de len. Como seala Borges, la
simbologa del Grifo en la Edad Media es contradictoria, siendo ora el demonio,
ora Cristo. Se deca que sus garras eran enormes como cuernos de buey y de tanta
capacidad, que de ellas se hacan tazas para beber y otros utensilios para los
humanos (as en el Liber de Natura Rerum 202 V 52 de Thomas Cantimpratensis y en
el provenzal Propietez des bestes 484-485, citados por I. Malaxeverra, Bestiario
Medieval, Madrid, Siruela 1999, pp. 139-140 y 142). De ah que el caballero pudiera
usar la garra del grifo como trompeta de caza. <<
[8]
Se refiere al color del caballo, que es moteado o jaspeado, negro con
reflejos blanquecinos. <<
[9]
En el original, se habla de faida, voz que obviamente no es latina, sino
germnica. Concretamente significa feudo, como indica la etimologa de esta
misma palabra, pero hemos preferido traducirlo por vasallaje para mayor
cercana al lector castellano. <<
[10]
Ruodlieb llega a un remoto reino situado en el norte de frica donde
reina un gran soberano, dechado de virtudes cortesanas y cristianas. Tambin otros
caballeros famosos sern acogidos en vasallaje por un gran rey de estas
caractersticas: Lanzarote por el rey Arturo, Tristn, por el rey Marc, Amads de
Gaula por Lisuarte, etc. En cierto modo, el Ruodlieb preludia los grandes ciclos
basados en la materia bretona, la leyenda artrica, los amores de Tristn e Isolda
y, en general, la novela caballeresca (cf. E. Vinaver, The rise of romance, Oxford,
1971, E. Koehler, La aventura caballeresca. Barcelona, Sirmio 1991, etc.). Para un
retrato completo del personaje del gran rey y de los nobles en los pasajes siguientes
V y VI vase C. Gtte, Menschen und Herrscherbild des Rex maior im
Ruodlieb: Studien zur Ethik und Anthropologie im Ruodlieb Mnchen, W. Fink,
1981. <<
[11]
Se refiere con un verbo de origen griego (gyrando) a la doma de los
caballos. En particular se trata de domarlos mediante una acrobacia especial, que
consiste en hacerles dar vueltas en crculo. <<
[12]
Falta un pequeo fragmento de texto, en el que se relata cmo se
introduce Ruodlieb en la corte del rey. El gran rey le acepta como vasallo y
Ruodlieb se dispone a probar sus habilidades tanto en la caza y en la pesca como
en la vida cortesana. <<
[13]
La buglosa (en latn buglossa, que proviene del griego
lengua de buey) es una planta de la familia de las borraginceas que se
caracteriza por ser muy vellosa. Es una planta con gran tradicin medicinal en la
literatura clsica. Por un lado, sus efectos eran conocidos por Plutarco en
Quaestiones Convivales 614.B.6 como mezcla ideal con el vino y para medicina
general, como planta vigorizante segn el Pseudo-Hipcrates, 486.12 (en Anecdota
medica Graeca, Luchtmans, Leiden 1840) y Galeno en varios pasajes (De victu
attenuante LXIV 7, De rebus boni malique suci VI 762 14 y en De simplicium
medicamentorum temperamentis ac facultatibus libri, XI.852 donde se receta su uso
para la tos). Por otra parte, Opiano de Anazarbo, en su Halieutica I 99, un manual
para el pescador, habla de esta planta. Los romanos le atribuan virtudes
embriagadoras y de exaltacin de los sentidos y de la alegra. El Ruodlieb destaca
ambos usos y algunos otros. <<
[14]
Se refiere al escritor romano Plinio el Viejo (29-79). En su Historia Natural,
XXV, 40, 81, por ejemplo, habla tambin de esta hierba y de sus propiedades
medicinales. Este autor, y Aristteles a travs de l y de traducciones latinas,
fueron la fuente principal de conocimiento sobre la naturaleza en el Medioevo.
Recordemos que el uso de textos griegos se redujo casi a nada en el occidente. <<
[15]
El poeta annimo usa aqu hirpus, lobo en latn tardo, en vez del clsico
lupus. <<
[16]
Ruodlieb es nombrado de diferentes maneras en todo el poema. En
general se le llama el caballero (Miles) o el caballero errante (Miles peregrinus),
aunque, dado que desempea diversas funciones a lo largo de la obra, tambin se
refiere a l el annimo poeta como el mensajero (missus), el embajador
(legatus), el caballero exiliado (exul), o, como aqu, el caudillo (princeps). <<
[17]
Se refiere a Santa Gertrudis de Nivelles (626-659), hija de Pepino I,
fundadora del monasterio de Nivelles, en los Pases Bajos, es la patrona de la
hospitalidad y de los que buscan alojamiento en un viaje, a resultas de su afamada
hospitalidad con los peregrinos y monjes que marchaban a evangelizar Irlanda. Su
culto estaba muy arraigado en el Medievo en los Pases Bajos, Alemania e
Inglaterra como protectora de varias cosas, pero sobre todo de los viajeros. El
amor de Santa Gertrudis (Gerdrudis amore en la traduccin latina de Sinte Geerts
Minne o Gertrudenminte) es un brindis que se haca antes de partir de viaje a raz de
una leyenda que refiere cmo unos viajeros que se encomendaron a ella salvaron la
vida cuando un monstruo marino estaba a punto de engullir su barco. No
confundir con Santa Gertrudis de Eisleben (1256-1302), abadesa benedictina en
varios conventos y autora de las Revelaciones que vivi dos siglos ms tarde de la
composicin del Cantar de Ruodlieb. <<
[18]
Este fragmento del Ruodlieb (V 186-229) contiene una de las primeras
referencias al juego del ajedrez en la literatura occidental. La primera aparicin del
ajedrez en un texto europeo est atestiguada en 990 en el Versus de Schachis, un
poema didctico que se encuentra en un manuscrito de Einsiedeln, Suiza (cf. H.M.
GAMER, The earliest evidence of Chess in Western Literature: the Einsiedeln
Verses en Speculum 29, 1954, pp. 734-750). La siguiente mencin del juego se
encuentra en el testamento del conde de Urgel (1008), pero es de ms inters la que
aparece en nuestro poema, tercera aparicin en la literatura occidental: el ajedrez
se muestra como un medio de negociar la tregua y un entretenimiento de nobles
que se elogia por su utilidad. Vase la comunicacin de S. SCHWARTZ, Chess,
Dancing, Dice: The Poetics of Negotiability in Ruodlieb, en Gardens of Delight: The
Pleasures of the Middle Ages, The Tenth Annual Columbia University Medieval Guild
Conference, 1999. <<
[19]
Ntese que el poder regio viene directamente de Dios, en una concepcin
medieval. Ningn rey est pues por encima de otro, ya que ambos reciben el poder
por la gracia de Dios. <<
[20]
Hay a lo largo de todo el poema indicios de un cierto pre-humanismo
en el trato corts a las personas, incluso a los enemigos (en una aplicacin medieval
de Ius gentium romano y justinianeo). <<
[21]
Los regalos de animales y fieras ms o menos exticos leopardos,
leones, osos, etc. reflejan un tpico de la literatura grecorromana con
antecedentes orientales, que llegaron a la Edad Media a travs de novelas como la
Historia de Apolonio Rey de Tiro (cf. Historia de Apolonio, rey de Tiro, Puche Lpez,
Mara del Carmen, ed. lit., Madrid, Ediciones Akal, 1997) o la Historia Alexandri
Magni de Len Archipresbyter, en la que aparecen tambin pjaros que hablan (III
28), tigres y otros animales exticos, etc. Estas dos novelas, en particular, parecen
haber influido bastante en la composicin del Ruodlieb. <<
[22]
La referencia aqu a los mimos sugiere un tema clsico o helenstico de
gran tradicin en la novela griega y bizantina. El mimo y la pantomina fueron
gneros cultivados en la Antigedad Clsica (Cf. la introduccin y traduccin de
los Mimiambos de Herodas. Fragmentos Mmicos y los Sufrimientos de Amor de
Partenio de Nicea. Intr., trad. y notas de J. L. Navarro Gonzlez y A. Melero.
Madrid, Gredos 1981, o la pantomima, funcin teatral tpica de Roma, en la que un
nico actor representaba con sus gestos y bailes un argumento mitolgico, cf.
Luciano, Sobre la danza 37-61). Por otra parte, esta escena nos sugiera tambin la
figura del bufn, presente en las cortes medievales. <<
[23]
El siguiente pasaje se basa en la descripcin del lince que hace Plinio en
Hist. Nat. VIII, 57, 137. Tambin Aristteles lo menciona en su Historia de los
Animales 499b 24 y 500b 15 y en las Partes de los animales 689a 34. El lince es descrito
en varios bestiarios de poca medieval, como puede verse en la compilacin de I.
Malaxeverra, op.cit., Madrid, Siruela 1999, pp.86-88. <<
[24]
Piedra preciosa tambin llamada rubelita o turmalina de sosa, en latn
ligurium o lyncurium. Provendra as su nombre de Lynx, lince. La tradicin de que
la orina del lince forma esta piedra preciosa, la recoge Plinio en su Historia Natural
XXXVII, 11, 34 y XXXVII, 13, 52. De ah pas a los bestiarios medievales que
atribuyen esta propiedad al lince: el Trsor 167 I 190 de Brunetto Latini maestro
de Dante y condenado en su Inferno XV, en el bestiario del s. XII contenido en el
manuscrito I 4.26 de Cambridge (22), etc. La piedra en cuestin aparece citada
tambin en la Biblia (Vulg. Exod. XXVIII 19 in tertio ligyrios, etc.). En una digresin
cientfica un tanto inslita, el poeta interrumpe la narracin dirigindose al lector
interesado para explicarle como fabricar estas piedras preciosas a partir de la orina
del lince. Por otro lado, se menciona a continuacin el carbnculo una variedad de
rub. Se le dio este nombre por suponer que brillaba en la oscuridad como una
pequea ascua de carbn (lat. carbunculus). <<
[25]
Nos referimos concretamente a la chova (monedula), un crvido parecido a
la corneja que aparece tambin en Plinio, (fuente de todos los animales que se citan
en el pasaje) en su Historia Natural X, 41, 77 y que se ha traducido por grajilla por
ser ms familiar al lector de lengua castellana. <<
[26]
Lixa en el original, nombre germnico para designar a los criados, no
latino. <<
[27]
El motivo de la carta es muy frecuente en la novela griega antigua,
probable inspiracin de este pasaje. <<
[28]
Abraz los pies del rey, es decir, se postr como un suplicante ante l.
sta era la posicin de la splica en la Antigedad clsica, lo cual puede ser una
reminiscencia de la literatura grecorromana en este poema. Este acto era en el
mundo griego una manera formal de pedir proteccin, y en la Edad Media una
peticin del vasallo al seor. El suplicante, con ramas de olivo en sus manos, segn
la tradicin clsica, se arrodillaba y abrazaba las rodillas de la persona cuya
proteccin peda, alzando las manos hacia su mentn (cf. p.e. las obras de Esquilo,
Eurpides, Las Suplicantes, Sfocles, Edipo Rey, 1-13, etc.) <<
[29]
Variedad de escanda, trigo de paja dura y corta. La etimologa de la
palabra (spelta o speltina en latn, palabra rara y tarda) es dudosa (cf. J. Corominas
y J. A. Pascual, Diccionario Crtico Etimolgico Castellano e Hispnico, Vol. II. CE F,
art. espelta, pg. 749), pero parece germnica. Probablemente la palabra en
cuestin lleg al castellano a travs del cataln o el menorqun, en los que est
atestiguado su uso desde antes. <<
[30]
Monedas del Imperio Bizantino, muy apreciadas durante la Alta Edad
Media en Europa Occidental. Se nombran tambin a continuacin (verso 323) con
una somera descripcin de su leyenda. <<
[31]
Esto es una muestra de la teora poltica de las Dos Espadas, de hondo
calado en la mentalidad medieval. Se divide el poder entre el emperador y el Papa:
el temporal es ejercido por el emperador (o el rey) y el eterno por el Papa. Ambos
son, empero, representantes de Dios en la tierra, ejerciendo un poder bien
diferenciado, una espada acta sobre el mundo y otra sobre el ms all. <<
[32]
La fbula es un broche o imperdible ms o menos elaborado para sujetar
el manto y el vestido. <<
[33]
Medida antigua de peso usada por los griegos y ms tarde por los
romanos que oscilaba en torno a las cincuenta libras. Tambin serva como unidad
monetaria, en Grecia equivala a sesenta minas, y en Roma a cien ases. <<
[34]
En la antigua Roma, esta joya era un broche en forma de luna creciente
que se pona en el calzado de los senadores. <<
[35]
He aqu otro extrao procedimiento para obtener piedras preciosas, como
el del lince (cf. V 103 ss. y nota ad loc.) que recuerda la tradicin medieval de la
alquimia. En esta ocasin se trata de echar roco dentro de conchas para obtener
gemas multicolores. <<
[36]
Metal compuesto de una aleacin de cuatro partes de oro y una de plata
(aproximadamente en proporcin del 25 al 28 por ciento), que posee una tonalidad
amarillenta y clara, como el mbar, que se denomina en latn con la misma palabra
(electrum). El mbar era, para Aristteles (Metereolgica 388b 18 ss.), como el
lincurio para Plinio, segn se ha visto, orina de lince solidificada. Su variedad ms
oscura provena de la orina del macho, y la ms clara de la de la hembra. Teofrasto
(29, 28) habla de las propiedades magnticas del mbar y el lincurio. <<
[37]
El berilo, en sus variantes coloreadas y transparentes, es una piedra
preciosa (esmeralda o aguamarina). <<
[38]
Llamado jacinto de Compostela, es una variedad de cuarzo cristalino,
de formas piramidales, que tiene un color rojizo o castao. <<
[39]
Estos Doce consejos de Oro recogen un tema que aparece en el folklore
del centro y Este de Europa. El tpico sabidura frente a riqueza tambin se halla
en la tradicin de los cuentos populares. De estos consejos destaca el primero, que
refleja los prejuicios cristianos contra los pelirrojos. El rojo es el color del diablo y
del mal. Por lo dems, el resto refleja la mentalidad de la poca, el teocentrismo, el
vasallaje, la situacin de la mujer, etc. <<
[40]
Laguna en el texto, segn marca la edicin de Gordon. Probablemente el
texto perdido refera una ancdota sobre estos animales, quizs procedente de
Plinio, que serva como ejemplo jocoso del matrimonio del joven con la rica
anciana. <<
[41]
Medida de capacidad para ridos, sobre todo tambin para el trigo, que se
usaba en la Antigedad. Equivale aproximadamente 9 litros. <<
[42]
Forma festiva y de buen agero desde la Antigedad clsica que se
llevaba en procesiones para la fertilidad de la tierra en los cultos dionisacos y
otros. Prapo, hijo de Hefesto, es el dios flico por excelencia en la mitologa clsica.
Su falo erecto era el guardin de huertos y jardines y a la vez su genio protector y
fecundo (cf. AA.VV. Priapeos. Grafitos Amatorios Pompeyanos. La velada de la fiesta de
Venus. El Concbito de Marte y Venus. Centn Nupcial. Intr., trad. y notas de E.
Montero Cartelle. Madrid, Gredos 1981). <<
[43]
Las descripciones de joyas y valiosos objetos son frecuentes en el poema
(cf. las fbulas y dems riquezas en V 321 ss.) y nos dan una imagen vvida de las
costumbres cotidianas en torno al ao mil. Por otro lado, no deja de ser un tpico
literario desde que Homero describiera los bien labrados escudos o la copa de
Nstor (cf. Homero, Il. XI 631-6). <<
[44]
Profanus en el original latino, pero con el sentido de brbaro, pagano, etc.
<<
[45]
El retrato fsico del anciano, tan desagradable a la vista, parece casi un
anticipo del retrato del Dmine Cabra quevediano. Para una descripcin en estos
trminos de la vejez, vase ms adelante, XIV 3 ss. <<
[46]
En estas lneas se contiene un completo catlogo de los tormentos de la
poca, en boca de la propia rea. <<
[47]
El juicio que se presenta en este pasaje contiene un elemento bsico del
derecho consuetudinario germnico, el jurado (causidici) que acompaa al juez
(rector) y decide, por oposicin al derecho romano. <<
[48]
Coleccin de Salmos. <<
[49]
Lamentablemente, hay una gran laguna en este fragmento del texto y en
el siguiente. Se ha perdido una considerable parte, en la que el pelirrojo es
condenado a muerte, tras la declaracin desfavorable de Ruodlieb. ste prosigue
su camino en direccin a su pas y se encuentra con un primo suyo que lleva el
baldn infamante de una relacin con una prostituta. <<
[50]
Todo el pasaje es fragmentario. Lo que ha quedado del texto permite
seguir el hilo argumental: Ruodlieb se encuentra en su camino con un primo. ste
ha tenido una desventurada aventura con una prostituta y al ver al caballero desea
confesarse con l. Pero Ruodlieb intuye todo lo que le ha ocurrido y le convence
para que vuelva con l a casa, donde encontrar una mujer adecuada y olvidar
todo lo sucedido. Consigue un escudero el primo y los dos parten a caballo hacia
su hogar. <<
[51]
Texto corrupto desde el verso 8 en adelante. Se ha conservado el primer
hemistiquio de los versos pares en el manuscrito, lo que permite dar un sentido
aproximado a la narracin: Ruodlieb vuelve a sorprender a los cortesanos con sus
habilidades en la caza y la pesca con la buglosa (cf. II 1ss. y nota ad loc., Opiano de
Anazarbo, Halieutica I 99, etc.). <<
[52]
Ntese el toque personal del annimo narrador al concluir este elenco,
que constituye otra interesante digresin naturalista. Por otra parte, hay que
destacar los nombres de los peces. Los hay de origen latino (como truta, trucha o
anguilla, anguila), pero la mayora son germnicos (vvalra siluro, prahsina,
besugo, lahs salmn, alnt, rinanch, etc.). El vocabulario de peces y plantas deja
en evidencia el latn germanizado del narrador, aunque en algunos otros sigue la
Historia Natural de Plinio (libro IX). Cf. tambin Plutarco, De fluviis IV 2, XXV 3. En
cuanto a las especies que se nombran, son bien conocidas en general: citaremos dos
de ellas algo ms raras. El rubio rufus, rojo en latn o trigla, es vulgarmente
llamado gallina o cabra de mar. Por otro lado, la bermejuela es un pez del gnero
de los leuciscos, de hbitat fluvial. <<
[53]
Las lneas que siguen son fragmentarias. <<
[54]
Ciudad de la Toscana, vecina de Pisa y Florencia y ya entonces famosa
por sus curtidos. <<
[55]
El cordobn (en el latn original curduanellis) es piel curtida de macho
cabro o de cabra y se llama as por la ciudad de Crdoba, en donde es clebre su
manufactura ya desde la poca de este poema (s. XI). Recordemos que Crdoba,
megalpolis de Al-Andalus, era junto con Contantinopla la ciudad ms grande de
Europa por estos aos. <<
[56]
Texto corrupto. <<
[57]
El divertimento que ofrecen estos pajarillos que hablan tiene un
antecedente en una Historia de Alejandro Magno (III 28) del archipresbtero Len
compilada en el siglo X a partir de la Gesta Alexandri de Curcio y refleja un motivo
de origen seguramente oriental. <<
[58]
El caballero entretiene a la duea del castillo demostrando sus
habilidades musicales. Igualmente antiguo es este motivo literario, que puede
encontrarse en la novela latina de Apolonio, cuando este demuestra su
conocimiento de la msica en el captulo 16 (cf. Historia de Apolonio, rey de Tiro,
Puche Lpez, Mara del Carmen, ed. lit., Madrid, Ediciones Akal, 1997) <<
[59]
Este pasaje del Ruodlieb (XI 50-57) contiene la primera referencia al baile
en pareja de toda la literatura occidental. Se trata, segn la somera descripcin, de
un baile corts, acaso de una contradanza. <<
[60]
As como Ruodlieb vence tres veces en las negociaciones de paz mediante
el ajedrez (vase supra V 186-229 y cf. S. SCHWARTZ, Chess, Dancing, Dice: The
Poetics of Negotiability in Ruodlieb, en Gardens of Delight: The Pleasures of the
Middle Ages, The Tenth Annual Columbia University Medieval Guild Conference,
1999), de nuevo el juego de azar es determinante para las negociaciones en el
poema. Tambin la danza en parejas ha sido un preludio del contrato o pacto
matrimonial que vendr a continuacin. <<
[61]
Puede tratarse de una alusin irnica a los falsos panes llenos de riquezas
que lleva Ruodlieb, regalo del gran rey, o tambin de alguna costumbre,
desconocida para nosotros, de que el mensajero de buenas nuevas reciba pan. <<
[62]
El texto est aqu ligeramente corrupto, habindose perdido el primer
hemistiquio de cada hexmetro. <<
[63]
Ntese que Ruodlieb parte el pan en esta ocasin, como en otras
anteriores lo hace el anfitrin o el rey, como Cristo en la ltima cena. Las virtudes
del caballero le acercan al ideal cristiano medieval y cortesano. Cf. M. KRATZ,
Quid Waltharius Ruodliebque cum Christo? en H. SCHOLLER (ed.) The Epic
Medieval Society. Aesthetic and Moral Values, Niemeyer, Tubinga 1977, 126-149. La
epopeya Cantar de Valtario, traducida por Luis Alberto de Cuenca (Madrid, Siruela,
1987), casi una hermana del Ruodlieb, cuenta con frecuentes ejemplos de esta ndole
y con citas bblicas, ms abundantes que los de nuestro poema. Por otro lado, la
expresin castellana comer del mismo plato proviene de esta costumbre
medieval. <<
[64]
Se refiere a la novia, su madre y la madre de Ruodlieb. <<
[65]
El poeta usa aqu el trmino clsico que designa a las bodas, y
concretamente a la noche de bodas. Himeneo es el nombre del dios de los
matrimonios y la procreacin, que presida los cnticos de la noche de bodas,
cuando se entonaba el Hymn Hymenaios. Su madre es la musa Urania segn
Calmaco (cf. CALIM. Ait. I fr.2., 43). <<
[66]
Vivieron felices [] por qu habra de contarlo? Destaca el personal
comentario del final de este captulo, que recuerda al cuento popular. El
matrimonio que se relata en este fragmento ha sido bien estudiado en A. ZISSOS,
Marriage in the Ruodlieb, Mittellateinisches Jahrbuch, Vol. 32, n. 2, 1997, pp. 53-
78. <<
[67]
A continuacin se desarrolla un tpos literario de gran tradicin en la
literatura clsica. Ya desde los antiguos poetas griegos, como Mimnermo (II 7 ss.) o
Soln (ambos en Iambi et elegi Graeci, vol. 2, M.L. West, ed., Oxford, Clarendon
Press 1972), encontramos a menudo el tema de la odiosa vejez, que destruye la
belleza de la juventud, el collige virgo rosas, el preferir la muerte a la vida en tan
cruel trance, etc. Todo ello se recrea con gran fuerza en este pasaje del Ruodlieb. <<
[68]
Las siguientes lneas son fragmentarias. Se ha conservado la mitad del
verso, como en casos anteriores. <<
[69]
Faltan unos pocos versos en el inicio: el pariente de Ruodlieb llega a ver a
la dama para hablarle de bodas, pero ella se ha unido a un cura y Ruodlieb,
sabedor de ello, le ha preparado una curiosa trampa por medio del inocente
mensajero de amor, su pariente. <<
[70]
Liebe, en el original. El poeta no usa la palabra latina amor, sino que
prefiere el trmino alemn, que an hoy est en uso. El pasaje est inserto en la
tradicin alemana del Liebegruss o saludo de amor. Cf. nota a Afecto. <<
[71]
Minne en el original. Se trata del amour courtois de la literatura alemana,
como se ver en los Minnesinger poetas cortesanos de la Alta Edad Media alemana.
Hay que destacar el modelo sintctico en el que estn construidas las frases del
Liebegruss: la estructura comparativa tantocomo (totquot). sta se puede
hallar tambin en los Carmina Cantabrigensia y su tradicin se remonta hasta
Ovidio. Minne se usa tambin en el texto latino de los Carmina Burana. <<
[72]
En las lneas siguientes se narra el sueo-revelacin que Dios enva a la
madre. Segn ste, la gloria de Ruodlieb est cercana, pero an habr de vencer a
dos reyes (simbolizados por dos jabalines) y a su ejrcito, una piara de cerdos en la
visin, para conquistar un tesoro y la mano de la princesa (la paloma que le ofrece
una corona y le besa). El pasaje del sueo de la madre de Ruodlieb ha sido tratado
por R. FISCHER, en Der Traum der Mutter Ruodliebs: (Ruodlieb XVII 989 101),
Zeitschrift fr deutsche Philologie, 1983, 102:1, pp. 49-65. <<
[73]
El trasfondo religioso del Ruodlieb se deja ver de cuando en cuando, sobre
todo al hablar de la recompensa en el ms all por los buenos actos del caballero
(honrar a su madre, etc.). Aqu tenemos el concepto de la soberbia (superbia) que es
el principal pecado en la obra, reiterado en muchos pasajes. Es lo que lleva al
pelirrojo a la muerte, por ejemplo (cf. VI 117 passim). La lucha de la humildad y la
soberbia forma parte del ideal cristiano que ya aparece en la Psicomaqua de
Prudencio, un combate del alma contra todos los pecados personificados y con la
ayuda de las virtudes y en La ciudad de Dios de San Agustn, que inspira sin duda el
personaje del gran rey (rex iustus et pius). <<
[74]
El tema del enano cierra la obra con la aventura final de Ruodlieb, con un
motivo muy frecuente en la literatura germnica (cf. el Edda y el ciclo de los
Nibelungos). La palabra enano (en latn, nanus), por otra parte, es preferida aqu a
la correspondiente alemana. Nanus est atestiguada ya en Varrn (De lingua latina
V 19). <<
[75]
Con esta ltima aventura Ruodlieb alcanza la gloria. Por desgracia, el
manuscrito no nos ha transmitido las lneas finales, en las que el caballero cumple
el sueo de su madre y alcanza el triunfo tal y como le indica el enano: vence a los
dos reyes y se casa con la princesa con gran facilidad, pasando a ser rey y a tener
muchas riquezas. En el sueo, los jabales simbolizaban a los dos reyes que
Ruodlieb derrota, y la amorosa paloma a la princesa Heriburg. La fortuna nos ha
negado los versos finales de este poema, pero no nos cabe duda alguna de su feliz
desenlace, como corresponde a una autntica novela de caballera. <<
[76]
Por su inters y para concluir la presente edicin, reproducimos
seguidamente uno de los epigramas que acompaan en los manuscritos al texto del
Cantar de Ruodlieb y que, muy verosmilmente, fueron compuestos por el mismo
autor que escribi la epopeya. Se han conservado en total once epigramas escritos
en el mismo verso que el Cantar de Ruodlieb, en hexmetros leoninos, escritos en el
reverso de la primera y ltima pgina del manuscrito de Mnich (cf. supra
Introduccin). Los epigramas son de temtica muy dispar, destacando el ltimo de
todos ellos el ms hermoso y menos enigmtico, con el que se pone fin a este
libro, y que enumera una serie de instrumentos musicales junto con sus inventores.
<<