La investigacin en trabajo social/Jos Paulo

Netto... (etal.). -Lima:CELATS-ALAETS, 1992. (Serie

Materiales de Enseanza.)

ISBN 84-89298-25-4

1. Trabajo Social - Amrica Latina. 2. Formacin

Profesional - Trabajo Social. 3. Metodologa - Trabajo
Social. I. Netto, Jos Paulo.

Es una publicacin del Centro Latinoamericano de Trabajo

Social (CELATS) y de la Asociacin Latinoamericana de
Escuelas de Trabajo Social (ALAETS)

CONSEJO DIRECTIVO DEL

CELATS Ma. Lorena Molina Molina
(Costa Rica) Arturo Tramontn Q.
(Venezuela) Carlos Ramrez
(Guatemala) Luz Marina Villa de
Yarce (Colombia) Jos Bohanerges
Meja (Honduras) Patricia Quintero E.
(Ecuador)

DIRECTORA
Patricia Quintero
E.

COMIT EDITORIAL
Patricia Quintero E.
Ella Carrasco Norma
Rottier H.

Traduccin: Alejandrino Maguia L

ISBN84-89298-25-4

Diseo de cartula: Arq. Carlos Tovar

2
 NDICE

Pag.
Presentacin 5
Prlogo 7
La Controversia Paradigmtica en
Ciencias Sociales 13
Jos Paulo Netto
La Produccin del Conocimiento en
Marx 25
Joao Antonio de Paula
La Produccin del Conocimiento Social
Contemporneo y su nfasis en el
55
Servicio Social
Myriam Veras Baptista
La Investigacin en el debate
contemporneo y el Servicio Social 71
Alba Maa Pinho de Carvalho
La Investigacin en el debate
contemporneo y el Servicio Social 101
Yrlys Barreiros
Crisis Conocimiento Social e
Investigacin en el contexto
121
Latinoamericano.
Ana Mara Quiroga Fausto Netto

3
4
 PRESENTACIN

En los ltimos aos ALAETS-CELATS han venido

propiciando un debate en el medio profesional, el mismo
que llev a considerar prioritario fortalecer la reflexin
sobre la formacin de los trabajadores sociales
latinoamericanos.
La velocidad y complejidad de los cambios sociales
en nuestro continente constituyen desafos constantes
en la bsqueda de alternativas viables y que guarden
coherencia con las aspiraciones de nuestros pueblos.
Una demanda de hoy es aportar a la educacin de
profesionales con una excelencia acadmica y un
permanente compromiso social.
Es uno de nuestros retos y responsabilidades
contribuir desde el mbito universitario, a educar
trabajadores sociales con slidos conocimientos
tericos y metodolgicos y al desarrollo de habilidades
para el planteamiento de alternativas que apunten a la
resolucin de nuestros problemas, as como al
planteamiento de acciones preventivas en un marco de
aspiracin para hacer realizables los derechos
ciudadanos a una sociedad democrtica, justa y
equitativa.
Cuando en 1990 las Escuelas de Trabajo Social de
Latinoamrica elaboraron el Diagnstico de Trabajo
Social en cada uno de sus pases, coincidieron en la
necesidad de fortalecer la reflexin, el intercambio y
participacin docente en relacin a los siguientes temas,
considerados como ejes en los procesos de formacin
profesional.

- Planificacin y Evaluacin Curricular

- Metodologa del Trabajo Social
- Investigacin en Trabajo Social
- Sistematizacin

5
- Polticas Sociales
- Administracin del Bienestar Social
- La Formacin de Postgrado en Trabajo Social.

A partir de estos temas se estimul la elaboracin de

textos y la organizacin de Talleres con docentes
universitarios de Brasil, Costa Rica, Chile, Colombia,
Venezuela y el personal acadmico del CELATS. Estos
trabajos que analizaron cada uno de los temas fueron
debatidos en un encuentro latinoamericano convocado
para el efecto con el tema "Formacin Profesional de los
Trabajadores Sociales en la Actual Coyuntura
Latinoamericana", desarrollado en Lima, Per, en
noviembre de 1991 con el auspicio de la Fundacin
Konrad Adenauer.
El presente libro que se titula: "La Investigacin en
Trabajo Social" es un producto de ese esfuerzo conjunto
de Unidades Acadmicas de Trabajo Social de la
Asociacin Brasilera de Escuelas de Servicio Social,
ABESS, de ALAETS y CELATS. Esta edicin tiene
como propsito llegar a un nmero mayor de profesores
universitarios que trabajan la temtica, para que sirva de
apoyo a su labor docente.
Con esta nueva serie de "Materiales de Enseanza",
ALAETS-CELATS esperan contribuir a satisfacer las
aspiraciones de sus miembros y estimular a una
permanente reflexin.

6
 PROLOGO

Este texto pretende rescatar y sistematizar parte del

proceso vivido por la Asociacin Brasilera de Escuelas
de Servicio Social-ABESS, sobre la problemtica de la
investigacin y la produccin de conocimiento del
Servicio Social y sus relaciones con la prctica
profesional, tema central de las acciones desarrolladas
por esta entidad el ao 1991.
El debate y la realizacin de investigaciones en
Servicio Social es en una preocupacin constante y
fundamental para la Asociacin, lo cual se viene
expresando en su trayectoria histrica y particularmente
en la creacin del Centro de Documentacin e
Investigacin en Polticas Sociales y Servicio Social -
CEDEPSS, organismo acadmico de ABESS, en el ao
1987.
El CEDEPSS tiene el objetivo de incentivar y
estimular la proyeccin y realizacin de investigaciones
en Servicio Social como tambin recopilar y documentar
las producciones realizadas en esta rea.
En los ltimos aos, y a travs de diferentes
modalidades de trabajo, ABESS/CEDEPSS vienen
debatiendo con los asistentes sociales del medio
acadmico y, con las representaciones de las dems
entidades de asistentes sociales del pas los lmites y
los avances de investigacin y produccin de
conocimientos en Servicio Social.
Los problemas de conocimiento, anlisis e
intervencin en la realidad social se han venido
constituyendo histricamente, en puntos importantes de
discusin y accin profesional de los asistentes
sociales. La formacin de profesionales es un aspecto
significativo de este debate en la medida que son las
unidades de enseanza un lugar privilegiado para
captar las demandas del ejercicio profesional.

7
 Slo en tiempos recientes el Servicio Social incorpora
estos problemas como una preocupacin sistemtica.
Slo en tiempos recientes las currculas de Servicio
Social expresan desde su interior esta preocupacin
como algo propio, y asumido por los asistentes
sociales/docentes a partir de la reforma curricular de
1982.
Los avances de investigacin en Servicio Social son
una exigencia puesta a la formacin y al ejercicio
profesional del asistente social. La produccin de
conocimientos desde lo real en que acta, es una
condicin para abordar la realidad superando su mera
apariencia, como tambin el empirismo y pragmatismo
que histricamente marcaron a la profesin.
La base del rompimiento de una tradicin
espontaneista volcada solamente a la apariencia, con
un carcter finalstico, es inherente a la trayectoria
histrica del Servicio Social; pasa por la comprensin
efectiva de los procesos que determinan la propia
naturaleza del conocimiento de lo social que la profesin
incorpora.
Nuestra categora tiene, en su trayectoria histrica,
una serie de determinaciones que la vincularon de modo
cercano a una prctica cotidiana poco alimentada por
elementos provenientes de un proceso de reflexin
terica. Una prctica que ha sido producto de una
determinada visin de ciencia, circunscrita a s misma y
que ha restringido sus posibilidades de conocimiento a
meros instrumentos al servicio de la accin inmediata,
en una comprensin bastante utilitarista. Las
repercusiones de esta visin se perciben en la
concepcin e implementacin de currculas para la
formacin de los asistentes sociales como tambin en la
accin profesional concreta.
El documento que inicia este texto "La Controversia
Paradigmtica en las Ciencias Sociales" del profesor
Jos Paulo Netto, rescata elementos para entender las
diferentes corrientes de pensamiento que influenciaron

8
e influencian histricamente, de modo implcito o
explcito, los procesos de formacin profesional; es un
desafo para los docentes preocupados con la formacin
de profesionales de Servicio Social.
No se puede pensaren produccin de conocimientos
y su expresin en la investigacin social sin un
esclarecimiento que recobre cada vez ms la nitidez de
las distintas posiciones tericas, ideolgicas, axiolgicas
y polticas que conforman las distintas vertientes del
pensamiento social. Posiciones estas que reflejan al
movimiento histrico de la sociedad en sus diferentes
fuerzas sociales y que tienen expresin en la produccin
de conocimientos que emergen de dicha sociedad.
En la secuencia del texto, destaca la contribucin del
marxismo como "instrumento de crtica y tambin de
autocrtica, de visualizacin y de superacin de la
realidad del mundo capitalista" recuperando las propias
palabras del conferencista, profesor Joao Antonio de
Paula en su exposicin sobre "La produccin de
conocimientos en Marx".
Las reflexiones hechas en la conferencia sobre "La
investigacin en el debate contemporneo y el Servicio
Social" parten, de la exposicin hecha por la profesora
Alba Pinho de Carvalho sobre la crisis del marxismo
intenta rescatar las nuevas perspectivas que se vienen
presentando en el debate terico-metodolgico a travs
de las contribuciones de la crtica posmoderna a la
razn cientfica y a la racionalidad tcnica. La autora
seala el significado que estas referencias pueden
presentar a la reflexin actual del Servicio Social.
La profesora Irlis Barreira complementa la exposicin
anterior y busca indicar algunos nfasis del
pensamiento social latinoamericano apuntando
temticas que fueron colocadas, en los ltimos aos,
como desafos a la investigacin social en Amrica
Latina.
El acento puesto por el Servicio Social a la
produccin de conocimientos y el modo como la

9
profesin trabaj y trabaja esta cuestin, histricamente
y hoy, constituyen el eje de preocupacin de la
exposicin desarrollada por la profesora Myriam Veras
Baptista sobre "La Produccin de Conocimiento Social
Contemporneo y su nfasis en el Servicio Social".
1
El Taller de Investigacin y Proyectos Sociales
ampla el proceso de reflexin realizado en el Brasil en
diferentes eventos realizados el ao 91. Dicho evento
busc de un lado, reflexionar sobre las relaciones entre
el conocimiento social latinoamericano y los nfasis e
impases que en cada momento de la historia reciente
del continente marcaron al pensamiento social. De otro,
se preocup por enfocar la investigacin en cuanto
proceso de conocimiento y sus relaciones con la
formacin profesional en Servicio Social. (Ver "Crisis-
Conocimiento Social e Investigacin en el contexto
Latinoamericano", exposicin de la Profesora Ana Mara
2
Quiroga Fausto Neto ). En este sentido la recuperacin
del pensamiento social se fundamenta en la concepcin
e ntima relacin que el conocimiento tiene con los
contextos histricos en el cual es generado. Adems,
buscaba identificar similitudes y el debate que las
diferentes perspectivas de anlisis de la realidad
latinoamericana tienen en el contexto propio del
desarrollo profesional.
As, las reflexiones sobre los procesos de
conocimiento, las crisis paradigmticas, las nuevas
perspectivas tericas en debate, fueron enfocadas en
este Taller desde el ngulo de su reflexin sobre la
realidad latinoamericana.
Un segundo eje de anlisis del Taller de Investigacin
y Proyectos Sociales propuso enfocar problemas y
desafos de la dimensin terica y la prctica
investigativa en la formacin profesional del Servicio

1
Realizado en Lima, Per en Nov. de 1991 en los marcos del
Seminario Latinoamericano La formacin de los Trabajadores
Sociales en la actual coyuntura Latinoamericana (nota del Editor).
2
Nota del Editor.

10
Social. Se busc reflexionar sobre la Investigacin en
cuanto proceso de relacin teora-realidad; de
develamiento y conocimiento de la realidad social; de
las concepciones (muchas veces distorsionadas) sobre
una visin de investigacin en del contexto profesional
del Servicio Social.
Las reflexiones que aqu reproducimos colocaron
innumerables inquietudes e intercambiaron elementos
que hicieron avanzar la comprensin de la produccin
de conocimientos y su relacin con la prctica
profesional de los asistentes sociales, docentes de las
Escuelas del Servicio Social del Brasil. A su vez, la
realizacin del Taller sobre Investigacin y Proyectos
Sociales fue un espacio ampliado, a nivel
latinoamericano en que estas cuestiones fueron
compartidas y enriquecidas.
Esperamos que la socializacin de los temas puestos
al debate, contenidas en este texto, signifiquen una
contribucin al esclarecimiento de la accin del Servicio
Social Latinoamericano.

Belo Horizonte, Noviembre 1991

Consuelo Quiroga
Directiva Nacional ABESS - Gestin 89/91

11
12
 CONFERENCIA
LA CONTROVERSIA
PARADIGMTICA EN
LAS CIENCIAS SOCIALES

Jos Paulo Netto

Mi primera palabra es de agradecimiento a los

compaeros de ABESS por la invitacin que me han
hecho para abrir la discusin en esta XXVII Convencin
Nacional. Me siento honrado por la deferencia que me
permite hacer la exposicin de apertura, y gratificado
por mi compromiso con la gestin de la directiva que
ahora concluye, que fue, segn mi opinin, muy
destacada en la historia reciente de ABESS por su
empeo en pluralizar el debate profesional.
La polmica sobre los paradigmas en las ciencias
sociales -polmica que en realidad es muy compleja-
an no ha sido objeto de una reflexin explcita y
sistemtica en los foros nacionales del Servicio Social.
Es saludable, pues, que comencemos por tematizar la
polmica en una Convencin que se va a centrar en la
cuestin de la produccin de conocimientos. Y, por eso
mismo, me gustara advertir a los compaeros que esta
exposicin -que no pretende ser una conferencia
erudita-, busca, de modo intencionalmente esquemtico,
tan slo ubicar algunos hitos que permitan levantar un
mapa del terreno en el cual se plantea el debate, y que,
seguramente, seguir a lo largo de esta Convencin.
Yo comenzara por anotar que la controversia sobre
la cuestin de los paradigmas, hoy es consensualmente

Sobre la transcripcin de la grabacin de esta exposicin, el autor

prepar el presente resumen, y, para esta publicacin, aadi las
sugerencias bibliogrficas pertinentes.

Doctor en Servicio Social, Profesor en la UFRJ y en la PUCSP.

13
considerada como una polmica significativa por los
protagonistas acadmicos de la ms diversa extraccin.
Hay aqu, casi unanimidad, sea tomando a los
cientficos sociales ms consagrados, sea apoyndonos
en los autores ms jvenes. As es como un analista
prestigiado como Octavio Ianni, y un pensador ms
joven, como Michel Zaidan Filho, presionan ambos en la
misma tecla. El primero en un texto de 1990, "La crisis
de los paradigmas en Sociologa", sustenta que el
debate es cada vez ms central en la agenda de las
ciencias sociales; y el segundo, en los ensayos de un
ao antes bajo el ttulo "La crisis de la razn histrica",
reconoce la crisis de los paradigmas en los estudios
histricos. Sera fcil, adems, recurrir a una larga lista
de especialistas para sugerir que la problemtica
atraviesa todas las reas del conocimiento sobre la so-
ciedad.
Sin embargo, es necesario resaltar que la especfica
discusin sobre los paradigmas, en su origen ms
reciente, no fue desencadenada en el marco de las
ciencias sociales. Antes, ella emergi al interior del
debate que, imantado por la Fsica, repercuti en la
elaboracin de la llamada Nueva Filosofa de la Ciencia,
obra -en escala diferencial- de los pos-popperianos,
tales como Lakatos, Walins, Agassi, y del radicalismo
Feyerabend.
Es en el mbito de tal elaboracin que, en 1962,
Thomas Kuhn, en su clebre monografa "La estructura
de las revoluciones cientficas", conceptu el paradigma
como una "constelacin" que "contiene globalmente
leyes, teoras, aplicaciones e instrumentos" y que ofrece
"un modelo que engendra una tradicin particular de
investigacin cientfica", dotada de su "particular
coherencia". Recurriendo a una analoga plstica, K un
n sugiere que el paradigma es el conjunto de soluciones

Una bella resea de esta elaboracin es la que proporciona Giorello,

colaborador de Geymonat en la Historia del pensamiento filosfico y
cientfico.

14
de un rompecabezas que, empleadas como modelos o
ejemplos, pueden sustituir reglas explcitas como base
para la solucin de los restantes enigmas que son
objeto de la "ciencia normal".
Estableciendo un paradigma cientfico -vale decir: al
afirmarse y tornarse hegemnico en una comunidad
cientfica determinada-, todas las actividades de
bsqueda e investigacin que se operan tenindolo
como soporte constituyen la "ciencia normal". Cuando,
en las fronteras de esta, se acumulan problemas sin
solucin cuya magnitud compromete la funcionalidad
resolutiva de la ciencia, se abre una crisis -y puede
ocurrir (generalmente ocurre) una revolucin cientfica,
que culmina con el pasaje, o transicin, de un
paradigma a otro.
Corresponde observar que Kuhn limita sus anlisis a
las ciencias que denomina "paradigmticas", esto es,
aquellas que disponen de un paradigma cualquiera
compartido por la llamada comunidad cientfica -y, para
l, las ciencias referidas a lo social son "pre-
paradigmticas". Me parece que la distincin es
procedente: no creo que se pueda igualar, en este
sentido, la situacin de la Fsica con la de la Historia. Y,
por eso mismo, la propia nocin de paradigma, en
relacin con las ciencias sociales, no pasa sin
problemas -aun si es utilizada casi alusivamente, como
lo har en esta disertacin.
Con esta rapidsima digresin, quiero tan slo
destacar que la polmica sobre los paradigmas, que
rebota en los saberes sociales tericos, tuvo una
conceptualizacin intensiva -bajo esta especfica
formulacin- en otros dominios del conocimiento, y que
no est exento de problemas su desplazamiento, en los
mismos trminos, hacia el rea de lo social. Pienso que
es ms adecuado, -en lugar de tratar el debate actual en
el rea de lo social como una influencia de la
controversia en la Fsica-, buscar ms bien un enfoque
que la site particularmente como una polmica propia
de los conocimientos referidos a la sociedad.

15
 Desde esta perspectiva, yo me permitira decir que,
en las llamadas ciencias sociales, la controversia pasa
por dos vas distintas, aunque recientemente unificadas:
la primera, la caracterizara como el cuestionamiento del
paradigma positivista; la segunda, la denominara el
cuestionamiento de la racionalidad en la crisis de la
modernidad.
Lo que se puede denominar (con la reserva ya
sealada) como paradigma positivista en las ciencias
sociales -el cual se halla consolidado, por ejemplo, en la
obra de Durkheim- queda condensado en tres de sus
trazos pertinentes:

1 Una relacin de exterioridad entre el sujeto que

investiga y el objeto investigado. Se trata de la
fractura ontolgica entre la razn que formaliza y la
historia que se le pone como alteridad.
2 La consideracin de que el patrn de investigacin
propio de las ciencias de la naturaleza consubstancia
la cientificidad "tourt court", de modo que el
dislocamiento hacia la investigacin social propiciara
la constitucin de la ciencia social.
3 La presuncin de que el anlisis cientfico de los
fenmenos sociales es una bsqueda de
causalidades y conexiones bsicamente unilineales.

Evidentemente, el paradigma positivista no se agota

en estos trazos -pinsese en la metamorfosis del
positivismo en este siglo, especialmente en las diversas
proposiciones neopositivistas que acaban por tener en
comn lo que Boaventura de Souza Santos calific
como "el auge de la dogmatizacin de la ciencia",
proceso bien configurado en la ingeniera terico
analtica del Crculo de Viena. An as, es legtimo
circunscribir el paradigma positivista recurriendo a aque-
llos trazos elementales, sin perjuicio de las
diferenciaciones internas que la tradicin positivista ha
venido desarrollando en su evolucin (an en curso).

16
 Ahora bien, hace ya mucho tiempo -de hecho, desde
que se plasm- que ese paradigma es blanco de
vectores crticos. Realmente, la crtica al paradigma
positivista ya data de no menos de un siglo: vertientes
tericas distintas causaron contundentes erosiones en
su base -yo dira, inclusive, erosiones sustantivas.
La ms importante de esas crticas sustantivas se
puede encontrar en la tradicin marxista vinculada a la
inspiracin hegeliana, o, ms precisamente, en aquellos
tericos que, vinculados a la herencia marxiana,
llegaron a contemplar privilegiada y justamente su
sustrato hegeliano. No hay duda alguna que, en este
campo, la gran contribucin terica le cupo a Lukcs. En
su obra de 1923, "Historia y Conciencia de Clase", estn
puestos los componentes fundamentales para la
superacin ideal del paradigma positivista. La fecun-
didad de esa contribucin lukacsiana de algn modo se
liga a algunas alternativas que no pueden ser olvidadas
(pienso especialmente en Leo Kofler); entre stas, un
espacio destacado pertenece a la crtica frankfurtiana,
en la amplia elaboracin de Horkheimer, Adorno y
Marcuse -en algunas de sus obras, el molde positivista
es vulnerado en lo medular, en un ciclo crtico que
aparece ntido. Por ejemplo, a pesar de las inflexiones
existentes en su evolucin, Adorno jams la
abandonara, afinndola en la polmica que, en los aos
sesenta, mantuvo con Popper.
Entretanto, la crtica al paradigma positivista -como
se vio, nada reciente- no es privilegio de las corrientes
de la tradicin marxista o de vertientes prximas a ella,
aunque se considera (y esta es mi opinin personal) que
es en este espectro terico que la fundamentacin del
positivismo se procesa con ms consecuencias y
radicalidad. En otra vertiente terico-cultural, aquella
que influir fuertemente en la constitucin de la
sociologa de Weber y de la fenomenologa de Husserl -
me refiero al denominado historicismo alemn, respecto
al cual se encontrar una sntesis didctica en el ensayo

17
de Lowy titulado "Las aventuras de Karl Marx contra el
Barn de Mnchhausen"-, tambin encontramos lo que
Lukcs llam "crtica del positivismo academicista".
Es a partir de una peculiar inspiracin neokantiana
que Dilthey, pensador seminal de esa vertiente,
distinguir el conocimiento de la naturaleza anclado en
la explicacin, del conocimiento de la "vida anmica"
(lase: de la sociedad), que se funda en la comprensin.
La conocida "escuela del sudoeste alemn" (Heidelberg)
explorar esta distincin, cuya implicacin elemental es
la impugnacin de un nico "mtodo cientfico" para la
investigacin de la naturaleza y de la historia -como
vimos, uno de los rasgos bsicos del paradigma
positivista. Pero el otro soporte del historicismo tambin
choca frontalmente con este paradigma: el historicismo
que arranca de Dilthey supone, -en la investigacin de
la sociedad-, una relacin de auto-implicacin entre
sujeto y objeto. En el marco de esta meridiana
contraposicin al positivismo es que Weber desarrollar
su sociologa de la comprensin y que Husserl articular
su fenomenologa, centrada en la nocin de
intencionalidad como lo constitutivo de la conciencia.
Si mi argumentacin es procedente, es legtimo
concluir que la crtica al paradigma positivista en el
mbito de la investigacin social es un proceso
simtrico a la propia consolidacin de ese paradigma.
Est, pues lejos de configurarse como una polmica
reciente en el debate de las ciencias sociales.
Sin embargo -y este me parece un punto decisivo-, la
controversia paradigmtica a que se hace referencia en
la actualidad contiene puntos inditos; ella no se
desenvuelve como continuidad de la crtica contenida en
las vertientes de la tradicin marxista y en las
derivaciones del historicismo. Si hubiese que buscar
precedentes para la actual controversia, lo ms justo
sera rastrearla en algunos sesgos del irracionalismo
que se estructur en la esfera del circuito que conforme
al Lukcs de "La destruccin de la razn", va del viejo

18
Schelling a Nietzsche, pasando por Kierkegaard y
resonando con fuerza en expresiones del
existencialismo de este siglo (particularmente en
Heidegger). Porque ahora lo que se pone en cuestin
no es solamente la racionalidad limitada propia del
paradigma positivista -ahora lo que parece estar en
juego es la racionalidad del proyecto de modernidad,
ms abarcante que la razn miserable (la formulacin
es de Coutinho) del positivismo. Aqu emerge el
cuestionamiento de la racionalidad en la crisis de la
modernidad, a que se hizo antes alusin.
La premisa es que hay una crisis -de cultura y de
civilizacin-vinculada al fracaso de las promesas de la
modernidad, entendida sta como el gran proyecto
histrico, social y cultural que, contenido en el
Iluminismo, vinculaba la racionalidad del control sobre la
naturaleza a la emancipacin y a la liberacin de los
hombres. Una lectura de la programtica iluminista
anunciadora de la modernidad ubica de hecho, estos
ncleos temticos, ntimamente entroncados: la defensa
de la razn, de la racionalidad como instrumento de
control y explotacin de la naturaleza garantizando un
productivismo que, en su evolucin, asegurara, como
un subproducto suyo, la liberacin y el estatuto
autnomo de los individuos.
Esa promesa, efectivamente, no se realiz. El
creciente control de la naturaleza y de las fuerzas
productivas no sucedi (o acompa) una creciente
autonoma de los hombres. Por el contrario: los
individuos, tomados en cuanto tales, fueron sometidos a
una progresiva heteronomia -o sea: formas nuevas de
opresin, de sujecin, se establecieron slida y
cristalizadamente, precisamente a base de la razn
(instrumental) que propicia la mxima productividad en
la explotacin de la naturaleza.
Ante este cuadro, se sustenta que el desarrollo del
orden burgus, en su fase monopolista, conduce a la
pos-modernidad, espacio del colapso de ese proyecto
que se revel abortado. Pero, aqu la estructura de la

19
sociedad se traslada a la naturaleza de lo semiolgico -
como puede decir Zaidan Filho-, lo pos-moderno se
constituye bsicamente en la ausencia de
determinaciones ontolgicas: ya no hay lo real, hay
discursos sobre lo real; ya no hay una totalidad de la
vida social, hay fragmentos, pedazos, instantes; ya no
existe ms una imagen de lo real, existe un conjunto de
imgenes de lo real (que de ste nos proporcionan
solamente un simulacro). No es necesario aadir que,
pensada as, la realidad contempornea de lo pos-
moderno, el situacionismo (tan apreciado por corrientes
anarcoides de hoy) invade la reflexin -donde, por
ejemplo, encontramos una "esttica del fragmento" y
similares. En este sentido, la reflexin propia a esa pos-
modernidad poco tiene que ver con la investigacin que
busca la aprehensin de la dinmica de la totalidad de la
vida social, antes bien, pretende aprehender el dato
inmediato, de lo molecular, de lo vivido. En fin, y en
pocas palabras, lo que se encuentra cuestionado, en el
debate contemporneo, son los paradigmas de
racionalidad que se afirmaran en el proceso de la
modernidad.
Otros dos componentes, aunque de naturaleza
diferente, deben ser considerados para dar una idea
menos simplista del contexto en que se desenvuelve
este debate contemporneo.
En primer lugar, el espacio que corresponde al
trabajo en las sociedades ms avanzadas. Como
argumenta Offe, lo que se constata es que, en la
elaboracin del moderno pensamiento social -de Marx a
Durkheim- la categora trabajo es fundacional, porque,
entonces, el mundo del trabajo era el universo inclusivo
donde se insertaban los actores sociales; pero, en este
fin de siglo, con el desarrollo de las fuerzas productivas
y de la productividad, lo esencial de la existencia de los
actores se despliega ms all del mundo del trabajo.
Por ello es que la racionalidad capaz de captar la
dinmica de este tiempo no puede ser ms la
racionalidad de un discurso centrado en la dialctica del

20
trabajo; debe ser ms bien la de un discurso que la
combine (puesto que, para la sociedad, el trabajo
resulta insuprimible) con la dialctica de otras relaciones
sociales. Para Offe, la propuesta habermasiana -
expresada en la ya famosa teora de la accin
comunicativa- aparece como alternativa apta al fundir
dos paradigmas analticos: el mundo del trabajo,
pensado como paradigma instrumental e interviniente, y
el de la racionalidad comunicativa que, antes que nada,
restituye el sentido nuclear de los varios discursos
sociales. Como se observa, aqu no est en juego tan
slo la invalidacin del positivismo, sino tambin las
dems racionalidades que, de una forma u otra, fueran
la matriz de la investigacin social clsica.
En segundo lugar, un componente de orden fctico:
la crisis del llamado socialismo real. El colapso, sin duda
indiscutible, de las experiencias socialistas conformadas
por el modelo sovitico, proporciona ms combustible a
la polmica que nos interesa. En efecto, ese colapso
puede ser examinado bajo dos aspectos: como crisis de
realizacin histrica o, tambin, como crisis de los
referenciales tericos. Como crisis de realizacin
histrica, estaramos apenas delante de un fracaso
factual (y aqu quiero abrir un parntesis para decir que
esa apreciacin no puede dejar de lado la relevancia de
aquellas experiencias, que igualmente legan valores y
conquistas sociales); s as fuese, se podra argumentar
que los referenciales ms amplios sobre los cuales se
asentaron tales experiencias permanecen ilesos. Mas
es igualmente pertinente pensar que, ms all de la
crisis de realizacin histrica, hay, en el colapso en
cuestin, tambin elementos que sugieren una profunda
problematizacin en relacin a sus referencias ideales.
Es evidente, en este caso, que se insertan largas franjas
de la tradicin marxista en el centro del debate actual
sobre los paradigmas.
No se tratara, por lo tanto, tan slo del
cuestionamiento de los patrones positivistas. Se tratara
del cuestionamiento de estos as como de aquellos

21
pertinentes a la tradicin nacida en Marx -vale decir, de
los referenciales tericos que se ligan, de modo diverso,
a la modernidad.
En trminos ms rpidos, me parece justo indicar que
las sugerencias que buscan esbozar soluciones para
este cuadro del debate arriba punteado -dejando de
lado, obviamente, las tentativas de
recuperacin/desarrollo de los viejos neopositivistas-
remiten, por lo menos, hacia tres direcciones.
La primera es la sugerida por el neo-irracionalismo -
no aquel irracionalismo tematizado por Lukcs, sino
aquel que, identificando sumariamente la razn clsica
con la racionalidad instrumental, la descalifica para dar
cuenta de lo "vivido social". Basta pensar en las
proposiciones de las "nuevas racionalidades"-como la
"racionalidad dionisaca" de un M. Maffesoli- para tener
una nocin de la ruta a seguir que, en el lmite, acaba
por subsumir la vocacin totalizante de la razn a una
tentacin racional-totalitaria.
La segunda va es aquella que, incorporando la crtica
a la racionalidad instrumental, investiga el vector distinto
de la razn comunicativa. Ya abord tangencialmente
esta propuesta; es la que se expresa en las ltimas
formulaciones de Habermas -formulaciones profundas y
eclcticas, esfuerzo generoso y brillante para
salvaguardar la razn de los apodos que le dirige el neo-
irracionalismo y, simultneamente, para atribuirle una
funcin rectora en la lucha contra la barbarie social.
El otro camino es el consistente en la propuesta
lukacsiana (del ltimo Lukcs) de una nueva lectura de
Marx: la lectura que extrae de la arquitectura marxiana
una ontologa del ser social, propiciadora de la
superacin de las contaminaciones positivistas que
afectaran a la tradicin marxista, y calificada, al mismo
tiempo, para readecuar y parametrar la herencia de
Marx a las realidades emergentes en este final de siglo,
cuando se asiste, de hecho a la crisis de la cultura y de
la civilizacin burguesas (y es bueno no confundirlas
con la crisis de la cultura y de la civilizacin).

22
 A guisa de precario resumen, yo dira que la
controversia paradigmtica en las ciencias sociales,
envuelve, hoy, dos posturas de recusacin: 1) la
recusacin de los paradigmas positivistas; 2) la
recusacin de cualquier paradigma que tenga una
vocacin totalizadora. La primera postura crtica me
parece enteramente fecunda; la segunda, a mi juicio,
est cargada de ambigedades y le abre camino al neo-
irracionalismo.
Finalmente, no puedo dejar de observar que
considero a los tiempos actuales como tiempos difciles
para la razn -pues ella enfrenta enemigos a la
"derecha" y a la "izquierda". Por eso mismo, el esfuerzo
terico de aquellos que suponen, como yo, que fuera de
la razn se abre slo el limbo de la barbarie, este
esfuerzo se torna hoy ms que nunca, imperativo.
Muy agradecido.

23
24
 CONFERENCIA
"LA PRODUCCIN DEL
CONOCIMIENTO EN MARX"

Profesor Joao Antonio de Paula

Quiero comenzar agradeciendo la invitacin de la

Direccin Nacional y de la Direccin Regional de la
ABESS a la Universidad Estadual de Cear -sede de
este encuentro- y, sobre todo, a quienes estn aqu
presentes. Pienso que esta reunin es un testimonio de
algo que ha sido muchas veces negado en los ltimos
tiempos, en el Brasil, y que me parece necesario
reafirmar que es la vitalidad y el vigor de la Universidad,
institucin fundamental en la afirmacin de cualquier
pas, de cualquier sociedad.
La Universidad Brasilea, principalmente la
universidad pblica, ha sido perseguida, ridiculizada -
todos saben a qu me refiero-, y un encuentro de esta
naturaleza me parece la ocasin para reafirmar la
importancia de la Universidad, su vitalidad, su vigor.
Creo que es preciso registrar esto desde el comienzo.
Es la segunda vez que vengo a Cear, donde tengo
buenos amigos, una tierra que me gusta mucho.
Entonces, ha sido un placer regresar despus de
muchos aos. Estuve por primera vez en 1979. Hace ya
muchos aos.
El tema que me fue propuesto, "La Produccin del
Conocimiento en Marx" es extremadamente complejo y
difcil. Encuentro que existen, en esta frase -La
Produccin del Conocimiento en Marx-, dos trminos
extremadamente complicados.
Primero es la produccin de conocimientos misma, y
lo que eso significa, en cualquier circunstancia, en

Doctor en Historia y Profesor del Post-grado en Economa de la

UFMG-CEDEPLAR.

25
cualquier contexto. Y el segundo es Marx, que es otro
motivo de complicacin.
Voy a concentrar mi exposicin a lo que,
personalmente, entiendo que es el marxismo. Entonces,
al centro de mi exposicin se va a intentar responder a
esta pregunta complicada: qu es lo que es el
marxismo?
En verdad, no existe algo a lo que la gente pueda
llamar "el marxismo". Existen los marxismos, en plural, y
un plural problemtico.
Esta diversidad es un aspecto positivo del marxismo,
por el hecho de que, rigurosamente, tendramos tantos
marxismos cuantos marxistas hay. En verdad, la gente
puede decir que marxismo es una fbrica fantstica de
produccin de interpretaciones sobre lo que l mismo
es.
Si eso es muy rico y positivo, de otro lado es muy
complicado porque, frecuentemente, las personas
entienden cosas diversas, a veces contradictorias -
contradictorias en el mal sentido de la contradiccin,
pues hay un buen sentido de la contradiccin, despus
vamos a hablar de ello-, cosas incoherentes, y que se
abrigan bajo ese gran paraguas llamado marxismo.
No me estoy eximiendo, aqu, de intentar interpretar
"esa cosa" a mi manera y, con ello correr todos los
riesgos derivados del intento. Yo voy a construir una
cierta opcin, voy a intentar entender "esa cosa" de una
cierta forma, y tratar de ver si transmito mi propia
experiencia, mi modo de entender al marxismo.
En el fondo, es una invitacin lo que yo quiero hacer,
para que ustedes me acompaen un poco por mis
vicisitudes en este campo, en la comprensin y
significado del marxismo. Necesariamente, es una
lectura parcial y provisoria. Yo pienso que no
corresponde ni se debe ser taxativo en estas cosas.
Entonces, sta es una tentativa de hacer un paseo,
digamos, de mostrar un panorama de una lectura
posible del marxismo. Eso es lo que voy a intentar
hacer.

26
 Cuando estaba preparando esta conferencia, trat de
hacer una cosa muy didctica, fui a mirar en varios
diccionarios, lo que es el marxismo. Examin
diccionarios de filosofa, y, al final, yo dira que existen
por lo menos tres acepciones que se acostumbran para
calificar al marxismo.
El primer conjunto de acepciones dice lo siguiente: el
marxismo es el pensamiento, la doctrina derivada de las
obras de Marx y Engels. Algunas obras, ustedes lo
saben, fueron escritas en conjunto por Marx y Engels -
"La Sagrada Familia", "El Manifiesto Comunista",
"Ideologa Alemana".
Por marxismo entendemos una determinada manera
de pensar aquello que Marx y Engels, o los dos juntos,
produjeron.
Un segundo conjunto de acepciones se refiere al
marxismo en cuanto doctrina oficial de determinados
partidos, partidos comunistas, y de Estados. El
marxismo fue apropiado por una cierta tendencia
poltica, y transformado en una especie de vulgata
bblica. Fue codificado, se establecieron manuales, el
Manual de la Academia de las Ciencias de la URSS. All
estn cristalizados los principios fundamentales del
marxismo. Aquello es el marxismo. Todo aquello que no
fuera exactamente lo que est all no es marxismo; es
una deformacin pequeo burguesa, es una criminal
apropiacin de aquello que los intrpretes oficiales
dijeran que es el marxismo.
Entonces, ste es un segundo sentido, del marxismo
tal como los partidos se lo apropiaron, tal como lo
transformaron en doctrina del Estado.
Y hay una tercera acepcin, que yo llamara del
marxismo crtico. Es aquel que se contrapone a esa
vulgata y que intenta buscar a partir de Marx, pero no
slo a partir de l-, rehacer el espritu de la propuesta
marxista, que es permanentemente un cotejo con su
tiempo, una permanente actualizacin, discusin,
debate, dilogo, con lo que se produce en su poca y
antes de ella.

27
 Toda la obra de Marx, en el fondo, es un gran
dilogo, es un gran enfrentamiento crtico,
obsesivamente crtico, con las diversas formas del
conocimiento de las Ciencias Sociales, con las otras
ciencias importantes para el proyecto que Marx se
propuso.
Entonces, una tercera acepcin de lo que es el
marxismo, es la que se opone a la vulgarizacin, a la
codificacin estrecha, al esquematismo. Esta tercera
acepcin del marxismo es la fuente, la matriz de la cual
yo voy a partir para hacer mis propios planteamientos.
Hablando con respecto al cotejo, al espritu
absolutamente abierto del marxismo -en su primera y
ms importante fuente-, queda claro que el marxismo no
puede ser entendido fuera del momento de su
constitucin. Por lo tanto, es un pensamiento histrico.
No se trata de un pensamiento que tenga la pretensin
de su universalidad absoluta.
El marxismo es un pensamiento que tambin se
propone, y que tiene que estar abierto a su propia
superacin. El no se quiere imponer como una especie
de verdad absoluta, que valdra para todos los tiempos y
para todas las realidades.
Existe una frase de Sartre que, desde mi punto de
vista, sintetiza muy bien esto, y es casi un programa de
investigacin, un programa filosfico-poltico: "el
marxismo es la filosofa insuperable de nuestro tiempo".
Esta es una frase del libro "La Cuestin del Mtodo".
Qu es lo que esto significa exactamente? Esta
frase puede ser leda de forma algo ufana.
Un segundo sentido, que encuentro ms interesante,
es pensar en lo que significa insuperable, en los
trminos en que Sartre lo plantea. Significa lo siguiente:
que en tanto las condiciones en las cuales el marxismo
se gest permanezcan, el capitalismo, el marxismo
continuar siendo el instrumento analtico ms
adecuado, ms poderoso ms abarcativo para revelar
tal mundo. Ese es el sentido de ciencia y filosofa

28
insuperable en nuestro tiempo. Quiere decir, el hecho
de ser un instrumento adecuado a su objeto.
El objeto del marxismo es el anlisis de la realidad
capitalista. Mientras la realidad capitalista exista, en sus
formas, en sus consecuencias, el marxismo continuar
siendo el ms importante instrumento analtico de
intervencin. Por lo tanto, es un instrumento de crtica y
tambin de autocrtica, de visualizacin y de superacin
de esa realidad.
Y claro que es posible extender el anlisis marxista
ms all de la realidad capitalista, diciendo lo siguiente:
en ltima instancia, las realidades sociales, diacrnicas,
realidades sociales basadas en contradicciones de
clases, esas realidades -inclusive las no capitalistas-, el
marxismo puede ofrecer contribuciones para iluminarlas
de alguna forma.
Eso es algo que tiene que ser construido, no est
hecho. El anlisis de una sociedad de clases, cualquiera
que ella sea, de la sociedad feudal, por ejemplo, se
puede tener una economa poltica del feudalismo y una
crtica de la economa poltica, en el sentido en el cual
Marx busc hacer una crtica de la economa poltica
capitalista. Hasta existe un libro de un autor llamado
Witold Kula que hace eso, aplica los principios del
marxismo para estudiar el feudalismo.
Lo que estoy diciendo es esto: usted puede decir que,
ms all de la realidad del capitalismo, ms all de la
realidad capitalista, el marxismo tambin podra ser un
instrumento til para analizar sociedades estratificadas
en clases, sociedades que tengan un Estado, que
tengan explotacin del trabajo, que tengan divisin del
trabajo.
Creo que el marxismo tambin tiene utilidad para
analizar esas realidades. Pero no es verdad que el
marxismo tenga una validez general, y que los
principios, de los cuales el marxismo parte, sean
universales -en el sentido de ahistricos-, en el sentido
de atemporales.

29
 Antes de ingresar directamente en nuestro tema, una
cosa que vale la pena plantear, es cmo se forma el
marxismo. Sobre eso se ha escrito mucho. El propio
Lenin tiene un textito clsico, llamado "Las Tres Fuentes
Principales del Marxismo", que es un buen derrotero
para que se genere la discusin. El mismo Kautsky
tambin tiene un libro en esa lnea.
Es ms o menos banal, trivial, esa idea de que el
marxismo se form a travs de la confrontacin analtica
con ciertas tradiciones del pensamiento occidental.
Esas tradiciones seran: la filosofa clsica alemana,
el llamado idealismo alemn, de donde Marx extrae una
idea fundamental. En verdad, ms que una idea, es una
concepcin del mundo, del mtodo, que es la dialctica.
Lo que voy a decir aqu tal vez no lo consiga explorar
en toda su riqueza, pero es fundamental: dialctica en el
sentido marxista, como tambin en el sentido hegeliano,
no es simplemente un mtodo, una teora del
conocimiento, una forma de conocer. Dialctica es, en la
perspectiva de Marx, tambin el contenido del ser. El ser
es dialctico. La realidad es dialctica.
Y, en ese sentido, la nica forma capaz de captar ese
ser, que es dialctico, es asumiendo la dialctica,
asumiendo sus determinaciones, que son, bsicamente,
basadas en la idea de movimiento.
Entonces, la idea bsica, la idea filosfica
fundamental de Marx, que l extrae de Hegel, nosotros
la podramos sintetizar en una frase de Goethe, quien
dice as, a travs de Mefistfeles: "todo lo que existe
merece perecer". La realidad es un permanente devenir,
es una permanente superacin, es un permanente
movimiento. No hay nada que sea definitivo, no hay
nada que sea esttico; el mundo es, permanentemente,
movimiento.
Y ese movimiento se da, todo el tiempo, por la
irrupcin de la negacin. La contradiccin de la realidad
es la forma de moverse que tiene la realidad, es la
forma de poner en movimiento, permanentemente, ese

30
destino del ser, de la realidad, que es el hecho de ser
mvil.
Esa es la cosa fundamental de la cual Marx se va a
apropiar de la dialctica hegeliana. El sentido de la
dialctica hegeliana era un sentido de una dialctica
circular. Las cosas se mueven, llegan a un determinado
punto, y vuelven.
En la perspectiva de Hegel no hay evolucin. Hegel
negara, por ejemplo, la teora de la evolucin de las
especies. La visin de Hegel es que el mundo est todo
el tiempo retornando al punto de partida, recomenzando.
En Marx es otra la salida. Yo dira que la idea de
Marx es de una dinmica en espiral. Ella se mueve y su
movimiento es circular. La imagen puede no ser muy
buena, la del espiral, mas no s si hay una imagen
mejor para explicar eso.
En fin, Marx se apropia de la idea de la dialctica de
una forma nueva y fundamental en la formulacin de
sus propias ideas.
La segunda gran fuente del pensamiento marxista, es
la llamada economa poltica clsica, que fue producida
en un determinado momento histrico, digamos, a fines
del siglo XVII e inicios del siglo XIX, y tiene su origen
fundamentalmente en Inglaterra, en Escocia, aunque
tambin tuvo algunos importantes economistas en
Francia y hasta en los Estados Unidos.
Un importante economista clsico fue Benjamn
Franklin, por ejemplo, que tiene contribuciones
remarcables en la construccin de la teora del valor.
Entonces, la economa poltica clsica, en la
perspectiva de Marx, es una determinada corriente del
pensamiento, no necesariamente estructurada como
corriente; quiere decir, son autores que compartan una
cierta visin de la economa, de la realidad econmica.
Esa visin, yo dira, est basada en el principio
fundamental del valor-trabajo. El valor-trabajo sera lo
que unifica a esos varios autores, la idea de la
centralidad en la realidad econmica, etc.

31
 Esto vale tanto, por ejemplo, para un autor como
Locke -que es un autor liberal, por excelencia, y que es
tal vez el terico del liberalismo ms consecuente-,
quien, para poder afirmar la legitimidad de la riqueza,
tuvo que decir que la riqueza era legtima porque era
fruto del trabajo. Locke no afirmaba la riqueza sino a
partir del trabajo. Cualquier otra forma de riqueza que
no se derivara del trabajo sera para l ilegtima.
Locke escribe a fines del siglo XVII. Y esa tendencia
de la centralidad de la categora trabajo, en todas sus
consecuencias, es lo que unifica a esos distintos
autores, entre los cuales los ms importantes son tal
vez Adam Smith y David Ricardo. Pero son varios los
autores, con diferencias puntuales entre s.
La obra ms importante de Marx, "El Capital", es un
dilogo permanente con esos autores. El est, inclusive
implcitamente, discutiendo con esa tradicin terica. El
est, todo el tiempo, apropindose de ciertos aspectos
de esos autores, y permanentemente contestndoles.
Yo dira que Marx tiene un conjunto de problemas
tericos que hereda de la teora clsica, o sea, se hace
las mismas preguntas que los tericos clsicos se
hacen, y responde de forma distinta a esos problemas;
a mi juicio, de forma superior.
Y Marx se hace tambin otras preguntas. El tiene un
conjunto nuevo de preguntas que no se plantearon los
economistas clsicos. La obra suya es,
permanentemente, un dilogo, en el sentido en que l
responde de forma diferente a lo que los otros
planteaban, y permanentemente est formulando
nuevas preguntas, proponiendo nuevas problemticas,
a las cuales l responde, a la vez que inventa, digamos,
un nuevo conjunto terico conceptual, etc.
Entonces, Marx es eso, en los dos momentos. Sea en
la Filosofa, sea en el caso de la Economa, l tiene
como presupuesto fundamental, la obra de esos
autores, parte de la contribucin que ellos aportaron al
conocimiento. Y, por otro lado, est inventando cues-

32
tiones nuevas, est formulando problemas nuevos, etc.
La tercera matriz terica del marxismo es el llamado
pensamiento poltico. La poltica entra en la obra de
Marx de varias formas. Marx aprende poltica, digamos,
con los franceses, con los llamados socialistas,
impropiamente llamados socialistas utpicos.
En verdad, lo que tenemos son varios autores -Owen,
que no es francs, Fourier, Saint Simn, Proudhon,
Blanqui. Ustedes tienen un conjunto de socialistas, de
propuestas socialistas que, cada una de ellas, con sus
diferencias, planteaban algunas cuestiones bsicas.
Qu cuestiones son esas?
La primera cuestin fundamental es la idea del
socialismo, la idea de una nueva realidad social, una
nueva organizacin social, de produccin, de
distribucin del producto.
La segunda idea que est presente, de una forma o
de otra, en estos autores, es que el proceso de
construccin de la sociedad pasa por la organizacin de
un partido. Que es necesario construir un partido. La
organizacin poltica de los trabajadores no puede li-
mitarse a los sindicatos. Es necesario construir
estructuras polticas partidarias.
Y la tercera idea es la de que la conquista de esa
realidad social no se va llevar a cabo si no es a travs
de una revolucin.
Entonces, Marx aprende con los socialistas tres
cosas: aprende a pensar el socialismo -es claro que la
idea de socialismo de l va a ser diferente de la de los
otros, mas, en fin, l aprende con los otros.
Saint Simn es el autor de aquella famosa frase, que
es, tal vez, la frase ms generosa que el socialismo
consigui producir, que es la siguiente: "a cada uno de
acuerdo con su capacidad, y a cada uno de acuerdo
con sus necesidades".
Encuentro que esta frase, que resume todo un
conjunto de respuestas, es fundamental en la
formulacin de las propuestas de Marx, en su visin de

33
lo que viene a ser el socialismo. El aprende lo que es el
socialismo, aprende la generosidad del socialismo. Pero
no slo con los socialistas, aprende tambin con los
anarquistas, como Proudhon, etc.
Aprende la idea de partido. Quiere decir, comienza a
pensar en formular, concretamente, una teora de
parado. Y, sobre todo, comienza a desarrollar una teora
de la revolucin, de la transicin al socialismo, de la
conquista del poder.
El pensamiento marxista se expande por esas tres
vertientes. Y, en verdad, esas tres vertientes, en la
perspectiva de Marx, estn combinadas. No hay
absolutamente ninguna formulacin terica de Marx que
no tenga presente estas tres dimensiones: la dimensin
filosfica, la dimensin material, concreta, y la
dimensin poltica. En fin, el pensamiento de Marx es
una combinacin especial, o particular, especfica, de
esas tres instancias de la realidad.
Cmo es, en lo general, la concepcin de Marx?
Qu es lo que caracteriza, de forma estructural, al
pensamiento de Marx. Entiendo que son dos ideas: el
marxismo es una concepcin materialista y una
concepcin dialctica.
Entiendo que todo el mundo ya ley, ya oy a alguien
decir que el marxismo es una concepcin materialista de
la historia. De esta idea, de que es una concepcin
materialista, se deriva inmediatamente otra, que
equivale a decir que la concepcin materialista es
aquella que establece la antecedencia del ser con
relacin al concepto. Quiere decir que el ser antecede al
concepto. O, si se quiere, la realidad antecede al
pensamiento de la realidad. Antes de que la realidad
sea pensada, ella existe.
Esa sera una primera manera de pensar la cuestin,
que yo la llamara correcta, pero incapaz de dar cuenta
de lo que, efectivamente, Marx elabor.
Lo que l hizo fue definir una cierta concepcin de la
realidad, que yo llamara realidad social. El no est

34
preocupado, de hecho, cuando est formulando sus
teoras, con las diversas posibilidades del ser. El no est
preocupado, efectivamente, con la naturaleza. Aunque
Engels lo estuviese. Marx no lo estaba. Ustedes no van
a encontrar, en la teora de Marx, una dialctica de la
naturaleza.
Y por qu Marx no estaba preocupado por eso?
Porque entiendo que l aprendi, no s si l la ley,
pero con certeza, l practic una determinada frase de
un filsofo napolitano llamado Vico.
Vico, al inicio del siglo XVIII, 1715, escribi un libro
llamado "La Ciencia Nueva", donde deca: por qu la
historia de los hombres se distingue de la historia de la
naturaleza? La distincin es radical. Porque a una
nosotros la construimos: la historia de los hombres, la
historia de la sociedad, la historia. La otra no. Nosotros
podemos hasta transformar la realidad natural, mas no
la construimos, en el sentido de que ella es algo dado.
Nosotros transformamos a la naturaleza. Podemos
hasta, en el lmite, imaginar una reconstruccin de esa
realidad natural. Mas eso es otra cosa.
Lo que Marx est haciendo, es trabajar con una
dialctica especfica, que tiene un ritmo especfico, que
tiene una dimensin especial, que es la dialctica de la
historia de los hombres, de las sociedades.
La concepcin materialista de la historia, desde mi
perspectiva, quiere decir lo siguiente: no se trata de
afirmar el principio de lo econmico, decir as: "lo
econmico es la determinacin en ltima instancia", o el
"factor econmico", como dice Plejanov, "el factor
econmico determina todos los dems".
Cul es el centro de la cuestin? El centro de la
cuestin es el siguiente: con independencia de la forma
como las varias sociedades se piensan a s mismas, y
nosotros podemos imaginar la enorme variedad de esas
formas... Tomen las mitologas, mitologas fantsticas,
extremadamente sofisticadas, que existen por millones.
Cada pueblo, literalmente, crea su propio mito de origen,

35
de dnde vienen y adonde van. Todos los pueblos
tienen eso. Los griegos, los nrdicos, los indios
brasileos, los africanos, en fin, todas las gentes
producen sus mitos.
Lo fundamental, aqu, es pensar que
independientemente de esas distintas formas como las
sociedades se piensan, no pueden huir de determinadas
imposiciones, de condicionamientos, de restricciones. Y
esas restricciones proceden del hecho de que ellas
necesitan sobrevivir, necesitan producir, necesitan
reproducirse materialmente.
Este es el punto fundamental que califica la
concepcin materialista de Marx. La concepcin
materialista se derivara de ese hecho ineludible, al cual
Marx va a calificar llamando la atencin hacia la
existencia de tres elementos que compondran ese
mundo material ineludible, o esa realidad material
ineludible, que seran: la idea de trabajo, o del sujeto del
trabajo. Quiere decir, todas las sociedades, en todos los
momentos, tuvieron que trabajar. El trabajo es una
realidad esencial. Un segundo elemento que
compondra esa realidad sera el objeto del trabajo.
Quiere decir, ese trabajo se aplica sobre alguna cosa
que es la naturaleza. No es posible que exista sociedad,
grupo social, o inclusive individuo, que no trabaje. Y
qu significa trabajar? Significa apropiarse de la
naturaleza, de alguna forma. Sea recolectando una
fruta, sea cazando, sea construyendo objetos, etc.
Entonces, el segundo elemento de esta realidad
material sera el objeto del trabajo. Quiere decir, el
sujeto del trabajo, que es el trabajador, y el objeto del
trabajo, que es la naturaleza.
Y el tercer elemento sera los instrumentos de
trabajo. Quiere decir, la sociedad desarrolla, a lo largo
del tiempo, instrumentos que facilitan ese proceso de
apropiacin de la naturaleza. La piedra tallada, las
herramientas, las mquinas, etc.
Entonces, tendramos los elementos que Marx llama

36
invariables -el trabajo, que es el sujeto del trabajo, el
objeto del trabajo, y los instrumentos de trabajo- que
recorren la sociedad, de arriba abajo, en todos los
momentos. Todas las sociedades, en todas sus instan-
cias, tenan que tener esos elementos presentes.
Y habra un cuarto elemento. A ese elemento, ya
Marx lo va a llamar elemento histrico, por tanto
elemento variable, que es el no-trabajador. El no-
trabajador sera la cuarta figura que aparecera junto a
aquellas tres. La historia sera, en la perspectiva de
Marx, la historia de la combinacin de esos elementos
diversos. Inicialmente los tres primeros. Cmo los
hombres y las mujeres organizan el trabajo, producen y
distribuyen el producto. Cmo se apropian de la natu-
raleza.
Y despus tendramos un elemento nuevo, que sera
el no-trabajador. Cmo ese no-trabajador subyuga al
conjunto de la sociedad, cmo es que l impone al
conjunto de la sociedad reglas de trabajo, reglas de
distribucin del producto, reglas de la produccin, etc.
Es sta, y tan slo sta, la raz, o la naturaleza de la
afirmacin de la concepcin materialista de Marx. No
existe reproduccin social, no existe sociedad, sin esta
imposicin, que es la produccin y reproduccin
material.
Cuando se habla de concepcin materialista de la
historia, cuando se destaca el carcter principal de la
realidad material, lo que se est diciendo es, nada ms
y nada menos que eso: el lugar central de la produccin
material es la reproduccin de la sociedad. No existe
reproduccin social sin reproduccin material.
Y las diversas formas de organizacin de esa
reproduccin material configuran las distintas etapas de
la historia. La historia estara en ltima instancia,
marcada por esas realidades. O sea, la historia sera la
historia de los modos de produccin, para usar una
expresin ms sinttica.
No es que la historia se resuma al hecho histrico de
los modos de produccin, sino que los modos de

37
produccin, su dinmica marca, caracteriza, configura,
cada momento histrico particular.
Ahora tengo que hablar sobre la dialctica. Ah es
ms complicada la cosa, porque, cuando se habla de la
dialctica, ocurre que varias ideas se me vienen a la
cabeza.
Alguien puede recordar a los griegos, y entender
dialctica como sinnimo de retrica, de discusin. Y yo
creo que es pertinente. La Dialctica es tambin eso. El
dilogo, la exposicin que no se autocontiene, que se
abre para una respuesta. Ese permanente eco, ese ir y
volver. Creo que eso, ciertamente es una de las
dimensiones de la dialctica. Dira la dimensin retrica
de la dialctica.
Pero la dialctica no es slo eso, porque ella no es
slo una forma retrica. Lo dije aqu antes, que ella es
tambin la propia manifestacin del ser.
Entonces, tenemos que decir, preliminarmente, que la
dialctica se basa en una tensin permanente entre el
sujeto y el objeto. Quiere decir, el sujeto y el objeto
estn en la perspectiva dialctica, todo el tiempo en
tensin; estn, todo el tiempo, convulsionados. No hay
paz posible entre el sujeto y el objeto.
Aquella paz, dice el filsofo, el poeta, slo se
encuentra en la muerte. No hay paz. Todo el tiempo
sujeto y objeto se confrontan. Y esa confrontacin no es
otra cosa -ni ms ni menos-que la manifestacin del
propio ser. La confrontacin no es una cosa que viene
de fuera hacia adentro, que complica un cuadro de
armona. No hay armona, no hay equilibrio, no hay la
posibilidad de que se llegue a un momento de
estaticidad. Permanentemente las cosas se mueven.
Eso es constitucional, digamos as. La realidad es un
devenir permanente.
Respecto a eso podemos decir, usando una frase,
que la dialctica parte de la idea del ser como una
totalidad en movimiento. Son dos ideas complejas:
totalidad y movimiento.
Totalidad significa, claramente, definir como objeto de

38
la dialctica el todo. Y ese todo se mueve, lo que es
ms complicado. Si l pudiese ser detenido se podra
hasta decir: prate ah y vamos a ver. Pero l se mueve.
Y todo se mueve junto con l.
La tarea que la dialctica se propone es
extremadamente compleja, y slo puede tener buen
xito si el mtodo que uno usa para comprender esa
realidad fuera capaz de ser (l mismo) dialctico. Quiere
decir, l mismo tiene que moverse, tiene que acompaar
esas sinuosidades, ese movimiento de lo real. El
mtodo no puede ser diferente de su objeto. El sujeto y
el objeto tienen que recorrer, ambos, el mismo camino.
Cmo traducir mejor eso? Despus de afirmar que
hay totalidad y movimiento, yo dira que ese movimiento
de lo real es dado por la negacin. Y la negacin, es el
No, es el Otro, es -si ustedes quisieran emplear una
expresin religiosa-, el Mal, con "l", y no el "malo" con
"o", lo que hace que este todo se mueva.
De nuevo Goethe dice, en el "Fausto", una frase
genial. Mefistfeles, el demonio, dice as: "Yo soy aquel
que todo niega, y con razn". Esa es una frase que
resume todo el sentido de la dialctica hegeliana. Quiere
decir que el Mal, el Otro, lo que niega, lo que se
contrapone, es aquel que tiene razn, que es la razn,
que es la manifestacin de la razn. "Yo soy aquel que
todo niega, y con razn".
La negacin, el conflicto, la contradiccin, es una
manifestacin de la razn, es una manifestacin del
sentido, que le da sentido al movimiento, que posibilita
el movimiento, que posibilita la dinmica de lo real, su
transformacin, su perfeccionamiento. La negacin, la
contradiccin, son momentos fundamentales de
afirmacin de la razn.
Pero esa razn no se presenta de modo lineal. No se
trata de establecer una especie de lnea, donde uno
tiene el uno, despus viene el dos, despus viene el
tres, y, finalmente, habramos llegado a la conclusin.
No existe linealidad en el camino de lo real. Lo real se

39
plantea en el mundo de forma astuta, deca Hegel. O
sea, para usar una frase, en otro contexto, digamos que
esto sera traducido, en nuestros trminos aqu, como
"Dios escribe rectamente por lneas torcidas". No existe
posibilidad ninguna de circunscribir lo real en una
camisa de fuerza. Las cosas no son, nunca, aquellas
que estn preestablecidas. Por lo tanto, una idea
fundamental de la dialctica es la idea de la
indeterminacin. Esa historia, por ejemplo, de que el
marxismo sera heredero de una tradicin teleolgica,
determinista, donde todo est ya escrito desde el
principio, es falsa. La indeterminacin es algo
fundamental en la teora, en la perspectiva dialctica
Por qu? Porque el concepto fundamental en la
teora de Marx, la idea de la lucha de clases, del
movimiento de las clases, la contradiccin, no est dada
"a priori", no se ha establecido de antemano que la
clase obrera tendr el poder. Eso es algo que tiene que
ser planteado y construido concretamente. Y esa
construccin histrica est, necesariamente, sujeta a
desviaciones, a desencuentros, a fracasos, a derrotas,
etc.
Si fusemos hegelianos, y la perspectiva dialctica
de Marx fuese hegeliana, con seguridad sera
teleolgica. Pero Marx no es hegeliano en este sentido.
El es hegeliano solamente cuando Hegel dice que -o
como Goethe dice-, todo lo que existe merece perecer.
En eso l es enteramente dialctico, enteramente
consonante con la visin de Hegel. Ms l no es ya
hegeliano, cuando Hegel ve la posibilidad de esa
construccin "a priori".
Y Hegel vio eso dos veces. Hegel vio la realizacin
de la historia dos veces. La vio en Napolen. Cuando
Hegel estaba escribiendo la "Fenomenologa del
Espritu", Napolen pas por Jena, en direccin a una
de sus batallas. Y l dijo as: "hoy yo vi ese espritu del
mundo, hoy yo vi ese sol que ilumina a la humanidad en
su caballo blanco". Es un gran elogio.

40
 En la perspectiva de Hegel, la Historia tendra una
finalidad, se realizara en la forma del imperio
napolenico universal, etc. Est claro que el imperio
napolenico, fue as en 1807, tan slo cinco aos
despus estaba liquidado. Perdi, en 1812, en Rusia. Y,
en 1815, acab. Entonces, dur muy poco tiempo ese
fin de la historia.
Despus Hegel vio otro fin de la historia, que era el
estado prusiano. El estado prusiano, la encarnacin de
la razn en el mundo, que, de nuevo, obviamente, es
una idea que no hace uso del rigor del pensamiento
hegeliano. En fin, lo que Marx hace, en verdad, es
apropiarse de Hegel en lo que l tiene de revolucionario,
que no se contenta con las migajas de la democracia
que exista, que no se contenta con las posibilidades
ofrecidas por aquel nivel social, concreto.
La idea fundamental ah, la idea de la razn, de la
razn sagaz, de la razn que se registra en el mundo de
modo sinuoso, contradictorio, es una idea decisiva.
Y cmo es eso? Cmo nosotros, que analizamos
el mundo, podemos comprender este mundo astuto,
complicado? A travs de la construccin de las llamadas
mediaciones.
O sea, nosotros tenemos una visin del mundo que
es materialista y que es dialctica. Eso nos ayuda
mucho. Es fundamental, pero no enteramente suficiente
para rendir cuenta de lo real, con todas sus
particularidades. Para comprender ese real, en todas
sus particularidades, es preciso construir un sistema de
mediaciones.
Y qu es un sistema de mediaciones? Yo sostengo
que cada disciplina particular construye el suyo.
Vamos a tomar un ejemplo importante. Ahora se est
realizando un censo en el Brasil. Comenz ayer. Qu
es lo que se va a obtener, al final, despus del censo?
Vamos a saber cuntas personas existen, cuntas del
sexo masculino, cuntas del sexo femenino, cul es la
edad, la estructura por edades. En fin, varias

41
informaciones de este tipo.
Sabemos que esas informaciones, en s mismas, no
son capaces de rendir cuenta de la realidad social.
Marx, en el "Mtodo de la Economa Poltica" -que es un
momento importante en la formulacin metodolgica de
Marx- dice en qu medida la ciencia econmica era
incapaz de rendir cuenta de la realidad, porque parta de
esos grandes agregados: la poblacin.
Pero es evidente que consideraciones de ese tipo,
por ejemplo, si usted toma una determinada regin y
descubre que hay ms mujeres que hombres, ms
mujeres con una edad por debajo, digamos, de 50 aos,
por lo tanto en edad reproductiva. O que la poblacin
est distribuida regionalmente de tal o cual manera,
todas esas mediaciones son importantes para poder
comprender efectivamente cmo la clase obrera -que es
un concepto ms genrico- se comporta aqu y all, tiene
tales o cuales consecuencias, o el movimiento que ella
puede hacer en ese o aquel lugar.
Lo que quiero decir es que el concepto clase obrera,
que es un concepto fundamental, tiene que ser
traducido regionalmente, tiene que ser pensado a partir
de sus manifestaciones particulares.
Yo puedo hacer eso slo si construyo las
mediaciones. Si salgo del nivel genrico clase obrera y
consigo traducir esa clase desde el punto de vista de la
edad, del sexo, del grado de escolaridad, del grado de
conocimiento tcnico, profesional, del grado de
socializacin, de participacin poltica, si son
sindicalizados, si no lo son, etc.
Quiere decir que, la clase obrera, en verdad, tiene
que ser pensada a partir de esas particularidades. Si no,
no va a rendir cuenta de la necesidad de entender por
qu existen movimientos huelgusticos de un
determinado tipo, en un lugar dado, etc.
Por ejemplo, estamos aqu con personas del
Amazonas. Yo trabaj mucho tiempo en esa regin, en
el Para, en el Acre. Si no tomamos en cuenta eso, no

42
vamos a entender nunca, por ejemplo, el significado del
movimiento de los caucheros, que es un movimiento
muy particular que tiene un sentido pico muy profundo,
que tiene que ver con la historia de ese segmento
social, de la guerra por la conquista del territorio hoy en
el Acre.
Esas mediaciones nos ayudan a comprender, a
traducir, a materializar el concepto de clase obrera, por
ejemplo.
Eso, en verdad, es decisivo. Sino vamos a
permanecer eternamente hablando de una cosa que, en
su generalidad, no es capaz de expresar, de poner en
manifiesto, aquello que es fundamental, su capacidad
poltica, su sentido organizativo.
Estamos tratando de construir la idea de dialctica.
Comenzamos con la totalidad del movimiento, despus
hablamos de la negacin. Dijimos que esa razn que
mueve al mundo, contradictoriamente, no es lineal, es
sinuosa. Y ahora estamos hablando de mediaciones.
Verdaderamente, el concepto ms importante para
rendir cuenta de ese sentido de la dialctica, es uno al
que Hegel llam identificndolo como desarrollo del
concepto.
Y qu es lo que es el desarrollo del concepto?
Hegel dice as: "el concepto se presenta en el mundo de
una forma simple. Es como una semilla. El desarrollo del
concepto es la explicitacin de las potencialidades de
esa semilla".
Cuando yo temo una semilla, estoy tomando una
cosa que, virtualmente, es un rbol, una planta. Mas, al
tomar la semilla, yo slo tengo una realidad potencial. El
desarrollo del concepto es la explicitacin de las
potencialidades del ser que estn contenidas en aquella
semilla. Todo el ser est contenido en la semilla.
Cuando hablo de desarrollo del ser, estoy hablando
de la explicitacin de las potencialidades de ese ser.
Eso es lo que es la dialctica: el ser explicitando sus
potencialidades, el ser revelndose y transformndose

43
en ese movimiento de revelacin, de exposicin.
Ese es el campo del concepto que tiene que ser
comprendido.
Yo pienso que podramos intentar resumir esta cosa,
usando una imagen no de la Filosofa, sino ms bien de
la teora literaria. Yo voy a recordar aqu a un autor
importante del marxismo: Lukcs.
Lukcs, en su teora esttica, construy dos
conceptos importantes con respecto a la novela. La
forma novela, l dice que es la epopeya posible de
nuestro tiempo. Nuestro tiempo, el mundo capitalista, no
es capaz de producir ya las epopeyas clsicas, porque
las epopeyas clsicas proceden de un cierto mundo
unitario, cohesionado, donde naturaleza y sociedad
estaban muy imbricadas, donde el sentido de la vida era
compartido de forma comn.
En fin, la epopeya est relacionada con un cierto
momento de la historia de la humanidad, donde haba
una cierta inocencia primitiva, que posibilitaba esa
fusin del ser con sus mitos. Es una especie de infancia,
donde todo es posible, hasta vislumbrar el mito de los
orgenes, hasta conjeturar la posibilidad de una fusin
plena de los hombres y las mujeres con la naturaleza.
En fin, es un momento mgico de la historia de la
humanidad
Muy bien. La epopeya est referida a esa realidad.
Nuestro mundo, mundo capitalista, es un mundo
fracturado definitivamente, irreversiblemente. Y la forma
de rendir cuenta de ese mundo fracturado es la novela.
Y qu es lo que es la novela? La novela, en la
perspectiva de Lukcs, es la epopeya de un hroe, que
ya no es un hroe total, sino un hroe problemtico,
confrontado a un mundo alienado. La novela es ese
entrechoque, esa tensin, esa confrontacin perma-
nente entre el hroe y el mundo. Un hroe problemtico
y un mundo alienado.
Traduciendo eso, desde el punto de vista de la
dialctica de Marx, los conceptos fundamentales seran

44
la idea de praxis -en el caso, la accin del hroe sobre
el mundo-, y la idea de alienacin, o sea, del mundo
alienado.
La perspectiva dialctica de Marx parte de esas dos
categoras, o se resume en esas dos categoras. La
praxis, que no debe ser traducida tan slo como
prctica, pues es ms que eso. Praxis es una
concepcin del mundo, es una forma de mirar al mundo,
de intervenir en el mundo.
De otro lado, tenemos un mundo alienado. Con la
teora de la alienacin lo que Marx se propone hacer es
revelar, a travs de la prctica, el significado del mundo
alienado. Un mundo donde las apariencias encubren las
esencias. Donde lo aparente no es lo real.
El deca as: si la apariencia fuese igual a la realidad,
la ciencia sera intil. Claro. Si yo pudiese mirar al
mundo y entenderlo con una ojeada para qu la
ciencia? Para qu la reflexin crtica? Todo sera
natural, espontneo.
Lo que l va a sostener permanentemente es: que la
apariencia est encubriendo la comprensin del
verdadero significado, de las verdaderas motivaciones,
de las determinaciones del mundo. La forma de
atravesar la apariencia, de penetrar ese mundo
alienado, ese mundo de apariencias que encubre las
esencias, es a travs de la praxis, a travs de una cierta
visin del mundo que comprenda, primero, esa idea de
que el mundo no se presenta de forma transparente.
Y, en segundo lugar, que el instrumento capaz de
rendir cuenta de eso tiene que ser un instrumento
dialctico, que se mueve, que sea capaz de comprender
la sinuosidad de lo real. No puede ser un instrumento
esttico, no puede ser una frmula vaca. Tiene que ser
una frmula dinmica, capaz de incorporar lo nuevo,
capaz de renovarse tambin, etc.
Entonces, esas seran las dos categoras
fundamentales de la perspectiva de Marx: alienacin y
praxis. O, si traducimos esto desde el punto de vista de

45
la novela, de la literatura, el hroe problemtico y el
mundo alienado.
Lukcs analiza la novela occidental y muestra como
seda eso. El toma, por ejemplo, un personaje tpico de
hroe problemtico, Raskolnikov, de la novela "Crimen y
Castigo" de Dostoivsky.
Quin es Raskolnikov? Es un sujeto, un joven
estudiante de Derecho, en San Petersburgo, que estaba
apasionado por el mito Napolen, que tena como matriz
una visin napolenica, como generadora de sus
sueos, de su visin del mundo, y que viva en la ms
extrema miseria. El encontraba absurdo que un hombre
como l, con tantos sueos, viviese en la miseria,
mientras que otra persona, en el caso una usurera, una
agiotista, tuviese tanto dinero y a la vez no supiese
disfrutar de esa riqueza.
Entonces, l va y mata a esa mujer. Y acaba
matando tambin a una segunda persona que apareci
ah en el momento. Y, a partir de ah, la tragedia est
consumada. El se arrepiente del crimen, no es capaz de
usufructuar de las riquezas que consigui robar, y tiene
todo un proceso de culpa que corresponde al lado
religioso de Dostoivsky.
Concretamente, cmo se muestra la dialctica? Y
ah estoy entrando a un punto ms complicado an, que
es cmo Marx realiza eso en la prctica. Hasta aqu yo
estaba hablando en general. Ahora vale la pena buscar
verticalizar algo ms eso, e intentar entender un poco
mejor eso. Cmo Marx tradujo eso? Cmo construy
l su dialctica?
Aqu tenemos dos cosas. Tenemos que distinguir dos
procedimientos. Un procedimiento, llamado mtodo de
investigacin; y otro que es el mtodo de la exposicin.
Son dos aspectos fundamentales en la traduccin del
sentido de la dialctica marxista. Ahora, qu es el
mtodo de investigacin, y qu el mtodo de
exposicin?
Yo voy a explicar eso a partir del anlisis del libro "El

46
Capital"; vamos a intentar traducir eso aqu.
El libro "El Capital", como ustedes saben, trata de la
realidad capitalista, pero en l no se hace ningn tipo de
desarrollo expositivo tradicional. Por el contrario, de
modo totalmente contrario al sentido comn, en relacin
a como se debe escribir un libro que tiene como objeto
la realidad econmica.
Por ejemplo, los captulos que anteceden a la
acumulacin de capital propiamente dicha, o sea, los
captulos que seran los primeros en un anlisis
historicista -cmo era antes del capitalismo?, esa
pregunta- est al final del libro. El captulo de la
acumulacin primitiva, el captulo de la teora moderna
de la colonizacin, son los dos ltimos captulos del libro
I.
Entonces, desde luego, la lgica de la exposicin no
sigue la cronologa ni tampoco sigue ninguno de los
principios de la teora econmica convencional.
Si ustedes tomaran la teora econmica clsica, el
libro de Adam Smith, por ejemplo, este comienza
discutiendo la cuestin de la divisin del trabajo, y de
ah se deriva a una serie de otras cosas. El libro de
Ricardo comienza discutiendo la cuestin del valor.
Marx, en verdad, no comienza discutiendo ni la
divisin del trabajo ni el valor, comienza ms bien
discutiendo la mercanca. Esa es una distincin
fundamental. Esa es una opcin expositiva radical y
decisiva para explicar lo que es la forma de Marx de
concebir la realidad.
Esa dinmica expositiva, que comienza con la
mercanca y que termina con la acumulacin de capital,
que es el movimiento del libro I, nada tiene que ver con
la dinmica de la investigacin. Cmo es que Marx
lleg a comprender lo que es la realidad econmica
capitalista? Esa es otra historia. Eso tiene que ver con la
investigacin.
La investigacin, en el caso de Marx, us -
literalmente- todos los caminos, todos los instrumentos.

47
Marx trabaj con las estadsticas oficiales, con informes
oficiales, con la literatura disponible primaria y
secundaria, con la literatura misma, novelas y poesa.
En fin, l trabaj con todo. Todos los instrumentos que
l encontraba importantes para rendir cuenta de la
realidad, l los utiliz de alguna forma.
Todo eso est ah, en el texto, organizado de una
determinada manera. Esa es la cuestin fundamental.
Una cosa es cmo l fue comprendiendo la realidad
econmica.
Si estuvisemos hablando del Brasil, digamos, l us
tanto el censo demogrfico, como el censo econmico,
el censo industrial, los informes del Banco Central, las
Cuentas Nacionales, los informes de los sindicatos de la
patronal y de los trabajadores, los diarios, la literatura.
El us todo. Todo lo que era fuente de informacin
para la comprensin de aquel mundo que l quera
analizar. Slo que l organiz eso de una determinada
forma. Y la organizacin de ese mismo material
obedeci a criterios rigurossimos, criterios basados en
la exposicin dialctica.
Cuando hablamos de investigacin, estamos
hablando de lo emprico, de las formas como se capta lo
emprico, lo factual. No tiene mucho sentido que se
estudie una realidad si no se fuera a estudiar su historia,
su anatoma, etc. En fin, es necesario que uno se
sumerja en su objeto de forma radical.
Otra cosa es cmo se hace la exposicin de eso.
Cmo se procede a transformar ese emprico inmediato
en una exposicin rigurosa, que sea capaz de rendir
cuenta del movimiento concreto que esconde el hecho
emprico.
Porque, en verdad, lo emprico no expresa lo real. El
es un momento de lo real. El es una dimensin de lo
real, mas no es lo real propiamente dicho.
Y para comprender esas diversas conexiones, esas
distintas ligaduras que dan sentido a lo real, es
necesario que se tenga un mtodo riguroso de

48
exposicin. Si el material fuera expuesto tal como se
presenta, tan slo tendramos un todo inconexo,
desorganizado, amorfo.
Para dar una forma comprensible a ese real, es
necesario organizarlo. Y la organizacin de eso tiene
que seguir principios rigurosos. Esos principios, en el
caso de Marx, son los principios de la dialctica.
Cmo hizo l eso? El hizo eso usando una
"demarche" que parte de la mercanca.
En verdad, el pasaje fundamental, o el mecanismo
expositivo fundamental, est basado en la idea del
pasaje de la totalidad simple a la totalidad compleja.
Usando la analoga que us aqu antes, de la semilla a
la planta, o al rbol. El mtodo expositivo sigue
rigurosamente esta analoga, digamos as.
Cuando Marx comienza con la mercanca, l est
tomando la semilla. Cuando l llega hasta la
acumulacin del capital, que es semilla desarrollada,
desdoblada, el concepto que corresponde a eso es el
concepto de acumulacin de capital.
Ese es un movimiento fundamental en la lgica de
Marx. Lo que vamos a acompaar, a lo largo del texto
de Marx, son esas distintas metamorfosis de la
mercanca. Como nosotros acompaaramos, en el
caso de la Biologa, la metamorfosis de la semilla: cmo
la semilla se desdobla, cmo ella se multiplica hasta su
transformacin en un rbol.
Pero, lo fundamental, es entender que en la semilla,
bajo la forma de semilla, todo lo fundamental de ese
rbol ya est contenido, ya est puesto, o est
presupuesto.
Por lo tanto, el concepto de mercanca, que es el
punto de partida de la lgica expositiva de Marx, es un
concepto donde estn contenidas, potencialmente,
todas las posibilidades de ese ser.
Entonces tenemos, en el fondo, un largo cambio de
piel de esa mercanca. La mercanca se va
desarrollando, se va transformando en dinero, despus

49
en plusvala, luego en capital, en acumulacin de
capital. Vemos as un movimiento dialctico de
transformacin de la mercanca.
Es importante considerar que, ya en la forma
mercanca, ya en ella, todas las posibilidades de ese ser
estn dadas como totalidades simples. El paso de la
totalidad simple a la totalidad compleja, o el pasaje de lo
abstracto a lo concreto, es el paso de la concretizacin
sucesiva de las diversas instancias de esta realidad.
Lo abstracto no es lo contrario de lo concreto. Lo
abstracto es el momento de lo concreto. Lo abstracto es
lo concreto simplificado, es lo concreto ubicado en su
realidad ms simplificada.
Marx va a decir lo que es lo concreto, en el "Mtodo
de la Economa Poltica", as: lo concreto es concreto
porque es la unidad de la diversidad, porque es la
sntesis de mltiples determinaciones. Lo que equivale a
decir: lo concreto es lo abstracto que se desdobl, que
se enriqueci, que se transform a lo largo de su
presencia en el mundo.
Hay una imagen de un autor llamado Karel Kosik, en
un libro llamado "Dialctica de lo Concreto". Karel Kosik
dice que el libro "El Capital" es la odisea de la categora
mercanca. Y qu quiere decir Odisea? Ustedes
seguramente recuerdan. Odisea es la historia del hroe
Ulises. Despus de la Guerra de Troya, regresando a su
casa. Son los largos aos de una peregrinacin sin fin,
donde l va viviendo una serie de aventuras.
El llega a casa, al final de anos y aos, y no es
reconocido, porque est diferente. En verdad, va a ser
reconocido despus, debido a una cicatriz en la pierna,
debido a un defecto. Es reconocido a causa de un
defecto y no debido a alguna virtud.
Ese camino del hroe, ese caminar, ese periplo del
hroe, es una relacin de l con el mundo, en la cual l
transforma al mundo y es transformado por ese mundo
que l toca. Es una permanente integracin, un
permanente vnculo con el mundo.

50
 El cambia al mundo. El va ah y transforma las cosas
que toca. Ms l tambin es transformado en esa
interaccin. Ese es el movimiento del ser. El ser
mercanca se transforma, va adquiriendo, se va
concretizando, se va enriqueciendo en ese movimiento,
hasta transformarse en capital.
Pero ese es un movimiento contradictorio. Es un
movimiento que tiene que ser negado para afirmarse.
Todo esto, que intent esquematizar de alguna
manera, es rigurosamente el mtodo de exposicin.
Marx expone la realidad econmica capitalista de una
forma no historicista, sino de una forma que l mismo
llam lgico-gentica.
Y qu es la lgica-gentica? Lo que importa para
Marx, no es decir: "el capital era as, inicialmente, y se
transform de esta manera. E intentar captar la forma
ms simplificada con que la realidad econmica
capitalista se presenta, que es la forma de sociedad
mercantil simple.
La gran contribucin filosfica, terica, metodolgica
que Marx aporta, es haber dicho lo siguiente: slo es
posible ser riguroso, desde el punto de vista del
conocimiento, cuando se es riguroso con relacin a la
cuestin del mtodo.
O sea, para usar una expresin, slo es posible ser
realmente capaz de producir un conocimiento nuevo y
revolucionario bajo una forma nueva y revolucionaria La
forma de exposicin que exista, hasta entonces, no era
capaz de rendir cuenta de los descubrimientos que ella
haba hecho.
El tena una cosa nueva a decir y esa cosa nueva
tena que ser dicha en una forma nueva. La forma y el
contenido de lo que l tena para decir, tenan que ser
complementarios. Eso es lo que hace que el mtodo
expositivo sea fundamental en la formulacin de lo que
l tena para decir.
Dnde est exactamente la cuestin? Cul es el
problema que est ah envuelto? En verdad, el problema
es muy anterior a eso, y es una cuestin planteada por

51
Kant. Ustedes saben que Kant era aquel filsofo que
negaba la posibilidad de conocer la cosa en s. La cosa
en s es inaprehensible, deca l.
Kant deca as: yo no puedo conocer la cosa en s,
pero puedo conocer todos los caminos que llevan hasta
la cosa en s.
Es posible conocer todas las formas de llegar a la
cosa en s, yo puedo establecer todas las reglas
posibles, lgicas, que me aproximen a la cosa en s,
pero ella es impenetrable. Y Kant va a hacer eso
utilizando, para esa crtica la metafsica, la crtica de la
ontologa clsica. La crtica de Kant es esta: l niega la
posibilidad de conocimiento de la cosa en s, utilizando
instrumentos de la ciencia, la Fsica, la Matemtica.
Ah viene Hegel y dice una cosa fundamental: el
procedimiento de Kant es incorrecto, porque l es
arbitrario, porque l es tautolgico. En el siguiente
sentido: slo es posible una ciencia -Matemtica, Fsica-
a partir de una filosofa. No es posible negar la filosofa
a partir de la ciencia, porque la ciencia es derivada de la
filosofa. Cualquier juicio que yo pudiera hacer sobre la
Fsica, la Matemtica, la Biologa, procede de una cierta
filosofa.
Entonces, qu es el procedimiento de Kant? es un
procedimiento arbitrario. Lo que quiere decir que l
critica a la filosofa a partir de la ciencia, cuando la
ciencia es la que presupone a la filosofa.
Entonces, Hegel descarta la solucin de Kant y dice
que slo existe una posibilidad de tener un punto de
partida correcto -y ese es el problema fundamental de la
ciencia: el punto de partida-, esto es, si el punto de
partida fuese todo. Si el punto de partida fuera todo,
inclusive su propia negacin. Sino, cualquier punto de
partida es arbitrario. El punto de partida, rigurosamente
correcto y legtimo, es aquel que sea capaz de contener
todo, inclusive su negacin.
El punto de partida en la perspectiva del anlisis del
capitalismo en Marx es la mercanca. La mercanca es
la forma de expresin del ser capitalista que contiene

52
todo, de una forma simplificada.
La mercanca tiene dos realidades, dos dimensiones:
valor de uso y valor de cambio. Son dos dimensiones de
la mercanca, las cuales son contradictorias. El
movimiento de la acumulacin de capital nos va a llevar
a comprender eso. La superproduccin de valores de
uso que no encuentra correspondencia en trminos de
valores de cambio. De ah vienen las crisis de
superproduccin, de desacumulacin, de quema de
capitales, de destruccin del capital, etc.
Por qu? Porque la realidad econmica capitalista
es contradictoria desde el inicio, desde su dimensin
ms elemental.
El dice, en su primera frase de "El Capital": por qu
comienzo con la mercanca? Pues porque la mercanca
es la unidad elemental de la riqueza, y la riqueza
capitalista es, nada ms y nada menos, que una
coleccin de mercancas. La mercanca es la unidad
elemental de la riqueza capitalista. Y esa riqueza
capitalista no es ni ms ni menos que una acumulacin,
una coleccin de mercancas.
Ese movimiento de exposicin, por lo tanto, tiene
reglas rigurosas, basadas en esos principios dialcticos,
etc. Mientras que el mtodo de investigacin no. El
mtodo de investigacin se abre a todos los caminos.
Todas las posibilidades para capturar lo emprico son
legtimas. La estadstica -en el caso de los economistas-
, la econometra, etc.
Otra cosa es cmo se expone eso, cmo se
comprende y organizan esos hechos, cmo se conectan
esos hechos, lo emprico, de una forma rigurosa, de una
forma comprensiva, desde el punto de vista dialctico.
Pero esa es otra historia, y eso es mucho ms
complicado.
Para terminar quera slo decir lo siguiente: en 1784
Kant escribi un texto que tena el siguiente ttulos:
"Qu es la Ilustracin. Qu es el Iluminismo?". Y l
responde diciendo que el Iluminismo se caracterizaba

53
por una frase fundamental, que es, osar saber. Osar
saber contra todas las formas de poder, inclusive el
Estado. Es preciso osar saber.
Entiendo que, para responder esa pregunta de lo que
es el marxismo hoy, lo que caracteriza al marxismo, es
tambin decir que el marxismo es tambin la osada de
saber, pero sobre todo, es la osada de soar.
Muchas gracias.

54
 CONFERENCIA
LA PRODUCCIN DEL
CONOCIMIENTO SOCIAL
CONTEMPORNEO Y SU NFASIS
EN EL SERVICIO SOCIAL

Myriam Veras Baptista

Ofrecer una conferencia siempre asusta un poco.

Prefiero entonces asumir este encuentro entre nosotros
como un momento de dilogo con respecto a una
temtica, y donde haya libertad de interrumpir y
preguntar, de forma tal que las ideas expresadas sean
permanentemente clarificadas.
Como punto de partida, traje algunas reflexiones,
posiciones y polmicas sobre el asunto, teniendo claro
que estas son expresiones de verdades, pero que no
son ellas mismas la verdad. Nuestro debate, inclusive es
un nuevo espacio para que aparezcan nuevas
perspectivas, nuevas reflexiones y posiblemente,
nuevas posiciones.
En ese sentido, este contacto con las Escuelas de
Servicio Social de la Regin Sur, es muy importante,
porque significa la participacin de los profesores de
esas escuelas en el enfrentamiento del desafo que se
le ha planteado histricamente a los asistentes sociales:
la relacin del servicio social con el conocimiento social
contemporneo. Ese enfrentamiento se hace hoy, una
vez ms y de manera ms fuerte, dado que el servicio
social se ve como parte integrante de ese conocimiento,
de esa totalidad, y est luchando para, por un lado
mostrar -como parte- qu contribucin puede hacer a la

Conferencia ofrecida el 23/08/91

Doctora en Servicio Social. Profesora de la Pontificia Universidad

Catlica de Sao Paulo y de la Pontificia Universidad Catlica de Ro de
Janeiro.

55
produccin del conocimiento social; y, por otro lado,
situar qu tipo de apropiaciones l puede hacer de lo
que ya existe acumulado, y cmo puede hacerlo.
Me parece interesante que la primera aproximacin al
tema "La produccin del conocimiento social
contemporneo y el servicio social", se haga aclarando
algunos interrogantes. Qu es el conocimiento social
contemporneo? Desde el primer momento, cuando se
habla del conocimiento social contemporneo, la impre-
sin que se tiene es de una unidad, de que existe un
conocimiento social contemporneo, y que el servicio
social se relaciona con ese conocimiento. Sin embargo,
el conocimiento social -no slo el contemporneo- es
una totalidad compleja, que incluye en si una
diversidad y una heterogeneidad de conocimientos.
En esa totalidad compleja, en diferentes momentos
histricos, en razn de mltiples determinaciones, del
movimiento de las diferentes fuerzas que actan sobre
aquella produccin, encontraremos una combinacin
especfica de diversos modos de conocimiento; dentro
3
de los cuales uno es el dominante .
Esto impregna todo el sistema y modifica las
condiciones de funcionamiento de los dems.
Parafraseando a Marx, ese conocimiento seria "la luz
universal en que se embeben todos los colores y que
modifica su particularidad" (Marx: Grundisse).
Podemos visualizar la dinmica de esa construccin
como un proceso circular en el cual, por aproximaciones

3
Al hacer esta reflexin utilizo una categora de anlisis forjada por
Charles Bethelheim cuando hace el estudio de la transicin a la
economa socialista. Las estructuras complejas como dominantes son
comprendidas por l como combinaciones especficas de diversos
modos de produccin de los cuales uno es dominante. Ese modo de
produccin dominante impregna todo el sistema y modifica las
condiciones de funcionamiento y desarrollo de las condiciones
subordinadas (La transicin hacia la economa socialista, trad. Sergio
Goes de Paula, Ro, ed. Zahar, 1969, pp. 18-19). As, en nuestra
sociedad, ms all de las relaciones estrictamente capitalistas,
conviven otros tipos de relaciones de trabajo, el pequeo propietario,
las cooperativas, el servicio domstico, etc.

56
sucesivas se asciende, cada vez, a un nuevo nivel. Ese
complejo de saberes est entrelazado en el "mundo de
la vida" teniendo, por lo tanto, sus particularidades, su
causalidad estructural (gnesis y determinaciones) y
su dinmica propia de transicin de modos de domina-
cin, de mantenimiento y de eliminacin de
elementos estructurales, cuando ese proceso dinmico
ocurre en una sociedad que pasa por momentos de
transicin muy fuertes, o de crisis. Estas inciden en la
totalidad compleja, determinan nuevas hegemonas y
composiciones, dando por resultado una nueva
estructura del saber.
En los procesos de transicin y crisis aludidos, el
conocimiento social generado est impregnado de
"impurezas" y de "sobrevivencias" que reflejan las
estructuras reales: el nivel de estructuracin del nuevo
saber, las permanencias, las diversidades de
apropiacin del conocimiento en los diferentes
contextos, y las relaciones que se establecen entre esos
saberes y sus desigualdades. En este sentido, esas
"impurezas" y "sobrevivencias", en un primer momento,
no dependen de quien las opera, sin embargo, de l
depende su superacin.
Es desde esa perspectiva que se puede comprender
la polmica en curso en relacin a la crisis del
4
paradigma para el conocimiento de lo social , de un
lado, porque el proceso de produccin del conocimiento
es un proceso de tensiones entre paradigmas y; de otro,
porque la crisis es una derivacin necesaria del proceso
5
de transformacin de la sociedad misma .

4
La nocin de paradigma comprende la articulacin de los momentos
lgicos con los principios explicativos, orientados por una teora
bsica. Tratan esa temtica, entre otros: Boaventura de Souza Santos
(Introduccin a una ciencia posmoderna, Porto, Afrontamento, 1989)
Alvin Gouldner (The comino Crisi of Western Sociology, NY, Basic
books, 1970), Octavio Ianni (A crise de paradigmas na sociologa,
RBCS N 13, Junio de 1990).
5
Por ejemplo, en la medida en que se producen transformaciones en
las relaciones sociales en el este europeo, el paradigma viene siendo
puesto en cuestin, no tan slo como proyecto poltico, sino tambin

57
 En verdad, lo que se ve en el tratamiento de la crisis
de los paradigmas es ese proceso, que se podra llamar
dialctico, de movimiento histrico, donde se perciben
las diferentes tensiones y presiones que actan sobre
esa totalidad compleja que es el conocimiento de lo
social. Octavio Ianni (1990), al apuntar las controversias
usuales en el tratamiento de la crisis de paradigmas en
la sociologa, que tiene como base los modelos clsicos
y la obsolescencia de determinadas nociones, comenta
que hay algo de imaginario con referencia a la crisis: si
hoy hay impases reales, las controversias sobre el
objeto y el mtodo en sociologa son permanentes, en
la medida en que ella se piensa continua y crticamente.
Para Ianni, la polmica sobre los paradigmas pasa por
las cuestiones relacionadas al movimiento de
aprehensin de lo real: apariencia/esencia, parte/todo,
singular/universal, sin-crnico/diacrnico,
histrico/lgico, pasado/presente, sujeto/objeto,
teora/prctica, cualidad/cantidad; y por los principios
que rigen su explicacin: evolucin / causalidad,
funcional / estructura, significativa / reduccin,
fenomenolgica / conexin, sentido, contradiccin.
En ese sentido, se tiene no una superacin de los
paradigmas, si-' no paradigmas que conviven y que,
histricamente, se re-estructuran con la
desestructuracin de alguno de sus elementos, conser-
vacin de otros, y emergencia de nuevos elementos.
Ese proceso de re-estructuracin se va haciendo,
alcanzando cada vez niveles ms altos, y produciendo
desplazamientos a partir de nuevos polos de
hegemona. En un determinado momento de la historia
del conocimiento de lo social, con Kant, la lgica formal
detenta la hegemona en la produccin del saber sobre
la sociedad y seala como el lmite de su racionalidad a
las antinomias de la prctica del ser social. La
superacin de ese lmite fue llevada a cabo por Hegel,

en cuanto proyecto terico.

58
con la propuesta de un nuevo tipo de lgica, la lgica
dialctica, que permite trabajar las antinomias, las
contradicciones.
Otro punto polmico sobre los paradigmas es la
cuestin de la relacin sujeto/objeto: en el perodo
medieval tenemos la prevalencia del sujeto; las
explicaciones sobre lo real estaban directamente
relacionadas a la ideologa y a la visin del mundo
dominante, a sus deseos y valores. Con el
Renacimiento y con los nuevos descubrimientos, la
inauguracin de la ciencia moderna se hace justamente
mediante la ruptura de ese modelo de relacin,
gestndose entonces la prevalencia del objeto sobre el
sujeto. En este modelo, el sujeto que investiga tiene que
contemplar el hecho, describirlo e interpretarlo, sin
involucrarse en ello. Es ese el paso que va a dar inicio a
la modernidad en trminos de ciencia (cuando hablamos
de modernidad no estamos hablando de los ltimos 30
aos; estamos hablando de los ltimos siglos). Ese
paradigma de la ciencia, de la separacin sujeto/objeto,
aplicado al conocimiento del ser social, fue puesto en
cuestin por Marx: aunque fue un avance en el
conocimiento de la naturaleza, trababan el conocimiento
de las relaciones sociales de la sociedad burguesa, en
sus elementos esenciales.
Hoy tenemos la convivencia de varios paradigmas,
cuya evolucin y modos de relacin tienen que ver con
la configuracin de los modos particulares de las
relaciones entre grupos y clases sociales de este
momento histrico. En ellos no vamos a encontrar
propuestas esencialmente "puras": vamos a encontrar
conocimientos cuya produccin se hace bajo la
hegemona de un determinado paradigma, a la vez
que ste se impregna de los otros modos de
pensamiento. Por ejemplo, en la tradicin del
pensamiento marxista, vamos a encontrar autores que
en la lectura de lo real tienen una formulacin
epistemolgica muy prxima al estructuralismo

59
positivista, debido a su ahistoricidad por ms que la
perspectiva de la historia sea uno de los pilares de ese
paradigma.
El conocimiento del servicio social ostenta las
mismas caractersticas del todo del cual es una
particularidad: es una totalidad estructural, parcial,
histrica, compleja, con dominantes. No tenemos un
servicio social nico. Tenemos un conocimiento del
servicio social complejo, diferenciado, el cual,
histricamente, sufre la dominacin de determinados
modos de pensamiento. Hubo un momento, por
ejemplo, en que el pensamiento social de la iglesia
catlica fue dominante, lo que no impidi,
necesariamente, que otros modos de pensamiento -tal
como el funcionalismo norteamericano- conviviesen
con ste, aunque s favoreciera que el modo de
pensar de la iglesia determinara nuevos contenidos y
nuevas caractersticas en aquellos otros modos de
pensar. En otro momento, la situacin se invirti, y
tuvimos la dominacin del pensamiento funcionalista,
con la subsistencia de la perspectiva doctrinaria, pero
ahora, en condicin de subordinada a los requisitos de
aquella.
Hoy, podemos decir que tenemos, en el servicio
social, la hegemona de un pensamiento forjado en la
tradicin marxista. Sin embargo, esto no quiere decir
que el servicio social brasileo (o incluso el
latinoamericano) sea, en trminos numricos, predomi-
nantemente marxista. No significa que la mayor parte de
los asistentes sociales tomen posicin como marxistas,
pero s que aquellas personas reconocidas por la
categora como representantes del avance de su saber
estn afiliados a las corrientes de pensamiento
predominantemente marxistas, inclusive aquellos
profesionales que adhieren a otros modos de pensar
tienen su horizontes de aprehensin de lo real y de
intervencin, impregnado por las ideas y polmicas
gestadas por el marxismo.

60
 La especificidad que particulariza el conocimiento
producido por el servicio social es la insercin de sus
profesionales en prcticas concretas. El asistente social
se enfrenta a las mismas cuestiones que otros dentistas
sociales, lo que lo diferencia es el hecho de tener
siempre en su horizonte un cierto tipo de intervencin: la
intervencin profesional. Su preocupacin est en
relacin con la incidencia del saber generado sobre su
prctica: en el servicio social, el saber crtico apunta
hacia el saber hacer crtico.
La intervencin profesional es una dimensin de la
prctica social, no privilegiada por las reflexiones de los
pensadores marxistas de mayor renombre. Cuando
Marx y los autores marxistas tratan de la prctica social,
por lo regular, tienen como referencia la prctica
humana ms general bajo el capitalismo, o aquella que
incide directamente sobre las relaciones capital-trabajo.
Esta caracterstica de tratamiento de la cuestin va a
determinar muchas veces, en la literatura y en la
prctica de intervencin de los asistentes sociales -
prctica que, aunque incida tambin sobre relaciones
determinadas por el sistema capitalista, no tiene a esas
dimensiones como su ncleo focal-, algunos sesgos en
las concepciones y anlisis que las informan, en la
medida en que los asistentes sociales se apropian de
esos conocimientos haciendo un pasaje inmediato de un
tipo de saber, construido para un nivel de la prctica,
para utilizarlo en otro nivel.
La prctica profesional es, an, una dimensin de la
prctica social que se manifiesta concretamente, en una
situacin social especfica. Es una intervencin
socialmente construida, ubicada en la divisin socio-
tcnica del trabajo. Por lo tanto, no es solamente fruto
de la decisin de grupos determinados: existen, en el
tipo de relaciones sociales que se establecen en el
capitalismo monopolista, necesidades y expectativas de
prcticas determinadas, legitimadas por la sociedad, y
dentro de estas se sitan aquellas que corresponde

61
ejecutar al asistente social.
Las necesidades y expectativas sociales relacionadas
al servicio social son, tambin, determinadas
histricamente. Nosotros vemos que, en la gnesis del
servicio social, haba una fuerte expectativa relacionada
con su intervencin en la relacin capital-trabajo. El
servicio social se instituy en el Brasil en un momento
en que las contradicciones, los conflictos y las tensiones
de esas relaciones, emergan con fuerza en el proceso
de consolidacin de un capitalismo an incipiente, y la
propuesta de su creacin apuntaba a la
operacionalizacin de una tercera alternativa para
enfrentar la cuestin social -ni el comunismo, ni el
capitalismo salvaje: el humanismo cristiano-, teniendo
por base una doctrina social: la doctrina social de la
Iglesia catlica. Hoy, el espacio privilegiado de la accin
profesional es mucho ms la relacin pobreza-sociedad
(que no deja de tener relaciones directas con la relacin
capital-trabajo, en la medida en que esa pobreza se
gesta, se nutre y se ampla a travs de los desfases
sufridos por el polo menos favorecido de la relacin: el
trabajo).
El lado ms aparente de la accin del servicio social
es aquel que se realiza por aproximaciones -en
respuesta a asuntos inmediatos, planteados en lo
cotidiano-, las que se hacen teniendo muchas veces,
como punto de partida, soluciones provisionales e
inmediatistas. Esto no significa que el servicio social
tenga que ser, en su esencia, inmediatista: los desafos
puestos a nivel de lo inmediato apuntan hacia asuntos
de significacin estructural, histrica y pueden (deben)
formar parte, en su continuidad, de trabajos ms
consecuentes. Es en lo cotidiano donde las
determinaciones de los modos de las relaciones
sociales capitalistas -el relacionamiento reificado, la
atencin a las necesidades bsicas transformada en
mercanca, un cierto tipo de relacin desencantada-, se
expresan, se evidencian y se imponen con mayor fuerza

62
en la accin profesional. El gran desafo que se le hace
al profesional es el de la superacin de esas
imposiciones cotidianas. Sin dejar de responder a los
desafos que emergen del cotidiano, cmo se puede
superar esa prctica inmediatista y darle a ella una
dimensin revolucionaria? Toda prctica, inclusive la
ms utilitaria y cotidiana, contiene en si una referencia a
la conciencia, ya que la intencionalidad procede objetiva
y cronolgicamente a la intervencin. En lo cotidiano,
frente a los asuntos inmediatos, la estructura de
objetividad de la sociedad impone frecuentemente
comportamientos de manipulacin de lo aparente que,
en la continuidad de la accin, deben ser superados
dando lugar a proyectos de intervencin cuya
intencionalidad sobrepase lo inmediato, teniendo a la
vista cambios profundos en la situacin, objeto de la
intervencin.
Ese es el gran desafo que se plantea hoy a los
asistentes sociales: cmo dar una dimensin
revolucionaria a una prctica que es reconocida como
trabajo sobre la emergencia, la cotidianeidad, lo
particular? Cmo realiza esa superacin?
Este tema ha sido discutido en nuestro grupo de
estudio, las cuestiones de la relacin teora/prctica, en
la Pontificia Universidad Catlica de Sao Paulo
(PUC/SP), y la propuesta ms productiva que tuvimos
fue la de la reconstruccin del objeto. Esta reconstruc-
cin del objeto significa insertar las demandas que
llegan al asistente social, sea por la va de la institucin,
sea por la va de los usuarios de sus servicios.
El punto central de esa reconstruccin est en la
relacin teora-prctica, en la manera como veo,
tericamente, el objeto: sin una teora consistente no se
consigue sobrepasar el lmite del objeto. En la medida
en que este se sita en el contexto de las relaciones
sociales del mundo capitalista, a mi entender, es la
teora social que se remite a Marx la que podr
posibilitar un mayor alcance en la aprehensin de su

63
estructura y significado.
Esto porque forma parte de la esencia de esas
relaciones sociales el que su visibilidad quede oculta,
que no sea percibida a primera vista: lo que se da a la
percepcin inmediata es una forma reifcada de esa
relacin. Su clara percepcin est perturbada por
mediaciones: ellas se evidencian a travs de las cosas,
de objetos que ocultan la esencia de esa relacin.
Cuando, en nuestra prctica profesional, nos colocamos
frente a un desafo, ste se muestra con una cara que, a
primera vista, no parece ser la nica. En verdad, esta
cara aparente oculta su verdad esencial. Para
ejemplificar ese proceso, me parece esclarecedora la
respuesta dada por la asistenta social Yolanda Heloisa
de Souza a la pregunta: cmo ve usted la
"trombadinha", que se present en un programa de
televisin? "Para m, la "trombadinha" es un
sobreviviente de la mortalidad infantil, que continua
luchando por la sobrevivencia, corriendo el riesgo del
asalto". Por un lado, se tiene lo real inmediato, el robo:
el "trombadinha" arranchando un collar de oro que sale
corriendo. Pero ese real oculta, al mismo tiempo que
apunta hacia la existencia de un problema, hacia su
esencia: si el "trombadinha" no robase el collar de oro,
probablemente yo no tendra acceso a su problema. Si
no tuviera idea de que lo que nos es dado
inmediatamente es apenas el indicador de algo que es
ms concreto, no se llegara a la esencia de los hechos.
Tenemos, entonces, la contradiccin entre lo real y lo
concreto. Lo real es lo que se nos presenta a primera
vista, es la empiria, es lo concreto, y es la "sntesis de
las mltiples determinaciones, la unidad en la
diversidad" (Marx: Grundisse), es la gnesis, es aquello
que determina histricamente lo real lo que se est
enfrentando en ese momento. Otro punto a ser pensado

Esta palabra es tpica del habla popular por lo que nos parece mejor
no traducirla. El lector de cada pas sabr entenderla, pues el referente
social nos es a todos familiar: Piraita

64
en ese proceso de reconstruccin del, objeto es el de la
unidad de la relacin teora-mtodo. La teora que se
asume es lo que va a determinar el mtodo de
aprehensin de lo real. Por lo tanto, es preciso
comprender muy bien la afirmacin corriente de que
depende del objeto el mtodo con el cual se va a
trabajar, A mi entender esta afirmacin se aplica cuando
la cuestin se coloca en relacin al objeto ms amplio
de estudio: si este se sita en el rea de las ciencias
fsicas y naturales, o si se sita en las ciencias humanas
y sociales -si el objeto son las cosas, las plantas, los
animales, o si el objeto es el hombre en sus relaciones
sociales. Porque, en este ltimo caso, en la medida en
que se refiere a las relaciones que se dan en la
sociedad burguesa, la definicin del mtodo est
implcita en la teora social adoptada.
Entre los asistentes sociales, la falta de claridad de
esa relacin objeto-mtodo lleva a pensar la opcin
metodolgica a partir del mbito de accin de su
prctica; si est trabajando con comunidades, el mejor
mtodo para trabajar es el dialctico; si atiende casos, el
fenomenolgico; si es empleado de una empresa tiene
que adoptar, necesariamente, el abordaje funcionalista.
Este es un serio equvoco: lo que va a determinar el
mtodo asumido es la dimensin desde la cual se mira
el objeto: es el modo de ver, de comprender y de
explicar el objeto lo que define al mtodo, y no la
amplitud de ese objeto en el contexto de las relaciones
sociales. Puedo trabajar en servicio social dando una
perspectiva dialctica a mi trabajo en la medida en que
sito ese real, que emerge en ese caso, en un concreto
histrico. Si comienzo trabajar caso por caso, y no
hago la relacin entre esas singularidades y la
particularidad de la cuestin que las unifica, y no ins-
cribo esa particularidad en la universalidad de las
relaciones sociales, en verdad no estoy haciendo un
abordaje dialctico. Si no hago ese proceso, de ver que
aquel nio que roba un collar de oro pertenece a un

65
grupo, a un determinado segmento de clase, con
caractersticas especificas, que est inserto en una
realidad generadora de tensiones, de conflictos y
actitudes determinadas, y que, la accin profesional de
un asistente social -como una accin tambin inserta en
la divisin socio-tcnica del trabajo, dedicada a generar
respuestas a ese tipo de desafos- requiere hacerse en
esas diferentes dimensiones, entonces no estoy
haciendo un abordaje dialctico.
Hace parte de la perspectiva revolucionaria de la
accin profesional la superacin de los lmites de su
propuesta. Existe un lugar definido para el servicio
social en la divisin socio-tcnica del trabajo, pero ste
no es un espacio simplemente dado, es un lugar
histricamente construido por el tipo de relaciones y de
respuestas que sus profesionales fueron produciendo
frente a las cuestiones y desafos planteados, en su
mbito de intervencin, por las coyunturas histricas.
Por lo tanto, su modo de ser puede ser histricamente
superado, y esa superacin se har en la medida en
que consigamos realizar esa dialctica entre la
singularidad, la particularidad y la universalidad, y
establecer tipos de accin que, de cierta forma orienten
el encuadramiento de las cuestiones en esas diferentes
dimensiones. Esto, tericamente, puede parecer
simple, mas prcticamente cmo potencializa el asis-
tente social su propia prctica, y hace de ella un
momento de la prctica ms general, de la prctica
social? Existen los lmites impuestos por el orden social
vigente, pero esa prctica puede ser ampliada en sus
lmites en la medida en que est vinculada a un
proyecto ms amplio de cambios en lo real. Si estoy
trabajando en un caso, tengo que percibir en qu
medida ese caso es un lugar privilegiado para detectar
situaciones que se estn planteando en lo real de aquel
grupo social con el cual trabajo, en tanto indicadores de
situaciones ms amplias: yo puedo o no percibir eso,
puedo o no trabajar sobre eso -esa es la cuestin que

66
me parece central en relacin al mtodo.
Cuando el asistente social est frente a lo real y
pretende hacer una lectura de l, y a partir de ello, una
intervencin ms profunda, por regla general, se
encuentra carente de instrumentalizacin. El problema
del desfase teora/prctica de los profesionales,
principalmente a nivel de su intervencin, debe ser
enfrentado. Durante un largo tiempo, la intervencin fue
descalificada y la produccin tuvo como eje los
fundamentos tericos en la lectura de lo real y, poco a
poco, el nivel de esas reflexiones fue tomando tal
complejidad, fue tornndose en un discurso para
iniciados, y generando una fuerza en la relacin
saber/poder interna a la categora profesional; a los
asistentes sociales "prcticos" se les ve alejados de la
competencia cognitiva, y desarmados de los poderes y
status que ella confiere. Sin embargo, para los
asistentes sociales, esa lectura de lo real, por ms
competente que sea, nada resuelve; hay que tener en
consecuencia, una propuesta coherente de accin.
Por otro lado, el fantasma del eclecticismo (que no
deja de ser un problema real) asumi el papel de camisa
de fuerza, impidiendo ciertos avances en la prctica
profesional en relacin a la utilizacin de conocimientos
construidos fuera de los paradigmas de la lectura
marxista. En la medida en que la lectura marxista no
genera propuestas de intervencin para cuestiones
inmediatas en vista que su preocupacin se fija en las
relaciones amplias de la sociedad, los asistentes
sociales que se ubican en esa perspectiva se ven frente
a un gran desafo: un desfase o (para usar un trmino
en ingls muy utilizado cuando se trata de tecnologa),
un gap, un hueco, entre los conocimientos tericos,
amplios, y los desafos de su prctica inmediata.
Llenar ese gap, a mi modo de entender, va a exigir
que los profesionales recurran a conocimientos que no
fueron en su origen, necesariamente, formulados dentro
de la propuesta marxista. La apropiacin de esos

67
conocimientos, sin embargo, no podr ser mecnica:
ellos precisan ser re-elaborados, recuperando lo que
esos estudios avanzaron, superando sus lmites,
creando crticamente un conocimiento nuevo acorde con
una, teora social. El problema central (lmite) del uso de
esos conocimientos es que, por regla general, ellos son
parciales y que, en lugar de verlos en su insercin a la
totalidad, son encarados como si ellos mismos fuesen la
totalidad. Su rescate se puede hacer, por lo tanto, a
partir de una relacin dialctica entre teora social y
aquel conocimiento cientfico -esta es una relacin en
que se niega para superar, en un movimiento
permanente de la parte hacia el todo-, inscribindose en
una perspectiva histrica y estructural.
Tomndose como ejemplo la teora de las minoras
6
activas trabajada por Serge Moscovici , que estudia el
modo como las minoras, consideradas como sujetos
sociales, fuentes de innovacin y de cambio social, se
imponen activamente frente a los grupos mayoritarios.
Este estudio es un subsidio indispensable, superando
sus limitaciones, para la accin de los asistentes
sociales en la medida en que las poblaciones con las
cuales trabaja son minoras en trminos del poder, y el
propio servicio social es una minora en el concierto de
las profesiones que intervienen en las relaciones
sociales.
Esos conocimientos as apropiados toman el sentido
de un recurso intermedio del cual se echa mano, y al
utilizarlo, se le modifica insertndolo en totalidades
tericas e histricas ms amplias. Las categoras
centrales de esa relacin son la de la totalidad y la de la
contradiccin, porque esos conocimientos, siendo par-
ciales, presentan una contradiccin intrnseca: al mismo
tiempo que descubren las cuestiones, ocultan su
esencia. Lo que est oculto ser visible en la medida en
que vaya siendo incorporado a otras totalidades de las

6
En Psicologa de las minoras activas. Traduccin de Arme Rivere,
Pars, Presses Unviersitaires de Francia, 1982, 2da. Edicin.

68
cuales l es parte.
Lo que ha ocurrido con el servicio social es que nos
hemos volcado con bastante vigor -no se si las hemos
aprendido con el mismo vigor- hacia esas macroteoras,
bsicamente, hacia las teoras de la tradicin marxista, y
nos hemos detenido al nivel de la explicacin crtica del
servicio social, sin habernos dedicado terica y
prcticamente a la operacionalizacin de su prctica.
Hemos olvidado la parte operativa de nuestra accin. No
nos hemos instrumentalizado para el enfrentamiento de
lo cotidiano. Este es el gran desafo actual. Considero
que el enfrentamiento de ese desafo est ligado a una
propuesta de incorporacin crtica (no eclctica) de los
saberes construidos por la sociedad. Fue as como Marx
construy su saber: parti de una crtica -de superacin
y de incorporacin- a Hegel, a los socialistas utpicos, a
los economistas clsicos.
Es ese proceso de incorporacin crtica el que
tenemos que empezar a ejercitar, y para empezar
indudablemente necesitamos conocer profundamente la
teora social que nos informa, y a la vez, la teora que
est fundamentando -y, por lo tanto determinando sus
posibilidades y lmites- el conocimiento que se quiere
incorporar, porque sino esa incorporacin corre el riesgo
de ser contradictoria, eclctica.
En el sentido de estos planteamientos, el desafo que
se presenta hoy al servicio social, es mucho mayor que
el de contar con un nuevo paradigma; es el del anlisis
crtico de las propuestas, o de la propuesta terica -yo,
particularmente, como ya expliqu, considero que la
propuesta ms productiva para la reflexin y la accin
del servicio social en nuestra sociedad es aquella que
tiene sus races en Marx- para su profundizacin, con la
produccin de bases operativas que permitan una
intervencin crtica. Los asistentes sociales, cuya
especificidad profesional es la intervencin, no se
pueden detener y contentar con el nivel explicativo de su
crtica, manteniendo concomitantemente una prctica

69
reiterativa. La prctica profesional slo permanece
reiterativa si no hacemos una lectura crtica de ella y
una propuesta ms amplia de intervencin.

70
 CONFERENCIA
LA INVESTIGACIN EN EL DEBATE
CONTEMPORNEO
Y EL SERVICIO SOCIAL

Alba Mara Pinho de Carvalho

Antes que nada, deseo expresar mi alegra por estar en

este foro, con colegas, estudiantes, discutiendo un tema
que considero de los ms relevantes.
Como fue planteado ayer, en la apertura -y enfatizado
muchas veces-, creo que la discusin de este tema, la
profundizacin de esta polmica, apunta hacia un nuevo
momento dentro del Servicio Social. Como bien deca la
Profesora Herlinda Borges Oliva el da de ayer, apunta
hacia un momento en el que el Servicio Social alcanza
su mayora de edad, y en el cual se sita como
interlocutor en el campo de las ciencias sociales, a la
vez que como productor efectivo del conocimiento.
Como investigadora, puedo decir que este es un
momento de mucha vitalidad para nosotros al interior y
en el mbito de la profesin. Es una etapa en esa
nuestra lucha de muchos aos, en la medida en que
nuevos horizontes comienzan a disearse. Es
importante recordar que, recientemente, se realiz en el
mbito del Servicio Social el III Encuentro Nacional de
Investigacin, y que, hoy, eventos de esa naturaleza
comienzan a ser comunes al interior de nuestra
categora profesional, lo que, para nosotros, es muy
promisorio.
Esperamos que la profundizacin de esta temtica,
hoy, nos proporcione indicaciones para la continuidad

Conferencia ofrecida el 04/09/91

Profesora de la Universidad Federal de Cear, Brasil.

71
de otros trabajos, y para la profundizacin de la cuestin
referida al debate contemporneo en las ciencias
sociales y sus repercusiones en la investigacin.
En relacin especficamente al tema -"La
Investigacin en el Debate Contemporneo y el Servicio
Social"- es necesario aclarar que con la Profesora Irlys
Barreira, al discutir la propuesta a ser desarrollada,
tuvimos clara conciencia de la complejidad -e inclusive
dificultad- de la temtica, en la medida en que su
discusin plantea la necesidad de enfrentar las
polmicas que son los grandes divisores, hoy, de la
contemporaneidad.
La primera dificultad se nos plante en los siguientes
trminos: "qu es lo contemporneo?", o "a qu
vamos a llamar contemporneo?". Entonces hicimos
una demarcacin histrica: trabajar "contemporneo" en
relacin a las dos ltimas dcadas, tomando la dcada
del 70, y, sobre todo, la del 80 y los aos 90.
Una segunda dificultad consisti en la correcta
delimitacin del campo de discusin. Cuando
examinamos la temtica, nos cuestionamos con
respecto a dnde iramos a fijar nuestro eje de debate. Y
vimos, entonces, que sera fecundo centrar la
aproximacin al debate de la investigacin en el mbito
de las ciencias sociales. Por qu? Pues porque
entendemos que todo el esfuerzo y toda la lucha del
Servicio Social en trminos de investigacin es para
establecer una interlocucin efectiva en el campo de las
ciencias sociales. Es en ese mbito que el Servicio
Social quiere trabajar y es en ese campo en el cual
viene trabajando.
Entonces, decidimos centrar el eje de nuestra
discusin en la cuestin del debate contemporneo en
las ciencias sociales, entendiendo, sin embargo, que
existen especificidades en la propia historia, en el propio
recorrido del Servicio Social en el campo de la
investigacin. Y, entonces, decidimos que en nuestras
exposiciones iramos a abordar la cuestin en el mbito

72
de las ciencias sociales, y que, en el debate -aqu-,
buscaramos construir colectivamente el anlisis de
cmo toda esa discusin est repercutiendo en el
Servicio Social. De ah la importancia que estamos
reservando al debate. Entendemos que ese momento
implica un esfuerzo colectivo para, juntos, ver cmo
esas polmicas y discusiones en curso en las ciencias
sociales, estn repercutiendo en nosotros, en el Servicio
Social. Y entendemos que aqu hay un espacio
importante para este debate, ya que, siendo un
encuentro inter-regional Norte-Nordeste, tenemos
profesores de diferentes escuelas que pueden, en
conjunto, ver cmo al interior de sus escuelas, al interior
de sus cursos, est dndose la repercusin de esas
cuestiones.
Y aqu tenemos, tambin, investigadores que estn
trabajando en el campo de la produccin de
conocimientos, pudiendo, entonces, acreditar cmo las
cuestiones aqu planteadas estn teniendo una
expresin en el mbito del Servicio Social, inclusive al
nivel de la ABESS y del CEDEPS, teniendo presentes
los ltimos encuentros de investigacin, sobre todo el
mas reciente. Es en ese nivel que estamos proponiendo
el debate. Y an ms: cuando definimos nuestro eje de
aproximacin, pasamos a enfrentar una dificultad de
orden analtico, por la no priorizacin en la esfera de las
ciencias sociales del debate especficamente
metodolgico, fenmeno que algunos dentistas vienen
planteando, destacndose, entre otros, Gloria Gohn y
Ruth Cardoso. De hecho, hoy, en las ciencias sociales
se percibe una priorizacin de la investigacin. La
investigacin es algo prioritario, pero, al mismo tiempo,
se ve que tiene poco relieve el debate metodolgico en
trminos de la discusin de la lgica de la investigacin.
Y, cuando hablo de ese debate metodolgico, no estoy
hablando simplemente de la forma de encarar las
tcnicas, o de las orientaciones o estrategias. Estoy
hablando, sobre todo, de la lgica de la investigacin,

73
del debate epistemolgico, del debate filosfico que
debe proporcionarle fundamento a la discusin de la
investigacin. Entendemos que ese es un fenmeno
que marca hoy a las ciencias sociales: hay una
priorizacin de la investigacin, pero el debate sobre la
metodologa, en ese sentido amplio, hoy da es poco
relevante. Se ve inclusive que pocos analistas se
dedican a este campo de estudio. Se constata hoy, una
discusin sobre lneas de investigacin, sobre
perspectivas del anlisis a nivel del Estado, de los
movimientos sociales, de la sociedad civil, temticas
que se plantean como demandas de la investigacin.
Sin embargo, se ha profundizado poco la polmica
misma que est a la base de la comprensin de la
investigacin, a la cual llamamos la polmica
metodolgica.
As, hechas las delimitaciones necesarias, vimos que
podamos abordar nuestro eje temtico desde diferentes
ngulos. Requeriramos, pues, tener un norte para
nuestra aproximacin al eje, configurar un recorrido
analtico. Entonces, partimos de una suposicin: la
investigacin, en su desarrollo en las ciencias sociales,
est condicionada por dos factores fundamentales. Uno,
el propio movimiento de la realidad social que plantea
demandas, temticas, tendencias. Otro, el desarrollo de
las perspectivas terico-metodolgicas, configurando los
llamados paradigmas analticos. De hecho, esos dos
factores son condicionantes del desarrollo de la
investigacin. Y, siendo as, dividimos nuestra
exposicin de acuerdo a esta lgica, delimitando dos
aproximaciones al eje: primero una aproximacin ms
filosfica de cuo epistemolgico, metodolgico en la
cual vamos a discutir algunas cuestiones de fondo,
cuestiones que se sitan ms en el campo de la
abstraccin en torno al debate "racionalismo e
irracionalismo". En seguida, una segunda aproximacin
ms histrica y de cuo ms sociolgico, en torno a las
tendencias y marcos analticos, haciendo un rescate de

74
la historia reciente de la investigacin en las ciencias
sociales en el debate contemporneo. Y, nuestra
divisin interna de trabajo, en cuanto componentes de
mesa, qued como sigue: yo asum la discusin de cuo
ms filosfico, epistemolgico, metodolgico,
considerando que es acerca de eso que vengo
actualmente trabajando en las ciencias sociales; e Irlys
asumi la parte de carcter ms histrico o sociolgico
del debate. A partir de las dos exposiciones, tendremos,
entonces, un tercer momento, an desde la mesa: un
momento en el que intentaremos construir algunos
interrogantes en relacin con el Servicio Social, o sea,
intentaremos problematizar la repercusin del asunto en
Servicio Social. Despus de ello, se abrir el debate con
la Plenaria, el cual, a nuestro modo de ver, permitir un
retorno en trminos de discusin al campo especfico
del Servicio Social.

"LA INVESTIGACIN EN LAS CIENCIAS SOCIALES

EN EL DEBATE CONTEMPORNEO; ALGUNAS
REFLEXIONES FILOSFICAS Y
EPISTEMOLGICAS"

Un abordaje de cuo ms filosfico y,

especficamente ms epistemolgico, sobre la
investigacin en las ciencias sociales en el debate
contemporneo, nos remite, de salida, a una cuestin
bsica, cuestin esa que ya fue planteada: "la crisis de
los paradigmas en las ciencias sociales", o sea, la crisis
de los modelos analticos en el mbito de las ciencias
sociales.
Hoy, en los anlisis y debate, hay una insistencia muy
grande en la llamada "crisis de los paradigmas" para
caracterizar el momento actual de las ciencias sociales.
Y lo que se constata es que muchos establecen una
relacin causal, directa, inmediata, entre esa crisis de
paradigmas y los cambios, las transformaciones de la
realidad social. De hecho, lo que se percibe, en muchos

75
de los anlisis, es esa vinculacin directa e inmediata,
enfocando la crisis de los paradigmas como derivados
de las transformaciones planteadas en la
contemporaneidad en este final de milenio.
Sobre esta polmica de la crisis de los paradigmas es
necesario considerar, como punto de partida, la
siguiente comprensin: la complejizacin de lo social, en
este final de milenio, plantea la necesidad,
evidentemente, de una discusin de las teoras que
intentan explicar lo social, mas, reconociendo eso, es
fundamental tener como referencia histrica que esa
llamada crisis de los paradigmas no es una cuestin
nueva en las ciencias sociales. En verdad, las ciencias
sociales y, especficamente, la sociologa, siempre se
vio envuelta en incitantes polmicas en torno a sus
paradigmas. As, esta crisis de los paradigmas, de que
hoy tanto se alardea en el mbito de las ciencias
sociales, sera mejor con textualizada, mejor caracte-
rizada, si la entendisemos como parte, como un
momento de un antiguo debate en torno de las
cuestiones cruciales sobre la comprensin de la realidad
histrico social. As, asumo que esa cuestin de la crisis
de los paradigmas es algo inherente a la propia
naturaleza de las ciencias sociales. Es evidente que
este debate, esta polmica -que siempre fue una
constante en las ciencias sociales-, hoy asume
versiones contemporneas y muy propias, en funcin de
los determinantes histricos y del desarrollo de los
propios paradigmas, del avance que se dio al interior de
las diferentes matrices analticas. Por lo tanto, la
cuestin que se plantea a la discusin, hoy, aqu, es
cmo es que esa crisis de los paradigmas -una
constante en las ciencias sociales-, se presenta hoy, en
la contemporaneidad. Mas, cules son las novedades
que esa crisis trae ahora?
Esta discusin nos remite, en tanto asistentes
sociales, al anlisis de Carlos Benedito Martins, en el II
Encuentro Nacional de Investigacin en Servicio Social,

76
que se realiz en diciembre del 90, en Brasilia. En un
balance de la crisis de los paradigmas en las ciencias
sociales, l destac bien el avance al interior de los
paradigmas analticos, identificando como dificultad el
no entrecruzamiento de esos paradigmas. Y apunt
hacia la crisis de lo que l llam los dos grandes
paradigmas contemporneos en la Sociologa: el
funcionalismo y el marxismo, demarcando cuestiones
relevantes que se plantean para cada uno de estos dos
modelos analticos. Y, finalmente, enfatiz el desafo
que se configura hoy en el campo de las ciencias
sociales, que es el de la sntesis entre los llamados
anlisis macro y anlisis micro.
Desde mi comprensin, en un balance crtico de las
matrices analticas, es evidente que hay una crisis de
los dos paradigmas. Sin embargo, es interesante anotar
que hoy, cuando se habla de crisis de los paradigmas,
el peso de esa cuestin recae, sobre todo, en el
marxismo, dado el propio peso que esa perspectiva
asumi en la contemporaneidad, con el agravante de la
alardeada crisis del socialismo real.
As, en trminos de la capacidad analtica en el
campo de la investigacin, se acusa al marxismo de
incurrir en anlisis generalizantes, globalizantes,
inadecuados para explicar una realidad en rpida
transformacin, y de por ello, no dar cuenta ni explicar
los comportamientos concretos, los nuevos sujetos
sociales, y sus nuevas formas especficas de lucha. Y lo
que es saludable: se critica al determinismo, presente
en algunas versiones marxistas -versiones vulgares-,
que acaban transformando a los actores sociales en
objeto, y los comportamientos en acciones
automatizadas.
Especficamente, para nosotros, en el Servicio Social,
la cuestin de la crisis del paradigma marxista, tiene un
peso muy grande. Y por qu? Pues justamente porque
despus de un momento de exhaustivas crticas al
funcionalismo, al positivismo, asumimos el marxismo

77
como una referencia terica bsica en nuestras produc-
ciones. Se ve, hoy, que la produccin contempornea
del Servicio Social es trabajada en mucho desde dentro
del marxismo. Y ms: el marxismo tambin pas a ser
una de las referencias bsicas de la constitucin de la
identidad de la profesin en nuestra historia reciente.
As, cuando se habla de la crisis del paradigma
marxista, eso tiene mucha importancia para nosotros,
asistentes sociales, hasta porque estamos en un
reciente encuentro con el marxismo que es, de hecho,
un marco muy expresivo en nuestra historia de
reconceptuaciones. Por lo tanto, creo que es
inaplazable el desafo de enfrentarnos a esa discusin,
lo que remite a cuestiones bsicas, tales como: cmo
es que el Servicio Social est trabajando esa llamada
crisis del paradigma marxista? Cul es la posicin que
adoptamos? Cmo es que eso est llegando a las
escuelas, o sea, cul es la repercusin de esa polmica
en la formacin profesional?
Partiendo del supuesto que la cuestin de la crisis de
los paradigmas es una constante en las ciencias
sociales y que hoy tiene versiones propias, una cuestin
bsica se configura, esto es, cul es la novedad que
est trayendo en la contemporaneidad?
Y, avanzando en la reflexin se tiene que la novedad
es justamente el reconocimiento, de parte de los
cientistas, de los investigadores, de que los diferentes
modelos explicativos no estn consiguiendo responder a
las nuevas configuraciones de la realidad en transforma-
cin, planteando el desafo de buscar nuevos caminos
analticos, nuevas vertientes explicativas. Y, en esa
bsqueda de lo nuevo, los investigadores en las
ciencias sociales hoy da reconocen y declaran la
imposibilidad de que un nico paradigma sea capaz de
rendir cuenta de la complejidad social contempornea, o
sea, la imposibilidad de que el investigador se cierre
hermticamente en un nico paradigma clsico, como,
por ejemplo, el funcionalismo, el marxismo, o los nuevos

78
paradigmas de abordaje culturalista, de anlisis de lo
cotidiano o del imaginario. En el momento actual, las
discusiones y crticas de los analistas evidencian la
conviccin de la imposibilidad de que el investigador
permanezca cerrado en un nico paradigma,
pudindose afirmar inclusive que esa es, en la
actualidad, una tendencia de las Ciencias Sociales.
Siendo as, los analistas apuntan como alternativa la
comunicacin, la interconexin entre los paradigmas, en
tanto perspectivas terico-metodolgicas de explicacin
de la realidad social. Y, esa exigencia de
intercomunicacin, de interconexin, aparece de
diferentes formas en los anlisis, como formulaciones
diversas que apuntan hacia el mismo eje. Aparece,
como lo explcita Carlos Benedito Martins, en trminos
de sntesis entre el micro y el macro abordaje; aparece
en trminos de la relacin entre estructura y sujeto tal
como los analistas del movimiento social lo estn
planteando; aparece en trminos de la necesidad de
integracin entre los procesos estructurales y las
prcticas sociales; y aparece, an, cuando los
estudiosos hablan de la relacin entre enfoques de
estructura y enfoques culturalistas.
As, la novedad que demarca una tendencia de la
investigacin en ciencias sociales es, justamente, la
guerra al dogmatismo en cualquiera de sus versiones.
Y, cuando hablo de guerra al dogmatismo es en el
sentido de que el investigador, hoy, no asume, como
base de sus anlisis de la realidad, paradigmas
cerrados y auto-suficientes. Existe una exigencia a tener
una postura abierta y crtica.
Existe una bsqueda de dilogo entre las teoras, lo
que ya hace mucho tiempo fue proclamado por Bourdieu
cuando deca que, justamente, lo que caracteriza la
naturaleza de las ciencias sociales y, especficamente, a
la sociologa, es esa intercomunicacin entre sus
"grandes teoras", ese dilogo entre las teoras.
Es esta bsqueda de dilogo entre las teoras, lo que

79
replantea, entonces, como uno de los puntos centrales
del debate, la vitalidad del marxismo como paradigma
de anlisis de la realidad social de nuestros das.
Inclusive, cul es la vitalidad que posee el marxismo
para dialogar con las otras teoras, para establecer una
interconexin con los nuevos paradigmas emergentes.
Y, en ese debate referido a la vitalidad del marxismo, se
encuentran todava posiciones extremas,
reduccionistas. De un lado, aquellas que rpida y
sumariamente, declaran la muerte del marxismo,
posicin sta que hoy est de moda, y que tiene mucha
fuerza en los medios de comunicacin. Es suficiente con
seguir lo que aparece en los diarios, las revistas, la
televisin, sobre todo despus de los ltimos
acontecimientos del Este Europeo, para constatar la
defensa de esa tesis -la muerte del marxismo-
formulada con diferentes argumentos y enfoques, con
mayor o menor dosis de pasin. De otro lado, los que,
en una tradicional posicin ortodoxa, defienden al
marxismo como dogma de fe que explica todo,
considerando, inclusive, las propias ampliaciones dentro
del marxismo, las mismas desviaciones, como el
revisionismo. Esta posicin es hoy poco manifiesta,
aunque irreductible y se configura, sobre todo, al interior
de determinadas tendencias partidarias de la izquierda.
Lo importante, lo saludable es que, actualmente, el
debate viene apuntando, de hecho, hacia la posibilidad
de dilogo del marxismo con otros paradigmas
contemporneos. Y, en ese sentido, una cuestin que
est planteada para su discusin es la posibilidad de
dilogo del marxismo con las aproximaciones
culturalistas, en trminos de una interconexin entre los
abordajes macro y micro, entre los abordajes
estructurales y los abordajes intersubjetivos que
enfocan los comportamientos concretos y banales, la
cotidianeidad, la cuestin del sentido, buscndose as
dar cuenta de la relacin entre estructura y sujeto en la
explicacin de la realidad social de nuestros das.

80
 Esa exigencia de interconexin, de sntesis, es
determinante en el debate contemporneo. Y, tal
exigencia coloca a los investigadores en el mbito de
las Ciencias Sociales, especficamente a nosotros en el
Servicio Social, un impase, un dilema, que es el
siguiente: Cmo, en la prctica de la investigacin,
abrir el dilogo, la interlocucin, entre las teoras, sin
incurrir en eclecticismo? Cmo se puede hacer el
necesario dilogo entre las teoras sin caer en el
eclecticismo? Cul es la demarcacin efectiva entre la
necesaria apertura terica y el eclecticismo? Cmo el
investigador, en trminos de anlisis de los fenmenos
sociales, asistencia social, la cuestin de Estado, de la
mujer, de la violencia, la crisis de la esperanza y el
desencanto hoy vivenciados en la sociedad brasilea,
entre otros-, puede tener la necesaria apertura terica
sin tornarse eclctico? No voy a profundizar esta
discusin.
Estoy apenas sealando las interrogantes, y me
gustara que las retomsemos colectivamente en la
discusin. De hecho, ese es uno de los puntos a
avanzar en el debate y que, especficamente, nosotros,
asistentes sociales, necesitamos profundizar como uno
de nuestros actuales dilemas en tanto investigadores. Y,
en este sentido, ya hemos construido algunas guas
referenciales: de un lado, la certeza de que necesitamos
tener la indispensable apertura terica, de flexibilidad en
el anlisis y, de otro, la conviccin de que el
eclecticismo no es un camino fecundo para descubrir la
realidad. Entonces, cul es el lmite entre una cosa y la
otra? Cmo no ser dogmtico, pero cmo no ser
tampoco eclctico?
Estas son algunas de las preguntas que quiero
delimitar al introducir, ene. Plano
filosfico/epistemolgico, la discusin de las versiones
actuales de la crisis de los paradigmas.
Toda esa discusin epistemolgica de las versiones
contemporneas de la crisis de los paradigmas en

81
trminos de capacidad explicativa de las teoras tradas
al mbito especfico de la Investigacin, al campo del
anlisis metodolgico, desemboca en una cuestin de
fondo relativa a la propia naturaleza del trabajo de
Investigacin, o sea, a la propia lgica de la
Investigacin que trae, en consecuencia, el
cuestionamiento del recorrido, de la dinmica de la
investigacin. Y la polmica central es la siguiente: la
Investigacin, en cuanto anlisis de la realidad, es un
trabajo de descubrimiento de lo real que exige,
fundamentalmente, un trabajo de la Razn en trminos
de manejo de las teoras, de articulacin conceptual, o
es, antes que todo, una fotografa de la realidad en que
lo fundamental es insertarse en la dinmica de lo real
sin la presin de las teoras, sin la camisa de fuerza de
los conceptos?
En otras palabras:
la investigacin es un trabajo racional o es un trabajo
intuitivo?
Esa es una de las grandes polmicas que las
Ciencias Sociales estn enfrentando en la actualidad y
que est presente en la Historia, en la Sociologa, a
partir del anlisis de autores que vienen revolucionando
la discusin sobre los parmetros del conocimiento,
como Walter Benjamn y Castoriades, entre otros. Y, en
ese momento, una cuestin que se plantea para nuestro
debate es, cmo esa polmica est repercutiendo en el
Servicio Social, es decir, cules son las derivaciones de
esa discusin en trminos de la produccin de
conocimientos en el Servicio Social. En el mbito de
toda esa discusin, es importante reafirmar que la
polmica Razn/Intuicin tiene repercusiones muy
fuertes en la propia orientacin de la investigacin, o
sea, en el campo de la operacionalizacin, del hacer
investigacin. De hecho, cuando se concibe la
investigacin como un trabajo racional, se tiene una
postura metodolgica derivada de la relacin con la
realidad: se cuestiona lo real, construyendo un

82
problema, un objeto. Luego, el objeto no es inmediato, y
en cambio s fruto de la reflexin del investigador sobre
lo real, en la tentativa de descubrir lo que est por
detrs de la apariencia fenomnica. Por otro lado,
cuando se considera la investigacin como un trabajo
intuitivo, la postura metodolgica en la relacin con lo
real es totalmente distinta: se entiende que la realidad
est dada y, como tal, ella se revela al investigador y,
as, el objeto y el fenmeno en s, es el fenmeno tal
como la realidad lo coloca, correspondiendo al
investigador procurar rescatar la dinmica de lo real.
En verdad, esta polmica sobre la naturaleza de la
investigacin en cuanto trabajo racional o trabajo
intuitivo es muy seria desde el punto de vista de la
Ciencia, porque, justamente, lo que est en juego es la
propia concepcin de Ciencia, o sea, de hacer Ciencia,
en la medida en que se cuestiona la Razn. Es el
cuestionamiento de la Razn, en tanto condicin del
trabajo cientfico, de la investigacin. Y, cuando me
refiero al cuestionamiento de la Razn es al cuestio-
namiento de la Razn y de sus productos que son las
teoras, que son las elaboraciones conceptuales;
cuestionamiento ste que emerge hoy con mucha
fuerza, a fines del milenio, configurndose lo que se
est denominando como una nueva crisis de la Razn.
Y, al interior del pensamiento occidental, ya se vivieron
otras crisis de la Razn. Pese a ello, es importante
rescatar que esta crisis de la Razn, hoy, tiene una
determinacin histrica precisa en trminos de las
crticas vehementes a la Modernidad y al proyecto
Iluminista de progreso por la va de la Razn,
personificado en la Ciencia, en la Tcnica. De hecho,
esta crisis de la razn se da en un momento de
desencanto con la modernidad, con el progreso, con la
Ciencia, frente a las llamadas perversiones de la Razn.
Y cules seran esas perversiones de la Razn que
hoy son frontalmente planteadas? La destruccin del
medio ambiente, la forma como el hombre se relaciona

83
con la naturaleza, la reproduccin ampliada de la
miseria, del hambre, el mantenimiento de la opresin, la
pesadilla nuclear. En fin, la extincin de la vida, la
destruccin del planeta como obra del progreso y del
avance de la Ciencia, de la Investigacin. Y ms an: el
desencanto con las utopas, en medio de la crisis del
Socialismo Real. Y este desencanto con las utopas nos
toca muy de cerca a nosotros, asistentes sociales, que,
en los embates del da a da, luchamos por esa nueva
identidad que estamos procurando construir en el
mbito del Servicio Social.
En fin, la crisis contempornea de la Razn viene con
textualizada en una crisis de la Modernidad. Y lo que es
ms serio es que esa crisis tiene hoy una dimensin
amplia, tiene un amplio espectro, en la medida en que
las crticas a la razn y a la modernidad emergen desde
las ms diferentes perspectivas. Sergio Paulo Rouanet -
uno de los intelectuales contemporneos ms fecundos
entre los que asumen este debate en el Brasil-,
sistematiza las crticas a la modernidad dentro de lo que
llama tres perspectivas: las crticas conservadoras, las
crticas de la izquierda, y la crtica de los pos-modernos.
Aqu me voy a detener, especficamente, en las
llamadas crticas de izquierda y las crticas de los pos-
modernos.
En el mbito de las crticas de izquierda a la
modernidad, se destacan las desarrolladas por la Teora
Crtica de la Escuela de Frankfurt, sobre todo por la
llamada Primera Generacin de la Escuela de Frankfurt,
representada por Adorno, Hockheimer, Marcuse quienes
denuncian, en la modernidad, la traicin de los ideales
iluministas, al transformar la Razn en un nuevo mito, al
servicio de la represin, al servicio de la dominacin
sobre los hombres y sobre la naturaleza. Es una crtica
marcada por un profundo pesimismo, por una
negatividad terica y prctica de la Razn frente a la
trgica experiencia de la recada de la Razn en la
barbarie en pleno siglo XX.

84
 An en el mbito de las crticas de izquierda a la
modernidad, se cuenta con las crticas de Foucault, viejo
conocido en el Servicio Social de la dcada del 70,
inicios de los 80. Qu es lo que Foucault denuncia en
trminos de la razn, en trminos de la modernidad?
Denuncia la administracin de la vida a travs de la
disciplina. Dice que el proyecto racional, el proyecto de
la modernidad, funcion para disciplinar al hombre,
sometiendo la totalidad de la vida humana a un proyecto
de entrenamiento para la docilidad social. Son las
clebres crticas de Foucault al poder, a los micro-
poderes, a la sumisin, a la autoridad. En sntesis,
Foucault hace una denuncia de la Razn como
instrumento de represin, como instrumento de
disciplinamiento.
En cuanto a los llamados pos-modernos, su crtica se
funda en la creencia de que la Razn es un instrumento
de dominacin, de represin, de uniformizacin, de
nivelacin. Los pos-modernos critican enfticamente la
de la modernidad, y, as, defienden la sustitucin de la
Razn por otra cosa que no se sabe bien lo que es, mas
algo que pueda, segn ellos, restaurar la multiplicidad,
el derecho a la multiplicidad, el derecho a la vida, el
derecho de los verdes. De ah que los pos-modernos
asumieran, dentro de otros frentes, la lucha de las
minoras. Segn Rouanet, la pos-modernidad, ms que
una posicin terica, es una actitud visceral de
impaciencia, de rechazo a las perversiones de la Razn,
realizadas en nombre de la Ciencia, expresando una
falta de fe en esa Razn Cientfica, en tanto caballo de
batalla de los tiempos modernos. Un dato importante
que se debe tener presente en la crtica de los pos-
modernos es que, en ese su rechazo a la Razn
Cientfica, ellos defienden la extincin de las llamadas
grandes teoras, tales como la Dialctica y la
Hermenutica, entre otras. Y ms an: la superacin de
las utopas. Esta posicin de los pos-modernos de
vehemente defensa de la extincin de las grandes

85
teoras y de las utopas, es hecha en nombre de una
Ciencia Operacional que privilegia el criterio tecnolgico
donde todo pueda ser transformado en unidades de
informacin (bits). Es sta una otra lgica de la
cientificidad.
Hecho este esbozo referido a las vertientes de crtica
a la Modernidad, a la Razn, es importante resaltar que
tales crticas desembocan en un rechazo a la Ciencia en
trminos de un rechazo al proceso de sujecin del
hombre a las categoras de la Razn Cientfica
El eje central de las crticas es la denuncia que reside
en el hecho de que la Ciencia est al servicio de un "a
priori" inhumano: el "a priori" de la dominacin. Adorno,
especficamente, denuncia el proyecto de la Ciencia en
trminos de la relacin del investigador con su objeto;
una relacin segn l de colonizador: conocer para
utilizar, para manipular, o sea, la instrumentalizacin del
conocimiento al servicio del poder, de la explotacin.
Corresponde sealar que tales crticas expresan, antes
que nada, un rechazo a los patrones de la cientificidad
de la modernidad. Es una crtica a los patrones de la
Ciencia proclamados por la modernidad. Y, en esas
crticas, asumidas tanto por los pos-modernos como por
vertientes de la izquierda, se configuran en un rechazo a
las grandes teoras consubstanciadas en la modernidad
y caracterizadas como globalizantes, totalizantes, y, en
cuanto tales, en su generalidad incapaces de dar cuenta
o explicar la dinmica de lo real. De ah una tendencia
que, desde el interior de las Ciencias Sociales,
reivindica que se trabaje lo micro, lo puntual, lo que
exige la utilizacin de nuevas aproximaciones analticas.
Toda esta polmica en tono a la incapacidad analtica
de las grandes teoras tiene una repercusin directa en
el Marxismo, en tanto es uno de los paradigmas ms
expresivos de la modernidad. Y, este rechazo al
Marxismo desde el "logo" de las crticas a la
modernidad, pasa a constituir una de las dimensiones
de la propia crisis del Marxismo, crisis que aparece

86
como uno de los puntos fuertes del debate
contemporneo.
Esta crisis del paradigma marxista que viene al
encuentro de la crisis de la Razn, transform al
marxismo en el blanco predilecto de las crticas a la
modernidad, con un cuestionamiento frontal: en qu
queda la doctrina marxista, frente a la falencia de su
prctica?
Y ms an: qu es lo que se plantea, entonces,
como perspectiva en el mbito de las Ciencias
Sociales? En el contexto de la crisis, si la constatacin
es que la Razn fracas, si hay un desencanto con
respecto a la modernidad, si la Ciencia no dio cuenta de
los grandes problemas de la vida en el planeta, cul es
la salida sealada y formulada por los crticos y los
analistas?
Se constata que, frente a la tragedia de la Razn,
emerge como salida el llamado Irracionalismo, en tanto
movimiento de negacin de la Razn que se expresa en
los ms diversos campos, asumiendo diferentes matices
de acuerdo a la perspectiva de las crticas. As, se
configuran abordajes irracionalistas en el campo de los
anlisis ms conservadores, y vertientes irracionalistas
en el mbito de los anlisis de izquierda. Entre nosotros,
en el Brasil, se difunde lo que Sergio Paulo Rouanet
llama "El nuevo irracionalismo brasileo" que,
retomando viejas denuncias, se expresa en diferentes
campos: en la cultura, en el arte, en la poltica y en la
ciencia. En relacin, especficamente, con la Ciencia, el
Irracionalismo se materializa en un rechazo a las
grandes teoras y en una recuperacin ingenua de las
tesis empiristas que consideran a la prctica como la
nica referencia legtima.
En el mbito de la investigacin, el Irracionalismo se
configura en diferentes versiones, en diferentes
propuestas, que se unifican en un eje comn: la
comprensin de la investigacin como un trabajo de
inmersin en la realidad, como una fotografa de lo real,

87
a partir de la conviccin de que la realidad, en su
dinmica propia y peculiar, habla, se revela al
investigador, quien requerira tan slo tener una forma
de llegar a la realidad, de definir la mejor manera de
tener acceso a lo real. Y, a partir de ah, se pasa a
enfatizar en la dinmica de la investigacin las formas
de insercin en la realidad, reduciendo el hecho de
investigar a las tcnicas de recoleccin de datos,
capaces de revelar lo real al investigador. Esta es la
concepcin de la Investigacin como un trabajo intuitivo.
Hoy, ese entendimiento intuitivo de la Investigacin
tiene una expresin en las Ciencias Sociales,
configurndose en este campo diferentes formas de
abordar la cuestin que mantienen entre s la misma
lgica, destacndose, entre otras, las siguientes:
determinados estudios del cotidiano, sobre todo los
inspirados en Mafesoli; algunas tendencias que
proclaman el estudio de los comportamientos banales,
concretos, y, an, vertientes dentro de la llamada Nueva
Historia.
El rescate de todas estas discusiones en cuanto
expresin de la crisis de la Razn en el contexto de la
Modernidad evidencia bien que, en el momento
contemporneo, se ha radicalizado la clsica polmica
Racionalismo/Irracionalismo, hoy con nuevas versiones,
resurgiendo y dando nueva cara a un viejo debate en las
Ciencias Sociales, cual es: Objetividad/Subjetividad.
Y, entonces, se configura as una cuestin central:
cmo avanzar en esta polmica Racionalismo /
Irracionalismo?
Antes que nada, es necesario sealar, como base del
anlisis, dos puntos claves, o la doble cara de una
misma cuestin:
Primero, por un lado se tiene que reconocer que esas
crticas a la Razn y a sus perversiones en la
modernidad en nombre de la Ciencia y de la Tcnica, en
funcin del mito del Progreso, son crticas pertinentes. Y
ms an: las crticas al dogmatismo de la Teora, al

88
manoseo conceptual como camisa de fuerza impuesta a
la realidad por un racionalismo cerrado y ciego, son
tambin crticas procedentes, inclusive, dentro de la
tradicin marxista.
Segundo, por otro lado, se tiene que reconocer,
tambin, que el Irracionalismo propuesto como salida no
trae nada nuevo, pareciendo ms bien que re-edita
viejas formas y posturas ya superadas en la Historia.
Especficamente en relacin con la Investigacin como
destaca bien Ruth Cardoso-, esa vuelta a lo concreto se
dio por los mismos caminos ya trillados por la ciencia
positivista, recuperando un modo de encaminar el
trabajo de la investigacin muy cerca de la clsica
formulacin del empirismo positivista: "datos bien
recogidos, deben hablar por s mismos".
As, se configura un impase: de un lado, las crticas a
la Razn en el contexto de la modernidad son
pertinentes; mas, de otro lado, el Irracionalismo en los
trminos propuestos no trae nada nuevo. Y entonces,
nos preguntamos: qu posibles salidas se plantean en
trminos de perspectivas para las Ciencias Sociales?
Cmo salir del impase que la polmica Racionalismo /
Irracionalismo configura en las Ciencias Sociales a fines
de siglo?.
Un anlisis de la produccin contempornea de las
Ciencias Sociales permite delimitar diferentes
alternativas de salida, pudindose destacar, entre otras,
las vas sugeridas por Walter Benjamn, Castoriadis,
Agnes Heller, Hannah Arendt. Sin embargo, quiero aqu
y ahora, rescatar una de las salidas que considero de
las ms pertinentes en trminos de contribuciones
efectivas para el avance del debate, esto es, la
perspectiva anotada por Habermas.
Jrgen Habermas, perteneciente a una segunda
generacin de la Escuela de Frankfurt, seala un
camino fecundo para nosotros al transformar la
negatividad que marc la crtica de la primera
generacin, en positividad en lo que respecta al rescate

89
de la Razn, ms la Razn en su dimensin integral, en
su dimensin total. En este sentido, Habermas,
reconociendo la legitimidad y procedencia de las crticas
hechas a la Razn, argumenta que esa Razn -
manifiesta en la modernidad y responsable de la
destruccin de la vida y del planeta- es tan slo un
aspecto de la Razn, su aspecto instrumental,
sistmico, que se deslig de la Razn integral, some-
tiendo a los hombres a una relacin exclusivamente
cognitiva con el mundo, olvidando la existencia de otras
esferas que tambin componen la vida social. Luego, la
crisis de la Razn es, antes que nada, la expresa
reduccin de la Razn. Se reduce la Razn a su
dimensin cognitiva y, as, se deja de lado la esfera de
las normas, de las vivencias subjetivas, de las
emociones, de los valores, de las pasiones,
restringiendo la Ciencia y la Tecnologa a un proyecto
de dominacin, carente de un sentido tico. As, segn
Habermas, las crticas que reniegan de esa Razn
encarnada en la modernidad, confunden la Razn
sistmica con la Razn en s. Luego, para l, no es la
razn la que est en crisis, sino tan slo una forma
atrofiada y reduccionista de la Razn. Y, como
derivacin de ese anlisis, qu es lo que Habermas
propone como salida? Su propuesta es, justamente,
rescatar la otra dimensin de la Razn, que no fue
trabajada, que es la dimensin de la comunicacin.
Habermas argumenta que, en la modernidad, el hombre
qued reducido simplemente a la dimensin
instrumental, a la dimensin cognitiva de la Razn y
que, siendo as, se tiene que mantener esta dimensin,
y recuperar la otra dimensin de la Razn, que es la
Comunicacin. En esta perspectiva, Habermas elabora
como alternativa para enfrentar las perversiones de la
Razn Sistmica, la Teora de la Accin Comunicativa,
basada en el principio de la comunicacin como
bsqueda del entendimiento mutuo, con exclusin de la
violencia. Y una de las tesis bsicas de la alternativa

90
habermasiana de la racionalidad, es que no hay
comunicacin sin que los autores sean capaces de
criticar las proposiciones con argumentos racionales. El
entiende que la racionalidad est esencialmente
vinculada a la crtica. Por lo tanto, Habermas establece
un vnculo esencial entre Razn y Crtica. En esa
perspectiva, defiende aquello que llamamos "una
Racionalidad Comunicativa". A partir de ah, l redefine
la Razn Cientfica, redefine la Ciencia, rescatando la
dimensin intersubjetiva en el proceso de produccin
del conocimiento. Y, en este sentido, Habermas
sustenta una tesis -interesante, porque va a los
fundamentos del marxismo- afirmando que en la raz del
proceso del conocimiento humano existe una relacin
social y que, as, la Ciencia es producida en el mbito
del entendimiento, en el mbito de la comunicacin, a
partir de un proceso de argumentacin, de crtica, de
autocrtica, de reflexin, de autoreflexin entre sujetos.
As, la Razn est enraizada en las estructuras
intersubjetivas, llegando Habermas entonces, a
construir una concepcin de la Racionalidad
Comunicativa, de una Racionalidad Procesal: sern
racionales, sern cientficas, las proposiciones que
atiendan, o vengan a atender, los requisitos racionales
de la argumentacin y de la contra-argumentacin, de la
prueba y la contraprueba, en fin, los argumentos que
resistieran a la crtica, al debate, buscando siempre un
entendimiento mutuo entre los participantes. En esta
perspectiva, Haber-mas configura, a nivel de la Ciencia,
un nuevo paradigma: el "paradigma Sujeto-Sujeto", que
se contrapondra al paradigma clsico de la modernidad
que es el paradigma "Sujeto-Objeto". Es la Ciencia que
se va haciendo en la relacin social entre sujetos. Y en
ste su paradigma de la cienficidad, Habermas reedita,
como mtodo de las Ciencias Sociales, la Hermenutica
en trminos de la comprensin del sentido, de la
interpretacin de los significados. Inspirado en
Habermas, adoptando el modelo de accin comuni-

91
cativa, Sergio Paulo Rouanet difunde, al interior del
pensamiento epistemolgico brasileo, la exigencia de
asumir un Racionalismo Nuevo, fundado en la Razn
Crtica. Y, argumenta que las pesadillas de la
modernidad son manifestaciones de irracionalidad y no
de racionalidad, afirmando, que no se puede combatir la
irracionalidad con irracionalismo. Y, as, defiende que la
salida frente a estas pesadillas de la modernidad est
en la Razn Crtica, porque slo la Razn puede ser
capaz de crtica. Es as como l identifica a la crtica
como la gran salida. Y, en ese sentido, defiende el
rescate de la Razn Integral, en la unidad de la Razn
Terica, en tanto Razn Cientfica, y de la Razn
Prctica, en tanto Razn Etica o Esttica. Y, seala
como alternativa en ese rescate de la Razn Integral, la
Razn capaz de crtica y autocrtica que, ms all de lo
cognitivo, trabaja el mundo de los valores, de las
pasiones, de los sentimientos, rompiendo la prisin del
trabajo exclusivo con el mundo de los hechos. Es lo que
Rouanet llama "Razn Sabia", que es capaz de trabajar
la subjetividad, procurando trabajar -inclusive- hasta las
cuestiones del inconciente, aquellas que estn
presentes en nuestros actos racionales.
De hecho, considero todo este anlisis del rescate de
la Razn Integral, inspirada en Habermas, una fecunda
contribucin que, urgentemente, precisamos profundizar
en nuestro debate al interior del Servicio Social sobre el
hacer Ciencia, sobre el trabajo de investigacin de lo
real.
Y, aqu, cabe hacer una remarcacin: por qu estoy
trayendo a Habermas a esta discusin? Por qu hallo
relevante rescatar a Habermas en la bsqueda de
salidas para los impases configurados en la polmica
Racionalismo/Irracionalismo? Pues justamente porque
Habermas ampla el concepto de Razn y articula, en
esa ampliacin, el dominio de lo cognitivo, en trminos
de factual, de objetivo, con el dominio de lo subjetivo, en
trminos de vivencias, de valores, del sentido. Y, en

92
esta perspectiva, sealiza, a mi modo de ver, algo muy
importante en el develamiento de lo real: la exigencia de
trabajar la subjetividad en el campo de la Ciencia, no
sustituyendo la objetividad, sino articulndola con la
subjetividad.
A partir de Habermas, Rouanet propone -explorando
en esa ampliacin de la Razn-, revitalizar el propio
Racionalismo, como va de la Ciencia. Y, para el trabajo
de investigacin, en cuanto racional, para la
comprensin racionalista del hacer Ciencia, el
paradigma habermasiano -va Rouanet-, ofrece, de
hecho, preciosas indicaciones. A mi modo de ver, es
posible rescatar tres puntos esenciales como pistas
fecundas en trminos del trabajo en el mbito de las
Ciencias Sociales:
1 la crtica, como principal atributo de la Razn y
como condicin bsica de la Ciencia;
2 la subjetividad, como elemento bsico del hacer
Ciencia; 3 la argumentacin entre sujetos como
expresin del raciocinio crtico en la bsqueda del
conocimiento, o sea, la cuestin de la confrontacin,
del debate en el proceso del trabajo cientfico.

Estoy proponiendo el rescate de esas indicaciones

habermasianas dentro de la lgica del anlisis
dialctico, entendiendo que esas indicaciones de la
crtica, de la subjetividad, de la confrontacin de las
ideas, no se contraponen, en absoluto, a la Dialctica.
Por el contrario, tales indicaciones revitalizan los
fundamentos de la Dialctica, desarrollan sus
posibilidades que le fueran castradas por algunas
versiones reduccionistas y esquemticas del Marxismo.
Al rescatar estas indicaciones habermasianas en la
lgica Dialctica, estoy proponiendo, como perspectiva
de investigacin en el mbito de las Ciencias Sociales,
el Racionalismo Crtico, el Racionalismo Abierto,
entendiendo la investigacin como un trabajo de
construccin de la Razn Crtica, Razn que refleja, que
articula, que discute, que argumenta, que analiza, en el

93
intento de develar las determinaciones y mediaciones de
la realidad. La tesis central que estoy asumiendo es
que, basados en esa Razn Crtica, podemos recuperar
la naturaleza y la dimensin dialctica del "paradigma
sujeto-objeto", superando la visin manipulatoria que
histricamente ha marcado a la investigacin dentro de
ese paradigma, y que fue crtica con vehemencia en el
ncleo de la crtica a los patrones de cientificidad de la
modernidad. A mi modo de ver, la cuestin no es
simplemente negar el "paradigma sujeto-objeto" como
alternativa de investigacin, mas s redefinirlo,
repensarlo, ampliarlo, incorporando las indicaciones
planteadas por esa concepcin ampliada de la Razn
Integral.
Cabe resaltar que esa definicin, en trminos del
Racionalismo Crtico -en el sentido de una ampliacin
del "paradigma sujeto-objeto"- demarca una perspectiva
general de trabajo, una toma de posicin filosfica del
investigador frente a la tarea de hacer Ciencia. Y esta
toma de posicin tiene implicaciones metodolgicas
directas en la dinmica de la investigacin. Sino,
veamos: al ampliarse el paradigma "sujeto-objeto" a
partir de las indicaciones habermasianas se generan
repercusiones efectivas en la relacin del investigador
con la realidad, en la forma de trabajar la Teora, en la
forma de concebir y viabilizar el Mtodo e, inclusive, en
el encaminamiento de los procedimientos y estrategias
de la Investigacin.
A partir de este anlisis, que demarca bien las
concepciones y los entendimientos con respecto a lo
que es hacer Ciencia, se plantea o replantea una
cuestin bsica.
Desde esta perspectiva del Racionalismo Crtico, del
Racionalismo Abierto, de la redefinicin del "paradigma
sujeto-objeto", cmo trabajar el Marxismo en tanto va
de anlisis? De hecho, cul es la vitalidad del
Marxismo como instrumento de anlisis de la realidad
en nuestros das? Cules son sus posibilidades y

94
cules sus lmites, en tanto va de anlisis de los
fenmenos sociales que hoy desafan los investigadores
en el mbito de las Ciencias Sociales?
Esta es una cuestin central en el debate hoy, que
est planteada a nivel acadmico, como a nivel de los
partidos, de los movimientos sociales, a la vez que es
ampliamente divulgada por los medios de comunicacin
de masa. Y, en su enfrentamiento, ella remite a una
discusin epistemolgica sobre el propio Marxismo.
Joao Antonio de Paula, en este Seminario, en su
conferencia "La Produccin del Conocimiento en Marx",
elabor de forma brillante esta polmica cuestin,
mostrando, analticamente, cmo -en los fundamentos
del marxismo-, se encuentra preciosas y valiosas
indicaciones, en profunda coherencia con nuestra
propuesta del Racionalismo Crtico.
Aqu, ahora, para avanzar en esta discusin sobre el
Marxismo y su potencial analtico, estoy trayendo a
nuestro debate, a dos analistas brasileos que discuten,
profundamente, la vitalidad del Marxismo en la
contemporaneidad, proporcionando, a mi modo de ver,
valiosas pistas. Ellos son: Rui Fausto y Carlos Nelson
Coutinho.
Rui Fausto, retomando la Dialctica, destaca -en la
contemporaneidad- un doble fenmeno que marca al
Marxismo, al afirmar que el marxismo envejeci, mas a
la vez es un gran desconocido. Por lo tanto, de un lado
hay un envejecimiento, y por otro hay un descono-
cimiento del paradigma marxista. Y, partiendo de su
tesis, Rui Fausto propone un doble trabajo a ser
realizado.
Primero, analizar los fundamentos del marxismo, en
un estudio riguroso de sus fuentes. Especficamente,
para nosotros, en el mbito del Servicio Social, esta
indicacin es crucial, pues, como bien analiza Jos
Paulo Netto, nuestra relacin con el marxismo se dio
con muchos sesgos, inclusive el de la falta de un
estudio consistente de las fuentes. En consecuencia,

95
esa primera tarea sealada por Rui Fausto es una
exigencia que precisamos asumir, hoy, en la
investigacin en Servicio Social: analizar, en un estudio
riguroso, los fundamentos del marxismo.
El segundo trabajo consiste en analizar los lmites del
Marxismo, lo que supone una relacin crtica con el
paradigma marxista, o sea, no aceptar el marxismo
como dogma, sino -teniendo presente principios y
supuestos-, ser capaz de tener una crtica, una
relectura, una ampliacin del propio marxismo.
Carlos Nelson Coutinho, asume la tesis bsica de
que el Marxismo tiene una Historia que es un esfuerzo
permanente de superacin dialctica de posiciones que
se tornaron anacrnicas, o que se revelaron
equivocadas. Esta tesis parece obvia, mas no lo es,
demarcando -en verdad-, una posicin epistemolgica y
metodolgica en relacin al Marxismo. As, partiendo de
esta tesis bsica de que el Marxismo tiene una Historia,
Carlos Nelson Coutinho defiende la exigencia de un
trabajo constante de ampliacin conceptual,
determinado por las exigencias histricas. En este
sentido, cabe aqu retomar como materializacin de esta
propuesta la propia elaboracin de Carlos Nelson
Coutinho, en su obra "Dualidad de Poderes", donde l
retrabaja dos conceptos centrales dentro del Marxismo -
Estado y Revolucin-, incorporando nuevas
determinaciones histricas en una efectiva ampliacin
conceptual en trminos de la renovacin profunda de
conceptos fundamentales a partir de las exigencias de
la realidad. Y, configurando bien su posicin
epistemolgica y metodolgica de ampliacin
conceptual, Carlos Nelson esclarece que esta
renovacin profunda de los conceptos bsicos se da
siendo fiel al Marxismo, a los supuestos y nociones
bsicas de sus fundadores y a su mtodo de anlisis de
la realidad.
As, aqu y ahora, quiero reafirmar mi posicin:
defiendo al marxismo como referencia analtica

96
fundamental en el mbito de las Ciencias Sociales,
entendiendo que l contina siendo rico, contina frtil,
contina vivo, en la medida en que, fiel a su base
dialctica, permanece como perspectiva terica abierta.
Es el marxismo crtico al que se refiere Joao Antonio de
Paula. Es el marxismo en permanente construccin del
cual habla Carlos Nelson Coutinho. En esta perspectiva,
considero que el marxismo permanece fecundo como
va analtica, inclusive, como soporte para la
viabilizacin de la propuesta del Racionalismo Crtico.
En la explicitacin de la toma de posicin aqu
asumida, cabe dejar claro que, dentro del espritu de la
contemporaneidad, el Marxismo no puede ser visto
como principio y fin de todo, lo que, vehementemente,
plantea la exigencia del dilogo con otras Teoras. Es la
necesidad de la articulacin entre paradigmas tericos,
hoy reconocida por investigadores que trabajan en las
ms diferentes perspectivas, una condicin de la
Ciencia para dar cuenta y explicar las mltiples
dimensiones de los fenmenos sociales en este final de
siglo. En este sentido, una vertiente significativa de
anlisis en las Ciencias Sociales, sobre todo en el
mbito de los que trabajan la cuestin de los
Movimientos Sociales, discute la posibilidad de la
articulacin del Marxismo con las vertientes culturalistas,
como los abordajes del cotidiano, como los enfoques del
Psicoanlisis, de la Psicologa Social.
Es necesario an elucidar un punto importante: esa
articulacin, ese dilogo que se est proponiendo del
Marxismo con otras perspectivas tericas, se plantea,
tambin, en lo que respecta a su mtodo: la Dialctica.
Defiendo, en consonancia con las tendencias que hoy
se configuran en el nivel de la discusin metodolgica,
que es posible una articulacin de la Dialctica con otros
mtodos en el mbito de las Ciencias Sociales. Y, antes
que nada, cabe esclarecer que la Dialctica, como
mtodo de anlisis, como lgica de pensamiento, se
populariz y se difundi como el Marxismo, mas no se

97
limita a l. De hecho, la Dialctica no comenz con el
Marxismo y, segn Rui Fausto, ella va ms all que
ste. Rui Fausto dice, textualmente: "no habr nuevos
marxismos, pero puede haber nuevas dialcticas".
Retomando, sin embargo, uno de los ejes de la
discusin que aqu viene siendo trabajada, me interesa
profundizar una cuestin: al trabajar la Dialctica, como
mtodo de anlisis en la vertiente marxista, qu
posibilidades de articulacin se plantaran en esta
perspectiva de apertura metodolgica, de apertura del
campo de anlisis de lo social, para atender la exigencia
de trabajar la relacin Estructura/Sujeto?
Para avanzar en la discusin, quiero dejar en claro
que estoy sustentando la tesis de que la Dialctica,
como mtodo de investigacin tanto como mtodo de
exposicin -y esta doble dimensin del mtodo
dialctico tiene una tensin que permaneci en la
propuesta de Joao Antonio de Paula- es una va
metodolgica fecunda que posee todo un potencial de
articulacin con otras perspectivas metodolgicas. Y, en
esta articulacin, retomo, como alternativa de anlisis, a
Habermas.
Habermas, en coherencia con su propuesta de
ampliacin de la Razn, propone la articulacin entre
Dialctica y Hermenutica como recurso metodolgico
para trabajar la dimensin factual y la dimensin del
sentido. Esta vertiente es desarrollada por uno de
nuestros ms brillantes filsofos brasileos, Manfredo
Oliveira, quien asumi esta articulacin en la
perspectiva de la produccin de la racionalidad en las
teoras sociales, especficamente en su trabajo
"Dialctica y hermenutica en Habermas".
Y una pregunta se plantea para el debate: es
posible en el mbito de la investigacin, articular
Dialctica y Hermenutica?
Desde mi punto de vista, esa articulacin Dialctica y
Hermenutica, es una posibilidad fecunda que asumo
como Hiptesis de Trabajo en trminos de recurso

98
metodolgico en el anlisis, para viabilizar -en la
prctica concreta de la investigacin- la posibilidad de
trabajar con lo objetivo y con lo subjetivo, de trabajar las
determinaciones y las mediaciones de la realidad, de
trabajar lo factual y lo que est a nivel de la pasin, del
sentimiento, de la emocin, interfiriendo en la accin de
los actores sociales, en fin, la posibilidad de trabajar las
dos dimensiones de lo real: objetividad/ subjetividad. Y
an ms: esa articulacin Dialctica/Hermenutica
concretiza, a nivel metodolgico del hacer investigacin,
la ampliacin de la Razn propuesta por Habermas en
el campo filosfico.
En fin, para terminar, quiero resaltar que en el
horizonte de ese Racionalismo Crtico, al cual lo veo
como fecundo, en trminos filosficos, para la
efectivizacin de la investigacin, en el horizonte de esa
Razn Crtica que es capaz de pensar al ritmo de la
historia, el Marxismo se configura como una de las
alternativas ms viables en el debate contemporneo de
las Ciencias Sociales, tanto a nivel de su teora como a
nivel de su mtodo. Y, sta es una conviccin que se
difunde junto con la crisis del Marxismo, en la inagotable
dialctica de la vida/muerte. Al mismo tiempo en que los
medios de comunicacin de masa y muchas voces
proclaman la muerte del marxismo, se constata su vida.
De hecho, esa dialctica esencial de la muerte y la vida
est muy presente, hoy, en el debate del marxismo.
En esta misma lnea de raciocinio en la cual se afirma
que el marxismo es viable, en la medida en que l se
abra, en la medida en que se establezca un verdadero
dilogo con otras perspectivas, concluyo retomando a
Leandro Konder, en la publicacin del diario JB del 1
de setiembre de 1991, Cuaderno Ideas, cuando afirma:

"Si los exponentes de la actual euforia neoliberal

piensan que, en la prisa con que se empean en
promover el entierro del marxismo, van a conseguir
tambin sepultar las concepciones con que el viejo

99
 Marx nos ayuda a fortalecer nuestro espritu crtico y
nuestra conciencia democrtica, tengo la impresin
que se estn engaando a s mismos. O estn -
quin sabe?- intentando engaar a su sombra".

No s si el marxismo como construccin doctrinaria

va a sobrevivir a la crisis actual del marxismo-leninismo.
No s si ser posible reproponer el trmino con un
contenido nuevo y ligarlo a un nuevo movimiento
poltico. Una cosa, sin embargo, me parece segura: las
ciencias sociales contemporneas y la lucha por la
democratizacin efectiva de la sociedad no podrn
ofrecer las contribuciones fundamentales que proceden
no slo de Marx, sino de algunos pensadores que, con
vigor y originalidad, retomen, desarrollen, profundicen,
enriquezcan, y a veces corrijan las ideas marxistas.
En cierto sentido, podemos decir que el llamado
"marxismo" ya se integr irreversiblemente a la cultura
de la izquierda, y est incorporando, como fermento, a
la reflexin democrtica radical en este final de milenio.

100
 CONFERENCIA
"LA INVESTIGACIN EN EL DEBATE
CONTEMPORNEO
Y EL SERVICIO SOCIAL"

Irlys Barreira

Me gustara agradecer a los organizadores del

Encuentro esta invitacin y desearles parabienes por
esta discusin. En la medida que ella se est dando en
todos los mbitos del conocimiento: en la Sociologa, en
la Historia, en la Antropologa. La temtica sobre las
cuestiones de la teora de la investigacin en Ciencias
Sociales realmente es bastante contempornea, y es un
debate nada fcil.
Ustedes deben haber percibido el enorme esfuerzo
de Alba para intentar hacer una reconstruccin
problemtica de todas las cuestiones que estn metidas
en la discusin de la teora y de la investigacin, y cuan
difcil es ese grado de elaboracin.
Comenzara diciendo -la profesora Alba Carvalho
habl varias veces de la necesidad de tener una cierta
apertura de modelos- que es preciso hacer, en el campo
de la teora tambin, la famosa apertura democrtica,
que es una apertura bastante difcil.
Primero, porque, en teora y ciencia, es preciso tener
muy claro lo que se quiere abrir. Esta palabra mgica,
apertura democrtica, calza muy bien en la perspectiva
poltica, pero en el acto de hacer teora es mucho ms
compleja, ms all de las dimensiones polticas que
estn ah implicadas y envueltas.
En la realidad, la cuestin de la teora sufre varias

Conferencia ofrecida el 04/09/91

Doctora en Sociologa (USP), profesora adjunta en el Departamento

de Ciencias Sociales y Filosofa, Universidad Federal de Cear.

101
interferencias. La primera tiene que ver con la propia
caracterizacin histrica del momento en que ocurre el
debate.
Sabemos que la crisis en Europa del Este, la crisis
del socialismo, o la crisis brasilea, en todas sus
dimensiones tienen una interferencia muy grande en la
elaboracin de la teora. O sea, los momentos de
esperanza parecen dar ms credibilidad a la Razn, en
el sentido filosfico del trmino, y los momentos de
desesperanza nos hacen preguntar lo que es esa
Razn. Eso lleva a una cierta desesperanza, de que
nada vale la pena, ni siquiera la teora. Como si hubiese
una cierta espontaneidad, un cierto "laissez-faire" en el
acto de hacer teora.
La otra interferencia tiene que ver con la moda en la
Ciencia. Esta moda no aparece slo en el modo de ser,
en el modo de comportarse, sino tambin en el modo de
hacer teora. O sea, determinados actores comienzan a
aparecer en el escenario internacional; de repente nos
damos cuenta de que una serie de libros son editados
aqu en el Brasil, y pasan a ser ledos. La teora pasa
por ese sesgo tambin, por la moda. Entonces, existen
condicionantes de la percepcin de la teora que son
importantes, que deben ser considerados, cuando se
discute la crisis de los paradigmas.
La misma nocin -crisis de los paradigmas-, que
parece obvia, es tambin muy problemtica. Cuando se
habla de crisis, en la perspectiva de una crisis
econmica, de una crisis poltica, se entiende que esa
crisis es fruto de una tensin, fruto de las
contradicciones sociales que llevan a la pobreza, a las
desigualdades sociales.
Cuando hablamos de la crisis de los paradigmas,
parece que esa crisis remite a otro tipo de cosas. De
hecho, estamos hablando de la crisis en nuestras
creencias sociales, en aquello que nosotros creemos y
aquello que tomamos como elemento fundamental para
interpretar la realidad.

102
 Entonces, es una crisis que pasa por dimensiones de
la subjetividad, por dimensiones personales, por esa
dimensin que denomin esperanza. Quiere decir que la
teora tiene un legado que es el no tornarse evidente por
si misma. Ella tiene una evidencia muy fuerte en la
credibilidad.
Tanto que, cuando estamos hablando, ustedes
perciben todo el esfuerzo de decir, de definir el
problema de la investigacin. La profesora Alba
Carvalho dej muy claro lo que ella cree, lo que propone
como perspectiva, en fin, de anlisis de la realidad.
Entonces, la crisis tiene esa dimensin de pasar por las
creencias sociales.
Y las creencias sociales son elementos cargados de
subjetividad y de una serie de cosas que tienen que ver
con las experiencias de los grupos sociales, el modo
como asimilamos el marxismo, el modo como ste nos
lleg, como toc nuestras utopas. Todo eso interfiere
en la elaboracin de esa crisis que, ah, termina tambin
siendo una crisis personal. La angustia que se genera
cuando percibimos, por ejemplo, que "nuestros dolos no
son los mismos".
Cuando se percibe ese tipo de cosas, es como si
faltase piso para decir, cmo se va a hacer la
investigacin? Cmo se hace ahora para poder pensar
la realidad, para pensar esos modelos, cuando, de
repente, nos acostumbramos a trazar una trayectoria?
Voy a hablar un poco sobre la interferencia de esos
modelos en el devenir de la historia brasilea. Muy
rpidamente, slo para ubicar, en trminos concretos,
cmo el modelo de investigacin tiene que ver con la
perspectiva histrica, hecho fundamental para
comprender situaciones de crisis y situaciones de
cambio social.
Sabemos, por ejemplo, que en la perspectiva de
investigacin urbana, en los aos 50 60, tuvo una
influencia muy grande la teora de la marginalidad.
Cuando miramos para atrs, hacia el pasado, siempre

103
tendemos a hacer una crtica cmoda, un poco porque
el tiempo ya pas y podemos observar el objeto ms a
la distancia.
En toda esa discusin de la marginalidad, la cuestin
de la pobreza, de las desigualdades, tena un vehculo
explicativo muy claro, o sea, que el pas o las
situaciones analizadas estaban en una condicin de
exclusin de la realidad social y, con el desarrollo de la
propia sociedad, esos sectores marginales seran
integrados.
Ese debate atravesaba mltiples estudios y tambin,
pienso yo, el Servicio Social: la comprensin de que los
objetos fundamentales de la investigacin estaban en
esa esfera de marginalidad y era preciso analizarlos de
forma integrada a la realidad social.
En la dcada del 70, tuvimos una influencia grande
del marxismo, que aparece en los objetos de la
investigacin: el marginal no es visto como un
desintegrado, sino como alguien que apenas parece
marginal, pues, hace parte de aquella ptica de
reproduccin del sistema. O sea, el marginal existe
porque el polo desarrollado existe tambin. La pobreza
existe porque existe la riqueza. Entonces, se fue
conformando una teora de explicacin ms amplia de la
realidad social.
Esto aparece en las diversas esferas. La
problemtica de la "favela" y de la marginalidad pas a
ser mencionada con otras referencias. Pas a ser vista
desde la perspectiva de clase, desde la perspectiva de
los sectores no plenamente adaptados a la realidad
capitalista, pero que contribuan, a partir de sus varias
formas, en el desarrollo de aquella realidad desigual
capitalista. O sea, la desigualdad ntegra hace parte del
sistema econmico.
En ese caso, las cuestiones planteadas eran que
aquellos sectores, de algn modo, a partir de sus
estrategias de sobrevivencia o de su modo de vida,
interferirn en esa construccin dinmica.

104
 Podemos situar, en la Sociologa, a varios autores
que analizaron la realidad bajo esta ptica. Adems de
ellos, el economista Francisco de Oliveira, se preocup
por entender la dinmica capitalista e hizo un trabajo
interesante, que ustedes deben conocer, "Crtica a la
Razn Dualista". El autor intenta percibir ese dualismo,
no desde la ptica de la marginalidad social, sino como
integrante, como parte de la dinmica general de
reproduccin del sistema capitalista. En la dcada del
80, los estudios parecen abandonar un poco esa ptica
de una dimensin ms totalizante, y comienzan a entrar
en esferas ms cotidianas o ms diferenciadas de la
realidad social. Es ah que surge la gran temtica de los
movimientos sociales. Esa temtica va a coincidir con la
llamada apertura democrtica, con el proceso de
redemocratizacin.
En ese momento, comienza a emerger, a sonar muy
fuertemente, aquello que se denomin crisis de los
paradigmas, o sea, de las explicaciones tericas
globalizantes. En parte, la crisis se dio bajo el supuesto
de que ellas no tenan ms la capacidad de explicar las
dinmicas especficas y puntuales de la realidad, y que
sera preciso incorporar otras dimensiones especficas
para formular una teora.
Dentro de esa ptica, los puntos de vista son
variables. La profesora Alba Carvalho ya plante muy
bien que existe la crtica que dice, por ejemplo: "ahora
no es posible tener una teora sobre lo social". Lo que
tenemos es una elega a la perspectiva de los
fragmentos. Un anlisis de los fragmentos. La realidad
se rehace en el cotidiano, y la teora pas a ser vista
como algo que no conseguira dar cuenta de esa
efervescencia de la realidad. Ese es un supuesto.
El otro supuesto es aquella tentativa de pensar lo
siguiente: "cmo es posible, frente a esas nuevas
cuestiones, a esos desafos planteados por la realidad,
integrar esa novedad, dentro de una perspectiva terica,
sin colocar fuera la realidad y su interpretacin? Es

105
aquello que se dice: cmo echar el agua de la baera
sin botar al beb?"
En esta segunda perspectiva es que me ubico, es
decir cmo es posible que la teora integre esas
dimensiones de lo novedoso que estn planteadas
como un desafo al investigador? Hablar un poco sobre
esas dimensiones.
Encuentro que lo que emergi con mucha fuerza en
ese momento fue la importancia de la cultura y de las
representaciones sociales como elemento importante y
dinamizador de los anlisis y de la interpretacin de lo
social.
Por qu aconteci eso? Pienso que tiene que ver
con los elementos de la realidad, en la medida en que
pasamos a vivir, en el Brasil, un intenso proceso de
descubrimiento, de discusin, de charlas, de valoracin
del lenguaje popular, de valoracin de sectores que
parecan enteramente inertes dentro de la realidad
social. Esta seria una explicacin a nivel de la sociedad.
Hay otros descubrimientos en el plano de la teora.
Se lleg a la conclusin de que la explicacin de un
modelo totalizador de la realidad social haba dejado de
lado dimensiones importantes, como los sujetos
sociales y lo que ellos piensan sobre aquella realidad.
La idea de que las contradicciones sociales no tienen
una perspectiva de papel carbn, sino que pasan por
dimensiones culturales, por el modo como las personas
perciben esas contradicciones.
O sea, no basta vivir una situacin de miseria social
para darse cuenta de su situacin, de su lugar en el
contexto de las desigualdades. Es necesario que haya
algo ms, para que el individuo se de cuenta de aquella
perspectiva, de su vivencia, y, a partir de ella, elabore y
traduzca su necesidad social.
Sito como un autor muy importante, que fue muy
discutido en esa rea de los movimientos sociales, al
historiador ingls Thompson. El trabaj la nocin de
experiencia, acogida muy positivamente por los

106
socilogos.
El deca que la experiencia tiene que ver con el modo
como la clase trabajadora vive su contradiccin y la
traduce en su historia vivida. Entonces, hay algo que
acontece a nivel de la historia vivida, que lleva a que los
trabajadores, en Inglaterra, tengan determinadas formas
de actuar, y los trabajadores brasileos tengan otras,
porque sus experiencias y trayectorias son diferentes.
Sin embargo, las contradicciones son semejantes.
Porque lo que ocurre en el capitalismo es recurrente, y
hay semejanzas entre una realidad y otra. Nosotros los
brasileos tenemos la misma situacin de explotacin,
la misma situacin de exclusin, de dominacin. Pero
esa dominacin pasa por las dimensiones de una
experiencia, de una historia vivida.
En este sentido, la nocin de experiencia fue
bastante aclamada en esa discusin de los movimientos
sociales.
La otra cuestin que apareca como muy importante,
en la poca, fue la perspectiva de que las expresiones
de la realidad social no necesariamente pasaban slo
por aquella dimensin clsica de la nocin de clase.
Quiero decir, sectores tenidos como silenciosos y
marginales de la sociedad de pronto pasaron a
organizarse.
Es entonces cuando l habla de "doa Mara", ah en
la "favela", o de otra persona comn, en una situacin
que pareca enteramente descabellada para nuestras
amplias reflexiones, pas a tener un lugar. La valoracin
de los sectores considerados ms avanzados pas a
chocar con la capacidad, con la dinamicidad que ciertos
sectores pasaron a expresar.
Dentro de los movimientos sociales, se pas a una
valoracin de esa palabra, de ese sujeto, que tambin
tena su propio proceso de construccin y de
comprensin de la realidad, a partir de mecanismos
sociales, para nosotros, hasta cierto punto inesperados.
Entonces, eso pareca como un hecho importante a

107
considerar.
Otro elemento son los trabajos sobre la mujer, que
pasaron a ser muy frecuentes. La idea, por ejemplo, de
que la dominacin social no recubra slo aquel lugar
especfico, sino que se extenda por otras dimensiones,
las cuales tampoco se resolvan slo a nivel de la
transformacin econmica.
O sea, la dominacin de la mujer pasara por otras
dimensiones culturales cristalizadas en el modo de
percepcin, en el modo de pensar, que,
necesariamente, tena que ver con la dinmica espec-
fica de las clases sociales. Eso fue tambin un elemento
importante a analizar.
En este caso, cuando Foucault pasa a ser un autor,
muy ledo y bastante trabajado en esos anlisis
referidos a lo micro-cotidiano, esto tiene que ver con la
perspectiva que l apunt: que la dominacin social y el
poder atravesaban otros mecanismos no siempre
visibles. Que el poder est tambin en el modo de mirar,
de sentarse, de hablar, est en la expectativa que se
crea entre dinmicas diferentes de lo social, de forma tal
que sera preciso incorporar esa especificidad o esas
otras formas invisibles de dominacin social, en el
estudio de la realidad.
En esa situacin, hay varias polmicas, inclusive, si el
trabajar con la perspectiva de Foucault llevara a una
dimensin de descrdito de la teora, o si sera posible
articular a Foulcault con esa dimensin ms amplia, o
sea, articular a Foucault con el modelo marxista. Esa es
una polmica.
Otro autor, tambin de la poca -que an tiene una
influencia muy grande- es Castoriades, cuando lanza la
cuestin, por ejemplo, de la importancia de lo imaginario
como elemento importante en la creacin de lo social.
Foucault no estaba inmediatamente preocupado en
destruir el modelo marxista, sino tan slo en sealar
algunos elementos poco explorados en la dinmica y en
la interpretacin social.

108
 Castoriades s va en una perspectiva radical, o sea,
al construir su modelo terico en base al imaginario, l
comienza, por otro lado, a destruir la perspectiva
marxista de pensar lo social.
Entonces, hay contribuciones en el trabajo de l, en
las que echa mano de otro conjunto de problemticas.
Cmo es posible trabajar esa dimensin de la
incorporacin de la cultura y del imaginario, sin perder la
perspectiva de que lo social se interpone por una razn,
o por una lgica, que autoriza la existencia de una
teora?
Voy a regresar rpidamente a la cuestin planteada
por la profesora Alba Carvalho. En realidad, detrs de la
discusin en torno a la "crisis de los paradigmas", hay
una cuestin muy seria, que es la problemtica de la
propia elaboracin de la teora. O sea, no es posible
hacer una teora en funcin de lo siempre nuevo, en
funcin del permanente caos, en funcin de lo siempre
emergente.
Qu es lo que supone una teora? Supone
repeticin. Una teora supone abstraccin. En fin,
supone que, ms all de las diversidades y de las
diferencias sociales, hay algo que autoriza a hacer una
teora Esto es verdad no slo para la Sociologa, sino
para todos los campos de lo social. Teorizar significa
abstraer e intentar formular un modelo.
La problemtica que ah se plantea para esa
dimensin de la teora es la siguiente: cmo hacer una
teora no totalitaria? Cmo la teora puede amparar lo
nuevo? Cmo esa teora puede imbuir una razn
desconfiada, que es una razn crtica, de la cual la
profesora Alba Carvalho habl? Esto es, una razn que
se pregunta, una razn que se cuestiona, que no toma
simplemente la realidad como una camisa de fuerza
interpretativa de una teora.
En esta discusin, sobre la existencia de otros
elementos que son parte importante de esa discusin
terica, entra toda una ptica desde la dimensin del

109
inconciente, de la cual habl la profesora Alba Carvalho.
O sea, la idea de que, en la accin social, en el actuar
humano, entran una serie de componentes que no son
inmediatamente percibidos.
Eso es lo que hace Habermas, preocupado por
entender que la realidad social est compuesta por un
mecanismo de dominacin. Por la ausencia de
comunicacin, el sujeto introyecta el poder de tal modo,
que no se percibe en cuanto tal. Y l dio un elemento
muy importante para que entendiramos lo que es la
dinmica del poder.
Entra tambin la discusin del propio Bourdieu,
cuando habla que toda reproduccin de la realidad
social slo es posible porque hay mecanismos
inconcientes de aceptacin de esa realidad. O sea,
aquello que dijimos: no necesariamente una
contradiccin de orden econmico resulta en una accin
social. Porque el modo como las personas introyectan la
dimensin de autoridad, el miedo, la forma como ellas
entran en contacto con sectores diferentes de lo social,
va a interferir en la accin colectiva Por eso es que de
vez en cuando nos sorprendemos por qu gan Collor?
O por qu un pblico, que pareca tan organizado -
como en Sao Paulo- eligi a Janio Quadros?
Esto nos lleva a pensar qu otros mecanismos
entran en la accin colectiva? que son por nosotros
desconocidos, haciendo que la teora se debata en la
bsqueda de esos elementos, no siempre visibles a
nuestra mirada, de primera impresin.
Porque miramos a partir de una ptica. No podemos
olvidar que nosotros, investigadores, tambin somos
parte de una clase social, de una condicin social, que
interfiere en el modo de mirar, o sea, la teora es un
instrumento, es una herramienta, que no logra apagar
nuestro modo de mirar la realidad social.
Esto la propia teora marxista lo dice. Es la teora
marxista la que dice que el modo de percibir, que el
modo de pensar tiene que ver con la contradiccin de

110
clase, con el lugar que el sujeto ocupa dentro de la
realidad social.
Quera entrar ahora en la cuestin de la
investigacin. En realidad, considero que la perspectiva
terica, si por un lado permite que discutamos con una
cierta lgica, con una cierta coherencia, cuando
tomamos la temtica de la investigacin reaparece muy
fuertemente esa tensin de cmo usar la teora.
Provistos de percepciones, provistos de un instrumental
hecho de recortes de la realidad social, qu es lo que
la realidad social nos hace ver? Qu es hacer
investigacin? Y ah yo dira lo siguiente: toda
investigacin impone el recorte del objeto.
Entonces, en este sentido, hay una cierta ingenuidad
en esa idea de pensar que lo real habla por s mismo y
que lo real nos ha de ofrecer aquello que no
conseguimos resolver en nuestras contradicciones
tericas. Quiere decir, lo real es capturado tambin a
partir de un lugar terico, a partir de un modo de ver.
As como los pobladores de favelas fueron llamados,
en la dcada del 60, marginales, en otras pocas fueron
llamados sujetos polticos. Maana no se cmo sern
denominados. Lo que significa decir que lo real est ah,
mas es denominado de acuerdo con la percepcin que
de l tenemos.
En esta perspectiva, la investigacin, la metodologa,
siempre impone un recorte. Lo que quiero decir es: la
teora est siempre presente, bien asumida o mal
asumida, la teora existe. Y, ya que ella existe, ya que
est siempre presente en nuestra concepcin -aunque a
veces mucha gente no se de cuenta-, significa decir que
el acto de hacer una investigacin exige una
comprensin terica de su objeto.
En esa comprensin terica, quera plantear algunos
elementos para la discusin. Me refiero a algo que poda
llamar a sorpresa. Encuentro que la teora, cuando el
investigador se inclina ante lo real, en la elaboracin de
un proyecto de investigacin, la teora tiene que, de

111
alguna manera, acoger a la sorpresa. Porque se nota
que en muchas investigaciones terminan siendo
reafirmadas las cosas ya dichas, de modo que
podramos hasta plantear una cosa tal cual se hace en
el modelo matemtico: como queramos demostrar.
Porque no hay mucho ms que decir.
En ese sentido, esa acogida de las sorpresas
significa decir que la teora tiene que asumir su tensin
entre lo que est planteado en cuanto abstraccin
amplia de la realidad social, que incluye a la propia
teora, y lo que est establecido en base a lo que la
dinmica de lo real plantea para que lo pensemos.
En trminos ms concretos, cuando hablamos de
clases sociales -por ejemplo, al trabajar clases sociales
en Fortaleza-, tenemos que pensar cmo es que la
dinmica de esa desigualdad social pasa por la realidad
de nuestro trabajador aqu? Qu es nuestro
"favelado"? Qu es la clase media en Fortaleza? Qu
es lo que fue en Inglaterra?
En fin, esa historia de lo que es nuestra realidad no
es una pregunta meramente emprica. Ella es una
tentativa de pensar de qu modo mi realidad me obliga
a que la articule con mi teora, para no convertirla,
simplemente, en un objeto demostrativo.
Esa tensin entre teora y conocimiento de sorpresa,
para m, es un dato fundamental. Y es lo que va a
reforzar eso que la profesora Alba Carvalho dijo, que la
razn tiene que ser crtica. Y una de las formas de
hacerse crtica es, simplemente, acogiendo y
desbrozando toda esa perspectiva de investigacin.
Hasta utilizara una frase medio en broma, entre
comillas, "que la investigacin tiene razones que la
razn desconoce". O sea, siempre hay algo
sorprendente que precisa ser considerado, en el sentido
de que frente a eso no debemos (no debo) tener como
consecuencia una negacin de la razn, sino una
reafirmacin de ella con otro contenido, una
reafirmacin de un tipo as: para discutir las clases

112
sociales en Fortaleza, no vamos a negar el concepto de
clase. Pero vamos a averiguar qu dimensiones nuevas
aparecen y qu elementos estn planteados para que
podamos repensar esa nocin de clase.
Con relacin al poder, la misma cosa. Nosotros
tenemos aqu toda una discusin de la cuestin del
poder. Cmo l pasa por pticas personalistas, como no
pasa inmediatamente por una ptica racional, cmo
pasa por creencias, por dimensiones de la fidelidad, por
elementos que estn inspirados en la cultura, en esa
cultura de la sumisin.
Esos son elementos importantes para que se diga
simplemente: s, el poder existe. El es real y se afirma,
se reproduce y tiene un lugar articulado a una clase.
Pero l se reproduce de una manera diferente. Aqu l
se reproduce por la sumisin, por la promesa, en fin, por
los emprstitos, por los asuntos que se hallan muy
presentes en el momento electoral. Y, en otro momento,
l se reproduce de otro modo. Esas formas distintas de
reproduccin nos van a dar elementos para pensar
cmo ese poder se configura y cmo se articula en
nuestra realidad.
En ese sentido, era interesante que pensramos que
la realidad social tiene una dinmica de reproduccin y
una dinmica de transformacin. En el acto de hacer las
investigaciones, tanto se tiene que estar atento con
respecto a esa dinmica de la reproduccin -porque si
esa dinmica de reproduccin no existiese estaramos
nosotros en una situacin mucho mejor y ms
confortable que la que hoy tenemos-, como se tiene que
estar atento tambin a esa dinmica de transformacin.
Tenemos que rendir cuenta de esa perspectiva dual.
Muchas veces el deseo del investigador entra
tambin en una cierta ptica de orientar el objeto hacia
aquello que l quiere. El investigador, simplemente, est
observando lo que es ms confortable, a partir de su
creencia, a partir de su utopa, y va a mirar slo el
elemento de transformacin social. Y hace

113
investigaciones dentro de una ptica enteramente
optimista, sorprendindose, por ejemplo, cuando se
presenta el fenmeno Collor.
Yo estaba viendo y considero interesante la camiseta
de un oyente aqu en la platea, que dice lo siguiente: "en
esta desgracia "collorida", no pierda el amor por los
colores". Pienso que desde ese "amor por los colores"
es importante echar una mirada tambin a lo que no
est en aquella ptica en la cual creemos o esperamos.
La investigacin identifica no solamente una sorpresa
para la teora, sino una sorpresa para el investigador,
para aquel que hace teora. Aquella idea de que el
fenmeno social es objeto de nuestra creencia, mas el
objeto tiene que ser tambin distanciado, de algn
modo, para ser mejor analizado.
La crtica pasa por una visin amplia de lo social, y
por una cuestin en la cual el investigador observa
todos los elementos que propician aquello que a l no le
gustara ver, que es la reproduccin, que es la "esencia"
de la realidad social.
Tenemos una idea, que estuvo muy presente dentro
de una ptica evolucionista, de que la realidad camina
para adelante, que est siempre yendo. A veces, se
tiene tambin una sensacin de retroceso, de que lo que
pareca que iba a llegar desde una determinada ptica,
recula. Ms quizs no se trate de un retroceso, tal vez
sea otro ngulo para mirar lo que dejamos de ver,
porque nuestra creencia era simplemente ver un futuro
radiante, o ver una transformacin en la que creamos.
Un hecho que considero fundamental para pensar -y
no voy a extenderme mucho-, es la dimensin de la
creatividad. Encuentro que lo que toc ms fondo en
esa dinmica de la razn, en esa discusin de la teora,
fue la perspectiva de cmo comprender lo real de modo
creativo. Cmo aprehender creativamente esa realidad,
analizando otros ngulos del mirar, analizando otras
perspectivas.
Ser creativo es poder incorporar la novedad no slo

114
de la realidad, sino la novedad de los autores que
vienen de otras teoras, pero que ofrecen instrumentos
importantes para incorporar modos y ngulos diferentes
de ver las cosas.
Desde esos ngulos diferentes del mirar, surge la
cuestin de lo que es el eclecticismo. Es una pregunta
que siempre nos toca: cmo incorporar lo nuevo sin
ser eclctico?
No tengo una sntesis o una conclusin definitiva
sobre eso, pero considero que un autor o una teora es
el fruto de una temporalidad histrica. Al respecto, nada
fue ms creativo que la teora marxista. Si ella es hoy
bastante discutida, estn presentes en la mesa algunos
elementos que justifican su negacin. Se habla hoy que
no existe ms la teora, lo importante ahora es el "viaje",
en fin, es el "no sentido", es toda esa perspectiva de
crtica al racionalismo y la modernidad, presentes en
algunas concepciones.
Mas la otra ptica es pensar lo siguiente: si la teora
marxista es fruto de una creatividad histrica, si naci
destruyendo una manera de pensar, ofreciendo nuevos
ngulos, y diciendo que lo real es una cosa histrica y
construida, para ser fieles a ella, tenemos que abordar
otras dimensiones del pensamiento que ayuden a
elaborar esa creatividad.
Tal vez el eclecticismo sea mucho ms un fantasma,
un miedo que se tiene, aquel miedo, aquella dimensin
ms pura y ms religiosa, que parece como algo
mstico.
En fin, quera decir que el propio Marx fue "eclctico"
porque tom su teora de otros autores, evidentemente
haciendo una construccin lgica y ofreciendo una
perspectiva, vamos a decir as, de crtica de lo social.
La cuestin del eclecticismo tiene que ser vista no
desde la perspectiva del miedo, de la camisa de fuerza,
sino de pensar realmente que la teora es un proceso de
construccin. Y es un proceso de construccin-
destruccin-construccin-destruccin permanente de la

115
realidad social.
Encuentro que esta afirmacin es ms marxista que
otra que cerrase, que se basara en la idea de que la
teora es una cosa cerrada.
Slo para finalizar, en una perspectiva metodolgica,
en un acto de investigacin, es importante introducir el
por qu, preguntarse sobre lo que aparece como obvio.
Entiendo que en toda perspectiva de investigacin,
tenemos que decir as: lo que parece obvio a veces no
lo es. Y es lo que no parece obvio lo que lanza la
posibilidad de otro punto de vista, lo que crea
interrogantes, lo que hace avanzar a la propia teora. La
teora avanza asumiendo interrogantes.
Esta crisis puede ser vista como un hecho positivo.
De repente todos los estudiosos, los tericos estn
ocupados en entender qu hacer con la teora. Esto
puede ser considerado como un hecho positivo, como
un hecho importante. No como una crisis, en el sentido
negativo, sino como crisis en el sentido positivo. Crisis
en el sentido marxista, que es una crisis que construye,
porque la realidad est hecha de crisis y la teora
tambin tiene que ser hecha de crisis.
Para concluir, hay una frase muy interesante de
Henry Lefebvre, un estudioso marxista, en la cual dice lo
siguiente: "es importante, en la investigacin, mantener
dos cosas. No interesa ni la vida sin concepto, ni el
concepto sin vida". Entonces, es importante articular
concepto y vida.

116
 O sea, lo que la teora hoy nos pide, lo que la
investigacin nos pide, es pensar e incorporar esas
dimensiones creativas de la realidad social, ah donde
es posible incorporar modelos; ah donde es necesario -
a partir de esa crisis tomada en sentido positivo-, hacer
avanzar a la propia teora.
Debido a que mi conocimiento sobre la prctica del
Servicio Social es muy desde fuera, apenas si voy a
plantear una cuestin que es ms para la discusin,
que es ms interrogante. Encuentro que el Servicio
Social, por ser una prctica, al mismo tiempo, de
investigacin, de indagacin y de interferencia en lo
social, trae algunas especificidades. O sea, si en todo
el campo del conocimiento hay una tensin entre teora
y prctica, parece que esa tensin es ms fuerte en el
Servicio Social.
Esto plantea siempre una disyuntiva, un conflicto
incluso sobre las legitimidades de esa forma de
actuacin. El socilogo habla, habla y no tiene
intervencin; en cambio, puedo imaginar que en el
Servicio Social esa cuestin de la relacin
teora/prctica sea planteada con mucha propiedad y
con mucha recurrencia.
Por lo que percibo, hay una gradual incorporacin de
esa reflexin terica al interior del Servicio Social. Y la
incorporacin de esa reflexin terica trae tambin otro
elemento: cuando dentro del Servicio Social se hace
una discusin de la teora se hace al mismo tiempo una
discusin de la prctica. Estn presentes ah varias
cosas. Est presente la propia prctica del asistente
social, en cuanto interferencia, en cuanto alguien que
trabaja dentro de los mecanismos de la realidad social,
y estn presentes, tambin, las otras prcticas del
sujeto al interior de la realidad social.
Ah recuerdo un debate que hubo en un determinado
momento. Aquella idea de que se tena que ser
asistente social, mas no se poda trabajar en los
programas del gobierno, o que se tendra que tener una

117
prctica que fuese, al mismo tiempo, el trabajo dentro de
los programas, y el intento de aprovechar las "brechas"
sociales, y poder as introducir otras prcticas que
fuesen prcticas contrapuestas a aquellas relacionadas
con el Estado.
En fin, para m esas son cuestiones que sobrepasan
a la discusin. De algn modo, considero que ese
dilogo, por ejemplo, entre la ciencia de lo social y el
Servicio Social, es muy proficuo. Son asuntos que
pueden muy bien caminar de la mano.
Para nosotros, socilogos, esa posicin de anlisis y
reflexin, es la posicin ms cmoda. Ms cmoda en el
sentido de que, como no estamos en la actuacin de la
prctica, nos es ms fcil hacer una crtica desde
afuera, y, al mismo tiempo, no tener que proponer
soluciones. Es diferente cuando tenemos que allanarnos
en funcin de un programa social, cuando tenemos que
intervenir, cuando tenemos que actuar, y hacer una
maroma gimnstica o una elaboracin qumica que
permita relacionar nuestras creencias con el objeto que
est siendo investigado, con el trabajo que se nos ha
pedido. Entonces, tenemos ah una confluencia de so-
licitudes contradictorias, a la cual el asistente social se
tiene que atener.
En ese sentido, un hecho fundamental es la reflexin
de esa prctica, no en el sentido de aquella reflexin
culposa, porque estoy trabajando en el rgano X Y y
no tengo derecho a pensar en la transformacin social.
No en ese sentido. Sino en la comprensin -que debe
ser muy importante en el Servicio Social- que es la
comprensin del fenmeno del poder. Cmo el poder se
hace, se rehace, se reproduce, para que esa prctica
pueda ser reflejada y pueda ser un objeto de crtica.
O sea, es posible, desde esta perspectiva de
actuacin de orden prctico, hacer una reflexin sobre
los mecanismos del poder. El asistente social tendra el
privilegio de convivir y de conocer de cerca toda esa
dinmica de actuacin al interior de la realidad social.

118
 En fin, esa tensin entre teora y prctica puede ser
capitalizada positivamente, si no se considera que la
prctica se limita simplemente a la reproduccin social,
o al fortalecimiento de determinados privilegios.
Si esa prctica fuera comprendida como dimensin
presente en todas las profesiones y en cualquiera de
ellas, es posible liberarse de ese velo, o de ese
preconcepto, y capitalizar positivamente la prctica O
sea, hacer que el Servicio Social sea, simultneamente,
una actuacin prctica y una reflexin sobre su propia
prctica.

119
120
 CRISIS-CONOCIMIENTO SOCIAL
E INVESTIGACIN EN
EL CONTEXTO LATINOAMERICANO

Ana Mara Quiroga Fausto Neto

En cierto sentido podra afirmarse que las Ciencias

Sociales viven un estado ms o menos permanente de
crisis. En primer lugar, este estado de crisis procede de
la singularidad de la relacin sujeto-objeto de esas
Ciencias, donde no existe una exterioridad en relacin a
los fenmenos observados: donde las cuestiones y
problemas sociales -objeto de sus disciplinas- se
vinculan y son observados a partir de puntos de vista
existentes en la sociedad, y, como tales, son
"equacionados" e interpretados a partir de pticas
diferenciadas y, frecuentemente, antagnicas.
Ms all de eso, la aparicin de nuevos fenmenos y
procesos que desafan los patrones de comprensin,
anlisis e interpretacin; el constante debate interno en
relacin a sus teoras, perspectiva y formas de
explicacin y los mismos resultados de sus teoras
cuando son "puestas en accin" a travs de polticas y
formas de intervencin, hacen que las Ciencias Sociales
estn permanentemente experimentando crisis y
controversias.
En rigor, las crisis en el sentido de una crtica, una
negacin de los parmetros y paradigmas de anlisis,
una revisin constante de sus teoras son procesos que,
de manera general, caracterizan al campo cientfico
como un todo, y no se dan tan slo en el contexto de las
Ciencias Sociales. Sin embargo, el conocimiento en el
campo social, por su relacin directa con los
movimientos de la sociedad y de sus grupos, lleva a que

121
aquel embate cientfico ms general, asuma
dimensiones ms agudas y contradictorias.
En el campo de las Ciencias Sociales
Latinoamericanas, donde las realidades y contextos
sociales plantean constantes desafos de anlisis y
urgentes necesidades de intervencin, las crisis como
que acompaan permanentemente las trayectorias de
sus disciplinas. Se podra decir que ellas son
integrantes de la propia constitucin del campo
cientfico-social latinoamericano. Esta constitucin se va
a configurar precisamente a partir de una crisis
intelectual, que, en los finales de los aos 50-60, va a
marcar una crtica profunda a las formas
convencionales de conocer e interpretar las realidades
socioeconmicas y culturales de nuestros pases.
Las disciplinas del campo social latinoamericano, se
van a constituir, en cuanto tales, exactamente a travs
de la bsqueda de teoras que pudiesen dar cuenta de
fenmenos y procesos importantes generados al interior
de nuestros pases. En el corazn de esa crisis de
interpretacin y de bsqueda de formas de accin ms
adecuadas a la realidad de nuestros pases, fueron
generadas importantes construcciones tericas que
identifican el pensamiento social latinoamericano:
modelos crticos de interpretacin del subdesarrollo; las
teoras sobre la marginalidad urbana; las
interpretaciones sobre los mercados de trabajo
informales; aplicacin de conceptos referidos al ejrcito
de reserva, masa marginal, sobrepoblacin relativa;
estudios acerca del latifundio y de la especificidad del
campesinado en Amrica Latina. Todas esas
construcciones que marcarn nuestro pensamiento
social en este perodo pueden ser entendidas como
resultado de la propia crisis. Ms all de esos temas y
objetos de estudio, las Ciencias Sociales
latinoamericanas, van a envolverse tambin en una
crtica metodolgica marcada por la negacin de los
principios de neutralidad y de objetividad cientfica; y por

122
la subestimacin crtica con respecto a las perspectivas
cuantitativas de observacin y anlisis de la realidad.
Es un momento de politizacin de la ciencia social, y de
defensa de un compromiso del cientfico social con la
perspectiva de transformacin de las sociedades
latinoamericanas.
Se debe destacar que en esa poca se vive tambin,
al nivel de los proyectos de sociedad, la utopa de la
industrializacin nacional, o la perspectiva de construir
modelos autnomos de desarrollo hegemonizados sea
por burguesas nacionales, sea por el proletariado y sus
aliados. La reflexin crtico-terica en el campo social, y
las estrategias de intervencin proyectadas por las
diferentes disciplinas son marcadas por tales
perspectivas.
Si se hace el seguimiento de la trayectoria histrica
de la reflexin latinoamericana, vamos a encontrar que,
en los aos 70, estn igualmente marcados por las
perspectivas de construccin de teoras globalizantes
que rindan cuenta de las matrices estructurales de la
produccin capitalista y del consiguiente movimiento de
las clases sociales al interior de las sociedades
latinoamericanas.
Al anlisis del capitalismo dependiente se agrega la
nocin de un capitalismo desigual y combinado; que
tenemos modos de produccin diferentes y articulados
al interior de nuestras formaciones sociales, que las
formas "pre-capitalistas" coexisten articuladas a las
formas capitalistas hegemnicas; que tenemos formas
especficas de acumulacin y que la conformacin
estructural de las clases sociales en nuestros contextos
asumen dimensiones ms complejas, debido
exactamente a las diferenciaciones que asume el
proceso de acumulacin en el continente.
A nivel poltico, grandes dictaduras en el Cono Sur
(Argentina, Brasil, Chile, Paraguay) interrumpen todo un
proyecto de construccin de modelos nacionales de
desarrollo.

123
 El Estado, que en Amrica Latina, ms all de ser un
producto de la sociedad, fue siempre tambin un
productor de la propia sociedad, ampla enormemente
su papel no slo en lo que respecta a la conformacin y
viabilizacin de intereses econmicas, sino tambin en
lo que respecta a la configuracin de los actores socio-
polticos.
Tenemos as, en la dcada del 70, un estado que
asume una presencia determinante y, en muchos casos,
"masacrante" con respecto a las sociedades civiles.
A nivel de las Ciencias Sociales latinoamericanas, el
paradigma marxista se presenta como hegemnico en
el pensamiento crtico, habiendo sido tanto fundamento
de las construcciones tericas como base de
orientacin de las prcticas polticas.
El autoritarismo y los sistemas de represin, juegan
un papel importante en la percepcin de los cientficos
sociales. Marca inclusive los lmites y las posibilidades
de anlisis e investigacin en el campo social, ms all
de definir, obviamente, lmites rigurosos de actuacin a
los grupos sociales. A pesar de ello, entidades de la
sociedad civil y los propios cientficos sociales y
trabajadores del campo social se presentan como
portavoces de los grupos silenciados. Se intentaron
convertir as en denunciadores de la represin y del
autoritarismo. Esta situacin histrica con tales lmites
polticos, provoca que gran parte del anlisis de esta
dcada, se polarice en torno al binomio autoritarismo-
democracia. Fue mucho lo que se escribi alrededor de
los asuntos polticos, de los derechos ciudadanos, de la
constitucin de la ciudadana y de los propios
movimientos sociales. Los movimientos sociales
aparecen en el escenario poltico social como el
elemento "nuevo". Esto aconteci definidamente en la
segunda mitad de la dcada de los 70.
Al emerger como "nuevos sujetos colectivos" los
movimientos sociales se presentaron en diferentes
reas y contextos: como movimientos populares

124
 urbanos, con todo su bagaje de denuncias y
reivindicaciones en torno a la calidad de vida en las
ciudades; como movimiento de los derechos humanos,
centrados en la defensa de la tica y valores bsicos,
tales como el derecho a la justicia, a la amnista y a las
informaciones fundamentales ("dnde estn los
desaparecidos"?); como movimientos femeninos y
feministas ligados a la denuncia de la condicin
femenina en los sistemas poltico-culturales de nuestros
pases, y muchos otros.
Esas movilizaciones permiten denunciar y desnudar
la lgica de la dominacin y del poder del Estado y de
los regmenes polticos, unificando, en algunos casos,
amplios y diferentes sectores de la sociedad con
mltiples identidades polticas.
Las producciones del campo social reflejan esos
contextos, ms all de haberse caracterizado por una
dificultad, comprensible, de evaluar la importancia
relativa de los procesos sociales entonces vividos.
Tuvimos as una sobrevaloracin del poder
transformador de tales movimientos, y la amalgama de
muchas prcticas profesionales con la militancia poltica.
En este asunto particular es importante sealar que a
nivel metodolgico, las disciplinas del campo social
resultaron invadidas por la estrategia de participacin y
del uso de las llamadas tcnicas cualitativas de
observacin, anlisis e intervencin. Se desarrolla ah
toda una serie de producciones y reflexiones acerca de
las metodologas de investigacin-accin, investigacin
participante, investigacin-militante, investigacin-
comprometida, etc. La participacin de los cientficos y
profesionales en relacin con los grupos oprimidos, se
presenta ms como una estrategia ligada a la militancia
poltica que propiamente como una estrategia o
instrumento de produccin de conocimientos.
Los aos ochenta se presentan con una redoblada
complejidad. A nivel econmico se podra decir que los
diferentes pases viven enormes crisis en los modelos

125
transnacionalizados de economa, con deudas externas
impagables, inflaciones incontrolables, crisis de
produccin. A eso se acopla tambin la crisis de
legitimidad de las dictaduras del Cono Sur, y la
reintroduccin de procesos civiles y democratizantes
(reinstalacin de parlamentos, retorno de cientficos y
polticos exilados, reapertura de los sistemas de
comunicacin de masas, suspensin de la censura).
Los movimientos sociales que en la dcada anterior
se organizaran "de espaldas al Estado", son ahora por
l reconocidos, pasando a ser convocados como
interlocutores y colaboradores de la accin estatal.
El movimiento obrero, con pocas excepciones, redujo
enormemente su actuacin. La reduccin de las
actividades industriales, los procesos de
desindustrializacin en muchos de nuestros pases,
hace que el movimiento obrero y sindical redujera sus
luchas, en muchos casos a la defensa de los puestos de
trabajo, de los niveles salariales y las ventajas y
beneficios sociales ya conquistados en perodos
histricos anteriores. Es realmente cierto que, por lo
menos a nivel de Brasil, la reduccin del movimiento
obrero tuvo como contrapartida una ampliacin de la
sindicalizacin rural y el aumento de los sindicatos
ligados a los sectores de servicios urbanos, incluidos los
servicios pblicos. En todos ellos sin embargo, la
reintroduccin de procesos democratizantes como el
reconocimiento de diferentes partidas y corrientes
poltico- ideolgicas, hace que emerjan a nivel de las
diferentes organizaciones populares y/o sindicales,
fuertes diferenciaciones y divergencias internas de
orientacin poltica-partidaria, fortalecindose las
oposiciones y contradicciones entre bases y direcciones
de los movimientos.
Ms all de eso, la democracia defendida como ideal
y horizonte poltico opuesto a las dictaduras, vino
acompaada de procesos de corrupcin (ahora s en la
posibilidad de ser denunciados), y particularismos. Los

126
intereses dominantes disimulados tras los gobiernos
militares o los cuadros tcnicos, asumen ahora
directamente sus lugares en los parlamentos como
"representantes del pueblo", o, retornan a sus puestos
ejecutivos legitimados por elecciones y procesos
democratizantes. Toda una serie de movimientos y
movilizaciones que, pensando en condiciones de mayor
libertad, podran desarrollarse, no siguieron sin embargo
ese proceso. Por el contrario, representaban una de las
principales fuentes de movilizacin y motivacin.
Por otro lado, las nuevas democracias al incorporar
reivindicaciones y movimientos a sus esquemas de
polticas sociales "participativas", hacen que las
organizaciones y movimientos se fragmenten, se
despoliticen o se encuadren en la disciplina de la lgica
burocrtica y de las acciones tecnificadas.
Todos esos aspectos van a marcar pues, la
complejidad de los fenmenos que caracterizan a la
realidad socio-poltica-latinoamericana post-dictaduras.
Las ciencias sociales se van a encontrar, por tanto, con
una multiplicidad de procesos y una serie de desafos, y
con la constatacin de que ellas haban acumulado
algunas informaciones sobre pocos temas y pocas
informaciones sobre muchos otros objetos sociales.
Constatamos que conocemos poco sobre las formas
de sociabilidad y modos de vida de las clase dominadas;
sobre los procesos y mecanismos de socializacin y
mantenimiento de la dominacin y de opresin externas
a los Estados; as como es poco el conocimiento que se
tiene sobre las estrategias polticas de las clases medias
y dominantes, y sobre los poderes locales; y poco
tambin sabemos acerca de los procesos tnicos y
socio-culturales que en ltimo anlisis dan soporte a las
formas de dominacin diseminadas en la sociedad.
Al lado de eso, las Ciencias Sociales
latinoamericanas van a vivir tambin una crisis de sus
modelos explicativos. Los cambios ocurridos no podan
ser explicados por la transicin tradicin-modernidad

127
(interpretacin caracterstica del estructural-
funcionalismo). La historicidad industrialista nacional o
la lucha antidictadura que haban unificado a nuestros
cientficos sociales ya no existan ms. Las propias
explicaciones marxistas haban mostrado algunos de
sus lmites para la interpretacin de la complejidad y
especificidad de las caractersticas de la estructura
econmica-social latinoamericana. Es sin embargo muy
cierto, que la mayor crisis relacionada con la aptitud
explicativa del marxismo se deriva de la forma positivista
y dogmatizada con que frecuentemente se le incorpor
al pensamiento social latinoamericano. Ms all de eso,
su realizacin histrica en las experiencias del
socialismo real del Este europeo, tambin configur un
campo de interrogantes en torno a la necesidad de
retomar y reexaminar las configuraciones que debera
asumir la construccin de un socialismo, en cuanto a
perspectiva histrica para las realidades
latinoamericanas.
Ms all de eso, aunque originarias de realidades
desarrolladas, en el contexto de la reflexin
latinoamericana toman cuerpo las perspectivas tericas
que vienen caracterizando a las llamadas teoras de la
"post-modernidad". La crtica a la modernidad,
indicando que la primaca de la razn, de la ciencia y de
la tecnologa no fueron capaces de solucionar los
problemas de la humanidad, antes bien por el contrario,
ampliaron su poder de dominacin y destruccin; la
crtica, la racionalidad del poder -y del Estado- que al
penetrar las diferentes instancias de la vida social,
socializaron la disciplina y la sumisin; el sealamiento
de los lmites de los modelos globalizantes y totalizantes
en la comprensin de los aspectos que fundamentan lo
vivido, los valores y la construccin de las identidades
colectivas en la sociedad; la defensa del derecho a la
diversidad y a la multiplicidad que fueran sofocados por
la cultura y por la civilizacin burguesas. Todos estos
asuntos surgen como desafos para el pensamiento

128
social latinoamericano.
Aqu es importante destacar entre tanto, la apologa
de las diferencias, de la diversidad, de la multiplicidad y
el rechazo a la racionalidad y a la invasin del poder
que tiene en los pases capitalistas avanzados un
sentido crtico y de profundizacin democrtica a partir
de un proceso anterior de hegemonizacin social.
En nuestros pases, varios componentes de
heterogeneidad y de desigualdad sociales no slo no
fueron superados, sino que hasta se vieron
radicalizados. As, el ideario post-moderno asume en
nuestro continente dimensiones distintas a aquellas que
marcaron su emergencia en los pases avanzados.
El Servicio Social participa de todo ese movimiento,
en primer lugar, desde el punto de vista de la forma
como observ y orient su reflexin terica y su prctica
de intervencin. En segundo lugar, l, ms que
cualquier otra disciplina se ha enfrentado no slo con
lagunas de conocimiento e investigacin, sino tambin
con desafos para la orientacin de la accin. No slo
tenemos que comprender los procesos y fenmenos
sociales sobre los cuales se acta -para eso no existe
ms una, sino varias teoras, sino tambin tenemos que
revisar los instrumentos terico-metodolgico que
fuimos acumulando e internalizando a lo largo de los
aos.
He aqu, que tenemos importantes cuestionamientos
que deben ser abordados. Sealaremos apenas
algunas cuestiones:

a) La necesidad de romper con el legado dicotmico

entre conocimiento y accin como instancias
separadas;
b) la necesidad de interpretacin crtica de los modos
que asume nuestro propio proceso de conocimiento;
c) la necesidad de comprender los soportes tericos
subyacentes a nuestra forma de ver y operar la
realidad;

129
d) la necesidad de superar la falsa idea que podemos o
debemos formar profesionales tcnico-operativos
(no-investigadores, pues la investigacin es una
instancia reservada a especialistas o post-
graduados);
e) finalmente, la necesidad de superar la concepcin
primaria de que la investigacin (y su enseanza) se
reduce a una capacitacin tcnica de manejo de
instrumentos de recoleccin de datos y/o
manipulacin formal de un riguroso "mtodo
cientfico".

Ms que manejo de metodologas-reglas y

procedimientos legados de una epistemologa
positivista, la investigacin se presenta como un
movimiento crtico de cuestionamiento del conocimiento
ya dado; de bsqueda de nuevas categoras analticas,
que den cuenta de los fenmenos y procesos frente a
los cuales nos enfrentamos. En ese sentido ella no es
algo opcional -que puede o no integrar la formacin
profesional. Ella es bsica y fundante en tanto que
viabilizadora de las bases de la sospecha,
inconformidad, de la crtica a las formas ms aparentes
y mistificadas a travs de las cuales se presenta la
realidad. Ella permitir no tan slo la posibilidad de un
conocimiento de los procesos sociales sobre los cuales
se acta, sino tambin la posibilidad de una superacin
de la accin profesional reincidente y pragmtica.

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 Se termin de imprimir en julio de 1992, en
el Taller Grfico de Asociacin
Grfica Educativa Tarea.
Pasaje Mara Auxiliadora 156-164 - Brea
V 248104
LIMA - PER

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