Cuarta Generacion - Isaac Asimov PDF
Cuarta Generacion - Isaac Asimov PDF
Cuarta Generacion - Isaac Asimov PDF
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El restaurante era bueno, o habra sido bueno si Marten hubiera contado con
toda su desenvoltura. Afortunadamente, no tena necesidad de llevar el peso de la
conversacin. Nay lor hablaba rpida y pesadamente, repasando el men con
ojos avisados y recomendndole los Huevos Benedict o bien comentndole la
miserable situacin del trfico.
De vez en cuando intentaba Marten cambiar de posicin para eludir as los
imprevistos riesgos a que se abocaba su mente. Pero cada vez que lo intentaba,
volva de nuevo. Algo estaba equivocado. El nombre estaba equivocado.
Con un esfuerzo intent romper aquella locura. Con un repentino giro verbal
quiso llevar la conversacin hacia el objeto de la llamada telefnica. Algo
imprudente, sin embargo. No haba una base apropiada; la transicin result
demasiado abrupta.
Pero la comida haba sido buena, el postre a punto de servirse y Nay lor
acept el cambio amablemente.
Admiti su insatisfaccin con los contratos existentes. S, haba estado
pensando en la firma de Mar-ten y, ciertamente, le pareca que, bueno, que era
una oportunidad, una buena oportunidad y pensaba que
Una mano se pos sobre el hombro de Nay lor mientras un hombre pasaba
tras l.
Qu tal te va, Alex?
Hola, Lefk salud sonrientemente Nay lor. Qu tal los negocios?
No me quejo. Ya puedes ver La voz desapareci en la distancia.
Marten no haba escuchado. Senta que sus rodillas le temblaban mientras se
levantaba a medias.
Quin es ese hombre? pregunt con ansiedad. Su voz son ms
perentoria de lo que deseara.
Quin? Lefk? Jerry Lefkovitz. Lo conoce usted? Nay lor observ con
moderada sorpresa a su compaero de comida.
No. Cmo se deletrea su nombre?
L, E, F, K, O, V, I, T, Z, creo. Por qu?
Con una v ?
Con f Oh, claro, tambin hay una v El rostro de Nay lor haba
perdido parte de su buena compostura.
Hay un Lefkowitz en el edificio prosigui Mar-ten. Con una w .
Sabe?, Lef-COW-itz.
Vay a.
Departamento 701. No se trata del mismo?
Jerry no trabaja en este edificio. Lo hace al otro lado de la calle. No
conozco a se que me seala usted. Como usted ve, es un edificio muy grande.
No conozco a todos los inquilinos que lo habitan. Qu ocurre con todo esto?
Marten sacudi la cabeza y se ech atrs en su asiento. Tampoco l saba lo
que estaba ocurriendo con todo esto. O, al menos, si lo saba, no se atreva a
explicrselo. Poda decir: hoy me siento acosado por toda clase de Lefkowitzes.
Estbamos hablando por lo de la llamada dijo en cambio.
S dijo Nay lor. Bueno, como le he dicho, he estado considerando su
compaa. Tengo que hablar con los muchachos de la produccin, y a me
comprende usted. Le har saber los resultados.
Perfecto dijo Marten, profundamente deprimido. Nay lor no le hara
saber ningn resultado. Todo haba salido mal.
Sin embargo, en medio y ms all de su depresin, todava senta aquella
intranquilidad.
A la mierda con Nay lor. Todo lo que Marten deseaba era romper esa
intranquilidad y arreglarlo todo. (Arreglar, qu? Pero la pregunta era apenas un
susurro. Quienquiera que formulara la pregunta en su interior, su voz se iba
diluy endo, apagando)
La comida lleg a su tmino. Si se haban encontrado como camaradas,
ahora se separaban como extraos.
Marten sinti nicamente alivio.
Senta el latido de su corazn y, tambalendose por entre las mesas, sali del
fantasmal edificio para introducirse en la calle fantasmal.
Fantasmal? Madison Avenue a la una y veinte de la tarde, el sol todava
brillante y resplandeciente y diez mil hombres y mujeres poblndola.
Pero Martin experiment la presencia de lo fantasmal. Apret la cartera bajo
su brazo y se dirigi desesperado hacia el norte. Un retazo de sentido comn le
adverta que tena una cita a las tres en punto en la Calle 36. Pero nada
importaba. Sigui adelante. Hacia el norte.
Haba un viejo sobre un banco; el nico ser vivo en aquel parque desolado. Se
cubra con una oscura gorra de pao con visera. Sobresaliendo bajo ella, se
destacaban irregulares guedejas de pelo gris. Una barba canosa le llegaba hasta
el primer botn de la rada chaqueta. Sus viejos pantalones exhiban remiendos y
un pedazo de arpillera poda verse por entre lo que an quedaba de sus zapatos.
Marten se detuvo. Tena dificultades para respirar.
Slo una palabra afloraba a sus labios y con ella formul su pregunta:
Levkovich?
Permaneci inmvil mientras el viejo pugnaba por levantarse; sus ojos
oscuros lo observaron detenidamente.
Marten suspir. Samuel Marten. Has venido.
Las palabras sonaron con el efecto de una doble exposicin, pues al ser
pronunciadas en ingls sinti Marten que lo que se vocalizaba era una lengua
extranjera. Y cuando Samuel fue enunciado crey distinguir oscuramente
una remembranza de Schmuel .
El viejo extendi sus manos y luego las retir como si temiera tocarlo.
No he visto sino infinidad de personas en el salvajismo de una ciudad
efmera. Y haba tantos Martin y Martine, tantos Morton y Merton. Mi fe
comenzaba a resquebrajarse cuando finalmente ces de buscar. Y entonces
apareciste.
En efecto, y o soy dijo Marten. Y usted es Phi-nehas Levkovich. Por
qu estamos aqu?
Yo soy Phinehas ben Jehudah, llamado Levkovich por el ucase del Zar que
decret nombres familiares para todos. Y estamos aqu porque he orado por ello.
Cuando y o era y a un viejo, Leah, mi nica hija, el nico retoo de mi vejez,
parti para Amrica con su marido, dej los knuts de lo viejo por la esperanza de
lo nuevo. Y mis hijos murieron, y Sarah, la esposa de mi corazn, les sigui a la
tumba y y o qued solo. Y vino el tiempo en que tambin y o deba morir. Pero y o
no haba visto a Leah desde su partida hacia lejanas tierras y sus cartas nos
llegaban muy raramente. Mi alma anhelaba poder ver a sus hijos; hijos de mi
estirpe; hijos en los que mi alma descansara y no morira.
Su voz se mantena uniforme y la sombra insonora que reptaba bajo sus
palabras apareca como el imponente oleaje de una antigua lengua.
Fui escuchado y me fueron concedidas dos horas para contemplar al
primer hijo de mi estirpe que nacera en una nueva tierra y un nuevo tiempo.
Hijo de la hija de la hija de mi hija, te he encontrado, pues, en medio del
esplendor de esta ciudad?
Por qu esta bsqueda? Por qu no reunimos de una vez?
Porque hay placer en la esperanza de toda pesquisa, hijo mo dijo el
viejo, radiante, y tambin en todo encuentro. Se me dieron dos horas en las
que y o podra ver, dos horas en las que y o deba encontrar y he aqu que te he
encontrado cuando y a pareca que no iba a verte en vida. Su voz se volvi
acariciante: Ests bien, hijo mo?
Estoy bien, padre, ahora que te he encontrado dijo Marten y cay de
rodillas. Dame tu bendicin, padre, que me acompaar por todos los das de
mi vida y tambin recaer sobre la mujer que tome por esposa y sobre los que
nacern de mi semilla y tuy a.
Sinti que una anciana mano descansaba sobre su cabeza y escuch a
continuacin un suave murmullo.
Marten se levant.
Los ojos del anciano parecan mirar anhelantemente en su interior. Perdan
su poder de concentracin?
Ahora estoy en paz y me marcho junto con mis antepasados, hijo mo
dijo el anciano, y Marten qued solo en el vaco parque.
Hubo entonces una instantnea revivificacin de las cosas, el sol pareci
retomar su fuerza, el viento su mpetu, y todo pareci retroceder al primer
momento, al momento inicial
A las diez de la maana, Sam Marten sali del taxi y forceje por sacar su
monedero mientras el trfico le pasaba rozando el costado.
Un rojo camin se detuvo y luego sigui avanzando. Un blanco rtulo
anunciaba a un lado de la caja: F. Lewkowiz e Hijos, Roperos al por mayor.
Marten no lo vio. De algn modo saba que todo estaba en paz con l. De
algn modo, como nunca anteriormente, saba
SOBRE LOS NGELES
PRESENTACIN
El doctor Oswald Grant mantena los ojos clavados en la lnea blanca que
divida la carretera, mientras conduca el auto como si se tratara de su enemigo.
Siempre lo haca as. Era alto y seco, con una eterna expresin de retraimiento
en el rostro. Cada vez que giraba bruscamente, pegaba las rodillas al volante y los
nudillos de sus manos se volvan plidos como la leche.
El inspector Darrity, con las piernas cruzadas y la suela del zapato izquierdo
contra la portezuela, permaneca sentado en el asiento contiguo. Cuando apartara
el pie, dejara una grosera mancha. Jugaba con un cortaplumas pasndoselo de
una mano a otra. Poco antes, lo haba utilizado para rectificar las casuales
irregularidades de sus uas, pero en una repentina curva estuvo a punto de
cortarse un dedo, de modo que acab por desistir.
Qu sabe usted sobre ese Ralson? dijo.
Los ojos del doctor Grant se apartaron momentneamente de la carretera
para volver en seguida a ella.
Le conozco desde que se doctor en Princeton. Es un hombre muy
brillante.
S? Brillante? Por qu ser que ustedes, los hombres de ciencia, siempre
se describen los unos a los otros como brillantes ? Acaso no los hay
mediocres?
Muchos. Yo soy uno de ellos. No ocurre lo mismo con Ralson. Pregunte a
quien quiera. Pregunte a Oppen-heimer. O a Bush. Era el ms joven de los
observadores de Alamogordo.
De acuerdo. Un tipo brillante. Qu hay de su vida privada?
Nunca supe nada.
Usted le conoce desde Princeton. Cuntos aos hace de eso?
Se dirigan hacia el norte por la carretera de Washington y durante dos horas
apenas haban cruzado la palabra. Grant senta ahora el cambio de atmsfera y
la tenaza de la ley en tomo a su cerviz.
Se gradu en el 43.
Entonces le conoce desde hace ocho aos.
Exacto.
Y no sabe nada de su vida ntima?
La vida privada de un hombre es asunto de l, inspector. No era muy
sociable. Muchos son como l. Trabajan bajo presiones y, cuando tienen tiempo
libre, no se preocupan por desarrollar los conocimientos del laboratorio.
Perteneci a alguna organizacin que usted conociera?
No.
Dijo algo en alguna ocasin que pudiera considerarse como deslealtad?
No! exclam Grant. Hubo un rato de silencio.
Luego, dijo Darrity :
En qu medida es Ralson importante para la investigacin atmica?
Grant se encorv sobre el volante.
En la medida de cualquier hombre. Puedo asegurarle a usted que nadie es
indispensable, pero, al parecer, Ralson ha sido siempre nico. Posee mentalidad
de ingeniero.
Qu es eso?
Es un matemtico a fin de cuentas, y sera intil buscar en l otra cosa que
no fueran matemticas. Pero es capaz de resolver incgnitas que llevaran la vida
entera de cualquier otro matemtico. En su terreno no hay nadie como l. En
cierta ocasin tuvimos un problema que debamos resolver contra reloj. Todos
estuvimos en babia hasta que lleg Ralson, se puso a cavilar y dijo: Por qu no
lo intentamos de tal y cual manera? . Luego se march. Ni siquiera le interes
ver si daba resultado su frmula. Aunque siempre daba resultado. Siempre!
Quiz hubiramos encontrado la solucin nosotros mismos, pero con seguridad
nos habra llevado meses de trabajo extra. Ignoro cmo lo hace. Ni siquiera vale
la pena preguntrselo. Te mira y dice: Era obvio , y a continuacin se marcha.
Claro que es obvio, pero slo despus de que l te lo demuestre.
El inspector le haba dejado hablar sin interrupcin y, cuando advirti que
haba acabado, dijo:
Dira usted que, mentalmente, era un tipo extrao? Excntrico, vay a.
Cuando alguien es un genio, espera usted que sea normal?
Quiz no. Pero, qu dosis de anormalidad posea este genio en particular?
No sola hablar mucho. Y a veces no quera trabajar.
Se quedaba en casa o se iba de pesca, en su lugar?
No. Siempre acuda a los laboratorios, pero se quedaba sentado en su
escritorio. A veces se pasaba semanas en esta actitud. Cuando te acercabas y le
decas algo, no te responda, e incluso, ni te miraba.
Abandon alguna vez, en el sentido amplio de esta palabra, su trabajo?
Antes de ahora? Jams!
Proclam en alguna otra ocasin su vocacin suicida? Que slo entre
rejas se sentira a salvo?
No.
Est usted seguro de que John Smith es Ralson?
Casi seguro. Tiene una quemadura qumica en su mejilla derecha que no
deja lugar a dudas.
Muy bien. Veremos eso y luego hablar con l para juzgar por m mismo.
En esta ocasin, el silencio abandon la suspicacia y el agobio. El doctor
Grant continu persiguiendo la serpeante lnea de la carretera y el inspector
Darrity arqueando levemente el cortaplumas entre sus manos.
El carcelero escuch por el audfono y luego alz la vista hacia sus visitantes.
Podemos traerle aqu, inspector.
No dijo el doctor Grant moviendo la cabeza negativamente. Vay amos
nosotros hasta l.
Sera e^o normal en Ralson, doctor Grant? Esperara de l que atacara a
un guardia que intentara sacarle de su celda?
No sabra decirle.
El carcelero abri la mano, mostrando la palma callosa. Su delgada nariz se
arrug un poco.
No hemos hecho nada con l a causa del telegrama que vino de
Washington, pero, francamente, no tiene por qu estar aqu. Me sentir muy
contento cuando desaparezca de mi vista.
Le veremos en su celda dijo Darrity.
Echaron a andar por el abrupto pasillo. Su paso fue acogido con miradas
vacas y desprovistas de inters.
Ha permanecido aqu todo el tiempo?
Darrity no respondi.
El guardia, que caminaba delante de ellos, se detuvo.
sta es la celda.
Es se el doctor Ralson? dijo Darrity.
El doctor Grant observ la figura que y aca en el catre. Cuando llegaron, el
hombre permaneca inerte, pero ahora acababa de levantar una ceja y pareca
querer arrinconarse contra el muro. Su cabello era fino y rufo, la cara menuda y
los ojos eran de un tono azul plido. En su mejilla derecha se poda ver una
mancha rosada que se extenda un poco hacia abajo.
Es Ralsondijo el doctor Grant.
El guardia abri la puerta e hizo ademn de entrar, pero el inspector Darrity
le hizo desistir con un gesto. Ralson les miraba en silencio. Haba encogido las
piernas y puesto los pies sobre el catre. Su nuez de Adn se agitaba como si
tragara saliva.
El doctor Elwood Ralson? dijo Darrity.
Qu quiere? La voz result de un sorprendente bartono.
Querra usted venir con nosotros, por favor? Tenemos algunas preguntas
que hacerle.
No! Djeme en paz.
Doctor Ralson dijo Grant, he venido hasta aqu para pedirle que se
reincorpore al trabajo.
Ralson se qued mirando al cientfico. En sus ojos pareci relampaguear algo
ms que el miedo.
Hola, Grant dijo, y se puso en pie. Escuche, he estado pidiendo mi
traslado a una celda acolchada. Podra usted interceder por m en esa gestin?
Usted me conoce, Grant. No me atrevera a pedir nada que no considerara
necesario. Ay deme. No puedo permanecer entre estas duras paredes. Me
inducen a reventar Golpe con la palma el muro que se levantaba tras el
catre.
Darrity le mir pensativamente. Sac su cortaplumas y exhibi su brillante
hoja. Morosamente, repas con la punta la ua de su pulgar.
Aceptara ver a un mdico? dijo.
Ralson no respondi. Su mirada segua el brillo de la hoja metlica, mientras
sus labios se entreabran. Su respiracin se volvi agitada.
Aparte eso!
Apartar, qu? dijo atnito Darrity.
El cuchillo. No lo ponga delante de m. No lo soporto.
Por qu no? dijo Darrity, sin cumplir los deseos de Ralson. Qu tiene
usted que decir al respecto? Es un buen cuchillo.
Ralson avanz. Darrity retrocedi y, blandiendo el cuchillo en el aire, sujet
de un zarpazo la mueca del otro.
Qu le ocurre, Ralson? Qu persigue?
Grant inici una protesta, pero la voz de Darrity la interrumpi.
Qu es lo que quiere usted, Ralson?
Ralson intent avanzar, pero el otro le tena sujeto.
Dme el cuchillo dijo Ralson.
Para qu, Ralson? Qu quiere hacer con l?
Por favor. Tengo que Su voz se hizo suplicante. Debo dejar de vivir.
Quiere usted morir?
No. Pero no tengo otra salida.
Darrity le solt. Ralson retrocedi y se tumb en el catre, quedando inmvil.
Lentamente, Darrity comenz a introducir la hoja del cortaplumas en su estuche.
Ralson se llev las manos a la cara. Sus hombros temblaban, aunque ninguna otra
parte de su cuerpo se mova.
Desde el corredor lleg ruido de voces, como si los otros presos estuvieran
haciendo alguna protesta. El guardia sali a la puerta y grit hacia el pasillo:
Basta! .
Esto es todo, guardia dijo Darrity.
Se sec las manos con un gran pauelo de color blanco.
Creo que debemos traer un mdico aadi.
Ralson insisti:
He pasado mala noche, doctor.
Espero dijo Blaustein que las entrevistas no le molesten.
Bueno, quiz se trate de eso. Me han obligado a pensar de nuevo sobre mi
objeto. Y cuando lo hago, las cosas se vuelven malas. Puede usted imaginar lo
que es sentirse parte de una cultura bacteriana, doctor?
Nunca lo he pensado. Para una bacteria, supongo, debe tratarse de lo ms
normal.
Ralson no pareci haberle odo. Lentamente, estaba diciendo:
Una cultura en la que la inteligencia est siendo estudiada. Estudiamos toda
clase de cosas tanto como nos permiten nuestras relaciones genticas. Cogemos
moscas frutales para ver qu ocurre al realizar cruces genticos, por ejemplo, las
de ojos rojos con las de ojos blancos. No me preocupa en absoluto la cuestin del
color de los ojos, pero a partir de aqu elaboramos nuestros principios genticos.
Entiende lo que digo?
Por supuesto.
Incluso en los seres humanos podemos seguir ciertas caractersticas fsicas.
Estn los labios de los Habs-burgo y la hemofilia que comenz con la reina
Victoria y se propag entre los Borbones espaoles y los Romanov. Podemos,
incluso, descubrir la debilidad mental de los Jukeses y los Kallikaks. Se puede
aprender algo al respecto en las altas escuelas de biologa. Pero no se pueden
criar seres humanos de la misma forma que moscas fruteras. Los humanos viven
demasiado. Llevara siglos obtener conclusiones. Es una pena no tener una raza
especial de hombre capaz de reproducirse en semanas, eh?
Esper alguna respuesta, pero Blaustein se limit a sonrer.
Pues bien. Creo que eso seramos nosotros para otro grupo de seres cuy a
vida se midiera por milenios.
Para sus conceptos, nuestra velocidad de reproduccin sera alarmante.
Nosotros seramos seres de vida corta y ellos podran estudiar en nosotros cosas
como la aptitud musical, la inteligencia cientfica, etc. Ninguna de estas cosas les
interesara ms que otra, de la misma manera que a nosotros no nos interesa ms
el ojo azul que el rojo, ni tampoco les interesara por la cosa misma, como
tampoco nosotros nos interesamos por los ojos blancos de las moscas en tanto que
ojos blancos.
Eso es ciertamente interesante dijo Blaustein.
No slo interesante. Es verdadero. Es obvio para m y no me preocupa lo
que pueda parecerle a usted. Mire a su alrededor. Mire el planeta Tierra. Qu
clase de animal ridculo es el hombre, que se proclama seor tras la cada de los
dinosaurios? Seguro, somos inteligentes, aunque, qu es la inteligencia?
Pensamos que es algo importante porque la poseemos. Si el Tirano-sauro hubiera
seleccionado las cualidades que, segn l, eran necesarias para asegurar el
dominio de las especies, sas seran el tamao y la fuerza. Y tendra toda la
razn.
La inteligencia en s misma no es ms de lo que puede atribursele despus
de considerar el conjunto de los valores de la supervivencia. El elefante, aunque
ms inteligente, es un miserable si lo comparamos con el gorrin. El perro puede
salvarse, siempre que se lo considere bajo la direccin del hombre, pero ni
remotamente es tan autoeficaz como la mosca casera, contra la que toda mano
humana tiende a levantarse. Tomemos los primates como un grupo. Los
pequeos se encogen de miedo frente a sus enemigos, en tanto que los grandes
arrastran una cadena de fracasos cuando intentan algo ms que sostener apenas
sus propios cuerpos. Los babuinos son los mejores, no en virtud de su cerebro,
sino de sus caninos.
Una brillante pelcula de sudor cubra la frente de Ralson.
Y uno puede ver prosigui que el hombre ha tenido cola.
Generalmente, el primate goza de corta vida. Es obvio, los may ores viven ms.
Esto es una regla general en la vida animal. Sin embargo, el ser humano tiene
una vida dos veces ms larga que la de los otros grandes monos;
considerablemente larga si la comparamos con el gorila que inmediatamente le
sigue. Maduramos ms tarde. Como si hubiramos sido cuidadosamente criados
para vivir un poco ms, de modo que el ciclo de nuestra vida tenga que
transcurrir ms lentamente.
Se abalanz hacia Blaustein y agit los puos ante su rostro.
Mil aos han transcurrido, pero fue ay er
Blaustein apret impulsivamente un botn.
Por un momento, Ralson luch contra el ordenanza vestido de blanco que
haba entrado. Luego se resign a ser conducido.
Blaustein le lanz una mirada, agit la cabeza y descolg el telfono.
Llam a Darrity.
Inspector, usted sabe muy bien que esto puede llevarnos mucho tiempo.
Escuch, luego sacudi la cabeza.
Lo s dijo despus. No minimizo la urgencia.
La voz en el auricular era lejanamente timbrante:
Doctor, la est usted minimizando. Le enviar al doctor Grant. l le
explicar la situacin.
El doctor Grant pregunt por el estado de Ralson, despus pidi que le dejara
verlo. Blaustein neg amablemente con la cabeza.
He sido enviado aqu para explicarle a usted el estado actual de las
investigaciones atmicas dijo Grant.
Siempre que logre entenderlo, no?
Espero que s. Es una medida de desesperacin. Tendr que rogarle
Ni una palabra sobre eso. Lo s perfectamente. Esa inseguridad por parte
de ustedes es un mal sntoma. Ustedes debieran saber que esas cosas no pueden
permanecer ocultas.
Uno vive rodeado de secretos. Y esto se hace contagioso.
Exactamente. Cul es el secreto?
Es bueno, al menos debe ser una defensa contra la bomba atmica.
Y eso es un secreto? Sera mejor que fuera borrado de todas las bocas.
Por el amor del cielo, no. Esccheme, doctor Blaustein. Se encuentra slo
sobre el papel. Casi otro E me 2. No puede ser llevado a la prctica. No sera
oportuno esperar la decepcin de nuestra parte. Por otro lado, si se supiera que
casi hemos obtenido un medio de defensa, surgira irremediablemente el deseo
de comenzar una guerra antes de perfeccionar esa defensa.
No lo creo as. Pero proseguiremos con su empeo. Cul es la verdadera
naturaleza de esa defensa? A no ser que se trate nicamente de mera
fanfarronada
De ninguna manera. No estoy fanfarroneando.
Slo intento convencerle a usted de que necesitamos a Ralson, y pronto!
Bien, cuntemelo y participar de tan gran secreto. Me sentir como un
miembro del Gabinete.
Algo ms que eso, doctor Blaustein. Escuche, permtame explicrselo en
lenguaje sencillo. Los logros militares pretenden igualar las armas de defensa y
de ataque. Tiempo atrs pareci una premisa irrebatible la tipificacin de la
guerra basada en armas ofensivas, basada en la construccin del can ms
poderoso. Pero la defensa se puso al da. El caballero medieval dotado de
armadura devino operario de unidad blindada y el castillo de piedra se convirti
en bnquer. Todo ha quedado igual, como puede comprobar, con la nica
excepcin de que han aumentado cuantitativamente y no menos en cualidad
Muy bien. Lo explica usted muy claramente. Con la bomba atmica
tambin se producen nuevos aumentos cuantitativos y cualitativos, no? Los
blindajes quedan anticuados ante tamaa arma.
Exacto. Ya no podemos engrosar los muros de proteccin. No hay y a
materiales lo bastante resistentes. Debemos abandonar todo tipo de materiales.
Ante un ataque atmico, debemos protegernos atmicamente. Tenemos que usar
la energa; es decir, un campo de fuerza.
Y, dgame pregunt Blaustein con condescendencia, qu es un campo
de fuerza?
Quisiera poder explicrselo. En pocas palabras se trata de una simple
ecuacin sobre un papel. La energa puede ser canalizada como si creara un
muro de inercia inmaterial, al menos en teora. En la experiencia no sabemos lo
que puede resultar.
Un muro imposible de ser atravesado? Ni siquiera por los tomos?
Ni siquiera por bombas atmicas. El nico lmite de su fuerza sera el
cmulo de energa que nosotros podramos verter en el interior. En teora podra
fabricarse impermeable a la radiacin. Los ray os gamma rebotaran en l. Lo
que planeamos es una gigantesca pantalla que se ubicara permanentemente en
torno a las ciudades; con la mnima fuerza, sin usar prcticamente energa. A la
menor alarma, la intensidad sera aumentada al mximo. Todo esto es posible
tericamente.
Y por qu deben tener ustedes a Ralson?
Porque es el nico capaz de llevarlo a la prctica, si es que en efecto puede
dar algn resultado en el terreno emprico. Cada minuto cuenta. Usted no
desconoce la situacin internacional. La defensa atmica debe existir antes de la
guerra atmica.
Est usted seguro de Ralson?
Estoy tan seguro de l como jams podra estarlo de cualquier otra cosa.
Es un hombre sorprendente, doctor Blaustein. Siempre da en el clavo. Nadie sabe
lo que l en su campo.
Algn tipo de intuicin, no? dijo el psiquiatra con aparente molestia.
Una especie de raciocinio que va ms all de las ordinarias capacidades
humanas. Me equivoco?
No pretendo saber lo que es en realidad.
Permtame entonces que hable nuevamente con l. Se lo har saber.
Bueno. Grant se levant dispuesto a marcharse. Pero entonces, como
dominado por alguna idea repentina, aadi: Debo decirle, doctor, que si usted
no obtiene nada, la Comisin planea quitarle de las manos a Ralson.
E intentarlo con otro psiquiatra? Si se es su deseo, claro, no voy a
interferir. En mi opinin, sin embargo, no es una prctica recomendable la que
pretende una cura acelerada.
No podemos prolongar su tratamiento mental. Simplemente deber volver
a trabajar.
No tengo ms remedio que disentir, doctor Grant. No obtendrn ustedes
nada de l. Sera su muerte.
De ninguna manera obtendramos nada de l.
Pero, al menos, mi sugerencia ofrece una alternativa, no?
As lo espero. Y, a propsito, no mencione el hecho de sacar a Ralson de
aqu.
No lo har, y gracias por la advertencia. Hasta la vista, doctor Grant.
Me comport como un loco la ltima vez, no cree, doctor? dijo Ralson
con el rostro contrado.
Quiere decir que no cree realmente en lo que dijo entonces?
S creo! Sus msculos temblaron ante la violencia de la afirmacin.
Se dirigi hacia la ventana y Blaustein gir su silla para no perderle de vista.
Haba rejas en la ventana. No poda saltar. El cristal era irrompible.
La tarde estaba muriendo y las estrellas comenzaban a aparecer. Ralson las
contempl fascinado y luego se volvi hacia Blaustein y, con un dedo apuntando
a la noche, dijo:
Cada una de ellas es una incubadora. Mantienen las temperaturas al punto
deseado. Diferentes experimentos; diferentes temperaturas. Y los planetas que
orbitan a su alrededor conforman descomunales culturas, conteniendo diferentes
mezclas de nutricin y diferentes formas de vida. Los experimentadores tambin
son economistas, doquiera estn y quienesquiera sean. Han cultivado muchos
tipos de formas vitales en este tubo de ensay o particular. Los dinosaurios en eras
tropicales y nosotros entre los glaciares. Mueven los soles arriba y abajo y
nosotros intentamos trazar una fsica del fenmeno. Fsica! exclam,
contray endo los labios en una mueca risuea.
Magnfico! dijo el doctor Blaustein, pero no es posible que el sol
pueda ser movido arriba y abajo a voluntad.
Cmo que no? Es lo que hace un elemento calentado en un horno. Cree
usted que las bacterias saben la causa del calor que sienten? Quin sabe? Tal vez
tengan sus propias teoras al respecto. Quiz posean cosmogonas sobre
catstrofes csmicas, en las que el choque entre bulbos de luz hay a originado sus
universos. Quiz piensen que en algn lugar debe haber un benfico creador que
les proporcion alimentos y calor y que les dijo: Creced y multiplicaos! .
Nos criamos como ellas. Obedecemos soterradas ley es de la naturaleza,
que slo son nuestra interpretacin particular de las incomprensibles fuerzas que
actan sobre nosotros.
Y ahora hete aqu el ms gran experimento jams soado. Apenas tiene
doscientos aos de genealoga. Alguien desarroll una tensin para su aplicacin
mecnica en la Inglaterra del dieciocho, creo. En lo que llamamos Revolucin
Industrial. Comenz siendo vapor, sigui con la electricidad, luego con los
tomos. Fue un experimento interesante, pero no se midi su proporcin. Por lo
que ahora parece imperar una frentica urgencia por finalizarlo.
Y cmo sera el plan que lo finalizara? Tiene usted alguna idea al
respecto? dijo Blaustein.
Me est usted preguntando Mire a su alrededor, contemple el mundo.
Todava puede preguntarse cmo va a acabar nuestra era tecnolgica? Todo el
mundo teme una guerra atmica y hara cualquier cosa por impedirla, pero
tambin teme que una guerra atmica sea inevitable.
En otras palabras, los experimentadores propiciaron esta situacin y
desencadenarn una guerra atmica queramos o no, para dar trmino a la era
tecnolgica en la que estamos y comenzar de nuevo, no?
S. Es lgico. Cuando esterilizamos un instrumento, saben los grmenes de
dnde viene el calor asesino? O qu lo ha causado? De alguna manera pueden
los experimentadores caldear nuestros nimos; de alguna manera pueden
manejarnos ms all de nuestra comprensin.
Dgame dijo Blaustein, es sa la razn por la que quiere usted morir?
Porque considera que la destruccin de la civilizacin es inminente e imposible
de detener?
No quiero morir. Pero debo hacerlo dijo Ralson. Sus ojos evidenciaban
tortura. Doctor, si tuviera usted un cultivo de grmenes altamente peligrosos y
necesitados de atento control, no debera poner un agar comn impregnado de,
digamos, penicilina, en un crculo a cierta distancia del centro de inoculacin?
Cualquier germen que se alejara demasiado del centro morira. Usted no tendra
nada en particular contra los grmenes individuales que resultaran muertos; ni
siquiera tendra por qu saber qu grmenes se han alejado en primer lugar. Todo
sera puramente automtico.
Doctor, hay un anillo de penicilina en tomo a nuestros cerebros. Cuando nos
extraviamos, cuando penetramos los significados de nuestra propia existencia,
nos internamos en el cerco de penicilina y debemos morir sin remedio. Eso
sucede muy lentamente pero sucede.
Sonri con tristeza. Luego aadi:
Puedo volver ahora a mi habitacin, doctor?
Blaustein subi las escaleras y present su pase al guardia del vestbulo. Haba
sido y a supervisado en la otra puerta, pero, como si tamaa circunstancia no
hubiera surtido efecto, su pase, su firma, incluso l mismo, fueron revisados de
nuevo. Un momento despus, el guardia se retir a su pequea caseta e hizo una
llamada telefnica. La respuesta pareci satisfacerle. Blaustein tom asiento y,
en medio minuto, se encontr arriba y estrechando la mano al doctor Grant.
Hasta el presidente de los Estados Unidos tendra problemas para entrar
aqu, no? dijo Blaustein.
El larguirucho fsico sonri.
Est usted en lo cierto, siempre que se le ocurra venir sin avisar.
Tomaron un ascensor que les elev doce pisos. La oficina, a la que le condujo
Grant, tena ventanas que daban a tres fachadas distintas. La habitacin era a
prueba de ruidos y ventilada con aire acondicionado. Los muebles aparecan
inmaculadamente limpios.
Caramba dijo Blaustein, esto parece la oficina del presidente de un
consejo de directores. La ciencia se est convirtiendo en asunto de grandes
finanzas.
S dijo Grant azorado, lo s, pero el dinero del gobierno fluy e con
excesiva facilidad y es difcil convencer a un congresista de que el trabajo es
ms importante que el decorado donde se ejecuta.
Blaustein tom asiento y comprob su comodidad.
El doctor Elwood Ralson ha accedido regresar al trabajo.
Maravilloso dijo Grant. Estaba esperando que dijera usted eso. Y
esperaba que ste fuera el motivo por el que usted deseaba verme. Como
inspirado por la buena nueva, Grant ofreci un cigarro a Blaustein, que no lo
acept.
No obstante dijo Blaustein, sigue siendo un hombre enfermo. Deber
ser tratado con mucho cuidado y no slo en los detalles superficiales.
Claro. Naturalmente.
No es tan sencillo como usted pueda pensar. Quisiera decirle alguna cosa
sobre los problemas de Ralson a fin de que pueda comprender la esencia de su
delicadeza.
Comenz a hablar y Grant escuch al principio con atencin, luego con
asombro.
Pero a ese hombre le falta un tornillo, doctor Blaustein. Nos ser
completamente intil. Est loco.
Depende de lo que usted categorice como loco murmur Blaustein
. Es una palabra desafortunada, no la utilice. Est posedo por los desengaos,
es innegable. Si stos afectarn su talento, es algo que no puede saberse.
Lo que s es cierto es que un hombre insano no podra
Por favor. Por favor. No permita que caigamos en una larga discusin
sobre la definicin psiquitrica de lo normal y lo patolgico. Est dominado por
los desengaos, pero, al menos en lo cotidiano, no les prestara demasiada
atencin. Creo haber llegado a entender que la habilidad particular de nuestro
hombre descansa en su manera de dar con la solucin de los problemas que
parecen estar ms all de la comprensin ordinaria. Me equivoco?
No. Eso debe admitirse.
Cmo podemos usted y y o juzgar entonces la verdad o el error de sus
conclusiones? Permtame preguntarle, tiene usted ltimamente impulsos
suicidas?
No, por supuesto.
Y otros cientficos de aqu?
No, claro que no.
Le sugerir, sin embargo, que mientras prosigan las investigaciones sobre
el campo de fuerza, los cientficos involucrados sean observados aqu y en su
casa. Incluso podra ser una buena idea el que ni siquiera tuvieran que marchar a
casa. Algunas oficinas podran ser adaptadas para operar como dormitorios
Dormir en el lugar de trabajo. Nunca obtendr usted consentimiento.
Oh, s. Si no les cuenta usted la verdadera razn y afirma que se trata de
razones de seguridad, aceptarn. Razones de seguridad es una frase mgica
estos das, no? Ralson debe ser observado ms que ningn otro.
Claro.
Pero todo esto es de segundo orden. Hay algo que debe hacerse para
conciliar mi conciencia, en caso de que las teoras de Ralson sean correctas. Por
lo pronto, no las creo. Son desengaos, pero, una vez sean superados, ser
necesario preguntarse por las causas de esos desengaos. Qu hay en la cabeza
de Ralson, en su historial, en su vida, que lo ha obligado a formular esa forma
particular de desilusin? No se puede responder a esto con sencillez. Descubrir la
respuesta debe ser tarea de aos de psicoanlisis. Y mientras la respuesta no sea
descubierta, Ralson no estar curado.
Aunque, mientras tanto, podemos exponer quiz inteligentes conjeturas.
Tuvo una infancia desgraciada, lo que, de una u otra forma, lo ha conducido a
enfrentarse a la muerte de manera poco agradable. Por aadidura, jams fue
capaz de trabar amistad con otros nios, ni, al crecer, con otros hombres.
Siempre se mostr irreconciliable con el modo lento de pensar de sus
contemporneos. Cualquiera que sea la diferencia existente entre su cerebro y el
de los otros, ha levantado una muralla entre l y la sociedad, muralla tan fuerte
como el campo de fuerza en que ustedes trabajan. Por razones similares, ha sido
incapaz de encontrar gratificacin en una vida sexual normal. Nunca se ha
casado, nunca ha tenido idilios.
Es fcil advertir que ha buscado compensaciones en el terreno del
pensamiento, en el que otros hombres son inferiores a l. Y esta inferioridad es
cierta, al menos en lo que respecta a lo estrictamente mental. El ser humano
tiene, sin embargo, muchas facetas y Ralson no ofrece la misma superioridad en
todas. Nadie es superior a nadie en todas las facetas humanas. Otros ms
dispuestos a ocuparse de lo que es inferior, no aceptaran su afectada postura
preeminente. Le encontraran extrao, incluso risible, lo que conducira a Ralson
a un estado de compulsin por demostrar lo miserable que es la especie humana.
Y qu otra cosa mejor que comparar a la humanidad con un cultivo de bacterias
manejado por seres superiores? Sus impulsos suicidas no seran sino un intento de
romper todos sus lazos con lo que hay en l de parentela humana; detener la
identificacin que lo enlaza con la miserable especie que l ha creado en su
mente. Lo ve claro?
Pobre tipo asinti Grant.
S, es una pena. Se ha preocupado por defender su propia infancia Bien,
ser mejor para el doctor Ralson no tener ninguna clase de contacto con los
hombres de este lugar. Est demasiado enfermo para incorporarse a ellos. Usted
debe cuidarse de ser el nico hombre que Ralson vea y hable. El doctor Ralson
est de acuerdo con eso. Al parecer, piensa que usted no es tan estpido como el
resto.
Debo considerarlo una flor sonri Grant ampliamente.
Tiene que ser cuidadoso, obviamente. No discutir con l otra cosa que su
trabajo propiamente dicho. Si le proporciona voluntariamente alguna
informacin sobre sus teoras, cosa que dudo, gurdelas para usted y djelo
hablar. Y mantenga siempre alejado de l cualquier cosa cortante o puntiaguda.
No le permita acercarse a las ventanas. Procure no perderle de vista.
Comprndalo y tome precauciones. Dejo mi paciente a su cuidado, doctor Grant.
Lo har lo mejor que pueda, doctor Blaustein.
Supongo que una de las frases lapidarias que pertenecen al acervo comn de
la humanidad es: Qu ha visto l en ella? O bien, Qu ha visto ella en l? .
Es una pregunta ridcula porque lo que l ve en ella o ella en l y que tan
desapercibido pasa a la observacin comn debe ser algo as como un no s qu
surgido de no s dnde.
Pues bien, y o soy de los que preguntan y cuando veo una pelcula en la que la
chica se enamora de un fulano que no presenta visibles cualidades, aparte su alta
estatura, su listeza, fuerza, valor y una superdotada guapura, me siento
predispuesto al disgusto. Qu ve ella en l? , pregunto.
Presionado por mi natural desprecio, no tardo en sealar que tal fulano, con
su estatura, listeza, fuerza, valor y superdotada guapura posee invariablemente la
capacidad cerebral de un cerncalo. Sus palabras y sus puntos de vista evidencian
un cerebro de risa. Es conocido por todos y cada uno (y especialmente por la
chica que est intentando disimular la loca pasin que siente por l) como un
gran chicarrn o, posiblemente, como un gran patn .
Tales chicarrones y patanes aparecen como imposibilitados para alcanzar el
subhumano conocimiento de la ms elemental psicologa femenina, lo que se
agrava al tener en cuenta que son amados y que slo se enteran al final.
Les digo a ustedes que no puedo aguantarlo. Si y o fuera desafiado a competir
por una chica con uno de esos altos y guapetones cretinos, no dudo que perdera,
lo que y a me pone enfermo por anticipado. Pero me vengara a mi modo; jams
un gran chicarrn protagonizara ninguna de mis historias.
Ahora bien, tal cosa no me ha ocurrido jams. Ni una ni otra, pues hasta ay er
mismo no me crea capaz de introducir patanes en mis relatos. Sin embargo, mi
memoria me ha traicionado: cuando acab de leer Rebelin a fin de escribir su
introduccin correspondiente, me di cuenta con el corazn acongojado y los ojos
incrdulos de que ante m tena una historia con patn.
Santo Dios!
Sabe?, no fue culpa nuestra. No tenamos la menor idea de que algo iba mal
hasta que llam a Cliff Anderson y le habl cuando l no se encontraba all. Es
ms, y o no saba que l no estaba all, si es que no se haba marchado a dar una
vuelta mientras y o le estaba hablando.
No, no, no, no
Me parece que no voy a ser capaz de decir esto con exactitud. Estaba
demasiado excitado Bueno, escuche, y o tambin puedo comenzar por el
comienzo. Me llamo Bill Billings; Cliff Anderson es mi hermano. Soy ingeniero
elctrico y l es matemtico y ambos estamos en la facultad del Instituto
Tecnolgico de Midwestern. Ahora y a sabe usted quines somos.
Desde que dejamos la mili, Cliff y y o nos pusimos a trabajar con mquinas
calculadoras. Ya sabe lo que es eso. Norbert Wiener las populariz en su libro
Ciberntica. Si ha visto algn grabado que reproduzca alguna, se habr dado
cuenta de que son unos chismes muy grandes. Ocupan toda una pared y son muy
complicadas; y muy caras tambin.
Pero Cliff y y o tenamos ideas. Fjese, lo que hace que una mquina pensante
sea as de grande y de cara es que tiene que estar llena de relevadores y tubos al
vaco, para que las microscpicas corrientes elctricas puedan ser controladas y
convertidas en fluctuantes dentro y fuera, aqu y all. Ahora bien, lo realmente
importante son esas pequeas corrientes elctricas, de manera
Por qu no podemos controlar las corrientes dije una vez a Cliff sin
tanto aparato?
Porque no, lee dijo Cliff, y sigui empollando matemticas.
Cmo llegamos a estar dos aos donde estuvimos no es cosa que importe. Lo
que trajo los problemas es lo que hicimos despus de acabar. Ocurri que
finalizamos con algo as de alto, ms o menos as de ancho y de largo
No, no. Olvidaba que usted no puede verme. Le dar las medidas. Era ms o
menos de tres pies de alto, seis de largo y dos de ancho. Lo capta? Su traslado
ocup a dos hombres, pues poda ser transportado y en eso consista todo. Ms
an, fjese, poda hacer cualquier cosa que pudieran hacer los calculadores del
tamao de una pared. No tan rpido, quiz, pero daba resultado.
Tenamos grandes ideas acerca de este trasto, las ms grandes jams
concebidas. Podamos meterlas en naves o aviones. Luego, si decidamos
encogerlas, un automvil podra transportar alguna.
Porque el caso era que estbamos especialmente interesados en esto del
automvil Suponga que usted tiene una pequea mquina pensante sobre el
guardabarros, conectada al motor y a la batera y equipada con clulas
fotoelctricas. Ello permitira elegir la ruta ideal, evitar otros coches, parar ante
las luces rojas y coger la velocidad ptima segn el terreno. Cualquier tipo podra
sentarse al volante sin el menor peligro de accidente de trfico.
Todo era cojonudo. Estbamos tan excitados, estaba todo tan rodeado de
intriga cada vez que hacamos nuestras comprobaciones, que an podra gritar
cuando recuerdo la vez que llam por telfono a nuestro laboratorio y lo puse
todo patas arriba.
Yo estaba en casa de Mary Ann aquella tarde Le he hablado y a de Mary
Ann? No. Creo que no.
Mary Ann era la chica que habra sido mi novia de no existir dos condiciones.
Primera, que ella lo quisiera y, segunda, que y o tuviera la sangre fra de
preguntrselo. Tiene el pelo rojo y embute algo as como dos toneladas de
energa en las 110 libras de cuerpo que cubre desde el suelo hasta una altura de
cinco pies y medio. Yo me mora por preguntrselo, comprndame, pero cada
vez que la vea a mi lado, el corazn se me embalaba y y o me desmoronaba.
No es que y o no sea de buen ver. La gente me dice que estoy bien. Ya he
echado todo el pelo que haca falta, mido cerca de seis pies y hasta s bailar.
Pero es que no tengo nada que ofrecer. No puedo decirle a usted en qu colegio
me gradu, porque entre la inflacin y los precios por las nubes y los salarios por
los suelos no hubo nada de nada. Claro, si obtuviramos la patente de nuestra
pequea mquina pensante, las cosas seran diferentes. Pero no puedo pedirle a
ella que espere a eso. Quiz, despus de todo
De cualquier modo, aqu estoy esta tarde, deseoso, mientras ella entra en la
sala de estar. Mi mano estaba a punto de alzar el telfono.
Ya estoy lista dijo Mary Ann. Vmonos.
Un minuto dije. Quiero llamar a Cliff.
No puede esperar? dijo ella, arrugando la frente.
Qued en llamarlo hace dos horas le expliqu.
Me llev slo un par de minutos. Llam al laboratorio. Cliff tena trabajo
aquella tarde, de modo que me contest l. Le pregunt algo y l me dijo
tambin algo. Le pregunt algo ms y l se explicote. Los detalles no importan,
sabe?, pero, como y a dije, l es el matemtico de la historia. Cuando construy o
los circuitos y arrejunto los trastos en lo que parece una forma imposible, l es el
que se la a tortazos con los smbolos y me dice si es imposible o no. Luego, justo
cuando termin y estaba y a colgando, son un timbrazo en la puerta.
Por un momento pens que Mary Ann tena otro visitante y me qued tieso
mientras la vi dirigirse a la puerta. Mientras la miraba estaba pensando en algo
que me haba dicho Cliff. Pero entonces ella abri la puerta y all estaba Cliff
Anderson.
Pens que te encontrara aqu dijo. Hola, Mary Ann. Oy e, no tenas
que llamarme a las seis? Eres tan digno de confianza como una silla de cartn.
Cliff es bajito y pesadote y siempre le gusta buscar gresca, pero y o lo saba y
no le hice caso.
Las cosas se alteraron y me olvid hacerlo a tiempo. Pero despus de todo
te llam, as que, cul es la diferencia?
Que me llamaste? A m? Cundo?
Hice ademn de sealar el telfono y me detuve. En aquel justo momento
me di cuenta de que algo iba mal. Exactamente cinco segundos antes de que
sonara el timbre de la puerta y o estaba al telfono hablando con Cliff, que estaba
en el laboratorio, y el laboratorio se encuentra a seis millas de la casa de Mary
Ann.
Yo acabo de hablar contigo dije.
No me estaba haciendo entender.
A m? dijo Cliff de nuevo.
Ahora sealaba y o el telfono con ambas manos.
Por telfono. Llam al laboratorio. Por ese telfono! Mary Ann me oy .
Mary Ann, no es cierto que acabo de hablar?
Yo no s con quin estabas hablando dijo Mary Ann. Bueno, nos
vamos? Esta es Mary Ann. Una luchadora de la honradez.
Me qued sentado. Intent permanecer tranquilo y lcido.
Cliff dije, marqu el nmero del telfono del laboratorio, t
contestaste a la llamada, te pregunt si habas puesto en marcha los detalles, t
dijiste que s y me dijiste esos detalles. Aqu estn. Los anot. Es correcto o no?
Cogi el papel en el que y o haba escrito las ecuaciones. Lo estuvo
observando.
Son correctas dijo. Pero, de dnde has podido obtenerlas? T no
trabajaste con ellas, no es cierto?
Ya te lo dije. T me las diste por telfono.
Bill dijo Cliff, moviendo la cabeza, no he estado en el laboratorio
desde las siete y cuarto. No hay nadie all.
Te digo que habl con alguien.
Mary Ann se daba golpecitos con los guantes.
Se nos hace tarde dijo.
Le hice un gesto de espera con las manos y luego me dirig a Cliff.
Escucha, ests seguro?
No hay nadie all, a menos que contemos a Junior. Junior era nuestro
cerebro mecnico del tamao de una pinta.
Y all estbamos, mirndonos el uno al otro. El tacn de Mary Ann
repiqueteaba contra el suelo, como el mecanismo de relojera de una bomba que
amenaza con estallar.
Entonces se ri Cliff.
Estoy pensando en una pelcula de dibujos animados que vi no importa
dnde. Aparece un robot que contesta una llamada telefnica y dice: De
verdad, jefe, no hay nadie aqu excepto nosotras, las complicadas mquinas
pensantes .
No me pareci tan divertido.
Vamos al laboratorio dije.
Eh, t! dijo Mary Ann, no me irs a hacer ahora el numerito.
Mira, Mary Ann. Esto es muy importante. Nos llevar slo un minuto. Ven
con nosotros y nos iremos luego desde all.
Tenemos el tiempo justo para comenz ella, pero se detuvo porque y o
la haba cogido por la mueca y la haba soltado a continuacin.
Aquello le mostr cun nervioso me encontraba y o. Generalmente no se me
hubiera ocurrido andar con ella a empellones. Quiero decir que Mary Ann es
toda una dama. Pero tena muchas cosas en la cabeza. Ni siquiera puedo
recordar realmente si la sujet por la mueca cuando me pongo a pensar en ello.
Lo cierto es que la siguiente cosa que supe fue que y a estaba en el coche, que
Cliff tambin estaba, y que tambin estaba Mary Ann, y que ella se frotaba la
mueca mascullando por lo bajo no s qu cosa sobre los modales de la selva.
Te he hecho dao, Mary Ann? dije.
No, claro que no dijo ella, suelo dislocarme el brazo todos los das para
divertirme un rato. Y acto seguido me solt una coz en la espinilla.
Ella hace cosas como sta slo porque es pelirroja. Por lo comn es una
chica dulcsima, pero le cuesta vencer la tradicin del genio pelirrojo. Yo me doy
cuenta de eso, claro, aunque a veces me cabreo con ella, pobre criatura.
Estuvimos en el laboratorio en veinte minutos.
El profesor Wellington Johns tena una larga y prominente nariz, dos ojos
sinceros y un singular talento para conseguir que las ropas le quedaran siempre
demasiado grandes para su cuerpo.
Mis queridos nios dijo, el amor es asunto que pertenece a la qumica.
Sus queridos nios, que eran realmente sus estudiantes y no tan nios a fin de
cuentas, se llamaban Alexander Dexter y Alice Singer. Parecan ambos
saturados de qumica mientras permanecan sentados y cogidos de la mano.
Juntos, sus edades sumaran quiz 45 aos, proporcionadamente dividida esta
cantidad, y Alexander exclam inevitablemente:
Vive la chmie!
El profesor Johns sonri con reprobacin.
Ms bien la endocrinologa. Las hormonas, a fin de cuentas, afectan a
nuestras emociones y no es sorprendente que una pueda, especficamente,
estimular ese sentimiento que llamamos amor.
Pero es tan poco romntico todo eso murmur Alice. Estoy segura de
que no lo necesito y se volvi a mirar a Alexander con ojos de carnero
degollado.
Querida ma dijo el profesor, su fluido sanguneo las arrastra en el
momento en que usted, cmo decirlo, se enamora. Su secrecin ha sido
estimulada por durante un momento consider cuidadosamente sus palabras,
siendo como era un hombre de irreprochable moral algn factor perifrico
que envuelve a su jovencito y, una vez la accin hormonal ha tenido lugar, la
inercia la transporta a usted. Yo podra duplicar el efecto fcilmente.
Eh, eh, profesor dijo Alice con amable afectacin. Sera maravilloso
que lo intentara y apret fuertemente la mano de Alexander.
No quiero decir dijo el profesor, pretendiendo ocultar su embarazo
que y o personalmente fuera capaz de reproducir (o, mejor dicho, duplicar) las
condiciones que crean la secrecin natural de las hormonas. Me refiero, ms
bien, a que podra injertar la misma hormona por iny eccin hipodrmica o
incluso por ingestin oral, desde el momento en que es una hormona esteroide.
Para que se enteren y aqu se pavone quitndose las gafas y limpiando sus
cristales or-gullosamente, he aislado y purificado la hormona.
Profesor! Alexander se enderez sobre el asiento. Y no ha dicho
usted nada?
Debo saber antes algo ms.
Quiere usted decir dijo Alice, brillando de placer sus enamorados ojos
oscuros que puede hacer que las personas sientan el maravilloso deleite y los
celestiales e impetuosos embates del verdadero amor por medio de una una
pldora?
Puedo duplicar la emocin dijo el Profesor a la que usted se ha
referido en trminos tan empalagosos.
Por qu no lo hace, pues?
Un momento, querida Alexander alz una mano de protesta. Tu ardor
te est extraviando. Nuestra felicidad y prximos esponsales te hacen olvidar
ciertos factores de capital importancia. Si una persona casada fuera impelida, por
error, a consumir esa hormona
Permtame explicarle dijo el profesor con cierta arrogancia que mi
hormona, o mi principio amato-gnico como y o la llamo (al igual que a
muchos otros cientficos, le gustaba verter cierto desdn sobre las singulares
precisiones de la filologa clsica).
Llmela filtro amoroso, profesor dijo Alice con un mohn.
Mi principio amatognico cortical dijo el profesor decididamente no
tiene el menor efecto sobre las personas casadas. La hormona no puede
funcionar si es inhibida por otros factores y el estar casado es ciertamente un
factor que inhibe el amor.
S, as suele decirse dijo Alexander con seriedad, aunque har lo
posible por demostrar el absurdo de esa anquilosada creencia en el caso de Alice
y mo propio.
Alexander dijo Alice, mi amor.
Lo que quiero decir dijo el profesor es que el matrimonio inhibe el
amor extramarital.
Mire, mire dijo Alexander, pues y o he odo que a veces no es as.
Alexander! grazn Alice con un movimiento de cabeza.
Slo bajo extraas influencias, querida, entre aquellas personas que no han
recibido la educacin adecuada.
El matrimonio dijo el profesor puede no inhibir la mezquina atraccin
sexual o las tendencias hacia futilezas de menor cuanta, pero el verdadero amor,
como la seorita Sanger ha calificado la emocin, es algo que no puede florec-er
all donde una severa esposa y un puado de crios berreantes traban el
subconsciente.
Quiere usted decir dijo Alexander que si suministrara su filtro
amoroso (perdn, su principio ama-tognico) a un heterogneo grupo de
personas, slo las no casadas seran afectadas?
Exactamente. He experimentado con algunos animales que, aunque no
observan los ritos del matrimonio, establecen lazos monogmicos. Aquellos que
y a haban formado los susodichos lazos no fueron afectados.
Entonces, profesor, se me ha ocurrido algo esplndido. Maana por la
noche se celebra el baile de los estudiantes de ltimo curso, aqu en el colegio.
Habr presentes por lo menos cincuenta parejas, la may or parte solteras. Pues
bien, mi genialidad consiste en poner el filtro en el ponche.
Qu? Est usted loco?
Pero si es una idea celestial, profesor se inflam Alice. Pensar que
todas mis amigas se sentirn como y o me siento. Profesor, sera usted como un
ngel del cielo Pero, oh, Alexander, crees que los sentimientos se desatarn
incontroladamente? Algunos de nuestros amiguetes son un poco salvajes y si en
el calor del descubrimiento del amor no tuvieran ms remedio que, bueno, dar
algn beso
Mi querida seorita Sanger dijo el profesor Johns, indignado. No debe
permitir que su imaginacin se caldee demasiado. Mi hormona provoca slo
aquellos sentimientos que conducen al matrimonio y de ningn modo las
manifestaciones que consideramos indecorosas.
Lo siento murmur Alice, confusa. Debera y o recordar a menudo,
profesor, que usted es la persona con la moral ms elevada que he conocido
(exceptuando siempre a mi querido Alexander) y que ningn descubrimiento
cientfico suy o posibilitara el menor acercamiento a la inmoralidad.
Pareci tan contristada y cariacontecida que el profesor la olvid de una vez.
Lo har, pues, profesor? urgi Alexander. Despus de todo,
asumamos que se desatar una repentina necesidad de matrimonios, de lo que y o
mismo puedo ocuparme mediante Nicholas Nitely, un viejo y apreciado amigo
de mi familia, que estar presente con cualquier pretexto. Es Juez de Paz y
fcilmente podr arreglar cosas como licencias, etc.
Apenas puedo consentir dijo el profesor, obviamente ablandado en
llevar a cabo un experimento sin el consentimiento de los experimentados. Sera
poco tico.
Pero si tan slo va a proporcionarles regocijo. Sera una contribucin moral
al ambiente del colegio. Fjese que en la ausencia de los factores que
necesariamente empujan hacia el matrimonio, a veces ocurre, hasta en el
colegio, que la presin de la continua proximidad de lo homogneo desarrolla un
cierto peligro de de
S, lo comprendo dijo el profesor. Bueno, intentar una solucin
diluida. A fin de cuentas, los re-sultados pueden hacer avanzar tremendamente el
conocimiento cientfico y, como usted mismo ha dicho, tambin el ndice de
moralidad.
Y, claro dijo Alexander, Alice y y o beberemos tambin del ponche.
Oh, Alexander dijo Alice, un amor como el nuestro no necesita de
aadidos artificiales.
Pero no sera artificial, alma ma. Segn el profesor, tu amor comenz
como un resultado de idntico efecto hormonal, conducido, lo admito, por
mtodos ms cotidianos.
Entonces, amor mo dijo Alice ruborizada, por qu esa necesidad de
repeticin?
Para conducirnos ms all de toda vicisitud del Hado, cara a mi corazn.
Oh, adorado mo, t no debes dudar de mi amor.
No, seduccin de mi espritu, pero
Pero? No te fas de m, Alexander?
Claro que me fo de ti, Alice, pero
Pero? Otra vez pero! Alice se levant furio-f sa. Si usted no confa
en m, seor, creo que lo mejor que puedo hacer es marcharme Y as lo
hizo, mientras los dos hombres la seguan atnitos con la mirada.
Mucho me temo dijo el profesor Johns que mi hormona, aunque
indirectamente, hay a sido causa ms bien de una separacin que de un
encuentro.
Alexander se trag saliva pero orgullo vino en su ay uda.
Volver dijo huecamente. Un amor como el nuestro no se rompe tan
fcilmente.
Lo que son las cosas. All por 1938-39, durante algunos nmeros, una revista
que no quiero nombrar intent lanzarse con lo que y o slo puedo denominar
historias picantes de ciencia-ficcin . Considerando la libertad sexual que se
permite a los escritores hoy da, aquellas vetustas historietas picantes seran hoy
pura bagatela, pero as y todo tuvieron su pblico.
Las historias incidan pesadamente en las terribles pasiones de monstruos
extraos por las terrcolas. Las ropas saltaban a zarpazos y los senos eran
descritos con un sin fin de frases elpticas (s, y a s que es un retrucano). La
revista muri de muerte merecida, no tanto por su sexo y sadismo como por su
homogeneidad y la nfima calidad de sus formas.
Cae el teln y se alza de nuevo en 1960. La revista Playboy decidi introducir
alguna nota de su cosecha en el gnero. Public un artculo titulado Chicas para
el Dios Baboso , donde se pretenda que toda la ciencia-ficcin estaba dominada
por el sexo y el sadismo. En verdad podan encontrar poco pao que satirizar,
pues hasta 1960, exceptuando quizs las historias para nios de los boletines
escolares dominicales, no haba rama literaria tan puritana como la ciencia-
ficcin. A partir de 1960, no obstante, el libertinaje sexual la alcanz.
Playboy haba escogido para ilustrar su artculo toda una serie de portadas
erticas y citas procedentes de una fuente nica, que no era otra que la revista
que he mencionado ms arriba.
Cele Goldsmith, el editor de Amazing Stories, ley el artculo y me llam. Me
sugiri que escribiera un relato titulado Play boy y el Dios Baboso , satirizando
la stira. Cosa que y o acept por varias razones:
1) Miss Goldsmith tena que ser vista para ser creda. Es el nico editor de
ciencia-ficcin que se parece a lo que podemos llamar chica de buen ver y
ocurre que y o soy estticamente impresionable por las chicas de buen ver.
2) Me tomo en serio la ciencia-ficcin y me molestaba que la revista
mencionada proporcionara a Playboy la ocasin de satirizar el gnero. De modo
que deseaba devolverles la pelota.
3) Advert rpidamente que era lo que y o mismo quera hacer.
De manera que escrib Play boy y el Dios Baboso usando algunas de las
citas que Playboy haba usado e intentando mostrar que un encuentro entre
aliengenas erotmanos y una terrcola poda realmente ser interesante (Debo
decir que Miss Goldsmith escribi los tres ltimos prrafos del relato. Mi final era
sumamente pretencioso y el de Miss Goldsmith result mucho mejor. As, no slo
lo conserv para la revista sino tambin para este lugar).
El ttulo era un problema, sin embargo. Cuando Groff Conklin, que fue uno de
los antlogos ms infatigables del gnero, consider la historia para una de sus
colecciones, me pregunt casi sumisamente si poda cambiarse el ttulo. Ya lo
creo! dije y o. Qu tal Eso llamado amor?
Mr. Conklin y y o estuvimos de acuerdo y se fue el ttulo que se us y el que
ahora permanece todava.
Pues parecen ser dos especies dijo el capitn Garm, mirando de cerca
las criaturas tradas del planeta de abajo. Sus rganos pticos ajustaron su
enfoque hasta la mxima nitidez, bombeando hacia fuera mientras lo hacan. La
coloreada membrana ubicada sobre ellos destell en rpidos relmpagos.
Botax se sinti reconfortado de poder seguir nuevamente los cambios
cromticos, despus de varios meses de espa camuflado en el planeta intentando
descifrar el sentido de las moduladas ondas sonoras emitidas por los nativos.
Reanudar la comunicacin por relmpagos era casi como estar de nuevo en
casa, all en el lejano Perseo.
No son dos especies dijo, sino dos formas de una especie nica.
Absurdo: parecen bastante diferentes. Vagamente parecidos a los
perseanos, gracias a la Entidad, y no con esa repulsiva apariencia que tantas otras
formas aliengenas manifiestan. Forma razonable, miembros reconocibles. Pero
sin membrana coloreada. Pueden hablar?
S, capitn Garm concedi Botax tras un discretamente desaprobador
interludio prismtico. Los detalles se encuentran en mi informe. Estas criaturas
forman ondas sonoras mediante la garganta y la boca, algo as como una tos
compleja. He escuchado cmo lo hacen aadi orgulloso. Es muy difcil.
Pueden ser retortijones estomacales. Eso explica sus ojos inextensibles. No
hablar cromticamente vuelve a la larga intiles los ojos. Por otro lado, cmo
puede usted insistir en que se trata de una especie nica? La criatura de la
izquierda es ms pequea y sus zarcillos ms largos; como quiera que sea,
parece proporcionada de modo diferente. Tiene protuberancias donde la otra no.
Estn vivas?
Vivas pero inconscientes por ahora, capitn. Han sido psicotratadas para
reprimir su temor, a fin de ser estudiadas ms fcilmente.
Acaso vale la pena estudiarlas? Tenemos un plan que seguir y nos quedan
por lo menos cinco mundos ms importantes para sondear y explorar. Mantener
una unidad cronoesttica es costoso y y o preferira devolverlas y continuar
Pero el ahusado y hmedo cuerpo de Botax estaba vibrando con ansiedad. Su
lengua tubular emergi y ascendi hasta posarse sobre la chata nariz, en tanto los
ojos se contraan. Su tridigitada mano realiz un gesto de negacin mientras su
rgano comunicativo cambiaba casi enteramente hasta un rojo denso.
Que la Entidad nos salve, capitn, pues para nosotros no hay mundo ms
importante que ste. Tal vez estemos encarando una crisis suprema. Estas
criaturas pueden ser las ms peligrosas formas vitales de la Galaxia, capitn,
justamente porque son de dos formas.
No lo capto.
Capitn, mi tarea ha sido estudiar este planeta y no ha resultado fcil y a
que es nico. Tan nico que apenas puedo aprehender sus facetas. Por ejemplo,
casi toda la vida planetaria se basa en especies de dos formas. No hay palabras ni
conceptos para describirlo. Slo puedo referirme a ellas como forma primera y
forma segunda. Si me es permitido utilizar sus trminos, la criatura pequea es
llamada hembra y la criatura grande macho , lo que manifiesta que son
conscientes de su diferencia.
Garm se sobresalt.
Qu forma tan molesta de significar las cosas.
Y, fjese en esto, capitn, para traer nuevas criaturas a la vida deben
cooperar las dos formas.
El capitn, que haba permanecido inclinado hacia delante para examinar
detenidamente aquellos especmenes con expresin que alternaba el inters y la
revulsin, se enderez de golpe.
Cooperar? Qu absurdo es se? No hay atributo ms fundamental en la
vida que aquel que estipula que cada criatura viviente pueda traer sus cras al
mundo mediante una hipersecreta comunicacin consigo misma. Qu otra cosa
puede hacer que la vida sea digna de vivirse?
Una de estas formas pare las cras pero la otra forma debe cooperar.
Cmo?
Eso ha sido difcil de determinar. Es algo muy privado al parecer y en mis
investigaciones sobre las formas avalables de literatura no he podido encontrar
una exacta y explcita descripcin. Pero creo haber llegado a hacer deducciones
razonables.
Ridculo dijo Garm, sacudiendo la cabeza. El brote es la ms santa y
ms privada funcin del mundo. Sobre decenas de miles de mundos ocurre as.
Como dice Levuline, el fotobardo: En el momento del brote, en el momento del
brote, en el dulce y esplendoroso momento del brote; cuando
Capitn, no lo entiende. Esta cooperacin entre ambas formas proporciona
de alguna manera (que y o no sabra explicar) una mezcla y recombinacin de
genes. Se trata de un mecanismo por el que nuevas combinaciones de
caractersticas emergen a la existencia en cada generacin. Las variaciones son
mltiples; para que los genes mutados adquieran una expresin comparable al
sistema de brote, deben transcurrir algunos milenios.
Est usted intentando decirme que los genes de un individuo pueden entrar
en combinacin con los de otro? Se da usted cuenta de cun ridculo resulta lo
que me dice a la luz de todos los principios de la psicologa celular?
Puede que sea as dijo Botax, nervioso bajo la observacin del
protuberante ojo del otro. La evolucin se precipita. Este planeta es un tumulto
de especies. Se supone que hay un milln doscientas cincuenta mil diferentes
especies de criaturas.
No me siento impulsado a aceptar por completo todo cuanto hay a podido
leer usted en la literatura indgena.
He visto docenas de especies distintas y completamente diferenciadas en
un rea relativamente pequea. Le digo, capitn, que no tiene usted ms que dar
un poco de tiempo a estas criaturas y se lanzarn sobre nosotros y dominarn la
Galaxia.
Demuestre que existe esa cooperacin que menciona, Investigador, y
considerar sus advertencias. Si no puede hacerlo, sentir tener que calificar sus
temores de ridculos pero nos marcharemos.
Puedo probarlo. Los relampagueantes colores de Botax cambiaron
intensamente del amarillo al verde. Las criaturas de este mundo son nicas
tambin en otro sentido. Prevn avances que todava no han obtenido,
probablemente como un resultado de su creencia en los rpidos cambios que,
despus de todo, han presenciado constantemente. Producen un tipo de literatura
relacionada con viajes espaciales que no han emprendido. He trasladado el
trmino que aplican a esa literatura como ciencia-ficcin . He dedicado mi
tiempo casi en exclusiva a esa ciencia-ficcin pues pens que en sus sueos de
miedo y esperanza se encontrara su ms perfecto ndice de expresin, al mismo
tiempo que su ndice de peligrosidad para con nosotros. Y fue justamente de esa
llamada ciencia-ficcin de donde deduje el mtodo empleado para la
cooperacin.
Cmo fue eso?
Hay un peridico en este mundo que a veces publica ciencia-ficcin que
est, no obstante, casi enteramente dedicada a los diversos aspectos de la
cooperacin. No habla con entera libertad, lo que es molesto, pero insiste y
persiste en rodeos y circunloquios. Su nombre, en la medida en que puedo
traducirlo al sistema relampagueante, es Entretenimiento juvenil. La criatura a su
cargo, segn y o deduzco, no se interesa sino en la forma de cooperacin y la
busca por doquier con intensidad tan sistemtica y cientfica que me ha
provocado ciertos temores. Ha encontrado ejemplos de cooperacin que son
descritos en la ciencia-ficcin, y permit que el material de su publicacin me
guiara.
Pues bien, he aprendido cmo ocurre ms o menos de las historias
ejemplificadas.
Y, se lo aseguro a usted, capitn, cuando la cooperacin se lleve a cabo y
las cras sean paridas ante sus ojos, dar orden de no dejar ni un tomo con vida
de este mundo.
De acuerdo dijo el capitn Garm con cansancio, devuelva a las
criaturas a la conciencia y haga lo que tiene que hacer y rpido.