Escrituras de Lugar: sntesis

de la narrativa (1 957-2000)
de Juan Jos Saerl

Mara Bermdez Martnez

u n imposible adis

Un necesario aunque imposible adis se impone

un universo de escritura global y fragmentario a la
vez que se ha constituido en uno de los ms rele-
vantes ejemplos de maestra literaria. Todo y a la
como prlogo a las lneas que siguen. Al redactar vez nada ha cambiado para el lector saeriano, sin
este artculo, hace ya tiempo, una imagen guiaba duda un tipo particular de lector que, como quien
mi escritura: la obra saeriana como un conjunto escribe estas lneas, nunca ha dejado ante todo de
de crculos concntricos, una espiral que Lugar, disfrutar con la escritura de Juan Jos Saer. Desde la
como centro de mi anlisis, englobaba y expanda, prdida pero siempre, tambin, desde la ms sentida
condensando una perfectamente definida y cohe- presencia y admiracin, gracias, Saer.
rente trayectoria de escritura. Cuando hace unos
das se me peda que revisara algunos asuntos de
formato para la publicacin del texto, volver sobre
la escritura saeriana, aunque por simples cuestiones En el ao 2001, la editorial Seix Barra1 Argentina
de formato fuese, result una ardua tarea tras la publicaba los Cuentos completos de Juan Jos Saer2,
muerte del escritor el pasado 11 de junio de 2005. recopilacin de relatos escritos entre 1957 y 2000.
Y difcil la relectura de un texto que adems de estar Los textos de LugaP encabezan la recopilacin,
concebido como mirada global al universo narrativo integrada adems -siguiendo un orden cronolgico
saeriano, insiste en perfilar posibles vas de escritura inverso al de'su inicial publicacin- por relatos de
que el propio texto de Lugar va dibujando en el seno volmenes anteriores (desde La mayor, pasando por
de un proyecto narrativo abierto como siempre ha Unidad de lugar y Palo y hueso, hasta En la zona4)y
sido el de Juan Jos Saer. Diversas razones hacan los inditos (a excepcin de "El camino de la costau5)
necesaria esa lectura una y otra vez postergada y, de la seccin titulada "Esquina de febrero". En la
quizs, una reescritura, aunque eso llevara a la re- "Nota" introductoria, el escritor apunta como razn
elaboracin de un texto que habla desde un presente explicativadel orden cronolgico inverso que estruc-
de escritura y lectura que no querra -y pienso que tura el volumen el inters en que el lector tenga as
no debera- perder. Por eso, manteniendo el texto "del conjunto una perspectiva semejante a la ma"6,
original, redactado hace unos dos aos, se hacen tratndose de un recurso ya utilizado -seala- en
necesarias estas lneas que tratan de explicar deter- su recopilacin de ensayos literarios, titulada El con-
minadas referencias y el carcter general del texto. cepto de$ccin7,y tambin, podemos aadir, en otras
Por eso y como sentido homenaje a un escritor que anteriores de sus relatoss. "Cronologa rigurosa pero
siempre seguir hablando a travs de sus textos, de invertida" a la que ya se haba referido, en sentido
una obra abierta que, como espiral de sentido, dibuja ms preciso, el escritor:
 En cuanto a la pintura, me gusta sobre todo ver las ambientes que, desde sus inicios en los aos sesenta,
retrospectivas de un pintor, para tratar de percibir, han ido configurando el universo narrativo de Juan
a travs de la evolucin de las formas, el funda- Jos Saer: en "Nochero", el Gato tiene treinta aos;
mento de sus bsquedas. En una poca en que de en "Cosas soadas", Tomatis reaparece convertido
todos los lados lo arbitrario solicita al consumi- en "maestro literario", y especialmente significativa
dor indeciso, la perseverancia de una lgica de las
es la referencia que el narrador de este relato - e n el
formas, desinteresada y solitaria, que muestre con
precisin y rigor la voz que lleva al artista hacia
que se introduce a Gabriela, la hija de Barco y Miri,
sus imgenes irrefutables, me parece una de las cuya historia permaneca oculta hasta este punto y a
marcas primordiales del arte9. quien se refiere la siguiente cita- hace a los "aos
dorados", a la poca de juventud de Tomatis, Pichn
Garay, Barco.. .:
Lugar, como pieza que encabeza el volumen,
acta como engranaje que nos permite adentrarnos Tanto haba odo hablar de los aos dorados de la
en el universo del escritor. Este volumen supone un generacin anterior -la de sus padres, Tomatis,
compendio de la narrativa del autor santafesino, no Rita Fonseca, los mellizos Garay, etctera- que
slo de sus "cuentos", "relatos breves" o como quiera se haba dejado obnubilar tenuemente por una es-
que los llamemos (una "indefinicin" genrica que, pecie de bovarismo intelectual que transfiguraba
el mundo a su alrededor convirtiendo los arduos
como veremos, se constituye en eje de la produccin
lugares donde haba transcurrido la juventud ar-
y esttica saeriana), sino de todo su proyecto narrati-
dua de sus padres y de los amigos de sus padres
vo, iniciado en los aos sesenta (su primer volumen en una sucursal del parasoL0.
publicado data de 1960)y cuyo ncleo central recorre
las ltimas dcadas del siglo xx.
Unos "aos dorados" que su padre, Horacio
De "la zona7'al "lugar" Barco, retrataba as en "Por la vuelta", relato de
Palo y hueso:
En este su ltimo volumen de "relatos" publicado,
Juan Jos Saer insiste, en un reiterado acto de osada, No debe haber habido en todo el mundo noches
en ratificar su "lugar". No obstante un dato signifi- mejores, en octubre y noviembre, o en marzo y
cativo, aunque en ningn modo determinante, signa abril, que las que hemos pasado de muchachos ca-
esta vez su escritura desde el propio ttulo: el paso minando lentamente por la ciudad, hasta el alba,
de la "zona" al "lugar". Un trnsito ya anunciado charlando como locos sobre mil cosas, sobre pol-
tica, sobre literatura, sobre mujeres, sobre el viejo
y cumplido en volmenes anteriores (recordemos
Borges, sobre Faullmer, sobre Dovstoyevsky, so-
Unidad de lugar) que confirma la geografa esttica
bre Scrates, sobre Freud, sobre Carlos Marx [...].
saeriana. Pero no por ello la "zona", entendida en su Sin embargo, aquella poca extraordinaria no se
sentido ms literal -y no por ello, como veremos, el volver a repetir: del sur al norte, del este al oeste,
ms precis* de "marco geogrfico" en el cual se de- por plazas, por avenidas, por bares, hemos ido y
sarrollan gran parte de sus narraciones, desaparece en venido, desde los quince aos, durante todas las
la escritura de Lugar. Es ms, la "zona" trazada en sus horas del da, en especial las de la madrugada,
primeros textos (recordemos el "proftico7'ttulo de charlando, como he dicho, de mil cosas, hurgue-
su primer volumen publicado, En la zona) reaparece, teando la ciudad, no dir felices, porque, excep-
incluso como nunca antes lo haba hecho, en varios cin hecha de algn condenado especialmente por
relatos. Y ampliamos ya, de esta manera, el concepto la suerte, nadie puede siquiera atisbar la felicidad,
pero invadidos al menos por una pasin singular,
de "zona": personajes, localizaciones, ambientes.. .
una curiosidad por todas las cosas, suficiente para
Los primeros tiempos de la "zona" del universo sae-
hacer la vida soportable. Recordamos a menudo
riano tienen su presencia, destacada, en Lugar. As el esa poca con Tomatis".
Matemtico, Tomatis, El Gato y Pichn Garay, Soldi
y una Miri por aos bastante olvidada que vuelve a
hacer acto de presencia junto a su marido, Barco, en- Punto de encuentro central con la "zona" saeriana
tre otros; el diario La Regin, Rincn Norte, Rosario, que, adems, amplia sus fronteras para introducir a
"la ciudad" con su Avenida del Puerto y esos "barrios nuevos personajes como la ya citada Gabriela, hija
oscuros" alejados del centro.. . Personajes, lugares y de Barco y Miri, o "Nula", el vendedor de vinos que
quizs tenga mucho que decir en futuras "entregas" sus alrededores) y Pars. En este cruce se tejen varias
saerianas. Pero "encuentro" tambin si nos atenemos de sus ms valiosas creacione~'~.
a relatos como "La conferencia", "Bien comn",
"Nieve de primavera", "Traer", "Las pirmides", Un "lugar" tico y esttico
"Gens nigra", "Deseos mltiples", "De un fin de
semana", "La olvidada", "Madame Madeleine" Los relatos de Lugar suponen, ante todo, un
o "Lo visible" ... Entre el corte y la continuidad, encuentro con la escritura de Juan Jos Saer. Lugar
recuperando una expresin de No Jitrik12para ca- se nos presenta como una invitacin a recorrer el uni-
racterizar la escritura saeriana, se sita, tambin en verso narrativo saeriano, un itinerario que comenz
este aspecto, Lugar. Paso ya anunciado, y por tanto en los aos sesenta y que hoy, recin entrados en
poco sorprendente para el lector saeriano, que viene el siglo XXI, nos ofrece la posibilidad de acceder,
a confirmar de una vez por todas, si no estaba claro como en retrospectiva, a un mundo tico y esttico
todava, el "lugar" del escritor. De entre los relatos plenamente consolidado aunque, ya lo he apuntado,
citados destacan algunos que recuperan un espacio en renovacin constante. Difcil es separar las mo-
que, desde sus primeros textos, ya se anunciaba en tivaciones "ticas" y estticas que rigen la escritura
la escritura saeriana: Pars. Espacio que adquira una de Saer, dada la coherencia de un proyecto que,
entidad propia y destacada en La pe~quisa'~. En las no obstante, a estas alturas no deja nunca de sor-
primeras pginas de esta novela, Saer desconcertaba prendernos. Anotada esa dificultad, me permito un
a su lector introduciendo un escenario que, si bien, recorrido, el mismo que traza Lugar, por el universo
como deca, ya haba sido anunciado en algunos de narrativo del escritor. As, dibujaremos su "lugar",
sus textos, rompa con el marco general y constante un escenario que, mucho ms que geogrfico, es
en el que se desenvolvan la mayor de parte de sus esttico y tico, marcando una de las vas centrales
relatos, la "zona", para, unas pginas ms adelante, de expresin de la narrativa argentina de la segunda
introducirnos de nuevo en esa "zona", de manera que mitad del siglo xx.
el lector descubra que ese primer marco parisino no En primer trmino, una preocupacin, podramos
era sino el escenario en el que se desarrollabael relato decir entre filosfica y antropolgica16,signa, desde
oral de un Pichn que, cmo no, se encontraba en la sus comienzos, la escritura saeriana. Pensemos en
"zona". Relato dentro del relato que funciona como la bsqueda del to de Tomatis en "El hombre 'no
estructura de varios textos saerianos y que volvemos a cultural"': el personaje, segn le escribe su sobrino
encontrar en "Recepcin en Baker Street", una suerte al Matemtico, viva dedicado, entre "arquelogo" y
de "policial" saeriano en el que una ciudad que puede "gelogo" del ser humano, a su Manual de espeleolo-
identificarse fcilmente con Santa Fe coexiste, a par- ga interna, un opsculo que expone su teora sobre la
tir de esa estructura de relato dentro del relato, con imposibilidad de conocer en profundidad al hombre.
el Londres de Sherlock Holmes. Si bien esa armazn La hiptesis defendida por el to de Carlos Tomatis
estructural de La pesquisa se recupera en Lugar, los define y sintetiza claramente la pesquisa presente en
textos de este volumen introducen "como novedad" todos los relatos saerianos y en la mayor parte de sus
-en cuanto representan una parte especialmente personajes: indagacin interna (hacia ese ncleo y
relevante del mismo y recorren una considerable semilla humanos) y tambin externa (interrogacin
amplitud de espacios- varios, numerosos relatos, acerca del mundo en el que se est) que conduce al
que se desarrollan, como ya apuntaba, en otras hombre -y utilizo en todo momento expresiones
geografas diferentes a la "zona": Bruselas en "La de Lugar- ms all de su "envoltura mortal" por
conferencia", El Cairo en "Las pirmides", la tierra "peligrosas grutas interiores", en un "descenso
del conde de Transilvania en "Deseos mltiples", interminable y trabajoso" a travs de "corredores
la plaza Vendome de Pars, una ciudad del Middle oscuros, desfiladeros hmedos y rocosos", con peli-
West en Estados Unidos, la costa brava espaola... gro de caer al "ms negro y hondo de los abismos",
o "una gran ciudad de Europa occidental" cuyo para intentar alcanzar un "fondo inaccesible" que
nombre, claro est, "es sec~ndario"'~. Salto hacia corresponde a un estado "ar~aico"'~,a una "zona
otras geografas sin olvidar la "zona" y marcando informulada" que "virgen a todo contacto humano"
una vez ms, como en La pesquisa, el cruce entre dos es "su fundamento"'*.
espacios que continan ocupando el lugar central de Y recupero esas expresiones de "El hombre 'no
la "geografa" de la narrativa saeriana: Santa Fe (y cultural"' (que se repiten en el resto de los relatos)
para insistir en un vocabulario ("abismo", "arcaico", este mundo, empieza a reconciliarlo con ellos")23.
"fondo" ...) que nos remite a otra constante central en Los personajes viven en Lugar, como en el resto de
la escritura saeriana, la de los orgenes. Recordemos la narrativa del escritor, en una constante bsqueda,
la estada temporal de Tomatis en el ltimo escaln extranjeros al mundo y a s mismos, en inadecuacin
de la especie humana, regresin del personaje al con aqul y con su propio interior. A su vez, esta
perodo previo a la afirmacin del "yo", a su propio imposibilidad de alcanzar el conocimiento que, como
nacimientolg;vuelta a los orgenes que vemos repre- indica el personaje de "Ligustros en flor", pone de
sentada igualmente en El entenado a travs de los manifiesto los lmites humanos", aparece frecuente-
colastins que, dominados por una fuerza oscura e mente expresada como barrera para conocer al "otro",
inmemorial, se vean arrastrados a realizar sus ban- limitacin de encuentro con el "otro":
quetes antropofgicosseguidos de una desatada orga
sexual incestuosa acompaada del alcohol. Parecidos y tuve la impresin [. ..]que estbamos aislados
instintos primitivos guan a los "gorilas" de Cicatrices uno de otro por una serie de envoltorios y de cp-
y se hacen presentes en Glosa, La ocasin o, de sulas que nos volvan mutuamente desconocidos y
manera muy evidente, con un lenguaje a todas luces remotos. Para qu ir tan lejos a develar misterios
explcito, en la puesta en escena criminal de Morvan si lo ms cercano -yo mismo por ejemplo- es
en La pesquisa. Regresin que enfrenta al sujeto con igualmente enigmtico? La yema de los dedos y
la luna son igualmente misteriosos, pero los cinco
el vaco de certezas, con la fuerza de lo indeterminado,
sentidos son ms inexplicablesque la totalidad de
con el acecho de la nada primigenia que, por ejemplo, la materia gnea, ptrea o gaseosa, de modo que
para los colastins representa el mundo exterior, una excavar la luna, sondear el sol o visitar Saturno,
amenaza de no ser que les persigue como smbolo de como han dado en llamar caprichosamente a esos
la incertidumbre de lo real. objetos sin nombre apropiado y sin razn de ser,
En el centro y volviendo a la bsqueda del to de no resolver nadaz5.
Tomatis en "El hombre 'no cultural"', como razn de
ser de una escritura cuestionadora de aquello que lla- Imposibilidad de conocer lo ms cercano que
mamos "lo real" nos encontramos con un interrogante se viene haciendo presente en cada una de las "en-
constante sobre esa "realidad" -trmino altamente tregas" de la narrativa, larga o breve, del autor. Los
problemtico en Saer, ya lo sabemos- y la aparien- personajes saerianos viven as entre luces y sombras,
cia, del hombre ("lo que creemos ser o lo que tal vez en bsqueda constante de un "centro", en una com-
somos"20)y del mundo, que alcanza una formulacin plicada relacin consigo mismos, con los dems y
plena en "En lnea" a travs del enigma planteado en con la "exterioridad neutra y distante", conscientes,
el manuscrito que encuentra Soldi ("determinar con en especiales momentos de "lucidez" como el que
exactitud si una apariencia cualquiera de este mundo tiene el joven Barco de "La tardecita", de que la
era de verdad un ser material o si se trataba de un falla no est en el mundo sino en su propio ser, en la
mero sim~lacro"~~), as como en el relato en general condicin misma de ser hombres:
y en toda la obra de Saer. El Soldado Viejo del rela-
to manuscrito, descubre, entre el sueo y la vigilia Por primera vez senta, sin saber que lo senta,
-estado natural de los personajes saerianos- que experimentando el terror de sentirlo sin gozar de
al igual que su propio ser y el del soldado Joven "el la clarividencia resignada de cuarenta aos ms
mundo no es ms que un uniforme vaco incoloro", tarde, que el mundo no estaba fuera de ellos, sino
sa y no otra es su "esencia ~erdadera"~~. La "re- que eran ellos los que le eran exteriores, y que
velacin" en un principio provoca en el personaje el paisaje familiar en el que haba nacido y que
consideraba semejante al paraso, era una lisura
una sensacin contradictoria (sintindose "liviano,
sin accidentes que toleraba un momento que la
casi areo, liberado por fin de la costra de fatiga y atravesaran hasta que, de golpe, se los tragaba sin
servidumbre que se ha ido acumulando sobre l con dejar de ellos en la exterioridad neutra y distante
los aos" pero tambin con "remordimiento, pena y la menor huella de su paso. El terror que se apo-
al mismo tiempo exaltacin") aunque finalmente le der de l ignoraba esa evidencia [...Iz6
lleva -a l y al resto de los personajes saerianos- a
una suerte de "reconciliacin" consigo mismo y con Un estado, el experimentado esa tarde por
el mundo ("le parece que esa confidencia tarda que Barco, que, semejante a una "revelacin", ha afec-
le estn haciendo los dioses sobre el valor real de tado, en algn momento, siempre pasajero pero de
suma relevancia para su conciencia individual, a Al principio atribuan esa incapacidad de accin a
la prctica totalidad de los personajes saerianosZ7. algn gusano misterioso que los iba royendo des-
"Extraamiento" que pone a estos personajes en de dentro, pero cuando el mal, por decirlo de al-
contacto con la "evidencia", provocando en ellos gn modo, maduraba en ellos, crean encontrar la
un sentimiento entre aterrador y deslumbrante, para causa no en su propio ser, sino objetiva y general,
ineluctable, en el mundo. El esfuerzo que cuesta
que, en breves momentos, vuelvan de nuevo a su
siempre la satisfaccin de algn deseo, el mun-
estado natural: la "negruraH2*o, mejor, la penumbra
do, segn ellos una pobre chafalona sin brillo,
de la somnolencia. A esa conclusin haba llegado no se lo mereca. Como consecuencia, la fbrica
el Carlos Tomatis de Lo imborrable, afirmando que de apetitos en su interior se haba detenido, trans-
el estado natural del hombre, como consecuencia de formndose en una ruina recndita, herrumbrada
su progresivo hundimiento en el fango (iniciado ya y p~lvorienta~~.
con el nacimiento), no era otro sino la somnolencia
("la somnolenciahabitual que es el vivir del hombre", Como viene a decir el personaje de "Lo visi-
dice Tomatis en "Recepcin en Baker StreetWz9) y ble" y podemos constatar en muchos de los relatos
la indeterminacin, a las que tambin haba hecho saerianos, el mundo no est hecho a la medida de
referencia el entenado30,aderezadas con una mezcla nuestros deseos, y es precisamente esa insatisfaccin,
de "pnico" e incluso con la "neuralgia": resultado - c o m o ya apuntaba antes- de una inicial
y profunda inadecuacin con el mundo, lo que lleva
Todo esto sera cmico -lo es sin duda y, visto a estos personajes a sobrepasar el umbral que separa
de cierta altura, ridculo e incluso inexistente- la cordura de lo que hemos dado en llamar "locura".
si no tuviera la certeza de que el hundimiento en Tal es el caso del paciente de Sofa Irinescu, en el que
plena existencia, la cada escaleras abajo, el agua hierven multitud de deseos imposibles, contradicto-
negra y helada empapndome las botamangas del rios incluso, procedentes de "la oscuridad ubicua y
pantaln, empez el da mismo de mi nacimiento,
sin fondo que parece engendrar lo^"^^, dando lugar a
con el primer vagido ciego, la certeza de que cada
uno de los malentendidos que, sin siquiera ser te-
dolorosos conflictos en el personaje, que flucta as
nidos en cuenta, daran montones de argumentos del entusiasmo a la apata.
de operetas y de comedias americanas, son como Tanto en los personajes de estos relatos, como
martillazos en la cabeza del candidato a hombre, en Mauricio, el amigo de Tomatis en Lo imborra-
a tal punto que, ms que seguro, el estado natural ble que acaba encerrado en el manicomio debido a
termina siendo el aturdimiento, la somnolencia sus dudas acerca de la "fijeza" de las cosas36;o en
atravesada de tanto en tanto por manotazos de p- Washington Noriega que, en un momento determi-
nico, la neuralgia3'. nado de su trayectoria poltica, acaba tambin en
un psiquitrico a causa de su insistencia en tratar
El to de Tomatis, segn relata el personaje en de hacer coincidir lo externo y lo interior37,y tam-
"El hombre 'no cultural"', parece experimentar esos bin en los personajes de Las nubes, asistimos al
procesos que, como al propio Tomatis en Lo imborra- enfrentamiento del sujeto con el vaco de certezas,
ble y a otros muchos personajes saerianos, le hacen con la incertidumbre esencial. Cada una de esas
entrar en un umbral que, desde el exterior, muchos historias particulares se propone as como muestra
identifican con la "locura". Es sta, la "locura", una de un "delirio" que, al fin y al cabo, no hace sino
constante que, si bien siempre presente, progresi- evidenciar la "locura" de la supuesta "cordura" del
vamente ha ido adquiriendo un peso absolutamente mundo, las sinrazones de lo asumido convencional-
relevante en la narrativa del escritor. Pienso, cmo no, mente como razn comn38.Como paradigma del
en Las nubes32,un texto con el que dialogan algunos personaje saeriano, Carlos Tomatis, siempre en los
relatos de Lugar, especialmente "Copin" y "Deseos lmites, tambin se haba asomado al borde de ese
mltiples". En ambos relatos nos encontramos con abismo, tal y como anuncia Glosa y nos relata Lo
personajes que habitan un "lugar remoto y gris7', imborrable, con su "yo" en plena disgregacin. Pero
enterrados vivos "bajo los pliegues rocosos de su el personaje, poniendo en juego sus particulares
apata", impermeable^"^^ a lo que sucede a su alre- armas, lograr superar ese episodio depresivo que
dedor, ya que es precisamente all, en la relacin de lo aboca a una inminente "locura": con su escep-
los sujetos con ese exterior, donde parece localizarse ticismo, incredulidad y sarcasmo -atributos con
la causa de su estado: los que aparece reiteradamente caracterizado en
1,rr~qtrr"'-, conseguirh resistir y rebelarse contra teatro discreto donde se representa a cada instante
esa intolerable realidad"'. una escena vertiginosaJ1.
Frente a esa esquiva y cambiante realidad. frente al La tcnica de pintura desarrollada por este per-
vaco de certezas, los personajes buscarn una salida. sonaje ("pintar la misma cosa muchas veces -un
Y as, el personaje-artistn de "Lo visible". un relato tomate, una silla, un jardn o un hrbol. una cara,
que condensa de manera especialmente significativa la una colina, siempre los mismos a ser posible...")
esttica saeriana, va a encontrar un "sentido" a travs puede ser identificada claramente con la prlctica
del "estudio de lo visible", de "las fases diferentes de de la escritura de Juan Jos Saer, heredero tambin
un mismo oh.jeto o de un mismo lugar en diferentes de ese "gusto exaltante de lo ~ i s i b l e " ~que
? trata de
horas del da o en diferentes estaciones del ao"; arrancar, a pinceladas de color o a trazos de escritura.
Ileg;~ndon la conclusibn, que coincide con nuestro un sentido al mundo. De ah su obsesiva escritura del
punto de partida (y el de la narrativa saeriana), de la detalle, que atrapa magistralmente una y otra vez los
"inestahilidnd esencial del universo": mismos ob.jeto bajo mltiples perspectivas, atento
a cada tonalidad e incidencia de la luz4'. Una insis-
Ese sentido es simplemente la yuxtaposicin. en tente descripcin que fija los sentidos (especiCI 1mente
I;i iiiciiiorin. de los estados sucesivos de una pre- "ver" y "or") sobre los ob.jetos acechhndolos, bqjo
sencio ciinlq~iicra.interna o exterior, al paso de mltiples perspectivas, reiteradamente, mostrando
los ininiitos. de las horas. de los meses o de los as su desconfianza hacia la percepcibn, buscando no
;ifios. Toninr conciencia de esa sucesin es lo que agotar el "sentido" de lo real ni abarcar en su totali-
rl;i sentido al inundo. no el sentido que preferira
dad un mundo inaprensible y distante, sino tratando
iiiiestro deseo. sino el de 1;is cosas como son. Nin-
de mostrar. a travs de esa recurrente y minuciosa
gn oh.jeto es constantemente idntico a s mismo
1 ...1. Sohcr lo que las cosas son y no son al mismo mirada, otro lado desde el que ver la diversidad de
tieiiipo: eso es lo qiie pone de manifiesto el sen- esa siempre cambiante realidad.
tido del miindo. Una cosa cualquiera. pero tam- Junto a esa insistencia en la descripcibn, en
hic'n sil iinagen pint;idn. aunque parezcan fijas y Saer se ha ido reafirmando cada vez mhs su con-
en reposo. son n pesar de esa firmeza aparente. el dicin de narrador. en el sentido mhs preciso del
trmino. Muchos de los textos de Lugar se acercan relacin directa con uno de los cnones, el policial
ms al concepto de "relato" que, por ejemplo, los ingls a lo Sherlock Holmes, pero tambin (entre
"argumentos" de La Mayor, si bien otros no dejan otras referencias intertextuales) con un texto clsi-
de tener ese rasgo, nota o ingrediente peculiar que co, asimismo "policial de investigacin", el Edipo
no permite hablar de "relato" o "cuento" con pro- Rey de Sfocles, estructurndose como un relato
piedad, indefiniciones genricas que no son sino policial en verso46.Utilizacin de varios modelos
un valor ms a aadir, pues como seala Gabriela inexcusablespero para ser reelaborados en una nueva
en "Cosas soadas" refirindose a los sueos, "los estructura, mecanismo que viene organizando, desde
mejores eran aquellos que, justamente, se alejaban esa perspectiva genrica, la produccin del escritor
de los gneros y eran capaces de forjarse una forma desde sus comienzos.
y una simbologa propias"44.Desde estos parmetros Con este recorrido he pretendido destacar toda
puede y debe leerse un texto como, por ejemplo, El una serie de razones y procesos de escritura, a los
ro sin orillas (con respecto al gnero "testinzonial", que podramos sumar otros muchos, que van pautan-
al libro de viajes y al ensayo), y eso es lo que planea do la escritura saeriana, conformando un universo
Tomatis en "Recepcin en Baker Street", texto que narrativo cuyo ltimo sentido est en hacer vibrar,
dialoga con La pesquisa y reitera su estructura en como el sueo de don Girolarno escrito por la hija
tanto nos encontramos con un escenario, el Londres de Barco, "los pliegues recnditos de la emocin"
de Sherlock Holmes, al que acudimos a partir del en el lector, intencin y razn de ser de la literatura
relato oral de Tomatis, que se encuentra en la "zona", que la escritura saeriana consigue sin duda alguna
constituyndose tambin como un "relato de un rela- en cada una de sus propuesta^^^. Textos como "Lo
to policial": estructura que sostiene gran parte de la visible", "Cosas soadas", "El hombre 'no cultural"'
narrativa del escritor, conformada a partir de un sis- o "Recepcin en Baker Street" recogen y condensan
tema de mediaciones que podramos formular como toda una trayectoria de escritura, constituyen un
"alguien que cuenta algo a alguien" o, tomando un compendio de las motivaciones y lneas estticas
ejemplo textual de este relato, como "dice Tomatis que marcan la escritura de Juan Jos Saer, una de
que dira H o l m e ~ "El
~ ~relato
. policial que, segn nos las expresiones ms destacadas y coherentes de la
cuenta Tomatis, pretende escribir, establecera una narrativa argentina de las ltimas dcadas.

notas

'Este trabajo forma parte de un proyecto de investigacin postdoctoral subvencionado por la Consejera de Educacin
y Cultura del Principado de Asturias dentro del Plan Investigacin, Desarrollo Tecnolgico e Innovacin (I+D+I) de
Asturias 2000-2001.

Juan Jos Saer, Cuentos completos (1957-2000), Buenos Aires, Seix Barral, 2001

Juan Jos Saer, Lugar, Buenos Aires, Seix Barral, 2000.

"uan Jos Saer, La mayor, Barcelona, Planeta, 1976; Unidad de lugar, Buenos Aires, Galerna, 1967; Palo y hueso,
Buenos Aires, Camarda-Junior Editores, 1965; En la zona, Santa Fe, Castellv, 1960.

Publicado inicialmente en la revista Zona de la poesa americana (Buenos Aires), ao 11, nm. 4, nov. 1964,
pgs. 5-7.

"uan Jos Saer, Cuentos completos, pg. 7.

 Juan Jos Saer, El concepto dejccin, Buenos Aires, Ariel, 1997.

Esa estructuracin ya apareca, por vez primera, en sus Narraciones 1 y 2 (Buenos Aires, Centro Editor de Amrica
Latina, 1983, 2 vols.).

Juan Jos Saer, "Entrevista con Juan Jos Saer, realizada por Gerard de Cortanze", Una literatura sin atribi~tos,
Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 1988, pg. 44. Entrevista aparecida inicialmente en Corfrontation, no 5,
printemps 1981.

'O Juan Jos Saer, "Cosas soadas", Lugar, pg. 180.

l 1 Juan Jos Saer, "Por la vuelta", en Narraciones/2, Buenos Aires, C.E.A.L., 1983 (relato perteneciente a Palo y

hueso, 1965).

l2 No Jitrik, "La novela de Juan Jos Saer. Entre el corte y la continuidad: hacia una escritura crtica", Eco (Bogot),

nm. 185,1985, pgs. 314-326.

l3 Juan Jos Saer, La pesquisa, Buenos Aires, Seix Barral, 1994.

l4 Juan Jos Saer, "Gens nigra", Lugar, pg. 92.

l5 Cruce en el que puede verse -permitindome aqu una concesin "biogrfica" no muy del gusto de Gabriela ni,
quizs, del escritor- un smbolo de la condicin del exilio (referencia a la que aluden varios de los relatos de Lugar).

l6 Recordemos que Saer concibe la ficcin como una "antropologa especulativa", forma o intento de comprensin

del ser humano y de captacin del mismo en su complejidad y en sus relaciones con el mundo. Vase declaraciones del
escritor en Encuentros hispanoamericanos. Realidad y Ficcin I(1990) y 11(1991), Oviedo, Fundacin Municipal de
Cultura 1 Excmo. Ayuntamiento de Oviedo, 1992, pgs. 135 y 136.

l7 "[ ...] demorado en los lmites entre vida y materia que deban subsistir en alguna parte, en el fondo de cada uno de

nosotros, el chorro de substancia anterior a la forma en el que las meras reacciones qumicas de los elementos combinados
de manera aleatoria unos con otros, se encaminaban hacia la opcin 'vida', 'animal', 'hombre', 'yo', 'etctera' [...]"
("El hombre 'no cultural"', Lugar, pg. 13).

l8 Las citas corresponden a ibd., pgs. 13-15.

l9 Ya anunciada en Glosa (Buenos Aires, Alianza Editorial, 1986) y ampliamente desarrollada en Lo irrzborrable

(Buenos Aires, Alianza Editorial, 1993) con un Tomatis que se encuentra ya en el "penltimo escaln".

20 Juan Jos Saer, "La tardecita", Lugar, pg. 82.

21 Juan Jos Saer, "En lnea", Lugar, pgs. 34-35.

22 Ibd., pg. 41. La cursiva es del texto.

231bd.,pgs. 41-42. La cursiva es del texto.

24 "Si el conocimiento tiene un lmite es porque los hombres, adonde quiera que vayamos, llevamos con nosotros

ese lmite. Es ms: nosotros somos ese lmite"; "Saber algo sobre la luna: tal era nuestra ilusin, ya que confundamos
experiencia y conocimiento" ("Ligustros en flor", Lugar, pgs. 61 y 62).
 25 Ibd., pg. 63.

'6 Juan Jos Saer, "La tardecita", Lugar, pg. 87.

27 Vase tambin "Recepcin en Baker Street" (Lugar, 142).

28 "[ ...] esa disgregacin lenta que precede al sueo, de la que es difcil determinar si es producto del cansancio o

bien si la negrura en la que culmina no es ms que el estado verdadero y continuo de la mente" ("En un cuarto de hotel",
Lugar, pg. 162).

29 Lugar, pg. 138.

30 Vase Juan Jos Saer, El entenado, Barcelona, Destino, 1988, pg. 109.

3' Juan Jos Saer, Lo imborrable, pgs. 60-61. Vase tambin a este respecto el ltimo de los "argumentos" de La
mayor, titulado "Carta a la vidente", pg. 160.

32 Juan Jos Saer, Las nubes, Buenos Aires, Seix Barral, 1997.

33 Juan Jos Saer, "Deseos mltiples", Lugar, pgs. 111 y 112.

34 Ibd., pg. 110.

35 Ibd., pg. 113.

36 Juan Jos Saer, Lo imborrable, pgs. 84-87.

37 Vase Juan Jos Saer, Glosa, pg. 180.

38 Destacable es asimismo la asociacin que "Deseos mltiples" establece entre "locura" y "poder", una constante

ampliamente desarrollada en Las nubes que, desde esta perspectiva, nos presenta el "delirio" ntimamente ligado a los
desvaros de las razones supuestamente "cuerdas" de la historia.

Vase, por ejemplo, pgs. 30, 141 y 185.

40 Recordemos tambin el proceso que sufre Morvan en La pesquisa, acusado de ser el autor de las violaciones y

asesinatos de viejecitas parisinas (que tendran como finalidad recuperar una unidad, un orden y un sentido). El personaje,
considerado un esquizofrnico e internado en un manicomio, entra en un estado de afasia y slo rompe su silencio para
dejar salir de vez en cuando una risa "sarcstica y pensativa" que (como la actitud de Tomatis en Lo imborrable) parece
revelar una "conviccin secreta y satisfecha", actuando "como una pared lisa de acero que se interpona entre l y el
universo". Posteriormente recuperar el habla y mostrar una preocupacin extrema por su aspecto fsico. No llega a
una recuperacin definitiva, pero s a asumir una pose externa que oculta en cierto modo su "locura", si bien esa sonrisa
sarcstica y orgullosa seguir perfilada en su mirada (vase La pesquisa, pgs. 154-160).

41 Todas las citas corresponden a "Lo visible", Lugar, pgs. 175-176.

42 Ibd., pgs. 175 y 174 respectivamente.

43 Vase, a modo de ejemplo, la presencia del sol, la luz y el color en las descripciones (del cielo, del horizonte, del

aire...) en "Cosas soadas" (Lugar, pgs. 185 y 186).

 44 Juan Jos Saer, "Cosas soadas", Lugar, pg. 186. Indefinicin genrica a la que se refiere el escritor en la "Nota"

introductoria a sus Cuentos completos (pg. 7). La identificacin de literatura y sueo, que nos acerca al desdibujamiento
de fronteras entre ficcin y realidad (y a la inadecuacin de los conceptos de "verdad" y "falsedad" aplicados a la
literatura), se reitera, desde sta pero tambin desde otras perspectivas (como puede ser una "lectura psicoanaltica"),
en toda la narrativa saenana. Y nos conduce, por otra parte, a otra conclusin fundamental, la idea de la vida como
una ficcin, tal y como se identifica en "La olvidada" (Lugar, pg. 124) y como, por ejemplo, apuntaba Tomatis en Lo
imborrable (pgs. 58-59).

45 Juan Jos Saer, "Recepcin en Baker Street", Lugar, pg. 155.

4G Entre sus proyectos futuros Saer incluye siempre el escribir una novela en verso que vendra a demostrar sus ideas

sobre novela y narracin (vase, por ejemplo, "Razones", en Juan Jos Saerpor Juan Jos Saer, Buenos Aires, Celtia,
1986, pg. 22). Recordemos, en este sentido, el ttulo elegido para la publicacin de sus poemas (El arte de narrar) y
pensemos tambin en el carcter narrativo de su poesa y en la poeticidad de toda su produccin narrativa. Intentos de
eliminar las fronteras genricas en busca de un discurso nico y superador de los lmites y barreras tradicionales para
crear una nueva estructura.

En entrevista con Ana Basualdo, Saer afirmar que "el orden de la literatura es el de la emocin y la imaginacin"
47

(Ana Basualdo, "El desierto retrico. Entrevista con Juan Jos Saer", Quimera [Barcelona], nm. 76, marzo 1988, pig.
13).