Discursos de Alfonsín 27-10-83
Discursos de Alfonsín 27-10-83
Discursos de Alfonsín 27-10-83
Es una marca generacional. Casi no hay argentino que no recuerde con emocin el
vibrante discurso de Alfonsn que lo llev directo a la Presidencia. Fue el 27 de octubre
de 1983, en la Plaza de la Repblica,ante un milln de personas. Aqu se reproduce
completo en tributo al primer presidente de la restauracin de la democracia
Decidimos el pas que queremos; estamos enfrentando el momento ms decisivo del ltimo
siglo.
Ahora somos nosotros, el conjunto del pueblo, quienes vamos a decircmo se construye el
pas. Y que nadie se equivoque, que la luchaelectoral no confunda a nadie; no hay dos
pueblos. Hay dos dirigencias,dos posibilidades. Pero hay un solo pueblo.
As, lo que vamos a decidir dentro de cuatro das es cul de losdos proyectos populares de la
Argentina va a tener la responsabilidadde conducir al pas. Y aqu tampoco nadie debe
confundirse. No son losobjetivos nacionales los que nos diferencian sino los mtodos y
loshombres, para alcanzarlos.
No alcanza declamar la libertad. Hay que tener historia de libertadpara poder asegurarla. Si
no, vuelve el silencio, la represin y elmiedo.
Lo que vamos a decidir es cul de los dos proyectos populares esten mejores condiciones de
lograr la libertad y la justicia social sinretrocesos, para stas y las prximas generaciones de
argentinos.
Los ms altos dirigentes justicialistas han dicho que laselecciones no las ganar ningn
candidato sino que las va a ganarPern, as como el Cid Campeador venci muerto una
batalla.
Entretanto, la accin de las Tres A, desplegada con toda intensidade impunidad, haba
suscitado un clima de violencia generalizada. Sobreeste teln de fondo, en medio del caos
econmico y el desorden social,nos vimos envueltos en un juego enloquecido de terrorismo y
represinque se fue ampliando de manera incontenible.
Nadie podr reprochar jams al radicalismo haber echado lea alfuego en esos aos de
desorientacin y crisis. El radicalismo nointent aprovecharlos en su favor sino que puso todo
su esfuerzo paraque se mantuvieran las instituciones de la repblica.
Vinieron con el pretexto de evitar la cesacin de pagos ante elextranjero y endeudaron al pas
en una forma que nadie hubiera podidoimaginar y sin dejar nada a cambio de una deuda
inmensa.
Vinieron con el pretexto de instaurar el orden y acabar con laviolencia y desataron una
represin masiva, atroz e ilegal, acarreandoun drama tremendo para el pas, cavando un foso
de sangredeliberadamente, impulsado por algunos grupos privilegiados con eldesignio de
enfrentar definitivamente a las Fuerzas Armadas con elpueblo argentino a fin de entorpecer o
impedir la vialidad de cualquierfuturo gobierno popular.
Vinieron con el pretexto de imponer la paz e incitaron a la guerra,hasta que, usando las
aspiraciones ms legtimas y sentidas por todoslos argentinos, se embarcaron
irresponsablemente en el conflicto de lasMalvinas.
Nadie puede imaginar que sea responsable de estas tragedias la masade hombres y mujeres
argentinos que crean en Pern. Por el contrario,ellos, como la inmensa mayora de los
argentinos, han sido las vctimasde tales males.
Es una leccin amarga que los argentinos no podemos ni debemosolvidar porque, si no, las
desgracias volvern a repetirse. Detrs deesa leccin hay otra ms profunda que tampoco
deberemos olvidar. Lacrisis de autoridad que se vivi al morir Pern abri una disputa porel
poder en la que predominaron la prepotencia y la violencia. Pero conla prepotencia y la
violencia no hay gobierno posible para el puebloargentino: con ellas slo se benefician los
pequeos grupos que lasmanejan mientras casi todos los argentinos se perjudican. Peor an:
porese camino corremos el peligro de quedarnos sin pas.
Los argentinos, casi todos los argentinos, tenemos en nuestra bocael amargo regusto de
trabajar en vano, de arar en el mar porqueperidicamente asistimos a la destruccin de
nuestros esfuerzos.
Y todo esto ocurre porque el poder que se puede obtener con laviolencia y la prepotencia slo
sirve para lo que ellas sirvan, esdecir para destruir. Es poco o nada lo que se puede construir
con laviolencia y la prepotencia. Y as es como est nuestra desgraciadaNacin.
La crisis de autoridad slo ser resuelta restableciendo laautoridad, es decir la capacidad para
conciliar, la aptitud paraconvencer y no para vencer.
Proponerse convencer slo tiene sentido si estamos dispuestostambin a que otros nos
puedan convencer a nosotros, si aseguramos lalibertad y la tolerancia entre los argentinos.
Proclamamos estas ideasno slo porque nos parecen mejores, sino y sobre todo porque
sabemosque constituyen el nico mtodo para que los argentinos nos pongamos aconstruir de
una vez por todas nuestro futuro. Esto es, simplemente, lademocracia.
Hay quienes creen, por tener demasiado metida dentro de s mismosla prepotencia, o por
soar con soluciones mgicas e inmediatas, queser tolerantes es ser dbiles. Se confunden
por completo. Para sertolerantes y para hacer imperar la tolerancia se requiere mucho
msfirmeza que para ser prepotentes.
En primer lugar, se necesita firmeza consigo mismo para no caer enla tentacin de abusar del
propio poder. Cunto mejor estaramos hoys en las Fuerzas Armadas hubiera existido el
buen criterio, elcorrecto criterio de usar las armas que el pueblo les entreg paradefenderlo
eficientemente contra las Fuerzas Armadas de otros pases yno para ocupar el gobierno de la
repblica!
Pero tambin se requiere mucha firmeza para impedir, de una vez portodas, que vuelvan a
triunfar los profetas de la prepotencia y de laviolencia. Despus de las desgracias que
sufrimos, el pueblo argentinoentero habr de impedirlo. Nunca ms permitiremos que un
pequeo grupode iluminados, con o sin uniforme, pretenda erigirse en salvadores dela patria,
mandndonos y pretendiendo que obedezcamos sin chistar.Porque sabemos que slo
podremos levantarnos de estas ruinas que nosoprimen mediante el esfuerzo libre y voluntario
de todos, mediante eltrabajo oscuro y cotidiano de cada uno. Ningn obstculo
serinsuperable frente a la voluntad inmensa de un pueblo que se pone atrabajar si cerramos
definitivamente el camino a la prepotencia y laviolencia y la destruccin con las que nos
amenazan.
Estas ideas constituyen nuestra primera propuesta bsica: que seaclaro el mtodo con el que
vamos a construir nuestro propio futuro, elmtodo de la libertad y de la democracia.
Nuestra segunda propuesta fundamental, adems del mtodo con el queactuaremos, seala
el punto de partida del camino que nos propondremosrecorrer: el de la justicia social.
Es innecesario reiterar la gravedad de la situacin actual delpas, la peor de toda su historia.
Pero s es un deber de todosentender que hay quienes sufren ms que otros. Nuestro punto
departida, que sabemos compartido por la inmensa mayora de losargentinos, apela a un
formidable esfuerzo de solidaridad y fraternidadcon los que estn ms desamparados, con los
que ms necesitan entretodos los que necesitan. Vamos a construir el futuro de la Argentina
ycomenzaremos por construirlo ya mismo para quienes menos tienen.
Es por eso que yo hice un solo juramento: no habr ms nios conhambre entre los nios de
la Argentina. Esos nios que sufren hambreson los ms desamparados entre los
desamparados y su condicin nosmarca con un estigma que debe avergonzarnos como
hombres y comoargentinos.
Por eso, cuando nos proponemos privilegiar el mejoramiento de lascondiciones de vida de los
sectores ms postergados, estamosproponiendo rescatar, lo ms rpidamente posible, la
mayor fuente denuestra riqueza, el mayor capital de nuestra patria: es la voluntad determinar
con la inaccin a que fueron condenados millones de hombres ymujeres para que sumen su
esfuerzo a los otros millones de hombres ymujeres que estn trabajando. Es la voluntad de
conseguir cuanto antesuna mayor igualdad, para que todos los argentinos puedan tener
igualesoportunidades de desplegar su esfuerzo creador y contribuir con l albienestar de
todos. Es voluntad de terminar con los que estninjustamente relegados porque la sociedad
no les ofrece ni les permitelo que debe ofrecerles y permitirles en la Argentina justa y
generosaque vamos a construir. Es la voluntad de acabar con la falta de techo ycomida, de
educacin y de salud, que castiga a tantos compatriotas yque nos priva a todos de la
contribucin que podran dar a la nacin.Es la voluntad de terminar con la discriminacin
ejercida contranuestras mujeres argentinas por la subsistencia de costumbresretrgradas.
Sobre esa voluntad nuestro gobierno actuar con toda la energa yla firmeza que el pueblo
est esperando para que nunca ms los pequeosgrupos de privilegiados de adentro ni los
grandes intereses de afueraquiebren las instituciones y sometan a la Nacin.
Y ah no habr ninguna antinomia, porque es falso que las haya,como son falsas las
acusaciones que imprudentemente algunos lanzaron.
Sabemos que, como argentinos, son innumerables quienes aprendieronque detrs de las
palabras grandilocuentes con las que se incita a losgolpes est, ahora ms que nunca, la
avidez de unos pocos privilegiadosdispuestos a arruinar al pas y grandes intereses
extranjerosdispuestos a someterlo.
Una nacin es una voluntad viviente y, al igual que los hombres, setempla con las desgracias.
Las desgracias que sufrimos nos han templadoy ese temple es indispensable para sobrellevar
las dificultades quedeberemos superar.
Tenemos el inmenso privilegio, entre los pases del mundo, dedisponer de un territorio extenso
y lleno de posibilidades que esperanser explotadas. Frente a un pueblo que despliegue con
vigor sucapacidad de trabajo y vaya construyendo piedra sobre piedra su futuro,impidiendo
que nadie, nunca ms, venga a destruir lo que vaya haciendo,no hay dificultad que no pueda
superarse. ste es nuestro propsito,sa es la voluntad en que nos empearemos todos los
argentinos, seser nuestro gobierno.
Y el smbolo que coronar nuestros esfuerzos, que expresar mejorque ningn otro la
autoridad, la paz, la tolerancia, la continuidad deltrabajo fructfero de la Nacin, lo veremos
dentro de seis aos, cuandoentreguemos las instituciones intactas, la banda y el bastn
dePresidente a quien el pueblo argentino haya elegido libre y voluntariamente.