El documento describe el cuarto de guerra del creyente como un lugar privado para la oración donde los creyentes libran batallas espirituales, reciben instrucción diaria de Dios, confiesan pecados, desarrollan una relación cercana con Dios y dejan sus cargas. El cuarto de guerra es crucial para la vida espiritual y la comunión con Dios, por lo que los creyentes deben encontrar un lugar privado para la oración diaria.
100%(2)100% encontró este documento útil (2 votos)
698 vistas7 páginas
El documento describe el cuarto de guerra del creyente como un lugar privado para la oración donde los creyentes libran batallas espirituales, reciben instrucción diaria de Dios, confiesan pecados, desarrollan una relación cercana con Dios y dejan sus cargas. El cuarto de guerra es crucial para la vida espiritual y la comunión con Dios, por lo que los creyentes deben encontrar un lugar privado para la oración diaria.
El documento describe el cuarto de guerra del creyente como un lugar privado para la oración donde los creyentes libran batallas espirituales, reciben instrucción diaria de Dios, confiesan pecados, desarrollan una relación cercana con Dios y dejan sus cargas. El cuarto de guerra es crucial para la vida espiritual y la comunión con Dios, por lo que los creyentes deben encontrar un lugar privado para la oración diaria.
El documento describe el cuarto de guerra del creyente como un lugar privado para la oración donde los creyentes libran batallas espirituales, reciben instrucción diaria de Dios, confiesan pecados, desarrollan una relación cercana con Dios y dejan sus cargas. El cuarto de guerra es crucial para la vida espiritual y la comunión con Dios, por lo que los creyentes deben encontrar un lugar privado para la oración diaria.
Descargue como DOCX, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7
El Cuarto de Guerra del Creyente
PREDICA: CHARLES STANLEY 13071
Mientras estamos en el cuarto de guerra de oracin, libraremos nuestras
batallas de rodillas. Podemos venir ante su presencia confiados y seguros de que nuestro Padre celestial conoce nuestras necesidades y escucha cada una de nuestras peticiones.
Joven cristiano orando a Dios en su cuarto de oracion
Qu debemos hacer con las cargas, las pruebas y las dificultades?
Aunque muchos tratan de llevarlas sobre s, Jess nos muestra lo que debemos hacer en uno de los pasajes del Sermn del Monte. Nos dice que debemos ir a nuestro aposento, cerrar la puerta y orar a nuestro Padre celestial. Todos debemos aprender a compartir con el Seor aquello que nos preocupa. Y en ocasiones, ese aposento viene a ser nuestro cuarto de guerra mientras batallamos con el pecado, los conflictos, las decisiones y las dificultades, hasta que nos rendimos en obediencia a nuestro Dios.
De acuerdo a Efesios 6.10-12, los creyentes enfrentan una batalla, no
contra otras personas, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas y contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Se nos dice que debemos ponernos la armadura de Dios, pues las batallas espirituales demandan su proteccin.
La armadura de Dios (Ef 6.14-18)
El yelmo de la salvacin protege nuestros pensamientos.
La coraza de justicia guarda nuestras emociones.
El cinturn de la verdad nos permite andar en la luz.
Nuestros pies deben estar calzados con el apresto del evangelio de la paz.
Debemos llevar con nosotros la espada del Espritu, que es la Palabra
de Dios.
Necesitamos del escudo de la fe para cubrirnos de los ataques del
maligno.
Finalmente, debemos orar en todo momento.
Satans es nuestro enemigo. Sabemos que es un asesino, un mentiroso,
un engaador y un destructor. Pero como creyentes en Cristo, no tenemos que convertirnos en sus vctimas. Dios nos ha dado la clave para vivir agradndole y honrndole. Y la oracin es esa clave.
Mientras estamos en el cuarto de guerra (ver pelcula Cuarto de
Guerra) de oracin, libraremos nuestras batallas de rodillas. Podemos venir ante su presencia confiados y seguros de que nuestro Padre celestial conoce nuestras necesidades y escucha cada una de nuestras peticiones.
Jess nos habl de un lugar de oracin.
El lugar que Jess usaba para orar no era siempre el mismo, pues viajaba mucho. Pero sabemos que la oracin siempre tuvo prioridad en su vida, y tambin debe tenerla en la nuestra.
Es un lugar privado. Jess dice que debemos entrar en nuestro aposento
y cerrar la puerta (Mt 6.6). Si en verdad deseamos encontrar un lugar apropiado para hablar a solas con Dios, l nos lo dar. Puede que esto requiera algunos ajustes en nuestra vida, pero podemos estar convencidos de que el Seor desea que pasemos tiempo a solas para que podamos desarrollar una comunin ntima con l.
Es un lugar santo. Si solemos tener un encuentro con Dios cada da en el
mismo lugar, podemos decir que ese lugar es santo, pues ha sido apartado para adorar al Seor y poner ante su presencia nuestras preocupaciones. Ser fcil tener comunin con l, pues eso es lo que estaremos acostumbrados a hacer en ese lugar.
Todo lo que alcancemos en nuestra vida, vendr como resultado de la
relacin personal que tenemos con Dios y del tiempo que pasemos con l en oracin. Es al confiar en el Seor, que podemos ver la manera en la que obra en la vida de sus hijos.
Es donde libramos nuestras batallas. Cada vez que enfrentemos
situaciones difciles o conflictos con otras personas, debemos traerlos ante la presencia de nuestro Padre celestial y permitir que sea l quien libre nuestras batallas. Necesitamos su gua, ayuda y sabidura para responder adecuadamente en todo momento.
Habr ocasiones en las que nadie ms podr ayudarnos, pero el Seor
siempre estar a nuestro lado para consolarnos, fortalecernos y exhortarnos. Es al humillarnos ante su presencia y al clamar por su ayuda, que nos sostiene en medio de las tentaciones y las pruebas de esta vida.
Es donde recibimos instrucciones para cada da. No sabemos lo que
suceder cada da, pero Dios s lo sabe. Si comenzamos cada da en nuestro cuarto de guerra, nos rendimos a su voluntad y le pedimos que gue nuestros pasos, el Seor avanzar con nosotros para acompaarnos, guiarnos y protegernos.
Nuestro Padre celestial promete dirigir nuestros pasos si confiamos en l
con todo nuestro corazn y si le reconocemos en cada uno de nuestros caminos, en vez de depender de nuestro propio entendimiento (Pr 3.5, 6).
La Biblia nos instruye para cada situacin que enfrentaremos en la vida.
Pero si optamos por no escuchar al Seor, no podremos conocer su plan de batalla y perderemos ese enfrentamiento. No podremos vivir agradndole si mantenemos nuestra Biblia cerrada.
Es donde confesamos nuestros pecados. Cuando abrimos su Palabra
con un corazn sincero ante su presencia, tenemos la oportunidad de confesar nuestros pecados y de pedirle que nos muestre aquello que hemos hecho fuera de su voluntad. Mientras oramos, debemos darle tiempo a Dios para que hable a nuestro corazn.
En ocasiones usa pasajes de la Biblia para exhortarnos, dirigirnos y
mostrarnos lo que hemos hecho mal. Tambin nos habla por medio de su Espritu Santo. Y hasta puede llegar a usar las pruebas y las dificultades para captar nuestra atencin. Es donde desarrollamos una relacin cercana con Dios. Si estamos demasiados ocupados para pasar tiempo a solas con el Seor, no podremos crecer en la comunin que nos ha permitido tener con l. Dios nos ama y desea que dediquemos tiempo para conocerle. Hay momentos en los que oramos junto a otras personas, pero es cuando estamos a solas que crecemos ms en sus caminos y abrimos nuestro corazn ante su presencia. Esta es la actividad ms importante en la vida del cristiano, pues nos permite tener comunin con nuestro Salvador.
Es donde dejamos nuestras cargas. Dios se encarga de llevar nuestras
cargas y preocupaciones, y perdona nuestros pecados si se los confesamos.
Es donde lloramos nuestras pruebas y pesares. Cuando vamos a
nuestro cuarto de oracin y clamamos al Seor, l nos escucha, comprende y sana nuestro roto corazn.
Es donde perdonamos a otros. El Seor no solo perdona nuestros
pecados, sino que tambin nos ayuda a perdonar a los que nos han herido.
Es donde somos fortalecidos. Es en ese lugar santo que tenemos la
oportunidad de expresar todo lo relacionado con nuestra vida. Y al derramar nuestro corazn en oracin, somos fortalecidos por el Seor.
REFLEXIN
A qu lugar ira para orar en privado? Si ya tiene un lugar especfico para
esto, de qu manera vino a ser su lugar santo? Y si no lo ha encontrado an, qu debe hacer para encontrarlo? Puede afirmar que un tiempo diario de oracin ha venido a ser parte de su estilo de vida? De ser as, qu beneficios ha recibido de esa prctica, y cmo ha fortalecido esto su relacin con Cristo? Qu es lo que le impide separar un tiempo diario para estar a solas con el Seor? Qu debe hacer para vencer esos obstculos?