Las Ánforas Dressel 20 y Su Sistema Epigráfico.

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LAS NFORAS DRESSEL 20 Y SU SISTEMA EPIGRFICO.

JOS REMESAL RODRGUEZ


Universidad de Barcelona*

La epigrafa de las nforas olearias bticas (Dressel 20) presenta unas caractersticas que la
convierten en el punto de referencia para los estudios sobre la epigrafa de otros tipos anfricos, al
tiempo que hace patente su especificidad1 .

Las peculiaridades que facilitan el estudio de la epigrafa de las nforas olearias bticas son tres:
- Conocemos, relativamente bien, el rea de produccin de estas nforas.
- Se conserva el monte Testaccio en Roma, un vertedero en el que, segn los clculos modernos, se
conservan los restos de alrededor de veinticinco millones de nforas, de las que ms del 85% proce-
den de la Btica. Aqu, adems de los sellos se conservan los tituli picti de nuestras nforas. Los
tituli picti de las Dressel 20 tienen, adems, la peculiaridad de comportar la datacin consular a
partir de mediados del siglo II dC.
- Son las nforas ms frecuentemente selladas en todo el imperio romano y sus sellos se difundieron
ampliamente por toda la parte occidental del mismo y, menos frecuentemente, en la parte oriental.

Las caractersticas sealadas de la investigacin sobre las Dressel 20 nos permiten estudiar,
al mismo tiempo, y en esto creo hemos superado a nuestros antecesores, tanto el rea de produccin,

*
Trabajo realizado dentro del proyecto DGICYT BHA. 2000-0731.
1
La bibliografa sobre nuestro tipo anfrico es muy abundante. Sobre los problemas aqu tratados remito a mis trabajos ms
recientes sobre estos aspectos y a la bibliografa que se recoge en ellos: J. Remesal Rodrguez, Oleum baeticum. Considera-
ciones y propuestas para su estudio. Congreso Internacional Ex Baetica Amphorae I. cija 2000, 373-392 y mi contribucin
al Congreso Internacional de Epigrafa Griega y Latina. Barcelona 2002, en prensa. La produccin cientfica de nuestro
grupo puede consultarse en la pgina web http://ceipac.ub.edu, donde se encuentra on-line parte de nuestras publicaciones.

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como las de recepcin del producto, centradas tanto en el Testaccio como en el resto del imperio
romano, creo que esta visin de conjunto es necesaria para comprender la totalidad del problema.

Nuestro punto de partida son los trabajos de H. Dressel y G. Bonsor, a los que hay que sumar
los de M.H. Callender, M. Ponsich y E. Rodrguez Almeida, as como los trabajos de economa de la
Hispania Romana de J.M Blzquez2 . Y la puesta a punto que significaron los dos congresos sobre el
Aceite en la antigedad3 .

Como deca Rostovzeff: Para mi la arqueologa no es una fuente ilustrativa de los textos
escritos, sino una fuente histrica independiente y no menos importante y vlida, incluso muchas
veces mas importante que la informacin escrita. Debemos, poco a poco, aprender a escribir historia
con la ayuda de la arqueologa4. Pero es difcil trabajar con fuentes arqueolgicas cuando queremos
elevarlas a la categora de datos histricos. Aunque nuestras nforas y su epigrafa pueden convertirse
en un fsil director para otros estudios de epigrafa anfricas, es preciso conocer, continuamente, los
lmites de nuestra investigacin:

Sabemos que nunca conoceremos el lugar de produccin de todos los sellos. No slo porque
no se haya excavado todava, en extensin, una alfarera en la Btica; no slo porque las caractersticas
de una prospeccin no nos permitan conocer los materiales que yacen a varios metros de profundidad;
sino tambin, porque sabemos que el Guadalquivir y el Genil, sobre todo el primero en su parte baja,
han modificado de tal manera su cauce que, en la actualidad, a veces discurren alejados de lo que
fueron sus mrgenes en poca romana, a veces, han destruido sus antiguas mrgenes, lo que ha hecho
desaparecer los yacimientos que estuviesen en su antigua orilla, mas tarde erosionada. Sabemos que
nunca llegaremos a reunir todos los sellos producidos y distribuidos durante el imperio romano y que
nuestros corpora sern un plido reflejo de lo que existi. Nuestras estadsticas deben ser entendidas
siempre como un punto de partida, hemos de estar siempre dispuesto a reexaminar nuestros datos.

Sabemos que el Testaccio es un ingente archivo, que cada ao nos da sorpresas y nuevos
datos, que gracias a ellos podremos establecer series cronolgicas de documentos y personajes, pero
los mtodos de excavacin que impone el propio monte Testaccio limitan, en muchos aspectos, nues-
tros conocimientos.

Por otra parte, es de sobras sabido, que cuanto menor documentacin tenemos sobre un tema,
mas simplistas son nuestras explicaciones. Sobre las nforas Dressel 20 y su epigrafa es tal el cmulo
de informacin atesorada en los ltimos aos, que podemos decir, que nuestro conocimiento est en
continua ebullicin.

Dos son hoy da los grandes riesgos de quienes se acercan a estos documentos: Hay quienes,
sin conocer profundamente el tema, plantean problemas en gran medida absurdos y dan por nuevas
cuestiones ya debatidas desde hace aos5 . El otro gran riesgo es el de aquellos que, descubriendo de
2
Los trabajos sobre economa de la Hispania romana del prof. Blzquez han sido recogidos en: J.M Blzquez Martnez,
Economa de la Hispania romana. Bilbao 1978. Idem, Historia econmica de la Hispania romana. Madrid 1978.
3
J.M Blzquez Martnez (Ed.), Produccin y comercio del aceite en la antigedad. Primer Congreso Internacional.
Madrid 1978. Madrid 1980. J.M Blzquez Martnez, J. Remesal Rodrguez (Eds.), Produccin y comercio del aceite en la
antigedad. Segundo Congreso Internacional Sevilla 1982. Madrid 1983.
4
M. Rostovzeff, Iranians and Greeks in South Russia. 1922, VIII. J. Remesal Rodrguez, Instrumentum domesticum e
storia economica: le anfore Dressel 20. Opus 11, 1992, 105-113.
5
Como sucede en U. Ehmig, Zonenrandgebiete und Grenzgnger. Eine methodische Revisin zur Zonengliederung der
lamphoren-Tpferein in der Baetica. Germania 77, 1999, 679-704 , tema sobre el que vuelve en su comunicacin en este
mismo volumen, quien critica la agrupacin en zonas de produccin que han hecho otros autores, sin comprender cuales

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golpe el valor que nuestra epigrafa tiene para la historia social y econmica, quieren realizar grandes
deducciones inmediatas, que relacionen nuestra epigrafa con personajes conocidos 6.

Si bien a finales del siglo XIX ya Dressel y Bonsor haban puesto las bases para el estudio de
las nforas Dressel 20 y, en general las bases de la anforologa, no fue hasta el ltimo tercio del siglo
XX cuando los estudios anfricos alcanzaron relevancia. An hoy, gracias a las circunstancias antes
reseadas, siguen siendo las nforas Dressel 20 las mejor conocidas.

Desde nuestro punto de vista, el estudio de las nforas tiene slo sentido si va dirigido a
conocer mejor la estructura social y econmica del lugar donde se produjeron y de los lugares en
donde los productos en ellas contenidos fueron consumidos. Ciertamente, antes de llegar a estas
cuestiones es preciso delimitar otros aspectos, como la identificacin formal de los tipos anfricos y,
hoy da, la de sus caracterizaciones mineralgicas. Estos aspectos pueden estudiarse incluso sin cono-
cer los lugares de produccin de un determinado tipo anfrico. Pero conocer los lugares de produc-
cin de un tipo anfrico es, naturalmente, el punto de partida para una investigacin histrica.

Creo que es preciso partir de la idea de que cada tipo anfrico tiene su propia historia. Antes
de llegar a consideraciones generales es preciso conocer lo especfico de cada uno de ellos: su mo-
mento cronlogico, el tipo de producto que contena, el valor econmico y social de dicho producto,
el papel de la zona productora dentro del imperio romano y el papel que el estado romano pudo jugar
en la distribucin del producto. Por lo que respecta a la epigrafa anfrica es preciso entender tambin
que cada regin productora tuvo sus peculiaridades, y que es preciso entender primero el sistema de
cada regin. Ciertamente, nuestras nforas se produjeron dentro de un determinado mundo social, el
mundo romano, que comportaba una serie de imposiciones comunes a todos los espacios de su impe-
rio, en nuestro caso, por ejemplo, las condiciones generales de trabajo, sometidas al juego de la
locatio-conductio, o del trabajo esclavo.

eran los puntos de vista que llevaron a cada uno de los autores por ella citados a proponerlas. Por otra parte, esta autora no
ha entendido que la Btica era un territorio romano, cuyo espacio estaba organizado en municipios y que por tanto, como
propongo, las zonas de produccin hay que organizarlas en torno a una ciudad y su territorio, ese es el criterio por el que
hablo de regin de Canama(Municipium flavium canamense) o de Arva (Municipium flavium arvense), incluso cuando
defino una zona por su topnimo moderno s cual es la antigua ciudad a la que suponemos que perteneci.
6
He criticado en otros lugares este lamentable vicio que incita a muchos, dado los bellos resultados obtenidos a practicar
esta forma adivinatoria. Por ejemplo, en la excelente monografa sobre Adriano de A. R. Birley, (A. R. Birley, Hadrian.
The restless Emperor. London, New York 1997, 24) hay uno de estos bellos hallazgos: Birley, findose de la informacin
que le da A. Caballos, convierte a la Figlina Virginensis en una propiedad de la familia de Adriano. En el mismo prrafo
empieza suponiendo que Adriano visitara esta finca y termina aseverando que la visit. Habla de unos alfareros a los que
pudo encontrar Adriano, sin embargo estos personajes estn bien datados en 179-180 dC. (sobre la figlina virginensis y su
organizacin vase: J. Remesal Rodrguez, Reflejos econmicos y sociales en la produccin de nforas olearias bticas, en:
J.M Blzquez Martnez (Ed.) Produccin y comercio del aceite en la antigedad. Primer Congreso Internacional. Madrid
1978. Madrid 1980, 131-153, en part. 136-140). La autoridad de A. Birley, indiscutible en otros campos, llevar a algunos
a hacer afirmaciones an mas desmedidas en esta direccin. Con posterioridad, A. Caballos Rufino, Los recursos econmi-
cos de los notables de la Btica, en: M. Navarro Caballero, S. Demougin, lites hispaniques (Ausonius 6) Bordeaux 2001,
69-87, en p. 75 modifica su criterio sobre los sellos PAH, sin indicar donde se gener la discusin sobre el tema (vase J.
Remesal Rodrguez, Mummius Secundinus. El Kalendarium Vegetianum y las confiscaciones de Severo en la Btica, Gerion
14, 1994, 195-221). Vase en este sentido el aberrante trabajo, por falta de criterios a lo hora de abordar el significado de los
sellos, de E. Tobalina Ora, Bases econmicas y relaciones sociales de un clan hispano: los Stertinii, en C. Castillo, J. F.
Rodrguez Neila, F. J. Navarro (eds.), Sociedad y economa en el occidente romano, Pamplona 2003, 91-109. En repetidas
ocasiones he criticado la obra de J. Jaques, Un exemple de concentration foncire en Btique daprs le tmoignage des
timbres amphoriques dune famille clarissime. MEFRA. 102, 1990, 865-899. Quien convierte a todos los sellos de nomen
F() en F(abii), olvidando que hay otros muchos nomina cuya inicial es F(), por ejemplo el nomen Fulvium, bien
atestiguado en la Btica, conocido tambin entre los sellos de Arva (ltimamente en: J. Remesal Rodrguez, Politik und
Landwirtschaft im Imperium Romanum am Beispiel der Baetica, en P. Hertz, G. Waldherr (Hrsg), Landwirtschaft im Imperium
romanum (Pharos 16), St. Katharinen 2001, 235-255.

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Volvamos pues a nuestro tipo anfrico, para analizar el estado actual de la cuestin y la
contribucin del grupo CEIPAC (Centro para el Estudio de la Interdependencia Provincial en al An-
tigedad Clsica) a dicho estudio:

EL REA DE PRODUCCIN DE LAS NFORAS OLEARIAS BTICAS.

Fue mrito de Bonsor el haber descubierto para la ciencia las alfareras productoras de nforas
olearias bticas, cuando en 1885 realiz una visita a las ruinas de Arva (Alcolea del Ro, Sevilla)7. La
prospeccin de las orillas del Guadalquivir que realiz junto con Clark-Maxwell fueron publicadas
por ste8 y recogidas por Hbner en Ephemerides Epigraphicae IX. De este modo, pronto se puso a
disposicin de la ciencia europea una documentacin que tard muchos aos en ser aprovechada9.

Bonsor consider que los sellos de las nforas que encontraba correspondan a los nombres
de los alfareros. Pero, pensando que los alfareros eran personajes de condicin servil, que reciban los
nombres de sus patronos, compar los nombres que aparecan en los sellos con los nombres de los
personajes que se hallaban en la epigrafa monumental.

No se ocup Bonsor de cuestiones tipolgicas. Nuestras nforas deben su nombre -Dressel


20- a que con ese nmero la incluy H. Dressel en su tabla tipolgica del CIL. XV, 2. En realidad la
tabla tipolgica de Dressel no era mas que una forma de referir el conjunto de nforas que haba
encontrado en sus excavaciones de los castra pretoria en Roma10 , as pues su tabla tena slo un valor
ad exemplum, sin que tampoco Dressel se ocupase de aspectos evolutivos de los tipos anfricos que
haba descrito11 .

Hoy da conocemos bien la evolucin tipolgico-cronolgica de las llamadas Dressel 20: en


poca augustea son tipolgicamente prximas a sus predecesoras, las nforas brindisinas. En poca
de Claudio ya han adquirido su caracterstico perfil globular, que mantendr hasta su desaparicin a
mediados del siglo III d.C. Su evolucin consiste en un continuo acortamiento del cuello, y, en conse-
cuencia, de las asas, y en la aproximacin a una capacidad estandar, en torno a las 216 libras romanas,
unos 70 litros.(Figs. 1-2)12.

Nuestras excavaciones en el Testaccio, donde encontramos perfiles de labios asociados a


sellos y stos datados gracias a los tituli picti, estn permitiendo la puesta a punto de un nuevo mtodo

7
G. Bonsor, Marcas de alfares romanos. Memorias de la Sociedad Arqueolgica de Carmona 1888, 56-62. Idem, Los
pueblos antiguos del Guadalquivir y las alfareras romanas. RABM. 1901, 837-857. Idem, The Archaeological Expedition
along the Guadalquivir (1889-1901) New York 1931. Sobre Bonsor vase, J. Maier, Jorge Bonsor (1855-1950). Un acad-
mico correspondiente de la Real Academia de la Historia y la arqueologa espaola. Madrid 1999.
8
W.C. Clark-Maxwell, The Roman Towns in the Valley of Baetis between Cordoba and Sevilla. AJ. 1899, 345-305.
9
La nica muestra de un intento por integrar la documentacin del Testaccio con la Btica es un trabajo de E. Hbner,
Nuevas fuentes para la geografa antigua de Espaa. BRAH. 1899, 465-506.
10
H. Dressel, Di un grande deposito de anfore rinvenuto nel nuovo quartiere del castro pretorio. BCom 1879, 36-112 y 143-196.
11
Por cuanto hoy conozco, el primer intento por establecer una evolucin cronolgica de las nforas a travs de los perfiles
de los labios fue el de F. Pelichet, A propos des amphores trouves Nyon. Zeitschrift fr Schweizerische Archologie und
Kunstgeschichte 8, 1946, 189-202.
12
Sobre la tipologa de las nforas olearias bticas vase P. Berni Millet, Las nforas de aceite de la Btica y su presencia
en la Catalua romana. (Instrumenta 4) Barcelona 1998. El criterio evolutivo fue fijado por E. Rodrguez Almeida, Bolli
anforari di monte Testaccio, BCom. 84, 1974-75 (1977), 199-248. y difundido gracias a mis trabajos J. Remesal Rodrguez,
La annoma militaris y la exportacin de aceite btico a Germania. Madrid 1986, que fueron seguidos por S. Martin-
Kilcher, Die rmischen Amphoren aus Augst und Kaiseraugst.1. Augst 1987, donde, hasta el presente, se ofrece la mayor
cantidad de ejemplos sobre la evolucin tipolgica de nuestras nforas.

130
0 5

0 5
cm

Escala nfora
1,5:10

: XCI= 91 librae

: L. ANTONI EPAPHRODITI
cha

: num iii ani


ris ccx
...
ia
acc aeliae ce(tu
(ep ae s)
i

it) lian
g p (ae
rim ) lv
us

0 5
cm
iii

: CCXIIII= 214 librae

Procedencia inscripciones: q: D(atae) E(mptoris) (omine)


a, b, g y d: Saint-Gervais 3 (Fos-Sur-Mer) ca. 138-139 d.C.; Iuli Lucan[i ...]
tincaresi[... s(extariorum) h(eminae)]
q: CIL XV 4496. HXLV[...]

Figura 1.- Dressel 20 de poca antoniniana ca. 110-190 dC.

131
Tejarillo

s. IV

Dr.
Augusto- Claudio- flavio-trajanea antoniniana s. III
10 Valeriano/
23 c
Dr.

Dr. 23a

mitad s. V d.C.
Dr. 2
3b
Dr. 20 parva

Dr.
23 d

132
Figura 2.- Evolucin tipolgica de las nforas Dressel 20.
para establecer la relacin entre perfiles de los labios y sello. Partimos de la idea de que cada alfarero,
cada mano, tiene unas caractersticas particulares. As pues, estamos intentando descubrir manos y
ver su relacin con las diversas variantes de los sellos. Si cada mano usa una matriz distinta de un
mismo sello, significara que cada alfarero sella las nforas que l produce, si por el contrario, diver-
sas manos usan una misma matriz, significara que el encargado de sellar las nfora es otro individuo,
distinto del que las hace. Por otra parte, podremos afinar mucho mejor la cronologa evolutiva general
y de cada uno de los centros productores en particular13 .

Las Dressel 20, por las caractersticas que ya hemos sealado, permiten tambin el desarrollo
de tcnicas de investigacin arqueomtrica en mejores condiciones que otros tipos anfricos, aunque
las caractersticas geolgicas de la zona productora plantean algunos problemas por ser una regin
aluvial. De todos modos, el conjunto de informacin arqueolgica e histrica de que disponemos
ayuda a plantear muchas cuestiones nuevas a quienes se ocupan de estas tcnicas14 .

Fue Michel Ponsich quien, a finales de la dcada de 1960, inici una prospeccin general del
valle del Guadalquivir, hallando nuevas alfareras y nuevos sellos, su estudio tena como finalidad el
conocer la ocupacin romana del valle del Guadalquivir y no slo el estudio de las alfareras roma-
nas15 . Su estudio confirm que las alfareras productoras de nforas olearias se localizan en el trin-
gulo formado por las colonias romanas de Corduba (Crdoba), Astigi (cija) e Hispalis (Sevilla),
ubicadas en las orillas de los ros Guadalquivir y Genil (Fig. 3), por lo que el aceite debi ser trado en
odres hasta las orillas de estos ros y envasado en las figlinae, que actuaron tambin como lugar de
control de los embarques. Que las alfareras, generalmente, no estn vinculadas a una villa 16 .

13
Vanse los trabajos de S. Morreta, Considerazioni su varianti morfologiche e modalit di produzione delle Dressel 20
rinvenute sul monte Testaccio (Roma), en: J.M Blzquez Martnez y J. Remesal Rodrguez (Eds.), Estudios sobre el Monte
Testaccio (Roma) I. (Instrumenta 6) Barcelona 1999, 275-344; A. Aguilera Martn, La cronologa de las nforas Dressel 20
a partir del anlisis discriminante, Ibidem, 345-364. S. Morreta, Tipologia anforaria ed epigrafia: nuovi dati dalle Dressel 20
del monte Testaccio (Roma), en: J.M Blzquez Martnez y J. Remesal Rodrguez (Eds.), Estudios sobre el Monte Testaccio
(Roma) III. (Instrumenta 14) Barcelona 2003, 509-566. Un primer intento de sistematizacin de los estudios morfolgicos
fue el congreso de Roma de 1974: Mthodes classiques et mthodes formelles dans ltude des amphores. Roma 1977.
14
Nuestras investigaciones dieron origen a una serie de reuniones sobre arqueometra, que han continuado independiente-
mente. F. Burragato, O. Grubessi, L. Lazzarini, (Eds.) 1st. European workshop on archaelogical ceramic (10-12 Ott.1991)
Roma 1994. (Vanse los artculos de J. Remesal Rodrguez, Problemtica della provenienza e diffusione delle anfore nel
Mediterraneo antico, pp. 37-42. F. Burragato, L. Lazzarini, P. Di Russo, Caratterizzazione chimico-fisica delle anfore nord-
africane del monte Testaccio: nota preliminare, pp. 143-154. O. Grubessi, L. Lazzarini, Progetto Testaccio, Roma, uno
studio archeometrico delle anfore Dressel 20, pp. 229-249). La segunda de estas reuniones se celebr en Barcelona del 18 al
21 de noviembre de 1993: M. Vendrell-Sanz et alii, Studis sobre cermica antiga (Studies on Ancient Ceramics). Barcelona
1995 (Vanse los artculos de: J. Remesal Rodrguez, Epigrafa y arqueometra: el programa Testaccio, pp. 109-113. F.
Burragato, P.L. Di Russo, O. Grubessi, Le anfore africane di monte Testaccio (Roma): considerazioni sulla composizione.
Nota II, pp. 115-118; P. Berni Millet, A. Aguilera Martn, La base de datos Testaccio, pp. 119-122. C. Carreras Monfort,
Aplicaciones de sistemas geogrficos de informacin en el estudio de la distribucin de nforas, pp. 151-154). Gran parte de
la investigacin arqueomtrica en torna al Testaccio ha sido recogida en J.M Blzquez Martnez y J. Remesal Rodrguez
(Eds.), Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) I. (Instrumenta 6) Barcelona 1999 (Vanse los captulos de S. Morreta,
pp. 275-344. A. Aguilera Martn, pp. 345-364. O. Grubessi, pp. 365-424. F. Burragato, P.L. Di Russo, O. Grubessi, pp. 425-
443. M. Di Filippo, O. Grubessi, B. Toro, pp. 445-452. M. Martini, E. Sibilia, G. Spinolo, O. Grubessi, L. Marelli, pp. 453-
462. N. Genova, S. Meloni, M. Oddone, pp. 463-472. L. Conti, F. Burragato, O. Grubessi, pp. 473-512. O. Grubessi, L.
Conti, pp. 513-542). M.C. Gonzlez Vlchez, M. Gonzlez Rodrguez, Y. Aitlahsen, Anlisis arqueomtrico del material
epigrfico procedente de la Catria, en: J.M Blzquez Martnez y J. Remesal Rodrguez (Eds.), Estudios sobre el Monte
Testaccio (Roma) II. (Instrumenta 10) Barcelona 2001, 401-419. Vase tambin S. Martin-Kilcher, S Schupbach, W.B.
Stern, J. Balli, Keramikanalysen an rmischen lamphoren aus Augst, Kaiseraugst, Avenches und Lausanne-Vidy.
Naturwissenschaftliche und archologische Aspekte. Jahrb. Schweiz. Ges. Ur- und Frhgesch. 68, 1985, 173-203.
15
M. Ponsich, Implantation rurale antique sur le Bas-Guadalquivir I. Paris 1974; II Madrid 1979; III Madrid 1987; IV
Madrid 1991. Idem, Aceite de oliva y salazones de pescado. Factores geo-econmicos de Betica y Tingitania. Madrid 1988.
16
En el caso de los municipios flavios de Canama, Arva y Celti existieron grandes complejos alfareros a las puertas de estas
ciudades. En la actualidad slo se conserva bien el complejo alfarero de Arva. J. Remesal Rodrguez, V. Revilla Calvo, C.

133
134
Figura 3.- Alfares del Guadalquivir.
En 1964 las labores agrcolas pusieron al descubierto el gran centro alfarero de la Catria
(Lora del Ro. Sevilla). Siendo muy joven, tuve la oportunidad de recoger el material hallado en este
lugar, unos quinientos sellos, que fueron el inicio de mis estudios17 . En 1985 public G. Chic su
corpus de sellos en nforas olearias, en l da a conocer algunos materiales nuevos, pero, fundamental-
mente, reproduce los sellos editados por Bonsor y Ponsich, redibujandolos, (y, por tanto, falseando la
informacin dada por estos autores),18 . En 1981 excav en los hornos de El Tejarillo (Alcolea del Ro,
Sevilla)19 , se hallaron, por primera vez, nforas Dressel 23 y otros tipos (Tejarillo I, II y III), que
demostraban el cambio de contenedor olecola btico a partir de mediados del s. III dC.20

Tambin en 1981 repet las prospecciones de M. Ponsich en las alfareras de las orillas del
Guadalquivir y el Genil y, naturalmente, encontr nuevos sellos que l no haba encontrado. Tanto
Ponsich como los dems slo habamos prestado atencin en nuestras prospecciones al material sella-
do. Los descubrimientos de 1981 en el Tejarillo me llevaron a prestar atencin a estos otros tipos
anfricos, lo que me permiti comprobar que en la mayora de los centros productores de nforas
Dressel 20 se continu la producin a partir de mediados del s. III dC., pero con dos nuevas caracte-
rsticas: se rompe la uniformidad tipolgica, que haba sido lo peculiar de las Dressel 20, ahora cada
alfarera muestra sus peculiaridades, y se reduce notablemente el volumen de las nforas olearias21.

Estos hallazgos ponan de manifiesto la falsedad de una idea largamente enraizada: la del fin
del comercio btico. Se defenda que el final cronolgico del monte Testacio, entorno a mediados del
s. III dC., representaba el fin de las exportaciones bticas, no es as, como ahora demuestran estos
nuevos tipos anfricos y como ya defend en mi primer trabajo22 , lo que si es cierto es que se produ-
cen grandes cambios que an no estamos en condiciones de delimitar.

La primera cuestin es qu significan los sellos sobre nforas Dressel 20? De la respuesta
que demos depender el desarrollo de nuestra investigacin. Una primera aproximacin demuestra
que nuestros sellos tienen formas epigrficas muy variadas. La primera gran aportacin de Dressel, al
estudiar los materiales del Testaccio, fue comprender que muchos de ellos representaban unos tria
nomina de forma mas o menos explcita, a veces casi desarrollando por completo estos tria nomina,
a veces indicndolos slo con las tres iniciales de cada uno de los nombres. A estos tria nomina se
aaden otros muchos elementos. Le existencia de sellos tria nominales significa que los personajes
que estn en ellos representados son individuos de condicin social libre.

Carreras Monfort y P. Berni Millet, Arva: prospecciones en un centro productor de nforas Dressel 20 (Alcolea del Ro,
Sevilla). Pyrenae 28, 1997, 151-178.
17
J. Remesal Rodrguez, Economa olecola btica. Nuevas formas de anlisis. AespA. 50-51, 1977-78, 87-142. (edicin
alemana con addenda en: Saalburg-Jahrbuch 38, 1982, 30-71).
18
G. Chic Garca, Epigrafia anfrica de la Btica I. Las marcas impresas en el barro sobre nforas olearias. cija 1985,
recientemente ha publicado un nuevo libro: G. Chic Garca, Datos para un estudio socioeconmico de la Btica. Marcas de
alfar sobre nforas olearias .cija 2001. Una obra que ofrece una larga lista de sellos al estilo Callender, pero que, en mi
opinin, est, metodolgicamente, muy atrasada.
19
M. Ponsich, Implantation ruraleI, 145 n 54.
20
J. Remesal Rodrguez, Transformaciones en la exportacin de aceite btico a mediados del siglo III d.C. , en: J.M
Blzquez Martnez y J. Remesal Rodrguez, (Eds.) Produccin y Comercio del aceite en la Antigedad. Segundo Congreso
Internacional. Sevilla 1982. Madrid 1983, 115-131. Idem, El aceite btico durante el Bajo Imperio, en: A. Gonzlez Blanco,
F.J. Fernndez Nieto, J. Remesal Rodrguez (Eds.), Arte, Sociedad, economa y religin durante el Bajo Imperio y la
antigedad Tarda. Homenaje al Porf. D. Jos M Blzquez Martnez. (Antigedad y Cristianismo 8) 1991, 355-361.
21
Vase nota anterior. Sobre la pervivencia de estos nuevos tipos anfricos vase: P. Berni Millet, Las nforas de aceite..
J.A. Remol Vallverd, Las nforas tardo-antiguas en Tarraco (Hispania Tarraconensis). (Instrumenta 7) Barcelona 2000.
22
J. Remesal Rodrguez, La economa olecola btica, 119-120.

135
Aceptado el sistema nominal aplicado por Dressel el problema estriba en explicar a quienes
representan los sellos que contienen unos tria nomina. He defendido a lo largo de estos aos, que los
sellos tria nominales representan al dueo del producto envasado, naturalmente en el momento del
envasado. Es esta una definicin bastante ambigua. Ambigua porque he querido dejar patente que la
realidad social que puede ocultar es muy compleja, desde el individuo que posee olivares, molinos y
alfareras y comercializa su propio aceite, hasta el individuo que envasa y comercializa aceite envasa-
do en nforas, producidos tanto el aceite como las nforas, por otros23 . La contraposicin a esta idea
est en quienes defienden, siguiendo a Dressel, que los sellos tria nominales representan al dueo de
la alfarera24 . Pero en las nforas Dressel 20 no slo existen sellos tria nominales, a veces aparecen
menciones de figlinae, de fundi, de figuli, de numerales y otras indicaciones que an no entendemos.
A veces estos elementos aparecen mezclados en un mismo sello.

Callender, al realizar su corpus de sellos en nforas opt por ordenar los sellos alfabticamente,
olvidando el sistema nominal de Dressel, ello impidi ver las relaciones entre sellos de un mismo
nomen. El sistema alfabtico de ordenacin fue defendido a ultranza por B. Liou y otros colegas
franceses25 . Finalmente el grupo de la Universidad de Aix-en-Provence ha aceptado nuestra defensa
del sistema nominal26 .

El conocimiento de las alfareras bticas me permiti aadir un concepto nuevo: el de Fami-


lias de sellos. El haber estudiado los sellos agrupados por sus centros de fabricacin, aplicando el
sistema nominal, permiti, por una parte, relacionar sellos de diversos personajes, por otra, permiti
comparar los diversos sistemas de sellado de cada uno de los centros productores27 .

Espero haber demostrado la necesidad de estudiar los sellos segn su lugar de produccin,
pues as podemos entender partes de un sello que, de otro modo, resulta prcticamente imposible de
interpretar o, al menos, muy arriesgado. Es necesario estudiar los sellos no slo por su lugar de
produccin, sino tambin por su cronologa, pues los sistemas de gestin de una alfarera pueden
cambiar con el tiempo. Al mismo tiempo, un sistema de gestin puede producirse en diversos centros
productores en diversos momentos28 .

23
J. Remesal, Baetican olive oil and the roman economy, en: S. Keay (ed.) The Archaeology of Early Roman Baetica.
J.R.A., Supp. Series 29, 1998, 183-199.
24
H. Dressel, Ricerche sul monte Testaccio, Annali dellinstituto di correspondenza Archeologica, 1878, 118-192, en part.
131; F. Mayet, Les figlinae dans les marques damphores Dressel 20 de Btique, REA 88, 1986, 285-305; B. Liou et A.
Tchernia, La interprtation des inscriptions sur les amphores Dressel 20. Epigrafia della produzione e della distribuzione.
Actes de la VIIeme. Rencontre franco-italienne sur lepigraphie du monde romain. Roma 1994, 133-156. Dressel no tuvo
conocimiento de los lugares de produccin en la Btica. Nuestros colegas franceses han hecho sus propuestas sin estudiar
detenidamente, nunca, el conjunto de los sellos de una misma alfarera.
25
G. Amar, B. Liou, Les estampilles sur amphores du Golfe de Fos. Archaeonautica 4, 1984, 148 nota 14 y mi respuesta en:
J. Remesal Rodrguez, Oleum baeticum. Consideraciones y propuestas para su estudio.Congreso Internacional. Ex Baetica
amphorae I. cija 2000, 373-392.
26
M.-B. Carre, V. Gaggadis-Robin, A. Hesnard, A. Tchernia, Recuil de timbres sur amphores romaines (1987-1988)Aix-en-
Provence 1995, 10-11.
27
J. Remesal Rodrguez, Economa olecola btica. Nuevas formas de anlisis. AespA. 1977-78, 87-142 (hay una edicin
alemana de este trabajo, con unos addenda en Saalburg-Jahrbuch 38, 1982, 30-71). Idem, Reflejos econmicos y sociales
en la produccin de nforas olearias bticas, en: J.M Blzquez Martnez (Ed.) Produccin y comercio del aceite en la
antigedad. Primer Congreso Internacional. Madrid 1978. Madrid 1980, 131-153. Idem, Tres nuevos centros productores
de nforas Dr. 20 y 23. Los sellos de L. Fabius Cilo. Ariadna 6, 1989, 119-153. Idem, Mummius Secundinus. El Kalendarium
vegetianum y las confiscaciones de Severo en la Btica. Gerin 14, 1996, 195-221.
28
J. Remesal Rodrguez, Die Erforschung der Werkstte in Lichte der reproduzierten Inschriften. Specimina Nova 7, 1991,
157-176. Vase tambin un planteamiento general en D. Manacorda et alii,. Gezeichnetes Instrumentum und Sozial- und
Wirtschaftgeschichte. Sepecimina Nova 7, 1991, 7-36. D. Manacorda, Apunti sulla bollatura in et romana, en W. V. Harris
(ed.), The inscribed economy, JRA suppl. 6, 1993, 38-54.

136
Esta condicin supone el conocimiento de la organizacin productiva de las figlinae. Al tema
he dedicado varios trabajos y creado un modelo terico nacido del anlisis que he hecho de cada
figlina individualmente y del conocimiento de las formas de organizacin del trabajo en el imperio
romano29 . Los recientes hallazgos en Malpica, donde, en mi opinin, se encontr una cohors en la
que residan los obreros, que fue abandonada ordenadamente dejando las puestas cerradas y tapiadas,
plantea la cuestin de la existencia de cuadrillas itinerantes de alfareros. La existencia de cuadrillas
de obreros itinerantes ayuda a entender la uniformidad de la evolucin tipolgica de las Dressel 2030 .

Normalmente, un sello slo aparece en una figlina. Cuando aparecen en mas de una figlinae
stas suelen estar prximas. En raras ocasiones aparecen en figlinae distanciadas. A veces un sello,
hallado abundantemente en un lugar, aparece como ejemplar nico en otro lugar ro abajo, por lo que
su presencia puede que se deba a un hecho fortuito, o no. Naturalmente, los sellos hallados en un
centro urbano, proceden de diversas alfareras y, por tanto, no hay que considerar a stos centros
urbanos como lugares de produccin de un sello, como sera el caso de los sellos hallados en
Itlica.

Por otra parte, hay que tener presente que nuestros sellos, cuando contienen slo tres letras,
pueden reflejar casos de homonimia, ya sea entre personajes de una misma familia o coincidencia de
iniciales de nombres diversos. La homonimia puede ser frecuente entre padres e hijos, por ello, la
datacin de algunos sellos con las mismas iniciales puede ser muy amplia, valga como ejemplo el
sello MIM, Tchernia lo databa en poca flavia por hallarse en Pompeya31 , mientras que yo lo databa
en poca antoniniana por criterios tipolgicos y por la posicin de su hallazgo en el Testaccio32 .
Finalmente, creo que ambos llevamos razn, bajo las iniciales MIM se esconden, al menos, dos
individuos de dos generaciones distintas, sin que podamos decir si son parientes, padre e hijo, por
ejemplo, o si se trata slo de una coincidencia de iniciales de miembros de familias distintas. Adems
el sello MIM ha sido producido en la Catria33 y en Las nimas34 , lugares distantes. Ser preciso
llegar a distinguir las diferencias formales entre las matrices de la Catria y las de las nimas y afinar
la cronologa de la produccin de estos dos grupos de sellos. En el caso del grupo MIM producido en
la Catria, tal vez tengamos reflejados a dos individuos, pues conocemos ejemplares a los que al sello
MIM se ha aadido otro con las letras OPSI, pareciendo indicar el desarrollo de un cognomen distinto
al del primitivo MIM, tendramos pues un individuo M. I(---) M(---) y otro M. I(---) MOPSI.

Otra cuestin es la de la comprensin de la mecnica del sellado. Porqu se sellaba y en qu


proporcin es una pregunta que no podemos responder. Slo podemos asegurar que las nforas olearias
bticas empiezan a ser selladas abundantemente a partir de la poca de Tiberio, que a mediados del
siglo II d.C. se sellaba en menor proporcin que a principios del siglo III d.C.35 , que en poca julio-
claudia y en poca flavia aparecen sellos en los que se representa a un personaje unas veces con los
tria nomina y, a veces, stos mismos personajes estn representados por slo el cognomen36 , Que en

29
J. Remesal Rodrguez, reflejos econmicos y sociales. Idem, Die Erforschung der Werkstte, vase como contrapun-
to F. Mayet, Les figlinae dans les marques damphores Dressel 20 de Btique. REA 88, 1986, 285-305.
30
La excavacin, an indita, fue realizada por R. Lopera Delgado, a quien agradezco la informacin, una pequea noticia
del hallazgo a cargo de J.I. Cano Montero en Museo Municipal de Palma del Ro. Crdoba 2000, 68-74. J. Remesal
Rodrguez, Oleum baeticum..
31
A. Tchernia,Amphores et marques damphores de Btique Pompei et Stabies. MEFRA 76, 1964, 4129-449.
32
J. Remesal Rodrguez, Economa olecola btica.
33
J. Remesal Rodrguez, ibidem.
34
G. Chic Garca, Epigrafa anfrica de la Btica I. cija 1985, 39. M. Ponsich, Implantation rurale antiqueIV, 67 n 44.
35
Extremo confirmado en nuestras excavaciones en el Testaccio.
36
Observese el caso del sello tria nominal de C.Semproni Polycliti y su variante con slo el cognomen: Polycliti, aparecidos
en el pecio de Port-Vendres II. D. Colls et alii, Lpave Port-Vendres II et le commerce de la Betique l poque de Claude.
Archaeonautica I. 1977.

137
poca flavio-trajanea conocemos nforas que portan dos sellos, uno con unos tria nomina, el otro un
cognomen37 , este hecho es mas frecuente en la primera mitad del siglo III dC., en esta poca algunas
nforas llegan a portar tres sellos38 .

Los sellos en nforas Dressel 20 son, generalmente de lectura directa y de letras en relieve, lo
que supone una matriz incisa y de lectura retro. En menor proporcin existen sellos de lectura retro y
letras incisas. Las matrices que conservamos lo son en barro39 , aunque podemos afirmar que algunas,
por la impronta dejada, debieron de ser en bronce40 . De algunos sellos conocemos un gran nmero de
matrices diversas, halladas tanto en la Btica como en los lugares de consumo, como el caso del sello
PNN41 . De otros sellos conocemos muchas variantes diversas en la Btica, pero pocas en las zonas de
recepcin del producto, como el caso del sello CEFP42 , o el caso de los sellos de C. MARI SILVANI43
y en otros casos a la inversa, conocemos los sellos en la zona de recepcin, pero son desconocidos en
la Btica.

Considero matriz diversa a todos aquellos sellos que se diferencian por cualquier elemento:
medidas del cartucho, relieve de las letras, incisas o excisas, direccin de la escritura, forma, direc-
cin y tamao de las letras, elementos de puntuacin o decoracin etc. En definitiva todo elemento
que nos permita decir que una impronta es distinta de otra44 . Recientemente se ha hallado una matriz
del sello QAEO[--- en la Catria (Lm.I)45 , lugar donde habamos encontrado numerosas variantes de
este sello46 . La matriz hallada no se corresponde con ninguno de los sellos hasta ahora encontrados en
La Catria.

0 2 cm.

Lmina I.- Matriz hallada en La Catria (Lora del Ro, Sevilla).

37
Vase el caso del grupo del sello C. Mari Silvani y los cognomina asociados a este sello, producidos en El Temple. M.
Ponsich, Implantation rurale antiqaueII, 182 n 72
38
J. Remesal Rodrguez, Die Stempel auf Amphoren des typs Dressel 20 aus Worms. Archologisches Korrespondenzblatt
19, 1989, 351-360.
39
La primera matriz conocida fue hallada por Bonsor en Arva: G. Bonsor,The archaeological Expedition,31 1Lm. XXIII
. Una reproduccin fotogrfica de esta matriz en M. Ponsich, Implantation rurale antique.I, 349 Lm. LIII.
40
Sobre la mecnica del sellado vase J. Remesal Rodrguez, economa olecola.97-99.
41
Conocemos gran nmero de variantes de este sello en Arva y El Tejarillo M. Ponsich, Implantation rurale antiqueI,
155, n 64 y 145 n 54. Abundantes en el Testaccio CIL XV 3041 y en nuestras exvacaciones. M.H. Callender, Roman
Amphorae n. 1358.
42
El sello procede de la Catria, J. Remesal Rodrguez, Economa olecolan 23.
43
Este sello procede de el Temple, Ponsich hall variantes que an son desconocidas fuera de la zona de produccin M.
Ponsich, Implantatin rurale antique II, 182 n 72
44
Sobre un intento de crear mtodos para diferencias las diversas matrices de un sello vase el trabajo de S. Pallequi,I
mortaria di produzione centro-italica. Corpus dei bolli. Roma 2002.
45
El hallazgo se debe a D. Antonio Garca Olivares, a quien agradezco el que me haya permitido estudiarla.
46
J. Remesal Rodrguez, Economa olecola btican 9.

138
La matriz hallada es de arcilla, tiene letras incisas y la direccin de la escritura es de derecha
a izquierda, lo que produce un sello con letras en relieve y de lectura de izquierda a derecha. La
profundidad de la incisin de las letras vara: la Q tiene 1,5 mm, el diptongo AE 0,8 mm., la O 1mm.
Es un paraleppedo, fragmentado a izquierda, que conserva una longitud de 41,3 mm. una anchura de
13,3 mm. y un grosor de 6,5 mm. A este paraleppedo se le sobrepone otro en la parte trasera, que
constituy el asidero de la matriz, no sabemos si este asidero era slo un aro o una superficie horada-
da, la anchura conservada es de 9,3 mm. y la altura mxima conservada de 10 mm. lo que supone una
altura mxima conservada de la matriz de 17,6 mm. El eje de simetra permite proponer que la longi-
tud completa de la matriz fue de 52 mm. Lo conservado del aro, permite proponer una altura total de
34mm.

He experimentado, esta vez a sellar con esta matriz, contando con la ayuda e informacin de
Antonio Monge, alfarero de Lora del Ro (Sevilla). La primera constatacin es que para sellar es
preciso que la arcilla est relativamente seca, si se sella sobre arcilla hmeda, sobre un vaso recin
hecho, la capa superior de la arcilla se pega a la matriz, de modo que la superficie de lo sellado queda
como rugosa (ciertamente he visto muchos sellos romanos que tienen esta caracterstica, es decir, que
las nforas fueron selladas cuando an estaba la arcilla muy freca). En funcin del grado de sequedad
de la arcilla, es preciso presionar mas o menos para obtener una buena impresin del sello. La primera
constatacin es que el relieve de las letras no es un criterio fiable, ni relevante, al describir un sello.
Basta una ojeada a nuestra Lmina II para comprender este fenmeno. Nuestra muestra ha sido reali-
zada sobre una superficie plana, sobre una superficie curva, como la de nuestras nforas, el problema
se multiplica.

La impronta de una matriz puede ofrecer a nuestra vista, por tanto, diversos aspectos, por ello
es necesario atender a criterios bien definibles, entre los que puede estar la anchura de la impronta, no
la longitud, que puede estar alterada por la curva del asa, segn la dimensin del sello. Criterios
fcilmente distinguibles son la tipologa y disposicin de las letras o smbolos dentro del sello, en
caso de dudas creo que el criterio mas fiable es medir las distancias entre las bases de las letras.

EL MONTE TESTACCIO.

El Testaccio (Roma), un vertedero para los antiguos romanos, es hoy, para nosotros, el mejor
archivo sobre historia econmica del mundo romano, con la peculiaridad de que todos los datos all
almacenados se refieren a un solo producto, el aceite, procedente, casi en su totalidad, de una sola
provincia, la Btica. Los trabajos de Dressel en Castro pretorio y en el Testaccio pusieron las bases de
la anforologa moderna. Dressel descifr el sistema epigrfico de las nforas Dressel 20 y asegur
que la inmensa mayora del material del Testaccio eran nforas olearias bticas 47 . Se debe a E. Rodrguez
Almeida la llamada de atencin, en nuestros tiempos, sobre el monte Testaccio, dio a conocer unos
nuevos tituli picti de Septimio Severo y sus hijos y propuso una teora sobre la formacin del monte48 .

47
H. Dressel, Ricerche sul monte Testaccio, Annali dellInstituto di Correspondenza Archeologica. 1878, 118-192. Idem,
Scavi sul monte Testaccio. BCAR. 1892, 48-53. Idem, Eine Amphora aus Spanien mit lateinischen Inschriften. BJh. 95,
1894, 66-79. Idem, CIL. XV,2. Berolini 1898.
48
Cuyas obras mas significativas son: E. Rodrguez Almeida, Il monte Testaccio. Storia, ambiente, materiali. Roma 1984.
Idem, Los tituli picti de las nforas olearias de la Btica I. Madrid 1989. Su hiptesis sobre la constitucin del Testaccio, a
l se debe la idea de que el Testaccio estaba formado por dos plataformas, ha quedado superada por los resultados de la
excavacin.

139
Lmina II.- Diversas improntas realizadas con la matriz hallada en La Catria.

140
El monte Testaccio (Fig. 4; Lms. III y IV) tiene un permetro de casi un kilmetro y una
altura, sobre el nivel actual del terreno de unos 35 mts. Clculos recientes permiten asegurar que an
se conservan en l los restos de unos 25 millones de nforas y sabemos que ha perdido una parte
considerable de material, tanto en el costado oriental como en el occidental, su lmite norte, sin
embargo, parece haberse conservado en su lnea original, aunque aqu tambin ha perdido parte de su
material debido a la construccin de las bodegas, que an hoy existen. Nuestras excavaciones han
demostrado que el monte se form, al menos, con la constitucin de tres plataformas, que tuvieron un
perfil escalonado, cada escaln, algo retranqueado con relacin al preexistente estaba limitado por un
muro de nforas Dressel 20, a las que se les haba roto la base para rellenarlas de fragmentos de otras
nforas, as cumplan mejor su funcin de sostn de las descargas realizadas detrs de ellas, las
nforas de cada hilera estaban retranqueadas en relacin a la preexistente (Figura 4). La primera
plataforma se form desde los inicios del Testaccio hasta el 149 d.C., momento en que la plataforma
superior era de reducido tamao. Despus se empezaron a rellenar los escalones que se haban ido
formando y mas tarde se constituy otra plataforma en el lado occidental, iniciada con posterioridad
a 161 dC., que se colmat hacia el 224 dC. Al menos hasta el 230 dC. se fueron colmatando los
escalones de esta segunda plataforma. Posteriormente se estableci otra plataforma, al costado Este
de la primera, en la actualidad muy destruida, donde se depositaron materiales, al menos hasta 257
dC., la fecha mas reciente conocida en el Testaccio.

Nuestras excavaciones en el Testaccio se iniciaron en 1989 bajo la direccin del Prof. J.M
Blzquez Martnez, con una doble finalidad: conocer mejor la estructura del monte y el orden de los
depsitos (el Testaccio podra ser comparado a un archivo cuyo ordenacin interna no conocemos) y
el atesorar nuevos datos sobre la exportacin del aceite btico. La ominosa cuestin de los estudios
del mundo antiguo es la falta de documentos seriados. El Testaccio resuelve, para el estudio de la
produccin y comercio del aceite btico, esta cuestin. El hecho de que sus documentos cuenten con
la datacin consular escrita sobre ellos, permite construir series de documentos49.

Nuestras excavaciones han permitido, pues, conocer mejor la constitucin y evolucin de las
descargas en el monte50 , es decir, ahora conocemos mejor el archivo y su disposicin, lo que nos
permite ir seleccionando los lugares de excavacin, para ir completando series documentales. Natu-
ralmente nos ha ofrecido una cantidad ingente de materiales, que constituyen la nueva base para
estudiar la economa romana, para conocer la organizacin del comercio, su evolucin administrativa
y la intervencin del estado romano en dicho comercio.

Los resultados de la excavacin, conforme aumentan nuestros datos, permitirn, esperamos,


incluso poder datar las diversas variantes de un sello, as como la vida de los mismos. Pero hay que
saber que cuando, por ejemplo, decimos que un sello se fecha en 149 y 161 d.C. no significa que estos
sean los aos en los que se produjo, ni que el 149 d.C. signifique el ao de inicio de su produccin ni
el 161 d.C. su ltimo ao, slo que est atestiguado en esos aos.

49
J.M Blzquez Martnez, J. Remesal Rodrguez, E. Rodrguez Almeida, Excavaciones arqueolgicas en el monte Testaccio
(Roma). Madrid 1994. J-M Blzquez Martnez, J. Remesal Rodrguez (Eds.), Studios sobre el monte Testacio (Roma), I.
Barcelona 1999; II. Barcelona 2001; III. Barcelona 2003. A. Aguilera Martn, El monte Testaccio y la llanura subaventina.
Topografa extra portam trigeminam. Roma 2002.
50
J. Remesal Rodrguez, Los sellos en nforas Dr. 20. Nuevas aportaciones del Testaccio. Epigrafia della produzione e
della distribuzione. VIIe rencontre franco-italienne sur lpigraphie du monde romain. Roma 1994, 93-110. Vase tambin
lo escrito sobre la formacin del monte en los diversos volmenes sobre nuestras excavacines y en el libro de A. Aguilera
ya citado.

141
Figura 4.- El Monte Testaccio. Hiptesis sobre las plataformas que lo constituyen.

142
Slo conocemos la piel del Testaccio51 y nuestras excavaciones slo permitirn conocerla
mejor, pero no podremos acceder a los niveles profundos del ncleo del monte. El Testaccio, como un
tell, nos permite acceder a la informacin visible en sus laderas, pero su ncleo difcilmente podr
ser excavado. En el Testaccio no existe tierra, slo material arqueolgico, de modo que un metro
cbito de excavacin representa un metro cbito de material arqueolgico. De ah que nuestros son-
deos tengan que ser muy limitados (excavamos unos 12 metros cbicos por campaa y se obtienen
alrededor de 1.500 documentos epigrficos). Hemos conseguido completar mucha documentacin
con relacin a los trabajos de Dressel, hasta ahora, hemos conseguido aumentar nuestros conocimien-
tos sobre la poca troto y tardo antoniniana, as como reunir mucha informacin sobre la primera
mitad del s.III d.C., en futuras campaas intentaremos localizar materiales anteriores a 145 d.C.

Un error, bastante extendido entre quienes hacer referencia al material Testaccio y su signifi-
cacin consiste en afirmar que en torno a 149 d.C. se produce el floruit de las exportaciones bticas.
Es falso, La abundancia del material de esa poca se debe a que el sondeo mas extenso de Dressel, su
sondeo C, lo realiz en un sector en el que aparecen los materiales de esos aos. Otro error, repetido
continuamente en la bibliografa es el considerar que las exportaciones de aceite btico terminan con
el fin del Testaccio a mediados del s. III d.C.52 .

El clculo de la proporcin entre aceite btico y africano est siempre condicionado por lo
limitado de nuestros sectores de excavacin y por las formas en que se deposit el material africano,
hoy da calculamos que su presencia no supera el 15%, aunque parece mas abundante en el siglo III
d.C. que a mediados del siglo II d.C. Vanse los trabajos de V. Revilla en los volmenes, Estudios
sobre el Monte Testaccio.

Pero lo particular del monte Testaccio es la existencia de los tituli picti, rara vez hallados en
tierra, mas frecuentes en las excavaciones submarinas. No todas las nforas se sellaban, pero todas
deban portar su titulus. Dressel supo leer y descifrar los tituli del Testaccio y los sistematiz en cinco
categoras sealadas por las letras griegas a, b, g, d y e. Mas tarde Rodrguez Almeida identific una
sexta categora, q53 (Fig. 1). En a aparece una cantidad, prxima a 90 libras (unos 30 kilos), que viene
siendo interpretada como la indicacin de la tara del nfora. En g otra cantidad, prxima a 216 libras
romanas (unos 70 kilos), que se corresponde con el peso del aceite contenido en el nfora. En e otra
cantidad, que viene siendo interpretada como indicaciones de almacenaje. En q indicaciones de ex-
traccin de parte del contenido del nfora. Los tituli b son particularmente interesantes para el estudio
de los personajes vinculados al comercio del aceite, pues representan los tria nomina de uno o varios
personajes relacionados con la comercializacin del producto. Algunos de los personajes, que apare-
cen en estos tituli picti b, son conocidos a travs de la epigrafa monumental y definidos como
navicularii, mercatores, negotiatores y diffusores olearios. Aunque la existencia de estos trmino,
coetneamente, demuestra que, en la antigedad, cada una de estas funciones tena algo caractersti-
co, nosotros no estamos en condiciones de definir cuando un individuo de los que aparece en b

51
Adems de la bibliografia ya citada, vase P. Berni Millet, La piel del Testaccio: un estudio sobre la primera prospeccin
sistemtica de Dressel, en: J.M Blazquez Martnez y J. Remesal Rodrguez (Eds.), Estudios sobre el monte Testaccio I
(Instrumenta 6) 1999, 205-273.
52
J. Remesal Rodrguez, Economa olecola btica.120. Idem, La annona militaris y la exportacin de aceite btico a
Germania. Madrid 1986, 109-112. Estos errores continan repitindose hoy da, vase C. Rico, Mercatores, Negotiatores et
diffusores olearii et le commerce de lhuile de Btique destination de Rome aux Ier et IIe sicles de notre re, REA 105,
2003, 413-433, en particular 425-426, 431.
53
E. Rodrguez Almeida, Novedades de epigrafa anforaria del Monte Testaccio, en: Recherches sur les amphores romaines.
Roma 1972, 106-240.

143
desempea una u otra funcin54 . Slo podemos definir con seguridad la funcin de los navicularii,
son los que transportan productos por cuenta de otros y, a cambio, reciben el pago de las vecturae55.

El estudio de estos tituli b permite establecer listas de personajes vinculados al comercio,


permite establecer grupos familiares dedicados a esta actividad y, gracias a su comparacin con la
epigrafa monumental, podemos, en algunos casos, llegar a conocer mejor todo el entramado social
en torno a estos personajes o grupos de personajes56.

Los tituli d son, sin duda, los mas interesantes. Se trata de un control, precedido de una R
barrada, un nombre de ciudad de la Btica, de nuevo la cantidad anotada en el titulus g, a veces un
topnimo, nombres al nominativo y al genitivo, algunas otras anotaciones, como la indicacin de
arca y, desde mediados del siglo II dC., la datacin consular. Pero hoy da no se ha llegado a un
acuerdo sobre su significado. Algunos elementos son incuestionables: la datacin consular, la presen-
cia de la cantidad g. El significado de la R barrada, R(ecognitum) para Dressel (CIL. XV,2),
R(ecensitum) para Rodrguez Almeida57 .

En mi opinin, los tituli d son un formulario y como tal deben ser tratados58 . Entre los nom-
bres de ciudades que aparecen en los tituli d, los mas frecuentes son los Hispalis, Corduba y Astigi.
Estos lugares haban sido vistos como lugares de embarque de las nforas59 . He defendido, y pare-
ce que hoy todos lo aceptan, que esas ciudades, cabezas de tres de los conventus iuridici de la Btica,
no son el lugar de embarque, sino la indicacin del distrito fiscal al que perteneca el producto conte-
nido en el nfora60 .

Estos tituli picti d, hallados en el Testaccio, o en cualquier otro lugar del imperio, son docu-
mentos relativos a la Btica. Nuestro trabajo consiste en intentar reducir la informacin al lugar
preciso de donde proceden, para ello contamos con las indicaciones topogrficas que nos facilitan los
mismos tituli y, sobre todo, gracias a los sellos vinculados a estos tituli, en el caso de que conozcamos
su lugar de produccin. Los tituli d, no slo son una fuente para la toponimia y antroponimia btica,
son una fuente para conocer la evolucin de la administracin romana, sus textos evolucionan a la vez
que evoluciona sta, sus dataciones consulares nos permiten fijar la cronologa de este proceso y, al
mismo tiempo la de otros materiales, como los sellos, gracias a los cuales nuestro trabajo puede
ayudar a datar los estratos que muchos colegas europeas encuentran en sus excavaciones.

54
G. Garca Brosa, Mercatores y negotiatores: simples comerciantes? Pyrenae 30, 1999, 173-190. J. Remesal Rodrguez,
L. Marius Phoebus mercator olei hispani ex provincia Baetica. Consideraciones en torno a los trminos, mercator, negotiator
y diffusor olearius ex Baetica. En: G. Paci (Ed.) Epigraphai. Miscellanea epigrafica in onore di Lidio Gasperini. Roma
2000, 637-652, con la bibliografa anterior. R. tienne, F. Mayet, Les lites marchantes de la pninsule ibrique, en M.
Navarro Caballero, S. Demougin, lites hispaniques (Ausonius 6), Bordeaux 2001, 89-99.
55
J. Remesal Rodrguez, Sextus Iulius Possessor en la Btica. Anejos de Gerin III 1992, 281-295
56
Numerosos son los trabajos en los que se ha intentado vincular a estos personajes con otros del mismo nomen, como
sucede tambin con el estudio de los sellos. Si no queremos crear simples listas de homonimias, ser necesario ser muy
rigurosos y delimitar muy bien los lmites de nuestras posibilidades. J. Remesal Rodriguez, Promocin social en el mundo
romano a travs del comercio, en: F. Marco Simn, F. Pina Polo y J. Remesal Rodrguez (Eds.) Vivir en tierra extraa,
emigracin e integracin cultural en el mundo antiguo. Barcelona 2004, 125-136.
57
E. Rodrguez Almeida, , Novedades de epigrafa anforaria
58
J. Remesal Rodrguez, Recensin a Archaeonautica 1 en: ArchClass. 31, 1979, 379-389. Idem, lproduktion und lhandel
in der Baetica: ein Beispiel fr die Verbindung archologischer und historischer Forschung. Mnstersche Beitrge z.
antikenHandelgeschichte II/2, 1983, 91-111.
59
D. Colls et alii, Lpave Port-Vendres II et le commerce de la Btique lpoque de Claude. Archaeonautica 1, 1977.
60
J. Remesal Rodrguez, recensin a Archaeonautica 1.

144
El Testaccio es tambin la mejor fuente para conocer los grafitos ante cocturam. Estos grafitos,
que es difcil encontrar en las prospecciones arqueolgicas en la Btica, se encuentran abundante-
mente en el Testaccio. Sin duda tienen que ver con el mundo de la produccin de las nforas, de
momento trabajamos en la sistematizacin de esta informacin, algunos de cuyos resultados se han
presentado en nuestros volmenes sobre el Testaccio. Son abundantes, tambin en nuestras nforas,
los grafitos post cocturam, que hacer referencia al uso del nfora y su contenido en el lugar de recep-
cin, generalmente, contienen nombres personales y cantidades61 .

LA DISTRIBUCIN DE LA EPIGRAFA BTICA

El hecho de que las Dressel 20 estn frecuentemente selladas ha hecho que se le dediquen
multitud de trabajos. Un hito relevante es la obra de M.H. Callender, trabajo realizado poco despus
de la segunda guerra mundial62 . La aparicin de esta obra en la que se recoge gran cantidad de sellos
en nforas, sobre todo de Dressel 20, llam poderosamente la atencin sobre la epigrafa anfrica.
Como he sealado, el gran error de Callender, desde nuestro punto de vista, fue abandonar el sistema
nominal, desarrollado por Dressel, en la ordenacin de los sellos y el no haber entendido la cronolo-
ga de los depsitos del Testaccio. De entre los autores que se haban dedicado a la epigrafa anfrica
btica merece destacar la obra de E. Thvenot, quien haba entendido perfectamente a Dressel y
sealado la utilidad del estudio de la epigrafa anfrica63 , o el trabajo de B. Heukemes, quien parta de
la datacin ofrecida por el lugar del hallazgo64 .Los trabajos de E. Ettlinger fueron el primer intento de
mostrar una visin global de las importaciones de productos mediterrneos en las provincias centro
europeas del imperio romano65 Los trabajos de M. Ponsich, con el hallazgo de nuevos sellos y nuevos
centros de produccin, volvan a llamar la atencin sobre el tema.

Como he reiteradamente sealado, la abundancia de los sellos en Dressel 20 facilita grande-


mente el estudio sobre la distribucin y el consumo del aceite btico. Gracias al material Testaccio
podemos afinar la cronologa de estos intercambios. Gracias al conocimiento de los centros de pro-
duccin podemos determinar las relaciones entre distintos puntos del imperio y determinados lugares
de la Btica. Vuelvo a insistir en la dificultad de convertir a un objeto arqueolgico, que slo repre-
senta un aqu y un ahora, en un documento histrico, que nos ayude a interpretar la evolucin econ-
mica y social del imperio romano.

Ciertamente, los estudios anfricos no deben basarse slo sobre la epigrafa, pues es inexis-
tente o prcticamente inexistente en muchos tipos anfricos, as pues, si queremos reconstruir la
historia comercial romana, tendremos que recurrir a cualquier documento que haya llegado hasta
nosotros, sea epigrfico o no. Lo epigrfico es un valor aadido a un documento mudo, cuyo estu-
dio tiene unas caractersticas particulares.

61
Vase ltimamente J.H. van der Weff, The third and second lives of amphoras in Alphen Aan Den Rijn, The Netherlands,
Journal of Roman Pottery Studies 10, 2003, 109-116.
62
M.H. Callender, Las nforas del Sur de Espaa y sus sellos. Cuadernos de Historia Primitiva del Hombre 1948, 139-142.
Pero que no se public hasta bastante mas tarde, M.H. Callender, Roman Amphorae wiht Index of Stamps. Oxford 1965.
63
E. Thvenot, Limportation des produits espagnols chez les Eduens et les Lingons. RAE. 1950, 67-75. Idem, Una familia
de negociantes de aceite establecida en la Btica en el siglo II: los Aeli Optati. AespA. 1952, 225-231. Idem, les amphores de
provenance espagnole importes dans le dpartement du Cher. RACF. 11, 1964, 201-216.
64
B. Heukemes, Datacin de algunas marcas de nforas espaolas. AespA. 31, 1958, 197-198.
65
E. Ettlingen, Aspects of Amphora Typology seen from the Nort, en: Mthodes classiques et mthodes formelles dans
ltude des amphores, 1977, 9-16.

145
En 1979 inici el corpus de los sellos hallados en Alemania, donde pronto pude comprobar
que mas del 90% de los sellos hallados pertenecan a nuestras Dressel 2066 . Contrastado este hecho
con lo recogido en la obra de Callender, se demostraba que no era un caso aislado el de Germania,
sino que esta proporcin se mantena en toda la Europa occidental. Pero en Alemania, y en el resto de
Europa, la cantidad del material publicado representaba una parte nfima de lo conservado en sus
museos, eran necesario estimular, por una parte, la recogida y ordenacin del material ya dito, por
otra, la realizacin de nuevos estudios. Estos estudios pueden tener un carcter puramente epigrfico,
estudios hoy da slo posibles sobre las Dressel 20, o pueden centrarse en el estudio de todos los
materiales anfricos de un lugar determinado. Este segundo tipo de estudios permite entender todas
las relaciones econmicas establecidas entre una determinada ciudad, o territorio, y el resto del mun-
do romano67 .

El estudio de la epigrafa de las Dressel 20 ha contribuido a renovar muchos aspectos de la


historia social y econmica del imperio romano. La constatacin de que las nforas olearias son muy
frecuentes en regiones donde el aceite de oliva no formaba parte de la dieta tradicional nos llev a
plantear preguntas sobre la incidencia del abastecimiento militar en la introduccin del consumo del
aceite de oliva en dichas provincias, a preguntarnos por las relaciones entre la Btica y las provincias
limtrofes del imperio, entre la Btica y Roma, a preguntarnos sobre los sistemas de organizacin del
transporte y sus costos y, en ltima instancia, a plantear la concepcin del imperio romano como un
conjunto de interdependencias. No cabe duda de que la labor del CEIPAC (Centro para el Estudio de
la Interdependencia Provincial en la Antigedad Clsica) 68 ha contribuido en los ltimos aos a
mantener la discusin sobre estos temas, tanto a nivel histrico como arqueolgico69 .
66
J. Remesal Rodrguez, La annona militaris Idem, Die Stempel auf Amphoren des Typs Dressel 20 aus Worms.
Archologisches Korrespondenzblatt 19, 1989/4, 351-360. Idem, Heeresversorgung und die wirtschaftlichen Beziehungen
zwischen der Baetica uns Germanien. Stuttgart 1997. J. Remesal Rodrguez und E. Schallmayer, Rmische Amphoren aus
Baden-Wrttemberg. Fundberichte aus Baden-Wrttemberg 14, 1988, 395-432. J. Remesal Rodrguez und V. Revilla Cal-
vo, Weinamphoren aus Hispania Citerior und Gallia Narbonensis in Deutschland und Holland. Fundberichte aus Baden-
Wrttemberg 16, 1991, 389-439.
67
Vase, en este sentido el trabajo de S. Martin-Kilcher, Die rmischen Amphoren aus Augst und Kaiseraugst. I, Augst
1987; II 1994; III 1994, o el de J. Bauodoux, Les amphores du nord-est de la Gaule. Paris 1996. U. Emig, Die rmischen
Amphoren aus Mainz I-II, Frankfurter Archologische Schriften 4, Mhnesee 2003 y los trabajos de P. Berni, C. Carreras
Monfort. P.P.A. Funari, J.M. Remol Vallverd (vide infra). En la actualidad se estn estudiando las nforas de la Colonia
Ulpia Traiana Xanten por parte del grupo CEIPAC.
68
El grupo CEIPAC se fund en 1989 bajo mi direccin, coincidiendo con la concesin a un grupo espaol dirigido por el
Prof. Blzquez, de excavar en el monte Testaccio (Roma). Entre las obras mas significativas del grupo, adems de los
volmenes sobre el Testaccio cabra sealar: V. Revilla Calvo, Produccin cermica y economa rural en el Bajo Ebro en
poca romana. (Instrumenta 1) Barcelona 1993. C. Carreras Monfort, Una reconstruccin del comercio en cermicas: la
red de transportes en Britannia. (Cuadernos de arqueologa 7) Barcelona 1994. V. Revilla Calvo, Produccin cermica,
viticultura y propiedad rural en Hispania Tarraconensis (siglos I aC. III dC.) (Cuadernos de arqueologa 8) Barcelona
1995. J. Ramn Torres, Las nforas fenicio-pnicas del Mediterrneo central y occidental. (Instrumenta 2) Barcelona 1995.
P.P.A. Funari, Dressel 20 Inscriptions from Britain and the Consumption of Spanisch Olive Oil. BAR. Britisch Series 250.
Oxford 1996. Jos Remesal Rodrguez, Heeresversorgung und die wirtschaltlicen Beziehungen zwischen Baetica und
Germania. Stuttgart 1997. P. Berni Millet, Las nforas de aceite de la Btica y su presencia en la Catalua romana.
(Instrumenta 4) Barcelona 1998. C. Carreras Monfort y P.P. A. Funari, Britannia y el Mediterrneo. Estudios sobre el
abastecimiento de aceite btico y africano en Britannia. (Instrumenta 5) Barcelona 1998. J.A. Remol Valverd, Las nforas
tardo-antiguas en Tarraco (Hispania tarraconensis). (Instrumenta 7) Barcelona 2000. L. Lagstena Barrios, La produccin
de salsas y conservas de pescado en la Hispania romana. (Instrumenta 11) Barcelona 2001. A. Aguilera Martn, El monte
Testaccio y la llanura subaventina. Topografa extra portam Trigeminam. (EEHAR. Serie Arqueolgica 6) Roma 2002.
69
A nivel histrico los trabajos de los investigadores del CEIPAC han contribuido a una amplia discusin sobre la organi-
zacin del comercio y los abastecimientos tanto de Roma como del ejrcito. El estado actual de la discusin puede verse en:
L. Wierschowski, Die rmische Heeresversorgung im frhen Prinzipat, Mnstersche Beitrge z.antiken Handelsgeschichte
XX/2, 2000, 37-61 y mi respuesta, Heeresversorgung im frhen Prinzipat. Eine Art, die antike Wirtschaft zu verstehen,
Mnstersche Beitrge z.antiken Handelsgeschichte XXI/1, 2002, 69-84. A. Tchernia, Larrive de lhuile de Btique sur le
limes germanique: Wierschowski contre Remesal, en L. Rivet, M. Scigliano (coord.), Vivre, produire et changer: reflects
mditerranes. Mlanges offerts Bernard Liou, Montagnac 2002, 319-324, quien escribi sin conocer mi respuesta.

146
Pero la labor mas significativa del grupo CEIPAC ha sido la constitucin de una base de datos
sobre epigrafa anfrica70 . La base de datos, cuya plasmacin es fruto del trabajo de Piero Berni
Millet y, en menor medida, de Antonio Aguilera Martn y la contribucin de numerosos colaborado-
res, es hoy da la mayor base de datos sobre este tema. La informacin sobre los sellos, de los que en
nuestra base de recogen mas de 18.000, de los cuales unos 15.000 son sobre nforas Dressel 20, est
ya a disposicin pblica en internet. En estos momentos preparamos nuestra base de Datos sobre tituli
picti y sobre grafitos, para hacerla accesible via internet.

La arquitectura del sistema se base en LAMP (Linux, Apache, MySQL, PHP) y en un sofware
libre (open source).

La funcin de nuestra base de datos es doble: por una parte, recoger toda la informacin
conocida sobre epigrafa anfrica latina. Por otra, gracias a la red internet, pretende crear un sistema
de trabajo corporativo, en el que desde su lugar de trabajo puedan colaborar todos los investigadores
que lo deseen, lo que podramos definir como un laboratorio virtual para grupos de investigacin. Su
uso est previsto a tres niveles: visitantes, aquellos investigadores que en un momento dado precisen
de una informacin concreta sobre los materiales que encuentra. Colaboradores, que son aquellos
investigadores que colaboran desde sus lugares de trabajo en la ampliacin de la informacin conte-
nida en la base de datos. Supervisores, especialistas en un determinado tipo anfrico y su epigrafa
que controlan la calidad de la informacin vertida en la base.

Hemos generado documentos que sirvan de gua a todos aquellos que se sumen al trabajo
(faqs), ayuda asistida que explica cmo se ha de usar la herramienta y como ayuda a la introduccin
de datos, al mismo tiempo, la base dispone de instrumentos para conocer el trabajo de cada uno, de
modo que pueda ser reconocida la actividad de cada colaborador, y as que cada uno vea reflejado su
esfuerzo y que ste sea reconocido por la comunidad cientfica. La base parte de la identificacin de
objetos (sellos, tituli picti o grafitos. El identificador de cada objeto lo relaciona automticamente
con otros objetos sobre la misma nfora en el caso de que se conozca sobre el mismo nfora mas de
uno de ellos). Dos son pues los mtodos de trabajo y de posibilidad de aprovechamiento de la base: se
pueden hacer bsquedas de objetos y se puede navegar por el entramado de la informacin contenida,
por ejemplo, pueden realizarse bsquedas de cruces bibliogrficos (se puede ver el conjunto de sellos
publicados en un trabajo y la aparicin de esos sellos en otras obras) o usar el navegador geogrfico
para conocer la difusin de un sello o los sellos de un determinado lugar. Entre nuestros proyectos
est el crear unas tablas prosopogrficas en las que se contenga el conjunto de la informacin
general sobre un determinado sello (lugar de produccin, cronologas, variantes, noticias sobre los
personajes representados en un determinado sello) y crear un forum de discusin que permita a cual-
quier investigador presentar y discutir cualquier aspecto relacionado con esta investigacin.

La base de datos sobre los tituli picti parte de la distincin de las caractersticas de los tituli
picti de cada tipo anfrico, sealando los elementos comunes, como podra ser, por ejemplo, el nom-
bre el comerciante. Cada elemento del titulus en los que haya mas de un dato, como en los tituli d de

70
P. Berni Millet, A. Aguilera Martn, La base de datos Testaccio, en: M. Vendrell-Sanz et alii, Studis sobre cermica
antiga119-122. P. Berni, Amphora Epigraphy: proposal for the Study of Stamp contents, en: III Conv egno Internazionale
di Archeologia e Informatica (Archeologia e calculatori 7) 1996, 751-770. P. Berni, A. Aguilera, J. Serra, La base de datos
Testaccio: La difusin a travs ded internet de las inscripciones comerciales del imperio romano, en: Congreso Internacio-
nal sobre sistemas de informacin histrica (Vitoria-Gasteiz 1997). Vitoria 1997, 477-485. J. Remesal Rodrguez, P. Berni
Millet, A. Aguilera Martn, Internet evaluador y difusor de la ciencia histrica, en: III Congresso de Archeologia Peninsular.
(Vila Real. Portugal) Porto 2000, 475-484.

147
las nforas Dressel 20, es disgregado y cada uno de sus elementos recibe un nmero, es lo que defini-
mos como codexo iter, esto nos permite ver en qu orden aparecen cada uno de los elementos,
pues no todos los tituli tienen los datos en el mismo orden, as se puede estudiar qu tituli contienen
la misma secuencia de datos, lo que nos permite agruparlos y, por otra parte, nos ayuda a identificar
tituli cuya secuencia est incompleta71 . El conocimiento de la estructura interna de cada uno de estos
tituli, dado que contienen la fecha consular y el distrito fiscal, nos permite conocer la evolucin del
control administrativo por parte de Roma. (sobre este aspecto vase el artculo de A. Aguilera en este
mismo volumen).

El estudio sobre los grafitos ha sido desglosado en dos categoras: grafitos ante cocturam y
grafitos post cocturam, se trabaja en sistematizar los contenidos de cada una de estas categoras. Los
grafitos ante cocturam nos informan sobre aspectos de la gestin de las alfareras en la Betica. Gene-
ralmente representan nmeros, siglas, nombres personales y a veces dataciones, tanto calendariales
como consulares. Los grafitos post cocturam suelen sealar cantidades y nombres personales.

En definitiva, lo mejor que puede decirse de esta base de datos es que funciona y que ya hay
colegas que, desde puntos distantes de Barcelona, estn introduciendo datos.

71
Este mtodo ha dado ya resultados como ayuda para restituir tituli picti incompletos hallados en el Testaccio y para
corregir algunos de los ya publicados, as como para la identificacin de estructuras similares en grupos de tituli picit d. J.
Remesal Rodrguez, A. Aguilera Martn, en: J.M Blzquez Martnez, J. Remesal Rodrguez (Eds.), Estudios sobre el monte
TestaccioI, 101-127. A. Aguilera Martn, Los tituli picti d del convento astigitano en el primer tercio del s. III d.C. en: Ex
Baetica amphorae. cija 2001, 1231-1240.

148

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