Andanzas de Atahualpa

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2008 Juan Marrero Gonzlez

2008 Pablo de la Torriente, Editorial


Unin de Periodistas de Cuba
Calle 11 no. 160 e/ K y L, Vedado, La Habana

Edicin: Femn Romero Alfau


Diseo: Rafael Lpez Viera
Correccin: Samuel Paz Zaldvar
Emplane: Mayra Rent Reyes
ISBN: 978-959-259-298-8
Muri en la guerra que es all en el fondo de los corazones,
all en las horas en que la vida pesa menos que la ignominia
en que se arrastra, la forma ms bella y respetuosa
del sacrificio humano.
JOS MART

El que muere, si muere donde debe, sirve.


JOS MART
Rescate de la memoria

En ocasin del cincuentenario del asesinato del perio-


dista ecuatoriano Carlos Bastidas Argello, ve la luz una
nueva edicin de este libro, corregida y ampliada, que
cuenta la historia de su vida, de su presencia en la Sierra
Maestra en 1958 y de su muerte en La Habana por la
dictadura de Batista. Bastidas fue el ltimo periodista
asesinado en Cuba. En los aos de poder revolucionario,
desde 1958, no ha ocurrido un hecho semejante en Cuba.
Jams un periodista ha sido torturado, desaparecido, ase-
sinado. En el resto de Latinoamrica, en cambio, ms de
ochocientos periodistas han perdido la vida en el ejercicio
de su profesin; muchos de ellos desaparecidos por las
dictaduras militares, otros asesinados en el marco de las
democracias conocidas. Cientos fueron torturados; mi-
les fueron amenazados, agredidos fsicamente, despedi-
dos de su trabajo, impedidos de tener afiliacin sindi-
cal, censurados. Miles, miles, miles Hasta el da de
hoy, inclusive.

7
ASESINATO EN LA HABANA

Se supone que Carlos Bastidas dej la Sierra Maestra a


principios de mayo de 1958. Estuvo, antes de trasladarse
a La Habana, en Santiago de Cuba, entonces la capital
de la provincia de Oriente. Ibis Atala Medina, militante
del Movimiento 26 de Julio, relata, en carta a la madre
del periodista ecuatoriano, que Bastidas se refugi en
una casa que aparentaba ser de huspedes, pero que en
realidad perteneca al movimiento []. Dicha casa fue asal-
tada por el ejrcito de la tirana, apresando a Gustavo, uno
de los gloriosos hermanos Ameijeiras,1 al cual asesinaron.
Junto con otros revolucionarios, Carlitos logr escapar es-
condindose en mi casa en Santiago de Cuba []. Nos
cont que tena el propsito de marchar a su pas para
escribir sobre la lucha heroica de la Sierra Maestra y de la
impresin que le haba causado nuestro Comandante en
Jefe. De Santiago parti para La Habana []. Recorda-
mos a su hijo con afecto, pues al compartir el peligro de
la lucha siembra un cario imperecedero como familia.
En nuestra casa guardamos celosamente durante treinta
y seis aos un pantaln que perteneci a Carlitos, el cual

1
Gustavo era el mayor de los hermanos Ameijeiras, quienes tuvieron rele-
vante participacin en la lucha clandestina contra la dictadura de Batis-
ta. Naci en 1920. Concluidos los sucesos de la huelga general de abril
de 1958, parti de La Habana con el propsito de incorporarse a la
guerrilla de la Sierra Maestra. Acabado de llegar a Santiago de Cuba lo
detuvieron y no volvi a tenerse noticias de l. Nunca apareci su cad-
ver. Se supone que fue lanzado al mar.

9
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

remitimos en mayo de 1994 al Ecuador, a travs de las


hermanas Nela y Magdalena Martnez, dos ecuatorianas
a las cuales conocimos en Topes de Collantes.2
Ya en La Habana, Carlos Bastidas se alberg en el hotel
Pasaje, una casa de huspedes prxima al Paseo del Prado
y la calle Neptuno. La duea del hotel era la mam de
Orlando Gmez Balado,3 entonces alzado en la Sierra
Maestra. Bastidas convers mucho con Orlando durante
su estancia en la Sierra. Reposado en una hamaca bajo el
cielo de los rebeldes barbudos, le sola contar sus desvelos y
andanzas de periodista en tierras de Colombia y Venezuela
bajo tiranas similares a la de Fulgencio Batista, y el joven
guerrillero cubano le dio la direccin de su familia en
La Habana y una carta para que la entregase a su madre
en el hotel Pasaje.4 Acaso fue determinante la entrega de
esa carta para que Bastidas se hospedase en ese lugar? Es
lo ms probable. Se alberg all apenas estuvo en La Haba-
na, o lo hizo despus? Eso no lo hemos podido precisar.
Otras tres cosas conocidas hizo Carlos Bastidas en
La Habana. Visit a Jorge Quintana,5 entonces decano del

2
Del contenido de una carta remitida por Ibis Atala Medina a la madre de
Carlos Bastidas con copias a Vilma Espn, presidenta de la Federacin
de Mujeres Cubanas (FMC), y a Tubal Pez, presidente de la Unin de
Periodistas de Cuba (UPEC), de fecha 26 de mayo de 1994.
3
Trabaj como periodista en el diario Granma y posteriormente en Granma
Internacional. Est jubildado.
4
Mirelys Valencia: El ltimo periodista asesinado en Cuba, peridico
Granma Internacional, La Habana, 21 de mayo del 2003.
5
Periodista de la revista Bohemia durante muchos aos, fue decano del
Colegio Provincial de Periodistas de La Habana en la dcada de la dicta-
dura de Fulgencio Batista. En 1958 tom el camino del exilio. Historia-
dor, ocup el cargo de director del Archivo Nacional. Tiene publicados
varios libros sobre la historia de Cuba. Al triunfo de la revolucin, meses
despus, abandon a Cuba y falleci en Caracas, Venezuela.

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JUAN MARRERO GONZLEZ

Colegio de Periodistas. Lo hizo el 11 de mayo, el mismo


da en que regres de la Sierra Maestra, donde entrevist
a Fidel Castro. Fue a visitarme al igual que lo hacan
todos los periodistas extranjeros que necesitaban de la
proteccin del colegio, testimoni Quintana.
Ese mismo da le pas un cablegrama a su amantsima
Mara Argello por el Da de las Madres. Estuvo en la
embajada del Ecuador en La Habana, y all entreg al
embajador Virgilio Chiriboga los rollos con las fotos que
haba tomado en la Sierra Maestra y otros documentos.
Hay otra versin poco confiable, pues se considera
eman de los servicios de inteligencia de Batista en la
que se menciona un supuesto encuentro de Bastidas con
el director de la revista Bohemia, Miguel ngel Quevedo,
a quien entreg su entrevista con Fidel Castro con vistas
a su publicacin. Las indagaciones que hemos hecho en
tal sentido no han arrojado resultado alguno. Tras el triunfo
de la revolucin Bohemia public numerosos materiales
que la censura le impidi en los aos de la dictadura. Por
eso no creemos que Quevedo hubiese tenido la entrevista
de Fidel y Bastidas, como lo apunta esa versin.
Un periodista cubano escribi en la prensa de ese pas
sudamericano que haba conocido a Bastidas en Cuba
cuando l ni remotamente pensaba residir como exiliado
en tierras ecuatorianas. Una noche lluviosa del pasado
mes de mayo, hallndome escondido, evadiendo la inmi-
sericorde cacera de los cuerpos represivos del dictador
Batista, tocaron a la puerta del apartamento donde me
encontraba dos esforzados compaeros pertenecientes al
Movimiento 26 de Julio. Venan acompaados de una ter-
cera persona, el inolvidable Carlos Bastidas [] me con-
t con la sencillez que caracterizaba su agradable lengua-

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ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

je la odisea en la Sierra Maestra, a donde acudi como


soldado de la prensa. Constantemente se quejaba del mo-
lesto chequeo de la vigilancia a que lo someta la odiada
Gestapo del dictador Batista.6
Y aada ese periodista cubano: A pesar de sus cortos
aos [] Bastidas razonaba como el ms experimentado
conocedor de los graves problemas que agobian a la hu-
manidad. Voy a reproducir algunas de sus palabras: Nada
en el mundo puede detener la firme marcha de Amrica
hacia un futuro lleno de justicia, progreso y libertad de-
mocrtica. Espero que muy pronto los cubanos se unan a
la gran caravana de los pueblos libres que honran a la
humanidad. Pocos das despus me enter de su cobarde
y brutal asesinato. Me vi impedido de acompaar su acri-
billado cadver.
El 13 de mayo, por la noche, Bastidas sali del hotel
Pasaje. Al da siguiente expres Quintana Bastidas
deba viajar a Estados Unidos. Miembros del Movimien-
to 26 de Julio le haban pedido que llevase unas cartas
para entregarlas a los exiliados cubanos en ese pas. La
entrega de esos documentos deba hacerse por la noche en
el bar Cachet.7 Aquella noche el joven periodista comi
en la pensin y despus sali para concurrir a la cita. Como

6
Artculo de Julio Castell, bajo el ttulo Los que nunca mueren, publica-
do en el peridico vespertino La Hora, el 17 de junio de 1958. Este
mismo artculo lo reprodujo La Nacin, el 28 de junio de 1958. Castell
era presentado como periodista exiliado cubano que haba trabajado en
La Calle, diario clausurado por Batista, y estaba acreditado como corres-
ponsal de Cineperidico y La Palabra, ambos de La Habana.
7
Este testimonio fue ofrecido por Jorge Quintana al diario El Comercio,
de Quito, a su paso por la capital ecuatoriana luego de asistir a la
Asamblea General de la SIP, efectuada en Buenos Aires el 23 de octubre
de 1958. La prensa de Guayaquil reprodujo este trabajo.

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JUAN MARRERO GONZLEZ

no conoca la ciudad, sali acompandole una persona, la


cual lo condujo al bar y fue testigo ocular de su muerte.
(Se trataba de Luis Gmez Balado,8 hijo de la propietaria
del hotel Pasaje, quien hizo amistad con Bastidas). Esa
persona me cont despus todo lo que aconteci esa no-
che, relat tambin Quintana. Como mediara algn tiem-
po para la cita, Bastidas resolvi esperar con su amigo
dentro del bar, sito en la calle Prado, entre Virtudes y
Neptuno. Se sentaron en los taburetes del mesn. All es-
tuvieron cuando se present un sujeto fornido, agente de la
polica secreta de Batista (el cabo Orlando Marrero Surez,
quien estaba bajo las rdenes del sanguinario jefe policaco
Pilar D. Garca Garca).9 Difcil es saber si este agente
vigilaba a Bastidas o le segua sus pasos desde que lleg a
La Habana. La verdad es que tan pronto como entr al bar
se acerc al periodista ecuatoriano y le apostrof e injuri,
sin que mediara motivo aparente. Como es humano,
Bastidas protest. El violento e inesperado dilogo fue brus-
camente cortado por un tremendo golpe del polica cuya
corpulencia era casi el doble de la de Bastidas en el rostro
del periodista ecuatoriano. Bastidas rod por efecto del
golpe y cay sobre los taburetes del mesn; qued incons-
ciente en el suelo, bajo los muebles derribados. Entonces el
polica se acerc, sac su revlver y dispar a mansalva

8
Reside desde hace varios aos en Miami, Florida.
9
Este oficial, luego de haberse retirado de las filas del ejrcito, retorn a
ese cuerpo en 1952, una vez consumado el golpe de estado militar de
Batista. En Matanzas escribi pginas de terror e implant lo que llam
el mtodo Garca, que era simplemente el asesinato por la espalda.
Colocado al frente de la Jefatura de la Polica Nacional, aterroriz a
La Habana y a sus mismos hombres. No me consulten nada. Matar y
matar, as ordenaba a sus oficiales a l subordinados. Huy del pas
junto a Batista el 1 de enero de 1959.

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ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

sobre la cabeza del periodista. Bastidas qued agnico,


desangrndose. Agonizante, Bastidas fue llevado a un puesto
de socorro, donde falleci a las cuatro de la madrugada.
Luego se le condujo al Necrocomio por rdenes de las auto-
ridades policacas. Un hermetismo total de la polica si-
gui a ese hecho. Ni una sola lnea se public en los peri-
dicos, sometidos a una feroz censura.
Al da siguiente el Colegio de Periodistas supo del ase-
sinato e inici las averiguaciones correspondientes. En la
memoria de Quintana estaban bien grabados los detalles
de sus gestiones para el rescate del cadver. Vinieron
nuestras amarguras para conseguir que nos entregaran el
cadver. Por el espritu de compaerismo nos impusimos
la obligacin de conseguir la entrega del cadver y darle
honrosa sepultura. Debamos evitar que fuese arrojado en
una fosa comn, como se hace con los cadveres que apa-
recen en La Habana. La polica se obstinaba que solo
entregara el cadver a sus familiares. Recurrimos a la
embajada del Ecuador. Y esta se dirigi al gobierno, y
solo as pudimos recoger los despojos de Bastidas, tres
das despus del asesinato. El cadver lo encontramos
completamente desnudo en un frigorfico, junto con ocho
que estaban en la misma condicin. Ped al servicio fune-
rario una sbana para cubrirlo, y as se le puso en la caja
mortuoria. Lo trasladamos entonces a la funeraria Rivero,
sita en Calzada y K, en el Vedado.
La autopsia se le practic en la misma forma miste-
riosa como se haba actuado hasta el momento. La ni-
ca noticia que recibi el pueblo cubano, hasta ese mo-
mento sobre ese hecho, fue a travs de una esquela firmada
por dirigentes de los periodistas cubanos, publicada en
algunos peridicos el 17 de mayo, en la cual se daba

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JUAN MARRERO GONZLEZ

cuenta del fallecimiento del periodista ecuatoriano. Los


censores de la dictadura eliminaron de esa esquela la
firma del embajador del Ecuador, a la sazn Virgilio
Chiriboga.
Muy pocos fueron los asistentes a la funeraria, ro-
deada todo el tiempo por carros patrulleros y agentes
secretos de la dictadura. Las instituciones periodsticas
cubanas y algunos medios de prensa enviaron ofrendas
florales de homenaje al periodista asesinado. Los que
all estuvimos suscribimos un mensaje de psame diri-
gido a los padres de Carlos Bastidas Argello, constan-
cia de lo cual aparece en otro de agradecimiento que
ellos publicaran el 24 de julio de 1958 en el diario El Te-
lgrafo, de Guayaquil.
El cadver de Bastidas recibi sepultura ese mismo
da 17, en el panten de la Asociacin de Reporters de
La Habana, en el Cementerio de Coln. Jorge Quintana,
decano provincial, pronunci las palabras de despedida.
La censura de prensa tambin impidi que lo ocurrido y
dicho all fuese conocido por el pueblo, a travs de la
prensa escrita, la radio y la televisin.
Varias ofrendas florales llegaron a la funeraria envia-
das por los periodistas cubanos. No faltaron, por supues-
to, las de los colegios nacional y provinciales. Baldomero
lvarez Ros, quien entonces trabajaba en el peridico
Informacin, nos hizo llegar el recibo emitido por el Jar-
dn La Orqudea, ubicado en Zapata y 4, en el Vedado,
en que se lee: Entregada corona A Bastidas, tus compa-
eros de Informacin.
El traslado del cadver de Bastidas al Ecuador en aque-
llos momentos fue asunto que se manej entre la embaja-
da del Ecuador y el gobierno de Cuba. El canciller ecua-

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ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

toriano, Carlos Tobar Zaldumbide, en consideracin a la


preocupacin expresada por los padres del periodista ase-
sinado, instruy al embajador Chiriboga para que hiciese
ante la cancillera cubana las gestiones correspondientes
para proceder al envo al Ecuador del cadver. El emba-
jador respondi: No se ha autorizado porque urge se-
pelio por descomposicin. La sanidad concede veinticua-
tro horas para proceder al enterramiento, que se efectu
el 17 del presente. Por areo informo hoy a usted que
honrosamente reposa cadver seor Bastidas en Mausoleo
de Periodistas.
En una carta de psame que dirige al ingeniero Carlos
Bastidas, padre del periodista, el canciller Tobar le da
cuenta de esa respuesta del embajador Chiriboga, y tam-
bin le informa lo siguiente: Fue por iniciativa muy loa-
ble de la Sociedad de Periodistas de La Habana que se ha
realizado el entierro de su hijo, rodeado del ms honroso
homenaje. Tambin podr usted comprender que solamen-
te razones sanitarias han impedido que se efecte el tras-
lado inmediato de los restos del seor Bastidas. Esto no
obsta para que en el futuro, y una vez transcurrido el
tiempo reglamentario, pueda procederse a exigir el retor-
no de dichos restos y a reclamar las consiguientes indem-
nizaciones.10
El padre, sin embargo, respondi que haba considera-
do tener en cuenta la opinin de su hijo, quien cuando se
fue a Cuba lo hizo con la conviccin de que asistira a la
cada de la dictadura de Batista. Que repose, pues, don-
de quiso caer.

10
La carta original del canciller ecuatoriano con toda esta informacin, que
tiene fecha 19 de mayo de 1958, est en poder del autor de este libro.

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JUAN MARRERO GONZLEZ

La noticia en el Ecuador
El 14 de mayo la prensa ecuatoriana dio a conocer la
noticia de la muerte de Bastidas en La Habana, toman-
do como fuente una nota del Ministerio de Relaciones
Exteriores de ese pas. Tres diarios de Quito publicaron
en sus ediciones del jueves 15 de mayo esa nota con los
titulares Periodista ecuatoriano fue asesinado por la po-
lica secreta cubana (Diario del Ecuador), La polica
de Cuba mata al periodista ecuatoriano Carlos Bastidas
Argello (El Universo), Cancillera protesta ante el
gobierno de Cuba por la muerte de un periodista ecua-
toriano (El Comercio).
La nota de la cancillera de Quito deca as: Inform
la cancillera que, por noticias transmitidas por nuestra
embajada en La Habana, haba tenido conocimiento de
un lamentable hecho ocurrido en un bar de esa ciudad, en
donde fue muerto por agentes de la polica secreta cuba-
na el periodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argello. Este
hecho delictuoso se halla rodeado de circunstancias oscu-
ras, pues en el relato presentado por esos agentes se invo-
ca, para la comisin del delito, razones diversas: prestar
ayuda a una mujer que peda auxilio por la actuacin un
tanto brusca del seor Bastidas, y luego se aducen moti-
vos polticos: gritos subversivos a favor del revolucionario
cubano, seor Fidel Castro que dicen haber odo para
terminar afirmando que en esos momentos se produjo una
reyerta en el curso de la cual se le escap un tiro a uno
de dichos agentes que provoc la muerte del citado ciuda-
dano ecuatoriano. En vista de este violento proceder de la
polica secreta cubana, ejercitado contra un periodista ecua-
toriano, y a consecuencia del cual este ltimo perdi la
vida, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha instruido

17
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

a nuestro embajador en La Habana presentar a nombre del


gobierno una nota con la ms enrgica protesta, junto con
la demanda formal de una explicacin clara de los hechos
para que se proceda a sancionar a los culpables. Adems,
en dicha nota, el gobierno del Ecuador se reserva el dere-
cho a reclamar las correspondientes indemnizaciones a que
dio lugar ese hecho criminoso.
Tal actitud del gobierno del Ecuador, de la cual se
hicieron eco las agencias cablegrficas internacionales,
determin que el 20 de mayo, es decir, tres das despus
de que se hubiese efectuado el entierro del periodista
asesinado, se publicase en las pginas de sucesos polica-
cos una nota del Negociado de Prensa y Radio de la
Polica Nacional con una versin canallesca de los he-
chos ocurridos el 13 de mayo en el bar Cachet, en la
calle Prado. La nota textualmente deca: Al producirse
una reyerta en el bar Cachet, sito en Prado entre Virtu-
des y Neptuno, el cabo 24 Orlando Marrero Surez, per-
teneciente al Departamento de Investigaciones, atrado
por el escndalo, acudi al lugar en los momentos en
que del interior del cuarto destinado a las damas, sala
una mujer dando gritos de auxilio, la que era perseguida
por un hombre que la sujet por el brazo, agredindola.
Que al identificarse como agente extrajo el arma de re-
glamento con nimo de atemorizarlo, producindose un
disparo que alcanz al individuo mencionado, hirindolo.
Rpidamente en compaa de los vigilantes 1105 Ra-
mn Cruz y 1858 Alberto Acosta, ambos de la Tercera
Estacin, condujo al herido al Primer Centro de Socorros
donde fue asistido por el doctor Ren Cuernaluses, de
una herida producida por arma de fuego en el tercer
medio de la regin occipito frontal, de pronstico grave,

18
JUAN MARRERO GONZLEZ

siendo remitido al Hospital de Emergencias. Al lesiona-


do se le ocup una certificacin a nombre de Carlos V.
Bastido Argelles (sic), de nacionalidad ecuatoriana, de
veintids aos, periodista radicado accidentalmente en
La Habana, que falleci a consecuencia del hecho. En
la Tercera Estacin de polica fueron redactadas las ac-
tuaciones y dndose cuenta del caso al brigadier Pilar
D. Garca Garca, jefe de la Polica Nacional, quien in-
mediatamente mand arrestar al cabo Marrero y desig-
n un oficial investigador, inicindose la causa corres-
pondiente para depurar responsabilidades, a resultas de
lo cual se encuentra el agente.
En este comunicado oficial, al menos la polica de Ba-
tista reconoci que Carlos Bastidas haba sido muerto de
un disparo. Porque en el libro de registro del Cementerio
de Coln y en el certificado de defuncin se dice solo que
la causa de la muerte fue un shock.
La mentira, como se ve, galope en la versin oficial
sobre la muerte del periodista ecuatoriano. Ni hubo re-
yerta, ni hubo mujeres, como se les dijo a la embajada del
Ecuador y a la prensa internacional, oficialmente; ni se
trat de ingestin de bebidas alcohlicas o de defensa
personal del agente policaco cuando Bastidas tom un
cuchillo del mostrador del bar, usado para cortar queso,
con el que trat de agredirlo, segn otras versiones.
Semanas despus del asesinato, la dictadura de Batista
sigui, a nivel internacional, intentando confundir a la
opinin pblica sobre el hecho ocurrido en la calle Prado.
Expresin clara de esto es la informacin que suministr a
un periodista ecuatoriano que estuvo en Miami en junio
de 1958, en ocasin de las festividades de la Reina de las
Amricas.

19
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

En el peridico El Universo, de Guayaquil, bajo la fir-


ma de Rumiahui,11 se public esa versin que insista en
que se trat de un incidente a causa de copas y mujeres en
un bar, y que no hubo orden del gobierno de asesinar al
periodista Bastidas. Se trat asimismo de presentar al poli-
ca autor del disparo como no perteneciente a la seccin
para seguir o eliminar a polticos o enemigos del rgimen,
sino que tena a su cuidado dicho barrio para perseguir a
delincuentes, y se dedicaba a cobrar primas a mujeres y
hombres dedicados a la vida disoluta y al trfico de drogas.
Todo eso se presentaba con un hlito de misterio diciendo
que no estamos en capacidad de nombrar a quien nos ley
dicho informe, ni la persona o institucin que lo redact []
pero s afirmar que es un documento prolijo, lleno de citas,
nombres, fechas, antecedentes y consecuencias, por lo que se
trasluce que fue preparado meticulosa e imparcialmente y
que, para quien lo recibi y se lo ley, as como para el suscri-
to, tiene visos de seriedad. La persona que me lo ley (en
Coral Gable) merece crdito, no solo nuestro, sino de la pren-
sa toda de Amrica, y si no me lo dio para reproducirlo tex-
tualmente, es porque primero debe conocerlo el ms grande
organismo de la prensa americana: la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP). Si se le considerara un informe falso o mal-
intencionado no poda llegar a la SIP, deca Rumiahui. Y
agregaba: No creemos que lo expuesto en dicho informe sea
la verdad absoluta, puede que adolezca de errores, pero la
fuente que lo origin hace crebles partes de l []. Lo repro-
dujimos por el inters periodstico que tiene; malignamente se

11
Los editores ecuatorianos de la primera edicin del libro intentaron cono-
cer el nombre del periodista que public tal versin bajo ese seudnimo,
pero no consiguieron determinarlo, lo que confirma que se trat de un
trabajo de los servicios de inteligencia de la dictadura de Batista.

20
JUAN MARRERO GONZLEZ

ha dicho que lo hemos hecho con fin preconcebido, lo cual


nos tiene sin cuidado.
Sin duda alguna, eso era obra de los servicios de inteli-
gencia de Batista.
Las conclusiones de ese artculo fueron rechazadas enr-
gicamente por un primo hermano de Bastidas, Luis Ariosto
Toledo, en sendas cartas al redactor Rumiahui y al direc-
tor de El Telgrafo, Manuel Eduardo Castillo, a quien de-
bi acudir luego de que el peridico El Universo se neg a
publicar su aclaracin. Al redactor le deca: De acuerdo
con su artculo, seor periodista, hay un solo acusado: el
periodista ecuatoriano (acusado de ebriedad y vida relaja-
da) y un solo inocente, casualidad: el dictador Batista.
Es indiscutible el hecho de que Carlos Bastidas era perse-
guido, tanto que despus de haber estado en la embajada
del Ecuador, dejando sus documentos, aquella fue rodeada
por fuerzas de la polica a tal punto que los asilados creye-
ron que se intentaba asaltar la legacin para asesinar a los
refugiados, como ya se haba hecho en ocasin anterior con
la embajada de Hait.12 Es ingenuo considerar que un hombre
perseguido por la polica se dedique a la vida relajada y ms
cuando est perseguido por la polica poltica de Batista,
actualmente la ms sanguinaria de Amrica Latina.
Al director de El Telgrafo le sealaba: Para dolorosa
sorpresa de nosotros un columnista, que dudo sea ecuato-

12
Se refiere a los sucesos de la embajada de Hait, que fueron protagonizados
por el general Rafael Salas Caizares, uno de los oficiales artfices del
golpe del 10 de marzo de 1952. Era el jefe de la polica. Tras un atentado
realizado en un club nocturno contra un oficial del Servicio de Inteligencia
Militar, Salas Caizares asalt la embajada de Hait en La Habana y sus
tropas asesinaron a ocho revolucionarios all refugiados. En la accin, Salas
Caizares result herido y muri das despus. Dos hermanos suyos tam-
bin fueron connotados esbirros de la dictadura de Batista.

21
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

riano y que firma con el seudnimo Rumiahui, intenta


echar sombras sobre la muerte gloriosa del hroe Carlos
Bastidas. Es altamente sorpresiva la actitud de Rumi-
ahui, porque su versin coincide sospechosa y exacta-
mente con la que nos haba dado antes la embajada cuba-
na en el Ecuador, a base de los informes policiales de
Batista, con una gran diferencia: la embajada cubana no
se atrevi a la tanta infamia sobre el periodista ecuatoria-
no asesinado como lo ha hecho Rumiahui, cuya preocu-
pacin es tanta que hasta publica una reproduccin del
informe de un peridico de Washington.
El cabo Orlando Marrero Surez, ms conocido por
Gallo Ronco, era un matn profesional. Trabaj primero
con Carratal y despus con Pilar Garca, dos de los ms
sanguinarios jefes de la dictadura. A Gallo Ronco se le
vincul con el asesinato de Pelayo Cuervo Navarro,13 un
destacado poltico del partido Ortodoxo, cuyo cuerpo fue
acribillado a balazos en 1957, tras el ataque a Palacio
por el Directorio Estudiantil Universitario. El crimen de
Bastidas, por supuesto, qued impune. Al cabo Orlando
Marrero se le efectu un breve juicio y qued absuelto de
los cargos que se le imputaron.

13
Pelayo Cuervo Navarro fue una sobresaliente figura de la oposicin a
Batista. Abogado, naci en Baracoa en 1909. Gan popularidad cuando
asumi la direccin legal de la Causa 82, en la que se proces al ex
presidente Ramn Grau San Martn y un grupo de altos funcionarios
por malversacin. El 13 de marzo de 1957, cuando era una personali-
dad cimera de la ortodoxia histrica, fue secuestrado y su cuerpo apare-
ci acribillado a balazos en el Laguito Country Club, aunque no tuvo
ninguna participacin en los hechos de ese da: el asalto al Palacio Presi-
dencial y la toma de Radio Reloj por el Directorio Estudiantil Revolucio-
nario.

22
JUAN MARRERO GONZLEZ

EL ECUADOR Y CUBA:
RACES DE LA SOLIDARIDAD

Los nombres de dos periodistas ecuatorianos estn in-


sertados con fuerza y para siempre en la historia del proce-
so revolucionario cubano: Federico Proao y Carlos Bastidas
Argello. A Proao lo admir y elogi Jos Mart por su
pluma castiza e intencionada, liberal y fecunda, magistral
y fresca, aguda y revoloteadora. Esa pluma, segn Mart,
esbozaba de un rasgo, iluminaba a un revuelo, clavaba de
un picotazo, y se abra, como en dos alas, ante las majesta-
des del hombre y de la naturaleza. Proao defendi la
causa por la independencia de los pueblos de Amrica y de
Cuba en particular. No poda ver pjaro preso sin darle
libertad, dijo tambin el Apstol de la independencia de
Cuba sobre ese ecuatoriano de su tiempo.
Estrecha fue la amistad entre Proao y Jos Joaqun
Palma, poeta y primer director del peridico El Cubano
Libre, editado en la manigua durante la guerra iniciada
en 1868. Se conocieron cuando ambos coincidieron en
su exilio en Guatemala. El autor del Himno de Guate-
mala, el cubano Palma, admir a Proao porque perte-
neca al bando de los justos y de los que amaban la
causa de la independencia de los pueblos de la Amrica
hispana.
Proao muri en Guatemala en 1881. Sobre su persona y
vida escribi Jos Mart, aos despus, en el peridico Patria:
Anoche dej de existir nuestro queridsimo amigo Federico
Proao: tengo el alma desgarrada: usted sabe que lo quera-

23
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

mos tanto! As anunci Jos Joaqun Palma, el poeta cuba-


no que solo ama a los justos, la muerte del incisivo periodis-
ta ecuatoriano a Joaqun Mndez, luchador de los buenos
por la Amrica criolla y definitiva. Y as era Proao, que
salv el fresco ingenio de la fatiga y vergenza del periodis-
mo de oficio en las repblicas rudimentarias.14
Y en esa misma nota periodstica, ms adelante, Mart
sentenciaba sobre este ilustre ecuatoriano: El hombre an-
duvo por la Amrica Occidental, con la pluma a cuestas.
Caa en un pas, Per o Costa Rica o El Salvador o Guate-
mala, y ya, Fgaro y Veuillot, iba la pluma empollando.
No poda l vivir sin la letra impresa. Todo, hasta el peca-
do, por el pensamiento libre. Corona a la idea, no coroni-
lla. Quien desame la mala religin, la desptica e intrusa,
hasta el derecho tendr de pagarle la pluma: esos son los
servicios de la guerra! Proao, en La Nueva Era,15 azota a
Garca Moreno, que lo destierra por el desierto, gran maes-
tro de literatura, y lo echa a padecer, que es ctedra mag-
na. En Bogot, publica su Times, tamao como un colibr,
y lo ama Adriano Pez, que fue alma de mieles, y escribe
en su pro Montalvo, que fue gigantesco mestizo, con el
numen de Cervantes y la maza de Lutero. En Costa Rica
crey que haba que barrer, y public La Escoba, y El Otro
Diario y El Maestro. Por los Altos vivi en Guatemala,
donde Palma lo quiso, y public, siempre ameno y pican-
te, El Diario de Occidente. Rea, no sin amargura; y en
verdad su risa era como la vaina de los sables, toda lustre
por fuera, y plata u oro donde juega el sol, y dentro rugosa

14
18 de septiembre de 1894, Nueva York.
15
Semanario que fund Proao junto con Miguel Valverde, otro periodista
ecuatoriano, en Guayaquil en 1873. Publicaron 63 nmeros, incluso
algunos de ellos desde la crcel cuando ambos guardaban prisin.

24
JUAN MARRERO GONZLEZ

sombra. Risa es crtica. Pero Proao no poda ver pjaro


preso sin darle libertad; ni castigar a una bestia sin tundir
a quien la castigase; ni merma alguna del hombre, sin que
se le encrespase la pluma, como al quetzal, de ojo de oro,
cuando se ve la esclavitud encima. El bravo Eloy Alfaro,
que es de los pocos americanos de creacin, lo nombr,
cuando triunf con l en el Ecuador la libertad, ministro
de Hacienda. De diputado a Guayaquil no quiso ir, porque
aquello iba a ser un concilio. Para los enemigos del albe-
dro del hombre, y de su franco empleo en Amrica, no
tena ms que ua y diente. Y su pluma, fina y fuerte,
esbozaba de un rasgo, iluminaba de un revuelo, clavaba de
un picotazo, se abra, como en dos alas, ante las majesta-
des del hombre y de la naturaleza. Duerma el ecuatoriano
en suelo guatemalteco, donde lo am un poeta cubano. Es
una la Amrica.
No se puede, ciertamente, hablar de Proao sin hacer-
lo del bravo Eloy Alfaro,16 quien dijo que la libertad
no se implora de rodillas, se conquista en los campos de
batalla. Y fue consecuente con su ideario.
Con su vertical quehacer latinoamericanista y su per-
manente solidaridad con la causa de la independencia de

16
En las primeras dcadas del siglo XX se erigi en La Habana un busto en
homenaje a Eloy Alfaro en un pequeo parque en Infanta y Jovellar. En
su concepcin original se concibi esta inscripcin: A quien supo levan-
tar su voz en horas de tristeza para nuestra patria, pidiendo justicia a las
aspiraciones legtimas de este pueblo. Cuba, agradecida, consagra este
monumento para perpetua memoria. Hoy le falta ese texto. El 17 de
septiembre del 2006, en la Avenida de los Presidentes, entre 15 y 17, en el
Vedado, qued develado otro busto del hroe Eloy Alfaro, inaugurado
por el entonces presidente del Ecuador, Alfredo Palacios. En su inscrip-
cin se lee: En 1895 siendo Jefe Supremo del Ecuador, exhort a la
Reina de Espaa para la libertad de Cuba. Del pueblo del Ecuador al
pueblo de Cuba.

25
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Cuba, Eloy Alfaro es la principal figura de la tierra del


cndor y del Chimborazo insertada en nuestra historia,
en el siglo XIX. Tuvo amistad con Mart, los Maceo, Gmez,
Flor Crombet y otros patriotas cubanos. En Panam, donde
Alfaro residi largo tiempo, trabaj activamente en la
filial de la sociedad Amigos de Cuba. En 1894 propuso a
Maceo, entonces en Costa Rica, integrar un contingente
que desembarcara en Cuba y luchara por la causa de la
independencia de la mayor de las Antillas.
Aunque ese hermoso gesto, que inclua el reclutamiento
de veteranos de las guerrillas liberales ecuatorianas, e
internacionalistas nicaragenses y colombianos, no pudo
materializarse, los dirigentes de la revolucin independentista
cubana, cuyos preparativos estaban muy avanzados por
Mart, apreciaron su valor moral.
No menos importante fue la carta-mensaje de Eloy
Alfaro dirigida el 19 de diciembre de 1895, poco despus
de asumir la jefatura suprema del Ecuador, a la reina
regente de Espaa, Mara Cristina, demandando la inde-
pendencia de Cuba. Por esa misma poca Alfaro tambin
impuls la convocatoria de un congreso panamericano a
efectuarse en Mxico, uno de cuyos objetivos era presio-
nar la salida de Espaa de Cuba. Estados Unidos se opu-
so entonces a tal encuentro alegando, segn declaracin
del secretario de Estado, mster Olney, que Ecuador no
tena prestigio bastante para acometer ni para llevar a
cabo una empresa de la importancia que deba tener un
Congreso Americano. Asimismo, el gobierno de Alfaro
gestion y se esforz por lograr el reconocimiento diplo-
mtico de la Repblica de Cuba en Armas por parte del
Congreso del Ecuador.

26
JUAN MARRERO GONZLEZ

En 1897 el pueblo eligi a Eloy Alfaro presidente del


Ecuador, cargo desde el cual ratific, con su firme solida-
ridad, su compromiso con la revolucin cubana. Para ayu-
dar a fomentar un estado de conciencia popular de sim-
pata hacia la gesta cubana, dispuso que los alumnos de
las escuelas del Ecuador cantaran el himno de Bayamo, y
que dos veces a la semana, en las poblaciones, las bandas
militares tocaran los acordes de la cancin La bayamesa.
Tales actitudes llevaron a que uno de los jefes militares
de la lucha independentista en Cuba, Antonio Maceo,
enviase desde la manigua un emocionado mensaje de agra-
decimiento al presidente del Ecuador: Por la prensa es-
paola he sabido la parte que usted, en cumplimiento de
lo que un da me ofreci, ha tomado en pro de la causa
cubana. Reciba, por tan sealada prueba de amistad y de
consecuencia, mis ms expresivas gracias y las de este
ejrcito.17 Al primer equipo de gobierno de Eloy Alfaro
perteneci Federico Proao: lo nombr ministro de Ha-
cienda, teniendo en cuenta sus elevados conceptos y vir-
tudes sobre lo justo y acrisolada honradez.
Alfaro fue arquetipo y mrtir de las ideas libertarias.
Luch por las ideas de Bolvar, enfrent a las dictaduras
conservadoras y ultraconservadoras, encabez la revolucin
liberal ecuatoriana entre cuyos logros estuvo la separacin
entre la iglesia y el estado, construy numerosas escuelas
pblicas e instituy la educacin laica y gratuita, permiti
la participacin de la mujer en cargos administrativos, exo-
ner del tributo territorial a los indios de la Sierra y a los
montubios de la costa, e instaur la libertad de expresin.

17
Cita tomada del artculo Eloy Alfaro y la revolucin cubana, publicado
en Granma el 15 de abril de 1985.

27
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Por todo ello, en 1912 los grandes intereses latifundistas y


oligrquicos, y los militares y polticos a su servicio, lo
derribaron con un golpe de estado, lo arrestaron y lo asesi-
naron. Su cuerpo fue mutilado y arrastrado por las calles.
Vinculado a Cuba, por sangre paterna, tambin estuvo
un adolescente que fue hroe de la batalla de Pichincha,
que sell en 1822 el fin del coloniaje espaol en el Ecua-
dor. Abdn Caldern era hijo de otro valeroso patricio
ecuatoriano, Francisco Caldern, nacido en Cuba. l, con
solo dieciocho aos de edad, como abanderado del bata-
lln Yaguachi, anim con su ejemplo a sus soldados cuan-
do luego que balas enemigas le rompieron sus dos brazos
y un proyectil de can sus piernas, sigui avanzando, y
al caer sobre su bandera grit: Viva la Repblica!. La
valiente actitud del joven mereci que Sucre lo informase
a Bolvar, y este dispusiese el ascenso del hroe a capitn,
y adems a que esa compaa, cuando se pasara lista y se
nombrase a Abdn Caldern, toda la tropa respondiese:
Muri gloriosamente en Pichincha, pero vive en nuestros
corazones.18
Lo expuesto sobre los orgenes de algunos de los hechos
y personajes que han unido y fortalecido la amistad y
solidaridad entre los pueblos del Ecuador y Cuba no po-
da estar ausente en el empeo de las pginas de este libro,
que busca en lo fundamental acercarnos a las motivacio-
nes, al pensamiento del joven periodista ecuatoriano.
Carlos Bastidas Argello no viaj a Cuba solamente
guiado por la bsqueda de una gran noticia o hacerse de
un nombre que le abriese ms an las puertas del perio-

18
Informacin tomada del sitio digital lahora.com.ec/, 25 de septiembre
del 2002.

28
JUAN MARRERO GONZLEZ

dismo en el continente. Dentro de l, por sus venas, corra


la misma sangre y los mismos sentimientos que acompa-
aron a Proao, quien no poda ver pjaro sin darle li-
bertad, y tambin a esos ilustres ecuatorianos Eloy Alfaro
y Abdn Caldern.
La magia de la revolucin cubana atrap al joven re-
portero ecuatoriano, aunque no pudo, lamentablemente,
dejar escrito y publicado lo que vio, lo que habl, lo que
sinti durante el mes y medio de presencia en la Sierra
Maestra, ni tampoco sobre sus efmeros contactos con los
combatientes clandestinos del Movimiento 26 de Julio en
La Habana, Santiago de Cuba y otras ciudades.
Cmo es posible, entonces, afirmar que haba queda-
do atrapado por la magia de la revolucin cubana si
Bastidas llev consigo a su tumba, exceptuando las fotos
que tom, sus ms ntimos pensamientos sobre Cuba? De
su entrevista con Fidel, que los investigadores afirman se
efectu en La Plata, solo ha quedado una foto del en-
cuentro; de sus vivencias con los guerrilleros en los pobla-
dos o en los hospitales de la Sierra, la nica constancia
son las imgenes que capt.
Al parecer, Bastidas no escribi una sola lnea sobre su
experiencia en la Sierra Maestra. Prefiri esperar a hacer-
lo una vez que saliese de Cuba. Segn la madre Mara
Argello, en una carta que le escribi desde la ciudad de
Holgun el 9 de marzo, Bastidas deca que pensaba reco-
ger datos en Cuba para la publicacin de un libro, y que
con el producto de su venta pensaba ir a Francia a termi-
nar sus estudios en la Sorbona.
Pero, y es lgico preguntarnos, qu destino tomaron
sus apuntes? Lo confi todo acaso a una buena memo-
ria? Bastidas, al llegar a La Habana, entreg 80 fotos

29
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

sobre la lucha en la Sierra Maestra a la embajada del Ecua-


dor. Al conocerse su asesinato, la prensa ecuatoriana publi-
c muchas de esas fotos. Queda la incgnita de si junto
con las fotos entreg tambin alguna libreta de apuntes o
algn trabajo periodstico elaborado. O acaso la dictadu-
ra los decomis y los hizo desaparecer? No puede descar-
tarse, por otra parte, que consciente del estado represivo
existente en Cuba, el periodista haya optado por no dejar
huella escrita alguna. Lo cierto es que, en tal sentido, nin-
gn documento con las caractersticas sealadas ha sido
localizado ni en Cuba ni en el Ecuador.
Testimonios de gentes que conocieron a Carlos Bastidas
en la Sierra Maestra o que lo ayudaron a entrar y salir al
bastin rebelde recuerdan cmo el joven periodista se iden-
tific plenamente con el ideario de los combatientes del
Ejrcito Rebelde. Entre ellos, el relato del periodista ar-
gentino Jorge Ricardo Masetti en su libro Los que luchan
y los que lloran (El Fidel Castro que yo vi),19 cuya primera
edicin vio la luz en Buenos Aires. Varios pasajes son
dedicados en esa obra a sealar la participacin activa de
Bastidas en las tareas y acciones del movimiento guerri-
llero liderado por Fidel Castro.
Tambin en el libro La historia de Radio Rebelde, de
Ricardo Martnez,20 hay recuerdos de varios combatientes
sobre la colaboracin del periodista ecuatoriano con esa
emisora, que comenz a transmitir desde la Sierra Maes-
tra el 24 de febrero de 1958, unas pocas semanas antes de
la llegada de Carlos Bastidas a ese lugar. Otro testimonio
19
Los que luchan y los que lloran, Ed. Madiedo, La Habana, 1960.
20
Destacado locutor cubano, una de las voces iniciales, junto a Jorge Enri-
que Mendoza, Orestes Valera y Violeta Casal, de la emisora Radio Rebel-
de, fundada por el Che en la Sierra Maestra el 24 de febrero de 1958.

30
JUAN MARRERO GONZLEZ

nos lo ofreci, luego de la primera edicin del libro,


Orlando Gmez Balado, entonces integrante de la co-
lumna 1 en la Sierra Maestra y que, en los aos de la
revolucin victoriosa, se hizo periodista y trabaj en
Granma y Granma Internacional.
Pero de mayor trascendencia, a nuestro juicio, es haber
podido entrar en contacto con distintos documentos que
manos amigos nos hicieron llegar desde el Ecuador sobre
la corta vida de Carlos Bastidas, incluyendo algunos de
sus escritos en peridicos ecuatorianos.
Con la lectura de estos materiales y cuntos otros no
existirn? hay elementos suficientes para apreciar que
Bastidas era capaz de hacer un buen periodismo no solo
por su vocacin e inteligencia, sino tambin porque sus
sentimientos estaban plenamente identificados con la cau-
sa de los pobres, de los humildes, de los explotados, de los
discriminados, de los oprimidos. Una conferencia que dict
en Medelln, Colombia, en 1957, sobre el problema ind-
gena en el Ecuador, y que reproducimos ntegramente en
esta edicin, es prueba de lo avanzado del pensamiento
poltico y social del joven periodista.
Cundo naci la idea de este libro? Pens en l, a prin-
cipios de 1994, cuando estuvo en La Habana Edmundo
Bastidas, hermano del periodista asesinado, quien partici-
paba en el IV Encuentro Latinoamericano y del Caribe
por la solidaridad, la soberana, la autodeterminacin y la
vida de nuestros pueblos.
Estando en el Palacio de Convenciones, Edmundo supo
que yo haba estado entre las pocas personas que partici-
paron en 1958 en el velorio y entierro de su hermano. Me
pidi si lo poda acompaar hasta el cementerio y visitar el
lugar donde reposaban sus restos, el panten de la Asocia-

31
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

cin de Reprters de La Habana. Tambin quera conocer


el sitio donde le dispararon y mataron a su hermano.
Aquella tarde, en ambos sitios, mucho hablamos sobre
lo sucedido en mayo de 1958 en La Habana y la situacin
poltica, econmica y social existente entonces en Cuba, y
l me cont extensamente sobre el quehacer periodstico y
poltico de Carlos, a quien caracteriz como un potro sal-
vaje que buscaba siempre el horizonte ms amplio.
En aquel encuentro pude conocer que Edmundo tam-
bin haba ejercido el periodismo. Fue corresponsal en
Estados Unidos del diario La Nacin, que ya no existe, y
de la revista Vistazo, una de las ms importantes del
Ecuador. Luego, en su pas, trabajara para El Telgrafo,
El Universo y El Comercio.
Supe que era un hombre de campo con la fortuna de
tener instruccin. Es propietario de algunas tierras en
Quinind, en la provincia de Esmeraldas, y con la ayuda
de su esposa Mara y sus hijos, cultiva y comercializa,
entre otros productos, pltanos y aceite de palma.
En esos das organizamos una actividad en la casa de
la Unin de Periodistas de Cuba (UPEC) en homenaje a
Carlos Bastidas, y develamos una placa en su memoria.
Varios integrantes de la delegacin ecuatoriana al encuen-
tro latinoamericano y caribeo estuvieron presentes en
ese acto junto con el embajador del Ecuador en Cuba,
Alejandro Romn.21
Las revelaciones que surgieron tanto de mis conversa-
ciones con Edmundo como del encuentro en la UPEC me
21
Abogado y periodista, fue secretario general de la administracin del
gobierno de Jaime Rolds. Desempe el cargo de embajador en Cuba en
los aos iniciales del perodo especial, a principio de la dcada de los
noventa.

32
JUAN MARRERO GONZLEZ

motivaron a escribir un largo reportaje, que publicase al-


gn tiempo despus la revista Bohemia, sobre el asesinato
del periodista ecuatoriano en La Habana en 1958. Acud,
con tal objetivo, a los archivos en busca de algunas preci-
siones. Desde aquel entonces acarici la idea de hacer un
trabajo ms amplio sobre Bastidas.
En Bohemia, bajo el ttulo Tras el rastro de un asesi-
nato en La Habana, escrib: Aquel hombre prendi la
fosforera y la acerc a los osarios en busca del nombre de
su hermano. Estbamos en el panten de la antigua Aso-
ciacin de Reprters de La Habana, en el Cementerio de
Coln. Habamos descendido hasta el segundo nivel, has-
ta donde llegaban unos tenues rayos de luz que penetra-
ban por un costado. Aquel hombre, de rostro sereno y
ostensible firmeza acariciaba un viejo sueo: encontrarse
frente a la tumba de su hermano, al que viese por ltima
vez a finales de la dcada de los cincuenta. La dictadura
de Batista lo haba asesinado. Aquel hombre acababa de
llegar desde el Ecuador para participar en el IV Encuen-
tro Latinoamericano y del Caribe por la solidaridad, la
soberana y la autodeterminacin y la vida de nuestros
pueblos. Dej, tras la sesin inaugural, el Palacio de Con-
venciones para intentar conocer el sitio donde mataron de
un balazo al hermano y tambin el lugar donde han repo-
sado sus restos []. Aquel hombre supo que este periodis-
ta, que entonces tena la misma edad de su hermano al
morir, haba estado entre las pocas personas que partici-
paron en 1958 en el velorio y entierro de Carlos Bastidas
Argello. Me pidi si lo poda acompaar hasta el cemen-
terio. Por supuesto, fue mi respuesta. Lo primero que
hicimos fue llegar al edificio donde se hallan las oficinas
administrativas de la necrpolis. Planteamos el asunto y

33
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Jaime, un viejo empleado que maneja los libros de en-


terramientos y exhumaciones, quien pregunt: Recuer-
dan la fecha? En mayo de 1958, el da es ms difcil
[]. Nombre de l? Carlos Bastidas Argello, era
un periodista ecuatoriano que haba subido a la Sierra
Maestra []. S, recuerdo el caso, dijo Jaime sin qui-
tar sus ojos del grueso libro donde buscaba ese nombre
entre los sepultados en mayo de 1958. Aqu est! Lo
enterraron el da 17. Cuartel SO, Cuadro 13 Interior.
Nicho A. Apartamento 133012, ley, y prosigui: Y lo
exhumaron el 2 de mayo de 1963. Permanece en el mis-
mo panten; su osario est en el nicho 124.22
Meses despus, procedentes del Ecuador, nos llegaron
dos lbumes: uno de fotos, otro con recortes de peridicos,
cartas y otros documentos sobre Bastidas, material sufi-
ciente para intentar el trazo de la vida de este periodista,
de su hogar paterno, de su infancia, de sus estudios, del
despertar de su vocacin periodstica, de su peregrinaje por
Estados Unidos, Hungra, Colombia, Venezuela y Cuba.
Y as naci la primera edicin de ese libro que, al igual
que este, llev el ttulo Andanzas de Atahualpa Recio, nom-
bre que asumi Bastidas durante su estancia en la Sierra
Maestra. Trabaj en ella durante 1994 y 1995. En agosto
de 1996 ya tena listos los originales. An estbamos en los
aos duros del perodo especial, cuando la revolucin cuba-
na y su pueblo tuvieron que resistir las consecuencias del
derrumbe de la Unin Sovitica y del socialismo en Europa,
y el recrudecimiento del criminal bloqueo norteamericano
con las leyes Torricelli y Helms-Burton, que han pretendido
causar mayores sufrimientos y dificultades a la Cuba revo-

22
Bohemia, 2 de septiembre de 1994.

34
JUAN MARRERO GONZLEZ

lucionaria. En esa situacin era impensable la edicin del


libro en La Habana. El poco papel de que se dispona, a
causa de la escasez de recursos financieros, era destinado a
las prioridades de la educacin, a mantener la salida de los
peridicos y revistas, con reducciones de pginas y nmero
de ejemplares, y a la impresin de documentos sumamente
importantes para informacin del pueblo y del mundo.
Un da, casualmente, lleg a la sede de la UPEC un
viejo colega y luchador ecuatoriano, amigo de Cuba y de
sus periodistas, Alberto Maldonado S.23 Entonces, ocupa-
ba el cargo de decano de la Facultad de Comunicacin
Social de la Universidad Central del Ecuador. Tras plan-
tearle la situacin que tenamos en el pas, le propuse la
idea de buscar un editor en el Ecuador para el libro luego
de que leyese su original. Maldonado acept y se llev las
cuartillas manuscritas.
Poco tiempo despus me comunic que la Facultad de
Comunicacin Social y la Unin de Nacional de Periodis-
tas haban llegado a un acuerdo para editar el libro. Pien-
so me dijo que tenemos una estupenda oportunidad de
iniciar con el libro sobre Bastidas una tarea editorial per-
manente. La facultad tiene un pequeo taller de impresio-
nes y la Unin Nacional de Periodistas me dar ayuda en
la adquisicin del papel. Lo que s te pedimos es la renun-
cia a tus derechos de autor. Correcto, Alberto. Mtanle
manos. Lo importante es la edicin del libro, le respond.
Por correo electrnico envi el texto escrito, y adems
las fotos y documentos escaneados que se insertaran en

23
Ex decano de la Facultad de Comunicacin Social de la Universidad
Central. De origen indio, ha dirigido medios de comunicacin y organi-
zaciones gremiales de periodistas en el Ecuador. Ha sufrido crcel por
sus luchas populares.

35
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

la obra. En septiembre de 1997 el libro estaba listo: 1700


ejemplares. La Facultad de Comunicacin Social de la
Universidad Central me invit a la presentacin que tuvo
lugar el 23 de octubre en el teatro principal de la sede del
Centro Internacional de Estudios Superiores para Amri-
ca Latina (Ciespal). Ms de ciento cincuenta personas asis-
tieron a tal actividad, entre ellas el embajador de Cuba,
Ren Castro Marchante; el director del Ciespal, Jorge Man-
tilla; la vicepresidenta de la Unin Nacional de Periodis-
tas, Florha Proao; el presidente del Colegio de Periodis-
tas de Pichincha, Rodolfo Muoz Zapata; y los familiares
de Carlos Bastidas. Diferentes medios de la prensa de
Quito, entre ellos Ecuavisin, La Voz de los Andes, Ra-
dio La Luna, Radio Catlica, Radio Democracia y el pe-
ridico Hoy, dieron amplia cobertura al acontecimiento.
En ese acto Maldonado expuso que con la edicin de
Andanzas de Atahualpa Recio los periodistas ecuatoria-
nos pagamos una deuda con un hombre que debera estar
siempre presente entre nosotros, ya que es un paradigma
digno de imitacin, especialmente en estos tiempos en
que la tendencia es hacia el periodismo de escritorio, re-
petitivo y superficial. Y como autor del libro expres lo
siguiente:
Les confieso que en los ltimos aos puse alma y cora-
zn, y todo el tiempo libre de que pude disponer, para reco-
ger en las pginas del libro Andanzas de Atahualpa Recio
una aproximacin a la vida, pasin y el asesinato en La Ha-
bana del periodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argello.
Requiri investigacin en las bibliotecas, anlisis de
algunos documentos y recortes de publicaciones, localiza-
cin y entrevistas con personajes que intimaron o conocie-
ron a Bastidas durante su corta permanencia en Cuba.

36
JUAN MARRERO GONZLEZ

El contenido de este libro podemos catalogarlo como


un extenso reportaje histrico, en el cual lo que hice fue
reconstruir hechos y ordenar la informacin de que pude
disponer. Trat en todo momento de ser exacto y veraz.
Les confieso tambin que de haber dispuesto de ma-
yor tiempo hubiese podido hurgar y profundizar ms en
algunos pasajes del libro y evitar algunos vacos que el
lector va a encontrar en el relato.
Mientras preparaba el libro me hice muchas pregun-
tas que an no les he hallado respuestas. Por ejemplo:
Con quin hizo contacto Carlos Bastidas para poder lle-
gar a Cuba y a la Sierra Maestra? Fue, ciertamente, con
militantes del Movimiento 26 de Julio, pero quines lo
propiciaron. Hay versiones de que estando en Caracas
contact con representantes del Movimiento 26 de Julio,
que tenan un fuerte destacamento en la capital venezolana.
O esos contactos los obtuvo una vez que lleg a La Haba-
na? Lo que s hemos podido verificar es que cuando lleg
a Santiago de Cuba all lo esperaban militantes de la
clandestinidad del M-26-7, entre quienes estaba la perio-
dista Nydia Sarabia. Su encuentro con Fidel fue casual
o estuvo programado? Quin tir la foto en que apare-
cen ambos? En fin, hay muchas interrogantes sin res-
puestas, porque muchos de los que supimos tuvieron con-
tactos con l fallecieron o no viven en Cuba.
Su presencia en Colombia o en Venezuela tampoco
est lo suficientemente investigada. Nos ha faltado in-
formacin. De manera que, como autor, siento cierta
insatisfaccin, aunque no dejo de reconocer que lo plas-
mado en el libro constituye un justo y merecido home-
naje a este valeroso, digno y talentoso joven periodista
ecuatoriano.

37
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

El ltimo periodista asesinado en Cuba fue Carlos


Bastidas. En los aos transcurridos de revolucin se ha
tenido un respeto absoluto por la integridad fsica de los
periodistas, tanto los cubanos como los extranjeros, aun-
que los enemigos de la revolucin cubana en sus guerras
mediticas digan todo lo contrario.
Debo decirles tambin que la muerte de este periodis-
ta ecuatoriano no fue en vano. Nos dej lecciones de buen
periodismo, de audacia y valenta; de un pensamiento
creador que como un potro salvaje avanzaba en busca de
nuevos horizontes y, a la vez, abrazaba las ideas e intere-
ses de los pobres, de los humildes, de los explotados, de
los discriminados, de los oprimidos de nuestra Amrica.
En las pginas de este libro pueden encontrarse algunas
de esas lecciones.
Algo olvid en l: ponerle una dedicatoria. Y quiero
hacerlo ahora. Lo dedico a todos los periodistas latinoa-
mericanos, entre ellos a Atahualpa Recio, que con su san-
gre han contribuido a fertilizar el camino de la libertad
de nuestros pueblos, la ruta por el derecho de nuestros
pueblos a la independencia, la soberana, la justicia so-
cial y la dignidad.
Y quiero, finalmente, presentarles un breve testimo-
nio de alguien que conoci a Carlos Bastidas durante su
permanencia en la Sierra Maestra. Antes de venir para
Quito grab un video con el testimonio de Orlando Gmez
Balado, entonces integrante de las fuerzas guerrilleras que
combatan en la Sierra Maestra, y actualmente periodista
del semanario en varios idiomas Granma Internacional.
Este testimonio de Orlando Gmez form parte de un
documental sobre Bastidas preparado por la Facultad de
Comunicacin Social de la Universidad Central del Ecua-

38
JUAN MARRERO GONZLEZ

dor. El documental se estren durante el acto de presen-


tacin del libro.24
Orlando Gmez record sus contactos con Carlos
Bastidas en la Sierra Maestra: Lo conoc siendo yo un
joven rebelde en la columna 1 que diriga el Comandante
en Jefe Fidel Castro. Mi edad, entonces, era de dieciocho
aos, mientras que Carlos creo tendra unos veinticinco.
Lo que ms me atrajo de l era la alegra y entusiasmo
con que acometa cualquier tipo de accin en la Sierra.
Fue de los primeros que habl a travs de la Radio Rebel-
de antes de que esa emisora se fundara oficialmente, y
luego se traslad a la comandancia en La Plata, donde
establece una relacin con Fidel, Celia y otros compae-
ros de la direccin del Ejrcito Rebelde.
All, o sea, en La Plata, me encontraba yo, y logr
establecer una amistad con l en unos pocos das. Cuando
lo conozco l llevaba aproximadamente un mes en la Sie-
rra. Hasta ese momento haba hecho muchas entrevistas
y haba tirado muchas fotos. Recuerdo que en esos mo-
mentos no haba an escrito nada especficamente sobre
lo que l quera transmitir a su pas y al mundo, y que
era dar a conocer los ideales de la revolucin cubana, las
caractersticas de los hombres que participaban en la lu-
cha, el porqu de esa guerra y, sobre todo, cmo contaba
con el apoyo del campesinado y del pueblo.
De mis conversaciones con Carlos pude conocer que
sus ideales estaban junto a los ms necesitados y humildes,
y tena criterios muy progresistas con relacin al periodis-
mo y el papel del periodista. Aunque yo no tena entonces

24
Palabras en el acto de presentacin del libro Andanzas de Atahualpa Recio
en el Ciespal, Quito, 23 de octubre de 1997.

39
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

un profundo conocimiento sobre ese tema, y l s, coinci-


da plenamente con sus opiniones y observaciones.
Orlando tambin habl de lo acontecido el da en que
asesinan a Bastidas en La Habana, pues el hermano menor
suyo, Luis Gmez Balado, fue testigo del hecho. Cuando
Carlos deja la Sierra Maestra yo le entrego una carta para
que la lleve a mi madre, quien era la duea del hotel Pasaje,
prximo al Parque Central de La Habana, y el periodista se
aloja en ese lugar. Una noche, Carlos y mi hermano salen a
tomarse unos tragos en un bar cercano al hotel. Parece ser
que ya lo venan siguiendo. Ignoro, en realidad, en qu mo-
mento la dictadura de Batista detect su presencia en La
Habana y cmo supieron que viva en el hotel de mi madre.
Lo que les voy a contar sobre lo ocurrido en el bar
Cachet, situado en la calle Prado casi esquina a Neptuno,
es lo que mi hermano nos relat una vez que nos reunimos
tras el triunfo de la revolucin. Segn l, un hombre fuer-
te, alto, hizo su entrada al bar, y sin ton ni son, sin causa
alguna, comienza a ofender y provocar al ecuatoriano. Carlos
se levanta de la silla para responderle, y es cuando el indi-
viduo lo empuja y lo tira al piso, e ipso facto saca su pistola
y le dispara. Das despus se comprueba que el atacante
era un esbirro muy conocido de la dictadura. Quien come-
ti tal crimen era, en fin, un asesino profesional.
Al triunfar la revolucin, en los primeros das de ene-
ro de 1959, mi hermano presenta ante los tribunales re-
volucionarios una acusacin con nombre y apellidos del
asesino de Carlos. Pero desafortunadamente el sujeto ya
haba escapado hacia Estados Unidos, donde recibi re-
fugio. No pudimos detenerlo. Si lo hubisemos hecho ha-
bra tenido que pagar bien caro por el crimen de Carlos y
otros hechos de sangre en que tuvo participacin.

40
JUAN MARRERO GONZLEZ

Aquella primera edicin llevaba una introduccin fir-


mada por Alberto Maldonado Maldonado, bajo el ttulo
Rescate de la memoria. He aqu algunos fragmentos:
Para 1958, Fidel Castro ya era noticia mundial.
Atrincherado en la Sierra Maestra, comandaba las co-
lumnas victoriosas de los alzados en armas y articulaba
el que habra de ser el primer ensayo de una revolucin
socialista en Amrica Latina. Para la poca, en nuestros
pases no haba periodista que se precie de digno y ho-
nesto, que no pretendiera llegar hasta el lder cubano y
entrevistarlo. Era un autntico desafo, con riesgo de la
propia vida, ya que la tirana de Fulgencio Batista ha-
ba tendido, a su vez, un cerco de sangre y fuego, muy
difcil de sortear.
Pero el periodismo como profesin tiene precisamente
este atractivo como imn para que tratemos de cumplir
aquellas tareas testimoniales consideradas peligrosas, ms,
si existe de por medio una identificacin ideolgica, pol-
tica o sentimental con la causa de quienes estn librando
una batalla de enorme contenido popular y democrtico
o con el conductor de un episodio que casi tiene caracte-
rsticas mitolgicas.
Sin duda, algo de esta compulsin debi haber lleva-
do a Carlos Bastidas Argello al bastin de la Sierra Maes-
tra. l logra burlar a los sicarios y agentes de la dictadu-
ra batistiana y llegar a la vanguardia de la lucha armada
revolucionaria, al promediar marzo de 1958. Por lo que
relatan combatientes que estuvieron con l y el periodista
argentino Jorge Ricardo Masetti, con quien coincide en
esta misin, Bastidas no est solamente como correspon-
sal de un diario norteamericano, recogiendo materiales
para sus reportajes y entrevistas, sino como un guerrillero

41
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

ms, asimilado a la vida del combatiente, y participando


en tareas revolucionarias como las de guionista y locutor
de la naciente Radio Rebelde.
Pero Carlos Bastidas, el joven milagreo que ha esta-
do con Fidel y otros guerrilleros, que ha recogido muchos
materiales periodsticos y que seguramente va a cumplir
alguna misin revolucionaria fuera de Cuba, comete al-
gn desliz o es chivateado (denunciado) por quin sabe
quin, y cae en un incidente evidentemente montado por
la seguridad batistiana. Un ecuatoriano ms se suma as
a la lista de los hroes y mrtires por la independencia y
la libertad de la mayor de las Antillas.
Ms adelante, refirindose a cmo recibi el pueblo del
Ecuador la noticia del asesinato de Bastidas en La Haba-
na, Maldonado apunta: Para mayo de 1958 la noticia del
asesinato de Carlos Bastidas sorprende a todos los ecuato-
rianos, especialmente a nosotros, los periodistas. Pocos sa-
ban de su existencia, ya que siendo muy joven todava
haba salido a Estados Unidos a seguir sus estudios socia-
les, y a iniciar su corta pero fulgurante carrera periodsti-
ca. Se haba afiliado a la Unin Nacional de Periodistas,
matriz de Quito, y haba colaborado en dos o tres diarios
nacionales, especialmente El Telgrafo de Guayaquil, del
cual era corresponsal itinerante.
Sin embargo, el crimen conmocion al pas. Se eleva-
ron muchas voces de protesta, y se pidi el rompimiento
de relaciones diplomticas con el sanguinario gobierno de
Batista. Desde Guayaquil se lanz la idea de erigir un
monumento en su memoria, en su ciudad natal, Milagro.
Para la segunda mitad del 58 la revolucin cubana se
haba extendido, como races profundas de un viejo roble,
por toda Cuba, y el 1 de enero de 1959, Fidel, el Che,

42
JUAN MARRERO GONZLEZ

Camilo Cienfuegos y tantos otros gloriosos combatientes,


triunfaban en toda la extensin geogrfica de la isla e
iniciaban ese proceso revolucionario que hasta hoy perdu-
ra y se afianza, a pesar de todo lo que se ha hecho en su
contra y de lo que ha ocurrido en el mundo entero.
Carlos Bastidas no pudo ser testigo de ese aconteci-
miento que lo vislumbraba como histrico. Su nombre
fue repetidamente mencionado en esos aos; pero, poco a
poco, por esa tendencia nuestra a la amnesia, a la desme-
moria, la figura de este ecuatoriano periodista fue cu-
brindose del polvo del olvido.
Habra de ser otro periodista, cubano l, que se decide
a rescatar la memoria y a escribir este libro, que perenniza
una vida entregada por completo al periodismo combati-
vo y libre. Juan Marrero Gonzlez es quien cumple este
deber y nos entrega estas pginas, llenas de emocin, de
mensaje, de profesionalismo.
Es que el asesinato de Bastidas ocurri precisamente
en el ao en que Marrero se iniciaba como periodista; y
precisamente l fue uno de los pocos que acompaaron el
sepelio del ecuatoriano asesinado por el delito de haber
subido a la Sierra Maestra.
En el acto de presentacin de la primera edicin del
libro, Edmundo Bastidas ofreci un dato que desconoca-
mos. Afirm que a principios de marzo de 1958 vio por
ltima vez a Carlos en la ciudad de Chicago. Yo estudiaba
en una universidad cercana a esa ciudad, y en una tarde
muy fra me visit, y me anunci el propsito de irse a
Cuba y subir a la Sierra Maestra. Estuvo hablando duran-
te dos das de sus planes futuros. Y me dijo tambin: ao
as me llamaba de vez en cuando, luego de Cuba, regre-
sar al Ecuador, y voy a ser otro. No voy a correr mucho.

43
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Este dato ofrecido por Edmundo es testimonio de que


Bastidas lleg a La Habana procedente de territorio esta-
dounidense. Es que acaso los contactos con el 26 de
Julio los hizo en Estados Unidos? Esa es otra pregunta
sobre la cual no existe respuesta.
Edmundo habl mucho aquel da en el teatro del
Ciespal sobre la educacin que sus padres le dieron a l y
a Charles as se le deca en la casa; de los hbitos que le
inculcaron, entre ellos el leer mucho para que fuesen gen-
te culta, para lo cual disponan de una pequea bibliote-
ca en la casa; de la inteligencia de que estaba dotado
Charles y de su vocacin periodstica desde que tena ca-
torce aos de edad cuando fund y dirigi la publicacin
Vida Estudiantil en el colegio Meja. Era un admirador
del inca Atahualpa porque defendi su tierra y por eso,
en la Sierra Maestra, us el seudnimo de Atahualpa Re-
cio. Y tambin admiraba a Bolvar, a Mart y a George
Washington. Era un eterno defensor de la verdad. Y antes
de salir del Ecuador ya conoca los cuatro puntos cardi-
nales de nuestro pas, y senta y era solidario con la situa-
cin de los indios, de los negros, y del pueblo humilde en
los suburbios de Guayaquil y Quito.
Tambin Edmundo reflexion aquel da sobre la muer-
te de Charles en Cuba: La vida nadie la tiene asegurada.
Nadie sabe dnde va a caer. Es una gloria caer como l
cay, aunque ello fue muy doloroso para mis padres y
para m.25

25
El discurso de Edmundo Bastidas, as como el documental con el testi-
monio de Orlando Gmez Balado a que hicimos referencia, estn en un
video que recoge todo lo ocurrido el 23 de octubre de 1997 en el acto
efectuado en el Ciespal, Quito, y que es conservado por el autor de este
libro.

44
JUAN MARRERO GONZLEZ

En los aos de la dictadura de Batista la embajada del


Ecuador mantuvo sus puertas abiertas para los jvenes
revolucionarios perseguidos. Ignorando las amenazas de
los verdugos batistianos, el embajador Virgilio Chiriboga,
culto humanista, daba albergue a todos aquellos que es-
taban en peligro de morir. En 1958 alrededor de setenta
cubanos que se refugiaron en la embajada ecuatoriana en
La Habana vivan en el Ecuador, una parte de ellos en
Guayaquil. La presencia de ellos en el Ecuador contribu-
y mucho a fortalecer los lazos de amistad y solidaridad
entre ambos pueblos.
Cuando acompaamos en 1994 a Edmundo Bastidas
y a su abogado y amigo Gustavo Rodrguez, tambin muy
solidario con la revolucin cubana, hasta el panten de la
desaparecida Asociacin de Reprters de La Habana, en
la Necrpolis de Coln, pasamos unos momentos no de-
seables, bien dolorosos y amargos, porque encontramos
ese lugar en condiciones muy deplorables. Encendiendo
constantemente fsforos de una caja que se agot y una
fosforera, los tres logramos bajar a los pisos inferiores del
panten. Ya en el fondo del panten escrib entonces en
Bohemia, Edmundo deja de hablar. Con la fosforera en-
cendida busca en cada osario el nmero y el nombre del
hermano. !Aqu est!. Lo vemos sacar del bolsillo de su
guayabera una diminuta flor silvestre, que arranc de
algn cantero antes de entrar al panten, e intenta colo-
carla en la delgada hendija existente entre el nicho y el
osario. La semioscuridad no nos permite ver si hay lgri-
mas en sus ojos.
Silencioso, visiblemente triste y adolorido, sali del
panten. Nada me coment sobre la deplorable situacin
que haba encontrado all. Qued petrificado y no dijo ni

45
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

una palabra, pero su rostro lo deca todo. A nosotros nos


pas igual. Quedamos muy consternados. Gustavo, su
amigo, sugiri hacernos una foto junto a la entrada del
panten. Edmundo no puso reparos.
A partir de entonces la UPEC comenz a hacer gestio-
nes para intentar solucionar la situacin de aquel pan-
ten. La carencia de recursos, por una parte, y la mentali-
dad burocrtica de los que administraban el panten, por
otra, se convirtieron en obstculos insalvables para nues-
tro empeo.
En octubre de 1997 volvimos a encontrarnos en Qui-
to con Edmundo, en ocasin del lanzamiento de la pri-
mera edicin del libro Andanzas de Atahualpa Recio, y
l, haciendo un aparte conmigo, me confes que haba
quedado muy dolido por la situacin del panten donde
estn los restos de su hermano, y que incluso estaba
siendo fuertemente presionado por otros familiares para
retornarlos al Ecuador. Pero mi decisin dijo es que
reposen en Cuba porque tal fue la voluntad de mi pa-
dre, y eso hay que respetarlo. Tambin me habl de
que comprenda la difcil situacin econmica que tena
Cuba y que estaba dispuesto a hacer alguna contribu-
cin econmica para que su hermano tuviese una tumba
que pudiese ser visitada. Quiero ir a Cuba nuevamente
y quiero llevar a mis hijos, dos de los cuales han seguido
los pasos de mi hermano, y estn al concluir los estudios
de periodismo. Pero quiero que eso ocurra cuando los
restos de mi hermano estn en un lugar sencillo, pero no
doloroso.
Prometimos al hermano que la UPEC no descansara
en hacer todo lo posible para dar una solucin a esa triste

46
JUAN MARRERO GONZLEZ

situacin. Trasladamos el caso, de inmediato, con todos


sus antecedentes, al Comandante de la Revolucin Juan
Almeida Bosque, presidente de la Asociacin de Comba-
tientes de la Revolucin Cubana, y pocos meses despus
los restos de Carlos Bastidas fueron trasladados al Pan-
ten de los Veteranos de la Independencia, donde se en-
cuentran muchos mrtires de la revolucin cubana, in-
cluidos los cados en la guerra de Angola, y as se lo
notificamos a Edmundo en la siguiente carta:
Ciudad de La Habana, 18 de marzo de 1998
Ao del Aniversario 40 de las Batallas Decisivas de la
Guerra de Liberacin
Cro. Edmundo Bastidas
Quito, Ecuador
Estimado Edmundo:
A solo unos minutos de haber procedido a trasladar los
restos de su hermano hacia el Panten de los Veteranos
de la Independencia, le escribo estas lneas. Su osario
fue ubicado en el nicho nmero 1663 de ese panten,
junto a combatientes cados en la guerra de liberacin
nacional, de nuestra guerra de independencia contra el
colonialismo e internacionalistas.
La presidencia de la UPEC estuvo presente en la cere-
monia de traslado de los restos y coloc una ofrenda
floral ante el nuevo sitio de reposo de los restos de Car-
los Bastidas. Se trata de un lugar lleno de respeto y de
permanente atencin y cuidado.
Tenemos el firme propsito de efectuar una peregrina-
cin de los periodistas cubanos al Cementerio de Coln

47
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

el prximo 13 de mayo, da en que se cumplen cuarenta


aos de su asesinato, y frente al Panten de los Veteranos
de la Independencia rendir homenaje a Carlos. Espera-
mos que para esa ocasin pueda concretar su nueva visita
a Cuba, junto a sus familiares, tal como me lo expresase
en Quito en octubre del pasado ao.
Saludos a su esposa e hijos. Para usted un sincero abrazo,
Juan Marrero

48
JUAN MARRERO GONZLEZ

EN LA SIERRA MAESTRA: ESPRITU JUVENIL


GANADO POR LA REVOLUCIN

Cuatro periodistas latinoamericanos, sin contar a los


cubanos, estuvieron en la Sierra Maestra para reportar la
lucha de los guerrilleros de Fidel Castro contra la dicta-
dura de Batista. Todos ellos lo hicieron en 1958, el lti-
mo ao de la guerra. Ellos fueron Carlos Mara Gutirrez,
de Uruguay; Manuel Camn, de Mxico, Jorge Ricardo
Masetti, de Argentina, y Carlos Bastidas, del Ecuador.
Masetti26 y Bastidas coincidieron y se conocieron en la
Sierra Maestra. Del encuentro de ambos cont Masetti en
su libro Los que luchan y los que lloran:
Al caer la tarde me invitaron a tender la hamaca que
me haba conseguido Celia,27 en rboles cercanos a los que
ellos utilizaban. Subimos una loma corta, pero muy empi-
nada, y nos disponamos a cenar cuando Delio (Gmez)
Ochoa, uno de los capitanes de Castro, aparece guiando a
dos personas sin uniforme: uno de ellos, el mayor, con

26
Lleg a la Sierra Maestra en 1958. Entrevist a Fidel y al Che. Public
ese mismo ao en Buenos Aires el libro de reportajes Los que luchan y los
que lloran. Fue uno de los organizadores de la Operacin Verdad, reali-
zada en Cuba en enero de 1959, de la cual naci la agencia noticiosa
Prensa Latina. Masetti fue su primer director. Muri en Salta, Argenti-
na, en 1964, al frente de un destacamento guerrillero.
27
Se refiere a Celia Snchez, herona de la revolucin cubana, combatiente
guerrillera. Fue un factor decisivo en la organizacin de la guerrilla en la
Sierra Maestra tras el desembarco de los expedicionarios del yate Granma.
Al triunfo de la revolucin fue secretaria del Consejo de Ministros y
estuvo siempre cerca de Fidel Castro. Falleci en 1980.

49
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

barba negra y cara de enojo; el otro, perfectamente afei-


tado y sonriente se me present enseguida:
T eres el argentino? Carlos Bastidas para servir-
te Soy el periodista ecuatoriano.
Cuando me acerqu para estrecharle la mano, calcul
que tendra no ms de veintids aos.
Me alegro de encontrar a un colega le dije.
Dos colegas. Este es Paquito, camargrafo cubano.
El barbudo, enojado, me dijo, imitando el acento ar-
gentino:
Qu decscheee
Pese a que la oscuridad era total, nos quedamos le-
vantados hasta la madrugada, fumando y charlando so-
bre la guerra que nos haba juntado en ese momento para
comer potaje sentados en el suelo y beber agua de cubo
comn, mientras a lo lejos se escuchaban las descargas
nocturnas de los encuentros o del terror de los guardias de
Batista batiendo constantemente la manigua desierta.28
Y ms adelante agrega: Bastidas haba subido a la
Sierra haca cerca de un mes. Y no se decida a volver. No
haba mandado una sola crnica a su diario y an no haba
realizado ningn reportaje. Simplemente miraba y partici-
paba de todo. Su espritu juvenil haba sido ganado por
completo por la revolucin y viva como un revolucionario
ms. Hablaba constantemente, salpicando de risas cual-
quier relato, y creo que an segua hablando cuando me
dorm.
Otras referencias sobre Carlos Bastidas hace Masetti
en su libro cuando se encuentra en la zona de Santo Do-

28
Este dilogo est en el libro de Jorge Ricardo Masetti Los que luchan y los
que lloran, Ed. Madiedo, La Habana, 1960, pp. 70 y 71.

50
JUAN MARRERO GONZLEZ

mingo, en el campamento del entonces capitn Luis Cres-


po. Masetti tuvo que retornar a la Sierra Maestra, luego
que en La Habana tuvo confirmacin de que sus reporta-
jes, transmitidos por Radio Rebelde, entre ellos entrevis-
tas realizadas a Fidel Castro y el Che, no se haban reci-
bido en Radio Mundo, su emisora de Buenos Aires. Retorn
para cumplir su misin.
Varios rebeldes estaban escuchando los informativos
radiales en un pequeo aparato porttil.
Alguna novedad? pregunt a Crespo.
Usted conoci a Carlos Bastidas, el ecuatoriano?
S, cerca de Jibacoa.
Lo mataron en La Habana La polica inform que
lo asesinaron al entrar a un bar. Fue un sargento del SIM,
al que se le escap un tiro que le perfor la cabeza.
Yo conoca a Carlos Se haba entusiasmado con la
revolucin y quera ir a Estados Unidos a promover una
accin en la OEA contra Batista.
S era muy joven.
Lo deben haber seguido al llegar a La Habana, y
cuando comprobaron que haba estado en la Sierra, lo
remataron. Fue en la calle Neptuno. Es muy posible que
haya hablado con alguien y lo chivatearon. Tena un car-
n de la Casa Blanca que lo acreditaba como periodista.
Haba estado en Estados Unidos algn tiempo y le costa-
ba trabajo creer que los yanquis fueran capaces de hacer
lo que estn haciendo aqu. Crea que con una buena
propaganda se podra presionar al Departamento de Es-
tado para que ordene el cese de los bombardeos.
S era muy joven.29

29
Id. pp. 134 y 135.

51
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Otro que conoci a Carlos Bastidas en la Sierra Maes-


tra y dej testimonio sobre ello fue el capitn aviador
Manuel Rojo del Ro, de nacionalidad argentina, quien
traslad un cargamento de armas para los rebeldes cuba-
nos desde Costa Rica. En declaraciones al diario El Tel-
grafo, de Guayaquil, Rojo del Ro relat que Bastidas
meda aproximadamente un metro y setenta centme-
tros, era delgado y tez triguea. Su aspecto era agradable
y se destacaba inmediatamente su don culto y caballero-
so; era muy locuaz.30
Segn Rojo del Ro, le llam la atencin que la modu-
lacin de la voz de Bastidas y su pronunciacin eran dife-
rentes a las de los ecuatorianos que haba conocido, a lo
cual el joven periodista le seal que era, quizs, porque
haba residido varios aos en Estados Unidos. Nos hici-
mos amigos e intercambiamos ideas. Me mostr un carn
de identificacin que lo acreditaba como periodista lati-
noamericano en Washington y con autorizacin para en-
trar en la Casa Blanca, apunt el piloto argentino.
Seal asimismo que en varias oportunidades se encon-
tr con el joven periodista ecuatoriano en la Sierra Maes-
tra. Acostumbraba a andar en una mula que le haban
facilitado para su cometido periodstico, a veces en compa-
a del doctor Pez,31 famoso mdico cubano, especialista
en fracturas de huesos por heridas con armas de fuego.
Esto le permita conocer ms de cerca los problemas de los
hospitales y personas accidentadas o heridas en combate.

30
27 de mayo de 1958.
31
Se refiere al doctor Julio Martnez Pez, mdico que estuvo alzado en la
Sierra Maestra. Tras el triunfo de la revolucin ocup, entre otras res-
ponsabilidades, las de ministro de Salud Pblica y director del Hospital
Ortopdico.

52
JUAN MARRERO GONZLEZ

Bastidas asisti a varios encuentros con el ejrcito de


Batista dice Rojo del Ro, entrevistado en Costa Rica,
obtuvo fotografas de nios, mujeres y ancianos masacrados
por la aviacin batistiana; tena esperanzas de colocar sus
trabajos en varios peridicos y revistas de Estados Uni-
dos, y especialmente en El Telgrafo, peridico del cual
me habl con singular cario.
Cuba ocup, a diario, desde el desembarco del Granma
el 2 de diciembre de 1957, los titulares de los principales
diarios del continente, a pesar de que la frrea censura de
prensa, impuesta por Batista, pretendi impedir que se
supiese la verdad. De una forma u otra la verdad se abri
paso, como siempre ocurre.
Fue 1957 un ao de sucesos trascendentes, sobre todo
a partir de que el influyente The New York Times confir-
mase que Fidel Castro estaba con vida en la Sierra Maes-
tra y encabezaba la lucha del ejrcito guerrillero contra
Batista. La versin oficial del rgimen de Cuba era que el
jefe rebelde haba sido muerto tras el desembarco.
El 9 de febrero lleg a La Habana, procedente de Nueva
York, el periodista Herbert Lionel Mathews, quien tiene a la
sazn cincuenta y siete aos de edad. Era muy conocido,
pues haba sido corresponsal de guerra en Abisinia en la
dcada de los treinta, y en Espaa durante la cruenta gue-
rra civil que dio al traste con la repblica e instaur la
dictadura de Franco. Mathews haba ganado muchos rele-
vantes premios periodsticos, entre ellos el John Moors Cabot,
de la Universidad de Columbia. Era el jefe de la pgina
editorial del The New York Times cuando llega a Cuba, acom-
paado de su esposa, supuestamente como simples turistas.
Ocho das despus, en la finca de Epifanio Daz, en
Los Chorros, a pocos kilmetros al sur del Purial de Jibacoa,

53
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

en las estribaciones de la Sierra Maestra, Mathews esta-


ra entrevistndose con Fidel Castro, primer paso de lo
que sera el reportaje ms extraordinario de su carrera
periodstica. Tres horas dur la entrevista. En una pe-
quea libreta negra el periodista tom abundantes no-
tas, mientras que el combatiente Ren Rodrguez, que
fue uno de los que acompa al periodista desde La
Habana, tira las fotos con una cmara no profesional.
Una de esas fotos, la de Mathews con Fidel, se hara
pronto famosa en el mundo entero.
Fidel le cuenta a Mathews las peripecias de la guerrilla
desde el desembarco cerca de la playa Las Coloradas el 2 de
diciembre. Explica cmo a pesar del feroz cerco tendido
por la tirana y la muerte y captura de muchos de los
expedicionarios, la tropa guerrillera pudo reagruparse, con-
solidarse y realizar acciones victoriosas contra el ejrcito.
Ms tarde Mathews escribir que a medida que escuchaba
a Fidel sacaba la impresin de que su lucha era invencible.
Fidel le habl de los setenta y nueve das de lucha en la
Sierra, y tambin del apoyo en armas que el gobierno de
Estados Unidos daba a la dictadura de Batista.
Dos das despus Mathews est nuevamente en La Ha-
bana y parte esa misma noche hacia Nueva York. Su espo-
sa Nancie lleva escondidos bajo su vestido los papeles con
las notas tomadas por el periodista en la Sierra Maestra.32
El 24 de febrero The New York Times public en su
primera pgina la entrevista con Fidel: Cuban rebel chief
is visited in mountain hideout. Leader of revolt found

32
La informacin del relato sobre el encuentro de Fidel y Mathews en la
Sierra Maestra est tomada del suplemento especial del peridico Granma,
18 de febrero de 1997, titulado Diario de la guerra, del investigador
Pedro lvarez Tabo.

54
JUAN MARRERO GONZLEZ

still alive. De inmediato el rgimen desmenta al perio-


dista diciendo que era incierto que el periodista hubie-
se estado en la Sierra Maestra; pero Matthews haba lan-
zado el anzuelo y el pez de Batista mordi con rapidez.
El 25 de febrero de 1957 reafirmaba su visita al jefe
rebelde al publicar una foto junto a l bajo el epgrafe:
Rebel strenght growing in Cuba but Batista has the upper
hand. Insertaba la firma de Fidel Castro debajo de la foto,
fechada el 17 de febrero de 1957 en la Sierra Maestra.
Matthews haba logrado, de tal manera, romper la censura
impuesta por la dictadura. Ya no se poda negar la presen-
cia del lder rebelde en el corazn de la Sierra Maestra.
Otros acontecimientos bien sonados en 1957 fueron el
ataque el 13 de marzo al Palacio Presidencial por el Di-
rectorio Estudiantil Revolucionario y la accin de ocupa-
cin de la emisora Radio Reloj, tras la cual se produjo el
asesinato del lder estudiantil universitario Jos Antonio
Echeverra; la multitudinaria manifestacin popular que
acompa el sepelio de Frank Pas, en Santiago de Cuba;
el levantamiento militar y popular del 5 de septiembre
en la surea ciudad de Cienfuegos; el asalto policaco a la
embajada de Hait y el asesinato dentro de ella de ocho
jvenes revolucionarios all refugiados.
Entrado ya 1958, tras el fracaso de la ofensiva de in-
vierno de Batista contra los guerrilleros de la Sierra Maes-
tra, el secuestro en La Habana del as del volante argenti-
no Juan Manuel Fangio33 por un comando revolucionario

33
El 23 de febrero de 1958 un comando del Movimiento 26 de Julio se-
cuestr al afamado piloto de autos argentino Juan Manuel Fangio en
La Habana, en vsperas de una competencia en el circuito del malecn
habanero. Fangio, que das despus fue entregado sano y salvo, volvi a
Cuba en 1981. Falleci en 1996.

55
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

fue un golpe propagandstico del Movimiento 26 de Julio


que estremeci a Argentina y al resto de Latinoamrica.
En esas circunstancias creci an ms el inters por
Cuba y los periodistas de diversos pases por saber direc-
tamente lo que en verdad ocurra en este escenario caribeo.
Carlos Bastidas, quien entonces estaba en Caracas donde
haba sido testigo de la cada de la dictadura de Marcos
Prez Jimnez, fue uno de los periodistas que se interes
por la suerte de la revolucin cubana.
Anteriormente su olfato, sagacidad y audacia periods-
ticos lo haban llevado a ser testigo del derrocamiento de
la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla en 1957, en Co-
lombia. Intent infructuosamente entrar a Repblica
Dominicana, pero el dictador Trujillo no le dio permiso.
Le quedaban como destinos la Cuba de Batista y la Nica-
ragua de Somoza. Opt por viajar a la primera y le avis
a su madre, en carta del 9 de marzo de 1958, que pensa-
ba permanecer en la mayor de las Antillas hasta que ca-
yese la dictadura de Batista. Ello formaba parte de un
proyecto que haba acariciado: escribir un libro sobre las
cadas de las dictaduras militares en Amrica Latina.
Bastidas retorn a Estados Unidos, y fue hasta Chicago
para comunicarle personalmente a su hermano Edmundo
quien estudiaba en una universidad cercana a esa ciu-
dad estadounidense la decisin de ir a Cuba y entrar a la
Sierra Maestra.
No tienes temor a hallar la muerte metindote en las
revoluciones y en la violencia poltica?, le pregunt una
vez su madre, y el joven periodista Carlos le respondi:
Lo mismo me da morir tarde que temprano, pero me
hieren profundamente las injusticias, y sufro cuando el
pueblo sufre.

56
JUAN MARRERO GONZLEZ

No lo animaba, pues, solo la bsqueda de la noticia o


el gran reportaje, sino tambin cmo servir con su pluma
a las vctimas de la opresin y las injusticias. Y esto, sin
duda, es lo que llev a Masetti a decir sobre la permanen-
cia de su colega ecuatoriano en la Sierra Maestra que su
espritu juvenil haba sido ganado por completo por la
revolucin y viva como un revolucionario ms.
Bastidas lleg a la Sierra Maestra alrededor de la se-
gunda quincena de marzo. Esto es posible establecerlo
dado que doa Mara Argello, su madre, recibi una
carta suya con fecha 9 de marzo, escrita desde la ciudad
de Holgun, evidentemente cuando avanzaba en su ruta
hacia el bastin rebelde.
Durante su permanencia en la Sierra estuvo vinculado
a la Radio Rebelde que, semanas antes, haba empezado
a transmitir. Distintos combatientes del Movimiento 26
de Julio que estaban relacionados con el traslado de los
equipos para esa emisora y con las transmisiones han re-
cordado la presencia y algunas de las actividades de
Bastidas. Por aquellos das ha dicho Otto Surez, hijo
de Roberto Surez Lora, un dirigente entonces del M-26-7
en Santiago de Cuba, Carlos Bastidas, un periodista
que haba ido a entrevistar a Fidel, y el padre Sardias34
hablaron para organizar algunos programas por la emiso-
ra. Y as lo comenzamos a hacer.35

34
Guillermo Sardias, sacerdote cubano que estuvo en la Sierra Maestra
durante dieciocho meses. Licenciado en Teologa en la Universidad
Gregoriana de Roma, lleg a la Sierra Maestra en junio de 1957, y al encon-
trarse por vez primera con Fidel en Palma Mocha, este dict una orden:
Cuiden al padre. Falleci el 21 de diciembre de 1964.
35
Citas tomadas del libro Historia de Radio Rebelde, de Ricardo Martnez
Vctores, quien fue uno de los fundadores de esa emisora, de la cual fue
locutor.

57
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Surez Lora constat que, en aquellos das, luego de


dejar una planta en el campamento de Luis Crespo, que
se instal en una ladera de la montaa frente a un secade-
ro de caf, escuch en Santiago de Cuba un programa
que haban improvisado con dos guitarristas, y en el que
hablaron el padre Sardias y Carlos Bastidas.
Bastidas adopt en la Sierra Maestra el nombre de
guerra de Atahualpa Recio. Por qu Atahualpa Recio y
no solo Atahualpa? En este aspecto hacemos algunas aco-
taciones, no exentas de transitar por un camino especula-
tivo. Atahualpa es uno de los personajes ms interesantes
y controvertidos de la historia del imperio incaico. Era
hijo de Paccha, la cuarta mujer que tuvo el rey inca Huaina
Capac, conquistador de Quito. Se dice que por su talen-
to, perspicacia y aire de dignidad, el padre amaba en
exceso a Atahualpa y le sirvi de maestro, incluso en las
cuestiones del arte de la guerra.
Atahualpa fue el favorecido entre los 200 hijos, la ma-
yora de ellos ilegtimos, que tuvo Huaina Capac para
sucederlo en el trono; pero otro de sus hijos legtimos,
Huascar, se opuso a tal decisin. Y se desat una guerra
entre los dos hermanos, tan sangrienta como larga, que
diezm a la poblacin incaica, y que los historiadores han
considerado como factor que contribuy a allanar el ca-
mino a los colonizadores espaoles encabezados por Pizarro.
Los incas forman una de las civilizaciones ms fasci-
nantes que han existido. Lograron construir maravillosas
obras de ingeniera y fueron excelentes artistas en cermi-
ca y creaciones textiles; pero, sobre todo, su mtodo de
organizacin social fue perfectamente original: fusiona-
ron los dominios de la religin, el estado y la comunidad
social. El trabajo y la distribucin de sus resultados lo

58
JUAN MARRERO GONZLEZ

hacan colectivamente. La propiedad de la tierra era co-


munitaria, pero las familias tenan casa propia.
Ecuador constituy una de las cuatro secciones del im-
perio inca, la norte, llamada Chinchasuyo, y Atahualpa,
nacido en Quito, fue el ltimo de los emperadores incas.
Quienes han estudiado y profundizado en su vida hasta
donde ha sido posible, pues los incas no tenan escritura
y, en tal sentido, no dejaron testimonios propios han
sealado su voluble y controvertida personalidad.
Frente al conquistador espaol se mostr, en una eta-
pa, recio, firme, severo e intransigente, lo que hizo crecer
la admiracin y el respeto de sus vasallos hacia l; pero a
partir de que Pizarro lo hiciese prisionero se pleg a sus
exigencias, le prometi llenarle una habitacin de oro a
cambio de su vida, e incluso abjur de la religin del Sol
al dejarse bautizar por el cristianismo para lograr nica-
mente que le conmutasen la pena de muerte en hoguera
por la del garrote. De ah que pensemos que en la Sierra
Maestra Bastidas decidi llevar el sobrenombre de
Atahualpa, pero con el apellido Recio, para recordar la
etapa hermosa y valiente de aquel guerrero inca, aparte
de lo simblico de hacer presente en aquel bastin rebel-
de a la civilizacin incaica.
Das antes de la llegada de Bastidas (Atahualpa Recio)
a la Sierra Maestra se haba efectuado en las zonas de
Santo Domingo y El Naranjo una reunin de la direccin
nacional del Movimiento 26 de Julio, presidida por Fidel
Castro, que acord convocar a una huelga general en todo
el pas. El 12 de marzo se redact un manifiesto de vein-
tin puntos en que se llamaba a la lucha final contra la
dictadura. Este documento es conocido como el Manifies-
to del 26 de Julio al Pueblo de Cuba.

59
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Posteriormente, ante el peligro de que las concepciones


estrechas o sectarias entorpecieran la labor de prepara-
cin de la huelga general revolucionaria, Fidel decidi
dirigir un llamamiento a la unidad para lograr la ms
amplia participacin en los comits de huelga. Segn
Faustino Prez,36 ese nuevo documento fue ledo por Fidel
a travs de Radio Rebelde, y l lo recibi a travs de la
heroica Clodomira.37
Entre los documentos que Bastidas dej en la embaja-
da del Ecuador figuraba una copia manuscrita de ese
segundo documento que vena siendo un complemento
del anterior, pero haciendo nfasis especial en el proble-
ma de la unidad revolucionaria. Su ttulo era A los
trabajadores cubanos desde la Sierra Maestra!, con fe-
cha 26 de marzo de 1958. Son seis cuartillas, de color
azul, tamao 22 x 13,5 cm, escritas por ambas caras. En
la ltima hoja hay distintas anotaciones, algunas hechas
por la mano de quien procedi a copiar el documento. No
es aventurado asegurar que fuese el propio Carlos Bastidas.
As, en esa ltima hoja, aparecen estos detalles: Transmi-
siones 5-6 p.m., 9-10 p.m.
Dr. Vicente de la O. Corona 860, Santiago de Cuba
(casa del Dr. Mirabal).

36
Faustino Prez fue uno de los expedicionarios del Granma. Fue enviado
a La Habana para dirigir el Movimiento 26 de Julio en la capital y en el
llano. Tuvo, entre otras misiones, la de trasladar a la Sierra Maestra al
periodista norteamericano Herbert Mathews. Al triunfar la revolucin
ocup diversas responsabilidades, entre ellas ministro de Recuperacin
de Bienes Malversados, la direccin de Asuntos del Poder Popular y em-
bajador en Bulgaria.
37
Clodomira Ferrals, mensajera de los revolucionarios de la Sierra Maestra,
fue asesinada en La Habana durante una de sus misiones por la polica
de Batista.

60
JUAN MARRERO GONZLEZ

(De la O, precisamente, era uno de los mdicos guerri-


lleros que estaban presentes cuando se produjo el primer
encuentro entre Bastidas y Masetti. El periodista argenti-
no lo caracteriz as en su libro: De la O tendra unos
cuarenta aos []. Bajo, ligeramente obeso y de piel que-
mada, hablaba de manera impersonal de su incorpora-
cin a las tropas rebeldes, y solo su voz se alteraba apenas
perceptiblemente para algn qu cabrones o qu hijoe
puta, caballero, cuando hablaba de los crmenes del ejr-
cito o de Batista. Haba abandonado el hospital en que
trabajaba en Pinar del Ro, anunciando que iba a partici-
par en un congreso mdico en Estados Unidos, por si no
lograba llegar a tomar contacto con las tropas de Castro).
Clotilde Barrero de Galiano. Narcizo Lpez No. 42,
Manzanillo, Oriente, Cuba.
Robert Baldock. 642 Charette Pl. Moneasen, Penn.
Mo-3231 G, USA.
Y una nota muy curiosa, seguramente anotada como
tal, y quizs ni por el propio Bastidas, pues tiene una falta
ortogrfica en la cual no incurrira ningn periodista:
No fo ms. Esto est mui malo. Dispnsenme.
El documento que se supone copi Bastidas en la Sierra
dice as:38
Nuestro Movimiento no hace exclusiones de ninguna
ndole Todos los trabajadores cubanos, cualquiera que
sea su militancia poltica o revolucionaria, tienen dere-

38
Manifiesto del 12 de marzo de 1958, publicado en el libro Historia del
movimiento obrero cubano, Editorial de Ciencias Sociales, La Haba-
na, 1978, pp. 168 y 169.

61
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

cho a integrar los comits de huelga en los centros de


trabajo. El Frente Obrero Nacional no es un organismo
sectario; se idea como instrumento para aunar y dirigir a
los obreros en la lucha contra la dictadura. La direccin
del Frente Obrero coordinar sus esfuerzos con las seccio-
nes obreras de las organizaciones polticas revolucionarias
que combaten contra el rgimen y con todos los ncleos
organizados que luchan por las reivindicaciones econmi-
cas y polticas de su clase, para que ningn trabajador
quede desvinculado del patritico esfuerzo.
Y como prueba de que su autor fue Fidel Castro, en l
leemos: Al hacer este llamamiento a los obreros y al
pueblo en nombre de los combatientes de la Sierra Maes-
tra invitndolos al sacrificio que la patria demanda en
esta hora decisiva, una vez ms reitero mi total ausencia
de inters personal, y que he renunciado de antemano a
todo cargo despus del triunfo. Con la gran fuerza inte-
rior que me da el saberme desprovisto de toda ambicin,
apelo a todos los compatriotas a cerrar filas tras la con-
signa de huelga general y lanzarse a la lucha por encima
de banderas polticas o rivalidades personales que no de-
ben empaar con actitudes egostas esta hora hermosa de
Cuba. Quien ha sido de los primeros en la lucha sera
gustoso el ltimo en la hora del triunfo.
De acuerdo con las investigaciones, la transmisin de
la alocucin del 26 de marzo a travs de Radio Rebelde
no se hizo en la voz de Fidel, como equivocadamente lo
seal Faustino Prez. Probablemente haya sido leda
por algn locutor, y Bastidas lo que hizo fue copiarla en
las cuartillas de color azul. Entonces Radio Rebelde trans-
mita desde Pata de la Mesa. Fidel recuerda que su pri-
mera intervencin por esa emisora fue despus de la huel-

62
JUAN MARRERO GONZLEZ

ga del 9 de abril, y que l hizo un largo recorrido desde


la zona de operaciones para llegar all. Se ha logrado
precisar que esa primera intervencin ante los micrfo-
nos de Radio Rebelde fue el 14 de abril, y en esa ocasin
fue que se decidi el traslado de todos los equipos de la
emisora desde Pata de la Mesa hacia la comandancia
general ubicada en La Plata.

63
FIEBRE POR LA NOTICIA

Puede decirse que menos de dos aos pudo consagrarse


Carlos Bastidas a su verdadera vocacin: el periodismo,
aunque la fiebre por la noticia, el acontecimiento, el re-
portaje, la entrevista, siempre lo haban acompaado desde
los das en que estudiaba en el Instituto Nacional Meja y
diriga la publicacin Vida Estudiantil. As, cuando pasa
un curso en el Lake Forest College, en el estado de Illinois,
escribe para The Stentor, un peridico de los estudiantes
de esa institucin.
Parte de 1956, luego de concluir sus estudios de Cien-
cias Polticas en Estados Unidos, se meti de lleno en la
poltica ecuatoriana. Estaba en pleno desarrollo la campa-
a para las elecciones presidenciales. Bastidas milita en-
tonces en el Frente Democrtico Nacional. Habla en nu-
merosos mtines y manifestaciones, en los cuales aboga a
favor de los candidatos del Frente. En aquellos das pone
de manifiesto pblicamente otras de sus cualidades: ser un
magnfico orador que emociona y mueve multitudes.
En ese mismo ao las elecciones presidenciales de Es-
tados Unidos son un motivo para que viaje nuevamente a
ese pas como corresponsal del Diario del Ecuador, de Quito.
Se establece un tiempo en Washington, y de su quehacer
periodstico all cont Joseph Cloud, entonces reportero
del Washington Daily News: Probablemente yo conoc a
Carlos mejor que nadie en Washington. Vivi en mi casa
por algunas semanas. Lo vi ebrio y sobrio, triste y conten-
to. Carlos vino a reportar las ltimas elecciones presiden-

65
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

ciales. Un peridico de Quito le haba dado el pasaje.


Era enrgico y tena ambicin de aprender. Escribi una
historia o dos para el Washington Daily News, haciendo
un contraste entre las elecciones de Estados Unidos y las
de su pas. Asisti a una conferencia de prensa en la Casa
Blanca. Lo exasper el descubrimiento de que los estado-
unidenses supiesen tan poco de Amrica Latina. La ma-
yor parte del tiempo Carlos andaba limpio. Su peridi-
co en Quito le pagaba una miseria, si le pagaba. Haba
tomado una pequea parte en la poltica del Ecuador
pero no lo suficientemente grande para mandarlo a la
crcel, y cualquiera podr haber dicho que le esperaban
ms dificultades. En esa ocasin Bastidas logr una ex-
clusiva que se public en Diario del Ecuador: unas decla-
raciones del reelecto presidente de Estados Unidos, Dwight
Eisenhower.
De Washington salt para Hungra, esta vez como
corresponsal del diario El Telgrafo, de Guayaquil. La
guerra fra estaba en su etapa ms elevada. La propagan-
da contra el comunismo intensificada como nunca antes.
Los acontecimientos en Hungra fueron causa de confu-
siones y no pocos recelos en el mundo, en particular entre
la intelectualidad progresista y democrtica que enjuici
severamente la presencia de tanques y tropas soviticas
en ese pas europeo.
Bastidas, quien lleg a Budapest el 14 de noviembre
de 1956, fue uno de los que consider lesivo a la causa de
la independencia de los pueblos los acontecimientos en
Hungra. Lo que l escribi de lo que vio en cinco das de
estancia en la capital hngara es lo que ha quedado. Eso
es lo que nos est permitido analizar y enjuiciar. Desde
un punto de vista profesional las dos crnicas que bajo el

66
JUAN MARRERO GONZLEZ

ttulo Yo viv la tragedia en Hungra, publicadas en


El Telgrafo el 23 y 25 de diciembre de 1956, son piezas
de elevado nivel. Bastidas demostr en esos reportajes
que fueron escritos una vez que sali de Hungra su
riqueza de lenguaje e imgenes, su talento como narra-
dor, su capacidad para describir situaciones y fenmenos,
sus virtudes como comunicador.
Algunos prrafos de esas dos largas e interesantes cr-
nicas, que las dedica a sus padres, el ingeniero Carlos
Manuel Bastidas y a doa Mara Argello de Bastidas:
A quienes debo lo que soy: Vi a viejos corresponsales de
guerra, hombres fogueados en el dolor, con odos acos-
tumbrados al ruido de los caones, con ojos testigos de
muchas masacres, derramando lgrimas de condolencia
frente a la espantosa situacin de Hungra.
Budapest, la heroica capital del pueblo hngaro, se
ha convertido en ruinas, y hasta el 19 de noviembre que
sal de all, las calles estaban soportando el peso de miles
de cadveres, los postes de luz derrumbados
Todo me pareca un sueo. Me negaba a imaginar una
Budapest destruida. Crea que haba vivido la ms es-
pantosa pesadilla de mi corta vida como corresponsal ex-
tranjero. No poda concebir a un pueblo como el hngaro
aniquilado por los pesados caones rusos.
No s como me salv, pensaba. Estuve en tantas
partes donde pude recibir por lo menos una granada en
mi cabeza, que no poda convencerme. Vi derrumbarse
edificios de donde haba salido treinta segundos antes. Vi
gente muriendo a cortsima distancia de aquellas sillas
donde yo me haba sentado....
Y cuenta de su encuentro con un profesor ingls llama-
do Arpard Hossuth: Su acento londinense, sus ojos pro-

67
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

fundamente azules y su mirada inmensamente humana


me hipnotizaron. Lo encontr con un fusil de manufactu-
ra checa, protegido por un montn de tierra y de ladrillos
que le servan a manera de trinchera.
Casi me dispara. Afortunadamente, en la solapa de
mi saco llevaba un letrero escrito en ingls, hngaro y
ruso, indicando PRENSA. Mirndome de pies a cabeza,
me dijo unas palabras que no entend, y luego balbuce
en ingls: A quin sirves?.
Contento de hablar a un rebelde que hablara ingls,
le expliqu que era sudamericano, que estaba trabajando
en el Diario del Ecuador, de Quito, y en El Telgrafo, de
Guayaquil, y que simpatizaba con todo lo que significa-
ba libertad. Nos hicimos amigos.
Bastidas despus relata que cuando conversaba con
Arpard, el semblante de este se puso amarillento y que
sinti miedo, mucho miedo de ver a un hombre morir
delante de l.
Arpard cay al suelo. l pesaba algo as como ciento
treinta libras. Era alto, vesta gruesas ropas grises y tena
el corazn inmvil. Yo no saba qu hacer. Calculo que
para entonces por lo menos haba visto cinco mil cadveres
[] era mi tercer da en Budapest. Estaba yo perdido y no
poda regresar a mi zona de seguridad. A mi modo de ver,
nadie hablaba espaol, nadie hablaba ingls y nadie haba
podido entender mi pobre francs. Solo Arpard pensaba
y ahora ni l. Yo cre que haba muerto. Lo levant del
suelo. Lo puse en mis hombros y empec a caminar. De
repente recobr el sentido. Estaba entonces a pocos metros
de aquella barrera donde lo encontr. No he comido en
muchos das, adivin que deca, y a continuacin: Tengo
hambre fro, suplicaban sus marchitos labios.

68
JUAN MARRERO GONZLEZ

En mi bolsillo poda contar por lo menos con cien


dlares. Mas, para qu?, me preguntaba. Las tiendas
cerradas. Los hospitales llenos. Las calles bloqueadas por
tanques, por grupos de rebeldes, por balas que pasaban a
centmetros de mi cabeza. Perdido en una ciudad de casi
dos millones de habitantes.
Arpard se dio cuenta de mi situacin. Sonriente me
pregunt dnde viva. Yo lo haba olvidado. Finalmente,
record que estaba en la Cruz Roja Internacional. Se lo
dije y all fuimos. El profesor de ingls, hroe de mi
historia, de unos cuarenta aos, comi y durmi, y al
despertarse balbuce: Dnde est mi fusil?. En vano
trat de convencerlo de que se calmara. Si no me sigues,
me voy solo, me argument.
Las dos crnicas estn cargadas no solo de esos aspec-
tos de inters humano que brotan y florecen en medio de
las guerras, sino de conclusiones polticas que desliza el
autor contra la accin militar ejecutada por la Unin So-
vitica, a la cual seala como nica responsable de aque-
llos acontecimientos. Las grandes potencias occidentales
quedan a salvo, y algunas de ellas, como Estados Unidos,
merecen elogios del joven periodista ecuatoriano.
Desconoca o justificaba el papel de los servicios se-
cretos de Occidente en el origen de esos sucesos? En qu
medida su inexperiencia poltica y profesional le impidi
ver e interpretar el complejo problema surgido en Hun-
gra, profundizar en sus causas, y no quedarse, como su-
cedi, en la descripcin periodstica de lo que vieron sus
ojos en sus recorridos por las calles de la capital hngara,
en medio de los enfrentamientos armados? Cunto in-
fluy en su visin la no oculta admiracin que senta
hacia Estados Unidos y su sistema poltico, y las posicio-

69
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

nes que esta gran potencia asuma ante los problemas del
mundo? Muchas otras preguntas en tal sentido podra-
mos hacernos para tratar de penetrar en el secreto interno
de ese joven periodista ecuatoriano en ese preciso momen-
to, en ese particular y controvertido acontecimiento.
Independientemente de sealamientos de tipo poltico
que pudiesen hacerse a las crnicas de Bastidas sobre
Hungra, lo cierto es que ese trabajo le abri las puertas
de la prensa ecuatoriana. Sus crnicas, incluso, se reco-
gieron en un folleto. Y Bastidas ingres a la Unin Na-
cional de Periodistas del Ecuador, tras haber presentado
el 8 de marzo de 1957 una solicitud en tal sentido.
Como aval muestra haber trabajado profesionalmente
para Diario del Ecuador, The Washington Daily News,
The Stentor, y la decisin de El Telgrafo, de Guayaquil,
de acreditarlo como corresponsal viajero por diferentes
lugares del mundo.
Un columnista de El Telgrafo, que haba sido maestro
de Bastidas en el Instituto Meja y que escriba para ese
peridico una seccin con el seudnimo Juan Sin Cielo,39
fue uno de los socios antiguos de la Unin Nacional de
Periodistas40 que aval a Bastidas. En un artculo titulado
Muerte en la brecha, Juan Sin Cielo escribi: Carlitos
Bastidas fue mi alumno en el Instituto Nacional Meja.
Espritu inquieto, quera abrirse paso gracias a grandes
acciones, y ser un periodista internacional, un corresponsal
de guerra, un hombre que diese testimonio de todas las
grandes jornadas de su tiempo. Por ello, tras un viaje a
Estados Unidos, donde entrevist a Eisenhower, y de otro

39
El periodista Alejandro Carrin Aguirre usaba tal seudnimo en el peri-
dico El Telgrafo. Era considerado entonces un intelectual de izquierda.
40
Institucin fundada en 1941.

70
JUAN MARRERO GONZLEZ

a Hungra, sobre el cual escribi artculos [] que ms


tarde reuni en un cuaderno, ingres en la Unin Nacional
de Periodistas. Yo fui uno de los socios antiguos que firm
su presentacin, y se fue a dar la vuelta al mundo.
Colombia lo atrajo cuando corran los ltimos das del
general Gustavo Rojas Pinilla41 en el poder. Se calculaba
que 200 000 personas haban muerto a causa de la vio-
lencia en los aos en que gobern. Una junta militar deci-
di deponer a Rojas y asumi interinamente el gobierno
hasta que liberales y conservadores hallasen una frmula
que restableciese la normalidad constitucional.
Los ex presidentes Alberto Lleras Camargo liberal y
Laureano Gmez conservador, tras arduas negociacio-
nes, lograron llegar a un acuerdo para formar un gobierno
de coalicin que se llamara Frente Nacional. El nuevo
sistema se puso en prctica en 1957, y fue el que rigi en
Colombia hasta 1974. La frmula consista en la ocupa-
cin alterna de la presidencia por los dos grandes partidos,
y la distribucin por mitades del aparato gubernamental.
Los candidatos para las elecciones de 1957 fueron Lleras
Camargo y el conservador Guillermo Len Valencia.
Bastidas report para El Telgrafo las incidencias de todo
aquel proceso electoral. Entre sus trabajos figur una entre-
vista con Len Valencia, quien result el candidato
derrotado en 1957, aunque cuatro aos ms tarde, segn
el pacto entre liberales y conservadores, ocup la presi-
dencia de Colombia.

41
Militar y poltico colombiano, asumi la presidencia de Colombia en 1953
tras un golpe de estado militar. Fue derrocado el 10 de mayo de 1957, y
se refugi en la embajada de Espaa. Se someti posteriormente a juicio
acusado de enriquecimiento ilcito mientras ejerci la presidencia en el
Palacio de Nario, en Bogot. Falleci en Melgar en 1975.

71
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Tambin el periodista ecuatoriano ofreci sus impre-


siones y criterios sobre la situacin colombiana en aque-
lla hora crucial, en una interesante crnica publicada por
El Telgrafo el 16 de octubre de 1957: Despus de diez
aos de la vergonzosa actuacin del general Rojas Pinillas,42
el pueblo quera y peda elecciones libres. Diez aos, sin
tregua alguna, la intranquilidad, el crimen y el atropello
eran el nico recuerdo en aquella tierra [] la dictadura
imperante decidi continuar en el mando []. Las masas
se negaron a continuar trabajando. Los bancos cerrados.
Las actividades industriales paralizadas. El comercio de-
sierto. Colombia toda inmvil. Tanta paz daba miedo.
De repente, el dictador entreg el poder ante una junta
militar. Cinco generales lo remplazaban, y las calles de la
ciudad no soportaban el inenarrable alborozo popular.
No hubo sangre. No hubo violencia. No hubo guerra ci-
vil. Cay Rojas Pinillas. Antes de renunciar Rojas
Pinillas vol a Espaa, acompaado de 216 maletas.
Interesante tambin es haber hallado entre la papele-
ra que rene los escritos y fotos del periodista Carlos
Bastidas el texto de una conferencia que dict en 1957 en
la ciudad colombiana de Medelln sobre la cultura ind-
gena en el Ecuador. El texto ntegro de tal conferencia
pronunciada en el saln de actos de la Biblioteca Pblica
Piloto, bajo los auspicios del departamento de extensin
cultural de la direccin de educacin del municipio de
Medelln, fue publicado por el Diario de Medelln el 14 de
agosto de ese ao.

42
Carlos Bastidas habla de diez aos, en razn de que en 1948, luego de la
muerte del lder popular Jorge Elicer Gaitn, es que en el escenario
poltico y militar empieza a brillar Rojas Pinillas, primero como jefe de la
brigada militar de Cali, y luego como ministro de Comunicaciones.

72
JUAN MARRERO GONZLEZ

Mi estada en Medelln expres Bastidas obedece a


la simple circunstancia de que como corresponsal viajero
de un peridico de mi pas, me he convertido, poco a
poco, en un trotamundos, todo cuanto capto, especial-
mente en este ambiente indoamericano que tan hondo
debemos llevar en el corazn.
No voy a leerles un discurso. Se trata ms bien de una
charla periodstica sobre los indgenas ecuatorianos y su
cultura, y proyecciones de esta en relacin con el ambien-
te general de mi pas y, quizs, a otros del continente.
Despus de sealar que la poblacin indgena en el
Ecuador hace producir la tierra de los Andes por altas e
inhspitas que sean las regiones, pastorea el ganado, ho-
rada las minas, proporciona la mano de obra para los tra-
bajos viales, acude a la costa para la siembra o recoleccin
de cosechas, suministra el servicio domstico, incluso aquel
exhausto y esclavizante que impera en los latifundios.
Bastidas expone que, no obstante, las condiciones econ-
micas y sociales de los aborgenes son terribles.
El estndar de vida del indio es bajsimo; su ndice
escolar nfimo, siendo casi total el analfabetismo y en
muchos casos el mismo castellano es desconocido; las prc-
ticas higinicas resultan extraas y el estado sanitario
deplorable, lo que abre el camino a las enfermedades y
epidemias; la vivienda y el vestido miserables, el rgi-
men diettico insuficiente en caloras; el vicio del alco-
hol y de la chicha para celebrar las continuas fiestas
religiosas, persistencia de hbitos y costumbres todava
primitivas; en fin, aislamiento del blanco al cual mira
con prevencin, no exenta muchas veces de odio, porque
personifica en este al agente de la explotacin y humi-
llacin que sufre.

73
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

En esa conferencia Bastidas sostiene la necesidad de


transformar el medio indgena comenzando por lo eco-
nmico, si se quiere dar solucin al problema del indio
ecuatoriano. La tierra que ahora laboran para provecho
de otros, les pertenece. Les pertenece desde cualquier punto
de vista. Pude constar con profundo dolor, que no solo los
ricos terratenientes se encargan de succionarlos. Tambin
lo hacen las autoridades parroquiales, civiles y eclesisti-
cas. Para estos los diezmos y las primicias de sus misera-
bles cosechas y para aquellos trabajo manual que nunca
se remunera. La justicia no es para el de poncho, se
comenta con frecuencia, porque los ricos jams van a la
crcel por atropellos cometidos contra los indgenas. Nunca
se les sanciona.
Ms adelante el joven periodista aboga porque se ha-
gan programas para que los indios ecuatorianos apren-
dan a manejar tractores, se aleccione sobre la importan-
cia de las comunicaciones de carcter nacional, conozcan
las ciudades y vistan los mismos trajes que visten blancos
y mestizos, se les alfabetice y ensee.
Y, como buen periodista, a fin de argumentar sobre
las capacidades creativas, talento e inteligencia que hay
en la poblacin indgena, expone el caso de aquellos que
estn asentados a menos de cien kilmetros de la fronte-
ra colombo-ecuatoriana, en la bellsima poblacin
Otavalo: Esa tierra es la tierra de los ms pintorescos
indios ecuatorianos. Ellos son los creadores de los texti-
les ms vistosos y delicados que se pueden crear sin la
intervencin de las mquinas. Artistas en la combina-
cin de los colores, tejen con maestra paos de magnfi-
ca calidad y han logrado inundar el mercado nacional
con su industria casera.

74
JUAN MARRERO GONZLEZ

Cosa curiosa, si no rara, el hecho de que estos otavalos


no se sometieran a la dominacin blanca o mestiza, y
hayan logrado la admiracin, respeto e independencia que
mantienen. Viven en colectividad. Se ayudan mutuamente.
Respetan sus tradiciones incaicas. Practican deportes de los
blancos. Viajan a diversos lugares del pas. Algunos han visi-
tado a Estados Unidos y aprendido el ingls. Tienen sus
propios jefes y muchos son eruditos en leyes del pas.
Uno de estos fornidos otavalos logr abrirse campo en
Washington. All lo conoc, casado con una simpatiqusima
espaola. Regres hace poco a Quito a fijar su domicilio
en un barrio residencial de esa ciudad. No pudo hacerlo,
porque la casa que venda don Galo Plaza,43 no era para
este, no obstante ofrecer en dinero contante y sonante la
suma pedida por el ex presidente. Desilusionado regres a
la capital yanqui.
Las consideraciones finales que hace Bastidas sobre el
problema del indgena ecuatoriano, en general sobre la
cuestin social en Amrica Latina, ponen en evidencia
cun avanzado era su pensamiento, y explica, de paso,
por qu meses despus en la Sierra Maestra se identific
plenamente con la causa de la revolucin cubana. Tarde
o temprano cerr diciendo Bastidas en su conferencia en
Medelln el Ecuador, como la Amrica hispana toda,
tendr que hacer, por una parte, una gran reforma agra-
ria que ponga trmino al sistema agrario neofeudal ac-
tual y que signifique liberacin econmica del inquilino,
transformndolo en un campesino; y, por otra parte, una
reforma industrial para dar desarrollo a las industrias
propias, a las materias primas de cada una de las repbli-

43
Galo Plaza Lasso fue presidente del Ecuador de 1948 a 1952.

75
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

cas americanas, y con respeto absoluto para el obrero que


es la mayor riqueza y ms importante materia prima de
la cual disponemos, y sin la cual nada valen ni el cobre,
ni el salitre, ni el petrleo, ni los bosques.
En noviembre de 1957 Bastidas est nuevamente en
Bogot, Colombia. El seor Julio Olarte, director de la
Revista Bancaria, le ha ofrecido un contrato para que tra-
baje en esa publicacin que, en esos momentos, prepara
un nmero especial dedicado a Venezuela. Esta ltima
nacin era, a la sazn, centro de la atencin latinoameri-
cana y mundial, en particular porque en momentos en
que se haca evidente que la dictadura militar de Marcos
Prez Jimnez,44 caracterizada por una brutal represin y
la frrea censura de prensa durante una dcada, daba sus
ltimos coletazos, la administracin Eisenhower-Dulles
le confiere la Orden del Mrito, una de las ms preciadas
condecoraciones de Estados Unidos.
Bastidas no pierde oportunidad y se traslada a Caracas
para entrevistar a figuras econmicas para el nmero
de la Revista Bancaria. Es de pensar que ms lo atrajeron
las llamas de las protestas populares en Caracas, Maracaibo
y otras ciudades, que ese trabajo periodstico.
Poca es la informacin de que disponemos sobre la pre-
sencia de Bastidas en Caracas, excepto referencias de que
estuvo preso un par de das all a causa de que lo considera-
ron vinculado a la fuga de la crcel de Guillermo Patricio

44
Marcos Prez Jimnez, militar y poltico venezolano, se instal en el
poder en 1950 e impuso una frrea dictadura. Corrupcin administrati-
va y terror policial hicieron su poltica sumamente impopular. Fue
derrocado en 1958. Se exili en Estados Unidos. Aos despus fue soli-
citada y concedida su extradicin. Lo juzgaron y condenaron en Vene-
zuela por malversacin de fondos pblicos; sin embargo, posteriormente,
fue postulado para senador y result electo para ese cargo.

76
JUAN MARRERO GONZLEZ

Kelly,45 un personaje argentino sumamente polmico y con-


trovertido, polticamente impredecible, que lo mismo deca
un discurso anticomunista como antimperialista. Fue lder
en el gobierno de Pern de la organizacin Alianza Revolu-
cionaria Argentina. Antes de llegar a la capital venezolana
en 1958, se fug de 13 crceles.
Estando de corresponsal en Caracas, Gabriel Garca
Mrquez logr entrevistar a Kelly, luego de su fuga disfra-
zado de mujer de la penitenciara de Chile, tras pasar den-
tro de la crcel por el largo y difcil aprendizaje de hacerse
pasar por una mujer, aprender a caminar con tacones altos,
reproducir con naturalidad los ms secretos ademanes de
la coquetera femenina e imprimir a su voz un registro
exquisito.
Segn esa crnica de Gabo, este personaje argentino,
perseguido por varios gobiernos y buscado ansiosamente
por los periodistas de Amrica, no cambi su nombre en
Caracas, no se disfraz ni se escondi; llev la vida nor-
mal de un hombre que conoce la ciudad por haber estado
en ella en ocasiones anteriores.
Despus de conversar varias horas con Kelly cont Garca
Mrquez en esa crnica, de haber escuchado el apasionante
relato de su aventura, se piensa que la clase de su personali-
dad es la virtud de no apresurarse []. Parece inteligente,
astuto, tenaz y capaz de aplicar sus defectos y todas sus
virtudes en un solo instante y en las circunstancias ms
dismiles: en una maniobra poltica, en una cita de amor, en
una partida de poker o en una entrevista de prensa.46

45
Guillermo Patricio Kelly muri en Argentina en el 2005 a los ochenta y
tres aos de edad.
46
En el libro Cuando era feliz e indocumentado se reproduce su crnica Kelly
sale de la penumbra, Ed. Oveja Negra, Bogot, Colombia, 1979, pp. 21-26.

77
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Bastidas, al parecer, tuvo alguna relacin profesional


con Kelly. Su olfato periodstico lo llev hasta l, y ello le
cost varios das de crcel y su expulsin de Venezuela.
Kelly, que tambin fue detenido en Caracas, logr igual-
mente protagonizar una espectacular fuga de la prisin.
Y las autoridades venezolanas implicaron al periodista
ecuatoriano con esa exitosa fuga, la decimocuarta de Kelly.
El periodista Alejandro Carrin Aguirre (Juan Sin Cielo)
le solicit a Bastidas que le enviase la historia de su en-
cuentro con Kelly para publicarla en la revista La Calle.
Juan Sin Cielo escribi en 1958 en El Telgrafo:
Bastidas estuvo en Caracas a la hora de la cada de Prez
Jimnez. Descubri dnde se hallaba refugiado Guillermo
Patricio Kelly y lo acompa en su fuga. Metido preso
por equivocacin creyeron que era cmplice de la esca-
pada del famoso peronista, fue al fin, tras muchas ges-
tiones del doctor Homero Viterio Lafronte, puesto en
libertad y expulsado del pas. Me escribi dicindome
que se iba a Cuba, a buscar contacto con los del Movimien-
to 26 de Julio, pues quera entrevistar a Fidel Castro en el
Pico Turquino. Segn otras versiones, la implicacin de
Bastidas y Kelly estuvo relacionada en las gestiones que
hizo el periodista para lograr el asilo del peronista en la
embajada del Ecuador, lo que no fue aceptado.
Es de suponer que luego del 23 de enero, fecha de la
cada de la dictadura de Marcos Prez Jimnez, fue que
Bastidas abandon Caracas.

78
JUAN MARRERO GONZLEZ

FRUTO DE UN IMPETUOSO RO

Carlos naci el 21 de enero de 1935 en Milagro, una


pequea poblacin de la provincia de Guayas, con fama
por la produccin de grandes y dulces pias. Era hijo del
matrimonio integrado por el ingeniero agrnomo Carlos
M. Bastidas Plaza y doa Mara Argello de Bastidas.
El padre era una figura de mucho prestigio tanto en la
provincia de Guayas, donde fue catedrtico de ingeniera
agronmica en la Universidad de Guayaquil, como en su
natal Esmeraldas, la ms nortea y peculiar de las pro-
vincias ecuatorianas, pues en ella se concentra la mayor
parte de la poblacin negra de los Andes, gente de mucho
dinamismo que, en su mayora, son alegres, cantan y bai-
lan al ritmo de la msica de origen africano.
Don Carlos Bastidas Plaza se gradu de maestro nor-
malista en 1905 en Esmeraldas, y all trabaj como pro-
fesor de escuelas primarias hasta 1914, ao en que viaja a
Estados Unidos y cursa en aquel pas la carrera de Inge-
niera Agronmica. Me gradu cuando se crea que la
tierra frtil no necesitaba de personas que supiesen teri-
camente sobre cmo sembrar y cultivar, sola decir a sus
alumnos y allegados. De regreso al Ecuador trabaj tam-
bin en plantaciones azucareras en la provincia de Esme-
raldas, y lleg incluso a ocupar el cargo de director tcni-
co del Ministerio de Agricultura.
La mayor parte de la vida de don Carlos Bastidas Pla-
za transcurre en una de las regiones ms pobres del Ecua-
dor, en medio de caaverales y plantaciones. Ello le per-

79
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

miti ver con sus propios ojos y palpar con sus manos
valga la doble redundancia injusticias y desigualdades.
Y una manera que tuvo para denunciar la situacin exis-
tente y reclamar los derechos de esa provincia fue hacer
incursiones en el periodismo, para lo cual fund la pu-
blicacin El Iniciador. Todo esto, consciente o incons-
cientemente, lo traslad al hijo que naci en Milagro
en 1935.
Dice un pedagogo famoso expres en un editorial la
Radio Atalaya el 7 de agosto de 1958 en un comentario
sobre la noticia del asesinato en La Habana de Carlos
Bastidas, a quien todos sus colegas y allegados llamaban
cariosamente Charles que a un nio se le forma veinte
aos antes de nacer, es decir, en otras palabras, para co-
nocer a Charles ntimamente era necesario conocer a sus
progenitores, en particular a su padre. Charles Bastidas
llevaba en la sangre el grito libertario; no era un anarqui-
zante, era un idealista de la igualdad, era una especie de
riachuelo formado en aquel impetuoso ro que fue su se-
or padre, quien fue de los primeros en comprender en su
provincia las palabras libertad e igualdad.
Don Carlos Bastidas Plaza tuvo el privilegio asimismo
de obtener instruccin y una carrera universitaria, que
ejerci en la poblacin rural de Milagro y en la cercana
Guayaquil, considerada capital de la industria, el comer-
cio y las finanzas del Ecuador, y con relevante papel cul-
tural. Todo esto tambin marcara el futuro del nio na-
cido en Milagro.
En su hogar encontr la presin y exigencia para que
emprendiese estudios, y lo ms importante: le inculcaron
ideas para que amase y luchase por su patria y cerrase
filas con los pobres y oprimidos.

80
JUAN MARRERO GONZLEZ

Solo as es posible comprender que cuando al cumplir


la edad de seis aos, en 1941, como ha contado la madre,
en medio de la guerra con Per,47 en la cual el Ecuador
perdi parte de su territorio, Carlos Bastidas llor amar-
gamente y dijo: Quisiera ser grande para luchar por mi
patria.
Los tres primeros grados los curs en una escuela cat-
lica de su poblado natal, y en 1944, cuando sus padres se
trasladaron a Quito, concluy la enseanza primaria en
una escuela municipal. De aqu pas al Instituto Nacio-
nal Meja, donde curs hasta 1952 la enseanza secunda-
ria. En este ltimo plantel es donde Carlos Bastidas da
las primeras seales de su vocacin periodstica, y tuvo la
oportunidad de expresar, no ya solo a sus padres, sus pri-
meras inquietudes sociales cuando dirige, redacta y edita
varios nmeros del peridico Vida Estudiantil.
Dos nmeros de esa publicacin llegaron a nuestras
manos: uno de fecha 4 de julio de 1949, el otro del 25 de
noviembre de 1949, escritos en una mquina Remington
o Underwood quin sabe?, impresos en mimegrafo,
en papel gaceta, con 16 pginas el primero y 12 el segun-
do. Informaciones, reportajes, entrevistas, secciones de
entretenimiento y hasta anuncios comerciales aparecen
en ese peridico dirigido al estudiantado de ese instituto
de segunda enseanza.
La primera entrevista hecha por Carlos Bastidas vio la
luz en ese peridico estudiantil. Y el entrevistado fue nada

47
En junio de 1941 el ejrcito peruano invadi el territorio ecuatoriano y
ocup la provincia fronteriza de El Oro. En enero de 1942 la Conferen-
cia de Cancilleres Americanos, reunida en Ro de Janeiro, oblig al Ecua-
dor a suscribir un protocolo de lmites, conocido como Protocolo de Ro,
por el cual se le despojaba de ms de 200 000 km2.

81
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

menos que alguien que haba ocupado en dos perodos


diferentes la presidencia del Ecuador: Jos Mara Velasco
Ibarra.48 Objetivo del encuentro fue pedirle apoyo para
mejorar las condiciones del Instituto Meja, que entonces
tena 1200 estudiantes de toda la repblica.
Algunos materiales publicados en Vida Estudiantil ex-
presan las inquietudes sociales que con solo catorce aos
de edad tena su director Carlos Bastidas Argello. Una
de ellas fue la vinculacin del estudio y el trabajo en el
campo. Veamos el artculo A pasar las vacaciones en el
campo, publicado en el nmero del 4 de julio:
All, donde la naturaleza ofrece a manos llenas vida,
salud y fuerza; donde la naturaleza nos proporciona gra-
tuitamente sus laboratorios para nuestros estudios cient-
ficos; sus terrenos fecundos para todos los cultivos; sus
ros, sus bosques, su aire inmensamente oxigenado para
los ejercicios del desarrollo fisiolgico.
All, en plena naturaleza, en donde los hombres lle-
gan a establecer las positivas corrientes de comprensin y
confraternidad. Es all donde se aprende que la vida y la
tierra deben ser compartidas entre camaradas, y donde se
ve claramente la necesidad de la asistencia mutua, de la
confianza entre unos y otros, y donde se desarrolla el amor
a la tierra, al trabajo y al bienestar colectivo.
Los jvenes del Meja deben anhelar conocer la vida de
nuestros campos, no solo de paso, en simple excursionis-
mo, sino permaneciendo all por algn tiempo, para efec-
tuar estudios botnicos, zoolgicos, mineralgicos, geogrfi-
cos. Para estudiar las propiedades del medio, las posibilidades

48
Ocup cinco veces la presidencia del Ecuador: 1934-1935, 1944-1948,
1952-1956, 1960-1961 y 1968-1972.

82
JUAN MARRERO GONZLEZ

econmicas, etc. Para que experimenten la lucha por la vida.


As, construyendo ellos mismos el rancho que los defender
de la intemperie; proporcionndose lea, cazando, pescan-
do, interesndose por las necesidades de los dems y descu-
briendo sus especiales aptitudes y capacidades para ponerlas
al servicio de la colectividad ecuatoriana.
En qu medida este amor hacia la naturaleza o hacia
la vinculacin del estudio y el trabajo en el campo no es
un resultado de la lealtad del joven periodista con el que-
hacer y el pensamiento del padre que no nicamente im-
parta sus conferencias sobre agronoma en las aulas de la
Universidad de Guayaquil, sino que principalmente lo
haca en el Centro Experimental Agropecuario de Mila-
gro, del cual fue su director? En su hogar, sin duda, el
nio Charles escuch esos conceptos que despus los volc
en las pginas de Vida Estudiantil.
Tambin en Vida Estudiantil reprodujo los versos Los dos
prncipes, de Jos Mart, tomados del segundo nmero
de La Edad de Oro, que fuera publicado en 1889, y que
comienzan as:
El palacio est de luto
Y en el trono llora el rey
Y la reina est llorando
Donde no la puedan ver
Bastidas, sin duda, ley desde muy temprana edad a
Mart, al menos su Edad de Oro, concebida para nios y
jvenes.
Y de que era un amante de los libros y de la lectura de
ellos dej constancia en uno de los artculos publicados en
Vida Estudiantil, bajo el ttulo El hbito de la lectura,
firmado por el Director:

83
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

En todo el Ecuador, y ms an, en casi todos los


pases del mundo, se ha olvidado la lectura. Ya no tene-
mos el mismo inters que nuestros antepasados. Hemos
olvidado casi por completo el libro, ya no existe el amor a
ese propagador de la cultura humana, hemos despreciado
a ese tesoro de inestimable valor, porque en su remplazo
estn las diversiones, el tabaco, el licor, el cine
El escolar moderno prefiere no hacer, antes que po-
nerse a leer un libro. Por eso es que en varias naciones
comienza a perfilarse ya un derrumbamiento cultural y
econmico de lo ms espantoso. Nuestro pas debe pre-
ocuparse de inculcar a sus hijos el hbito de la lectura, e
incrementar las bibliotecas con buenas obras y propender
a la gloria cultural, para ser respetados por los dems
pueblos.
Sorprende, en verdad, que con solo catorce aos de edad,
Carlos Bastidas escribiese con tanta claridad y profundi-
dad. Mucho, sin duda, debe haber ledo y asimilado de
buenos autores. El padre, aparte de que haba construido
una buena biblioteca en la casa, tambin debe haber ejer-
cido gran influencia aconsejndole obras y autores.
La combatividad no estuvo ausente de Vida Estudian-
til. En sus pginas Bastidas libr la batalla para que el
Instituto Meja tuviese un internado. Ms de setecientos
de sus alumnos provenan de distintas provincias del Ecua-
dor, y deban vivir en hoteles o en casas que alquilaban
en Quito, y eso, a muchos, los golpeaba duramente dados
los pocos recursos financieros de que disponan.
En el nmero del 25 de noviembre de 1949 la publica-
cin anuncia que ha ganado la batalla por el internado.
Se publica un artculo titulado Ya tenemos internado,
en el cual se expresa: Por fin tenemos lo que ha sido por

84
JUAN MARRERO GONZLEZ

varias generaciones un sueo. Hemos logrado, tras una


dura y constante lucha, obtener el internado, este servicio
tan indispensable en el primer plantel de enseanza se-
cundaria de la Repblica.
Los estudios de enseanza secundaria los finaliza Car-
los Bastidas en Guayaquil, entre los planteles La Salle y
el Colegio Americano. De ah salta a Estados Unidos.
Primero en el high school Blue Ridden, en Carolina del
Norte; despus, en el Lake Forest College, en el estado de
Illinois, busca de una preparacin cultural general para
cumplir su sueo: ejercer el periodismo.
De 1952 a 1955 permanece en Estados Unidos. La
primera vez que el nombre de Carlos Bastidas apareci
en la prensa ecuatoriana fue por un acontecimiento ocurri-
do en el Lake Forest College, cuyo protagonista principal
lo fue el joven ecuatoriano.
Peridicos como The New York Times, The Chicago Daily
News, The Stentor y The Crescent, de Estados Unidos,
as como El Comercio, de Quito, y El Telgrafo, de Gua-
yaquil, escribieron notas destacando el triunfo alcanzado
por Bastidas en la concepcin y conduccin de una obra
teatral folclrica denominada Mxico, montada dentro
de un programa organizado por los estudiantes del Lake
Forest College para recoger fondos para los festejos del
primer centenario de esa universidad, aparte de destacar
que para hacer ese trabajo, el joven ecuatoriano se haba
trasladado algunas semanas a Mxico a fin de captar el
alma de ese pueblo. El diario El Telgrafo describi algu-
nas caractersticas de l:
Hace unos aos parti de aqu un muchacho inquieto
y vivaz, con unos ojos muy negros y una sonrisa muy
blanca. Gustaba de conversar sobre cosas de mayores,

85
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

l, que apenas contaba diecisiete aos de edad. Con sus


preguntas, no siempre maliciosas, produjo lo que es co-
mn entre los malos profesores: irritacin, resentimiento,
venganza. Sus calificaciones, por eso, no siempre corres-
pondieron a su enorme talento y a su saber, innegable-
mente superiores a las de sus compaeros. Haba nacido
entre los temblantes caaverales de Milagro.
La verdadera vida periodstica de Carlos Bastidas
Argello comienza luego de tal acontecimiento en el Lake
Forest College. Fue corta en el tiempo, pero rica en expe-
riencias.

86
JUAN MARRERO GONZLEZ

FLORES, LGRIMAS E INDIGNACIN

El asesinato caus una ola de indignacin y de solida-


ridad con la vctima en el Ecuador. Apenas se supo de la
noticia, la Unin Nacional de Periodistas lanz un comu-
nicado pblico de protesta por el injustificado hecho. La
Unin de Periodistas, Ncleo de Guayas, acord erigir un
monumento a Carlos Bastidas en Milagro, su poblacin
natal. Diversos peridicos y revistas publicaron editoria-
les, artculos, reseas, declaraciones de protesta, caricatu-
ras y hasta poemas sobre lo acontecido en La Habana.
Las emisoras de radio, en distintas regiones del Ecuador,
tambin se hicieron eco.
Los compaeros de Bastidas en el diario El Telgrafo,
de Guayaquil, publicaron una emotiva nota: [] sobre
los despojos, an tibios, de un compaero de labores, de
un amigo, de un hermano []. Se nos ha ido Carlitos
cuando eran ms y mejores su vigor, su optimismo, su
esperanza; cuando la existencia, igual que una novia, le
sonrea frente a un camino sembrado de promesas.
A Carlos Bastidas A., lo queramos aqu, armado con
sus preciosas armas, alineado en la columna de los que
luchan por la paz y la justicia, por la libertad []. Aqu,
en esta casa, que fue momentneamente suya y a donde
poda l regresar en cualquier da, con su racimo de sonri-
sas y su amplio pecho descubierto []. Sobre su tumba
recin abierta, caigan como flores, nuestras lgrimas: las
lgrimas de sus compaeros, de sus amigos, de sus her-
manos de El Telgrafo.

87
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

El Comercio, de Quito, le dedic su editorial del 16 de


mayo de 1958: Un periodista ecuatoriano ha cado vcti-
ma de la violencia que impera en Cuba [] la polica
reprimi a balazos una opinin poltica. La violencia del
autoritarismo, ensaada en el pueblo cubano, se extendi
a un periodista ecuatoriano.
Tras pedir la ruptura de relaciones oficiales con la Cuba
de Batista, agregaba: Sera la nica actitud que en estas
circunstancias condene el asesinato del periodista ecuato-
riano.
En igual sentido, en un artculo titulado Muerte en la
brecha, Juan Sin Cielo, periodista amigo de la vctima,
escribi: Que los periodistas ecuatorianos que acaban de
regar con su sangre la tierra de Cuba, exijan desde hoy in-
cansablemente la cesacin de relaciones con la sanguinaria
dictadura que estrangula a la gloriosa patria de Jos Mart.
La Asociacin de la Escuela de Periodismo de la Uni-
versidad de Guayaquil tambin se sum a la condena con
estas palabras: La maquinaria criminal del gobierno de
Batista no descansa ni un solo minuto en su tarea sangui-
naria, y esta vez cay arrollado por aquel vergonzoso van-
dalismo, un pundonoroso periodista ecuatoriano, Carlos
Bastidas, pretendiendo de esta manera silenciar la voz
denunciadora y acusadora del periodista, que no podr
acallar jams. La asociacin pronuncia ante Amrica su
profunda indignacin por tan alevoso asesinato, que pone
de luto al periodismo ecuatoriano, y al mismo tiempo
hace un fervoroso llamamiento a los diarios de Amrica
para que desaten una ola de denuncia contra el tirano y
aceleren su cada.
Otra organizacin, la Asociacin de la Prensa Univer-
sitaria, en un manifiesto pblico dijo:

88
JUAN MARRERO GONZLEZ

La muerte de Carlos Bastidas constituye a ms de un


hecho sangriento, uno de los atentados a la libre expre-
sin del pensamiento y la inviolabilidad de la vida.
El Crculo de la Prensa de Quito tambin rindi tribu-
to pstumo a Bastidas. En una sesin solemne, en la cual
se mostraron parte de las 80 fotos que la cmara del
periodista capt en la Sierra Maestra y las cintas de las
ofrendas florales que acompaaron su sepelio y que el
Colegio de Periodistas de Cuba hiciera llegar al Ecuador,
el presidente de esa institucin, Pablo Hannbal Vela,
pronunci un emotivo discurso. Tambin hablaron Vicen-
te Carrin Hermida, quien conoci y trabaj con Bastidas
en el Instituto Meja en la realizacin de la publicacin
Vida Estudiantil, y Jos Polit, el cual destac los estrechos
lazos de solidaridad existentes entre Cuba y el Ecuador a
lo largo de su historia y, adems, pidi que los pueblos de
Amrica se unan para combatir a los dspotas. Cuba y el
Ecuador son patrias iguales dijo, y Carlos Bastidas de-
volvi a Cuba la sangre generosa que sus soldados dieron
en la cima del Pichincha, en referencia a Abdn Calde-
rn, aquel joven con sangre cubana que cay gloriosa-
mente en Pichincha. En el centro de la sala se devel un
retrato al leo del periodista asesinado en La Habana.
La Asociacin 5 de Agosto de esmeraldeos residentes
en Guayaquil se sum a la solidaridad con Carlos Bastidas
y sus familiares. Emiti un comunicado suscrito por el
doctor Anbal Daz, su presidente, en el cual expres su
protesta por el crimen, y pidi se proveyese el transporte
para traer a su lugar natal, la ciudad de Milagro, los
despojos funerarios del malogrado periodista, as como
que se insistiese en la demanda de indemnizacin a sus
familiares por parte de la dictadura de Batista.

89
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Otra accin de homenaje a Bastidas realiz la Asocia-


cin de Estudiantes Amigos de Mxico frente a un monu-
mento en la Plaza de Independencia, en Quito, donde
habl su presidente Blasco Peaherrera.
El peridico El Comercio, de Quito, insert dos carica-
turas en repudio al bestial crimen de Batista.
El destacamento de los cubanos exiliados en el Ecuador,
dirigido por Jacinto Vzquez, adopt el nombre de Carlos
Bastidas Argello, e hizo distintos pronunciamientos de
condena a su asesinato. Das despus del hecho ocurrido en
La Habana, Jacinto Vzquez y otros cubanos exiliados vi-
sitaron el hospital de Vernaza, de Guayaquil, donde estu-
vieron ingresados los padres del mrtir tras conocer la noti-
cia de la muerte de su hijo, y les hicieron entrega de un
retrato de Fidel Castro, jefe de los rebeldes en Cuba, y les
comunicaron la decisin de perpetuar la memoria de Car-
los Bastidas denominando a ese grupo de exiliados cuba-
nos con su nombre. Emocionados, el ingeniero agrnomo
Carlos Manuel Bastidas y Mara Argello agradecieron ta-
les gestos. La prensa de Guayaquil public una foto de tal
encuentro. En la municipalidad de Guayaquil hubo un
acto de repudio al crimen, donde el periodista cubano exi-
liado Orlando Pantoja evoc la figura de Bastidas.
Lo ms trascendente en esta ola de repudio fue el debate
que se llev a cabo en el Congreso ecuatoriano, y que acor-
d un voto de censura al rgimen de Batista y levant su
voz en aceptacin de la beligerancia del doctor Fidel Cas-
tro y los hombres que luchan en Cuba por la libertad.
El Parlamento ecuatoriano fue el primero de Amrica
Latina que se solidariz con los revolucionarios de la Sierra
Maestra. Otros dos acuerdos posteriores del Congreso ecua-
toriano fueron:

90
JUAN MARRERO GONZLEZ

1. Dirigirse a todos los congresos demcratas de Am-


rica y sugerirles la ruptura de relaciones diplomticas con
la dictadura de Batista, que atenta contra los ms ele-
mentales principios y derechos de nuestro hemisferio.
2. Condenar el proceso injusto y brbaro que se sigue
contra los presos polticos que se encuentran en las pri-
siones de Cuba, ya que contra estos se ejecutan las peo-
res flagelaciones, aplicndoles a muchos de ellos en rei-
teradas ocasiones la denominada Ley de Fuga, siendo
balaceados y muertos inclusive dentro de las propias cr-
celes.
Y en El Universo, del 17 mayo, cuando estaba insepul-
to el cadver de Bastidas, se publicaron las siguientes
dcimas de Adel Celinas:
UNA ENCENDIDA PROTESTA
I
La dictadura cubana
tronch, de modo inhumano
la vida de un ciudadano
de esta nacin soberana.
Seg la vida en La Habana
de un compatriota y colega
la furia estpida y ciega
de un impulsivo sujeto
que es un agente secreto
del dura dspota en brega.
II
El matador, en funciones
de esas que ultrajan y oprimen,
por cohonestar ese crimen
ha dado absurdas versiones.

91
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Ni las ms leves sanciones


ha de sufrir un agente
que despach prontamente
del mundo a quien, hombre sano,
llev en el suelo cubano
una existencia decente.
III
Porque Bastidas Argello,
de una conducta muy clara,
nada hizo all que excusara
el ms ligero atropello.
Mas, nadie firme su cuello
tiene en el lar de un tirano;
y as, en suelo cubano,
tras de una cruenta embestida,
de un torpe esbirro, la vida
perdi un colega y paisano.
IV
Un crimen tan repelente
de un servidor de Batista,
lo origin una entrevista
hecha al caudillo insurgente.
Un periodista valiente
que honrando estaba su oficio,
hall el brutal sacrificio
que toda atroz dictadura
en forma torpe asegura
un alto y digno ejercicio.
V
Con la encendida protesta
que har este Estado al de Cuba

92
JUAN MARRERO GONZLEZ

la nuestra es justo que suba


a una desptica testa.
La inmolacin deshonesta
de un digno y buen compatriota,
hace que vaya esta nota,
como una flecha rugiente
a una tirnica frente
que abatir la derrota.
Caballero Andante, as llam el poeta Blasco Peaherre-
ra al periodista asesinado en La Habana. Su canto
49

apareci en el diario El Comercio, de Quito, en la edicin


del 18 de mayo:
Si simplemente te hubieras muerto,
la amargura de tu ausencia definitiva,
habra sellado mis labios
porque el dolor, es inexpresable.
Pero, estoy seguro de que tu ltimo pensamiento
fue para esta tierra que no pudo contener
tu dimensin desacostumbrada
y tu ltima voluntad,
la de prolongar tu grito de rebelda,
por mi voz.
Por eso, Caballero Andante,
envidiando quiz
el heroico reposo de todas sus fatigas,
quiero decirte (a nombre de nuestra fe,
de nuestros sueos, de nuestra esperanza),
simplemente, Gracias.

49
Blasco Peaherrera Padilla poeta, escritor, periodista, abogado y polti-
co fue vicepresidente de la Repblica del Ecuador (1984-1988) en el
gobierno del ingeniero Len Febres Cordero.

93
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

No importa que nuestra tierra haya perdido


la potencia germinal de tu sangre
toda la Amrica nos pertenece,
y la causa del hombre, es universal.
Tampoco importa que hayas precedido a La Bestialidad,
la hora llegar en que podamos vengar la saa
entonces... habr amanecido
y ser innecesario decirte:
DESCANSA EN PAZ
Quito, a 15 de mayo de 1958
La indignacin en el Ecuador no se apag con el trans-
curso del tiempo. El 7 de agosto la Radio Atalaya trans-
mita un comentario titulado Un puado de tierra sobre
la tumba de Charles Bastidas, donde lo evocaba con
gran sentimiento y admiracin: Sirva la vida inquieta
de Bastidas, sirva la muerte lejos del suelo que lo vio
nacer, sin las lgrimas cariosas de su buena madrecita,
sin el sollozo entrecortado de aquel padre de corazn ace-
rado, all sin la postrer visita de sus amigos de la infan-
cia, sin el consuelo espiritual de aquellas religiosas que
fueron sus primeras orientadoras espirituales, sirva esta
muerte tan sentida para enriquecer el historial libertario
del pueblo milagrero []. Bastidas muri enarbolando
dos banderas: la ecuatoriana y la cubana, y escribiendo
con su sangre la palabra libertad.
Cinco meses despus del asesinato, el 14 de octubre, el
periodista Martn Arellano escriba en El Telgrafo, de
Guayaquil: Ha llegado el momento de preguntar al Go-
bierno Nacional, si es un problema la repatriacin de los
restos de Carlos Bastidas. Ayer hizo exactamente cinco
meses desde la noche en que un esbirro lo encontr en un
bar de La Habana, lo provoc, le peg y, finalmente,

94
JUAN MARRERO GONZLEZ

dispar sobre l su arma, mientras otros policas de civi-


les impedan que la gente, all reunida, interviniera.
En el curso de esos cinco meses, ha quedado suficien-
temente aclarado el crimen, para que no exista ninguna
duda de que la polica del dictador Batista cumpli la
consigna de suprimir al ecuatoriano para que no publica-
se las declaraciones del jefe rebelde Fidel Castro.
Bastidas era un muchacho de aquellos que se enamo-
ran del periodismo, por la parte quijotesca, de aventura,
de pelea y de revelacin que nuestro oficio tiene. Unos
eligen la mesa, donde todas las noches, con arreglo a nor-
mas dadas por la prctica, se compone y se arma la pgi-
na. Otros van por el mundo a cazar lo nuevo, que la
gente necesita saber. Consideran estos ltimos que la ver-
dad no se halla a flor de piel. Luchan por ella, van por
ella, y algunas veces, mueren por ella.
Bastidas, educado en Estados Unidos, y con faculta-
des para cualquier profesin tcnica especializada, prefi-
ri el periodismo. Ir a saber de una manera directa, lo
que suceda en el mundo, y transmitirlo a su peridico.
A este peridico, del cual actuaba por el mundo como
corresponsal autorizado.
Uno de los nuestros, que se ha vuelto sacerdote de la
verdad, es asesinado. Pero no se contentan con asesi-
narlo []. La autoridad ha inventado la mentira sard-
nica []. Fue que el periodista estaba borracho con mu-
jeres de la calle. Hubo un bochinche, cuando el polica
quiso imponer el orden. El periodista lo atac con un
cuchillo de partir queso. El polica se defendi. Queda
absuelto, anda otra vez por las calles con la sonrisota de
los esbirros bien respaldados por el poder. Pero los pape-
les que llevaba Bastidas desaparecieron.

95
EN EL FONDO DE LOS CORAZONES
DE LOS CUBANOS

En la tierra en que muri Carlos Bastidas, l vive.


Escuelas y granjas llevan su nombre. La Unin de Perio-
distas de Cuba (UPEC) lo recuerda con cario. El 13 de
mayo de cada ao, en cada aniversario de su cada, los
periodistas cubanos acuden ante su tumba para recordar
su ejemplo y rendirle sentido homenaje. La prensa cuba-
na publica artculos y reportajes sobre esta figura del pe-
riodismo latinoamericano. En las antologas publicadas
en Cuba sobre los grandes periodistas de nuestra Amri-
ca, no falta la figura de este joven ecuatoriano que, como
deca Mart, muri en la guerra que es all en el fondo
de los corazones. La delegacin de la UPEC en Camagey
tiene instituido un concurso periodstico anual que lleva
el nombre de Carlos Bastidas.
La UPEC otorg a Carlos Bastidas el diploma de Co-
rres-ponsal de Guerra, que conquist al escalar la Sierra
Maestra en los das ms intensos y peligrosos de la lucha
guerrillera contra la dictadura de Batista, y el Premio a la
Dignidad post-mortem.50 La Universidad Martiana de la
Tercera Edad,51 que funciona en Artemisa, tambin entre-

50
Este premio fue otorgado en el 2004 por la presidencia de la UPEC, y
entregado el 13 de mayo del 2004, en solemne ceremonia efectuada en el
Centro de Prensa Internacional. Informacin en el diario Granma, 14 de
mayo del 2004.
51
La ceremonia en la Universidad Martiana de la Tercera Edad se efectu
en mayo del 2005.

97
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

g a Carlos Bastidas post-mortem la distincin La Mue-


ca Negra. Esos reconocimientos fueron recibidos en aos
diferentes y en solemnes actos por su hermano Edmundo
Bastidas, quien con frecuencia ha viajado a Cuba.
Edmundo se ha hecho merecedor de la Distincin Flix
Elmuza, otorgada por el Consejo de Estado de la Rep-
blica de Cuba, a propuesta de la Unin de Periodistas de
Cuba, por su permanente apoyo y solidaridad con la re-
volucin cubana y con sus periodistas.
En la actividad que se efectu en la Universidad Martiana
de la Tercera Edad se puso una grabacin de una cancin
dedicada a Carlos Bastidas, cuyo autor es el periodista y
cantautor ecuatoriano Camilo Tobar.
Cuando se procedi a la entrega del Premio a la Dig-
nidad, Tubal Pez, presidente de la UPEC, explic que
este premio es algo especial, se entrega de forma excep-
cional a profesionales que han sabido ponerse al lado
del honor, la vergenza y con una tica, como ejemplifica
el caso de Carlos Bastidas. Edmundo Bastidas, al agra-
decer tan alto estmulo conferido a su hermano, destac
la dignidad que ha sabido tener el pueblo cubano y la
cual defiende en estos momentos frente al podero y ame-
nazas del gobierno norteamericano, y dijo que ella conta-
gia y sirve de ejemplo a quienes viven en otras partes del
mundo.
En el 2005, el autor de este libro acompa a Edmundo
a una visita a la escuela rural Carlos Bastidas, en la pro-
vincia de Camagey. Le informamos entonces por correo
electrnico a Tubal Pez, presidente de la UPEC, sobre
ese hecho:52

52
Mensaje enviado desde Camagey, 26 de mayo del 2005.

98
JUAN MARRERO GONZLEZ

Tubal: Todo est saliendo magnficamente. Acabamos de


regresar de Najasa, y el encuentro en la escuelita Carlos
Bastidas, que est a 22 km de Najasa, en una zona donde
no hay electricidad, fue extraordinario, y muy emotivo para
Edmundo. Es una escuelita que tiene solo seis alumnos,
cuatro de ellos en primer grado. Participaron en el acto el
maestro, los alumnos y todos los pobladores de la comuni-
dad, que son gente dedicada fundamentalmente a la pro-
duccin de leche []. La escuelita lleva el nombre de Car-
los Bastidas desde 1961, pues una alfabetizadora fue la
que tuvo la iniciativa de que llevase ese nombre. Esa escuelita
sirve para la educacin de adultos en horario nocturno. La
escuelita tiene todos los medios para la batalla de ideas:
computadora, televisor, grabadora, video, etc., que funcio-
nan con acumuladores. Es increble. A Bastidas, al igual
que a nosotros, todo esto nos conmovi []. Cuando re-
grese a La Habana escribir algo para el sitio web de la
UPEC sobre lo ocurrido aqu que, te repito, fue extraordi-
nario. Jams pens que pudiese suceder algo como esto en
un sitio tan alejado y aislado. Y Bastidas se gan todo el
cario de la gente bien humilde de esa comunidad.
Efectivamente, bajo el ttulo Emotivo encuentro en la
escuelita rural Carlos Bastidas Argello, en Berraco Gor-
do, Najasa, escribimos la siguiente nota para el sitio digital
cubaperiodistas.cu: En el municipio de Najasa, unos 45
km al sureste de la ciudad de Camagey, en tierras por
donde la caballera del mayor general Ignacio Agramonte
libr distintas acciones frente al ejrcito colonial espaol,
se encuentra la escuelita rural que lleva el nombre del pe-
riodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argello.
Esa escuelita ha funcionado durante setenta aos,
pero a partir de 1961, en medio de la campaa de alfa-

99
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

betizacin, la brigadista Bertila Caballero propuso que


llevara el nombre del joven periodista ecuatoriano que
haba sido asesinado en La Habana por la dictadura de
Batista en 1958 luego de haber estado en la Sierra Maestra.
Durante el da, en esa escuelita, con techo de zinc,
ubicada en el casero Berraco Gordo, reciben la ensean-
za primaria seis alumnos cuatro en primer grado, uno en
segundo y uno en tercero, y ya, poco antes del anochecer,
es utilizada como escuela de enseanza obrero-campesi-
na, es decir, para adultos.
En esa zona viven en sus distintos caseros La Jicotea,
La Calilla, Jaric y Berraco Gordo, entre otros alrededor
de doscientas personas que, en su mayora, trabajan en la
ganadera lechera y distintos cultivos agrcolas. Desde
Najasa a Berraco Gordo hay casi 22 km, las dos terceras
partes de ellos de terrapln, abierto entre las malezas. Se
trata de una de las pocas zonas del pas donde no ha
podido llegar an la electrificacin. Pero eso no ha impe-
dido que las 19 escuelas all existentes, entre ellas la Car-
los Bastidas Argello, tengan su computadora, su televi-
sor, su video y su grabadora que funcionan con las celdas
fotovoltaicas.
Acompaando a Edmundo Bastidas Argello, herma-
no del periodista ecuatoriano asesinado en 1958, llega-
mos en la maana del pasado 26 de mayo a Berraco Gor-
do. Arcadio Daz, maestro de la escuelita, la delegada de
la circunscripcin y decenas de vecinos del casero dieron
la bienvenida al visitante, junto a los seis nios de prima-
ria y otros dos de preescolar, quienes ocupaban sus respec-
tivos pupitres. All, en aquella aula, hablaron el maestro
y las autoridades de la comunidad, quienes explicaron la
historia de aquella escuelita, fundada en 1935, y en la

100
JUAN MARRERO GONZLEZ

cual a partir de 1961, durante la campaa de alfabetiza-


cin, la mayora de sus vecinos aprendieron a leer y escri-
bir. Fue entonces cuando una brigadista alfabetizadora,
que segn algunas versiones falleci en La Habana hace
algunos aos, propuso que se pusiese a ese lugar el nom-
bre de Carlos Bastidas Argello. Las referencias que te-
nan sobre este mrtir de la revolucin cubana eran muy
pocas en aquel entonces y tambin cuarenta y cuatro aos
despus. Por eso, para todos ellos, constituy una muy
agradable sorpresa que Edmundo les hiciera entrega de
una ampliacin de la foto de Fidel Castro y Carlos
Bastidas durante el encuentro que tuvieron en la Sierra
Maestra en 1958, y que, adems, el vicepresidente de la
UPEC, Juan Marrero autor de esta nota, les dejase un
ejemplar del libro Andanzas de Atahualpa Recio, editado
en el Ecuador, que recoge la vida y pensamiento de ese
joven periodista ecuatoriano.
A medida que transcurra aquel encuentro las emocio-
nes fueron in crescendo. Aquellos campesinos, hombres y
mujeres, algunos de ellos con sus manos endurecidas y sus
cabellos encanecidos, contaban con orgullo lo que signifi-
caba aquella escuelita, en la cual aprendieron las prime-
ras letras ellos mismos y en la cual algunos de sus hijos
lograron formarse, con el tiempo, como mdicos, enfer-
meras, maestros, ingenieros y en otras carreras.
Edmundo Bastidas hizo el compromiso de que anual-
mente iba a prestar una modesta ayuda financiera, que
canalizara a travs de la UPEC, para enfrentar algunas
necesidades de la escuelita rural de Berraco Gordo y, en
particular, de sus alumnos. Tambin les prometi que
cada vez que volviese a Cuba hara todo lo posible por
encontrarse nuevamente con el maestro, los alumnos y los

101
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

vecinos de Berraco Gordo. De hecho, Edmundo se ha


convertido en padrino de esta escuelita y de los poblado-
res de Berraco Gordo.
El 19 de abril del 2004 el peridico Adelante, de
Camagey, public el siguiente trabajo de la periodista
Yahily Hernndez Porto sobre la situacin de la educa-
cin en el municipio de Najasa:
Diecinueve y ochenta y tres son nmeros comunes que
a simple vista no dicen nada; sin embargo, dicen mucho
para el municipio de Najasa. Son por excelencia, nme-
ros importantes en la vida y en la educacin de 83 infan-
tes de esa localidad y de 83 familias del campo, quienes
impactadas por el cambio y asombradas por lo nuevo,
cuidan y aman lo que antes pareca ajeno y obligado.

El cambio: 19 para 83
Najasa, un municipio de tradicin campesina creado
con la revolucin, se transforma en comunidades distan-
tes de la ciudad cabecera y de difciles accesos.
Con el triunfo de la revolucin, el 1 de enero de 1959,
se erradic el analfabetismo en nuestro pas y se inici un
vasto plan de construccin de centros educacionales que
proporcionaron el estudio masivo y gratuito de toda la
poblacin.
Una moderna experiencia se materializa hoy en Najasa,
donde 19 escuelas cuentan con las celdas fotovoltaicas, que
permiten la implementacin de los diferentes medios
audiovisuales computadoras, videos y televisores, ade-
ms de mltiples softwares y las teleclases. Diecinueve es-
cuelas a las que no les preocupan la asombrosa cifra de 83
infantes, pues se encuentran distribuidos de la siguiente

102
JUAN MARRERO GONZLEZ

manera: 17 de las mencionadas poseen menos de diez


alumnos matriculados, cinco por debajo de cinco
educandos, dos con dos pioneros y un centro con un solo
estudiante.
Najasa es el nico municipio de la provincia que tie-
ne 19 escuelas para atender 83 pioneros, proporcin opues-
ta a las de muchos poblados que con solo una escuela
asume igual nmero de nios. Un territorio que impactado
cambia su entorno, pues aquellas instituciones que pare-
can inmviles, fras y ajenas, ya no lo son. Estas se
han convertido en las tacitas de oro del casero.

Sueos en pantallas...
El recibimiento en el sitial Las Mercedes, ubicado a
ms de 12 km de Najasa, en el camino a Las Pulgas, fue
inesperado. Los perros, fieles guardianes, nos ladraban
enfurecidos de la casa del fondo y no nos permitieron
entrar.
La espera se hizo eminente frente al portalito de la
escuela Rauln Gonzlez. Despus de un largo rato llega-
ron los pioneros, quienes montados a caballo junto a su
profesora Yosbelky Ruiz Pardo, no dudaron en contarnos
lo bien que se sentan desde la llegada de las pelculas, de
las teleclases y de la computadora.
La feria de las matemticas es mi juego preferido
dijo Eladio Osbel, pionero de cuarto grado. La msi-
ca, los disparos, las banderas de colores y la conversacin
con Payasn me entretienen. A veces respondo mal y me
aprendo rpido el ejercicio para ganarle.
Nayelis, con ocho aos, es la ms pequea del aula.
Despierta e intranquila coment: No me pierdo los

103
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

muequitos, ni los cuentos de animales. A veces sueo


con ellos. Me gustan los delfines, los pajaritos y los caba-
llos con rayas. Aqu solo tenemos los de color entero, pero
los quiero mucho y los monto cada vez que puedo.
Yosbelky, la profesora, es vecina del lugar, lleva diez
aos impartiendo las clases y nunca antes haba visto
cmo la comunidad se identifica con la escuela. Hoy se
trabaja diferente. El sentido de pertenencia es mayor y el
vecindario cuenta con la escuela para todas las activida-
des. La cuidan, y como pudiste comprobar, no hay quien
se acerque si no es conocido.

Historias para contar


Los dos amiguitos, Marilis y Diurles, se sientan frente
a la computadora y con agilidad buscan los juegos que
usan para aprender ortografa. Tita la Florista es el prefe-
rido de Marilis: Tita me dice si escribo bien o mal las
palabras. A veces le gano, pero todava ella sabe ms que
yo. Cuando respondo bien me felicita y acumulo puntos.
Este fue el primer dilogo con los nios de la escuela
Carlos Bastidas Argello, ubicada en el poblado Berraco
Gordo, a 22 km de Najasa, y por donde el camino es
intransitable, pues 8 km de carreteras y 14 de terrapln
se pierden en el polvo y la maleza.
Me gustan Los Tres Cerditos. Aqu los veo en el televi-
sor y despus hago oraciones donde atrapo al lobo malo y
lo encierro para que no se coman a los puerquitos conti-
nu la nia, que no perda de vista al mouse en la panta-
lla y los consejos de su amiguito.
Entre juegos y risas transcurri la entrevista. Hubo
tambin muchos cuentos narrados. En la conversacin

104
JUAN MARRERO GONZLEZ

supe que desde ese da tenan a un nuevo compaero,


Robertico, que callado atenda al televisor.
En Berraco Gordo, Las Mercedes, al igual que en ml-
tiples poblados de Najasa, quedan lindas historias para
contar y reflejar las maravillosas vivencias de estos 83
nios cientos en todo el pas, quienes saben jugar y
amar a los animales: cotorras, caballos y negritos, y ma-
nejar con maestra los nuevos teclados inteligentes, para
alcanzar una mayor calidad en su preparacin.
Un ao antes, con Edmundo, habamos estado en Cauto
Cristo, en la provincia de Granma, donde existe una
cooperativa agropecuaria que lleva el nombre del perio-
dista ecuatoriano, y tambin en el sitio digital de la UPEC
publicamos un breve reportaje que llevaba el ttulo La
obra de la revolucin en los ms oscuros rincones:
Rusmeri. Por el nombre cualquiera puede suponer que
se trata de una ballerina o tal vez una cantante. Ni lo uno
ni lo otro. Es una esbelta e inquieta campesina, nacida
en un oscuro boho a orillas del ro Cauto, que desde hace
ao y medio es la principal figura poltica del municipio
de Cauto Cristo, en la provincia de Granma, en el oriente
de Cuba.
Rusmeri Santiesteban es la primera secretaria del Par-
tido Comunista de Cuba en ese territorio eminentemente
agropecuario que tiene ms de 550 km2 y una poblacin
cercana a los 20 000 habitantes.
No es solo su condicin de mujer al frente del partido
lo que motiva esta crnica. Lo es, fundamentalmente, el
estilo de trabajo que desarrolla con los pobladores de ese
municipio. Para ella su preocupacin central es la aten-
cin al hombre y la mujer, al nio y al anciano. Vive
atenta a cada problema, a cada preocupacin, e intenta

105
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

siempre que sea posible hallarles soluciones. Cuando pa-


samos por el parque me seala un grupo de ancianos jubi-
lados all reunidos, y me cuenta: Todas las tardes tienen
una pea de lecturas. Les suministramos unos jugos, y
all leen y comentan distintos libros que consiguen ellos o
se los conseguimos nosotros. Y acciones como esa, evi-
dentemente, son las que determinan la estela de cario y
respeto que deja a su paso Rusmeri.
La historia de esta mujer no es excepcional en la Cuba
revolucionaria. Por centenares y hasta por miles, en cual-
quier oscuro rincn del pas, es posible encontrar casos
similares. Es hija de un campesino de monte adentro que
pudo cursar las enseanzas primaria, secundaria y uni-
versitaria. Rusmeri se hizo maestra. Se convirti, de tal
manera, en una guajira (campesina) culta. Mi padre es
un campesino destacado de la zona. Y yo me siento orgu-
llosa de ello, comenta.
En el territorio por donde se produjo el 2 de diciem-
bre de 1956 el desembarco de los expedicionarios del
yate Granma, uno de los motores que reencendi la chispa
revolucionaria del Moncada, sigue respirndose un espritu
de combate y de resistencia a las dificultades y obstculos
ocasionados por el cerco econmico y hostilidad impe-
rialistas. Con pocos recursos, pero s con mucha volun-
tad y mucho trabajo es posible resistir y vencer, dice
Rusmeri.
Me habla de la obra educacional. En nuestro muni-
cipio tenemos 223 alumnos de preescolar, 1762 en ense-
anza primaria, 81 en enseanza especial, 1036 en ense-
anza media, 85 en aulas tcnicas, 142 en enseanza de
adultos, 277 jvenes en cursos de superacin integral.
Contamos para todo ello con 42 escuelas. Tenemos 218

106
JUAN MARRERO GONZLEZ

televisores, 92 videos y 101 computadoras para el de-


sarrollo del trabajo educacional.
Y me cuenta que hay una escuela que tiene un solo
nio. Sabes quin es la maestra de ese nio? Su mam.
Las clases no se las da en su casa. Cada maana ella y el
nio van al local que es su escuela. Y all, antes de co-
menzar las clases, los dos cantan el himno nacional.
En el recorrido por el municipio de Cauto-Cristo acom-
paaba a un viejo amigo ecuatoriano, Edmundo Bastidas,
hermano de Carlos Bastidas, el periodista que fue asesi-
nado por la dictadura de Batista en La Habana en 1958.
Y Edmundo, hombre de campo tambin y muy sensible,
no poda ocultar su emocin ante lo que escuchaba y vea.
All, precisamente, en Cauto-Cristo hay una coo-
perativa de produccin y servicios que lleva el nombre
de Carlos Bastidas, que tiene 81 caballeras poco ms
de 1000 ha y 187 cooperativistas, de ellos 40 mujeres.
Un grupo de esos cooperativistas, y en presencia de
Rusmeri, estableci un ameno e instructivo dilogo con el
visitante ecuatoriano. Del cultivo del pltano, del uso de
los pltanos que no clasifican para la exportacin como
alimento para el ganado, del cultivo de las flores, de la
planta del noni, cuyo fruto es considerado un importante
elemento para contrarrestar diferentes enfermedades, del
maracuy y otros cultivos se habl en ese encuentro.
Y tambin se habl de la situacin de la salud pblica
en el municipio de Cauto-Cristo. Rusmeri inform a
Bastidas que hay 45 mdicos y 89 enfermeras en el terri-
torio. Que cuentan con un hospital con 39 camas. Hay
una ambulancia. Existen cuatro salones de estomatolo-
ga, cinco farmacias y 34 consultorios mdicos que asegu-
ran la prestacin de servicios de salud que necesita toda

107
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

la poblacin. Y en estos das vamos a recibir un Somatn


que se instalar en el hospital. Ya no habr necesidad de
trasladarse a una capital de provincia o ir a La Habana
para recibir ese importante y moderno servicio mdico.
Es una obra que se realiza en oscuros rincones de
Cuba. Los que engaan a la opinin pblica mundial con
el cuento de que el libre mercado, la privatizacin, la
filosofa del neoliberalismo, el multipartidismo, la lla-
mada democracia representativa y concepciones de igual
corte son las nicas vas capaces de llevar al progreso y a
la felicidad de los seres humanos, ocultan esas realidades
que pasan en Cuba, pas que demuestra, da tras da, con
un sistema diferente, donde no tienen cabida ni la explo-
tacin del hombre por el hombre, ni el egosmo, ni las
abismales desigualdades econmicas y sociales, y a pesar
del bloqueo econmico y la permanente hostilidad, y con
pocos recursos materiales, es posible hacer lo imposible
en beneficio de la mayora de su poblacin.
Cauto-Cristo es solo un pedacito que puede mostrarse
como ejemplo de que las libertades y logros conquistados
jams nadie podr arrebatrselo al pueblo de Cuba.

108
JUAN MARRERO GONZLEZ

DOCUMENTOS

Carta del canciller ecuatoriano


a don Carlos Bastidas Plaza
Repblica del Ecuador
Ministerio de Relaciones Exteriores
Particular
Quito, a 19 de mayo de 1958
Seor don Carlos Bastidas
Ciudad
Muy seor mo:
Me permito escribirle para expresarle una vez ms mi
sentida condolencia por la muerte de su seor hijo, el
periodista Carlos Bastidas Argello.
Como ya conoci usted, la cancillera, desde un primer
momento y antes de que las agencias internacionales de
prensa participaran el incidente a los periodistas del pas,
se ocup de tan lamentable asunto. En efecto, por cable-
grama nmero 32, de 14 de mayo, se instruy a nuestro
embajador en La Habana para que hiciera las gestiones
conducentes al traslado del cadver del seor Bastidas.
El embajador Chiriboga, en cablegrama nmero 50, res-
pondi lo siguiente:
En nombre del gobierno el canciller de Cuba ofrece am-
plias satisfacciones por hecho desgraciado prometiendo
sancin criminal de acuerdo con las leyes penales para el

109
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

delito comn. Preso el autor se iniciar juicio criminal y


podr en cualquier momento la embajada designar aboga-
do por parte del Ecuador para que acompae al fiscal.
Present hoy la protesta en los trminos del texto enviado.
El Colegio de Periodistas de La Habana me ha pedido
hacerse cargo de los funerales del seor Bastidas y he
accedido previa obtencin del certificado mdico.
Luego de las conversaciones con usted, y considerando la
preocupacin de la familia, dirig un nuevo cablegrama, el
nmero 36, pidiendo que, como primer paso, se solicitara
al gobierno de Cuba el retorno inmediato del cadver.
Acabo de recibir el despacho cablegrfico nmero 52, del 19
de mayo, que dice: No se ha autorizado con anticipacin el
embalsamamiento porque urge sepelio por descomposicin.
La sanidad concede veinticuatro horas para proceder al
enterramiento, que se efectu el 17 del presente mes. Por
areo inform hoy a usted que honrosamente reposa cad-
ver seor Bastidas en Mausoleo de Periodistas.
Por este ltimo texto y el del cablegrama nmero 50 antes
transcrito, podr comprobar que fue por iniciativa muy
loable de la Sociedad de Periodistas de La Habana que se
ha realizado el entierro que, solamente razones sanitarias,
han impedido que se efecte el traslado inmediato de los
restos del seor Bastidas. Esto no obsta para que, en el
futuro, y una vez transcurrido el tiempo reglamentario,
pueda procederse a exigir el retorno de dichos restos y a
reclamar las consiguientes indemnizaciones.
Reciba usted en esta dolorosa oportunidad las segurida-
des de mi consideracin,
(Firma del canciller Tobar)

110
JUAN MARRERO GONZLEZ

La cultura indgena en el Ecuador

El periodista ecuatoriano Carlos Bastidas pronunci la si-


guiente conferencia sobre cultura indgena del Ecuador, en
el saln de actos de la Biblioteca Pblica Piloto bajo los
auspicios del departamento de extensin cultural de la direc-
cin de educacin del municipio de Medelln.
Seoras, seores:
Con justo orgullo ocupo este sitio, enaltecido por la diserta-
cin erudita de insignes exponentes de la intelectualidad, y
hace poco, iluminado con la presencia de la distinguida seora
Dora Gmez de Fernndez, brillante profesora universitaria
de la hermana Repblica de Bolivia.
Mi estada en Medelln obedece a la simple circunstancia de
que como corresponsal viajero de un peridico de mi pas, me
he convertido, poco a poco, en un trotamundos, y he servido
de antena para transmitir objetivamente a muchos, todo cuan-
to capto, especialmente en este ambiente indoamericano que
tan hondo debemos llevar en el corazn.
Rendido estoy en excusas por mi atrevimiento y rebosan-
te de gratitud por vuestra gentil asistencia, pues no voy a
leerles un discurso. Se trata ms bien de una charla perio-
dstica sobre los indgenas ecuatorianos y su cultura, y pro-
yecciones de esta con relacin al ambiente general de mi
pas y, quizs, a otros del continente.
Segn el censo nacional del Ecuador en 1950, la pobla-
cin indgena ecuatoriana alcanza el 20% de un total que
no llega a los tres y medio millones de habitantes. Su mes-

111
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

tizaje es lento y contrario al ndice de crecimiento demogr-


fico, que como grupo racial puro, va aumentando. Esta
poblacin, si no en su totalidad, por lo menos en su mayo-
ra, representa eficaz factor en las fuerzas del trabajo que
son las de la economa nacional, pues hace producir la tierra
de los Andes por altas e inhspitas que sean las regiones,
pastorea el ganado, horada las minas, proporciona la mano
de obra para los trabajos viales, se va a la costa para la
siembra y la recoleccin de cosechas, suministra el servicio
domstico
El indio ecuatoriano se halla profundamente ligado a la
tierra y para su explotacin revela especial aptitud. Todo lo
hace rudimentariamente y casi siempre para satisfacer las
ambiciones de sus patrones, hombres educados en las me-
jores instituciones yanquis y europeas. Gente acostumbra-
da a los matices ms clsicos de una bohemia aristocrtica.
A estos predestinados para encauzar los destinos naciona-
les casi siempre en beneficio exclusivo de su clase.
Tambin destaca el indio, frente a las excepcionales cuali-
dades de produccin mencionadas, otras importantes para
la economa domstica que puede denominarse autctona y
que es de dos aspectos: el primero dedicado a la confeccin
del propio vestido, que el indio no es cliente del mercado
manufacturero nacional, y el segundo con fines comerciales,
distinguindose sobre todo en el ramo textil, cuyos produc-
tos tienen gran aceptacin. Como el mismo indio edifica su
rstica vivienda, muy raramente, o en mnima proporcin,
se suma al consumidor del mercado alimenticio y manufac-
turero del pas.
Bajo el espritu y tradicin social heredados de sus
ancestros, la poblacin indgena vive unas veces cobijada
con el rgimen comunitario de tierras, como sucede con los

112
JUAN MARRERO GONZLEZ

salasacas en las cercanas de la singularsima ciudad de


Ambato, o en las Coltas, en las faldas del Chimborazo, a
cuarenta kilmetros de Riobamba. Otra parte existe, ogase
bien, como peones en faenas viales y mineras, con salarios
de ridcula capacidad adquisitiva. Pero la mayora, inmensa
mayora, est dedicada al ms vergonzoso peonaje latifun-
dista, sometida a inicuas explotaciones en que todas las
ventajas son para el patrn, que se jacta de la maravillosa
prodigalidad de sus cosechas y trata a sus colonos con
igual dureza que el espaol de la colonia.
Una visin de conjunto al medio en que existe y se agita el
indio, considerando tanto a la meseta como a la fra montaa
andina, por ms que entre uno y otro existan diferencias de
caracterizacin temperamental como social, e incluso econ-
mica, permite establecer una apreciacin casi general: que los
estados econmicos, educativo, social y sanitario, en estrecha
conjuncin, pesan negativamente sobre ese medio, hacindo-
lo deprimente y coactivo.
El estndar de vida del indio es bajsimo; su ndice edu-
cativo escolar nfimo, siendo casi total el analfabetismo y en
muchos casos el mismo castellano es desconocido; las prc-
ticas higinicas resultan extraas y el estado sanitario de-
plorable, lo que abre el camino a las enfermedades y epide-
mias; la vivienda y el vestido miserables, el rgimen diettico
insuficiente en caloras; el vicio del alcohol y de la chicha
para celebrar las continuas fiestas religiosas, persistencia
de hbitos y costumbres todava primitivas; en fin, aisla-
miento del blanco al cual mira con prevencin, no exenta
muchas veces de odio, porque personifica en este al agente
de la explotacin y humillacin que sufre.
Tales manifestaciones caracterizantes del medio, en los
aspectos humanos, reciben adems su influencia en los du-

113
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

ros agentes fsicos, por ms que estos no afecten biolgi-


camente al sujeto.
Siendo tal el cuadro de la poblacin indgena, pero desta-
cando naturalmente como contraste las muchas capacida-
des propias del individuo, que lo sita como factor eficiente
en las fuerzas del trabajo y la produccin nacionales, surge
lo que ha dado en denominarse el problema indio. Este
problema se halla definido, como consecuencia, por una con-
juncin de agentes, externos e internos, que gravitan depri-
mente y coactivamente sobre los hbitos, costumbres y pa-
drn de vida del indio, obrando a aislarlo del resto de la
nacionalidad y mantenerlo estacionario, o marcando el paso
frente al progreso espiritual y material. Si progresan en algo,
es solo debido a la inevitable ley de la inercia.
Examinando los orgenes del problema, la solucin econ-
mica resulta bsica, y ello nos hace prescindir de otras que se
han presentado bajo idntico carcter primario, por ejemplo
aquellas que sitan la redencin del indio en terreno tnico,
o sea, en el cruzamiento con el blanco, o todava en extraerlo
de su medio para imprimirle un nuevo gnero de vida.
Frente a la realidad objetiva tales frmulas, por cierto,
aparecen sin bases slidas y por ende sin valor prctico,
porque aceptando la eficacia de la primera no se ve la
manera de poder apresurar el mestizaje sanguneo, que
pese al tiempo, acusa un bajsimo ndice en el cuadro demo-
grfico nacional; y en cuanto a la segunda, porque impon-
dra apartar al indio de la tierra, es decir, negarle sus
inmanentes capacidades y tendencias profundamente
ancestrales. Por ello, lo racional sera transformar el medio
indgena, comenzando por lo econmico, en justa posicin
con los intereses econmicos del estado, operando para el
efecto en ramas que resulten a su vez bsicas para ambos.

114
JUAN MARRERO GONZLEZ

La tierra que ahora laboran para provecho de otros, les


pertenece. Les pertenece desde cualquier punto de vista. Pude
constatar con profundo dolor que no solo los ricos terrate-
nientes se encargan de succionarlos. Tambin lo hacen las
autoridades parroquiales, civiles y eclesisticas. Para estos
los diezmos y las primicias de sus mseras cosechas La
justicia no es para el de poncho, se comenta con frecuencia,
porque los ricos jams van a la crcel por atropellos cometi-
dos contra los indgenas. Nunca se les sanciona.
Es necesario mantener un ejrcito nacional dedicado a
funciones agrarias con abundante participacin indgena.
All aprendern a leer. Se les guiar en la tcnica moderna
del cultivo de la tierra. Se les ensear a ser higinicos.
Tendrn contacto con individuos de mayor desarrollo edu-
cacional. Amarn a la patria. Competirn con los privilegia-
dos y podrn asumir posiciones elevadas si las capacidades se
los permite. Harn vida colectiva, nacionalmente hablando.
Menester indispensable tambin es la creacin del ejrci-
to de conscripcin vial obligatoria. Que los indios apren-
dan a manejar el tractor. Que conozcan el empleo de los
implementos actuales para poder progresar. Que se les alec-
cione, sin prejuicios, sobre la importancia de las comunica-
ciones de carcter nacional. Que con las nuevas rutas que
se abran, lleguen a ver horizontes diferentes. Que conozcan
las ciudades y que vistan los mismos trajes que vestimos los
blancos y los mestizos.
En el aspecto educativo, cuya naturaleza se halla dentro
del mbito funcional del estado, este debe operar directa-
mente, pero manteniendo los planes en concordancia con
las soluciones econmicas, toda vez que as lo exige la solu-
cin integral del problema. Donde se ha empezado a experi-
mentar en este sentido, se han logrado magnficos resulta-

115
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

dos, y hemos obtenido maestros rurales de primer orden,


precisamente porque conocen como pocos de la idiosincra-
sia de su raza.
Dada la extensin y complejidad del problema indio, el
estudio, planteamiento y responsabilidad ejecutiva de to-
das las soluciones en lo tcnico, financiero, administrativo
y moral, as como la labor de control, debe corresponder a
un alto organismo estatal, con mayores atribuciones que
las que actualmente tiene un departamento especial del lla-
mado Ministerio de Previsin Social y de Trabajo, que se
encarga de estos asuntos, pero que apenas puede dedicar-
se a pensar en los problemas indgenas.
A menos de cien kilmetros del borde de la frontera colombo-
ecuatoriana est la bellsima poblacin de Otavalo, un sueo
de hermoso paisaje, siempre verde y siempre sonriente, con
un profundo cielo azul que mira al lago San Pablo, que tran-
quilo lame la meseta donde se asienta Otavalo. Esta tierra es
la tierra de los ms pintorescos indios ecuatorianos. Ellos son
los creadores de los textiles ms vistosos y delicados que se
puedan crear sin la intervencin de las mquinas. Artistas en
la combinacin de los colores tejen con maestra paos de
magnfica calidad y han logrado inundar el mercado nacional
con su industria casera.
Cosa curiosa, si no rara, el hecho de que estos otavalos
no se sometieran a la dominacin blanca o mestiza, y
hayan logrado la admiracin, respeto e independencia que
mantienen. Viven en colectividad. Se ayudan mutuamente.
Respetan sus tradiciones incaicas. Practican deportes de los
blancos. Viajan a diversos lugares del pas. Algunos han
visitado Estados Unidos y aprendido el ingls. Tienen sus
propios jefes y muchos son eruditos en leyes del pas.
Uno de estos fornidos otavalos logr abrirse campo en
Washington. All lo conoc, casado con una simpatiqusima

116
JUAN MARRERO GONZLEZ

espaola. Regres hace poco a Quito a fijar su domicilio en un


barrio residencial de esa ciudad. No pudo hacerlo, porque la
casa que venda don Galo Plaza, no era para este, no obstan-
te ofrecer en dinero contante y sonante la suma pedida por el
ex presidente. Desilusionado regres a la capital yanqui, que
en limpieza es superada por la ciudad de los otavalos.
Tambin en la costa noroccidental existen dos conjuntos
indgenas, que por su tradicionalismo son objeto de fre-
cuentes visitas tursticas. Ellos son los colorados, interna-
dos en la selva esmeraldea de Santo Domingo. Son gran-
des agricultores. Eficientes en el manejo del hacha y el
machete, desafan la vorgine selvtica y han logrado ven-
cerla. Eso s, el alcohol los va venciendo, y la extincin por
degeneracin es inevitable. Como el gobierno no interviene,
seguirn libres hasta su exterminio total.
Los otros, en plena costa del Pacfico, son los cayapas.
Orfebres finsimos, grandes pescadores y amigos de la casa,
viven del comercio, de lo que obtienen y de lo que producen.
Pero, como en el caso anterior, se van extinguiendo poco a
poco debido a las inclemencias del ambiente y de la gran
cantidad de bebidas alcohlicas que ingieren. El respeto a
sus religiones nativas, con una educacin bsica de acuerdo
con sus habilidades pueden salvar a estas tribus del fatal
destino a que estn predestinados.
Mas, el problema indgena ecuatoriano no est en las
tribus costeas que en su totalidad no pasan de diez mil
comunados. Tampoco en el Oriente, tierra de los aucas y
de los jbaros. Est, como es claro, en el corazn mismo
de Los Andes, tierras fras, ridas, peligrosas, donde es
ms fcil llegar al cielo, antes que atravesarlas de carrete-
ras. All vive la gran masa indgena, la cual, como aquella
que parte desde Mxico y se extiende hasta el sur del conti-

117
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

nente, en su inmensa mayora permanece en un estado


econmico, fsico y cultural desgarrador, por no haber ter-
minado en la Amrica hispana toda el perodo de la enco-
mienda, a pesar de ferrocarriles, automviles y aviones.
El proceso de reivindicacin de la raza india, aunque
nocin biolgica vaga, es nocin social bastante difana en
el Ecuador, en el Per, en Bolivia y en Mxico, y solo se
realiza, igual que todos los movimientos de orden social,
ora inconscientemente, ora conscientemente. Pero en mi pas
es lenta y no brumosa como la pedimos las nuevas genera-
ciones que luchamos contra el encomendero o neofeudal;
pues tal reivindicacin es por su esencia misma contraria a
sus intereses de modo igual como la liberacin de los es-
clavos negros en el siglo pasado era contraria a los intere-
ses de los terratenientes estadounidenses en el sur que
anhelaban la colonizacin de nuevas tierras vrgenes para
trabajarlas como esclavos.
Tarde o temprano, el Ecuador como la Amrica Hispa-
na toda tendr que hacer, por una parte, una gran refor-
ma agraria que ponga trmino al sistema agrario neofeudal
actual y que signifique liberacin econmica del inquilino
transformndolo en campesino; y, por otra parte, una
reforma industrial para dar desarrollo a las industrias
propias a las materias primas de cada una de las rep-
blicas americanas, y con respeto absoluto para el obrero
que es la mayor riqueza y la ms importante materia
prima de la cual disponemos, y sin la cual nada valen ni
el cobre, ni el salitre ni el petrleo, ni los bosques.

El Diario de Medelln, 14 de agosto de 1957

118
JUAN MARRERO GONZLEZ

Carta de Ibis Atala a la madre de Carlos Bastidas

Ciudad de La Habana,
Mayo 26 de 1994
Seora madre del periodista
Carlos Bastidas
Ecuador
Estimada seora:
En el presente mes de mayo, encontrndome en el sana-
torio de Topes de Collantes, adonde fui a descansar con mi
compaero, tuve el gusto de conocer a sus compatriotas,
compaeras Nela y Magdalena Martnez. Al saber que eran
ecuatorianas les habl del periodista Carlos Bastidas, a
quien conoc en los das azarosos y difciles de la dictadura
batistiana.
Como usted sabr, su hijo Carlitos estuvo por un tiempo
en calidad de periodista en la Sierra Maestra. Al regresar a
Santiago se refugi en una casa que aparentaba ser de hus-
pedes, pero que en realidad perteneca al Movimiento Revo-
lucionario 26 de Julio. Dicha casa fue asaltada por el ejrcito
de la tirana, apresando a Gustavo, uno de los gloriosos
hermanos Ameijeiras, al cual asesinaron. Junto con otros
revolucionarios, Carlitos logr escapar escondindose en mi
casa de Santiago de Cuba. Su hijo nos cont que tena el
propsito de marchar a su pas para escribir sobre la lucha
heroica de la Sierra Maestra y de la impresin que le haba
causado nuestro Comandante en Jefe. De Santiago parti
para La Habana donde fue vilmente asesinado.

119
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Recordamos a su hijo con afecto, pues el compartir el


peligro de la lucha siembra un cario imperecedero como de
familia. De su estancia en nuestra casa hemos guardado
celosamente un pantaln que le perteneci y que ahora le
enviamos a travs de las hermanas Martnez.
Ojal pueda algn da darle un abrazo, sin ms, acepte
el respeto y estimacin de esta cubana comunista que siente
el orgullo de vivir en una patria libre y de contar con un
dirigente de la talla de Fidel.
Sinceramente,
Ibis Atala Medina
cc: Comp. Vilma Espn,
Presidenta de la FMC
cc: Tubal Pez,
Presidente de la UPEC

120
JUAN MARRERO GONZLEZ
Carlos Bastidas Argello, antes de viajar a Cuba
Carlos Bastidas durante
un mitin poltico
en el Ecuador

Foto del joven


Carlos Bastidas
nica foto conocida del encuentro en la Sierra Maestra,
en 1958, de Fidel Castro y Carlos Bastidas
La cmara de Bastidas capt estas fotos en la Sierra Maestra.
Al llegar a La Habana, lo primero que hizo el joven periodista ecuatoriano
fue entregar los rollos en la embajada del Ecuador. Esa previsin
hizo posible que pudiesen salir de Cuba
Coincidi la estancia de Bastidas en la Sierra Maestra con la del periodis-
ta argentino Jorge Ricardo Masetti. Y la cmara de Bastidas tom vistas
de los encuentros de Masetti y los guerrilleros. Masetti escribi el libro
Los que luchan y los que lloran

Hospital en la Sierra Maestra


Ofrenda floral de los exiliados
cubanos en el Ecuador.
Aparecen junto a ella,
los padres del periodista
asesinado en La Habana

Foto de doa
Mara Argello, madre
del periodista
ecuatoriano
ltima guardia de honor en la funeraria, en la que aparecen,
en primer plano, Jorge Quintana, decano del Colegio
y el embajador Chiriboga, del Ecuador

Corte que sigui a la carroza fnebre en la Necrpolis de Coln


Cargando el fretro hacia el panten

Jorge Quintana despide el duelo frente al panten de la


Asociacin de Reprters de La Habana
Jorge Enrique Mendoza se rene con el padre de Bastidas.
Mendoza fue jefe de Prensa del Palacio Presidencial a principios
de la revolucin. El gobierno revolucionario otorg a los padres
de Carlos una ayuda econmica por 15 000 dlares mediante
la Ley 217, publicada el 13 de abril de 1959
en la Gaceta Oficial de la Repblica de Cuba
Fuentes consultadas

Aclaracin de Rumiahui sobre carta que recibi de un familiar de


Bastidas, El Universo, Guayaquil, 24 de junio de 1958.
LVAREZ ROS, BALDOMERO: Mrtires del periodismo combatiente, Re-
producciones Radio Rebelde, La Habana, 1983, pp. 24 y ss.
AMEIJEIRAS, EFIGENIO: Ms all de nosotros, Ed. Oriente, Santiago de
Cuba, 1984, pp. 13 y 23.
ATALA MEDINA, IBIS: Carta a la madre de Carlos Bastidas, La Habana,
26 de mayo de 1994 (en archivo del autor).
BASTIDAS, CARLOS: El Premio Nobel de la Paz en 1958 debe ser para
Alberto Lleras Camargo, El Telgrafo, Guayaquil, 19 de octubre de
1957.
Biografas de Eloy Alfaro y Federico Proao, Wikipedia Foundation,
Inc., diciembre del 2007.
Cancillera protesta ante el gobierno de Cuba por la muerte de un
periodista ecuatoriano. Pide explicacin clara de los hechos,
El Comercio, Quito, 15 de mayo de 1958.
Caricatura de Asdrbal bajo el ttulo Crimen, El Comercio, Qui-
to, 15 de mayo de 1958.
Caricatura de Asdrbal, bajo el ttulo Ante los ojos de Amrica,
El Comercio, Quito,18 de mayo de 1958.
Carlos Bastidas fue a Cuba llevado por su inquieto temperamento de
periodista. Hizo sus estudios primarios y secundarios en Quito y
los superiores en Estados Unidos, El Universo, Guayaquil, 17 de
mayo de 1958.
Carlos Bastidas no ha muerto. Lo que nos cuentan sus acongojados
padres: su vida, sus inquietudes y el odio que tena a los
dictadorzuelos, La Nacin, Guayaquil, 21 de julio de 1958.
Carlos Bastidas, joven Quijote del periodismo asesinado en Cuba,
El Telgrafo, Guayaquil, 16 de mayo de 1958.
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

Carta enviada a la redaccin de El Telgrafo por Luis Ariosto Toledo,


familiar de Bastidas, refutando versin de los hechos ocurridos en
La Habana y que aparecieron en El Universo, 25 de junio de 1958.
CASTELL, JULIO: Los que nunca mueren, La Hora, 17 de junio de
1958.
: Los que nunca mueren, La Nacin, Guayaquil, 25 de junio de
1958.
C EVALLOS, PEDRO FERMN: Historia del Ecuador, t. I, Ediciones
Sesquicentenario, Ecuador, 1985, pp. 63 y ss.
Crculo de Prensa de Quito rindi homenaje pstumo a la memoria
de Carlos Bastidas A., La Nacin, Guayaquil, 13 de junio de 1958.
CLOUD, JOSEPH: Muerte de un observador en campaa, Washington
Daily News, reproducida en El Universo, de Guyaquil, el 23 de
junio de 1958.
Correspondencia enviada desde Miami por el supuesto periodista
Rumiahui sobre los hechos ocurridos en La Habana, bajo el ttu-
lo Asesin la dictadura de Cuba al periodista Carlos Bastidas?,
El Universo, Guayaquil, 17 de mayo de 1958.
DEL POZO, OLMEDO: Acerca del general Eloy Alfaro, El Comercio,
Quito, 6 de julio de 1959.
Ecuatoriano premiado en Nueva York, El Comercio, Quito, 27 de
abril de 1955.
Ecuatoriano premiado en Nueva York, Diario del Ecuador, Quito,
11 de septiembre de 1955.
Editorial. Nuestra protesta, El Comercio, Quito,16 de mayo de 1958.
El capitn Rojo del Ro, quien acaba de volver de la Sierra Maes-
tra, vio a Bastidas Argello, El Telgrafo, Guayaquil, 27 de
mayo de 1958.
El mvil del asesinato del periodista Bastidas no pudo ser otro que
odio poltico, El Comercio, Quito, 25 de mayo de 1958.
El periodista errante, El Telgrafo, Guayaquil, 30 de mayo de 1958.
El plan de Guillermo Len Valencia para reimplantar en Colombia
paz y progreso. Una entrevista de Carlos Bastidas con el candida-
to de los dos partidos tradicionales, El Telgrafo, Guayaquil, 5 de
julio de 1957.

134
JUAN MARRERO GONZLEZ

Entrevista a Jorge Quintana, decano del Colegio Provincial de Perio-


distas de La Habana sobre el asesinato de Carlos Bastidas, Diario
de Guayaquil, 23 de octubre de 1958.
Exiliados cubanos piden que el Ecuador exprese protesta por nuevo
crimen de Batista, El Telgrafo, Guayaquil, 16 de mayo de 1958.
Familiar del periodista asesinado no obtuvo de El Universo acogida a
una rectificacin, El Telgrafo, Guayaquil, 25 de junio de 1958.
GARCA MRQUEZ, GABRIEL: Kelly sale de la penumbra, en Cuando
era feliz e indocumentado, Ed. Oveja Negra, Bogot, junio de 1979,
pp. 21-26.
GODNEZ, ALEIDA: Periodistas cubanos rinden emotivo homenaje a
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GUNTHER, JOHN: Sudamrica por dentro, Ediciones Grijalbo, Espaa,
1970, pp. 520 y 521.
HERNNDEZ PARDO, HCTOR: El bravo Eloy Alfaro y la revolucin
cubana, Granma, La Habana, 15 de abril de 1985.
Honran a periodista matado por fuerzas de Batista, El Universo,
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L ANDZURI , C ARLOS : Abdn Caldern, entre el mito y la reali-
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MARRERO, JUAN: Ocurri en La Habana en 1958. Tras el rastro de un
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en Berraco Gordo, Najasa, cubaperiodistas.cu, mayo del 2005.
MART, JOS: Federico Proao, periodista, Patria, Nueva York, 8 de
septiembre de 1894, en Obras completas, t. 8, Editorial de Cien-
cias Sociales, La Habana, 1991.

135
ANDANZAS DE ATAHUALPA RECIO

MARTNEZ, RICARDO: 7RR. La historia de Radio Rebelde, Editorial de


Ciencias Sociales, La Habana, 1978, pp. 168 y 169.
MASETTI, JORGE RICARDO: El Fidel Castro que yo vi, en Los que lu-
chan y los que lloran, Ed. Madiedo, La Habana, 1960, pp. 70-134.
Mensaje de agradecimiento de padres y otros familiares de Carlos Bastidas
a psames recibidos, El Comercio, Quito, 6 de julio de 1958.
Milagro acoge entusiasmada la iniciativa de la UNP para honrar la
memoria de Carlos Bastidas, La Nacin, Guayaquil, 13 de junio
de 1958.
rgano del segundo curso del Instituto Meja, Vida Estudiantil, Qui-
to, 4 de julio de 1949.
rgano del tercer curso del Instituto Meja, Vida Estudiantil, Quito, 25
de noviembre de 1949.
ORTIZ, JOS M.: Carlos Bastidas Argello, periodista internaciona-
lista, Granma, La Habana, 12 de mayo de 1983.
PEZ, TUBAL: Carlos Bastidas Argello, mrtir del periodismo re-
volucionario latinoamericano, Granma, La Habana, 6 de junio
de 1974.
Peregrinacin en homenaje a periodista ecuatoriano, Granma, La Ha-
bana, 14 de mayo de 1998.
Periodista ecuatoriano muerto en oscuras circunstancias en Cuba,
El Tiempo, Bogot, 16 de mayo de 1958.
PINILLOS, MARIANO: La muerte alevosa de Carlos Bastidas, El Tel-
grafo, Guayaquil, 3 de julio de 1958.
Solicitan repatriacin de los restos del seor Carlos Bastidas,
La Prensa, Guayaquil, 18 de junio de 1958.
Texto ntegro de la conferencia dictada por Carlos Bastidas sobre la
cultura indgena del Ecuador en la biblioteca pblica Piloto, en
Medelln, Diario de Medelln, Colombia, 14 de agosto de 1957.
TOBAR ZALDUMBIDE, CARLOS: Carta del canciller del Ecuador al inge-
niero Carlos M. Bastidas Plaza con motivo del asesinato del hijo
en La Habana, 19 de mayo de 1958 (en archivo del autor).
Triunfa en Estados Unidos un muchacho milagrero, El Telgrafo,
Guayaquil, 19 de junio de 1955.

136
JUAN MARRERO GONZLEZ

Un puado de tierra sobre la tumba de Charles Bastidas, editorial,


Radio Atalaya, Guayaquil, 7 de agosto de 1958.
Una encendida protesta. Coplas por la muerte de Bastidas, El Uni-
verso, Guayaquil, 17 de mayo de 1958.
Una vida prometedora para el Ecuador y Amrica Latina, Granma
Internacional, La Habana, mayo del 2005.
UNP rendir homenaje pstumo al periodista asesinado. No es ver-
dad como cuentan los asesinos, La Nacin, Guayaquil, 16 de mayo
de 1958.
VALENCIA, MIRELYS: El ltimo periodista asesinado en Cuba, Granma
Internacional, La Habana, 21 de mayo del 2003.
Versos dedicados a Carlos Bastidas por Blasco Peaherrera, El Comer-
cio, Quito, 18 de mayo de 1958.
Yo vi la tragedia de Hungra. Crnicas de Carlos Bastidas, El Tel-
grafo, Guayaquil, 23 y 25 de diciembre de 1956.

137
ndice

Rescate de la memoria / 7
Asesinato en La Habana / 9
La noticia en el Ecuador / 17
El Ecuador y Cuba: races de la solidaridad / 23
En la Sierra Maestra: espritu juvenil ganado por la revolucin / 49
Fiebre por la noticia / 65
Fruto de un impetuoso ro / 79
Flores, lgrimas e indignacin / 87
En el fondo de los corazones de los cubanos / 97
El cambio: 19 para 83 / 102
Sueos en pantallas... / 103
Historias para contar / 104
Documentos / 109
Carta del canciller ecuatoriano a don Carlos Bastidas Plaza / 109
La cultura indgena en el Ecuador / 111
Carta de Ibis Atala a la madre de Carlos Bastidas / 119
Fotos / 121
Fuentes consultadas / 133

139

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