2011 Parafilias
2011 Parafilias
Un tema abierto
( Publicado en la revista “Escuela Médica”, nº 32. Octubre 2011)
Las hoy llamadas parafilias se corresponden en gran parte con los trastornos
descritos por Krafft-Ebing1 en el siglo XIX, (exactamente en 1886), con el nombre,
hoy en desuso, de perversiones sexuales. Sin embargo ambas denominaciones son
correctas; el término parafilias, por su etimología, (al margen del amor), indica una
actividad sexual que no busca la unión amorosa ente los sexos. Y el término
perversión sexual no puede ser más atinado porque expresa unos actos en los que el
medio es utilizado como fín. Es decir, se busca únicamente el placer sexual de la
excitación genital como fín en sí mismo, cuando en realidad es el medio que utiliza la
naturaleza humana para la efusión del líquido seminal y la procreación, a través de la
unión amorosa de un hombre con una mujer.
En toda parafilia hay una desvinculación, total o parcial, entre atracción sexual y
excitación genital, lo que supone una sexualidad anormal, en la que el individuo se
pierde en la consecución de un placer genital ajeno a la atracción entre dos personas, y
solo se busca el estímulo excitante de la genitalidad y el orgasmo generador de placer.
El partenaire, cuando participa en el acto, es un simple objeto de placer. Y si el acto
parafílico se produce sin la presencia de otra persona, entonces vemos al individuo
encerrado en sí mismo en la búsqueda de un placer para disfrutarlo en solitario, que
necesariamente, dada la naturaleza social del hombre, hecho para amar, ha de resultar
insatisfactorio.
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Richard von Krafft-Ebing (1840–1902), psiquiatra alemán, autor de numerosas obras, entre las
que destaca Psychopathia Sexualis (1886), el primer libro dedicado a las perversiones sexuales.
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individuo es capaz de funcionar sexualmente sin fantasías ni estímulos de este
tipo. El comportamiento, los impulsos sexuales o las fantasías provocan malestar
clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la
actividad del individuo (Criterio B).
2. Formas de parafilia.
Diversos estudios llevados a cabo con amplias muestras de varones adultos con
intereses sexuales inadecuados señalan como más usuales las parafilias que a
continuación se enumeran, siendo de todas ellas, con mucha diferencia, la pedofilia la
más frecuente, seguida de exhibicionismo, masturbación pública, fetichismo, froterismo
y voyerismo. La realidad enseña, igualmente, que en muchos casos se recurre a
2
estímulos de distintas clases, según investigaciones que vienen a desmentir la creencia
de que el sujeto limita su anormalidad a un solo tipo de parafilia.
3. Etiología.
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de los sexos. Por regla general, los estímulos visuales, auditivos o táctiles que tal
conmoción provocan en el sujeto surgen entre los 13 y los 26 años, y en no pocas
ocasiones antes de alcanzar la pubertad. La verdad es que este tipo de investigación no
siempre es fácil por las reticencias de los individuos a dar detalles de unas actividades
que por pudor preferirían silenciar.
Entra las diversas formulaciones teóricas que tratan de explicar estos trastornos,
está muy generalizada la del modelo de aprendizaje cognitivo conductual, que define la
elección de un objeto inadecuado para el placer sexual como algo completamente
aleatorio, relacionado únicamente con la idiosincrasia del paciente y ciertas
experiencias sexuales precoces, que pasado un tiempo se asocian con el placer de la
masturbación y el orgasmo. El niño, posteriormente repite indefinidamente, de forma
clandestina, esta asociación; y el objeto o suceso sexual de iniciación, a nivel real o
fantaseado, se convierte de esta forma en modalidad parafílica. Pasado el tiempo, los
estímulos parafílicos se han afianzado con el refuerzo del placer que proporcionan, de
tal forma que ya sin ellos la excitación sexual es pobre y el orgasmo no se produce.
Llega un momento en que el paciente, ya adulto, se siente atrapado en su peculiar
conducta e, incapaz de salir de ella, ha de afrontar los graves inconvenientes, sociales,
familiares, laborales e incluso penales, que en sí conlleva.
3. Tratamiento.