Introducción Al Yoga Terapéutico
Introducción Al Yoga Terapéutico
Introducción Al Yoga Terapéutico
El Yoga terapéutico es ideal para aquellas personas que quieren superar algún tipo de
problema físico de una manera natural, sencilla y progresiva. Natural porque es
haciendo uso de esa parte del cuerpo que necesitas curar. Sencilla porque tiene en
cuenta que no a lo mejor no puedes hacer todos los ejercicios que querrías, y por ahora
tienes alguna limitación de movimientos. Progresiva porque la mejoría se produce día a
día. Poco a poco irá desapareciendo el dolor y podrás moverte con más facilidad, hasta
que estés plenamente recuperado.
El Yoga terapéutico está pensado para que superes el problema que tienes. En ocasiones
puede que necesites hacer una pequeña sesión de 10 minutos cada día. En otras serán 3
a la semana, o las que necesites. En cualquier caso, notarás los beneficios del Yoga
terapéutico.
Es normal perder un poco el equilibrio, por lo que si ves que esto te ocurre, apoya la
mano o el pie en la pared o en una silla. En el caso de una silla, deberá ser algo baja,
que esté a la altura de tu espalda, formándose una línea entre la pierna o brazo y la
espalda.
– Ponte sobre la WideMat de rodillas (a la altura de las caderas), y apoya las manos, que
estén a la altura de los hombros.
– Eleva el brazo derecho e intenta mantenerlo paralelo al suelo. También intenta levantar
la cabeza mirando al frente.
– Levanta la pierna izquierda, que forme una línea con la espalda y el brazo derecho.
– Aguanta un poco en esa posición. Haz un ciclo de respiración 5-10-10 (inspirar-aguantar-
expulsar).
– Repite lo anterior dos veces. En total haces tres veces cada una de las dos variaciones
de pierna y brazo.
Estos ejercicios son buenos para las piernas y los brazos, que se tonifican, y se gana
fuerza, lo que es importante para la recuperación de la forma.
Este ejercicio de Yoga terapéutico sirve de para estirar la espalda y corregir malos hábitos.
– Ponte de cara a la pared, de pie, con los brazos a los lados. Levanta solo los antebrazos
y apoya las palmas de las manos en la pared. Si te has situado muy lejos o muy cerca
corrige la posición.
– Da un buen paso hacia atrás, y sitúa el otro pie a la misma distancia de la pared. Que no
haya uno más adelantado.
– Inclínate hacia adelante y pon las manos en la pared, a la altura de la cadera. Así hay
una línea recta entre los brazos y la espalda.
– Ahora trata de echar el cuerpo hacia atrás, alejándolo de la pared, pero siempre
apoyando las manos en la misma.
Si no puedes bajar tanto la parte superior del cuerpo, adapta el ejercicio como
indicamos:
– Apoya las manos tan abajo como puedas, hasta donde llegues. Acércate a la pared, pero
siempre los brazos y la espalda tienen que formar una línea recta, y las piernas tienen que
estar perpendiculares al suelo, o a la WideMat para que te sirva de más apoyo.
– Ahora es cuando echas el cuerpo hacia atrás, alejándolo de la pared, pero apoyando las
manos en ella.
Tanto si estás haciendo la versión normal, como la adaptada, lo que estás consiguiendo
es estirar la espalda, y además es un buen ejercicio para las piernas porque las tienes que
mantener rectas, mientras bajas la parte superior del cuerpo.
– Frente a la pared, a menos de un pie de ella, eleva los brazos y apoya las manos.
– Ve subiendo poco a poco. Primero una mano, luego la otra. Al levantar una inhalas, al
levantar la otra expulsas el aire.
– Cuando ya hayas subido mucho, levanta los talones para llegar más alto. Vuelve a
estirar poco a poco hasta el máximo.