El Diseño Social en Perspectiva Latinoamericana SENAR Pedro

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EL DISEÑO SOCIAL EN PERSPECTIVA
Hábitat Inclusivo LATINOAMERICANA
.
AUTORES:
RECORRIDO POR ALGUNAS DE SUS INSTANCIAS HISTÓRICAS (2)

Di (Mg) Pedro Senar(1) El diseño o, según la expresión que preferimos, los diseños (3) se
Lic. Marcelo Giménez encuentran en el seno de las disciplinas que producen y/o
Lic. Alicia Romero
reproducen prácticas sociales (Doberti 2014). Al acordar con
este criterio categorial, el enunciado “diseño social” resultaría,
CONTACTO:
en un sentido amplio, cuasi redundante pues sin el componente
[email protected] social no parece haber una praxis disciplinar posible. No
obstante, el uso de dicho concepto con un sentido específico
Palabras Claves: propone tipificar determinadas acciones que en el campo de lo
Diseño social proyectual insisten desde hace cierto tiempo en un
Origen posicionamiento crítico respecto de los formatos canónicos de
Latinoamerica
las disciplinas, autoidentificándose como, entre otros
Inclusión
apelativos, diseño social —para nosotros, "diseños sociales"—,
(1) Este artículo se realizó en el marco de: ante el deseo de informar, desde su denominación, acerca de su
Universidad Nacional de Buenos Aires, pluralidad y, entonces, dar cuenta de sus diferencias, más allá
Doctorado en Ciencias Sociales de la
Facultad de Ciencias Sociales, los proyectos de los aspectos que, en efecto, comparten.
de investigación UBACyT programación
2016-2017 y 2014-2017, Universidad de
Buenos Aires, Facultad de Arquitectura
Los diseños sociales se constituyen en la actualidad como una
Diseño y Urbanismo, dirección: DI Pedro categoría en proceso de determinación; como menciona
Senar, y Arq. Javier Fernández Castro Ledesma (2013: 98), se trata aún “de un área de escasa
respectivamente y Universidad Nacional de
Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras precisión conceptual”; el corpus que cabría inscribir en ella
programación 2014-2017 y Univeridad parece relacionarse con acciones tales como las que implican el
Nacional del Arte Programación 2015-
2017, dirección de proyectos Lic. Marcelo diseño para el desarrollo, para la inclusión y/o accesibilidad, el
Gimenez diseño y las cadenas de valor, el diseño sostenible, el eco-diseño,
el diseño socialmente responsable, el universal, el centrado en el
.(2) El texto presentado tiene un
antecedente del cual se han basado usuario, el slow, el diseño para adultos mayores, el diseño para
algunas de las afirmaciones y párrafos del todos, el libre de barreras, el transgeneracional, el participativo,
presente documento SENAR P. (2017)
(CAP II) El diseño social contemporáneo en
el diseño sin edad, entre otras. Todos ellos proponen críticas a la
Argetina. Una mirada sobre su relación práctica disciplinar, exponiendo discontinuidades respecto de
contextual. Del libro Seminario: conceptos y los territorios contemporáneos, desde miradas con perspectivas
herramientas del diseño para la
sustentabilidad. Centro Metropolitano de evolucionistas hasta proposiciones de ruptura.
Diseño Bs As. (En linea) Recuperado
Agosto de 2017.
En este artículo haremos un recorrido por algunas de las
(3) Nos referimos a las diversas disciplinas consideraciones vinculadas, en términos históricos y
enmarcadas bajo esa denominación, es contemporáneos, con el diseño en su campo, función o
decir a los diseños gráfico, industrial, de
indumentaria, textil, de imagen y sonido y
componente social. Trataremos de señalar en forma de
del paisaje. Si bien este artículo se centra hipótesis, algunos momentos claves en este proceso de
mayormente en la fase industrial, su
intención es propiciar la construcción de
conformación, y demarcaremos lo que a nuestro entender los
puentes en el marco del territorio diferencian en términos estructurales. Esperamos poder aportar
interdisciplinarmente compartido. al esfuerzo de colectivos latinoamericanos por dar forma al área

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de los diseños sociales en términos de prácticas, procesos de
reflexión y acción política, con el fin de profundizar su capacidad
para acompañar el desarrollo de su sociedad de pertenencia.

La génesis del diseño social

Una breve exploración del pasado reciente permite comprobar que estos
enfoques disciplinares tienen sus precedentes. La necesidad de revisar los ejes
de atención sobre la cuestión social en el marco de las prácticas proyectuales
se acredita, de modo especial, al diseñador, profesor y escritor Victor Joseph
Papanek (Viena, 1927-1998, Kansas) (4). Crítico sagaz de la cultura del diseño

(4) Durante su carrera, Papanek aplicó los moderno y de las consecuencias de su intervención en el mundo y en la
principios del diseño socialmente
sociedad, en 1970 publica su libro Design for the Real World: Human Ecology
responsable en proyectos colaborativos
concernientes a la UNESCO y a la and Social Change. En el prefacio adelanta que “el diseño tiene que ser un
Organización Mundial de la Salud. Siempre
se esforzó por utilizar el diseño como una utensilio innovador, altamente creativo e interdisciplinario, que responda a
fuerza para mejorar la calidad de vida en
los países en desarrollo y las comunidades las verdaderas necesidades del hombre. Ha de estar orientado a la
periféricas de Europa y Estados Unidos.
Viajó y publicó extensamente, y con la
investigación y es preciso que dejemos de deshonrar a la misma tierra con
investigación intensiva incorporó la estética objetos y fabricaciones pobremente diseñados”; al cerrar su alocución
y las prácticas del diseño vernáculo en su
pensamiento y enseñanza (véase advierte: “como diseñadores comprometidos moral y socialmente, debemos
Universität für angewandte Kunst Wien).
encararnos con las necesidades de un mundo que está con la espalda contra
la pared mientras que las agujas del reloj señalan inexorablemente la última
oportunidad de enmendarse” (5). Papanek marca esta cuestión inaplazable
que, junto a otras y en el contexto de una discontinuidad de época, apuntan a
(5) La primera versión castellana de este una transformación urgente de las acciones irresponsables del ejercicio
texto procede de la edición inglesa de
1973; el prefacio al que pertenecen estas disciplinar.
citas aparece rubricado como “Helsinski,
Singaradja (Bali), Estocolmo, 1963-1970”.
Traducido a veintitrés idiomas, este escrito En pos de elaborar un recorrido de algunas filiaciones de los actuales "diseños
de Papanek sigue siendo uno de los libros
de diseño más leídos hasta la fecha. sociales", aunque no se lo pretenda exhaustivo es preciso considerar la
amplitud de la cuestión que nos ocupa, aspecto que Papanek asume al
afirmar: "Todos los hombres son diseñadores". El acento universal de este
enunciado se completa con un fundamento pragmático: "el diseño es la base
de toda actividad humana". El diseño aparece, entonces, como una práctica
que incluye entre sus haceres componer un poema o realizar un mural, pintar

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una obra, escribir un concierto y también preparar una tarta o educar a un
hijo: acciones conscientes para establecer un orden significativo (1970 [1977:
19]). La práctica proyectual se basa en el objetivo central de "transformar el
ambiente y los utensilios del hombre y por extensión, al hombre mismo"
(1970 [1977: 36]); su entidad se presenta, en el discurso de Papanek,
necesariamente social e histórica. Las tesis que el autor propone permiten
comprender por qué en este artículo se consideran diversas fuentes que han
concurrido al pensamiento social del diseño, más allá del estricto campo de la
profesión, actualmente considerada.

El análisis contemporáneo de los sucesos nos brinda una distancia temporal y


geográfica que permite revisar esas posiciones contextualizándolas. En un
marco de coincidencias, algunos autores de nuestro medio académico tejen
relaciones entre el componente social del diseño y la modernidad, y remontan
su vínculo hasta los principios de la disciplina (Doberti y Giordano 1996,
Bernatene 2006, Romero, Giménez y Senar 2006, Galán 2011, Gómez 2012,
Ledesma 2013). Estos autores subrayan que la cuestión social de los diseños
es un tema intrínseco de la constitución del proyecto moderno y del propio
quehacer disciplinar.

Los debates que, a partir del siglo XVIII, acompañan el decurso de la


Revolución Industrial y de las revoluciones políticas permiten detectar
tempranamente algunos temas y problemas recurrentes cada vez que se
reflexiona acerca de la práctica del diseño en el seno de la vida natural y
social, si bien su sesgo difiere en cada época: cuestionamientos éticos,
estéticos y económicos; evaluaciones científicas y tecnológicas; tópicos como
los parentescos y distancias entre bellas artes, artes decorativas o aplicadas o
bien entre arte, artesanía y diseño; sus vínculos con el trabajo –creativo, no
creativo, alienado- etc.

Una de las discusiones directamente concomitante a la práctica del diseño es


la que, abierta a partir del retorno de la democracia en nuestro país y en
nuestra región, se ha dado entre concepciones modernas, neo-modernas y
postmodernas. Quizás una tardía asunción de los cambios operados por los
procesos de imposición del neoliberalismo desde fines de la década de 1960
que, sin embargo, contextualizaba dramáticamente el cambio que reclamaba
Papanek y exigía un reposicionamiento regional de la cuestión político-social.

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Al respecto, en un encuentro con intelectuales y artistas argentinos en el año
2003, Tomás Maldonado (Buenos Aires, 1922) —primero miembro del
Movimiento Concreto, luego diseñador, teórico y académico internacional—
se reconocía filiado a la perspectiva de "proyecto inconcluso" que Habermas
otorgara a la Modernidad (6). Maldonado consideraba necesario realizar "un
esfuerzo tendiente a establecer algunas pautas de reflexión aptas para un
(6) El ensayo de Jürgen Habermas enfoque racional al tema de la modernidad". Y proponía como punto de
conocido como “La Modernidad: un
proyecto incompleto” fue originalmente el arranque "una crítica tanto a la presunta modernidad de la sociedad en la cual
discurso con el que aceptó el premio
Theodor W. Adorno de la ciudad de
nos ha tocado en suerte (o mala suerte) vivir, como a una posmodernidad que
Frankfurt en septiembre de 1980. postula el fin de todas las grandes narraciones"; porque, a su entender, "es,
Reiterado como James Lecture en The New
York Institute for Humanities, New York en efecto, difícil, sino imposible, imaginar una vida social sin algún tipo de
University, el 5 de marzo de 1981, fue
editado como “Modernity vs gran narración". Para Maldonado los principios nucleares del proyecto
Postmodernity” en New German Critique
22 (Winter 1981), p. 3-14. moderno se alojan en la tradición de la racionalidad occidental, por ejemplo,
los famosos conceptos de libertad, igualdad y fraternidad que, "adquieren un
carácter institucional (y jurídico) en la declaración de los derechos del hombre
y del ciudadano de 1789". Luego de más de dos siglos de existencia y a pesar
de todas las modificaciones y transgresiones del caso "no hay la menor duda
que en términos muy genéricos las nociones de libertad, igualdad y
fraternidad hacen parte, y parte esencial, del patrimonio de inspiración
democrática y humanística del proyecto moderno." Aunque hoy "ellas se
demuestran insuficientes" (Gradowczyk 2008: 27-30). Tal insuficiencia, sin
embargo, nos parece adjudicable a la socialmente dispar y territorialmente
colonial realización de dichos ideales desde el inicio de su postulación por
parte de las naciones europeas modernas.

Antecedentes y filiaciones de la preocupación por lo social en el campo


disciplinar

Pero el proyecto moderno y la época de las revoluciones es indisoluble del


doble aspecto revolución política-revolución industrial. La certeza de esta
aseveración está subrogada desde el corazón mismo de Occidente por autores
tales como, entre otros, Thomas S. Ashton. En un estudio suyo, ya clásico
(1948), aborda esta cuestión desde una perspectiva crítica al plantear que si el
proceso de industrialización trajo un nuevo entendimiento y un mayor control
de la naturaleza, también aportó una nueva actitud ante los problemas

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sociales. Para el capital el mejoramiento social era materia de asociaciones
voluntarias y no una ocupación del estado o de individuos... Y así gran parte de
la población cayó en miseria y mendicidad.

En el contexto al que Ashton refiere, la oposición se enfocó hacia las formas


productivas y económicas de la maquinización y la producción en masa. Al
respecto, en su escrito "High Tech: parcialidades, recortes, juicios y
prejuicios", Pablo Ungaro describe: "Desde el punto de vista social, la reacción
también se manifestó, sobre todo en relación a los trabajadores y los medios
de producción, cuyo caso extremo lo constituyen los luditas, quienes atacaban
los nuevos métodos de producción que amenazaban sus puestos y el sentido
mismo de sus trabajos, rechazando violentamente los métodos industriales"
(2015: 41).

Gert Selle menciona que, en Inglaterra, el escritor, artista y reformador social


John Ruskin (Londres, 1819-1900, Cumberland) y el diseñador, poeta y
también reformador social William Morris (Essex, 1834-1896, Middlessex)
fundaron una teoría social del diseño y, como referentes disciplinares,
iniciaron un proceso crítico-social. Ellos elaboraron un programa de
resistencia a los aspectos destructivos del siglo XIX industrial; con este fin
revalorizaron el oficio medieval. En el pensamiento de Ruskin, la artesanía,
como modalidad de trabajo, tendría la capacidad de evitar la marcha de una
civilización que destierra, por un lado, el sentido de la belleza, en provecho de
las pasiones utilitaristas o económicas y, por el otro, el sentido de la
cooperación en provecho de la lógica productivista de la división del trabajo
social. Por esta razón propuso construir una alianza entre la teoría del arte y la
doctrina social, defendiendo una forma de trabajo lúdica y cooperativa
(Estrada Rodrígues 2009: 148). Ruskin preconizó que las personas de la
sociedad debían vivir felices; sosteniendo su preocupación por la justicia
social, bogando por una vivienda mejorada para los trabajadores industriales,
un sistema educativo nacional y beneficios jubilatorios para los mayores.

Por su parte, Morris propuso una forma de construcción del mundo material
“hecho por el pueblo y para el pueblo" porque no es posible disociar el arte
de la moral, de la política y de la religión.

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Basta que una persona cultivada mire de soslayo sobre una hoja de
papel para que inmediatamente se pongan en movimiento toda una
masa de obreros… que le dan todo el día vueltas a la manivela. Este
sistema proporciona una triple bendición. En primer lugar, comida y
vestimenta, viviendas malas y un poco de reposo para los obreros,
luego grandes riquezas para los capitalistas que los emplean, así
como una relativa satisfacción…, y al final, muy al final, todo un
acopio de arte barato destinado a los operarios y a los que le dan a
la manivela (Pevsner 1966: 22, cit. en Selle 1973: 68).

Con esta perspectiva crítica nació el movimiento Arts & Crafts en torno a tres
ideas básicas: hacer el arte más accesible, crear arte con sentido y mejorar la
artesanía. Aquellos que compartían las creencias de Morris promovieron el
diseño y el retorno al buen oficio, y denostaron los bienes "desagradables" de
la época victoriana producidos en masa. Morris "convocó a la aptitud del
propósito, a la verdad en la naturaleza de los materiales y métodos de
producción, y a la expresión individual tanto del diseñador como del
trabajador" (McDonald 2017: 19).

En su escrito "Mitos y zonas oscuras en las narraciones de la historia del


diseño industrial", María del Rosario Bernatene cuestiona el consenso
historiográfico acerca del único protagonismo de Ruskin, Morris, el
movimiento de Arts & Crafts e incluso el estilo Art Nouveau en la reacción a
las condiciones de producción objetuales y sociales y al carácter despoetizado
de la producción técnica. La diseñadora industrial advierte que las demandas
de funcionalidad y “limpieza” de las formas técnicas, fueron insistidas con
mayor fuerza por "grupos de destacados ingenieros de diversos sectores de la
industria inglesa, norteamericana, alemana y francesa, que no han sido
ponderados en las versiones ‘oficiales’ de la Historia del diseño". En este
rumbo, sería muy interesante considerar las teorías sociales que emergían de
estas prácticas proyectuales dado que, en coincidencia con Bernatene,
consideramos que "el diseño de bienes de producción (maquinaria, utensilios,
herramientas, dispositivos mecánicos y de laboratorio)" debe integrarse al
estudio de las relaciones diseño-sociedad (2015: 19).

En el curso de los siglos XVIII a XX, la economía industrial se impone y expande


como motor de progreso y riqueza para los países centrales y,

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fundamentalmente, como acumulación de poder. Dada la división
internacional del trabajo, los países de la periferia quedan en situación de
dependencia, subsumidos a procesos capitalistas que determinan su
producción y orientan su destino histórico. Finalmente, y en particular desde
1850, con “las sucesivas etapas de la revolución industrial, se empezó a hablar
de diseño” (Joselevich 2005: 17), a través de las más diversas
denominaciones.

Uno de los episodios principales de este desarrollo se produce en Rusia,


cuando en 1914 surge el Constructivismo, un movimiento artístico y
arquitectónico que se hizo especialmente protagónico después de la
Revolución de Octubre. El término “Constructivismo” aparece —con un
sentido positivo para la creación de lo cotidiano— en el Manifiesto realista
(1920) de los artistas Naum Gabo y Antoine Pevsner. “El arte debería
asistirnos allí donde la vida transcurre y actúa: en el taller, en la mesa, en el
trabajo, en el descanso, en el juego, en los días laborales y en las vacaciones,
en casa y en la calle, de modo que la llama de la vida no se extinga en la
humanidad”. Con esta afirmación, que postula el arte como una práctica
encaminada a fines sociales, el constructivismo consagra al diseño como una
fuerza efectiva de la Revolución, lo que es posible con un sentido vanguardista
al menos hasta 1934 y la ruptura con Stalin.

Un grupo de críticos y escritores inspirados por la teoría marxista y


pertenecientes al INJUK-Institut Judózhestvennoy Kultury (Instituto de Cultura
Artística) de Moscú, promovieron en 1921 la denominada plataforma
«productivista» del constructivismo. Uno de sus integrantes, Ósip Brik,
escribió un breve artículo titulado “V proizvodstvo!” (“¡A la producción!”) para
el primer número de la revista rusa de vanguardia LEF-Levy Front Iskusstv
(Frente de Izquierda de las Artes), publicado en Moscú en 1923, donde
llamaba a los artistas a “salir al mundo real, llevar el talento organizativo que
se pose adonde se necesita: a la producción.”).

Una fracción de los constructivistas —Aleksandr Ródchenko, Vladímir Tatlin,


Karl Ioganson, Varvara Stepánova, Liubov Popova, El Lissitzky— se radicalizó,
proclamándose productivista con el objetivo de hacer del arte uno de los
sectores del trabajo manual y de la producción económica. El centro del
constructivismo en Moscú residió en los VKhuTeMas-Vysshiye

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Khudozhestvenno-Tekhnicheskiye Masterskiye (Talleres Artísticos y Técnicos
Superiores), escuela para el arte y el diseño que formaba artistas para la
industria, establecida en 1920 luego de un proceso de gestación comenzado
con la Revolución de Octubre (Sosa 2013).

El constructivismo se comprometió en la edificación de una nueva vida


cotidiana (novi byt) bajo el Socialismo. Su actividad se apoyaba políticamente
en el escrito de León Trotsky Cuestiones de la vida cotidiana, de 1923, que
argumentaba la imposibilidad de llevar a cabo los grandes ideales de la
Revolución si la gente no cambiaba la manera de vivir su vida en los niveles
más básicos y cotidianos, en sus hogares y en sus familias. En esta
transformación, el rol del diseño y del diseñador debía reflexionarse en clave
anticapitalista.

En 1925 aparece otro ensayo decisivo: “La vida cotidiana y la cultura de las
cosas”, de Boris Arvatov (Kiev, 1896-Moscú, 1940), quien intentó imaginar de
qué manera el socialismo podría transformar las estáticas mercancías en
activos objetos socialistas. Arvatov reivindicaba “el objeto como culminación
de las capacidades psicológico-laborales del organismo, como fuerza
sociolaboral, como instrumento y como co-trabajador”. Estos nuevos objetos,
conectados con la práctica humana como “co-trabajadores”, producirían
nuevas experiencias de vida cotidiana, nuevas relaciones de consumo y
nuevos sujetos humanos de la modernidad. Para Arvatov, la cultura proletaria
emergería no trascendiendo la vida material o la byt, sino trabajando dentro
de ella de manera “orgánica” y “flexible” con el propósito de transformarla en
un proceso de bytotvorchestvo, “creación de vida cotidiana” (Kiaer 2009).

Los aportes del constructivismo en la génesis del diseño social alcanzan


cuestiones de género y de inclusión. En una carta enviada desde París, a
donde se trasladó en 1925 para diseñar la sección soviética de la Exposición
Internacional de las Artes Decorativas e Industriales Modernas, Ródchenko
escribió: «La luz de Oriente no es solamente la liberación de los trabajadores.
La luz de Oriente consiste en una nueva actitud hacia el individuo, la mujer y
las cosas. Nuestros objetos en nuestras manos deben ser también iguales,
también camaradas y no esclavos negros y lúgubres, como aquí.” (1927: 20).

Asimismo, el crítico productivista Nikolái Tarabukin, en su libro Ot mol’berta k

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mashine (Del caballete a la máquina), parece adelantarse a una consideración
del diseño expandida más allá de la sola producción de objetos, cuando
postula que “el artista-productor (khudozhnik-proizvodstenik) en la
producción… está llamado, en primer lugar, a diseñar los aspectos procesuales
de la producción. Para el trabajador en la producción, el proceso mismo de
producción —que no es sino el medio de manufacturación del objeto— se
convierte en el objetivo de su actividad” (Gough 2005: 148)

El movimiento constructivo tuvo un alcance internacional: Gabo creó una


versión en Inglaterra en los años 1930 y 1940 que fue considerada por
arquitectos, diseñadores y artistas después de la Segunda Guerra Mundial.
También ha habido discípulos en Australia: el pintor George Johnson, por
ejemplo. John McHale, Joaquín Torres García y Manuel Rendón jugaron un
papel decisivo en la difusión del constructivismo en toda Europa y América
Latina. Tomás Maldonado ha declarado su temprana simpatía por el ala más
radical del constructivismo —Boris Arvatov, Aleksei Gan, Boris Kushner— y él
como otros miembros del concretismo argentino sedimentaban su interés en
el marxismo y la militancia o la simpatía con el Partido Comunista; según el
uruguayo Carmelo Arden Quin, su movimiento lleva el nombre Madi como
conjunción de las primeras sílabas de materialismo dialéctico.

La importancia de las vanguardias rusas es interpretada como "ruptura


epistemológica" en el texto ya mencionado de Bernatene, quien la remonta a
los inicios del propio formalismo, porque su poética logró movilizar cuestiones
puntuales de la evolución de la literatura, del arte y del diseño para "constituir
poco a poco una metodología proyectual, un método constructivo de la
forma, a veces oculto bajo la denominación de funcionalismo". La
discontinuidad que esto supone respecto de las previas concepciones del siglo
XIX reposa en que la “adecuada relación entre forma y función" está, entre
otras cosas, “atravesada por la emergencia de una demanda política
revolucionaria afín al pensamiento comunista".

El protagonismo ruso en la elaboración de los aspectos sociales del diseño fue


ignorado por las bibliografías occidentales canónicas, a través de la
denegación general de los vínculos entre prácticas políticas y producciones
sociales, y del rechazo de todo aquello que provenía del Este revolucionario.
Así, consideramos con Bernatene que los aportes occidentales a la práctica

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proyectual en el siglo XX no pueden ponderarse "sin los antecedentes de
experimentación entre los artistas y escuelas soviéticas con las cuales se tenía
estrecho diálogo" (2015: 23-25).

Algunos constructivistas rusos fueron luego profesores y conferencistas en la


Bauhaus, y una parte de los métodos de enseñanza VKhuTeMas fueron
retomados y desarrollados por aquella escuela alemana. La Staatliches
Bauhaus fue la Escuela Estatal de Diseño, Arte y Arquitectura fundada en 1919
en Weimar por el arquitecto, urbanista y diseñador alemán Walter Gropius
(Berlín, 1883-1969, Boston). Disuelta en 1925, la Bauhaus abordó una nueva
etapa en Dessau, con una mayor difusión internacional, la radicalización de su
discurso teórico funcionalista y el ascenso del arquitecto suizo Hannes Meyer
(Basilea, 1889-1954, Lugano), quien sucedió a Gropius en la conducción desde
1928 a 1930. Meyer emigró a Moscú y luego, desde 1938, se estableció en
México, donde llevó a cabo su influyente actividad durante una década. Mies
van der Rohe (Aquisgrán, 1886-1969, Chicago) estuvo a cargo hasta el cierre
en septiembre de 1932 y durante la última etapa de Berlín, que terminó un
año después, con las detenciones de algunos de los alumnos y la disolución
por Mies, al negarse a aceptar las condiciones impuestas por la Gestapo.

El espíritu constructivo se expresa tanto en el nombre de la escuela (del


alemán Bau, construcción, y Haus, casa) como en su Manifiesto, redactado
por Gropius en Weimar, en abril de 1919: “Este mundo de diseñadores y
decoradores que sólo dibujan y pintan debe convertirse de nuevo en un
mundo de gente que construye”. Apelando a la idea de tekné, el autor
Gropius propone:

¡Formemos pues un nuevo gremio de artesanos sin las pretensiones


clasistas que querían erigir una arrogante barrera entre artesanos y
artistas! Deseemos, proyectemos, creemos todos juntos la nueva
estructura del futuro, en que todo constituirá un solo conjunto,
arquitectura, plástica, pintura y que un día se elevará hacia el cielo
de las manos de millones de artífices como símbolo cristalino de una
nueva fe.

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A partir de la conjunción de los artífices, la ética Bauhaus recala en torno a
1922 en una modalidad técnica que permite una síntesis superadora en el
acuerdo entre diseño e invención. En una época tan decisiva de la historia
mundial, Walter Gropius define a los proyectistas como “portadores de la
responsabilidad y conciencia del mundo” (1935 [1966: 72]) y menciona que
“construir es un trabajo colectivo, su desarrollo no depende de un individuo
sino de los intereses de la comunidad” (Giono 2013).

Esta postura se profundiza en Hannes-Meyer quien, al rechazar la consecución


de proyectos individuales, aplicó a su gestión el concepto de Diseño Colectivo.
Su enseñanza postulaba que “construir y diseñar son, para nosotros, una y la
misma cosa; constituyen un proceso social. En este sentido, la Bauhaus de
Dessau… no es un fenómeno artístico sino social” (Gropius 1935 [1966: 123-
124]). El proceso de diseño cooperativo atendía a amplias secciones de la
población y encarnaba una “protesta ideológica” filiada a la visión política
marxista. Durante su gestión, Mayer procuró cambiar la concepción del
arquitecto-autor por la de oficina colectiva y la de creación en función de la
necesidad de lujo por las necesidades del pueblo (Villegas 2017). Ernő Kállai
(Szakálháza, 1890-1954, Budapest) cataloga su accionar como funcionalismo
social; su esfuerzo se orientaba a desprender los haceres proyectuales de las
tendencias formalistas para centrarse en las necesidades sociales (Selle 1973).

Con estas citas al discurso de algunos protagonistas mundiales del diseño


moderno se puede comprender que la cuestión social entreteje su existencia
no sólo con aquellas instancias específicas de la producción de objetos y
procesos sino y explícitamente con factores circunferentes y conexos que
tensionan su enfoque crítico sobre las acciones que las disciplinas
proyectuales despliegan en distintos períodos o momentos históricos.

La cuestión social y nuestra región

Las diversas perspectivas, sus anclajes y desarrollos se enfrentan en arduos


debates que, teniendo como tópico el diseño, develan los cruces con la
realidad social, cultural y política. Estas discusiones, vinculadas con el modo
mismo de la disciplina, poseen características divergentes según sus

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referencias, los momentos y los territorios en los que se constituyen y
consolidan. Los países al sur del Ecuador, no parecen ser decisivos durante
este período, incluso si existen diseñadores y teorías de gran importancia para
la cultura proyectual moderna en América Latina. En general, tanto los unos
como las otras se habilitarán en el marco del territorio europeo. No obstante,
investigaciones presentes y futuras pueden arrojar otros resultados. En
particular sería importante revisar los desarrollos denominados "artesanales"
y los procesos "manufactureros", muchas veces interrumpidos o desviados,
cuya diversidad resiste e insiste desde el más remoto pasado de nuestros
territorios. La historia y el presente de la práctica proyectual en Latinoamérica
está recién comenzando a escribirse. Y una perspectiva regional,
independiente y a la vez interrelacionada a las dimensiones global y local, es
tal vez la más eficaz de cara al futuro si de diseños sociales se trata.

El Movimiento Constructivista tuvo un amplio y profundo impacto en


maestros modernos de la región tales como Carlos Mérida, Enrique Tábara,
Aníbal Villacís, Theo Constante, Oswaldo Viteri, Luis Molinari, Carlos Catasse y
Oscar Niemeyer, por nombrar sólo unos pocos. En Argentina, a partir de los
años 1940, varios movimientos se conectaron al ideario de las vanguardias
constructivistas, especialmente el Arte concreto-invención, el Madi y el
perceptismo.

Durante su viaje a Europa en 1948, Tomás Maldonado se familiarizó con las


ideas de Max Bill y George Vantongerloo. De regreso, publica en el Boletín
CEA del Centro de Estudiantes de Arquitectura de Buenos Aires el artículo “El
diseño y la vida social”, considerado como el primer texto sobre diseño
industrial en Argentina. En una síntesis de las diversas fuentes que hemos
citado previamente, Maldonado apunta un diagnóstico atravesado por su
posición inicial como artista: “… el diseño se presenta como la única
posibilidad de resolver, sobre un plano efectivo, el problema más dramático y
agudo del espíritu de nuestro tiempo, o sea, la situación de divorcio entre el
arte y la vida, entre artistas y los demás hombres” (Gradowczyk 2008: 32-33).
Al respecto, Raimonda Riccini comenta que, si bien más tarde lo considerará
un error de evaluación, en ese primer escrito Maldonado individualiza el
nuevo ámbito proyectivo como el “punto de llegada de muchas de las
propuestas más estimulantes entre el arte y la técnica”, colocándolo dentro
de la “vasta problemática del desarrollo artístico contemporáneo”. Pero ya en

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ese mismo texto Maldonado siente la necesidad de precisar que ello no
depende “directamente” de esta problemática, introduciendo la idea de que
todas las formas producidas por el hombre tienen igual dignidad y acogiendo
en el mundo de la cultura los adornos, los objetos anónimos, los objetos
domésticos” (Riccini 2008: 252-257). Este temprano rechazo de los criterios
estéticos institucionales, la ampliación de los límites del sistema de las bellas
artes es absolutamente consciente: “en mis años de joven militante del Arte
Concreto en la Argentina, el problema de la estabilidad (o inestabilidad
histórica) de las nociones de arte y artista era ya el centro de mi interés.”
(Gradowczyk 2008: 32-33). En el referido artículo del Boletín Maldonado
apunta:

El diseño representa, por el momento, el modo más inmediato, más


social, de manifestarse lo que se ha dado en llamar la nueva visión,
que comprende, definámosla al pasar, la totalidad de las actividades
artísticas o no, que tienden a subvertir el actual repertorio
morfológico de nuestro mundo visual (Bullrich 2008: 144). (7)
(7) En 1948 la Escuela de Arquitectura de
la Universidad de Buenos Aires, hasta
entonces dependiente de la Facultad de Precisamente nueva visión es el nombre que llevará la publicación que desde
Ingeniería, se autonomiza como Facultad
de Arquitectura y Urbanismo. El peronismo diciembre de 1951 hasta 1957 difundirá las ideas de los concretos y más en
se consolidaba como proyecto político,
general de las prácticas estéticas de vanguardia de su tiempo. En 1954
económico y social, con amplias mayorías
en su favor, y en la Facultad se manifiestan Maldonado es invitado por Max Bill para trasladarse a trabajar en la
jóvenes en adhesión al Movimiento
Moderno en Arquitectura. Junto a esta cita Hochschule fur Gestaltung de Ulm —la HfG Ulm, considerada por muchos una
de las palabras de Maldonado, Francisco
Bullrich menciona la relación de estos progresión de la Bauhaus—, de la cual será profesor, después miembro de las
profesionales y estudiantes —entre otros,
Horacio Baliero, Alicia Cazzaniga, Juan instancias de conducción y finalmente rector entre 1964 y 1966. Antes de
Manuel Borthagaray—con los integrantes viajar a Ulm, Maldonado había especificado:
del Movimiento Concreto Invención: Alfredo
Hlito, Enio Iommi, Claudio Girola.

Mi actividad creadora, como la de todos mis compañeros de ruta,


está impelida por un afán de participación efectiva en la vida de
todos los hombres (...) entrando en el universo de la producción de
objetos en serie, objetos de uso cotidiano y popular, que, en
definitiva, constituyen la realidad más inmediata del hombre
moderno (Risley 2008: 73-74).

El movimiento concreto en Argentina se desarrolló en compleja vinculación

HI | 13
con el proyecto justicialista liderado por el General Perón, desde las
desavenencias con el Ministro de Educación Oscar Ivanissevich hasta el breve
nombramiento de Tomás Maldonado al frente de la subcomisión de diseño
industrial —junto a su colega Alfredo Hlito y a los arquitectos Manuel
Borthagaray y Francisco Bullrich— durante la gestión de Ignacio Pirovano
como Presidente de la Comisión Nacional de Cultura en 1952-1953.
(8) También durante los años 1960, el
diseño es desarrollado a modo
experimental en el IDI-Instituto de Diseño En 1946 Perón había asignado al Dr. (Horacio Raúl) Descole (Bs.As.,
Industrial de Rosario, a cargo del arquitecto
Gastón Breyer, creado como dependencia 1910-1984, San Miguel de Tucumán) la tarea de reestructurar la
gubernamental dentro del INTI-Instituto
Nacional de Tecnología Industrial, bajo la Universidad Nacional de Tucumán con el propósito de generar un
sigla CIDI-Centro de Investigaciones en
Diseño Industrial, a cargo del Ing. Basilio polo modernizador que pudiera competir con el incipiente
Uribe. En este marco, el diseño es crecimiento de Brasil. Se instalaba así en nuestro país un discurso y
considerado un factor dinamizador de la
economía y potenciador del desarrollo una concepción moderna en la Arquitectura que contaba en su haber
industrial.
con figuras como las de Catalano, Vivanco, Sacriste y los profesores
(9) “…. este proceso tuvo su antesala en italianos invitados: Rogers y Tedeschi, entre otros. Era el momento
1947, cuando se proyectó una Escuela de
Arquitectura en la Universidad Nacional de en que la Argentina enviaba granos para mitigar el hambre europeo
Cuyo (UNCuyo), junto con la Escuela
Superior de Artes (ex Academia de Bellas y los profesionales y artistas que no habían llegado refugiados en el
Artes) que entonces contempló un
Departamento de Artes Aplicadas”
período de entreguerras, iniciaban luego de la segunda pos-guerra
(Carranza 2013). “…creada bajo el un recorrido que los traería por América, sinónimo de pujanza,
espíritu pionero de César Jannello en 1958
respondía a uno de los desafíos progreso y bienestar.” (Devalle 2005: 2).
desarrollistas que consistía, entre otras
cuestiones, en activar las economías
regionales y emergentes. El diseño –sin La incidencia de estos pioneros en la constitución de un discurso disciplinar
todavía especialización gráfico,
indumentaria, industrial— era una crítico es evidente, pero emerge en estas latitudes tiempo después, en el
respuesta a un incipiente impulso
industrialista y, en consecuencia, debía marco de los cambios de procesos sociopolíticos de gran intensidad en
transformarse en la instancia superadora
de las escuelas de artes y oficios.” (Devalle Latinoamérica y el mundo, constituidos a partir de la década de 1970 (Devalle
2008).
2008) (8).

(10) “Allí las figuras de Daniel Almeida


Curth y Roberto Rollié son centrales e Algunas carreras de Diseño, asimismo protagonistas en la conformación de la
indican el fuerte compromiso que también
tuvo el diseño en La Plata con un proyecto práctica en nuestro país, se configuraron en torno al período desarrollista: la
de crecimiento industrial. No es casual que,
en los programas y los estudios carrera de Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo se creó en 1958 y entre
preliminares para la creación de ambas
carreras, abundasen las citas y referencias
los años 1970 y 1980 logró las ramificaciones industrial y gráfica (9); en 1960-
al Royal College de Londres y a la 1961, en la Escuela Superior de Artes de la Universidad Nacional de La Plata se
Hochschule für Gestaltung de la ciudad de
Ulm, Alemania donde Tomás Maldonado instauraron los estudios de Diseño a título experimental —en Comunicación
se desempeñaba como profesor (y luego a
partir de 1964 como director)”. (Devalle Visual y de Arte Industrial— junto al departamento de Cinematografía (10). "El
2008).
impulsor y redactor del proyecto fue el arquitecto (...y escultor) Daniel
Almeida Curth" y fueron participantes del mismo "Tulio Fornari, Mario Casas,
Roberto Rollié, Renán Bordanave, Leonardo Aizenberg, y Rubén Peluso". En el

HI | 14
proyecto Curth destacaba: "Diseño, para que sea fiel expresión de nuestro
medio debe ser de neta trascendencia social". Así como el proyecto
desarrollista —incluso con las críticas que señalan sus actuales revisiones—,
estos planes de diseño y su declarada orientación social, sufrieron los
embates del capitalismo en vías a la consolidación de su etapa actual.

Luego de la dictadura cívico militar (1976-1983) se retomaron proyectos que


habían quedado truncos. Se instituyeron así las carreras de diseño en la
Universidad de Buenos Aires, (FADU-Facultad de Arquitectura, Diseño y
Urbanismo, 1984), en la Universidad Nacional del Litoral (FADU-Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo, 1985), en la Universidad Nacional del
Nordeste (FADyCC-Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura, 2010).

En una ponencia de 2015, el diseñador Edgar Saavedra Torres elabora una


periodización de los discursos que abordan lo social e introduce una
personalidad de gran importancia para el tema educativo:

"La discusión de lo social en el diseño se inicia en Europa... (pero) no


queda claramente determinado y, en este estado, los presupuestos
ideológicos imperantes que subyacen..., se trasladan a
(11) Bonsiepe fue docente de la HfG Ulm
entre 1960 y 1968), Jefe del Equipo de Latinoamérica con Gui Bonsiepe y su propuesta de diseño para el
Diseño Industrial de Chile (1971-1973) y
Vicepresidente del Consejo Internacional de Tercer Mundo contenida en Diseño de la Periferia, texto generado a
Asociaciones de Diseño Industrial (1973-
1975). Desde 1973 trabaja en Argentina. partir de la intervención que realizó entre 1968 y 1970 en Chile que
A partir de 1981 amplía su labor
trabajando para el Consejo Nacional de
se muestra con más detalle en Diseño industrial, tecnología y
Investigación de Brasil (CNPq) donde funda subdesarrollo (1975).
el Laboratorio Brasilero de Diseño
Industrial (Florianópolis). En 1987 se
traslada a los Estados Unidos de América
donde trabajó tres años en un software Gui Bonsiepe (Glücksburg, 1934) se graduó en Diseño de Información en la
house en Berkeley. Entre las distinciones HfG Ulm, el primer escenario de la gestión disciplinar internacional de Tomás
que ha recibido se cuentan la del Senado
de Berlín para Contribuciones a la Maldonado. Esta escuela, sus concepciones, programas y metodologías, a
Metodología Proyectual (1967), la de
Acelco por el diseño de una cabina de través de los lazos recíprocos con ambos diseñadores, resultó una incidencia
ascensor (1977) y el premio ex aequo por
el diseño de una cosechadora de yerba decisiva en la educación proyectual de nuestro país y para la región (11). Al
mate otorgado por el Banco de Misiones
respecto Bonsiepe considera que "en la actualidad muchas de las
(1979). Introdujo en el área disciplinar la
idea del diseño de información. En 2009 innovaciones de la escuela en lo atinente a la enseñanza y los enfoques
publicó Cultura Proyectual o Sociedad; sus
escritos han sido publicados en español, metodológicos y analíticos del diseño se han convertido en un conocimiento
italiano, portugués, alemán, inglés, coreano.
Actualmente vive y trabaja en Brasil y en común y han sido absorbidos por la enseñanza de diseño y la práctica
Argentina.
profesional". Luego analiza la evolución de la práctica proyectual: “En aquellos
tiempos no había una idea clara respecto de la profesión que más tarde sería

HI | 15
denominada como ‘diseño industrial’. En los países de habla alemana era
predominante el término ‘Formgeber’ (‘dador de forma’). Tampoco había
ninguna concepción de la profesión que ahora llamamos ‘diseño de
información’…” (2008: 196). En definitiva, Bonsiepe adjudica a la HfG la
aceptación de la industria “como un sustrato de la sociedad contemporánea”
y de ella y la tecnología “como fenómenos culturales”. En cuanto a lo social, la
Ulm prestó una atención seminal al vínculo entre diseño y sociedad, en el
contexto de la reconstrucción de un país destruido por la Segunda Guerra
Mundial.

En este extenso mas no exhaustivo recorrido hemos esbozado diversas


maneras en que lo social se hace presente en la genealogía de la practica
proyectual. En su escrito "Tradiciones y rupturas en la concepción social del
diseño. Vkhutemas, Bauhaus, HfG-Ulm y su difusión en Argentina", Julieta
Caló ha profundizado este aspecto; allí advierte que "lo social no es un
contenido neutro sobre el que la forma —literaria o política— viene a
sobreimprimirse, sino que acumula capas sedimentadas de atributos y
significados dispares a lo largo del tiempo y de los propios enunciadores". Al
respecto la dimensión discursiva de la práctica proyectual ha creado y
recreado cada vez acciones que configuran lo social en el entramado ético-
científico-estético de su época y lugar. "Lo social, aun con su multiplicidad de
significados y orientaciones ideológicas, es una terminología actual, muy
usada desde la década de 1970, que no se puede retrotraer sin más a todo
momento histórico previo, ya que se corre el riesgo de caer en anacronismo,
al retroproyectar en el pasado las visiones actuales", dice Caló (2015: 58) para
enfocar las significaciones contemporáneas del accionar político-disciplinar
conocido como Gestión Social del Diseño en el contexto de una nueva
sociedad participativa.

Cambios de las formas sociopolíticas globales, desde 1970 en adelante

Alineado a la crisis derivada de las guerras mundiales y de las tensiones entre


los bloques sociopolíticos, Occidente fortalece políticas económico-
productivas de corte desarrollista con componentes sociales vinculados a lo
que se denominó Estado de Bienestar. Desde la Segunda Guerra Mundial

HI | 16
hasta la crisis del petróleo (1973) la economía impulsada por las dinámicas
productivas de los cambios socio-técnicos creció sin pausa a nivel mundial.
Este proceso, con las particularidades de cada territorio -que no fueron
menores- se sostiene en el mundo occidental hasta esa crisis de mediados de
la década de 1970. En este contexto, el fortalecimiento de las visiones
económicas de corte ortodoxo establece las bases para un conjunto de
políticas económicas orientadas a lo que se denominará neoliberalismo,
haciéndolas oscilar, según la mirada de Stiglitz (2004), excesivamente lejos de
las anteriores concepciones y durante demasiado tiempo. Sostenidas en la
reacción a los “fracasos” del Estado de Bienestar, dichas políticas entre sus
bases conceptuales definen un estado que “no debía intervenir en la
economía, ni controlando, ni generando, ni distribuyendo riqueza, ya que
estas últimas funciones hacían que el Estado elevara considerablemente su
presupuesto” (Stiglitz 2004: 4). La estrategia central, para cerrar la situación
de crisis consistía en reducir las erogaciones del Estado, el llamado gasto
fiscal. Finalizando la década de 1970 se puso en marcha una serie de planes
de ajuste y recortes presupuestarios en una importante cantidad de países de
Occidente. Las áreas de salud y seguridad social, así como los derechos del
trabajador, fueron fuertemente afectados (Fontana 2014). En la década de
1980 y en los inicios de 1990 se estableció una serie de lineamientos de corte
político y económico que fueron vehiculizadas a los diversos gobiernos a
través de los organismos financieros internacionales y el tesoro de los Estados
Unidos. Estos lineamientos se asocian al llamado Consenso de Washington y
consistían en estrategias para el desarrollo centradas en las privatizaciones, la
liberalización de los mercados de capitales y la macroestabilidad (precios)
(Stiglitz 2004: 3).

En paralelo, durante el mismo periodo histórico se profundiza el proceso de


transformación sociocultural en el marco del desarrollo científico tecnológico.
Una nueva revolución industrial centrada en las tecnologías de la información,
modificaron en pocas décadas las bases materiales de la sociedad (Castells
1999). Durante los años 1980 se posicionó la gestión tecnológica como
estrategia para el desarrollo empresarial (Escorsa Castells y Valls Pasola 1997).
La investigación y el desarrollo se transformaron en parte de los enfoques de
estudios sobre el crecimiento económico (Porter 1985, Roberts 1987,
Matthews 1990). Los avances en las áreas tecnocientíficas se consolidaron a

HI | 17
través de las miradas divergentes sobre los procesos. Los acervos técnicos
conquistados permitieron la revisión y reedición metodológica,ampliando el
parque productivo en orden al capital intensivo a nivel mundial a través de los
nuevos métodos de organización productiva, en el marco de la especialización
flexible y la gestión del “justo a tiempo”, entre otros.

El aumento de poder del capital frente al trabajo se volvió exponencial. El


desarrollo tecnocientífico y las nuevas condiciones sociopolíticas globales
proponen, con intensidades y orientaciones diferentes según la naturaleza de
las fuerzas políticas y las instituciones de cada país, un paulatino pero
constante declive de los movimientos sindicales y una individualización y
diversificación crecientes en las relaciones de trabajo (Castells 1999). Se
constituye una amplia heterogeneidad de la clase trabajadora: existen
individuos muy especializados trabajando en empresas con cierta estabilidad
y con mayor capacitación; también trabajadores “flexibilizados” con una gran
inestabilidad laboral, y otros, directamente desocupados, marginados o caídos
del sistema. Las condiciones de producción de este período histórico reavivan
el debate sobre “lo laboral” con el surgimiento de teorías acerca de la pérdida
de centralidad del trabajo y aquella otras referidas a su "fin" (Gorz 1988,
Rifkin 1995, Offe 1996). En términos de la situación de los flexibilizados, ya a
mediados de la década de 1990 Robert Castel sostenía que el proceso de
(12) Castel basa su afirmación en el
análisis del aumento de los empleos
precarización del empleo era irreversible (12). La representación del
precarios en los que incluye contratos desempleo como un fenómeno asimismo atípico, en resumen, irracional, y
temporales, trabajo provisional, trabajos de
jornada parcial y diversas formas a las que que se podría erradicar con buena voluntad e imaginación, sin que las cosas
denomina empleos ayudados, es decir, con
aportes estatales, la disminución de cambien, es sin duda una expresión de un optimismo caduco… la
empleos por tiempo indeterminado —más
de 1.000.000 entre 1982 y 1990— y el precarización del empleo y el desempleo se han inscripto en la dinámica
aumento de la PEA (Castel 1997: 407).
actual de la modernización” (Castel 1995 [1997: 404]).

HI | 18
La revisión de lo social en los diseños en el marco de las perspectivas
sociopolíticas globales, post crisis del petróleo
(13) Según Andrés López, “el elemento
iniciador de las actividades innovadoras no
se vincula con la ciencia sino con el ‘diseño’
entendido como procedimientos, La cuestión social de los diseños se fortalece fuertemente en este período
especificaciones, técnicas y características
histórico, redefiniendo y diversificando sus orientaciones teóricas y sus
operativas necesarias para el desarrollo y
fabricación de nuevos productos o prácticas. Se observa un doble efecto en términos de desarrollo disciplinar,
procesos” y, en el ámbito internacional,
autores españoles asocian al as disciplinas con importantes matices intermedios, que dado el carácter de este texto no
del diseño con “una forma de innovación
vinculada a los activos intangibles de las especificaremos exhaustivamente, pero que se vuelven centrales para
empresas” Este último autor y Bonsiepe
describen al diseño como un elemento
comprender la diversidad de miradas en el marco de lo postmoderno en
constitutivo del proceso general de la contraposición al periodo anterior (Bernatene 2015).
innovación: “el diseño introduce las
innovaciones científicas y tecnológicas en el
quehacer de la vida cotidiana”.
Por un lado, comienza un crecimiento y difusión exponencial de “los diseños”,
(14) Esto es, la visualización de una vinculándolos a las nuevas dinámicas socio-técnicas, posicionando con ímpetu
necesidad de adaptar el medio físico a las
personas y el surgimiento del concepto el desarrollo de materialidades para el consumo de elite. Las críticas del
eliminación de barreras o, en su defecto, la
movimiento moderno respecto al consumo y su consecuencia degradante
idea de que la propia persona, por medio
de ayudas técnicas, se adapte para poder para el medio cultural y ambiental se subsumen en las necesidades de
acceder y participar de la sociedad sin
problemas. En la “Reunión del Grupo de desarrollo productivo, apertura de mercados e incremento del comercio
Expertos sobre el Diseño Libre de
Barreras” celebrada en New York en 1974 mundial. Las disciplinas proyectuales comienzan a posicionarse como factor
se establecieron requisitos para la
formación de proyectistas orientados a la
de innovación, y para los años 90 se asume la vinculación directa entre esas
eliminación de aquellas barreras físicas que dinámicas y la disciplina (Buesa Molero 1996, Bonsiepe 1998, López 1998(13)).
dificultan a las personas con discapacidad
el poder participar plenamente de la Su importancia en el marco del desarrollo de la oferta artefactual se
sociedad en igualdad de condiciones
(Arjona Jiménez 2011: 1). acrecienta día a día. A tal punto que, “curiosamente”, hasta se separa como
un subconjunto del campo objetual. Algunas producciones artefactuales se
(15) En su origen son incidentes los
movimientos sociales de la década de clasifican como “objetos de diseño”.
1960, como aquellos pro-derechos civiles, o
el de vida independiente en los Estados
Unidos de América, un movimiento social Por otro lado, se traza un itinerario de prácticas proyectuales fuertemente
de personas con diversidad funcional que
lucha por su emancipación y basado en un redimensionamiento del discurso racionalista-funcionalista para
empoderamiento, enlazado con el concepto
de “normalización” surgido en los países el desarrollo artefactual en acuerdo con las condiciones de accesibilidad en el
escandinavos (Arjona Jiménez 2011: 1).
uso, a partir de la búsqueda de la integración social. Se revisan marcos de

(16) 1989 es el año en que se funda el eficiencia en la relación sujeto-objeto: a partir de la incorporación de nuevos
Center for Universal Design de la
Universidad de Carolina del Norte, usuarios se focaliza en aspectos del colectivo social en términos de
entendiéndose por diseño universal la condicionamientos psicofísicos. Como ejemplo, véase la necesidad de adaptar
“creación de productos y entornos
diseñados de modo que sean utilizables el medio físico a las personas vinculadas al concepto de eliminación de
por todas las personas en la mayor medida
posible, sin necesidad de adaptaciones o barreras (14). Comienza un proceso de institucionalización disciplinar en este
diseños especializados”. Se reconoce al
arquitecto Ronald L. Mace como uno de marco, proceso de retroalimentación crítica y específica impulsada por el
sus más importantes impulsores (Gómez
contexto sociopolítico (15); así, en el año 1989 se acuña el concepto de diseño
2011).
universal. (16)

HI | 19
Las orientaciones de prácticas inicialmente referidas a la integración,
fuertemente arraigadas a partir del establecimiento de marcos normativos,
re-visionan sus fundamentos acercándose a los discursos vinculados al
concepto de inclusión. Este proceso se fortalece en el año 1994, cuando el
Seminario Iberoamericano de Accesibilidad al Medio Físico celebrado en Rio
de Janeiro plantea la superación del concepto de accesibilidad en el marco del
Diseño Universal (17). Este proceso de desarrollo de uno de los componentes
(17) Entre las acciones del Seminario se del diseño social, en clave de abordaje abarcador (Giono 2013: 12), propone
cuenta la exigencia de discontinuar el uso
del Símbolo de Accesibilidad por una mirada de convergencia, de incorporación para el uso igualitario de los
considerarlo discriminatorio: no debería
haber espacios diferenciados o adaptados
bienes materiales, basado fuertemente en una lógica de avance y mejoras de
sino compartidos (Arjona Jiménez 2011: la eficiencia de usabilidad, entendida en referencia al usuario directo del bien,
3).
concepto muy cercano al de adquiriente, al de consumidor. Esta
caracterización del programa de desarrollo artefactual limita la universalidad
sólo a ese actor. A su vez no parece contemplar —o lo hace en muy escasa
medida— las referencias de formas de adquisición, es decir cómo el sujeto
social accede al uso del artefacto. Si bien se verifican en la corriente algunas
acciones en este sentido, no parece ser un tema central en su método o sus
ejes analíticos. A su vez en cada una de las etapas del producto —desde la
extracción de las materias primas hasta sus formas de descarte, pasando por
los procesos de distribución, producción y por supuesto el uso (de la cuna a la
cuna)— no se verifica preocupación o direccionamiento de la acción en
términos de cualquier otro tipo de usuario que no sea el adquiriente (18),
(18) Si en otros campos del conocimiento,
como en la ingeniería, se halla un seccionado su hacer en el marco de las dinámicas de consumo. La afectación
sinnúmero de estudios en términos de la social de las decisiones proyectuales tomadas sobre el artefacto es amplia en
adaptación de los “nuevos” formatos
productivos postfordistas o toyotistas, en cada etapa, en términos políticos, sociales, económicos y ambientales. Sin
ellos se verifican afirmaciones en torno a
los beneficios subjetivos de estas formas de embargo, estas revisiones y reedición del enfoque racional funcionalista en
organización.
torno a la problemática contemporánea, parece mantenerse dentro de los
mismos ejes relacionales con el consumo que Maldonado criticaba en torno a
la actividad del proyectista en la década de 1960:

Creíamos que los productos ‘bien diseñados’ podían bastar, por si


solos, para aviar un orden —un orden contagioso— en el medio del
desorden inenarrable del mercado capitalista. Nos engañamos.
Nuestros productos, contrariamente a lo que imaginábamos, se
revelaban eficientes como agentes de proliferación: introduciendo en
el mercado, de hecho, nuevos arquetipos sin sustituir los ya

HI | 20
existentes… de pronto constatábamos, no sin embarazo, que nuestra
actividad como proyectistas contribuía a la devoción irracional por
las mercancías… (1965: 188-189)

Es decir, estas corrientes proyectuales no parecían preguntarse sobre la


incidencia de cuestiones que Bernatene (2015) señala como indispensables en
términos de la honestidad intelectual disciplinar: los proyectos políticos, las
formas de distribución de las riquezas, el ejercicio del poder y el control a lo
largo de las cadenas de valor que estas prácticas proponen o promueven. En
cambio, sí se comienza a tratar el tema de la participación de los usuarios en
las decisiones sobre su entorno proyectual y productivo.

Este formato de la proyectualidad desde el neo-racional-funcionalismo se


fortalece en el período llegando a nuestros días como parte importante del
componente social de los diseños. Junto a esta corriente se observan algunas
otras como el diseño centrado en el usuario, el diseño para todos, el diseño
trans-generacional, con pequeñas o amplias diferencias vinculadas, no sólo en
su fundamentación conceptual, sino en su práctica específica, en su relación
con lo social y también con lo ambiental. El diseño centrado en el usuario
(DCU) tiene su institucionalización en el año 1986 con la edición de libro de
Donald Norman y Stephen Draper User Centered System Design: New
Perspectives on Human-Computer Interaction (Diseño de sistemas centrado en
el usuario: nuevas perspectivas sobre la interacción hombre-computadora),
surgido de los estudios acerca de los sistemas informáticos y la necesidad de
hacerlos más accesibles en términos de uso. La convergencia de
investigaciones y desarrollos en ese campo alimentaron esta corriente del
diseño social que fue estableciendo métodos y procesos para hacer intervenir
al usuario en las decisiones, en el proceso proyectual, generando estándares
internacionales como la ISO 13407:1999, Human-centred design processes for
interactive systems. El DCU enuncia la necesidad de la multi-disciplinaridad
para dar respuesta a la complejidad del uso de este tipo de sistemas.

Las orientaciones sociales del diseño contemporáneo mencionadas parecen


tener fuertes nexos coincidentes en los ejes de estudio en conflicto: los
desarrollos tecnocientíficos y el modelo sociopolítico postcapitalista. El
proceso de retraimiento del Estado produjo la disminución del
acompañamiento social que éste ejercía hacia los sectores poblacionales

HI | 21
vulnerables o desafiliados (Castel 1995). Con diferentes perfiles políticos y
capacidad de acción, los actores disciplinares se plegaron al esfuerzo de suplir
este retiro del Estado a partir de la acción de la sociedad civil. Durante el
período, las líneas de los diseños sociales mencionadas se retroalimentaron,
ampliando y diversificando sus posicionamientos, inclusive vinculándose unas
a las otras y posicionándose como partes constitutivas de las disciplinas
proyectuales. Sus manifiestos, objetivos y métodos se entrelazan y dialogan
en todo el abanico del hacer disciplinar. Su presencia en la formación
académica también se ha extendido siendo parte de los programas actuales. A
su vez en muchos casos, como hemos mencionado, se han adoptado y son
parte de las estrategias de desarrollo del conglomerado productivo,
estableciendo lineamientos y estrategias para la concepción y producción
artefactual, para la planificación y evaluación urbana y arquitectónica, no sólo
en el ámbito privado sino también en la esfera pública y la sociedad civil.
Parte de este conglomerado de prácticas nucleadas en los diseños sociales se
ha transformado casi en sentido común.

La situación sociopolítica de Latinoamérica contemporánea

El territorio latinoamericano no es ajeno al contexto sociopolítico


contemporáneo. Las políticas socioeconómicas ortodoxas de reacción al
Estado de Bienestar se administran con diferentes niveles de intensidad
también desde mediados de la década de 1970, con una oscura
particularidad: la aplicación de una extrema violencia física y simbólica por
parte de los Estados a partir de la acción de agentes militares en el poder y en
el marco de la interrupción del orden democrático-institucional.

Dentro de América Latina el caso argentino es paradigmático en cuanto al


desarrollo de políticas de corte neoliberal. Los organismos internacionales que
alentaron su aplicación a nivel mundial expusieron durante buena parte de la
década de 1990 (ya con el orden democrático restablecido) el caso argentino
como modelo exitoso de la aplicación de sus políticas. La postcrisis de 2001
también resultó un ejemplo en relación con sus graves consecuencias en
términos socio económicos. Stiglitz señala lo falaz del discurso internacional:
“en la década de 1990 (Latinoamérica) tuvo la mitad del crecimiento

HI | 22
alcanzado en los años sesenta y setenta, las décadas marcadas por las
políticas ‘fallidas’ de sustitución de importaciones.” (2004: 5-6). La receta del
Consenso de Washington no provocaría crecimiento con equidad, y la
redistribución no era simplemente una cuestión de definiciones políticas de
segundo orden, sino que su afectación era inmediata y central (Piketty 2008).

En ese período, Argentina transmutó de una sociedad articulada en el marco


del desarrollo industrial a otra de clara hegemonía financiera (Azpiazu, Schorr
2010: 19). Las profundas modificaciones sociopolíticas producidas por el
cambio de modelo de acumulación del capital con desarrollo de
industrialización por sustitución de importaciones a otro de inserción
financiera (Lindenboin 2008: 28-29) le quitó vigorosamente la atención al
mercado interno y, por lo tanto, al poder adquisitivo del trabajador,
relativizando su importancia en la construcción de valor. La aplicación de
estas políticas generó un profundo deterioro, entre otras consecuencias,
comprobado en el proceso de precarización e informalidad laboral y
desempleo (Altimir y Beccaria 1999, Damill, Frenkel y Maurizio 2002) (19) que
produjo en Argentina el incremento de un 5 % de desocupación y de un5,4 %
(19) La concentración económica, el de sub-ocupación registrados en 1974 a un 21,5% y un 18,6% respectivamente
desplazamiento del estado, la apertura
indiscriminada de la economía, el impacto en 2001 (Neffa 2008: 20). En ese mismo campo acontece una pérdida de
negativo sobre la actividad productiva con
las consecuentes crecientes dificultades de participación de la industria en el PBI que de un 28,3% en 1974 descendió a
la población para obtener una inserción
laboral satisfactoria, la paulatina sólo un 15,3% en 2001 (Aspiazu y Schorr 2010: 30, 90 y 148) (20) con su
precarización de las condiciones de empleo consecuente proceso de primarización de la economía, además de la
remunerado y el efecto negativo sobre la
participación salarial en producto y conformación de oligopolios en las ramas productivas más importantes en
capacidad de compra de ese salario fueron
las características de las décadas finales relación con el PBI (Azpiazu y Schorr, 2010) y de un proceso de
del siglo XX (Lindenboin 2008: 29).
extranjerización del capital.

El fuerte incrementoen en el número de trabajadores marginales o


(20) Cuadros generados en base a fuentes
del INDEC y BCRA con series informales, con trabajos temporales significó un quiebre en la unidad
compensadas (Aspiazu, Schorr 2010).
(homogeneidad) de la clase trabajadora y en los reclamos obreros del período
comprendido entre 1945 y 1970. Estos y otros factores fueron generando un
acentuado retroceso de amplios sectores de la población en las relaciones de
reparto. Combinado con un fuerte retraimiento del Estado de Bienestar se
dificultó de manera creciente el acceso de amplios sectores de la población a
derechos como vivienda, educación, salud y trabajo, situación que alcanzó un
pico de tensión entre fines del siglo XX e inicios del XXI. Las emergencias
devenidas de la crisis social del período proponen, en lo disciplinar, la revisión,

HI | 23
ampliación y redefinición de los componentes sociales de los diseños.

Lo tecnocientífico después de 1970

El desarrollo científico del período posterior a la Segunda Guerra Mundial y


los cambios socio-técnicos en el marco de la información y comunicación
también impactaron fuertemente en el continente americano. El lugar
signado a Latinoamérica en el contexto de una creciente dependencia
tecnológica se rubricará e intensificará en la contemporaneidad. El cambio
sociopolítico de carácter ortodoxo amplió la brecha tecnocientífica entre
nuestro territorio y los países de mayor índice de desarrollo en este campo. Se
refuerza la consideración del rubro como gasto y con carácter no prioritario.
La concepción tecnológica neutral del compendio sociopolítico aplicado en
Latinoamérica redefine la tecnología como un factor externo de la vida
cultural del continente que puede comprarse y utilizarse. La renovación de la
infraestructura productiva sucede en términos cada vez más inclinados a la
adopción o transferencia, con una magra vinculación, en las redes y agentes
inter-institucionales, entre el tejido científico tecnológico y el sistema socio-
productivo. Este panorama, como casi cualquier otro, posee matices o
contradicciones en términos de casos y sectores que no se pliegan a estos
lineamientos generales; entre ellos, y tal vez entre los más importantes en el
marco nacional argentino, encontramos el proceso del compendio
tecnológico de la energía nuclear.

Este contexto, que predomina en el período contemporáneo tiene sus


discordancias: en los primeros momentos de la década de 1970 se verificaban
importantes debates acerca del rol de la tecnología que se visualizan en el
continente. Miradas divergentes, acciones en el campo de la autonomía
tecnológica, son parte del desarrollo latinoamericano de inicios del periodo
(Varsasky 1969, Herrera 1973). Las mismas se retroalimentan de otras
experiencias históricas y también presentes, como las de aquellos países
centroamericanos que, en la búsqueda de independencia tecnológica,
estudiaban dificultades de implementación sumamente concretas. Entre
tanto, se mencionaba la experiencia de América Central: “Fue un disparate
apurarse tanto con la industrialización. Quisimos sustituir todas las

HI | 24
importaciones de golpe por la vía de la fabricación de productos terminados y
no vimos las complicaciones enormes que trae la importación de productos
intermedios” (Ernesto Guevara en O’Donnell 2012: 269). Asimismo, se
polemizaba con la concepción neutral: “en los países en vías de desarrollo, la
tecnología se convierte en un factor exógeno… Cuando se importa tecnologías
se importan modelos culturales —modos de hacer, valores, sistemas de
relaciones humanas, etc.— de cuya creación no participan.” (Herrera 1973:
58-70). Por entonces Argentina se vuelve un actor central en ese debate. La
Fundación Bariloche (21) y los textos acerca de “estilos de desarrollo”
(21) La fundación, cuya tarea se inició en acompañan, entre otros, la construcción acerca de la necesidad de una
1963, fue un muy importante organismo
de investigación científica en el marco de autonomía tecnológica y ponen un fuerte acento en la mirada socio política
las ciencias naturales y sociales. Llegó a
contener la tarea de más de 200 alternativa por la generación de estrategias de desarrollo no imitativas de los
investigadores y becarios. Con el gobierno
procesos de países llamados desarrollados. La profundidad de su acción
militar de 1976 el reconocimiento y
sostenimiento económico estatal se aporta, entre otras cosas, el “Modelo Mundial Latinoamericano” (1972-1975),
modificó a persecución y control de la
producción. intentado generar una mirada alternativa al desarrollo propuesto por los
modelos economicistas, incluyendo esferas sociales subjetivas en los procesos
y también las iniciativas para llegar a esa transformación (Aguilar 2016: 128).

Dentro de tal construcción, en conjunto con el posicionamiento del


movimiento moderno, se desarrolla una fuerte crítica a la matriz de consumo
que llega al discurso político del período: “La modificación de las estructuras
sociales y productivas en el mundo implica que el lucro y el despilfarro no
pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna. En otras palabras,
necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y
desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo, den prioridad a la satisfacción
de las necesidades esenciales del ser humano, racionar el consumo de
recursos naturales, disminución al mínimo posible de la contaminación
ambiental.” (22)

(22) PERÓN, Juan Domingo. 1973.


“Mensaje ambiental a los pueblos y Con la interrupción del orden democrático en 1976 estas corrientes de
gobiernos del mundo” (Madrid, 21 de
pensamiento y su porosidad con la gestión estatal van perdiendo espacio
febrero), cit. en Coviello, Pryluka 2016:
119. sociopolítico en Argentina y también el continente, posicionando como
discurso oficial la concepción neutral, con una cuasi irrestricta apertura
técnica y una consecuente disminución de la masa crítica de científicos y
tecnólogos y, por ende, un retraimiento en la capacidad local de generación
de conocimientos socio-productivo. Contexto y lugar que el continente aún
hoy continúa discutiendo, aunque cada vez con menor capacidad de elección.

HI | 25
La revisión latinoamericana de lo social en los diseños bajo las perspectivas
sociopolítica y tecnológica contemporáneas

Como referimos en términos generales en el apartado anterior, el


comportamiento disciplinar contemporáneo reacciona sobre el nuevo
contexto sociopolítico mundial en clave de las particularidades del territorio.
También mencionamos que se inicia un período en el que se verifican nuevos
contrastes. Se observa un marcado incremento de la atención hacia los
diseños desde las dinámicas de consumo y los mercados. También se inaugura
una etapa con bases conceptuales alejadas de la mirada mercantilizada con
fuerte atención hacia actores excluidos de los programas tradicionales de
acción proyectual como señala, por ejemplo, el interés por las capacidades
diferentes. El contexto social latinoamericano acompaña esas tensiones
disciplinares de origen internacional imprimiendo —o no— un acervo local. Se
retoman los discursos construidos y en construcción, y se generan praxis en
ese sentido. Ejemplo de la atención hacia sectores poblacionales excluidos de
los programas de diseño son las acciones de algunas instituciones como, por
ejemplo, el Centro de Investigación Barreras Arquitectónicas, Urbanísticas y
en el Transporte (CIBAUT) que se crea en 1980 en el marco de la UBA (23) y,
con anterioridad, el CIDI (1963), en algunos de cuyos programas para la
(23) “Las actividades y trayectoria del
década de 1980, se verifica su preocupación por las temáticas de accesibilidad
CIBAUT, iniciadas por la arquitecta Clotilde
Amengual en 1980, con sede en la que también el clima de época componía.
Secretaría de Investigación y Desarrollo de
la FADU-UBA, se centraron en el desarrollo
de proyectos de investigación, la formación
académica de grado y posgrado y las
Por entonces se intensifica el interés en torno a la acción mercantil de las
presentaciones en ámbitos científicos y disciplinas proyectuales que, dadas las características del tejido productivo
académicos, extendiéndose para
asesoramientos y servicios de asistencia territorial, se desarrolla en forma heterogénea a partir del esfuerzo de
técnica a organismos, instituciones, ONGs y
la comunidad”. http://www.cibaut.org/ sectores específicos y actores disciplinares que hacen punta en la inserción.

La estructura institucionalizada de la disciplina en el proceso de adopción de


las bases de los diseños —en particular, la del diseño industrial— en términos
de importación de componentes tecnológicos, reproducen el enfoque
distorsivo de algunas de sus estamentos fundamentales. Como menciona
Bernatene (2016), se pusieron “la ética y la honestidad como valor del lado

HI | 26
de las formas, las funciones y las metodologías y no de la finalidad política y
social de los proyectos y la distribución de las riquezas”. Sus consecuencias
en torno al hacer disciplinar se alinean con el marco contextual que orienta
la sociopolítica aplicada al territorio.

Quizás en forma tardía, con casi tres décadas perdidas (Bernatene 2016) se
comienza a gestar en este territorio un conjunto de acciones disonantes que
fueron tomando cuerpo con el devenir del siglo XXI. Se trata de referencias a
los diseños sociales que comenzaron a conformarse a través de acciones
proyectuales tendientes a la recuperación y/o reconstrucción de derechos
vulnerados en el campo de la vivienda, del trabajo, de la salud, de la
educación yde la participación en las decisiones de la política. Inclusive en
tiempos más avanzados del período y en el marco del acompañamiento del
contexto político, no sólo se trató de la recuperación de los derechos sino
también de su ampliación. Conceptos como economía social y solidaria,
comercio justo, redes asociativas, trueque, comercializadoras sociales,
cadenas de valor del mercado artesanal, filiación y tecnologías sociales fueron
reconstruyendo la esfera reflexiva y el hacer proyectual en el reencuentro de
las prácticas sociales disciplinares con la problemática específica de la
sociedad de pertenencia. Estas referencias no son exclusivas de las latitudes
sureñas mientras, en cambio, sí lo es la singularidad con la que se trata el
tema y los aportes que estos territorios brindan a lo disciplinar en su
componente social (24).
(24) Si bien éstos no son exclusivos de los
países latinoamericanos, el conjunto sí
propone cierta singularidad. Ejemplos de A diferencia del proceso de desarrollo y diversificación disciplinar moderno
este mismo proceso los tenemos en Europa
con Gérad Paris Clavel y Pierre Bernard, delineado en el contexto occidental europeo y estadounidense, en este
trabajando de manera conjunta en Grapus
período histórico Latinoamérica acompaña y aporta, colaborando en forma
o separadamente en Ne pas plier. Su
enfoque social inclusivo refiriere a temas teórico-práctica, el desarrollo disciplinar, en particular en lo que atañe al
como antirracismo, desocupación, etc.
componente social de los diseños, tanto con sus adaptaciones locales como
por la conformación de puntos de vista singulares devenidos de las
particularidades del contexto socio-político de la región en el periodo. Sus
acciones son difundidas y estudiadas, sus intentos de sistematización, aún en
proceso, son observados y discutidos. El continente comienza a sumar en sus
debates construcciones propias y a proponer críticas sobre las matrices
formativas y sus prácticas en torno a su pertinencia en la acción territorial.
Esta particularidad que se produce en el componente social de la disciplina no
se circunscribe sólo a él. Si bien excede el contexto de este escrito, podemos

HI | 27
apuntar que, con matices, las prácticas en el marco privado/empresarial
también demarcan una mirada crítica al modelo externo del modo proyectual,
proponiendo revisiones en torno a las características y dinámicas del tejido
local productivo y de servicios.

Estas revisiones se dan en paralelo al proceso de resignificación de los marcos


teóricos ligados a lo tecnológico y lo social a partir de la conformación de la
línea de pensamiento socio-técnico (Latour 1989, Callon 1992, Pinch y Bijker
1987) y los aportes en clave latinoamericana a partir de los Sistemas
Tecnológicos Sociales (Dagnino, 1996, Thomas y Fresoli 2009, Picabea 2017).
Es importante aclarar que no intentamos sostener que exista una relación
directa entre estos acontecimientos, pero sí encontramos pertinente este
marco teórico en torno a la acción de las disciplinas proyectuales.

En la actualidad, el corpus de prácticas proyectuales en torno al diseño social


en la Argentina y en varios países de la región posee un trayecto que se
extiende por casi dos décadas. Es muy extensa la casuística en este sentido.
Sus áreas de acción se constituyen inicialmente en el marco de
posicionamientos de grupos de trabajo y su adhesión más o menos cercana a
ciertos marcos analíticos, o la acción en los intersticios de algunos de ellos,
intentando vincularlos a partir de la necesidad del contexto específico. Bajo
(25) Este se realizó en el marco del
proyecto UBACyT PA 022 de la las categorías de diseño para el desarrollo, diseño inclusivo, accesibilidad,
Programación Científica 1999-2000,
dirigido por la DI Beatriz Galán.
diseño y cadenas de valor, diseño sostenible y eco-diseño, diseño participativo,
diseño y hábitat popular, entre otras, se congregan líneas de acción y reflexión
proyectual diversas tendientes a pensar la disciplina desde su vertiente social.
(26) Ellos son: (1) producciones de índole No es intensión de este artículo explicar o definir cada una de ellas; en todo
propagandística para la generación de
conciencia social (política, social, cultural, caso, sí hacer mención de algunos esfuerzos en este sentido. Las categorías se
de salud o cuidado ambiental); (2) encuentran en construcción, con diversos grados de maduración. Igualmente
producciones tendientes a incluir grupos
separados de la sociedad por motivos no es posible vislumbrar la amplitud y diversidad de la temática junto con su
económicos; (3) intervenciones de diseño
destinadas a brindar un servicio profesional singularidad en el contexto global. Se han efectuado intentos clasificatorios
a quienes no pueden acceder a él; (4)
orientación de desarrollos productivos diversos a lo largo de este periodo, cuyo antecedente iniciático es el
incipientes (en movimientos sociales, en
repositorio de experiencias de transferencia del año 1999. (25)
pequeñas comunidades); (5) construcción
de identidades/conocimiento integral del
territorio como modos de legitimar el saber
colectivo; (6) intervenciones de diseño a Entre algunos referentes de esta vertiente proyectual se cuenta María
nivel estatal orientadas a un desarrollo
económico y humano con vistas a una Ledesma que, a partir de su trabajo de mapeos, ha desarrollado un intento de
mayor calidad de vida y un estado de distribución de las acciones en seis tipos (26). Lucas Giono (2013) verifica tres
bienestar social.
ejes posibles a los que denomina abordajes abarcador, inclusivo y

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posicionado. Otros autores desarrollan clasificaciones duales como, por
ejemplo, el modelo de diseño de mercado vs los modelos de diseño de
productos orientado a las necesidades sociales (Margolin, Margolin 2012:
162) (27). En los inicios del nuevo milenio, Galán (2011) enunciaba su

(27) En comparación con el "modelo caracterización del diseño para el desarrollo y la emergencia de un enfoque
orientado al mercado", ha habido poca
disciplinar sobre la gestión como superación de una objetística.
teorización sobre un modelo de diseño de
producto orientado a las necesidades
sociales.
A partir de una mirada sociotécnica, otros actores como Bernatene y Canale y
otros (2010) trabajan el componente social en vinculación con el diseño
sostenible. En el marco del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, Biagetti
(2006) y Melaragno (2011) aportan una mirada ampliada hacia lo contextual a
partir de la conjunción con el enfoque de cadena de valor en su vertiente
regional y la demarcación de los factores que afectan a los actores
productivos en términos de poder. En torno a la dinámica mundial del
mercado del microcrédito, desde el Instituto de Investigación y Desarrollo
. Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar del INTA Garbarini (2011)
plantea su vinculación con lo proyectual y el trabajo con pequeñas unidades
productivas. Desde el INTA, Justianovich (2015) aporta una mirada disciplinar
para el desarrollo y la gestión de tecnología en los sectores rurales más
postergados. A partir de equipos en el CONICET y de distintas cátedras
universitarias como las de Louzeau y Galán, se desarrollan proyectos en
diversas áreas de la producción comunitaria. Proponen una mirada hacia el
tejido productivo local que demarca la vacancia de medios de producción
especializados de baja escala. Desde las áreas urbanística y arquitectónica con
su mirada puesta en los sectores sociales, enfoques sobre la (re)-urbanización
como los de Fernandez Castro (2010) y Jauregui (2008) proponen enfoques
proyectuales que se vinculan con el derecho a la vivienda y la justicia espacial.

En este mismo marco, el diseño participativo toma forma, por ejemplo, en la


construcción y el fortalecimiento de estructuras organizacionales (mesas de
urbanización) para la toma de decisiones territoriales en proyectos de re-
urbanización. Éstas constituyen en la actualidad un espacio de participación
que incluso resignifica el concepto de participación en el marco de una
construcción política basada en el reclamo de derechos básicos. En la década
de 1990, la gestión estatal brasileña —a través del SEBRAE —servicio brasilero
de apoyo para micro y pequeñas empresas—, el PDB —programa brasilero de
diseño—y otros organismos vinculados a la mejora de la producción artesanal

HI | 29
y su vinculación con áreas proyectuales— aportó un ejemplo de gestión para
la inserción de producciones excluidas en el mercado de productos e inclusive
para la generación de nuevos mercados específicos. Colombia, con una
mirada territorial singular devenida de los conflictos bélicos internos
específicos, también ha efectuados sus aportes en línea a la perspectiva
brasileña. Sin pretender exhaustividad en el análisis de los formatos
clasificatorios ni en los marcos constituidos, mencionamos algunos actores y
procesos como intento de ilustrar la tensión contemporánea en lo que atañe
al componente social delos diseños, su intento de definición y el desarrollo
específico en relación con Argentina y Latinoamérica.

El proceso construido por casi dos décadas, entonces, no es menor. En el


devenir histórico, es iniciático para estas latitudes hacer aportes en el
contexto mundial a la definición del campo disciplinar. La profundidad de los
hallazgos latinoamericanos remite a la posibilidad de generar
redimensionamientos de la disciplina y de lograr su singularización a partir de
la problemática territorial específica.

Otro aspecto contemporáneo del fortalecimiento delos diseños sociales lo


constituyen las muestras de su institucionalización. Si bien aún incipientes, se
avizoran aperturas en los programas de las carreras de grado de los diseños
en el área formativa. Son aún más nítidas en postgrados y maestrías acerca de
la temática cuya oferta en tal marco se ha ampliado fuertemente, en especial
en esta última década, así como se perciben más claramente en las áreas de
investigación académicas, donde es posible atestiguar intensas y amplias
acciones de extensión y transferencia.

En nuestra esfera estatal, en particular en la gestión ministerial, también han


surgido recientemente programas específicos que estudian la temática y
proponen acciones concretas: entre otros, el Programa de Diseño Asociativo
(PAD) y PROCODAS dentro del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación
Productiva (MINCyT), el Programa de Sistemas productivos Locales (SPL) del
Ministerio de Producción de la Nación y Marca Colectiva bajo el Ministerio de
Desarrollo Social. Instituciones específicas de la disciplina, como el Centro
Metropolitano de Diseño de la Ciudad de Buenos Aires y el Centro de Diseño
del INTI, también han generado líneas de trabajo ligadas al diseño social.
Asimismo, se han realizado acciones específicas en términos de convenios que

HI | 30
también establecen antecedentes locales en este proceso, como es el caso de
FADU/MDS. En el contexto del urbanismo, se ha producido legislación
específica: es paradigmático el caso de las leyes de urbanización de las villas
20, 31 y Rodrigo Bueno de la Ciudad de Buenos Aires impulsadas por el
trabajo proyectual y territorial en conjunto.

Las acciones enumeradas permiten verificar la trascendencia y penetración


del componente social en nuestra área disciplinar. Los diseños sociales en
Argentina y América Latina han constituido roles, prácticas y campo de acción.
No es nuevo el uso del término; sí su modo singular de interpretarlo. Si el
diseño moderno nace en el trayecto que va desde la unión del arte y la técnica
hasta la utilidad y la síntesis formal, entendemos que el diseño
latinoamericano contemporáneo, a partir de su componente inclusiva, busca
propiciar una congruencia entre lo tecnológico, lo económico, lo social y lo
ambiental a partir de un enfoque orientado a la recuperación y generación de
derechos.

HI | 31
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