Contexto Diseno PDF
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el binomio invisible
Ricardo López-León
(Coordinador)
CONTEXTO Y DISEÑO
EL BINOMIO INVISIBLE
CONTEXTO Y DISEÑO
EL BINOMIO INVISIBLE
Ricardo López-León
(Coordinador)
CONTEXTOY DISEÑO
El binomio invisible
Primera edición 2018 (version electrónica)
ISBN 978-607-8652-35-8
tecnología, los lenguajes y el sentido. El tercer capítulo toca el rol del contex-
to en la generación del conocimiento y la importancia de esta actividad en la
educación del diseño. En el cuarto capítulo se retoma el aspecto educativo
aterrizando en el mismo a prácticas particulares del diseño. El quinto reflexio-
na sobre las repercusiones del contexto en estéticas particulares. Y el sexto y
séptimo capítulo presentan resultados tangibles de la vinculación entre con-
texto y diseño. Finalmente, el libro cierra con dos capítulos que abren la pers-
pectiva de contexto y diseño, promoviendo discusiones que parecen duales
y, a la vez, complementarias, desde reflexionar sobre el diseño de la sociedad
hasta el cuerpo como contexto.
Quedan pues, en manos del lector, los frutos de un esfuerzo conjunto
por dar visibilidad a aquello que pasa desapercibido, siempre con el objetivo
de optimizar las prácticas del diseño y su discusión dentro y fuera de las aulas.
El recorrido por los capítulos también está diseñado para que el lector parta de
un punto particular y luego, a manera de espiral, se vaya abriendo, pasando
por distintos discursos, distintas perspectivas hasta quedar en campo abierto
y pueda así colaborar en construir su punto de vista desde su propio contexto.
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UN PENSAMIENTO ORIGINAL PARA
LA INTERPELACIÓN DEL CONTEXTO
Y PRÁCTICAS DEL DISEÑO
Claudia Mosqueda Gómez
Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Lerma
[…] ser insólito: radicado y erradicado,
céntrico y excéntrico,
inmerso en un mundo
y destinado a hacerlo.
En esta coyuntura le va su ser…
Sáez Rueda
El propósito de este trabajo es ofrecer una propuesta teórica que aporte ele-
mentos conceptuales para ayudar a comprender el modo en que el diseño y
el contexto sociocultural se interpelan.1 Aquí se trata de pensar esta relación
integración de la interpelación podrían estar dados por la relación que las fuerzas sociales que
se ponen en confrontación mantienen para hacer emerger una singularidad.
Por supuesto que en la interpelación existen formas de afectar un objeto a otro, pero no de
manera unidireccional, sino que esto se vuelve propositivo porque de esa modificación en la
lógica tiene que haber un despliegue de algo nuevo y distinto a lo que se ha afectado.
La interpelación misma busca, por su parte, ubicar las condiciones, prácticas, procesos o
contextos en una relación que los haga hablar, que los vuelva acontecimiento con la inten-
ción de responder a problemas epistemológicos que si bien pueden ser sociales, se puedan
ubicar en cualquier otro saber (antropología, psicología, historia, arte, por citar algunos). No
hay que olvidar que lo que se intenta es construir la interpelación como concepto móvil y
dinámico, equivalente a lo que Mike Bal definió como conceptos viajeros, o bien recordar a
Gilles Deleuze, quien pensaba en los conceptos como imágenes de pensamiento.
La interpelación existe como un desocultamiento y es sólo en el entrecruzamiento de todas
las categorías de análisis que la singularidad de su existencia se hace presente, se manifiesta
como desvelamiento de una nueva singularidad.
Quienes intervienen en la relación son capaces de reflexionar y exponer lo que hacen y no
hacen y actuar por sí mismos en consecuencia de esa conciencia adquirida. La interpelación
relaciona y pregunta entre sí para hacer converger respuestas con un sentido nuevo. Efec-
tivamente, importa que se contengan, que sean alteros, pero importa más que se autotras-
ciendan por medio de la confrontación del pensamiento.
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Un pensamiento original para la interpelación del contexto y prácticas del diseño
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diseño y sus contextos. Se trata de una mirada teórica intersticial que vincula
el pensamiento de diferentes saberes teóricos, que busca aquellos recovecos
y hendiduras en donde se hallan los conceptos que dan la posibilidad de esta-
blecer relaciones complejas de pensamiento del diseño.
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Las prácticas del diseño se interpelan por una serie de procesos sociales, cul-
turales, económicos, tecnológicos y artísticos que forman parte de la orga-
nización, sistematización y formalización del acto de diseñar. Las prácticas
profesionales del diseño asisten a una simultaneidad de eventos y condiciones
que reflejan la emergencia de un saber objetivado, integrado y sintetizado en
interpelaciones con el contexto social y cultural.
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Los modos por los que la práctica del diseño entra en relación consigo
misma para auto-constituirse, refieren a “los sistemas por los cuales se sepa-
ra, se opone, se entronca, se reagrupa, se clasifica, se hacen derivar unas de
otras” (Foucault, 2003: 68). Estos sistemas son los que dan singularidad a la
práctica profesional porque dependiendo de la forma en que se distancien,
acerquen, dialoguen, en fin, interpelen, es donde emerge lo nuevo, lo singular,
en donde se fincan las bases para irrumpirse a sí misma y permanecer en cons-
tate diálogo con su presente.
El centro de la experiencia vivida de las prácticas del diseño está en el
presente porque es donde se actualizan sus saberes. Un presente que nun-
ca termina, sino que se vuelve eternidad, porque existe una oscilación entre
pasado y futuro, esto es lo que permitiría mantener vivas las prácticas. El
presente no es una sucesión de presentes, sino el devenir de los saberes y
discursos que constituyen la práctica y que habitan en él como un instante
eterno.
Cuando Foucault (2003) dice que los discursos generan objetos, es cier-
to que al interior de estas capas discursivas hay evidencias o quizá vestigios ar-
queológicos de objetos que registran las condiciones y singularidades de una
determinada capa epistémica; sin embargo, hay que añadir que estos objetos
que se ven como reveladores de la práctica en realidad son el resultado de
todo un discurso, no se trata del objeto per se, sino de un objeto interconecta-
do en una multiplicidad de circunstancias y condiciones. Los objetos no gene-
ran discursos porque éstos son el resultado, y quizá la memoria arqueológica,
de una serie de discursos.
El ordenamiento y especificación taxonómica de estas prácticas están
dados porque los objetos que constituyen los discursos son una forma de mul-
tiplicación, ordenamiento y derivación de géneros o especies derivadas de la
propia práctica discursiva.
En estos términos, las prácticas profesionales del diseño son los modos
de aplicación del saber, son una forma de especialización profesional que se
deriva de aquellos espacios comunes en los que los sujetos diseñan lenguajes
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La tercera capa está vinculada con ver la perspectiva del diseñador con base
en su individualidad y su mirada del mundo. Es una relación entre su ser crea-
dor y las dos capas anteriores. El ser diseñador refiere al sujeto habitante del
mundo (contexto). Trías (2004) dice que en esta categoría el sujeto fronterizo
o sujeto del límite ha de ser para sí mismo a lo largo de toda existencia. Ser
para sí mismo es una tarea para toda la vida. Ésta es la categoría en que el
sujeto diseñador despliega su andar como autor, creador o productor: como
ser creador.
Esta categoría consiste en elevar al sujeto-diseñador, porque habita-
ba en él y se reconfigura en él. De esta manera hay que empezar a com-
prender que la vida productiva y regeneradora es el espacio en que el sujeto
siempre reflexiona sobre sí mismo, desde sí mismo y desde sí con las otras
categorías.
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Discusión final
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Referencias
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EL DISEÑO EN LOS ESCENARIOS
DE LAS HUMANIDADES DIGITALES:
TRES REGISTROS PSÍQUICOS
SOBRE TECNOLOGÍA,
LENGUAJES Y SENTIDO
Blanca Estela López Pérez
Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Azcapotzalco
Ease of learning isn’t the primary force in language evolution.
For the heptapods, writing and speech may play such different cultural or
cognitive roles that using separate languages makes more sense
than using different forms of the same one.
Ted Chiang, Story of Your Life
traducir no serían códigos gráficos sino formas de pensamiento que han dado
lugar a los diferentes lenguajes de las ciencias humanas.
En vista de lo anterior, la demanda para el diseño será la de incremen-
tar su complejidad, no sólo en el uso de habilidades técnicas, sino también para
la comprensión de diferentes discursos epistemológicos y la construcción de
puentes comunicacionales entre estas distintas esferas. Esto puede parecer un
proceso que se escapa a las posibilidades del campo de una profesión, pero si
se rescatan algunos elementos filosóficos, se podrá observar que este tipo de
movimiento ya ha sido descrito por autores como Emmanuel Kant y Friedrich
Hegel; puesto en términos biológicos y psicoanalíticos por Sigmund Freud; en
términos de creatividad y cultura por su discípulo Otto Rank, así como por Rollo
May desde la psicología, por nombrar algunos autores que han descrito estos
movimientos del “espíritu” en sus obras. En consecuencia, a pesar de la comple-
jidad implicada, es posible que los diseños adquieran un perfil que les permita
ser el aglutinante de lenguajes en los escenarios emergentes de las humanida-
des digitales; es evidente que no es un proceso de construcción sencillo porque
implica mover a los diseños de sus campos de acción conocidos para involucrar-
los en procesos de mayor abstracción que, en apariencia, lo distancian de la pro-
ducción de artefactos y otras formas simbólicas a las que están acostumbrados.
El presente texto persigue ampliar la lectura de los campos que consti-
tuyen, en nuestra universidad, las disciplinas de los diseños. Para lograr esto es
necesaria también una ampliación de la manera en que el diseño es pensado
y definido, de tal suerte que contemple la inclusión de procesos que, por un
lado, trascienden la producción de imágenes, artefactos y espacios, pero que
por otro apuntan a la dimensión más simbólica de los registros de la condi-
ción humana psíquica. La primera sección tiene el objetivo de explicar cómo se
constituyen los circuitos neuronales que permiten las funciones superiores del
aparato nervioso, a saber: discernir, pensar, recordar y juzgar; estas funciones
superiores, al articularse a través del lenguaje que nos viene de otros sujetos,
permiten la construcción de sistemas discursivos cuyas funciones tienen eco
en las mecánicas de vinculación social. En consecuencia, se hará uso también
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cosa del mundo según Kant (2011: 84-85) lo que provoca irritación al sistema;
cada neurona ha de compartir la carga energética con otras neuronas de tal
suerte que se evite el daño que la irritación pueda ocasionar al sistema. Si hay
sobrecarga y ésta no puede conducirse a otra neurona, la irritación será tal
que provocará dolor intenso y para cancelarlo la neurona se verá obligada a
construir una conexión nueva con otra neurona a la cual pueda pasar algo de
la carga; una vez hecha la construcción y distribuida la carga de energía, se
cancela el dolor causado por el estímulo.
1 Las neuronas w y Y son células con diferentes niveles de conductividad; las primeras normal-
mente son llenadas con la energía provenientes de las segundas. Ambas operan procesos
que permiten la aparición de procesos subjetivos conocidos como conciencia.
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que los fenómenos existen en nosotros y no por sí mismos (p. 82); sólo pode-
mos acceder al mundo a través de nuestras representaciones, a pesar de los
golpes sensoriales que el aparato psíquico recibe. El tercer momento implica
una segunda traducción, que Kant describe como la posibilidad de generar re-
presentaciones cuyo origen no es el golpe de la cosa del mundo sino un trabajo
de elaboración sobre las representaciones que ya se poseen (p. 96); es decir,
la construcción de diferentes maneras de pensar una representación, o bien, la
posibilidad de generar nuevos sentidos o lecturas para la misma. Entonces
“La lógica trascendental” implicará algo muy cercano al pensar judicativo.
Este tipo de momentos (uno sensorial y dos traducciones) también
puede encontrarse en autores como Friedrich Hegel en su Fenomenología del
espíritu (2009: 179-194), en Arthur Schopenhauer con El mundo como voluntad
y representación (2010: 140) y en Friedrich Nietzsche El origen de la tragedia
(2007). Estos textos serían lecturas necesarias para adentrarnos en lo que si-
gue y poder dar cuenta de la manera en que un autor posterior propuso que
estos tres momentos pueden ser organizados. Para Jacques Lacan, indepen-
dientemente del momento de construcción de su obra y el peso que otorgaba
a cada momento, el aparato psíquico habría tenido tres registros: real, imagi-
nario y simbólico. De manera muy acotada se expondrán los procesos que son
operados en cada uno de los registros.
El registro psíquico de lo real (no de la realidad) comprende, en princi-
pio, la dimensión orgánica con que nacemos, ni siquiera es posible llamarla to-
davía un cuerpo; el cuerpo es una construcción secundaria al organismo (Soler
en Gorali, 1993: 94-95). Sin embargo, lo que sí posee es un sistema nervioso
que será inscrito por los estímulos del mundo a través del dolor y la satisfac-
ción, como ya se ha explicado. Dice el psiquiatra Gérard Pommier que para
existir será necesario expulsar el exceso de goce2 del cuerpo (2004: 17); al lo-
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y permite el desplazamiento del significado. Este registro fue llamado por Lacan
orden simbólico y comparte con la propuesta de Kant la posibilidad de generar
múltiples lecturas para las representaciones construidas en el registro imagi-
nario a partir de lo traducido del real.
Es necesario tener en cuenta que los registros no se sustituyen uno a
otro; es decir, a pesar de que el aparato psíquico pueda acceder al simbólico,
el real e imaginario no desaparecen. Tampoco se trata de registros cuya acti-
vidad es simétrica e igual en todas las situaciones; en ciertas circunstancias el
yo permitirá mayor inhibición que en otras provocando una mejor operación
del simbólico; en otras, el simbólico puede verse fallido dando lugar al real
como espacio de manifestación de lo no amarrado a representación e, incluso,
provocando daños al organismo. De esta manera, habría que señalar también
una cuarta propiedad del aparato: la manera en que estos registros han sido
anudados. El funcionamiento de este sistema psíquico, si bien es gestado de
manera individual, el perfil de los grupos sociales no será más que consecuen-
cia de la presencia de muchos aparatos individuales y las formas que éstos han
desarrollado para vincularse unos con otros.
En consecuencia, no resulta extraño que los aparatos filosóficos que no
circunscriben lo humano a la razón o a la conciencia, den cuenta del ser y su estar
con otros seres y el mundo mediante construcciones o modelos que describen
operaciones similares a las propuestas por el psicoanálisis (un detonante sen-
sorial y dos traducciones). Tales son los casos, además de los ya mencionados,
de los filósofos como Luis Althusser, Jean Paul Sartre, Maurice Merlau-Ponty,
Michel Foucault, Jean Baudrillard, Judith Butler, Hannah Arendt, Slavoj Zïzek,
entre otros, así como los antropólogos y lingüistas Bronislaw Malinowski, Clau-
de Lévi-Strauss, René Girard, Louis Hjelmslev, Emile Benveniste, por nombrar
algunos (Arrivé, 2001: 145). Al tratarse de un fenómeno humano que conlleva el
vínculo con el otro a través del lenguaje, hemos de considerar que los diseños al
ser una producción cultural de sentido no son ajenos a estas construcciones teó-
ricas y, mucho menos, permanecen al margen. Los diseños son manifestaciones
de estas formas de movimiento del aparato psíquico.
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Las humanidades o ciencias humanas se han encargado del estudio del len-
guaje y la cultura desde el siglo xvi. Desde la invención de la palabra escrita,
los soportes de las formas de pensamiento humanas han sido varios y con dis-
tintas características deviniendo de diferentes formas de producción, almace-
namiento y alcances de difusión. En consecuencia, los soportes digitales no
quedan exentos de ser trabajados desde las humanidades y de ofrecer, como
lo han hecho otros soportes y medios, campos con nuevos fenómenos de es-
tudio. Cabe aclarar que no se trata de considerar a los medios digitales como
el factor que detona cambios sustanciales y de fondo en el sujeto en tanto
ser del lenguaje y menos que la especie evoluciona a partir de las pantallas
táctiles; se trata de rescatar las implicaciones de los lenguajes máquina como
forma de pensamiento y posibilidad de construcción de sentido, donde una de
sus manifestaciones es la imagen gráfica.
Para el autor Stephen Ramsay, las humanidades digitales son el re-
sultado de rivalidades epistemológicas, rupturas paradigmáticas así como
de convergencias sociales. Para él, el trabajo del cura jesuita Roberto Busa
en los años 40 del siglo xx resultará central, ya que identifica, a través de
procesos de creación mediante máquinas, posibilidades de traducción y aná-
lisis de textos así como su reestructuración y corrección (Ramsay, 2008). En
este sentido, el autor ofrece un método de análisis de textos cuantitativo
que ha sido utilizado, sobre todo, para análisis comparativos de texto; sin
embargo, deja fuera elementos intangibles como los sentidos culturales de
las palabras o las intenciones de los escritores. Cabe rescatar que la compu-
tadora de 1940 con su capacidad de procesamiento de palabras así como
su funcionamiento generado a partir de un lenguaje, constituye un núcleo
importante para las humanidades digitales, a pesar de sus limitaciones en
aspectos cualitativos del lenguaje.
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(2013: 10), es decir, que a partir del sentido que las palabras tengan para el
escucha, él será capaz de dar una imagen a ese sentido. Esa imagen visualiza-
da (imagen mental o cognitiva) se nutre de las fuerzas inconscientes, al igual
que la palabra que fue emitida; pero para su manifestación en la dimensión
tangible requiere, al igual que el escrito, herramientas para su producción y
soportes para su almacenamiento. Si bien palabras escritas e imágenes gráfi-
cas son producto de la presencia de herramientas, en tanto producciones del
aparato psíquico, habla y visualización, ambas no sólo son tecnologías del len-
guaje (palabra e imagen se estructuran a través del lenguaje) sino resultados
de formas de pensamiento operantes.
Estas formas de pensamiento se manifiestan en las producciones media-
das por herramientas y, en muchos casos, sólo se transmiten de un soporte a otro
sin alterar el esquema de pensamiento, como ocurrió con la imprenta y las pri-
meras computadoras. Sin embargo, recordemos que la cosa del mundo golpea
el aparato psíquico y, en consecuencia, la vivencia de otras formas de estímulos
puede alterar las traducciones del sistema; entonces, el texto que presenta
al lector operaciones diferentes, le obliga a modificar la manera en que realiza
su lectura. Como corolario se sigue que es posible que el pensamiento como for-
ma de construcción de investiduras para representaciones sea alterado y “apren-
da” otras formas de vinculación, a partir de su exposición a “golpes” distintos.
Ante las posibilidades que los soportes digitales ofrecen, se abren
campos fértiles para el desarrollo de nuevos lenguajes siempre que ofrezcan
algo que los medios anteriores no contemplaron u ofrecieron sólo de manera
parcial. Cabe mencionar que el solo hecho de hacer uso de una herramien-
ta informática no necesariamente implica una modificación de pensamiento;
ejemplo de esto son los procesadores de texto cuya función sustancial es la de
ser una herramienta de escritura como lo fue la máquina de escribir. Si bien es
cierto que facilita en mucho la labor de mecanografía y dar formato al texto,
no se trata de operaciones que aparecieran con los equipos de cómputo. En
este sentido, la operación del lenguaje se reitera sin demandar ninguna elabo-
ración; sin embargo, si ese texto es formado y convertido en un pdf al que es
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posible añadir audio y video, el soporte del texto sobre la página comienza a
ofrecer algo distinto, aunque es evidente que dichos atributos recién adquiri-
dos no se conservan si el archivo se manda a impresión.
El acto de leer un texto implica mucho más que la decodificación de ca-
racteres uno tras otro. Para Frank Smith, leer será un acto que sólo de manera
incidental se relaciona con lo visual, y lo más significativo del acto es la cons-
trucción de conexiones entre el conocimiento y la intención que los lectores
poseen al acercarse a un texto (Smith, 2012: 73-75). Entonces, se observa que
el fenómeno de lectura no deviene de manera lineal, al menos en la dimen-
sión del acceso al sentido profundo del texto; de esta manera, el fenómeno si
bien involucra los datos contenidos en los signos impresos, no es hasta que se
elabora una conexión significativa que el texto4 emerge no sólo como infor-
mación sino como posibilidad de sentido e intención. En consecuencia, el solo
hecho de poner sobre un soporte digital elementos gráficos, acústicos, ani-
mados, etc., no implica que exista un lenguaje que los cohesione y que pueda
permitir su lectura a otros usuarios.
Si un lenguaje implica más que la sumatoria de las palabras que lo
componen, entonces la existencia de varios lenguajes demandará la cons-
trucción de nuevas posibilidades de conexión y síntesis entre sus significan-
tes, además de la identificación de operaciones propias o exclusivas de cada
uno de esos lenguajes.
4 Texto entendido como un efecto fenoménico que describe cierto tipo particular de interac-
ción entre un lector y la manera en que este sujeto articula los datos a los que es expuesto
para integrarlos y darles un sentido. Texto no es la concatenación de letras para formar pala-
bras, al menos en el presente caso.
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das direcciones y que incorpora por igual conexiones con mucha rique-
za así como entrecruzamientos con otras retículas (Hayles, 2012: 33).
5 Será necesario aclarar que tecnología no es lo mismo que herramientas, aunque las incluye.
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Diseño
Humanidades Tecnología
Simbólico Diseño
Humanidades Tecnología
Imaginario Lineal
Diseño
Artes Ciencias
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Simbólico
Imaginario (y0) S1 S2 S3 S4 Sn
Real
(sensaciones y vivencias)
Esquema 2. Elaborado por la autora.
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seños han de superar algunas de las directrices que los han articulado hasta el
momento, como es el caso de la separación dualista entre teoría y práctica,
que mejor podría concebirse como una banda de Moebius en la cual no es po-
sible hacer una distinción tan tajante entre una dimensión y otra. Más todavía,
la formación de un diseñador demandaría la adquisición de conocimientos en
campos que enfrentan una reducción significativa dentro del sistema educa-
tivo mexicano, como son historia, filosofía, literatura y artes. En este sentido,
los diseños han de constituirse como una vía de transgresión del lenguaje me-
tonímico, para acceder a una dimensión de construcción y creación.
Discusión final
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El diseño en los escenarios de las humanidades digitales
trará sostenido por el aparato que también apoyó grandes cuerpos filosóficos
de Occidente y reconociendo distintos momentos de la condición humana. Si
el diseño ha de resolver algo sobre comunicación en los ambientes digitales,
ha de constituirse como una disciplina de los vínculos humanos a través de
redes de lenguajes.
Referencias
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Lacan, J. (2010). El seminario 5. Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires:
Paidós.
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EL CONTEXTO COMO ELEMENTO CENTRAL
EN LA GENERACIÓN DE CONOCIMIENTO
DEL DISEÑO Y SU APRENDIZAJE:
LA PERSPECTIVA DE DONALD SCHÖN
Ricardo López-León
Universidad Autónoma de Aguascalientes
El presente capítulo explora el concepto de práctica-reflexiva de Donald
Schön, un filósofo estadounidense que estudió cómo se desenvuelven los
profesionales de distintas disciplinas, iluminando con sus reflexiones aspec-
tos de la práctica profesional que quizá antes habían pasado desapercibidos.
Traer la práctica reflexiva a la discusión del contexto y el diseño como bino-
mio invisible, tiene el objetivo de enfatizar el rol que desempeña el contexto
en el desarrollo de los diseñadores, tanto en su proceso de formación como en
su desempeño profesional. Dado que diseño y contexto están tan íntima-
mente integrados en la perspectiva actual del diseño, es importante que no
pase desapercibido el rol que éste desempeña, y los beneficios posibles al
integrarlo de la mejor manera al proceso de formación de los profesionales
del diseño.
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El contexto como elemento central en la generación de conocimiento del diseño y su aprendizaje
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
tica, cómo se desempeñan y a los retos a los que se enfrentan, Schön propone
el concepto de practicante o práctica reflexiva, aspecto que busca explorarse
a profundidad en este capítulo para así enfatizar la importancia que tiene el
contexto en la educación del diseño.
El practicante reflexivo
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El contexto como elemento central en la generación de conocimiento del diseño y su aprendizaje
auge desde entonces y hasta ahora. Existen trabajos, por ejemplo, que hoy en
día reflexionan sobre cómo la influencia de Donald Schön ha impactado en las
prácticas educativas (McKinnon, Clarke y Erickson, 2013). Sin embargo, aun
así, hay autores que aseguran que el concepto de práctica reflexiva necesita
mayor claridad. Elizabeth Kinsella desde la Universidad del Oeste de Ontario
en Canadá, retoma el concepto de Schön para diseccionarlo y poder discutir
sus bases con mayor profundidad. Aunque a Kinsella (2009) le interesa más la
perspectiva de Schön para discutir su pertinencia con relación al área de salud,
sus reflexiones ayudan a identificar pilares estructurales desde la filosofía que
permiten comprender con mayor profundidad las perspectivas que en conjun-
to respaldan el concepto de práctica-reflexiva y, por lo tanto, su pertinencia en
disciplinas como la del diseño. La autora menciona en su trabajo titulado “El
conocimiento profesional y una epistemología de la práctica reflexiva”, que:
“la práctica reflexiva es una de las teorías más populares sobre el conocimien-
to profesional en los últimos veinte años y que ha sido ampliamente adoptada
en la enfermería, la salud y el trabajo social” (2009: 4), pero que a pesar de su
amplia aceptación, el concepto aún no presenta la claridad suficiente y éste ha
sido uno de los puntos a discusión que siempre surgen cuando se habla de él.
Dicha vaguedad además ha ocasionado también que sea un concepto que se
tome con ligereza; por lo tanto, se pone en riesgo también el valor que éste
representa. Tanto el concepto de reflexión, como el de práctica-reflexiva se han
usado indiscriminadamente para hablar de actividades que no necesariamen-
te lo representan. Esta práctica, en parte se ha dado por la falta de claridad
en lo que se puede entender por dicho concepto. Así, el trabajo de Kinsella de
los últimos años ha sido tratar de aclararlo, mediante el rastreo de aquellos
otros conceptos filosóficos que el mismo Schön toma como base para plan-
tearlo, pero que en su desarrollo o en su relación entre sí con el concepto de
práctica-reflexiva, o no quedó tan claro o requiere mayor profundidad. Kinsella
entonces se da el tiempo de presentar cada una de dichas perspectivas para
conocerlas con mayor detenimiento y de tal manera hacer más comprensible
aquello que se entiende por práctica-reflexiva.
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La racionalidad técnica
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rida a través del conocimiento es entonces la manera en la que el arte (el cual
incluye todo tipo de prácticas) se habilita para obtener su desarrollo más apre-
miante (Dewey, citado en Kinsella). La experiencia se presenta entonces como
uno de los conceptos más importantes de la práctica reflexiva, que está vincu-
lada directamente con el contexto, es decir, sin contexto no hay experiencia.
Dependiendo de los tipos de contextos, sencillos o complejos, el diseñador
adquiere también diferentes experiencias, igualmente simples o complicadas
de dichos contextos. Es por eso, que dentro de los esquemas o programas des-
tinados a la formación de diseñadores, una de las prácticas fundamentales
que deben implementarse desde la docencia, será contar con elementos cla-
ros para que los estudiantes de diseño tengan la oportunidad de enfrentarse
a un abanico de contextos distintos, que les permita acceder a diferentes
experiencias y así desarrollar su potencial al nivel más alto posible. El desa-
rrollo que representa el pensamiento de Schön para las prácticas docentes y
el contexto en la formación de diseñadores merecen ser discutidos a profun-
didad, por lo que este punto se presenta más adelante en el apartado sobre el
practicum.
Competencia y experiencia representan el camino para desarrollar ar-
tisticidad profesional, o profesionalismo artístico, pues sólo a través de la ex-
periencia es que se puede mejorar el nivel de competencia profesional. Para
Schön (citado en Kinsella: 8), el profesionalismo artístico se refiere a algunas
competencias que a veces los practicantes muestran en contextos o situacio-
nes únicas, inciertas, y a veces conflictivas. Sin embargo, menciona también
que este tipo de artisticidad o habilidad profesional ha sido desacreditada y
descalificada de las universidades, suplantado por conocimiento científico.
Aparentemente, el autor refiere a esta artisticidad como un desempeño pro-
fesional con maestría, aunque dicha maestría no necesariamente sea fácil de
verbalizar por los mismos, y en ocasiones ni siquiera sean conscientes de la
misma. Finalmente, es importante destacar que ésta se desarrolla en la prácti-
ca, en la experiencia, la cual sólo es posible obtenerla cuando está anidada en
un contexto particular.
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El contexto como elemento central en la generación de conocimiento del diseño y su aprendizaje
El enfoque constructivista
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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El contexto como elemento central en la generación de conocimiento del diseño y su aprendizaje
Ésta es otra de las áreas dentro de la práctica reflexiva que necesita más clari-
dad. El conocimiento tácito es definido como aquel que normalmente no pue-
de ser verbalizado, pero que cada practicante –o en este caso, el diseñador–,
ya sea conscientemente o no, desarrolla (Kinsella, 2009: 9). Lo anterior deja
ver primero que esta perspectiva se alinea a las tendencias glotocéntricas en la
comprensión de los procesos cognitivos y de la construcción del conocimiento.
Es decir, que todo aquel conocimiento que no puede ser expresado con pala-
bras, entonces se denomina conocimiento tácito y, por lo tanto, para que se
convierta en un conocimiento explícito debe tomar forma a través del lenguaje
verbal. Luego, el hecho de que este tipo de conocimiento no se pueda expresar,
también representa un reto para poder acceder a él. Si, en efecto, el practicante
genera conocimiento tácito en su práctica profesional, será difícil también co-
nocerlo y estudiarlo si asumimos que éste sólo pueda ser expresado de manera
oral o incluso escrita. Así es hasta ahora la paradoja del conocimiento tácito,
el tipo de conocimiento que se da por hecho de que en realidad existe, pero la
única forma de comprobar su evidencia es expresándolo, y al expresarlo, deja
de ser tácito. La parte complicada de este concepto es que su valor reside en
lo tácito, es decir, en el conocimiento que incluso se genera de manera incons-
ciente. Por lo tanto, para hacerlo evidente habría que considerar también otras
formas distintas al lenguaje oral o escrito. Por ejemplo, se pueden explorar
otros canales para representarlo, como puede ser la imagen visual. Existe una
fuerte tendencia en promover que los niños expresen los conocimientos gene-
rados en programas de educación básica a través de medios visuales (Riddle,
2009). En la educación infantil, una de las áreas de desarrollo prioritarias es la
capacidad de leer, escribir y expresar ideas correctamente. Pero, ¿cómo se pue-
den entonces buscar evidencias de aprendizaje en quienes aún no dominan la
expresión oral y escrita? Una de las opciones que se proponen es que aprendan
también a manifestar reflexiones complejas a través de medios visuales. Los
resultados de estas iniciativas han mostrado ser sumamente positivos, dado
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Acción inteligente
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El contexto como elemento central en la generación de conocimiento del diseño y su aprendizaje
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
son una misma cosa, interactuando con el contexto al mismo tiempo que lo van
comprendiendo, transformándolo al mismo tiempo que van re-significando su
propia perspectiva.
Hasta aquí se han expuesto las cinco aristas trabajadas por Kinsella y
cómo cada una nutre el concepto de práctica reflexiva: primero, la crítica que
hace Schön a la racionalidad técnica, como una forma incompleta de entender
la práctica; segundo, la relación entre el conocimiento profesional y la expe-
riencia artística, donde se ve la experiencia como una vía de desarrollo de ex-
pertise; tercera, sobre cómo se retoma la perspectiva constructivista, en la que
el practicante construye nuevos mundos en el momento en que interactúa con
ellos; cuarta, el significado del conocimiento tácito que se genera en la prác-
tica y que para acceder al mismo, el practicante debe visualizarlo de manera
consciente (reflexión); y finalmente, quinta, la discusión de la dualidad entre
mente y cuerpo, que representa más bien un solo organismo que se acciona
al entrar en contacto con contextos particulares. En cada una de estas líneas se
ha enfatizado además el rol que representa el contexto para las disciplinas
del diseño, por lo que desde esta postura, resulta muy complicado separar al
diseño del contexto, o incluso hablar del diseño como algo abstracto, sin estar
inserto en un contexto particular. Asimismo, la práctica-reflexiva represen-
ta una vía de desarrollo a considerar para los practicantes del diseño, pues a
través de la misma pueden desarrollar sus habilidades profesionales. De igual
manera, en lo que refiere a la formación de diseñadores, se plantea un pano-
rama en el que para desarrollarse, requieren un enfrentamiento constante a
contextos distintos, pues es en este enfrentamiento en el que se desarrollan
nuevos conocimientos, se adquieren habilidades que pueden convertirse en
expertise y se crean nuevos marcos de referencia, ampliando la capacidad de
interpretación y de acción de los diseñadores.
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Referencias
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CONTEXTOS: DIÁLOGOS ENTRE
EL DISEÑO Y EL HABITAR INTERIOR
Mario Ernesto Esparza Díaz de León
Aarón Alberto Ruiz Esparza Gutiérrez
Universidad Autónoma de Aguascalientes
El binomio contexto-diseño representa un elemento determinante para el
proceso de configuración de espacios interiores habitables holísticos: un en-
torno visualizado desde la exterioridad material, cultural e intelectual, hasta
llegar a una perspectiva interna, tanto espacial como propia del ser humano,
una cosmovisión. El siguiente escrito aborda dicho binomio desde el ámbito
del Interiorismo Arquitectónico, incluyendo conceptos como el proceso de di-
seño, la identidad, la semiótica y el comportamiento del hombre en nuestra
contemporaneidad.
Ya diversos autores han reflexionado sobre el proceso metodológico
para la configuración de una interioridad arquitectónica en sus diferentes esca-
las; Lorraine Farrelly (2012), Roland Knauer (2007), Ehab Abu-Hannoud (2014),
Anthony Sully (2012), o Simon Dodsworth, y Stephen Andersony (2015) entre
otros tantos, han manifestado la diversidad de factores que participan en él
y su grado de incidencia positiva o negativa; pero, sobre todo, subrayan lo
interesante y a la vez complejo, que resulta el proceso creativo de imaginar,
diseñar y ejecutar un proyecto habitable, con todo lo que este último térmi-
no conlleva.
El generar escenarios como receptáculos experienciales representa
todo un reto para diseñadores y arquitectos que superan el superfluo senti-
do de la moda; los espacios interiores representan una extensión del mismo
habitante que busca encontrarse y pertenecer a una realidad existencial, la
construcción de una identidad habitativa que permita delinear ámbitos tras-
cendentes y significativos, no sólo dentro de la materialidad arquitectónica o
decorativa, sino como patrimonio habitable inclusive en lo intangible de dicho
universo: el espacio interior.
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Contextos: Diálogos entre el diseño y el habitar interior
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Judy Marks (2001: 4), argumenta cómo los defensores de las escuelas
de diseño abierto plantean que: “Se debe permitir aprender de forma que co-
rrespondan a sus diferencias individuales; los espacios de clase tradicional,
alineados en filas, obstaculizan los esfuerzos para trabajar en equipo entre es-
tudiantes y maestros en grupos flexibles y variados”; se debe tener en cuenta
que la arquitectura del entorno y la colaboración de los estudiantes y profeso-
res presentan una relación directa.
Otras posturas favorecen este enfoque, sugiriendo que la aulas tradi-
cionales pueden desaparecer y ser sustituidas por laboratorios integrales de
aprendizaje y centros de exploración; puede suceder que un modelo o solución
de aula no sea posible ya que se requieren diferentes ajustes para diferentes
entornos de enseñanza y de aprendizaje; el común denominador entre inves-
tigadores, diseñadores y académicos está de acuerdo en que es imprescindi-
ble siempre partir de razonar y entender la naturaleza, objetivos y resultados
esperados de cada disciplina, con la finalidad de que una academia tenga una
visión clara para el diseño de cada uno de los espacios destinados a cada área
del conocimiento (Stevenson, 2007; Higgins et al., 2005).
En este sentido, se observa que así como cada disciplina tiene carac-
terísticas específicas, los espacios tendrían que manifestar las condiciones
físicas que puedan dar respuesta y apoyo a cada una de las necesidades par-
ticulares; como ejemplo, algunos estudios y evidencias sobre las infraestruc-
turas y aspectos físicos de espacios de aprendizaje sugieren que el color sigue
siendo el tema principal de algunas de las afirmaciones más optimistas acerca
de la moral y la eficiencia académica (Sundstrom, 1987); la elección de la mejor
opción y manejo de los colores dependerá de la naturaleza y contexto de la
disciplina a estudiar. Otro ejemplo es cómo la exposición crónica al ruido afec-
ta el funcionamiento cognitivo; un buen número de estudios avalan que hay
una relación entre cierto nivel de ruido y las deficiencias en las habilidades de
pre-lectura y los déficits cognitivos más generales (Higgins et al., 2005: 2); así,
se pueden identificar diversos factores como la temperatura, la calefacción y
la calidad del aire, que si bien pueden ser vistos como elementos individuales,
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cultural es un real archivo construido […] un lugar donde los saberes del pasa-
do buscan revelarse de nuevo” (Purini, 2001: 5).
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Identidad
y patrimonio
Ambiente
Marcos Fundamentación Hipótesis Proyecto
Microambiente
conceptuales del discurso discursiva de Interiores
Sistemas
Pre Existencias
tangibles
e intangibles
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Referencias
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EL CONTEXTO TECNOLÓGICO
COMO GENERADOR
DE OTRA ESTÉTICA DEL DISEÑO
Deyanira Bedolla Pereda
Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Cuajimalpa
El contexto tecnológico contemporáneo ha conducido a la generación de pro-
ductos cotidianos cuyo uso por los consumidores se basa en gran medida en
una interacción digital. Con base en ello, este trabajo expone una reflexión
sobre dos aspectos que son resultado de dicho contexto tecnológico contem-
poráneo: el primero se refiere a que el diseño como disciplina ha ampliado su
campo de acción y modificado el enfoque de la concepción de productos aten-
diendo a las características y requerimientos de dicha clase de objetos.
El segundo aspecto que aborda este trabajo se refiere al hecho de que la
convivencia, la interacción del usuario con este tipo de productos lo ha condu-
cido a la búsqueda de otro tipo de belleza, de estética en el diseño contempo-
ráneo de objetos de uso cotidiano. A partir de ello, en este trabajo se presenta
“la otra estética del diseño”, que señala aquellos objetos considerados bellos
por los usuarios con base en su modo de uso, en su interacción.
En la actualidad nos encontramos frente a un contexto, en donde gran
parte de los aparatos y objetos que usamos cada día se basan en una interac-
ción digital: hornos de microondas, sistemas de audio, televisiones, aparatos
personales como mp3 y asistentes personales digitales, así como, desde luego,
las computadoras que gestionan nuestra información y servicios; todos ellos
son, por un lado, un tipo de objetos que si bien en sus inicios no fueron compe-
tencia de diseñadores industriales1, en la actualidad son requeridos dentro del
1 Se especifica aquí la rama del diseño industrial porque se está haciendo referencia en este
texto al diseño como intervención directa en la conformación formal del objeto; sin embar-
go, como lo ha mencionado Gui Bonsiepe (1999) el área del diseño gráfico se está integrando
paulatinamente a la conformación gráfica de las interfaces de los objetos interactivos digi-
tales, dada la nueva conceptualización del diseño justamente como interface de usuario, de
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
este modo se están borrando las líneas divisorias entre Diseño Gráfico y Diseño Industrial y
solicitando urgentes modificaciones en la formación de los diseñadores.
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• Memoria: Cuando los usuarios regresan a hacer uso del diseño des-
pués de cierto periodo de no usarlo, ¿qué tan fácilmente pueden res-
tablecer su habilidad?
• Errores: ¿Cuántos errores comete el usuario y cuán severos son?
¿Qué tan fácilmente puede recuperarse de dichos errores?
• Satisfacción: ¿Cuán agradable es hacer uso de ese diseño?
2 De acuerdo con Barreto (1998) las “lesiones por esfuerzo repetitivo” son enfermedades del
trabajo derivadas de la introducción de nuevas tecnologías, alteración en la organización
del trabajo, modificación del proceso productivo, tareas fragmentadas y alta repetitividad,
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El contexto tecnológico como generador de otra estética del diseño
ritmo acelerado, poli función, jerarquía y presión, exigencia de producción, sobrecarga mus-
cular estática, jornadas prolongadas y ausencia de descansos.
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3 En la práctica, estos principios y metodologías, de acuerdo con algunos autores (Floría, 2003;
Bagnara, 1987), son una reformulación de los principios más elementales de la Ergonomía
Clásica que en general agregan a la consideración del vínculo físico o corporal del elemento
artificial con el usuario, la inclusión del ámbito cognitivo, agregando aspectos como lo son,
por ejemplo, el permitir un aprendizaje rápido por parte del usuario, un claro entendimiento
de la información presentada, conocer e identificar las diferencias en los modos de aprendi-
zaje de los grupos de usuarios.
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El contexto tecnológico como generador de otra estética del diseño
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
4 Ya en anteriores trabajos (Bedolla, 2009) se ha hablado ampliamente de las causas que ori-
ginaron el cambio de perspectiva en el diseño, de un enfoque racional a uno afectivo vivido
a través de la experiencia, por lo cual de manera sintética y puntual queremos señalar aquí
las causas principales mencionadas, como lo son las nuevas inclinaciones y necesidades in-
trínsecas del ser humano y los cambios y problemáticas a las que nos estamos enfrentando
como sociedad.
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El contexto tecnológico como generador de otra estética del diseño
con dicho autor es posible construir experiencias de éxito en todos los me-
dios y soportes.
El libro que ha escrito explora los principios que considera más impor-
tantes para la construcción y reproducción de experiencias. Dichos principios
o dimensiones son las siguientes: Time/Duration, Interactivity, Intensity, Brea-
dth/Consistency, Sensorial and Cognitive Triggers, and Significance/Meaning.
Todas estas dimensiones juntas considera que crean una enorme paleta de po-
sibilidades para crear experiencias afectivas, significativas, y exitosas (Diller,
Shedroff, Rhea, 2005).
El enfoque denominado diseño emocional también busca la integración
de la dimensión afectiva humana, fue concebido por el profesor en ciencias
cognitivas Donald Norman. Su planteamiento es que las emociones tienen un
rol crucial en la habilidad humana para entender el mundo, igualmente señala
que influyen enormemente en cómo las personas aprenden nuevas cosas. Por
ejemplo, objetos estéticamente placenteros parecen ser para el usuario más
efectivos y tener más virtudes gracias a su aspecto, a su estética; esto, explica
Norman, es una consecuencia de la afinidad que el usuario siente con el obje-
to, y de la formación de una conexión emocional del mismo con el producto.
Norman (2004) propone un marco, un modelo para analizar productos
de una forma holística, para examinar e integrar en la dimensión estética, la del
comportamiento, la dimensión social y de búsqueda autoafirmativa del usua-
rio. Así, en su trabajo esos diferentes aspectos que el autor considera muy im-
portante que estén presentes en el objeto, los identifica con diferentes niveles
de procesamiento de la información de las personas.
El planteamiento de Norman está basado en el clásico abc model of at-
titudes, que transformó para hacerlo más manejable y poder ser aplicado al
área del diseño de objetos; así, en la propuesta de Norman, las tres dimensio-
nes tienen nuevos nombres –visceral, behavioral, and reflective– que, a su vez,
los traduce en tres tipos de diseño de producto equivalentes: Visceral design
se refiere principalmente al impacto inicial, a su apariencia. Behavioral design,
que se refiere a mirar y sentir, a la experiencia total de usar un producto. Y
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Los cuatro placeres son un marco que identifica cuatro maneras dife-
rentes en que los humanos pueden sentir el placer. Éstos son: fisiológicamente
(el cuerpo y los sentidos); psicológicamente (las emociones y los pensamien-
tos); sociológicamente (las relaciones); e ideológicamente (los valores).
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
o por el ambiente, el cual crea o agrega significados a las cosas. Este enfoque
principalmente apunta a conservar la complejidad de la experiencia estética.
Finalmente, respecto al acercamiento juicioso, concierne al juicio de los
usuarios qué consideran bello o qué no (Tractinsky et al., 2000; Hassenzahl,
2004). Principalmente interesados en la consistencia o solidez de los juicios
acerca de lo que consideran bello los individuos y qué tan rápido y fácil hacen
esos juicios, Lindgaard et al. (2006) adicionalmente se plantean las preguntas
acerca de cómo se relaciona la belleza con los atributos del producto como la
novedad y la usabilidad.
En todos estos acercamientos, de alguna manera es principalmente del
usuario del que parte la evaluación de belleza o no del objeto; por lo tanto, se
aportarán a continuación algunas reflexiones que se podrían considerar de al-
guna manera dentro de los dos últimos acercamientos o enfoques a la belleza
del objeto interactivo. Se trata de un aspecto humano distinto, relacionado
con la trascendencia humana, que sin duda afectará los juicios acerca de lo que
pudieran considerar bello los individuos y que respondería a una parte innata
de la compleja naturaleza humana (Fig. 2).
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El contexto tecnológico como generador de otra estética del diseño
Mi i-Pod está lleno de música todo el tiempo, por lo que puedo escu-
char cualquier clase de ella. Me gusta hacer uso de él en muy diversos
momentos: en el tren, ya que puedo escuchar música divertida; cuando
ando en bicicleta, ya que puedo escuchar música movida; y por supues-
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
to, cuando estoy con mi chica y quiero música más romántica y gracias
a mi i-Pod la puedo conseguir fácilmente […]
Discusión final
136
El contexto tecnológico como generador de otra estética del diseño
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ESPACIOSY ESTRUCTURAS
DESPLEGABLES. EL FENÓMENO
DEL PLIEGUE EN EL DISEÑO
CONTEMPORÁNEO
Hortensia Mínguez García
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
Vivir hoy es convivir con el mundo de la globalización y la conectividad. A
voz de pronto, podemos visualizar que este contexto ha mejorado nuestra
calidad de vida. Por ejemplo, gracias a la aparición de algunos avances tec-
nológicos como la fibra óptica, los satélites, internet, etc., hemos consegui-
do la internacionalización de los medios de comunicación e, inclusive, de la
educación; es decir, la interconexión mundial y, por ende, el acceso a grandes
cantidades de información de manera instantánea y simultánea, sin impor-
tar el lugar donde uno se encuentre. La significativa acumulación de avances
tecnológicos, además de posibilitar la interconectividad mundial, también ha
favorecido el libre comercio y la disolución de fronteras para la producción y
distribución en masa de productos generados cada vez a un menor costo.
No obstante, no hay que perder de vista que la globalización no deja de
ser el resultado de un “fenómeno histórico consustancial al capitalismo” (Or-
nelas, 2004: s.p.) Un capitalismo que, invariablemente, nos ha abocado a vivir
en un mundo Mcdonalizado (Ritzer, 1996) basado en el consumo masivo y la
homogenización de las culturas, en donde reina, al menos para la gran mayo-
ría de los países, un mercado fundamentado en el remix de modas pasadas con
base en banalidades e ideales efímeros. Bajo esta tesitura, nuestro presente
adolece de grandes problemáticas: el dominio de las empresas multinaciona-
les y la privatización de los servicios y la educación pública inmanentes al neo-
liberalismo; el aumento de la desigualdad social y el alto índice de pobreza,
la destrucción de las culturas minoritarias, por no hablar del aumento de la
contaminación y el desequilibrio ambiental, la sobrepoblación, el nomadismo
habitacional, la acumulación de espacios con problemas de salubridad, inse-
guridad, más la triádica crisis contemporánea: la alimenticia, la energética y la
humanitaria y migratoria. No hay más que pensar en el fenómeno de Donald
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Trump, los desniveles entre la obesidad del primer mundo y la hambruna del
tercero, más la eterna situación bélica de algunos países.
Nadie pondrá en tela de juicio que el diseñador contemporáneo no pue-
de ser un iletrado, un agente externo a esta situación contextual y vivir en la
ignorancia. Todo lo contrario, nuestro deber es el de pensar el diseño siendo
partícipes de políticas diseñísticas que, efectivamente, posibiliten la conti-
nua mejora y el abaratamiento de los procesos de producción, distribución y
la transnacionalización de los productos, para, a la postre, hacer diseños que
ofrezcan a los usuarios experiencias nuevas y satisfactorias que aporten un
valor adicional a sus vidas, mejoren sus hábitos y calidad de vida en general.
Básicamente, hablamos de diseñadores proactivos que sepan lidiar con las
problemáticas inmanentes al contexto en el que viven para fungir como agen-
tes de cambio sin perder de vista cuáles son los problemas fundamentales dic-
tados por este nuevo orden mundial.
Una de las principales problemáticas del consumidor actual es la cre-
ciente reducción del espacio a la que estamos sujetos. Nuestros hogares cada
vez son más pequeños y angostos, lo cual nos lleva a la demanda de diseños
que optimicen el espacio del que disponemos, así como productos que pun-
tualmente se adecuen a nuestras diferentes necesidades, es decir, que sean
versátiles funcional y morfológicamente, que tengan la capacidad de ser
adaptables a diferentes contextos.
Algunas de las estructuras que mayormente han posibilitado la mutabi-
lidad morfológica y funcional de los diseños en términos de reducción o trans-
formación espaciales son las basadas en los sistemas plegables. El propósito
del presente texto es precisamente el otear cómo a través del pliegue como
sistema cardinal de desarrollo de producto y/o espacios, se han ofrecido dife-
rentes soluciones dentro del ámbito del diseño y áreas afines.
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Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
145
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
nos permite el tránsito entre las dos zonas de realidad” (p. 132) ad hoc; dise-
ñar objetos con base en un sistema de plegado supone idearlos sometiendo
su morfología a un estado constante de tránsito, puesto que físicamente son
objetos que aun en inactivo, conjeturan para el usuario la sucesión y copresen-
cia del tiempo y el espacio que se requiere entre el plegado y el desplegado,
entre el desplazamiento, la expansión o contracción de sus formas. Así, que
un objeto dependa sistémica, objetual, física y temporalmente del pliegue,
supone sine qua non, hacerlo del despliegue; un accionar complementario,
casi polar, que insta al usuario a transitar frente al objeto plegable, yendo
de un estado al otro, tomando conciencia de la develación que acontece con
cada paso dado.
Objetos basados en sistemas plegables hay millones; un paraguas se-
ría la versión más obvia para muchos lectores, una cortina quizás, sorpresi-
vamente la más ilustrativa, pues no perdamos de vista que plegar no implica
necesariamente rigidez material, pues la tela se pliega de tantas formas varia-
bles como nuestra imaginación nos dicte; como tampoco orden, pues un papel
arrugado también contiene pliegues. En este sentido, tipológicamente pode-
mos hablar de diferentes sistemas de plegado. Por un lado, cabría considerar
estructuras tipo paraguas, es decir: “Estructuras que se pliegan sobre un mástil
mediante el deslizamiento de un punto de apoyo sobre él.” Después, hallamos
las de “Tipo mecanismo con articulaciones bloqueables, […] en donde las arti-
culaciones en el interior de las barras, una vez la estructura se ha abierto, se
bloquean y la hacen rígida.” Y, por último, las de Tipo aspa; básicamente una
estructura compuesta por barras montadas en forma de aspa formando un
conjunto articulable que puede “plegarse y desplegarse sometido únicamen-
te a las leyes de la compatibilidad geométrica de las barras” y que requieren
“estabilizarse en alguna posición” para considerarse estructuras como tales
(Escrig & Pérez, 1988: 53-54). No obstante, el doblado de una simple hoja de
papel constituye la forma más básica del pliegue. Una práctica que, como ve-
remos más adelante en relación con el diseño editorial, posibilita heteróclitos
razonamientos poético-conceptuales.
146
Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
La reducción de los espacios domésticos es, sin lugar a dudas, una de las
problemáticas a atender por el diseñador contemporáneo. Desde el S. xix,
las políticas y los procesos de urbanización han motivado la expansión hori-
zontal indiscriminada de la mancha urbana de muchas urbes, la reducción de
los espacios habitacionales y la gradual desaparición de parques, jardines y
patios. La especulación del suelo ha agravado cada vez más la situación; hoy
en día es común oír hablar de nomadismo habitacional por parte de los más
jóvenes, de la obsesión del adulto joven por comprar con miras a vender a
mejor precio, cegado por una casi utópica plusvalía de los terrenos adquiri-
dos. Situaciones a las que debemos sumar el aumento de constructoras que
abaratan en materiales, ofrecen peores acabados e invierten en la edificación
de casas extremadamente precarias y/o pequeñas que acaban por generar
hacinamiento, marginalización territorial e, inclusive, inestabilidad emocio-
nal y/o psicológica.
147
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
1 No hay que confundir el concepto de abatible con el de plegable, pues una estructura ple-
gable puede basarse en la acción de abatir, pero también puede implicar el manejo de otros
mecanismos plegables basados en el desplazamiento de barras según diferentes esquemas
de articulación. Abatir un objeto es utilizar un sistema de eje a través del cual una cosa puede
cambiar de una posición a otra. Por ejemplo, una mesa abatible sería aquella que, sujeta a la
pared puede pasar de la posición de estar pegada a la misma, a extenderse sobre su eje para
formar un ángulo de 90o. Una mesa plegable, sin embargo, podría ser un maletín plegado
que, se transforma en una mesa con taburetes una vez desplegado. En términos de sistemas
abatibles, uno de los referentes clásicos que podemos rememorar es la proeza del arquitecto
alemán Ernst May frente a la labor de construir en el Nuevo Frankfurt en los años veinte del
pasado siglo, 15000 viviendas de interés social para suplir la necesidad de miles de personas
que vivían en condiciones deplorables; May lo solucionó proyectando hogares de reducido
espacio con diseños funcionales de mobiliario y equipamiento en cocinas y baños afines a
la filosofía del “mínimo para subsistir” (existenzminimum), es decir, el manejo de gabine-
tes integrados en cocinas-laboratorio o la incorporación de camas abatibles; una estrategia
que hoy podríamos tildar de simple pero que, en su momento, fue un verdadero cambio de
paradigma acerca de cómo incorporar estrategias para la reducción y la condensación del
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Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
espacio. Por el contrario, como ejemplo contemporáneo, podemos hablar del ingenio de
la arquitecta Barbara Appolloni, quien llevó a cabo la remodelación de un almacén para los
tanques de agua de un antiguo edificio situado en el centro Barcelona adquirido por el pu-
blicista y fotógrafo austriaco Christian Schallert. Appolloni es responsable de un fantástico
lego-style apartament, es decir, un loft que en apenas 24m2 que aúna todas y cada una de las
comodidades de un hogar, incluida la terraza, y todo ello, gracias a un prolífico trabajo de
paneles abatibles.
2 Para consultar el trabajo de Chishen Chiu, Philippe Malouien y Christian Desile, consultar estas pá-
ginas web: http://www.desile-design.fr/projets.htm, http://www.flexiblelove.com, http://www.
flexiblelove.com, http://philippemalouin.com/hanger/, http://www.designboom.com/design/
shin-yamashita-land-peel/.
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
3 El último informe de la onu emitido por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción
del Riesgo de Desastres (unisdr) anota que 90% de los desastres naturales (inundaciones,
olas de calor, tormentas, terremotos, tsunamis, etc.) están relacionados con el calentamien-
to global, y que inclusive éstos se han incrementado en los últimos años en 14%, una tenden-
cia que, estiman, seguirá en aumento y que debe considerarse como una prioridad a atender
(Centro de Noticias Naciones Unidas, 2015).
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
7 “Las estructuras espaciales de barras han sido enormemente utilizadas en distintos campos
de la tecnología desde principios de siglo. Su primer uso fue en técnicas aeroespaciales para
obtener estructuras ligeras y fue a partir de 1930 cuando comenzó su utilización en estructu-
ras de edificación, sobre todo para cubiertas de grandes luces. La complejidad de su cálculo
las confinó en principio a diseños experimentales y sólo con el advenimiento del computador
electrónico se han convertido en tipología habitual de uso en el diseño. Las cubiertas planas
de barras metálicas con varias capas de ellas y las cúpulas con una o más capas de barras,
son bien conocidas y numerosas investigaciones han aportado soluciones particulares en la
configuración de las barras y soluciones de nudos para definir unas estructuras con caracte-
rísticas bien precisas: modulación, rigidez y forma definitiva” (Escrig & Pérez, 1986: 48).
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Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
Shoes are surprisingly complex things to make. It’s easy to forget all the
little things that go into them: rubber, fabric, shoe laces, stitching. The
cost for material and labor makes people in many parts of the world
have little access to a pair of shoes. In response, unifold is an experi-
ment explores minimalist construction method. Made of eva material,
this design is easily recyclable and could be built without a last. (s.p.)
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
el espacio ‘literal’ (el espacio material creado en torno a los pliegues de las
hojas)” […] dos espacios que en el libro “se aproximan, interactuando mutua-
mente, permitiendo relaciones cruzadas entre lo físico y lo imaginario”, lo real
y lo figurado (Heyvaert y Prada, 2017: 59) (Fig. 8).
El plegado como tal, absorto dentro del contexto del libro, toma infi-
nitos matices liminales que nos ayudan a recordar que, efectivamente, la rea-
lidad es más compleja, liminal y caleidoscópica de lo que creemos. Al cabo,
161
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
estas últimas visiones acerca del pliegue, nos advierten que éste no sólo res-
ponde a un sistema estructural-espacial tangible, sino también a un concepto,
es decir, un sistema de singularidades que transferimos a nuestra forma de
ver, pensar, revelar, develar e imaginar el mundo más allá de las apariencias.
Discusión final
Como habremos podido reconocer en el presente texto, muchas son las pro-
blemáticas atendidas a través del manejo de sistemas plegados simples o
complejos. Creativos de la escena contemporánea los han utilizado para ge-
nerar diseños que respondan con versatilidad a las diferentes necesidades
de aquellos usuarios que habitan en viviendas pequeñas o que requieren de
refugio temporal. Vimos también cómo los sistemas plegables posibilitan la
construcción de objetos de fácil portabilidad, apilabilidad y polivalencia en tér-
minos de armado, usabilidad y transporte de los productos; por no hablar del
hecho de que muchos autores infieren además en la reducción de costos en
términos de producción, almacenaje y distribución, así como en la simplifica-
ción de procesos de producción con una visible filosofía del copyleft.
Por ello, osamos tildar el creciente manejo del pliegue como sistema
estructural a la par que como concepto, como fenómeno que pone de mani-
fiesto algunas de las necesidades a atender en nuestro presente. Su uso nos ha
orientado en la resolución de problemáticas básicas como la de disponer na-
rrativamente todo tipo de elementos visio-espaciales en una hoja, aprovechar
al máximo los espacios domésticos, generar arquitectura móvil, como diseñar
estructuras que nos permitan conocer y explorar mejor el espacio exterior.
Al ocaso, atisbamos en cada uno de los sistemas de plegado, vario-
pintas rutas a elegir para quienes como diseñadores buscamos dar solución a
viejas o a generar nuevas necesidades para una sociedad gobernada por cons-
tantes y vertiginosas transformaciones tecnológicas, socioculturales, políticas
e ideológicas. A la postre, cerraremos con esta simple idea acerca de que son
162
Espacios y estructuras desplegables. El fenómeno del pliegue en el diseño contemporáneo
Referencias
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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EFECTOS COMUNICANTES
EN ENTORNOS COMERCIALES
Leticia Jacqueline Robles Cuéllar
Óscar Alberto Castellanos Bernal
Universidad Autónoma de Aguascalientes
Estamos inmersos en una era de consumo, una necesidad más bien subjetiva
que forma parte de la vida cotidiana de las personas, esto a su vez conlleva a
una categorización de los consumidores en relación con el perfil de consumo
y de sus preferencias, lo que permite estructurar estrategias específicas de
venta. En este sentido, analizar las visiones estratégicas de las empresas, sus
marcas, y lo que éstas evocan a partir de su imagen, promueve el análisis y la
generación de nuevos signos y efectos de comunicación que provoquen en
las personas el interés, la necesidad, la emoción y la promoción de la compra
a través de efectos empáticos en relación con la experiencia que produce la
interacción del diseño comercial integral; por ello la importancia de construir
estrategias atractivas para las nuevas necesidades de consumo y, sobre todo,
respecto al uso del espacio comercial, de tal forma que se traduzcan en expe-
riencias memorables a través de efectos de comunicación que exploraremos
desde diversas perspectivas dentro del capítulo y que en su integridad confor-
man herramientas para el diseño de la estética comercial como un estado de
atracción y afección de elementos tangibles e intangibles irrefutables entre sí,
que toman como prioridad la creación de efectos de conexión con el usuario,
la revaloración del espacio comercial para el ser humano, más allá de la sola
experiencia de consumo.
168
Efectos comunicantes en entornos comerciales
y consumo, y con esto, aparecieron también las primeras teorías del diseño del
espacio comercial (Morgan, 2014).
Al igual que el mundo actual en el que vivimos, las teorías respecto al es-
pacio comercial se mantienen en constante cambio, ya que buscan satisfacer las
necesidades e intereses de las empresas por causar impacto y trascendencia en
la conciencia de los consumidores. Smichtt y Simonson (1997) refieren al tra-
bajo multidisciplinar cuando se trata de la búsqueda de identidades fuertes y
la creación de nuevas experiencias de consumo, donde la gestión del proyecto
comercial de marca requiere de un trabajo colaborativo que involucra a dise-
ñadores gráficos, industriales, arquitectos, interioristas, publicistas, artistas y
demás perfiles, como recursos imprescindibles para la gestión de identidades,
de tal forma que se profundiza en el estudio de estrategias para la creación de
estímulos sensoriales y de comunicación que evoquen de manera integral una
visión capaz de trascender.
La tendencia, según los expertos en el ramo del marketing y el diseño es-
pacial, apunta a la construcción de nuevos paradigmas económicos y urbanos,
donde los centros comerciales y nodos de comercio en general deberán replan-
tearse y ser revitalizados cuestionando sus propias formas de uso e identidad,
analizando al consumidor como usuario de ese entorno comercial y brindando
experiencias multisensoriales que inviten no sólo a la compra y el consumo de
bienes y servicios sino a la permanencia; atraer a dichos usuarios a experimen-
tar, hacer variación de recorridos, interactuar, experimentar atmósferas diver-
sas y crear escenarios de actividades múltiples que permitan la socialización y
el reconocimiento; romper la homogeneidad de estos espacios tomando como
referencia el trabajo fotográfico de Galinsky (1989) en torno a los centros co-
merciales en América, donde se evidencia la monotonía en el uso del espacio
y que, de cierta forma, se percibe como limitativa para el recorrido de compra.
Hoy en día, se busca optar por la reinterpretación de estos escenarios de la vida y
convertirlos en una cancha de juegos, una obra teatral, un show de degustación,
en fin, en un momento de reinventar y fortalecer identidades de marca y hacer
que el comercio se traduzca en experiencias memorables (Fig. 1).
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
Construcción de identidad
Intercambios estéticos
Tangibles Intangibles
Visuales Misión
Sensoriales Visión
Objetivo
Cultura empresarial
+ ventas
+ experiencia
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
– Conciencia de marca
– Decisión de compra
– Preferencia
– Lealtad de marca
– Compromiso
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
A mitad del siglo xx, basado en teorías motivacionales y de estilo de vida, el mar-
keting sigue una progresiva escalada individualista expuesta en el fenómeno de
la customización masiva. Keenan, Holmes, Greene y Crockett (2002, citado por
Arbaiza Rodríguez, 2013: 188) acuñaron el término customización masiva, defi-
nida por Davis (1996, citado por Arbaiza Rodríguez, 2013: 188) como “un nuevo
paradigma basado en la creación de variedad y personalización a través de la fle-
xibilidad y capacidad de respuesta rápida [...] produciendo bienes y servicios para
satisfacer las necesidades individuales del consumidor con la misma eficiencia de
la producción masiva” (p. 188), cualidades que aplicadas a las experiencias de com-
pra-venta en el ámbito comercial, producen espacios adaptados al consumidor,
lo cual propicia entornos flexibles en respuesta a las características particulares
del shopper, ofreciendo experiencias de compra significativas que permanecen
en su memoria por más tiempo, asegurando así su lealtad de compra.
De acuerdo con McDonald y Wilson (2002); Egan (2008); Wyner (2008)
(citado por Arbaiza Rodríguez, 2013: 184), la customización y el individualismo
derivan de varios factores como “el surgimiento y la omnipresencia de nue-
vas tecnologías de la comunicación, la supremacía de la marca, la ubicuidad
de las comunicaciones y el entretenimiento, la desmaterialización de los pro-
ductos o el advenimiento de un nuevo consumidor con poder” (p. 184), carac-
terísticas que han llegado a cambiar la percepción del entorno comercial y, por
supuesto, de los consumidores, implementando estrategias que permiten la
adecuación en beneficio de la experiencia de compra.
179
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Figura 3. dress-shop-97261.
Recuperado de: https://bit.ly/1ONI18d.
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
Figura 4. shop-945414_1920.
Recuperado de: https://bit.ly/2uRpyrY.
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
Experiencia
del cliente
Consumidores
son racionales
y emocionales
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
marcas son para todos los consumidores, pero las marcas cada vez más in-
tentan conectarse con un mayor número de segmentos, a través de la venta
de productos de variadas características, lo cual está bien si se trabaja de la
mano con las necesidades de los tan variados y comúnmente indecisos gru-
pos de consumidores, que se anclan a los productos o servicios que son más
afines a ellos y a sus almas que los definen; pero también los productos tienen
vida propia y sus “almas” son las marcas (Szlechter, 2007: 100), y en conjunto
con el espacio comercial que también cuentan con una, se crean atmósferas
que permiten interactuar entre sí, evolucionar juntos y realizar una conexión
inter y transpersonal, permitiendo experimentar una realidad mayor y más
significativa (Fig. 5).
El consumidor es, entonces, el protagonista de experiencias integrales
y lo seguirá siendo en el tiempo, toda vez que se ha convertido en un “conector
de experiencias” que existen sólo si trascienden en su memoria y lo definen;
en la praxis profesional de la creación de ámbitos comerciales será justo en-
tonces, exaltar dichos conceptos y más si se trata de espacios en desventaja,
emancipados del control de emporios aplastantes, donde sus mayores valores
ya obtenidos fortuitamente, son la tradición y su existencia en los recuerdos
de los consumidores.
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
Figura 5. Bahamas-1982413_1920.
Recuperado de: https://bit.ly/2GE1CxI.
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Discusión final
Desde el origen del comercio, se han suscitado cambios que han transformado
la forma en que se vende y se consume, lo cual ha permitido una evolución
significativa de las empresas comerciales y su percepción del entorno en el
que se encuentran inmersos; en este sentido, la identidad de marca a través
del branding se ha ido personalizando hacia las diferentes tipologías de mer-
cado, segmentando su proyección para responder a necesidades cada vez más
particulares; de esta manera, se han implementado estrategias que coinciden
sin importar la marca de la que se hable, a través de la construcción o diseño
de experiencias que impactan y persuaden a las emociones, en la búsqueda de
asegurar su permanencia en la mente de los consumidores; dichas construc-
ciones han quedado en los programas de crecimiento de las grandes empresas
que cuentan con recursos suficientes para implementarlas, superando expec-
tativas de venta. La pertinencia del interiorismo comercial que basa su labor
principal en beneficiar la experiencia de los habitadores, ha sido la razón de la
transformación en la configuración del establecimiento que hoy conocemos,
primero de una manera empírica y desde inicios el siglo xx de manera cons-
ciente y estudiada, ha logrado crear entornos que responden a exigencias de
un mundo globalizado que irónicamente cada día exige más particularidad
y empatía. A pesar de la era digital que nos ha permitido evolucionar como
sociedad, no podemos olvidar que la era de las emociones ha llegado en los
últimos años para reconocer que como personas o consumidores, exigimos de
hilos que nos conecten con nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestro pa-
sado, agradeciendo la inclusión en el espacio interior del uso de equipamien-
tos, acabados y ornamentos que nos recuerdan nuestros orígenes y evocan la
nostalgia de nuestros corazones, en respuesta inherente al hacinamiento de
nuestras ciudades cada vez más impersonales y segmentadas.
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Efectos comunicantes en entornos comerciales
Referencias
189
REVOLUCIÓN, DISEÑO
DE LA SOCIEDAD
Aarón J. Caballero Quiroz
Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Cuajimalpa
El diseño surge en un momento de cambio asumido y consciente; se conforma
bajo un contexto de constante cambio de sentido, que tiene como repercusión
transformaciones de forma. Por lo regular, se asume que éstos son los autén-
ticos cambios.
El cambio, el desplazamiento de un lugar a otro distinto en su sentido,
la postura diferenciada respecto de una precedente, es referido como revolu-
ción, aunque en su acepción más filosófica, concierne al afinamiento del sujeto
respecto un estado al que se suponía asociado o enajenado.
Una referencia es el contexto en que surge el diseño, que es necesario
considerar para esclarecer los aspectos que lo motivaron y conformaron desde
sus orígenes, si por origen se asume a las dos instituciones, la Staatliche Bauhaus
(Bauhaus) y la Hochschule für Gastaltung (HfG), que lograron establecer con-
ceptos, procedimientos e instrumentos para dar lugar a trabajadores dedicados
a la atención de necesidades vigentes en el periodo de entre guerras, sistemáti-
ca y metodológicamente, así como de forma masiva, por referir a grandes ras-
gos las características que lo definen y con que opera el diseño en la actualidad.
El presente apartado no es una descripción de los elementos antes cita-
dos, sino una revisión situada de la labor que realiza el diseño desde una con-
sideración histórica y conceptual respecto del término revolución, tan vigente
en la concepción de la Bauhaus y la HfG a principios del siglo xx.
asocia a una condición penosa por ser considerada una dependencia patoló-
gica que termina por deformar a los simbioentes si no se diluye después de
los primeros meses de vida entre madre e hijo, por ejemplo, y que en un inicio
no sólo es aceptable sino hasta esencial para la supervivencia emocional. Las
razones son claras, entre otras, la dilución de la individualidad bajo la que cada
sujeto es factible de constituirse como tal y que la simbiosis evita.
En términos conceptuales, la simbiosis es una referencia neutral, como
es habitual a toda conjetura, y tan sólo deja indicado el establecimiento de una
relación bajo ciertas características específicas entre las partes involucradas,
por distintas y distantes que se manifiesten las pretensiones que cada uno tie-
nen, ocurrirá siempre y cuando se concedan favores mutuamente.
Aunque, ampliado su sentido en dirección de cualquier individuo, ani-
mal o vegetal –en suma, ser vivo–, el término simbiosis implica el estable-
cimiento de relaciones que se establecen para la subsistencia, para la vida
misma, lo que se convierte en el medio a través del cual los involucrados se
determinan de forma recíproca y logran situarse por lo que son hacia afuera y
hacia adentro de su circunscripción.
Tal es el caso de la relación que diseño y revolución han pactado y que,
a pesar de ser en un principio que esta última engendrara al primero, la subsis-
tencia de ambos sólo es posible por el vínculo de dependencia y dominio que
mutuamente se profesan con la finalidad de verse favorecidos.
El vínculo que se establece sólo es posible, en gran medida, por la infor-
mación congénita que ambos comparten, en específico por la herencia que la
revolución concede al diseño, al menos si se hace referencia a su versión mo-
derna.1 Sin embargo, a lo largo de la primera mitad del siglo xx, las prácticas
1 Muchas son las referencias que se hacen a la existencia ancestral del diseño, en concreto si
se hace referencia a su versión etimológica que alude primordialmente a la parte técnica que
le podría representar: el dibujo como forma de representar el mundo; sin embargo, dado el
concepto bajo el que se propone pensar el diseño en estos señalamientos, el acotamiento
de éste se restringe, por un lado al ánimo sistemático con que lleva a cabo su quehacer, y por
194
Revolución, diseño de la sociedad
195
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
ser justos, cabe señalar que la revolución ha cambiado, al igual que el diseño,
desde su convocatoria primera asociada al movimiento ilustrado, ello en par-
te porque la forma que ésta adopta para representar el rompimiento de una
continuidad alienante que evita al hombre pensarse, ha cobrado una mayor
relevancia en la historia que es posible contar sobre la revolución, que el por-
venir previsto para ella bajo el fundamento que la justifica: el cumplimiento del
predestinamiento que todo hombre tiene de serlo figurado en su liberación,
pero así, concebido en términos trascendentales, tal y como la gran mayoría
de los ‘padres del diseño’ lo engendraron bajo un ánimo constructivista, supre-
macista, expresionista.
196
Revolución, diseño de la sociedad
En 1923 aparece por primera vez publicado el libro Vers une architecture (Hacia
una arquitectura) que compendiaba una serie de artículos signados por Le Cor-
busier (1998), y a su vez aparecidos previamente en la revista L’Esprit Nouveau
(El espíritu nuevo) entre 1920 y 1921, con el ánimo de referir todo lo relacionado
a las mínimas variaciones en el curso del arte, la arquitectura y la vida moderna
en general. Casi medio siglo después se publica la primera edición en español
con el título Hacia una arquitectura, tras haber sobrevivido a la amenaza hitle-
riana, a la guerra, a las batallas de la reconstrucción (Le Corbusier, 1998), y con la
intención de reivindicar algunos de los conceptos esenciales que le den dirección
al diseño arquitectónico mediante la reflexión profunda de hechos ocurridos.
Entre los artículos que pretenden dar rumbo a esta actividad se encuen-
tra uno que lleva el título de “Arquitectura o revolución”; en él, Le Corbusier
(1998) revisa, a grandes rasgos, las transformaciones de hondo alcance que la
vida industrializada ha experimentado y que son destacables por las modifica-
ciones esenciales, contrarias en sentido, a lo que sucedía antes de conformar
197
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
la vida cotidiana en torno al trabajo fabril. Ello se refiere, por tanto, a los saltos
de sentido que adquiere el quehacer del hombre en relación con la imagen que
le devuelve de sí mismo, lo que señala en dirección opuesta a las modificacio-
nes abruptas que la incorporación de la máquina significa en los procesos de
manufactura, en este caso, de la construcción.
Como ya se señalaba, la Revolución Industrial se destaca en diseño
primordialmente por ser el paradigma que vino, por un lado, a modificar los
procesos de elaboración de objetos para convertirse en la fabricación masiva
de productos; y por otro, a darle un carácter propio al diseño debido a que,
esencialmente, se configura bajo una modificación como ésta.2 Raras son las
referencias a este hecho histórico, y de nuevo relativas al diseño, que exponen
lo revolucionario como cortes quirúrgicos en el curso de las sociedades por el
sentido que la vida tiene para éstas3 y no sólo por las modificaciones en sus
procesos de elaboración, como ya se indicaba.4 Ello se vuelve relevante por el
2 Resulta de interés destacar cómo se da por constituido el diseño en tanto que actividad dife-
renciada de las artesanías gremiales, por ejemplo, o de las artes si es a Acha (2009) a quien se
acude, al momento de transformar los actos que lo definen siendo que, en estricto sentido,
porque se transforma los actos de un quehacer es posible estar asistiendo al surgimiento por
primera vez del diseño, en este caso. Lo ocurrido previamente puede ser considerado arte,
artesanía, arte aplicada, pero no diseño, ya que éste se define a sí mismo, sin referencias
etimológicas, por su forma distinta de pensar el mundo.
3 Se hace referencia a este aspecto de las sociedades de forma tan amplia y general porque es
la vida, en su consideración más cotidiana tanto como excepcional, la que el diseño atiende
con sus propuestas.
4 Una preocupación como ésa desde luego que es no sólo relevante su atención sino necesaria,
entre otras razones porque de ello dependía la urgente atención a demandas que, dada la
devastación de las sociedades provocada por las dos guerras en los dos momentos a los que el
diseño se puede referir, Bauhaus y HfG, la velocidad y la masividad eran apremiantes, lo que
no necesariamente podría decirse de las situaciones que el diseño enfrenta en la actualidad,
si lo que se pretende es atender necesidades en su comprensión más vital.
198
Revolución, diseño de la sociedad
supuesto del que todo diseño parte: atender las demandas y necesidades de la
vida cotidiana –y acaso también la excepcional– por lo que debiera tener una
mayor relevancia para la actividad en cuestión aquello que ha cambiado en la
percepción del mundo, lo que las sociedades y sus sujetos esperan de éste –in-
cluido el diseñador entre ellos– que sólo suponerlos inacabados y por lo que se
encuentran necesitados de las propuestas que los diseñadores tienen que ofre-
cerles, en una formulación positiva y evidente entre necesidad y satisfactor.
Las revoluciones, cualquiera que sea el modo en que las definamos, no
son simples cambios dice Arendt (2004: 21) e incluso, aunque asociadas casi
siempre a transformaciones en las formas de gobierno con sus consecuentes
enfrentamientos violentos, no se reducen a dichas modificaciones de forma
sino a una radical manera en que el mundo es asimilado y, en consecuencia,
intervenido.
En sus reflexiones, Le Corbusier expone y entrevela dos intenciones
que el término revolución implica al proponerlo como alternativa a la arqui-
tectura en caso de no atender a lo que el mundo moderno manifiesta: una vida
trastoca por modificaciones tajantes de sentido y no exclusivamente en los
procesos de elaboración.
La intención explícitamente expuesta que implica la revolución, y que a
lo largo de su artículo Le Corbusier expone, es el riesgo de sufrir una revuelta
social en caso de no atender las demandas más significativas de la sociedad
–no necesariamente las más básicas– Se puede escribir muy bien: Arquitectura o
desmoralización, desmoralización y revolución (Le Corbusier, 1998: 232) dice el
arquitecto franco-suizo, refiriéndose a la irresponsabilidad de no ser sensible a
la dislocación que el hombre moderno ha hecho entre el trabajo, la labor que
realiza y el transcurso de su vida en el tiempo vital, acaso el único posible.
Por otro lado, la intención que subyace implícitamente en la adverten-
cia de una revolución al interior del artículo en cuestión, y tras hacer una revi-
sión del resto de ellos que compendia Hacia una arquitectura, es transformar
por completo, en sentido diametralmente opuesto, la labor que se dedica a
satisfacer necesidades hasta ese momento –principios de 1920, que no se olvi-
199
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
de– en una labor que no pierda de vista a un hombre que busca ante todo serlo
y no, como corrientemente se supone, ser ante todo un individuo necesitado
de responder a sus más básicas carencias o, como ocurre en la actualidad, en
sus más operativas y consumistas apetencias: auténtica evolución en la es-
tructuración e interpretación semiótica de la Pirámide de Maslow.
En cualquiera de los dos casos, revolución como protesta por no aten-
der demandas y revolución como modificación en el ejercicio del diseño arqui-
tectónico, sus señalamientos comparten íntimamente la preocupación en las
modificaciones esenciales de vida bajo las que el hombre y las sociedades en
que se asocia encuentran sentido. Tal fue el plan maestro o rector que orienta-
ba las propuestas arquitectónicas de Le Corbusier y al que, contemporáneo al
artículo citado, decidió llamar el espíritu nuevo.5
Estas advertencias hechas en la revolución que debiera sufrir la considera-
ción que se tiene de lo prioritario en el hombre y, en consecuencia, dirigir el que-
hacer en esa dirección más que sólo modificar los procesos en que se elaboran
satisfactores, no fue privativa de Le Corbusier sino que subyacía en todos los ma-
nifiestos y pronunciamientos relativos al arte, la arquitectura y el diseño desde
finales del siglo xix y hasta prácticamente ocurrida la Segunda Guerra Mundial.
Tal es el caso muy difundido del Arts and Crafts (Artes y oficios) en Ingla-
terra hacia finales de 1800, que Fugellie (2015) refiere como un centro neurálgico
de las incidencias culturales que la industrialización del mundo tiene en lo social,
lo individual y en lo esencial de ambos, por ser esta nación donde es factible de
situar la Revolución Industrial, tan esencial para comprender el diseño.
200
Revolución, diseño de la sociedad
El Arts and Crafts se resistía con sus cuestionamientos a las formas del
trabajo industrial y sus procesos productivos, a la extracción que la industria ha-
cía de la vida del hombre para alienarla o al menos aquélla en la que éste se
reconoce a sí mismo como tal en su forma cotidiana y en su forma de entenderla
a través del trabajo previo de su maquinización. El ‘diseño’ del Arts and Crafts
–a falta de un término mejor que se distancie del diseño que se ejerce hoy en
día aunque también del arte y a la artesanía– es la búsqueda del sentido de un
mundo que se construye a partir del trabajo y que poco tiene que ver con su
producción industrial, como si de un producto se tratara, sino ante todo con la
modificación en que resulta del trabajo en términos que subraya Arendt (2005):
6 Un indicio inequívoco de la vocación que tenían es que este grupo de artistas se congregan
hacia 1848 bajo el epíteto de ‘hermandad’ pretendiendo también con ello recobrar la sustancia
natural, realista del mundo, a partir del trabajo que implica la realización de sus obras.
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Revolución, diseño de la sociedad
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Revolución, diseño de la sociedad
Gropius tenía las ideas claras sobre el diseño que le parecía adecuado
en la era de las máquinas, pero estaba dispuesto a aceptar un amplio
espectro de voces entre el profesorado. Valoraba el talento mucho más
que la adhesión a un credo (Sudjic, 2014: 32).
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a la locomoción en tierra, son el fin último que da sentido a la labor realizada por
la ingeniería, como la formulación de leyes lo es para las ciencias duras.
El diseño, en cambio, cuando surge como la cara de la revolución social
y según lo señalado al interior de los planes últimos que persigue la Bauhaus
tanto como las intenciones primigenias de HfG, generan objetos y gráficos
como la transformación de la sociedad a la que están dedicados menos por el
satisfactor que representan que por el trabajo que implican.
Y en la actualidad ello se ha diluido hasta volverse casi invisible, lo que
implica que sigue latente, aunque no del todo presente. Lo anterior es la cara
más aplicativa del diseño, manifiesta en su proceder metodológico y en su efi-
ciente producción bajo el supuesto de promover una revolución social desde
las demandas que se manifiestan dichas sociedades en el seno de la vida que
manifiestan.
Sin embargo, abundando en lo que implica y entraña lo revolucionario,
el diseño es revolución menos por modificar técnica y sistemáticamente labo-
res artesanales que por asimilar un pensamiento de esa naturaleza como un
hacer que auténticamente revolucionaría la sociedad en su sustrato cultural:
una auténtica cultura maquinal.
El diseño es asumir un mundo dispuesto en sistemas, comprender esos
sistemas desde su lógica y naturaleza más íntima y, desde luego, transformar
el mundo en un sistema factible de ser intervenido bajo ese criterio. Todo ello,
como la afirmaba categórico Le Corbusier (2003), porque el espíritu nuevo es
algo ya instalado en las sociedades modernas desde inicios del siglo xx –acaso
ya desde antes–, sí son las referencias de este arquitecto las que se toman para
hablar de dicho espíritu.
Ya se había hecho alusión a que el marxismo, directa e indirectamente,
inspiró y modeló una revolución pensada como modificaciones abruptamente
trasgresoras en sociedades constituidas a partir del trabajo asalariado y sus
formas emergentes de asociación. En sus nociones no existen, como lo deja
entrever Echeverría (2011), próceres ni primeros motores de dicha transfor-
mación salvo todos y cada uno de los miembros de esa sociedad proletaria
210
Revolución, diseño de la sociedad
7 El término gestaltung y design en alemán significan lo mismo: diseño, aunque aluden a dos
consideraciones representativas y distintas de dicho diseño. En el caso del primero, es un di-
seño en términos de un acomodo, de una composición en franca relación dialéctica entre el
todo y las partes, entre el fondo y la figura, mientras que diseño como design, el término re-
fiere aspectos sintéticos y perceptibles en objetos, gráficos, espacios, relativos a las formas
materiales resultantes y en las que es detectado un ánimo por depurar su constitución, tanto
el proceso de concepción y realización como morfológico. Una manifestación que confirma
lo anterior es el hecho de que en algunos países de habla germana como Suiza, en concreto
la ciudad de Zurich, el museo más importante de diseño lleva el nombre de Museum für
Gestaltung.
211
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
212
Revolución, diseño de la sociedad
8 Un concepto más, de los tres que conforman la vita activa que acuña Arendt y bajo la que
entiende una Condición humana, pero que está referido a la trascendencia que es factible de
ocurrir al contestar la demanda que necesidades básicas exigen.
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
de un cambio que le precede: algo cambia entre las personas que empuja a los
cambios en su entorno y al mismo tiempo, aunque de sentido contrario, es la
modificación del entorno en el trabajo que esclarece las modificaciones en que
se vive.
Bajo este entendido, la postura que adoptan instituciones, asociacio-
nes y, desde luego, sus actores, como lo fueron la Bauhaus y la HfG, son la
verdadera revolución por la asimilación y adopción que todos hacen de una
nueva forma de plantarse, de estar en el mundo, de ser.
Discusión final
La investigación realizada ofrece una mirada sobre el diseño que permite consi-
derarlo en la actualidad como una práctica que también se significa hacia aden-
tro de ella, no sólo de la práctica misma sino también de quienes la ejercen. El
diseño no puede ser parcialmente considerado, desde la revisión que se propo-
ne, hacia afuera del trabajo que desarrolla, como ha ocurrido a lo largo de su la-
bor desde el afinamiento de los instrumentos y caracterizaciones con que opera,
factibles de ubicar en la UfG, y evidentes en inquietudes como la forma sigue a la
función, die gute form, o más recientemente la forma sigue a la emoción y diseño
centrado en el usuario, sujeto, humano , aforismos todos ellos con una postura
significativa y trascedentemente distante del diseñador respecto del diseño que
trabaja, como si lo que fuera a transformarse a partir de sus propuestas no lo
influyan salvo en hacerse nuevos planteamientos para ejercerlo.
La revolución que propone el diseño, y desde la que es factible der ser en-
tendido como tal desde el origen que se señala en este escrito, es efectivamente
una mirada distinta bajo la que reconocer el mundo para así intervenirlo, el cual
no es otro ni distinto de lo que en realidad mira: la imagen de sí, por lo que la
revolución del diseño se desata en realidad cuando por fin todo es radicalmente
distinto desde la libertad.
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Revolución, diseño de la sociedad
Referencias
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
216
EL CUERPO COMO CONTEXTO.
DE LOS DISEÑOS SOBRE LA PIEL
Carles Méndez Llopis
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
En el presente capítulo se abordará la intensificación del cuerpo que ejerce el
tatuaje, tomando el primero como un espacio primario y expresivo que, final-
mente, de un modo u otro, acaba comprehendiendo nuestro contexto. Aquél
en el que a través del tatuaje representamos exteriormente nuestra interiori-
dad. La fenomenología y la deconstrucción se harán servir como perspectivas
para concretar estos cuerpos diseñados –y diseños en el cuerpo– como for-
mas de visibilizar parte de nuestro lugar en el mundo, atendiendo esas produc-
ciones simbólicas que envuelven la piel desde el entendimiento de una gráfica
viva, de diseños caminantes que fungen como construcción identitaria del in-
dividuo. De este modo, estas perturbaciones del cuerpo re-definen y rompen
con las formas de dominación sobre los cuerpos, buscando estrategias que se
resisten a su regulación, y reconfiguran cierto proyecto de liberación para ha-
cer morir –como apuntaba Brohm– “lo que impide a lo viviente vivir de y en su
cuerpo” (citado en Haber, Andriey y Molinier, 2007: 96).
Al ubicar el cuerpo como principal problemática contextual de este
diseño específico que es el tatuaje, no será extraño iniciar con el narcisismo
aplicado hoy en día a la carne, algo que inevitablemente puede conducir a la
misión de normalizar el cuerpo. Esta vanidad insaciable, al fin y al cabo, en-
tiende perfectamente aquello que cita Le Breton (2002) de: “actuar sobre el
cuerpo para modificar el alma” (p. 90), es algo muy presente en las sociedades
contemporáneas. Pero, ¿no podríamos quedar aquí?, ¿sobre el cuerpo? Creo
que puede acarrear algo más.
La tradición corporal nos lleva a una división disciplinar que niega vin-
culaciones específicas: el cuerpo lo es para la biología, la psicología, la ana-
tomía, la historia, la sociología, la pornografía, la filosofía, la antropología, la
política, etc., y es referente para todas ellas, desde lo meramente físico a lo
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
más abstracto, desde “lo real” a “lo cultural”. Por ello, aquí deseo exponer una
visión que se construya en relación, del interior al exterior y viceversa, de lo
natural a lo cultural y de regreso, en el tiempo; pues la existencia en el tiempo,
mezcla, amalgama y amasa los dos términos importantes aquí: el objeto y el
sujeto en el cuerpo. La experiencia y la existencia relacionan cuerpo y mun-
do revelándose uno a otro, correspondiéndose la carne con las cosas (Ferrada,
2014). Así, pese a que pareciera en principio que el cuerpo está sometido a un
superior íntimo que lo guía, quisiera entreabrir esa pequeña línea de porosidad
en la que “el cuerpo se convierte en un espejo fraternal, otro/uno mismo con
el cual cohabitar” (Le Breton, 2002: 91), eso que el individuo se descubre sien-
do y que abandona la oposición alma/cuerpo, pues alterar cualquiera de estos
términos supone la modificación del otro.
Por esta razón, el tatuaje –y otras muchas modificaciones del cuerpo
que no trataremos aquí– no sólo corresponde a una práctica ancestral que re-
corre las más variopintas geografías y se realiza en gran diversidad de culturas,
sino que implica algo más que un estar-en-superficie. Este diseño en el cuerpo,
esta marca re-presenta al sujeto que se autorrepresenta social e individual-
mente, con afán tanto de diferenciarse como de identificarse, como experien-
cia simbólica y comunicativa (Esteban, 2010; González García, 2013). Ahora,
en la época actual y urbana, el tatuaje genera cultura e intención, política y
sociedad, a partir de la creación de nuevos significantes que van más allá (o
más acá) del peinado, el vestuario y las complementaciones, pues construyen
otras identidades y presencias cotidianas. Este diseño es cuando el cuerpo
se transforma en un contexto cultural y simbólico, re-significándose a través
de estas expresiones. Puede que –en algún momento– fuera sólo superficie,
pero ahora implica una geografía a recorrer, una inscripción del sí mismo y
mapeo de la sociedad, como espacio de manifestación y de construcción, “en
definitiva, es así entendido como el lugar de la vivencia, el deseo, la reflexión,
la resistencia, la contestación y el cambio social, en una interacción compleja
con las dimensiones económicas, políticas, sexuales, estéticas e intelectuales”
(González García, 2013: 28).
220
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
Escribía Jean-Luc Nancy (2007) que el cuerpo no es una totalidad, que no pue-
de inscribirse como unidad, sino –como intentaba esbozar arriba–, existen
“piezas, zonas, fragmentos” (p. 27). Es por ello que más que enfocarme a inser-
tar un cuerpo –y sus pedazos– en cierta locación, época o cultura determinada,
mi intención aquí será revelar éste como una sensibilidad que precisamente
nos inserta en el mundo, cualquiera que éste sea. Un sismógrafo que reconoce
los significados de lo cotidiano, abriendo posibilidades de sentido. Es aquello
que posibilita el sentir a partir de relaciones, considerando más que el cuerpo
solo, posibilitarlo en y junto a –según define Finol (2014)– su corposfera:
221
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
1 Por poner un ejemplo, respecto a los vínculos entre el ámbito mercantil y el cuerpo biológico,
Le Breton (2002) anota que: “Las necesidades de sustancias humanas reclaman al menos de
cuatro usos: la investigación médica y biológica que precisa muchos materiales humanos; la
fabricación de productos farmacéuticos; los trasplantes; los usos tradicionales de las facul-
tades de medicina para la formación de los médicos” (p. 75).
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Figs. 1 y 2. La exposición Body Worlds – Sliced Human Body (Gunther Von Hagens)
es un claro ejemplo de objetivación del cuerpo,
convertida en espectáculo desvelador de nuestra anatomía.
224
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
225
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
2 No podemos regirnos únicamente por la organicidad del cuerpo, y tampoco evitar sus afec-
taciones sobre el mundo. Es interesante rescatar el trabajo de Mangieri (2014), quien propo-
ne básicamente dos tipos de acciones al respecto: “Hay acciones transitivas e intransitivas.
Las acciones transitivas además de ser inherentes al cuerpo producen cambios externos en
el mundo que rodea al personaje. Las acciones intransitivas, como los procesos biológicos
internos, sólo afectan el mundo corporal individual del sujeto-actor” (p. 182).
226
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
3 Es interesante cómo Merleau-Ponty (1993) para afirmar esto adopta el término practognosia
de Grünbaum (en Aphasie und Motorik) para esta manera de acceder a la exterioridad: “una
«practognosia» que debe reconocerse como original y, quizás, como originaria. Mi cuerpo
tiene su mundo o comprende su mundo sin tener que pasar por unas «representaciones»,
sin subordinarse a una «función simbólica» u «objetivante»” (pp. 157-158).
227
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Cuando se poetiza que lo más profundo es la piel, se busca también cierta su-
perficie, pues es en ella que se surge, se manifiesta. La profundidad de esa piel
llega al cuerpo, y a la inversa, el espesor del cuerpo reside en la piel. Todavía
en el plano poético: todo deberíamos verlo desde la piel, desde el tacto al me-
nos, que ulteriormente es el sentido que rige nuestro contacto con el mun-
do. Ella puede hacer de ese tacto4 una historia de la memoria que implique al
cuerpo como lugar de pensamiento. De hecho, cuando Richir (2015) habla de
esta interrelación inextricable entre el cuerpo y el pensar, anota que “no es el
pensamiento el que se hace, por así decir, su cuerpo, sino porque, más precisa-
mente, no hay pensamiento sin cuerpo” (p. 33).
Hablar de la piel puede ser hacerlo de un envoltorio, pero esa estructura
establece los parámetros relacionales con el resto del mundo –hacia afuera–,
así como los bordes de individualidad de nuestro para sí –hacia un adentro–.
En cualquier caso, debe ser una especie de frontera, que organiza y regula este
4 Este sentido del tacto, excede la condición tradicional, pues “Tocar no implica necesaria-
mente el contacto táctil de los cuerpos, sino que es un toque directo al interior del cuerpo, al
ser sensible, desde el alma” (Ferrada, 2014: 128).
228
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
5 Finol (2014) le asocia a la piel cuatro funciones fundamentales: “1) Protección, 2) Termorre-
gulación, 3) Sensación, 4) Secreción” (p. 167).
229
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
bitar el mundo –la piel habita así como es habitada–. Interpretar la superficie
corporal asume un desciframiento de la alteración –lo tatuado, en este caso–,
entendiendo las especificidades de cada topografía, en distinción y multiplici-
dad (en el hacia afuera y en el hacia adentro), por lo que habrá que compren-
der que cada cosmogonía expuesta habrá sido cimentada sobre la relación e
intercambio simbólico del individuo. Siguiendo a Rossi (2011), no sería el caso
arrojar la piel únicamente “como frontera o valla entre la interioridad del cuer-
po y la exterioridad circundante, pues la piel como superficie genera un flujo
orgánico y, al mismo tiempo, un intercambio social, clave en la vida de cada
sujeto. Ciertamente, la piel representa un elemento sustancial de conexión y,
desde ese lugar, se impone como instrumento cultural y simbólico; un estatus
que la proyecta simultáneamente al espacio de la ritualidad y la sociabilidad.”
(p. 18). El tatuaje será un uso del cuerpo desde la autonomía del individuo,
“gesto de expresión, que se encarga él mismo de dibujar y de hacer aparecer
afuera lo que enfoca, recupera el mundo” (Merleau-Ponty, 2006: 76).
“El cuerpo es el mundo y el mundo es en la piel tatuada” (Garrido, 2010:
11), pues después de ingresar a ese cuerpo, allí quedó registrado, en esa piel en
apertura que continúa jugando a los sentidos.
El tatuaje en sí tiene una largo coqueteo con la gran mayoría de las culturas, y
si bien su carácter ritualista se ha modificado y aligerado, como vemos, sigue
teniendo una poderosa carga política. Es decir, aunque en gran parte de las
geografías –sobre todo, primermundistas– ya no sea considerada su carga sa-
nadora o su asociación a determinado prestigio social como en la antigüedad,
su práctica no cesa de documentar las relaciones de/en el cuerpo con su entor-
no y consigo mismo. Incluso, si su uso es “decorativo”, quiero decir con un pro-
pósito no intelectualizado o dispuesto a los establecimientos de tendencias
pasajeras, y carezca del sentido ancestral –entendamos original, si eso es posi-
230
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
6 Garrido (2010) anota que ya la incursión del tatuaje a Occidente fue desde “una práctica mar-
ginal: marineros, presos, prófugos y condenados, se marcan la piel para encarnar el estigma
y esa mirada aún perdura. Durante el siglo xx la práctica del tatuaje también se vinculó al
ejercicio del horror: Auschwitz es el ejemplo paradigmático, donde los tatuajes tomaban la
forma de un número identificatorio” (p. 3).
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
232
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
Fig. 4. Vincent Langlois (Vin Los), modelo canadiense que tatuó su cuerpo con diversos
mensajes a fin de corporizar la cultura pop y entrar en el mundo de la fama.
233
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Por estas razones, reclamar un discurso por la vía del cuerpo, da carne a una
existencia despreciada, a una experiencia vaciada (Fig. 5).
Ahora ya en el s. xxi, se entiende al menos su polisemia, tanto en su
ámbito privado como su inserción pública. Como producción volitiva sujeta a
una diversidad de factores comprende una larga serie de reflexiones desde ese
diseño del cuerpo: pues se le considera una gráfica viva y caminante, que es
ahora piel y que tanto mira como es punto de las miradas. Un diseño –sea éste
ilustración, tipografía o símbolo– que es fácilmente topado; un mensaje ex-
puesto que, junto con otras prácticas corporales, puede evidenciar esta esfera
de construcción de sentido para sí del sujeto, esta construcción de sí mismo a
través de ubicar su cuerpo como contexto. De este modo, propone una nueva
configuración identitaria, “una marca que vela la primera identidad del sujeto
o que la completa de manera imaginaria” ya que, al significarlo a través del
signo, aquello “que no se pudo inscribir en lo simbólico; lo que no se puede
poner en palabras, lo que no se puede elaborar desde el discurso, se pone en el
cuerpo” (Foos, 2012: 28-29) (Fig. 6).
El tatuaje, en esta recuperación del mundo, podemos también pensarlo
como inscripción de la memoria, y ésta como huella objetivada en el cuerpo,
tallada para conmemorar aquello que no está, para ser presencia de una ausen-
cia (Garrido, 2010). Al fin y al cabo, el tatuaje desea preservar algo, en principio
para siempre –que el cuerpo aguante–, sea una imagen, una idea, un recuerdo
o incluso un deseo, escrito para no ser olvidado, en un soporte que lo precie
y mantenga su valor. Un recuerdo que revela su significancia al dimensionar
visualmente –e incluso verbalmente– el objeto de deseo y al involucrar al cuer-
po voluntariamente para su permanente ingreso al mundo; un recuerdo que,
finalmente, se “hace piel” a través de las imágenes, que se imbrican con aquélla
para incorporarla al plano del lenguaje. Comunicación viva, móvil y cambiante
en una planicie que se niega a callar sin atestiguar y relatar su historia: “La me-
moria, reducida a la rememoración, opera siguiendo las huellas de la imagina-
ción.” (Ricoeur, 2000: 21). Así, si por un momento atendiéramos a ese tatuaje
como vestigio, que funciona de herramienta mnemotécnica, accederíamos a
234
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
los tres usos identificados por Ricoeur (2000): “huella escrita sobre soporte ma-
terial; impresión-afección “en el alma”; impronta o huella corporal, cerebral,
cortical” (p. 31), en sucesivas correspondencias entre la impresión del sujeto y
aquella otra experimentada. Relaciones que no enfrentan el cuerpo como obje-
to al cuerpo viviente, al cuerpo como lenguaje y como significación (Figs. 7 y 8).
De este modo, el tatuaje podremos resumirlo a la vinculación –al menos,
exterior– a una voluntad de rememoración de una afección que queda docu-
mentada en la piel. Pero más allá de esto, es una grafía que relata desde la car-
ne, volviendo la piel un lugar de acontecimientos y construcciones simbólicas
alejadas de la dominación de otros canales de comunicación. Supone una apro-
piación del propio cuerpo (Garrido, 2010) en contigüidad con el pensamiento,
pues le otorga sentido, contenido y causalidad –incluso ficción– a su “realidad”.
Esto, establece tensiones con la idea tradicional del cuerpo y del diseño, como
real, verdadero, global, homogéneo, etc., proponiéndose como negación de la
voz unívoca para perpetrar sucesivas narraciones alternativas. Al apropiarnos
del cuerpo lo activamos desde otra significación, desde aquella que da cuenta de
que algo ha sido sentido, aquella que se niega a ser simple depósito de la subjeti-
vidad, a ser sólo “piel sin marcar” para la circulación pública: “El tatuaje reclama
ser visto pues es una suerte de panóptico invertido –todos miran al uno– pero
esta visibilidad no es constante: el tatuaje –según donde se halle– se muestra y
se oculta, se vela y devela, a sus observadores” (Garrido, 2010: 10). Ubicando al
cuerpo como medio de conocimiento y posesión del mundo, que nos permite
habitarlo y comunicarlo, recordarlo y significarlo.
El cuerpo se percibe como testimonio de vida, del modo en que lo haría
un diario. El cuerpo se percibe como un texto que habla del sujeto, de lo signi-
ficativo en su vida, de aquello a lo que el sujeto da relevancia, de lo que tiene
importancia: es un texto mediante el cual habla de sí mismo a otros. El cuerpo
tatuado recrea, trae al presente y materializa de manera permanente aspec-
tos del sujeto, los explicita, evidencia su filosofía de vida, sus compromisos
existenciales o la ausencia de los mismos y asegura un sentido de trascenden-
cia ontológica. El cuerpo es su identidad subjetiva (Sastre, 2011: 184).
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7 En este sentido, no estoy subordinando la idea de memoria a mero –que no es poco– recurso
biológico, o incluso anatómico si se quiere, sino ampliándolo a las revisiones antropológicas,
donde intervienen procesos sociales y culturales. A este respecto, si bien la biología otorga
la materia de la maquinaria psicológica, Candau (2006) comenta “Estas facultades huma-
nas [la memoria y la conciencia] y sus modalidades de organización no pueden reducirse a
esta dimensión única, en todo caso en el estado actual de los conocimientos. En efecto, las
interacciones sociales y culturales hicieron posible el pensamiento y la memoria, al permi-
tir el establecimiento y la distribución de conocimientos, creencias, convenciones, la com-
prensión de imágenes, de metáforas, la elaboración y la confrontación de razonamientos, la
transmisión de emociones y de sentimientos, etc.” (p. 15).
240
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
desde estas gráficas vivas, pues se encajan como historias en el mundo, in-
sertándose como una memoria persistente que permite, de algún modo, una
remembranza colectiva –de recuerdo personal hacia las otras historias– que
se entrecruza con la individual. Al no permitir el olvido se está resistiendo a
una fuerza natural –actualmente impuesta con barbarismo económico e ideo-
lógico–, tomando el recuerdo como materia prima del traer al ahora aquello
ausente. Una ausencia que se autorreferencia constantemente, como ilusión
de sí misma, enunciando una “verdad subjetiva”, una “ficción de realidad” para
completarse.8
Es así como el tatuaje es el diseño y enunciación del propio discurso
–como historia y narración, como relato y mediación–, como forma posible
entre todas las permitidas, como una formulación cercana al pensamiento
del tiempo, del acontecer, de la idea, de la experiencia, etc., todo lo fidedig-
namente próxima a la voz del sentido, ésa que ahora re-significa la piel. Como
decía, (re)presenciando los datos que están ausentes, haciendo ahora figura-
tiva la ficción del relato, un esfuerzo de pliegue, despliegue y repliegue, más
allá de la apariencia, más como algo que aparece en relación con la memoria
de aquello. Dotándole finalmente, una narración a cualquier acontecimiento
de la vida de ese cuerpo que se oponga como resistencia y desplace ese peli-
gro de ser olvidado. De esa historia de uno a imagen-recuerdo para el resto:
“…el tatuaje es el límite entre la piel y el mundo, entre la existencia individual
y colectiva. No es interior ni exterior, sino el lugar por el que el cuerpo expre-
so –como gesto comunicante– y desde el cual la significación ocurre con los
otros” (Garrido, 2010: 15-16) (Fig. 10).
8 Este huir y guarecerse del olvido no ha de significar necesariamente una traducción o trans-
ducción fiel y verídica de aquello que sirvió para la figuración. Por el contrario, la individuali-
dad y la subjetividad de las experiencias dejan paso a la imaginación y el deseo, por lo que el
tatuaje es una expresión y dotación de sentido de un mundo –ni siquiera todos los mundos
posibles–, y además, en su polisemia sirve a diversos trazados de la narración y en su metá-
fora a la apertura de su sentido.
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El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
Fig. 10. Fotografía del exmilitar Daniel Crane participando en los Invictus Games
(2014) en Londres. Su tatuaje en el miembro amputado dice
“Faith and trust in what we cannot see” (Fe y confianza en aquello
que no podemos ver), haciendo clara referencia a la ausencia de su antebrazo.
243
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El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
Discusión final
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Fig.11. Fotografía de Lucky Diamond Rich, considerada “la persona más tatuada
del mundo” por el Guinness World Records en 2006.
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Fig. 12. Fotografía de miembros Yakuza en el Festival Sanja Matsuri (Tokio, 2007),
el único en el que se les permite mostrar sus tatuajes.
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9 Resulta interesante este concepto, pues “Si la escritura comunica el sentido de ser ella un
medio para el pensamiento convencional del mundo, la noción deconstructiva de Nancy –la
excritura– comunica un sentido que es llevado a un límite y puesto fuera de sí para sentirnos
tocados por su pasaje. Este sentido pasa por y entre nosotros, y no entre sus significados y
referentes para permitirnos estar en el sentir o si se quiere en el sentido de aquello en los
márgenes de su significación.” (Ferrada, 2014: 103)
248
El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
Este diseño corporal nace en una huella que el sujeto adopta para ex-
presar su universo individual, para identificarse y hacerse visible –precisamen-
te en su misma piel–, explicitándose tanto desde la diferencia como desde la
pertenencia, pero subrayando siempre la unicidad del individuo (Sastre, 2011),
pues su vida es única y el tatuaje será su síntesis visual de cierta singularidad
en pintura indeleble. El tatuaje será un registro mnemotécnico permanente
como costo del recuerdo.
Esta gráfica caminante, permite el acceso a una imagen del sí mismo
resistente a las regulaciones oficiales –del afuera–, gestionando discursos pro-
pios que reivindican el control del cuerpo expuesto. Recordemos que la piel no
es una frontera impermeable, y que en/desde ella intercambiamos los mun-
dos, una topografía en la que los mensajes transitan de un lado a otro, per-
mean de una profundidad a la otra. La piel vive en movimiento y en relación,
“se desplaza, de manera que tanto integra elementos exteriores como hace
aflorar elementos interiores (…) Este doble movimiento configura en buena
medida la operatividad como símbolo de la piel y del cuerpo” (Velasco Maíllo,
2008: 113)”. Este diseño se torna entonces herramienta que vehiculiza y facilita
esa piel en transición, movimiento de ida y vuelta del individuo sobre el mun-
do, como un diseño de autoencargo en el que cada tatuaje ilustra y refleja las
experiencias y subjetividades del individuo.
Finalmente, al considerar el cuerpo como reflejo (des)plegado –de lo
de adentro y de lo de afuera–, he tratado de atisbar un momento, en el que el
que la piel escrita, esta superficie grafiada por un tatuaje, permite el diseño
en tinta de una subjetividad en un afuera. La comunicación en el límite que
expone dicho cuerpo siendo sentido, corporizado y hecho contexto, modu-
lando el espacio que se le ha dado y visibilizando –reclamando– su sentir del
mundo.
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CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
Referencias
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El cuerpo como contexto. De los diseños sobre la piel
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RESEÑAS DE LOS AUTORES
CLAUDIA MOSQUEDA GÓMEZ
RICARDO LÓPEZ-LEÓN
256
Reseñas de los autores
257
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
258
Reseñas de los autores
259
CONTEXTO Y DISEÑO: El binomio invisible
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CONTEXTOY DISEÑO
El binomio invisible