Conductismo Social
Conductismo Social
Conductismo Social
Personalidad
A partir del punto de vista de las
actitudes, puede determinarse el
concepto de personalidad. Como cada
individuo posee las mismas
componentes afectivas y cognitivas
básicas que los demás, aunque en
distintas proporciones, tales
proporciones definirían su personalidad.
Germani escribe al respecto: “Un grupo
de investigadores interpreta la
personalidad simplemente como una
colección de actitudes altamente
específicas”. “Sus principales autores,
Cattel, Woodworth y Thorndike,
sostienen que es posible reducir la
personalidad a un cierto número mínimo
de componentes básicos y uniformes,
análogos en todos los hombres”. “El
punto de vista común de los autores de
esta tendencia es que la personalidad
debe considerarse como una función de
la sociedad, pero que al mismo tiempo
es capaz de trascenderla. Afirman que si,
por un lado, ella representa el «aspecto
subjetivo de la cultura», por el otro posee
la capacidad de trascender las formas
culturales para transformarse de simple
receptora en creadora de nuevas formas.
La tarea de la psicología social consiste
justamente en describir y explicar cómo
se efectúa este incesante proceso de
transmisión y creación de formas
culturales a través de la personalidad
humana”.[2]
Conductismo e interacción
social
Lo interesante del conductismo social
aparece en la forma en que George H.
Mead describe la interacción social, para
quien el acto psíquico social “es aquel en
el que el individuo sirve en su acción
como estímulo a la respuesta de otro
individuo”. “El carácter más importante
de la organización social de la conducta
no es que un individuo en el grupo social
hace lo que los demás, sino que la
conducta de un individuo constituye un
estimulo para que otro individuo realice
determinado acto, y que a su vez este
último acto se transforme en estímulo
para una posterior reacción por parte del
primer individuo, y así continuando en
una interacción sin fin”.[1]
Interaccionismo simbólico
Para establecer la interacción social es
necesaria una previa interacción
simbólica. Francis A. Merrill escribió: “La
interacción de los seres humanos no es
como la de las bolas de billar, que
chocan entre sí y se repelen, sino que se
realiza a través de símbolos
significativos comprendidos
mutuamente por los participantes. La
interacción social se lleva a efecto dentro
de un conjunto de expectativas, reglas y
normas aprendidas en la infancia a las
que el individuo adapta su
comportamiento después. La interacción
social se caracteriza, por tanto, por «la
presencia de actos expresivos por parte
de una o más personas, la percepción
consciente o inconsciente de esos actos
por otras y la observación final de que
esos actos expresivos han sido
percibidos por otros» (Jurgen Ruesch)”.
Formación de la
personalidad
Desde el conductismo social se
establece también la forma en que un
niño va conformando su propia
personalidad. Tal proceso ocurre cuando
el individuo “asume la actitud o emplea el
gesto que otro individuo emplearía, y
además responde o tiende a responder a
tal gesto. El niño se vuelve gradualmente
un ser social a través de su propia
experiencia y actúa hacia sí mismo de un
modo similar al que emplea cuando se
dirige a los demás”.
Visión unificadora
Uno de los objetivos de las ciencias
sociales es el logro de una visión general
que abarque la mayor parte de los
fenómenos descriptos, es decir, se trata
de establecer una teoría general del
individuo y de la sociedad. Así, desde las
componentes afectivas de la actitud
característica (amor, odio, egoísmo,
negligencia) puede extraerse cierta ética
natural, constituyendo una teoría de la
acción ética. Luego, desde las
componentes cognitivas de la actitud
característica (referencia en la realidad,
en uno mismo, en otro o en lo que todos
dicen), y empleando el método de prueba
y error de la ciencia experimental, puede
extraerse una lógica analógica,
constituyendo una teoría del
conocimiento. Desde la interacción
simbólica y el lenguaje es posible la
interacción social y la formación de la
personalidad. Luego, la personalidad se
proyecta hacia la cultura de la sociedad.
Se advierte que, en principio, es posible
abarcar varios conceptos asociados al
individuo y a la sociedad desde la visión
descriptiva emergente del conductismo
social.
Referencias
1. “Espíritu, persona y sociedad” de
George H. Mead-Editorial Paidós-Buenos
Aires 1972
2. “Psicologías del Siglo XX” de Edna
Heidbreder-Editorial Paidós-Buenos Aires
1967
3. “Introducción a la Sociología” de
Francis E. Merrill-Aguilar SA de Ediciones-
Madrid 1967
Véase también
Psicología social
Psicología conductista
Psicología de las actitudes
Actitud
George H. Mead
Conductismo
Fundamentos de las ciencias sociales
Inercia social
Obtenido de
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