AMORC-The American Rosae Crucis 08 Agosto 1916 Completo Traducido Al Español
AMORC-The American Rosae Crucis 08 Agosto 1916 Completo Traducido Al Español
AMORC-The American Rosae Crucis 08 Agosto 1916 Completo Traducido Al Español
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
En este número del American Rosae Crucis publicamos la pintura del Gran
Maestro Diputado KUT-HU-MI de Tíbet, India. Al hacerlo así sentimos que unas
palabras de explicación son necesarias, porque no publicamos esta pintura en
el número de Julio como prometimos en la biografía del Maestro MORIA-EL.
Muchas cartas nos han llegado pidiendo una explicación del porqué estas
pinturas son dadas con tan abierta publicidad, bordeando el sacrilegio. No es
nuestra intención herir los sentimientos o la delicadeza devocional de cualquier
individuo o grupo de estudiantes filosóficos, congregaciones o asambleas. No
es visto como un sacrilegio por aquellos de nosotros que aceptamos a Jesús, el
Cristo, como el Salvador del mundo, Tener su imagen en nuestra posesión, ni
publicar el mismo para los ojos de aquellos que quieren estudiar los rasgos, ya
sean estos idealísticos o reales. Por lo tanto no podemos considerar la
publicación de estas dos imágenes como sacrílegas, especialmente cuando las
imágenes fueron dadas a nosotros con el expreso propósito de publicarlas. En
conexión con esto probablemente no esté fuera de lugar explicar las
circunstancias que condujeron a esta publicidad.
Vino a nuestra oficina un hombre que se presentó como George Ambrosius
Immanuel Moryason Sykes, quien afirmó que estando en Tíbet e India, él se
encontró en persona con el Maestro Moria-El y con el Diputado Kut-Hu-Mi,
ambos miembros y jefes de nuestra Orden Rosae Crucis, y de un número de
otras organizaciones desconocidas para nosotros, que él había sido
seleccionado como el personal representativo de estos Maestros con autoridad
para dar un juego de imágenes a nuestra Orden como la verdadera Orden R.C.
en América, y publicarlas, dando o vendiendo estas pinturas y otras de una
naturaleza oculta y religiosa, y que estas pinturas estaban propiamente
firmadas en el lenguaje Zend Avesta y eran las únicas imágenes autorizadas
en existencia, que él pretendía tener las mismas reproducidas y ofrecerlas al
público en general o sociedades, etc.
Nosotros hemos publicado las imágenes en esta revista como interesantes e
instructivas para nuestros lectores. Los esbozos biográficos escritos por el
Señor Sykes son ciertamente de lo más extraños y asombrosos nunca
publicados en ninguna publicación Americana y como ellas pertenecen al
trabajo de tantas organizaciones ocultas se nos aseguró que ellas serían
apreciadas por lectores que eran y que no eran miembros de la Orden Rosae
Crucis. La publicación de las imágenes y biografías ha traído seguramente
mucha correspondencia de nuestros lectores y muchas llamadas personales a
nuestras oficinas editoriales. Hemos oído y leído muchas alabanzas del hombre
y también algunas condenas. Se nos ha pedido que verifiquemos las
afirmaciones hechas y en ausencia de ninguna prueba en nuestra posesión (y
la cual nunca afirmamos tener) hemos pedido al Señor Sykes darnos por
escrito su garantía que estas pinturas son justo lo que ellas afirman ser. A este
fin reproducimos su afirmación escrita. Es amplia, completa y cubre cada punto
posible y confiamos que esta responderá las muchas preguntas puestas a
nosotros por aquellos que creen que los editores han desenterrado
voluntariamente estas pinturas con el intento de ofrecerlas de una manera
desautorizada. La siguiente declaración, por lo tanto, claramente prueba que el
Señor Sykes está listo a asumir la plena responsabilidad por ambas pinturas y
biografías y que él mantiene su propia autoridad para su existencia. Los
editores invitan a cualquiera que tenga otra información a escribirles y el asunto
será dado al Señor Sykes quien está ansioso en probar sus afirmaciones a
nosotros y a todos los demás.
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
En la consideración del Autoconocimiento, la cuestión no es si un ser humano
es refinado o común, bello o feo, poderoso o débil, rico o pobre. Desde estos
puntos de vista conocemos las circunstancias externas solamente, pero
muchísimo más importante son las cualidades de la mente, la vida interior del
ser humano. Pero aún aquí, la cuestión no es si un ser humano es inteligente o
estúpido, ingenioso o agudo pues el conocimiento del ser humano está todavía
limitado a ciertas cualidades internas, que causan acción, expresiones de
voluntad, la razón de la acción.
Yo no me conozco a mí mismo si solamente conozco mi acción, esa manera de
actuar que comparto con todos los seres humanos de mi tipo, que no puede ser
separada de la naturaleza humana, esa manera de actuar que yo comparto
solamente con unos pocos, esa manera de actuar al final es la mía propia. El
que quisiera conocerse a sí mismo así como a los demás, debe primero saber
lo general, y luego la naturaleza especial del ser humano. Él debe saber lo que
es necesario, lo que es inmodificable, lo que es accidental a la naturaleza, y al
mismo tiempo lo que es él mismo, porqué él es tal ser humano, lo que otras
personas son, y cómo ellas se diferencian de él. Él debe saber cómo él y otros
han llegado a esto, cual es la naturaleza original, cuales las circunstancias
externas, y al final qué es de su propia creación.
Aquello por lo cual un hombre se distingue él mismo son sus expresiones,
lenguajes, movimientos, acciones, omisiones, tan bien como las comisiones.
Pero todo esto junto no es el individuo mismo, sino solamente los signos y
síntomas por los cuales el estado del alma es traicionada. Existe un campo tan
enorme de diferencias individuales que el conocimiento del ser es difícil. Las
acciones externas son solo la cubierta bajo la cual está oculto lo real. Para
conocerse a uno mismo no hay que perder tiempo en lo externo sino que se
debe entrar en el espíritu de la acción, de lo visible a lo invisible, para
determinar con seguridad las razones para la acción.
La mayoría de las acciones son el resultado de previas decisiones. Yo deseo
actuar, por lo tanto actúo. Yo no puedo codiciar, ni desear ni disgustarme
objetos que son totalmente desconocidos para mí. No me puede gustar o
disgustar ninguna cosa que yo no haya imaginado como buena o como mala.
No puedo desear nada sin que despierte en mí un ideal específico de las
cualidades buenas o malas del objeto. Puede ser que la idea sea muy oscura,
lejos en lo profundo del alma, pero nunca puede ser que una acción tome lugar
sin una idea precedente de la cualidad de la acción. Desde que los actos u
omisiones son signos por los cuales difieren los seres humanos, para
conocerse a uno mismo uno debería conocer la razón para la acción de uno,
los deseos, gustos y disgustos e imaginaciones. La imaginación no produce el
mismo efecto en todos. Hay ideas que todos comparten pero el efecto difiere.
Note los diferentes efectos que tiene un sermón sobre una congregación
normal: uno bosteza, otro se ríe, otro derramará lágrimas de arrepentimiento.
La imaginación sola no producirá la voluntad y el deseo- la experiencia parece
ser algo más que una mera consciencia de ideas.
Ninguna idea llega sola a un individuo. Todos tienen muchas de ellas, y nadie
sabe cuántas conoce, aún el más estúpido. Cada hombre hace distinciones y
cada distinción es conocida solamente por un signo. La mayoría de los
hombres pueden contar, pero con el objeto de contar, es necesario tener tipos
y especies, pues solamente aquellos de un mismo tipo pueden ser numerados.
Así sucede con el juicio. Las ideas tienden a lo cierto o a lo equivocado;
verdadero o falso, bueno o malo. El estúpido solo difiere del inteligente por el
número de ideas que se han vuelto reveladas y lo han iluminado, y por lo tanto
más unidas. Las imaginaciones parecen ser el material con el que la
inteligencia y la razón trabajan por comparación y penetración.
Conocer el ser de uno es conocer las ideas de uno; si ellas difieren de las ideas
de los otros; en qué forma ellas difieren. Qué imaginaciones son oscuras,
cuales claras y distintivas; cuales se encuentran con frecuencia; cuales son
raras. Cómo se combinan las ideas con otras; tales combinaciones son difíciles
al influjo de otros, o ellas los alientan. Qué ideas están esperando; cuales
deberían ser fortalecidas, cuales debilitadas. Esto es conocer el pensamiento
de uno. Conocer la forma de pensar de uno es conocer el pensamiento de uno.
Para conocer una cierta cosa, uno no debería detenerse en el reconocimiento,
sus ingredientes, sus signos, sino también a qué tipo de idea pertenece la
cosa. Cuando me conozco a mí mismo por mis ideas, de qué tipo son ellas y a
qué pertenecen. Entonces sé qué cualidades confirmar y a qué cualidades
debería negarles existencia. Esto es juzgarse a uno mismo. Conocerse a uno
mismo es juzgarse a uno mismo; juzgar cuales de todas las posibles
cualidades contrarias van bien con el individuo. Este juicio es llamado la auto
estima y esta es la parte principal del auto conocimiento. Quien así puede
juzgarse a sí mismo está en el sendero del auto conocimiento. Esta facultar es
la más alta y es la única por la cual el razonamiento práctico se vuelve
unificado.
Ese conocimiento tiene valor en interés por el hombre que está en inmediata
relación con él, y ninguna parte de nuestra ciencia lleva estas condiciones
mejor que el auto conocimiento. El objeto del auto conocimiento no puede ser
una cosa fuera de mi ser. Ese objeto es mi ser. Los objetos externos no tienen
interés excepto si ellos me conciernen, Sin importar cuan curioso yo pueda ser,
ni de qué tipos puedan ser estos objetos, es siempre por mí que ellos tienen
interés para mí.
Por la estructura de mi mente yo soy justo tal como soy, y es mío propio en un
alto grado. La estructura de mi mente es la fuente de mis alegrías así como de
mis sufrimientos; es el telescopio a través del cual veo el mundo. Una cierta
condición puede hacerme sentir en abundancia pero aún en falta. Preservar la
estructura beneficiente de la mente, bajo toda circunstancia, y debilitar lo
opuesto es el punto principal. El conocimiento del ser nos enseña lo que somos
y lo que deberíamos ser. Por este el hombre se da cuenta de sí mismo, busca
sus condiciones espirituales y morales y encuentra su posible ganancia o
pérdida, antes que la cuenta sea hecha entre él y el cielo.
El conocimiento del ser es el mejor progreso de la virtud. Es la ciencia más alta
y el fundamento de toda perfección espiritual. El conocimiento del ser es la
primer condición de toda verdad y felicidad duradera. Somos imperfectos
porque nuestro conocimiento de nosotros mismos es tan imperfecto. Toda
verdadera perfección del ser humano es imposible sin el cultivo de la razón,
inclinación y pensamientos. Por el auto conocimiento mejoramos todo esto. El
ser humano compara sus razones como nobles o innobles y por su
comparación bajos impulsos aparecen como defectos. Con el auto
conocimiento el ser humano puede obtener la perfección. Lo capacita para
intentar la gran tarea del mejoramiento, y llevarla a la perfección. Conocerse a
uno mismo es conocer las condiciones de uno mejor que nadie más; él sabe lo
que necesita y dónde, y cómo aplicar eso que necesita. Él nunca se
desarrollará en el sitio equivocado o en asuntos menores. Él no cometerá el
error de tratar de mejorar las condiciones externas. Él se desarrolla desde lo
interior del hombre y se salva él mismo de la mera apariencia de bondad, que
es la hipocresía.
Como nuestro juicio, o conocimiento de otros está hecho por comparación con
nosotros mismos, nunca podemos conocer a otra persona excepto en el grado
en el cual nos conocemos a nosotros mismos. Un mejor y más verdadero juicio
de otros es el bello fruto que este noble árbol del auto conocimiento produce.
Este bello árbol produce una conducta más refinada, un más delicado y más
servicial camino, un más valioso, más amigable y más indulgente tratamiento
de otros, una incrementada simpatía por todo, una observancia más consciente
de los deberes sociales. Si él quien sabe cuan falso e injusto es él mismo,
algunas veces, cuan crítico y tonto es con frecuencia, cuan imperfecto; con
cuanta frecuencia su conducta más virtuosa es solamente la consecuencia de
circunstancias felices, como es egoísta en la mayoría de las acciones
ordinarias, cómo la más aparente fuerza es nada sino mera debilidad; cómo
con frecuencia se convence a sí mismo que los actos más tontos son los
mejores, cuan estrecho, cuan egoísta, cuan apresurado es su juicio- si él sabe
estas cosas de su propia experiencia, tal persona sería menos apresurada en
juzgar, él sería más indulgente y perdonaría, porque cada juicio duro de otros
es al fin un juicio de sí mismo.
El conocedor del ser pide ser tratado rectamente por otros, y en la misma forma
él tratará a otros. Él no pedirá imposibilidades, sino que tratará a los hombres,
en todas las circunstancias como ellos deberían ser tratados. Sabiduría e
inteligencia, las más altas cualidades del hombre prosperan solamente en el
suelo del auto conocimiento. Auto conocimiento es la más grande prudencia y
sabiduría. ¿Qué es la prudencia de la cual se jacta la gente mundana? ¿Cómo
puede ser esta llamada prudencia cuando el propósito mismo es tonto o malo?
¿ Cuán débil, incompleta, parcial y defectuosa es la percepción que no conoce
todos los puntos, si no conozco el valor de los medios y el arreglo de
propósito? ¿Cómo es esto posible si no lo dejo depender directamente o
indirectamente de mi percepción interior, si la condición interior es tan poco
conocida para mí, mis ideas equivocadas, mi idea de perfección baja o falsa?
Conociéndome solo a mí mismo conozco lo que soy, lo que puedo hacer, lo
que puedo esperar de otros y lo que los demás pueden esperar de mí, de modo
que ellos consigan mi amor y estima. Estas dos cosas sin la cual la vida es
miserable, son necesarias para la vida social y la felicidad.
REVISION DE LIBRO
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
1-El Perro
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
1. Oh, Buen Señor, ¿Quién es el buen amigo entre las criaturas del Buen
Pensamiento, que supera aquellas del pensamiento maligno, durante la
oscuridad? Es el erizado perro negro Vanghapara (Cuando un perro ve a un
Drugi o ser maligno, él se eriza todo sobre su espina como un cerco, que
puede decirse que es un perro guardián-Pahlavi Zend texto), el perro guardián,
Oh Zaratustra, él protege al hombre bueno y sus alrededores, y quienquiera
lastime a este perro será castigado por esto.
2. Quienquiera golpea un perro pastor o un sabueso o un cachorro no tendrá
paz hasta que lo haya expiado, Oh Zaratustra.
10. Si un hombre golpea un perro y lo lastima, o corta su oreja, o pata, él
mismo será mutilado en esta o en una vida futura.
12. Si un hombre mata un perro será flagelado en un poste, o seguramente
morirá en combate, o en una muerte violenta.
13. Si él lastima un cachorro él será golpeado por la enfermedad, o por un
ladrón, o su casa será quemada, o será ahogado. La mala fortuna caerá sobre
él.
16. Quienquiera mate una comadreja, una mangosta, un hurón, un zorro, o un
coyote sufrirá la pena expuesta en 13.
17. Un perro pastor, o un collie, cuida los rebaños y las manadas; un perro
guardián vigila los alrededores y los edificios; mientras que el perro de una
casa vigila la casa. Se espera que cada propietario Zoroastriano
(Rosaecruciano) tenga uno de cada uno. (tres perros)
Gatha 4, Sloka 1
18. Si un hombre da comida mala o en mal estado, o comida caliente o
envenenada a cualquiera de estos perros, ¿entonces que se hará? A él le será
dado lo mismo que le dio a ellos y será repudiado por todos los hombres
buenos.
20. El perro, de todas las buenas criaturas, se vuelve viejo muy rápido si no es
alimentado por la gente que tiene comida, y vigilan las cosas y no reciben
nada, de esto viene la costumbre de dejar comida en un plato. Cada miembro
de un hogar debe esperar poner aparte tres bocados de cada tipo de comida
en cada plato para cada uno de los tres perros, el ovejero, el guardián y el del
hogar.
28. Da al perro Man-da-min (maíz) y leche o comida aceitosa (fritada) pues
este es el tipo apropiado para los perros.
Gatha 5, Sloka 29
29. Si un perro se vuelve loco ¿qué haremos? Poner un collar de madera sobre
él, atarlo y curarlo.
Sloka 35
Ellos lo curarán como uno de los amigos Fieles pues él es el más fiel de todos
los Amigos. Él es el amigo fiel, entonces si él no es curado, o nadie que esté
cerca lo curará (como es su deber hacerlo) entonces cuando él necesite de un
médico nadie le ayudará; tal será el karma de un hombre infiel. El fiel tomará
cuidado de un perro extraviado, un perro lastimado, un perro enfermo, un perro
herido, o un perro sin hogar, como lo haría con un niño, o un hombre, o un
amigo.
EL TRABAJO DE LA ORDEN
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
Me gustaría si fuera posible tener una gran convención anual de todos nuestros
miembros, para poder darle la mano a cada uno, darles nuestro apretón de
manos y decirles personalmente lo que trato de decir de esta manera
impersonal. Pero tendremos nuestra primer convención el próximo año, y así
es que debemos esperar.
El 24 de julio pasado, terminaron los primeros siete años desde que me
embarqué al extranjero para encontrar a los Maestros y obtener permiso de
ellos para lo que he dado a América. Los siete años parecen como un hito o
más; pero esto se debe al hecho de que por cinco años y medio tuve que
trabajar en silencio y esperar mi tiempo para anunciar la llegada de la Orden. El
último año y medio me ha visto tan activo, tan ocupado en este gran trabajo
que el tiempo ha pasado rápidamente y gloriosamente.
¡Y qué maravillosa obra ha sido realizada! Por cientos de años las mentes de la
gente pensante, la consciencia cósmica de la nación, ha estado esperando y
buscando por la verdad como el Rosaecrucianismo la expone. Es una vieja,
pero siempre placentera historia, tener extranjeros que piden verme o que me
escriben diciendo que los principios y doctrinas que nuestra Orden representa
son justo lo que ellos han estado buscando por años en cada canal, en cada
filosofía y en cada organización oculta o científica.
Entonces también, yo encontré tantos- hombres y mujeres bien educados,
profundos, serios- que sintieron que en alguna parte en el pasado, en alguna
parte en el oscuro receso de su consciencia, ellos habían realizado una vez
todo lo que nosotros estamos haciendo y podemos hacer, y nuestra Orden vino
a ellos como una renovación en su existencia de una pasada experiencia.
Cruzar el Umbral abre la puerta de entrada. En sí mismo no es el punto de más
alto logro; es apenas el primer paso sobre la escalera. Tantos han hallado, y
correctamente, que sus 18 a 20 Convocaciones Sagradas y lecturas
inspiradoras, son grados no solo de iluminación, sino grados de eliminación,-
eliminación de ideas viejas y equivocadas, teorías y costumbres; eliminación
del ser, del egoísmo, del mal, del pensar equivocado y del hacer equivocado;
eliminación de la cáscara del trigo, lo indigno de lo digno. Después de todas las
pruebas y exámenes, lecciones y experiencias de los primeros tres grados,
aquellos que permanecen en la Orden y exitosamente pasan al Cuarto Grado
con su muy bella, sublime y edificante Iniciación, son verdaderamente los
dignos cuyos corazones y almas están llenas de regocijo y Devoción. El
sendero a través de la Orden no es fácil; el camino del transgresor es difícil. Ni
el dinero ni la posición social, la voluntad o el poder cuentan en las pruebas
internas, personales. Aún el merecedor lo encuentra tan bello, tan dulce y tan
iluminante que la Paz Profunda reina suprema en su consciencia, mente y
cuerpo.
Alrededor mío veo y encuentro bellas almas que han sido probadas y que nos
han dado todo lo que ellas han recibido en el sendero del poder. ¡Es
maravilloso, grande! No hay mayor experiencia en la vida que encontrar el ser
de uno elevado a la gloria, al poder y al sublime conocimiento. Este revela el
Dios en nosotros y lo Bueno y nos hace verdaderos Hermanos y Hermanas.
¡Con la voluntad de Dios, que pueda ser esto así!
SIR WILLIAM RAMSAY
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
¡Qué parte importante juega la Fe en la vida! Cómo esta revolucionaría la vida
si no hiciéramos más que darle el sitio de honor que es su divino derecho.
¡Somos tan duros! Somos de la tierra, ¡terrosos! Estamos tan ciegos en nuestra
ignorancia que inclusive pondríamos una venda a nuestra guía, la Fe. Nuestra
creencia de que la fe es ciega está tan profundamente asentada que cuando
nuestras vidas son bendecidas con la tangible demostración de las cosas que
al principio sólo esperábamos, no damos honor a la Fe, sino que nos
congratulamos a nosotros mismos por tener tal suerte. Reflexionamos con
júbilo sobre la coincidencia; o aún atribuimos, muchas veces, la obra de la fe al
mero azar.
La Fe no espera venir a hacer lo suyo sobre el plano objetivo. Ella no pertenece
al mundo material. Su esfera es la esfera de la causa, la naturaleza subjetiva
de la humanidad. Cuando ella trae sus tesoros al mundo material, ella está
satisfecha en partir hacia su propio dominio, inspirando al hombre a más
grandes logros y victorias.
Cuando hablamos del hombre pensamos del hombre objetivo, el hombre que
come, duerme, trabaja, juega, piensa, habla, el hombre con el que nos
encontramos todos los días por cientos y por miles en todas partes. Si él solo
supiese lo valioso, confiable, poderoso, los sabios sirvientes que tiene, a su
disposición y llamada, no para ningún logro particular suyo, sino por su derecho
de nacimiento, él se levantaría, en la dignidad de su divinidad, y se volvería un
rey entre los hombres.
Sus sirvientes, sin embargo, aunque sabios y poderosos, aún más allá de lo
que él sueña, son subsirvientes. Ellos no vendrán a su presencia sin su orden;
ellos nunca toman la iniciativa. Si quedan invisibles y olvidados , en una parte
sin desarrollar de su dominio, ellos permanecerán allí, por todo el tiempo, hasta
que ellos reciban la llamada de su amo y maestro.
Estos sirvientes son numerosos, pero solo vamos a hablar de uno de ellos hoy,
la Fe. La Fe es la guardiana de sus tesoros, si personalizáramos los poderes
subjetivos del hombre. En realidad ella es demasiado grande para ser
albergada en la personalidad. Ella ES su tesoro, aún la sustancia de todo lo
que él espera, la evidencia, para él, de todo lo que está en el futuro.
Cuando el hombre comienza a aprender de sus facultades subjetivas y toma (al
principio) pequeños viajes dentro del silencio, al cerrarse la última puerta de su
sentido objetivo, la Fe lo encuentra, y comienza la obra de quitarle de sus
cargas y desintegrarle el problema que él ha traído consigo para una solución.
Dentro de su mente ella envía pensamientos positivos que edifican;
pensamientos de coraje, de fuerza, de propósito. Ante sus ojos ella despliega el
misterio del próximo paso, y el próximo. Él ve, científicamente, cómo construir
su camino y su plan, y finalmente él ve desplegado ante sus ojos la visión final
de la victoria. Dentro de su consciencia está puesta la “evidencia de las cosas
no vistas” como estando sobre el plano material.
¡Aquí él es fortalecido! Aquí tiene él carne para comer que el mundo
desconoce. Aquí es dulce descansar un rato, pero con la visión de la victoria
todavía ardiendo en su mente, él está ansioso en traer su evidencia a los ojos
de sus compañeros vagabundeando sobre el plano terrestre, de las cosas que
él esperaba.
A medida que él se aproxima a la puerta que separa lo invisible de lo visible, la
palabra de despedida es la palabra de la Fe. Esta perdura en su memoria, y
guarda, en todo momento, la conexión entre su razonamiento y actividad
objetiva, y su visión de la victoria. Con coraje, y con fe él va, cada paso de su
camino, y el clímax es el seguro producto de la ley, sin la necesidad de
coincidencia o azar.
¿Qué tiene almacenado el futuro para usted? NADA, a menos que usted
aprenda a reconocer y honrar ese valioso sirviente suyo, ¡la Fe! ¿Qué traerá
ella entonces? NADA. No es de ella la provincia del conocimiento lo que traerá.
Ella es un subsirviente siempre, y su actitud es “¡Qué me harás hacer!”,
Levántate ahora, hermano, en la dignidad de tu divina filiación. Entra en tu
legítimo dominio, conscientemente. Ve, a partir de este día, con el escudo de la
Fe, conquistando y conquistando, “no por ejércitos… sino por mi Espíritu”.
UN SUEÑO EXTRAÑO
Escrito Inmediatamente al Despertar
Por F.A.Hassler, M.D., Ph.D.
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
“En un sueño, en una visión nocturna, cuando un sueño profundo cae sobre los
hombres, mientras dormitan en sus lechos; entonces El abre el oído de los
hombres, y sella su instrucción,…”. Job 33:15,16
Yo no tengo ninguna razón para haber soñado lo que relato más abajo, tal vez
podrá ser que algunas semanas antes yo había leído el siguiente poema de S.
Wilberforce:
“EL MISTERIO DEL CASTIGO”
Dentro de esta hoja, para cada ojo
De tan poco valor, yace
La más rara y sutil fragancia.
Las palabras “Levántate y sígueme”, cayeron sobre mi oído. Con la rapidez del
pensamiento me encontré a mí mismo, con mi glorioso guía, en un bello prado,
el pasto verde creciendo exuberantemente y muchas flores salvajes movían
sus pétalos coloridos sobre la verde carpeta. En un momento todo esto cambió,
muchos hombres con caballos estaban destrozando el suelo- pero lo que más
me golpeó fue que cada raíz, cada brizna de hierba, cada pequeña flor gemían
en agonía cuando los cascos del caballo o la espada de hierro del arado
arrancaba su vida o rompía sus tiernas fibras en pedazos. Las máquinas de
grada, rodillo y siembra siguieron cada una en rápida sucesión, y mientras
eran aplastadas, quebradas y replantadas, las voces de muchas plantas
vinieron a mí como suspiros y gemidos ahogados, la misma tierra parecía
gemir en angustia.
“Esto es lo que Dios está haciendo contigo”, dijo el glorioso ser a mi lado. Me di
vuelta, pero él ya no estaba allí; su mensaje había sido dado.
UNA RECETA
Tal vez una palabra rápida quedará entonces sin ser dicha y muchas
oportunidades de prestar un buen servicio a un amigo o a un extraño entonces
será felizmente hecho, que otros podrían ni siquiera ver. “También lo hace un
ROSAECRUCIANO!” pronto cesaré de ser una frase; esta entrará en el
Cuerpo, el Alma y la Mente, transmutando lo grosero en lo más fino y
llevándonos más cerca de la PERFECCIÓN.
Fraternalmente,
Un Hermano del Segundo Grado
LA TEORÍA ONDULATORIA DE LA LUZ
Estudio para el Hogar para Miembros del Segundo y Cuarto Grados
Conferencia por Lord Kelvin
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)
Debo decir, en primer lugar, sin mayor prefacio, pues el tiempo es breve y el
tema es largo, simplemente que el sonido y la luz se deben ambos a las
vibraciones propagadas en forma de ondas; y me dedicaré en primer lugar a
definir la manera de propagación y el modo de movimiento que constituyen
aquellos dos sujetos de nuestros sentidos, el sentido del sonido y el sentido de
la luz.
(Artículo publicado en la revista “The American Rosae Crucis” Vol. 01, Nro. 08,
Agosto de 1916-Traducido por Alejandro Daniel Silvani Costa, F.R.C.)