Camilo Henríquez...
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ÍNDICE
PRESENTACIÓN 5
ARTÍCULOS
JUAN FERNANDO SELLÉS. ¿Cabe antropología natural, según Kierkegaard, o solo 9
por fe?
MIGUEL LÓPEZ ASTORGA Y RODRIGO LAGOS VARGAS. modus 19
ponens .
ALEJANDRO CÓRDOVA, MARISOL VELÁSQUEZ Y LISBETH ARENAS WIRKER. El 39
rol de la argumentación en el pensamiento crítico y en la escritura epistémica en
Biología e Historia: aproximación a partir de las representaciones sociales de los
docentes.
NAHUM LAFLEUR. Efectividad del feedback correctivo escrito directo para mejorar el 57
aprendizaje de las preposiciones por y para en español/L2.
ESNEDY AIDÉ ZULUAGA. Los idiotismos de la modernización sin modernidad: un 75
acercamiento a la dinámica urbana de principios del siglo XX en Colombia a
partir de Suenan timbres de Luis Vidales.
DAVID MONTERO. Arqueologías de la imagen-red. La subjetividad dialógica en 93
Level Five de Chris Marker.
SONIA LÓPEZ BAENA. La memoria indígena en Cautiverio feliz y razón individual 111
de las guerras dilatadas del Reino de Chile de Francisco Núñez de Pineda y
Bascuñán.
BERNARDO SUBERCASEAUX Y PAULA CUADRA. Camilo Henríquez: teatro, 127
republicanismo y modernidad.
MARÍA JOSÉ BARROS CRUZ. Imaginarios etílicos en Pablo Neruda y Pablo de 143
Rokha: hacia una poética de la embriaguez.
IVÁN ALEXIS CANDIA-CÁCERES, OSCAR ROSALES NEIRA Y PATRICIO 157
LANDAETA. Porteñas buenas mozas: corazón y belleza en la construcción de la
mujer en la narrativa de Salvador Reyes.
DOSSIER: ESTUDIOS CERVANTINOS
IGNACIO ARELLANO. Los personajes del Quijote en sus espacios (algunas calas). 177
JUAN MANUEL ESCUDERO. De huellas y sucedáneos quijotescos en los entremeses 191
del Siglo de Oro.
3
CRISTINA TABERNERO. Con no sé qué vislumbres de ironía: indicadores y marcas 205
de la ironía en el Viaje del Parnaso.
CARLOS MATA INDURÁIN. Las Cortes de la Muerte, autosacramental atribuido a 219
Lope de Vega, y el episodio cervantino de la carreta de la Muerte (Quijote, II, 11).
BLANCA OTEIZA. Evocaciones cervantinas en Tirso. 233
ENRIQUE DUARTE. Autoridad(es) y poder(es) en Monseñor Quijote de Graham 245
Green.
NOTAS
ÁLEX ESPINOZA VERDEJO. Bacon, algunas consideraciones pragmáticas del 259
conocimiento y una metafísica alterada.
ENRIQUE MUÑOZ PÉREZ. Historicidad como experiencia fundamental en Ser y 271
Tiempo de Martin Heidegger.
RODRIGO CÁNOVAS EMHART. Noticias del yo: buscando la familia en otra parte. 279
El caso de Fantasmas literarios. Una convocación (2005) de Hernán Valdés.
JUAN ANTONIO GONZÁLEZ DE REQUENA FARRÉ. La recurrencia de la metáfora. 289
Un marco filosófico-lingüístico.
NOELIA IBARRA Y JOSEP BALLESTER. La literatura en la formación universitaria. 303
RESEÑAS
María Jesús Zamora Calvo (Ed.). Brujas de cine (Alberto Ortiz). 319
José Anadón. Historiografía literaria latinoamericana colonial-contemporánea 320
(1973-1993) (Marcos Figueroa Zúñiga).
Vicente Enrique Montes Nogales. La memoria épica de Amadou Hampâté Bâ 325
(Mercedes Travieso Ganaza).
Felipe Montiel Vera. Chiloé. Historias de viajeros (Juan Saldívar). 327
4
PRESENTACIÓN
La reivindicación de lo subjetivo como locus cognitionis altera, como fuente de
la pulsión hacia la relación con las cosas y con los otros y, también, como prisma desde
el que es posible contemplar y elaborar la experiencia de lo cotidiano constituye el
edredón que cobija la mayor parte de los trabajos que presentamos en este
cuadragésimo tercer número de Revista ALPHA, el que en esta ocasión se ve
enriquecido, además, con un dossier consagrado a Cervantes, elaborado por el Grupo de
Investigaciones sobre el Siglo de Oro de la Universidad de Navarra, España.
Abre esta edición el trabajo de Juan Fernando Sellés, quien examina en
Kierkegaard el problema de si el conocimiento de la propia intimidad humana es natural
o exclusivamente sobrenatural. En una óptica que se sitúa en el sujeto pensante, puesto
en el marco de la lógica proposicional, Miguel López y Rodrigo Lagos señalan que la
primacía del modus ponens en la cognición humana explica el frecuente error en el que
incurren los sujetos sometidos a la tarea de selección de las cuatro tarjetas de Peter
Wason. Ya en el ámbito de la argumentación práctica, Alejandro Córdova, Marisol
Velásquez y Lisbeth Arenas explicitan las representaciones sociales acerca de la
enseñanza y aprendizaje de la argumentación que sostienen los docentes de Biología e
Historia y ofrecen un modelo explicativo para este fenómeno. Todavía en el terreno de
los estudios cognitivos, Nahum Lafleur y Anita Ferreira miden el efecto del feedback
correctivo escrito directo en el incremento del aprendizaje y el uso correcto de las
preposiciones “por y para” en español como segunda lengua.
Abre la colección de trabajos de Literatura el artículo en el que Esnedy Zuluaga
examina, desde su análisis de Suenan Timbres de Luis Vidales, la dificultad que
enfrenta la sociedad colombiana para entender las necesidades y conflictos que genera
el progreso desde una modernización sin modernidad. David Montero explora la
existencia de un principio dialógico en la configuración de las subjetividades que
interactúan en Level Five de Chris Marker, con el objeto de matizar la metáfora crítica
que califica de forma consistente su producción cinematográfica como ejemplo de
autorretrato. La constatación de la obliteración de la alteridad (subjetividad altera)
representada en una pretendida voz indígena surge en el agudo análisis que Sonia López
practica sobre el Cautiverio Feliz de Pineda y Bascuñán, para concluir que esta obra no
logra superar (pese a la experiencia del autor) el sesgo etnocéntrico; una perspectiva que
se vincula con la subordinación de los principios estéticos al ideal republicano, en el que
coexisten colonialidad y modernidad, que presentan Bernardo Subercaseaux y Paula
Cuadra en su análisis de La Camila o La Patriota de Sudamérica de fray Camilo
Henríquez. Una imagen de la subjetividad manifestada en la pasión de la embriaguez
etílica la ofrece el novedoso trabajo de María José Barros, quien propone una lectura de
5
la Oda al Vino de Pablo Neruda y Borrachos dionisiacos de Pablo de Rokha como una
poética de la embriaguez que hunde sus raíces en la tradición clásica y se vincula a una
cierta noción de masculinidad. En una perspectiva opuesta, Alexis Candia-Cáceres,
Oscar Rosales y Patricio Landaeta, proponen una lectura de la construcción del sujeto
femenino, en cuatro obras de Salvador Reyes, a partir de la noción de “corazón y
belleza” propuesta por Rimbaud.
Cierra este conjunto de contribuciones literarias el dossier “Estudios
Cervantinos”, compuesto por seis trabajos emanados de la siempre prolífica producción
académica del Grupo de Investigaciones sobre el Siglo de Oro (GRISO) de la
Universidad de Navarra. Aquí, el artículo de Ignacio Arellano revisa los principales
espacios aludidos en El Quijote y su relación con el personaje. Desde una consideración
intertextual, Juan Manuel Escudero considera las diferentes recreaciones de don Quijote
en los entremeses del siglo XVII, los que en ocasiones funcionan como textos más
complejos que señalan la popularidad de la novela y del personaje. Cristina Tabernero, a
su vez, nos ofrece un fascinante análisis pragmalingüístico de Viaje del Parnaso, obra
que puede ser caracterizada como ironía continuada, inestable o heurística en la que se
aprecian indicadores o marcas que permiten una adecuada interpretación de los tercetos
cervantinos. También en la línea que explora la intertextualidad, Carlos Mata pone en
relación el episodio cervantino de la Carreta de la Muerte con el autosacramental de
Las Cortes de la Muerte como preludio a su propuesta de un análisis dramático-
literario de este último enfocado en su estructura y en su construcción alegórico-
simbólica. Blanca Oteiza, a su vez, relaciona las figuras de Tirso de Molina y Cervantes
tanto en el plano del circuito del hacer como del decir examinando las evocaciones
mutuas en las obras de ambos. Un interesante examen de la reescritura de la figura de
don Quijote presente en Monseñor Quijote de Graham Greene llega ahora de la pluma
de J. Enrique Duarte, quien ofrece un novedoso análisis de los conceptos de autoridad y
poder, en la obra de este último, a partir de la configuración de ambas categorías en el
derecho romano.
Cuatro Notas cierran esta edición: el trabajo de Álex Espinoza que subraya la
necesidad de analizar la obra Novum Organum (Bacon, 1949), en tanto es crucial para
comprender los giros epistemológicos acontecidos en la historia del pensamiento; las
reflexiones de Enrique V. Muñoz respecto de la Historicidad como experiencia
fundamental en Ser y Tiempo de Martin Heidegger; el abordaje del espacio familiar y
sus espacios alternos que realiza Rodrigo Cánovas en Fantasmas Literarios. Una
evocación de Hernán Valdés; la consideración de la metáfora en el contexto filosófico-
lingüístico que realiza Juan Antonio González de Requena; y, finalmente, la
colaboración de Noelia Ibarra y Josep Ballester respecto de la Literatura en la formación
universitaria desde el espacio europeo de educación superior.
6
ARTÍCULOS
127-141
CAMILO HENRÍQUEZ: TEATRO, REPUBLICANISMO Y MODERNIDAD
Camilo Henríquez: theater, republicanism and modernity
Resumen
El artículo examina la obra teatral de fray Camilo Henríquez, específicamente La Camila
o la Patriota de Sudamérica, a partir del supuesto de que en esta los principios estéticos quedan
subordinados al ideario ilustrado y republicano, a cuya defensa y difusión fray Camilo dedicó su
vida. A partir del análisis de la obra se develan las diferentes marcas textuales por las que el autor
publicita las ideas republicanas e instala –en un modelo de asimilación– a un sujeto indio
moderno. Operación que se da en un contexto de recepción en que colonialidad y modernidad son
fenómenos simultáneos, lo que deviene a la postre en un pensamiento republicano utópico.
Palabras clave: Sujeto moderno. Pensamiento republicano. Modernidad. Sociabilidad. Asincronía.
Abstract
This article approaches the work of Friar Camilo Henríquez, specifically the play The
Camila or the Patriot of South America, from the assumption that aesthetic principles are
subordinate to the illustrated modern and republican ideas, who Fray Camilo devoted most of his life
to defend and disseminate. From the analysis of La Camila, the article unveils the different textual
marks through which the author disseminated republican ideas and established, in an assimilation
fashion, a modern Indian subject. This happens in a reception context in which colonialism and
modernity appear to be simultaneous, and therefore republican thought becomes utopian.
Key words: Modern subject. Republican thought. Modernity. Sociability. Asynchrony.
TEATRO O DOCUMENTO
Fray Camilo Henríquez (1769-1825) es conocido sobre todo como publicista de
la Independencia (Proclama de Quirino Lemachez) y como periodista y editor del
primer periódico publicado en el país (La Aurora de Chile, 1812-1813), pero
escasamente como dramaturgo. De hecho, las dos piezas que escribió en su exilio
argentino (1815-1822) nunca han sido representadas en su totalidad. La inocencia en el
asilo de las virtudes (que se sitúa en Filadelfia) solo se encuentra en formato
manuscrito2, y La Camila o la Patriota de Sudamérica fue publicada en 1817, en
Buenos Aires. La Sociedad del Buen Gusto, una organización de la sociedad civil
bonaerense cuyo fin era velar por la calidad teatral y por educar a los espectadores, no le
1
Bernardo Subercaseaux. Investigador Responsable Proyecto Fondecyt ―Modernidad, modernización y
cultura en América Latina‖ (No 1130031). Paula Cuadra, alumna ayudante.
2
Véase en www.memoria chilena.cl
Bernardo Subercaseaux y Paula Cuadra
7
Habitaban en la confluencia de los ríos Marañón y Ucayali, trasladándose entre el oeste de Brasil y el
noreste peruano, forman parte de la familia lingüística tupi-guaraní. Durante la Conquista se los vinculó al
mito del Dorado. Se trata de una etnia hoy casi desaparecida.
130
Camilo Henríquez: teatro, republicanismo y modernidad
Cacique abre el tercer acto con una reflexión que alude a la instalación de la
modernidad en el continente:
―¿No fuera posible que empezase por aquí en Sud América el imperio de la razón
y de las leyes sabias y paternales, como el blando resplandor de la aurora? Un
pueblo nuevo, sin lujo, sin heredadas preocupaciones y costumbres, puede
presentarse libre de aquellas máximas bárbaras, que por serie de siglos han hecho
gemir a la humanidad‖ (Henríquez, La Camila, 19).
El Cacique de los Omaguas resulta ser un ejemplo de la noción de sujeto
moderno presente en la literatura republicana: es la unión del indio noble, letrado, gran
lector, partidario del sistema Lancaster, impregnado de orgullo americanista, producto
de una formación en las ideas republicanas. Educado en Filadelfia es admirador de
Estados Unidos y tiene por máximo valor la libertad, pero no la libertad individual o
cualquier libertad, sino una de tipo republicana, una libertad situada en el marco de una
nación cívicamente organizada, una nación de ciudadanos. Orientación que según el
Cacique debía tomar ―nuestra América‖ después del letargo de tres siglos de
dominación española. Yari y el Cacique hablan con códigos que no son propios de
ellos. La glorificación idealizada del mundo indígena es uno de los ideologemas básicos
de la obra. La tesis del indio noble y del español bárbaro.
Debido a la necesidad de otorgarle tensión al drama y abrir la posibilidad de una
anagnórisis, se produce en el Cacique un repentino y poco verosímil cambio de ánimo:
a propósito de un manuscrito anuncia a la familia criolla que se ve forzado a entregarlos
a los españoles. La posibilidad de salvación que les ofrece es que Camila contraiga
vínculos de sangre y se case con un indígena para así naturalizarse en el país de los
Omaguas, a lo que Camila por fidelidad a su marido se niega rotundamente. El Cacique
le dice que le daría por esposo a Ministro: cuento corto, llaman al Ministro quien
aparece en medio de los árboles, y se produce la anagnórisis, el Ministro es nada menos
que el mismísimo don Diego, el marido desparecido de Camila al que daban por
muerto. Artificial en este caso, la anagnórisis es un elemento propio del teatro clásico
griego, como también lo son algunos elementos del vestuario que figuran en las
indicaciones de la puesta en escena: las mujeres visten túnica larga de muselina blanca
así como en los coros del teatro griego (con sombrero de rasgos nativos), y el Cacique
con ―camisa y calzón blanco, ancho y largo, a la asiática‖ (Henríquez, La Camila, 6).
Dardo Scavino identifica otro elemento vinculado al teatro griego: cuando el Jefe
Omagua pone a prueba la fidelidad de Camila y ocultándole la presencia de don Diego
le ofrece como esposo a su Ministro, luego que ―Camila se niega‖ el Cacique le
reprocha que los criollos siempre ―prefieren a los españoles (enemigos de la patria)‖ y
no a los nativos (Henríquez, La Camila, 22). Antes también les ha reprochado que los
criollos nada hicieron cuando podrían haberle dado apoyo a Tupac Amaru ―Visteis
131
Bernardo Subercaseaux y Paula Cuadra
correr la sangre del alto príncipe y no derramasteis una lágrima‖ (21)8. En este contexto,
basándose en una referencia a una aria que canta don Diego, aria que es parte de una
Ópera inspirada en una tragedia de Corneille (el más neoclásico de los dramaturgos
modernos), Scavino plantea que el conflicto básico de la obra es el dilema al que se ve
expuesta la protagonista, entre la fidelidad a la sangre (su marido y su familia) o a la
alianza política (Omaguas y criollos americanos). Se trata, sin embargo, de un tema que
se hace patente solo en la segunda mitad de la obra, un dilema que es más bien un
artificio para darle tensión dramática al conflicto. Lo que sí es importante es la filiación
que establece Scavino con el aria de Los Horacios y los Curiacios, ópera inspirada en
una tragedia de Corneille, que añade un elemento neoclásico a la obra, tras ello reside el
ideologema del humanismo universal.
Camila es patriota no de una nación determinada, sino de Sud América. Con
frecuencia se hacen alusiones a la humanidad tanto por los criollos como por el Cacique
y Yari. El lugar y la etnia elegidos para la acción no guardan ninguna relación con el
sitio histórico del asunto. Cuando don José escucha que el Cacique piensa entregarlos a
los españoles, le dice: ―¿Y la compasión y la humanidad no hablan en vuestros corazón
por nosotros?‖ (Henríquez, La Camila, 21). La causa por la que se lucha no es solo de
un país, o de un continente, es una causa de la humanidad. La invocación a la
humanidad y a la totalidad mundo aparece también en boca del Cacique. Después de su
feliz reencuentro con don Diego, luego de que se conoce una propuesta emancipadora
de Camila, el Cacique en un discurso con que finaliza la obra, la llama:
―¡Heroína del nuevo mundo! Imperturbable como las amazonas (cuyo suelo
honráis con vuestras plantas), pero más culta que ellas y más sensible; yo he
querido que vuestro digno esposo fuese testigo de vuestra fidelidad heroica y de
vuestra singular ternura…Vuestras virtudes aparecerán algún día para la gloria de
la Patria, admirables y excelsas, sobre los teatros del mundo‖ (38).
8
De paso esa escena revela en el autor una coincidencia con la triple raigambre planteada por Simón Bolívar
en la Carta de Jamaica (1815): por una parte los legítimos dueños del continente, por otra los criollos y por
otra los invasores españoles, los del medio, en un dilema.
132
Camilo Henríquez: teatro, republicanismo y modernidad
9
Mario Góngora, Simón Collier, Holdenis Casanova y Viviana Gallardo, entre otros.
10
Según todos los antecedentes con que se cuenta, ya que no existe un original.
133
Bernardo Subercaseaux y Paula Cuadra
11
Los saludos finales de cada una de las cartas en que se usan términos mapuches son meramente formales.
Ver Bernardo Subercaseaux. ―Prólogo y estudio preliminar‖, en Egaña, Juan. Cartas Pehuenches. Santiago:
Colección Clásicos de la Literatura Chilena, 2002.
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Camilo Henríquez: teatro, republicanismo y modernidad
Primer Escudo Nacional (―Después de las tinieblas, la luz‖ y ―O por consejo o por espada‖)
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Bernardo Subercaseaux y Paula Cuadra
mundo grecolatino. Por otra parte, el mundo sostenido por la columna dórica apunta a la
universalidad de los emblemas contenidos en el escudo, a la idea de humanidad.
Recordemos que uno de los artículos más relevantes redactados por Camilo Henríquez
en La Aurora (7 de mayo de 1812) se titula ―De la influencia de los escritos luminosos
sobre la suerte de la humanidad‖. En la perspectiva de este pensamiento se es primero
ser humano, parte de la humanidad y luego chileno, argentino, francés, araucano u otro.
Planteamiento universalista y de modernidad-mundo presente en el imaginario visual
que alimenta el escudo y también, como vimos, en los sujetos modernos de La Camila.
El primer escudo tiene un aura pannacional en la medida que integra distintas
tradiciones culturales en un cosmopolitismo republicano idealizado. Recordemos que la
protagonista de la obra de Henríquez es proclamada por el Cacique a ser reconocida
como ―heroína‖ no de Chile o de Ecuador sino de los teatros del mundo. De ese mundo
que en América por ser nuevo es apto como ningún otro –como lo dice el Cacique–
para los logros de la razón y de la humanidad.
Sobre la base de unos sellos utilizados por el Estado en decretos y credenciales de
1814 y 1815, y también en una versión de Blanchard Chesi publicada en la Revista Zig-
Zag de 1912, el estudioso Jose Miguel Barros señala la posibilidad de que las dos figuras
del escudo no sean indígenas, sino dos personajes romanos. Esta sugerencia no invalida
sino que confirma la idea republicana de un pasado aborigen pero que fue también clásico
y de dignidad grecolatina. Nos parece, en todo caso, más plausible considerar como reales
las imágenes reproducidas que se basan en los testimonios de Talavera y fray Melchor
Martínez, pues las que muestra José Miguel Barros corresponden solo a sellos.
La naturaleza está presente en los laureles estilizados en que descansan los
indígenas y también en la palma que se cruza con la alabarda. Una naturaleza que es sabia
y bienhechora y que simboliza el progresismo en que se inscribe el carro de la historia: es
la que sostiene el futuro. La estrella de 5 puntas que corona la imagen es un símbolo
doble, por una parte es el pentaalpha de la masonería, emblema de la perfección y del
supremo saber y por otra el weinalfe mapuche (nombre que asignaban al planeta Venus,
imagen que Lautaro usó como pendón de guerra contra los españoles), emblema que está
también en la estrella de 5 puntas de la primera bandera chilena. El mundo aborigen y el
mundo criollo aparecen ensamblados. El conjunto de elementos que conforman el cuadro
están, por tal razón, traspasados por un optimismo histórico, en que confluyen la
naturaleza, las armas, la tradición grecolatina, y un mundo nuevo, apuntando a una
modernidad híbrida hija de la europea, pero también con elementos aborígenes que la
diferencian. Las lanzas nativas y la alabarda o espada occidentales están unidas y
hermanadas, también las ideas. Lo que era heterogéneo y diverso está homogeneizado. Es
lo mismo que ocurre en la pieza teatral de Camilo Henríquez. A pesar de la inspiración
unionista del diseño (explicable dentro de una lucha supranacional contra la metrópoli)
hay una apropiación, un afuera y un adentro conjugados, un emblema patrio en que se
desvanece la diferencia, y se desconoce el desacomodo entre la utopía y el mundo real,
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Camilo Henríquez: teatro, republicanismo y modernidad
ASINCRONÍA E INORGANICIDAD
Tanto el Primer Escudo como la obra de Camilo Henríquez articulan en el plano
imaginario lo que no estaba articulado en la realidad. Un mundo indígena ―civilizado‖ y
desde una óptica ilustrada, pero que sin embargo carecía de sustento real en la época y
hasta hoy. Estamos conscientes de que la imaginación utópica y la modificación del
mundo real son instancias perfectamente legítimas tanto en la ficción como en los
emblemas patrios. Pero también es legítimo leer y reflexionar a partir de ellos respecto
de asincronías e inorganicidad histórica. Reflexionar acerca de las ―repúblicas aéreas‖,
de hechos de la época de la Independencia pero que de alguna manera han dejado una
marca que se prolonga en todo el siglo XIX. No en balde José Martí en Nuestra
América (1891) satirizó a esos letrados artificiales que sienten vergüenza del delantal de
su madre india, y que en lugar de mirar la realidad de sus propios países viven
pendientes de lo que ocurre en Europa, un Martí que señaló también que ―nuestra
Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra‖ (34).
Hay múltiples ejemplos de estas asincronías que revelan en cierta medida una
simultaneidad entre la colonialidad y la modernidad, así como hemos planteado en otra
oportunidad (Subercaseaux, Dónde estuvimos). El propio Camilo Henríquez vivió este
desacomodo entre utopía republicana y realidad, a propósito de la cultura letrada.
Cuando en 1811 llegó la primera imprenta a Chile Henríquez la bautizó como ―la
máquina de la felicidad‖.
―Está ya en nuestro poder –escribió– el precioso instrumento de la Ilustración
Universal… Los sanos principios, el conocimiento de nuestros eternos derechos,
las verdades sólidas y útiles va a difundirse entre todas las clases del Estado… la
voz de la razón y de la verdad se oirán entre nosotros después del triste e insufrible
silencio de tres siglos‖ (Henríquez, La Aurora, ―Prospecto‖, 1).
Son frases hiperbólicas, sueños que portan una veneración por el libro y la
cultura letrada, concibiéndolos como las herramientas fundamentales para la
emancipación mental y la construcción de una nación acorde a las ideas de la
modernidad. Frases que implican una política pública sobre la educación, el libro y la
lectura. ¿Pero de qué libros se trataba? ¿Estaba pensando Camilo Henríquez en libros
religiosos o de entretenimiento? La perspectiva religiosa y católica está casi ausente en
sus escritos en La Aurora de Chile, como lo está también en La Camila. El fraile no
estaba pensando, en consecuencia, ni en vidas de santos, ni en devocionarios, ni en
almanaques u otros géneros livianos procedentes de España. Pensaba, como señala en
varios de sus escritos, en ―libros útiles y morales‖ (así se decía en la época): libros
proveedores de conocimiento, que contribuyeran al ejercicio de la razón, al pensamiento
137
Bernardo Subercaseaux y Paula Cuadra
138
Camilo Henríquez: teatro, republicanismo y modernidad
pie a una verdadera ―posta‖ de ideales que van a quedar en el imaginario y que de algún
modo incidirían en cambios futuros de la sociedad chilena y americana. Son planes a
largo plazo en una nación que está en sus albores.
139
Bernardo Subercaseaux y Paula Cuadra
Universidad de Chile*
Facultad de Filosofía y Humanidades
Ignacio Carrera Pinto 1025 Nuñoa (Chile)
[email protected]
Universidad de Chile**
Licenciatura en Letras Hispánicas
Ignacio Carrera Pinto 1025 Nuñoa (Chile)
[email protected]
OBRAS CITADAS
Amunátegui, Luis Miguel. Camilo Henríquez. Tomo I. Santiago: Imprenta Nacional, 1889.
—— Las primeras representaciones teatrales en Chile. Santiago: Imprenta Nacional, 1888.
Barros Franco, José Miguel. ―Acerca del primer escudo de Chile‖. Boletín de la
Academia de la Historia. 1996: 17-30.
Catalán, Gonzalo. ―Antecedentes de la transformación del campo literario en Chile
entre 1880 y 1920‖. Cinco estudios sobre la cultura y la sociedad. Santiago:
Flacso, 1985: 71-175.
Egaña, Juan. Cartas Pehuenches. Santiago: Colección Clásicos de la Literatura Chilena, 2002.
Faúndez, Tania. ―La guerra en la dramaturgia chilena‖. Tesis Doctoral, Universidad
Autónoma de Barcelona, Barcelona, 2014.
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Camilo Henríquez: teatro, republicanismo y modernidad
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