Suetonio Vida de César
Suetonio Vida de César
Suetonio Vida de César
Cayo Suetonio
Tranquilo
Habría nacido alrededor del año 69 en Hipona
Suetonio (Hippo Regius, Numidia) y habría muerto hacia el
140
84 a.C
Muerte de César,
de Jean-Léon
Gérôme, 1867.
Estirpe, nacimiento y familia
“Cayo Julio César tenía diecisiete años de edad cuando murió su padre. Al siguiente año,
nombrado flamín dial (sacerdote de Júpiter), repudió a Cossutia, hija de simples aunque
opulentos caballeros, con la cual estaba desposado desde la niñez, tomó a Cornelia, hija de Cina,
que había sido cónsul cuatro veces; de ésta nació Julia, al cabo de poco, sin que el dictador Sila
pudiese conseguir por ningún medio que la repudiase; por este motivo despojole de su
sacerdocio, de los bienes de su esposa y de las herencias de su casa<” [I]
“Sirvió también en Cilicia, bajo el mando de Servilio Isaurcio aunque por poco tiempo, pues al
tener noticia de la muerte de Sila, concibiendo la esperanza de que M. Lépido concitase nuevas
turbulencias, apresurase a regresar a Roma<” [III]
“Calmada la insurrección civil acusó de concusión a Cornelio Dolabella, varón consular a quien
se había otorgado los honores del triunfo; absuelto el acusado, decidió César retirarse a Rodas,
tanto para prevenirse de sus enemigos, como para descansar y oír al sabio Apolonio Molón. [<]
Le hicieron prisionero unos piratas cerca de la isla de Farmacusa. Permaneció en poder de ellos
cerca de cuarenta días, conservando siempre la entereza [<] Envió todos sus compañeros y al
resto de sus esclavos a que le trajesen el dinero preciso para el rescate. Se concertó este en
cincuenta talentos, y en cuanto le desembarcaron, persiguió a los piratas al frente de una flota,
capturándolos en la retirada y sometiéndolos al suplicio con que muchas veces los había
amenazado como en broma” [IV]
“A su regreso a Roma, la primera dignidad con que le invistió el voto del pueblo, fue la tribuno
militar, colaborando entonces con todas sus fuerzas con los que intentaban restablecer el poder
tribunicio, profundamente quebrado por Sila” [V]
“Siendo cuestor, pronunció en la tribuna de las arengas, según era costumbre, el elogio de su tía
Julia y de su esposa Cornelia, que acababa de morir. En el primero estableció de la manera que
sigue el doble origen de su tía y de su propio padre: Por su madre, mi tía Julia descendía de reyes, por
su padre, está unida a los dioses inmortales; porque de Anco Marcio descendían los reyes Marcios, cuyo
nombre llevó mi madre, de Venus procedían los Julios, cuya razón es la nuestra. Así se ven, conjurados en
nuestra familia, la majestad de los reyes, que son los dueños de los hombres, y la santidad de los dioses, que
son los dueños de los reyes” [VI]
“Siendo edil, no se limitó a adornar el Comitium, el Foro y las basílicas, sino que decoró
asimismo el Capitolio [<] Unas veces con su colega y otras separadamente, organizó juegos y
cacerías de fieras , consiguiendo recabar para sí toda la popularidad por gastos hechos en
común” [X]
“[<] Pretendió el pontificado m{ximo, y tantas larguezas prodigó, que asustado por la
enormidad de sus deudas, dijo a su madre, besándola antes de acudir a los comicios, que no
volvería a verle sino pontífice” [XIII]
“Era pretor César cuando se descubrió la conjuración de Catilina; se había acordado por
unanimidad en el Senado la muerte los culpables, y solo él opinó que se los custodiase por
separado en las ciudades municipales y se le enajenasen los bienes” [XIV]
“[<] Quisieron que Bíbulo hiciese idénticas promesas a la centuria, y la mayor parte de ellos
contribuyeron con dinero para conseguirlo; el propio Catón dijo, con ocasión de esto, que por
aquella vez la corrupción sería beneficiosa para la república. César fue nombrado cónsul con
Bíbulo y los grandes no pudieron hacer sino asignar a los futuros cónsules cargos
intrascendentes, como la inspección de bosques y caminos. Movido César por esta injuria, no
perdonó medio para atraerse a Cn. Pompeyo, irritado entonces contra los senadores, que
vacilaban en aprobar sus actos, pese a sus victorias sobre el rey Mitrídates, reconciliándole
también con M. Craso” [XIX]
“Promulgó la ley agraria, y no pudiendo vencer la resistencia de Bíbulo, lo arrojó del foro a
mano armada. [<] Desesperado Bíbulo con ello, se retiro a su casa, donde estuvo oculto todo el
transcurso de su consulado, no ejerciendo otra oposición que por medio de edictos. Desde aquel
momento dirigió César todos los asuntos del Estado por su única y soberana autoridad” [XX]
“Apoyado por su suegro y el yerno, eligió, pues, entre todas las provincias romanas la
de las Galias, que, entre otras ventajas, ofrecía amplio campo de triunfos a su
ambición. Recibió, en primer término, la Galia Cisalpina con la Iliria, en virtud de la
ley Vatinia; y después diole el Senado la Cabelluda, convencido de que el pueblo había
de otorg{rsela si los senadores se la denegaban” [XXII]
Empresas guerreras
Guerra de la Galia
(58-50 a.C)
“En los nueve años de su mandato realizó las siguientes empresa: Redujo toda la Galia
comprendida entre los Pirineos y los Alpes, las Cevennas, el Ródano y el Rin, a
provincia romana, exceptuando las ciudades aliadas y amigas, obligando al territorio
conquistado al pago de un tributo anual de cuarenta millones de sestercios. Fue el
primero que, después de tender un puente sobre el Rin, atacó a los germanos al otro
lado de este río, y que consiguió señaladas victorias sobre ellos. Atacó también a los
bretones, desconocidos hasta entonces, los derrotó y exigió dinero y rehenes. En medio
de tantos éxitos, únicamente sufrió tres reveses: uno en Bretaña, donde una tempestad
estuvo a punto aniquilar su flota; otro en la Galia, delante de Gergovia, donde fue
derrotada una legión; y el tercero en el territorio de los germanos, donde perecieron en
una emboscada sus legados Titurio y Aurunculeyo” [XXV]
“La Galia, tomada en su conjunto, esta dividida en tres; una de ellas la habitan los belgas;
otra los aquitanos, y la tercera, los que se llaman, en su propio idioma, celtas , y en el nuestro
galos. Todos ellos se diferencian entre sí por el idioma, las costumbres, las leyes. El río
Garona separa a los galos de los aquitanos, y los ríos Marne y Sena los separan de los
belgas”. Cayo Julio César, Comentarios de la guerra de la Galia, Libro I
Proyecto político y pensamiento
[<] Otros opinan, por último, que le dominaba el h{bito de mando, y que habiendo
comparado con las suyas las fuerzas de sus enemigos, creyó propicia la oportunidad
de adueñarse del poder soberano, que desde su juventud venía codiciando. Según
parece, también lo creía Cicerón así. En el libro tercero De Offitiis (de los Deberes),
dice que César tenía siempre en los labios los versos de Eurípides que tradujo de esta
manera:
Pues si hay que violar el derecho, debe hacerse para
reinar; en los dem{s casos practica la rectitud” [XXX]
Guerra civil (49-45 a.C)
“Cn. Pompeyo decía que, no pudiendo César terminar los trabajos comenzados ni
satisfacer con sus recursos personales las esperanzas que el pueblo había puesto en
su regreso, quiso trastornar y conmoverlo todo [<] M. Catón declaraba con
juramento que le citaría en justicia en cuanto licenciase al ejército. Se decía que , si
regresaba en condición privada, se vería obligado, como Milón, a defenderse ante los
jueces rodeados de soldados con armas [<] Lo que Asinio Polión refiere y es, que en
la batalla de Farsalia, contemplando a sus adversarios vencidos y derrotados,
pronuncio estas palabras: Ellos lo quisieron; después de realizadas tantas empresas me
hubieran condenado a mi, C. César, si no hubiese pedido auxilio al ejército”[XXX]
“[<] Prosiguió a pie por estrechos senderos hasta el Rubicón que era el limite de
provincia y donde le esperaban sus cohortes. Detúvose breves momentos, y
reflexionando en las consecuencias de su empresa, exclamó dirigiéndose a los más
próximos: Todavía podemos retroceder, pero si cruzamos este puentecillo, todo habrán de
decidirlo las armas.” [XXXI]
“[<] Venció en seguida a Scipión y a Juba quienes habían recogido en África los restos de
su partido, y deshizo a los hijos de Pompeyo en España” [XXXV]
Muerte y Testamento
“Impútanse, sin embargo, a César acciones y palabras que demuestran el abuso del
poder y que parecen justificar su muerte. No se contentó con aceptar los honores más
altos, como el consulado vitalicio, la dictadura perpetua, la censura de las costumbres,
el título de Emperador, el dictado de Padre de la Patria, una estatua entre las de los
reyes, una especie de trono en la orquesta, sino que admitió, además, que le decretasen
otros superiores a la medida de las grandezas humanas; tuvo, en efecto, silla de oro en
el Senado y en su tribunal; en las pompas del circo un carro en el que era llevado
religiosamente se retrato; templos y altares y estatuas junto a las de los dioses; tuvo
como estos, lecho sagrado; un flamen, sacerdotes lupercos, y el privilegio, en fin, de
dar nombre a un mes al año” [LXXVI]
“Lo que atrajo, sin embargo, odio violentísimo e implacable fue lo siguiente: Habían
marchado los senadores en corporación a presentarle decretos muy halagüeños para
él, y los recibió sentado frente al templo de Venus Madre. Algunos escritores dicen
que Cornelio Balbo le retuvo cuando iba a levantarse; otros, que ni siquiera se movió,
y que habiéndole dicho C. Trebacio que se pusiese de pie, le dirigió una severa
mirada” [LXXVIII]
“A este grave ultraje inferido al Senado añadió César un rasgo de orgullo más hiriente
aún. [<] Un hombre, destac{ndose de la multitud, colocó sobre su estatua una corona
de laurel, atada con una cinta blanca. Los tribunos Epidio Maruco y Cesetio Flavo
ordenaron quitar la corona y redujeron a prisión al que la había puesto; pero César
viendo que aquella tentativa de realeza había tan mal éxito, o como pretendía que le
habían privado de la gloria de rehusarla, apostrofó duramente a los tribunos y los
despojó de su autoridad real; no pudo librarse de la censura deshonrosa de haber
ambicionado la dignidad real, a pesar de que respondió un día al pueblo que le
saludaba con el nombre de rey: Soy César y no rey, y a pesar también de que en las
fiestas lupercales rechazara e hiciese llevar al Capitolio, a la estatua de Júpiter, la
diadema que el cónsul Antonio había querido insistentemente colocarle en la cabeza
en la tribuna de las arengas. Sobre este asunto se difundió un rumor que adquirió
bastante consistencia, asegurándose que proyectaba trasladar a Alejandría o a Troya la
capital y fuerzas del Imperio, después de dejar exhausta a Italia con levas
extraordinarias, y encargado a sus amigos el gobierno de Roma; Añádíase que en la
primera reunión del Senado el Quindecenviro L. Cotta debía proponer que se diese a
César el título de rey puesto que estaba escrito en los libros del destino que
únicamente un rey podía vencer a los partos” [LXXIX]
“[<] Pocas fechas antes de su muerte se supo que los caballos consagrados por él a
los dioses antes de pasar el Rubicón, y que habían dejado vagar sin amo, se negaban a
comer y lloraban; por su parte, el arúspice Spurinna le advirtió, durante un sacrificio,
que se guardase del peligro que le amenazaba para los idus de marzo” [LXXXI]
“Sucumbió a los cincuenta y seis años de edad, y fue colocado en el número de los
dioses, no solamente por decreto, sino también por unánime sentir del pueblo,
persuadido de su divinidad. Durante los juegos que había prometido celebrar, y que
dio por él su heredero Augusto, apareció una estrella con cabellera, creyese que era
el alma de César recibida en el cielo, y ésta fue la razón de que se le representara con
una estrella sobre la cabeza. Ordenase tapiar la puerta de la sala donde se le dio
muerte; llamase parricidio a los idus de marzo y se prohibió que se congregasen los
senadores en tal día” [LXXXVIII]
Moneda
acuñada por
Augusto
conmemorando
la deificación de
Julio César