La Diferencia Entre Amor y Lujuria
La Diferencia Entre Amor y Lujuria
La Diferencia Entre Amor y Lujuria
La atracción física puede acercarnos a una persona – pero tienes razón: No es lo mismo que
el amor. Y eres sabio al darte cuenta de este peligro. De manera trágica, muchas personas
han confundido ambos conceptos, por lo que generalmente sus matrimonios no funcionan.
El amor entre un hombre y una mujer es más que sólo atracción física o un sentimiento –
aunque cada uno de ellos tiene su lugar. El amor verdadero es un acto de la voluntad – un
compromiso para buscar qué es lo mejor para la otra persona. El verdadero amor no
demanda; el amor verdadero da. El amor verdadero no pregunta, “¿Qué puedo obtener de
esta persona?”, sino “¿Qué puedo hacer para ayudarla?” En otras palabras, el amor verdadero
no está centrado en uno mismo; el amor verdadero es darse a sí mismo.
Podría decir mucho más acerca de esto si tuviera el espacio suficiente, por supuesto, porque
te tomaría una vida entera explorar las riquezas y complejidades del amor humano. Pero
déjame sugerirte una prueba: ¿Amarías a esta persona aunque perdiera su belleza física
(como lo hará eventualmente), o si su cuerpo fuera asolado por el cáncer o alguna
discapacidad? La Biblia dice, “El amor es paciente, es bondadoso. … El amor jamás se
extingue” (1 Corintios 13:4,8, NVI).
Este es el tipo de amor que Dios tuvo por nosotros cuando envió a Su Hijo a morir por
nuestros pecados y poder recuperarnos. Ábrele tu corazón a Dios al invitar a Cristo a tu vida –
luego pídele guía en todas las decisiones que tomes en el futuro.
Amor y lujuria
Lujuria es desear o ansiar algo intensamente, especialmente en un sentido
sexual. La lujuria apela a nuestro egocentrismo y trata a los demás como objetos
en lugar de como personas. El amor, por otro lado, es una devoción intencionada
hacia otro, sin importar las circunstancias. El amor antepone las necesidades de
alguien más, a las propias para asegurar su bienestar.
¿Por qué es importante esto? Confundir los dos términos puede ser peligroso y
llevar a la manipulación, a un matrimonio desecho, al adulterio o a una situación
igual de trágica. Mientras que la atracción física y los sentimientos tienen cada
uno su lugar, el amor es más que eso. El amor es un acto de la voluntad –un
compromiso de buscar lo que es mejor para el otro. El amor verdadero no exige,
da. No dice, “¿qué podré sacar de esta persona?”, pregunta: “¿Qué podré hacer
para ayudar a esta persona?” El amor verdadero no se centra en el “yo”, se
centra en el “dar”.
Toma toda una vida explorar las riquezas y las complejidades del amor humano.
Pero considera esto: ¿amarías a esta persona aún si perdiera su belleza física o si
su cuerpo fuera asolado por el cáncer o por alguna discapacidad? La Biblia dice,
“El amor es benigno…El amor nunca deja de ser (1 Corintios 14:4,8).Este es el
tipo de amor que Dios tuvo por nosotros cuando envió a Su Hijo Jesucristo a morir
por nuestros pecados para acercarnos más a Él. Si estás enfrentando un reto que
involucre la lujuria:
- Abre su corazón al amor de Dios e invita a Cristo a su vida, luego pídele que te
ayude a evitar los pensamientos y las acciones lujuriosas. Pídele que te ayude a
entender cómo amar a alguien verdaderamente.
Señoras y señores:
Anteayer llegué de España, aquí a Los Ángeles, invitado por Hombre Nuevo, para tener varios
círculos de conferencias por distintos sitios de Los Ángeles y otros lugares de California.
Estoy muy agradecido a vuestra cordial acogida en este espléndido salón del Conventions
Center, que me han dicho que es el Palacio de Congresos mejor del mundo. Como ven ustedes,
hay unas cámaras de vídeo para grabar este acto. El que quiera conservar esta conferencia
puede pedir la cinta en la sede de Hombre Nuevo.
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Por eso nadie dice que las prostitutas sean mujeres felices. Y
ellas mismas lo dicen así. En España, cerca de Madrid, en la
carretera de Barajas, apareció el cadáver de una prostituta
asesinada. En el bolso llevaba una carta para una amiga
donde decía: «Odio mi profesión. Me repugna esta vida. Estoy
deseando salir de esto». ¿Quién puede pensar que una
prostituta es una mujer feliz? ¿Cómo se titulan los libros que
hablan de prostitución? “ La esclavitud de la mujer” . “ La
esclavitud del siglo XX” . No conozco ningún libro, ni creo que
exista, que se titule: “ La felicidad de la prostituta” .
Por eso digo que con el sexo sólo nadie es feliz. En cambio
con el amor, sí. Por eso es tan importante distinguir entre
amor y lujuria.
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Ejemplo: Me acuerdo de una vez, en España, que estaba yo
misionando por Motril, en la provincia de Granada, en
concreto, en Almuñecar. Los misioneros dedicábamos un día a
llevar la comunión por las casas a los enfermos y ancianos. A
mí me tocó llevar la comunión por unos cortijos. No sé si aquí
en Los Ángeles entendéis la palabra cortijo. Digamos rancho,
que se emplea aquí en California. Pues yo fui por unos cortijos
llevando la comunión a enfermos y ancianos, y tuve que subir
a lo alto de un monte a un cortijo por unos vericuetos
complicadísimos.
En aquel cortijo vivían dos vejetes solos. Sin luz eléctrica, sin
agua corriente. El puchero en la lumbre y nada más. Pues
aquellos dos vejetes se sentían felices. Me decían: «No nos
cambiamos por nadie. Nos sobra todo. Somos felices los dos
aquí juntitos». De comodidades, nada: ni frigorífico, ni aire
acondicionado, ni ducha, ni nada. Pero se querían y eso les
bastaba. Eran felices. Dinero, poco; pero amor, mucho. ¿Qué
más quieren?
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Quiero advertir también que la vida íntima matrimonial tiene
que estar saturada de ternura, de delicadeza, de amabilidad.
La brutalidad, la brusquedad, la grosería, son funestas,
nefastas. El amor matrimonial trasciende el apetito sensitivo,
instintivo, sexual, genital. Es mucho más. El amor humano, al
amor matrimonial tiene una vertiente espiritual que es mucho
más importante que el placer físico, que es de orden
sensitivo, epitelial. La felicidad espiritual es muy superior al
placer físico.
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Pero sobre todo hay que tener en cuenta que lo que hace más
feliz al matrimonio es la unión espiritual. Que Cristo esté
presente entre ellos. Dios no estorba nunca. Los que echan a
Dios de su matrimonio corren el peligro de hacerlo fracasar.
Muchos matrimonios han fracasado porque allí no estaba
Cristo. Las virtudes que Cristo predica y Cristo enseña son
una garantía de la armonía conyugal. Con Dios se arreglan
muchas cosas que sin Él no tienen arreglo.
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