Bornstein (2007) Hacia Un Marco Basado en El Proceso para La Clasificación de Pruebas de Personalidad Traducido
Bornstein (2007) Hacia Un Marco Basado en El Proceso para La Clasificación de Pruebas de Personalidad Traducido
Bornstein (2007) Hacia Un Marco Basado en El Proceso para La Clasificación de Pruebas de Personalidad Traducido
Resumen
Meyer y Kurtz (2006) argumentaron que las antiguas etiquetas de pruebas psicológicas
"objetivas" y "proyectivas" han dejado de ser útiles, e invitó a proseguir la labor
centrándose en términos alternativos para estas mediciones. Esta nota describe un
marco para clasificar pruebas de personalidad basadas en los procesos psicológicos que
se producen cuando las personas responden a los estímulos de la prueba. Porque un
proceso de atribución está involucrado en la respuesta a ambos tipos de mediciones,
aquellos instrumentos anteriormente llamados pruebas "objetivas" son etiquetados como
pruebas de auto-atribución, y los que anteriormente se clasificaban como pruebas
"proyectivas" están etiquetados como pruebas de atribución al estímulo. También se
discute la posibilidad de ampliar el marco basado en procesos más allá de la
personalidad, a las pruebas psicológicas en general. Se consideran las Implicancias
clínicas y empíricas de un marco basado en procesos.
…………………………….
Por otra parte, la evidencia que respalda el papel que desempeña la conformación de las
respuestas a las pruebas “proyectivas” es inconcluyente en el mejor de los casos (Exner,
1989; Weiner, 2003); los datos existentes sugieren sólo que una dinámica proyectiva
puede influenciar ciertos tipos de respuestas a estímulos ambiguos bajo ciertas
circunstancias limitadas (Bornstein, 2007). Los términos "objetivo" y "proyectivo" no son
sólo científicamente inexactos, sino que son también problemáticos desde un punto de
vista profesional. Como Meyer y Kurtz (2006) señalan, el término "objetivo" lleva consigo
una serie de connotaciones positivas injustificadas, pareciera dar a entender objetividad
en la predicción cuando en realidad el término se refiere sólo a la naturaleza de la
mecánica de la puntuación de la prueba. Por el contrario, debido a su asociación con la
teoría Freudiana y una plétora de trabajos defectuosos sobre el Rorschach que han
aparecido a lo largo de las décadas, el término "proyectivo" ha adquirido un halo tan
negativo que incluso las críticas selectivas y sesgadas de la validez de las pruebas
"proyectivas" son fácilmente aceptadas por los miembros de la comunidad profesional
(véase, por ejemplo, Wood, Nezworski, & Stejskal, 1996).
Meyer y Kurtz (2006) ofrecen una gama de etiquetas alternativas para sustituir los
términos "objetivo" y "proyectivo", concluyendo su artículo, invitando a seguir trabajando
en el tema. Este comentario contribuye a ese esfuerzo en desarrollo para trazar un marco
para la clasificación de las pruebas de personalidad basado en los procesos psicológicos
que tienen lugar durante la prueba (es decir, la dinámica cognitiva y afectiva que se
produce a medida que la persona percibe, evalúa y responde a los estímulos de la
prueba).
Tests de auto-atribución
Los instrumentos que tradicionalmente han sido identificados como pruebas objetivas
(por ejemplo, el Inventario de Personalidad NEO; Costa y McCrae, 1985) suelen tomar la
forma de cuestionario en el que se le pide a las personas (1) reconocer si cada una de
una serie de declaraciones-rasgo descriptivo es cierto de ellas o no, o bien (2) evaluar el
grado en que estas declaraciones las describen con precisión. Como McClelland,
Koestner y Weinberger (1989) señalaron, estas medidas evalúan rasgos "auto-atribuidos",
motivaciones, emociones, y estados de necesidad característicos que una persona
reconoce como representativos de su funcionamiento y de su experiencia cotidiana. Por lo
tanto, estas dimensiones pueden describirse razonablemente como tests de auto-
atribución.
1
Utilizo el término atribución en su forma más amplia aquí, no solamente para denotar las
inferencias causales que la gente extrae en relación a diversas experiencias internas y eventos
externos (Buehner & McGregor, 2006), sino también para incluir los mecanismos neurocognitivos a
través de los cuales la gente automáticamente atribuye significado a los estímulos cuyo propósito e
identidad no son claros (ver Kensinger y Schacter, 2006).
Al responder a preguntas de los tests de auto-atribución, las personas suelen dirigir su
atención hacia adentro para determinar si una declaración dada capta algún aspecto de
sus sentimientos, pensamientos, motivaciones, o comportamientos. Sin embargo, dada la
dinámica de la memoria y la distorsión de la memoria, junto con la confianza de la gente
en sus heurísticos para tomar decisiones relativas a la propia relevancia y experiencia
(Loftus y Davis, 2006;. Schwarzet al, 1991), los resultados de las pruebas de auto-
atribución no necesariamente proporcionan información precisa sobre conductas y
experiencias relacionadas con los rasgos. Es más, dada la investigación reciente sobre
respuestas independientes del contenido (por ejemplo, respuestas al azar o con marcada
aquiescencia), está claro que la mayoría de los evaluados, aunque no todos, hacen el
intento genuino de involucrarse y responder los ítems a través de un proceso introspectivo
(ver Gallen y Berry, 1996; Graham, 2000).
Las puebas de auto-atribución se pueden dividir en dos categorías: aquellas en las que a
la persona se le pide juzgar la aplicabilidad de un elemento de prueba que describe un
patrón de larga data, y aquellas en las que se les pide juzgar la aplicabilidad de un ítem
que describe el comportamiento o experiencia en el aquí y ahora. La mayor parte de las
medidas centradas en los rasgos (por ejemplo, la versión rasgo de Spielberger [1989]
Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo [STAI]) implican la retrospección, mientras que las
medidas centradas en el estado (por ejemplo, la versión de estado del STAI) implican
introspección dirigida a dilucidar las experiencias actuales en curso. 2
Aunque las respuestas a los tests de auto-atribución suelen comenzar con introspección
(y a veces retrospección), le sigue otra, de proceso muy diferente, de auto-presentación-
deliberada. Considere cómo una persona puede responder a la declaración "A menudo
tengo dificultad para controlar mi ira." Incluso si uno puede recordar los numerosos casos
de ataques de ira, todavía podría optar por responder No a ese ítem para presentarse en
un modo positivo. (Por el contrario, se podría optar por responder Sí incluso en ausencia
de recuerdos relacionados con la ira si el objetivo es mostrarse poco saludable en lugar
de saludable.)
Las técnicas que solicitan a las personas que interpreten estímulos ambiguos pueden
caracterizarse como pruebas de atribución al estímulo, porque, independientemente de si
uno se enfrenta con una mancha de tinta y se le pregunta "¿Qué podría ser esto?" o con
un dibujo o pintura y se le pide que se describan los acontecimientos representados en
2
En lugar de preguntar al evaluado que informe su comportamiento de larga data o su
funcionamiento actual, algunos ítems de auto-atribución piden al evaluado conjeturar respecto de
las actitudes, habilidades, o preferencias (por ejemplo, "Me gustaría ser un buen líder", "Prefiero
ser un físico antes que un abogado"). Con respecto al proceso psicológico, estos ítems están más
estrechamente alineados con rasgos que con estados.
él, la tarea fundamental es atribuir significado a un estímulo que puede ser interpretado
de múltiples maneras. Este proceso de atribución ocurre de la misma manera que cada
una de las atribuciones que realizamos docenas -quizás cientos de veces- cada día que
navegamos por las ambigüedades del mundo social (por ejemplo, cuando intentamos
interpretar el hecho de que un amigo no nos salude cuando lo vemos en la calle, ver
Bornstein, 2007, para una detallada discusión de este proceso de atribución) .
¿La etiqueta atribución al estímulo sugiere que la proyección nunca está involucrada en
las respuestas a los estímulos ambiguos como las manchas de tinta? De ningún modo. En
primer lugar, es importante reconocer que todas las proyecciones son en realidad
atribuciones. Esto es cierto independientemente de si uno lo refiere a la mirada tradicional
freudiana (la cual conceptualiza la proyección como un mecanismo para negar rasgos no
deseados, pensamientos y emociones; Freud, 1896/1962), a una mirada psicodinámica
contemporánea (la cual conceptualiza la proyección como un método de evitación de la
responsabilidad por eventos negativos y la protección de la autoestima; Cramer, 2000), o
al punto de vista socio-cognitivo (que conceptualiza la proyección como una distorsión
cognitiva en donde el grado en el cual otros comparten la mirada de uno se sobreestima;
Newman, Duff, y Baumeister, 1997). Cuando una persona llega a la conclusión, en
ausencia de pruebas convincentes, de que le disgusta a su jefe, su vecino se la tiene
jurada o que sus creencias políticas extremas en realidad son compartidas por muchos,
esa persona está participando en un proceso de atribución (o, más exactamente, en un
proceso de atribución erróneo).
Nótese que todas estas inferencias erróneas podrían ser razonablemente consideradas
como proyecciones. Lo son, pero también son atribuciones y en este contexto es útil
reconocer que la atribución es un término más amplio y de mayor cobertura que la
proyección. Todas las proyecciones representan atribuciones, pero no todas las
atribuciones o no todas las atribuciones erróneas son necesariamente proyecciones.
Por último, como ocurre con las pruebas de auto-atribución, las respuestas a pruebas de
atribución al estímulo a menudo son modificadas por los esfuerzos de las personas para
presentarse a sí mismas bajo un halo positivo o negativo. Como Exner (1991) y Weiner
(2003) señalaron, las personas suelen generar muchas más respuestas en el test de
Rorschach que las que terminan verbalizando; la auto-presentación deliberada
(incluyendo la censura de ciertos perceptos) limita el número y tipo de respuestas
articuladas.
Lo mismo sucede con las respuestas a otras pruebas de atribución al estímulo. Por otra
parte, dada las características de la demanda de la mayoría de situaciones de pruebas
psicológicas, esta censura previa representa una adecuada estrategia de auto-
presentación y un signo de pronóstico positivo. Aunque la investigación indica que es mas
difícil dar respuestas falsas ex profeso a las pruebas de atribución al estímulo que a las
pruebas de auto atribución.(Bornstein, Rossner, Hill & Stepanian, 1994), la
autopresentación desempeña claramente un rol en la formación de las respuestas para
ambos tipos de mediciones. 3
Mientras que las pruebas basadas en el rendimiento requieren del sujeto evaluado que
realice tareas conductuales estructuradas (por ejemplo: copiar figuras de tarjetas,
ensamblar rompecabezas) y se evalúa su rendimiento según un criterio de puntuación
predefinido, las puntuaciones en las pruebas de atribución al estímulo como el Test de
Rorschach y el Test de Apercepción Temática (TAT; Murray, 1943) se derivan de las
descripciones abiertas y elaboraciones a partir de los estímulos.
3
En la conceptualización de los procesos psicológicos que se producen mientras las personas responden a
las pruebas de atribución al estímulo, es importante tener en cuenta que las respuestas a los estímulos
ambiguos no están determinadas exclusivamente (ni siquiera principalmente) por las características de la
personalidad del individuo, sino también por las características del estímulo, y es posible estudiar
empíricamente el impacto de la "fuerza del estímulo" en las respuestas a las pruebas de atribución al
estímulo. (Weiner, 2003)
distintas dimensiones basadas en la estructura y el contenido. Dicho de otra manera, en
contraste con las pruebas de atribución al estímulo, como los tests de Rorschach y el TAT
donde los sujetos describen estímulos cuyas propiedades esenciales estaban
determinadas previamente y están físicamente presentes durante el test, en los tests
constructivos, el “estímulo” existe solamente en la mente del entrevistado (por ejemplo,
una introyección materna o paterna).
4
Ciertos tipos de medidas (ej.: Selección de preguntas) pueden ser incluidos en más de una categoría,
dependiendo de si implican auto-descripción (ej.: auto-atribución) o la descripción de algún otro conocido
(en cuyo caso representan los reportes de informantes externos). De manera similar, la mayoría de los
datos de archivo pueden ser clasificados ya sea como una forma de medida observacional (si los datos
inicialmente se basaron en la observación directa, por ejemplo, las notas de los enfermeros sobre la
conducta del paciente), o en forma de informe (si los datos consisten en las conclusiones sumarias o juicio
de los demás expertos, por ejemplo, las evaluaciones de fin de semestre realizadas por los profesores o
asesores académicos). Por último, mientras que las entrevistas estructuradas representan a las pruebas de
auto-atribución (similar a "cuestionarios verbales"; véase Rogers, 2003), las entrevistas no estructuradas y
semiestructuradas, cuyo enfoque es determinado en gran parte por las inferencias del clínico y las metas de
evaluación, son más bien técnicas para la recopilación y síntesis de los datos clínicos, no pruebas
psicológicas formales.
TABLA 1
Un marco basado en procesos para la clasificación de tests psicológicos
Debido a que el marco basado en procesos explicita las actividades mentales que ocurren
cuando la gente responde a los estímulos, este marco facilita la integración significativa
de los resultados de los diferentes tipos de medidas en el ámbito clínico. Por ejemplo, los
estudios han demostrado que los cambios en los síntomas depresivos afectan tanto a las
puntuaciones de dependencia de auto-atribución como de atribución al estímulo,
mientras que las variaciones de menor importancia en los estados de ánimo afectan a las
puntuaciones de dependencia de atribución al estímulo pero no a las de auto-atribución
(Bornstein, Bowers, y Bonner, 1996; Hirschfeld, Klerman, Clayton, y Keller, 1983). Tal vez
el aumento de la carga cognitiva (y la capacidad de atención disminuida) asociado con
una elevación significativa en la depresión es suficiente para alterar las puntuaciones de
dependencia de auto-atribución mientras que las más pequeñas variaciones en el estado
de ánimo no lo son. Por el contrario, las pruebas de laboratorio sugieren que la forma en
que se presentan los tests tiene un impacto significativo en la dependencia en auto-
atribución pero no en atribución al estímulo (Bornstein et al., 1994)
Así, tanto en entornos clínicos y de investigación, el marco basado en los procesos puede
ayudar a dilucidar los factores situacionales y disposicionales que conducen a
inconsistencias en los puntajes de los tests, lo que sugiere variables dignas de un estudio
más a medida para tratar de comprender los procesos que disocian puntuaciones en los
tests que supuestamente evalúan el mismo constructo subyacente (véase también
Bornstein, 2002, para ejemplos de otras variables moderadoras)
Según el tipo de actividad mental que ocurra mientras las personas responden a los
diferentes tipos de tests psicológicos, el marco basado en procesos ayuda a vincular los
tests de personalidad con otras áreas de la ciencia psicológica (por ejemplo cognitiva,
social). Sólo cuando la investigación de evaluación se incrusta en las ideas y hallazgos de
la psicología tradicional podemos evaluar rigurosamente la validez externa de nuestras
hipótesis y modelos escudriñando el "ajuste " de estas hipótesis y modelos con los de
subcampos vecinos.
Los psicólogos en otras áreas, a menudo, han utilizado los conceptos de investigación de
evaluación (por ejemplo, la confiabilidad interna, validez discriminante) para mejorar las
propiedades psicométricas y las mediciones de sus tests. El marco basado en procesos
puede ayudar a que los psicólogos evaluadores utilicen hallazgos de otros subcampos
(por ejemplo, la dinámica de la memoria implícita y explícita , las variables disposicionales
y contextuales que tienen influencia en las atribuciones causales) para entender
completamente los procesos psicológicos que subyacen a diferentes herramientas de
evaluación.
Las personas clasifican las cosas en categorías y asignan etiquetas a estas categorías ;
es una de las muchas estrategias que utilizamos para procesar, codificar y almacenar
información de manera más eficiente. Independientemente de si estas "cosas" consisten
en perros, alimentos, obras de arte, o medios de transporte, los estudios sugieren que una
vez que las personas han desarrollado algún grado de familiaridad con los miembros de
un grupo, intuitivamente se dividen los miembros de ese grupo en subgrupos basados en
las propiedades individuales de los miembros del grupo. ( Corter y Gluck , 1992 ; Rosch ,
1975 ) .
Estos estudios no sólo ayudan a los clínicos y a los investigadores a comprender los
factores que conducen a las divergencias entre los resultados obtenidos dentro de una
categoría de test determinada, sino que también puede crear un contexto para la
investigación que explora la gama de factores situacionales y disposicionales que se
combinan para afectar la consistencia intra-categoría de la puntuación del test.
Por último, vale destacar que en ciertos aspectos el marco basado en procesos para la
clasificación de las pruebas psicológicas es análoga a la agrupación de los síndromes
psicológicos en categorías generales en el DSM-IV (por ejemplo, trastornos del estado de
ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos de la personalidad, etc). Aunque ambos
esquemas de organización son imperfectos, y se podría argumentar que ciertos tests (o
síndromes) deben ser clasificados o etiquetados de otra manera, en ambos casos el
marco de organización facilita el trabajo clínico y el estudio empírico.