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Distribución de las notas musicales en el teclado de un piano. Cada nota representa una
frecuencia de sonido distinta.
El sonido es la sensación percibida por el oído al recibir las variaciones de presión generadas
por el movimiento vibratorio de los cuerpos sonoros. Se transmite por el medio que los
envuelve, que generalmente es el aire de la atmósfera. La ausencia perceptible de sonido es el
silencio, aunque es una sensación relativa, ya que el silencio absoluto no se da en la
naturaleza.
La duración corresponde al tiempo que duran las vibraciones que producen un sonido. La
duración del sonido está relacionada con el ritmo. La duración viene representada en la onda
por los segundos que esta contenga.
El timbre es la cualidad que permite distinguir los diferentes instrumentos o voces a pesar de
que estén produciendo sonidos con la misma altura, duración e intensidad. Los sonidos que
escuchamos son complejos; es decir, son el resultado de un conjunto de sonidos simultáneos
(tonos, sobretonos y armónicos), pero que nosotros percibimos como uno (sonido
fundamental). El timbre depende de la cantidad de armónicos o la forma de la onda que tenga
un sonido y de la intensidad de cada uno de ellos, a lo cual se lo denomina espectro. El timbre
se representa en una onda por el dibujo. Un sonido puro, como la frecuencia fundamental o
cada sobretono, se representa con una onda sinusoidal, mientras que un sonido complejo es la
suma de ondas senoidales puras. El espectro es una sucesión de barras verticales repartidas a
lo largo de un eje de frecuencia y que representan a cada una de las senoides
correspondientes a cada sobretono, y su altura indica la cantidad que aporta cada una al
sonido resultante.
Elementos de la música
La armonía, bajo una concepción vertical de la sonoridad, y cuya unidad básica es el acorde o
tríada, regula la concordancia entre sonidos que suenan simultáneamente y su enlace con
sonidos vecinos.
El ritmo, es el resultado final de los elementos anteriores, a veces con variaciones muy
notorias, pero en una muy general apreciación se trata de la capacidad de generar contraste
en la música, esto es provocado por las diferentes dinámicas, timbres, texturas y sonidos. En la
práctica se refiere a la acentuación del sonido y la distancia temporal que hay entre el
comienzo y el fin del mismo o, dicho de otra manera, su duración.
Por otro lado, la idea intelectual (podemos incluir lo que hoy llamamos cerebro-cuerpo-mente)
convierte el material acústico en arte, y así la música adquiere historia, vinculándose con el
tiempo y haciéndose atemporal.
Cultura y música
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Buena parte de las culturas humanas tienen manifestaciones musicales. Algunas especies
animales también son capaces de producir sonidos en forma organizada; lo que define a la
música de los hombres, pues, no es tanto el ser una combinación "correcta" (o "armoniosa" o
"bella") de sonidos en el tiempo como el ser una práctica de los seres humanos dentro de un
grupo social determinado.
La mayoría de las definiciones de música solo toman en cuenta algunas músicas producidas
durante determinado lapso en Occidente, creyendo que sus características son "universales",
es decir, comunes a todos los seres humanos de todas las culturas y de todos los tiempos. Dice
Schopenhauer, "(la música) repercute en el hombre de manera tan potente y magnífica, que
puede ser comparada a una lengua universal, cuya claridad y elocuencia supera a todos los
idiomas de la tierra" .5
Muchos piensan que la música es un lenguaje "universal", puesto que varios de sus elementos,
como la melodía, el ritmo, y especialmente la armonía (relación entre las frecuencias de las
diversas notas de un acorde) son plausibles de explicaciones más o menos matemáticas, y que
los humanos en mayor o menor medida, estamos naturalmente capacitados para percibir
como bello. Quienes creen esto ignoran o soslayan la complejidad de los fenómenos culturales
humanos. Así, por ejemplo, se ha creído que la armonía es un hecho musical universal cuando
en realidad es exclusivo de la música de Occidente de los últimos siglos; o, peor aún, se ha
creído que la armonía es privativa de la cultura occidental[cita requerida] porque representa
un estadio más "avanzado" o "superior" de la "evolución" de la música.
Otro de los fenómenos más singulares de las sociedades occidentales (u occidentalizadas) es la
compleja división del trabajo de la que es objeto la práctica musical. Así, por ejemplo, muchas
veces es uno quien compone la música, otro quien la ejecuta, y otro tercero quien cobra las
regalías. La idea de que quien crea la música es otra persona distinta de quien la ejecuta, así
como la idea de que quien escucha la música no está presente en el mismo espacio físico en
donde se produce es solamente posible en la sociedad occidental de hace algunos siglos; lo
más común (es decir, lo más "universal") es que creador e intérprete sean la misma persona.
Desde la antigua Grecia (en lo que respecta a música occidental) existen formas de notación
musical. Sin embargo, es a partir de la música de la edad media (principalmente canto
gregoriano) que se comienza a emplear el sistema de notación musical que evolucionaría al
actual. En el Renacimiento cristalizó con los rasgos más o menos definitivos con que lo
conocemos hoy, aunque -como todo lenguaje- ha ido variando según las necesidades
expresivas de los usuarios.
Fragmento de uno de los himnos dedicado al dios de la música Apolo, en Delfos, Grecia. El
templo oracular era una acrópolis y fue construido en su honor. Este fragmento contiene la
notación musical introducida por los helenos, situando las notas por sobre las estrofas (a modo
de «cancionero popular»)
El sistema se basa en dos ejes: uno horizontal, que representa gráficamente el transcurrir del
tiempo, y otro vertical que representa gráficamente la altura del sonido. Las alturas se leen en
relación a un pentagrama (del griego «πεντα», "penta": cinco; y «γραμμa», "grama": líneas),
que al comienzo tiene una "clave" que tiene la función de atribuir a una de las líneas del
pentagrama una determinada nota musical. En un pentagrama encabezado por la clave de Sol
en segunda línea nosotros leeremos como sol el sonido que se escribe en la segunda línea
(contando desde abajo), como el sonido que se escribe en el espacio entre la segunda y la
tercera líneas, como si el sonido en la tercera línea, etc. Para los sonidos que quedan fuera de
la clave se escriben líneas adicionales. Las claves más usadas son las de Do en tercera línea
(clave que toma como referencia al Do de 261,63 Hz, el Do central del piano), la de Sol en
segunda (que se refiere al Sol que está una quinta por encima del Do central), y la de Fa en
cuarta (referida al Fa que está una quinta por debajo del Do central).
El discurso musical está dividido en unidades iguales de tiempo llamadas compases: cada línea
vertical que atraviesa el pentagrama marca el final de un compás y el comienzo del siguiente.
Al comienzo del pentagrama habrá una fracción con dos números; el número de arriba indica
la cantidad de tiempos que tiene cada compás; el número de abajo nos indica cuál será la
unidad de tiempo.
Para escribir las duraciones se utiliza un sistema de figuras: la redonda (representada como un
círculo blanco), la blanca (un círculo blanco con un palito vertical llamado plica), la negra (igual
que la blanca pero con un círculo negro), la corchea (igual que la negra pero con un palito
horizontal que comienza en la punta de la plica), la semicorchea (igual que la corchea pero con
dos palitos horizontales), etc.. Cada una vale la mitad de su antecesora: la blanca vale la mitad
que una redonda y el doble que una negra, etc..
Las figuras son duraciones relativas; para saber qué figura es la unidad de tiempo en
determinada partitura, debemos fijarnos en el número inferior de la indicación del compás: si
es 1, cada redonda corresponderá a un tiempo; si es 2, cada blanca corresponderá a un
tiempo; si es 4, cada tiempo será representado por una negra, etc.. Así, una partitura
encabezada por un 3/4 estará dividida en compases en los que entren tres negras (o seis
corcheas, o una negra y cuatro corcheas, etc.); un compás de 4/8 tendrá cuatro tiempos, cada
uno de ellos representados por una corchea, etc.
Para representar los silencios, el sistema posee otros signos que representan un silencio de
redonda, de blanca, etc..
Como se ve, las duraciones están establecidas según una relación binaria (doble o mitad), lo
que no prevé la subdivisión por tres, que será indicada con "tresillos". Cuando se desea que a
una nota o silencio se le agregue la mitad de su duración, se le coloca un punto a la derecha
(puntillo). Cuando se desea que la nota dure, además de su valor, otro determinado valor, se
escriben dos notas y se las une por medio de una línea arqueada llamada ligadura de
prolongación.
En general, las incapacidades del sistema son subsanadas apelando a palabras escritas más o
menos convencionales, generalmente en italiano. Así, por ejemplo, las intensidades se indican
mediante el uso de una f (forte, fuerte) o una p (piano, suave), o varias efes y pes juntas. La
velocidad de los pulsos se indica con palabras al comienzo de la partitura que son, en orden de
velocidad: largo, lento, adagio, moderato, andante, allegro, presto.
A nivel mental, también se denomina muy útil la teoría musical para facilitar el aprendizaje en
otros idiomas. Características importantes de la música, como el tono, el timbre, la intensidad
y el ritmo, tienen mucho que ver con las variaciones del habla de los distintos idiomas. Cada
uno de estos tiene un acento distinto, y en la música descubrimos los diversos tonos, timbres,
y ritmos que se podrían acoplar a los diferentes idiomas.7
Véase también
Historia de la música
Género musical
Solfeo
Referencias
Atlas de Música. München: Ed. Deutscher Taschenbuch Verlag GmbH & Co. KG. 1977. ISBN 84-
206-6999-7.
Bibliografía
Eugenio Trías (2007). El canto de las sirenas: argumentos musicales. Galaxia Gutenberg. ISBN
978-84-8109-701-6.
Peter Kivy (2001). Nuevos ensayos sobre la comprensión musical. Paidós. ISBN 978-84-493-
1742-2.
Aaron Copland. Como escuchar música. Fondo de Cultura Económica. ISBN 9789681641511.
Enlaces externos