Cuarta Lectura Curso FPH Del 7 Al 12-05-18
Cuarta Lectura Curso FPH Del 7 Al 12-05-18
Cuarta Lectura Curso FPH Del 7 Al 12-05-18
CURSO:
FORMACION PERSONAL HUMANISTICA
CUARTA LECTURA
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Giovanni Pico de lla Mirandola, (1463-1494) es el prototipo de hombre del Renacimiento. pertenece
al humanismo creador del siglo XV, Su obra fundamenta la concepción de un ser humano libre y
creador.
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Principio superior.
Las críticas hacia los sufrimientos impuestos a los individuos podrían constituir un análisis
interesante si queremos entender esta vulnerabilidad inherente al ser humano. Lo que
importaría no serían las causas biológicas de la vulnerabilidad humana, sino entender cómo
y cuándo el ser humano se preocupó de su propia vulnerabilidad y la de los demás para
deducir unas reglas de comportamiento que se fundan en el respeto. No obstante, cuando el
debate filosófico actual trata de fundamentar la dignidad humana en la necesidad de aliviar el
sufrimiento, y a pesar de tener una relevancia práctica, no explica por qué el alivio del
sufrimiento debe ser el único y principal bien moral. La vulnerabilidad humana debe tenerse
3
Michelin D. Dignidad humana en Kant y Habermas Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas
www.estudiosdefilosofia.com.ar Vol. 12 nº 1 / ISSN 1515-7180 / Mendoza / Julio 2010 / Artículos (41-49)
La dignidad es una atribución propia de todo ser humano, no en tanto que individuo de la
especie humana, sino en tanto que miembro de la comunidad de seres morales. La dignidad
es una instancia moral que distingue al ser humano de los animales “y lo ennoblece ante todas
las demás criaturas. Nuestra obligación con nosotros mismos es no negar la dignidad de la
humanidad en nuestra propia persona” (Kant, I.1964: a 119). En tal sentido, en la medida que
niego o lesiono la dignidad del otro afecto también a la humanidad en mi persona, esto es mi
propia dignidad moral como ser humano. El respeto absoluto e incondicionado que debemos
a los seres autónomos, moralmente imputables, no puede ser afectado por instancias
arbitrarias, circunstancias contingentes o relaciones de poder. De ahí que la dignidad humana
pertenece a todo hombre, por el sólo hecho de pertenecer a la especie humana. Ahora bien,
el fundamento de la dignidad humana radica en la autonomía y la capacidad moral de los
seres humanos, no en su especificidad genética: esta es sólo un criterio de demarcación entre
seres moralmente imputables y seres no imputables desde el punto de vista moral. Del
concepto de dignidad humana se desprenden consecuencias prácticas:
El reconocimiento de todos los seres humanos como personas lo que significa que
cada uno debe ser tratado siempre como fin y nunca sólo como medio. De esta
comprensión deriva Kant el imperativo categórico: “Obra del tal modo que uses la
humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al
mismo tiempo como un fin y nunca solamente como medio” (Kant, I.1996, 44s.).
Siempre que se objetiva al otro y se lo instrumentaliza –es decir, se lo utiliza sólo y
exclusivamente para los fines propios–, se lesiona su dignidad como persona.
Desde la perspectiva kantiana, las caracterizaciones contingentes de los individuos de
la especie y de la comunidad humana no afectan, en tanto que tales, la pertenencia a
la comunidad de seres morales. En tal sentido, un ejemplo actual de dicha
comprensión, podría ser el siguiente: algunos criterios a los que se suele apelar para
excluir a los embriones de la protección de la dignidad humana remiten a
características tales como la forma humana, la capacidad de sentir dolor y la capacidad
de interacción social. Desde la perspectiva kantiana, dichos criterios no serían
sostenibles porque refieren a características contingentes, los cuales, por principio, no
afectan la dimensión moral (por lo demás, dichas características pueden hallarse
Respecto al origen histórico de los derechos humanos Norberto R Bobbio4 en su obra Tiempo
de los Derechos escribe lo siguiente: “La Declaración Universal de los Derechos del Hombre
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Bobbio N El tiempo de los derechos Editorial Sistema.Madrid 1991
En otras palabras, mientras la afirmación de los derechos naturales era una teoría filosófica,
esta afirmación tenía valor universal pero no tenía eficacia práctica alguna; cuando estos
derechos fueron acogidos en las constituciones modernas, su protección se convirtió eficaz,
pero sólo en los límites en los que venía reconocida por parte de aquel determinado Estado.
Desde la Declaración Universal, la protección de los derechos naturales tiende a tener en sí
misma eficacia jurídica y valor universal. Y el individuo tiende a convertirse de sujeto de una
comunidad estatal en sujeto también de la comunidad internacional, potencialmente universal.
Para quien lea distraída y superficialmente las palabras de la Declaración Universal, citadas
al comienzo, además de no nuevas, parecen también como obvias. Pero, ¿son en verdad tan
obvias? Si consideramos la expresión desde el punto de vista literal, la afirmación allí
contenida, para comenzar, no es verdadera. No es cierto que los seres humanos nazcan libres
e iguales. Los seres humanos no nacen libres, a pesar de lo que pensase Rousseau, sino que
están «encadenados», más que nunca encadenados, desde que nacen; tampoco son iguales,
aunque sólo nos fijemos en las dotes naturales, sin tener en cuenta las condiciones sociales
e históricas. Pero esta expresión no debe ser entendida literalmente, debe ser interpretada. Y
una vez interpretada, se ve que no es ya tan obvia. Que los seres humanos nacen libres e
iguales quiere decir en realidad que deben ser tratados como si fuesen libres e iguales. La
expresión no es la descripción de un hecho, sino la prescripción de un deber. ¿Cómo
es posible esta conversión de una descripción en una prescripción? Es posible si se considera
que el decir que los seres humanos nacen libres e iguales quiere decir en realidad que los
seres humanos nacen libres e iguales por naturaleza, es decir, según su naturaleza ideal,
elevada a criterio supremo para distinguir qué se debe hacer y qué no se debe hacer. En otras
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La Declaración Universal de Derechos Humanos fue adoptada por la tercera Asamblea General de las Naciones
Unidas, el 10 de diciembre de 1948 en París.