5ta Lectura FPH Humanismo, Dignidad y Derechos Del Ser Humano 2022

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 10

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

(Universidad del Perú, DECANA DE AMERICA)

ESTUDIOS GENERALES
Área: Ciencias de la Salud

FACULTAD DE FARMACIA Y BIOQUIMICA

CURSO:
FORMACIÓN PERSONAL HUMANÍSTICA

QUINTA LECTURA
(PARA LA 5ta Semana)

HUMANISMO, DIGNIDAD
Y
DERECHOS DEL SER HUMANO

2022
Formación Personal Humanística. 5ta Lectura

Humanismo, dignidad y derechos del ser humano

Con esta lectura concluye la primera unidad del curso, que tiene el propósito de brindar
información e instrumentos conceptuales para entender y valorar al ser humano en
forma integral, como un ser que es el resultado de un largo proceso evolutivo a la vez
biológico y cultural en el que ha adquirido la condición de persona multidimensional.
Una idea central justifica el haber iniciado de esta forma un curso dedicado a la
Formación Personal Humanística del futuro profesional de la salud y esta es que
tomando en cuenta que se dedicara a una actividad que tiene por finalidad cuidar la
salud de las personas, es imprescindible, es una vital exigencia, adquirir un cercano
conocimiento de quien será el intimo sujeto de sus desvelos: el ser humano y en ese
proceso conocerse a sí mismo y mejorar como persona.
De esta forma después de haber revisado el proceso evolutivo de la especie, las
características de la persona y de la radical influencia de la cultura la ciencia y de la
tecnología en el inacabado proceso de la humanización del hombre resulta necesario
incorporar al estudio y comprensión de la persona uno de sus atributos más
característicos que en la cultura contemporánea esta universalmente reivindicado y
valorado: el de la dignidad humana.
En efecto hoy en día el reconocimiento de la dignidad del ser humano tiene la
condición de principio fundamental, en el que se basan las normas internacionales y
nacionales que regulan la vida de prácticamente todas las sociedades y naciones del
mundo. Así, por ejemplo, el primer artículo de la Constitución Política del Perú vigente
reza: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo
de la sociedad y del Estado”.
El carácter normativo, programático, de aspiración, de ideal de esta disposición
constitucional es evidente. La cotidiana realidad social que vivimos en la sociedad
peruana, como en todas las sociedades del mundo incluidas las de los países
económicamente más desarrollados, dado que hasta la actualidad no hay sociedad
perfecta, dista mucho de ratificar la vigencia efectiva de dicho principio.

Pero su existencia como norma básica del contrato social, permite precisamente
identificar y calificar las situaciones concretas en las que el principio de respeto a la

2
dignidad humana no se cumple, se viola, y actuar en consecuencia, con los
instrumentos y vías que brinda una sociedad democrática.

Es por ello que, sin duda, pese a su carácter formal, programático y lo azaroso de su
vigencia real, el que las sociedades del mundo se rijan por este principio se considera
uno de los mayores y más importantes logros de la humanidad.

Toca entonces preguntarse ¿qué es lo que lo ha hecho posible este logro? ¿qué es lo
que ha permitido arribar a tal consenso universal sobre el supremo valor de la dignidad
humana?

Una de las respuestas más consistentes a esta crucial pregunta es la que surge de
examinar el recorrido de una corriente de pensamiento que a lo largo de los últimos
cuatro siglos se ha incorporado de una forma u otra, a veces con fundamentos
diferentes y significados opuestos, en las principales doctrinas e ideologías políticas
que han existido y en las que existen: El humanismo, esto es el conjunto de corrientes
filosóficas centradas en el estudio del ser humano.

Históricamente el quehacer de las corrientes filosóficas humanistas en lo fundamental


ha estado y está dedicado a formular los argumentos que permiten definir y dar
contenido al principio de la dignidad humana y a discutir los medios que hagan posible
su vigencia en la realidad social.

Dignidad en el mundo premoderno

Dignidad etimológicamente proviene del vocablo latino dignitas, que a su vez deriva
de dignus, cuyo sentido implica una posición de prestigio o decoro, “que merece” y
que corresponde en su sentido griego a axios o digno, valioso, apreciado, precioso,
merecedor. (Martinez 2013)

En tiempos de Grecia y Roma la idea de dignidad estaba vinculada a al origen y


posición social, a los cargos que ostentaba el individuo quien “podía sentir e identificar
su valor y excelencia por la pertenencia a una élite con la cual compartía los rasgos
sociales, políticos y económicos” (Pele,2004)

3
Esta idea de dignidad que era un atributo desigual y diferente para cada persona no
tenía otro fundamento que la pertenencia a un determinado grupo social o el
desempeño de determinadas funciones. Al respecto Martines (2013) señala “Esta
conceptualización de la dignidad, hoy día claramente superada, subsiste sin embargo
en lo que podríamos llamar “la dignidad posicional”, es decir, un reconocimiento o
estatus que se suma a la dignidad que compartimos todos los individuos y que se
traduce en un reconocimiento social, en un respeto, por la posición que se ocupa
socialmente, y que exige un trato determinado por parte de los demás miembros de la
sociedad, lo mismo que un comportamiento individual, al menos público, acorde con
ese reconocimiento. Así, si bien brindamos un trato respetuoso a los gobernantes,
exigimos también que ellos se comporten de una determinada manera, acorde con la
moral social vigente”
Mas adelantes una nueva manera de pensar sobre la dignidad humana se hizo
presente con el advenimiento del mensaje cristiano que proclamaba que todos los
hombres por igual y sin distinción eran hijos de Dios y por lo tanto al tener un mismo
en origen, una misma filiación divina, eran iguales en dignidad. Esta idea de dignidad
de inspiración religiosa se consolidó en el Edad Media y tuvo plena vigencia de este
periodo, de cerca de mil años, en los que pese a su vocación igualitaria coexistía, sin
alterarla, con la rígida sociedad estamental medioeval en la que la que la cúspide
social estaba ocupada por los nobles y los señores feudales y la base por los siervos
y vasallos.

Dignidad humana en el humanismo renacentista

Es en el siglo XV en el contexto del intenso periodo de cambios, en todos los órdenes


de la vida social, que significó el Renacimiento, que se empieza a construir el concepto
moderno de dignidad humana.

Los historiadores de este periodo resaltan como uno de los más caracterizados
exponentes del pensamiento humanista renacentista a Giovanni Pico de la Mirandola,
(1463-1494). Pese al tiempo transcurrido hasta nuestros días resulta inspiradora la
idea de un hombre que deja atrás la concepción medioeval de la vida humana que
señala otro destino al hombre que cumplir los mandatos de la iglesia para conquistar

4
la salvación del alma. Rompiendo con esa tradición Pico de la Mirandola, en su célebre
obra Discurso sobre la dignidad del hombre proclama la idea de un ser humano
provisto de los dones y la capacidad para forjar su propio destino. Así dice:

“el óptimo artífice…... Tomó por consiguiente al hombre así


construido, obra de naturaleza indefinida, y habiéndolo puesto en
el centro del mundo, le habló de esta manera:
Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto
propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el
lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que
de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza
definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes
por mí prescritas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez
alguna te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he
consignado. Te he puesto en el centro del mundo para que más
cómodamente observes cuanto en él existe. No te he hecho ni
celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin que tú, como
árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases
en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores
que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las
realidades superiores que son divinas”.

Surge así en el renacimiento al impulso de la reflexión humanista el concepto de una


dignidad que, aunque aún incipiente, está ya claramente orientada a promover al
hombre como ser libre autónomo capaz de tomar las decisiones que lo eleven o
incurrir en aquellas que lo degradan.

El hombre como fin en sí mismo

El reconocimiento a uno de los filósofos más importantes de la historia Immanuel


Kant (1724-1804) por su sustancial aporte a la filosofía en general y en particular a la
comprensión moderna de la dignidad humana es universal.

Como apunta Michelini (2010) Kant distingue entre “valor” y “dignidad”. Concibe la
“dignidad” como un valor intrínseco de la persona, la cual no admite equivalentes. La

5
dignidad no debe ser confundida con ninguna cosa, con ninguna mercancía, dado que
no se trata de nada intercambiable o provechoso. Lo que puede ser reemplazado,
sustituido no posee dignidad, sino precio. En cuanto ser dotado de razón y voluntad
libre, el ser humano es un fin en sí mismo. Es un ser capaz de hacerse preguntas
morales como por ejemplo ¿está bien lo que hago?; de discernir entre lo justo y lo
injusto, de distinguir entre acciones morales e inmorales, y de obrar según principios
morales, es decir, de obrar de forma responsable. Los seres moralmente responsables
son fines en sí mismos, esto es, son seres autónomos y merecen un respeto
incondicionado. El valor de la persona no remite al mercado ni a apreciaciones
meramente subjetivas (de conveniencia, de utilidad, etcétera), sino que proviene de la
dignidad que le es inherente a los seres racionales libres y autónomos. En
consecuencia, la autonomía moral es el concepto central con el que Kant caracteriza
al ser humano y constituye el fundamento de la dignidad humana: La autonomía, es,
pues, el fundamento de la dignidad de la naturaleza humana y de toda naturaleza
racional. Esta caracterización moral marca una diferencia entre los animales y los
seres humanos, y, a la vez, deja abierto un espacio para el respeto a otros seres que
pudieran ser moralmente imputables.

Para Kant nuestra obligación, con nosotros mismos, es no negar la dignidad de la


humanidad en nuestra propia persona. En tal sentido, en la medida que niego o lesiono
la dignidad del otro afecto también a la humanidad en mi persona, esto es mi propia
dignidad moral como ser humano. Del concepto de dignidad humana se desprenden
consecuencias prácticas:

El reconocimiento de todos los seres humanos como personas, lo que significa que
cada uno debe ser tratado siempre como fin y nunca sólo como medio. De esta
comprensión se deriva el famoso imperativo categórico 1:

1
El imperativo categórico es un mandato que surge de nuestra conciencia moral un deber
que nos imponemos voluntariamente y que por su naturaleza nos exige de manera
incondicionada e inexcusable, es un deber de cumplimiento obligatorio en toda circunstancia
y que no tiene excepciones. Por ejemplo “no robar” “no mentir” “no hacer daño a otras
personas” Se diferencia del imperativo hipotético en que este es condicionado y tiene
excepciones en función de las circunstancias por ejemplo “debes hacer ejercicios”.

6
“Obra del tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la
persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como un fin y nunca
solamente como medio” 2
De este imperativo se deduce que siempre que se instrumentaliza a otra
persona, es decir, se lo utiliza sólo y exclusivamente para los fines propios–, se
lesiona su dignidad como persona.

Dignidad y Derechos humanos

Como hemos mencionado antes en esta lectura uno de los mayores logros de la
humanidad es el haber elevado el principio de dignidad y el de libertad que le es
inherente como los fundamentos principales de normas de carácter internacional que
la mayoría absoluta de las naciones del mundo han hecho suyos y los han incorporado
a su legislación interna y que en su conjunto se conocen como las declaraciones que
contienen el listado de los derechos que tiene el ser humano solo por ser tal un ser
dotado de dignidad que los Estados y las sociedades deben respetar.
Respecto al significado de los derechos humanos Norberto Bobbio (1991) resalta que
con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre 3 por la Asamblea General
de las Naciones Unidas, esto es, por el más alto órgano representativo de la
comunidad internacional, tienden a ser protegidos no ya solamente en el ámbito del
Estado, sino también contra el Estado mismo, es decir, tienden a un alto nivel de
protección la cual debería entrar en funcionamiento cuando el Estado dejase de
cumplir sus obligaciones constitucionales en las relaciones con los ciudadanos.
En otras palabras, cuando los derechos humanos, también conocidos como derechos
fundamentales o derechos naturales era solo una teoría filosófica, tenían valor
universal pero no tenía eficacia práctica alguna; cuando estos derechos fueron
acogidos por algunos países su protección se convirtió eficaz, pero sólo en los límites
en los que eran reconocidos por esos países. Desde la aprobación de la Declaración
Universal, la protección de los derechos humanos tiende a tener en sí misma eficacia

2
Citado por Michelin (2010) ver referencia
3
La Declaración Universal de Derechos Humanos fue adoptada por la tercera Asamblea General de las Naciones
Unidas, el 10 de diciembre de 1948 en París.

7
jurídica y valor universal. Y el individuo tiende a convertirse de sujeto de una
comunidad estatal en sujeto también de la comunidad internacional, potencialmente
universal.
A estas alturas, recalca también Bobio, que al leer la Declaración Universal su
contenido podría parecernos un listado de obvios derechos. Pero se pregunta ¿son
en verdad tan obvios? Si consideramos los artículos de la Declaración en forma literal
apreciaremos que no es verdadera. No es cierto que los seres humanos nazcan libres
e iguales. Los seres humanos no nacen libres, a pesar, sino que están
«encadenados», más que nunca encadenados, desde que nacen; tampoco son
iguales, aunque sólo nos fijemos en las dotes naturales, sin tener en cuenta las
condiciones sociales e históricas. Pero esta expresión no debe ser entendida
literalmente, debe ser interpretada. Y una vez interpretada, se ve que no es ya tan
obvia. Que los seres humanos nacen libres e iguales quiere decir en realidad que
deben ser tratados como si fuesen libres e iguales. Entonces se verá claramente que
las afirmaciones de la Declaración no son la descripción de un hecho, sino la
prescripción de un deber que nos obliga a todos Estados y ciudadanos.

Humanismo, dignidad y profesiones de la salud

Parece ser una opinión generalizada afirmar que a nivel global gran parte de los
profesionales de la salud han perdido la imagen humanista que los identificó a lo largo
de la historia. Se dice así que los profesionales de la salud estarían en un proceso de
deshumanización. Los factores detrás de esta situación son varios, pero habría dos
principales:
1. El predominio cada vez más intenso de la tecnología, que ha desplazado la relación
afectiva entre el profesional de la salud y las personas cuya salud cuida.
2. La cada vez mayor mercantilización de la salud. La salud no es vista como un
derecho humano sino como un bien sujeto a las fluctuaciones de la oferta y la demanda
como una mercancía más.

Estos factores, que no son los únicos, crean un entorno en el que los profesionales
son incentivados, inducidos o presionados para actuar en consonancia con intereses
diferentes a los que debían ser los únicos en juego: los intereses de las personas que
acuden en busca de ayuda y cuidado.
8
Muchos de los profesionales- felizmente no todos- invierten sus valores y anteponen
a la búsqueda de prestigio, poder o dinero a los intereses de las personas.

Ante esta situación, es indispensable construir desde los primeros años de formación
profesional los valores que los futuros médicos, enfermeras, tecnólogos médicos,
odontólogos, psicólogos, veterinarios requerirán para actuar como líderes de un
cambio indispensable en el panorama de la salud que hemos descrito.

Construir tales valores requiere, afirmar un humanismo vinculado a los sentimientos,


toda vez que la base del humanismo profesional, es el afecto por el ser humano, el
amor al próximo, pero al mismo tiempo un humanismo se afirme en el estudio y el
conocimiento del ser humano de sus características, de sus fortalezas y debilidades sin
perder de vista en ningún momento que es un fin en sí mismo. Es a este humanismo al
que alude una frase clásica que parafrasearemos de esta forma “soy profesional de la
salud y nada de lo humano me es ajeno”.

Por lo tanto formación humanista del profesional de la salud, requiere que en su etapa
de estudiante se dedique al estudio de las materias que le brindaran una solidez y
excelencia científico técnica y al mismo con igual énfasis y dedicación a la historia de
su profesión, los aspectos filosóficos, éticos, antropológicos y sociológicos que le
brindaran el conocimiento de las personas y el contexto en el que ellas mantienen o
pierden su salud, además los hará dueños de sus circunstancias y no simples fichas
de las fuerzas e intereses sociales , políticos y económicos que actúan en la sociedad y
específicamente en el campo de la salud .

Recordemos, lo que los médicos humanistas con la experiencia de años de ejercicio


profesional recuerdan siempre a los jóvenes estudiantes “el que sólo sabe medicina
ni medicina sabe”

Es bueno tener presente las recomendaciones de una líder de la enfermería latino


americana cuando analiza la relación entre humanismo y enfermería:

“Reconocer y respetar la dignidad humana es una misión con la que los profesionales
de enfermería debemos estar comprometidos, sea cual sea la responsabilidad, ya que

9
la enfermería constituye una experiencia que se vive entre seres humanos. Quien no
conciba así el cuidado profesional de enfermería, urge re-humanizar su práctica
asistencial, reforzándola con los distintos modelos y teorías sobre la enfermería que
son altamente humanísticos y en el que uno de ellos sobresale, el pensamiento de
una teórica diciendo " que el paciente debe ser el centro de nuestra atención" y que
para saber lo que realmente necesita, la enfermera debe "meterse en la piel del
paciente". Para finalizar, enfatizamos que, el cuidado profesional de enfermería se ve
reflejado en el respeto de la dignidad, tratando al paciente como humano y como
persona” (Meza Galván 2009)

Referencias

Bobbio N El tiempo de los derechos Editorial Sistema. Madrid 1991 C UARTA


LECTURA CURSO DE FORMACIÓN PERSONAL HUMANÍSTICA - 12

Martínez Bullé-Goyri Víctor M. (2013) Reflexiones sobre la dignidad humana en la


actualidad * Boletín Mexicano de Derecho Comparado, nueva serie, año XLVI, núm.
136, enero-abril, pp.
42-43

Michelin D. Dignidad humana en Kant y Habermas Estudios de Filosofía Práctica e


Historia de las Ideas www.estudiosdefilosofia.com.ar Vol. 12 nº 1 / ISSN 1515-7180 /
Mendoza / Julio 2010 / Artículos (41-49)

Meza-Galván MA, Rodríguez-Nava VF, Gómez-Lamadrid O. Humanismo en


enfermería. Rev Enferm IMSS. 2009;17(2):109-111.

Pele A. (2004) Universitas: Revista de Filosofía, Derecho y Política, n. 1, diciembre-


enero 2004, p. 9-13 Disponible http://hdl.handle.net/10016/8646

Pérez Tamayo R. Humanismo y medicina Gaceta Médica de México. 2013; 149:349-


https://www.anmm.org.mx/GMM/2013/n3/GMM_149_2013_3_349-353.pdf

Pico della Mirandola Giovanni (1486) Discurso sobre la dignidad del hombre, Discurso
sobre la dignidad del hombre, Traducción de Adolfo Ruiz Díaz, México, UNAM,
2004http://www.revista.unam.mx/vol.11/num11/art102/art102.pdf

10

También podría gustarte