Julius Streicher Plan Judio
Julius Streicher Plan Judio
Julius Streicher Plan Judio
asesino plan
judío contra la
humanidad no-judía
Julius Streicher
Exposición del asesino plan judío contra
la humanidad no-judía
Julius Streicher
Índice
El pueblo asesino...............................................................................................................1
Asesinato ritual..................................................................................................................1
La lucha de Der Stürmer...................................................................................................1
Las leyes del Talmud........................................................................................................2
La sangrienta historia judía...............................................................................................4
La ley del sacrificio humano.............................................................................................5
Confesiones judías........................................................................................................... 5
Asesinato del Purim..........................................................................................................8
La horrible muerte del padre Thomas...............................................................................9
Brutal muerte de Agnes Hruza........................................................................................10
Brutal asesinato de Helmut Daube..................................................................................11
Brutal asesinato de Martha Kaspar..................................................................................12
Asesinato ritual del Pesach..............................................................................................14
a. La confesión de la judía Ben Noud..........................................................................14
b. La confesión del judío Emanuel de Génova............................................................ 14
c. Tortura y muerte del niño de Lagendentzlingen.......................................................15
d. La tortura y muerte de San Simón............................................................................16
e. Tortura y muerte de Feodor Jemeljanov...................................................................17
f. El asesinato ritual de Manau.....................................................................................19
Recopilación de los asesinatos rituales judíos desde antes de la época de Cristo
hasta 1932.......................................................................................................................21
a. Antes de Cristo.........................................................................................................21
b. Después de Cristo.....................................................................................................22
El pueblo asesino
En el mundo entero los judíos son observados hallándose bajo una terrible
sospecha. El que no sabe esto no comprende el problema judío. Cualquiera que vea a los
judíos de la forma que Heinrich Heine (Chaim Bueckburg) los describió: “como una
tribu que asegura su existencia con trueques, permutas y viejos pantalones, y cuyos
uniformes son las narices largas”, está engañándose.
Pero cualquiera que conoce la monstruosa acusación de que son objeto los judíos
desde el comienzo de los tiempos, verá a esta gente bajo una luz diferente. Empezará a
vislumbrar no solamente una raza peculiar, sino también a criminales asesinos, y
diablos con forma humana. Se llenará de cólera sagrada y odio contra este pueblo.
Se sospecha que los judíos seducen a niños y adultos gentiles (no judíos) para después
despedazarlos y drenar su sangre. Se los acusa de mezclar esta sangre en sus matzá
(pan sin levadura) para luego usarlo en la práctica de magia supersticiosa. Se les hace el
cargo de torturar a sus víctimas, especialmente niños, y de proferir durante estas torturas
amenazas, maldiciones y hechizos contra los gentiles. Este asesinato sistemático tiene
un nombre: se llama asesinato ritual.
Asesinato ritual
Se conocen los asesinatos rituales de los judíos desde hace miles de años. Son tan
antiguos como los judíos mismos. Los gentiles han transmitido este conocimiento de
una generación a otra, y ha llegado hasta nosotros a través de diversos escritos. Se los
conoce en cualquier lugar de la nación, hasta en los más apartados pueblos. El abuelo
los relató a los nietos, quienes hicieron lo propio con sus hijos, hasta llegar hoy hasta
nosotros.
Lo mismo sucede en otras naciones. En cualquier parte del mundo en que se encuentre
un cuerpo con marcas de haber sufrido un crimen ritual, la acusación se levanta
inmediata y ruidosamente. Esta acusación se hace solamente contra los judíos. Cientos y
cientos de naciones, tribus y razas viven en la Tierra, pero nadie pensó en acusarlos de
asesinatos planificados de niños, o de calificarlos de asesinos. Todos los pueblos
lanzaron estas acusaciones solamente contra los judíos. Y muchos grandes hombres
hicieron tales acusaciones. El Dr. Martin Lutero escribe en su libro De los judíos y sus
mentiras: “Apuñalaron y pincharon el cuerpo del joven Simón de Trento.”
También asesinaron otros niños... El sol nunca brilló sobre gente más sedienta de
sangre y más vengativa que ellos, quienes se imaginan ser el pueblo de Dios y que desea
y piensa que debe aplastar y asesinar lo gentil. Jesucristo, el Predicador Todopoderoso
de Nazaret, habló así a los judíos: “¿Por qué no entendéis mi lenguaje? ¿Por qué no
podéis oír mi palabra? Vosotros tenéis por padre al Diablo, y queréis hacer los deseos
de vuestro padre. Él es homicida desde el principio.” (Juan, 8)
-1-
su editor, Julius Streicher, fueron arrastrados a la corte cientos de veces. Fueron
convictos, castigados y encerrados en prisión.
Der Stürmer conoció al judío en la confesión que el Dr. Conrad Alberti Sittenfeld, un
judío, hizo en 1899 en el Nro. 12 de la revista Gesellschaft (Sociedad): “Una de las
cualidades más peligrosas del judío es su brutal, directa y bárbara intolerancia. No se
puede practicar una tiranía peor que aquella ejercida por la camarilla judía. Si se
quiere ir contra ellos, usan, sin dudarlo, métodos brutales para aplastar el intento. El
judío trata de destruir a su enemigo principalmente en el área mental, de esa manera
destruye su base material, mina su existencia civil. El boicot, la forma más vil entre
todas las represalias, es característicamente judío.”
Der Stürmer no se detiene. Solamente en Núremberg se ventilaron cantidades de
asesinatos rituales y talmúdicos en la corte. A causa de las protestas judías, la atención
de todo el mundo se concentró en estos casos. Se sancionaron pesadas condenas. Al
principio ningún juez tenía el coraje de exponer el problema judío. Finalmente en 1931
(este caso duró en la corte desde el 30 de octubre hasta el 4 de noviembre), Der Stürmer
ganó su primera victoria. El jurado halló que:
1) Der Stürmer no está peleando contra la religión judía, sino contra la raza judía.
3) Las leyes del Talmud que cita y publica Der Stürmer son citas exactas del Talmud.
4) Las leyes del Talmud están en abierta contradicción con la moral alemana.
Con este veredicto, Der Stürmer provocó la primera brecha importante en la Justicia
judeo-romana, cuya tarea era, antes de la revolución nacionalsocialista, proteger al
judaísmo y a su gobierno. Los judíos, naturalmente, comenzaron a agitarse con
esto. Pero para Der Stürmer este éxito fue un presagio de la victoria
futura. Naturalmente que Der Stürmer no se para a mitad de camino. Sabe lo que debe
hacerse. Es nuestro deber frustrar el complot de asesinato gigantesco del judaísmo
contra la humanidad Es nuestro deber señalar este pueblo ante el mundo entero para
develar sus crímenes y así impedirlos. Es nuestro deber liberar al mundo de esta peste
internacional y de esta raza parásita.
Der Stürmer llevará a cabo su misión. Iluminará la oscuridad con la verdad que
imperará en el mundo. Y siempre se regirá por las palabras del proverbio: “Aquel que
conoce la verdad y no la proclama abiertamente es una criatura miserable.”
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enemigos jurados de toda la humanidad no judía. Inclusive Tácito, el historiador
romano que vivió poco tiempo después de Cristo (55-120 d.C.) escribe: ‘‘Los judíos son
una raza que odia a los dioses y al género humano. Sus leyes están en oposición a las
de los mortales. Desprecian lo que para nosotros es sagrado. Sus les incitan a cometer
actos que nos horrorizan.” (Historiador V, 3-8)
Al judío no se le escapa que si el mundo no-judío conociese sus leyes y descubriese
sus planes, estaría perdido. Por eso, con amenaza de muerte prohíbe su traducción y su
publicación [Sanhedrin 59va.: “El Rabbi Jochanan dice: un goi (no judío) que escudriña
dentro de la ley es culpable de muerte.” (El Talmud desenmascarado, de J.B. Pranaitis,
pág. 98)] Un catedrático muy conocido, el judío Dibre David escribe: “Si los gentiles
supieran lo que estamos enseñando en contra de ellos, nos matarían.”
Las leyes secretas judías están basadas en el principio fundamental que establece:
“Sólo el judío es humano. En contraste, todos los demás no-judíos son animales. Son
bestias con forma humana. Cualquier cosa es permitido que esté en contra de ellos. El
judío puede mentirles, trampearlos y robarlos. Puede violarlos y asesinarlos.”
Hay cientos de pasajes en el Talmud en el que los no-judíos están descritos como
animales. Algunos de ellos son:
1) “Los judíos se llaman seres humanos, pero los no-judíos no son humanos. Son
bestias.” (Talmud, Baba Metzia, 114 b)
2) “El akum (no-judío) es como un perro. Sí, pero la escritura enseña a honrar más al
perro que al no-judío.” (Ereget Raschi Erod, 22-30)
3) “Aunque Dios haya creado al no-judío, éstos siguen siendo animales con forma
humana. No es decoroso para un judío ser servido por un animal, por esa razón será
servido por animales con apariencia humana.” (Midrasch Talpioth, p. 255, Varsovia,
1855)
5) “Las almas de los no-judíos provienen de espíritus impuros y se les llama cerdos.”
(Jalkut Rubeni gadol, 12 b)
6) “A pesar de que los no-judíos tienen la misma estructura corporal que los judíos, se
comparan con el judío de la misma manera que un mono con un ser humano.” (Schene
luchoth haberith, p. 250 b)
Para que el judío nunca olvide que está tratando con animales, se le recuerda esto en
todo momento: en lo que atañe a la comida, a la muerte, y hasta a las relaciones
sexuales. El Talmud enseña: “Si come con un gentil, es lo mismo que si lo hiciera con
un animal.” (Tosapoth, Jebamoth, 94 b)
“Si el judío tiene a su servicio un sirviente no-judío que muere, no se le debe expresar
simpatía ni compasión al judío; se le debe decir: Dios reemplazará tu pérdida, de la
misma manera como si hubiese perdido a uno de sus bueyes o burros.” (Iore Dea, 377, 1)
“Las relaciones sexuales entre gentiles no difieren de las relaciones entre animales.”
(Talmud, Sanhedrin, 74 b)
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En el Talmud está escrito todo sobre los asesinatos de gentiles:
1) “Se permite tomar el cuerpo y la vida de un gentil.” (Sepher ikkarim, 111 o 25)
2) “Es la ley matar a cualquiera que niegue la Torah. Los cristianos pertenecen a
aquellos que niegan la Torah.” (Choschen Hammischpat, Haga, 425, 5)
3) “Cada judío que vierte la sangre de los impíos (no-judíos), está procediendo como si
hiciera un sacrificio a Dios.” (Talmud, Bammidber raba, c. 21 y Jalkut, 772)
Estas leyes del Talmud y de la Torah, les fueron dadas a los judíos hace más de
tres mil años. Son tan válidas hoy como lo eran entonces. Esta es la manera como se les
enseña a los judíos desde la infancia. El resultado está frente a nosotros: es el asesinato
ritual judío.
1) En Egipto los judíos se regocijaron con la matanza que su ángel de la muerte había
infligido a seres humanos recién nacidos y a animales.
2) Los extremos a los cuales pueden llegar los judíos fue demostrado en Persia en donde
el judío Mordecai y la judía Esther mandaron asesinar a 75.800 persas
antisemitas. Colgaron al antisemita Haman, ministro del rey Xerxes de Persia,
juntamente con sus diez hijos. Celebraron esta victoria sangrienta y hasta este día la
siguen celebrando durante la Fiesta del Purim. (Esther 9, 6 y ss.)
3) En los años 115-117 d.C., los judíos se sublevaron contra su líder Bar Kochba, en la
isla de Cyrene, asesinaron a 220.000 (¡!) no-judíos, los serrucharon y los picaron,
bebieron su sangre, y comieron su sangrienta carne cruda. (Dio Cassius: Historia de
Roma XVIII, 32)
5) En Hungría, bajo la conducción del judío bolchevique Bela Kuhn se preparó una
horrible masacre en donde decenas de miles de no-judíos fueron asesinados.
6) En la Rusia soviética de los judíos bolcheviques, todos los días, como cosa corriente,
se llevan a cabo asesinatos en masa. Los ejecutores son casi siempre hombres o mujeres
judíos. Los judíos son maestros para inventar nuevos métodos de tortura. Les produce el
mayor placer dejar que los gentiles mueran bajo torturas.
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Reporteros ingleses escriben que a menudo los ejecutores chinos no podían llevar a
cabo algunas torturas y matanzas: temblaban y no podían continuar.
No hay dudas de que judíos y judías tomaron su lugar.
La historia de los judíos está escrita con sangre. Con la sangre de los
no-judíos. Prueba que el judío es extremadamente cruel pero al mismo tiempo es un
gran cobarde. El judío no es un soldado nato: es un sádico nato y un asesino nato.
Confesiones judías
Una prueba irrefutable de la existencia del asesinato ritual judío son las numerosas
confesiones judías. Provienen de juicios, declaraciones voluntarias y confesiones de
antiguos Rabbis. Las confesiones fueron hechas en dos casos en que intervino la
Justicia. Uno de ellos tuvo lugar en Trento, en 1475, y el otro en Damasco en los años
1840-42. La declaración voluntaria fue hecha por la joven judía Ben Noud quien la
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formuló al conde francés Durfort-Civrac. Las confesiones fueron hechas por los
siguientes Rabbis que se convirtieron a la cristiandad: Drach y Goschler, Fra Sifto de
Siena, Paolo Medici, Giovanni da Feltre y por el ex-Rabbi principal Neófito, quien más
tarde cambió su nombre por el de Teófito, haciéndose posteriormente monje. Estos
hombres confirmaron más o menos, de la misma manera, la existencia del asesinato
ritual. En 1803 el ex-Rabbi Neófito publicó un libro sensacional en lengua moldava. En
él da detalles sobre el terrible secreto judío del misterio de la sangre. Este libro fue
traducido en 1843 al griego y más tarde, en 1883, al italiano, bajo el titulo: Il sangue
cristiano nei riti ebraici della moderna sinagoga (La sangre de los cristianos en rituales
judíos de la sinagoga moderna), hecho que causó gran perturbación entre los judíos del
mundo entero.
En la página 19 de dicha obra el judío Teófito confiesa cómo fue iniciado en el
conocimiento del asesinato ritual y se le explicó la forma en que los judíos durante
miles de años lo ocultaron a los ojos del mundo gentil. Teófito escribe:
Este secreto de la sangre no es conocido por todos los judíos, sino solamente por los
Chakam (doctores) o por los Rabbis o eruditos, quienes llevan el título de conservatori
del misterio del sangue (conservadores del misterio de la sangre) Lo transmiten por vía
oral a los padres judíos. A su vez éstos lo revelan a sus hijos, quienes lo consideran un
gran honor. Al mismo tiempo profieren terribles amenazas de castigos si alguno de ellos
traiciona este secreto.
Cuando tenía trece años de edad, recuerda Teófito, mi padre me tomó aparte, me llevó
a una habitación donde nadie pudiera oírnos, y después de describirme su odio por los
cristianos, me enseñó que Dios había ordenado una matanza de cristianos y que se debía
recoger su sangre... “Hijo mío - dijo mientras me besaba - con esta confesión puse mi
confianza en ti.” Con estas palabras puso una corona sobre mi cabeza y me explicó el
secreto de la sangre, añadiendo que Jehová se lo había recibido a los hebreos y les
había ordenado ponerlo en práctica...
En el futuro yo sería poseedor del más importante secreto de la religión hebrea...
Por consiguiente, se me hicieron las mismas recomendaciones, maldiciones y
amenazas en el caso de yo revelar este tremendo secreto a quienquiera que fuese, ni a
mi madre, ni a mi hermana, ni a mis hermanos, ni a la futura cuñada: solamente debía
decirlo a uno de mis futuros hijos, al que fuera más sabio, más vehemente, más
apropiado. De esta manera el secreto se hereda de padre a hijo, hasta el más lejano
descendiente.
1) Las leyes reclaman que los judíos carneen a los no-judíos de vez en cuando (las leyes
del Talmud y la ley del sacrificio humano)
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Se manda a los judíos que asesinen a un adulto no-judío para el Purim, y a un niño
para el Pesach El niño no debe tener más de siete años de edad y debe morir en
agonía (¡!)
4) Este acto se realiza de la siguiente manera: el padre vuelca unas gotas de sangre
fresca, seca o pulverizada en un vaso, sumerge un dedo de su mano izquierda en él y
rocía (bendice) todo lo que está sobre la mesa, mientras dice: “Dam Issardia chynim
heroff Jsyn porech harbe hossen maschus pohorus” (Erod VII, 12) cuya traducción es:
“Por lo tanto rogamos a Dios que mande aquí abajo diez plagas a todos los enemigos
de la religión judía”, y se refiere a los cristianos.
Luego cenan y más tarde el padre exclama: “¡Sfach, chaba, moscho Kol hagoym!”
cuya traducción es: “¡Así como el niño cuya sangre ha sido mezclada al pan y al vino
puedan todos los goyim (no-judíos) quemarse en el infierno!”
Este malvado ritual judío es sospechosamente parecido a la comunión católica. En
ésta se toma vino en lugar de sangre, y pan en lugar del cuerpo. Lo que los cristianos
hacen simbólicamente, los judíos lo hacen con toda realidad, esa es la única diferencia.
a) La joven pareja de recién casados recibe un huevo cocido duro, y se lo sazona con
sangre seca pulverizada.
c) Se mezcla la sangre con clara de huevo, se pone un género de hilo y luego éste se
coloca sobre el pecho de los judíos muertos para que puedan entrar al cielo sin
expiación.
d) Durante la circuncisión se espolvorea con sangre seca la herida para que cicatrice
pronto.
e) Si usted sumerge frutas o verduras en ella y luego las come (Talmud, Schuldran arch
orach cajjim 158, 4) o bien:
f) Si un judío moribundo o decrépito puede ser salvado con ello (Iore Deah 155, 3)
(ya que los judíos tienen una superstición originada en Oriente y creen que la gente
vieja puede rejuvenecer al tomar sangre proveniente de niños pequeños)
6) El sobrante de sangre se preserva con el mayor de los cuidados por los Rabbis locales
y es vendida en pequeñas botellas por judíos autorizados, a las sinagogas vecinas. Los
Rabbis certifican que la sangre es genuina y pura de cristiano.
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7) El asesinato ritual y el misterio de la sangre es reconocido por todos los judíos
talmúdicos, y practicado siempre que sea posible. El judío cree que será expiado por
ello. Estas siete costumbres y reglamentos judíos fueron establecidos no solamente en
los juicios de Trento y Damasco, sino en varios otros juicios y estrados judiciales donde
tuvieron lugar procesos de esta índole en diferentes partes del mundo a través de la
Historia. Y por supuesto, eran completamente independientes unos de otros. Esto
prueba sin lugar a dudas su verdad y su validez.
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La horrible muerte del padre Thomas
Esto ocurrió en Damasco, a principios de febrero del año 1840. Los judíos estaban
preparando la Fiesta del Purim que tendría lugar el 15 de febrero de 1840. En la tarde
del 5 de febrero el sacerdote capuchino Thomas fue llamado para que atendiera a un
niño enfermo. El sacerdote tenía gran prestigio como médico. Era respetado y amado
como un santo. Cuando volvía de hacer esta visita fue invitado por su amigo (¡!) el rico
judío David Aran a ingresar a su casa. El padre Thomas aceptó. En cuanto entró los
judíos lo atacaron, lo amordazaron y lo ataron fuertemente. Luego lo arrastraron hasta
una habitación secreta y mandaron buscar al barbero judío Soliman. El sacerdote fue
colocado sobre una mesa, su cabeza colgando sobre una vasija de cobre. El barbero
tomó al sacerdote por la barba, el judío Aaron Arari sostuvo su cabeza y el hermano
David Arari (¡el amigo del sacerdote!) cortó su garganta. La sangre fue recogida en la
vasija de cobre y luego guardada en botellas.
Poco tiempo después el sirviente del sacerdote, Ibrahim Amara, apareció en el ghetto
judío. Los hermanos judíos Arari que estaban parados frente a la casa, le dijeron:
“Entra, tu amo está con nosotros.” Ibrahim Amara fue asesinado de la misma manera
que lo había sido su amo, el padre Thomas.
Al día siguiente se notó la ausencia del padre, y naturalmente comenzó su
búsqueda. El barbero Soliman resultó sospechoso ya que se le encontraron papeles que
pertenecían al sacerdote. El cónsul francés Ratti-Menton, bajo quien había servido el
sacerdote, y el comisario Pascha, comenzaron la investigación. Soliman confesó
ampliamente y fue condenado. Se encontraron rastros de sangre y partes del cuerpo del
sacerdote y de su sirviente en las cloacas. Después de este hallazgo se arrestó a todos los
que habían participado del crimen, confesando todos los detalles tres de ellos. Eran:
Mourad el Fath’al, el sirviente gentil de David Arari, y los judíos Aslam-Farkhi y
Mousa Abou el Afieh. El último de los nombrados era un Rabbi. Confesó que él en
persona había llevado la sangre que se había guardado en botellas al gran Rabbi Yakoub
el Antabí. Después de una investigación minuciosa, los tres judíos que confesaron su
participación fueron perdonados. Otros diez que también habían sido cómplices, fueron
sentenciados a muerte. Sus nombres eran: David Arari, Aaron Arari, Isaac Arari, el
Rabbi Bokhor Youda (llamado Salonikli), Mehir Farkhi, Mourad Farkhi, Aaron
Stambouli, Isaac Picciotto, Yacoub Abov el Afieh y Youcef Menahem Farkhi.
Mientras tanto, la historia del asesinato y del juicio fue publicada por la prensa de toda
Europa. En lugar de condenar este asesinato salvaje y exigir una investigación a fondo
así como el castigo correspondiente, la judería hizo todo lo contrario. Se unieron a sus
hermanos de raza y les ofrecieron un total amparo. Se organizaron colectas juntándose
2 millones de francos. El judío Crémieux, que creó la Alliance Israélite Universelle
(Alianza Israelita Universal) hizo el siguiente comentario: “Todo Israel es la garantía
de unos para otros”, y encabezó la comitiva que fue a ver a Mehemed Alí, el virrey de
Egipto. Su nutrida comitiva incluía a los judíos Munck y Moisés Montefiore. Y
naturalmente los 2 millones de francos. Mehemed Alí se dejó sobornar y emitió la
siguiente orden: “Debido a las sugestiones de los señores Moisés Montefiore y
Crémieux, que llegaron hasta nosotros como delegados de todo el judaísmo
europeo (¡!), hemos reconocido que desean la liberación de los judíos que fueron
arrestados a causa de la desaparición del padre Thomas. Como no sería juicioso
rechazar su pedido, debido a su gran población, ordenamos que los prisioneros judíos
sean liberados.”
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Los judíos fueron puestos en libertad. Todo Israel había sido su caución, su
fianza. Los restos del padre Thomas fueron inhumados en el cementerio de Damasco.
En árabe y en italiano se inscribió sobre su tumba: “Aquí yacen los restos del padre
Thomas de Cerdeña, misionero capuchino, asesinado por los judíos el 5 de febrero de
1840” (la transcripción de este juicio se encuentra en el archivo de París, el orientalista
francés Achiles Laurent copió las actuaciones y las publicó en su libro Relation
Historique des affaires de Syrie depuis 1840 jusqu’en 1842)
Este juicio prueba que los judíos admiten y toleran tales asesinatos rituales, que
ocultan estos crímenes rituales de los ojos del público y que protegen a los asesinos
autores de esos hechos. Validos de cualquier método posible, sin miramientos por las
consecuencias, los judíos tratarán de liberar a los criminales judíos, a pesar de saber que
son culpables. Los judíos han probado en el caso del padre Thomas, que no son más que
una banda de criminales y asesinos muy bien organizada.
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puertas de la prisión se abrieron y este asesino y carnicero humano fue alborozadamente
recibido y puesto en un hogar judío para ancianos (¡!) Varios años más tarde murió y
fue sepultado en Austria, en una honrosa tumba en el Cementerio Central Israelita. En
este caso, que pudo ser comprobado sin ninguna duda, los judíos demostraron que son
los propulsores del asesinato ritual y que honraron al criminal. Una vez más la judería
probó que no es más que una banda bien organizada de criminales.
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Brutal asesinato de Martha Kaspar
En Paderborn, Martha Kaspar era la sirvienta goi en la casa del carnicero judío Moritz
Meyer. Era una chica campesina honesta y trabajadora. El viejo judío Meyer (tenía
alrededor de sesenta años) tenía un hijo llamado Kurt Meyer, de veinticuatro años. Un
día atacó a la inocente niña en el granero y la violó. Se metía a escondidas en su
humilde habitación siempre que su capricho se lo dictara.
Martha Kaspar quedó embarazada y exigió que el judío Kurt Meyer se casara con ella.
Ignoraba por supuesto, que el Talmud permite que el judío use a las no-judías como le
plazca, pero que prohíbe estrictamente el casamiento con ellas. Para mantenerla en
calma, el judío Kurt Meyer le prometió matrimonio, pero secretamente el padre y el hijo
decidieron asesinar a esa chica tan inoportuna.
Parece que hicieron los arreglos necesarios con los maestros judíos del lugar.
La Fiesta del Purim se acercaba. Una mañana Martha Kaspar desaparecía. Esto era el
18 de marzo de 1932. Seis días más tarde, el 24 de marzo de 1932, tuvo lugar la Fiesta
del Purim. A hora temprana en la mañana del 18 de marzo la chica había sido vista en el
patio. El judío le había ordenado afilar un cuchillo. Mientras hacía esta tarea dijo a los
vecinos: “Hoy van a sacrificar un ternero aquí.” Después de esto ya no se la vio
más. A los vecinos les pareció raro no ver más a Martha Kaspar.
Lo discutieron entre ellos y el rumor se expandió por todo Paderborn: “Martha
Kaspar fue asesinada por los judíos.” Se hizo la correspondiente denuncia en la policía,
pero la casa del judío no fue registrada.
Sin embargo, la desaparición de la chica atrajo nuevamente la atención pública de la
manera más sensacional. Una joven pareja fue a dar un paseo en los alrededores de
Paderborn el sábado 20 de marzo de 1932. En la mitad de la ruta encontraron un pedazo
de carne. Mirando más detenidamente descubrieron que eran genitales extraídos con
toda pericia de un cuerpo femenino (lo mismo había sucedido con Helmut Daube) Se
supone que lo habían colocado adrede con la intención de hacer creer a la gente que
había sido un crimen sexual. La joven pareja denunció a la policía el horrible y macabro
hallazgo. Rápidamente la prensa judía empezó a clamar que “Martha Kaspar había sido
víctima de un crimen sexual”, y muy pronto la policía opinó lo mismo.
La policía comenzó una minuciosa búsqueda en la casa, hallando ropas manchadas de
sangre pertenecientes a Kurt Meyer y rastros de sangre en el granero. Kurt y Moritz
Meyer fueron arrestados. Al principio Kurt Meyer negó todo pero la madre le exigió
que se adjudicara toda la culpa para que su padre pudiera quedar en libertad. Para tratar
de evitar el mayor peligro, el padre comenzó a hablar como un lunático. Debido a la
constante presión que ejerció su abogado judío, el Dr. Frank, se lo internó en un asilo de
locos (¡!) y más tarde fue puesto en libertad. Inmediatamente se escapó a otro continente
(esta absolución es tan insultante e increíble que solamente se puede comprender si se
recuerda que en ese tiempo el gobierno entero así como el sistema legal era judío en
todas sus escalas)
El hijo de Moritz Meyer hizo entonces su confesión. Sostuvo que había intentado un
aborto, y como resultado de ello Martha Kaspar se había desangrado hasta
morir. Explicó a la corte que había intentado este aborto sin ningún instrumento, y que
lo había hecho muchas veces a las vacas (¡!) con éxito.
Luego, (como era carnicero) había descuartizado el cuerpo. Mientras tanto se habían
ido encontrando pedazos de carne por todos lados. El judío había cortado a Martha
Kaspar en pedazos que pesaban aproximadamente medio kilo, y junto con su padre los
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habían desparramado por todo Paderborn. Se encontraron en un pequeño bosque, en
colinas, entre unos sauces, en una fuente, en un arroyo, en las cloacas (como en el caso
del padre Thomas), ¡y entre una pila de estiércol!
Sus pechos, que habían sido seccionados, fueron encontrados en el granero.
¡El judío alimentó a los cerdos con los intestinos de la joven!
Lo más peculiar fue que no se encontrara sangre en ninguna parte. En el granero se
encontró un pequeño charco que a lo sumo contendría un cuarto de litro. Se determinó
que todos los pedazos de carne no contenían ni una gota de sangre. Los investigadores
de la policía y un experto doctor alemán testificaron durante el juicio que casi toda la
sangre había desaparecido. Un funcionario policial opinó que creía que se la habían
llevado en botellas.
El juicio duró desde el 13 de septiembre hasta el 16 del mismo mes de 1932.
Kurt Meyer permaneció sentado desvergonzadamente en el juicio. En contraste con el
caso Gladbeck la prensa judía no estaba, naturalmente, representada porque esta vez se
enjuiciaba a un hermano de raza. Los grandes diarios que en la anterior ocasión habían
publicado amplios comentarios en primera plana en el caso del gentil Huszmann esta
vez guardaron silencio en cuanto al inicio del juicio del judío Kurt Meyer. “Todo Israel
es fianza, los unos para los otros.”
Durante el juicio se estableció que la confesión del judío sobre el intento de aborto
había sido una mentira. Eso se probó con el hallazgo de los pedazos de carne. El judío
finalmente confesó llorosamente que había golpeado a Martha Kaspar hasta matarla en
un ataque de rabia. La corte aceptó esta segunda confesión con gratitud. Estaba
risiblemente aliviada por haber evitado que surgiera la cuestión de los asesinatos
rituales. El fiscal alegó asesinato, la corte dictaminó homicidio casual. Kurt Meyer fue
sentenciado a quince años de prisión.
En realidad todo juicio había sido una comedia que evidenciaba la ilegitimidad del
sistema judicial. El asesinato de Martha Kaspar había sido evidentemente una matanza
del Purim. Se pudo establecer que poco antes del asesinato, muchas personas se habían
reunido en secreto en la casa del judío, desapareciendo luego el día del crimen. También
se probó que el viejo judío Moritz Meyer fue a la sinagoga (¡!) inmediatamente después
del crimen. Es sabido que toda la familia judía Meyer se fue de Paderborn y luego de
Alemania poco tiempo después de ser elegido el nacionalsocialismo como partido
gobernante.
La verdad en este caso es la siguiente: Kurt Meyer junto con su padre y seguidamente
otros judíos (¿Rabbis?) descuartizaron a Martha Kaspar. La asesinaron en el desván, su
cabeza fue sostenida por los judíos mientras juntaban la sangre en un balde. Los dos
asistentes se llevaron la sangre y el viejo judío fue a la sinagoga donde, o informó del
caso o rezó plegarias a su dios Jehová. Luego, el cuerpo fue trozado para que no se
pensara en un asesinato ritual.
En este juicio también Der Stürmer hizo notar que había tenido lugar un crimen
ritual. Las consecuencias de esta denuncia fueron la confiscación y la prohibición de
Der Stürmer y el comienzo de una acción legal contra sus editores.
El judío Kurt Meyer aceptó la sentencia del jurado de Paderborn con gran felicidad y
gratitud. No apeló. Por su parte, la Suprema Corte hizo lo mismo.
Aprobó el veredicto de Paderborn y con ello hubo un asesinato ritual más que pasó sin
castigo.
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Asesinato ritual de Pesach
El asesinato ritual en tiempo de Pesach es similar en ciertos aspectos a la Fiesta del
Purim. La Fiesta del Purim conmemora el día de la matanza persa, mientras que el
Pesach conmemora el día en que Cristo fue asesinado. En la Fiesta del Purim los judíos
asesinan a un gentil adulto en reemplazo de Haman, mientras que en Pesach asesinan a
un inocente niño gentil en vez de Cristo. El crimen del Purim es generalmente una
simple y pura matanza pero el asesinato de Pesach es en general un crimen tortuoso. En
ambos casos, no obstante, el objeto es la obtención de sangre para usos rituales. En los
dos casos los crímenes se cometen como consecuencia del deseo de matar y torturar que
les inspira el odio que tienen a los gentiles.
Pero el sacrificio de un ser humano durante Pesach, ha existido no solamente a partir
de la muerte de Cristo. Es tan antiguo como la raza judía misma.
Durante cientos de años tuvieron la costumbre de sacrificar un cordero, un gallo, o un
mono en lugar de un gentil durante este festival. El cordero se usa como sustituto de un
inocente gentil.
Ejemplos típicos de asesinatos rituales en Pesach son:
En épocas tan lejanas, como la del año 1600, había gente que defendía a los
judíos. Tomaron a los judíos bajo su protección, y escribieron libros a su favor.
El Dr. Eck, oponente de Martin Lutero, replicó a estos defensores de los judíos,
quienes habían escrito un tratado en el cual se afirmaba que no había tales crímenes
rituales, y que se les hacía una grave injusticia a los judíos. El libro del Dr. Eck escrito
en contestación a eso, se titulaba: Ains Judenbuchlein Verlegunz (El pequeño libro sobre
los judíos) Fue impreso en Ingolstadt en 1541 por Alexander Weissenhorn. En este libro
el Dr. Eck publicaba una confesión hecha por un judío convertido al cristianismo. El Dr.
Eck escribe:
Porque él (el autor pro-judío) recuerda que ningún judío bautizado jamás reconoció ni
acepto tales crímenes como suyos. Yo les replico: no todos los judíos son culpables de
esos crímenes ya que saben muy bien cuál es el precio que hay que pagar por ellos. Por
lo tanto, pocos judíos han tomado parte en esos asesinatos. Además no es cierto que
ningún judío bautizado haya reconocido la existencia del asesinato de un niño.
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Por ejemplo, Emanuel, (bautizado en el año del Señor de 1456), hijo del Dr. Solomon
de Génova testificó en el caso del martirio infligido a dos niños cristianos, después de
su conversión al cristianismo. Uno de estos casos fue catalogado como de oídas.
Relató como el maestro Simón de Ancona, un médico profesional, había decapitado a
un niño. La cabeza del niño había sido entonces arrastrada hasta la calle por un
perro. Agentes oficiales siguieron el rastro de las manchas de sangre y descubrieron el
cuerpo del niño en la casa del judío, yaciendo en una tina. Sin embargo, el judío pudo
escapar por mar. El otro crimen que vio con sus propios ojos en Sanoa, provincia de la
República de Génova, fue el siguiente, según su versión: “Mi padre me llevó a una casa
en donde estaban reunidos ocho judíos. Hicieron, un juramento, en el cual se
comprometieron a sufrir la muerte o a matarse antes de confesar el hecho que estaban
por cometer. Después de eso hicieron entrar a una niña cristiana de dos años de
edad. Un judío le sostuvo su brazo derecho, otro el izquierdo y un tercero colocó su
cabeza de manera que el cuerpo formara una cruz. El cuarto violador tenía una aguja o
escalpelo afilado, puntiagudo y muy largo, en su mano. Con eso apuñaló a la niña
desde el estómago hasta el corazón. Rápidamente sacó la aguja y volvió a hundirla de
modo que la sangre fluyera libremente de las heridas hacia un recipiente ubicado
debajo. Esta operación se repitió hasta que la niña murió. Luego tiraron el cuerpo
dentro de una habitación secreta. Más tarde, sumergieron tajadas de manzanas, peras,
u otras frutas en la sangre y se las comieron.”
El mismo Emanuel comió algunos pedazos. Este hecho le pareció tan nauseabundo
que no le fue posible comer durante dos días. Sentía como si sus intestinos quisieran
salir de su cuerpo. Manifestó haber tenido esta sensación antes y después de su
bautismo que tuvo lugar en la localidad de Valle, en Castilla. Esta confesión la hizo
frente al obispo de Lucena, al maestro Garsías de Boamont, ante el señor Peter Basques,
decano de Compostella, al Sr. Pedro Vela, guardián, y Pedro Martin de Gnetario,
escribano público y secretario del obispo. Esta historia se pudo comprobar gracias a
documentos conservados por los monjes franciscanos. En el momento de su bautismo
Emanuel fue acristianado con el nombre de Francisco.
Para que el lector no se vea obstaculizado por discusiones posteriores, y que los judíos
no puedan decir que el Dr. Eck no tiene pruebas de lo que afirma, voy a relatar un
informe de un asesinato ritual que conocí, no de oídas, sino por haber visto a la víctima
con mis propios ojos. En el año 1503, cuando viajé de Colonia a Friburgo por razones
de estudio, recibí la información de que un niño estaba faltando de una granja de
Langendentzlingen. Un vecino encontró el cuerpo en el bosque, alertado por el mugido
de su buey frente al macabro hallazgo. Poco tiempo después el padre fue arrestado por
sospecha de robo y llevado a Buchen, cerca de Friburgo. Fue interrogado sobre la
muerte de su hijo, pero sostuvo que no sabía nada al respecto. Pero cuando fue puesto
frente al cuerpo de su hijo asesinado, confesó sin preguntas penosas (eso quiere decir
sin torturas) que había vendido a su niño de cuatro años a dos judíos de Waldkirchen
- que le habrían asegurado que no matarían al niño, sino que sólo le sacarían un poco de
sangre -, lamentándose más tarde que las cosas hubiesen resultado de esa manera y que
su hijo muriera como consecuencia de ser desangrado.
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Vi las heridas del niño con mis propios ojos. Las toqué y las examiné. También estuve
presente cuando su padre fue ejecutado en Buchen. Mantuvo su declaración de
inocencia y fue con calma hacia su muerte. Los judíos le habían practicado gestupft a su
hijo hasta la muerte (gestupft quiere decir torturar hasta la muerte pinchando un cuerpo
con una aguja)
En este caso los calumniadores de cristianos no pueden decir que las autoridades
estaban ansiosas por apoderarse de las propiedades judías. La principal de estas
autoridades era Konrad Sturtzel, de Kinsingen, bajo cuya jurisdicción estaba Buchen; un
hombre conocido en los cuatro condados de Alsacia, Breisgau, Suntgaui y Tirol como
un hombre de honor quien, con hombría y diligencia mantuvo su lealtad en todo
momento a pesar de los sobornos y regalos, a su príncipe, el duque Segismundo de
Austria, y que nunca renegó, a pesar de amenazas, ni a su príncipe, ni a su honestidad y
lealtad. Además vi al cristiano que recibió la sangre del niño de manos de los judíos de
Waldkirchen para que la llevara a los judíos de Alsacia. Este cristiano fue ejecutado en
Breisgau según el juicio del noble y honrado consejo friburgués. A pesar de saber que le
esperaba una sentencia de muerte confesó que había llevado la sangre del niño por
encargo de los judíos de Waldkirchen para los judíos de Alsacia. Esta confesión, no sólo
fue oída por mí, sino por varios cientos de personas que vieron cómo el criminal fue
calmosamente hacia su muerte merecida. La gente que presenció la ejecución provenía
de dos distritos. Todo esto, señor defensor de los judíos, es cierto, es evidencia ya que el
niño fue visto por todos. Se podían tocar las punzadas y las heridas. Aunque los judíos
habían torturado al niño tan salvajemente como al de Sappenfeld, en el obispado de
Eichstatt, los hechos del caso permanecen igual. No he terminado aún, y les cantaré
muchas canciones a los defensores de los judíos hasta que suenen sus oídos.
Der Stürmer tampoco terminó aún. ¡Su grito de guerra sonará por el mundo entero en
los oídos de los judíos y de los defensores de los judíos!
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hicieron una vez que todos los cristianos en la Tierra y en el mar perezcan.” Luego
cada uno se fue a comer.
Cuando el niño estuvo completamente muerto tiraron su cuerpo en el río que corría
frente a sus casas. Una vez terminado todo festejaron gozosamente Pesach.
El caso fue dirigido por el obispo Hinderbach y los judíos fueron sentenciados a
muerte. Inmediatamente todos los judíos del lugar protestaron por la sentencia y
lograron obtener un nuevo juicio para los acusados. El nuevo proceso fue dirigido por
Guidici de Ventimiglia, quien confirmó el fallo anterior. Debido a nuevas protestas
judías, el caso llegó hasta la corte del Papa Sixto IV.
Comisionó al más grande y más famoso profesor de derecho de aquel tiempo,
Panvirno, para presidir la Corte Suprema. Asistido por seis cardenales, él también
confirmó la sentencia previa. La corte estableció: “Los hebreos mataron al pequeño
Simón con el objeto de obedecer una ley religiosa judía, siendo el motivo de la matanza
la obtención de sangre cristiana para servir un ritual y una devoción perversa durante
la celebración del Pesach.”
Las constancias y registros de este caso fueron originalmente guardados en los
archivos secretos de la ciudadela de St. Angelo para luego ser transferidos al Vaticano,
donde se encuentran ahora disponibles para cualquier examen.
Fueron revelados por el Papa Benedicto XIV; el Papa Clemente XIV, que era
consejero legal ante el Santo Oficio antes de ser Papa, verificó los asesinatos de
San Simón y de San Andreas de Rynn llegando a la conclusión de que habían sido
ambos casos de asesinatos rituales. Esto sucedió casi trescientos años después del
hecho, en 1770. El niño torturado hasta la muerte en Trento fue canonizado por Sixto V.
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Durante el gran ayuno de 1823, una semana antes del Pesach judío, la propietaria de
una taberna, Channa Zetlin (los Zetlin eran judíos ricos y muy respetados en Welisch)
hizo de manera que Terentjeva se embriagara, luego dio dinero a esta mujer rusa
encargándole que trajera un pequeño niño. El día de Pascua, Terentjeva encontró un
niño apropiado cerca del puente, que resultó ser Jemeljanov. Terentjeva llevó al niño a
la casa de Channa Zetlin, quien los estaba esperando frente a ella. Luego Mirka Berlin
(los Berlin eran también judíos influyentes que poseían gran cantidad de propiedades)
se unió al grupo que llevó finalmente al niño a la habitación de Slavka donde ya estaban
reunidos una gran cantidad de judíos. Momentos más tarde introdujeron al niño en una
pequeña pieza.
El lunes de la semana siguiente, la judía Channa sirvió vino a las otras dos mujeres
dirigiéndose luego a lo de Berlin. Allí estaba Slavka Berlin acompañada por muchos
judíos, y después de ofrecer vino a la concurrencia les pidió que echaran el cuerpo del
niño al río esa misma noche. A continuación trajeron al niño, lo desvistieron y lo
pusieron sobre una mesa. Un judío realizó la circuncisión mientras que Schifra Berlin
cortó sus uñas hasta que se viera la carne. En ese momento la mujer llamada
Koslovskaja volvió de la taberna.
Slavka la recibió en una habitación del frente, pero cuando se dio cuenta que la mujer
había visto algo, la llevó al lugar donde estaban reunidos los demás en donde los judíos
la amenazaron con hacerle lo mismo que al niño si llegaba a revelar algo de lo que
estaba presenciando. Naturalmente juró callar. Los judíos comenzaron sus
encantamientos en tanto que Terentjeva sostenía al niño sobre un recipiente y
Maximova lo lavaba. Luego se le puso dentro de un barril cuya parte inferior era
desmontable. Arriaron y cerraron bien el barril, y Jossel, con la ayuda de Terentjeva, lo
hizo rodar por el piso. Luego todos los demás se unieron en la tarea tomando turnos de
dos horas en esta operación que duró largo tiempo. El niño fue sacado presentando un
color rojo subido como si hubiese sido escaldado (esto concuerda completamente con el
testimonio dado por el médico) Terentjeva lo envolvió en un lienzo y lo puso sobre la
mesa; las tres mujeres se vistieron con ropas típicamente judías, llevando luego el
cuerpo del niño aún con vida a la escuela. Los judíos seguían detrás de ellas. Los judíos
que ya estaban esperando en la escuela colocaron al niño dentro de una batea y ésta
sobre una mesa. Terentjeva ató las piernas de la víctima debajo de las rodillas. En ese
momento se le alcanzo un clavo largo y afilado dándosele la orden de clavarlo en la sien
y en los costados. Cada uno de los judíos, uno después de otro hicieron lo mismo. Orlik
dio vuelta al infortunado en todas las posiciones. Al principio gritaba desesperadamente,
luego calló, mirando a todos con ojos enloquecidos y respirando con gran
dificultad. Enseguida se desangró hasta morir, entregando su alma.
Terentjeva y Maximova fueron las dos mujeres encargadas de llevar el cuerpo al
bosque.
Después de la partida de las mujeres, Jossel vertió un poco de sangre en una botella y
le ordenó a Koslovskaja de llevársela a Slavka Berlin, quedando el resto en la batea, y
en el colegio.
Cuando Terentjeva y Maximova volvieron del bosque, se encontraron con Jossel y
otro judío que viajaban en un carruaje tirado por dos caballos (siete testigos declararon
bajo juramento haber visto el carruaje ir en esa dirección y volver a la
madrugada) Habían ido allí para vigilar a las mujeres. Jossel se bajó e inspeccionó el
lugar donde habían escondido el cuerpo. Una vez cumplida esta tarea volvieron al
pueblo. Mirka trató de embriagar a las mujeres, Slavka les dio dinero advirtiéndoles que
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nadie debía saber lo que había sucedido, porque los judíos negarían todo y sólo ellas
quedarían como culpables. Al día siguiente, Fratka, la esposa del Rabbi Orlik, le dio a
beber una copa de coñac a Terentjeva, la vistió con ropas judías, llevándola luego a la
escuela en donde estaban reunidos los mismos judíos del día anterior juntamente con
Koslovskaja. La batea conteniendo la sangre estaba aún sobre la mesa, así como dos
botellas vacías (una tercera botella ya había sido llevada a Slavka Berlin) Channa Zetlin
llegó con Maximova, quien trajo otra botella más, un embudo y una jarra. Terentjeva
removió la sangre con una pequeña espátula y Jossel la vertió en las botellas. Se remojó
un pedazo de tela en el excedente de sangre. Jossel lo cortó en pequeños pedazos (Orlik
mojó su dedo en la sangre y dibujó varias figuras sobre cada pedazo de tela)
A cada persona presente se le dio uno de los pedazos, incluyendo a las tres mujeres
judías. Finalmente se fueron todos.
Este juicio fue llevado ante el Consejo Imperial de San Petersburgo. En todas las
instancias previas se había resuelto que los judíos eran culpables, pese a ello, el
Consejo Imperial hizo exactamente lo contrario. El 18 de enero de 1835 sentenciaron a
las tres mujeres con exilio en Siberia, en tanto que los judíos fueron liberados. El
judaísmo devolvió el favor al gobierno que había sido complaciente, ochenta y dos años
más tarde. Destronó a la casa de los Romanov, estableció el bolchevismo, y cometió
crímenes en masa, torturas en masa, y asesinatos rituales en masa de tan horripilante
índole, que todos los anteriores (aún incluyendo la tortura y muerte de Feodor
Jemeljanov), en comparación, parecen hechos de poca monta.
En la Baja Franconia, cerca de Holbein, está situado el pueblo de Manau. En esta bella
campiña vivía la humilde familia Kessler, compuesta por los padres y cuatro hijos. El
más pequeño era Karl Kessler, un niño lleno de vida, bien desarrollado, rubio, de sólo
cinco años de edad. El 17 de marzo de 1929, a las cinco de la tarde, Karl Kessler se
encaminaba hacia Waischenfeld, donde sus hermanas estaban festejando el final del año
escolar. Desde ese momento no se le vio más con vida. No volvió a casa al anochecer, y
todo el pueblo se alarmó. Más tarde su cuerpo fue encontrado en una región boscosa
cerca de Manau. Estaba completamente vestido y tenía una enorme herida, una incisión
profunda en el cuello que había seccionado la arteria. Por las ramas rotas que yacían en
el suelo, era evidente que el niño había opuesto gran resistencia.
El cuchillo había sido usado varias veces. Cerca de la herida de la garganta había
muchas otras más pequeñas. También se había hecho una ligera incisión atravesando el
cuello de oreja a oreja. Parecía exactamente un corte ritual a no ser por la profundidad
del tajo. El asesino había cometido un asesinato ritual judío simbólicamente pero luego
lo realizó realmente al seccionar la artería de la garganta, haciendo que la víctima se
desangrara hasta morir. Técnicamente era una matanza ritual a la manera válidamente
legal, de acuerdo a la ley judía de sacrificio humano. El cuerpo del niño carecía
completamente de sangre. En el muslo y brazo derechos había marcas de que se lo
hubiera presionado, esto indicaba que se debía haber sostenido el cuerpo de arriba abajo
por unos momentos para que sangrara más rápidamente. No se encontró sangre en el
lugar del crimen. Había sido llevada a otro lado. Todas estas pistas e indicios probaron
que Karl Kessler fue víctima de un asesinato ritual. La matanza también ocurrió poco
antes del Pesach. Es sospechoso que al mismo día siguiente del crimen, un carnicero
judío desapareciera para siempre.
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El cuerpo de Karl Kessler fue examinado por el investigador criminalista, el
Dr. Burgel, de Bamber. Después de notar las marcas características dictamino:
“Estamos aquí en presencia de un caso de asesinato ritual.” Todo el pueblo era de la
misma opinión: “Un niño asesinado antes del Pesach con la garganta seccionada y
desangrado. Es obra de los judíos.” Esta opinión se esparció como fuego por toda la
región. Una intensa amargura y animosidad hizo presa de toda la comunidad
no-judía. El crimen fue encarado por Der Stürmer, los nacionalsocialistas organizaron
reuniones y todo el antisemitismo se movilizó.
Inmediatamente toda a judería comenzó a bramar. Empezaron a agitarse dentro de sus
partidos políticos y a mandar delegados para entrevistar a toda clase de autoridades. El
gobierno (partido nacional bávaro) fue amenazado por los judíos. Rápidamente se
pusieron en acción. La policía, la corte y el acusador fiscal, todos recibieron
instrucciones similares. La oficina del acusador fiscal fue forzada a expedir una
declaración diciendo que el caso no era de crimen ritual, aunque el trámite estuviera aún
pendiente y los hechos sin esclarecer. Los maestros recibieron orden de explicar a los
alumnos que los crímenes rituales no existían y sólo pertenecían al mundo de la
fantasía. El asunto llegó a la asamblea. El ministro de Cultura Goldenberger (partido
nacional bávaro) intervino en defensa de sus camaradas judíos nacionales con
sospechoso fervor. En Wurzburg la Organización Central de Alemanes Socialistas de la
Fe Judía celebró una gran concentración a la cual invitaron a los nacionalsocialistas para
realizar un debate. A través de toda la nación los judíos escribieron artículos en los
periódicos hasta acalambrarse las manos. En uno de esos artículos el jefe de policía de
Berlín, el Dr. Bernard Weiss, llamó al editor de Der Stürmer un instigador perverso. En
todos los diarios se dedicó gran cantidad de espacio a las declaraciones. Una de ellas
decía así:
Declaración pública:
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El comité gubernamental de la conferencia rabínica bávara, integrada por el Rabbi
Dr. Fruedenthal de Núremberg, el Rabbi Dr. Stein de Schweinfurt, el Rabbi
Dr. Baerwald de Múnich, el Rabbi Dr. Hanover de Wurzburg, el Rabbi Dr. Solomon de
Bayreuth, el Rabbi Dr. Wohlgemuth de Kitzingen y el Rabbi del distrito Dr. Ephrain de
Burgpreppach.
Der Stürmer replicó a esta declaración. Fue confiscada y prohibida. El ardor risible
del gobierno judío de aquel tiempo y algunas criaturas burocráticas habían llegado tan
lejos que un juez de la corte explicó a la prensa: “Aceptar los crímenes rituales es
absurdo y ridículo. El niño seguramente se hirió accidentalmente con una rama de
árbol (¡!) (la herida tenía 30 cm. de profundidad) o fue atacado por un animal
hambriento (¡!) posiblemente un ciervo.” De esta manera, para complacer a los judíos,
el juez de la Alta Corte ¡catalogó al ciervo dentro de las especies carnívoras y de
presa! Además, en marzo, los ciervos no tienen astas (con las cuales se supone que
hubiese punzado el cuello de Kessler), sino algo muy blando y suave.
El asesinato del niño de Manau pasó, como era de esperarse, a la oscuridad, y luego al
olvido. Los autores nunca fueron encontrados. Sin haber sido expiada, la sangre
derramada clamaba al cielo.
a. Antes de Cristo
En el año 169 el rey Antiochus Epiphanes de Siria, durante el saqueo del Templo de
Jerusalén, encontró a un griego yaciendo en una cama de una cámara secreta, quien le
rogó al rey que lo salvara. Había sido atraído hacia el Templo de Jerusalén. Los judíos
le respondieron que había una ley de su religión que les ordenaba efectuar sacrificios
humanos durante ciertos períodos del año. Por eso buscaban a un extraño del cual
pudieran apoderarse. Lo engordaban, lo llevaban al bosque, lo sacrificaban, comían algo
de su carne, bebían su sangre y tiraban el resto de su cuerpo en una zanja [Flavio Josefo,
historiador judío, Contra Apionem (Contra Apión)]
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b. Después de Cristo
En el año 418 Baronius informa sobre la crucifixión de un niño por los judíos en
Imm, localidad entre Aleppo y Antioquía.
En el año 419 en el distrito sirio de Immestar, entre Chalcis y Antioquía, los judíos
ataron a un niño cristiano a una cruz un día festivo y luego lo azotaron hasta la muerte
(Sócrates)
En el año 614, después de la conquista de Jerusalén, los judíos compraron por muy
poco dinero a 90.000 prisioneros del rey persa Chosros II, asesinándolos en las formas
más repugnantes (Cluverius, Epítome Hist., p. 386)
En el año 1160 los judíos de Gloucester crucificaron a un niño (Mon. Germ. Hist.
Script. 520)
En el año 1179, el 25 de marzo, en Pontoise, justo antes de Passover, San Ricardo fue
masacrado por los judíos, quienes lo desangraron. Debido a esto los judíos fueron
expulsados de Francia (Rob. de Turn., Rig. und Guillel. Amor.)
En el año 1191 los judíos de Braisne crucificaron a un cristiano que los había acusado
de robo y asesinato. Antes de crucificarlo lo arrastraron por todo el pueblo. Debido a
esto, ochenta de ellos fueron quemados por el rey Felipe Augusto, quien había venido a
propósito personalmente a Braisne (Rigordus, Hist. Gall.)
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En el año 1225, en Múnich, una mujer que había sido seducida por el oro de los
judíos robó un niño de su vecina. Los judíos lo desangraron. Atrapada en su segundo
intento, la criminal fue entregada a las autoridades (Meichelbeck, Hist. Bavariae II,
p. 94)
En el año 1250 los judíos de Zaragoza adoptaron el insólito y horrible método de que
a toda persona que aportara un niño para sacrificio le sería liberado de pagar cualquier
impuesto o deuda. En junio de 1250, Moisés Albay-Huzet también llamado Albajucetto
entregó a Domingo del Val, de siete años, a los judíos para una crucifixión (Johan. a
Lent, Schedias, Hist. de Pseudomes Judaeorum, p. 33)
En el año 1255, en Lincoln, Inglaterra, en el día de San Pedro y San Pablo, un niño
llamado San Hugo fue robado, escondido y luego crucificado por los judíos del
lugar. Lo golpearon con palos durante tanto tiempo que perdió casi toda su sangre.
(Acta Sancta, VI, Juli, Vol. 494)
En el año 1257 para poder cometer su sacrificio anual, los judíos de Londres
despedazaron un niño cristiano (Cluverius, Epítome Hist., p. 541, col. I)
En el año 1261, en Pforzheim, una niña de siete años que había sido entregada a los
judíos por una mujer cristiana fue acuchillada en las piernas, luego mojaron un lienzo en
su sangre. Más tarde su cadáver fue encontrado en el río (Thomas, Cantipratanus, de
Ratione Vitae)
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En el año 1279 los judíos más respetables de Londres crucificaron a un niño cristiano
el 2 de abril (Florent de Worcester, Chron. 222)
En el año 1282, en Múnich, los judíos compraron a un niño apuñalándolo por todo el
cuerpo (Rader., Bavar., Sancta, I Band, p. 315)
En el año 1283 un niño fue vendido por su niñera a los judíos de Mainz para
asesinarlo (Baroerus ad annum Nro. 61, Annalen von Colmar)
En el año 1286, en abril, en Oberwesel, sobre el Rin, San Werner, de catorce años,
fue lentamente torturado hasta morir por los judíos durante un período de tres días
(Act., II September, Band des April, p. 697 bis 740)
En el año 1287 los judíos en Berna secuestraron a San Rodolfo en época del Pesach,
torturaron horriblemente al niño y finalmente le cortaron la garganta (Hein Murer,
Helvetia Sancta)
En el año 1292, en Colmar, un niño fue muerto por los judíos (Ann. Colm., II, 30)
En el año 1293, en Crems, un niño fue sacrificado por los judíos. Dos de los asesinos
fueron castigados, los demás se salvaron a través del poder del oro (Monum. XI, 658)
En el año 1294, en Berna, también los judíos asesinaron a un niño (Ann. Colm., II, 32
y Henri Desportes, Le mystere du sang, p. 70)
En el año 1320, en Puy, un niño del coro de la iglesia local fue sacrificado.
En el año 1321, en Annecy, un joven sacerdote fue muerto. Los judíos fueron
expulsados de la ciudad por un decreto del rey Felipe V (Denis de Saint-Mart)
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En el año 1331, en Uberlingen, los judíos arrojaron al hijo de un ciudadano llamado
Frey a un pozo. Las incisiones que se encontraron en el cadáver probaron que había sido
desangrado (Joh Vitoduran, Chronik.)
En el año 1338 un noble de Franconia fue destrozado en Múnich por los judíos. Su
hermano lo vengó con un baño de sangre que preparó para los judíos (Henri Desportes)
En el año 1345, en Múnich, los judíos abrieron las venas de un pequeño niño,
Heinrich, y lo apuñalaron más de sesenta veces. La Iglesia canonizó a Heinrich
(Rad. Bav., II September, p. 333)
En el año 1349 los judíos querían atacar y matar a los cristianos reunidos en su iglesia
de Rothenburg. Un sirviente de uno de los judíos denunció el plan, haciendo que los
cristianos salieran indignados de su iglesia y mataran a todos los judíos [Ziegler,
Schauplatz, p. 396, col. 1 y 2, y Eisenmenger, Entdecktes judentum II (El judaísmo al
descubierto II), p. 219]
En el año 1407 los judíos fueron expulsados de Suiza por un crimen similar en la
misma región (Ibíd.)
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En el año 1452, en Savona, varios judíos mataron a un niño cristiano de dos años de
edad. Pincharon enteramente su cuerpo recogiendo la sangre en una vasija que
utilizaron luego para la circuncisión de sus propios hijos. Los judíos sumergieron
pequeños pedazos de fruta en la sangre, deleitándose más tarde con su comida
(Alphonsus Spina, De Bello Judaeorum, Lib. III, Confid. 7)
En el año 1453, en Breslau, los judíos robaron un niño, lo hicieron engordar; luego lo
pusieron en un barril previamente forrado con clavos, éste fue echado a rodar durante
horas de manera que el cuerpo se desangrara (Henri Desportes, Le mystere du sang,
p. 75)
En el año 1454, en los dominios de Luis de Almanza, en Castilla, dos judíos mataron
a un niño cristiano. Le sacaron el corazón y lo quemaron. Tiraron las cenizas dentro del
vino que bebieron con gran regocijo con los demás judíos. Gastaron mucho dinero pero
consiguieron posponer el juicio, ya que dos de los tres abogados eran de ascendencia
judía. Después de esto los judíos fueron proscritos de España (Alphonsus Spina, De
Bello Judaeorum)
En el año 1468, en Sepúlveda, Castilla la Vieja, los judíos crucificaron a una mujer
cristiana un Viernes Santo bajo la orden del Rabbi Solomon Pecho (Did. de Colm.
Gesch. v. Seg.)
En el año 1470, en Baden, los judíos fueron condenados por el asesinato de un niño
cristiano (Tho. Patr. Barbar.)
En el año 1476 los judíos de Regensburg asesinaron a seis niños. El juez encontró los
restos de las víctimas así como una vasija de piedra conteniendo la sangre en una
especie de altar erigido en una bóveda subterránea de un judío llamado Josfol (Raderus
Bavaria Sancta, Band III, 174)
En el año 1485, en Vicenza, el niño que luego sería San Laurentius fue asesinado por
los judíos (Bula del Papa Benedicto XIV, Beatus Andreas)
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En el año 1490, en Guardia, cerca de Toledo, los judíos crucificaron a un niño
(Acta Sancta, I Band des April 3)
En el año 1510, en Berlín, los judíos Salomón, Jacob, Aaron, el Rabbi Mosch y el
carnicero Jacob fueron acusados de comprar un niño cristiano de tres o cuatro años a un
extranjero por 10 florines, de ponerlo sobre una mesa y de pincharlo con agujas en las
venas principales para terminar asesinándolo ferozmente. Este trabajo lo hizo el
carnicero Jacob. Un juicio muy importante culminó con la sentencia a prisión para unos
cien judíos que habían participado del crimen. Admitieron en forma parcial que habían
comprado niños cristianos a extranjeros, que los habían apuñalado, desangrado y bebido
su sangre en caso de enfermedades o mezclado con tomates, jengibre y miel. No menos
de cuarenta y uno de entre los judíos fueron sentenciados a muerte por el fuego después
de haber confesado. Todos los demás judíos fueron proscritos de la Marca de
Brandeburgo (Richard Mun, Los judíos en Berlín)
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cadáver mostraba marcas de haber sido crucificado. Se encontró la sangre en Posingen.
(Raderus Bavaria Sancta, III Band 176 f)
En el año 1547, en Rava, Polonia, dos judíos robaron al hijo de un sastre. Este niño
llamado Michael fue crucificado (Acta Sancta, II Band des April, p. 839)
En el año 1569, en Vitov, Polonia, Johann, de dos años, hijo del viudo Kozmianina,
fue salvajemente asesinado por Jacob, un judío de Leipzig (Acta Sancta, ebenda.)
En el año 1571, M.A. Bradaginus fue brutalmente asesinado por los judíos
(Seb. Munster, Cosmographia)
En el año 1571, Joachim II, elector de Brandeburgo, fue envenenado por un judío con
quien estaba asociado (Scheidanus X, Buch Hist., p. 60)
En el año 1573, en Berlín, un niño que había sido comprado a un mendigo fue
torturado hasta morir por un judío (Sartorius, p. 53)
En el año 1574, en Punia, Lituania, el judío Joachim Smierlowicz mató a una niña de
siete años llamada Elizabeth poco tiempo antes del Pesach. En la capilla de la Santa
Cruz en Vilna, hay una inscripción y una pintura que prueban que la sangre de la niña
había sido mezclada con harina para usar esta preparación en la confección de masas
para Pascua. En la misma época un niño cristiano de Zglobice fue robado y llevado a
Tarnow, en donde otro niño cristiano también fue encontrado en manos de los judíos en
circunstancias sospechosas: los dos fueron liberados (Acta Sancta II, Band des April,
p. 839)
En el año 1586, en una serie de casos, niños cristianos fueron arrebatados a sus
padres y luego asesinados; Rupert esclareció estos crímenes remontándose hasta los
judíos (Brouver Trier'schen Ann. v. J. 1856)
En el año 1592, en Vilna, un niño cristiano de siete años llamado Simón fue
horriblemente torturado por los judíos hasta morir. Se encontraron más de ciento setenta
heridas hechas con cuchillos y tijeras en su cuerpo. Tenía también numerosas cortaduras
bajo los dedos y uñas de los pies (Acta Sancta, III Band des Juli)
En el año 1595, en Costvn, Posen, un niño fue torturado hasta la muerte por los judíos
(Acta Sancta 389)
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por dos jóvenes judíos y asesinado cuatro días antes de la Pascua judía. Fue
horriblemente torturado por los judíos más representativos de la comarca (Acta Sancta,
II Band des April, p. 835)
En el año 1669, en el camino que conduce de Metz a Boulay, cerca del pueblo de
Clatigny, el 22 de septiembre, un niño de tres años fue robado a su madre por el judío
Raphael Levy. Fue horriblemente asesinado. Su cuerpo había sido viciosamente
mutilado. El asesino fue quemado vivo el 17 de enero de 1670 [Abrégé du proces faits
aux Juifs de Metz (Resumen del proceso a los judíos de Metz), ebd., 1670)]
En el año 1675, en Miess, Bohemia, un niño cristiano de cuatro años, fue muerto por
los judíos el 12 de marzo (Acta Sancta, II Band des April)
En el año 1764 un niño de diez años, hijo de Johann Balla, que había desaparecido el
19 de junio de Orkul (Hungría), fue encontrado en un bosque vecino cubierto de heridas
[Tisza-Esslar, Von einem ungarischen Abgeordneten (Acerca de un diputado húngaro)]
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En el año 1791 durante el reinado del sultán Selim III, los judíos mataron a un joven
griego en Pera. Lo colgaron por los pies de un árbol (Henri Desportes)
En el año 1804, en Grafenberg, cerca de Núremberg, un niño de dos o tres años fue
secuestrado por un viejo judío de Ermreuth, llamado Bausoh. Unos soldados salvaron al
niño de un crimen después de oír sus gritos (Dr. J.W. Chillany)
En el año 1810, entre los documentos del juicio de Damasco, existe una carta de John
Barker, ex-cónsul en Aleppo en donde se habla de un pobre cristiano que había
desaparecido súbitamente de Aleppo. El hebreo Raphael de Ancona fue acusado de
haber asesinado desangrando a la víctima (Achille Laurent, Affaires de Syrie)
En el año 1812, en la isla de Corfú, en el mes de octubre, tres judíos que habían
estrangulado a un niño fueron condenados muerte. Algún tiempo después, el hijo de un
griego llamado Riga fue robado y asesinado por los judíos (Achille Laurent, Affaires de
Syrie)
En el año 1817 el proceso por el asesinato cometido en ese año fue anulado por
prescripción del tiempo. La víctima era Marianna Adamovicz.
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Zulovski, de dieciséis años, el niño había sido secuestrado por los judíos [Nach einer
Mittelung des Gouvernement Vilna (Según un informe del Departamento de Vilna)]
En el año 1840, en febrero, cerca del Purim, ocurre en Damasco el célebre asesinato
ritual del padre Thomas (confr. A. Laurent, ob. cit.)
En el año 1843 ocurren los asesinatos de niños cristianos por los judíos en Rhodas,
Corfú y otros lugares cercanos (Famont, L’Egypte sous Mehemet Alí, París, 1843)
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En el año 1879, en Budapest, antes de la festividad del Purim, una joven sirvienta del
barrio judío fue drogada con una bebida para que estuviera inconsciente, veinticuatro
horas después de la fiesta despertó tan débil que apenas si podía caminar. En su brazo
derecho, su muslo izquierdo, en todo su cuerpo y por debajo del ombligo se encontraron
heridas circulares como manchas de sangre con pequeñas aberturas en el centro. Le
habían sacado sangre (M. Onody, ebenda.)
En el año 1882, en Tisza-Esslar, poco antes de la Pascua judía, una niña cristiana de
cuatro años llamada Esther Solymosi desapareció. Como la niña había sido vista por
última vez en los alrededores de la sinagoga, las sospechas cayeron inmediatamente
sobre los judíos. Moritz, de cinco años, hijo del sirviente del templo, Josef Scharf,
presenció y testimonió que Esther había sido llevada al templo y brutalmente asesinada
allí. El cadáver de la niña no fue encontrado jamás.
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sobornaron a los policías turcos desapareciendo así documentos probatorios del
caso. Los médicos también sobornados, declararon que la madre del niño secuestrado y
asesinado tenía las facultades mentales alteradas.
En el año 1883, una vez más, se produjo un asesinato ritual en Gálata. La policía,
sobornada por los judíos con su poderoso dinero, impidió la investigación. El diario
Stamboul (Estambul) que había hablado violentamente en contra de los culpables fue
cerrado. Este hecho les costó 137.000 francos a los judíos.
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sótano de un carnicero judío llamado Moritz Levi, luego de que la víctima fuera llevado
por una judía. En el día del asesinato, una gran cantidad de judíos extranjeros que se
hallaban en Konitz partieron precipitadamente de la ciudad sin haber dado ninguno
razón valedera para el motivo de su visita. Entre ellos se encontraba el carnicero
llamado Haller, de Tuchel, el carnicero Hamburger, proveniente de Schlochau,
Eisenstedt, de Prechlau, y Rosenbaum, de Ezersk. El carnicero local Heimann
desapareció poco después del asesinato.
En el año 1911 el estudiante Andrei Ioutchinski de trece años fue asesinado en Kiev,
el 12 de marzo. Después de ocho días se encontró su cadáver en una fábrica de ladrillos,
estaba despedazado y sin sangre. Las sospechas cayeron sobre el gerente judío de la
fábrica, Mendel Beiliss. El caso no se ventiló en la corte hasta dos años y medio más
tarde (29 de septiembre al 28 de octubre de 1913) Durante el intervalo se hicieron
muchos intentos para derivar la investigación hacia caminos equivocados. Mientras
tanto, testigos incriminantes sufrieron muertes súbitas y poco naturales. Falsas
acusaciones y confesiones se sucedieron una detrás de otra debido a sobornos. Detrás
del acusado, siempre en la sombra, se encontraba la figura de Faivel Schneerson, en
Ljuboritschi, jefe de los Zadiks (Santos) de la secta Chassidim, quien había sido el
director espiritual del asesinato. El juicio terminó con la liberación de Beiliss, pero, sin
embargo, la corte declaró que el crimen se había cometido dentro de la fábrica judía,
que era el centro religioso de los judíos de Kiev con propósitos de obtener sangre. Casi
todos los fiscales, testigos y autoridades que habían hablado en contra del judaísmo,
fueron víctimas del terror bolchevique (exposición detallada del proceso en Hammer,
Nros. 271, 273, 274 y 275 de octubre y diciembre de 1913)
En el año 1926 los restos de los cuerpos de los niños Hans y Erika Fehse fueron
encontrados en un paquete en una plaza pública de Breslau. Los niños habían sido
brutalmente asesinados, y no presentaban rastros de sangre. Faltaban los genitales. Se
creyó que el carnicero judío era el culpable, pero escapó sin dejar rastros.
En el año 1929 ocurrió el asesinato de Manau. El niño llamado Karl Kessler fue
encontrado despedazado y sin sangre el 17 de marzo de 1929, unos días antes del
Pesach.
Estos son los ciento treinta y cuatro asesinatos rituales que se conocen y que han
pasado a la posteridad en forma documentada y escrita. ¡Cuántos se habrán cometido sin
que nadie se haya enterado! ¡Cuántos miles o tal vez cientos de miles habrán quedado
sin descubrir!
Torturar niños inocentes, matarlos y beber su sangre: ésta es la más grande y más
terrible culpa entre todos los crímenes que el judaísmo internacional tiene que cargar.
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“Se conocen los asesinatos rituales
de los judíos desde hace miles de
años. Son tan antiguos como los
judíos mismos. Los gentiles han
transmitido este conocimiento de una
generación a otra, y ha llegado hasta
nosotros a través de diversos
escritos. Se los conoce en cualquier
lugar de la nación, hasta en los más
apartados pueblos. El abuelo los
relató a los nietos, quienes hicieron
lo propio con sus hijos, hasta llegar
hoy hasta nosotros.”
(Julius Streicher)