Fundamentos Teorico Psicologia Comunitaria

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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA INDOAMÉRICA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y DE LA SALUD

CARRERA DE PSICOLOGÍA

Nombre: Lupe Bastidas, Cristian Narváez y Erika Quinde

Curso: 8vo “A”

Fecha: 17 de mayo de 2018

Psicología Comunitaria

Primeras influencias teóricas en la Psicología Comunitaria

La Doctora Maritza Montero explica que la Psicología Comunitaria es producto de un


desarrollo disciplinar que se ha ido conformando como una rama de la psicología, una
disciplina científica que ha configurado un objetivo, desarrollando instrumento y
principios generales, interpretaciones y explicaciones, hasta constituir un conjunto
sistémico de premisas y conocimientos, ya sea desde una práctica o desde un proceso de
constitución de teoría. Y la define como "la rama de la psicología cuyo objeto es el
estudio de los factores psicosociales que permiten desarrollar, fomentar y mantener el
control y poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social
para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la
estructura social." (Montero M., 2004, P. 32)

Maritza Montero (2004), en su obra Introducción a la "Psicología Comunitaria.


Desarrollo, conceptos y procesos", realizó un amplio desarrollo histórico de esta rama
de la psicología, es un tema de suma importancia para la comprensión general del
mismo ya que la reconstrucción histórica conlleva una esencia económica, social y
política que configura a las sociedades, y así es muy didáctica la explicación del
surgimiento de necesidades que son la esencia de la psicología comunitaria.
No suele haber fechas exactas del surgimiento de conocimientos. Sin embargo, el
nacimiento de la psicología comunitaria en los Estados Unidos es bien conocido que en
mayo de 1965, en un congreso (Conference on the Education of Psychologists for
Community Mental Health) convocado por psicólogos sociales, clínicos y escolares en
Swampscott, Massachusetts, se dio inicio a esta rama de la psicología. En ese congreso
se decidió generar un nuevo tipo de formación para los psicólogos que les permitiese
ejercer su práctica, así como desempeñar un nuevo rol en la comunidad.

Detrás de esta propuesta se encontraban el Movimiento de Salud Mental Comunitaria, la


tendencia desinstitucionalizadora en el tratamiento de las enfermedades mentales, el
movimiento sociopolítico de "Guerra a la Pobreza", programas de desarrollo y
planificación urbanos la crítica y la revisión de los programas de beneficencia social y,
un poco más atrás, la defensa de los derechos civiles.

Durante los años sesenta y setenta del siglo XX se produce una serie de movimientos
sociales que difunden ideas políticas y económicas, entre ellas, la teoría de la
dependencia, que van a influir sobre los modos de hacer y de pensar en las ciencias
sociales. En la psicología esas ideas producen un vuelco hacia una concepción de la
disciplina centrada en la sociedad, los grupos sociales y en los individuos que la
integran, entendiendo al sujeto humano como un ser activo, dinámico, constructor de su
realidad, así como en sus necesidades y expectativas, se busca hacer una psicología
cuyas respuestas se originen dentro de la disciplina.

Esta tendencia responde a un movimiento de las ciencias sociales y humanas que, en


América latina, a fines de los años cincuenta, había comenzado a producir una
sociología comprometida, militante, dirigida fundamentalmente a los oprimidos, en
sociedades donde la desigualdad, en lugar de desaparecer en virtud del desarrollo, se
hacía cada vez más extrema. A su vez, en el campo de la psicología, el énfasis en lo
individual, la visión del sujeto pasivo, receptor de acciones o productor de respuestas
dirigidas, predeterminadas, no generador de acción, difícilmente permitían hacer un
aporte efectivo a la solución de problemas urgentes de las sociedades en las cuales se la
utilizaba. El reto era enfrentar los problemas sociales de una realidad muy concreta.
En América Latina la psicología comunitaria nace a partir de la disconformidad con una
psicología social que se situaba, predominantemente, bajo el signo del individualismo y
que practicaba con riguroso cuidado la fragmentación, pero que no daba respuesta a los
problemas sociales. Al mirar hacia el mundo, hacia el entorno, se agudizaba igualmente
su carácter insatisfactorio, porque fueron justamente las condiciones de vida de grandes
grupos de la población, su sufrimiento, sus problemas y la necesidad urgente de
intervenir en ellos para producir soluciones y cambios los que generaron un tipo de
presión que, surgida desde el ambiente, desde lo que suele llamarse la realidad, pasó a
ser internalizada y reconstruida por los psicólogos que hallaban que la acción derivada
de las formas tradicionales de aplicación de la psicología era no sólo insuficiente, sino
también tardía y muchas veces inocua, al limitarse al mero diagnóstico y al producir
intervenciones fuera de foco.

Así, en los años setenta, por fuerza de las condiciones sociales presentes en muchos de
los países latinoamericanos y de la poca capacidad que mostraba la psicología para
responder a los urgentes problemas que los aquejaban, comienza a desarrollarse una
nueva práctica, que va a exigir una redefinición tanto de los profesionales de la
psicología, como de su objeto de estudio e intervención. Tal situación mostraba una
crisis de legitimidad y de significación para la disciplina, particularmente sentida en el
campo psicosocial.

El Aporte de Marx y de las Corrientes de Influencia Marxista

Las ideas de Marx, son la base de gran parte de la psicología comunitaria


latinoamericana, especialmente las ideas de los manuscritos económico-filosóficos de
1844 y 1848. La relación con esta teoría permitió comprender los problemas
comunitarios en el plano de la totalidad económica, social, política en la cual se
producen. No se trató de una adopción religiosa o de acuerdo con lineamientos
partidarios de las ideas de Marx y de Engels. Fue, y continúa siendo, una lectura crítica
que ha permitido ir a las fuentes de ciertas ideas, tales como la relación amo-esclavo,
planteada por Hegel, animada por el deseo de comprender las relaciones de exclusión,
de sumisión, de opresión y de obediencia, pero también de resistencia.
A estas influencias tempranas se unió la de sociólogos latinoamericanos igualmente
influidos por las ideas marxistas, entre las cuales se encuentra la teoría de la
dependencia y el movimiento de la llamada sociología militante o ciencia social crítica,
en la cual los trabajos de Fals Borda y Molano sentaron las bases para una praxis
renovadora de las ciencias sociales, del rol de los investigadores e interventores sociales
y para el desarrollo de métodos, entre los cuales está la transformación participativa de
la investigación-acción.

Asimismo, dentro del amplio campo de la influencia marxistas, está la educación


popular postulada por Paulo Freiré, si bien esta poderosa y original corriente, quizás la
práctica más creativa y transformadora generada en el campo socioeducativo en el siglo
XX, aportó nuevas formas de intervención social, mediadas y efectuadas por y con la
comunidad, es decir, realizadas con un sujeto activo, en relación, actor de su propia
transformación, en control de sus circunstancias de vida y del rumbo de su acción. Esta
corriente constituyó una importante contribución al crear los conceptos, y muchas
técnicas unidas a ellos, de problematización, desideologización, concientización y
liberación.

Bibliografía

Montero, M. (2004) Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y


procesos. Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina.

Montero Víctor. (s/f). Nuevos Enfoques y Prácticas de Psicología Comunitaria para el


Desarrollo. [Libro en línea]. Disponible: www.ucv.ve/uploads/media/Montero-
Psicologia_comunitaria.pdf.

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