Dialéctica de La Ilustración
Dialéctica de La Ilustración
Dialéctica de La Ilustración
La sospecha de la razón desoculta la fuerza aniquiladora del ser humano, esto es, la ya
mencionada razón instrumental; el hombre despliega sus garras.
La división del trabajo, la plusvalía, el trabajo enajenado, son las condiciones bajo las
cuales el hombre queda reducido a cosa, a un mero engranaje que conforma la gran
maquinaria capitalista. El fordismo, el “laisser faire laisser passer”, ilustran la minuciosa
maquinaria que ha sido gracias a este proceso de racionalización exacerbado; el hombre
cosificado, dominado por su herramienta de dominación. A pesar de esta visión
pesimista, existe un atisbo de esperanza en el que la filosofía sea capaz de ver en la auto
aniquilamiento del hombre una manera de negación, de oposición a o dado. “La negación
juega en la filosofía un papel decisivo. La negación tiene dos filos: es negación de las
pretensiones absolutas de la ideología dominante y negación asimismo de las
pretensiones más insolentes de la realidad.” (Max Horkheimer, La razón instrumental,
p.184).
Ulises, que encarna la figura del Yo ilustrado, ha logrado el dominio de tres esferas hasta
entonces dominadas por lo mítico pero ahora “liberadas” por la razón instrumental: el
dominio de las fuerzas míticas (la naturaleza), el dominio sobre los hombres y el dominio
sobre uno mismo (derivando en los mecanismos represores propios del inconsciente;
causa del malestar en la cultura).
Frente a esta postura pesimista en torno a la razón (u otras posmodernas que proclaman
la muerte de esta), Habermas confía en la posibilidad de reconstruir la razón. En su Teoría
de la acción comunicativa analiza los presupuestos que hay en la praxis comunicativa de
carácter ideal; esto implica que si no se establecen unos fundamentos trascendentales
(pragmática universal) en la comunicación, esto es, verdad, objetivida; no hay manera
posible de comunicación. “Pretensión transubjetiva de validez que para cualquier
observador o destinatario tenga el mismo significado que para el sujeto agente.”
(Habermas, Teoría de acción comunicativa, p.26). Habermas confía en la posibilidad de
una reconstrucción del edificio racional que la Dialéctica de la ilustración considera
agrietado.
Con la revolución científica desapareció la contemplación. El curso ordinario de la
naturaleza fue progresivamente reemplazado por las condiciones artificiales del
experimento. El hombre interfirió y se adueñó de su entorno. Aquellos poderes ocultos y
amenazadores de la naturaleza fueron sometidos por el cálculo, el número y la ley. Poco
a poco, el hombre impuso su ley [guiño al papel que juega la razón práctica kantiana en
Fichte]. La naturaleza no era más que medio e instrumento al servicio del hombre.
Newton es el signo del cambio de paradigma surgido en los siglos XVII-XVIII. En este
texto, se muestra como la naturaleza pasa a estar al servicio del hombre. Se ejemplifica
este nuevo modelo aparecido con modo de estudio de los colores. La ciencia moderna ha
superado su estadio precedente; esto es, el paradigma escolástico-aristotélico de los siglos
anteriores. Esta superación supone el abandono de aquellas explicaciones que apelan al
aspecto cualitativo de las cosas. Por el contrario, la nueva perspectiva científica pretendió
reducir todo ente a mera cantidad. Sendos modos de enfocar el estudio de un mismo hecho
pone de manifiesto que se trataban de ontologías divergentes. Mientras que, por un lado,
según Goethe el color puede reducirse lo que es –en sí- cualitativamente, la ciencia
moderna consideraba dicho enfoque erróneo; las cosas son en sí aquello que podemos
reducir a cantidad.