Antinoo
Antinoo
Antinoo
Inmediatamente después de la
muerte del joven, comenzó su
adoración como divinidad o, al
menos, como héroe. Los cultos a
Antínoo se establecieron sobre todo
en las provincias orientales del
Imperio Romano, de fuerte impronta
griega (en las provincias occidentales
del imperio también se podía
encontrar ese tipo de adoración, pero
nunca consiguió establecerse con
tanta fuerza). Esto se debió a varias
razones. Ya desde el período
helenístico existía la tradición de
deificar a algunos hombres después
de su muerte. Además, varias
ciudades griegas deseaban halagar
con ello al emperador amigo de los
griegos. Antínoo fue asociado o
identificado con dioses como
Dionisos. En Egipto, su identificación
con Osiris tuvo un significado
especial. Solo la muerte por
ahogamiento durante la crecida
sagrada del Nilo ya implicaba para los
egipcios la exaltación: también el dios
Osiris se había ahogado en el Nilo, de
acuerdo con la mitología egipcia,[14]
por lo cual la consagración del joven
como «Osiris-Antínoo» u
«Osirantínoo» no fue tan
sorprendente. Como el gran dios,
después de su deificación, Antínoo
podía recibir plegarias y curar a los
enfermos.
En muchas de las ciudades del
Imperio comenzó, poco después de la
muerte de Antínoo, la erección de
templos y la institución de
sacerdocios para su culto. En su
honor se organizaron unas
competiciones musicales y
deportivas, similares a los Juegos
Panhelénicos, las Panateneas y los
Ptolemaicos, las Antinóeia. Además
de Antinoópolis y de la ciudad natal
de Antínoo, Bitinio-Claudiópolis,[15]
fueron centros del culto de la nueva
deidad las ciudades de Alejandría, en
Egipto, y Mantinea, en la región griega
de Arcadia, así como Lanuvium, en el
Lacio. Allí se celebraban cada cuatro
años los Grandes Juegos de Antínoo.
Por todo el Imperio se han
descubierto inscripciones en su
honor, además de en Roma, por
ejemplo en Lanuvium y en Tívoli.[16]
En numerosos lugares se erigieron
estatuas y se acuñaron monedas con
la efigie del difunto. El filósofo
Numenio de Apamea escribió al
emperador una Consolatio[17]
y los
poetas Mesomedes,[18]
Ateneo[19]
y
Páncrates compusieron poemas
sobre Antínoo. Además hay
constancia de otro poema de autor
desconocido.[20]
Probablemente el
punto más alto en la exaltación del
joven de Bitinia llegó cuando se dio su
nombre a una constelación.
Representaciones en el
arte antiguo
Antínoo como Aristeo, descubierto en el
siglo XVII en Roma, hoy en el Louvre.
Numismática
Recepción posterior
Casi en paralelo al redescubrimiento
del arte antiguo, durante el
Renacimiento se dio también un
redescubrimiento de Antínoo. Al
comienzo la atención estuvo centrada
solo en su representación en el arte, y
no en la persona o la leyenda del
joven bitinio. Para este
redescubrimiento fue decisivo que
existiesen numerosas obras de arte
en los dominios de la escultura y la
numismática, justamente los ámbitos
en que comenzó la investigación del
arte antiguo. Además, se averiguó
también muy pronto que el tipo de
Antínoo representaba una muestra
particularmente clásica de la
escultura de la Antigüedad. Con el
tiempo llegarían incluso a ser
tomadas por retratos de Antínoo
algunas estatuas que en realidad
representaban a alguna otra
divinidad. Dos de los más
importantes retratos de Antínoo, que
tuvieron una gran importancia en la
recepción posterior de su imagen, son
los conocidos como Antínoo del
Belvedere, de los Museos Vaticanos, y
Antínoo Capitolino, en el Museo
Capitolino de Roma.
El Antínoo-Jonás y el
relieve de Villa Albani
El Antínoo Farnesio, posible inspiración del
Antínoo-Jonás (Museo Arqueológico Nacional
de Nápoles).
Louvre).
Antínoo en la literatura
Sin embargo, la influencia de Antínoo
y de su relación con Adriano no se
reduce al arte antiguo y a su
recreación y nueva interpretación. Si
bien el interés despertado por el
personaje en el mundo de la literatura
fue bastante tardío y solo se inició en
las décadas finales del siglo XIX, son
varios los autores que se han
ocupado de Antínoo, entre ellos la
muy conocida escritora belga
Marguerite Yourcenar, autora de la
célebre novela histórica Memorias de
Adriano (1951), en la que, al final de
su vida, el emperador relata, entre
otros muchos recuerdos, el intenso
amor que sintió por Antínoo y su
trágica muerte.[27]
Original en inglés y
traducción al español
Antínoo en la televisión
Exposiciones
En los últimos años, Antínoo ha vuelto
a ser centro de atención del mundo
académico gracias a dos
exposiciones. Una de ellas, titulada
Antinoos – Geliebter und Gott
('Antínoo, amado y dios') tuvo lugar en
el Museo de Pérgamo de Berlín, del 3
de diciembre de 2004 al 1 de mayo de
2005.[30]
El Instituto Henry Moore
organizó también otra exposición en
la ciudad de Leeds con el título de
Antinous: the face of the Antique
('Antínoo: el rostro de la antigüedad'),
entre el 25 de mayo y el 26 de agosto
de 2007.[31]
Notas
1. Rudolf Hanslik, Der Kleine Pauly, vol.
1, p. 385, indica el año 110; Annika
Backe (ver bibliografía), un período
entre 111 y 115; acerca del 27 de
noviembre como día de su nacimiento:
Inscriptiones Latinae Selectae 7212.
2. Birley indica que Adriano pudo
haber visitado la ciudad de Bitinio-
Claudiópolis incluso antes, en 117,
aunque lo considera bastante
improbable.[4]
Lambert opina que fue
en 123.[5]
3. Acerca de las diferentes versiones
sobre la muerte de Antínoo, véase
Birley, pp. 315-318, donde comenta la
información que sobre este asunto
ofrecen Dion Casio, Aurelio Víctor y la
Historia Augusta.
4. Esta versión de los hechos es la
verdadera según el historiador Dion
Casio, LXIX, 11; el texto puede verse
aquí en traducción al inglés); el resto
de las fuentes no se pronuncia en un
sentido o en otro.
5. «Antinoum suum, dum per Nilum
navigat, perdidit, quem muliebriter
flevit. De quo varia fama est aliis eum
devotum pro Hadriano adserentibus,
aliis, quod et forma eius ostentat et
nimia voluptas Hadriani». (Vita
Hadriani, (De Vita Hadriani Aelii
Spartiani XIV, 5-6 (texto en latín).
Traducción aproximada: «Mientras
navegaba por el Nilo perdió a su
Antínoo, a quien lloró mujerilmente.
Sobre lo cual hay varios rumores,
afirmando unos que se habría
sacrificado por Adriano, y otros a
causa de su belleza [de Antínoo] y de
la inmoderada voluptuosidad de
Adriano» (trad. Wikipedia).
6. Sobre la tumba de Antínoo en el
Nilo, véase Hannestad: Über das
Grabmal des Antinoos.
Topographische und thematische
Studien im Canopus-Gebiet der Villa
Adriana, en: Analecta Romana Instituti
Danici 11 (1982), pp. 69-108.
7. «die Ehre und die Krone der Kunst
dieser sowohl als aller Zeiten»[25]
8. «nach dem vaticanischen Apollo
und dem Laokoon das Schönste, was
uns übrig ist»[26]
Referencias
1. «Una 5. Lambert, 1984,
exposición en p. 60.
Roma homenajea 6. Lambert, 1984,
al amante del pp. 90-93.
emperador
7. Lambert, 1984,
Adriano» . La
p. 39.
Vanguardia.
8. Lambert, 1984,
Consultado el 9
pp. 118-121.
de junio de 2016.
9. Ateneo
2. Lambert, 1984,
15,677d-f = Die
p. 15.
Fragmente der
3. Backe, 2005,
griechischen
p. 4.
Historiker 625.
4. Birley, 2005,
10. Moormann y
p. 209.
Uitterhoeve, 1998,
pp. 13-14. privilegios véase
11. Pausanias, también Zahrnt
8,9,7. (bibliografía).
Bibliografía
BACKE, Annika (2005). Antinoos:
Geliebter und Gott (en alemán).
Berlín: Staatliche Museen zu
Berlin, Stiftung Preußischer
Kulturbesitz. ISBN 3-88609-495-2.
BIRLEY, Anthony Richard (2005).
Adriano: la biografía de un
emperador que cambió el curso de
la historia. Barcelona: Península.
ISBN 84-96333-36-1.
CLAIRMONT, Christoph W. (1966). Die
Bildnisse des Antinous. Ein Beitrag
zur Portraitplastik unter Kaiser
Hadrian (en alemán). Roma:
Schweizerisches Institut.
OCLC 490117660 .
GALLI, Marco (2010). «La paideia de
Adriano: alcune osservazioni sulla
valencia politica del culto eroico».
En Marco Rizzi. Hadrian and the
Christians (en italiano). Berlín: De
Gruyter. ISBN 9783110224719.
HENIG, Martin (1985). El arte
romano. Una revisión de las artes
visuales del mundo romano.
Barcelona: Destino. ISBN 84-233-
1367-0.
HERRENDORF, Daniel. E. (1999).
Memorias de Antinoo. Buenos
Aires: Random House - Mondadori.
LAMBERT, Royston (1984). Beloved
and God: The Story of Hadrian and
Antinous (en inglés). Londres:
Weidenfeld & Nicolson.
ISBN 9780297780458.
MEYER, Hugo (1991). Antinoos. Die
archäologischen Denkmäler unter
Einbeziehung des numismatischen
und epigraphischen Materials
sowie der literarischen
Nachrichten. Ein Beitrag zur Kunst-
und Kulturgeschichte der
hadrianisch-frühantoninischen Zeit
(en alemán). Múnich: Fink. ISBN 3-
7705-2634-1.
MEYER, Hugo (1994). Der Obelisk
des Antinoos. Eine kommentierte
Edition (en alemán). Múnich: Fink.
ISBN 3-7705-2913-8.
MOORMANN, Eric M.; UITTERHOEVE,
Wilfried (1998). De Adriano a
Zenobia. Temas de la historia
clásica en la literatura, la música,
las artes plásticas y el teatro.
Madrid: Akal. ISBN 84-460-0876-9.
VOUT, Caroline; CURTIS, Penelope
(2006). Antinous: the face of the
Antique (en inglés). Leeds: Henry
Moore Institute.
ISBN 9781905462025.
ZAHRNT, Michael (1988).
«Antinoopolis in Ägypten. Die
hadrianische Gründung und ihre
Privilegien in der neueren
Forschung». ANRW (en alemán).
II.10.1: 699-706.
ISBN 9783110118933.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una
galería multimedia sobre Antínoo.
Museo Virtual: Retratos de
Antínoo .
Templo de Antínoo Culto Moderno
de Antínoo.
Sitio sobre Antínoo (en alemán).
Monedas de Antínoo (en inglés).
Antinous , poema de Fernando
Pessoa, escrito originalmente en
inglés.
Exposición en el Instituto Henry
Moore (en inglés).
Antínoo en el Museo del Prado
Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Antínoo&oldid=105216300»