Esi Resumen
Esi Resumen
Esi Resumen
De la
fraternidad a la complementariedad
Pablo Scharagrodsky
A fines de la década de los treinta la educación física escolar argentina del nivel primario
sufrió una serie de transformaciones. Lentamente, nuevas prácticas comenzaron a
introducirse en un proceso que perduraría, cada vez con mayor intensidad, hasta nuestros
días. Las prácticas a las que se hace referencia son los deportes.
El deporte, los juegos, ciertos ejercicios físicos y las danzas folclóricas fueron las prácticas
que, desde el año 1940, contribuyeron con el modelado de un tipo particular de orden
corporal de género.
Los ejercicios militares instalados en la educación física de fines del siglo XIX y principios
del siglo XX estuvieron dirigidos solo a los varones, y contribuyeron en la formación del
carácter masculino: el soldado-ciudadano era el ideal a alcanzar. Los ejercicios militares
estaban constituidos por distintas prácticas entre las que se destacaron los movimientos
uniformes de flanco, media vuelta, marchas, contramarchas, alineaciones, formación en
batalla o unidades tácticas y evoluciones. Todas estas actividades delimitaron un universo
kinético específico: posiciones rígidas, uniformes y erguidas.
El Sistema Argentino de Educación Física, creado por Enrique Romero Brest, se instaló en la
escuela primaria argentina con mucha fuerza. La combinación de «ejercicios sin aparatos y
juegos para los grados superiores, y juegos distribuidos y aplicados con un criterio
fisiológico para los grados inferiores. sentaron las bases de la gimnasia metodizada» Esta
propuesta, cuya vigencia se extendió durante las primeras cuatro décadas del siglo XX,
tuvo un activo papel en la construcción de cierta femineidad y de cierta masculinidad.
Diferentes finalidades, actividades, ejercitaciones, métodos, gradaciones y cualidades que
se pretende educar configurarían un mapa desigual entre alumnos varones y alumnas
mujeres.
Por último, las Rondas Escolares y las letras de las canciones reforzaron estereotipos
sexuales y establecieron patrones, propiedades, funciones y caracteristicas exclusivas y
excluyentes para cada género. (ejemplo: arroz con leche)
Estas cuatro prácticas corporales presentes entre 1880 y 1940 tuvieron un papel central en
la construcción de un tipo de masculinidad y femineidad en el ámbito escolar.
Tal como señala Dunning (1993), en sus orígenes, el deporte se construyó como un espacio
reservado para varones desde el cual se proclamó la hegemonía y superioridad masculinas.
El deporte contribuyó a la construcción de cierta masculinidad (viril, activa, exitosa,
competitiva y con un fuerte predominio del espacio público) y de una femineidad (recatada,
pasiva, abnegada y, fundamentalmente, recluida en el espacio doméstico y privado).
El deporte, como cualquier práctica social, tiene bases políticas, culturales e históricas.Elías
(1993) sitúa el desarrollo inicial del deporte moderno en Inglaterra y distingue dos fases: la
primera se inició en el siglo XVIII, monopolizada por los miembros de la aristocracia y de la
nobleza rural; la segunda comenzó en el siglo XIX, cuando los miembros de los grupos
burgueses ascendientes se unieron a las clases terratenientes en los puestos dirigentes. La
institucionalización de las prácticas deportivas fue expresión del progresivo control de las
formas de expresión de la violencia necesaria para la constitución de una sociedad en la
que el Estado monopolizaba la violencia, y los conflictos se dirimían por medio de la
mediación de leyes formales.
Estas prácticas modernas no solo regularon con mayor celo la violencia, sino que también
controlaron a los individuos y a las poblaciones con el fin de afianzar la productividad y
mejorar el rendimiento físico.
En este contexto sociohistórico, durante el siglo XIX el deporte moderno se originó en una
de las instituciones modernas más importantes para transformar a los seres humanos en
sujetos generificados: la escuela. Como destaca Bourdieu (1993), parece incuestionable
que el cambio de juegos a deportes en sentido estricto se realizó en los establecimientos
educativos reservados a las elites de la sociedad burguesa.
Así, el deporte se transformó en una parte central del currículo escolar, que buscaba
formar el carácter de los futuros dirigentes. El nuevo ideal desdeñaba la erudición y
exaltaba la virilidad, la hombría y el coraje. En consecuencia, el espacio deportivo se
instaló promoviendo ciertos valores en los futuros líderes (militares o industriales): la
práctica deportiva fue concebida como un entrenamiento del coraje y la hombría, para
formar el carácter e inculcar la voluntad de ganar; cuestiones todas necesarias para
fabricar un verdadero líder.
En este marco, el deporte sumó otra función: transmitir una determinada moral
masculina en el contexto industrial y urbano de la segunda mitad del siglo XIX. La
práctica deportiva no ha sido universal (para todos y todas), mas sí fraternal, ya que la
noción de fraternidad remite solo a los cofrades, es decir, a los hermanos varones. El
deporte afianzó la hermandad entre varones o. mejor dicho, entre ciertos varones: los
burgueses.
EL DEPORTE EN LA ARGENTINA
Por un lado, se dio por que lo practicaban los residentes británicos, directivos de
empresas o representantes comerciales (todos grupos dominantes) y, por otro lado, es
difundido por marineros y empleados de los ferrocarriles.