Silva Herzog Jesús. Conferencias. Apuntes Sobre La Evolución Ecónomica de México.
Silva Herzog Jesús. Conferencias. Apuntes Sobre La Evolución Ecónomica de México.
Silva Herzog Jesús. Conferencias. Apuntes Sobre La Evolución Ecónomica de México.
S I L V A HERZOG
'8 r
CONFERENCIAS
APUNTES SOBRE EVOLUCION
ECONOMICA DE MEXICO
i '
H aquí u n jequeño volumen sobre u n asunto del
que a menudo se habla, que joco se estudia, je-
ro que
- siemfire se discute.
S e trata de una serie d e Conferencias que el señor
E, .
A,
Profesor e n Ciencias Económicas don l e s ú s Silva H e r
jf zog ha sustentado ante u n grujo de oyentes, esjeciaf-
mente interesados e n la evolución económica d e Méxi-
co. E n realidad se ha escrito mucho sobre tan imjor-
tante asunto nuestro, si se le comjara con el voíumen
d e esta jublicación, jero s i e m j r e e s joco 10 que se ha
escrito si se toma e n cuenta la magnitud de1 jroblema.
Y joco también 10 escrito e n el asjecto general-un
joco d e vulgarización-en que lo ha abordado el se-
ñor Silva Herzog e n las conferencias de las que se han
tomado los interesantes fragmentos que ahora se ju-
blican.
El autor ha tomado u n jartido e n tan imjortante
jroblema y claro está que esto ocasiona una más defi-
nida exjosición. Puede suceder que a algunos esjíritus
eclécticos, les resulte la exjosición demasiado unilate-
ral y que, jor este motivo, ataquen las ideas que aquí
se exjonen, jero esto e s natural tratándose d e estudios
U ojiniones sobre jroblemas mexicanos y m á s cuando
se relacionan tan directamente como éste, con la tan
LOS EDITORES.
La historia de México no se ha escrito todavía.
Obra será ésta que realice la generación futura o la
juventud que ahora se levanta poseída de las ideas
generosas de la revolución. Nuestros historiadores
han escrito casi siempre relatos superficiales ; se con-
-
La
:2
' tierra de los funcionarios.
3"-La tierra de los dioses.
4"-La tierra del ejército.
5"-La tierra de los pueblos.
El rey era el dueño absoluto de la tierra, la cual
era por él cedida condicionalmente a los nobles y
guerreros. Unos y otros tenían la obligación de pres-
tarle servicios, cuidando de sus jardines y concurrien-
do a las ceremonias. Si una familia se extinguía, las
tierras volvían a la corona.
Esa modalidad agraria tenía puntos de contac-
to con el derecho feudal de los primeros tiempos. Las
tierras de nobles y guerreros se cultivaban por me-
dio de peones en algunos casos y por aparcero5 en
otros.
* *
*
Cuando algún personaje era nombrado para des-
empeñar cargos públicos de cierta importancia, ma-
gistrado, juez, etc., se le daban tierras para que vi-
viera con decoro. El cohecho y el fraude, que ahora
son monedas corrientes en los tribunales de los paí-
ses de cultura occidental, no se conocían entre aque-
llos pueblos. Las causas debían ser falladas en vein-
te días, generalmente ; pero, si eran demasiado com-
plicadas, el plazo podía llegar hasta ochenta. ¡Qué
diferencia entre aquella legislación y la que hemos
heredado de Roma !
Además, no podemos dejar de citar el hecho de
que a mejor situación económica correspondía una
C O N F E R E N C I A S
..
que realmente existiese otra cosa que no fueran las
somtras de esos objetos de toda especie.
En todas las épocas ha sucedido a los hombres
.o que a los de la Caverna de Platón. Y el ideal de
este momento de inquietud suprema en que un cre-
púsculo rojo parece anunciar nuevos senderos a la
humanidad cansada y doliente, el ideal estriba en
quitarnos las cadenas de la mentira, del vicio y del
mal triunfantes, y haciendo un esfuerzo titánico, vol-
ver la cabeza para mirar la antorcha, para descubrir
la realidad de las figuras que pasan por el sendero
escarpado, y después, con nuevos alientos, trepar por
esa misma senda hasta llegar arriba, donde alumbra
la luminosa y ardiente lámpara del sol.
Los conquistadores vinieron al país a explotar
las minas y al hombre. Su codicia de oro era inmen-
s a ; tenían "hipo de oro", como dice el padre Las Ca-
sas. Deseaban acumular la mayor fortuna en el me-
nor tiempo posible. Para lograrlo disponían de mine-
rales vírgenes, de riqueza potencial maravillosa y de
miles de esclavos a los que obligaban a trabajar sin
piedad. S e les tenía en tan poca estima que se llegó
a dudar que fueran seres racionales. Se hizo necesa-
rio que el Papa Pablo 111, por medio de una bula,
declarara que los indígenas pertenecían al linaje hu-
mano.
37
cr
C O N F E R E N C I A S
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1 *
l
I
El Obispo Abady Queipo excomulgó a Hidalgo.
Morelos, nuestro gran Morelos, fué degradado y
humillado por la iglesia, horas antes de que muriera
c.-
oor la Patria.
A
I
servadores, los que al poco tiempo eran a su vez de-
rrocados por aquellos. A partir de 1832 la lucha entre
los dos partidos empezó a intensificarse.
Pasaron los años y con ellos vinieron aconteci-
mientos desgraciados. Primero se declaró la indepen- i
dencia de Texas y más tarde la guerra entre México
y los Estados Unidos.
En el año de 1846 el ejército americano alcanza-
J
ba victorias importantes en el Norte del país; pero
como esas victorias solían costarle demasiado caras.
resolvieron avanzar hacia la capital de la República
que era su principal objetivo, desembarcando en Ve-
racruz.
Al frente del poder Ejecutivo se hallaba un pa-
triota, el Vicepresidente Gómez Farías. La situación
era desesperante. El ejército mexicano estaba forma-
do por hombres abnegados, heróicos y bravos. Me re-
fiero al soldado raso, al soldado humilde. que descen-
día de los que supieron combatir en el sitio de Te-
noxtitlán.
Pero, ¿de qué servían esas virtudes si se ha-
llaba desnudo y hambriento. si su armamento era in-
ferior al del enemigo?
9 J. S I L V A H E R Z O G
I
i
to obligado a solicitar créditos del hacendado vecino, l
créditos que casi nunca pudo saldar a causa de su I
precaria situación y de los réditos usurarios que le
i
cobraban, perdiendo a la postre su mezquina parcela
en beneficio del señor.
La minería no se desarrolló durante esos años.
Las industrias manufactureras decayeron, cerrándose
un buen número de fábricas. Los ferrocarriles, o me-
jor dicho, el único ferrocarril que entonces se cons-
truía, avanzaba lentamente; y el comercio se halla-
ba en condiciones análogas.
El grupo
- - de hombres del cincuenta y siete, uno
de los grupos más puros, más fuertes y más capaces
.,
que han auiado a través de nuestra historia los desti-
nos de la nación, fué un grupo de idealistas. Aquí el
secreto de su fuerza.
Quizás resulte extraño que usemos la palabra
idealista para aplicarla a un grupo de gentes de ac-
ción. Para aclarar ese punto vamos a referir algo que
-
llamarse una parábola :
Tres hombres han llegado a la falda de una es-
carpada y alta montaña. El primero, que es un hom-
bre práctico, se dedica desde luego a cultivar la tie-
rra vecina. Esa tierra es poco fecunda; pero aquel
hombre no va a perder su precioso tiempo en torpes
consideraciones, en descubrir nuevos caminos o en
mirar hacia lo alto; está satisfecho con su mezquina
realidad.
4
I J. S I L V A H E R Z O G
I
.
canalla v vicioso. Carranza se levantó en armas en
contra de Huerta y redactó el Plan de Guadalupe, un
l plan
- ranchero que
- no contenía ninguna
- doctrina re-
I
l
volucionaria y cuyo objeto era únicamente el de res-
I tablecer el orden constitucional.
I La ideología socialista se fué formando al calor
de la lucha. Los hacendados, los rentistas y el clero,
I
l apoyaron desde un principio al gobierno de Huerta
I y combatieron por todos los medios posibles a los re-
volucionarios. Así creció el odio de éstos para aque-
llos y así se explican las represalias que más tarde se
tomaron.
Después vinieron las dificultades entre Carran-
za y Villa.
I
C O N F E R E N C I A S
C O N F E R E N C I A S
*
Todos los principios del artículo 123 se llevaron
a la práctica pacíficamente en varios países durante
el siglo XIX. En México se hizo necesario hacer una
revolución.
ES oportuno dar algunos datos, tomados de Gide
sobre las fechas en que se implantaron esas refor- l
mas :
L.
1802. Protección de los niños obreros. Ingla-
terra: Ley para la defensa de la salud y moralidad
de los aprendices en las fábricas de algodón y lana.
it -
l
Francia: Ley de 22 de marzo de 1841. I
"1825. Huelgas, Inglaterra: Ley de 1825 que f
reconoció el derecho de coalición. Francia : Ley de 25 .¡
de mayo de 1864.
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i
1831. Reglamentación del salario y abolición
del Truck Sysrem (Tienda de Raya). Inglaterra. Bél- &Iri \r
gica: Ley de 17 de agosto de 1867.
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1842. Participación en los beneficios. París :
. aI
por Leclaire. 1 ;
"1844. Limitación legal del trabajo de las mu-
jeres. Inglaterra: Ley de 6 de junio.
b'1856. Trabajo de ocho horas. Melbourne. Es-
tablecido por las Trade Unions.
J. S I L V A H E R Z O G
bb
1861. Descanso dominical. Suiza : Sociedad
para la observancia del descanso del domingo.
1864. Derecho de huelga. Reconocimiento le-
bb
la vida ni en la mkerte":
Ese ha sido y es nuestro programa.
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