Historia Del Paraguay

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Historia del Paraguay

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La historia del Paraguay abarca desde el comienzo del poblamiento humano hasta
nuestros días. La historia paraguaya puede ser dividida en tres grandes períodos: etapa
precolombina, colonial, y republicana.

Índice
 1 Tiempos precolombinos
 2 Época colonial
 3 Independencia
 4 El periodo independiente hasta 1864
 5 Guerra De la Triple Alianza
 6 Entre dos guerras
 7 Guerra del Chaco
 8 Guerra civil de 1947
 9 Dictadura de Stroessner
 10 Transición a la democracia
 11 Actualidad
 12 Cronología
 13 Referencias

Tiempos precolombinos
Artículo principal: Historia precolombina de Paraguay
Áreas de expansión de las lenguas tupíes en América del Sur.

A la llegada de los conquistadores europeos españoles el territorio del Paraguay


Oriental, es decir el área ubicada entre el río Paraná al este y el río Paraguay al oeste, se
encontraba habitado por diversas etnias indoamericanas que se encontraban en estado de
guerra entre ellas; estas etnias pertenecían a tres conjuntos diferentes: los pámpidos, los
lágidos y los amazónidos. Lingüísticamente había tres grupos principales los pueblos
mascoyanos, los pueblos mataco-guaicurú, los pueblos tupí-guaraníes y algunos
pequeños grupos de pueblos arawak (como los chané). Aún no se sabe si los lágidos
fueron los primeros en ocupar el territorio, o si fueron precedidos por los pámpidos. Lo
documentado es que hacia el siglo XV los amazónidos avá conocidos comúnmente
como guaraníes lograron avanzar desde el norte y el este merced a su superioridad
numérica y a la posesión de una cultura material más desarrollada ya que practicaban la
horticultura de mandioca, maíz y maní. La práctica de una agricultura de roza les
permitía excedentes como para mantener a una población en continuo aumento
demográfico que requería de nuevos territorios.

Ante los avá (o guaraníes) se encontraban las etnias cazadoras-recolectoras de los ŷes o
lágidos (por ejemplo los ašé-guayakí) y las de los pámpidos destacándose entre este
segundo conjunto las etnias llamadas por los guaraníes: agaces y payaguás.

El primer encuentro documentado de los guaraníes con los europeos es el de Alejo


García, explorador portugués, que participó en varias expediciones a América del Sur
con la flota española, y que tras haber naufragado en la isla de Santa Catarina en 1525,
lideró antes de 1533 a un fuerte contingente de guaraníes que remontando
aproximadamente el curso del río Pilcomayo llegó a las fronteras del Tahuantinsuyu
(probablemente en la zona de Cochabamba) libró allí, ayudado por los chiriguanos,
algunos combates con éxito y regresó rumbo a la costa atlántica con abundante botín de
objetos de plata y oro siendo muerto en el camino, pero llegando la noticia de su hazaña
a los europeos asentados en la costa del Atlántico.

Las alianzas (a pesar de ser asimétricas) entre guaraníes y españoles se desarrollaron


fuertemente y en oposición a otras etnias, principalmente contra las de los guaicurús y
mbyás entre los que se contaban los agaces y los payaguás que finalmente
desaparecieron, en parte por las constantes guerras víctimas de un etnocidio ante los
ataques conjuntos de guaraníes y españoles y en parte por costumbres propias -como
tener un solo hijo por pareja, en el caso de los payaguás- que los hicieron
comparativamente más débiles en la confrontación.

Época colonial
Artículo principal: Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay

Paraguay fue descubierto por Alejo García y Sebastián Gaboto, a las órdenes de España
en 1524, dándose inicio a una historia de colonialismo, hasta 1811, año en que se
independizó de España.

Los primeros europeos se establecieron en la zona refugiados tras el fracaso de la


primera fundación de la ciudad de Buenos Aires a principios del siglo XVI y fundando
una casa fuerte que sería Asunción del Paraguay el 15 de agosto de 1537. La ciudad
finalmente se convirtió en la cabecera de una provincia colonial española, llegando a
conocerse como Madre de Ciudades ya que de ella partieron las corrientes pobladoras y
repobladoras de diversas ciudades: Ontiveros, Ciudad Real del Guayrá y (la primera)
Villa Rica del Espíritu Santo en la antigua provincia del Guayrá (actual estado brasileño
de Paraná), Santiago de Jerez del Itatín (en el actual Mato Grosso del Sur), San
Francisco de Mbiaza en las costas del océano Atlántico (actual estado brasileño de
Santa Catarina), Santa Cruz de la Sierra en el Chaco Boreal, así como las importantes
ciudades argentinas de Buenos Aires, Corrientes, Santa Feria y Concepción de Buena
Esperanza, más conocida como Concepción del Bermejo.

Bajo el gobierno de Hernandarias, llegan al Paraguay los jesuitas para contribuir a la


tarea de pacificación de los indígenas, dando así origen a las célebres reducciones
Jesuíticas. Desde 1604 hasta 1767 los jesuitas realizan con los indígenas guaraníes de
Paraguay un gobierno teocrático. Las reducciones jesuitas tenían autonomía respecto a
los gobernadores de Asunción. Las misiones llegaron a cobijar a más de un cuarto de
millón de indígenas donde se les enseñaba la religión católica, agricultura, artesanía y
pequeña industria.

La organización total abarcó 32 reducciones. Las misiones primero se instalaron en la


región del Guayrá (también llamado La Pinería)-actual estado brasileño de Paraná- y
luego se establecieron entre los ríos Tebicuary y el divortium aquarum de la Cuenca del
Plata con las cuencas menores afluentes directas del Océano Atlántico. La lengua
guaraní fue respetada y se fijó en forma escrita; en ella fueron vertidas importantes
obras de teología, impresos en la primera imprenta del Río de La Plata. Paralelamente el
asunceno Ruy Díaz de Guzmán escribía las primeras obras de historia atinentes a la
región del Cono Sur.
En 1617, se produjo la división de la Provincia en dos gobernaciones: la del Paraguay y
la de Buenos Aires. De esta forma Paraguay perdió la zona marítima del estuario del río
de La Plata, y conservó solo Asunción, Ciudad Real y Villa Rica del Guayrá. La pérdida
de la «salida de la tierra» por el puerto de Buenos Aires se hizo sentir mucho más desde
que la provincia española del Paraguay perdió el estratégico territorio llamado la
Mbiazá o Yviazá (o La Vera), que correspondía al actual estado brasileño de Santa
Catarina.

En 1717, la Rebelión comunera representó el primer grito de libertad de América, pero


con la derrota en la batalla de Tovatí en 1721 se impusieron duras sanciones al
departamento que asfixiaron su economía.

En 1750, el tratado de límites entre España y Portugal, afectó a Paraguay con las
pérdidas de Guayrá (entre el río Paraná y el Océano Atlántico), la gran provincia del
Itatín y la región de Cuyabá que fueron cedidos al Brasil portugués a cambio de la
Colonia del Sacramento, en la Banda Oriental del río de la Plata.

En el ya citado año de 1750 la corte española de acuerdo con la corona portuguesa


decidieron repartirse el territorio de las reducciones, Los jesuitas se negaron a ello,
dando lugar a que los ejércitos español y portugués emprendieran la llamada Guerra
Guaranítica y acabaran con la resistencia en 1757.

En 1767 los jesuitas fueron expulsados de España y sus dominios por orden de Carlos
III. Las reducciones pasaron a ser dirigidas por grupos seglares y religiosos, pero
entraron en un proceso de decadencia.

El Virreinato del Río de la Plata fue creado en 1776 por el rey Carlos III, integrando en
su jurisdicción los actuales territorios de Argentina, Uruguay, Río Grande del Sur y
Santa Catarina actual Brasil, Paraguay, Bolivia y el norte de Chile. La creación del
nuevo Virreinato del Río de La Plata desligó al Paraguay del Virreinato del Perú. La
capital del nuevo virreinato se hallaba en la ciudad de Buenos Aires.

En 1777 la provincia del Paraguay fue integrada en el Virreinato del Río de La Plata
dentro del cual se mantuvo hasta 1811.

En 1782, se estableció en el virreinato el régimen de las intendencias. Asunción era, en


la Provincia o Intendencia del Paraguay, la única población con categoría de ciudad. La
zona al sur del río Tebicuary y al este de la cordillera de Caaguazú por su parte
correspondía a la Gobernación de las Misiones Guaraníes (o Provincia Subordinada de
las Misiones) constituida con los restos de las Misiones Jesuíticas que pudieron quedar
bajo control español.

Independencia
Artículos principales: Rechazo del Paraguay a la Revolución de Mayo, Revolución de
mayo de 1811 e Independencia del Paraguay.
Casa de la Independencia.

En 1806 y 1807 se producen las Invasiones Inglesas, que ocupan las ciudades de
Buenos Aires y Montevideo. Desde Asunción, Córdoba y otros lugares del virreinato se
enviaron tropas que colaboraron a la expulsión de los invasores. Las invasiones inglesas
demostraron la indefensión del virreinato y la declinación del poder español era poco
competente.

En 1810 llegó a Buenos Aires, capital del virreinato del Río de la Plata, la noticia de que
Sevilla había sido ocupada por las fuerzas de Napoleón Bonaparte. En respuesta se
reunió un cabildo abierto, que el 25 de mayo de 1810 reemplazo al virrey Cisneros por
una junta de Gobierno. Entre sus objetivos estaba convocar a la reunión de un congreso
de representantes de todas las provincias del Virreinato del Río de La Plata, para definir
la forma de gobierno del ex virreinato.

En respuesta a la convocatoria, el congreso o Junta General del 24 de junio de 1810


reunido en Asunción, manifestó su decisión soberana de fidelidad al Consejo de
Regencia, que se había refugiado en Cádiz y gobernaba en representación de Fernando
VII, prisionero de Napoleón.

A fines de 1810 las tropas al mando del General Manuel Belgrano marcharon en una
expedición para intentar sumar al Paraguay a las recién creadas Provincias Unidas del
Río de la Plata. Las fuerzas de esa expedición no recibieron apoyo local y fueron
derrotadas en las batallas de Paraguarí y Tacuarí ―19 de enero y 9 de marzo de 1811―
por los realistas, entre quienes hasta entonces revistaban los oficiales Fulgencio Yegros
y Manuel Cabañas. Estas batallas, tanto por el éxito de las fuerzas paraguayas como por
la huida en la ocasión del gobernador español Velasco ―al pensar que habían sufrido
un revés militar― y los repetidos contactos de la oficialidad paraguaya con Belgrano,
son consideradas como el comienzo de una toma de conciencia de las propias fuerzas
por parte de los paraguayos.

Tras varias semanas de conspiraciones, en la noche del 14 al 15 de mayo de 1811 estalló


una revolución, dirigida en lo militar por el capitán Pedro Juan Caballero y Fulgencio
Yegros. El gobernador fue obligado a incorporar dos consocios, Juan Valeriano
Zeballos y José Gaspar Rodríguez de Francia y convocar un Congreso. El Congreso se
reuniría al mes siguiente, y el 17 de junio decidió la deposición de Velasco, acusado de
negociar con los portugueses para defender la monarquía aún al precio de pasar a
depender del Imperio portugués. En su lugar nombró una Junta Gubernativa, presidida
por Fulgencio Yegros. Suele afirmarse que éste fue el único proceso pacífico de
independencia en la América del siglo XIX, lo que se explica en parte porque el
Paraguay no era accesible para fuerzas españolas sino a través de las Provincias Unidas,
y éstas no pudieron ser nunca obligadas a abrir el paso hasta el Paraguay.

El 12 de octubre de 1811 se firmó un tratado con la Junta de Buenos Aires, que


establecía ―entre otras disposiciones― un proyecto de confederación entre las
Provincias Unidas del Río de la Plata y Paraguay, pero los intereses contrapuestos de las
elites porteñas y asuncenas chocaron.

El periodo independiente hasta 1864


Artículo principal: José Gaspar Rodríguez de Francia

José Gaspar Rodríguez de Francia.

Después de un período de Consulado (esto es, en el sentido de Cónsul romano como


sistema compartido de gobierno) con Francia y Yegros, el Congreso paraguayo de 1814
nombró a Francia Dictador de la República. Ante el fortalecimiento del unitarismo en la
ciudad de Buenos Aires, ese cargo sería modificado dos años más tarde al de Dictador
Perpetuo «con calidad de ser sin ejemplar». Mientras vivió Francia, no se volvió a
reunir ningún Congreso nacional, y Rodríguez de Francia gobernó autocráticamente
hasta su muerte.

La resistencia al gobierno de Rodríguez de Francia, se materializó en marzo de 1820, en


una conspiración comandada por Fulgencio Yegros, que fue abortada rápidamente por
el Dictador. En julio de 1821, más de un año después, fueron fusilados sus principales
figuras. Se calcula que no más de 40 personas fueron ejecutadas por motivos políticos
en casi 30 años de gobierno, en un período en que en las provincias vecinas se
desangraban, muriendo decenas de miles de personas en guerras fratricidas. En pleno
proceso judicial sobre la conspiración, en septiembre de 1820, dio asilo al caudillo
uruguayo José Gervasio Artigas amigo de muchos de los conspiradores que en ese
momento estaban presos.

José Gaspar Rodríguez de Francia murió el 20 de septiembre de 1840.

La inserción de Carlos Antonio López en la vida política del país se inició a la muerte
de Rodríguez de Francia, cuando fue designado consejero y secretario de Mariano
Roque Alonso durante el gobierno de la Comandancia de Armas. Posteriormente, en
1841 es nombrado cónsul del Paraguay (en el mismo sentido que antes Francia y
Yegros) En 1844, el Congreso le otorgó poderes de presidente de la República, por diez
años.

Carlos Antonio López continuó, aunque con un estilo diferente, abriendo lentamente al
país al exterior, la defensa de la independencia paraguaya, amenazada especialmente
por la negación del Gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas de reconocer la
independencia del país y su insistencia en seguir considerando que la incipiente
Argentina tenía derechos sobre la antigua Provincia del Paraguay, heredados del
dominio español.

Entre las acciones de progreso del gobierno de López se destaca la creación del primer
periódico nacional: El Paraguayo Independiente, de la Flota Mercante y del Ferrocarril;
la puesta en marcha de la fundición de Ybycuí, los arsenales nacionales, y la
contratación de unos 200 técnicos europeos que aportaron su conocimiento y su trabajo
para la modernización de la capital y del país. La educación y la cultura fueron otros
campos muy favorecidos por iniciativas de Don Carlos, quien cumplió un segundo y un
tercer periodo de gobierno, hasta su muerte, en 1862.

A esta, después de un mes de negociaciones, su hijo Francisco Solano López, de 36


años, es elegido Presidente de Paraguay. Este había encabezado en 1853 un viaje de más
de un año y medio a Europa -como Embajador de su padre- a fin de obtener
reconocimiento de la independencia del país y fue quien cerró los tratos con las
compañías inglesas (principalmente) que le vendieron al país la tecnología necesaria
para un despegue económico e industrial descollante para esos años, sin recurrir a
préstamo alguno, a más de ser quien contratara el par de centenares de técnicos
europeos que la pusieron en práctica.

Guerra De la Triple Alianza


Francisco Solano López.
Artículo principal: Guerra de la Triple Alianza

A lo largo del siglo XIX, el Paraguay había reducido sus pretensiones territoriales para
no aumentar los conflictos externos con el Brasil y la Argentina. No obstante, el
Imperio no observaba la misma conducta, y pretendía imponer los límites a su vecino.1
Por su parte, la Argentina había aumentado sus pretensiones a lo largo de la década de
1850, exigiendo la soberanía sobre todo el Chaco Boreal.2

Tras la caída de la Confederación Argentina, el gobierno del Paraguay esperó aún


durante algún tiempo que su particular régimen político y económico sería respetado.3
Pero el apoyo argentino e imperial a la revolución de Venancio Flores en el Uruguay,
coronado por la Invasión Brasileña de 1864,4 sumados a la continua campaña contra su
gobierno en la prensa de Buenos Aires,5convencieron a López de que tarde o temprano
debería defenderse de ambos países.

El presidente López exigió a Brasil que se abstuviera de intervenir en el Uruguay, pero


el Imperio invadió ese país a mediados de 1864.6 En respuesta, López invadió el Mato
Grosso. Cuando Brasil inició la Gran Guerra el 12 de octubre de 1864, los paraguayos
capturaron, un mes después, el buque "Marqués de Olinda". En él se encontraba el
gobernador brasileño de Mato Grosso, Cnel. Carneiro de Campos, Vizconde de
Caravelas.

Éste reveló a los paraguayos que, desde el norte del Paraguay, los brasileños pensaban
realizar una invasión con 12.000 soldados (6.000 que se hallaban en el lugar, más otros
6.000 que llegarían de refuerzo) bien armados y una flotilla de 6 a 8 buques de apoyo.
Prueba de ello era el avance ilegal que realizaron las tropas imperiales sobre la zona,
fundando u ocupando fuertes e instalando campamentos en ese territorio "en litigio".

Así se motivó el "ataque preventivo" al Mato Grosso, en 1865, que resultó totalmente
victorioso para las armas paraguayas. Los aliados quedaron desarticulados, su plan fue
roto en pedazos, y recurrieron a una operación desesperada.
Los 6.000 que debían reforzar, con tiempo y preparación, a las tropas brasileñas que se
hallaban en Mato Grosso, fueron enviados "a los apuros" a socorrer a sus compañeros a
finales del año 1865. El Cnel. Carlos de Morais Camisao y sus subalternos, el Tte. Cnel.
Albino de Carvalho y el Vizconde de Taunay, lideraron el avance, que fue una
verdadera lucha contra "penurias y fatigas".

Con enorme valentía, los brasileños lograron superar, ciénagas, meandros, bosques,
enfermedades y escasez. Cerca de 2.000 de sus compañeros quedaron en el camino
cuando alcanzaron las posiciones controladas por Paraguay.

El Mariscal López, siempre perfectamente informado, ya sabía todo esto y (según Jorge
Thompson en su famosa obra "La Guerra del Paraguay") personalmente, sin informar al
grueso del Ejército que se hallaba en la Fortaleza de Humaitá, partió hasta la Villa de
Concepción, en el Norte. Desde allí, organizó una brillante defensa, que quedó a cargo
del Myr. Martín Urbieta. Solo después de dominar un amplio territorio, López solicitó
autorización al gobierno argentino para cruzar territorio de la provincia de Corrientes,
para enfrentar al Brasil en el Uruguay o en sus inmediaciones.7 La negativa del
presidente argentino Bartolomé Mitre llevó a Francisco Solano López a declarar la
guerra a la Argentina8 y ordenar la invasión paraguaya de Corrientes que se inició con
una serie de éxitos, pero las sucesivas derrotas en la batalla de Riachuelo,9 la Batalla de
Yatay10 y el sitio de Uruguayana11 obligaron finalmente a los paraguayos a evacuar
territorio correntino a fines de 1865.12

Brasil, Argentina y Uruguay firmaron el 1 de mayo de 1865 la Triple Alianza,


obligándose mutuamente a combatir al Paraguay hasta forzar la salida de Francisco
Solano López e imponerle al Paraguay los límites que sus dos envidiosos países
limítrofes deseaban; además se estableció que se impondría al país una cuantiosa
indemnización de guerra.13

La batalla de Tuyutí, en el marco de la Guerra de la Triple Alianza. Óleo de Cándido


López.

La siguiente fase ―iniciada con la invasión aliada del 16 de abril de 1866―14 fue una
lucha por la posesión del extremo sur del Paraguay, especialmente la Fortaleza de
Humaitá, que impedía el paso de buques enemigos hacia el centro del país.15 Las
batallas de Tuyutí y Curupaytí16 ―terribles derrotas de las fuerzas paraguayas la
primera, y sangriento error aliado la segunda― llevaron a la práctica detención de las
operaciones tras una serie de combates menores. Una epidemia de cólera diezmó ambos
ejércitos.17 Cuando el Imperio retomó su ofensiva, a mediados de 1867, aún le costó un
año tomar Humaitá y las demás fortalezas de la zona.18

La siguiente campaña duró apenas semanas: a lo largo de la Campaña del Piquisiry


ocurrieron cuatro grandes batallas, que obligaron a López a abandonar Asunción y
retirarse al interior del país;19 prácticamente todo su ejército fue muerto o capturado en
esta campaña.20 La ciudad de Asunción fue ocupada y saqueada.21

No obstante la gravedad de las derrotas, López continuó su resistencia en la llamada


Campaña de las Cordilleras.22 Su ejército fue destruido completamente en las batallas de
Piribebuy23 y Acosta Ñu, signadas por la masacre de los vencidos;24 la mayoría de los
soldados de López eran adolescentes o niños.25 Los últimos restos del ejército de López,
perseguidos por todo el interior del país fueron alcanzados el 1 de marzo de 1870 por las
fuerzas imperiales en el Combate de Cerro Corá. López fue muerto en combate, y las
últimas fuerzas leales se rindieron.26

Las consecuencias de la Guerra de la Triple Alianza fueron funestas, costando la


pérdida de dos terceras partes de todos los hombres adultos y gran parte del territorio
paraguayo. El país se vio sometido a una ocupación brasileña que duró seis años. La
situación creada derivó en un estancamiento económico que se prolongaría durante el
resto del siglo.

Entre dos guerras

Asunción hacia 1892.

Los ocupantes no se preocuparon por formar un gobierno independiente para el


Paraguay hasta el 15 de agosto de 1869, en que se formó en las ruinas de Asunción un
"gobierno provisional" o Triunvirato, constituido por Cirilo Antonio Rivarola, Carlos
Loizaga y José Antonio Bedoya. El Triunvirato, nominalmente electo por el pueblo
paraguayo, lo fue de hecho por una reunión de 21 personas,27 que representaban a las
distintas facciones que respondían a las autoridades militares brasileñas y –en menor
medida– al mando militar argentino.28 Loizaga y Bedoya habían sido oficiales de la
pequeña Legión Paraguaya, un cuerpo que había sido formado para dar un viso de
apoyo paraguayo a la invasión extranjera. Por su parte, Rivarola había participado en
conspiraciones contra los gobiernos de los López y había sido incorporado a la fuerza
como sargento al ejército paraguayo, del cual había desertado. Poco después, Loizaga y
Bedoya renunciaron y se retiraron a Buenos Aires, asumiendo Rivarola como
presidente.27

El 15 de agosto de 1870, se reunió en Asunción una Convención Constituyente, para


sancionar la primera Constitución, inspirada en la constitución argentina de 1853. La
misma Convención declaró disuelto el Triunvirato, que había quedado reducido solo al
triunviro Rivarola, nombrando en su lugar a Facundo Machaín. No obstante, un golpe
de estado de las fuerzas militares del Paraguay obligó a la misma Convención a elegir
como presidente titular a Rivarola, que asumió su cargo el 1 de septiembre de ese año.
Poco después era sancionada la Constitución.29
La elección del Congreso Nacional significó el principio del fin del gobierno de
Rivarola, que terminó por presentar su renuncia el 18 de diciembre de 1871. Bajo el
mando de su sucesor, Salvador Jovellanos, se firmó el Tratado Loizaga-Cotegipe, que
sancionaba las pretensiones que había establecido el Imperio del Brasil al firmar el
Tratado de la Triple Alianza: el establecimiento de los límites septentrionales del país
en el río Apa y los Saltos del Guairá. El Imperio se aseguró un tratado dejando de lado a
la Argentina, que por su parte reclamaba todo el Chaco Boreal; por el Tratado Machain-
Yrigoyen se estableció que el Chaco central ―la mayor parte de la actual provincia
argentina de Formosa― quedaba para la Argentina, mientras que el territorio al norte
del río Verde quedaba para el Paraguay. Se estableció que sería resuelto por un laudo
arbitral, que resolvería el presidente de los Estados Unidos, Rutherford B. Hayes. Éste
se pronunció en noviembre de 1878, adjudicando el territorio al Paraguay.30

Mientras tanto, Jovellanos fue sucedido en noviembre de 1874 por Juan Bautista Gill.
Tras la muerte de Gill, lo sucedió su vicepresidente Higinio Uriarte, que tampoco logró
estabilizar la situación política del Paraguay. Tras el período de Cándido Bareiro, ex
embajador de los López en Europa, el Congreso designó en 1880 a Bernardino
Caballero para suceder a Gill; posteriormente sería reelegido y gobernaría hasta 1886.
Durante su mandato se reorganizaron las instituciones, se extendió el ferrocarril y el
telégrafo. Se fundaron varias localidades, decenas de escuelas y se estableció el primer
tranvía en Asunción. Fue sucedido por el general Patricio Escobar, que continuó la
política de aquél; su más recordado aporte a la cultura del país fue la fundación de la
Universidad Nacional de Asunción. Sus opositores fundaron el primer partido moderno
del Paraguay, el Partido Liberal, que seguían la tradición de los opositores al gobierno
de los López. Ese mismo año, los partidarios del gobierno, dirigidos por el general
Caballero, fundaron el Partido Colorado, que reivindicaba la tradición nacionalista y la
actuación paraguaya en la guerra de la Triple Alianza; éste conservaría el gobierno hasta
el comienzo del siguiente siglo.31

El crecimiento económico continuó bajo los gobiernos de Juan Gualberto González,


Juan Bautista Egusquiza, Emilio Aceval y Juan Antonio Escurra. No hubo estabilidad
política alguna, ya que González y Aceval fueron obligados a renunciar dejando en su
lugar a sus vicepresidentes. Escurra, por su parte, fue derrocado por una revolución
liberal, dirigida por el general Benigno Ferreira, en el año 1904.32

Durante los siguientes años dirigió el país el Partido Liberal; no obstante, éste estaba
dividido en fracciones, lo que llevó a una inestabilidad política constante. Tras dos
cortos gobiernos revolucionarios, asumió la presidencia el general Ferreira, que fue a su
vez derrocado por el general Albino Jara. Sucesivas revoluciones dirigidas tanto por
liberales disidentes como por colorados llevaron a los cortos períodos de gobierno de
Emiliano González Navero, Manuel Gondra, Albino Jara, Liberato Marcial Rojas y
nuevamente González Navero, ninguno de los cuales logró completar los cuatro años
prescriptos por la Constitución. El primero en lograrlo desde la presidencia de Escobar
fue Eduardo Schaerer, entre 1912 y 1916; su período de gobierno estuvo signado por un
gran crecimiento económico, causado por las ventajas comerciales que aportó la
Primera Guerra Mundial. Sus sucesores fueron Manuel Franco, José Pedro Montero,
Manuel Gondra y Eusebio Ayala, ninguno de los cuales completó los cuatro años.
Durante el año 1922, los colorados llevaron al país a una larga guerra civil, en la que
fueron derrotados tras larga y sangrienta lucha. Solo a partir de 1924 se inició un
período de estabilidad, con Eligio Ayala, José Patricio Guggiari y Eusebio Ayala
completando cada uno sus cuatro años de mandato.33

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