AVELLANA-KORNFELD - El Español de La Argentina y El Contacto Con Lenguas Indígenas
AVELLANA-KORNFELD - El Español de La Argentina y El Contacto Con Lenguas Indígenas
AVELLANA-KORNFELD - El Español de La Argentina y El Contacto Con Lenguas Indígenas
(compilador)
Museo de las
Lenguas de la Eterna
Prólogo de Eduardo Rinesi
05/025/085 15 Cop.
(Teoría Léxica) © Universidad Nacional de General Sarmiento, 2012
J. M. Gutiérrez 1150, Los Polvorines (B1613GSX)
Prov. de Buenos Aires, Argentina
Tel.: (54 11) 4469-7578
[email protected]
www.ungs.edu.ar/ediciones
ISBN: 978-987-630-112-1
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Prohibida su reproducción total o parcial
Derechos reservados
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Índice El español de la Argentina y el contacto con
las lenguas indígenas
Prólogo
Eduardo Rinesi .....................................................................................9
Alicia Avellana* y Laura M. Kornfeld**
Idioma del país de los argentinos: lengua y museo
Rocco Carbone ................................................................................... 17
Ante un museo de la lengua
Horacio González .............................................................................. 31
Sobre algunas aventuras y desventuras de los nombres propios
Lisa Block de Behar ............................................................................ 37 Apuntes sobre el contacto lingüístico en América
Malas lenguas. Un siglo de escritura salvaje l sentido común tiende a proponer como situación lingüística normal
Ana Ojeda y Rocco Carbone ................................................................65 E la que responde a la divisa de un país, una lengua. Sin embargo, la ho-
¿La gente habla como en las películas? El cine y el lenguaje de mogeneidad lingüística es mucho menos frecuente de lo que se pretende;
los argentinos en este momento, en muy distantes puntos del globo, lenguas diferentes
Gustavo Aprea.................................................................................... 91 entran en contacto en un mismo territorio y dan lugar a nuevas variedades
(como ocurrió, de hecho, en el origen de todas las lenguas modernas). Los
El español de la Argentina y el contacto con las lenguas indígenas
motivos del contacto lingüístico pueden ser variados: intercambios comer-
Alicia Avellana y Laura M. Kornfeld ................................................. 107
ciales, migraciones voluntarias o, también, circunstancias más trágicas
La lengua en cuestión para una o ambas partes (guerras, conquistas, esclavización).
María Pia López ................................................................................ 135 Una de las consecuencias inmediatas del descubrimiento, y luego la
colonización, de América fue, precisamente, el contacto de las lenguas
indígenas con el español. Esperablemente, en un primer momento, espa-
*
Doctora en Letras, docente en la UBA y becaria post-doctoral del CONICET. Investiga
las variedades del español de la Argentina en contacto con tres lenguas indígenas:
toba, quechua y guaraní.
**
Doctora en Letras, enseña en la UNGS y en la UBA y es investigadora del CONICET.
Autora de La cuantificación de adjetivos en el español de la Argentina, estudia la gramática
en todas sus formas y las variedades del español en nuestro país.
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ñoles e indígenas pudieron comunicarse solo por señas: “porque creo que Tendrán que pasar algunos años para que haya traductores confiables
si es así como por señas que me hicieron todos los indios de estas islas y en América, que serán, previsiblemente, los niños de la primera generación
aquellos que llevo yo en los navíos, que por lengua no los entiendo”, cuenta que entró en contacto con los españoles. La historia registra, por ejemplo,
Cristóbal Colón en su diario el miércoles 24 de octubre de 14921. A partir el nombre del taíno Diego Colón, bautizado así en honor del almirante, que
de la lectura de sus papeles, queda claro que una de las preocupaciones viajó a España en 1493 y ese mismo año participó en la segunda expedición
recurrentes de Colón fue “haber fabla”, “haber lengua”, “tomar lengua” a las islas de Guadalupe, Puerto Rico y Jamaica en su rol de traductor (“E
y, consecuentemente, procurarse indígenas que fueran capaces de comu- como el Almirante volvía consigo algunos de los indios que había llevado a
nicarse con los españoles (bautizados, precisamente, “indios lengua”). Le España, entre ellos uno que se llamaba Diego Colón, e había mejor que los
llevó varios viajes comprender que el taíno no era la única lengua hablada otros aprendido, y que hablaba ya medianamente la lengua nuestra…”2.
en América y que la heterogeneidad lingüística sería uno de los obstáculos Tanta relevancia adquirió el trabajo de intérprete que incluso se reguló
de la conquista. mediante leyes y ordenanzas: así, Felipe II, en 1573, solo autorizó a llevar
En cuanto al previsible desconocimiento del español por parte de los a España a aquellos indígenas seleccionados para ser traductores, que de-
indígenas, no todos los conquistadores tenían la percepción aguzada de bían recibir buen trato y buena paga.3. Paradójicamente, una vez que los
Colón, que ya en su primera expedición había llevado a un judío políglota, primeros indígenas aprendieron español, siguieron el destino de los judíos
Luis de Torres, para que se comunicara con los naturales de las Indias. Las en la Península: se convirtieron en indios ladinos, con ese deslizamiento
crónicas dejan traslucir que a menudo los conquistadores hablaban a los entre dos significados: ‘que habla con facilidad alguna o algunas lenguas
indígenas en español, con la pretensión de que funcionara como lengua además de la propia’ y ‘astuto, sagaz, taimado’, según las definiciones del
de comunicación “natural”. Así, el Inca Garcilaso acumula en la Historia Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) de 1884.4 En ese choque
general de los Incas diversas anécdotas acerca de bautismos incorrectos de de mundos la figura del traductor cobró importancia en tanto símbolo
países, ciudades o accidentes geográficos a causa de la incomunicación, del mestizaje que constituye de manera esencial (y a menudo trágica) la
como ocurrió con Perú o Yucatán: cultura hispanoamericana, como lo atestiguan figuras desgarradas como
Un poco mas adelante hallaron ciertos hombres que preguntados la Malinche o el propio Inca Garcilaso.
cómo se llamaba un gran pueblo allí cerca, dixeron tectetan, La política lingüística de hispanización, propugnada ya por Carlos
tectetan, que vale por no te entiendo. Pensaron los Españoles I, comenzó primero entre los hijos de la nobleza indígena, a principios
que se llamaba así, y corrompiendo el vocablo, llamaron siem- del siglo XVI, y luego se extendió, teóricamente, a los indios de todas las
pre Yucatan, y nunca se le caerá tal nombradia. Hasta aquí es provincias, según una cédula real de 1550. Los ejecutores principales de
de Francisco Lopez de Gomara sacado á la letra; de manera que esa política debían ser los misioneros religiosos (dominicos, franciscanos,
en otras muchas partes de las Indias ha acaecido lo que en el benedictinos) que procuraban la conversión al cristianismo de los aboríge-
Perú, que han dado por nombres a las tierras que descubrian, los nes. Sin embargo, la inmensidad de la tarea, dada la desproporción entre
primeros vocablos que oian á los Indios quando les hablaban, y los millones de indígenas americanos y el reducido número de religiosos,
preguntaban por los nombres de las tales tierras, no entendiendo hizo fracasar los sucesivos intentos de hispanización. De hecho, los propios
la significacion de los vocablos, sino imaginando que el Indio
misioneros preferían predicar en las lenguas indígenas más generales: la
respondia á propósito de lo que le preguntaban, como si todos
hablaran un mismo lenguage (capítulo 5).
2
Fernández De Oviedo, Gonzalo, Historia general y natural de las Indias, Atlas, Madrid,
1992 [1535], T. I., p. 46.
1 3
Citado por Rubio Hernández, Alfonso, “La lengua: medio de dominación o vehículo Citado por Rubio Hernández, Alfonso, op. cit.
4
de poder. La imposición del castellano en el Nuevo Reino de Granada”, en Poligramas Real Academia Española, Diccionario de la lengua castellana, Gregorio Hernández,
Nº 26, diciembre de 2006, pp. 189-211. Madrid, 12ª ed., 1884.
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tarea evangelizadora resultaba así más eficiente, ya que, en general, los tina: la primera Grammatica o arte de la lengua general de los indios de los
aborígenes se resistían en forma evidente a aprender español. reynos del Perú y el primer Lexicón o Vocabulario de la lengua general del
Cuando, en 1767, Carlos III expulsó a los jesuitas de sus dominios Perú fueron compuestos por el domínico Domingo de Santo Tomás, de la
americanos, una de las razones explícitas que esgrimió fue que dictaban recién fundada Universidad San Marcos de Lima en 1560, mientras que, en
el catecismo en las lenguas indígenas y enseñaban latín a sus feligreses de el caso del guaraní, el autor de la primera gramática publicada fue el fran-
las misiones, dejando de lado el español. Era un intento de secularizar la ciscano Luis de Bolaños, en 1586. El prolongado contacto lingüístico por la
educación, hasta entonces en manos exclusivas del clero. En la Cédula de integración masiva de los indígenas en la economía, la extensión de ambas
Aranjuez, de 1770, el mismo Carlos III prohibió, concretamente, el uso de lenguas antes de la conquista y su utilización como lenguas francas en la
las lenguas autóctonas en todo el territorio de la Corona: “que se extingan colonización de otros pueblos hizo que el quechua y el guaraní resultaran
los diferentes idiomas, y solo se hable el castellano” fue la fórmula que las lenguas con mayor influencia en el español de las respectivas regiones.
empleó.5 Por esta cédula, se cerraron las cátedras de lenguas indígenas Por el contrario, la Patagonia y el Chaco fueron regiones que se coloniza-
en las universidades, dejaron de enseñarse en las escuelas, se detuvo ron muy tardíamente, bastante después de la independencia6, y eso mismo
la impresión de libros en esas lenguas y se las relegó al ámbito familiar. pospuso el contacto lingüístico permanente entre el español y las lenguas
Sin embargo, la homogeneización lingüística quedó, una vez más, en los indígenas que se hablaban allí. De hecho, las primeras descripciones de
papeles; de hecho, no se había cumplido tampoco en la propia península, esas lenguas que se registran fueron escritas en alemán o en inglés por
donde el vasco, el gallego y el catalán resistieron a la hispanización. diversos misioneros, casi todos ellos jesuitas. Es el caso de la Descripción
El contacto entre el español y las lenguas indígenas tuvo características de Patagonia y de las partes adyacentes de la América meridional, de Tomás
particulares en las distintas regiones americanas, y la misma diversidad se Falkner (1774), en inglés, traducida en la monumental colección de Pedro
verifica en territorio argentino. Por un lado, eran muy diferentes entre sí de Angelis de 1836, que incluye una “Razón del idioma de los moradores
las propias culturas indígenas y su forma de organización previa a 1492: de este país” y está acompañada por un brevísimo vocabulario (“Signi-
desde imperios hasta pueblos nómades, pasando por todas las variedades ficaciones de las palabras más comunes en dicha lengua”)7. Un proceso
de la economía (agricultores, cazadores, pastores, recolectores). Por otro paralelo se registra en la zona chaqueña, donde las primeras recopilaciones
lado, fueron variadas las explotaciones económicas que la Corona decidió léxicas y gramaticales se incluyen en obras de jesuitas que misionaban en
privilegiar en cada región al momento de la colonización. De este modo, la región, como la Historia de los Abipones, de Martin Dobrizhoffer (1784)8
resultaron mucho más tempranos y profundos los contactos lingüísticos o Hacia allá y para acá (una estada entre los indios mocobíes, 1749-1767),
en las regiones donde la economía requería mano de obra intensiva, pre- de Florian Paucke9, ambas escritas originalmente en alemán y traducidas
ferentemente adaptada a la naturaleza local, como en las minas bolivianas recién en el siglo XX.
o los yerbatales paraguayos. No es casual, entonces, que las regiones con
mayor antigüedad en el contacto lingüístico en el actual territorio de la 6
Los habitantes de las comunidades de la Patagonia, por ejemplo, no fueron integrados
Argentina sean precisamente el Noroeste, donde se instalaron las primeras a la economía colonial; la única reducción jesuítica instalada a orillas del río Salado,
encomiendas del territorio nacional ya en el siglo XVI, y la zona guaraní, en 1740, no llegó a consolidarse, dado que la orden fue expulsada por la Corona es-
a causa de las misiones jesuíticas instaladas a partir de finales del siglo pañola poco después.
7
XVI y hasta su expulsión por la Corona en el XVIII. Varias descripciones Falkner, Tomás, Descripción de Patagonia y de las partes adyacentes de la América
metalingüísticas atestiguan la temprana relación del español con ambas meridional, 1774, reproducido en De Angelis, Pedro (ed.), Colección de obras y docu-
mentos relativos a la historia antigua y moderna de las Provincias del Río de la Plata,
lenguas, que no se circunscribe, por cierto, al actual territorio de la Argen- Buenos Aires, 1836.
8
Dobrizhoffer, Martín, Historia de los Abipones, UNNE, Resistencia, 1967 [1784].
5 9
Citado por Rosenblat, Ángel, El español de América, Biblioteca Ayacucho, Caracas, Paucke, Florian, Hacia allá y para acá (una estada entre los indios mocobíes, 1749-
2002. 1767), UNT, Tucumán, 1942-1944 [1768]
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Por su parte, Juan Manuel de Rosas escribió alrededor de 1825 una Las lenguas indígenas en el español de la Argentina
Gramática y diccionario de la lengua pampa (mapuche), que también
permaneció inédita hasta 1947.10 El recorte del vocabulario seleccionado Hablar de el español de la Argentina resulta, estrictamente, una flagran-
por Rosas muestra, por un lado, un predominio de los términos militares- te simplificación. El territorio nacional es muy extenso y deben reconocerse
políticos como acuerdo, firma, parlamento, libertad, retirada, cautivo, y, por distintas regiones lingüísticas que se diferencian en la fonología, el léxico
el otro, la aparición de diversos términos camperos, entre ellos muchos ar- y la gramática, en función de factores como el momento en que ocurrió la
gentinismos que el DRAE aún no había registrado, como yeguada, peonada, colonización, de dónde provino y, por supuesto, la influencia de lenguas
oveja, silla, arrear, apartar, herrar. Esa doble articulación revela, a su vez, indígenas. En El español de la Argentina, una de las pocas (si no la única)
sendas funciones pragmáticas de la obra de Rosas: firmar acuerdos de paz descripción lingüística con pretensiones de exhaustividad sobre nuestra
con los caciques pampas y comunicarse con los peones que trabajaban en variedad, Berta Vidal de Battini reconoce cinco regiones, de las cuales dos
sus estancias, indicando un proyecto político que suponía la incorporación recibieron una influencia crucial de las lenguas indígenas: el Noroeste o
de los indígenas, como sujetos libres, a la economía regional.11 La Gramá- NOA (que incluye las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y, con
tica y diccionario de la lengua pampa quedará como una excepción entre características peculiares, Santiago del Estero) y la región que ella misma
las descripciones del mapuche del siglo XIX, ya que las obras posteriores denomina guaranítica y que abarca las provincias de Misiones, Formosa,
se referirán a la lengua indígena como “biológicamente” destinada a des- Chaco y Corrientes. La influencia del quechua y el guaraní se percibe en
aparecer, luego de su “derrota” ante la “civilización europea” encarnada la fonología y la entonación, en el léxico e inclusive en la gramática del
por la Campaña al Desierto. Así se la concibe, por ejemplo, en el Manual español de las respectivas regiones. Por los motivos que ya hemos explica-
de la lengua pampa, de Federico Barbará, en el que una serie de diálogos do, mucho menor es la influencia sobre el español regional del mapuche
ficticios remite a las dos tareas básicas que se asignaban a los indígenas en la Patagonia (particularmente Neuquén y Río Negro) y de las lenguas
“incorporados a la civilización” y, en la práctica, casi reducidos a la servi- de la zona chaqueña (toba, wichí, mocoví).
dumbre: personal doméstico y soldado12. En ese sentido, recordemos que la distribución del contacto lingüístico
Tanto en la Patagonia como en el Chaco, las opciones que se les pro- no respeta, en general, las fronteras nacionales: el NOA forma una región
pusieron a los indígenas fueron, pues, la supervivencia en comunidades natural con Bolivia, la zona mapuche con Chile, mientras que la zona
aisladas o la integración a las capas más bajas de la sociedad, a costa de guaranítica (y de otras familias lingüísticas, como la guaycurú) lo hace con
la pérdida de su identidad cultural. Ello explica por qué, a diferencia de Paraguay y regiones de Bolivia y Brasil. En ese sentido, la conformación
lo que ocurrió con el guaraní o con el quechua, han tenido poca influencia de las variedades en la Argentina fue históricamente pluricéntrica. Hace
en el español de las respectivas regiones. relativamente pocos años que la presión escolar, las migraciones internas
y la presencia de los medios de comunicación audiovisual le otorgan al
habla de Buenos Aires el lugar de lengua de prestigio13.
Pese a estas precauciones, utilizaremos la expresión el español de la
Argentina para designar a la lengua que se habla o se reconoce como
10
Rosas, Juan Manuel de, Gramática y diccionario de la lengua pampa (edición y prólogo propia en los diversos puntos del territorio nacional, por oposición a las
de O. Suárez Caviglia y E. Stieben), Albatros, Buenos Aires, 1947 [1825]. particularidades regionales que solo aparecen en una zona restringida.
11
Kornfeld, Laura y Kuguel, Inés, “Dos proyectos de integración del indígena a la nación En el español general de la Argentina, el aporte de las lenguas indígenas
argentina. La Gramática y diccionario de la lengua pampa, de Juan Manuel de Rosas
13
(1825), y el Manual de la lengua pampa, de Federico Barbará (1879)”, en Letterature Sin embargo, que una expresión o construcción sea “aporteñada” sigue funcionando
d’America Nº 59, 1997, pp. 149-80. en diversas zonas como un rasgo negativo, según apunta Di Tullio en un artículo reciente
12
Cfr. Kornfeld y Kuguel, cit. supra, y también la contextualización de la obra en Viñas, sobre el voseo: Di Tullio, Ángela, “El voseo argentino en tiempos del Bicentenario”, en
David, Indios, ejército y frontera, Siglo XXI, México, 1982. RASAL 1-2010, en prensa.
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se concentra en el vocabulario; no aparecen rastros de influencia en la mente los indigenismos, ya que, de todas las voces usadas en América, los
gramática, como sí la hay en las variedades regionales, según veremos en “neologismos formados por derivación etimológica de voces nativas” eran
el apartado siguiente. los que sin duda podían enriquecer el español general (y debían por lo tan-
Una de las señales históricas más descarnadas del espíritu colonialista to ingresar al DRAE), al ser “términos geográficos, nombres de animales y
de España frente al conjunto de sus colonias y ex colonias en América fue plantas indígenas” o referirse a “usos, costumbres, industrias, tradiciones,
la resistencia a aceptar las particularidades de las variedades habladas creencias y mitos de las generaciones aborígenes”17. Granada registró nu-
fuera de la península. Hasta bien entrado el siglo XX, esas particularidades merosos indigenismos que servían para designar animales (ñandú, yacaré,
fueron vistas sistemáticamente por los españoles, con una fuerte carga yaguar, iguana, caburé, tatú, patí, quirquincho), plantas (mandioca, ombú,
peyorativa, como meros “barbarismos” o “vulgarismos”. Los indigenismos timbó, mburucuyá, irupé, tacuara, ceibo, molle) y comidas (choclo, pororó,
(es decir, las palabras de origen indígena que, adaptadas desde el punto de locro, humita, tamal, chinchulines, chaucha, zapallo, caracú, ananá, poro-
vista fonológico, se incorporan al vocabulario del español) fueron los que to). Excepto unos pocos casos de origen mapuche (como laucha, malón o
primero se registraron en los diccionarios académicos en la medida que de- gualicho), el resto de las formas provenía del quechua o del guaraní.
signaban realidades nuevas, que no se conocían antes del descubrimiento No resulta sorprendente que en el habla gauchesca también aparez-
de América, como puma, pampa o canoa14. Se trataba, en general, de pala- can numerosas voces tomadas de las lenguas indígenas, con predominio,
bras que se usaban en toda América (o al menos en regiones comprendidas nuevamente, del quechua y del guaraní, en la medida en que los gauchos
por varios países) y que, de hecho, se extrajeron de las lenguas francas o son una figura surgida del mestizaje. Son quechuismos las palabras gau-
generales que los españoles emplearon en la colonización: esencialmente chescas bagual (y sus derivados: bagualada y bagualon), charque, chúcaro,
las lenguas caribes, como el taíno, y, más restringidamente, el nahuatl en chuspa, mangrullo (y mangrullar), payar, poncho (y ponchada), tambo (y
México y el quechua en América del Sur. tambero), vichar (y vichadero) y provienen del guaraní chiripá, tapera,
Mucho más tardaron en registrarse aquellas palabras que solo eran tacurú, tacuruses, yaguané.
usadas en países individuales o en regiones dentro de países, aun si desig- Muchas de las voces camperas se filtraron al habla coloquial y familiar
naban conceptos que no existían en Europa. La testarudez de la Academia y allí permanecieron; ejemplos de esta porosidad son ñaupa, china, opa,
hizo nacer durante el siglo XIX, junto con los afanes independentistas, un paspar, poronga, vincha, catinga, yuyo, ñato, nana, maraca, malón, pupo,
número significativo de diccionarios de hablas regionales americanas. quincho. Algunos indigenismos suelen ser incluidos en los registros del
En el caso de la Argentina, el primer tratamiento sistemático del léxico lunfardo, a tal punto se los percibe como propios del habla coloquial y fa-
que fue publicado es el Vocabulario rioplatense razonado de Daniel Gra- miliar también en las grandes urbes; es el caso de pucho, pilcha, pichincha,
nada (1890)15, que tiene, sin embargo, un antecesor: en 1845 el médico ojota, yapa, guacho, guaso, guarango, matete, chirusa, chucho, entre otras.18
y paleontólogo Francisco Muñiz había escrito un vocabulario rioplatense El origen indígena de estas palabras tiende a pasar inadvertido, sobre todo
que permaneció inédito hasta mediados del siglo XX16. Granada ponderó cuando no se refieren a animales o plantas propios de América, sino más
particularmente la importancia de registrar, definir e historiar cuidadosa- bien a costumbres y tradiciones culturales.
14
Cfr. Kornfeld, Laura y Kuguel, Inés, “Tratamiento de los indigenismos y representa-
ción de las lenguas indígenas en la lexicografía monolingüe argentina del siglo XIX”,
en Arnoux, Elvira y Bein, Roberto (eds.), Las representaciones de la lengua, Eudeba,
Buenos Aires, 1999, pp. 63-74.
15 17
Granada, Daniel, Vocabulario Rioplatense Razonado, Biblioteca Artigas, Montevideo, Cita de Granada, Daniel, Apuntamientos sobre lexicografía americana, Academia
1957 [1890]. Argentina de Letras, 1948 [1919].
16 18
Muñiz, Francisco, “Vocabulario rioplatense”, en Boletín de la Academia Argentina de Véase, por ejemplo, Gobello, José, Vieja y nueva lunfardía, Freeland, Buenos Aires,
Letras (edición y prólogo de Milcíades Alejo Vignati), t. V, 1937 [1845], pp. 393-453. 1963.
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ALICIA AVELLANA Y LAURA M. KORNFEL El español de la Argentina y el contacto con las lenguas indígenas
Las lenguas indígenas en las variedades lingüísticas de la (‘tucán’), inambú (‘martineta’), acabé, (‘urraca azul’), pacaá (‘gallineta’),
Argentina mborebí (‘tapir’), acutí (‘conejo’)20.
En otras ocasiones, el préstamo se toma no porque designe un concepto
Entre las características distintivas de algunas variedades lingüísticas nuevo, sino porque entraña un matiz semántico o afectivo particular que
de la Argentina suelen tener un peso considerable las lenguas indígenas no se encuentra en ninguna palabra del español, como en mitaí (‘niño’),
habladas en la región. En su estudio de 1964, como mencionamos antes, cambá (‘negro’), angüera (‘aparecido’), pora (‘fantasma maligno’), guaina
Vidal de Battini reconocía esa influencia en el NOA y en la región gua- (‘muchacha’), abá (‘hombre, indio’), catí (‘transpiración, mal olor’), payé
ranítica.19 Cabe señalar, sin embargo, que el alcance de las variedades (‘talismán’), ñandutí (‘encaje’), chesí (‘mi madre’), viró (‘bote primitivo’),
regionales no está necesariamente circunscripto a la región de contacto paí (‘padre’) y también caté (‘de categoría, culto’), acajhatá (‘cabeza dura’),
original; se hablan también en las zonas de la Ciudad de Buenos Aires y de ne raé (‘seguramente’), colí (‘rabón’), tacuí (‘loco’), savá (‘tuerto’), tekoreí
sus alrededores (incluido el Gran Buenos Aires) que alojan a migrantes del (‘aburrido’), manté (‘solamente’), vaí vaí (‘más o menos’).
interior, realimentadas además por la presencia de inmigrantes de países Desde el punto de vista categorial, puede advertirse cierta sistemati-
vecinos que comparten la región lingüística, particularmente paraguayos cidad en los ejemplos precedentes: casi todos son nombres y hay algunos
o bolivianos. adjetivos y adverbios. Es decir, se trata en todos los casos de palabras
Como ya adelantamos, la influencia de las lenguas indígenas en las léxicas, esto es, que tienen un contenido conceptual claro.
variedades regionales no solo incluye un caudal de voces léxicas mucho Son también frecuentes las palabras y expresiones mixtas, que combinan
más amplio que el reseñado para el español general de la Argentina, sino bases españolas y guaraníes, lo cual resulta especialmente claro en el caso de
que también se verifica una modificación de la gramática. los verbos (con una raíz guaraní, siempre con morfología flexiva española),
como sapecar (‘tostar al fuego’), empayenar (‘embrujar, hechizar’, de payé:
‘hechicero, sacerdote’), piragüerear (‘espiar’, de piragüé: ‘espía’, de py: ‘pie’,
Vocabulario rague: ‘peludo’), otras palabras derivadas y compuestas: niñorupá (lit. ‘cuna
del niño (Jesús), planta’), payesera (‘que hace talismanes, bruja’), che amá
Desde el punto de vista del léxico, el español en zonas de contacto con (‘mi señora’), chamigo (‘mi amigo’), así como en algunas locuciones usadas
guaraní y con quechua muestra una serie importante de préstamos de las coloquialmente: de gua’ú (‘en broma’), de yapú (‘de mentira’).
lenguas indígenas que amplían el caudal del vocabulario utilizado en la El caso del NOA, en contacto con quechua, es semejante a la región
región. guaranítica, puesto que aparecen numerosas voces provenientes de la
En la misma línea de lo que –según veíamos– ocurre con los préstamos lengua indígena, aun en hablantes que no son bilingües. Entre esos prés-
en el español general de la Argentina, a menudo se trata de conceptos tamos encontramos los nombres regionales de plantas y animales, como
inexistentes en español, por ejemplo, plantas, animales o comidas. Así por ejemplo, pasacana (‘fruto del cardón’), molle, huiñaj (‘árboles’), urpilita
ocurre en los siguientes casos de préstamos en la región de contacto con el (‘palomita’), coyuyo (‘cigarra’), surí (‘ñandú’), chuschín / icancha / cachilo
guaraní, que se registran por igual en hablantes bilingües o monolingües:
icipó (‘enredadera’), ñandubay (‘árbol’), ñapindá (‘planta trepadora’), abatí 20
La mayor parte de los ejemplos mencionados en este apartado (que respetan la
(‘maíz’), caá (‘yerba’), pitanga (‘fruta’), aguaí (‘árbol parecido al naranjo’), ortografía empleada por la autora) ha sido extraída de los cuentos y leyendas de Vidal
quetupí (‘benteveo’), charata (‘pava del monte’), ñacurutú (‘lechuza’), ará de Battini, Berta, Cuentos y leyendas populares de la Argentina, ECA, Buenos Aires,
1980. Véase también, para un panorama general de distintos fenómenos fonológicos,
morfosintácticos y léxicos del español de la Argentina tal como aparecen represen-
tados en esos relatos, Kornfeld, Laura, “Una pasión argentina”, estudio preliminar a
una Selección de Cuentos y leyendas populares de la Argentina de Berta Vidal de Battini,
19
Vidal de Battini, Berta, El español de la Argentina, CNE, Buenos Aires, 1964. Biblioteca Nacional, Buenos Aires, en prensa.
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ALICIA AVELLANA Y LAURA M. KORNFEL ALICIA AVELLANA Y LAURA M. KORNFEL
(‘chingolo’), cacuy (‘pájaro’) aliluco, churumucho (‘lechuza’), penca (‘cac- (reacción de asco), ananáw (reacción de agrado)24, nanay (expresión de
tus’), yuta (‘perdiz’), jushi (‘araña blanca’), parina (‘ave zancuda’), chiñe dolor), tutuy (interjección por dolor, particularmente de quemadura).
(‘zorrino’), miquilo (‘nutria’), cuchi (‘cerdo’). También aparecen palabras Al contrario de lo que acabamos de señalar para las regiones en contacto
que designan objetos y acciones que, por distintos motivos, no se encuen- con quechua y con guaraní, en la zona mapuche los préstamos léxicos se
tran codificados léxicamente en español: topos (‘alfileres para cerrar el restringen, prácticamente, a nombres de plantas (ñancolahuén, ‘planta
poncho’), chulla (‘líquido para hacer la chicha’), muquiar (‘masticar el medicinal’, ñire, ‘árbol’; patagua, ‘árbol’) y animales (ñanco, ‘aguilucho’;
maíz para la chicha’), moyapo (‘pancito de maíz’), virque (‘vaso de arcilla chinque, ‘chimango’, choique, ‘ñandú’, chulengo, ‘ñandú joven’ y su deri-
de cuello largo y angosto’), yuro (‘vaso de arcilla de boca angosta’), quepi vación en español chulenguiada: ‘cacería de ñandúes jóvenes’), o bien a
(‘bulto que se lleva a la espalda’), minga (‘tarea mutua de ayuda entre otros conceptos inexistentes en español: chenque (‘enterratorio funerario’),
vecinos’), chuspa (‘bolsita para la coca’) pullo (‘poncho basto’), conchana camaruco (‘rogativa indígena’), puelche (‘del oeste’), mallín (‘depresión
(piedra alrededor del fuego’), cuncuna (‘parte superior de la espalda’). Por con hierba’), chuico (‘tinaja’), machi (‘curandera’). Con alguna excepción
último, se toman como préstamos voces a las que se atribuye una carga ocasional, como ruca (‘casa’) o pichi (‘pequeño, chico’) no se adoptan
afectiva peculiar y que, por lo tanto, se consideran intraducibles, incluyen- palabras solo porque aporten un matiz afectivo o semántico peculiar. Lo
do sustantivos: guagua (‘niño’), guampa (‘cuerno’), chango (‘muchacho’), mismo puede decirse de las lenguas chaqueñas, como el toba, el mocoví
imilla (‘muchacha’), turay (‘mi hermano’), puisca (‘huso’), pirca (‘pared o el wichí, cuya influencia sobre el español es mínima, en oposición a lo
de piedra’), simpa (‘trenza’), choca (‘perro chico’), verbos: quenquear que ocurre en la misma región con el guaraní.
(derivado de quenco, que significa ‘zigzag’), macharse (‘embriagarse’),
chancar (‘golpear, machacar’), ochar (‘ladrar’), y adjetivos: chesche (‘gris’),
oqui (‘color de ceniza, gris’), juyera (‘desordenada’), cauca (‘crudo, mal Gramática
cocido’), chulla (‘desviado’). Al igual que en la zona guaraní, a partir de
Las particularidades de las variedades regionales que se encuentran
bases quechuas se forman derivaciones con morfología española: alojea-
en contacto con lenguas indígenas pueden advertirse no solo en el léxico,
da (‘fiesta con aloja’), chichada (‘reunión para beber chicha’), pasacaniar
sino también en la gramática. En una serie de trabajos25, hemos analizado
(‘juntar pasacanas, la fruta del cardón’), pellibriar (‘parpadear’), llevar a
diversos fenómenos de transferencia en zonas de contacto con el guaraní
la cuncuna (‘llevar a la espalda’).
(en particular, en la provincia de Corrientes), con el toba (qom) (en Chaco)
En el caso del quechua, se da, además, un fenómeno particular, que no
y con el quechua (en Santiago del Estero), en hablantes monolingües del
se registra en otras zonas de contacto: la transferencia de sufijos deriva-
español de la zona y hablantes bilingües. El análisis de esos fenómenos nos
tivos de la lengua indígena al español. Así, Ricardo Nardi registra como
permite sostener, por un lado, que la variación gramatical en las hablas
préstamos, sobre todo en Santiago del Estero (donde se ubica la enorme
mayoría de los quechuahablantes nativos de la Argentina), una serie de 24
Godenzzi, Juan Carlos, “Transferencias lingüísticas entre el quechua y el español”,
sufijos derivativos.21 Entre ellos se cuenta –na, que deriva sustantivos a en Signo & Seña Nº 6, 1996, pp. 71-99.
partir de temas verbales, con el significado de ‘objeto o instrumento de 25
Cfr. Avellana, Alicia y Kornfeld, Laura, “Variación lingüística y gramática: el caso del
una acción potencial o lugar donde se lleva a cabo’. El caso más conocido español de la Argentina como lengua de contacto”, en Revista de la Sociedad Argentina
es el de picana, que es general en la Argentina y cuyo significado original de Lingüística (RASAL) Nº 1-2, 2008, pp. 25-51, y “Aportes de las lenguas indígenas al
es ‘caña con una púa de hierro en un extremo que sirve para aguijar a los español de la Argentina”, trabajo presentado en las I Jornadas de la Lengua, BN, Buenos
Aires, 30/11 y 1/12 de 2009, y Avellana, Alicia, “Tiempo y Aspecto en la adquisición
bueyes de la carreta o del arado’. Otras palabras con este sufijo son: saltana del español como segunda lengua: el caso de hablantes de lengua materna toba”, tesis
de maestría, Universidad Nacional del Comahue, 2010, y “Las categorías funcionales
21
Nardi, Ricardo, “Lenguas en contacto. El substrato quechua en el Noroeste Argen- en el español en contacto con lenguas indígenas en la Argentina: tiempo, aspecto y
tino”, en Filología XVII, XVIII, 1976, pp. 131-50. modo”, tesis doctoral, UBA, en preparación.
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regionales influidas por lenguas indígenas es sistemática, no aleatoria, con alguna lengua indígena puede dar como resultado un enriquecimiento
por lo que allí se construye una gramática alternativa, con reglas distin- de la cantidad de significados gramaticales disponibles en español o, por el
tas a las del español estándar, al menos en el caso de los hablantes que contrario, su empobrecimiento. En el primer caso, el nuevo valor semántico-
han adquirido el español antes de los 18 años26. Por otro lado, podemos gramatical se codificará o bien mediante un préstamo tomado directamente de
establecer una vinculación estrecha entre los fenómenos de variación la lengua indígena o bien a través de la gramaticalización de algún elemento
que se registran en esas zonas y las características de la lengua indígena disponible del español (es decir, una forma existente se modifica para dar
correspondiente, si bien al analizar diversos casos resulta evidente que cuenta de estos nuevos significados gramaticales).
el traslado de propiedades al español no es nunca automático, sino que El caso del tiempo es representativo. Esta categoría gramatical ubica al
muchas veces actúa solo de manera indirecta, reteniendo o enfatizando evento señalado por el verbo en relación con el eje del momento de habla;
estructuras ya existentes. de este modo, los valores del español, ‘pasado’, ‘presente’ y ‘futuro’ codifican
Desde el punto de vista tipológico, las lenguas indígenas de la Argen- la relación anterior, simultánea o posterior con respecto al momento de
tina (quechua, guaraní, toba, pero también el mapuche y el resto de las la emisión. En español, esta categoría se codifica en el verbo de manera
lenguas chaqueñas) son mayoritariamente aglutinantes, es decir que sistemática en las oraciones principales, como se observa en el contraste
tienden a expresar los significados gramaticales por medio de segmentos cantó (o cantaba) / canta / cantará. Sin embargo, en otras lenguas puede
diferenciados incorporados al verbo. Por ejemplo, los significados que el realizarse sobre elementos distintos al verbo (como sucede en guaraní) o
español expresa en la frase No lo quiero hacer más pueden expresarse en puede no estar codificada gramaticalmente (como en toba), lo cual tiene
guaraní mediante una única palabra, que acumula distintos morfemas: consecuencias sobre las propiedades del español de contacto.
(1) ndajaposevéi El guaraní es una lengua que, además de codificar valores temporales
sobre el verbo, puede marcarlos también sobre el nombre: presenta un
nd- a- japo- se- vé- i sufijo (-kue) que se añade a los nombres para indicar pasado y otro sufijo
neg- persona- hacer- querer- más- neg (-rã) que se adjunta para señalar futuro. De esta manera, en pa’ikue se
27 observa la base pa’i, que significa ‘sacerdote’ y el sufijo nominal (-kue) que
‘No lo quiero hacer más’
añade un valor de pasado, generando el significado ‘sacerdote que fue (o
Además de las características tipológicas, las lenguas indígenas presentan que colgó los hábitos)’, frente a pa’irã en donde el sufijo de futuro nominal
diferencias con el español vinculadas con las categorías gramaticales que (-rã) conforma el significado ‘seminarista, futuro sacerdote’28.
expresan. Por ejemplo, en el ámbito verbal, se observan contrastes en las La vinculación de los valores temporales al dominio nominal provoca en
categorías de tiempo, modo y aspecto. Así, tanto el guaraní como el toba y el el español de contacto dos fenómenos diferentes en relación con el pasado.
quechua poseen un sistema más rico que el español en cuanto a la posibilidad Por un lado, se incorpora el sufijo guaraní kue como un préstamo, aplicado
de expresar valores y matices semánticos vinculados con el modo y el aspecto. sobre los nombres del español, con un valor parafraseable aproximativa-
Esto no ocurre en relación con el tiempo, una categoría que en estas lenguas mente como ‘ex’ (‘la ex mujer’) o como ‘antiguo/a’ (‘un antiguo brujo’):
carece de la relevancia que posee en el sistema gramatical del español. Todas
(2) a. El caburé é un brujo cué. [V]29
esas diferencias impactan en las variedades regionales del español: el contacto
28
Ejemplos tomados de Guasch, Antonio, op. cit.
26 29
En los hablantes que adquirieron el español de adultos se observa una gran varia- Para indicar las fuentes, utilizamos las siguientes abreviaturas: V: Vidal de Battini,
bilidad en la morfología superficial, lo cual muchas veces hace difícil identificar un Cuentos y leyendas..., cit. supra, A: Abadía de Quant, Inés, “El español...”, cit. supra;
sistema estable (cf. Avellana, Alicia, “Tiempo y Aspecto...”, para un análisis de este Ab: Abadía de Quant, Inés, “Guaraní y español. Dos lenguas en contacto en el Nordeste
tipo de gramáticas). argentino”, en Signo & Seña, Nº 6, 1996, pp. 71-99, Lo: Lorenzino, Gerardo, “Bilingüis-
27
Adaptado de Guasch, Antonio, El idioma guaraní. Gramática y antología de prosa y mo y migración urbana: el quichua santiagueño”, en Selected Proceedings of the First
verso, CEPAG, Asunción, 1956. Workshop on Spanish Sociolinguistics, Cascadilla Proceedings Project, Sorneville, 2003,
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b. El chancho é gente cué. [V] los nombres: mientras que en español los significados temporales solo se
relacionan con el dominio verbal, en guaraní pueden vincularse con el
c. Es la mujer kue... Si ahora anda con otra ya. [A]
dominio nominal y es esta nueva asociación lo que se traslada al español.
d. Me fui en lo de mi patrón kue por lo que no tengo laburo. [A] Otro fenómeno que involucra la categoría de tiempo se registra en el
El caso de kue muestra que la incorporación de préstamos indígenas al contacto con el toba, una lengua que, como anticipamos, no gramaticaliza
español no incluye solo elementos léxicos (nombres, verbos, adjetivos), el tiempo en el verbo. Así, mientras que en español el tiempo (relativo o
sino que también pueden incorporarse préstamos de elementos gramati- absoluto) del evento se expresa morfológicamente en cada aparición ver-
cales (en este caso, correspondientes a la expresión del tiempo). bal, en toba, por el contrario, no se manifiesta en el verbo ni se codifica
Por otro lado, en la misma región de contacto se fosiliza la expresión de manera obligatoria sobre ningún elemento de la oración. Esta lengua
que fue con un significado y una función gramatical equivalente a la de se vale de elementos léxicos (como adverbios) y de otras estructuras de
-kue en guaraní: la lengua (determinantes, aspecto léxico de los verbos) para habilitar,
pragmáticamente, las distintas lecturas temporales.
(3) a. ministro que fue del general. [A] En los siguientes ejemplos vemos cómo estas propiedades del toba
b. director que fue hasta hace poco. [A] provocan en el español de contacto una desaparición de las marcas tem-
porales sobre los verbos y, como contraparte, una proliferación de otro
Aunque no haya ningún préstamo, la lengua indígena influye aquí en
tipo de estructuras para marcar la temporalidad, como locuciones prepo-
un nivel abstracto sobre la gramática del español y provoca una resigni-
sicionales y adverbios:
ficación y una reestructuración de determinadas secuencias: en español
general, las construcciones de (3) son anómalas, o al menos extrañas, con (5) a. En ese época no hay [había] médico.
el significado que se les atribuye. b. En ese tiempo la gente creen... [creía].
En cuanto al futuro nominal, este se codifica en el español de contacto
con el guaraní mediante la preposición para, en construcciones que in- c. Antiguamente, acá hay [había]...
volucran siempre un posesivo. En los siguientes ejemplos para significa, (6) [Contexto: fragmento elicitado enfrente de un terreno ahora aban-
pues, ‘futuro’ y las estructuras pueden glosarse como ‘lo que será nuestra donado pero que en otro tiempo fue un hospital muy importante]
sala de oncología’. Nuevamente, las construcciones resultantes suscitan
Ese tiempo hay [había] montón, mucho trabajo. El consultorio de
diversos grados de extrañeza:
la casa del doctor está [estaba] allá en la esquina. Bueno acá hay
(4) a. Ahora tramitamos para nuestra sala de oncología. [A] [había] montón de gente, siempre hay [había] montón de gente,
b. Está procurando para su trabajo. [A] pacientes que viene [venían] a buscar remedio, a hacer control
médico. Hay [había] montón de gente, chicos, grandes, ancianos,
c. Después la pidió para su esposa. [V] mucha atención médico. Pero después cuando se...en quiebra,
d. Lo que yo me case le voy a llevar para mi mucama. [V] ¿no? Primero la carpintería se fundió, o sea cuando se cambió
la carpintería lo llevaron a El Colchón. Y la escuela de lenguas
Como se puede advertir, en los ejemplos de (2), (3) y (4) la influencia también lo mandaron ahí. Por último vino una orden que todos
del guaraní no actúa incorporando nuevos valores en la gramática del los que están [estaban] trabajando acá tiene [tenían] que trabajar
español de contacto, dado que el español ya posee pasado y futuro. Por el allá en el hospital público.
contrario, la novedad aquí es la posibilidad de expresar estos valores sobre
Podemos concluir, pues, que en español en contacto con toba el tiem-
pp. 53-60. Cuando no se especifica un autor, se trata de datos propios. Los ejemplos po se desgramaticaliza, esto es, pierde su capacidad de manifestarse en
respetan la ortografía de cada autor.
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cada aparición verbal. En (6) se advierte, sin embargo, que el empleo de Sin embargo, su señalamiento no es obligatorio sino que las perífrasis de
las formas de presente para referirse al pasado no es absoluto sino que gerundio alternan normalmente con las formas simples correspondientes,
estas alternan con el pretérito perfecto simple. Un análisis detallado de generando cierta opcionalidad entre pares como Juan miraba televisión
la distribución del presente y del pretérito perfecto simple nos permite (cuando llegué) y Juan estaba mirando televisión (cuando llegué). Por otra
afirmar que la alternancia no responde a oposiciones temporales sino as- parte, el español no codifica de manera diferenciada el valor durativo.
pectuales; en particular, refleja la oposición entre el aspecto imperfectivo Las propiedades reseñadas están en el origen de una serie de carac-
(mediante las formas de presente) y perfectivo (mediante el pretérito terísticas distintivas del español de los hablantes de toba. Se corrobora
perfecto simple). De esta forma, como consecuencia de las propiedades en esos hablantes una sobreutilización de formas de gerundio, inusual
de la lengua indígena las marcas temporales sobre el verbo se resignifican para el español estándar. Esto muestra que prefieren sistemáticamente
como oposiciones aspectuales. la marcación obligatoria del valor progresivo frente a las formas simples:
El aspecto es, precisamente, otra categoría verbal en la que pueden
(7) a. Por último vino una orden que todos los que están trabajando
corroborarse transferencias de las lenguas indígenas al español. Esta ca- acá tiene que trabajar allá en el hospital público.
tegoría, a diferencia del tiempo, no ubica los eventos en un eje temporal
en relación con el momento de habla, sino que se ocupa de las diferentes b. La misma gente que está manejando la carpintería me envió
maneras en que se puede observar la constitución interna de un evento esa máquina.
(por ejemplo, si se lo concibe en su desarrollo, si se focaliza su comienzo Las formas de (7) no son anómalas o agramaticales en el español están-
o final, si se destaca su repetición o habitualidad, etc.). El español es una dar; lo inusual en este caso es simplemente el aumento en la frecuencia de
lengua que codifica morfológicamente el aspecto en el verbo solo en el uso, que se explica por la presencia del valor progresivo que en la lengua
tiempo pasado, en la oposición cantó/cantaba. Las llamadas formas no toba debe recibir una marcación obligatoria. Sin embargo, además, el
finitas del español (participio, gerundio e infinitivo) expresan también gerundio aparece en secuencias que definitivamente no son parte de la
valores aspectuales. Así, el participio cantado, por ejemplo, indica la gramática del español estándar, como las siguientes:
perfectividad del evento, es decir, el hecho de que se trata de un evento
(8) a. Porque el qom, para mí, la importancia... porque estoy querien-
puntual y delimitado, mientras que el gerundio focaliza la progresión del
do [quiero] que en cada palabra eso tiene su significado, ¿no?
evento en estructuras como está cantando y la simultaneidad (asociada a
valores causales o de manera) cuando encabeza una cláusula subordinada b. Bueno, mi tía entró (por) esa puerta, estoy parando [estaba
(vino cantando todo el viaje). parada] así, estoy mirando, igual (a) esas personas así estoy
Valores y estructuras gramaticales distintos se verifican en toba y que- parando [estaba parada].
chua. Hemos citado ya el caso de las alternancias de presente y pretérito c. Mi viejo me comentó, yo estoy sabiendo [sé] así.
perfecto, que, como en el breve texto de (6), expresan en el español en
contacto la oposición básica entre perfectivo e imperfectivo de la lengua En los ejemplos de (8), el gerundio se ve “forzado” con el fin de expresar
indígena. Dentro del aspecto imperfectivo, el toba codifica dos valores muy el valor durativo de estados temporarios como querer, estar parado o saber,
productivos: el progresivo (-tak) y el durativo (-ta). Este último señala que que en toba se construyen normalmente con el morfema de duración –ta.
un evento presenta cierta duración en el tiempo y se utiliza, entre otros, Como el español no codifica gramaticalmente este rasgo con marcas dife-
con verbos que expresan estados temporarios: por ejemplo, saqamagata renciadas, el gerundio se resignifica para incluir no solo el valor progresivo
(‘estoy enfermo’), en donde el morfema -ta aplicado a la base ‘enfermarse’ sino también el durativo.
aporta un valor de duración y le asigna una interpretación estativa. El es- Fenómenos que involucran también al gerundio en relación con va-
pañol, como dijimos, manifiesta el valor progresivo mediante el gerundio. lores aspectuales particulares se registran en el contacto con quechua.
Esta lengua presenta un morfema (–spa) que se aplica sobre los verbos
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de cláusulas subordinadas para indicar que la acción que designan se gramaticalmente. Por ejemplo, el quechua señala la evidencialidad, es
realiza de manera simultánea a la acción indicada en el verbo principal, decir, la manera mediante la cual el hablante se relaciona con la infor-
lo cual coincide con la distribución del español. Por ejemplo, ñanta purini mación que está transmitiendo: si la conoce de primera mano o si la ha
maskasuspa ‘ando por el camino buscándote’, en donde el verbo ‘buscar’ obtenido indirectamente, o cuál es el grado de validez que le atribuye,
(maskay) se interpreta como simultáneo con el verbo principal ‘ir, andar’ etc. Existen dos mecanismos para manifestar los valores evidenciales:
(puriy)30. Sin embargo, el sufijo -spa, además de simultaneidad, puede la flexión verbal y las partículas oracionales. En relación con la flexión
indicar anterioridad en relación con la oración principal. Esta caracterís- verbal, el sufijo –sqa, por ejemplo, es un morfema de pasado narrativo no
tica se traslada al español de contacto y allí el gerundio puede señalar no experimentado que expresa que la información relatada no le consta al
solo un valor de simultaneidad (ver 9), como expresa habitualmente esta hablante debido a que no ha participado o no ha sido testigo del evento,
forma en español, sino también un valor de anterioridad, como en (10), o bien que ha participado y no tiene memoria de ello. Por otro lado, el
donde los ejemplos deben parafrasearse como ‘habiendo + participio’: quechua posee distintas partículas oracionales que actúan como clíticos,
que señalan la fuente desde la que se ha obtenido la información. Entre
(9) a. Agarrando un pollo, lo peló vivo no más diciendo: -A todos los
cuenteros les haré así. [V] ellos, ši indica que la información ha sido adquirida de oídas, es decir,
presenta un valor reportativo que indica que el hablante ha escuchado
b. Y en un momento dado soñaba hablando. [V] la información que relata.
(10) a. Yo voy a volver hallando [habiendo hallado] a donde vivir. [V] Ambas formas de codificar este valor modal se trasladan al español
de contacto con el quechua. Así, el pasado narrativo no experimentado
b. Despertando [habiendo despertado] San José quiso comer y le
se expresa mediante el pretérito pluscuamperfecto, como en (11). Las
pidió y viendo un solo riñón que era, le había dicho (...) [V]
formas verbales resaltadas deben interpretarse como ‘pasado + no
c. Llegando [habiendo llegado] le preguntó a la familia. [V] tengo evidencia directa de ello’; así, en el caso de (11a), por ejemplo,
d.Uno de esos hombres, estando [habiendo estado] un rato calla- la interpretación es ‘había una laguna (aunque no tengo evidencia
do, había dicho(...)[V] directa de ello)’.
En (10), la transferencia de la estructura de la lengua indígena pro- (11) a. Había habido una laguna cerca. [V]
voca un cambio en el significado normalmente asociado al gerundio en b. Gritando había ‘tau, el loro. [V]
español. Como mencionamos, en español estándar el gerundio se vincula
a un valor aspectual progresivo, que indica simultaneidad en relación con c. Y por áhi habían estao cantando las chuñas. [V]
otra situación, mientras que los valores perfectivos se señalan mediante d. Esa noche dice que había sido un baile inmenso. [V]
el participio. La expresión de ambos valores en el mismo morfema en
e. Muy rubia había sido. [V]
quechua (simultaneidad y perfectividad) provoca la reorganización del
sistema aspectual del español de la región. De manera similar, el carácter indirecto de la fuente de información,
Por otra parte, la categoría de modo también presenta diferencias que en quechua se señala con el clítico ši, se traslada al español mediante
en las lenguas indígenas que generan repercusiones sobre el español de la gramaticalización de distintas formas del verbo decir: diz que/ dice que/
contacto. Como mencionábamos antes, las lenguas indígenas poseen dice/ que, que expresan un valor reportativo. Ambas formas de codificar
sistemas modales ricos, con significados que el español no codifica la evidencialidad (esto es, el pluscuamperfecto y el verbo decir) pueden
coexistir, como se observa en (11d). En esos casos, se señala que el ha-
30
Ejemplo de Albarracín, Lelia, Tebes Mario y Alderetes, Jorge (comps.), Introducción
blante no fue testigo del evento pero conoce la información porque la ha
al quichua santiagüeño por Ricardo L. J. Nardi, Dunken, Buenos Aires, 2002. oído. En muchas ocasiones, la forma completa diz/dice que introduce el
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valor evidencial y luego se retoma este valor en cada oración mediante concordancia con los distintos elementos dentro del sintagma nominal.
que, como en el siguiente ejemplo: Esta ausencia de género gramatical en la lengua indígena genera en el es-
pañol de contacto una sobreutilización de la forma masculina en distintos
(12) Diz que era una matrimonio de zorros. Que él se llamaba don
Juan Garabatal y ella doña Juana Galván, mujercita de don Juan. contextos sintácticos, como muestra (13) para el contacto con quechua y
Que tienen un par de chicos, una zorrita y un zorrito. (14) para el contacto con guaraní:
(13) a. Salí mosca molesto. [V]
Bueno, que estaba enfermo en la casa el zorro. Bueno, y doña
Juana sale a buscar médico. Que encuentra un caballo, y el b. Acá digo bromas en quechua que son más graciosos [Lo]
caballo le dice: c. Y diz que él ha bajado áhi no más, cortando los gajos, y que lo
––¿Pa dónde va tan apurada, doña Juanita Galván, mujercita ha dejado a ella solito, arriba, en el monte. [V]
de don Juan? [V] (14) a. Una chica así medio altita y flaco. [A]
La expresión diz que era frecuente en estadíos anteriores en la histo- b. La patrona de ahora el que le dio garantía y compró. [A]
ria del español general y puede encontrarse aún en variedades alejadas
geográficamente del NOA. En el caso de las formas estándares del verbo c. No la encuentran a Nuestra Señora de la Mercede. Volvieron a ir
decir, aparecen en el discurso de la región en contacto con quechua con a la isla a buscarlo. Lo encontraron otra vez ahí. Lo trajieron otra
una frecuencia mucho mayor que en el español estándar, en posiciones vez a la casa. [V]
anómalas y sin un sujeto referencial identificable en el contexto: La nariz Si bien el masculino es la forma por defecto del español, en (13) y (14)
como cencerro tenía, dice (Vidal de Battini 1980). La repetición sistemática aparecen construcciones anómalas para el español estándar que implican,
de estas expresiones, la falta de relación semántica o formal con un sujeto por lo tanto, una gramática diferenciada. El fenómeno opuesto se registra
referencial y la posición en la que aparecen son señales de un proceso de en toba, una lengua indígena que sí tiene categoría de género. En muchos
gramaticalización del valor reportativo del quechua. nombres de esa lengua, el género femenino constituye la forma no mar-
Las transferencias observadas en el español de contacto no se limitan al cada respecto del masculino, que es el que agrega un morfema adicional,
ámbito del verbo. En el dominio nominal, por ejemplo, también se trasladan exactamente a la inversa que en español31. Por ejemplo, a partir de la forma
propiedades de la lengua indígena que modifican el sistema gramatical yaqayole ‘mi hermanita’ se construye, agregando la marca de masculino,
del español estándar. Un buen ejemplo lo proporciona el caso del género yaqayolek ‘mi hermanito’. En el español en contacto con toba, se transfiere
en las tres variedades de contacto analizadas. El género es, en realidad, el carácter marcado/no marcado de cada género y así aparecen estructuras
una clasificación gramatical de los nombres de una lengua que suele tener en las que el femenino se utiliza como forma por defecto en pronombres,
alguna base semántica. Hay lenguas que no tienen género, mientras que artículos y adjetivos:
otras seleccionan dos, tres o más valores; el español selecciona los rasgos
(15) a. No tengo esa [eso] que vos estás diciendo...
básicos de femenino y masculino, en contraste con otras lenguas que lle-
gan a seleccionar más de veinte rasgos distintos (como el fula africano). b. Ahora la [lo] que nosotros pensamos...
Además de los valores que seleccionan, las lenguas se diferencian también c. Entonces viene esa mentira, ese loquerío, esa [ese] matar a uno.
en relación con los elementos que presentan morfemas de género: pue-
den marcarse únicamente en el nombre, o bien en todos o algunos de los
31
elementos de la frase nominal. No en todo el sistema del toba el femenino constituye la forma no marcada. Sin
embargo, incluso cuando lleva marca morfológica, se utiliza muchas veces el femenino
El quechua y el guaraní son lenguas que no poseen género y, en conse- como forma genérica para incluir tanto el femenino como el masculino, al contrario
cuencia, no manifiestan esta categoría en los nombres, ni tampoco en la de lo que ocurre en español.
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d. Porque es toba entonces están pensando que ella [ellos] hablan En la misma zona se verifica el préstamo del sufijo apreciativo del gua-
en toba. raní, -ité, que cuantifica adjetivos, nombres y verbos con un significado
de intensificación aumentativa, análogo al del prefijo re-, utilizado en el
De este modo, la forma por defecto del español (el masculino) se ve
habla juvenil rioplatense: se parafrasea, pues, de distinto modo según la
desplazada por el femenino, a causa de un fenómeno gramatical propio
clase de palabra con la que se combina: ‘muy / re triste’, ‘gran/ verdadero
del toba. Esto se observa en particular en los ejemplos de (15a-c). En el
amigo’, ‘se re curó / curó totalmente’32:
caso de (15d) se ejemplifica el uso del femenino como forma que incluye
tanto referentes de sexo femenino como masculino. (18) a. É triste ité. [V]
Un último conjunto de fenómenos, que contribuyen a la idea general
b. su amigo ité
de que las transferencias se encuentran en casi todas las categorías gra-
maticales, lo constituyen los casos de cuantificación. La cuantificación c. José se curó ité de su enfermedad.
sintáctica es un fenómeno que en español afecta a distintas clases de pa-
labras (adjetivo, verbo, nombre) que resultan modificadas por una serie
de adverbios: muy/ bastante/ demasiado/ un poco tonto; comió bastante/ El contacto y la diversidad
demasiado / un poco; bastante / demasiada / un poco de arena. También
puede expresarse el grado de una cualidad en los adjetivos a través de afijos A lo largo de este trabajo hemos propuesto un recorrido por distintos
apreciativos, como en buenísimo, buenito, rebueno o superbueno, mientras momentos del contacto del español con las lenguas indígenas: desde las
que otros morfemas modifican, con un significado espacial, a sustantivos tensiones debidas a la incomunicación en un primer momento hasta sus
concretos: casita, casona, casota. consecuencias actuales, que se evidencian en el léxico y la gramática de
Un ejemplo de la influencia de las lenguas indígenas en el terreno gra- diversas variedades lingüísticas de nuestro país. Los siglos de contacto
matical de la cuantificación ocurre en la zona de contacto con quechua, intenso y prolongado han provocado una modificación en las lenguas en
donde se producen numerosas formas que incluyen el sufijo diminutivo: ambas direcciones: las lenguas indígenas han penetrado en el español,
pero el español se ha incorporado también, en mayor o menor medida,
(16) cincuentita, corriendito, estito, aquicito, asinita, al albita, en
en las gramáticas indígenas. Así, por ejemplo, desde el punto de vista gra-
cuantito, de todos laditos, arribita, nunquita, allita, otritos [V]
matical, el guaraní carecía originalmente de artículos y en la actualidad
Si bien el sufijo diminutivo se utiliza también en español estándar, utiliza el par el/lo, resignificados33; además, ha tomado un gran número de
hay una visible ampliación de su distribución a otras clases de palabras préstamos léxicos provenientes del español. Un muestrario de fenómenos
a las que no se aplica normalmente: números, pronombres, adverbios, de mezcla entre español y guaraní puede encontrarse en los Cuentos y le-
gerundios, locuciones. El diminutivo funciona, así, como una suerte de yendas populares de la Argentina, de Berta Vidal de Battini, colección de la
modalizador apreciativo que minimiza afectivamente una cantidad, un que extrajimos muchos de nuestros ejemplos. Así, en relatos de Corrientes
evento, un objeto, una distancia. encontramos las oraciones El compagre jho’ú el vaká del compagre rico (‘El
Por su parte, en el español en contacto con guaraní se verifica la uti- compadre comió la vaca del compadre rico’) y Che’eñora, la historia del
lización extendida de grande, por analogía con la forma guaraní tuicha, urutaú é triste, ité (‘Mi señora, la historia del urutaú es muy triste’). Apenas
que puede cuantificar espacialmente a nombres contables, pero también
se aplica a verbos para señalar la intensidad de la acción verbal: 32
Cfr. Kornfeld, Laura, “Cuantificación e intensificación: algunas notas sobre re e ité en
(17) a. Se mejoró grande [mucho]. [Ab] el español del Cono Sur”, en Studies in Hispanic and Lusophone Linguistics, en prensa.
33
Morínigo, Marcos Augusto, “Impacto del español sobre el guaraní”, en Homenaje al
b. Llovió grande [mucho]. [Ab] Instituto de Filología y Literatura Hispánicas Dr. A. Alonso, FFyLL, UBA, Buenos Aires,
1975, pp. 283-94.
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El español de la Argentina y el contacto con las lenguas indígenas ALICIA AVELLANA Y LAURA M. KORNFEL
el verbo (en guaraní en el primer caso y en español en el segundo) nos no codifica– al tiempo que se simplifica en relación con la marcación de
da una pista de a qué sistema lingüístico corresponde cada oración, por la categoría de género.
la cantidad de préstamos léxicos y gramaticales que acumulan de la otra En este sentido, si bien hay notables variaciones en el nivel léxico, desde
lengua. Si bien este tipo de imbricación es particularmente frecuente en los el punto de vista gramatical se trata de variedades lingüísticas estables,
hablantes bilingües, ocurre también en hablantes monolingües de la zona34. previsibles y fácilmente formalizables. Puede afirmarse, así, que en esas
Las consecuencias del contacto han sido, como planteamos en la pri- variedades de contacto surge una nueva gramática, con reglas que operan
mera parte de este artículo, muy dispares en las distintas regiones. En con sistematicidad y que es posible describir formalmente, al igual que
particular, en el caso de la Argentina hemos observado cómo las transferen- cualquier lengua estándar. Desde el punto de vista de la lingüística, se
cias de las lenguas indígenas al español local han tenido distinto grado de trata de gramáticas tan perfectas como las existentes en variedades están-
aceptación, como resultado de las diversas realidades históricas, sociales, dares o donde no ha ocurrido contacto; no existe jerarquía ni desigualdad
políticas y económicas de cada región. Mientras que muchos de los fenó- entre las gramáticas, independientemente de la aceptación normativa y
menos observados en las zonas quechua y guaraní han pasado a formar social que cada variedad posea. De este modo, al reconocer la diversidad
parte de las variedades regionales criollas y son aceptadas por hablantes lingüística de nuestro país (diversidad que ciertamente hay que entender
bilingües y monolingües de una zona extendida, en otros casos –como como riqueza), deberíamos pensar no solo en las lenguas indígenas o en
ocurre en el contacto con el toba– los sistemas influidos por la lengua el español “puros”, sino también en las lenguas criollas o mestizas creadas
indígena se limitan al ámbito de la comunidad indígena y a los hablantes por el contacto entre ambos.
que manejan ambos códigos.
Las peculiaridades que presentan las variedades en contacto con
lenguas indígenas se deben, así, a que han incorporado elementos, cons-
trucciones y significados de las lenguas indígenas, lo cual no implica, en
absoluto, un empobrecimiento de la gramática resultante. La influencia
de la lengua indígena actúa modificando el sistema léxico y gramatical
del español estándar y, en estos cambios, el español se ve simplificado
en algunos aspectos y enriquecido en otros. Así, hemos descripto cómo
el español en contacto con el quechua es más rico en la expresión grama-
tical de la evidencialidad –un significado modal que el español estándar
34
Cabe recordar que Corrientes es la única provincia argentina que tiene como lengua
oficial una lengua indígena. El fenómeno de imbricación de ambas lenguas se verifica
aun con mayor intensidad en Paraguay, donde el guaraní es también lengua oficial. La
variedad lingüística más hablada en las ciudades paraguayas es el jopará (que significa
en guaraní, justamente, ‘mezclado’), sobre el que no hay acuerdo si tiene una base gua-
raní, una base española o constituye una tercera lengua. De hecho, en ocasión de los
recientes intentos de estandarizar el guaraní e introducirlo en la enseñanza se discutió
(y se discute aún) si se debe enseñar la lengua indígena, “pura” (pero poco utilizada
por los hablantes reales), o la lengua viva que se habla actualmente. (Cf. Melià, Barto-
meu, La lengua guaraní del Paraguay. Historia, sociedad y literatura, MAPFRE, Madrid,
1992; Lustig, Wolf, “Mba’éichapa oiko la guarani? Guaraní y jopara en el Paraguay”,
en Papia 4:2, 1996, pp. 19-45, y Palacios Alcaine, Azucena, Introducción a la lengua y
cultura guaraníes, IVALCA, Valencia, 1999, entre muchos otros).
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