Como Educar A Los Hijos en Un Mundo de Crueldad y Violencia
Como Educar A Los Hijos en Un Mundo de Crueldad y Violencia
Como Educar A Los Hijos en Un Mundo de Crueldad y Violencia
¿Cómo se puede proteger a los hijos y al mismo tiempo educarlos para que sean más tolerantes,
compasivos y caritativos? Lo primero, que se necesita es regular la exposición de sus hijos a la
violencia que ven a través de los medios de comunicación. Segundo, se necesita educar la
conciencia de sus hijos al momento en que ellos presencian actos agresivos. Por ejemplo, se
pueden ver juntos con ellos películas y comparar la violencia de laspelículas antiguas (como Ben
Hur) y las aparentemente nuevas (como Duro de Matar 1, 2) y discutir las diferencias y sus
implicaciones entre la realidad y la fantasía. Se podrá platicar sobre las escenas que son ofensivas
y denigran la naturaleza humana. Tercero, se necesita fortalecer a sus hijos en actitudes de
humanidad y respeto.
Los niños lo que más necesitan de sus padres es amor; lo segundo es disciplina y corrección. Los
niños se sienten seguros y cómodos cuando existe en la familia estructura y limites, (cuando
saben hasta donde pueden o no llegar). Hay muchas razones por las cuales deben de existir
reglas, pero la más importante es que a través de ellas el niño desarrolle la habilidad para manejar
su propia conducta.
Los niños pasan más tiempo enfrente de la TV que con sus padres. Los niños que ven menos de
dos horas diarias TV son mejores estudiantes que los que ven más tiempo. Se necesita reducir el
número de horas y controlar la programación. Otro consejo importante: el niño menor de dos
años no debe ser expuesto a la televisión, aunque sean solamente caricaturas.
Uno de los problemas más serios que están enfrentando sus hijos adolescentes es el trastorno de
déficit del sueño. Muchos adolescentes duermen un promedio de cuatro a cinco horas diarias por
diferentes causas, ya sea por las reuniones con sus amigos o por estar en la Internet hasta las dos
o tres de la mañana. Los efectos son evidentes: los niños que duermen poco presentan conductas
más irritables, impulsivas y violentas. Los padres deben combatir este mal hábito, pues de lo
contrario crearán y producirán:
1.Hijos papel: que no se pueden siquiera tocar, niños frágiles y sumamente sensibles a cualquier
cambio o exigencia familiar, produciendo conductas impulsivas o explosivas, como rabietas.
2. Hijos invisibles: como los muchachos se duermen más tarde, se levantan más tarde y se reduce
el tiempo de presencia y convivencia con la familia.
3. Hijos de Babia: alumnos adormilados que no serán capaces de mantener la atención en sus
clases, lo cual impactará negativamente en su aprendizaje y en su rendimiento escolar.
4. Hijos flojos: Niños cansados y somnolientos que no harán esfuerzo alguno para cumplir con
sus responsabilidades y obligaciones y que es imposible activarlos e inspirarlos.
5. Adultos trasnochadores: los adolescentes que no pueden regular su ritmo de sueño en esta
edad, padecerán insomnio en la edad adulta.
En otras palabras por estos descuidos, los adultos están creando, en sus hijos, una generación de
vampiros.
CUENTENLES CUENTOS
El Dr. Bruce Perry, director del programa de Traumatología Infantil del Hospital Infantil de Texas
en 2006, considera que la lectura, especialmente de cuentos, previene en los niños conductas
violentas y delictivas. Un ambiente rico en vocabulario proporciona a los niños herramientas para
expresar sus emociones, opiniones e ideas acerca de la violencia que ellos ven en la TV o en sus
ambientes.
En esta época es importante la lectura y el diálogo cuando la imagen visual remplaza la escucha
del lenguaje. Cuanto más tiempo de TV se vea en la casa, menos tiempo habrá para conversar. Es
importante no sólo comer en familia sino, además, apagar el televisor y darse tiempo para hablar
y para leer. Cuando los niños y los adolescentes ven TV, comúnmente no hablan y no son capaces
de expresar sus emociones e ideas.
Los niños son hechizados por las historias o cuentos en donde la imaginación y la fantasía son el
tema central del relato. Un niño es capaz de escuchar la misma historia un número indeterminado
de veces, ya que siempre le brindará emoción ser parte activa de la aventura y la acción. Relatar
cuentos en familia genera un vínculo más cercano entre padres e hijos, ya que se comparten
experiencias, pensamientos y sentimientos.
Si, además, las historias tienen contenido que refleje valores humanos como la caridad, la
compasión o la empatía, los niños escucharán comportamientos que desearían imitar (Prado y
Amaya). En cambio, si solamente presencian actos violentos en la TV, ¿qué conductas se
esperarán ver al interactuar con su medio?
Hay que tener el hábito, al menos al momento de dormir, de contarles una historia, un cuento o
una fábula cada noche y se verá que el espíritu y la convivencia familiar mejorarán en forma
considerable.
En esto, no hay como agradecerle a Dios, a los que tuvimos la fortuna de tener padres sencillos,
pero muy cariñosos y conscientes, de la narrativa de cuentos, en mi caso, recuerdo con mucho
cariño a mi padre en paz descanse, como nos narraba en forma de cuentos las formidables pasajes
de la Sagrada Biblia, me es indescriptible expresar las emociones que sentía cada vez que contaba
y repetía esos pasajes llenos de enseñanzas, como la del santo Job, la Historia de José, la historia
de Tobías y otras más del Antiguo Testamento, así, como las hermosos pasajes del Nuevo
Testamento, y otra historias más, como el Perro de Flandes, y otras muchas más.
Los niños necesitan comprender que los programas de TV son diseñados y construidos para
obtener reacciones especificas de la audiencia(ya lo hemos mencionado hasta el cansancio, que
los productores de programas no sólo de la TV sino de los demás medios, con tal de ganar dinero
y poder son capaces de todos hasta de echar a perder a sus hijos, aparte los medios han
demostrado ser un instrumento ideológico muy útil para los promotores del laicismo ateísta)
cuando los niños vean TV, deben ser capaces de reconocer las técnicas de producción y evaluar
las diferentes escenas violentas bajo un lente crítico, fundamentándose en una base moral y ética.
Hasta la década de 1970 se producían una gran cantidad de películas y programas de TV con giro
de misterio y horror, donde el objetivo era provocar reacciones específicas como terror, miedo y
pánico. La hoy clásica serie de TV de misterio titulada de Alfred Hitchcock fue muy exitosa en
las décadas de los 50´s y 60´s; propósito era envolver a los televidentes en las historias y que
buscaran pistas para solucionar los casos presentados en cada programa. Las películas de terror,
como Drácula, El hombre lobo o Frankenstein producían en el espectador miedo e incluso
lograban estremecerlo. Pero el auditorio era consciente de que esas escenas terminaban al
momento de salir de la sala de cine ya que los personajes eran ficticios. La única repercusión es
que no pudiéramos dormir esa noche por temor de que apareciera en nuestra recámara a la hora
de dormir. Por ello, se les prohibía ver esas películas a los niños. Quizás unos de los programas
televisivos más violentos es esta época fue Los intocables, programa clasificado sólo para
adultos. Esta serie trató de ejemplificar a los gansters de la década de los 30´s en Estados Unidos.
Los asesinos tenían como justificación el dominio del territorio, y el actor Robert Stack luchaba
por la justicia. Pero la mayoría de estos actos de violencia los dejaba a la imaginación de los
televidentes ya que no se presentaban en forma explícita. Tenemos el ejemplo, en una de las
escenas de la película Psicosis, de Alfred Hitchcock, Norman Bates, cuchillo en mano, abre la
cortina de la bañera en donde una huésped se estaba bañando, y en la siguiente escena sólo se ve
la sangre correr por la bañera. Sin lugar a dudas el espectador entiende que en la historia ocurrió
un asesinato cruel, pero el director de la película tuvo mucho cuidado en no caer en detalles
escabrosos, por lo que omitió mostrar explícitamente el asesinato y el apuñalamiento. Esta
película despliega increíblemente la imaginación del auditorio, combinado el amor, la intriga, el
suspenso y horror, pero sin necesidad de exponer crudamente el homicidio. Hoy esta película se
considera una obra de arte de la cinematografía.
En la década de los 70´s se inicia la explosión de películas cuyo contenido central es mostrar al
auditorio el sadismo, la perversidad y la crueldad de la naturaleza humana. En 1978 se exhibe al
público la película Halloween, clasificada solamente para adultos. Jason con máscara de jockey,
asesina a un sinnúmero de personas sin que nadie lo pueda matar o, si lo hace, resucita en al
siguiente película. En este tipo de películas las escenas de violencia y crimen son muy gráficas y
exponen con morbo el dolor y el sufrimiento. Cuando el niño es expuesto una y otra vez a esta
violencia, bloquea e inhibe sus sentimientos de compasión y de sensibilidad al dolor ajeno. Se
convierte en una persona menos humana. Clasificada originalmente sólo para adultos, esta
primera película de Halloween hoy es clasificada para adolescentes y adultos (solamente se
eliminaron las escenas de desnudos); además, la exhiben en horario vespertino, en que cualquier
niño puede verla sin supervisión. Por ello es importante no sólo tener límites, sino además educar
a sus hijos y guiarlos para que adquieran su propio criterio y así sean capaces de discernir y de
decir no. (esto sólo vale en las películas o programas violentos o crueles, no en los de contenido
sexual, ya que es como una droga que enciende la concupiscencia que hace perder la razón de
todo tipo de personas)
Los videojuegos no son necesarios para los niños y menos los que tienen contenidos violentos.
Aún más, cuanto más pequeño sea el niño, más pronto presentará comportamientos agresivos.
Además, el jugar videojuegos puede convertirse en una adicción difícil de eliminar
principalmente al iniciarse a edad muy temprana. Los padres deben decidir de manera
responsable no sólo el momento de comprarles un videojuego, sino también el tipo de programas
que sean adecuados al desarrollo emocional y cognitivo de su hijo.
Algunas reglas básicas al tener videojuegos en casa son: 1) El videojuegonunca estará en el
cuarto de sus hijos, sino en un lugar de mayor acceso y más abierto, como la sala o un pasillo. 2)
Jugar como máximo una hora diaria. 3)Todos los videojuegos serán controlados por su contenido.
4) Jugar videojuegos nunca debe de impedir: a) Practicar deporte. b) Salir con amigos. c) Comer
o cenar en familia. d) Hacer actividades con la familia. 5)El jugar videojuegos es un privilegio
que se debe ganar: a) Cumpliendo con las responsabilidades y obligaciones propias. b) Demostrar
actitudes de compasión y servicio a los demás.
Si un niño empieza a mostrar conductas que son opuestas a los valores y principios que se le
tratan de inculcar, inmediatamente y sin consideraciones se debe retirar o prohibir el videojuego.
La presión de grupo y las malas compañías son, quizás, los más grandes obstáculos que enfrentan
los padres para guiar en el camino correcto a los hijos, ya que los amigos son el todo para ellos.
En los padres de familia se nota muy preocupación y desesperación porque no saben cómo
mantener sus esfuerzos en educar a sus hijos y lidiar en contra de la influencia de la TV, la
computadora, los videojuegos y los compañeros de escuela y amigos. la mayor aspiración que
tienen los niños y los adolescentes es pertenecer a un grupo de camaradas y ser aceptados, por lo
que realizan hasta lo imposible para lograrlo, aunque vayan en contra de las expectativas de sus
padres.
Es normal que los adolescentes no quieran salir con sus padres o realizar juntos alguna actividad.
Cuando eran pequeños, los padres decidían, pero ahora ellos deciden a dónde ir y qué hacer, sin
consultarlos. En la adolescencia, el muchacho se aleja de sus padres, y sus amigos empiezan a ser
lo más importante de su vida. Sin embargo, existe una gran ironía: mientras los adolescentes
luchan y gritan por su independencia, ellos a menudo son atados y controlados por las normas y
exigencias del grupo, en la forma de vestir, en su lenguaje y en sus costumbres.
La inevitable presión de grupo genera serios conflictos. Por ejemplo, unos padres comentaban
que su hija de 14 años quería salir durante las vacaciones de Semana Santa con un grupo de
amigas, pero sin supervisión de algún adulto. Aún más, esa misma semana era también el “Spring
Break” (vacaciones de primavera de los estudiantes de E. U.) La chica insistió en ir, y dijo con
énfasis: “Todas mis amigas irán.” Y sus padres se preguntaban a su terapeuta: “¿La dejamos ir?”
el Dr. Le pregunto: “¿Quieren que vaya?”, y ellos respondieron: “ ¡Claro que no!”. Entonces,
¿por qué considerar un posible sí? La respuesta es muy simple: existe una gran presión de amigos
y se tiene miedo de que sus hijos sean excluidos de sus amistades. Esta es una de las situaciones
más difíciles en la vida de ser padres.
Si los niños son excluidos de las interacciones sociales porque no poseen el último juguete de
moda, porque no han visto el último programa de la TV o jugado el videojuego que acaba de
salir, su mundo no se colapsará. Aún más, ellos aprenderán a poner jerarquía en las cosas
importantes en la vida y ganarán mayor respeto con su grupo de amigos.
Los padres no deben centrar todos sus esfuerzos en proveer a sus hijos de una cultura para que
entren sin sufrimiento en el mundo de sus amigos, sino desarrollar su autoestima, identidad y
resiliencia, su autocontrol y responsabilidad. Si los padres no edifican el carácter y la voluntad de
sus hijos, éstos serán frágiles y estarán siempre expuestos a los peligros y seducciones de sus
amigos.
Los adolescentes, generalmente, no escuchan a sus padres porque piensan que “están obsoletos”.
Sus hijos siempre se verán influenciados por la presión de sus amigos; pero, no porque los padres
de los amigos de sus hijos les permitan ver ciertos programas y les compren videojuegos que
están prohibidos en sus casas, lo aprobarás para sus hijos. Los hijos son extraordinarios
chantajistas y manipuladores: “Yo soy el único de mis amigos que…” “¿Por qué los papás de mis
amigos los dejan ir a…” “Son tan buenos actores que hacen sentir mal a sus padres, y incluso los
hacen sentir villanos: los hacen sentir culpables de sus traumas y frustraciones. Pero, ¿acaso se
les compraría un arma porque les reclaman que sus amigos tienen una en su casa? Nunca les
permitirían comprar drogas aunque sus amigos lo hagan; y nunca les dejarían que manejarán
alcoholizados aunque los padres de sus amigos los dejen. Ya que es la responsabilidad de los
padres proteger a sus hijos de armas, tabaco, alcohol, pornografía, drogas y violencia. Nunca se
deben bajar la guardia ante programas cuyos contenidos de violencia gráfica y crueldad.
Sin duda la presión de los amigos y los medios electrónicos influye enormemente en la vida de
sus hijos, y lo hace mucho más que en generaciones pasadas, hoy cada vez es más frecuente que
ambos padres trabajen, por lo que los niños pasan cada vez menos tiempo con sus papás y más
tiempo con sus amigos y conocidos.
Y, cuando pueden estar en familia conviviendo, se conectan con los medios electrónicos,
reduciendo aún más toda oportunidad de interacción. Los niños crecen con poca presencia y
supervisión de adultos y sí, en cambio, con aquellos modelos que les proporcionan sus
compañeros, la TV, la Internet o los videojuegos, desafortunadamente, no muy buenos muchos de
ellos. Esta afirmación es categórica: no dejen a sus hijos en manos de niños que son peligrosos ya
que pueden lastimarlos o influir negativamente en su conducta.
Los siguientes conceptos nos van hacer de suma utilidad en esta continuación de los remedios
que en anterior escrito comenzamos.
Ayudar a los hijos a que caminen firmemente por su vida requiere más conocimiento: pero
también se requiere de estrategia. Los padres necesitan proporcionar y crear un ambiente familiar
óptimo que prevenga soledad, adicciones y violencia y esto se logrará con: conexión, consejo y
cariño.
CONEXIÓN
La unidad y proximidad de los miembros de una familia es fundamental para crear un ambiente
seguro y reducir el riesgo de comportamientos violentos y criminales. Desafortunadamente, el
divorcio y la desintegración familiar se han incrementado en los últimos años, creando familias
más frágiles y provocando una mayor incidencia de actos violentos tanto hacia el interior como al
exterior del ambiente familiar.
Una de las características propias de la modernidad(la mayoría de ellas provocada), es que
promueve un desfase entre la vida de los jóvenes y la de los adultos. Mientras los adultos
duermen, los jóvenes están despiertos, y mientras los adultos están en vigilia, los jóvenes
duermen. Los nuevos hábitos sociales empujan a los adolescentes a alejarse más tempranamente
de sus padres. Hace 40 años, los jóvenes convivían un poco más con sus padres en festejos como
la Navidad, Año nuevo, Semana Santa, o incluso los domingos, días en que se levantaban
temprano y acompañaban a sus papás a misa o a visitar a su abuelos o familiares. En cambio, hoy
los jóvenes pasan mucho más tiempo con sus amigos. En Navidad están con su padres hasta
media noche, y luego salen con sus amigos; en Año nuevo, generalmente, están con sus amigos; y
en Semana Santa salen fuera de la ciudad con sus amigos.
Las reuniones con amigos o en lugares de baile empezaban alrededor de las seis o siete de la
tarde y terminaban no más allá de la una de la mañana. En la actualidad, si los padres le piden a
su hijo que regrese a las doce o una de la mañana, él contesta enojado que “a esas horas apenas
están llegando sus amigos.” Y, ellos resignados, por supuesto, diciendo no les podemos pedir que
nos acompañen temprano al día siguiente, ya que estarán dormidos. Un padre de un adolescente
comentaba: “Desde que mi hijo sale con sus amigos por la noche ya casi no lo vemos, ya que los
fines de semana se levanta hasta las dos de la tarde e inmediatamente sale de la casa.” En efecto,
como se ha dicho, estamos viviendo una generación de hijos “invisibles”, ya que nunca están en
casa y cuando están, se la pasan dormidos. Otro padre comentaba con ironía: “Siempre veo a mi
hijo todas las mañanas; salgo a correr a las cinco de la mañana y él apenas regresa del antro.”
Hoy en estos días se requiere de mayor presencia como familia. No se debe de tener miedo
decirles a sus hijos: “En este verano pasaremos unas vacaciones familiares y todos juntos
saldremos una semana a algún lugar.” No se deben dejar intimidar ante los chantajes de sus hijos:
que les dirán: “Pero todos mis amigos saldrán de vacaciones sin sus padres.” Si así contestan se
les puede responder: “Bien, en otros momentos podrás ir con tus amigos, pero recuerda que estas
son vacaciones familiares e iremos todos juntos.”
El adolescente edifica su identidad y autoestima en la relación con sus amigos, pero cimienta su
carácter y compasión con la familia.
Los rituales familiares, como comer y cenar en familia, ir juntos a eventos religiosos y
vacaciones, son extraordinarias maneras de mantener a la familia unida. Se debe de entender que
cuando los hijos crecen quieren y necesitan mayor libertad, pero es triste ver cómo las familias
dejan a un lado sus rituales porque consideran que son fuente de conflicto y fricción sobre todo
en las familias permisivas “inconsistentes, débiles,” Los hijos necesitan saber que son parte de la
familia y que para ello necesitan participar en ciertos rituales, aunque en primera instancia no
estén contentos, pero percibirán que estos eventos hacen a su familia única y estable.
Otro factor importante para que estén conectados con sus hijos es involucrarse con ellos. La
mayoría de la veces los adolescentes no quieren hablar con sus padres o quieren estar solos en su
cuarto. En estos momentos se debe respetar su privacidad y dejarlos. Muchas veces ignoran a sus
papás, no porque no les quieran o les evadan, sino porque no se tiene nada que compartir con
ellos (si los dos padres trabajan y no se dan tiempo para sus hijos, o cuando sólo trabaja el padre,
la madre no tiene tiempo o no se da tiempo para ellos, y si impera en ellos el egoísmo, así, es
imposible que haya una buena relación, confianza y comunicación con sus hijos), los adultos
desconocen el mundo, la música, los intereses o miedos de sus propios hijos. Por eso es
importante, que los padres mortifiquen sus egoísmos y se tomen un poco de tiempo para
descubrir su mundo y verán que algunas puertas empezarán a abrirse.
Es importante que respondan los padres con sinceridad las siguientes preguntas: * ¿Pueden
nombrar a los maestros de sus hijos? *¿Conocen a sus mejores amigos? *¿Saben la música que
les gusta más? *¿Pueden nombrar algunos de sus artistas, deportistas o celebridades favoritos?
*¿Saben si sus hijos son felices o infelices, si son populares o solitarios y aislados, ansiosos o
rechazados?
Cuando los padres se involucran en la vida de su hijos, estos obtienen más seguridad, un mejor
rendimiento escolar, una mejor autoestima y desarrollan menos problemas emocionales y de
agresividad (Steinberg, 2004).
CONSEJO
El consejo o la guía vienen de muchas formas y tamaños. Es importante orientar a sus hijos con
base en valores como el respeto, la honradez, la cooperación, la honestidad, el autocontrol de si
mismo, el servicio y la compasión. Pero lo más importante es vivir y modelar las conductas que
reflejen estos valores con el ejemplo. Los niños aprenden viviendo. Porque si sus hijos ven que
sus padres resuelven las diferencias mediante gritos y golpes, los niños aprenderán que esa es la
mejor manera de solucionar los desacuerdos.
A los hijos no les gusta recibir sermones o adoctrinamientos, por ello las conversaciones sobre
valores siempre deben ser en forma de diálogo. Si se discute o argumenta, sus hijos
automáticamente se desconectarán y se alejarán cada vez más.
Es muy importante que los padres aprendan a dialogar con sus hijos adolescentes, que los
escuchen, pero con la distancia adecuada para que no se sientan perseguidos.
Al escuchar a sus hijos tiene la oportunidad de conocerlos más, de saber qué sienten, que les
preocupa, cómo son su amigos, que cosas les divierten o a qué le temen, que piensan respecto al
alcohol, a las drogas o al cigarro.
Existen algunas actitudes clave para establecer un diálogo fluido y respetuoso con los
adolescentes: *Escucharlos siempre. Evite interrogatorios policiales.*No critique a sus amigos
argumentando más allá de cómo se visten o peinan. *Acordar en familia los horarios que deben
respetar, aquí es importante seguir las normas sobre las reglas que se vieron en una familia
afectiva-estructurada. *Es importante considerar que debe haber respeto mutuo, pero ustedes son
los padres, y nunca podrán ser amigos de su hijos por más jóvenes que se sientan. *Respetarlos
en sus pedidos de soledad y silencio, ellos necesitan espacios para pensar y reflexionar.
*Respetarlos en sus elecciones vocacionales. En lo que desean estudiar o qué actividades
deportivas o intelectuales quieren realizar. *Darles reconocimiento cambiando el “Nunca,
“Siempre”, “Toda”, “Nada”, por: “Últimamente”, “En esta ocasión”, “Algunas veces”, etc., y no
arruinarlo con frases del estilo “No sé por qué no haces eso siempre, si no te cuesta mucho”,
“¿Ves cómo sí sabes hacerlo?, pero te gusta hacerte…” etc.
No crea que con esta lista será suficiente, es sólo el comienzo; además, no garantiza que vayan
ustedes a establecer una comunicación maravillosa de inmediato, pero sí les ayudará a sus hijos a
ir fortaleciendo su relación con ustedes.
Consejo o guía también significa establecer claramente las expectativas acerca de las conductas.
No esperen que los niños y los adolescentes las acepten a la primera, sino lo contrario, esperen
ver resistencia e incluso rechazo. La estructura y el orden proveen de mayor estabilidad en la
dinámica familiar y reducen las responsabilidad de que se presenten comportamientos violentos
en sus miembros.
Otra cosa también importante, en lo referente a la corrección o llamada de atención sobre algunos
malos comportamientos o faltas de sus hijos adolescentes: lo primero que deben hacer los padres
no perder el control sí mismos, si se sienten enojados, digan luego hablamos, se retiran, respiren
profundamente, cuenten hasta diez o pídanle a Dios que los serene, hagan lo que mejor les de
resultado para controlarse: Si la falta fue en casa inmediatamente con control de sí mismos van
hacer la corrección, si ese mal comportamiento sucedió en una parte pública o con sus amigos o
familiares, díganles luego hablamos, pero nunca los corrija delante de la gente y con control de sí
mismos, van esperar el mejor momento para la corrección, que por lo regular es antes de que se
vayan a dormir, y ya en la corrección diríjanse con firmeza a ellos, con frases serenas y llenas de
amor que sean cortas, precisas, concisas y sustanciosas, diciéndoles su mal comportamiento y las
consecuencias de ello.
AMOR
El tercer elemento que reduce enormemente el riesgo de que los niños presenten conductas
agresivas es el amor o cariño. Los padres deben de amar a sus hijos incondicionalmente. El
comunicarles el amor es vital para ayudarles a desarrollar con seguridad y protegerlos de un
sentimiento de abandono y desamparo, ya que esto provocará un resentimiento y, a su vez,
violencia y venganza.
Muchos padres tratan de darles “cosas” a sus hijos, en vez de darles amor. Estas cosas son:
permisividad, bajas expectativas y presiones materiales. Los niños son verdaderamente
lastimados cuando en el hogar no hay disciplina o no se establecen límites; también cuando los
padres esperan muy poco de ellos o cuando los juguetes y regalos son usados como sustitutos a
compensar el verdadero amor.
Los hijos –tanto niños como adolescentes- necesitan mucho afecto físico, se ha olvidado que
tienen una gran necesidad de contacto y cercanía físicos. En los últimos años, los adultos
únicamente se han preocupado de cómo hacer a los niños más inteligentes y listos, pero han
olvidado que lo esencial en la relación de padres e hijos es establecer una intimidad emocional y
física, más que intelectual.
Necesitan comunicarles la razón por la cual se intenta estar unidos, y esto se logra estableciendo
límites y dándoles consejos, y todo ello es porque se les ama.
En resumen, los padres deben: *Establecer formas para conectarse con sus hijos, especialmente
con los adolescentes. *Pasar tiempo juntos como familia. *Involucrarse en la vida de sus hijos.
*Establecer rituales, aunque los adolescentes se resistan. * Evitar dar sermones.
Hoy el adolescente está más presionado (apariencia, bienes y amigos), lo cual presenta un factor
de riesgo.
La clave no es el control sino la conexión y el amor. Si los padres están conectados con sus hijos,
podrán ayudarlos a aprender de sus errores. Y si los aman, por más errores que cometan tendrán
la paciencia para guiarlos y corregirlos.
No existe ninguna razón por la que todos los hijos deban tratarse y disciplinarse de la misma
manera. Los hermanos difieren en personalidades, intereses y aptitudes, y deben ser considerados
independientes y orientarles de forma distinta. Si un hijo no quiere hacer la tarea cada día,
requerirá mayor supervisión que sus demás hermanos que no tiene necesidad de ello. Pero todos
los hermanos tienen la misma regla, sólo que para el flojo se requerirá ser un poco más estricto.
Además, la edad también determina que existan distintas reglas para los hijos. Si un hermano es
mayor, por consecuencia tendrá mayor libertad de acción que su hermano menor, pero a su vez
responderá a mayores responsabilidades. No se puede permitir que su hijo de 12 años llegue a
casa después de la doce de la media noche, como lo hace su hermano mayor, de 20 años.
A pesar de que los padres intenten educar de igual forma a cada uno de sus hijos, cada cual trae
una carga genética que los predispone a ser ya sea pasivos, introvertidos, callados, o activos,
extrovertidos o explosivos. Desde el nacimiento, los padres comparan a los hijos e identifican sus
diferencias (éste era muy llorón, pero se dormía todo el día, etc.); los valores y las reglas son
iguales para toda la familia, pero hay niños que requerirán de los padres un poco más de firmeza
y que desaprueben todo tipo de reacción impulsiva, cruel o violenta.
Uno de los principales efectos del abuso físico es que induce a la agresión y a la violencia. Los
niños que son golpeados tienen una mayor predisposición a reaccionar con golpes e insultos a las
amenazas y frustraciones. Tienen una mayor predisposición a ser bullies en sus escuelas y en
general, a tener mayor número de pleitos para resolver sus problemas con los otros. Los niños
que han sido abusados físicamente tienden más a no ser aceptados en su escuela, son más
problemáticos y desarrollan problemas de disciplina muy tempranamente en su salón de clases.
El castigo físico como consecuencia es una pobre decisión ya que fácilmente se puede perder el
control y lastimar, usar los golpes como única alternativa disciplinaria puede provocar inmunidad
ante ese tipo de castigo; el niño puede llegar a desquitarse con un hermano menor o a decir: “No
me duele” o “Parece que ya no tienes fuerzas para pegar más duro.” Estos comentarios pueden
ser ofensivos para los padres y ocasionar mayor irritación en ellos.
Cuando se disciplina a sus hijos no es necesario ponerle apodos (“Mira, no te aguantas, pareces
un bebé”), usar ironías (“No podía esperar más de ti con esa idiota”), humillación (“No puedo
creerlo que he educado a un hijo tan tonto”). No hay necesidad de agredirlos verbalmente porque
sólo se estará lastimando su persona y no corrigiendo su conducta. El abuso verbal tiene varias
consecuencias fatales que pueden provocar hasta el suicidio. El niño que constantemente recibe
críticas y agresiones verbales desarrolla una personalidad autodestructiva: “No sirvo para nada”,
“Soy un fracasado” o “Para que vivo si en esto no soy bueno.”
Nunca discipline a su hijo cuando usted esté enojado. Si está disgustado, esto sólo aumentará la
probabilidad de que lo lastime física o verbalmente. Cuando sobreviene en los padres como seres
humanos el enojo y la desilusión, esto no debe ser excusa para perder el control y lastimar, si se
está enojado, es mejor dejar pasar un rato y después aplicar la consecuencia: “En este momento
estoy muy triste por lo que hiciste, déjame tranquilizarme y hablamos.”
1. Ayudar al hijo a que realice una actividad física o practique un deporte, al menos tres veces a la
semana.
2. Ayudar al hijo a que realice actividades de servicio y ayuda a otra persona que tenga alguna
necesidad. Primero puede empezar en su casa (por ejemplo, enseñar a leer, a la señora que les
ayuda hacer el aseo de la casa) etc.
3. Ayudar a su hijo a que encuentre un sentido espiritual a su vida (o encausarle hacia un noble
ideal). Cuando el niño o el adolescente encuentra un sentido significativo a su existencia y le dan
un sentido de trascendencia a su vida, están menos propensos a actuar en forma violenta o a
atentar contra su propia vida.
Un mundo lleno de humanidad significa que está lleno de personas amables, generosas,
compasivas y caritativas que aman incondicionalmente. Las personas con humanidad piensan de
la siguiente manera: *Los otros son tan importantes como yo. *Todos los seres humanos valemos
igual. *Tener calidez y generosidad parece dar paz y felicidad al otro. *Dar es más importante
que recibir. *Dar a los otros con amor y generosidad es la mejor forma para vivir. *Las personas
que sufren necesitan ayuda y compasión. *Las personas con necesidades requieren ser cuidados.
*Es importante ayudar a todos y no sólo a la familia y amigos.
Por último, con esta parte damos por terminada esta serie de escritos relacionados con la
educación de los hijos en este mundo lleno de crueldad y violencia, espero en Dios que se
analicen, bien las causas y las circunstancias que han provocado este ambiente caótico que nos ha
tocado vivir, y con la ayuda de Dios Nuestro Señor se puedan llevar a la práctica todos los
remedios y soluciones que se han expuesto para corregir y llevar acabo dichos correctores para
erradicar de la mejor manera y con valores, esta crisis y ambiente de caos producido por la
crueldad y violencia imperantes.
Gran parte de este escrito fue tomado del libro “Hoy Tirano Mañana Caín” de Evelyn Prado
M. Y Jesús Amaya G.