La Biblia Tu Libro
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Aula de Biblia >> Introducción a la Biblia
INDICE
MATERIAL COMPLEMENTARIO
j
j
"Las verdades
reveladas por
Dios, que se
contienen y
manifiestan en la
Sagrada
Escritura, se
consignaron por
inspiración del
Espíritu Santo. la
santa Madre
Iglesia, según la
fe apostólica,
tiene por santos
y canónicos los
libros enteros del
Antiguo y Nuevo
Testamento con
todas sus partes,
porque, escritos
bajo
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Pero en la
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Verbum 11)
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"Para descubrir la intención de los hagiógrafos, entre otras cosas hay que atender
a "los géneros literarios". Puesto que la verdad se propone y se expresa de
maneras diversas en los textos de diverso género: histórico, profético, poético o
en otros géneros literarios. Conviene, además, que el intérprete investigue el
sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia según
la condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios usados en
su época. Pues para entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en
sus escritos, hay que atender cuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de
pensar, de hablar o de narrar vigentes en los tiempos delhagiógrafo, como a las
que en aquella época solían usarse en el trato mutuo de los hombres" (
12).
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pueden distinguir varios métodos que responden
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llamada también "Crítica de la
composición" o "Historia de la
redacción" (o en alemán,
"Redaktionsgeschichte"): se ocupa de
identificar cuál ha sido el trabajo
del redactor o editor último del libro, cuál
es el vocabulario propio de ese redactor,
sus recursos estilísticos (lo que se llaman
"elementos redaccionales", para
distinguirlos de los "elementos
tradicionales"), y a partir de todos estos
elementos intentar reconstruir cuál ha
sido el pensamiento del redactor final (la
"teología del redactor").
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(Esta clasificación está tomada al pie de la letra del Manual (páginas 38-41), aclarando
algunos puntos. Por supuesto, no es necesario memorizarla en todos los detalles, sino que
basta con una referencia o clasificación general)
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en el que Dios hará justicia a Israel. Ejemplo: Ez 38-
39; Zac 14.
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'Nm 21,27-30.
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'Ex 15,1-18.21.
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Ejemplos: Sal 8; 104; 117.
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'Sal 18; 103.
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Ejemplos: Sal 2; 45.
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'Sal 15; 91; 120-134.
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'Mc 6,4; Lc 6,45.
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'Mc 10,25.
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'Mt 8,19-21.
r !'Lc 6,12-49.
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'Mc 2,1-12.
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'Mc 6,17-29; He 13,20-23.
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' Mc 11,27-33; 12,13-17.
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' Mc 1,29-34.40-45.
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'Rm 1,29-31; Ga 5,19-
21.
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'Ef 5,22-6,9; 1 Tim 2,8-15; 1
Tim 3,1-13.
c) U
Serían unidades mínimas como las homologías, que son fórmulas
aclamatorias de la fe del creyente (1 Cor 8,6); las fórmulas de fe (Rm 10,9), y las
doxologías (2 Cor 1,3), que son breves alabanzas a Dios.
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, género literario neotestamentario "sui generis".
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distingue dentro del libro de los Hechos varios géneros literarios:
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narraciones de viajes, narraciones de misiones,
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Aula de Biblia >> Introducción a la Biblia >> Tema 6: Los géneros literarios
!
Llamada también "Historia de las formas". se ocupa de identificar los géneros literarios,
determinar su estructura y los recursos estilísticos que emplea, y dilucidar cómo y cuándo
pudo haber nacido ese género, y cómo ha podido evolucionar.
!
O "
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". Se ocupa de la investigación del pasado histórico basándose
en una rigurosa "crítica de las fuentes documentales", para precisar exactamente su época,
qué interpretación tienen teniendo en cuenta la época de su composición, y qué grado de
fiabilidad tienen. Se ocupa también de completar la crítica literaria, precisando el alcance
histórico de textos que pertenecen a un género literario "histórico" o "historiográfico", o
que están en relación con la historia.
r Documento "La interpretación de la Biblia en la Iglesia", de
la Pontificia Comisión Bíblica (1993)
!
O "Crítica de la composición", o "Historia de la redacción". Se ocupa de identificar cuál ha
sido el trabajo del redactor o editor último del libro, cuál es el vocabulario propio de ese
redactor, sus recursos estilísticos (lo que se llaman "elementos redaccionales", para
distinguirlos de los "elementos tradicionales"), y a partir de todos estos elementos intentar
reconstruir cuál ha sido el pensamiento del redactor final (la "teología del redactor").
!
Llamada también "Historia de la tradición": se ocupa de identificar las principales ideas
(=tradiciones) del pensamiento del autor o autores, e intentar determinar cómo nacieron
esas ideas y cuál fue su desarrollo.
!
Método de análisis que se ocupa de determinar las unidades literarias que componen un
texto y ver cómo están relacionados entre sí los elementos internos de un texto. Los
duplicados o las incoherencias internas son, entre otros elementos, como "huellas" que ha
dejado la más o menos larga historia de la composición de ese texto. El crítico literario se
esfuerza por descubrir estos elementos, valorarlos y a partir de ellos elaborar una hipótesis
sobre la historia de la composición del texto. La crítica literaria se ocupa de distintos
quehaceres, cada uno de los cuales se ha encomendado a la
(o método de la "Historia de las formas"),
(o método
de la "Historia de la tradición"), y
, llamada
también (o método de la "Historia de la redacción"). La crítica literaria viene completada
por la crítica histórica.
!
-
Es el primer paso de la labor de interpretación de un texto. "Apoyándose sobre el
testimonio de los manuscritos más antiguos y mejores, así como sobre el de los papiros, de
las traducciones antiguas y de la patrística, procura, según reglas determinadas, establecer
un texto bíblico tan próximo al texto original como sea posible" (Pontificia Comisión
Bíblica, "La interpretación de la Biblia en la Iglesia"
r Tema 5: El texto de la Biblia
En crítica literaria, se llama así al vocabulario, recursos estilísticos o ideas que, a partir del
empleo del método de la "crítica de la redacción", se ha descubierto que son aportación
personal del redactor último, y por tanto, sirven para identificar el pensamiento del
redactor, la "teología del redactor".
En crítica literaria, se llama así al vocabulario, recursos estilísticos o ideas que, a partir del
empleo del método de la "crítica de la redacción", se ha descubierto que no son una
aportación personal del redactor último de un texto, y por lo tanto este redactor los tomó de
la tradición anterior a él.
-
Es el trabajo de interpretación de un texto. La "exégesis bíblica", por tanto, es el trabajo de
la interpretación de la Biblia, teniendo en cuenta los principios para la interpretación de la
Biblia.
U
Algunos autores prefieren utilizar el término "forma literaria" en lugar de "género literario".
Así, para estos autores, "género literario" tendría un sentido más amplio, y puede calificar
todo un libro o un grupo de libros, como cuando hablamos de "género profético" o "género
epistolar"; mientras que "forma literaria" sería una unidad literaria fija, oral o escrita,, y de
menor extensión, como un "himno" o una "parábola"
U
Forma de lectura de la Biblia que insiste en la inspiración de la Escritura y en la inerrancia
de los sucesos narrados, especialmente los "históricos", pero despreciando la dimensión
humana de la Escritura, y por tanto, el empleo de métodos científicos, y la lectura de la
Biblia en la Iglesia. Ofrece una pretensión engañosa de certeza, y por ello fácilmente
seduce a personas que, con buena intención, buscan una respuesta rápida y clara a sus
problemas vitales. Generalmente conduce a lecturas de la Biblia ligadas a sectas
doctrinarias.
r Documento "La interpretación de la Biblia en la Iglesia", de la
Pontificia Comisión Bíblica (1993)
3
Un procedimiento de expresión propio de los hombres de una determinada época y un
determinado país o entorno cultural para manifestar sus pensamientos y sentimientos. Se
determina a partir de tres
(un tema, una estructura, unos
procedimientos estilísticos o formas de expresión propios), y un -
(el "Sitz
im Leben" o "contexto vital", que es el ambiente en el que ha surgido). Algunos autores
prefieren usar el término "forma literaria" en lugar de "género literario", y reservan este
último para el carácter literario de todo un libro o un grupo de libros ("género epistolar",
"género historiográfico", etc.)
Se puede consultar:
r Encíclica "Divino Affante Spiritu", de Pío XII (1943)
r Constitución "Dei Verbum" 12
r Tema 6: Los géneros literarios
*
"
(Del griego "hagios"= santo y "grafos"= escritor). Se llama así al autor humano de un libro
de la Biblia.
*
"
O "U
". Véase Crítica de los géneros literarios
*
O "Historia de la composición", o "Redaktionsgeschichte". Véase Crítica de la redacción
*
O "Traditionsgeschichte".Véase Crítica de las tradiciones"
%
En crítica literaria, se llama así al responsable de la edición última y definitiva del texto.
Normalmente el redactor toma elementos procedentes de la tradición anterior a él, pero lo
reelabora dándole una impronta personal, teniendo en cuenta su forma propia de pensar.
LaCrítica de la redacción se ocupa de descubrir cuáles son estos elementos redaccionales, y
descubrir la "teología del redactor", su pensamiento.
*,*
En alemán, "puesta en la vida". Es el "contexto vital" o el ambiente histórico en el que ha
surgido un género literario, o un determinado texto. Es el elemento externo que ayuda a
identificar un género literario determinado. La puesta en circulación del término "Sitz im
Leben" se debe al autor noruego Hermann Gunkel, quien la aplicó en primer lugar al
estudio de los salmos. Para Gunkel el "Sitz im Leben" de la mayoría de los salmos es la
liturgia, sobre todo la liturgia del Templo de Jerusalén.
1
Cada uno de las secciones de un texto, que tiene un origen independiente de las demás, y
puede ser estudiada por sí sola. A veces no es fácil identificar las unidades literarias o
secciones de un texto, es decir, determinar dónde empieza y dónde termina. No hay que
fiarse en principio de la simple división en versículos y capítulos. En principio es bueno
comparar distintas traducciones, para comprobar cómo cada editor ha entendido la división
entre las unidades literarias; si las distintas traducciones no coinciden, esto quiere decir que
no está claro el problema de la delimitación de esa unidad, y tendremos que solucionarlo
personalmente. Hay algunos indicios dentro del texto que nos indican el cambio de unidad
literaria: una aclaración sobre el tiempo ("a los tres días...", "poco después...", "por la
tarde..."), o sobre un cambio de lugar ("de allí pasó a...", "entró en casa de..."), y un cambio
de tema, o de género literario.
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El problema de la interpretación de la Biblia
no es una invención moderna, como a veces se
querría hacer creer. La Biblia misma testimonia
que su interpretación presenta dificultades. Al
lado de textos límpidos, tiene también pasajes
oscuros. Leyendo algunos oráculos de Jeremías,
Daniel se interrogaba largamente sobre su
sentido (Dn. 9, 2). Según los Hechos de los
Apóstoles, n etíope del primer siglo se
encontraba en la misma situación a propósito de
un pasaje del libro de Isaías (Is. 53, 7-8) y
reconocía la necesidad de un intérprete (Hech.
8, 30-35). La segunda carta de Pedro declara
que "ninguna profecía de la Escritura puede ser
interpretada por cuenta propia" (2 Ped. 1, 20), y
observa, por otra parte, que las cartas del
apóstol Pablo contienen "algunos puntos
difíciles de comprender, que los que carecen de
instrucción y firmeza interpretan erróneamente,
como hacen con el resto de las Escrituras,
acarreándose así su propia perdición" (2 Ped. 3,
16).
El problema es pues antiguo, pero se ha
acentuado con el paso del tiempo: por lo pronto,
para llegar hasta los hechos y las palabras de los
cuales habla la Biblia, los lectores deben volver
atrás veinte o treinta siglos, lo que no deja de
suscitar dificultades. Por otra parte, las
cuestiones de interpretación se han vuelto más
complejas en los tiempos modernos, a causa de
los progresos realizados por las ciencias
humanas. Los métodos científicos para el
estudio de textos antiguos se han precisado.
Pero, ¿en qué medida estos métodos son
apropiados para la interpretación de la Sagrada
Escritura? A esta pregunta, la prudencia
pastoral de la Iglesia ha respondido durante
largo tiempo con reticencia, porque con
frecuencia los métodos, a pesar de sus
elementos positivos, se encontraban ligados a
opciones contrarias a la fe cristiana. Pero se ha
producido una evolución positiva, marcada por
toda una serie de documentos pontificios, desde
la encíclica Providentissimus Deus de León
XIII (18 de noviembre de 1893) hasta la
encíclica Divino afflante Spiritu de Pío XII (30
de setiembre de 1943), y ha sido confirmada por
la declaración de la Pontificia Comisión Bíblica
Sancta Mater Ecclesia (21 de abril de 1964) y
sobre todo por la Constitución Dogmática Dei
Verbum del Concilio Vaticano II (18 de
noviembre de 1965).
La fecundidad de esta actitud constructiva se
ha manifestado de una manera innegable. Los
estudios bíblicos han tomado un notable
impulso en la Iglesia católica, y se reconoce
cada vez más su valor científico en el mundo de
los especialistas y entre los fieles. El diálogo
ecuménico se ha facilitado considerablemente,
se ha hecho más profunda la influencia de la
Biblia sobre la teología, contribuyendo así a la
renovación teológica. El interés por la Biblia
entre los católicos ha aumentado y ha
favorecido el progreso de la vida cristiana.
Quienes han adquirido una seria formación en
este campo, consideran ya imposible volver a
un estado de interpretación precientífico, que
juzgan, no sin razón, claramente insuficiente.
Pero en el momento mismo en que el método
científico más corriente(el método "histórico-
crítico"), es practicado habitualmente en
exégesis, y también en la exégesis católica, este
método se encuentra sujeto a discusión: por una
parte, en el mundo científico mismo, por la
aparición de otros métodos y acercamientos, y
por otra parte, por las críticas de numerosos
cristianos, que lo juzgan deficiente desde el
punto de vista de la fe. Particularmente atento,
como su nombre lo indica, a la evolución
histórica de los textos o de las tradiciones a
través del tiempo (a la diacronía), el método
histórico-crítico se encuentra actualmente, en
algunos ambientes, en competencia con
métodos que insisten en una comprensión
sincrónica de los textos, ya se trate de su
lenguaje, de su composición, de su trama
narrativa o de su esfuerzo de persuasión. Por lo
demás, al cuidado que tienen los métodos
diacrónicos de reconstituir el pasado, se
sustituye, frecuentemente, una tendencia a
interrogar los textos situándolos en las
perspectivas filosóficas, psicoanalíticas,
sociológicas, políticas, etc., del tiempo presente.
Este pluralismo de métodos y acercamientos es
apreciado por unos como un índice de riqueza,
pero a otros les da la impresión de una gran
confusión.
Real o aparente, esta confusión ofrece nuevos
argumentos a los adversarios de la exégesis
científica. El conflicto de las interpretaciones
manifiesta, según ellos, que nada se gana
sometiendo los textos bíblicos a las exigencias
de los métodos científicos, sino que, al
contrario, mucho se pierde. Subrayan que la
exégesis científica provoca la perplejidad y la
duda sobre innumerables puntos, que eran hasta
ahora admitidos pacíficamente, empujando a
algunos exegetas a tomar posiciones contrarias
a la fe de la Iglesia sobre cuestiones tan
importantes como la concepción virginal de
Jesús y sus milagros, e incluso sobre su
resurrección y divinidad.
Aun cuando no llegue a tales negaciones, la
exégesis científica se caracteriza, según ellos,
por su esterilidad en lo que concierne al
progreso de la vida cristiana. En lugar de
permitir un acceso más fácil y más seguro a las
fuentes vivas de la palabra de Dios, hace de la
Biblia un libro cerrado, cuya interpretación
siempre problemática requiere una refinada
técnica, que hace de ella dominio reservado a
algunos especialistas. A estos, algunos aplican
la frase del evangelio: "Os habéis apoderado de
la llave de la ciencia. No habéis entrado
vosotros, y a los que querían entrar se lo habéis
impedido" (Lc. 11, 52; cfr. Mt. 23, 13).
En consecuencia, se considera necesario
sustituir el paciente trabajo de la exégesis
científica con acercamientos más simples, como
tal o cual práctica de lectura sincrónica, que se
considera suficiente; o inclusive, renunciando a
todo estudio, se favorece una lectura de la
Biblia llamada "espiritual". Con este término se
entiende una lectura guiada únicamente por la
inspiración personal subjetiva y destinada a
nutrir esta inspiración. Algunos buscan en la
Biblia sobre todo el Cristo de su visión personal
y la satisfacción de su religiosidad espontánea.
Otros pretenden encontrar en ella respuestas
directas a todo tipo de cuestiones personales o
colectivas. Numerosas sectas proponen como
única interpretación verdadera aquella de la cual
afirman haber tenido la revelación.
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El método histórico-crítico es el método
indispensable para el estudio científico del
sentido de los textos antiguos. Puesto que la
Sagrada Escritura, en cuanto "palabra de Dios
en lenguaje humano", ha sido compuesta por
autores humanos en todas sus partes y todas sus
fuentes, su justa comprensión no solamente
admite como legítima, sino que requiere la
utilización de este método.
1. Historia del método
Para apreciar correctamente este método en su
estadio actual, conviene echar una mirada sobre
su historia. Algunos elementos de este método
de interpretación son muy antiguos. Han sido
utilizados en la antigüedad por los
comentaristas griegos de la literatura clásica, y
más tarde, en el período patrístico, por autores
como Orígenes, Jerónimo y Agustín. El método
estaba entonces menos elaborado. Sus formas
modernas son el resultado de
perfeccionamientos, aportados sobre todo a
partir de los humanistas del Renacimiento y su
recursus ad fontes. Mientras la crítica textual
del Nuevo Testamento no pudo desarrollarse
como disciplina científica sino a partir de 1800,
después de producirse el distanciamiento del
Textus receptus, los comienzos de la crítica
literaria se remontan al siglo XVII, con la obra
de Richard Simon, que llamó la atención sobre
los duplicados, las divergencias en el contenido
y las diferencias de estilo observables en el
Pentateuco; constataciones difícilmente
conciliables con la atribución de todo el texto a
un autor único, Moisés. En el siglo XVIII, Jean
Astruc se contentaba aún con la explicación de
que Moisés se había servido de diferentes
fuentes (sobre todo de dos fuentes principales)
para componer el libro del Génesis. Después, la
crítica rechazó cada vez más decididamente la
atribución a Moisés de la composición del
Pentateuco. La crítica literaria se identificó
largo tiempo con el esfuerzo por discernir en los
textos fuentes diferentes. Se desarrolló así, en el
siglo XIX, la hipótesis de los "documentos",
que procura explicar la redacción del
Pentateuco. Cuatro documentos, en parte
paralelos entre ellos, pero que provienen de
épocas diferentes, se habrían fusionado: el
yavista (Y), el elohista (E), el deuteronomista
(D) y el sacerdotal (P: del alemán "Priester",
"sacerdotes"). De este último se habría servido
el redactor final para estructurar el conjunto. De
modo análogo, para explicar las convergencias
y las divergencias constatadas entre los tres
evangelios sinópticos, se recurrió a la hipótesis
de las "dos fuentes", según la cual los
evangelios de Mateo y Lucas habrían sido
compuestos a partir de dos fuentes principales:
el evangelio de Marcos, y una colección de
palabras de Jesús (llamada Q, del alemán
"Quelle", "fuente"). En lo esencial, estas dos
hipótesis tienen aún vigencia en la exégesis
científica, aunque sean objeto de contestación.
En el deseo de establecer la cronología de los
textos bíblicos, este género de crítica literaria se
limitaba a un trabajo de distinción y
estratificación para distinguir las diferentes
fuentes, y no otorgaba suficiente atención a la
estructura final del texto bíblico y al mensaje
que expresa en su estadio actual (se mostraba
así poca estima por las obras de los redactores).
Por esto, la exégesis histórico-cítica podía
aparecer como disolvente y destructiva, tanto
más, que algunos exegetas, bajo la influencia de
la historia comparada de las religiones, tal como
se practicaba entonces, o partiendo de
concepciones filosóficas, emitían juicios
negativos sobre la Biblia.
Hermann Gunkel liberó el método del ghetto
de la crítica literaria comprendida de este modo.
Aunque continuaba considerando los libros del
Pentateuco como compilaciones, dedicó su
atención a la textura particular de las diferentes
unidades. Procuró definir el género de cada una
(por ejemplo, "leyenda" o "himno") y su
ambiente de origen o "Sitz im Leben" (por
ejemplo, situación jurídica, litúrgica, etc.). Con
esta investigación de los géneros literarios está
emparentado el "estudio crítico de las formas"
('Formgeschichte"), inaugurado en la exégesis
de los sinópticos por Martín Dibelius y Rudolph
Bultmann. Este último integró en los estudios
de la "Formgeschichte" una hermenéutica
bíblica inspirada por la filosofía existencialista
de Martín Heidegger. El resultado fue que la
Formgeschichte suscitó frecuentemente serias
reservas. Pero este método, en sí mismo, ha
dado como resultado manifestar más claramente
que la tradición neotestamentaria tiene su origen
y ha tomado su forma en la primera comunidad
cristiana, pasando de la predicación de Jesús
mismo a la predicación que proclama que Jesús
es el Cristo. A la "Formgeschichte" se ha
añadido la "Redaktionsgeschichte", "estudio
crítico de la redacción". Este procura poner en
claro la contribución personal de cada
evangelista, y las orientaciones teológicas que
han guiado su trabajo de redacción. Con la
utilización de este último método, la serie de
diferentes etapas del método histórico-crítico ha
quedado más completa: de la crítica textual se
pasa a una crítica literaria que descompone
(búsqueda de las fuentes), luego a un estudio
crítico de las formas; por último a un análisis de
la redacción, atenta al texto en su composición.
Es así posible una comprensión más precisa de
la intención de los autores y redactores de la
Biblia, así como del mensaje que han dirigido a
los primeros destinatarios. El método histórico-
crítico ha adquirido de este modo una
importancia de primer orden.
2. Principios
Los principios fundamentales del método
histórico-crítico en su forma clásica son los
siguientes:
Es un método histórico, no solamente porque
se aplica a textos antiguos (en este caso los de la
Biblia) y porque se estudia su alcance histórico,
sino también y sobre todo, porque procura
dilucidar los procesos históricos de producción
del texto bíblico, procesos diacrónicos a veces
complicados y de larga duración. En las
diferentes etapas de su producción, los textos de
la Biblia se dirigen a diferentes categorías de
oyentes o de lectores, que se encontraban en
situaciones espacio-temporales diferentes.
Es un método crítico, porque opera con la
ayuda de criterios científicos tan objetivos como
sea posible en cada uno de sus pasos (de la
crítica textual al estudio crítico de la redacción),
para hacer accesible al lector moderno el
sentido de los textos bíblicos, con frecuencia
difícil de captar.
Es un método analítico que estudia el texto
bíblico del mismo modo que todo otro texto de
la antigüedad, y lo comenta como lenguaje
humano. Sin embargo, permite al exegeta, sobre
todo en el estudio crítico de la redacción de los
textos, captar mejor el contenido de la
revelación divina.
3. Descripción
En el estadio actual de su desarrollo, el método
histórico-crítico recorre las etapas siguientes:
La crítica textual, practicada desde hace
mucho tiempo, abre la serie de operaciones
científicas. Apoyándose sobre el testimonio de
los manuscritos más antiguos y mejores, así
como sobre el de los papiros, de las
traducciones antiguas y de la patrística, procura,
según reglas determinadas, establecer un texto
bíblico tan próximo al texto original como sea
posible.
El texto es sometido entonces a un análisis
lingüístico (morfología y sintaxis) y semántico,
que utiliza los conocimientos obtenidos gracias
a los estudios de filología histórica. La crítica
literaria se esfuerza luego por discernir el
comienzo y el final de las unidades textuales,
grandes y pequeñas, y de verificar la coherencia
interna de los textos. La existencia de
duplicados, de divergencias irreconciliables y
de otros indicios manifiesta el carácter
compuesto de algunos textos, que se dividen
entonces en pequeñas unidades, de las cuales se
estudia su posible pertenencia a fuentes
diferentes. La crítica de los géneros procura
determinar los géneros literarios, su ambiente
de origen, sus rasgos específicos y su evolución.
La crítica de las tradiciones sitúa los textos en
las corrientes de tradición, de las cuales procura
precisar la evolución en el curso de la historia.
Finalmente, la crítica de la redacciónestudia las
modificaciones que los textos han sufrido antes
de quedar fijados en su estadio final y analiza
ese estadio final, esforzándose por discernir las
orientaciones que le son propias. Mientras las
etapas precedentes han procurado explicar el
texto por su génesis, en una perspectiva
diacrónica, esta última etapa se concluye con un
estudio sincrónico: se explica allí el texto en sí
mismo, gracias a las relaciones mutuas de sus
diversos elementos, considerándolos bajo su
aspecto de mensaje comunicado por el autor a
sus contemporáneos. La función pragmática del
texto puede ser tomada entonces en
consideración.
Cuando los textos pertenecen a un género
literario histórico o están en relación con
acontecimientos de la historia, la crítica
histórica completa la crítica literaria, para
precisar el alcance histórico, en el sentido
moderno de la expresión, de los textos
estudiados.
De este modo quedan en claro las diferentes
etapas del concreto desarrollo de la revelación
bíblica.
4. Evaluación
¿Qué valor se debe acordar al método
histórico-crítico, en particular en el actual
estadio de su evolución?
Es un método que, utilizado de modo objetivo,
no implica de por sí ningún a priori. Si su uso se
acompaña de tales a priori no es debido al
método mismo, sino a opciones hermenéuticas
que orientan la interpretación y pueden ser
tendenciosas.
Orientado en sus orígenes en el sentido de la
crítica de las fuentes y de la historia de las
religiones, el método ha abierto un nuevo
acceso a la Biblia, mostrando que es una
colección de escritos, y que con frecuencia, en
particular los del Antiguo Testamento, no son la
creación de un autor único, sino que han tenido
una larga prehistoria, indisolublemente ligada a
la historia de Israel o a la historia de la Iglesia
primitiva. Precedentemente, la interpretación
judía o cristiana de la Biblia no tenía una clara
conciencia de las condiciones históricas
concretas y diversas en las cuales la palabra de
Dios estaba enraizada, sino un conocimiento
global y lejano. La confrontación de la exégesis
tradicional con un acercamiento científico, que,
en sus comienzos, conscientemente hacía
abstracción de la fe y a veces se oponía a ella,
fue ciertamente dolorosa. Pero se reveló
seguidamente, provechosa. Una vez que el
método se liberó de prejuicios extrínsecos,
condujo a una comprensión más exacta de la
verdad de la Sagrada Escritura (cfr. Dei
Verbum, 12). Según Divino afflante Spiritu, la
búsqueda del sentido literal de la Escritura es
una tarea esencial de la exégesis, y para llevarla
a término es necesario determinar el género
histórico de los textos (cfr. Enchiridion
Biblicum 560). Esto se realiza con la ayuda del
método histórico-crítico.
Ciertamente, el uso clásico del método
histórico-crítico manifiesta límites, porque se
restringe a la búsqueda del sentido del texto
bíblico en las circunstancias históricas de su
producción, y no se interesa por las otras
posibilidades de sentido que se manifiestan en
el curso de las épocas posteriores de la
revelación bíblica y de la historia de la Iglesia.
Sin embargo, este método ha contribuido a la
producción de obras de exégesis y de teología
bíblica de gran valor.
Desde hace mucho tiempo se ha renunciado a
amalgamar el método con un sistema filosófico.
Recientemente, una tendencia exegética ha
inclinado el método en el sentido de una
insistencia predominante sobre la forma del
texto, con menor atención a su contenido. Pero
esta tendencia ha sido corregida, gracias a la
contribución de una semántica diferenciada
(semántica de las palabras, de las frases, del
texto) y al estudio del aspecto pragmático de los
textos.
Se debe reconocer que la inclusión en el
método de un análisis sincrónico de los textos
es legítima, porque es el texto en su estadio
final, y no una redacción anterior, el que es
expresión de la palabra de Dios. Pero el estudio
diacrónico continúa siendo indispensable para
captar el dinamismo histórico que anima la
Sagrada Escritura, y para manifestar su rica
complejidad: por ejemplo, el código de la
Alianza (Ex. 21,23) refleja un estadio político,
social y religioso de la sociedad israelita
diferente del que reflejan las otras legislaciones
conservadas en el Deuteronomio (Deut. 12,26)
y en el Levítico (código de santidad. Lev.
17,26). A la tendencia historicizante que se
podría reprochar a la antigua exégesis histórico-
crítica, no debería suceder el exceso inverso, el
olvido de la historia, por parte de una exégesis
exclusivamente sincrónica.
En definitiva, la finalidad del método
histórico-crítico es dejar en claro, de modo
sobre todo diacrónico, el sentido expresado por
los autores y redactores. Con la ayuda de otros
métodos y acercamientos, él ofrece al lector
moderno el acceso a la significación de la
Biblia, tal como la tenemos.
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A. HERMENÉUTICAS FILOSÓFICAS
El desarrollo de la exégesis se debe repensar teniendo en cuenta la
hermenéutica filosófica contemporánea, que ha puesto en evidencia la
implicación de la subjetividad en el conocimiento, en particular en el
conocimiento histórico. La reflexión hermenéutica ha tomado un nuevo
impulso con la publicación de los trabajos de Friedrich Schleiermacher,
Wilhelm Dilthey y, sobre todo, Martín Heidegger. En las huellas de estos
filósofos, pero también apartándose de ellos, otros autores han
profundizado la teoría hermenéutica contemporánea y sus aplicaciones a la
Escritura. Entre ellos, mencionaremos especialmente Rudolf Bultmann,
Hans Georg Gadamer y Paul Ricoeur. Es imposible resumir aquí su
pensamiento. Bastará indicar algunas ideas centrales de su filosofía, que
tienen una incidencia sobre la interpretación de textos bíblicos3.
1. Perspectivas modernas
Constatando la distancia cultural entre el mundo del primer siglo y el del
siglo XX, y preocupado por lograr que la realidad de la cual trata la
Escritura hable al hombre contemporáneo, Bultmann ha insistido sobre la
precomprensión necesaria a toda comprensión, y ha elaborado la teoría de
la interpretación existencial de los escritos del Nuevo Testamento.
Apoyándose sobre el pensamiento de Heidegger, afirma que la exégesis de
un texto bíblico no es posible sin presupuestos que dirigen la comprensión.
La precomprensión ("Vorverständnis") se funda sobre una relación vital
("Lebensverhältnis") del intérprete a la cosa de la cual habla el texto. Para
evitar el subjetivismo, es necesario profundizar y enriquecer la
precomprensión, más aún, modificarla y corregirla por medio de aquello
que dice el texto.
Interrogándose sobre las cuestiones, a partir de las cuales los textos de la
Escritura podrían ser comprendidos por el hombre de hoy, Bultmann
pretende encontrar la respuesta en las formulaciones de la analítica
existencial de Heidegger. Los existenciales heideggerianos tendrían un
cierto alcance universal y ofrecerían las estructuras y los conceptos más
apropiados para la comprensión de la existencia humana revelada en el
mensaje del Nuevo Testamento.
Gadamer subraya igualmente la distancia histórica entre el texto y su
intérprete, y retoma y desarrolla la teoría del círculo hermenéutico. Las
anticipaciones y las preconcepciones que marcan nuestra comprensión
provienen de la tradición que nos sostiene. Esta consiste en un conjunto de
datos históricos y culturales que constituyen nuestro contexto vital, nuestro
horizonte de comprensión. El intérprete debe entrar en diálogo con la
realidad de la cual se trata en el texto. La comprensión se opera en la
fusión de los diferentes horizontes, del texto y de su lector ("Horizon-
tverschmelzung"), y no es posible si no hay una pertenencia
("Zugehörigkeit"), es decir, una afinidad fundamental entre el intérprete y
su objeto. La hermenéutica es un proceso dialéctico: la comprensión de un
texto es siempre una comprensión más amplia de sí mismo.
Del pensamiento hermenéutico de Ricoeur se debe retener primeramente
el poner de relieve la función de la distancia como preámbulo necesario
para una justa apropiación del texto. Una primera distancia existe entre el
texto y su autor, porque, una vez producido, el texto adquiere una cierta
autonomía en relación a su autor, comienza una carrera de sentido. Otra
distancia existe entre el texto y sus lectores sucesivos. Estos deben respetar
el mundo del texto en su alteridad. Los métodos de análisis literario e
histórico son, pues, necesarios para la interpretación. Sin embargo, el
sentido de un texto no se da plenamente si no es actualizado en la vivencia
de lectores que se lo apropian. A partir de su situación, éstos son llamados
a descubrir significaciones nuevas, en la línea del sentido fundamental
indicado por el texto. El conocimiento bíblico no debe detenerse en el
lenguaje, sino alcanzar la realidad de la cual habla el texto. El lenguaje
religioso de la Biblia es un lenguaje simbólico que "da que pensar", un
lenguaje del cual no se termina de descubrir las riquezas de sentido, un
lenguaje que procura alcanzar una realidad trascendente y que, al mismo
tiempo, despierta a la persona humana a la dimensión profunda de su ser.
2. Utilidad para la exégesis
¿Qué se puede decir sobre estas teorías contemporáneas de la
interpretación de textos? La Biblia es palabra de Dios para todas las
épocas que se suceden. En consecuencia, no se podría prescindir de una
teoría hermenéutica que permita incorporar los métodos de crítica literaria
e histórica en un modelo de interpretación más amplio. Se trata de
franquear la distancia entre el tiempo de los autores y de los primeros
destinatarios de los textos bíblicos, y nuestra época contemporánea, para
poder actualizar correctamente el mensaje de los textos y nutrir la vida de
fe de los cristianos. Toda exégesis de los textos debe ser completada por
una "hermenéutica" en el sentido reciente del término.
La necesidad de una hermenéutica, es decir, de una interpretación en el
hoy de nuestro mundo, encuentra un fundamento en la Biblia misma y en
la historia de su interpretación. El conjunto de los escritos del Antiguo y
del Nuevo Testamento se presenta como el producto de un largo proceso
de reinterpretación de los acontecimientos fundadores en relación con la
vida de las comunidades de creyentes. En la tradición eclesial, los
primeros intérpretes de la Escritura, los Padres de la Iglesia, consideraban
que su exégesis de los textos no estaba completa, sino cuando sacaban de
ella el sentido para los cristianos de su tiempo en su situación propia. No
se es fiel a la intención de los textos bíblicos, sino cuando se procura
encontrar, en el corazón de su formulación, la realidad de fe que expresan,
y se enlaza esta a la experiencia creyente de nuestro mundo.
La hermenéutica contemporánea es una sana reacción al positivismo
histórico y a la tentación de aplicar al estudio de la Biblia los criterios de
objetividad utilizados en las ciencias naturales. Por una parte, los
acontecimientos relatados en la Biblia son acontecimientos interpretados.
Por otra parte, toda exégesis de los relatos de esos acontecimientos implica
necesariamente la subjetividad del exegeta. El justo conocimiento del texto
bíblico no es accesible sino a quien tiene una afinidad vivida con aquello
de lo cual habla el texto. La cuestión que se presenta a todo intérprete es,
pues, la siguiente: ¿Qué teoría hermenéutica hace posible la justa
percepción de la realidad profunda de la cual habla la Escritura y permite
expresar su significado para el hombre de hoy?
Es necesario reconocer, en efecto, que ciertas teorías hermenéuticas son
inadecuadas para interpretar la Escritura. La interpretación existencial de
Bultmann, por ejemplo, conduce a encerrar el mensaje cristiano en una
filosofía particular. Además, los presupuestos de esta hermenéutica
conducen a vaciar, en buena parte, el mensaje religioso de la Biblia de su
realidad objetiva (consecuencia de una "desmitologización" excesiva), y
tienden a subordinarlo a un mensaje antropológico. La filosofía se vuelve
norma, más bien que instrumento, de comprensión de aquello que es el
objeto central de toda interpretación: la persona de Jesucristo y los
acontecimientos de salvación que se han verificado en nuestra historia.
Una auténtica interpretación de la Escritura es, pues, primeramente,
aceptación de un sentido presente en los acontecimientos, y de modo
supremo, en la persona de Jesucristo.
Este sentido se expresa en los textos. Para evitar el subjetivismo, una
buena actualización debe estar fundada sobre el estudio del texto, y los
presupuestos de lectura deben ser constantemente sometidos a la
verificación por el texto.
La hermenéutica bíblica, si por una parte pertenece al ámbito de la
hermenéutica general de todo texto literario e histórico, por otra es un caso
único de esta hermenéutica. Sus características específicas le vienen de su
objeto. Los acontecimientos de salvación y su cumplimiento en la persona
de Jesucristo dan sentido a toda la historia humana. Las interpretaciones
históricas nuevas no podrán sino descubrir y desarrollar estas riquezas de
sentido. El relato bíblico de estos acontecimientos no puede ser
plenamente comprendido solamente por la razón. Ciertos presupuestos
particulares, como la fe vivida en la comunidad eclesial y la luz del
Espíritu dirigen su interpretación. Con el crecimiento de la vida en el
Espíritu, aumenta en el lector la comprensión de las realidades de las
cuales habla el texto bíblico.