La Educación (Que Es) Del Otro Argumentos y Desierto de Argumentos Pedagógicos
La Educación (Que Es) Del Otro Argumentos y Desierto de Argumentos Pedagógicos
La Educación (Que Es) Del Otro Argumentos y Desierto de Argumentos Pedagógicos
ANDREA BRITO*
*
Lic. en Ciencias de la Educación, Universidad de Buenos Aires; Investigadora del Área de Educación de FLACSO Ar-
gentina. E-mail: [email protected]
PROPUESTA EDUCATIVA / 27
Reseñas de libros
Y quizás sea posible enlazar este gesto justamente por esa desolación, puede el farfulleo —aquel ruido del lenguaje
con una incómoda pregunta a través convertirse en “una invitación a poblar, que, adicionando más y más para decir,
de la cual hace unos años Skliar nos a habitar ese desierto”. Un escenario nos hace entender que éste no está en
convidaba a pensar en una pedagogía donde sea posible desterrar la certeza condiciones— hasta el susurro, enten-
de la diferencia. Redoblando el juego de lo abroqueladamente conocido y, dido como aquel ruido del lenguaje
de pensamiento en el que nos colocaba en su lugar, producir la conquista de la propio del goce plural. Un camino don-
¿Y si el otro no estuviera ahí?, este nuevo incertidumbre que desanda y recons- de se evaporen los disonantes y ruido-
texto complejiza el ejercicio asumiendo truye. Un movimiento que produzca el sos sentidos recurrentemente explici-
que no solamente el otro “está ahí” sino exilio de sujeciones y posturas esclavi- tados, repetidos y gastados, prestados,
que, además, es suya la educación. Y, en zantes y provoque la llegada de aque- devueltos y vueltos a prestar, para dejar
tanto suya y en tanto esa otredad allí llo que libera. Una mirada fertilizante surgir un lejano susurro que se transfor-
presente supone un yo y un nosotros, que abone otro modo de habitar el es- me en un horizonte de sentido desde
nos acerca y enfoca una nueva pre- pacio y de darle acogida al otro en él. donde pensar la educación.
gunta: la que se anima a interrogar los
decires estereotipados, arquetípicos, La educación (que) es del otro se da a Todas éstas, ninguna de éstas y otras
modélicos que sostienen nuestra forma leer como un silencio, la suspensión tantas distintas lecturas por venir nos
de pensar aquello que heredamos. De del bullicio que impide la interroga- da a leer La educación (que) es del otro.
esta forma, se nos invita a “ser fielmente ción filosófica de la educación. Se tra- Y quizás en esa posibilidad albergue
infieles con la herencia”, reconociendo ta de un silencio contemplativo que, su potencia: la de provocar una con-
y homenajeando su existencia pero co- al menos por un instante, suspenda la versación que, lejos de razones y argu-
rriendo el velo de todas aquellas ficcio- confusa superposición de voces que mentos, vuelva al origen de un tema
nes que impiden un justo reparto. sostienen los naturalizados discursos algo perdido: la misma educación.
sobre la educación. Y que, tal como se
La educación (que) es del otro se da a nos propone, permita la reaparición La responsabilidad de incluirnos en
leer como un paisaje, una forma es- de la pregunta por “de quién son esos esa conversación quizás sea el prin-
pacial de pensar la educación y la di- argumentos” para interrogarnos no- cipal motivo por el que valga la pena
ferencia en la educación en un tiempo sotros mismos, como enunciadores y buscarlo desesperadamente en una
donde el exceso de palabras no produ- como receptores de esos enunciados. librería o, al menos, considerarlo en la
ce más que agotamiento. Un desierto Retomando una de las lúcidas reflexio- lista de nuestros futuros libros.
de argumentos sólo atravesado por nes barthesianas sobre el lenguaje,
98 la aridez, “donde nada es capaz ya de quizás se trate de una pausa silenciosa Recibido el 6 de abril
crecer”. Pero también, un paisaje que, que nos acompañe en el tránsito desde Aceptado el 23 de abril de 2007
PROPUESTA EDUCATIVA / 27