La Formacion Del Spirit Cientific
La Formacion Del Spirit Cientific
La Formacion Del Spirit Cientific
POSTURA EMPÍRICO=ANALÍTICA
·PRESENTACIÓN
,
Como afirma L. Kolakowski (1979, pp. 46, 64), aunque David
Hume es el padre del positivismo moderno, pues afirma que la fuente
válida del conocimiento reside en la experiencia sensible, en los sen-
tidos, el positivlsmo nace como posición filosófica, en sentido estric-
to, en el siglo XIX con el filósofo y sociólogo francés Auguste Comte.
Éste estableció el concepto de positivismo en la "ley de los tres esta-
dios" de la historia humana. Según esta ley la humanidad recorre tres
estadios, a saber, el estadio teológico -mitológico-, el estadio meta-
físico-especulativo abstracto- y el estadio positivo o de la ciencia po-
sitiva, que se alcanza en las ciencias positivas y empíricas, donde los
fenómenos se describen sistemáticamente por leyes naturales que son
producto de la observación y reflexión racional y que nos ayudan a
hacer predicciones.
Dentro de las ciencias sociales, podemos decir que fue Émile
Durkheim a finales del siglo XIX, quien estableció las bases del análi-
sis de los hechos sociales según el modelo de las ciencias naturales.
En el siglo XX, el positivismo clásico, tal como había sido proyec-
tado por Cornte y otros, sufre una gran transformación. La investi-
gación científica flsto-psícológica del mundo que percibimos por
medio de la experiencia sensible, será sustituida por un estudio ló-
gico y/o matemático de las proposiciones Iingüísticas que contienen
sentido o significado, dando lugar al neopositivismo, positivismo
99
lógico o empírísmo lógico, cuyos orígenes están en el "Círculo de
Viena" (1921-1930). La "Weltauffassung" del Círculo se puede sin-
tetizar como sigue: a) El conocimiento se da a partir de la experien-
cia y b) utilización del análisis lógico matemático COl110 método.
Alfred J. Ayer, en su libro Lenguaje, verdad y lógica, 1 sintetizó y dio
a conocer las ideas del Círculo. Karl R. Popper, que por aquella épo-
ca publicó por medio del Círculo su Logik det Forschung- no pertene-
ció al grupo, pues critica en su obra muchas de las ideas del Círculo
y no se le puede considerar" positivista" , pues, como él afirma, siem-
pre luchó por el derecho a operar líbremente con teorías especulati-
vas contra la estrechez de las teorías "cíentífícístas" del conocimíen-
to y, especialmente, contra toda forma de empírismo sensualista. Para
Popper todas las observaciones están impregnadas de teoría y la
función principal no reside en verificar las teorías, sino en refutar-
las, en criticadas, como ya se ha visto en la introducción.
Thomas S. Kuhníntrodujo en los estudios de la ciencia conceptos
tales como paradigmas, ciencia normal, anomalías, revoluciones cien-
tíficas, comunidades científicas y otros conceptos que hoy nos son
comunes, así como' los estudios de la historia de la ciencia para el
análisis de la filosofía de la ciencia. Este autor criticó a los empiristas
lógicos y a Popper por su visión continuista y acumulatívadel pro-
greso científico, pues para Kuhn los avances del conocimiento cien-
tífico se producen a base de crisis y revoluciones científicas. En esta
línea Kuhn rompe de alguna manera con la lógica de la ciencia, in-
troduciendo nociones sociológicas e históricas y prefiriendo los análi-
sis históricos y sociales a los puramente lógicos y formales y dando
entrada de este modo a la sociología de la comunidad científica y a
aspectos del conocimiento científico para poder discutir sobre la
empresa científica como una empresa social.
100
l. EL ESPÍRITlJ POSITIVO: A. COMTE
El espíritu positivo
3 A. Cornte, Discurso sobre el espíritu positivo. Madrid, Alianza, 1980. pp. 57-61.
101
.; .
102
ofrece hoy una importancía especial para caracterizar ciirectamente
una de sus principales diferencias, no ya con el espíritu teológico, que
fue, durante mucho tiempo, orgánico, sino con el espíritu metafísico
propiamente dicho, que nunca ha podido ser más que critico.
Cualquiera que haya sido, en efecto, la acción disolvente de la cien-
cia real, esta influencia fue siempre en ella puramente indirecta y
secundaria: su mismo defecto de sistematización impedía hasta ahora
que pudiera ser de 'otro modo: y el gran oficio orgánico que ahora le
ha cabido en suerte se opondría en adelante a tal atribución acceso-
ria, que, por lo demás, tiende a hacer superflua [...]
El único carácter esencial del nuevo espíritu filosófico que no haya
sido aún indicado directamente por la palabra positivo, consiste en
relativo a lo absoluto. Pero
su. tendencia necesaria a sustituir en todo lo~.o'=~==:~
~~~~~;;;:;:;-,."..,=Ct
Acttvidades reflexivas
103
3. ¿En qué consiste el nuevo espíritu filosófico?
4. ¿Se reduce el conocimiento a Io positivo?
5. ¿Qué significa sustituir en todo lo relativo a lo absoluto?
Lectura cOU1!plenlentaria
104
claves que traducen el afán de Durkheim por dotar a las ciencias
sociales del rigor y objetividad de las ciencias naturales.
Obras: Las reglas del método sociológico, (1895). El suicidio: un estu-
dio sociológico, (1897). La división del trabajo social, (1893). Las formas ele-
~,
"
mentales de la vida religiosa, (1912).
Los seres humanos tienen sus ideas sobre los diferentes fenóme-
nos sociales independientemente de los científicos sociales. El soció-
logo o estudioso de los fenómenos sociales no se puede dejar llevar
por las nociones vulgares o prenociones. La ciencia es crítica, reflexiva
y metódica.
"Cuando un nuevo orden de fenómenos se convierte en objeto
científico . ,.2Parece ya representado en el espíritu, no sólo .E0r imáge..::,
, nes sensibles, sino por tinos de conceptos formados groseram~
~r2'" "'" .A ••••,..,..
El siguiente texto está tomado de E. Durkheím, Las reglas del método sociológico,
4
Buenos Aires, La Pléyade, 1976, pp. 40-44, 54-55. (Existe traducción en Madrrd,
Morata, 1992). (Sin notas).
105
rácter de ejemplos o de pruebas confírmatorias: no son el objeto de
la.ciencia. ~'~C>";"~~~~:""~~='=~
Ésta va de las ideas a las cosas, no .tl.elas cosas a las ideas.U?
;:;u<"~""~_~ ~"'¡:' ~~,[
106
lante éste ya no tiene objeto. Así, la reflexión se ve movida a apar-
tarse de lo que es el objeto mismo de la ciencia -a saber, el presente
y el pasado- para orientarse de un salto hacia el futuro. En lugar de
tratar de comprender los hechos adquiridos y realizados, se propo-
ne inmediatamente realizar otros nuevos, más adecuados a los fines
perseguidos por los hombres. Cuando se cree saber en qué consiste
la esencia de la materia, se está iniciando por eso mismo la búsque-
da de la piedra filosofal.
Esta invasión del arte sobre la ciencia, que impide el desarrollo de
esta última, se ve facilitada por otra parte por las circunstancias mis-
mas que determinan el despertar de la reflexión científica. Pues COl1l0
esta última nace únicamente para satisfacer necesidades vitales, es
absolutamente natural que se oriente hacia la práctica. Las necesida-
des que ella está destinada a aliviar son siempre apremiantes, y por
consiguiente la mueven a obtener resultados; reclaman no explica-
ciones, sino remedios.
Este modo de proceder se ajusta tanto a la inclinación natural de
nuestro espíritu que volvemos a hallarlo aún en el origen de las cien-
cias físicas. Es lo que distingue a la alquimia de la química como a la
astrología de la astronomía. Es lo que permite a Bacon caracterizar
el método que seguían los sabios de su tiempo y que él combatía, Las
ideas que acabamos de enunciar son esas nociones vulgares o
prenocíones que el propio Bacon señala en la base de todas las cien-
cias donde ocupan el lugar de los hechos. Estas ideas son una suerte
. e.~~ .•...
~:;~:1<19
107
Por tanto, no parecen ser otra cosa que la realización de ideas,
innatas o no, que llevamos en nosotros mismos, no parecen ser más
que su aplicación a las diversas circunstancias que acompañan las
relaciones de los hombres entre sí. La organización de la familia, del
contrato, de la represión de Estado y de la sociedad, el Estado, la
justícía, etc. Por consiguiente, estos hechos y sus análogos parecen
.tener realidad sólo en y por las ideas que son el germen de aquéllos,
y que desde este momento se convierten en la materia propia de la
sociología.
Lo que acaba de acreditar este modo de ver es que como el deta-
lle de la vida social desborda por todos lados a la conciencia, no tie-
ne aquélla una percepción suficientemente perfilada para sentir su
realidad. Como no hay en nosotros vínculos bastante sólidos ni sufi-
cientemente próximos, todo esto suscita con bastante facilidad el efec-
to de que no estamos afirmados en nada y que flotamos en el vacío,
sustancia a medias irreal e Indefinidamente plástica. De ahí que tan-
tos pensadores no hayan visto en las disposiciones sociales otra cosa
que combinaciones artificiales y más o menos arbitrarias.
Pero si se nos escapa el detalle y las formas concretas y particula-
res, por lo menos nos representamos los aspectos más generales de
la existencia colectiva de manera aproximada, y J2re~isame!1te estQ§,
2,ELes~ntac!.2..nes =esquemáticas V=sumarjas =constituyen las=
pren~ione~ que empleamos para los usos corrientes de la viga. Por
consiguiente, no podemos dudar de su existencia, pues la percibimos
al mismo tiempo quela nuestra. No sólo están en nosotros sino que,
como son un producto de experiencias repetidas, extraen de la repe-
tición, y del hábito que resulta de esta última, una suerte de ascen-
diente y de autoridad. Sentimos en nosotros mismos su resistencia
cuando intentamos liberamos de ellas. Ahora bien, no podemos de-
jar de considerar como cosa real 10 que se opone a nosotros. Por lo
tanto, sólo contribuye a que veamos en ella la auténtica realidad so-
cial [...].
Es necesario desechar sistemáticamente todas las pretiociones. I\Io es
necesaria una demostración especial de esta regla; se deduce de todo
lo que hemos dicho anteriormente. Por otra parte, es la base de
todo el método científico. La duda metódica de Descartes en el fon-
do no es más que una aplicación de esta regla. Si en el momento de
fundar la ciencia, Descartes afirma como ley la necesidad de dudar
de todas las ideas recibidas anteriormente, actúa así porque desea uti-
lizar únicamente conceptos elaborados con criterio Científico -es de-
108
cír, construidos de acuerdo con el Método que él formula-: por tan-
to, es necesario rechazar, por lo menos provísoríamente, todos los que
tienen otro origen. Ya hemos visto que la teoría de los ídolos, en
Bacon, no tiene otro sentido.
Las dos grandes doctrinas, de las que tan a menudo se ha afirma-
do que se oponen mutuamente, 'concuerdan en este punto esencial.
Por tanto, es =nece~l.q.!lue el.§.QciólQ,go,sea en el mornento en que
determina el objeto de sus investigaciones, sea en el curso de sus
demostraciones~~~~~_!;L~~ament~ de u!iliz~~os conce~
=el~~k~ª~ en re.La.fiQQ..cpn
necesidad~ 9.ue n~
tienen de científicas. Es necesario que se libere de estas falsas prue-
~~.~~
bas que dominan el espíritu del vulgo; que deseche, de una vez para
siempre, el yugo de~!as c~egorías eill.Qírica~ que_3 m~nudo ejer-
~~.22~iranic~or obra ~e ~n J2[Q.!~f!g~S~2-?cqstumbramie~-=.
J9~ A lo sumo, si a veces la necesidad lo obliga a recurrir a ellas, que
lohaga teniendo conciencia de su escaso valor, para que no las lla-
me a representar en la doctrina un "papel que no merecen.
Esta liberación es particularmente difícil en sociología a causa del
papel que el sentimiento representa a menudo. En efecto, nos apa-
sionamos por nuestras creencias políticas y religiosas, o por nuestras
prácticas morales, y lo hacemos de modo muy distinto que cuando
tratamos de las cosas del mundo físico; por consiguiente, este carác-
ter pasional se comunica al modo en que nos concebimos y nos ex-
plicamos. Las ideas que nos forjamos de estos asuntos tienen para
nosotros valor muy especial, lo mismo que sus objetos, y cobran así
una autoridad tal que no toleran ninguna contradicción. La opinión
que se les oponga recibe el tratamiento que se dispensa al enemigo" .
Actividades reflexivas
109
I
8. ¿Cuál es la base del método científico?
9. ¿Cómo debe actuar el sociólogo?
10. ¿Por qué es esta regla tan importante para el estudio de las cien-
cías sociales?
Lectura complementarta
La ignorancia metódica 5
5 El texto corresponde a E. Durkheírn, Las reglas del método sociológico, Buenos Ai-
res. La Pléyade. 1976. pp. 12-16. (Sin notas).
110
En efecto, ¿qué es una cosa?_.h~_~osa,~one ~!~=2~9"E;~~corno lo
que-se conoce desde fuera a lo que se conoce desde dentro. Llama-
l!12~.sosa~~",~odo obiet2 de c.2!!0cirI!iei2t~,.Bueno es cQmEe~,§í¡
r
111
dadas o conceptos explicativos. Y precisamente por dicha razón se
ha creado en el curso de este siglo una psicología objetiva cuya re-
gla fundamental es·estudiar los hech~ii"t~íes desde fue[9 =-es
:sr?cii~ce= con las cos~s-=:=
Con mayor razón deb~ aplica;~
el mismo método en el caso de los hechos sociales; pues la concien-
cia no tiene para conocerlos competencia mayor que para conocer su
propia vida. Se objetará que, como son obra nuestra, es suficiente que
cobremos conciencia de nosotros mismos para saber qué pusimos en
ellos, y cómo los formamos.
Pero debemos señalar, ante todo, que las generaciones anteriores
nos entregan como herencia la mayor parte de las instituciones so-
ciales, completamente desarrolladas; para nada intervenimos en su
formación, y por tanto mterrogarnos sobre el particular no nos ayu-
dará a descubrir las causas que las originaron. Además, aun en los
casos en que hemos colaborado en la creación de una institución,
apenas sí entrevemos del modo más confuso, y a menudo del modo
más inexacto, las verdaderas razones que nos decidieron a actuar y
la naturaleza de nuestra acción.
Obsérvese que allí donde sólo se trata de nuestras actividades
privadas, tenemos un conocimiento muy defectuoso de los móviles
relativamente simples que nos orientan; nos creemos desinteresados
cuando procedemos con egoísmo, creemos responder alodio cuan-
do cedemos al amor, o a la razón cuando somos esclavos de prejui-
cios irrazonables, etc. Entonces, ¿cómo podríamos arrogarnos la fa-
cultad de discernir con mayor claridad las causas, por otra parte
complejas, que están en el origen de las actividades de la colectivi-
dad? Pues, en todo caso, cada uno participa en ellas sólo en ínfima
medida: tenemos una multitud de colaboradores, y no vemos lo que
ocurre en las demás conciencias. I
Por tanto, nuestra regla no implica ninguna concepción metafísi- I
ea, ninguna forma de especulación sobre el fondo de los seres. A lo ./
sumo exige que el sociólogo asuma el estado de espíritu que carac-
teriza a los físicos, los químicos, los físíólogos, cuando se internan en
una región aún ínexplorada de su dominio científico. Es necesario
que al penetrar en el mundo social tenga conciencia deque penetra
""enlo desconocido; es necesario que se sienta en presencia de hechos
=
cuyas leyes son tan insospechadas como podían serlo las de la vida
cuando aún no se había desarrollado la biología; ~s ne~esario que esté
~esto a realizar descubrimientos que lo sorprenderán y deseen-
certarán. - .
112
Ahora bien. es indispensable que la sociología haya negado a ese
grado de madurez intelectual. Mientras el sabio que estudia la na-
turaleza física tiene la sensación muy viva de las resistencias que ella
opone. y que tanto le cuesta doblegar. parece en verdad que el so-
ciólogo se encuentra en medio de cosas inmediatamente asequibles
al cspfritu, tanta es la desenvoltura con que se le ve resolver los pro-
blemas más oscuros. En el estado actual de la ciencia, no sabemos
realmente qué son ni siquiera las principales instituciones sociales,
como el Estado o la farnilia, el derecho de propiedad o el contra-
to, la pena y la responsabilidad; ignoramos casi totalmente las cau-
sas de las que aquéllas dependen; las funciones que cumplen, las
leyes de su evolución; apenas puede afirmarse que en ciertos pun-
tos comenzamos a entrever alguna luz.
y sin embargo, basta recorrer las obras de sociología para adver-
tír.que es muy raro el sentimiento de esta ignorancia y de estas difi-
cultades. No sólo parece obligatorio dogmatizar sobre todos los pro-
blemas, sino que se cree posible, en algunas páginas o en unas pocas
frases. alcanzar la esencia misma de los fenómenos más complejos.
Es decir, que estas teorías expresan, no los hechos -que no podrían
ser agotados con tanta rapídez-. sino la idea preconcebida que el
autor tenía de ellos antes de la investigación. .- d
Actividades reflexivas
113
3. ¿Por qué hay que desechar las representaciones que uno ha po-
dido forjarse en el curso de la 'vida?
4. ¿Cuál es la regla fundamental de la psicología objetiva?
5. ¿Se ha de aplicar la misma metodología a los hechos sociales?
6: ¿A qué obliga la regla descrita por Durkheím? ,
7. ¿A qué grado de madurez intelectual ha de llegar la sociología?
6El siguiente texto corresponde a E. Durkheím. Las reglas del método sociológico,
Buenos Aires, La Pléyade, 1976, pp. 8-10. (Sin notas).
·114
de los fenómenos orgánicos? Pues bien, en parte nuestro método es
simplemente una aplicación de este principio a los hechos sociales.
Así como los esptrítualístas separan el reino psicológico del reino
biológico, nosotros separamos el primero del reino social; como ellos,
nos negamos a explicar lo más' complejo por lo más simple. Pero en
realidad ninguno de los calificativos nos conviene exactamente; el
único que aceptamos es el de racionalista. En efecto, nuestro princi-
pal objetivo es extender a la conducta humana el racíonalísmo cien-
tífico, destacando que, considerada en el pasado, puede reducírsela
a relaciones de causa y e~cto, y que .Eiediante una operación no
Hienas ra~ional es pósible l!:l_ego tr~nsformar estas últimas en reglas.
"de- acción para el futuro...:..
Lo que se ha denominado nuestro positi-
:YTsmQ"00 es más que una consecuencia de este racionalismo. >='
Actividades reflexivas
115
3. TESIS SOBRE LA CONCEPCIÓN DE LA CIENCIA
SEGÚN K. R. POPPER .
116
7. Este hecho puede anírnarnos a intentar:!ef~!ªLoD_OSoºlr.ºA.II!is!.D.Q~
_~_~l.E?~~~~.~!:9.Q.!.9-_o.!.~.9l:!ª;
es decir, puede imponer sobre nosotros una
. cierta disciplina.
8. No obstante. sería un error pensar que los científicos son más
'objetivos' que el resto de la gente. Lo que nos hace tender a la obje-
tividad no es la objetividad o el desinterés del científico particular,
sino la propia ciencia o lo que podríamos llamar la cooperación.val
mismo tiempo amigable y hostil, entre los científicos, es decir, su
presteza para_criticarse recíprocamente.",
9. Hay que añadir una justificación metodológíca del dogmatísmo
y los prejuicios de los científicos particulares. Puesto que el método
de la ciencia consiste en la discusión crítica, es extremadamente ím-
portante que las ~eorías criticadas sean defendidas ten~rnente; En
efecto, sólo de este modo podernos saber cuál es su poder real; y sólo
si las críticas encuentran resistencia, conoceremos plenamente la fuer-
za de una argumentación crítica.
10. La parte tan fundamental que tienen en la ciencia las teorías,
o hipótesis, o conjeturas, hace así que sea importante distinguir en-
tre ~~---_
teorías controlables, o falsaqles,
falsables.
-----~_
.. -
...,..~
..........••.....•
y -.--......
teorías no controlables
_-'"-~~~~-_ o no
..."'----....,.
1
14. Ninguna teoría puede decirnos nada sobre el mundo empíri-
h
... co a menos que, en principio, sea capaz de ~~tr?r_~f!~<?l!o~iq!:?:._oc~"~ .0~.1
;1 o!I1~gQQ_ef!lºíIico;eso significa exactamente que debe ser refutable.
15. La controlabílidad tiene grados: una ~e_<?rlª~_qIJ.sL?f!IJ.no~.Jl1!:1
y, por tanto, asuma riesgos más grandeos:~~~E~~~º.~."f2!"!.tr.2!~L~_~jºT .
. que una teoría que afirme muy_po~Q~_.,
,--"-r6:-Añál()gameI1te~-foscontroles-pueden ~sLgr~ºuados según sean
más o menos severos:-Porej"ernplO, los coo:~troles cuaiftattvos son por
117
lo general menos severos que los cuantitativos, y los controles de las
predicciones. cuantitativas más precisas son más severos que los con-
troles de las predicciones menos precisas.
17~El autoritarismo en la ciencia iba unído a la idea de fundamen-
tar, es decir, probary verificar las teorías. El enfoque crítico va uni-
do acon
"las la jidea de=
etu :ras sorneter
~.,,--~ a ..
."._"--
.. controles,
_'''_ " o sea, de intentar
_._-~--~._ ,.".. _ refutar,,,,,.
.,,.".- ()"
,,,
"' falsar,
..
'"""""
- " ..~.~ •..,,-- ", .••:--~""'".' "-' ' ..••.•,~ ..,-.~ - •.•. " ..".,".,."....;.,.~"" .."••"._"".,,'''.,,>
118
Lectura complementaria
Crddens. A., Turner, j., et el., La teorie social, hoy, México, Alianza Edi-
torial, CONACULTA, 1999.
179
of,
I
I
t͡
¡
completó Las estructuras del mundo de la vida, Buenos Aires, 1977 (ori- i
180
@M1t~~c;SlºJ:l;.,Es el mundo de 2_~j~!Q_~~,~ul!u~.~les _~._tnstitu.~lºn.e~._~?_~~.~=~
les en el que todos hemos nacido, dentro del cual debemos mover-
-ñüs y con el que tenemos que entendernos. Desde el comienzo, no-
sotros, los actores en el escenario social, expertméntamos el mundo
en que vivimos como un mundo natural y cultural al mismo tiem-
po; como un mundo no privado, sir~.o}:~~~~l:?1~_~i,\,o..:. o sea. común a
todos nosotros, realmente dado o potencialmente accesible a cada
uno. Esto suponeJ,ª..lot~.J.:f0!!lun!~a~iqn..Y ~tl~J},g.uill~..t
2. Todas las variantes de naturalísmo y empírísmo lógico se limi-
tan a presuponer esta realidad social, que es el objeto propio de las
ciencias sociales ..Intersubjetividad,
~,~,....... ••••__
tnteracción. intercomu.nt0..~tºD::t.
~_'. __ """""_~_., __~,,,.....~......-,,,, __ c.." -' -' , -.....,_"""-.. •.••~"""""""': ..••""'-....._~>~
.. -"",. --- '"""'~''''
.J~n&'::~~ü~_~.2.~~.~!!l
p1~!D..~11.t~_I1resl,tºu~.§.!.g_?._f9J!lQJ).a_SJ;.~._DJ2.J;~};q:üL
e~as teorías, las cuales presuponen, por así decirlo, que el especíalís-
'~~"taeñ-'ci"eflciassociales ya tenga resuelto su problema fundamental
antes de que comience la indagación científica. Es verdad que Dewey
destacó, con una claridad digna de este eminente filósofo, que toda
investigación empieza y termina dentro de la matriz social cultural:
también lo es que el profesor Nagel tiene plena conciencia de que la
ciencia y su proceso auto correctivo es una empresa social.
Pero el postulado que describe y explica la conducta humana en
términos de observaciones sensoriales controlables no llega a descri-
bir ni a explicar el proceso mediante el cual, el investigador B con-
trola y verifica los descubrimientos obtenidos con su observación por
el investigador A y las conclusiones que éste ha extraído. Para ha-
cerlo, B debe saber qué ha observado A, cuál es el objetivo de su in-
vestigación. por qué consideró que el hecho observado era digno de
seda, vale decir, pertinente para el problema científico inmedlaro, etc.
Este conocimiento es comúnmente denominado comprensión. En
apariencia. se deja al especialista en ciencias sociales la tarea de ex-
plicar cómo puede surgir tal comprensión mutua entre seres huma-
nos. Pero cualquiera que sea esa explicación es seguro que tal com-
prensión intersubjetíva entre el investigador By el investigador A no
se produce por las observaciones de B, ni porIa conducta manifies-
ta de A, ni por una introspección llevada a cabo por B, ni por la iden-
tificación de B con A.
Traduciendo este argumento al lenguaje preferido por el positivis-
mo lógico, esto significa, como lo ha explicado Félíx Kaufrnann, que
las denominadas proposiciones protocolares acerca del mundo ftsí-
. ea pertenecen a un tipo muy diferente del de las proposiciones
protocolares acerca del mundo psíco-ffsico.
181
3. La identificación con la observación sensorial de la experiencia,
en general,' y en particular de la experiencia de la acción manifiesta
(corno lo propone Nagel) , excluye de toda investigación posible va-
rias dimensiones de la realidad social.
182
igualmente escapa a nuestra observación sensorial; el resultado
de. todo esto es que recibimos el libro que hemos encargado. Si leo
un editorial en el cual se afirma que Francia teme el rearme de
Alemania. sé perfectamente bien lo que esta declaración signifi-
ca sin conocer al editorialista y hasta sin conocer ningún francés
ni alemán, y mucho menos observar su conducta manifiesta.
1°3
-o
r'Sugiero que el hecho de que en el pensamiento de sentido comú;;l
J presupongan10s nuestro conocimiento actual o potencial del sentido ~
i de las acciones humanas y sus productos es, precisamente, lo que I
1 quieren expresar los especialistas en ciencias sociales cuando hablan'
I de la comprensión o Verstehen como técnica para abordar los asuQ;J
\ tos humanos. Por ende, la Verstetien no es primordialmente un mé-
C'-todoempleado por el científico social, sino la particl!.~i!@
.'exp_~riencialen qu~_el pensami~nt~ de sentidoccom~n toma c02]oci-
miento del mundo social cultural. No tiene nada que ver con la in-
-Tros'pecciÓñ-;-e's":un·"re5uft-ad.o' de procesos de aprendizaje o
aculturación tal corno lo es la experiencia de sentido común del lla-
mado mundo natural. La s/erstehcn. además, no es en modo alguno
un, asunto privado del observador, imposible de controlar por las
experiencias de otros observadores.
Es controlable, al menos en la misma medida en que las percep-
ciones sensoriales privadas de un individuo son controlables por
cualquier otro individuo colocado en ciertas condiciones. Basta con
pensar en un jurado procesal cuando discute si el acusado ha mos-
trado 'premedttación' o 'intento deliberado' de matar una persona,
si estaba en condiciones de conocer las consecuencias de su acción,
etc. Aquí tenemos incluso ciertas 'reglas de procedimiento' suminis-
tradas por las 'reglas de la prueba' en el sentido jurídico; y una es-
pecie de verificación, por parte del Tribunal de Apelaciones, de las
conclusiones resultantes de procesos de Versteben. etc. Además, en
el pensamiento de sentido común se llevan a cabo continuamente, y
con gran acierto, predicciones basadas en la s/erstchon. Es más que
probable que una carta colocada en un buzón de Nueva York con el
franqueo adecuado y la dirección correcta llegue a su destino en
Chicago.
Sin embargo, tanto los defensores corno los críticos del proceso de
la Verstehen sostienen que éste es 'subjetivo', y con razón. Por des-
gracia, cada tendencia emplea este término en un sentido diferente.
Los críticos de la comprensión la clasifican como subjetiva porque,
según ellos, comprender los motivos de la acción de otro hombre.
depende de la intuición privada, incontrolable e Inverífícable del
observador, ° se remite a su sistema privado de valores. En cambio,
los especialistas en ciencias sociales comoMax_Weq,er, )lapan sub-
_j~tiY.~~~~~Slue_~~~~~Eone _descub:.ir el 's~.nti<;!g~_desy"-_
" ,~~@. el actor, en c0E..t..:ast~
o c.on e~.!!!!s!9qut:: esa acció!}_ti~
,E.a~:.~p~rtí~ip~9r~ un .obse~_ador_n~!. De aquí surge el
184
famoso postulado weberíano
de la interpretación subjetiva, el cual
volveremos a referírnos más- adelante. Toda la discusión es perjudí- r
~ cada por la falta de una clara distinción entre Verstehen:{ñ como for- f
~ma experimental del conocimiento de sentido COH1ún de los asuntos ¡
H '
¡ humanos;L~ corno problema epistemológíco yt..1)como método es-- \.
1 pecífico de las ciencias sociales.
Hasta ahora nos hemos concentrado en la Verstehen como el mé-
todo utilizado por elpensamíento de sentido común para orientarse
dentro del mundo social y entenderse con éLJ~li1lter!Q.gante epJ~,
temo19..&icq:.d..<;-ºr!lQ~§..p~ibletal comPJ~n
..,.... ''" -
'a VeL§.tfh~n?,'se
.
refle-
a
.
1°5
~O
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186
, C'~ia~!1atu!,a.!,?s,.ll9'~igI.!ifi~' nadapllra 1~lJ101éculas. átomos :L ele-E.~
trones.
....-........•
~.",..,.,.-"",,, """"~
187
típicos, dependerá de mi interés actual y del correspondiente síste-
ma de signífícatívídades: en resumen, del problema práctico o teóri-
co que tengo 'a mano'. Este 'problema a mano' se origina a su vez
en las circunstancias en las cuales me hallo en algún momento de mi
vida cotidiana, a las que propongo denorn ínar mi situación
. biográñcamente determinada. Así, la tipiflcación depende de mi
problema a mano, para cuya definición y solución he elaborado tal
tipo.
Puede mostrarse, además que al RTIenOS un aspecto de los sistemas
biográfica y situactonalmente deterrnmados de interés y stgnifí-
cativídades es experimentado subjetívamente, en el pensamiento de
la vida cotidiana, como sistemas de motivos para actuar, de eleccio-
nes por efectuar, de proyectos por realizar y objetivos por cumplir.
P•. esta percepción del actor en cuanto a las dependencias de los
motivos y fines de sus acciones respecto a su situación bíogra-
fícarnente determinada se refieren los especialistas en ciencias socia-
les cuando hablan del significado subjetivo que el actor 'asigna a' su
acción o 'vinculan con' ella. Esto implica que, en términos estrictos,
el actor, y sólo él. sabe lo que hace, por qué lo hace, cuán.~o y dónde
comienza y termina su acción.
Pero el mundo de la vida cotidiana también. es, desde el principio,
un mundo social cultural dentro del cual me relaciono, en múltiples
formas de interacción, con semejantes a quienes conozco en grados
diversos de intimidad y anonimía. En cierta medida -suflcíente para
~~-~=- .."".-------= - --. .
dº._~t¿cºE~Et~.~?.:..sí cC?mp ren 9~~~~
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!i!!~~.J?
,.,.!!!,~_~hos r~~E~<?s-=-~_c:..0IIlJ2Ien
ElQ.livos!-Q!?~tLvo.~~e~fi.2.ne~.plane~~e se originan en su-?~cuns-
_"!5!r!ci~sbiográficamcnte determinad?s. Sin embargo, sólo en situacm~-'
. nes par-tlCtifá.feS-v auñentonces de modo fragmentario- puedo ex-
perimentar los motivos, objetivos, etc., de los Otros; en síntesis, los
significados subjetivos que ellos atribuyen a sus acciones, en su uni-
cidad. Puedo, en cambio, experimentado en su tipicidad. Para ello.
construyo esquemas típicos de los motivos y fines de los actores, e
incluso, de sus actitudes y personalidades, de las cuales su conduc-
ta actual no es sino un caso o ejemplo. Esos esquemas tipificados de
la conducta de los otros, pasan a ser a su vez motivos de mis pro-
pias acciones, 10 cual conduce al fenómeno de la autotípífícacíón, bien
conocido por los especialistas en ciencias sociales bajo diversos nom-
bres.
Opino que aquí, en el pensamiento de sentido común de la vida
cotidiana, se encuentra el origen de los tipos llamados constructivos
188
o ideales, concepto que, como herramienta de las ciencias sociales,
ha sido analizada por el profesor Hernpel con tanta lucidez. Pero al
menos en el nivel del sentido común, la formación de esos tipos no
supone intuición ni teorías, si entendemos estos términos en el sen-
tido en que los enuncia Hernpel. Como veremos, existen también
otras especies de tipos ideales o constructivos, los elaborados por el
especialista en ciencias sociales, que poseen una estructura muy di-
ferente y, en verdad, suponen una teoría. Pero Hempel no los ha
diferenciado.
Luego debemos tener en cuenta que en muchos aspectos, el cono-
cimiento de sentido común de la vida cotidiana está socializado desde
el principio.
Lo está, en primer término, estructuralrnente, ya que se basa en
la idealización fundamenta! según la cual, si yo cambiara de lugar
'"
con mi semejante, experimentaría el mismo sector del mundo
sustancíalmente en las mismas perspectivas que él, perdiendo toda
significación, para todos los fines prácticos inmediatos, nuestras cir-
cunstancias biográficas particulares. Propongo llamar a esta ideali-
zación la d~~ictªd de e~~sQec!~as.
En segundo lugar, está socializado geneticamente,
~_""'.""'~-.."...,~,..--_.---o porque la ma-
o
190
cías empíricas, son construcciones objetivas de tipos ideales y, como
tales; pertenecen a una especie diferente de las elaboradas en el pri-
mer nivel, el del pensamiento de sentido común, que deben superar.
Son sistemas teóricos que contienen hipótesis generales susceptibles
de ser puestas a prueba en el sentido de la definición del profesor
Hernpel. Este recurso ha sido usado por los científicos sociales inte-
resados por la teoría mucho antes de que este concepto fuera formu-
lado por Max VVeber y desarrollado por su escuela.
Antes de pasar a describir algunas características de estas cons-
trucciones científicas, examinaremos brevemente la actitud particu-
lar del teórico en ciencias sociales ante el mundo social, en contra-
posición con la del actor de la escena social. Como hombre de ciencia,
y no como ser humano (que también lo es), aquél no toma parte en
la situación observada, que no ofrece para él un interés práctico, sino
solamente cognoscitivo. El sistema de stgníflcatividades que gobier-
na la interpretación de sentido común en la vida cotidiana se ori-
gina en la situación biográfica del observador.
Al decidirse a ser un científico, el experto en ciencias sociales ha
reemplazado su situación biográfica personal por lo que llamaré,
siguiendo a Felíx Kaufrnann, una situación científica. Los problemas
que se le presentan pueden no sér-pro-blemas po. raeT'ser humano que
está en el mundo, y viceversa. Todo problema científico está deter-
minado por el estado actual de la ciencia respectiva, y su solución
debe ser lograda de acuerdo con las reglas de procedimiento que
gobiernan esta ciencia, reglas que garantizan, entre otras cosas, el
.control y la verificación de la solución ofrecida. Solamente el proble-
ma científico, una vez establecido, determina lo que es significativo
para el científico, así como el marco conceptual de referencia que
deberá utilizar. Esto y nada más, a mi parecer, es lo que quiere decir. ';
Max Weber cuando postula la objetividad de las ciencias sociales, su
alejamiento de pautas valorativas que gobiernan o puedan gobernar
la conducta de quienes actúan en la escena social.
¿Cómo procede el experto en ciencias .sociales?f"'-- Observa~_~_-,....
ciertos
hefl10s .-Y.1H!~e """.--....'-='"-"""_~
c..~"v.'<',~- -.c='-'-'-"'"
la realidad social que . se
.
refieren a laaccióIr~~
~~ __
=-<>- .. ..••
.J2U!DaDª~J:onstruYJl...P-ªill~cas~e· c~~~t.?~_s_o=d~_CU~5?':;~EC- ~
ción a partir de 19 que ha-2.gse[vado. A continuación coordina, con
~...~_. _.,~-,......~--~
estas pautas típicas de cursos de acción, modelos de un actor o acto-
res ideales, a quienes imagina dotados de conciencia. Esta concien-
cia, sin embargo, está restringida de tal modo que no contiene más
que los elementos significativos para aplicar las pautas de cursos de
acción observadas. Así, atribuye a esta conciencia ficticia un conjun-
to de nociones, propósitos y fines típicos, él los que se presupone inva-
riables en la conciencia espaciosa del actor-modeloírnagtnarío.
Se supone que este homúnculo o títere está relacionado en siste-
mas de interacción, con otros hornunculos o títeres construidos
de manera similar. Entre estos homúnculos con los que el especia-
lista en ciencias sociales puebla su modelo del mundo social de la
vida cotidiana se distribuyen conjuntos ~~ motivos, fines y roles (en
~--,
general, sistemas de signíñcattvídades) de la manera requerida por
los problemas científicos investigados. Sin embargo -y éste es el
punto principal- tales construcciones no son en modo alguno arbi-
trarias, sino que están sujetas a los postulados de coherencia lógica
y de adecuación. Este último significa que cada término de tal mo-
delo científico de acción humana debe, ser construido de modo que
un acto humano efectuado dentro del mundo real por un actor de-
terminado, según lo indica la construcción típica, seda compresible
para el actor mismo así como para sus semejantes en términos de in-
terpretaciones de sentido común de la vida cotidiana. El cumplimien-
to del postulado de coherencia lógica garantiza la validez objetiva de
los objetos de pensamiento construidos por el científico social; el cum-
plimiento del postulado de adecuación garantiza su compatibilidad
con las construcciones de la vida cotidiana.
Como paso siguiente, pueden variarse las circunstancias en que
funciona tal modelo: es decir, se puede imaginar modífícada la situa-
ción que deben encarar los homúnculos, pero no el conjunto de mo-
tivos y significatividades presupuestos como único contenido de su
conciencia. Por ejemplo, puedo construir un modelo de un produc-
tor que actúa en condiciones de competencia no regulada y otro de
un productor que actúa bajo restricciones impuestas por carteles, y
luego comparar la producción de la misma mercadería por la mis-
ma firma en los dos modelos. De este modo, es posible predecir cómo
podría comportarse tal títere o sistema de títeres en ciertas condicio-
nes, y descubrir ciertas 'relaciones determinadas entre un conjunto
de variables, en términos de las cuales (...) pueden explicarse (..)
regularidades empíricamente díscerníbles'. Pero así es como define
una teoría el profesor N agel. Es fácil advertir que cada paso reque-
rido para construir y utilizar el modelo científico puede ser verifica-
do por la observación empírica, siempre que no limitemos este tér-
mino a las percepciones sensoriales de objetos y sucesos del mundo
__ ._-. _. ---_.~~--_
externo, sino que incluyamos también la forma experíencíal por la
~'-.~_
.. ... __ --
.. ...•....
192
cual el pensamiento de seErt~cdg _cq.rr:!~~~C?~·~I!J2I.~nQ~~~~J-ª._Yo!sL~~~Q
>~···aTana~--I~i'sacclonés~fi·umañas y_SU_[~.~ultªºº_.e.n.l.éI:.mjJJº~...(j~_lQ~...rno-
~rF';osy-flnes-'sLi¡t}yacentes ~_....
_-- ..~--'~"
·"-~~~Se"-me··pe-rmIiTfán~dos-breves conclusiones finales. Primero: un
concepto básico de la posición filosófica fundamental del naturalisrno
es el denominado principio de continuidad, aunque se discute si este
principio significa continuidad de existencia. o de análisis, o de un
criterio intelectual para controlar de modo adecuado los métodos
empleados. En mi opinión, este principio de continuidad, en cada una
de estas diversas interpretaciones, se satisface mediante el recurso
característico de las ciencias sociales, Que establece la contínuidad aun
1. ~",:;_"",,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,.,,_~,,=_,,,,_,,-,,.,'-..-.>~~_=-~ ••
y
,,~''''''''''~.......,,'"''''~
193
Actividades reflexivas
Lectura complementaria
194
3. EL Y .ENG·UJ\,jIE COMO lviEDIO DE EXPERIEl\ICIA
I-IERMEN·ÉlJ'TICA: HANS-GEORG G·ADAlvIER
5 H.-C. Cadamer, Verdad y método, Salarnanca. Sígueme, HH1. pp. 461-468. (Sin
notas).
195
esto puede quizá llevar alguna clase de dirección, pero en ella los
díalogantes son menos los directores que los dirigidos. Lo que 'sal-
drá' de una conversación no lo puede saber nadie por anticipado.
El acuerdo o su fracaso son un suceso que tiene lugar en nosotros.
Por eso podemos decir que algo ha sido una buena conversación, o
. que los astros no le fueren favorables. Son formas de expresar que
la conversación tiene su propio espíritu y que el lenguaje que discu-
rre en ella lleva consigo su propia verdad, esto es, 'desvela' y deja
aparecer algo que desde ese momento es.
Ya en el análisis de la hermenéutica romántica hemos podido ver
que la comprensión no se basa en un desplazarse al interior del otro,
a una participación inmediata de éLS.,~!?..E~~~:::,~~r,Lq_gu~,_§Jgg~~!!~J_~~
es, como ya hemos vistº,:,.J2ºD.er~s_~qe~.?cuerdo en la cosa, no ponerse
'-eneTIügar-del ót~;-y reproducir sus ~i;e7icTas~y·a-·'fiemos destacado
también corno la experiencia de sentido que tiene lugar en la com-
prensión encierra siempre un momento de aplicación. Ahora consi-
deraremos que~~todo
..... este
-_ ..proceso
-. ~
es•....-lingüístico.
~ No en vano la verdade-
fa problemática de la comprensión y el intento de dominarla por arte
-el tema de la hermenéutica- pertenece tradicionalmente al ámbito
de la gramática y de la retórica. El lenguaje es el medio en el que se
~~-~"".~~~ -"'~>UO«._.",= """-._-_ .••-- •...,.-'- ••.•_'"
196
versaciones. Tampoco la traducción es el caso normal de nuestro
comportamiento respecto a las lenguas extrañas. Al contrario, al es-
tar referido a la traducción es hasta cierto punto tener que someter-
se a una tutela.
Cuando es necesaria la traducción no hay más remedio que hacer-
se cargo de la distancia entre el espíritu de la Iíteralídad originaria
de lo dicho y el de su reprodu¿cióri·~drsiancia q-üef1uñCa1Tega a su-'
perarse por completo. En estos casos el acuerdo se da menos entre
los compañeros de diálogo que entre los intérpretes, que están capa-
citados realmente para salirse al encuentro en un mundo de compren-
sión compartida. (Es sabido que no hay nada más dificil que un diá-
logo en dos lenguas distintas en las que cada uno emplea la suya
porque entiende la del otro pero no puede hablarla. En tales casos
una de las lenguas intenta, como a través de un poder superior, im-
ponerse a la otra como medio para la comprensión y el acuerdo).
AHí donde hay acuerdo no se traduce sino que se habla. Entender
una lengua extraña quiere decir justamente no tener que traducírla
a la propia. Cuando alguien domina de verdad una lengua no sólo
no necesita ya traducciones, sino que incluso. cualquier traducción
parece imposible. Comprender una lengua no es por sí mismo toda-
vía ningún comprender real y no encierra todavía ningún proceso
interpretativo, si no que es una realización vital. Pues se comprende
una lengua cuando se vive en ella, y reconocídamente esta frase vale
tanto para las lenguas vivas como las muertas.
El problema hermenéutica no es pues un problema de correcto
d¿'ffihiló '"cre lUi"~!~~~-;¡~odcl~ecfoaa.rerdoso15re un-asu"i1tO,.
'qü'e1Iené'~fll'gar -en el medio-defleñgua]e'~ Cúalqúierfengua- puede-
apre-ndersecl"e- rrÜinera-qúesU'-üsoCOOsURTIado implique que ya no
haya que traducir desde la propia lengua o a la propia lengua si
no que se pueda pensar en la lengua extraña. Para que pueda haber
acuerdo en una conversación, este género de dominio de la lengua
es en realidad condición previa. Toda conversación írrmlica el "lore-
Á JI.
197
I
tl La conversación es un p. receso por el que se busca llegar a un ~
acuerdo. Forma parte de toda verdadera conversación el atender ~
~ realmente al otro, dejar valer sus puntos de vista y ponerse en su ti
~ lugar, no en el sentido de que se quiera entendercorno la individua- ,11
~ lidad que es, pero si en el de que se intenta entender lo que dice. Lo·---¡
"<, que se trata de recoger es el derecho objetivo de su opinión a través
198
tra el traductor. Aquí no cabe más que resignación. Tiene que decir
con claridad las cosas tal corno él las entiende. Pero como se encuen-
tra regularmente en situación de no poder dar verdadera expresión
a todas las dimensiones de su texto. esto significa para él una cons-
tante renuncia. Toda traducción que se tome en serio su cometido
resulta más clara y más plana que el original. Aunque sea una repro-
ducción magistral no podrán dejar de faltarle algunos de los armó-
nicos que vibraban también en el origlnal. (En algunos pocos casos
de recreación verdaderamente maestra, esta pérdida puede compen-
sarse e incluso ser origen de una nueva ganancia; Pienso, por ejem-
plo, en las Flores del mal de Baudelaíre, que en su recreación por
George parecen respirar una extraña nueva salud).
El traductor tiene muchas veces dolorosa conciencia de la distan-
cia que le separa necesariamente del original. Su trato con el texto
tiene también algo de los esfuerzos del ponerse de acuerdo en una
conversación; sólo que aquí la situación es la de un acuerdo partícu-
.larrnente penoso, porque se reconoce que en último extremo la dis-
tancia entre la opinión contraria y la propia no es superable. E igual
que, en la conversación en la que se plantean esta clase de diferen-
cias insuperables puede alcanzarse quizá en el vaivén de su discur-
so algún tipo de compromiso, también el traductor encontrará en el
vaivén del pesar y sopesar la mejor solución, que nunca puede ser
otra cosa que un compromiso. Igual que en la conversación, con el
fin de alcanzar este objetivo, uno se pone en el lugar del otro para
comprender su punto de vista, también el traductor intenta ponerse
por completo en el lugar del autor,
Pero esto no proporciona por sí sólo ni el acuerdo en la conversa-
ción ni el éxito en la reproducción de la traducción. Las estructuras
son claramente parecidas. El ponerse de acuerdo en una conversa-
CIif";';' .•••••••••••
-~ :.-.- ••• --. • ~........._.UO
~ •• ,_
-
199
cortada. Incluso, en los casos extremos en los que hay que traducir
de una lengua a otra, el tema apenas puede separarse de la lengua.
Sólo reproduciendo de verdad aquel traductor que logre hacer ha-
blar al tema que el texto le muestra, y esto quiere decir que dé con
una lengua que no sólo sea la suya, sino también, la adecuada al ori-
ginal. La situación del traductor y la del intérprete vienen a ser, pues,
. en el fondo la misma.
El ejemplo del traductor que tiene que superar el abismo de las
lenguas, muestra con particular claridad la relación recíproca que se
desarrolla entre el intérprete y el texto. que se corresponde con la
reciprocidad del acuerdo en la conversación. Todo traductor es in-
térprete. El que algo esté en una lengua extraña no es sino un caso
extremo de dificultad hermenéutica, esto es, de extrañeza y de su-
peración de la rnisma. En realidad, en este sentido determinado in-
equívocamente son extraños todos los 'objetos' con los que tienen que
ver la hermenéutica tradicional. La tarea de reproducción propia del
traductor no se distingue cualitativamente, sino sólo gradualmente
de la tarea hermenéutica general que plantea cualquier texto.
Por supuesto que esto no quiere decir que la situación hermenéu-
tica que se plantea con los textos sea idéntica a la que se plantea en-
tre dos personas en una conversación. En el caso de los textos se tra-
ta de 'rnanífestacíones vitales fijadas duraderarnente'. que deben ser
entendidas, lo que significa que una parte de la conversación herme-
néutica, el texto, sólo. puede llegar a hablar a través de la otra parte,
del intérprete. Sólo por él se reconvierten los signos escritos de nue-
vo en sentido. AJ mismo tiempo, y en virtud de esta reconversíón a
la comprensión, accede al lenguaje el asunto mismo del que habla el
texto. Igual que en las conversaciones reales, es el asunto común
el que une entre sí a las partes, en este caso al texto y al intérprete.
Igual que el traductor sólo hace posible, en calidad de intérprete, el
acuerdo en una conversación gracias a que participa en la cosa de la
que se trata, también frente al texto es presupuesto ineludible del in-
térprete el que participe en su sentido.
En consecuencia está plenamente justificado hablar de una conver-
sación hermenéutica. La consecuencia será que la conversación herme-
néutica tendrá que elaborar un lenguaje común, igual que la conver-
sación real, así como que esta elaboración de un lenguaje cornún
tampoco consistirá en la puesta a punto de un instrumento para el
fin del acuerdo, sino que, igual que en la conversación, se confundi-
rá con la realización misma del comprender y el llegar a un acuer-
200
do. Entre las partes de esta 'conversación' tiene lugar una comuni-
cación como la que se dada entre dos personas, y que es algo más
que mera adaptación recíproca. El texto hace hablar a un tema, pero
quien lo logra es en último extremo el rendimiento del intérprete. En
esto tienen parte los dos.
La referencia del texto no se puede comparar, según ésto, con un
punto de vista fijo, inamovible 'y obstinado, que sólo planteara al que
intenta comprender la cuestión única de cómo ha podido el otro lle-
gar a una opinión tan absurda. En este sentido la comprensión no es
seguramente una comprensron históri .¿ , "."o
1 istorrca
s.
que reconstruya la gene-
./'. 11.,·
sís del texto. Lo que uno entiende es que está comprendiendo el texto
mismo. Pero esto quiere decir que en la resurrección del sentido del
texto se encuentran ya siempre implicadas las ideas propias del in-
térprete.
El horizonte de éste resulta de este modo siempre determinante,
pero tampoco él puede entenderse a su vez COi'TIO un punto de vista
propio que se mantiene o impone. sino más bien como una opinión
y posibilidad que uno pone en juego y qUe ayudará a apropiarse de
verdad lo que dice el texto. Más arriba hemos descrito esto como
fusión de horizontes. Ahora podemos reconocer en ello la forma de
l"eanzaciifn aelacon~;~acjón, en la que un tema accede a su expresión
no en calidad ~''_.....".".r
de ....",~,~-''"""_·__
"'''¿~'''''''''''''''''''=-
cosa ·-.r_->·...",,..._.-..·_ \au~r::'-sjri9-=-a~Iª=~~c9m!)n.~
mí .•......•~_.
mía o•.......·_·de......,.~~-
''''''''''''
" . >
ambos.
-,._.Es ~el
romanticismo alemán el que sentó las bases del significado
sistemático que posee la Iíngüistícidad de la conversación para toda
comprensión. Él nos ha enseñado que en último extremo comp'~~n-
. der e interpretar son la misma cosa. Sólo este conocimieñ'iü' p(;ct;á"
'"sa-caraf-C-oncépto -éfel"a:"'iñierpretadón del significado pedagógico-
ocasional que tuvo en el siglo XVIII y darle un lugar sistemático, ca-
racterizado por la posición clave que ha alcanzado el problema del
lenguaje para el planteamiento filosófico en genera].
Desde el romanticismo ya no cabe pensar como si los conceptos
de la interpretación acudiesen a la comprensión, atraídos según las
necesidades desde un resorvorío lingüístico en el que se encontrarían
ya dispuestos, en el caso de que la comprensión no sea inmediata.
f Por el contrario, el kmgue}e es el medio universal en el que se realiza la com- W
201
to y el de su intérprete, o la falla que separa al traductor de su' origi-
nal, no es en modo alguno una cuestión secundaria.
Todo lo contrario, los problemas de la expresión lingüística son en
realidad problemas de la comprensión. Todo comprender es inter- t
Í pretar, y toda interpretación se desarrolla en el medio de un lengua- J
tI je que pretende dejar hablar al objeto y es al mismo tiempo, el len- ~
ig guaje propio de su intérprete.
\" Con esto el fenómeno hermenéutica se muestra como un caso es-
pecial de la relación general entre pensar y hablar, cuya enigmática
intimidad motiva la ocultación del lenguaje en el pensamiento. Igual
que la conversación, la interpretación es un círculo encerrado en la
dialéctica de pregunta y respuesta. Es una verdadera relación vital
histórica, que se realiza en el medío del lenguaje y que también en
el caso de la interpretación de textos podemos denominar 'conver-
sación'. La Iíngüistícidad de la comprensión es la concreción de la con-
ciencia de la historia eiectuel.
La relación esencial entre língüístícídad y comprensión se mues-
tra para empezar en el hecho de que la esencia de la tradición con-
siste en existir en el medio del lenguaje, de manera que el objeto pre-
ferente de la interpretación es de naturaleza lingüística".
202
CAPÍTULO'!
POSTURA DIALÉC'][,ICA
O CRÍ'][,ICO=HERMEl'JÉU'"1fICA
I
I
1.
PRESENT ACIÓN
225
sociedad; la necesidad imnerante
~ de resituar los hechos en una tota-
1 . . "-J ] '. o, "
1" -,' •
noao sociar para que contengan senUC10; la mreraccion constante que
se da entre el sujeto y el objeto en las ciencias humanas y sociales.
La vracríttcano es meramente formal: sino material.isi sus concep ..
tos han de ser: verdaderos, entonces una sociología crítica no puede
ser sino crítícade la sociedad.
Aquí, nos encontramos ante un circulo en el estudio de las cien-
cias humanas y sociales: el Investigador forma parte de esa sociedad
que se propone estudiar y que desempeña un papel decisivo en él y
hasta configurador, y el investigador, a su vez, influye en la socie-
dad.Este circulo debe esclarecersehermenétlticarnente.
l Habermas hamostrado en sus obras mediante él análisis de la
acción comunícativa que existe un a prior! en toda acción humana y
social. y por ende, en toda investigación, a saber, la comunidad
comuntcativa o la íntersubjetivldad. El pensamiento es posible gra-
cias.al-Ienguaje.ique es social. Al analizar este a priot! desvelamos las
condiciones universales de posibilidad de la comprensión y hasta de
la explicación científica. Más que de la contraposición entre explica-
ción-c0m.prensión,habria que hablar de "explicación y comprensión"
COB10 algo complementario.
226
frente a los sistemas cerrados y su énfasis en 10 particular leempu-
jaban a ello.
Se pueden considerar COD10 sus obras más completas y de madu-
rez:' Dialéctica negativa. Madrid, Taurus, 1974; Teorie estética, Madrid,
Taurus, 1980. Asimismo son dignas de atención su Sociologia (con
Horkheímer). Madrid, Taurus, 1971; Terminología filosófica 1 y II,
Madrid, Taurus, 1976.
La VIsión del concepto de lógica de la ciencia 1 que se expone a
continuación es para Adorno mucho más amplio que el de Popper,
pues tiene más presente el método concreto de la sociología que las
reglas generales del pensamiento, la lógica deductíva. El auténtico
conocimiento sociológico es crítico y da cuenta de la totalidad, en-
tendida. como dialéctica, a saber, la descripción de contradicciones
reales de la sociedad. La sociedad es contradictoria y. sin embargo,
determinable: racional e irracional, es sistema y ruptura, naturaleza
ciega y mediación por la conciencia.
227
totalidad, y en modo alguno totalmente reducibles unos a otros, en-
tren en el conocimiento: no tienen 'por qué dejarse aterrorizar por la
división científica del trabajo. La preeminencia de 10 social respecto
de lo humano-individual se explica a partir de la cosa, de esa impo-
tencia' del individuo respecto de la sociedad, que para Durkheirn
constituía, p r-ec s am e nt e , el criterio
í de los Ieits socieux. La
autorreflexión de la sociología también debe estar, no obstante, pre-
cavida YV,igilante respecto de la herencia histórico-científica, que
incita una y otra vez a exagerar las autarquías de las ciencias más
. jóvenes y en Europa todavía no aceptadas con igualdad de derechos
por la univetsites litersrum.
Señoras y señores, en la correspondencia que sostuve con él pre-
viarnente a la formulación de mi coponencía. el señor Popper defí-
nióIa diversidad de nuestras posiciones en los siguientes términos:
en su opinión, vivimos en el mejor de los mundos jamás existentes
-yo, en cambio, me niego a creerlo así. En lo que a él corresponde,
ha exagerado, sin duda, un poco, en aras del efectismo de la discu-
sión. Establecer diferencias en el grado de maldad de sociedades de
épocas diversas no deja de ser algo precario; me cuesta mucho acep-
tar que no todas hayan sido superiores a la que hizo posible
Auschwitz, y por lo menos en este punto, Popper me ha caracteriza-
do con fidelidad indiscutible. Sólo que para mí, la diferencia es
decidíble y no 10 es simplemente de puntos de vista: arribos podría-
mos sustentar igual postura negativa respecto de la filosofía del punto
de vista y. con ello, también respecto de esa misma sociología.
La experiencia del_carácter contradictorio de la realidad social no
• t~."-._.-,~,. •.~~._~ __ ~"",~ _",",,,~~-=--"_...
••..• _~
228
cierto es que a pesar del tiempo transcurrido, no se ha producido
cambio alguno en esta situación de partida de la sociología; es más,
se ha agravado en extremo -y la sociología debería reservarse esta
evidencia.
El archtposittvísta Comte era perfectamente consciente de ese ca-
rácter antagonístíco de la sociedad -en su opinión, realmente decisi-
vo-, al que en su ulterior evolución, el positivismo ha intentado anu-
lar -o escamotear- corno simple especulación metafísica, dandolugar
a las extravagancias. de su fase tardía, que han vuelto a evidenciar
lo intensamente .que la realidad social ha puesto en solfa las preten-
siones de aquellos cuya profesión es, precisamente, apurar el cono-
cimiento de la misma.
Entretanto ocurre que la crisis, por la que la sociología ha de mos-
trarse no afectada, ya que no es la del orden burgués tan sólo, sino
una crisis tal que amenaza literalmente la subsistencia física de la
sociedad entera. Frente a la increíble prepotencia de las circunstan-
cias, ahora evidente en-toda su desnudez, la esperanza, alentada por
Cornte, de que la sociología pudiera guiar el poder social, se ha re-
'velado como ingenua -salvo, desde luego, que se decida a facilitar
planes y proyectos a los poderes totalitarios. En su renuncia a una
teoría crítica de la sociedad, la sociología adopta una postura de re-
signación: no hay valor para pensar el todo porque se duda de po-
der transformado.
De ahí que si la sociología aceptara reducirse exclusivamente al
conocimiento de iects y figures en beneficio de lo establecido, seme-
jante progreso en la carencia de la libertad acabaría por menoscabar
progresivamente. condenandolas a la irrelevancia. incluso a esas in-
vestigaciones de detalle con las que se hace la ilusión de triunfar sobre
la teoría.
La ponencia de Popper acaba can una cita de jenófanes, síntoma
indudable de que esa separación entre filosofía y sociología, que hoy
tanto ayuda a la tranquilidad de las almas, le satisface tan escasamen-
te como a mí. Pero también jenófanes era, a pesar de la ontología
eleática, un ilustrado; no en vano encontramos ya en él esa idea
=nuevamente rastreable en Anatole France-. de acuerdo con la cual
si una especie
~ animal -pudiera renresentarse
~ a una divinidad, 10 ha-
ría con su propia imagen. Este tipo de crítíca es tradicional en la Ilus-
tración europea desde la Antigüedad. Su herencia ha recaído hoy, en
no escasa medida, en la ciencia social. Apunta a la desmitologizacíón.
Que no es, desde luego, ningún concepto teorético, ni equivale tam-
229
poco a una ciencia iconoclasta que al acabar con la diferencia entre
10 verdadero y lo no verdadero destruye también el abismo entre lo
cabal y lo falso.
En su lucha contra la magia, la Ilustración se propone =eri virtud
de su propia esencia- liberar a los hombres de todo encantamiento;
. del de los demonios, ayer, y hoy de los que sobre ellos ejercen las
relaciones humanas. Una Ilustración que se olvida de esto y, en su
desinterés, deja en su lugar -intacto- el viejo encantamiento, agotan-
dos e en la elaboración de aparatos conceptuales manejables, comete
sabotaje contra sí mismo incluido ese concepto de verdad que Popper
opone a la sociología del conocimiento. En el concepto enfático de la
verdad viene comprendida también la disposición cabal de la socie-
dad, por poco que pueda ser esbozada como imagen de futuro. La
reductio ad homitiem en la que toda Ilustración crítica encuentra ins-
piración, tiene como sustancia a esos hombres a los que habría que
acceder en una sociedad dueña de sí misma. Enla actual, por el con-
trario, único índice es lo socialmente no verdadero".
Actividades reflexívas
230
2. TEORÍA ANA.LÍTICADE LA CIENCIA Y DIl-\LÉCTICA.
]ÜRGEl\f Hpt.BERMAS
231
Teoría analítica de la ciencia y dialéctica 2
232
su propio curso, ~L~i92~Qi~llY-~llleQl~_~i~Illii~ll=d~a través de las
instituciones vigéntes, por ·así decido, y lo suspende. Porque la de-
pendencia de estas ideas e interpretaciones de la suma de intereses
de un contexto objetivo de la reproducción social, impide aferrarse
a una hermenéutica subjetivamente comprensiva del sentido; una
teoría que, aspire a la comprensión objetiva del sentido debe dar
cuenta asimismo de esemoffie~t~-;-Z~fkacióñ~q~ecte
mafle-;;- tan~
<f~clusiWi~kia"CfelaarencíOn ae los métodos objetivizadores.
Corno la dialéctica se sustrae al objetivisrno, desde cuya perspec-
tiva las relaciones sociales existentes entre seres humanos histórica-
mente actuantes son analizadas de manera idéntica a como pueden
serlo las relaciones legales entre cosas, se libra también del peligro
de la Ideologización, peligro que subsiste durante el tiempo todo en
el que la hermenéutica mide y considera dichas relaciones de acuer-
do, simplemente, con lo que ellas subjetívamente se consideran a si
mismas" .
Actividades reflexivas
Lectura complementaría
:l J.
Haberrnas. "Conocimiento e interés" en Ciencia y técnica como "ideología ".
Madrid. Tecnos, 1992. pp.168-172. (Sin notas).
233
hermenéuticas y las ciencias orientadas h~JaJa ..(,Lilic_ª":.Q __<;;_if-;ncias
de
~a's-:l\-
"'lél-á'cclón--s fsté má ti c~~~ieñd~Te corres po n de' u ;~-i-~t-~
;é;
a
'--c'ogñosCitivo~ sab-er:~ún interés técnico, un interés práctico y un in-
"-~~. ~-.~=-
.. -~ ";---"-'-~----- .....
-,-"",,"-~
....
--' ...
~
_~.!~~_;~~~,Ea~9!L~ . -
"Para tres categorías de procesos de investigación se deja dernos-
trar una conexión específica de reglas lógico-metódícas e inter~ses
qu~ul~n ~~~c~i~ntº. Esta es la tarea de una crítica d~-laci~'n-:'
~'aaque escape a las trampas del positívismo. En el ejercicio de las
ciencias empírico-analítícas interviene un interés técnico del conoci-
miento; en el ejercicio de las ciencias hístórico-hermenéuttcas inter-
viene un interés práctico del conocimiento, y en el ejercicio de las cien-o
cias orientadas hacia la crítica interviene aquel interés emencioetorio
del conocimiento que ya, como vimos, subyacía ínconfesadamente en
la ontología tradicional. Quisiera ilustrar estas tesis con unos cuan-
tos ejemplos paradígmátícos.
En las ciencias empírico-analíticas, el sistema de referencia que pre-
juzga el sentido de posibles enunciados científicos de tipo empíríco,
establece reglas no sólo para la construcción de teorías, sino también
para su contrastacíón crítica. La teoría consta de conexiones hipoté-
tico-deductivas de proposiciones, que permiten deducir hipótesis
legales pregnantes de contenido empírico. Esas hipótesis son suscep-
tibles de ser interpretadas como enunciados sobre la covarianza de
magnitudes observables: bajo condiciones iniciales dadas, permíten
hacer pronósticos. El saber empírico-analítico es, por tanto, posible
saber pronóstico. Pero el sentido general de tales pronósticos, vale ,w
234
de nuestra experiencia en el círculo de funciones de la acción instru-
mental.'""· .
Tomados a la vez ambos elementos, la construcción lógica de los
sistemas de enunciados permitidos y el tipo de las condiciones de
contrastación sugieren la siguiente interpretación: que las teorías cien-
tíficas de tipo empírico abren la realidad bajo la guía del interés por
la posible seguridad informativa y ampliación de la acéTÓnde~éxITo
"-cor1troTado:-E'Stees el interés COgnitivo por la disponibilidad técnica'"
O'~af;¡;;Ocesosobjetívados. .. ..
Las ciencias bistorico-hermeneutices obtienen sus conocimientos en
otro marco metodológico. En ellas el sentido de la validación de
enunciados no se constituye en el sistema de referencia del control
de disposiciones técnicas. Los niveles de lenguaje formalizado y ex-
periencia objetívada aún no están diferenciados; porque ni están las
teorías construidas deductivamente ni tampoco están organiza-
das las experiencias atendiendo al resultado de las operaciones. Es
la comprensión de sentido lo que, en lugar de la observación, abre
acceso a los hechos. A la contrastación sistemática de suposiciones
legales corresponde aquí la interpretación de textos. Las reglas de la
hermenéutica determinan por tanto, el posible sentido de los enun-
ciados de las ciencias del espíritu.
A esa comprensión del sentido, a la que deben ser dados como
evidentes los hechos del espíritu, ha anudado el historicismo la ilu-
sión objetívísta de la teoría pura.y~~ce <:.?mo~~.~l ins~rpr~te se sL,
tuase en eLhorizq~el mundo· o deLlenguaje, horizonte del euaJ
."""'extraesu sentido un hecho histórico_ transmtndo. También aquí se
CC)ilSffiuyé-ñ los hechos sólo por relación a los patrones de su consta-
tación. Así como la autocomprensión positivista no se hace expresa-
mente cargo de la conexión de operaciones de medición y controles
de resultados, así también olvida esa precomprenslón adherida a la
situación inicial del Intérprete, a través de la cual el saber herme-
néutica siemnre está transmitido. El mundo del sentido transmitido
A
~
este camino colocar a la ley misma, merced a la reflexión, no cierta-
mente fuera de la validez, pero sí fuera de la aplicación.
El marco metodológico que establece el sentido de la validez de
esta categoría de enunciados críticos se puede explicar en términos
del concepto de~~sutorreilexion. .. Ésta libera al sujeto de la dependen-
da de poderes hipostasiados. La autorreflexión está determinada por
un interés cognitivo emancipatorio. Las ciencias críticamente orien-
tadas lo comparten con la filosofía".
Actividades reflexivas
i
2. ¿Qué intereses cognoscitívos les ordena Haberrnas? ~
i
3. ¿Es posible caracterizar cada ciencia y establecer ejemplos de cien-
cia concreta?
4. ¿En qué consiste la autorreflexión? í
~
,
5. ¿Cómo se llega a la emancipación?
236
Lectura complementaría
Mac Carthy, T., La teotie critica de]. Ha berm as, Madrid, Tecnos, 1987.
"En rigor, el titulo del presente trabajo debería ser el siguiente: 'El
juego lingüístico trascendental de la comunidad ilimitada de comu-
237
nicacíón C01TIO condición de posibilidad de las ciencias sociales'. Con
este titulo quiero esbozar, desde un comienzo, dos tesis:
1) Frente a la lógica de la ciencia (Logic o[ Science), dominante hoy
en día, considero que toda teoría filosófica de la ciencia debe respon-
der a la pregunta kantíana por las. condícíones trascendentales de 4F.~~-""-~~~"'~_.- _._-- .••..••.
--~. "'"'=«<--.--'<' .••.••••
p~idªd y-'y.ª}ide~ºiL~j~nC~?~
2) Sin embargo, frente a los defensores de un kantísmo ortodoxo.
considero también que,' hoy en día, la respuesta a la pregunta
kantiana no nos remite a la filosofía kantíana de una 'conciencia en
general' trascendental. Antes bien, creo que la respuesta a la pregunta
por el sujeto trascendental de la ciencia debe estar mediada por la
auténtica adquisición de la filosofía en este siglo: por el reconocimien-
to del valor trascendental del lenguajey,
-..=;""_ ••..,'-.•....
,..-- ..•-.,,... ,
por tanto, de la comunidad
_-,,"_m......,....,-,...--
'-~".t>'~~"''''''.~'''''''-'''''''"'''''''''''''''''''''''''''''''<t1>O''''«''''~'''''''''''''''''.''''''''''''_''''.''_'''''-r ••••••'''''.,,,.,..
•• ~rlé:i.'!" .••••.•.
lingüística.· .. .
".--~,o<No éreo que la pregunta
por las condiciones trascendentales.de
posibilidad y. validez de la ciencia se identifique con la cuestión
de la posible deducción de teoremas en el marco de un sistema axío-
mátíco, que tenga que fundamentarse nuevamente a sí mismo. No
creo, por tanto, que esta pregunta deba conducirnos a un círculo ló-
gico, a un regressus ad infinitum o a establecer dogmáticamente princi-
pios últimos.
Tampoco creo que el planteamiento trascendental tenga que redu-
cirse -como en el mismo Kant - a 'justificar' la construcción clásica
de la teoría física o de la geometría euclidea aunque, aun suponien-
do tal restricción, sigue siendo relevante siempre que a la vez
relativicernos gnoseoantropológícamente la idea de 10 a priori. A mi
juicio, vista la transformación que realmente ha sufrido la problema-
tica gnoseológíca, convirtiéndose en problemática analítico-lingüísti-
ca, más bien es necesaria una redicelizecicn certesiene del planteamien-
to trescendentel, que ciertamente no permita -como todavía E.
Husserl- reducir la pregunta por la validez del sentido a la pregunta
cartesiana por la evidencia de mi conciencia.
Que la evidencia de la conciencia en sentido cartesiano, kantíano, e
incluso husserliano, es insuficiente para justificar la validez del 'co-
nocimiento', queda patente, por ejemplo, en el problema de la vali-
dez a prtori de la geometría euclidea en sentido kantiano o de las lla-
madas 'proposiciones sobre el color' en sentido husserliano. Por una
parte, es muy plausible que los axiomas de la geometría euclidea y
las 'proposiciones sobre el color' ('lo que es verde no es rojo' o 'lo
coloreado es también extenso') sean proposiciones sintéticas a prior},
238
puesto que podemos pensar de otro modo los correspondientes esta-
dos de cosas sin contradecírnos, pero no podemos representetnoslos
de otro modo.
Esta constatación fenomenologíca y gnoseoanrropológica se apo-
ya en mi evidencia Intuitiva ante los fenómenos individuales; pero,
precisamente por ello, no basta para Fund ame nt ar la velidez
mtetsubjetive a priori de la geometría euclidea y de las proposiciones
de color. Para ello es necesario, además, que mi evidencia Intuíriva
esté vinculada a un 'juego lingüístico' mediante reglas semantíco-
pragmáticas; es decir, que se constituya como 'paradígma' del juego
lingüístico, en el sentido del segundo Wíttgensteín.
Sólo entonces la evidencia de mi conciencia se convierte, mediante
acuerdo lingüístico: en- vaJ¡¡J;;~a--prj01=i-de ~;;unciados para nosotros y
<'-pu~econs1Cfe-;ars~-por tanto, como conocimiento vinculante a priori,
en el sentido de la teoría consensual de la verdad. Erigiendo como
paradigma de juego lingüístico -Irnplícíta o explícitamente- la evi-
dencia demí conciencia, se determina en cierto modo para la C001U-
nidad de comunicación e interpretación el sentido ergumentetivo de
la certeza representativa de cada conciencia. La determinación del
sentido en la síntesis comunicativa de la interpretación -no ya síntesis
de la apercepZ~ 70nstituye el'punta"""Wpre"m(;7-Ckant) de una fi-
losofía trascendental transformada semíótícamente,
A mi juicio, una filosofía trascendental moderna reflexiona, pri-
mariamente, sobre el,,-~_~Dt!Qqsl-~~~é?-XE.urv~nt~ciélll en~~n~Iª! y, por
consiguiente, también sobre las",ir~.912~'§ de dicbo sentiqo. Sea
cual fuere la posición de quien argumenta, esto constituye para él
evidentemente 10 último, lo urebeseble. Junto con la argurnentación (y
esto significa. incluso, junto con cualquier duda por radical que sea
que, en cuanto duda, tenga sentido), el que argumenta ha estableci-
do y reconocido irnplícitamente los presupuestos trascendentales de
la teoría del conocimiento y de la teoría de la ciencia: el juego lingüís-
.==-- .- ... ---- -,
tico trascendental de una comunidad crítica e ilimitada de comiirií-
~------,-------
cacllin- ~-----_. -.. - --,.. ..---_ _ .._----------------~ --=--------.
p'- •.•
,.•
..
,..,-
239
ron, el conocimiento no podría convertirse en argumento; conservaría
en cierto modo el status de certeza vivencial. ciega para el sentido,
como la vivencia de dolor mc rarnerite privada que, según
Wittgenstein, puede 'suprímírse' cuando se trata del acuerdo sobre
mi dolor o tu dolor.
Así pues, cuando se trata de Iundementecián última mediante .re-
-tlexion trascendental, quien filosofa no necesita elegir una comunidad
crítica de comunicación a la qué pertenecer. ni dogrnaticamente ni
mediante una 'decisión irracional' (K; Popper) porque, como parti-
cipante en la argumentación, ha reconocido ya siempre implícitamen-
te el presupuesto de la comunidad crítica ilimitada de comunícacíón.
Sólo puede explicítar este presupuesto más o menos adecuadamen-
te y fortalecer voluntariamente las normas que en él se contienen, o
fracasar en la tarea de conocer trascendentalmente, o rechazar volun-
tariamente, por oscurantístas. las normas del juego trascendental del
lenguaje.
Sin duda, esta última sería una opción 'irracional' que, llevada
consecuenternente a cabo, destruiría también la posibilidad de
autocomprenslón solitaria y, por tanto, de autotdentífícacíón. Es
imposible decidir a favor o en contra de las normas del juego lingüís-
tico trascendental desde una posición externa al juego lingüístico;
negar esto constituye el error básico del solipsismo metódico. Única-
mente puede optar por la autoafírmacíón o la autonegacíón un yo que
presuponga ya la comunidad de comunicación: aquí radica la liber-
tad de elección del hombre finito, que ya no puede fundamentarse
ulteriormente y a la que debemos recurrir, sin duda. para realizar
prácticamente la comunidad crítica de comunicación, ya siempre pre-
supuesta" .
Actividades reflexivas
240
,
6. ¿Qué quiere decir el autor con "juego lingüístico trascendental de
una 'comurridad crítica e ilimitada de comunicación "7
"
Lectura complementaria
";
Cortina, A., "Razón comunicatíva y responsabilidad solidaria", en K.
O. Apel, Ética y politice, Salamanca, Sígueme, 1988.
241