Varela, Julia & Alvarez, Fernando - Arqueologia de La Escuela UF 15 PDF
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ARQUEOLOGIA
DE LA ESCUELA
LAS EDICIONES DE
¿ a l3« lueta.
0005B428
«Genealogía del poder»
1 Colección dirigida por „j
Jutia Varela y Fernando ATvarez- Uria
Diseño cubierta:
Roberto Turégano
Introducción........................................................................ 9
La maquinaria escolar..................................................... 13
Definición del estatuto de infancia.................................. 15
Emergencia de un dispositivo institucional: el espacio
cerrado.......................................................................... 26
Formación de un cuerpo de especialistas........................ 32
Destrucción de otras formas de socialización................. 38
Institucionalización de la escuela obligatoria y control
social............................................................................. 47
F iguras de infancia............................................................ 55
Naturalezas de oro, plata y hierro................................... 59
a) El infante y el caballerito..................................... 60
b) El colegial............................................................. 64
c) El picaro................................................................ 68
Cuadros de infancia.......................................................... 71
El buen salvaje................................................................... 75
La infancia, categoría sociopolítica................................. 82
9
!0 Introducción
13
14 Julia Varela - t . Alvarez-una
con un bonete. Los escolapios no solían ser tan refinados, sus premios
consistían en estampas y libritos piadosos.
La maquinaria escolar 37
E dad A n tig u o S o c ie d a d
M e d ia R é g im e n B u rg u e sa
55
56 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
a) El infante y el caballerito
b) El colegial
c) El picaro
La reorganización social moderna, la ausencia de lazos
familiares «adecuados» en las clases populares, la fijación en
los colegios de una parte de la población infantil, los
programas de «amparo de pobres», contribuyeron a una
indexación negativa de los hijos de las clases populares y a
su sometimiento a un tipo de socialización específica y
empobrecida en relación a la recibida por los descendientes
de otros grupos sociales. Por otra parte, y en conexión con
estos factores, la moderna percepción de infancia sólo roza
tangencialmente a las clases populares cuya descendencia
seguirá socializándose en la comunidad y en el aprendizaje
de oficios. Incluso en aquellas ocasiones, poco frecuentes, en
que los niños pobres asisten a escuelas parroquiales o
municipales, siguen formando grupos heterogéneos en los
que están mezclados edades y niveles de instrucción. Será
preciso esperar a la imposición de la obligatoriedad escolar
para que comience a emerger con nitidez una peculiar figura
de niño popular.
Figuras de infancia 69
Cuadros de infancia
El buen salvaje
85
86 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
Educación popular
L á m in a 10
PEDRO NUÑEZ DE VILLAVICENCIO
[1640 antes de 1698]
Juegos de niños
Lámina 11
LUCA GIORDANO
[1634-1705]
Riña de muchachos
L á m in a 12
JORDAENS
La fam ilia del pintor
L á m in a 13
PIETER DE HOOGH
Un hombre fumando y una mujer bebiendo en un patio
L á m in a 14
JEAN RANC
[1674-1735]
Fernando VI, niño
L á m in a 15
PIERRE GOBERT
[1662-1744]
Retrato infantil
L á m in a 16
MURILLO
[ 1618- 1682]
Niño espulgándose
La ilustración y su sombra 99
129
130 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
Marco socio-histórico
a) El redescubrimiento de la infancia
Algunos proyectos
Y algunas realizaciones
Letras y virtud
31 Todos estos factores indican que están mejor preparados que los
maestros de la Hermandad de San Casiano para hacer frente a la nueva
situación. Estos carecían de un método uniforme de enseñanza, no
disponían de un tipo de letra de la corporación para las muestras ni
tampoco de libros de enseñanza; en suma, no contaban con un sistema
pedagógico uniforme que, como queda claro, constituía una de las
principales preocupaciones de los ilustrados. Numerosas obras de autores
del siglo XVIII insisten en la crítica de la enseñanza de los maestros con
mayor o menor radicalidad. Entre ellos podemos citar a José Anduaga,
Discurso sobre la necesidad de la buena educación y medios de mejorar
la enseñanza de las escuelas de primeras letras, 1800. Anduaga es también
autor del Arte de escribir por reglas y sin muestras (1781). Y Juan Rubio,
autor de Exemplos morales o las consecuencias de la buena y de la mala
educación (1800), también se refiere a sus prácticas en Prevenciones
dirigidas a los maestros de primeras letras, Madrid, 1788.
La educación popular ilustrada 163
Sujeción y trabajo
15 Algunos de sus lemas pueden mostrarnos cuál era «el espíritu» que
pretendían propagar a través de las más variadas ocupaciones: publicar
memorias, socorrer a enfermos, abrir escuelas, impartir clases y conferen
cias, conceder premios para estimular la producción en sus diferentes
ramos, otorgar dotes para fomentar los matrimonios... He aquí unos
ejemplos: «Socorre enseñando» (Matritense), «Beneficia proporcionando»
(Segovia), «Da luces siempre fiel» (Sevilla), «Disipando ¡lustra» (Valladolid),
«El ocioso para nada es provechoso» (Soria), «Florece fomentando»
(Z aragoza) y «La verdadera riqueza, subsistencia y p oblación» (Z a m o ra ).
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175
176 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
■
” F. F errer i G uardia, op. c., p. 62.
204 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
tutela
deneración ■ - regeneración
tuirán las dos redes que van a permitir una nueva expansión
de las prácticas psiquiátricas y psicológicas5.
El tratamiento moral, definido por uno de sus inventores,
el psiquiatra J. P. Falret, como «una red humana con la que
el médico rodea a sus enfermos para coordinar sus
movimientos, regular sus pensamientos, modelar sus senti
mientos y presidir todas sus acciones», va a ser exportado al
terreno de la infancia6. Es preciso aislar a los hijos de los
obreros en una institución de clase —la escuela primaria—
que, recluyéndolos en un espacio reglamentado y subordi
nándolos a una autoridad competente, favorezca su jerar-
quización así como su «desarrollo» físico, intelectual y
moral. Con el pretexto de la ayuda para el progreso de los
«subdesarrollados» la pedagogía moderna atajará desde sus
raíces previsibles desviaciones y favorecerá una armoniosa
adaptación a la sociedad civilizada. Pero la moralización de
aquellos niños que no se adaptan a una reciente institución,
o la de aquellos otros que permanecen al margen de ella será
si cabe más intensa e inflexible. Ambas infancias serán
asumidas por la pedagogía correccional a la que el progresista
y eminente filósofo de la educación Giner de los Ríos
adjudicaba un amplio territorio:
Gestión de la infancia
235
236 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
3 Cf. los datos sobre ese informe con algunas anotaciones críticas en
F. Alvira Martín y A. Contreras Murillo, Delincuencia y marginación
juvenil, op. c. p.s. 22-23.
Escuela de delincuentes 239
Materiales de sociología critica, op. c., pp. 217-243. p. 241. Véase también
R. Castel, La gestion des risques, Minuit, Paris, 1981 (Trad. en
Anagrama).
" Jean-Claude Chamboredon realizó en este sentido un estudio
diferencial de la delincuencia de jóvenes de clases bajas y de la
delincuencia de jóvenes de clase media y alta en el que muestra que «la
estructura particular de las oposiciones de clase no explica simplemente la
Escuela de delincuentes 257
261
262 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
Selección y adaptación
verdadero saber, los que conocen los principios por los que
ha de regirse la enseñanza. A cambio de su conversión a
estos programas destinados a otorgarles el título de profe
sionales competentes, los poderes públicos parecen ofrecerles
el estatuto de técnicos de la enseñanza frente al de
misioneros laicos. El profesor «neotaylorizado» entra así en
una espiral de contradicciones sin fin, al tener que encontrar
salidas técnicas a cuestiones que no son ni principal ni
exclusivamente técnicas, sino políticas. Sé verá abocado al
fracaso personal en la medida en que sólo podrá interpretar
los conflictos en que vive a partir de códigos tecnocráticos,
códigos que lo conducirán a un reciclaje sin fin —lo que
implica una dependencia cada vez mayor de los especialis
tas—, y que lo alejarán de la comprensión de los fenómenos
educativos y de su resolución. Es indudable que las
necesidades de mantenimiento del sistema social exigen de
los profesores no sólo la transmisión de unos conocimientos
etiquetados como «la ciencia» y «la cultura», sino también
una función de vigilantes, de tutores y controladores de los
excesos. Naturalmente cumplirán tanto mejor estas funciones
cuanto más las acepten como exigencias científicas y cuanto
más logren eliminar en el alumnado cualquier tipo de
resistencia. Pero los profesores pueden poner en cuestión
este mandato social, reconociendo en él la expresión de un
poder social. Pueden, en consecuencia, dejar de ser simples
delegados del poder al someter a crítica su propio estatuto
de autoridades delegadas, al conocer las funciones sociales
que de hecho cumplen y al preguntarse cuáles son las
condiciones socio-políticas que marcan y enmarcan la
relación pedagógica.
La neotaylorización de los centros de enseñanza logra,
como puede vislumbrarse, efectos altamente productivos y
de gran alcance. La mezcla entre tecnocracia y espiritualismo,
maridaje armonioso entre las exigencias de los nuevos
tiempos y las de una tradición con hondas raíces en un país
católico por excelencia, elimina la necesidad de analizar la
interdependencia existente entre los modelos internos de
funcionamiento de los centros escolares y las condiciones
sociales que los posibilitan. No es preciso profundizar
La escuela empresa: neotaylorismo y educación 277
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280 Julia Varela - F. Alvarez-Uria
¡ á 'u K iíB iS