ISM - Curso Formacion Sanitaria Especifica Avanzada PDF
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C M Y CM MY CY CMY K
Compuesta
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AVA N Z A DA
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NIPO: 205-04-008-9.
Depósito Legal: M-46023-2004
COORDINACIÓN:
TEMARIO
TEMA 15 Lesiones en los oídos, nariz, garganta, ojos y dientes ............................................. 207
TEMA 16 Uso indebido de drogas, alcohol y otras urgencias psiquiátricas .................. 217
TEMA 1
E l trabajo a bordo se diferencia claramente del resto de las profesiones en dos aspectos fun-
damentales:
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Estas dos circunstancias les impiden recibir atención médica cuando lo precisan, con los medios
habituales disponibles en tierra para la población general.
Los problemas médicos que plantean las especiales condiciones de vida y trabajo de los marinos,
han venido siendo estudiados desde hace tiempo por diversos organismos internacionales:
La OIT, desde su nacimiento, ya apreció las particularidades y las difíciles condiciones laborales de
estos trabajadores, diferenciándolos de los que desarrollan su trabajo en tierra. Así, publicó una serie
de Convenios y recomendaciones especialmente referidos a la gente del mar y a los pescadores,
con el fin de mejorar la protección de su salud, estableciendo medidas preventivas de cumplimien-
to obligatorio en todos aquellos países que los ratifiquen. Estos Convenios, todos ratificados por
España, son los siguientes:
— Convenio n.º 16, de 1921, relativo al “examen médico obligatorio de los menores empleados
a bordo de los buques”.
— Convenio n.º 73, de 1946, relativo al “examen médico de la gente del mar”.
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— Convenio n.º 69, de 1946, sobre “certificado de aptitud de los cocineros de los buques”.
El Consejo ejecutivo de la OMS y la Asamblea Mundial de Salud también han adoptado resolucio-
nes sobre la salud de los marinos (WHA 14.51, EB29.R10, WHA 15.21, EB37.R25, EB43.R23).
Además, en mayo del 96, una Resolución de la cuadragésimo novena Asamblea Mundial sobre la
Salud (WHA49.12), en la estrategia global de la OMS en Salud Ocupacional, insta a los Gobiernos
a organizar servicios completos de salud ocupacional para la población trabajadora incluyendo a los
grupos más expuestos, como los marinos.
Sobre los reconocimientos médicos previos al embarque, un Comité mixto OIT/OMS, en mayo del
93, concluye que “sería conveniente elaborar una norma internacional para los exámenes médicos
periódicos y previos al embarque”, publicando en 1997 las Directrices para la realización de reco-
nocimientos médicos periódicos y previos al embarque de los marinos (ILO/WHO/ D.1/1997).
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— Botiquines de las embarcaciones: se tratan los tipos y la dotación mínima de los botiquines
que deben llevar las embarcaciones en función del tonelaje del buque, de los días que perma-
nece alejado del puerto y de la distancia a la costa en la pueda encontrarse.
— Formación Sanitaria mínima de las tripulaciones: se establece una formación inicial y la obli-
gatoriedad de un reciclaje periódico. Marca diferencias formativas para los mandos del buque y
la marinería referidas a conocimientos y responsabilidad sanitaria a bordo.
SITUACIÓN EN ESPAÑA
En España, las necesidades asistenciales de estos trabajadores y las carencias que padecen cuan-
do están embarcados y alejados de los medios sanitarios disponibles en tierra se sintieron desde
hace tiempo. El Instituto Social de la Marina (ISM), como Entidad Gestora de la Seguridad Social de
los trabajadores del mar, creó en 1983 el Servicio de Sanidad Marítima, con el cometido de poner
en marcha y afianzar el Programa de Sanidad Marítima, cuyo objetivo era proporcionar al hom-
bre del mar una medicina preventiva y asistencial integral cuando se encuentra embarcado y pre-
cisa atención médica a bordo o en puertos extranjeros. Este programa agrupó y amplió un conjun-
to de actividades que ya se venían realizando de manera dispersa, como por ejemplo, los
reconocimientos médicos previos al embarque, la asistencia sanitaria prestada a los marinos en el
extranjero o las consultas médicas por radio; y le añadió otras nuevas, como la creación del banco
de datos sanitario centralizado, la formación sanitaria a los marinos o la revisión de los botiquines
de las embarcaciones.
Como resulta impensable que exista a bordo de cada uno de nuestros buques personal médico
para atender la demanda asistencial en caso de enfermedad o accidente, se plantea un modelo
que posibilite la asistencia realizada por profesionales ajenos al área sanitaria. Para ello, el Programa
de Sanidad Marítima se articula en dos niveles de actuación: un nivel PREVENTIVO y un nivel ASIS-
TENCIAL, coordinados a través de un Centro coordinador del programa y ensamblados mediante el
Banco de datos sanitario.
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COORDINACIÓN
El Centro coordinador está ubicado en los Servicios Centrales de Madrid y es el encargado de pla-
nificar, programar y organizar las actividades. Marca las pautas generales de actuación y es el res-
ponsable de hacer el seguimiento y control de las mismas. Asimismo, detecta las necesidades del
colectivo y establece prioridades de actuación en función de los recursos existentes, manteniendo
un canal abierto de comunicación entre los centros nacionales y extranjeros.
ACTIVIDADES PREVENTIVAS
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Todos cuentan con modernos aparatos de exploración y ayuda al diagnóstico para realizar correcta-
mente los reconocimientos médicos laborales (electrocardiógrafo portátil, audiómetro, espirómetro, 1
control visión, etc.). Las analíticas y exploraciones complementarias, radiografías y consultas a espe-
cialistas son realizadas a través de los servicios de la red pública del área o, cuando esto no es posi-
ble, mediante centros concertados. Todos disponen de, al menos, un terminal informático conecta-
do al Banco de datos central.
Las principales actividades preventivas desarrolladas en los Centros de Sanidad Marítima son:
— Estudios epidemiológicos.
— Campañas de vacunaciones.
Constituyen la piedra angular del Programa de Sanidad Marítima. Tienen como finalidad garantizar
que el trabajador no padezca enfermedad o defecto psico-físico incompatible con el trabajo en la
mar, que pueda agravarse con el mismo o que pueda constituir un peligro para la salud del resto
del personal embarcado.
Constituyen un elemento imprescindible para lograr una correcta asistencia sanitaria cuando el mari-
no se encuentre embarcado. Para que el sistema, a través de la consulta radio-médica, funcione es
imprescindible no sólo que exista un médico al otro lado de la radio y un botiquín a bordo, sino
que el tripulante que realice la consulta sea capaz de trasmitir con un mínimo de rigor la situación
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del enfermo o accidentado, es decir, los síntomas y signos que presenta, pueda efectuar las manio-
1 bras de exploración que le solicite el médico y esté entrenado para realizar las maniobras terapéu-
ticas que éste le indique.
Existen diversos tipos de cursos con diferente contenido y nivel de complejidad dirigidos a las dis-
tintas categorías profesionales a bordo. Los principales los podemos resumir en:
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— Formación sanitaria para los trabajadores de Fonda: Dirigido a cocineros, marmitones, cama-
reros, etc. Consta de 20 horas y se les adiestra en la correcta manipulación y conservación de
alimentos y en la confección de un correcto menú semanal y dietas especiales para determi-
nadas enfermedades.
C ESTUDIOS EPIDEMIOLÓGICOS
Durante la realización de los reconocimientos médicos se recogen datos, bien de la propia his-
toria clínica, bien mediante encuestas especialmente diseñadas para la realización de estos estu-
dios, que sirven de base para la puesta en marcha de campañas de prevención o de divulgación
sanitaria.
Estas actividades pueden estar coordinadas a nivel central, dentro de estudios de ámbito nacio-
nal, o bien establecerse a nivel autonómico o local, según la importancia del tema y el alcance
de la prevención. A nivel provincial y local es donde se puede desarrollar más activamente este
tipo de actividades ya que se llevan a cabo pensándolas especialmente para la población a la
que van dirigidas.
D VACUNACIONES
Las campañas de vacunación se efectúan a través de los centros periféricos nacionales de Sanidad
Marítima, en actuaciones propias o en colaboración con otros organismos sanitarios públicos. Las
vacunaciones más frecuentes son las de tétanos, gripe y hepatitis B.
Los centros periféricos de sanidad marítima son el elemento más importante en la consecución y
difusión de la mayoría de las campañas que se realizan. Sin su colaboración sería imposible alcan-
zar los objetivos de concienciación de la población diana pretendidos.
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Entre las campañas más importantes realizadas en el ámbito nacional hay que destacar las siguien-
tes: SIDA, Paludismo, Toxicomanías, Botiquines a bordo, Guía Sanitaria a bordo, Formación Sanitaria,
Técnica de consulta médica por radio, Reconocimientos médicos, Protección auditiva de los trabaja-
dores de máquinas, Alcoholismo y Enfermedades de transmisión sexual.
Anualmente se realiza el preceptivo control de los botiquines de las embarcaciones desde los cen-
tros periféricos de Sanidad Marítima. Si el contenido de los botiquines, la fecha de caducidad de los
fármacos y las condiciones de conservación y almacenamiento son correctas, se les extiende el
oportuno certificado.
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ACTIVIDADES ASISTENCIALES
Intenta prestar la misma atención médica que la ofrecida habitualmente por cualquier otro centro
sanitario: consulta, diagnóstico y tratamiento; pero con la particularidad del modo y lugar donde
se realiza y contando con los medios normalmente disponibles, que son los existentes a bordo o
en puertos extranjeros. La naturaleza del trabajo en la mar, la dispersión de la flota y el alejamiento
del territorio nacional de los centros de trabajo obliga a acercar los medios sanitarios y asistencia-
les a los buques a través de instalaciones adecuadas. Las instalaciones que el Instituto Social de
la Marina pone a disposición de los trabajadores del mar para prestar asistencia sanitaria son bási-
camente tres:
— Centro radio-médico.
A CENTRO RADIO-MÉDICO
Está ubicado en Madrid y es un servicio gratuito que funciona de manera continua las 24 horas del
día de todos los días del año. Hace posible que cualquier buque que lo precise, sin discriminación
de bandera, pueda solicitar consejo médico en cualquier momento, desde cualquier punto del globo,
a través de los distintos sistemas de comunicación de los que está dotado:
— Radio fonía (onda corta, onda media o VHF) a través de las emisoras costeras.
— Telefonía móvil o vía satélite, comunicando con el teléfono +34 91 310 34 75.
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Para facilitar la consulta médica por radio, el ISM edita y distribuye gra-
tuitamente la Guía Sanitaria a Bordo, que permite consultar el trata-
miento inicial de las patologías que se presentan con mayor frecuen-
cia y constituye un elemento básico para establecer una adecuada
Fig. 1-9. Guía Sanitaria a Bordo. comunicación con el centro radio-médico. El facultativo del centro
radio-médico puede referirse a alguna página concreta de la Guía para
ilustrar un procedimiento terapéutico, como por ejemplo la inmovilización de una fractura o la realiza-
ción de una analítica de orina. Por su parte, el marino que solicita la consulta puede describir una lesión
en la piel refiriéndose a alguna de las láminas que aparecen en la misma.
Están ubicados en aquellos puertos donde la presencia de la flota española es importante por la
existencia próxima de caladeros de pesca o rutas mercantes transitadas y la estructura sanitaria de
la zona lo justifica. Están atendidos por personal médico español y en todos los casos cuentan con
instalaciones sanitarias básicas. Prestan asistencia médica y, en algunos casos, asistencia social a los
trabajadores del mar españoles que lo soliciten.
— Nouadhibou, en Mauritania.
— Dakar, en Senegal.
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Desde 1996 hasta enero del 2001 han realizado 1.155 consultas radio-médicas, 12.847 consultas
ambulatorias y 1.181 repatriaciones sanitarias.
La asistencia médica embarcada se presta cuando existe una gran cantidad de buques faenando
muy próximos entre sí y alejados de centros sanitarios en tierra.
Se inició en 1982 con el B/H Esperanza del Mar, que prestaba apoyo sanitario logístico a las embar-
caciones que faenaban en aguas del banco Canario sahariano, que se cifraba en unas 900 embar-
caciones y unos 12.000 tripulantes, que se quedaron sin las garantías mínimas necesarias para la
atención médica tras la descolonización del Sahara Occidental en 1975. Fue sustituido por un nuevo
Buque hospital a finales del 2001, tras haber realizado casi 60.000 asistencias sanitarias, 6.500 asis-
tencias logísticas, haber socorrido a más de 600 naufragios y prestado su ayuda en más de 200
incendios en buques pesqueros.
El nuevo B/H Esperanza del Mar, dotado de la más moderna tecnología, navega en aguas del Banco
Mauritano atendiendo a la flota que faena en esas aguas. Tiene como puerto base Las Palmas de
Gran Canaria, donde recala los cinco primeros días de cada mes para labores de mantenimiento y
avituallamiento. Está dotado de sala de curas, quirófano, con ante quirófano y sala de esterilización,
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— Consulta radio-médica.
— Consulta ambulatoria.
— Hospitalizaciones a bordo.
— Servicio de buceadores.
Eventualmente se ponen en marcha otros centros de asistencia médica directa a bordo en campañas
pesqueras concretas. Desde 1990 se viene prestando la asistencia médica embarcada en la Costera
del Bonito del Norte durante los meses de verano en los que se desarrolla la misma. En los últimos
años se ha ampliado la asistencia prestada, interviniendo también en la campaña de la anchoa los dos
meses anteriores y en la del pez espada los dos meses posteriores.
El buque fletado por el ISM, aunque de menores dimensiones que el Esperanza del Mar, está dota-
do de todos los medios técnico sanitarios necesarios para poder prestar una correcta asistencia en
la mar. Lleva embarcados de manera permanente dos médicos y una enfermera, quienes realizan
los mismos apoyos sanitarios que los brindados por el B/H Esperanza del Mar. En septiembre de
2003 el Consejo de Ministros ha aprobado la construcción de un nuevo B/H para realizar estas
campañas médicas embarcadas.
Podemos concluir diciendo que la complejidad del trabajo en la mar y el alejamiento de los cen-
tros de asistencia sanitaria en tierra hacen necesaria la puesta en marcha de un modelo asistencial
con estas características tan concretas, que el Instituto Social de la Marina pone a disposición de los
trabajadores del mar.
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TEMA 2
E l término Anatomía se refiere a la arquitectura, la forma que tienen las diferentes estructu-
ras del cuerpo; y el de Fisiología se relaciona con el funcionamiento normal del organismo.
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POSICIÓN ANATÓMICA
Tobillo
Así, el dedo gordo de la mano se sitúa externa-
mente al meñique, o el antebrazo se encuentra Pie
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CÉLULAS Y TEJIDOS
Los diferentes órganos están formados por células que son unidades elementales de vida. Entre
2 las diferentes células existe un substrato (unas veces sólido, como en el caso de los huesos, y otras
líquido, como ocurre en la sangre).
Las células y el substrato forman los diferentes tejidos como son el muscular, el nervioso, el óseo…
Todas las células necesitan para vivir oxígeno y nutrientes. El oxígeno, dentro de las células, sufre
una combustión, y el resultado es la producción de bióxido de carbono (CO2), que es un produc-
to de desecho.
SANGRE
A) CÉLULAS DE LA SANGRE
Glóbulos rojos: cuya misión es la de transporte, llevando a todas las células del organismo el oxí-
geno procedente del aparato respiratorio, y recogiendo el bióxido de carbono que han producido,
transportándolo hasta el pulmón para su eliminación.
Glóbulos blancos: su principal función es la de defensa del organismo contra microbios (bacte-
rias, virus…). Esta misión se puede llevar a cabo de dos maneras:
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B) SUBSTRATO
Glóbulos rojos
CÉLULAS Glóbulos blancos
Plaquetas
SANGRE
Agua
Azúcar
PLASMA Sal
Grasas
Proteínas
Vitaminas…
APARATO CIRCULATORIO
La sangre no se encuentra diseminada por el cuerpo, sino que circula dentro de unos tubos denomi-
nados vasos sanguíneos que forman un circuito cerrado. Para que la sangre circule es preciso un
motor que la impulse. Este motor está representado en el cuerpo humano por el corazón.
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Del corazón izquierdo sale una gran arteria (denominada aorta), que se va bifurcando en otras de
un diámetro cada vez más fino, como ya hemos apuntado. Estas arterias llevan sangre muy rica en
oxígeno que le confiere un color rojo brillante. En los capilares la sangre pierde el oxígeno y reco-
ge bióxido de carbono pasando a las venas, donde la sangre llega pobre en oxígeno y de un color
parduzco. Las venas van confluyendo unas con otras formándose venas cada vez más gruesas, que
llevan la sangre hasta la aurícula (cámara de llenado) del corazón derecho.
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CIRCULACIÓN LINFÁTICA
Capilares
linfáticos
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Los ganglios linfáticos se sitúan fundamentalmente en las ingles, axilas, cuello (lateralmente), deba-
jo de la mandíbula y en la flexura del codo.
2 Completan el sistema linfático las amígdalas, las adenoides (vegetaciones, tejidos que separan las
partículas extrañas) y el bazo, que es el mayor órgano linfático del cuerpo.
APARATO RESPIRATORIO
Alveolo
Nariz
Tráquea
Boca
Pulmones
Oxígeno
Tórax
Red capilar
Abdomen
Dióxido de carbono
Diafragma
El aparato respiratorio se inicia en la boca y nariz. Desde allí, el aire desciende a través de un tubo
único, denominado tráquea, hasta el tórax, donde se bifurca en unos tubos de diámetro cada vez
menor (bronquios y bronquiolos), hasta que ya no se dividen más, y forman unos sacos alveo-
lares o alveolos en donde se realiza el intercambio de gases. Estos sacos tienen unas paredes muy
finas que lo permiten, y están rodeadas de un tubo sanguíneo, también muy fino.
En los sacos alveolares, el glóbulo rojo se desprende del bióxido de carbono y capta oxígeno. De
modo que el tubo sanguíneo que rodea el saco, en su inicio, tendrá en su interior sangre con alto
contenido de bióxido de carbono y bajo contenido en oxígeno, y a la salida del saco (después de
envolverlo) la situación será la contraria (mucho oxígeno y poco bióxido de carbono).
Los pulmones están rodeados de una membrana doble, denominada pleura, que tiene el vacío
hecho en su interior. Una de las capas de la pleura se encuentra muy adherida al pulmón y la otra
capa, lo está a las costillas del tórax. Hay dos tipos de músculos respiratorios, los que se sitúan entre
las costillas y que se denominan intercostales, y un gran músculo, que forma el techo del abdo-
men y el suelo del tórax, con forma de bóveda o paraguas, llamado diafragma. Al contraerse estos
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músculos amplían la capacidad torácica, creando una presión negativa que hace entrar el aire desde
el exterior hasta los alveolos produciéndose la inspiración. Al relajarse los músculos respiratorios, el
aire sale produciéndose la espiración.
2
Por ello en el proceso de la respiración distinguimos:
— Inspiración: llenado de aire de los pulmones, al contraerse los músculos del tórax.
— Intercambio de gases: entre los sacos alveolares y la sangre.
— Espiración: salida del aire de los pulmones, al relajarse los músculos.
APARATO DIGESTIVO
6 Intestino grueso
Ante el olor de los alimentos, se empieza a 7 Intestino delgado 3
9 Recto 5
El intestino delgado es un tubo con varios metros de longitud y con diferentes nombres según las
partes (duodeno, yeyuno e íleon), en donde los ingredientes fundamentales pasan desde la luz del
tubo intestinal hasta la sangre.
El intestino delgado llega a un compartimento, denominado ciego, de donde sale hacia un lado el
apéndice, y, por otro lado, se continúa con el intestino grueso, que comienza con el colon y es
donde fundamentalmente se absorbe agua en el organismo.
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El colon desemboca en otro tubo denominado recto, que aboca al exterior a través del ano. Al recto
llegan los restos de los alimentos que no se han absorbido, formándose las heces.
2 Al igual que la pleura envolvía a los pulmones, el contenido del abdomen se encuentra dentro de
un bolsa llamada peritoneo.
Además del tubo digestivo, existen unas glándulas que están muy relacionadas con la digestión:
Hígado: está protegido por las costillas derechas. Por un lado, forma parte de secreciones internas
(esto es, que pasan directamente a la sangre), y , por otro lado, forma la bilis, que es una secre-
ción que llega al intestino delgado y es fundamental para la digestión de las grasas. La bilis se excre-
ta al tubo digestivo a través de una serie de tubos que van confluyendo; antes de salir al exterior,
se forma una bolsa, que tiene misión de reservorio de bilis, llamada vesícula biliar.
Los alimentos, absorbidos en el intestino, pasan a unos capilares que confluyen en unas venas. Estas
venas, al unirse, forman la vena porta que llega al hígado. Éste se comporta como un laboratorio,
metabolizando las sustancias digeridas. La sangre sale del hígado a través de la vena hepática.
Páncreas: está situado detrás del estómago, y es también un órgano de doble secreción: por un
lado, forma la insulina, que se vierte a la sangre y permite la utilización del azúcar, y por otro lado,
fabrica el jugo pancreático, que también se vierte al intestino delgado, ayudando a la digestión.
APARATO URINARIO
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APARATO GENITAL
A) Masculino
Vejiga
2
Las glándulas que producen los espermatozoides
se denominan testículos; son dos gónadas situa-
das en el exterior del abdomen, envueltas en una
bolsa llamada escroto, que tiene la capacidad de Próstata
B) Femenino
Ovario
Las glándulas que producen los óvulos se deno-
Trompa
minan ovarios, que, a diferencia del varón, se de falopio
Útero
encuentran alojados en el interior del abdomen.
Son también dos, y generalmente producen una Vejiga
sola célula cada ciclo (cada 28 días); los óvulos
descienden por las trompas de falopio hasta la
cavidad del útero.
El útero tiene forma de pera invertida, a la zona más estrecha se la denomina cuello, y aboca en
la parte más interna de la vagina.
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La vagina es un tubo liso que tiene como misión alojar al pene durante el coito. En la vagina se
depositan los espermatozoides tras la eyaculación, los cuales ascienden por el cuello uterino, cuer-
po del útero, yendo a buscar al óvulo. Si existiese un óvulo disponible, la fecundación tiene lugar
2 en la parte interna de las trompas de Falopio. Posteriormente, el embrión desciende al cuerpo del
útero y se desarrolla el feto.
De otra parte, la vagina se abre al exterior a través de la vulva. La vulva presenta una serie de replie-
gues, denominados labios mayores y menores. Entre los labios menores se aprecia el orificio de
entrada a la vagina, por encima de ella el clítoris, que es un órgano sensitivo femenino, y por deba-
jo de él aboca la uretra del aparato urinario.
SISTEMA OSTEOMUSCULAR
1. Huesos. El conjunto de los huesos de un organismo forma el esqueleto. Para clasificar los hue-
sos nos basamos en su forma, y así distinguimos:
Cráneo
Huesos parietales
Maxilar Vértebra cervical
Mandíbula Clavícula
Manubrio
Esternón
Costilla
Húmero
Costilla
Cúbito
Radio
Cóccix
Fémur
Falanges
Rótula
Tibia
Peroné
Tarso
Metatarso
Falange
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a) Huesos largos: Son aquellos en los que su longitud es la medida que predomina. Ejemplos de
huesos largos son: el fémur, húmero…
b) Huesos cortos. En ellos predomina la anchura; son ejemplos las vértebras, huesos de las 2
muñecas…
c) Huesos planos. Son láminas óseas, como ocurre con los huesos que forman el cráneo.
Sacro y
Sacro y cóccix: forman parte de la cadera.
cóccix
2. Articulaciones. Los huesos se conectan entre ellos por medio de articulaciones. Diferenciamos
tres tipos:
• Semimóviles: permiten cierta movilidad, como ocurre con los huesos de la cadera, que se
desplazan en el parto.
• Móviles: pudiendo existir diferentes tipos de movilidad. Así hay articulaciones que sólo se
mueven en un eje, como, por ejemplo, las de los dedos, y otras que poseen todos los movi-
mientos como la del hombro
En las articulaciones móviles cada hueso no se comunica directamente con el siguiente, si esto ocu-
rriera, habría un rozamiento continuo entre los dos, para que esto no suceda, existe una especie de
gelatina entre ambos, que hace las funciones de lubricante, que se llama sinovial. Esta gelatina está
incluida en una especie de faja o manguito que se ajusta a los dos huesos que forman la articula-
ción. Esta faja está formada por ligamentos. Algunas articulaciones, como la rodilla tienen limitado
su movimiento a un solo eje. Para evitar movimientos laterales existen una serie de cuñas, a modo
de peralte, denominadas meniscos.
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2 a) Músculos involuntarios: son músculos que forman parte de algunas vísceras, su movimien-
to se realiza automáticamente, sin tener acción sobre ellos la voluntad, por ejemplo, los
músculos que componen el corazón.
b) Músculos voluntarios: son los músculos que se insertan en los huesos, de modo que, cuan-
do se contraen, aproximan entre sí los huesos interesados y se produce el movimiento de la
articulación. Cada uno de estos músculos posee una acción determinada, y existe siempre
un músculo que realiza la función contraria, esto es, por ejemplo, hay un músculo que fle-
xiona el antebrazo sobre el brazo, y otro que produce la extensión. La porción del músculo
que se inserta en el hueso se denomina tendón.
Trapecio
Esternocleidomastoideo
Deltoides
Tríceps
Glúteo mediano
Pectoral
Glúteo mayor
Bíceps
Sartorio
Recto anterior
Vasto interno
Tendón de Aquiles
Tibial anterior
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SISTEMA NERVIOSO
Constituye el más complejo de los sistemas del cuerpo humano. Básicamente se divide en:
2
Sistema nervioso central
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Los nervios periféricos son los que se encargan de las conexiones entre el sistema nervioso central,
el resto del organismo y el exterior. De este modo diferenciamos nervios sensitivos, que se encar-
gan de trasladar las sensaciones hasta el cerebro, y los nervios motores, que llevan las órdenes
desde el sistema nervioso central hasta los músculos.
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1. OÍDO Canales
Pabellón auricular
(oreja) semicirculares
2
Comprende el aparato auditivo y los órga-
nos periféricos relacionados con el equili-
Estribo
brio del cuerpo. Se divide en tres partes: Yunque
Martillo
a) Oído externo.
b) Oído medio.
c) Oído interno.
Oído externo
Canal auditivo Tímpano Trompa de
externo Eustaquio
Está formado por el pabellón auricular (ore-
ja), compuesto por una parte cartilaginosa Fig. 2-23. Estructura anatómica del oído.
elástica y revestida de piel. Su función se cen-
tra en recoger las ondas sonoras, aunque esta función es menor en el hombre que en algunos anima-
les. Después sigue el conducto auditivo externo, que tiene una longitud de unos 3 cm. con dos par-
tes, una externa cartilaginosa y otra interna ósea. En la parte cartilaginosa se encuentran las glándulas
sebáceas y ceruminosas (cera). El conducto auditivo externo acaba en la membrana timpánica.
Oído medio
Está formado por el tímpano, la caja del tímpano con su contenido (huesecillos, etc.) y la trompa
de Eustaquio. El tímpano es una membrana que está expuesta a los cambios de presiones entre el
exterior y el oído medio. La caja del tímpano es una cavidad del hueso temporal que contiene aire,
dentro de esta se encuentran los huesillos del oído, que forman una cadena que transmite las vibra-
ciones del tímpano a los líquidos del oído interno. La trompa de Eustaquio es un conducto que une
el oído medio con la rinofaringe y sirve para mantener el equilibrio de presiones entre el oído medio
y el exterior, produciéndose este equilibrio a uno y otro lado de la membrana timpánica.
Oído interno
Está incluido en el hueso temporal y consta de dos aparatos receptores de funcionamiento distinto:
El estímulo sonoro, por tanto, pasa por el oído externo al tímpano, que es un órgano transforma-
dor de la presión sonora, la vibración de éste pasa a los huesillos que tienen como función ampliar
el estímulo sonoro y adaptarlo del medio aéreo al medio líquido del oído interno. Éstos pasan el
estímulo al oído interno (caracol), desplazando el líquido que contiene. Este desplazamiento es
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transformado en estímulo nervioso por las células sensoriales del oído interno para poder pasar la
información al cerebro.
2 Esta no es la única vía ya que los huesos del cráneo entran en vibración ante un estímulo sonoro,
esta vibración se recoge en el oído interno (vía ósea).
En cuanto al equilibrio, nuestro cuerpo necesita de la actuación conjunta de una serie de mecanismos
de regulación (visuales, vestibulares…). Estos mecanismos sirven para orientarnos en el espacio y
hacer posible el estar de pie o la marcha gracias al control y regulación de los músculos. La función
fundamental del órgano del equilibrio del oído interno es la de informar al Sistema Nervioso Central
sobe aceleraciones, movimientos y la función de coordinación de los mismos gracias al control del
tono muscular.
2. OJO
los párpados.
Fig. 2-24. Ojo.
La luz que incide en el ojo atraviesa la córnea y
pasa a través de la pupila (orificio rodeado por un
diafragma muscular llamado iris, que es de dife-
rentes colores) y del cristalino que es una especie
Célula
de lente; posteriormente la luz incide sobre la reti- nerviosa
del bulbo
na. En esta se encuentra el nervio óptico, que sale olfatorio
3. OLFATO
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• El control de las cualidades químicas del aire inspirado (olfato). Estas sensaciones químicas son
detectadas por las células situadas en la mucosa de la nariz (pituitaria).
4. GUSTO
Úvula
Amargo
5. LA PIEL
Ácido
Es la barrera que protege al cuerpo del exterior,
Salado
ayuda a regular la temperatura corporal, contribu-
Dulce
ye a la eliminación de agua, sales y toxinas, y actúa
como órgano receptor para el tacto, la presión, el
dolor, el calor y el frío. Fig. 2-26. El gusto.
43
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sebáceas, que protegen y lubrifican la piel y el pelo, y las glándulas sudoríparas, que segregan el
sudor. En la dermis hay además receptores sensitivos.
2 • Hipodermis: es la capa más profunda de la piel. También se llama tejido celular subcutáneo o
panículo adiposo. Constituida por multitud de adipósitos (células grasas). La grasa forma un teji-
do metabólico muy activo que además protege al organismo proporcionándole amortiguación
y aislamiento térmico.
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TEMA 3
H emos estudiado que el sistema de asistencia sanitaria a bordo, cuando los marinos están
enfermos o accidentados, se basa en tres pilares fundamentales:
• La formación sanitaria de las tripulaciones, es decir, que los responsables de los cuidados
médicos sepan comunicar qué es lo que le sucede al paciente y puedan realizar los procedi-
mientos que le indica el médico de guardia.
Pues bien, toda consulta radio-médica comienza con una historia clínica. Llamamos “historia clí-
nica” al relato, escrito o verbal, de la enfermedad de un paciente. Consta de varias partes: 1.ª.
Interrogatorio o anamnesis. 2.ª Exploración del enfermo o accidentado. 3.ª Curso o evolución de la
enfermedad o del accidente. 4.ª Finalización o epicrisis del proceso.
Si la urgencia del caso lo permite, previamente a establecer comunicación con el centro radio-médi-
co, tendremos que haber “abierto” la historia clínica del tripulante-paciente, realizándole el interro-
gatorio o anamnesis y practicándole una exploración básica, como veremos en este tema. Los datos
obtenidos deben constar por escrito antes de establecer la llamada, completándose con los conse-
jos o el tratamiento que nos indiquen desde el centro radio-médico.
INTERROGATORIO O ANAMNESIS
1. DATOS DE FILIACIÓN
Hay que comenzar con la identificación del paciente: nombre, edad, sexo, fecha y lugar de naci-
miento, nacionalidad, estado civil, lugar de residencia, n.º del D.N.I. o del pasaporte y de la S.S.
En ciertas circunstancias, puede no resultar oportuno comunicar todos estos datos, sobre todo si se
está realizando una consulta radio-médica “abierta”, para preservar el derecho a la intimidad. Si el
tripulante ha pasado el reconocimiento médico previo al embarque en los centros de Sanidad
Marítima españoles, los datos obtenidos habrán sido informatizados y habitualmente, con el n.º del
D.N.I. y en ocasiones la fecha y lugar de nacimiento, será suficiente para que el médico de guardia,
pueda tener acceso a los datos del enfermo.
Seguidamente, recogeremos los datos de filiación laboral: nombre y tipo de buque, bandera, posi-
ción, ruta de navegación o caladero y cargo que ocupa a bordo el paciente.
2. MOTIVO DE LA CONSULTA
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Es recomendable citar textualmente las propias palabras del enfermo y su forma de expresar-
las, lo que tiene interés para conocer la importancia que concede el paciente a determinadas
molestias.
Hay que tener en cuenta la duración de cada síntoma y si sufren variaciones hay que anotarlas.
Aunque un interrogatorio más minucioso puede hacer que variemos la fecha de comienzo de
los síntomas, en este apartado hay que anotar la que nos dice el paciente, ya que tiene el valor
de significar su apreciación personal del problema y puede coincidir con la agravación de un
proceso más antiguo.
Aunque pueda parecer falto de interés el consignar la causa del proceso según el propio
enfermo, en ocasiones puede ilustrarnos sobre el origen de la enfermedad que sólo él
conoce.
3. ANTECEDENTES FAMILIARES
Aunque no se vea conexión alguna con el proceso actual hay que recoger los antecedentes fami-
liares y personales del enfermo.
En la mayoría de las ocasiones el facultativo del centro radio-médico dispondrá ya de ellos por los
reconocimientos médicos previos al embarque que se han informatizado, por lo que no deben ser
transmitidos, a no ser que así nos lo indiquen durante la consulta.
Tendremos que informarnos sobre si viven los padres del paciente, cuál es su estado de salud y
qué enfermedades padecen o han padecido. Si fallecieron hay que transcribir a qué edad y cuál fue
la causa si se conoce. También nos informaremos sobre el resto de la familia: hermanos, cónyuge,
hijos y otros parientes.
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• Antecedentes fisiológicos
En ocasiones, el médico de guardia puede necesitar que elaboremos una pequeña “historia
psicológica”, informándonos con delicadeza sobre la felicidad o infelicidad conyugal, satisfac-
ción o frustración en el trabajo, problemas laborales o sociales a bordo, dificultades econó-
micas, etc.
• Antecedentes patológicos
Hay que preguntar sobre todas las enfermedades que ha padecido el paciente a lo largo de su
vida e intentar consignarlas en orden cronológico. Comenzaremos con las propias de la infancia:
las fiebres con erupciones en la piel (sarampión, varicela, escarlatina, etc.), anginas, tuberculosis…
Continuaremos con enfermedades venéreas y con el resto de afecciones hasta llegar a la que nos
ocupa.
Interesa también conocer qué intervenciones quirúrgicas ha sufrido, pues muchas veces no las
consideran como enfermedades. Por ejemplo, si ha sido operado de apendicitis, de las anginas
o de alguna hernia.
Debemos interrogar sobre las vacunas que le hayan suministrado y en qué fechas, si lo recuer-
da. También indagaremos si está tomando alguna medicación en la actualidad, qué dosis y
debido a qué problema se la han prescrito. Los medicamentos pueden curar enfermedades y
ocasionar otras.
Por último, consignaremos las posibles alergias a medicamentos, como antibióticos o antiinfla-
matorios, que le hayan podido administrar. Otras veces no se tratará de alergias sino de efectos
secundarios a algún fármaco, como ardores en el estómago, náuseas o vómitos.
Como norma general, si el caso a consultar lo permite, el orden de transmisión de datos al cen-
tro radio-médico será en primer lugar la filiación del enfermo y del buque, a continuación el
motivo de la consulta y después la historia de la enfermedad actual y la exploración del enfer-
mo, dejando los antecedentes familiares y personales por si el médico de guardia nos interro-
49
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ga sobre ellos.
La primera pregunta suele referirse a cómo empezó, es decir, cuáles fueron las primeras molestias
o lo primero que notó el paciente —un dolor, un bulto, unos “granos”, sensación de tener fiebre,
etc.— y enseguida le haremos concretar la fecha de este comienzo de la enfermedad. Es conve-
niente ayudarle a recordar sobre si “antes” estaba completamente bien, comprobando, a menudo,
3
que confiesa llevar una temporada en la que “no se encontraba bien del todo”, por lo que, con fre-
cuencia, rectificaremos la antigüedad presunta de la enfermedad y podremos llegar al verdadero
comienzo clínico del cuadro.
Una vez fijada esta fecha de comienzo de la enfermedad, progresaremos anotando los síntomas y
signos que nos vaya relatando el enfermo en el orden en el que han ido apareciendo, con el obje-
tivo de establecer el desarrollo, lo más exacto posible de los acontecimientos patológicos. Una his-
toria clínica no debe ser una “lista” de síntomas, que pueden incluso confundir al médico, sino un
auténtico relato de los padecimientos del tripulante que lo llevan hasta el momento actual, que
suele ser como termina este apartado, con la pregunta y ahora ¿cómo se encuentra? Con su res-
puesta termina la historia de la enfermedad actual.
Llega el momento de revisar en cada uno de los aparatos y sistemas del cuerpo humano, los posi-
bles síntomas o signos que el paciente haya pasado por alto, bien porque se le hayan olvidado o
porque no crea que tengan relación con el proceso actual.
En el cuadro siguiente aparecen preguntas que nos pueden servir de pauta para el interrogatorio y
que hacen referencia al estado actual de las principales funciones del organismo.
Con el objetivo de familiarizarnos un poco con la forma de proceder en este tipo de interrogatorio,
CIRCULATORIO: Dificultad para respirar cuando hace ejercicio, cuando está quieto o cuando se
encuentra acostado, si nota palpitaciones o sensación de que el corazón le late de forma rara, dolo-
res en el pecho, hinchazón de extremidades (tobillos), desvanecimientos, etc.
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DIGESTIVO: Dificultades para tragar, náuseas, vómitos (número, frecuencia, color y aspecto, es decir,
con restos de comida, sólo agua, con sangre roja, como posos de café, con coloración verdosa, etc.);
sensación de acidez, digestiones pesadas, dolores abdominales, hábito intestinal (estreñimiento, dia-
rrea; en este caso, al igual que con los vómitos interesa conocer el n.º de deposiciones, el aspecto de
las mismas, color, olor, consistencia, si se acompañan de molestias o no, etc.)
3
METABOLISMO: Apetito, sed, pérdida o aumento de peso, fiebre.
UROGENITAL: Cantidad y aspecto de la orina, frecuencia o dificultad en la micción, si tiene que levan-
tarse a orinar por las noches, dolor o escozor al orinar. Libido, coito.
vamos a ver con un ejemplo concreto, la anamnesis del dolor, la forma sistemática de hacer pre-
guntas en una afección cuyo síntoma primordial sea éste. Con ligeras variantes, una pauta pareci-
da puede servir para otros síntomas o signos aparte del dolor.
DOLOR
Es uno de los motivos más frecuentes de consulta. Exceptuando el dolor traumático, producido en
algún accidente, de los que nos ocuparemos posteriormente, cuando algún tripulante nos mani-
fieste este síntoma, bien como motivo principal de la consulta, bien como acompañante a otros sín-
tomas o signos, debemos interrogarle sobre las siguientes circunstancias:
1) SITUACIÓN ESPACIAL
• Topografía del dolor. El primer paso es averiguar dónde le duele. Contra toda lógica, a veces
no es fácil determinarlo. La localización puede ser única o múltiple, y en este caso simultánea
o sucesiva. Otras veces la respuesta es “me duele todo el cuerpo”, que no expresa más que el
paciente se encuentra fatal, debiendo insistir en el interrogatorio sobre la localización.
• Extensión del dolor. Puede ser de carácter circunscrito, incluso señalado a punta de dedo (p.
ej. en los dolores torácicos neuróticos), en zonas difusas, como en la mayoría de los dolores
cólicos, o demarcando claramente un territorio como en las irritaciones del peritoneo.
• Irradiación del dolor: Muchos dolores sufren un corrimiento hacia alguna zona específica, exis-
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tiendo una serie de patrones típicos de dolor que, por sí solos son muy sugerentes, aunque no
definitivos, de la afección que los origina. Por ejemplo, el dolor en la zona anterior del tórax con
irradiación al brazo de ese lado, cuello o mandíbula, sugiere una angina de pecho; el dolor lum-
bar unilateral que se propaga hacia genitales, sugiere un cólico renal; el dolor de sólo la mitad
derecha o izquierda de la cabeza, sugiere una jaqueca vascular genuina, etc.
3
2) SITUACIÓN TEMPORAL
• Duración del dolor: Intenta responder a la pregunta ¿desde cuándo le duele? en un doble sen-
tido, es decir, por un lado la “antigüedad” del proceso doloroso, y por otra parte la “antigüedad”
de la crisis, si no es un dolor continuo. Hay dolores breves, en crisis, como el del angor o cier-
tas neuralgias, y otros son persistentes, como el de los reumatismos crónicos, neoplasias avan-
zadas o el infarto de miocardio.
• Frecuencia del dolor: En ocasiones se tratará de una única crisis. Otras veces los accesos doloro-
sos son esporádicos, muy de tarde en tarde, como en el caso de algunos cólicos hepáticos o rena-
les de reiteración muy espaciada. Puede ocurrir que los accesos sean tan frecuentes que, aunque
el dolor no sea continuo, amarguen la vida del enfermo, como en ciertas neuralgias del trigémino.
• Horario del dolor: Hay dolores más frecuentes por la mañana, como la cefalea de la sinusitis
o el dolor de algunas úlceras duodenales. Otros son más frecuentes por la noche, como los ata-
ques de gota, los cólicos hepáticos o renales, la cefalea hipertensiva o los calambres de alco-
hólicos y diabéticos. Otros tienen un ritmo diario, como la úlcera gastro-duodenal.
• Calendario del dolor: En los dolores persistentes o reiterados conviene saber cómo se distri-
buyen a lo largo del año. Hay dolores diarios, continuos e invariables, como algunos psicóge-
nos. Otros a temporadas, estacionales, como en la úlcera. A veces el paciente se queja irregu-
larmente casi todos los días.
Hay dolores tremendamente intensos que se acompañan de un cuadro tan aparatoso y tan mani-
fiestamente grave que hablan por sí solos, por ejemplo, los dolores del infarto de miocardio, de la
perforación de estómago, de la pancreatitis aguda o del aneurisma disecante de aorta.
Aunque la intensidad del dolor está matizada por la subjetividad del paciente, sí se puede distinguir
entre un dolor agudo y uno sordo, es decir, un dolorimiento o una molestia más que un dolor.
4) RELACIÓN INTENSIDAD-TIEMPO
• Pueden ser de inicio súbito o repentino y terminación brusca, como los tics dolorosos o la neu-
ralgia del trigémino.
• Otras veces son de tipo ondulante, con remitencias periódicas, como los dolores cólicos, pro-
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pios de vísceras huecas, en los que a veces duele más y a veces duele menos; o pulsátiles, que
coinciden los agravamientos con los latidos cardíacos o las pulsaciones, como las cefaleas
migrañosas o algunos dolores inflamatorios como la odontalgia por pulpitis.
• Otros suelen ser progresivos, aumentando en intensidad conforme avanza el tiempo, como el
angor o la claudicación intermitente.
3
Es la forma en la que el enfermo describe su dolor. Va a estar matizada por su personalidad y cul-
tura, pero a veces es aprovechable el matiz con el que lo describe. Así hay dolores:
• Expansivos, como algo que vaya a estallar, como en la cefalea tumoral o en los abscesos.
• Como retortijones, con sensación de torsión o calambre, como muchos dolores cólicos.
• Hay dolores que aparecen o empeoran con el esfuerzo y calman con el reposo, otros se exa-
cerban con los movimientos pasivos, como el traqueteo de un vehículo.
• Otros aumentan o disminuyen en intensidad en relación con las posturas que adopta el paciente.
• La tos, el estornudo o la inspiración profunda aumenta algunos tipos de dolores. El vómito ali-
via las molestias de otros.
• El calor alivia, por ejemplo, los dolores de tipo cólico, mientras que se soporta mal en otros,
como el provocado por irritación peritoneal, que lo calma el frío.
• La ingestión de alimentos puede ser dolorosa en las amigdalitis o faringitis, mientras que calma
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• Efectos respiratorios: Los dolores abdominales suelen favorecer el tipo costal de respiración,
mientras que los torácicos aumentan los movimientos respiratorios de tipo diafragmáticos.
• Síntomas urinarios: cualquier dolor violento y prolongado puede provocar una disminución de
la cantidad de orina. Otros, como la jaqueca y, a veces, el angor, suele terminar con un aumen-
to en la emisión de orina. Los cólicos renales o las cistitis suelen acompañarse de escozor al
orinar.
• Efectos sobre el aparato locomotor: cualquier dolor puede complicarse con uno nuevo debido
a la contractura de los músculos. Por otra parte, la reacción general al dolor puede ser de dos
tipos, de “agitación” o desasosiego, como en el cólico renal o en los dolores superficiales, o bien
de “quietud” y depresión, como en los de tipo peritoneal.
• Síntomas psíquicos: Hay dolores que producen ansiedad, incluso sensación de muerte inmi-
nente, como en el infarto. Otras veces provocan un estado de desesperación tal que pueden
llevar al paciente al suicidio, como en la neuralgia del trigémino. Los intensos y prolongados,
como los de las neoplasias, provocan un derrumbamiento progresivo de la personalidad del
enfermo. Los simuladores y los histéricos presentan una reacción al dolor teatral, con lloros, gri-
tos y contorsiones.
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EXPLORACIÓN FÍSICA
Cuando el caso es muy urgente y se establece una consulta médica por radio, el facultativo va a reque-
rir, después de una explicación inicial del motivo por el que se llama, que se haga una valoración ini-
cial del enfermo o accidentado y que se le transmitan las principales constantes vitales del paciente.
3
1) VALORACIÓN INICIAL
Esto, que puede ser obvio para el que está transmitiendo los datos, puede no serlo para el médi-
co de guardia porque no está viendo al paciente y, si no se lo relatamos, no lo podrá saber.
2) CONSTANTES VITALES
Acto seguido pasaremos a trasmitirle las constantes vitales del enfermo o accidentado. Las cons-
tantes vitales son una serie de signos que presentan las personas que están vivas cuyos valores
suelen oscilar en torno a las mismas cifras.
Respiración
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Para saber si una persona está respirando acercaremos nuestra oreja a su boca y nariz, a la vez que ob-
servaremos de reojo si se eleva o desciende el tórax y pondremos la mano sobre sus últimas costillas.
Hay que mirar, oír y sentir la respiración durante 5 o 10 segundos antes de decidir que está ausente.
Una respiración, como hemos estudiado en el tema anterior, consta de una inspiración y una espi-
3
ración. Tenemos que determinar la frecuencia, la profundidad y el ritmo respiratorio:
• Profundidad respiratoria: pueden ser superficiales, cuando el volumen de aire respirado es bajo,
o profundas cuando se respira gran cantidad de aire.
Pulso
Es la manifestación de los latidos cardíacos en las arterias. Se explora por palpación, con las yemas
de los dedos 2.º, 3.º y 4.º. Nunca se palpa con el primer dedo porque podríamos confundir nues-
tras pulsaciones con las del paciente. Suele explorarse en la arteria radial, situada en las muñecas
en el lado del primer dedo, entre el reborde del hueso y el primer tendón o en las arterias caró-
tidas, en el cuello, a ambos lados de la nuez, contigua al músculo esterno-cleido-mastoideo.
En el pulso es necesario explorar:
Fig. 3-2. Toma del pulso radial. Fig. 3-3. Toma del pulso carotídeo.
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• Amplitud: o tamaño del pulso, según nos desplacen más o menos los dedos con los que esta-
3
mos explorando. Puede ser un pulso grande o pequeño.
• Ritmo: el tiempo que transcurre entre cada latido debe ser siempre el mismo, es decir, un pulso
regular o rítmico. Si esto no sucede, el puso será arrítmico y deberemos reproducir con sonidos
(onomatopeyas) el ritmo que siguen las pulsaciones.
Tensión arterial
Es la presión que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias. Oscila entre una cifra máxima
o sistólica, durante la contracción del ventrículo izquierdo, y una cifra mínima o diastólica, duran-
te la relajación de dicho ventrículo. Los valores normales se sitúan alrededor de 110-130 milíme-
tros de mercurio (mm de Hg.) de tensión arterial máxima y sobre 60-80 mm de Hg. de mínima.
• Fonendoscopio, que sirve para escuchar el flujo turbulento de la sangre a través de la arteria. Al-
gunos fonendos tienen una campana y una membrana. Para medir la tensión arterial utilizaremos
siempre la membrana colocada sobre una arteria de la flexura del codo, que habremos identifica-
do previamente por palpación.
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Si por el motivo que sea no podemos oír los latidos, podemos efectuar una toma de tensión arte-
rial exclusivamente con el esfigmomanómetro. Para ello procedemos como en el caso anterior sin
utilizar el fonendo. Palpamos el pulso radial. Una vez inflado el manguito deja de percibirse el pulso.
Abrimos el tornillo y vemos cómo va bajando la aguja del manómetro. En el momento en el que
3
palpemos la primera pulsación a nivel radial, nos fijaremos en la marca del manómetro, que viene
a coincidir con la tensión arterial máxima o sistólica.
Temperatura
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orales y 1 ºC más elevadas que las axilares. La temperatura corporal aumenta después de una ejerci-
cio físico intenso o de una comida copiosa. También experimenta oscilaciones normales a lo largo del
día, siendo ligeramente superior por la tarde. También sufre una elevación de 0,3-0,4 ºC desde antes
de la ovulación hasta la menstruación.
Cuando algún tripulante al que estemos explorando presente fiebre, debemos rellenar la hoja con-
3
trol de temperatura incluida en nuestro botiquín, como vemos a continuación.
40
39,5
39
38,5
TEMPERATURA
38
37,5
37
36,5
36
35,5
35
La exploración del enfermo la realizaremos de forma sistemática, sin que se nos olvide ningún apar-
tado y siguiendo un orden, habitualmente desde la cabeza hasta los pies, comparando el lado dere-
cho con el izquierdo del cuerpo, ya que somos simétricos.
Cabeza:
• Piel: Observaremos la coloración de la piel (pálida, normal, bronceada, azulada, cenicienta, con-
gestiva, enrojecida, etc.) y el grado de humedad (seca, normal, sudorosa). Si presenta alguna
lesión, intentaremos describirla comparándola, a ser posible, con las lesiones de la piel dibuja-
das en la Guía sanitaria a bordo (localización, tamaño, color, forma y consistencia). No debe de
olvidársenos explorar la piel del cuero cabelludo, separando el pelo y palpando con suavidad
para detectar hematomas, fracturas, etc.
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• Ojos: Debemos observar el movimiento de los ojos del paciente. Para ello le decimos que no
mueva la cabeza y que siga con los ojos el movimiento de nuestro dedo, trazando lentamente
una cruz para que la siga con la mirada. También observaremos si, al detener el dedo, la mira-
da permanece fija en ese punto y no presenta oscilaciones de los ojos, anotando cualquier anor-
malidad que encontremos.
3
A continuación exploraremos el reflejo pupilar en ambos ojos, utilizando una linterna. Cuando inci-
de la luz, la pupila se contrae, recuperando el tamaño normal cuando apagamos la linterna. No solo
se contrae la pupila del ojo que estamos explorando, sino también la del otro ojo.
Fig. 3-9. Examen de las pupilas. a) Pupilas normales - b) Pupilas normales contraídas con la luz.
• Oídos y fosas nasales: Es importante anotar si sale algún líquido, como sangre o líquido cefalo-
raquídeo por estos orificios, sobre todo si lo estamos explorando tras un golpe en la cabeza.
• Boca: Le pediremos que abra la boca, que saque la lengua y que la mueva hacia uno y otro
lado, anotando si no es capaz de realizar estas maniobras. Con la ayuda de un depresor obser-
varemos la úvula (campanilla), las amígdalas (anginas) y la faringe. Nos fijaremos si la úvula está
en el centro, describiendo si se ladea hacia algún lado. Si las amígdalas están aumentadas de
tamaño, rojizas o con puntos o placas blancas lo consignaremos en la historia, así como tam-
bién si la faringe aparece muy enrojecida o con puntos o placas blancas.
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• Ganglios: Palparemos bajo la mandíbula inferior y por delante y detrás de las orejas intentando
localizar adenopatías (ganglios inflamados). De encontrarlos, describiremos su tamaño en centí-
metros, consistencia (duros o blandos) y si son o no dolorosos.
Cuello:
• Tiroides: Bajo la nuez se encuentra esta glándula. Si presentara un aumento de volumen lo ano-
taremos en la historia del paciente.
• Ganglios: Al igual que en la cabeza, palparemos la piel bajo el cuello intentando descubrir ade-
nopatías, prolongando esta operación hasta el hueco que existe encima de las clavículas.
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Tórax:
• Piel y adenopatías: Como en las partes anteriores, buscaremos cualquier anormalidad en la piel
y la describiremos. Asimismo intentaremos localizar la presencia de adenopatías a nivel axilar.
Pueden oírse otros ruidos pulmonares producidos por el paso del aire sobre las secreciones del
árbol bronquial: los gorgoteos (estertores o crepitantes), que son unos ruidos húmedos y disconti-
nuos, causados probablemente por el paso del aire burbujeado a través de las secreciones de los
bronquios y los crujidos (roncus y sibilancias), que son ruidos secos y continuos debidos a las vibra-
ciones que se producen por el estrechamiento de las vías aéreas o porque hay cintas viscosas de
esputo que ocluyen los grandes bronquios.
• Corazón: Podemos auscultar el latido de la punta del corazón, situando la membrana del fonen-
do bajo la tetilla izquierda. En condiciones normales se escuchan dos tonos cardíacos separados
por silencios, correspondiendo el primer tono al cierre de las válvulas aurículo-ventriculares y el
segundo al cierre de las válvulas ventriculares. Puede escucharse desdoblamientos de uno o de
los dos tonos, otros tonos intermedios o soplos, que son ruidos parecidos a los que podemos
producir soplando. Como en el pulso hay que contar la frecuencia cardíaca, es decir, el número
de latidos por minuto y percatarse del ritmo.
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Abdomen:
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Pueden solicitarnos que realicemos una maniobra exploratoria llamada puño percusión renal.
Protegemos la zona lumbar del paciente apoyando la palma de una de nuestras manos, mien-
tras que con la otra golpeamos suavemente sobre el dorso de la mano apoyada y le pregunta-
mos al paciente si siente dolor o no.
Extremidades:
3
• Inspección: Como en los apartados anteriores, comenzaremos con una inspección visual de los bra-
zos y después de las piernas, anotando las lesiones detectadas en la piel, la presencia de varices o
la falta de simetría entre ambos miembros. Las uñas y las puntas de los dedos no deben de olvi-
darse en nuestra inspección, describiendo cualquier anormalidad, como uñas raras, coloración azu-
lada, etc.
• Ganglios: Exploraremos las ingles del paciente intentando buscar adenopatías y describiéndolas
como en los apartados anteriores. En ocasiones pueden indicarnos que las busquemos en otros
sitios, como en los codos.
• Fuerza y movilidad: Observaremos la movilidad de las articulaciones diciéndole que abra y cie-
rre los dedos, gire la muñeca, flexiones y extienda el codo, etc. Hay que valorar la fuerza de los
grupos musculares, tanto de las extremidades superiores como de las inferiores, valorando que
sea simétrica, como veremos en las prácticas, tanto en movimientos voluntarios como en movi-
mientos contra resistencia.
• Sensibilidad: Al igual que con la fuerza, hay que explorar la sensibilidad táctil de la piel de todo
el cuerpo. Se explora con un alfiler. Sin que el paciente lo vea, se le va tocando o con la punta
del dedo o con el alfiler y se le pregunta si se le está tocando o pinchando. Si no lo tiene claro,
se consignará en la historia, detallando la zona cutánea donde no presenta sensibilidad. Pueden
requerirnos también que exploremos la sensibilidad térmica. Se realiza con dos tubos o botellas
iguales, una llena con agua fría y la otra con agua caliente.
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enfermo tumbado boca arriba, ponemos una mano bajo el talón y la otra encima de la rodilla.
Vamos elevando suavemente la pierna deteniéndonos cuando el paciente nos indica que le
duele. Transcribiremos dicha maniobra como Lasegue doloroso a tantos grados.
Día a día iremos transcribiendo el estado del enfermo, la medicación administrada y las sucesivas
consultas que podamos efectuar por la radio.
Es el comentario final con el que se cierra la historia del paciente. Suele comenzarse con un resu-
men de los datos y los hallazgos encontrados, los comentarios del médico del centro radio-médi-
co, la medicación administrada y el resultado final: curación o mejoría, evacuación a puerto y por
qué vía se ha evacuado, o fallecimiento a bordo.
Fecha Nombre del paciente Fármaco Dosis/Día Responsable de la prescripción Enfermedad Accidente
24/07/2001 Joaquín Gómez González Clamoxyl 500 mg. Cáps. 1 cada 8 horas (10 días) Centro radio-médico X
24/07/2001 Ignacio Rodríguez Santamaría Aspirina 500 mg. Comp. 1 2º Oficial X
26/07/2001 Raul Pérez Pérez Gammaglobulina antitetánica 1 Centro radio-médico X
“ “ Vacuna antitetánica 1 “ X
DATOS DE FILIACIÓN
Ocupa el puesto de contramaestre a bordo del palangrero B/P Nueva Virgen de la Peña, en ruta
desde Sta. Eugenia de Ribeira al caladero mauritano. Nuestra posición actual es XXº XX’ N; XXº XX’
W, a unas 80 millas de Las Palmas de Gran Canaria.
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MOTIVO DE LA CONSULTA
Acude al puente porque nota diarrea con retortijones desde ayer por la noche, que cree que es debi-
da a algún alimento que le ha sentado mal.
3 ANTECEDENTES FAMILIARES
Padre fallecido a los 77 años de un infarto al corazón. La madre vive, tiene la tensión arterial alta y
toma unas pastillas que no recuerda. Casado con tres hijos, varón el primero de 14 años y dos
mujeres de 10 y 8 años de edad, todos vivos y sanos. Tuvo una hermana cuatro años mayor que
él, fallecida hace 6 años en accidente de circulación.
ANTECEDENTES PERSONALES
Antecedentes fisiológicos:
Nacimiento, desarrollo y crecimiento sin problemas. Vive en un piso de ciudad con su familia. No
tiene animales domésticos. No desarrolla otro trabajo cuando está desembarcado. Su alimentación
es normal, aunque no le gustan mucho las verduras ni la fruta.
Es fumador habitual de 30 o 40 cigarrillos al día. Toma vino con las comidas, aproximadamente un
litro en cada una. Cuando está en tierra también bebe algún vaso antes de la comida del medio-
día y algunos por la tarde. Ocasionalmente toma uno o dos “cubatas” de ginebra. No refiere el con-
sumo de otras drogas.
Antecedentes patológicos:
Tuvo varias enfermedades de los niños cuyo nombre no recuerda. Varios episodios de anginas sobre
los 10 años de edad, que le trataban con inyecciones, hasta que le operaron y se las quitaron. No le
han operado de nada más. A los 20 años cogió unas purgaciones en África que le trataron a bordo
con pastillas. A los 31 años sufrió un accidente a bordo y se le rompió el brazo derecho, pero se ha
recuperado sin problemas. No ha tenido nada más hasta hace 3 años que le dijeron en el reconoci-
miento médico que tenía una “hepatitis crónica”. Aunque no le dieron tratamiento, le hacen revisiones
cada 6 meses. Le dijeron que lo consultara con el médico de cabecera, pero no ha tenido tiempo.
Supone que le han vacunado de todo, pero no se acuerda de qué. Hace dos años que se revacu-
nó contra el tétanos porque se había hecho una herida en la mano.
Ahora está tomando Voltarén 50 mg grageas desde hace 4 días porque se torció la muñeca.
Desde ayer al mediodía nota malestar en el estómago, como un ardor que parece que le sube hasta
la garganta. Por la tarde comenzó a notar como unos retortijones en las tripas que creía que eran
gases. Por la noche tuvo una diarrea, a las 10.30 u 11.00 horas, que posteriormente le repitió 3 ó 4
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veces durante la noche y dos más esta mañana. No ha tenido ni náuseas ni vómitos. Dice que no
ha notado que tuviera fiebre. Las heces no eran muy líquidas, sino como pastosas, olían muy mal y
eran negras.
En el momento actual dice que se encuentra muy molesto y más cansado de lo habitual porque
no ha podido dormir. Tampoco ha desayunado ni ha comido por si le aumenta la diarrea. Tampoco 3
toma las pastillas para el dolor de la muñeca porque le han dicho que se toman después de las
comidas, y no ha comido.
Respiratorio: No tiene tos, ni dolor torácico. Le cuesta algo respirar cuando sube escaleras o hace
ejercicio. No tiene destilación nasal ni estornudos.
Circulatorio: Tiene dificultad para respirar cuando hace ejercicio pero no cuando está parado o acos-
tado. Ha notado esta mañana alguna palpitación. Tuvo una pequeña molestia en el pecho ayer por
la noche pero se le pasó y ahora no tiene. No ha perdido la conciencia. No se le hinchan los tobillos.
Metabolismo: Ha notado más sed desde que le comenzó la diarrea. No tiene hambre pese a que
hoy no ha comido ni desayunado. No ha notado que haya engordado o adelgazado. No cree haber
tenido fiebre.
Urogenital: No tiene dolor ni escozor al orinar. Tampoco ha notado que orine en mayor o menor
cantidad. La orina es normal aunque no se ha fijado mucho en ella debido a la diarrea. Cuando
estaba en tierra no ha tenido problemas con el sexo.
Nervioso: Ha dormido mal esta noche y se encuentra bastante cansado. No está especialmente
nervioso ni intranquilo. No ha tenido dolores de cabeza ni vértigos, aunque sí algo de mareo, como
si se fuera a desmayar cuando iba al servicio, pero se le ha pasado pronto. No ha notado nada raro
en la vista, el oído, el tacto, el olfato o el gusto. No tiene parálisis.
Piel y faneras: No ha notado que le hayan salido manchas ni bultos nuevos. Tiene un poco ama-
rillo el blanco de los ojos pero desde hace bastante tiempo.
EXPLORACIÓN FÍSICA
El aspecto no parece que sea muy grave; la piel es de color normal, bronceada por el sol y algo
amarillento el blanco de los ojos.
Constantes vitales
• Respiración: Respira a 22 veces por minuto. El ritmo es normal y son respiraciones algo profundas
• Pulso: Rítmico a 86 pulsaciones por minuto. El pulso es pequeño.
• Tensión arterial: 100 / 60
• Temperatura: 36,6 ºC
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Cabeza: La piel está bronceada, un poco amarillenta cerca de la raíz del pelo. No tiene ganglios
bajo la mandíbula ni alrededor de las orejas. Los ojos siguen el movimiento del dedo sin proble-
mas. No tiemblan cuando mira fijamente a un punto. El reflejo de las pupilas es normal, disminu-
yendo de tamaño con la luz. El blanco de los ojos está un poco amarillento. La cara es simétrica y
puede hacer todas las muecas sin problemas. No tiene sangre en los oídos ni en la nariz. La boca
3 es normal: la campanilla está en el centro y mueve la lengua hacia todos los lados. Los dientes bas-
tante sucios y amarillentos. No tiene puntos blancos ni está muy roja.
Cuello: No tiene nada en la piel. Mueve el cuello bastante bien sin notar ninguna molestia. No tiene
ganglios en el cuello. Se le palpa el pulso en las dos carótidas también a 86 por minuto. Es algo
más fuerte que en la muñeca pero cuesta de encontrarlo. No le veo venas dilatadas.
Abdomen: Tiene otra lesión igual que la del tórax al lado izquierdo del ombligo.
No toco ni bultos ni agujeros. Le duele al palpar bajo las costillas derechas.
No le duele la puño percusión renal.
La columna vertebral parece recta.
Extremidades: Las extremidades son simétricas. Las manos tienen callos y no las puede estirar del
todo. La palma está roja. No puede mover bien la muñeca izquierda por la torcedura.
No tiene bultos en las ingles. Tiene una cicatriz en el brazo derecho. La fuerza es normal y sabe si
se le pincha o se le toca. Guarda bien el equilibrio.
EVOLUCIÓN
A las 14:50 horas solicito consulta con el centro radio-médico por satélite.
Me preguntan si hay otros tripulantes con diarrea a bordo. Negativo. También me preguntan si hemos
comido ayer o anteayer algo con tinta de calamar o alguna fritanga de sangre. Negativo.
Me dicen desde el centro radio-médico que puede ser una hemorragia digestiva y que van a pro-
curar que se le evacue por helicóptero hasta Las Palmas. Que no le dé nada de comer ni de beber
y que prepare el traslado. Que si sufre otro episodio de diarrea o empeora, que les llame de nuevo.
A las 16:00 se ha procedido a su traslado al helicóptero.
Tripulante que acude con una diarrea desde ayer por la noche. Se consulta al centro radio-médico,
quien aconseja su evacuación con la sospecha de una hemorragia digestiva alta. Es trasladado por
helicóptero hasta Las Palmas a las 16.00 horas del día de hoy.
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TEMA 4
Parada cardiorrespiratoria
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
A unque las causas del paro respiratorio y del paro cardíaco son distintas, se tiende a consi-
derarlas como una única entidad a la hora de tratarlas, denominada parada cardiorrespira-
toria (PCR). El cese de una de las dos funciones vitales lleva de forma rápida a la detención de la
otra, por lo que se abordan de forma conjunta. En el paro cardíaco la respiración se lentifica, luego
se hace boqueante y acaba deteniéndose del todo al cabo de 30 o 60 segundos. Cuando lo que
se produce en primer lugar es la ausencia de respiración, la detención de la función cardíaca se pro-
duce en unos dos minutos.
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Decimos que hay muerte aparente cuando cesa la respiración y se detienen los latidos cardíacos
pero aún no se han producido lesiones por falta de oxígeno en las células del sistema nervioso cen-
tral. Es una situación potencialmente reversible si conseguimos hacer llegar sangre oxigenada a las
células cerebrales para evitar su fallecimiento y volvemos a poner en marcha las funciones vitales
detenidas.
La muerte real se produce cuando existen lesiones cerebrales irreversibles por falta de oxígeno.
Sucede 4 o 5 minutos después de la parada cardiorrespiratoria, que es el tiempo que aguantan sin
oxígeno las células cerebrales, aunque, en algunas ocasiones, como en la hipotermia, podamos dis-
poner de algunos minutos más para actuar.
La dilatación de las pupilas (midriasis) y el hecho de que no reaccionen ante la luz, nos indi-
ca que las células del cerebro no están recibiendo el oxígeno suficiente. Aparece entre el minu-
to y los 90 segundos después de la parada y desaparece si las maniobras de reanimación son
eficaces.
CAUSAS
La asfixia se produce cuando el aporte de oxígeno a las células es insuficiente. De forma general
puede suceder debido a tres circunstancias:
• Cuerpos extraños en las vías respiratorias que impiden su entrada y salida, incluyendo en este
grupo el ahogamiento, el atragantamiento, etc.
• Disminución del calibre de las vías respiratorias, por procesos inflamatorios como, por ejem-
plo, tras la inhalación de productos cáusticos como el cloro o el amoníaco, o por procesos alér-
gicos como, por ejemplo, en los ataques de asma.
• Parálisis de los músculos respiratorios, por ejemplo debida a descargas eléctricas, intoxicación
por determinados plaguicidas, etc.
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• Puede suceder en aquellos espacios cerrados o confinados donde hay materia orgánica o
procesos oxidativos que lo consuman, por ejemplo en sentinas, bodegas de carga con grano
de cereal, transportes de virutas de metal, tanques en los B/T aunque vayan con lastre, etc.
• Escape de gases que desplazan al oxígeno de la atmósfera, como el nitrógeno, el hidrógeno, etc.
• Son gases que impiden el proceso de la respiración actuando a diversos niveles. Así, por ejemplo,
el monóxido de carbono (CO) se une a la misma proteína que transporta el oxígeno dentro de
los glóbulos rojos impidiendo su conducción hasta las células. El SH2 y los compuestos volátiles
derivados del cianuro (cianógenos volátiles) impiden la utilización del oxígeno a nivel celular, etc.
De todas formas, la mayoría de las paradas cardiorrespiratorias (PCR) son de origen cardíaco. La mayor
parte (80%) presenta arteriosclerosis de las coronarias (arterias que riegan el corazón). Las miocar-
diopatías ocupan el segundo lugar y las arritmias el tercero. Otras entidades también pueden causar
PCR, como enfermedades neurológicas, traumatismos, enfermedades hormonales o intoxicaciones.
CONDUCTA A SEGUIR
El conjunto de medidas aplicadas para tratar la PCR fue denominado resucitación cardiopulmonar
(RCP). Se define como el conjunto de maniobras encaminadas a revertir la parada cardiorrespirato-
ria, sustituyendo primero, para intentar restaurar después, la respiración y circulación espontáneas con
el fin de evitar la muerte por lesión irreversible de órganos vitales, especialmente el cerebro.
Desde la Conferencia de Utsein, el concepto de RCP tiende a ser sustituido por el de soporte vital,
de carácter más amplio. Para fomentar la adecuada asistencia a las víctimas de una parada cardio-
rrespiratoria se ha acuñado el término “cadena de supervivencia”, haciéndose hincapié en que la
atención a los enfermos con PCR necesita de todos y cada uno de los elementos de una secuen-
cia de actuaciones. La carencia o el retraso en la aplicación de alguno de los elementos hace impro-
bable la supervivencia. Esta cadena consta de cuatro eslabones:
• Desfibrilación precoz
La importancia del factor tiempo en la eficacia de la RCP hace que el adjetivo precoz esté presen-
te en todos los elementos. El retraso en la iniciación del soporte vital básico más allá de los 4-5
minutos hace muy improbable la supervivencia, salvo circunstancias especiales.
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
Cadena de supervivencia
En nuestro medio, la mayor parte de las veces no vamos a poder completar la cadena de supervi-
vencia, por la imposibilidad de trasladar precozmente al paciente a un centro sanitario, por lo que
las actuaciones que hagamos deben ser impecables con el fin de mejorar las posibilidades de
supervivencia de nuestro compañero.
Incluye una serie de maniobras que se han descrito con la regla nemotécnica del “ABC” de la rea-
nimación, a la que se le ha añadido últimamente la letra “D”:
Vamos a ir estudiando de una forma analítica cada uno de estos pasos para después terminar con
el algoritmo de actuación en conjunto.
El principal obstáculo que nos vamos a encontrar para el paso de aire a los pulmones del pacien-
te es su propia lengua, que cae sobre la faringe y obstaculiza la entrada y salida del aire cuando el
paciente está inconsciente y boca arriba.
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Fig. 4-1. Caída de la lengua sobre la faringe en el Fig. 4-2. Maniobra para evitar la caída de la lengua en
paciente inconsciente. el paciente inconsciente
Para evitar el obstáculo que supone la lengua al paso del aire, podemos emplear varias técnicas:
• Hiperextensión de la cabeza, consistente en inclinar hacia atrás la cabeza del paciente todo lo
que se pueda mediante una maniobra conocida como “frente-mentón”. Se realiza de la siguien-
te forma:
— Apoyar la mano no dominante sobre la frente del paciente, dejando libres el primer y segun-
do dedo. Si posteriormente se precisara respiración asistida, estos dedos pinzarán la nariz
para facilitarla.
— Limpiar la boca de cualquier cuerpo extraño (restos de comida, vómitos, coágulos de sangre,
etc.) incluyendo las prótesis dentales móviles.
— Con la punta de los dedos de la mano dominante levantar el mentón, sujetándolo desde su
parte inferior, para terminar de abrir la vía aérea.
Fig. 4-3. Limpieza de la cavidad oral de cuerpos extraños. Fig. 4-4. Maniobra de hiperextensión de la cabeza.
Como podemos ver en la ilustración, con esta maniobra conseguimos desplazar la lengua hacia
delante y que las vías aéreas queden permeables al paso del aire.
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
Si sospechamos que puede haber lesión en las vértebras cervicales, no efectuaremos esta maniobra.
— En primer lugar tenemos que elegir el tamaño de tubo adecuado para el paciente. Para ello
lo pondremos sobre su mejilla y comprobaremos si mide lo mismo que desde su boca hasta
el ángulo de su mandíbula.
— Inspeccionaremos la boca y extraeremos los cuerpos extraños incluyendo las prótesis no fijas.
— Tirándole de la lengua con los dedos protegidos por una gasa o con una pinza tira-lenguas,
introduciremos la cánula con la concavidad hacia arriba.
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RESPIRACIÓN ASISTIDA
Son técnicas que permiten que penetre aire, enriquecido con oxígeno o no, en el aparato respiratorio
del paciente. Como la actuación debe ser inmediata y, a ser posible, en el mismo lugar donde encon-
tremos al paciente, deberemos comenzar con alguna de las técnicas de ventilación sin aparatos, para
proseguir con la ayuda de los mismos y con oxígeno cuando algún compañero haya ido a buscarlos.
La técnica más eficaz es la denominada “boca a boca”, con sus variantes igualmente eficaces,
“boca a nariz” o “boca a boca-nariz”. El procedimiento es el siguiente:
— Le pinzamos la nariz con el primer y segundo dedo de la mano no dominante que le está
sujetando la frente.
— Retiramos la boca del contacto con la del paciente y comprobamos que el aire es expulsado.
La técnica es igualmente efectiva si, en lugar de insuflarle por la boca, le insuflamos por la nariz, evi-
tando que el aire se escape por la boca.
Fig. 4-7. Técnica del boca a boca. Fig. 4-8. Técnica del boca a boca.
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
Sin embargo, hay ocasiones en las que no es recomendable emplear esta técnica, por
ejemplo:
• Cuando el paciente presente quemaduras en las zonas de apoyo de los labios causadas por pro-
ductos cáusticos.
• Cuando haya inhalado o incluso ingerido tóxicos muy volátiles, como por ejemplo compuestos
cianógenos volátiles, SH2, hidrocarburos clorados o petróleo e hidrocarburos derivados del
mismo, ya que podríamos intoxicarnos al aspirar dichos gases. 4
• Tendemos al paciente boca arriba sobre una superficie dura con una manta, cojín, chaqueta o
algo parecido bajo los hombros.
• Nos arrodillamos sobre la cabeza del paciente. Si fuera necesario le volveremos la cabeza hacia
un lado para vaciar su boca. Le cogemos de las muñecas y las cruzamos sobre la parte inferior
de su pecho.
• Inclinando el cuerpo hacia delante comprimimos el pecho del paciente. Aflojamos la presión y,
con un movimiento amplio, llevamos los brazos de la víctima hacia atrás y hacia fuera tanto
como sea posible. Repetimos este movimiento rítmicamente unas 12 veces por minuto y man-
tenemos la boca despejada.
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De todos los aparatos de ventilación artificial, vamos a detenernos únicamente, por su disponibili-
dad a bordo, en los insufladores manuales.
Aunque existen muchos modelos, su funcionamiento es similar en todos ellos. Constan de un balón
de goma o fuelle, un sistema de válvulas y una mascarilla para adaptarla a la boca y nariz del acci-
dentado. La mayoría presenta, además, una conexión para la cánula de salida de la botella de oxí-
4 geno, para poder enriquecer el aire atmos-
férico. Otros presentan también un sistema
para poder enroscar en la zona de entrada
de aire al balón una bolsa reservorio para
poder suministrar oxígeno en concentracio-
nes cercanas al 100 %.
Si hubiéramos utilizado una cánula oro-faríngea para abrir la vía aérea, no necesitaremos efectuar
una hiperextensión de la cabeza del accidentado.
3. OXÍGENOTERAPIA
En los botiquines A y B se dispone de una botella de oxígeno medicinal con su grifería correspon-
diente o de un sistema para poder utilizar el oxígeno industrial a bordo, si se tiene.
Como no es frecuente que vayamos paseando por el buque con la botella de oxígeno y el insuflador
manual a cuestas, la reanimación cardiopulmonar comenzará abriendo la vía aérea y efectuando la
ventilación artificial mediante el “boca a boca”, mientras se dan las voces de alarma y otro compañe-
ro va al botiquín a por el resto del equipo. En cuanto sea posible, se sustituirá el “boca a boca” por la
ventilación mediante el insuflador manual con la máxima concentración de oxígeno posible.
El oxígeno medicinal se presenta en botellas metálicas a alta presión pintadas con el cuerpo negro
y la banda y ojiva blancas. Un manorreductor nos permite reducir y controlar la presión de salida
para adaptarla al paciente. Suelen tener dos indicadores o relojes:
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
No debemos olvidar que el oxígeno es un gas altamente inflamable y explosivo. Aparte de guardar
con él las mismas precauciones que con cualquier otro gas comprimido (no estibarlo directamen-
te al sol ni cerca de focos de calor) debemos tener otras precauciones, como cerciorarnos de que
durante su utilización no haya llamas encendidas en las proximidades (cigarrillos, mecheros, solda-
dura, fogones, etc.) y jamás lubrificaremos con ningún tipo de grasa o vaselina ninguna de las par-
tes de su grifería.
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CIRCULACIÓN ASISTIDA
Hasta ahora, lo único que hemos conseguido es introducir en el aparato respiratorio del paciente
aire, con mayor o menor porcentaje de oxígeno. El siguiente paso es sustituir la circulación espon-
tánea del paciente mediante la circulación asistida, para que la sangre transporte el oxígeno a las
células para evitar la muerte de los órganos vitales, especialmente del cerebro.
La técnica empleada para lograr esta circulación asistida es el mal llamado masaje cardíaco externo:
4
• Con el segundo y tercer dedos de la mano dominante, localizamos el reborde inferior de las cos-
tillas y lo seguimos hasta localizar la porción más baja del esternón.
• Dejando ambos dedos apoyados en este punto y sin retirarlos, apoyamos a continuación el talón
de la mano no dominante, de forma que toque los dedos de la otra mano pero sin sobreponer-
se a ellos.
Fig. 4-13. Localización del lugar del masaje cardíaco. Fig. 4-14. Colocación de las manos en el masaje cardíaco.
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
• Mantenemos una frecuencia de unas 100 compresiones por minuto y combinaremos circula-
ción y respiración a una frecuencia de 15/2, es decir, 15 compresiones seguidas y después dos
insuflaciones seguidas. Este ritmo se aplica igualmente con uno o dos reanimadores.
• Es conveniente ir cantando en voz alta las compresiones que vamos realizando para no perder
el ritmo. 4
DESFIBRILACIÓN PRECOZ
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supervivencia alcanza el 43 %. Manteniendo los 4 minutos para la iniciación del SV básico y retra-
sando hasta los 16 minutos el avanzado, la proporción de éxitos se reduce al 10 %. Si una fibrila-
ción ventricular no se trata con desfibrilación dentro de los primeros 10 minutos del paro, la pro-
babilidad de supervivencia es nula.
Así pues, en caso de paradas cardiorrespiratorias, nuestra actividad tendrá que ir más allá de medi-
das de soporte vital básico ya que no podremos contar con profesionales de la salud que se hagan
cargo del soporte vital avanzado con la rapidez que requieren los protocolos.
Cuando decimos que existe una parada cardíaca, no queremos decir que las células del corazón se
hayan quedado quietas, sin contracciones de ningún tipo. Lo que queremos decir es que la activi-
dad del corazón no sirve para impulsar la sangre. Existen 4 tipos de alteraciones que producen para-
da cardíaca desde el punto de vista electrocardiográfico:
• Fibrilación ventricular (FV), que es el trastorno eléctrico más frecuente en la parada cardíaca. Las
células del corazón se están contrayendo, pero cada una independientemente de las demás, por
lo que no se produce un latido cardíaco efectivo.
• Taquicardia ventricular sin pulso (TV). Las células del corazón se contraen a la vez produciendo
un latido cardíaco, pero lo hacen tan deprisa que al corazón no le da tiempo a rellenarse de san-
gre para expulsarla de nuevo, por lo que la circulación de la sangre se detiene y no existe pulso
en las arterias.
• Asistolia, que consiste en que no existe actividad eléctrica en el corazón y sus células no se con-
traen.
Hace unos años salieron al mercado unos desfibriladores especialmente diseñados para su mane-
jo por personal no sanitario. Se denominan desfibriladores automáticos o semiautomáticos y su uti-
lización es muy simple:
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
Lo primero que nos dice es “Sepárese que voy a analizar”, o bien “Pulse para análisis” o alguna
expresión similar. Nos retiramos del paciente y el desfibrilador le hace un electrocardiograma. Si
detecta que está en una de las situaciones que hemos visto que responden a la desfibrilación,
como FV o TV, nos dirá “se aconseja descarga eléctrica, cargando” o alguna expresión similar y efec-
tuará un ruido de carga. El desfibrilador se cargará a la energía predeterminada en el protocolo y
cuando esté listo nos dirá “Pulse para descarga” a la vez que hace sonar una alarma. En este
momento nos cercioraremos que ni nosotros ni nadie de nuestro equipo esté en contacto con el
paciente (riesgo de descarga eléctrica), levantaremos la mano para advertir que vamos a disparar a
la vez que gritamos “descarga” y pulsando el botón soltaremos la descarga eléctrica.
Después de haber soltado la descarga eléctrica, el desfibrilador vuelve a analizar el corazón del
paciente para detectar si la descarga ha sido efectiva o no:
• Si no ha sido efectiva, vuelve a decirnos “Se aconseja descarga eléctrica. Cargando” y vuelve a
hacer el mismo ruido de carga y a decir “Pulse para descarga” cuando ha terminado de cargar.
Después de esta segunda descarga vuelve a comprobar si ha sido o no efectiva como sucedía tras
la primera, indicando una nueva descarga si esta segunda tampoco ha sido efectiva.
Después de la tercera descarga, si tampoco se consigue revertir el ritmo, dice “Haga RCP durante
un minuto”, con lo que comenzaremos con el masaje cardíaco y la ventilación asistida mediante el
insuflador manual conectado a la botella de oxígeno. Tras el minuto vuelve a comenzar el algorit-
mo de descargas con la frase “Sepárese, voy a analizar”, en tandas de tres descargas cada vez con
un minuto de RCP entre ellas.
El funcionamiento de los desfibriladores puede diferir algo entre ellos. Así, los automáticos no
requieren que se pulse el botón para descarga, sino que lo hacen solos tras analizar la actividad
eléctrica cardíaca y emitir el ruido de carga. En otros hay que pulsar un botón para analizar el ritmo,
otros tienen indicaciones visuales en lugar de orales, etc.
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ADMINISTRACIÓN DE FÁRMACOS
A. tiroidea
superior
Lengua
Cartílago
tiroides
Membrana
Sitio cricotiroides
de inyección
Cricoides
Membrana
Glándula Cartílago cricotiroidea
tiroides cricoides
ALGORITMO DE ACTUACIÓN
1. Evaluar la seguridad del lugar atendiendo a situaciones de riesgo asociadas a sistemas eléc-
tricos en casos de electrocución, atmósferas contaminadas en caso de escapes de gases o
derrames de productos químicos, etc.
2. Evaluar a la víctima aparentemente sin vida. No basta con la inspección visual, sino que es nece-
sario intentar comunicarse con ella, sacudiéndola suavemente por los hombros o pellizcándole el
lóbulo de la oreja mientras se le pregunta en voz alta “¿Qué te pasa?, ¿Te encuentras bien?”
Si no responde, solicitaremos ayuda, bien gritándole a algún compañero cercano, bien llaman-
do al puente y comunicando la situación, bien accionando el pulsador de emergencia. Acto
seguido colocaremos al accidentado boca arriba y estirado (posición “decúbito supino”).
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
3. Abrir vía aérea. Se afloja la ropa alrededor del cuello y se comprueba si existen cuerpos extra-
ños visibles en la boca o restos de comida o vómito, incluyendo dentadura postiza, en cuyo caso
se retiran introduciendo uno o dos dedos en la cavidad oral. Se realiza la maniobra “frente-men-
tón” (o la elevación de la mandíbula si sospecháramos lesión en la columna cervical). 4
4. Comprobar si respira. Acercaremos nuestra oreja a la boca y nariz del accidentado, a la vez que
miramos de reojo si se eleva o desciende el tórax y colocamos la mano sobre las últimas cos-
tillas para sentir si existen movimientos respiratorios. Hay que mirar, oír y sentir al menos duran-
te 5 segundos antes de decidir que la respiración está ausente. No debemos invertir más de 10
segundos en esta evaluación.
5. Respiración asistida. Administraremos dos respiraciones lentas “boca a boca” (excepto si exis-
te contraindicación para esta técnica), observando cómo se eleva y desciende el tórax tras cada
insuflación.
6. Comprobar la circulación: Hay que mirar, oír y sentir si el paciente respira, tose o presenta
algún movimiento.
Solamente si hemos sido entrenados y recordamos perfectamente cómo hacerlo, intentaremos de-
tectar si tiene pulso en la carótida, aunque no debemos emplear más de 10 segundos en hacerlo.
• Continuaremos con la respiración asistida hasta que la víctima comience a respirar por sí misma.
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8. Si no hay signos de circulación, o no estamos del todo seguros de ello, iniciaremos las
compresiones torácicas.
Tan pronto llegue el compañero del botiquín, le colocaremos la cánula oro-faríngea, sustituire-
mos el “boca a boca” por la ventilación mediante el insuflador manual con la máxima con-
centración de oxígeno posible y le colocaremos los electrodos del desfibrilador si disponemos
de uno a bordo.
10. Si tenemos desfibrilador, después de haberle colocado los electrodos, lo pondremos en fun-
cionamiento y seguiremos sus indicaciones auditivas o visuales. Cada tres descargas efectua-
remos un minuto de reanimación cardiopulmonar (en ciclos de 15 compresiones torácicas y
2 respiraciones con el insuflador manual). Después de cada minuto de RCP, bien pulsaremos
la tecla de análisis, bien lo hará automáticamente el desfibrilador.
Mientras realizamos la RCP, otro compañero intentará canalizar una vena del brazo con la palo-
milla. Cuando la tenga canalizada inyectaremos 1 mg de adrenalina seguido de 10 ml de suero
salino y elevación del brazo. No interrumpiremos la RCP para esto.
Si no se logra canalizar una vía venosa, se cargarán 2 o 3 ampollas de adrenalina en una jerin-
guilla de 10 cc, rellenando el resto con suero salino. Se efectuará una punción traqueal y se le
inyectará, realizando después 5 insuflaciones rápidas. No interrumpiremos la RCP para esto.
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
• Buscaremos signos de circulación (mirar, oír y sentir si el paciente respira, tose o hace algún
movimiento) o buscaremos el pulso carotídeo si hemos sido entrenados para ello, tardan-
do menos de 10 segundos.
11. Continuaremos con el algoritmo hasta que el paciente se recupere, se hagan cargo de él 4
los servicios de asistencia sanitaria, los reanimadores estén agotados o lo declaren fallecido
desde el centro radio-médico.
ATRAGANTAMIENTO
Consiste en la obstrucción parcial o total de las vías respiratorias por un cuerpo extraño, la mayor
parte de las veces por comida (en adultos).
Si el paciente respira o tose, le animaremos a que continúe tosiendo y no realizaremos ninguna otra
maniobra. La tos es el medio más efectivo para eliminar los cuerpos extraños en las vías respiratorias.
• Le daremos 5 golpes en la espalda, entre ambas escápulas (paletillas), con la mano dominan-
te, mientras la no dominante se apoya en la parte anterior de su pecho y lo inclinamos ligera-
mente hacia delante.
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• Paciente en el suelo boca arriba. Le abrimos la boca y eliminamos cuerpos extraños si los hubiera.
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PARADA CARDIORRESPIRATORIA
• Estimular al paciente
EVALUAR LA CONCIENCIA • Sacudirlo por el hombro
• Gritar ¿qué te pasa?
4
• Solicitar ayuda
RESPONDE NO RESPONDE
• Colocarlo boca arrriba
• No está en PCR
• Comprobar cuerpos extraños
• Comprobar otras lesiones ABRIR VÍA AÉREA
• Maniobra frente-mentón
• Solicitar ayuda
RESPIRA NO RESPIRA
NO EFECTIVAS EFECTIVAS
EXISTE NO EXISTE O
NO ESTAMOS SEGUROS
• Continuar ventilando
• Cada 10 o cada minuto
INICIAR MASAJE TORÁCICO
comprobar signos circulación
100 POR MINUTO
COMBINADO CON
RESPIRACIÓN RITMO 15 X 2
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ALGORITMO DE DESFIBRILACIÓN
4
INICIAR RCP HASTA LA LLEGADA DEL DESFIBRILADOR
ANALIZAR
DESCARGA DESCARGA
ACONSEJADA NO ACONSEJADA
DURANTE LA RCP
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TEMA 5
Hemorragias. Shock
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HEMORRAGIAS. SHOCK
H emorragia es la salida de la sangre producida por la rotura de los vasos por los que
circula.
1) Hemorragias arteriales: en las que la sangre sale a borbotones coincidiendo con los latidos,
ya que las arterias reciben el impulso directo del corazón. Es de color rojo vivo y brillante. 5
2) Hemorragias venosas: en las que la sangre mana lentamente, sin latir. Es de color pardus-
co, como la que nos extraen para hacer un análisis.
3) Hemorragias capilares: son las que ocurren al seccionar esos vasos muy finos que llama-
mos capilares. Son de pequeña intensidad, como por ejemplo las que nos suceden al afei-
tarnos.
Cuando se produce una herida importante las hemorragias suelen ser mixtas (arteriales y venosas)
pues se han seccionado a la vez arterias y venas.
1) Hemorragias internas: cuando la sangre se vierte dentro del organismo. Pueden ser desde
leves, por ejemplo cuando se nos forman hematomas o morados por golpes (sangre deba-
jo de la piel) hasta muy graves como las hemorragias cerebrales o por rotura de vísceras.
A) Hemorragias externas: son las más frecuentes y suelen sobrevenir tras accidentes. Como hemos
señalado anteriormente suelen ser mixtas, y su tratamiento se hará de una forma secuencial,
siguiendo unos pasos muy precisos. Es importante realizarlos en ese orden, puesto que si es sufi-
ciente uno de los métodos para detener la hemorragia, no debemos pasar al siguiente. Si no con-
seguimos detenerla con el método aplicado, sin dejar de aplicarlo pasaremos al que sigue. Esta
forma secuencial de actuación es:
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1) Presión directa sobre la herida: es la forma más eficaz de detener la hemorragia. Esta pre-
sión se realizará con un paño, pañuelo, etc. Siempre que podamos, elegiremos el pañuelo
más limpio o, mejor aún, un puñado de gasas estériles de nuestro botiquín. Mantendremos
la presión durante 5 minutos. Levantaremos a continuación con mucho cuidado el paño,
comprobando si ha cesado el flujo de sangre. Si el paño o compresa se empapa de sangre,
añadiremos otro por encima, sin retirar el anterior.
Fig. 5-1. Presión directa sobre la herida. Fig. 5-2. Presión directa sobre la herida.
2) Presión sobre la arteria: Consiste en presionar sobre una de las arterias que riega la herida
para disminuir el flujo de sangre. En primeros auxilios tenemos varias arterias accesibles y de
fácil localización para ejercer presión, tal como vemos en el dibujo de la página siguiente.
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HEMORRAGIAS. SHOCK
La técnica para colocarlo es muy sencilla, pues basta con un elemento que comprima cir-
cular y uniformemente el muslo o el brazo. Existen dos formas fáciles y poco traumáticas
de hacerlo:
a) Con el manguito de la presión arterial: para ello colocaremos el manguito en zona pro-
ximal a la herida y elevaremos la presión unas décimas por encima de la tensión arterial
sistólica del paciente (al superar la presión de las arterias suprimimos el paso de sangre).
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5
Fig. 5-5. Modo de colocar un torniquete con
un paño y un palo.
• Anotar la hora en la que colocamos el torniquete (podemos escribirla en la frente del paciente).
B. Hemorragias exteriorizadas: La sangre se vierte al exterior por alguno de los orificios naturales
de nuestro organismo (ano, boca, uretra, oído, fosas nasales…)
1. Hemorragias nasales (epistaxis): En este caso actuaremos como en las hemorragias exter-
nas, es decir, lo primero es comprimir las alas de la nariz con los dedos mientras el pacien-
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HEMORRAGIAS. SHOCK
te agacha la cabeza hasta colocarla entre las piernas. Mantendremos la presión unos 5 minu-
tos y soltaremos suavemente. Si la hemorragia no cede, introduciremos una venda estrecha
y estéril en el interior de la fosa sangrante, ayudándonos con unas pinzas de disección. La
introduciremos comenzando a meter primero la parte central de la venda, dejando siempre
los dos cabos de la misma fuera de las fosas. Previamente podemos empapar la venda con
una solución diluida de agua oxigenada (1/3 de agua oxigenada y 2/3 de agua o suero).
Volveremos a comprimir sobre las alas de la nariz con la venda en su interior mientras el
paciente adopta la posición de seguridad: agachado hasta colocar la cabeza entre las pier-
nas, ya que lo que pretendemos es que la sangre se estanque en el interior de la nariz, se
coagule y forme un tapón que cohíba la hemorragia.
5
Fig. 5-7. Primera actuación ante un sangrado por Fig. 5-8. Taponamiento nasal.
la nariz.
2. Cuando la sangre aparece por la boca debemos distinguir si procede del aparato digesti-
vo (hematemesis), en cuyo caso se acompañará de náuseas y vómitos, restos de comida y
olor ácido, o procede del aparato respiratorio (hemoptisis). En este caso se acompañará de
golpes de tos, tendrá un aspecto espumoso y vendrá acompañada de restos de moco.
Solicitaremos consejo médico por radio.
4. Cuando la sangre aparece por el ano proviene del aparato digestivo. Pero hay que dife-
renciar si su origen es del aparato digestivo alto (esófago, estómago, duodeno) o del bajo.
La que proviene del aparato digestivo alto ha atravesado todo el conducto digestivo y ha
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sufrido un proceso de digestión, igual que si fuera un alimento, por lo que no tendrá un color
rojo. Serán unas heces negras, pastosas y malolientes, llamadas melenas, que deben hacer-
nos pensar en una hemorragia digestiva alta. Ahora bien, no siempre que aparecen unas
heces oscuras o negras quiere decir que ha tenido lugar una hemorragia digestiva alta. Si el
tripulante ha comido sangre, tinta de calamar o tomado medicamentos con hierro también
puede presentar unas heces de este color.
Por el contrario, las que proceden del aparato digestivo bajo, no han sufrido el proceso de
digestión, por lo que aparecerán con su color natural, habitualmente pardo rojizo, como si
fueran hemorragias venosas. Tanto en uno como en otro caso hay que consultar con el cen-
5 tro radio-médico.
5. La salida de sangre por la uretra, o con la orina (hematuria), no suele presentar peligro
inmediato para la vida del paciente por pérdida de sangre, a no ser que sea después de un
traumatismo. Habitualmente nos indican que hay algo por encima que no va bien, ya sea
en la vejiga, en los uréteres o en los riñones. Solicitaremos consulta radio médica.
6. Cuando las hemorragias vaginales tienen lugar fuera de los periodos menstruales y del
embarazo se debe pedir consejo médico por radio. No suelen ser importantes en cuanto a
cantidad de pérdida de sangre; lo que nos indican es que hay algo que no funciona bien
por arriba, es decir, en vagina, útero o anejos. Durante el embarazo pueden llegar a ser muy
importantes. Si se producen durante los primeros seis meses nos indican peligro de aborto.
Se debe hacer reposo absoluto y consulta radio médica urgente. Desde el 7º hasta el 9º
mes puede tratarse del comienzo del parto. En cualquier caso, la mujer debe guardar cama
hasta que pueda desembarcarse urgentemente. No se deben dar medicamentos a una
mujer embarazada, salvo que los prescriban desde el centro radio-médico.
C. Hemorragias internas: Las leves, hematomas o morados, no revisten mayor importancia. Las
graves suelen ser debidas a la ruptura de alguna víscera consecutiva a un traumatismo. Las
podemos sospechar, tras un traumatismo porque ocasionan los síntomas de un shock que
ahora veremos.
Es un estado en el cual la cantidad de sangre que llega a las células es insuficiente o inadecuada
para que pueda cumplir su función normal.
Si recordamos el esquema del aparato circulatorio observaremos que está compuesto por:
• Un sistema de tuberías que la contienen: los vasos sanguíneos (arterias, venas, capilares,…)
• Un líquido que aporta oxígeno y nutrientes a las células y se lleva los productos de desecho de
las mismas: la sangre.
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HEMORRAGIAS. SHOCK
Para que la sangre llegue a las células debe circular a una determinada presión por el interior de
los vasos (presión arterial o tensión arterial). Esta presión depende:
• De la fuerza y del número de veces con la que se contrae el corazón (cuantas más veces por
minuto se contrae o más fuerte lo hace más presión existe en el interior de los vasos)
• De la cantidad de líquido que hay en el interior de los vasos (cuanto más líquido mayor presión
y cuanto menos líquido menor presión)
• Del calibre de los vasos (Cuanto más estrechos son los vasos mayor presión y cuanto más
anchos menor presión) 5
En condiciones normales, el organismo regula estos parámetros para que la presión en el interior de
los vasos sea constante (recordad que la tensión arterial es una constante vital) y la sangre llegue a
todas las células. Cuando este equilibrio se rompe y la presión baja tanto que no puede compensar-
se y no llega la sangre a los vasos más pequeños (capilares) aparece el estado de shock (choque).
A. Por disminución de la cantidad de líquido en el interior de los vasos. Puede ser debida a:
2. Pérdida de agua y sales: grandes diarreas, vómitos intensos, sudoración excesiva, etc.
3. Pérdida de plasma: quemaduras extensas, aumento de la permeabilidad de los vasos (p. ej.
en infecciones intensas), peritonitis, etc.
B. Por deterioro de la función de bomba del corazón: Infartos de miocardio, insuficiencia cardíaca,
ruptura del corazón, arritmias graves, etc.
1) Pérdida del tono ∞ aumento de calibre: lesión de la médula espinal, fármacos, anestesia,
determinadas alergias intensas, traumatismos graves, etc.
Sea cual fuere la primera alteración o fallo repercute en las demás y, si no hay un reajuste entre la
cantidad de sangre circulante y la capacidad de los vasos, se produce el círculo vicioso del shock,
con perjuicio para la circulación general:
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• Mandando impulsos para disminuir el calibre de los vasos (vasoconstricción) y aumentar así la
presión arterial.
No obstante, si continúa la causa que originó estos acontecimientos, los mecanismos de compen-
sación fallan y se entra en el estado de shock.
• PIEL: Va a estar pálida y fría porque le llega menos cantidad de sangre (en el shock debido a infec-
ciones graves está caliente por la fiebre). También está sudorosa debido a que las hormonas aumen-
tan la producción de sudor. Los labios están azulados porque les llega poco oxígeno y retienen CO2.
• PULSO: Es rápido por el aumento de la frecuencia del corazón, pero pequeño (casi impercep-
tible) porque hay poca presión en el interior de las arterias
• CONCIENCIA: Al principio existe una sensación de mareo, que va progresando hacia la obnubi-
lación y la pérdida de conciencia porque cada vez llega menos sangre al cerebro. Las pupilas se
dilatan y no reaccionan a la luz.
• ORINA: Disminución de la cantidad de orina emitida porque llega poca sangre a los riñones y
éstos no pueden filtrarla.
PRIMEROS AUXILIOS
En primer lugar, no olvidemos que el shock es un proceso que evoluciona con al paso del tiempo
y que, cuanto antes comencemos a tratarlo, más posibilidades tendremos de éxito.
• Evitar el dolor, inmovilizando las fracturas si las hubiera, transportando al paciente con cuidado,
suministrando analgésicos en caso necesario.
• Cubrir al accidentado con la manta oro-plata, con la plata hacia el interior, para evitar que pierda calor.
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HEMORRAGIAS. SHOCK
• Mantenerle inmóvil.
POSICIONAMIENTO DE UN ACCIDENTADO 5
A. POSICIÓN LATERAL DE SEGURIDAD
Existen diferentes posiciones que reciben este mismo nombre, por lo que no es infrecuente que
encontremos en otras guías o manuales posiciones laterales de seguridad distintas a la mostrada
aquí. Seguiremos la que preconiza la Guía sanitaria a bordo, con el fin de unificar criterios en la
enseñanza y realización de la misma. Esta postura es distinta de la mostrada en la Guía sanitaria
internacional, la que a su vez difiere de la que propone el European Resuscitation Council en el pro-
tocolo de soporte vital básico para adultos del año 2000.
Habitualmente se utiliza para posicionar a una persona inconsciente. Tiene la ventaja de que si
vomita sus secreciones gástricas, no irán a las vías respiratorias, sino que saldrán al exterior.
No utilizaremos esta postura si el paciente presenta graves traumatismos cráneo encefálicos, gra-
ves traumatismos torácicos o sospechamos fractura de alguna vértebra.
Tumbado boca arriba y con los miembros inferiores elevados para facilitar la circulación de retorno
venoso. También se aflojan las ropas alrededor del cuello y de la cintura.
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5
C. POSICIÓN EN HERIDAS TORÁCICAS GRAVES
Bien sean heridas torácicas o traumatismos costales graves, después del tratamiento inicial, hay que
colocar al lesionado en posición semisentada, o bien reclinado sobre el lado afecto (si el paciente lo
tolera) para que disminuyan las excursiones respiratorias de ese hemitórax. La cabeza debe estar más
elevada que el resto del cuerpo, ya que estos pacientes toleran muy mal la posición tumbada.
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TEMA 6
Heridas
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HERIDAS
H erida es toda lesión que produce una pérdida de la continuidad de una superficie, creando
una puerta de entrada para los gérmenes y facilitando la infección.
CLASIFICACIÓN
• Heridas incisas: producidas por objetos cortantes, por ejemplo el filo de un cuchillo.
• Heridas contusas: producidas por objetos romos, por ejemplo con un martillo.
• Heridas inciso-contusas: son una combinación de las dos anteriores. Son las más frecuentes.
6
• Heridas punzantes: heridas de pequeña extensión, pero profundas, por ejemplo las ocasiona-
das por un clavo.
• Heridas mixtas: por arrancamiento, por arma de fuego, por mordedura, etc.
A nivel práctico, nos interesa diferenciarlas en leves y graves, ya que esto condicionará el tratamiento
posterior.
1. Detener la hemorragia.
2. Evitar la infección.
3. Facilitar la curación.
Lo más urgente es detener la hemorragia, como hemos estudiado en el tema 5. Una vez detenida
ya no tenemos prisa, pues tenemos 6 horas para realizar el resto de los procedimientos.
2. EVITAR LA INFECCIÓN
Como paso previo e imprescindible al tratamiento de cualquier herida, sea del tipo que sea, se
deben cumplir las siguientes normas:
• Preparar un lugar, lo más limpio posible, para colocar el material y sentar o acostar al paciente.
Tratar el dolor si es necesario.
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— Una parte del material viene presentado en sobres estériles y lo único que debemos hacer
es sacarlo de los botiquines.
— Otra parte del material, el metálico (como pinzas de disección, tijeras, pinzas, portaagujas,
etc.), tendremos que esterilizarlo antes de su empleo.
Para esterilizar el material, lo introduciremos en una olla con agua hirviendo, excepto la pinza con
dientes, y lo mantendremos en ebullición durante 20 minutos por lo menos. (De ser posible utili-
zaremos una olla a presión).
Mientras hierve, prepararemos una batea con agua y un chorro de povidona yodada.
6
Cuando hayan transcurrido los 20 minutos cogeremos la pinza con dientes y la flamearemos utili-
zando un algodón empapado en alcohol, como observamos en la imagen. Esta pinza nos servirá
para sacar el material de la olla sin quemarnos y trasladarlo a la batea, donde además de enfriarse
seguirá permaneciendo estéril.
Si no podemos hervir el material lo sumergiremos en una solución desinfectante, que puede pre-
pararse con clorhexidina mezclando 10 ml. con 15 ml. de agua y 75 ml. de alcohol 90º, dejándo-
lo actuar durante dos minutos.
Fig. 6-1. Material para la cura de heridas. Fig. 6-2. Desinfección del instrumental.
Una vez preparado el material que vayamos a utilizar, nos lavaremos las manos utilizando agua,
jabón y un cepillo. El lavado de manos es tremendamente importante aunque llevemos guantes.
Hay que insistir con el cepillo bajo las uñas y prolongar esta operación hasta los codos. Una vez
enjuagadas NO nos las secaremos ya que no vamos a disponer de toallas estériles. Dejaremos que
se sequen al aire (recordar que no tenemos prisa) y nos colocaremos unos guantes de látex para
proceder a curar la herida.
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HERIDAS
Fig. 6-5. Desinfección de las manos con alcohol. Fig. 6-6. Colocación de los guantes.
Se entiende por heridas leves aquellos pequeños cortes o erosiones superficiales que no están con-
taminados o infectados.
Si la herida está en una región con vello, se debe rasurar (tijeras y maquinilla de afeitar desecha-
ble) hasta unos 5 centímetros alrededor de la lesión.
A continuación se extraerán los cuerpos extraños si los hubiere y si se pueden extraer con faci-
lidad.
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6
Fig. 6-7. Cura de una herida leve.
Limpiaremos la herida con agua y jabón utilizando una gasa estéril (no utilizar algodón). Se debe
comenzar por el centro de la lesión e ir progresando en espiral hasta 5 centímetros del borde.
Secaremos la herida con una gasa (nunca se debe utilizar algodón) y aplicaremos un antiséptico
(povidona yodada).
Si la herida es pequeña y los bordes están próximos, con esto sería suficiente. Se terminará tapan-
do la herida con un apósito autoadhesivo estéril.
3. FACILITAR LA CURACIÓN
Todos los procedimientos efectuados hasta el momento sirven para evitar la infección de la herida.
A continuación veremos una serie de técnicas para facilitar la curación de la misma. Decimos faci-
litar porque una herida tratada como hemos estudiado acabará curando, pero tardará mas o menos
tiempo en función de la cantidad de piel que deba crecer hasta que se unan los labios de la heri-
da. Para facilitar la curación y que tarde el menor tiempo posible, lo que haremos será unir los bor-
des de la herida con cualquiera de las técnicas que desarrollaremos a continuación.
Una vez terminada la desinfección de la herida, nos quitaremos los guantes y volveremos a lavar-
nos las manos como hicimos al principio. Dejaremos que se sequen al aire y nos calzaremos unos
guantes quirúrgicos estériles siguiendo la técnica que observamos en las imágenes y que practica-
remos en la sala.
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HERIDAS
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A. SUTURAS ADHESIVAS
Por el contrario, la técnica es más fácil de aprender y se infecta menos. Tampoco deben suturarse
con las grapas incluidas en el botiquín las zonas donde el hueso esté muy próximo a la piel (cabe-
za, codos, rodillas, manos, etc.).
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C. SEDA
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HERIDAS
centímetro o algo menos). Si cuesta juntar los bordes de la herida los puntos tendrán que estar más
separados entre sí (uno o más centímetros).
Cuando hayamos terminado de suturar, volveremos a desinfectar con povidona yodada y cubrire-
mos la sutura con compresas de gasa estéril, algodón y un vendaje.
Las curas de deben realizar cada 24 horas o cada vez que se humedezca el vendaje, bien por secre-
ciones del interior o por líquidos externos. Si el vendaje se ha adherido se humedecerá con suero
salino o con agua hervida y templada. Se desinfectará con povidona y se volverá a cubrir como en
el caso anterior.
Los puntos se retiran a los 8 o 10 días. En la cara se pueden retirar antes, sobre los 5 días. La téc-
nica es la que muestran las imágenes. No debemos olvidar desinfectar la herida antes y después 6
de retirar los puntos con povidona yodada.
Fig. 6-19. Cómo retirar un punto. Fig. 6-20. Cómo retirar una grapa.
• Hayan transcurrido más de 6 horas desde que se produjo la herida. La herida pudiera estar con-
taminada y al suturarla favoreceríamos el desarrollo de una infección.
• Las heridas estén muy sucias o contaminadas, por ejemplo heridas por mordedura humana o
animal.
• Heridas con mucha pérdida de sustancia, es decir, donde falta mucha piel.
• Heridas profundas con riesgo de que afecten a tendones, nervios o vasos, y las penetrantes en
tórax o abdomen. Las heridas se producen con más frecuencia en las manos, por ello debemos
explorar a fondo los movimientos antes de proceder a suturar.
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HERIDAS GRAVES
La gravedad de una herida viene determinada por la aparición de una de las siguientes caracterís-
ticas:
• Es muy extensa.
• Es profunda.
• Está infectada.
6
• Si es punzante o penetrante.
• Si es de tipo contusa o por tracción (presentará mucha superficie afectada y los bordes serán
irregulares).
• Si está en regiones como cara, orificios naturales, manos, abdomen, tórax o cráneo.
• Amputaciones.
• Valorar el estado general del accidentado. Comprobaremos si respira y tiene pulso. Si verifica-
mos que no respira o que no presenta signos de circulación, iniciaremos de inmediato la reani-
mación cardiopulmonar.
• Si sus constantes vitales están conservadas, pasaremos a tratar la herida como corresponda,
deteniendo previamente la hemorragia.
• No debemos extraer cuerpos extraños si están muy enclavados (incluido el objeto causante).
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HERIDAS
Si la herida está situada en el tórax, colocaremos al enfermo semisentado sobre el lado afectado
(si lo tolera), en la posición en la que se encuentre más aliviado. Si la herida respira (sopla) o bur-
bujea, indica que está entrando aire en la pleura y puede llegar a colapsar el pulmón. Es necesario
taparla de inmediato con la mano y después colocar un apósito con varias capas de gasas grasas
que cubran completamente la herida, y finalmente cubrirlo con papel film o papel de aluminio, suje-
tándolo por tres lados como podemos observar en las imágenes.
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TEMA 7
Quemaduras y congelaciones
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QUEMADURAS Y CONGELACIONES
La piel, principal aislante y protector del cuerpo humano de los agentes externos, se compone de
tres partes fundamentales, que desde la más externa a la más interna son:
• Epidermis.
Pelo
• Dermis, con sus anejos: folículo pilo-
Epidermis
so, terminaciones nerviosas sensiti-
vas, glándulas sebáceas y glándulas
sudoríparas.
• Hipodermis. Dermis
• Aislamiento térmico del organismo, tanto del frío como del calor. Permite que la temperatura
corporal se mantenga constante a pesar de las variaciones externas.
— Frío (produce congelaciones, que no son más que quemaduras causadas por frío intenso).
— Agentes eléctricos.
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Las congelaciones son las lesiones que aparecen en la piel cuyo agente productor es el frío. Son
lesiones bastante frecuentes en el medio marítimo ya que en éste se trabaja con medios a bajas
temperaturas y con gases a presión.
7 Será más grave cuanto más extensa. Para cuantificar la superficie corporal afectada se utiliza la lla-
mada “ regla de los nueves”, que consiste en dividir el cuerpo en regiones que representan múlti-
plos del 9% del total del cuerpo:
PROFUNDIDAD DE LA QUEMADURA
Según la profundidad de la quemadura, o sea, según las estructuras cutáneas que se afecten, la
gravedad variará, distinguiéndose los siguientes grados:
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QUEMADURAS Y CONGELACIONES
• Segundo grado: afecta a la dermis, apareciendo ampollas con líquido claro e intenso dolor.
Pueden dejar, como secuela, una cicatriz.
• Tercer grado: se destruyen todas las capas de la piel, provocando una lesión negruzca indolo-
ra. Siempre dejan cicatriz.
LOCALIZACIÓN DE LA QUEMADURA:
La gravedad es mayor en las quemaduras que afecten a las siguientes zonas del cuerpo:
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• Primer grado: Afectan a epidermis, produciendo palidez o moteado rojo y azulado en la piel
que está fría, dura y entumecida.
• Segundo grado: Afectan a la dermis, dejando la piel con color rojo-violeta y edematosa, apare-
ciendo vesículas de contenido amarillento, a veces rojizo hemorrágico.
• Tercer grado: Afectando a la piel en su totalidad, e incluso a estructuras más internas, la piel
queda de color azulado intenso (cianótica), con costras e incluso gangrena de la zona afec-
tada.
7
Zona afectada Lesión que se produce
3. Diagnosticar y tratar cualquier lesión añadida que amenace la vida del enfermo.
4. Aliviar el dolor.
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QUEMADURAS Y CONGELACIONES
A continuación, cura local y administración de algún analgésico, bajo control médico, si lo precisa:
7
• Empapar las ropas que hayan quedado adheridas a la piel con agua fría limpia o suero para
poder retirarlas.
• Si es posible, la pequeña quemadura debe enfriarse de inmediato con agua fría, sobre todo la
producida por una sustancia química (salvo cal viva). Posteriormente debe curarse como otra
herida. En estos casos no poner nada sobre la quemadura, salvo consejo médico.
— Cubrirla con tul graso impregnado en sulfadiazina de plata (cajón 10) para evitar que
se peguen a los apósitos. Posteriormente cubriremos con gasas estériles y algodón.
— Los vendajes que se apliquen no deben ser compresivos por la posible inflamación que
se produzca en la zona. Además, si la zona afectada es una articulación, los vendajes
se han de aplicar con la piel lo más estirada posible para evitar cicatrices retráctiles. Lo
mismo ocurre en el resto de pliegues, como axilas e ingles. Si se afectan los dedos,
éstos deben ser vendados independientemente cada uno para evitar que las superficies
quemadas se peguen por el contacto. Si la quemadura afecta a la articulación y es al
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— En los casos de quemaduras extensas, éstas deben ser cubiertas con gasas grandes
empapadas con suero salino.
7 TRA
Fig. 7-4. Inmovilización de una quemadura. Fig. 7-5. Vendaje individual de cada dedo.
• Calentamiento de la zona afectada: para ello, si son las extremidades, estas se sumergirán en
agua templada a 37-39º C. Si las zonas afectadas fueran la cara o las orejas, estas se cubrirán
con toallas húmedas a 37º -39º C durante unos minutos. Esta maniobra puede hacer que apa-
rezca dolor intenso (recupera la sensibilidad) y enrojecimiento de la zona.
• Una vez calentadas las zonas afectadas, se han de secar cuidadosamente y con máxima higie-
ne y han de ser tratadas de igual forma que si se tratara de una quemadura.
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QUEMADURAS Y CONGELACIONES
QUEMADURAS ELÉCTRICAS
En los casos de quemaduras eléctricas, se deberá desconectar la corriente antes de intentar soco-
rrer al afectado. No debemos precipitarnos porque podríamos vernos afectados. Si el paciente está
inconsciente, comprobaremos si respira, si tiene pulso y en caso necesario iniciaremos las manio-
bras de resucitación cardiopulmonar. Siempre deberemos solicitar CONSEJO MÉDICO POR RADIO.
Cuando la quemadura se ha producido por un agente químico, la zona afectada ha de ser lavada
con agua durante varios minutos, entre 15 a 20 minutos. Se ha de quitar la ropa, teniendo cuida-
do para que el producto no entre en contacto con las zonas sanas, teniendo precaución de que
tampoco nos lesione.
En el caso de que la zona afectada fuera el ojo, el lavado con agua se realizará desde dentro hacia
7
fuera, o sea, desde la zona más cercana a la nariz hacia el exterior de la cara; si la afectación es bila-
teral, se hará lo mismo con ambos ojos alternativamente, 10 segundos cada uno.
Fig. 7-6. Lavado ocular en quemaduras químicas. Fig. 7-7. Lavado en la ducha de una quemadura química.
• Las infecciones, producidas por la invasión de gérmenes en la zona afectada, facilitada por la
destrucción de la barrera que supone la piel.
• La deshidratación, ya que las quemaduras pueden llegar a producir grandes pérdidas de lí-
quidos.
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Para prevenir la infección puede ser necesaria la administración de un medicamento, para lo cual
deberemos solicitar CONSEJO MÉDICO POR RADIO.
Es indispensable controlar la cantidad de orina emitida en las horas siguientes para valorar si la repo-
sición de líquidos es adecuada.
MEDIDAS GENERALES
• No se debe enfriar grandes áreas de quemaduras, ya que puede bajar la temperatura corporal
a niveles peligrosos.
• Suministrar líquidos a pequeños sorbos (no más de 1 litro por hora). Si no se pudieran aportar
por boca debido al estado de inconsciencia del accidentado, se deberán administrar por vía
endovenosa.
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TEMA 8
E n el tema anterior hemos estudiado los trastornos locales provocados por el frío y por el calor,
es decir, las congelaciones y las quemaduras. En éste vamos a estudiar los trastornos gene-
rales provocados por el calor, como el agotamiento por el calor, el golpe de calor y la insolación, y
los provocados por el frío, como los accidentes de la zambullida y la hipotermia.
Son trastornos de la regulación de la temperatura producidos por una exposición anormal a una
fuente de calor. Por ejemplo, una temperatura ambiente muy elevada o la acción directa de los
rayos del sol. El impedimento para la eliminación del calor, por ejemplo, por llevar ropas inadecua-
das también va a provocar un acúmulo del mismo. Vamos a ver alguno de estos trastornos:
Si la exposición al calor ocasiona una pérdida considerable de líquidos, se llega a un cansancio pro-
8
gresivo con alteración de la consciencia que es lo que constituye el agotamiento por el calor.
En la exploración observaremos que la piel del paciente está húmeda y tibia, con una coloración
pálida y tensión arterial baja. La temperatura corporal estará normal o poco elevada y el paciente
notará una confusión moderada o debilidad.
Las medidas a tomar incluyen colocarlo en un lugar fresco y seco. Desnudarlo y limpiarlo con una
toalla húmeda. Darle a beber abundantes líquidos, por ejemplo el suero oral de los botiquines,
situado en el armario 2, cajón 13 del botiquín A o B. Son unos sobres para deshacer en 1 litro de
agua. No se debe beber más de 1 litro por hora; se beberá a pequeños sorbos.
GOLPE DE CALOR
Es la forma más grave de trastorno por el calor, que puede conducir a una situación de peligro vital.
A la exploración destaca una temperatura corporal mayor de 40 ºC con la piel enrojecida, seca y
caliente al principio. Más tarde, la piel se vuelve grisácea o azulada. El pulso y la respiración estarán
también acelerados. La tensión arterial estará normal al principio, pudiendo caer conforme progre-
sa el cuadro.
Habrá dolor de cabeza, sensación de mareo o confusión y vómitos. Pueden llegar a presentarse
convulsiones, signos de shock y coma.
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INSOLACIÓN
8
Es la irritación de las cubiertas cerebrales (meninges) por la acción directa de los rayos del sol sobre
la cabeza descubierta. Puede presentarse sola o asociada al resto de los cuadros descritos.
El paciente manifestará dolor de cabeza y sensación de debilidad o mareo varias horas después de
haber estado expuesto al sol. Enrojecimiento y calentamiento de la cara y cuero cabelludo. Puede
presentar náuseas, vértigos y alteraciones visuales y auditivas. En los casos más graves rigidez de
nuca, convulsiones y pérdida de conocimiento. Las medidas a tomar incluyen:
• Enfriamiento externo de la cabeza mediante compresas o paños húmedos y fríos con venti-
lación simultánea.
Son contracturas dolorosas de los músculos tras el ejercicio intenso. Suelen deberse a una sudora-
ción excesiva, con pérdida de agua y sales por el sudor. El tratamiento consiste en una adecuada
hidratación y reposición de las sales perdidas. La prevención consiste en un aporte abundante de
agua y alimentos ricos en sal, como ocurre en la dieta habitual de los territorios muy cálidos.
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ACCIDENTES DE LA ZAMBULLIDA
Los accidentes de la zambullida se definen como los cuadros de indisposición repentina o inclu- 8
so de muerte súbita que siguen a la penetración del cuerpo humano en el agua.
La inmersión del cuerpo humano en el agua fría desencadena dos reflejos fisiológicos: la bradicar-
dia (enlentecimiento de la frecuencia cardíaca) y la vasoconstricción periférica (disminución del
calibre de los vasos sanguíneos en la piel).
La bradicardia en la inmersión no sólo la presentamos los humanos, sino que cualquier animal
buceador disminuye su frecuencia cardíaca durante la inmersión en agua fría como mecanismo de
ahorro de oxígeno. En los humanos parece que viene mediada por unos receptores para el frío
situados en la cara. La vasoconstricción periférica tiende a evitar la pérdida de calor a través de la
piel cuando estamos sumergidos.
En individuos que presentan alteraciones del ritmo cardíaco y especialmente de la conducción entre
las aurículas y los ventrículos, la bradicardia refleja a la inmersión podría originar una arritmia o inclu-
so un paro cardíaco por fibrilación ventricular. Con respecto a la vasoconstricción periférica, en
pacientes hipertensos, la introducción súbita en agua fría con una intensa vasoconstricción, podría
desencadenar una sobrecarga cardíaca de consecuencias funestas.
Probablemente el accidente de la zambullida más conocido por todo el mundo es el mal llamado
“corte de digestión”. También recibe los nombres de “hidrocución”, “hidroalergia”, “síncope primiti-
vo” o, más propiamente, síncope termodiferencial.
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Se trata de un síncope, es decir, de una pérdida de conciencia que sigue a la introducción en agua
fría. Como en el laringoespasmo, si no se va provisto de dispositivos de flotabilidad, la pérdida de
conciencia suele ir seguida de aspiración de agua y ahogamiento.
Hay una serie de factores que predisponen a la presentación de este síncope, como son:
• Sumergirse bruscamente en el agua, sin adaptación previa mojándose algunas partes del cuer-
po, como la cara, la nuca o los brazos.
Parece ser que lo que causa el síncope es un reflejo debido al agua fría, que va a producir una vaso-
8 dilatación de los vasos sanguíneos de la zona digestiva, con lo que disminuye el retorno venoso al
corazón, bombeo del mismo en vacío con la consiguiente falta de oxígeno al cerebro y pérdida total
o parcial de la consciencia.
HIPOTERMIA
El ser humano es un animal homeotermo, es decir, que mantiene siempre una temperatura cons-
tante. La exposición durante un determinado tiempo a un ambiente frío puede dar lugar a una pér-
dida de calor que no pueda ser compensada por los mecanismos normales de producción y con-
servación del mismo.
Se define la hipotermia como el descenso de la temperatura corporal, medida en el recto, por deba-
jo de los 35 ºC. Se divide en:
• Hipotermia inicial: con temperatura rectal entre 35 y 32 ºC. Puede tratarse en condiciones no
hospitalarias.
• Hipotermia severa: si la temperatura rectal está por debajo de los 28 ºC. Estas dos últimas
requieren del medio hospitalario para su tratamiento.
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Sobre los 30 ºC los reflejos pupilares se enlentecen y disminuyen los movimientos musculares.
Puede mostrar estupor y ausencia de respuesta al dolor. Comienzan las arritmias cardíacas aunque
revierten espontáneamente si el paciente es recalentado.
Por debajo de los 30 ºC se muestran arreactivos con pupilas dilatadas y el reflejo pupilar ausente o
muy lento. El pulso casi imperceptible, la TA. muy baja y cuesta mucho encontrarle la respiración.
Cualquier movilización del paciente puede desencadenar una arritmia mortal. A estas temperaturas
cesan los mecanismos internos de producción de calor y el individuo va perdiéndolo progresiva-
mente hasta que fallece, normalmente de una arritmia ventricular. Es curioso que un individuo que
casi nadie dudaría en considerar como un cadáver pueda recuperarse normalmente con un tra-
tamiento de restitución del calor.
• Por otro lado, la inmersión causa una redistribución de la sangre a nivel central (unos 700 ml).
Esto, incrementado por la intensa vasoconstricción periférica, lleva una diuresis intensa (aumen-
to en la emisión de orina), reduciendo el volumen plasmático en torno a un 17 %, lo que con-
duce a una deshidratación, que además predispone a la hipotermia. Además, la compresión
hidrostática del agua es similar a la que ejercen unos pantalones antishock, con lo que si saca-
mos a un hipotérmico del agua fría, debemos mantenerlo en posición horizontal para evitar una
brusca caída de su presión arterial.
PRIMEROS AUXILIOS
• Extraer al paciente del agua y mantenerlo en posición horizontal. La hipotensión puede ocurrir al
sacarlo en posición erecta. Esto puede precipitar arritmias letales si está moderada o severamente
hipotérmico. Manejarlo con mucho cuidado evitando toda estimulación circulatoria o cardíaca.
• No permitir que un sospechoso de hipotermia camine o haga ejercicio hasta que haya sido con-
venientemente explorado. El ejercicio después de una inmersión en agua fría puede, al precipi-
tar la recaída, conducir a una muerte súbita por arritmia.
• Valorar si precisa reanimación cardio-pulmonar: vía aérea eficaz; ventilarlo si no respira; masa-
je cardíaco si no presenta pulso.
• Al estar la respiración tan enlentecida y la TA tan disminuida puede parecer que está en parada
cardiocirculatoria, sobre todo al encontrarse las pupilas fijas (no reaccionan a la luz) y dilatadas.
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Como regla general; “un hipotérmico no está muerto hasta que no esté muerto y caliente”
al menos con una temperatura de 35 ºC.
• Retirar todas las ropas mojadas. No es cierto que algunos tejidos sintéticos mantengan el ais-
lamiento térmico incluso mojados. Cubrirlo con una ayuda térmica oro-plata (la plata hacia den-
tro) que sirve de barrera contra el viento y ayuda a prevenir las pérdidas de calor por convección
y evaporación. Si no disponemos de ayuda térmica se pueden modificar bolsas de basura gran-
des haciéndoles un agujero para la cabeza.
Para ello envolveremos al hipotérmico en el más completo y seco aislamiento posible. Con la
ayuda térmica puesta lo introduciremos en un saco de dormir ártico y éste dentro de un saco
de hipotermia, o bien, en un aislamiento similar a base de muchas mantas y aislado del suelo.
• Medir la temperatura rectal. Los termómetros clínicos no solo no sirven sino que despistan. Se
8 mide con un termómetro especial de hipotermia y se introduce al menos 10 cm en el recto.
Como alternativa puede usarse un termómetro electrónico.
• Recalentamiento: Pueden colocarse botellas o bolsas de agua caliente en axilas, ingles y cue-
llo. Por contra, el contacto corporal entre hipotérmico y un compañero, propuesto en muchos
manuales, nunca ha servido para recalentar debido a que se compromete el aislamiento térmi-
co de la víctima por bolsas de aire formadas al estar dos personas en un saco de dormir o unas
mantas.
Las duchas calientes pueden dar una sensación placentera, aunque presentan graves inconve-
nientes:
• No recalientan, ya que las pocas calorías que aportan se pierden con la evaporación
Los baños de agua caliente no deben utilizarse en la hipotermia moderada y severa. En la hipo-
termia inicial o ligera la única ventaja que aportan sobre el aislamiento y las bolsas de agua
caliente, es la rapidez en recuperar la temperatura. Por contra presentan los siguientes inconve-
nientes:
• Los hipotérmicos iniciales no toleran temperaturas por encima de los 30 ºC debido a la falsa
sensación de quemadura.
• Pueden producir arritmias cardíacas debido al retorno de sangre fría procedente de las extre-
midades.
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• Los masajes vigorosos en las extremidades tampoco aportan calor. Además predisponen a los
calambres musculares y facilitan el regreso a la circulación central de sangre fría periférica que
puede irritar al miocardio y desencadenar arritmias fatales.
• Una vez aislado, los primeros auxilios van a ir dirigidos a ayudar al paciente a que genere calor,
suministrándole una adecuada hidratación y, si lo tolera, una nutrición suficiente.
Las bebidas calientes con alto contenido en azúcar no le aportan mucho calor, pero ofrecen
hidratación, nutrición y soporte psicológico. Lo ideal son los preparados para deportistas porque
contienen sales y azúcar calentados, o bien las sales para disolver en 1 litro de agua (caliente)
que tenemos en el cajón 13 de los botiquines A y B.
Si el paciente no está consciente la hidratación se hará por vía endovenosa a base de sueros
calentados en el microondas, tal y como nos lo indiquen desde el centro radio-médico.
POSIBLE HIPOTÉRMICO
> 35 ºC 32 - 35 ºC 28 - 32 ºC > 28 ºC
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TEMA 9
Intoxicaciones a bordo
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INTOXICACIONES A BORDO
DEFINICIÓN
Se entiende por intoxicación las lesiones que se producen en el organismo como consecuencia
de la entrada de un producto químico en un corto período de tiempo. A esta sustancia se la deno-
mina tóxico.
En la gravedad de las intoxicaciones influyen la naturaleza del tóxico, la vía de entrada, la dosis y la
susceptibilidad del individuo.
VÍAS DE ENTRADA
• Digestiva (ingestión).
• Respiratoria (inhalación).
DIAGNÓSTICO
Es difícil, porque gran cantidad de tóxicos no producen síntomas característicos y otros producen
síntomas similares a los de otras enfermedades. El diagnóstico puede simplificarse si se dan uno o
más de los siguientes factores:
• Si el tiempo desde que la persona ha quedado expuesta al tóxico y el comienzo de los sínto-
mas es breve.
• Varias personas pueden estar expuestas al tóxico en momentos distintos o en grados diferentes,
por lo que pueden caer enfermas en diferentes fases o en diferentes grados.
• El hecho de que se transporten productos químicos a bordo del buque no quiere decir que sean
la causa de la enfermedad.
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FASES DE LA INTOXICACIÓN
• Fase inicial.
• Fase activa.
• Fase tardía.
A. FASE INICIAL
Transcurre desde que el tóxico penetra en el organismo hasta que aparecen los primeros sín-
tomas.
En general, este período de tiempo suele ser muy breve. Los síntomas se presentan inmediata-
mente después de la exposición cuando la vía de entrada es la respiratoria. Cuando la vía de entra-
da es la digestiva, los síntomas se presentan al cabo de horas. Es rara la aparición de síntomas tar-
9 díos en las intoxicaciones agudas.
B. FASE ACTIVA
En esta fase es cuando se manifiestan los síntomas y signos. Pueden ser locales y generales:
b) Síntomas generales: se producen como consecuencia de la diseminación del tóxico por el orga-
nismo.
• Cardiocirculatorios: pulso débil y rápido, la tensión arterial disminuye, la piel está pálida, azu-
lada, sudorosa y fría. Puede llegar a producirse una parada cardíaca.
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INTOXICACIONES A BORDO
C. FASE TARDÍA
Cuando la sintomatología dura horas o días, como consecuencia de que la exposición ha sido pro-
longada, la cantidad absorbida ha sido grande o el producto es muy tóxico, pueden aparecen com-
plicaciones como:
• Asfixia.
• Edema pulmonar. 9
• Bronquitis.
• Neumonía.
• Insuficiencia cardíaca.
• Insuficiencia hepática.
• Insuficiencia renal.
CONDUCTA A SEGUIR
1. Atender a la propia seguridad. Supondremos que toda persona inconsciente que se encuen-
tre en un espacio cerrado sufre una intoxicación y que la atmósfera está contaminada. Solo se
entrará después de pedir ayuda y con un equipo de respiración autónomo.
Nunca se debe tocar a un accidentado que haya sufrido un derrame de productos químicos sin
ponerse los guantes.
2. Pedir ayuda.
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Las intoxicaciones más frecuentes por esta vía son las alimentarias y las etílicas (por ingesta alco-
hólica). Aparte de éstas, se producen por la ingestión de líquidos por error, al estar depositados pro-
ductos químicos en envases de bebidas normales, y las intoxicaciones por medicamentos, bien con
intentos suicidas o por error.
9 Conducta a seguir:
• Provocar el vómito.
— Sustancias espumantes.
— Sustancias corrosivas.
— Estricnina.
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INTOXICACIONES A BORDO
— En polvo (en la dotación del botiquín de Antídotos de los buques que transporten mercan-
cías peligrosas). Se administrará inicialmente 1 gramo/Kgr. de peso en 200 cc. de agua y se
continuará con 20-25 gramos cada 4 horas durante 24 horas.
— Pan tostado.
— Leche de magnesia o bicarbonato sódico.
— Té concentrado.
La dosis para el adulto es de 15 gramos mezclados los tres ingredientes y diluidos en agua hasta
formar una pasta clara que es la que se administrará.
• Administrar un emoliente: cada vez que la víctima vomita, se administran dos claras de huevo
crudas o leche.
En el caso de que el tóxico sea corrosivo, se proporcionará el emoliente entre dosis y dosis de
carbón activado. NUNCA PROVOCAR EL VÓMITO. 9
La intoxicación más frecuente por esta vía es la producida por una mala combustión o por gases
(monóxido de carbono, anhídrido carbónico, etc.) o por sustancias volátiles (amoníaco, etc.).
Conducta a seguir:
A. SI EL INTOXICADO NO RESPIRA
• Cianuros.
• Sulfuro de hidrógeno.
• Hidrocarburos clorados.
• Petróleo y derivados del petróleo.
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• Insertar la cánula de Guedel para evitar que la lengua caiga hacia atrás y obstruya el paso del
aire.
9
C. SI EL INTOXICADO RESPIRA Y ESTÁ CONSCIENTE
Posteriormente se tapará el ojo con una gasa. Fig. 9-1. Lavado ocular.
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INTOXICACIONES A BORDO
3. El socorrista se pondrá unos guantes y quitará la ropa y los zapatos a la víctima. La piel y las
mucosas se lavarán con agua o suero fisiológico abundantes, durante al menos 10 minutos. En
el caso de la piel se puede usar jabón. No usar neutralizantes ni antídotos.
4. Si el producto es un corrosivo y hay señales de quemadura, después del lavado tratar la lesión
como una quemadura.
Los casos más frecuentes de intoxicación por esta vía a bordo se presentan por las picaduras de
peces ponzoñosos. Pueden aparecer trastornos locales y también más graves de carácter general.
Conducta a seguir:
ANTÍDOTOS
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TEMA 10
ESGUINCES
Son lesiones de la cápsula o de los ligamentos que protegen y mantienen en su lugar la articula-
ción. También se conocen como torceduras, y son más frecuentes en tobillos y muñecas.
• Calor, enrojecimiento, hinchazón y dolor en la zona que se acentúan con los movimientos.
• Pérdida de fuerza.
LUXACIONES
FRACTURAS
Se denomina fractura a toda rotura de un hueso producida generalmente por traumatismos (gol-
pes, caídas, etc.)
TIPOS DE FRACTURAS
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Fractura completa
3. Según el grado de la fractura:
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
• Crepitación (ruido parecido al que se produce al pisar la nieve) al presionar sobre el sitio de la frac-
tura.
• Chasquido o ruido que percibe el lesionado en el momento del accidente. Estos tres últimos sig-
nos nunca deben investigarse porque agravan la lesión.
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• En fracturas que afecten a las extremidades puede existir un Acortamiento del miembro afecto.
Ante la sospecha de la existencia de cualquiera de las lesiones descritas (esguince, luxación o fractu-
ras) procederemos a tratarlas de forma idéntica, ya que a bordo es muy difícil diferenciarlas dado que:
• Si la fractura afecta a miembros superiores, retirar el reloj, anillos y pulseras, ya que, pasadas
unas horas, se producirá una hinchazón que podría comprometer la llegada de sangre a los teji-
dos comprimidos por estos objetos.
• En el caso de que la fractura sea con desplazamiento de los fragmentos óseos, no se debe
intentar colocarlos en su sitio (reducirlos), salvo que no se encuentren pulsos arteriales
más allá de la zona de la fractura o falte sensibilidad, en cuyo caso debe pedirse CONSEJO
MÉDICO POR RADIO inmediatamente.
La inmovilización debe incluir tanto la articulación proximal como la distal al foco de fractura para
que los músculos no ejerzan función sobre el hueso afectado e impedir el movimiento.
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• El accidentado puede tener un dolor muy intenso, por lo que puede ser necesaria la adminis-
tración de analgésicos previa consulta con el centro radio-médico.
• Otra medida útil para reducir la hinchazón y el dolor es la aplicación local de frío durante las pri-
meras horas mediante bolsas de hielo protegidas con una toalla.
10
TIPOS DE FÉRULAS
Las férulas son aquellos objetos, elementos o dispositivos rígidos que al sujetarlos junto a la zona
lesionada restringen o impiden su movimiento.
Se utilizan para evitar la complicación de las fracturas o luxaciones durante el traslado, aliviando el
dolor del accidentado y favoreciendo la curación al
permitir el reposo completo de la parte lesionada.
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2. Proceder a medir la longitud de la férula tomando como referencia la extremidad sana contra-
lateral, recordando que debe ser lo suficientemente larga para englobar las articulaciones ante-
rior y posterior a la lesión.
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4. Fijar la férula al miembro afectado mediante ataduras o preferiblemente con un vendaje en espi-
ga, comenzando a vendar desde la zona distal hacia la proximal, dejando si es posible libre el
foco de fractura y apoyando los nudos sobre la cara externa de la férula.
Este vendaje debe ser firme, pero no tan apretado que impida la circulación. En las lesiones de
extremidades debemos dejar a la vista la punta de los dedos para poder comprobar durante las
primeras horas de inmovilización la sensibilidad, la movilidad y la circulación y valorar si fuera
necesario aflojar el vendaje.
Clavícula
• En este caso se reducirá la fractura o luxación de clavícula. Para ello, pediremos al paciente que
lleve los hombros hacia atrás.
• Inmovilizaremos en esa posición con un vendaje en ocho, almohadillando con algodón previa-
mente toda la zona de vendaje, como muestran las figuras.
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Hombro
• Se colocará el antebrazo en ángulo con el brazo y se sostendrá aquél con un cabestrillo, con la
palma de la mano hacia dentro.
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Brazo
• Dos férulas, una en el lado interno, de codo a axila; otra en el externo. Ambas deben sobresalir
por debajo del codo:
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Codo
— Colocando el brazo en cabestrillo (ver figura 10-14). Posteriormente se fijará el codo al cuer-
po con un vendaje que lo incluya.
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Fig. 10-13. Cabestrillo. Fig. 10-14. Cómo hacer un cabestrillo con una venda triangular.
Antebrazo
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Muñeca
Mano
Dedos de la mano
Fig. 10-19. Inmovilización con el dedo Tras la inmovilización, la mano se sostendrá con un cabes-
vecino. trillo.
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Cadera y fémur
Rodilla
• Emplear una férula posterior, desde el talón hasta el glúteo, almohadillando debajo de la rodilla
y el talón. Posteriormente se fijará la férula con vendas, sin cubrir la rodilla (ver figura). Puede
utilizarse una férula de Cramer.
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Pierna
Tras alinear la pierna tirando suavemente de ella, se puede proceder a su inmovilización según dife-
rentes métodos:
• Colocando dos férulas, una por la cara externa y otra por la interna de la pierna, desde el talón
10
hasta el muslo y fijándolas con vendas (ver figura).
• Situando una férula por la cara externa de la pierna y rellenando el hueco entre ambas piernas.
A continuación se fijará la férula con vendas que abracen ambas piernas. Se puede utilizar esta
forma combinándola con la del otro lado en caso de lesiones de ambas extremidades.
Tobillo y pie
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Fracturas de cráneo
Este tipo de fracturas tienen importancia por la posible afectación de las estructuras alojadas en el
cráneo (cerebro, cerebelo, bulbo raquídeo).
• Fractura de base de cráneo. Supone una fractura de la zona del cráneo que está debajo del
cerebro y comunica con los huesos de la cara y las vértebras del cuello. Las fracturas de esta
zona pueden ir asociadas a las de las primeras vértebras cervicales, por lo que hay que tratar con
sumo cuidado a estos accidentados. Los síntomas que sugieren esta lesión son:
— Salida de sangre o líquido transparente similar al agua por la nariz, los oídos o ambos.
— Hematomas alrededor de los ojos, simulando un antifaz o unas gafas de aviador, o detrás de
las orejas.
Puede ocurrir que aunque no hay fractura de cráneo sí se produzcan lesiones cerebrales por el
golpe.
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3. Colocarle un collarín cervical y posicionarlo como si tuviera fractura de columna vertebral, pero
con la cabeza más elevada que el resto del cuerpo.
5. Abrigar al herido.
La columna vertebral, aparte de constituir el eje principal de sustentación del cuerpo, contiene en
su interior la médula espinal, de la cual emergen los nervios que se dirigen, desde arriba hacia
abajo, a los brazos, tórax, abdomen y miembros inferiores.
Las fracturas de la columna vertebral son graves tanto por su repercusión en la estabilidad y movilidad
como porque pueden producir una lesión en la médula espinal de consecuencias irreparables.
Las fracturas de columna son de difícil diagnóstico en el lugar del accidente; por ello, se sospecha-
rán por la forma de producirse (caída de una escala, golpe en la espalda, caída desde una altura,
etc.) y, ante la mínima sospecha de su existencia, se debe actuar como si lo fuera:
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Fig. 10-28. Inmovilización sobre una superficie rígida. Fig. 10-29. Lateralización de un inmovilizado de columna
10 vertebral.
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TEMA 11
Transporte de heridos
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TRANSPORTE DE HERIDOS
Solamente en casos extremos como incendios, inundación, asfixia, etc. deberemos trasladar al
enfermo, con el máximo cuidado posible, hasta un lugar más seguro.
MÉTODOS DE TRANSPORTE
Se utiliza en el caso de que no se disponga de camilla, cuando no podamos llegar hasta el enfer-
mo con ella o porque exista un riesgo inminente de incendio, asfixia, etc.
1) Silla de tres manos: Esta maniobra es la adecuada para un accidentado que tenga heridas en
un miembro superior o para situaciones que imposibiliten caminar al herido. Se necesitan al
menos dos socorristas:
• Haremos una silla con tres manos entrelazadas y la cuarta hará de respaldo.
Fig. 11-1. Silla de dos manos. Fig. 11-2. Silla de tres manos.
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2) Silla de dos manos: Utilizada para transportar a un enfermo con lesión en el miembro inferior.
Se necesitan al menos dos socorristas:
• Cerrar la férula e inflarla soplando, sin utilizar bombas. La hincharemos sólo hasta conseguir
la rigidez necesaria, ya que una presión excesiva podría producir el efecto de un torniquete.
Uno de los socorristas sujetará la pierna manteniendo la alineación con el cuerpo, a la vez que
levantan al enfermo.
Los socorristas harán la silla de dos manos cogiéndose por el antebrazo, otra sujeta la pierna afec-
tada y la cuarta hará de respaldo.
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TRANSPORTE DE HERIDOS
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3) Camillas improvisadas. Las más prácticas son las que se hacen con puertas o tableros. Son
válidas para lesiones de columna vertebral. También podemos utilizar una manta como camilla
para el transporte, aunque no es válida cuando se sospeche lesión en la columna vertebral, por
no ser rígida.
Se requiere la intervención de al menos cuatro personas, aunque lo ideal es que sean cinco.
Utilizaremos una camilla, puerta, etc. y un collarín cervical.
• Colocaremos el collarín al accidentado sin levantar ni mover la cabeza del suelo. Se deslizará el
collarín por debajo del cuello, colocando la escotadura bajo la mandíbula y cerrando el collarín.
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TRANSPORTE DE HERIDOS
• Un socorrista se situará lateralmente junto a la cabeza del accidentado y la sujetará con una
mano.
• Los otros tres se colocarán con las piernas muy abiertas y sobre el enfermo. Uno a nivel de las
piernas mirando hacia la cabeza de la víctima, otro a nivel de la cadera mirando también hacia
la cabeza y el tercero a nivel de los hombros del lesionado enfrentado a los otros dos.
• A la voz de mando del socorrista que sostiene la cabeza elevarán al paciente a la vez, mante-
niéndolo en una perfecta horizontalidad.
• El socorrista que sostiene la cabeza deslizará con la otra mano la camilla bajo el cuerpo del acci-
dentado.
• A la voz de mando del socorrista que sostiene la cabeza, lo bajaremos con mucho cuidado todos
a la vez, respetando siempre el bloque cabeza-cuello-tronco-piernas, depositándolo sobre la
camilla.
• Sujetaremos a la víctima en la camilla con tiras anchas de tela a nivel de la frente, las axilas, el
pecho, las ingles, las piernas y los tobillos de forma que no se desplace si se gira la camilla.
• Si tuviera vómitos, lateralizaremos la camilla, nunca giraremos sólo la cabeza (ver figuras 26 y
27 del tema 10).
11
Recordemos que para el transporte en camilla los socorristas no deben avanzar marcando el paso,
sino con el paso cambiado y manteniendo la camilla, siempre que sea posible, en posición hori-
zontal.
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TEMA 12
E l trabajo a bordo de nuestros buques es un trabajo con muchos riesgos. Además de los ries-
gos propios de la navegación, de todos conocidos (colisiones, embarrancamientos, varadas,
hundimientos, etc.), hay que sumarle los derivados de las labores desarrolladas en un medio móvil,
con superficies que pueden estar resbaladizas y utilizando máquinas y herramientas que desarro-
llan una gran fuerza.
La prevención es el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en cada una de las fases
de la actividad de la empresa con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo.
Este concepto de prevención implica que las actuaciones preventivas tienen que realizarse necesa-
riamente antes de que se materialicen los riesgos y, por lo tanto, con anterioridad a que se pue-
dan originar daños para la salud derivados del trabajo.
Se denominan daños derivados del trabajo a las enfermedades, patologías o lesiones sufridas
con motivo u ocasión del trabajo, tal como los define la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Muchos de estos daños del trabajo van a tener la consideración legal de accidentes de trabajo o
enfermedades profesionales, aunque la Ley de Prevención de Riesgos sólo los menciona como
contingencias a eliminar previniendo su aparición.
ACCIDENTE DE TRABAJO
Desde el punto de vista legal, se entiende por accidente de trabajo toda lesión corporal que el tra-
bajador sufra con ocasión o como consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena. 12
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• Las enfermedades, que no sean catalogadas como enfermedades profesionales, que contraiga
el trabajador con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se pruebe que la enfer-
medad tuvo por causa exclusiva la ejecución del mismo.
• Las enfermedades o defectos, padecidos con anterioridad por el trabajador, que se agraven
como consecuencia de la lesión constitutiva del accidente.
• Las consecuencias del accidente que resulten modificadas en su naturaleza, duración, gravedad
o terminación, por enfermedades intercurrentes, que constituyan complicaciones derivadas del
proceso patológico determinado por el accidente mismo o tengan su origen en afecciones
adquiridas en el nuevo medio en que se haya situado el paciente para su curación.
Se presumirá, salvo prueba en contrario, que son constitutivas de accidente de trabajo las lesiones
que sufra el trabajador durante el tiempo y en lugar de trabajo.
• Los que sean debidos a fuerza mayor extraña al trabajo, entendiéndose por ésta la que sea de
tal naturaleza que ninguna relación guarde con el trabajo que se ejecutaba al ocurrir el acciden-
te. En ningún caso se considerará fuerza mayor extraña al trabajo la insolación, el rayo y otros
fenómenos análogos de la naturaleza.
• Los que sean debidos a dolo o a imprudencia temeraria del trabajador accidentado.
Los incidentes SIN potencialidad lesiva son incidentes o averías. Los que tienen potencialidad lesi-
va son accidentes desde el punto de vista técnico. Estos últimos pueden ser:
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Los accidentes que causen lesiones personales son accidentes de trabajo desde el punto de vista
legal. Los accidentes con potencialidad lesiva pero que no han causado lesiones personales, no son
accidentes de trabajo desde el punto de vista legal, aunque sí desde el punto de vista técnico. No
ha habido daños para la salud de los trabajadores pero podría haberlos habido, por lo tanto han
fallado las técnicas preventivas, son los denominados accidentes blancos.
El estudio de los accidentes ocurridos servirá para prevenir otros que sucedan en el futuro, ya que,
aunque todos los accidentes son distintos, casos similares se repiten durante el tiempo y la mayo-
ría presentan riesgos y causas comunes, por lo que resulta de gran interés en seguridad aprovechar
la experiencia que se deduce de los errores o fracasos pasados.
Existe la obligación legal de las empresas de cumplimentar el Parte de accidente de trabajo (Ver Figura
n.º 1) en los accidentes que se produzcan lesiones con baja de al menos un día, sin contar el día del 12
accidente, previa baja médica. Es decir, debe cumplimentarse y remitirse el Parte en todos aquellos
accidentes de trabajo o recaídas que conlleven la ausencia del accidentado del lugar de trabajo
durante, al menos, un día (salvedad hecha del día en que ocurrió el accidente), previa baja médica.
También deben relacionarse en el modelo apropiado (Ver figura n.º 2: Relación de accidentes de
trabajo ocurridos sin baja médica) todos aquellos accidentes sufridos por los trabajadores perte-
necientes a la empresa que no causaron baja médica, ocurridos en su centro de trabajo, en otros
centros de trabajo o in itinere.
Además, en los buques de pesca debe realizarse un informe detallado de los sucesos que ocurran
en el mar y que tengan o pudieran tener algún efecto en la salud de los trabajadores a bordo. Este
informe deberá remitirse a la Autoridad Laboral y consignarse de forma detallada en el cuaderno
de bitácora o, en su defecto, en un documento específico para ello (RD 1216/1997 de 18 de julio).
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efectos sobre la salud de sus trabajadores. En la práctica, la notificación debe realizarla la persona
bajo cuyo mando se encontraba el trabajador accidentado. El armador debe facilitar al Capitán o
Patrón los medios que éste necesite para cumplir con las obligaciones legales.
Los accidentes de trabajo que causen baja médica de al menos un día se notificarán en los “mode-
los de parte de accidente de trabajo” recogidos en la figura 12-1. Una vez cumplimentadas por el
empresario las casillas correspondientes al mismo (aquellas que se refieren a los datos de la empre-
sa y del trabajador y que no estén sombreadas), el parte se remite a la Entidad gestora (Mutua de
AT y EP, INSS o ISM) en el plazo máximo de 5 días contados desde la fecha del accidente o de la
baja médica.
• Accidentes graves o muy graves, considerados así por el facultativo que atendió al accidentado
El empresario debe comunicar esta circunstancia a la autoridad laboral del lugar donde radique el
centro de trabajo, o del primer puerto o aeropuerto donde llegue el buque o aeronave, si el acci-
dente ocurrió en el trayecto, en el plazo de 24 horas desde que tuvo lugar el hecho, por telegra-
ma u otro medio de comunicación análogo, haciendo constar:
12
• Razón social, domicilio y teléfono de la empresa
Cuando se trate de accidentes de trabajo que no ocasionen baja médica, la notificación se realiza-
rá en el modelo “relación de accidentes de trabajo ocurridos sin baja médica”, recogido en la figu-
ra 12-2. El modelo se remite a la entidad gestora en el plazo de los primeros 5 días hábiles del mes
siguiente al que se refieren los datos.
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Fig. 12-2. Modelo de “Relación de accidentes de trabajo ocurridos sin baja médica”.
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ENFERMEDAD PROFESIONAL
Desde el punto de vista legal, se entiende por enfermedad profesional la contraída a consecuencia
del trabajo ejercido por cuenta ajena en las actividades que se especifiquen en el cuadro aproba-
do por las disposiciones de aplicación y desarrollo de la Ley General de la Seguridad Social, y que
esté provocada por la acción de los elementos o sustancias que se indiquen para cada caso. (Art.
116 LGSS); (cuadro vigente Real Decreto 1995/78).
La enfermedad profesional es un deterioro lento y paulatino de la salud del trabajador por una expo-
sición continuada a situaciones adversas, mientras que el accidente de trabajo es un suceso anor-
mal e inesperado que interrumpe la continuidad del trabajo y causa daño al trabajador.
Son similares en que ambos dañan la salud del trabajador, pero se diferencian en el tiempo duran-
12 te el que transcurre la acción que causa el daño; el tiempo es un factor importante en el caso de
la enfermedad profesional pero es irrelevante en el caso del accidente de trabajo, que tiene como
efecto un daño físico inmediato.
De la concentración del agente contaminante en el lugar de trabajo va a depender el daño que pro-
duzca. Existen “valores límites ambientales” establecidos para muchos de los riesgos físicos y quí-
micos que suelen estar presentes en el ambiente laboral, por debajo de los cuales es previsible que
no se produzcan daños en los trabajadores expuestos.
Cuanto mayor sea el tiempo de exposición a un agente contaminante, mayor será el daño que pro-
duzca. Los límites de exposición suelen referirse a tiempos de exposición determinados, relacionados
con una jornada laboral normal (8 horas/día; 40 horas/semana) y para un periodo medio de vida acti-
va, por lo que para ser aplicados al trabajo marítimo puede ser necesaria la realización de correcciones.
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La concentración y el tiempo de exposición se establecen para una “población normal”, por lo que
habrá que considerar la susceptibilidad individual de cada trabajador ante los distintos agentes pre-
sentes en el ámbito laboral.
Los valores máximos tolerados han de revisarse cuando existen varias condiciones agresivas en un
mismo puesto de trabajo ya que éstas pueden tener efectos independientes, aditivos, sinérgicos, o
antagónicos.
En el trabajo marítimo son posibles las siguientes enfermedades profesionales (Cuadro de enfer-
medades profesionales RD 1995/78):
• Afecciones profesionales de la piel: por contacto con breas; látex y caucho; detergentes; pro-
ductos desengrasantes; aceites minerales; organismos marinos alergizantes.
• Asbestosis; cáncer pulmonar por asbesto; mesotelioma pleural o peritoneal por asbesto.
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TEMA 13
La vida a bordo se caracteriza por unas condiciones peculiares muy diferentes de las de tierra, con
la posibilidad de cambios bruscos de temperatura e incluso cambios estacionales. También desta-
ca el efecto continuo del ruido y la vibración del barco, la limitación del espacio vital e incluso la
escasa actividad física del marino (exceptuando la pesca, donde la actividad física es notable) o la
exposición a riesgos biológicos (por convivir en espacios hacinados y visitar zonas donde predomi-
nan otro tipo de gérmenes patógenos) que hacen que el trabajador esté expuesto a un mayor ries-
go de ver alterada su salud.
En el presente tema vamos a comenzar explicando breves nociones sobre la forma de transmisión
de algunas enfermedades para describir a continuación una serie de normas básicas de higiene
individual y ambiental.
Una enfermedad infecciosa es el conjunto de manifestaciones clínicas producidas por una infección.
Una enfermedad transmisible es cualquier enfermedad causada por un agente infeccioso o sus 13
productos tóxicos, que se produce por el paso de este agente o productos desde el huésped infec-
tado o un reservorio inanimado al huésped susceptible.
CADENA EPIDEMIOLÓGICA
• agente causal
• reservorio de la infección
• fuente de infección
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• mecanismo de transmisión
• puerta de entrada
• población susceptible.
A. AGENTE CAUSAL
Es el primer eslabón de la cadena epidemiológica. Puede ser un virus, una bacteria, un hongo, etc.
Es el organismo que produce la infección.
B. RESERVORIO
Puede ser un ser vivo (animal o humano) o no (suelo, agua…). En muchas ocasiones los reser-
vorios son animales, produciéndose lo que llamamos zoonosis, al pasar la infección al ser humano.
Cuando el agente pasa desde el reservorio al hombre directamente, el reservorio actúa como fuen-
te de infección.
C. FUENTE DE INFECCIÓN
Es el lugar, ser vivo o no, desde donde el agente infeccioso pasa directamente al sujeto suscepti-
ble. Frecuentemente coincide con el reservorio, pero no siempre.
13
Cuando el reservorio y/o la fuente es un ser humano, éste puede ser enfermo o portador:
• Portador: sujeto que no padece signos ni síntomas de infección pero elimina microorganismos.
Se distinguen los siguientes:
— Portador pasivo (contacto): persona que ha estado en relación con un caso de enfermedad
transmisible o con portadores.
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D. MECANISMO DE TRANSMISIÓN
Conjunto de medios y sistemas que facilitan el contacto del agente infeccioso con el sujeto receptor.
• DIRECTA: Paso de un agente biológico desde la fuente de infección al sano susceptible por una
relación inmediata. Ocurre en un espacio de tiempo breve, en el que el microorganismo no
puede reproducirse o sufrir variaciones:
— Contacto físico:
* vía sexual
* contacto de mucosas
* transmisión a través de la mano contaminada con excreciones, secreciones, tierra, etc.
* vía transplacentaria
* transmisión intraparto.
— Transmisión aérea: microorganismos que tienen salida por el aparato respiratorio y contami-
nan el aire.
• INDIRECTA: Existe separación en tiempo y distancia, entre fuente y sujeto susceptible, habien-
do medios animados o no entre ellos. Se necesita cierta capacidad de supervivencia y repro-
ducción del agente biológico desde la fuente hasta el sujeto.
— Alimentos contaminados: en los que las bacterias se mantienen pudiendo también multiplicarse.
E. PUERTA DE ENTRADA
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F. POBLACIÓN SUSCEPTIBLE
Cuanto mayor sea el número de sujetos inmunes en una población, menor será la susceptibilidad
de ésta a la enfermedad y más difícil su propagación. De ahí la importancia de una correcta vacu-
nación de la población.
A. PREVENCIÓN PRIMARIA
Medidas destinadas a disminuir la probabilidad de que ocurra la enfermedad antes de que ésta apa-
rezca. El objetivo es disminuir la incidencia y reducir el riesgo de aparición de nuevos casos mediante:
• Orden y limpieza: hay que extremarlos sobre todo en cocinas, cubiertas, gambuzas, etc. Su falta
es causa de accidentes y enfermedades.
• Ventilación: Hay que tenerla muy en cuenta, sobre todo, según el trabajo que se realice y los
contaminantes presentes en la estancia.
• Depósitos de agua potable: Los tanques deben de ser periódicamente vaciados para su ins-
pección y mantenimiento, después de lo cual serán cuidadosamente fregados y lavados con
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un chorro de agua; todo el sistema de agua potable debe ser clorado según indica la Guía
Sanitaria.
• Evacuación de residuos: En alta mar, la materia orgánica debe verterse directamente al agua,
sin empaquetar en bolsas plásticas que producirían daños ecológicos. En los puertos y proximi-
dades a la costa nunca debe arrojarse basura; debe guardarse en recipientes herméticos, a prue-
ba de roedores, fácilmente lavables.
Por otra parte, dependiendo de la vía de eliminación de los gérmenes por el organismo, podemos
actuar de la siguiente forma:
1) Cuando la eliminación se produzca por la orina o las deposiciones, como en el caso de las dia-
rreas, se recogerán estas excreciones en recipientes con solución desinfectante (por ejemplo
lejía).
2) Si la vía de eliminación es a través del aparato respiratorio, como en la tuberculosis, hay que
recoger los esputos y exudados en recipientes con desinfectantes.
3) Cuando los gérmenes son eliminados por piel y mucosas (enfermedades de la piel y de los
ojos) hay que lavar la piel con agua y jabón. 13
En todos los casos hay que lavarse las manos después con agua y jabón utilizando posteriormen-
te una solución desinfectantes, y las ropas se desinfectarán de la forma descrita anteriormente.
• Desinsectación: Son técnicas que pretenden eliminar insectos y arácnidos (moscas, mosquitos,
cucarachas, etc.). Se pueden utilizar técnicas mecánicas (mosquiteros, telas metálicas, etc.), físi-
cas (calor, hervir ropas, etc.), químicas (donde se incluyen los insecticidas) e incluso métodos psi-
cológicos, representados por los ahuyentadores de insectos o repelentes, como los ultrasonidos,
que no los matan pero los alejan. Cuando se utilicen insecticidas químicos, hay que evitar que
contaminen alimentos, bebidas o superficies utilizadas para la preparación de alimentos.
• Desratización: Para eliminar el problema de los roedores pueden utilizarse técnicas pasivas: tra-
tan de impedir el acceso de roedores (iluminación del casco cuando el barco está amarrado, qui-
tar escalas, discos de amarras, proteger alimentos y basuras, etc.). Técnicas activas: mediante
cepos, raticidas, etc. Según el Reglamento Sanitario Internacional, todo barco, al llegar a puerto, ha
de presentar certificado de desratización, operación a realizar cada 6 meses; o bien certificado de
exención de desratización si no se sospecha la presencia de ratas u otros roedores a bordo.
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• Higiene de la piel: La piel supone una barrera del organismo frente a los gérmenes; precisa
unos cuidados elementales como son la ducha con agua y jabón, cambio frecuente de la ropa,
especialmente la que está en contacto directo con la piel.
• Higiene de la boca y dientes: La limpieza con cepillo y pasta de dientes y la visita al dentista
antes de embarques largos, evitaría esos problemas dentarios que obligan incluso a desembar-
car. El correcto cepillado de los dientes debe realizarse con movimientos verticales, insistiendo
al menos dos minutos después de cada comida. Se debe prestar atención a la limpieza de las
dentaduras postizas, especialmente al quitárselas antes de irse a dormir.
13 • Higiene de los ojos: Es importante atender a los posibles defectos de refracción (miopía, astig-
matismo) para evitar posibles accidentes, sobre todo en personal de puente. Las personas que
utilizan lentes correctoras (gafas o lentillas) deben llevar consigo al embarcarse unas lentes de
repuesto. De igual forma hay que prestar aten-
ción a las conjuntivitis, que se contagian fácil-
mente si se utilizan toallas o pañuelos comu-
nes. En estos casos, aparte del tratamiento
específico instaurado por el médico, todos los
objetos que entren en contacto con los ojos o
manos del enfermo serán de uso exclusivo.
También hay que proteger los ojos mediante
gafas especiales cuando se realicen operacio-
nes en las que puedan saltar cuerpos extraños.
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El calzado debe ser cómodo y flexible, permitiendo la variación de volumen del pie a lo largo del
día y la transpiración del mismo. Además, debe adecuarse al clima y tipo de trabajo, pues en
muchos casos se precisará un calzado especial de protección. Se mantendrá limpio y seco, uti-
lizando, si es preciso, polvos desodorantes o contra los hongos.
PREVENCIÓN SECUNDARIA
PREVENCIÓN TERCIARIA
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TEMA 14
ASPECTOS GEOGRÁFICOS
Las enfermedades tropicales son específicas de determinadas áreas ya que sólo pueden transmi-
tirse en determinados ecosistemas.
África Subsahariana, Centroamérica y Sudamérica Tropical, Sudeste Asiático y Asia Central con-
forman la zona intertropical. Es el área con más riesgos sanitarios. El paludismo es la enfermedad
más significativa en todo el trópico. La tripanosomiasis africana o enfermedad del sueño se da en
focos rurales bien delimitados de África, y la enfermedad de Chagas en América Latina. El riesgo estri-
ba en pernoctar en cabañas de barro y adobe donde habita el mosquito que la vehiculiza.
En esta área existen diversas enfermedades víricas transmitidas por insectos. El dengue se encuentra en
zonas rurales y urbanas del Sudeste Asiático, Pacífico y Latinoamérica. Periódicamente, entre la pobla-
ción no vacunada, se producen brotes de fiebre amarilla en la zona tropical de África y Sudamérica.
Las infecciones intestinales que se contraen por alimentos o por agua suponen uno de los mayo-
res riesgos para los viajeros. Son las enfermedades diarreicas bacilares, víricas y parasitarias, como
la amebiasis. El cólera sufre brotes intermitentes en numerosos países de estas áreas geográficas.
14
La poliomielitis es endémica en gran parte de los países del África Subsahariana y Subcontinente indio.
Los países con mayor incidencia de rabia se encuentran en el Subcontinente Indio, Sudeste Asiático,
México, Ecuador y Perú.
África del Norte y Austral, Sudamérica Templada, Oriente Medio y Asia del Noroeste se con-
sideran un grupo de países de riesgo intermedio.
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PALUDISMO (MALARIA)
Es una enfermedad tropical grave y muy frecuente, sobre todo en África. Es una enfermedad infec-
ciosa que habitualmente se contrae por la picadura de mosquitos del género Anopheles. Al estar
infectados los mosquitos, cuando pican al individuo, le inoculan un parásito llamado Plasmodium,
que es el responsable de la enfermedad. Hay cuatro variedades de parásito:
• Plasmodium falciparum.
• Plasmodium ovale.
• Plasmodium vivax.
• Plasmodium malariae.
El más grave de todos ellos es el Plasmodium falciparum, responsable del denominado paludismo
maligno, paludismo cerebral o neuropaludismo.
Los viajes a África subsahariana suponen un alto riesgo para contraer el paludismo, sin embargo es
una enfermedad que se puede prevenir evitando la picadura del mosquito.
A. EN EL INDIVIDUO
• Hay que evitar salir entre el anochecer y el amanecer, que es cuando el mosquito normalmen-
te pica.
• Llevar ropa ligera pero de manga larga y pantalones largos en las salidas nocturnas, evitando los
14 colores oscuros porque éstos atraen a los mosquitos.
• Evitar el uso de colonias y otros productos perfumados porque también los atraen.
• Aplicar repelentes sobre toda la superficie de la piel expuesta, eligiendo uno que contenga N,N-
dietil-m-toluamida o dimetil ftalato, y renovar la aplicación cada 3-4 horas.
B. EN LOS ALOJAMIENTOS
• Hospedarse en edificios que tengan un buen mantenimiento y saneamiento, a poder ser aque-
llos que están en la zona más desarrollada de la ciudad.
• Las puertas y ventanas, así como los ojos de buey, deben disponer de telas metálicas que impi-
dan la entrada de mosquitos. Si esto no es posible, permanecerán cerradas toda la noche.
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C. EN EL BARCO
• Se debe tener en cuenta que en un barco fondeado se pueden encontrar mosquitos, incluso a
una distancia de 2-3 Km. de la costa.
• Los mosquitos son especialmente atraídos por desperdicios y pequeños charcos en la cubierta.
Por este motivo, la cubierta y los corredores deben mantenerse limpios y secos.
• No tener recipientes o huecos donde el agua pueda quedar remansada. Debe tenerse especial
cuidado con los botes salvavidas y mantenerlos secos.
• La cocina estará bien ventilada, pero se cubrirán las puertas y ventanas con redes antimos-
quito.
• Si a pesar de todas las medidas los mosquitos penetran en los camarotes, se utilizará un spray 14
insecticida. Se debe rociar especialmente debajo de sillas y mesas y en los rincones oscuros.
Después de usar el insecticida, se debe esperar un rato antes de entrar en el camarote.
• Dormir en cubierta, excepto si es bajo una red antimosquito; está totalmente desaconsejado.
QUIMIOPROFILAXIS
Es la administración de fármacos para evitar la aparición del paludismo. Deben ser prescritos por
personal especializado, quien advertirá de los efectos secundarios y contraindicaciones. Además,
establecerá qué viajeros son susceptibles de hacer la quimioprofilaxis y quiénes no. Es muy impor-
tante seguir estrictamente las recomendaciones recibidas.
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SÍNTOMAS
El cuadro clínico del paludismo es muy variable y simula el de otras muchas enfermedades. La
fiebre es muy frecuente, pero puede faltar en algunos casos cuando el número de parásitos en
el cuerpo es bajo. Al principio la fiebre suele ser persistente e ir acompañada de intensos esca-
lofríos.
En la mayoría de los casos, el enfermo presenta fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y
malestar general. En algunas ocasiones puede confundirse con una gripe. Pueden presentarse tam-
bién vómitos, diarrea, dolor abdominal, obnubilación e incluso pérdida de conocimiento. A menos
que se diagnostique y trate a tiempo, la enfermedad progresa con rapidez, pudiendo llegar a oca-
sionar la muerte.
Es muy importante que ante cualquier proceso febril que aparezca durante la estancia en
la zona palúdica o incluso meses después de haberla abandonado no se descarte un palu-
dismo. Para conseguir un diagnóstico y tratamiento precoz ante la aparición de fiebre en una
zona palúdica, se debe consultar con el centro radio-médico; y si la fiebre aparece después del
viaje, se debe consultar con el médico y advertirle del antecedente del viaje por zonas palúdicas.
Todos los buques que viajan por zonas en las que el paludismo es endémico, están obligados a lle-
var en el botiquín reglamentario medicamentos antipalúdicos (cajón 8) y kits diagnósticos de palu-
dismo, con el objetivo de establecer diagnóstico y tratamiento precoces, siguiendo siempre las ins-
trucciones dictadas por el médico en la consulta radio-médica.
14 VACUNAS
Actualmente la única vacuna obligatoria para viajes internacionales es la de la fiebre amarilla. Países
de África y Sudamérica exigen un certificado internacional de vacunación contra esa enfermedad.
La protección de la salud mediante vacunas va mucho más allá de un mero requerimiento formal,
ya que suponen una medida preventiva eficaz frente a determinadas enfermedades.
Las vacunas a recomendar dependen de las características del viajero, del viaje y del tiempo dis-
ponible hasta el inicio del mismo, aunque lo ideal sería disponer de por lo menos un mes para con-
seguir una inmunización aceptable.
La vacunación del viajero incluye vacunas generales, recomendadas con independencia del viaje, y
vacunas indicadas según las características del viaje. En el siguiente cuadro quedan expuestas las
vacunas de interés:
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Son zonas que por las especiales características de calor, humedad y enfermedades propias, acon-
sejan una prevención específica. En general, son medidas simples y no resulta difícil seguirlas.
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A. AGUA
En los países cálidos, la necesidad de beber líquidos aumenta. Se debe beber abundantemente,
pero, para evitar enfermedades que se transmiten por el agua, se rechazará la que no reúna garan-
tías de salubridad.
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• Los cubitos de hielo pueden estar elaborados con agua contaminada. Se deben rechazar si se
tienen dudas.
• Las bebidas calientes, como el café o las infusiones, ofrecen mayor garantía si se preparan con
agua hervida.
B. ACLIMATACIÓN
Es el período de adaptación que precisa el organismo para adecuarse a otros climas. En los climas
cálidos supone un aumento de la producción de sudor, por lo que se precisa beber más líquidos
para evitar la deshidratación. En caso de aparición de calambres tras sudoración profusa, puede ser
útil tomar una cucharadita de sal.
C. ALIMENTOS
• Se deben tomar frutas y verduras que puedan ser peladas y rechazar las de piel dañada. Se
deben evitar alimentos crudos o poco cocinados. Es conveniente recordar la máxima “Cocínelo,
pélelo, o de lo contrario déjelo”.
• Los platos preparados con huevos crudos, mahonesas caseras, salsas y ciertos postres, pueden
ser peligrosos.
• La leche no pasteurizada debe ser hervida antes de su consumo. Se deben evitar los quesos
frescos.
D. BAÑOS
En algunas partes de África, Asia y América no es recomendable bañarse en ríos de aguas tranqui-
las y lagos porque pueden contraerse enfermedades que se transmiten a través de la piel por con-
tacto con el agua dulce.
En zonas de albuferas es aconsejable llevar zapatillas para evitar el contacto de los pies con ané-
monas, corales, etc. que pueden resultar venenosos. Es importante el uso de colchonetas que evi-
ten el contacto directo con parásitos de la arena.
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E. ROPA Y CALZADO
• La ropa debe ser amplia, en colores claros y de tejidos naturales, evitando las fibras sintéticas.
Es conveniente el cambio de ropa a diario, especialmente la ropa interior.
• Es recomendable el uso de pantalones largos y camisa de manga larga, para protegerse del sol
y de las picaduras de los mosquitos.
F. HIGIENE DE LA PIEL
Hay que extremar la limpieza de la piel ya que el sudor y la humedad favorecen la aparición de
enfermedades producidas por hongos y otros parásitos.
Hay que evitar la exposición excesiva al sol, sobre todo en personas de piel muy clara. Se deben
utilizar cremas con un factor alto de protección solar.
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son procesos infecciosos que se propagan predo-
minantemente por contacto sexual. Se conocen también como enfermedades venéreas. Hay que
diferenciar entre las que se transmiten a través del acto sexual o por contactos relacionados con
éste y las facultativas, es decir, las que pueden tener en ocasiones un origen no venéreo, como ocu-
rre con el SIDA, la sarna o la hepatitis B. Algunas se pueden transmitir desde la madre al feto duran-
te el embarazo o en el momento del parto. En líneas generales, se considera que la transmisión no
sexual de estas enfermedades es la excepción, por lo que es importante eliminar en el enfermo
temores y fobias al contagio si no ha existido contacto sexual.
Se encuentran entre las infecciones más frecuentes en todas las sociedades. Son sumamente
14
importantes las de origen bacteriano, principalmente la gonococia, las producidas por chlamydia y
la sífilis en los países en vías de desarrollo. Entre las de origen vírico, destacan las infecciones por
el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el del papiloma humano y el virus de la hepatitis B.
Hay que destacar también la prevalencia inesperadamente alta en países industrializados de enfer-
medades víricas incurables, como la del VIH, herpes genital y citomegalovirus.
Una característica de las enfermedades de transmisión sexual es una alta frecuencia de coinfección,
es decir, pueden contagiarse simultáneamente dos o más enfermedades venéreas a la vez. Estas
enfermedades no se transmiten por objetos, alimentos, moscas, etc. Uno de los miembros, como
mínimo, de la pareja sexual está siempre infectado, y las aparentes excepciones pueden atribuirse
a una infección subclínica prolongada.
Las enfermedades venéreas no confieren inmunidad. Esto significa que el haber padecido una de ellas
no protege al individuo ante un futuro contagio. Tampoco existen, por ahora, vacunas contra ellas.
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SÍNTOMAS
Los síntomas son muy variados y se deben sospechar ante la aparición de:
• Heridas o úlceras.
• Verrugas.
• Adenopatías.
Estos síntomas pueden manifestarse en regiones no genitales como boca, ano, piel, etc. o bien apa-
recer síntomas generales como adelgazamiento, manchas en la piel o diarrea.
Algunas lesiones pueden desaparecer espontáneamente, pero no implica la curación, por lo que el
enfermo sigue siendo contagioso.
Si con el antecedente de una relación sexual aparece supuración uretral o una lesión ulcerosa, o
aunque no aparezca ningún síntoma se tiene conocimiento de que alguna pareja sexual tiene una
enfermedad venérea, se debe consultar con un médico en tierra, para que efectúe los análisis per-
tinentes e instaure el tratamiento oportuno. Si el diagnóstico se confirma, ha de informar a la pare-
ja, para cortar la cadena de infección. Si el tripulante se encuentra a bordo debe solicitar CONSEJO
MÉDICO POR RADIO.
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PREVENCIÓN
Resulta de gran importancia la prevención primaria, lo que supone instaurar medidas para evitar el
contagio. Es evidente que la prevención más segura es no mantener relaciones sexuales con per-
sonas que ejercen la prostitución, que tienen antecedentes de promiscuidad o que son desconoci-
das. Si a pesar de todo se realizan, se recomienda utilizar preservativos.
Los preservativos son, en la actualidad, el método más eficaz para la prevención de la mayor parte de
las enfermedades venéreas. A pesar de ello, no eliminan completamente el riesgo de transmisión.
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El SIDA es la fase final de una enfermedad producida por la entrada en el organismo de un virus,
el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Este virus ataca y destruye a un determinado grupo
de glóbulos blancos, lo que hace que disminuya la capacidad defensiva del organismo pudiendo
desarrollar infecciones y determinados tumores, que en condiciones normales no aparecerían.
El VIH se encuentra en la sangre, el semen, los fluidos vaginales, y en menor cantidad puede encon-
trarse en la saliva, en la orina, en las lágrimas y en la leche materna de las personas infectadas.
La mayoría de los infectados por el VIH llegan a tener SIDA, pero el período de tiempo entre la infec-
ción y la aparición de la enfermedad varía de una persona a otra.
Es preciso diferenciar entre portador de VIH y enfermo de SIDA. El portador, aunque está infecta-
do, no padece la enfermedad, mientras que el enfermo está infectado y padece la enfermedad.
Tanto el portador de VIH como el enfermo pueden transmitir la infección.
Cualquier persona infectada por el VIH puede transmitirlo a otra mediante el intercambio de fluidos
corporales. Hay tres mecanismos principales de transmisión del VIH de una persona a otra:
14
• Por inoculación de sangre infecta-
da con el VIH, al compartir agujas
y jeringas los drogadictos o por
una transfusión de sangre en un
país donde no se analiza la sangre
para verificar que no está infecta-
da. Por compartir cepillos de dien-
tes o cuchillas de afeitar porque
pueden estar contaminados con
sangre infectada, aunque el riesgo
es menor.
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MEDIDAS PREVENTIVAS
• Cuanto mayor sea el número de parejas con las que se mantengan relaciones sexuales sin pro-
tección, mayor será la probabilidad de infectarse.
B. DROGAS
• En caso de hacerlo, se deben utilizar agujas y jeringas estériles y nunca se deben compartir.
C. SANGRE
• En la actualidad, toda la sangre utilizada para transfusiones en España es analizada para verificar
que no contiene VIH.
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• En España y en los países desarrollados no se puede contraer el VIH al donar sangre, porque
todos los elementos son estériles y se utilizan una sola vez.
• Se debe tener en cuenta que en algunos países extranjeros no se examina la sangre que va a
utilizarse en las transfusiones y existe el riesgo de infección por VIH. En esos países es aconse-
jable evitar intervenciones quirúrgicas o tratamientos dentales si no son urgentes.
• Es conveniente asegurarse de que las agujas para inyecciones, tatuajes, piercings, etc. son esté-
riles y de un solo uso.
D. PRIMEROS AUXILIOS
• Se debe evitar el contacto con sangre y otros fluidos corporales. El socorrista debe utilizar guan-
tes de látex antes de proporcionar los primeros auxilios y antes de limpiar la sangre o cualquier
otro fluido. Los guantes se deben lavar antes de quitárselos y quitarlos de manera que salgan al
revés. Se deben tirar a una bolsa de plástico. Las manos se deben lavar después de quitarse los
guantes. Si se ha estado en contacto con fluidos contaminados, las superficies corporales se lava-
rán inmediatamente.
• Cuando haya que tratar a un accidentado a bordo se deben observar todas las medidas pre-
ventivas para evitar el contacto con sus fluidos, es decir, hay que tratar a todas las personas como
si estuviesen infectadas por el VIH (empleo de guantes, procurar no pincharse ni cortarse con
instrumentos contaminados por sangre, etc.).
• Si se derrama sangre, la limpieza se efectuará con una solución de lejía para uso doméstico en
14 una proporción de 1 a 10 y se secará con paños desechables. Si se mancha la ropa, se sumer-
girá en agua fría antes de lavarla en el ciclo de agua caliente de la lavadora. Estas operaciones
se efectuarán siempre con los guantes de goma puestos.
• Respiración boca a boca: No hay pruebas de que haya riesgo de contraer VIH.
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TEMA 15
El oído tiene una doble función sensorial. Además de su papel en la audición, funciona como órga-
no del sentido del equilibrio
Canales
semicirculares
Pabellón auricular
(oreja)
Canal auditivo
externo
Trompa de
Eustaquio
Tímpano
A. OÍDO EXTERNO
Está formado por, la oreja o pabellón auricular y el conducto auditivo externo. El conducto audi-
tivo externo está tabicado en su parte interna por la membrana timpánica.
B. OÍDO MEDIO
15
El oído medio (caja del tímpano) es una pequeña cavidad que contiene los tres huesecillos del
oído: el martillo, el yunque y el estribo. La caja del tímpano comunica por delante con la parte
superior de las fosas nasales a través de la trompa de Eustaquio.
C. OÍDO INTERNO
Está situado en la profundidad del hueso temporal, se conoce con el nombre de laberinto por su
complicada forma. Consta de dos partes principales, el laberinto óseo y, dentro del mismo, el labe-
rinto membranoso. El laberinto óseo comprende tres partes: vestíbulo, caracol y conductos
semicirculares. El vestíbulo y los conductos semicirculares intervienen en el equilibrio y el caracol
en la audición.
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Los cuerpos extraños pueden ser de muchos tipos. Los más frecuentes son: insectos, vegetales (le-
gumbres) y pequeños minerales (arena, etc).Pueden producir disminución de la audición o no dar nin-
gún síntoma. El dolor aparece si el cuerpo extraño lesiona las paredes del conducto auditivo externo.
Si el cuerpo extraño es claramente visible se puede intentar extraer con pinzas. Si el cuerpo extraño no
se ve pero se nota (caso de un insecto), inundar el conducto auditivo con aceite de cocina tibio, colo-
cando al paciente con el oído hacia arriba. Después se vacía el oído echándose sobre el lado opuesto.
Nunca deberemos introducir objetos dentro del oído, especialmente objetos punzantes, ya que
podrían perforar el tímpano. Si no se tiene éxito, se deberá pedir CONSEJO MÉDICO POR RADIO.
DOLOR DE OÍDOS
El interrogatorio del paciente y la exploración deben ir encaminadas a averiguar si el origen del dolor
de oídos procede de alguna estructura del oído o de estructuras vecinas. La existencia de supura-
ción por el oído, disminución de la audición, ruidos y el vértigo nos puede servir de ayuda para
hacer un diagnóstico.
Es importante describir las características del dolor: localización, duración, comienzo, severidad y fre-
cuencia. Comparar si hay ganglios linfáticos sensibles o aumentados de tamaño alrededor de la
zona afectada y compararlos con los del otro lado.
Examinaremos el oído y el pabellón auditivo, comparando el aspecto de ambos oídos. Si nos pare-
ce que el dolor no procede de aquí, también deberemos explorar fosas nasales, cavidad oral y pie-
zas dentarias, glándulas salivales, faringe, palpación del cuello, buscar adenopatías de la zona.
El dolor de oídos puede ser causado por infección, inflamación, un absceso o un forúnculo del con-
ducto auditivo externo; resfriados, inflamación de la trompa de Eustaquio, afecciones dentales, infla-
mación de la mastoides o de otras estructuras vecinas.
15 En principio no se debe utilizar tratamiento local con gotas, debiendo administrarse la medicación vía
oral. Por todo ello, ante un dolor de oídos, se debe pedir siempre CONSEJO MÉDICO POR RADIO.
El oído debe mantenerse lo más seco y limpio posible, evitando la entrada de agua.
La nariz esta constituida por estructuras óseas, cartilaginosas, musculares y cutáneo-mucosas, y su prin-
cipal función es la preparación del aire inspirado para su paso a las vías respiratorias inferiores.
La función de las fosas nasales es la preparación del aire inspirado para las vías respiratorias infe-
riores, y comprende:
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• El control de las cualidades químicas del aire inspirado (sentido del olfato).
Se pueden albergan distintos cuerpos extraños accidentalmente, los cuales pueden originar epista-
xis o ser el punto de partida de infecciones.
Si hace poco tiempo que el cuerpo extraño está enclavado, presionaremos con el pulgar la fosa
nasal libre y expulsaremos fuertemente el aire por la fosa nasal ocupada; con este método se con-
sigue en ocasiones la expulsión del cuerpo extraño.
Si el cuerpo extraño es accesible porque lo estamos viendo, se puede intentar extraerlo con pin-
zas, pero nunca se deberá extraer a ciegas, por el peligro de lesionar la mucosa de la nariz.
FORUNCULOSIS
Es una afección del folículo piloso, que se desarrolla secundaria a una foliculitis superficial que no
se trató, o se trató incorrectamente.
La causa suele ser debida a lesiones de la piel del vestíbulo de la nariz ocasionadas por microtrau-
matismos al hurgarse la nariz, y posteriormente infectarse.
EPISTAXIS
La faringe es un conducto músculo-membranoso. Está formada por tres regiones diferentes: rino-
faringe, orofaringe e hipofaringe y se comunica inferiormente con el esófago.
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La situación de la faringe hace que sea una estructura que participa en funciones de respiración y
deglución.
DOLOR DE GARGANTA
Es una molestia muy frecuente y puede ser una afección local o formar parte de una enfermedad
general. La amigdalitis (inflamación de las amígdalas o “anginas”) es un ejemplo de enfermedad
localizada. La mayor parte de las faringitis (inflamación de la faringe o garganta) están causadas por
procesos como resfriados o catarros; algunos se deben a la inhalación de irritantes, sea el tabaco u
otros de origen laboral.
La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas situadas a ambos lados del fondo de la garganta.
Los síntomas que producen son dolor de garganta, dificultad y dolor al tragar y una sensación de
malestar general con dolor de cabeza, escalofríos y dolores generalizados por todo el cuerpo. Las
amígdalas se ven hinchadas, rojas y cubiertas de puntos o estrías blanco-amarillentas que contie-
nen pus. Suele subir la temperatura y el pulso se acelera debido a la fiebre. Los ganglios linfáticos
de la zona suelen palparse aumentados de tamaño debajo de la mandíbula.
Como primera medida, se debe prohibir fumar, tomar bebidas y comidas frías y forzar la voz. En
caso de faringitis y amigdalitis se debe hacer gárgaras con agua salada caliente (una cucharadita de
sal en medio litro de agua), hexetidina (cajón n.º 7, botiquines A y B) o agua oxigenada diluida, cada
6 horas. Puede ser necesario administrar analgésicos suaves (ácido acetil-salicílico o paracetamol),
un comprimido cada 6 horas.
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Las faringitis leves no deben tratarse con antibióticos. En caso de procesos que cursen con fiebre,
ganglios linfáticos inflamados y mal estado general, se debería guardar cama y solicitar consejo
médico por radio.
Si los cuerpos extraños están situados altos (boca y faringe), se abrirá la boca del paciente, e intro-
duciendo uno o dos dedos en gancho, envueltos en una gasa o pañuelo, procuraremos extraer
todos los cuerpos extraños presentes: dentaduras postizas, tierra, alimentos, vómitos, secreciones,
etc. Nunca empujaremos hacia dentro.
Si los cuerpos extraños progresan más abajo (tráquea y bronquios), al atragantarse, el cuerpo extra-
ño, en lugar de dirigirse hacia el aparato digestivo lo hace hacia el respiratorio; normalmente, la tos
(contracción brusca del diafragma) lo hace desprender y que salga al exterior, pero en el caso de
obstrucción total de la tráquea, no se puede aspirar aire para provocar la tos. En este caso, si el cuer-
po extraño es sólido, podemos intentar la maniobra de Heimlich (Ver tema n.º 4).
El ojo es el órgano sensorial de la visión, siendo capaz de convertir la energía de la luz en impul-
sos eléctricos nerviosos que se interpretan como visión por el cerebro.
Está constituido por tres capas y, en su interior, se pueden diferenciar tres cámaras: anterior, poste-
rior y vítrea. Se encuentra rodeado por los anexos oculares: párpados, aparato lagrimal, conjuntiva
y demás estructuras del contenido orbitario.
La córnea es la ventana por la que la luz entra en el ojo. No hay vasos sanguíneos en la córnea nor-
mal, por ello debe nutrirse a partir de las lágrimas y del humor acuoso. Si se produce alguna heri-
da corneal, la cicatriz que va a dejar hace que la córnea en esa zona pierda transparencia, lo que
puede dificultar la visión. La córnea tiene una gran cantidad de fibras nerviosas, lo que hace que
sea extremadamente sensible a la más ligera agresión (arañazo, cuerpo extraño, etc.), causando
intenso dolor con lagrimeo y enrojecimiento del ojo. Es extremadamente sensible y susceptible a 15
los traumatismos e infecciones.
GLAUCOMA
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dor de luces brillantes. Es un trastorno sumamente grave que requiere tratamiento inmediato. Es
una de las causas más frecuentes de ceguera. En ocasiones, el glaucoma se desarrolla como con-
secuencia de una lesión producida por un traumatismo o infección ocular.
OJO ROJO
Es una entidad muy frecuente que puede ser manifestación de un amplio grupo de enfermedades
oculares, pudiendo comprometer gravemente la visión. Se caracteriza porque la conjuntiva, la fina
capa que cubre la esclerótica (lo blanco del ojo) aparece enrojecida. Se puede acompañar de dolor,
secreciones, sensación de cuerpo extraño, fotofobia, etc.
La mayor parte de las causas de este proceso requieren un tratamiento específico, por lo que es
necesario solicitar asesoramiento médico por radio y no se debe realizar ningún tratamiento sin indi-
cación médica.
CUERPOS EXTRAÑOS
Pueden penetrar en el globo ocular a través de la córnea o de la esclera. Si son grandes se suelen
producir grandes destrozos de tejidos, mientras que otros pueden ser tan pequeños que pasen
desapercibidas. Por ello debe examinarse cuidadosamente a todo paciente que refiera haber-
le saltado algo al ojo. La forma de actuar va a depender del tamaño y características del cuerpo
extraño, así como de la reacción que se produzca en los tejidos oculares.
Cuando el cuerpo extraño es una partícula sólida, solamente intentaremos extraerlo si es fácilmen-
te accesible. Actuaremos de la siguiente manera:
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Fig. 15-5. Extración de cuerpo extraño ocular con bas- Fig. 15-6. Extracción de cuerpo extraño ocular con laza-
toncillo. da de seda.
QUEMADURAS 15
DOLOR DENTAL
Está generalmente causado por la irritación o infección de la pulpa del diente a consecuencia de
una caries o la caída de un empaste.
La infección de la pulpa puede extenderse a través de la raíz del diente a los tejidos de su alrede-
dor, ocasionando un intenso dolor, hinchazón y el desarrollo de un absceso con pus y fiebre,
pudiendo llegar a producirse un flemón dental.
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TEMA 16
En el medio marítimo existen unos factores que pueden predisponer a su aparición, como son:
• Determinados aspectos como la existencia de una mayor automatización de las tareas a bordo,
especialmente en buques mercantes, que precisan una menor dotación de tripulantes con una
mayor necesidad de conocimientos teórico-prácticos, menor tiempo durante operaciones de
carga y descarga, y menor tiempo libre que permita compensar fatigas entre los sucesivos
enroles.
En general, los trastornos mentales son situaciones complicadas y muchas veces difíciles de mane-
jar, que requieren inicialmente CONSEJO MÉDICO POR RADIO y, en la mayor parte de los casos, la
evacuación urgente o el desembarco del enfermo psiquiátrico.
• Padece una enfermedad neuropsiquiátrica que le ocasiona crisis de aparición inesperada como,
por ejemplo, la epilepsia.
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A. NORMAS GENERALES
• Ante toda alteración de la conducta sin causa aparente se debe efectuar consulta médica por radio.
• Nunca se debe definir el tipo de patología, sino sólo describir al médico lo que está sucedien-
do, relatando cómo comenzó y se desencadenó la alteración.
• Si es posible, se recogerán previamente los datos del enfermo: antecedentes personales, fami-
liares y hábitos tóxicos.
• Nunca dejar a estos pacientes solos. Como norma general, VIGILAR AL ENFERMO.
• Tener siempre en cuenta que se trata de un enfermo y debe ser tratado con consideración y res-
peto. Si está gravemente excitado (violento), se procederá a inmovilizarlo según lo que se indi-
ca posteriormente.
1. Ataque de angustia
La crisis de angustia aparece de manera brusca y, generalmente, por la noche. El individuo afecta-
do se encuentra francamente mal, quejándose de:
• Mareos y vértigos.
Si observamos con detenimiento, podemos encontrar alguno o varios de los signos siguientes: pupilas
dilatadas, piel pálida y sudorosa con escalofríos y “piel de gallina”, temblores, respiración y pulso rápidos.
Estas crisis aparecen en personas que son de naturaleza ansiosa, es decir, personas que se preo-
cupan por todo, muy responsables en su trabajo o familia y que a menudo se ponen muy nervio-
sos antes situaciones concretas (espacios cerrados, multitudes…). También es frecuente que sean
personas con obsesiones y manías.
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Los ataques de angustia suelen ser limitados en el tiempo, es decir, que cesan solos una hora des-
pués de su aparición, pero el enfermo los vive con tal intensidad que es necesario intervenir.
La asistencia debe asumirla alguien cuya presencia resulte tranquilizadora y fiable para el enfer-
mo, quien le atenderá hasta que se realice la consulta médica por radio, que en esta circuns-
tancia debe hacerse cuanto antes, porque el enfermo precisa que el médico conozca su estado
y lo tranquilice sobre lo transitorio y reversible de su crisis, dándole seguridad de que no le pasa
nada grave.
2. Paciente agitado
• Tiene una tensión muscular elevada; por ejemplo, se sienta al borde de una silla o tensa los
brazos.
• Presenta una actitud irritable y tiende a discutir con facilidad con los que le rodean, llegando a
amenazar de palabra.
Esta conducta agitada aparece en algunas personas asociada en ocasiones al consumo de alcohol
u otras drogas o bien en casos de trastornos mentales mayores como las psicosis agudas e inclu-
so en procesos banales como durante los síndromes febriles.
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• Si el estado del sujeto no es de agresividad manifiesta, se intentará calmarlo hablando con él.
El objetivo de esta conversación es hacerle comprender que podemos ayudarle a controlar sus
impulsos si quiere colaborar. Para ello deberemos:
• Si el paciente es abiertamente combativo o empuña armas, al hablarle podría excitarse aún más,
por lo que se deberá recurrir a su contención física y posterior inmovilización.
La contención física debe realizarla al menos cinco personas que, mediante un plan preestable-
cido y a la voz de ¡ya! de uno de los participantes procederán a sujetarle simultáneamente, uno
la cabeza y los otros cuatro un brazo y una pierna cada uno cuando el sujeto esté distraído, como
observamos en la imagen.
Para su inmovilización se utilizarán, a ser posible, ataduras de cuero, dada su seguridad, que
deben ser comprobadas periódicamente. También pueden utilizarse ataduras con cabos que no
16
Fig. 16-2. Cómo reducir a un paciente violento. Fig. 16-3. Contención física con la camilla de Neil-Robertson.
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sean muy finos para evitar lesionar al sujeto durante el forcejeo o por compromiso de la circu-
lación sanguínea. Asimismo, se puede utilizar la camilla de Neil-Robertson (otro material fuera
de cajones, botiquín A).
Nunca se retirarán las ataduras salvo en presencia de personal suficiente para poderlo reducir si
sigue forcejeando.
Posteriormente se pedirá asesoramiento médico por radio para proceder a administrar la medi-
cación pertinente.
Se procederá en este momento a explicar con tranquilidad al enfermo los motivos de la con-
tención.
3. Intentos de suicidio
Sospecharemos que puede intentar suicidarse aquella persona que comienza a tener una conduc-
ta anormal y que:
• Ya lo ha intentado anteriormente.
En estos casos, el responsable de la atención médica a bordo deberá establecer una comunicación
personal con el enfermo, en privado, y en las circunstancias que el enfermo prefiera, a fin de que
exprese sus sentimientos.
El objetivo de la entrevista es hacerle entender que tiene otras alternativas (consulta médica por
16
radio, desembarco…) y que queremos ayudarle, relacionándose con él de forma respetuosa, firme
y amable.
Nunca debe ridiculizársele, menospreciársele o tratarle como si lo que dice fuera una tontería. Hay
que escucharle, observarle y valorar su estado mental, sin intentar convencerle de que no se suici-
de ni compadecerle.
Mientras esté a bordo, nunca debe dejársele solo, insistiendo más en la vigilancia si tiene insomnio
o si, de repente, se encuentra más animado, ya que un cambio de humor repentino puede deber-
se a que ha decidido consumar el suicidio y está planeándolo.
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Ante la evidencia de que un tripulante a bordo ha intentado quitarse la vida, se deberán seguir los
siguientes pasos:
• Garantizar la supervivencia del enfermo, aplicando las medidas más oportunas según el méto-
do de suicidio empleado.
• Solicitar CONSEJO MÉDICO POR RADIO. Previamente conviene recoger los siguientes datos:
método empleado (en caso de tóxicos, cuál y en qué cantidad), ¿tomaba drogas o medica-
mentos antes?, cómo y quién lo ha encontrado, problemática previa que pudiese estar relacio-
nada con el hecho, como por ejemplo problemas familiares, alcoholismo, etc. y tratamientos psi-
quiátricos que hubiera recibido anteriormente.
4. Convulsiones
Un epiléptico puede sufrir un ataque en cualquier momento, lo que representa un peligro tanto
para él como para el resto de la tripulación. El enfermo pierde el conocimiento y se cae al suelo,
con el consiguiente riesgo de traumatismo. Su cuerpo se pone rígido durante unos segundos,
dejando de respirar, y la cara se torna pálida o azulada.
Esta fase va seguida de convulsiones generalizadas de todo el cuerpo, con sacudidas de los brazos,
piernas y cabeza y emisión de espuma por la boca. Puede morderse la lengua o los carrillos, tiñén-
dose de sangre la espuma de la boca. Puede producirse emisión de orina o heces.
Al cabo de varios minutos, generalmente cede el ataque. Le sigue un periodo de depresión post-
16
convulsiva de unos 15 minutos (con amplias variaciones). Al despertarse suele estar confuso y
puede no recordar el ataque.
El tratamiento de los ataques debe ser el mismo sea cual sea la causa. Durante el ataque, las per-
sonas presentes deberán evitar que el paciente se lesione, sin impedir por completo sus movi-
mientos, a menos que esté en peligro de caerse desde una altura o golpearse peligrosamente. Las
actuaciones a efectuar durante el ataque serán las siguientes:
• Colocar cuidadosamente entre sus dientes cualquier objeto que no sea rígido para evitar la mor-
dedura de la lengua y la lesión de los mismos.
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• Colocar debajo de la cabeza ropa o una almohada, cubriéndole los brazos y las piernas con una
manta para evitar que se lesione. Las ropas que le aprieten deberán aflojarse.
• No será necesaria la respiración artificial, ya que la fase durante la cual el paciente deja de res-
pirar es generalmente muy corta.
Ocasionalmente, el paciente puede pasar de un ataque a otro sin recobrar la consciencia. Esta situa-
ción se conoce como Estatus Epiléptico, e implica un grave riesgo para la vida, por lo que debe soli-
citarse consejo médico por radio con la mayor brevedad posible.
Entendemos por droga cualquier sustancia química que, introducida en el organismo por cualquier
vía, provoca cambios en el estado emocional, el funcionamiento del organismo y/o el comporta-
miento de una persona.
• Tolerancia o tendencia a aumentar la dosis de droga para lograr los mismos efectos.
• Estimulantes: sustancias que activan el funcionamiento cerebral, entre las que podemos desta-
car la cocaína, anfetamina, nicotina, xantinas (café).
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• Perturbadoras del S.N.C: sustancias que alteran el funcionamiento del cerebro, dando lugar a
alteraciones en la percepción de los sentidos (alucinaciones, distorsión de figuras…). Entre ellas
destacan el LSD, los derivados del cannabis (hachís, marihuana), los inhalantes (acetonas, ben-
cenos) y las drogas de diseño (“éxtasis”, etc.).
Por su frecuencia a bordo, hablaremos de las urgencias derivadas del abuso en el consumo de alco-
hol y heroína.
• Intoxicación aguda grave, que aparece tras la ingesta de grandes cantidades de alcohol en
poco tiempo, especialmente con el estómago vacío. Este estado puede ser mortal por fallo res-
piratorio o cardíaco. El paciente se encuentra inconsciente, con respiración lenta y ruidosa, pupi-
las dilatadas, pulso rápido y su aliento olerá a alcohol.
Estos pacientes nunca deben quedarse solos, porque podrían entrar en estado de inconscien-
cia, si es que no lo estaban previamente, y vomitar y aspirar el vómito.
• Síndrome de abstinencia al alcohol. Aparece cuando a una persona que durante largo tiem-
po se ha hecho dependiente del alcohol se le priva del mismo, o bien tras una ingesta excesi-
va. Los síntomas presentes pueden ir desde temblores en manos, sacudidas del cuerpo y sud-
oración, especialmente por la mañana, que desaparecen tras la ingesta de una nueva copa, hasta
una situación mucho más grave denominada delirium tremens.
16 El delirium tremens se caracteriza por una grave perturbación mental, con presencia de alucina-
ciones, temblores, gran sudoración y fiebre. Es una situación de grave emergencia médica que
puede desencadenar la muerte del sujeto.
Ante un cuadro grave de abstinencia al alcohol, el enfermo debe ser aislado y atendido cuanto
antes, disminuyendo al mínimo la iluminación del camarote donde se encuentre, a fin de evitar
en lo posible las probables visiones imaginarias.
Hay que procurar que beba abundantes líquidos azucarados. De forma específica, se intentará
calmar al paciente con un vaso (50 ml) de whisky o su equivalente en vino mezclado con un
comprimido de vitamina C efervescente para que no identifiquen su curación con el consumo.
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Ante la gravedad potencial de este cuadro, es necesario solicitar consejo Médico por Radio y, una
vez iniciado el tratamiento farmacológico, indicado, se suspenderá la ingesta de alcohol.
En estos casos es imprescindible valorar las constantes vitales del enfermo, procediendo, si así se
requiere, a realizar las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Se debe realizar una consulta
radiomédica para poder intentar revertir el proceso mediante la administración de un antagonista
de la heroína, la naloxona, existente en el botiquín de a bordo (cajón 3, botiquines A y B).
El sujeto presenta inquietud, ansiedad y un deseo compulsivo por conseguir droga. Suelen ser
enfermos peligrosos y violentos.
El pulso y la frecuencia respiratoria están acelerados, pueden existir fiebre y tensión elevada. Las
pupilas se dilatan, siendo frecuente la asociación de otros signos y síntomas tales como lagrimeo,
secreción nasal, calambres en las piernas, dolores musculares, así como náuseas y vómitos.
Ante la presencia de cualquier síntoma que haga sospechar un síndrome de abstinencia, debe-
mos ponernos en contacto cuanto antes con el centro radio-médico.
En las páginas 241 y 242 de la Guía Sanitaria a bordo se enumeran las drogas de uso común
y se describen los síntomas de intoxicación y los peligros de su abuso.
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TEMA 17
Muerte en la mar
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MUERTE EN LA MAR
A ntes de considerar muerta a una persona, hemos de tener la certeza de que está realmen-
te muerta y no inconsciente o dormida. Por ello, quizás lo más importante es establecer el
diagnóstico de muerte.
DIAGNÓSTICO DE MUERTE
1) SIGNOS INICIALES
También conocidos como inmediatos, son debidos al cese de las funciones vitales:
1. Cese de la respiración.
17
Fig. 17-2. Comprobación del cese de la Fig. 17-3. Dilatación de las pupilas, sin respuesta de luz.
circulación.
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2) SIGNOS TARDÍOS
2. Rigidez cadavérica: se inicia a las pocas horas del fallecimiento y es un signo reversible, pues
desaparece pasadas 24 horas.
3. Livideces cadavéricas: son unas manchas violáceas ( como moratones) que aparecen en la piel,
en zonas declives del cuerpo. No siempre están presentes.
a) por causas naturales: en este caso y si la persona fue atendida durante su enfermedad, es con-
veniente recoger todos los datos relativos a la misma (síntomas, exploración, consulta radio-
médica, medicación administrada, etc).
b) en circunstancias violentas o sospechosas: lo ideal sería no tocar nada, ni cambiar nada de sitio
hasta la llegada de la autoridad competente; como en la mayor parte de los casos eso es impo-
sible a bordo, antes de mover el cuerpo, fotografiaremos el escenario de la muerte y el propio
cadáver desde varios ángulos.
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MUERTE EN LA MAR
La ropa, documentos y enseres personales que llevara consigo el difunto, así como el resto de sus
pertenencias y cualquier material que pudiera relacionarse con las causas de la muerte (jeringuillas,
armas, fármacos, etc.) se inventariarán, empaquetarán y sellarán para entregarlos a las autoridades al
llegar a puerto.
La defunción sobrevino a las ...................................... horas (GMT/local), del día ....................... a consecuencia
de ............................................ (accidente, enfermedad, ignorando las causas, etc.), conservando el cadáver para
su desembarco a la llegada al puerto de ..........................................................., transcribiéndose este acta en el Libro
Diario de Navegación.
Y para que conste, y remitir a la Autoridad Competente, expido la presente a bordo, a las ............................
horas del día .................. de .................................... de 2..........
Fdo:. ..............................................
Este acta de defunción se escribe en un folio para entregarlo a la llegada a puerto y se anota exac-
tamente lo mismo en el Libro Diario de Navegación.
Tras haber extendido el acta de defunción y haber transcurrido 24 horas desde el fallecimiento se
procederá a CONSERVAR EL CADÁVER, de acuerdo a los siguientes pasos:
1. Lavar y secar el cuerpo salvo en caso de que el fallecimiento haya sido debido a enfermedad cua-
17
rentenable (cólera, fiebre amarilla, peste) o por causas violentas o sospechosas de criminalidad;
en estos casos, no se tocarán los pulpejos de los dedos, los surcos de las uñas, ni los orificios natu-
rales.
3. Sellar la boca, sujetando la mandíbula con una venda ancha que se pasará por debajo de la bar-
billa y se atará a la cabeza.
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7. Colocarle las manos cruzadas sobre el pecho, atando las muñecas para evitar que se separen.
8. Sujetar entre sí las piernas extendidas mediante una atadura a la altura de los tobillos y las rodillas.
17
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TEMA 18
Atención al parto
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ATENCIÓN AL PARTO
CONCEPTO DE PARTO
Se define como parto al proceso fisiológico de expulsión del feto una vez transcurrido el período
de embarazo en la mujer.
En caso de presentarse un parto y si por cualquier razón no fuera posible acudir a un hospital, debe-
rá establecerse contacto con el centro radio-médico para conocer cuál debe ser nuestra actuación.
2. Se deberá proteger el colchón de la cama donde se va a asistir a la parturienta con una funda
impermeable o de plástico.
3. Debemos extremar nuestra asepsia, procediendo a lavarnos concienzudamente las manos, las
muñecas y los antebrazos, con agua, jabón y un cepillo. Se deben usar guantes estériles de látex
y ropa limpia. No se debe estar enfermo, ni con tos, ni con resfriado u otras enfermedades infec-
ciosas, ni de la piel, para poder asistir al parto.
4. Habrá que disponer de agua caliente y jabón, paños y toallas, una cuña, un recipiente para
la placenta, tijeras quirúrgicas estériles, cuatro trozos de cinta estériles de 25 cm. para anu-
dar el cordón umbilical, apósitos estériles, jeringas de 5 cc., agujas, suero fisiológico y aspira-
dor mecánico de vías respiratorias. Todo lo encontraremos en el botiquín del buque. Los ins-
trumentos y la cinta deben esterilizarse por ebullición (al menos 20 minutos). Además,
necesitaremos de una manta suave y limpia para envolver al niño, una caja preparada con
sábanas limpias que nos sirva de cuna y un camisón y sábanas limpias para la madre des-
pués del parto.
Cuando una mujer embarazada se pone de parto, aparecen los siguientes síntomas y signos:
18
• Dolor de parto, que aparece al principio cada dos minutos, aunque según avanza el parto, ese
tiempo cada vez es menor. Se debe a las contracciones uterinas de expulsión del feto hacia el
exterior. Es un dolor que en principio parece un dolor de espalda o en la parte inferior del abdo-
men que se acompaña de ganas de expulsar el feto por parte de la madre.
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• Se debe animar a la parturienta a que evacue el intestino y la vejiga de la orina para posterior-
mente proceder a la limpieza escrupulosa de esas zonas.
• Estos dolores se van incrementando en intensidad y frecuencia según avanza el parto y duran-
te éstos, se suele producir la expulsión de un material mucoso y sanguinolento (“muestra”) que
corresponde al tapón mucoso que cierra el cuello del útero y que se suelta al dilatarse éste por
el encajamiento del feto. Esto indica el comienzo del parto.
• Generalmente al poco tiempo, pero a veces después de varias horas, la bolsa en la que está el
niño envuelto, se rompe, saliendo abundante líquido viscoso por la vagina ( 200-500 cc). Es la
rotura de la bolsa de aguas.
• A partir de aquí continúan las contracciones dolorosas que conllevan al descenso y expulsión del
feto, proceso que puede durar desde minutos hasta varias horas.
• Encajamiento.
• Coronamiento.
• Expulsión o expulsivo: Fase en la que el feto sale de la madre. En este período, el feto comien-
za a ser expulsado fuera del canal del parto a través del orificio vaginal, apareciendo primero la
18 cabeza mirando hacia el suelo para posteriormente girarse y expulsar los hombros, primero el
superior y luego el inferior. Después se termina de expulsar el resto del cuerpo del feto, lo que
sucede de manera inmediata y rápidamente una vez fuera ambos hombros.
• Alumbramiento: Es el período por el que, después de expulsar el feto fuera del canal del parto,
se expulsa la placenta. Es un período en el que continúan las contracciones para expulsar a la
placenta, pero son contracciones de menor intensidad y por tanto menos dolorosas.
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ATENCIÓN AL PARTO
6. A medida que la cabeza del feto empieza a aparecer, habrá Fig. 18-2. Sujetar la cabeza.
que sujetarla con ambas manos, pero sin intentar enlentecer
o acelerar el ritmo del parto tirando de ella o empujando.
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te contracción y con el
movimiento contrario, fa-
cilitar la salida del otro. No
debemos forzar nunca al
bebé.
Una vez expulsado el bebé, habrá que tener en cuenta una serie
de maniobras para una correcta atención al recién nacido:
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ATENCIÓN AL PARTO
Con respecto a la atención a la mujer parturienta, una vez expulsado el bebé, se debe:
• Una vez expulsada la placenta, se debe comprobar que está Fig. 18-12. Expulsión de la placenta.
entera. Habitualmente su aspecto es carnoso, de unos 15-
20 cm. de diámetro, con el cordón unido a su centro. Ésta y todos sus componentes se deben
guardar en un recipiente hermético y debidamente etiquetado en el frigorífico para llevarla al
hospital junto con la madre y el bebé.
• Si continúa el sangrado, se masajeará el abdomen con suavidad para que se estimule y se endu-
rezca, disminuyendo así el sangrado. Para ello se coloca una mano en la parte baja del abdo-
men y se aplica un masaje suave pero firme, repitiéndolo cada 5 minutos durante una hora o
hasta que se disponga de asistencia médica.
• Por último, se lavará a la madre y se le pondrá una compresa vaginal. Se le cambiará de ropa y
la acostaremos en una cama con sábanas limpias. Le ofreceremos una bebida caliente y permi-
tiremos que se ponga el niño al pecho. 18
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TEMA 19
• Compruebe que no presenten signos de deterioro (envase roto, mal aspecto,etc) y que su fecha
de caducidad no esté superada.
• El centro radio-médico nos advertirá de los medicamentos incompatibles entre sí o con deter-
minados alimentos.
• Un medicamento puede tener varias formas de presentación. Como norma general, todos los
medicamentos pasan a la sangre, y lo harán con mayor o menor rapidez dependiendo de la vía
de administración.
A. VÍA ORAL
B. VÍA SUBLINGUAL
En ciertas urgencias se utiliza esta vía por ser de absorción rápida. Colocaremos el comprimido
debajo de la lengua de forma que se disuelva lentamente.
B. VÍA RECTAL
19
Los supositorios, canuletas y enemas se administrarán después de haber acostado al paciente sobre
el lado izquierdo, evitando la defecación hasta pasados 20 minutos como mínimo, salvo que se
trate de una canuleta laxante; en este caso, intente aguantar de 3 a 5 minutos.
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D. VÍA INTRANASAL
En forma de sprays o gotas nasales. Esta vía suele utilizarse en casos de obstrucción nasal. Coloque
la cabeza hacia atrás y deposite en cada fosa nasal las gotas indicadas; permanezca en esta posi-
ción unos minutos para que las gotas penetren, respirando mientras por la boca. Cada frasco debe
ser utilizado por una sola persona.
En forma de sprays o aerosoles. El paciente debe aspirar profundamente a la vez que presiona
sobre el pulsador del envase, y procurará contener después la respiración durante 10-20 segundos
para lograr la máxima penetración del medicamento en los pulmones. Cada frasco será utilizado
por una sola persona.
En forma de pomadas, cremas, geles, etc. La absorción del medicamento por esta vía es escasa y
se debe dar una pequeña cantidad en la zona a tratar y extenderla uniformemente. En ocasiones,
es necesario cubrir la zona con una gasa. Deben lavarse las manos antes y después de cada apli-
cación. No se deben aplicar en heridas o sobre zonas sin piel, salvo indicación médica.
G. VÍA OFTÁLMICA
Los colirios y pomadas se aplicarán después de haber lavado el ojo con suero fisiológico y gasas esté-
riles. Pediremos al paciente que mire hacia arriba, y tirando del párpado inferior hacia abajo con el dedo
pulgar, lo separaremos del globo ocular y aplicaremos en esta zona el medicamento. Evite tocar el ojo
con el cuentagotas o la cánula de la pomada. Los colirios y pomadas oftálmicas son de uso individual.
19
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H. VÍA ÓTICA
Los medicamentos se administran por inyección, para ello utilizaremos jeringa y aguja desechables
(de un solo uso) y estériles. Antes de administrar el medicamento, comprobaremos:
1. Vía subcutánea
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del pellizco, manteniendo el bisel de la aguja hacia arriba. Aspiraremos tirando del émbolo y, si no
entra sangre en la jeringa, inyectaremos el medicamento.
2. Vía intramuscular
Usaremos una aguja larga y gruesa de 0,8 x 40 mm. o de 0,9 x 40 mm. El medicamento se absor-
berá rápidamente ya que se inyecta directamente en el músculo, que está muy irrigado. El volumen
de la inyección puede llegar hasta 10 cc.
Una vez montada la aguja en la jeringa, cargaremos la medicación como vemos en los dibujos, bus-
cando siempre un punto de apoyo para no contaminar, que puede ser uniendo el borde interno de
nuestras manos. Cuando los viales tengan tapón de goma, utilizaremos dos agujas: una para cargar
y otra para pinchar.
Fig. 19-6 a 19-13: pasos en la carga de una jeringuilla que contiene una mezcla de polvo y disolvente: a) ruptura de
la ampolla b) retirada del capuchón de la aguja c) aspiración del contenido de una ampolla d) introducción del disol-
vente en el vial e) cómo se agita el vial f) aspiración del contenido del vial g) y h) extracción del aire de la jeringa.
Acostaremos al enfermo y,
después de descubrirle la nal-
ga, localizaremos la zona de
seguridad, que será el cua-
drante superior y externo de
la nalga. Limpiaremos la zona
con movimientos espirales.
19 Pincharemos en ángulo de
90º. Aspiraremos tirando del
émbolo y, si no entra san- Fig. 19-14. Zonas para una inyección
gre, inyectaremos el medi- intramuscular. Fig. 19-15. Invección intramuscular.
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camento despacio, pero continuamente. Si al aspirar entra sangre, retiraremos un poco la aguja y,
cambiando de plano, volveremos a introducirla, aspirando de nuevo para comprobar que no esta-
mos inyectando el medicamento en un vaso sanguíneo.
3. Vía intravenosa
Utilizaremos una aguja gruesa y corta de 0,9 x 25 mm, o de 0,8 x 25 mm. La absorción del medi-
camento en este caso será inmediata al inyectarse directamente en el torrente venoso.
El lugar de punción puede ser la cara anterior del antebrazo. Colocaremos el compresor unos tres
dedos por encima de la flexura del codo con una lazada. Palparemos para localizar la vena y desin-
fectaremos la zona. Fijaremos la vena tensando la piel e introduciremos la aguja lentamente con el
bisel hacia arriba en ángulo agudo. A continuación, aspiraremos para comprobar que la aguja está
dentro de la vena, y fijando bien la jeringa retiraremos el compresor. Después introduciremos el
medicamento muy lentamente (aprox. en unos dos minutos).
Durante la inyección, aspiraremos un par de veces para saber si la aguja sigue dentro de la vena.
Interrumpiremos la inyección del medicamento ante cualquier síntoma extraño del paciente. Una
vez administrado el fármaco retiraremos la aguja, comprimiremos en el lugar de la punción con una
gasa empapada en desinfectante y elevaremos el brazo durante unos cinco minutos.
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Liberaremos el capuchón del extremo del sistema destinado a la aguja, y conectaremos la palomi-
lla sin quitarle la protección. Colgaremos el suero a un metro aproximadamente por encima del
paciente y presionaremos la cámara de goteo hasta que se llene más o menos hasta la mitad.
Abriremos la llave para purgar el aire de todo el sistema y después la cerraremos.
Fig. 19-19. Llenado de cámara de goteo. Fig. 19-20. Cómo purgar el aire del circuito.
Tendremos mucho cuidado para que la aguja no toque con nada (no retiraremos el capuchón pro-
tector hasta que vayamos a pinchar al enfermo).
Por último, retiraremos el compresor y abriremos la llave del sistema, regulando la velocidad del
goteo necesaria según nos hayan indicado en el centro radio-médico. Finalmente fijaremos la palo-
milla con esparadrapo.
19
Fig. 19-21. Cómo colocar el compresor. Fig. 19-22 y Fig. 19-23. Cómo introducir la palomilla.
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ANALÍTICAS A BORDO
El botiquín incluye tiras reactivas para analíticas sencillas de sangre y orina, que son de gran utilidad
para el médico que realiza la consulta a través de la radio.
Al cabo de otro minuto, leeremos el resultado poniendo la parte coloreada de la tira al lado de los
colores que aparecen en el frasco y así leeremos la cifra que aparece junto al tono de color más
aproximado, comunicándola al médico a través de la radio.
Normalmente, las tiras reactivas de orina suelen llevar varios parámetros con distintos reactivos para
medir leucocitos, pH, nitritos, proteínas, etc.
Recogeremos la orina en un frasco estéril desechando el primer chorro. Nunca utilizaremos la orina
que no sea reciente. Por regla general, no analizaremos una muestra cuando hayan pasado más de 4
horas desde su recogida.
Introduciremos la tira en el frasco asegurándonos de que se mojen todos los indicadores. Elimina-
remos el exceso de orina.
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Apoyaremos la tira horizontalmente sobre el frasco, y dejaremos pasar un minuto. Después leere-
mos cada uno de los cuadrados coloreados comparando cada uno de ellos con la escala de colo-
res que aparece en el envase. Comunicaremos a través de la radio la cifra correspondiente a cada
indicador.
Debemos leer siempre las instrucciones indicadas en el prospecto, ya que puede variar el tiem-
po de espera o la forma de limpieza de la tira según el fabricante del producto.
En la dotación de los botiquines de a bordo (cajón 11) se encuentra un kit para la detección rápi-
da del paludismo. Es obligatorio para los buques que naveguen o faenen por zonas palúdicas. Hay
varios modelos en el mercado.
Para su utilización se deberán seguir las instrucciones que figuran en el prospecto, así como las indi-
caciones del centro radio-médico
Todo buque debe llevar permanentemente un botiquín a bordo que deberá disponer de un con-
tenido mínimo. Es un elemento indispensable para la asistencia sanitaria en la mar y, por tanto, de
su mantenimiento en buen estado puede depender la adecuada atención médica de un tripulante
enfermo o accidentado. Asimismo, es imprescindible que un responsable conozca su contenido,
sepa su utilización y se encargue de su reposición.
El Real Decreto 258/1999, de 12 de febrero, establece las “Condiciones mínimas sobre la protec-
ción de la salud y la asistencia médica de los trabajadores del mar” (B.O.E. de 24-02-99), define
los medicamentos, el material médico y las estructuras para guardarlos y protegerlos.
La norma especifica en una serie de anexos el contenido, el mantenimiento y las características de los
botiquines. Se describen las categorías de los buques y los tipos de botiquines que deben llevar de
acuerdo con su categoría. Además, se detalla la dotación de los botiquines y sus contenidos en función
del número de personas a bordo. Los modelos de contenedores y armarios también están detallados.
Hay que señalar que posteriormente se ha actualizado el contenido de los botiquines que deben
llevar a bordo los buques mediante la Orden de la Presidencia 930/2002, de 23 de abril (B.O.E.
de 30-04-02). Por tanto, la dotación debe estar conforme a lo establecido en la mencionada Orden
de la Presidencia. Los modelos de contenedores y armarios también están detallados.
Los barcos deberán llevar una serie de documentos relacionados con el botiquín, cuyo diseño
queda establecido en el Real Decreto 258/1999, y son los siguientes:
19
• Libro de Registro de la Administración de Fármacos a Bordo: donde se anotarán todas y cada
una de las dosis de medicamentos administradas a bordo, así como los datos del tripulante al
que se le administran y los de la persona que se los facilita.
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• Libro de Revisión de Antídotos: deberán llevarlo aquellos barcos que transporten mercancías
peligrosas, ya que están obligados a llevar a bordo el listado de esas sustancias y la dotación de
antídotos previstos en el Real Decreto.
• Guía Sanitaria a Bordo: la última edición de esta guía irá obligatoriamente acompañando el
botiquín. Está editada por el Instituto Social de la Marina y se entrega de forma gratuita. En ella
se explica la utilización del botiquín y, además, es un compendio de los conocimientos que
deben tener los responsables sanitarios a bordo.
• Guía de Primeros Auxilios para Uso en Caso de Accidentes Relacionados con Mercancías
Peligrosas: está editada por la Organización Marítima Internacional y deberán llevarla los buques
que por su actividad, estén obligados a disponer de antídotos.
Se determina que la revisión periódica de los botiquines y de los antídotos se efectuará por los
médicos del Instituto Social de la Marina o por el personal sanitario designado a tal efecto. La revi-
sión se realizará con una periodicidad máxima de un año. Excepcionalmente, la revisión podrá apla-
zarse por un período no superior a los cinco meses. En las revisiones se comprobará el contenido
del botiquín, que las condiciones de conservación son buenas y que se respetan las fechas de cadu-
cidad de los medicamentos. También se verificará que se ha cumplimentado debidamente el Libro
de Administración de Fármacos a Bordo.
Una vez efectuada la revisión del botiquín, se dejará constancia de la misma en el Libro de Revisión
del Botiquín. Si el buque estuviera obligado a llevar antídotos, también se revisarán éstos y se deja-
rá constancia en el Libro de Revisión de Antídotos. Los posibles incumplimientos detectados se pon-
drán en conocimiento de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social y de la Administración
Marítima competente a los efectos oportunos.
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El botiquín está concebido como un medio de apoyo a los consejos médicos, por tanto, antes de
utilizar un medicamento conviene informarse.
El manejo y mantenimiento del botiquín y los antídotos constituirá una responsabilidad del capitán o
persona que ostente el mando del buque. Sin perjuicio de la misma, podrá delegar la responsabilidad
de su uso y mantenimiento en uno o más tripulantes especialmente designados por su competencia.
Sobre los medicamentos que componen la dotación de los botiquines, hay dos consideraciones
que conviene dejar bien definidas, y son las siguientes:
• Código de identificación.
A. CÓDIGO DE IDENTIFICACIÓN
Los medicamentos están codificados en una serie de números que varían según la acción y el efec-
to de cada fármaco, el principio activo y la forma de administración. Este código puede resultar de
gran utilidad en la consulta radio-médica, ya que a veces los medicamentos tienen nombres com-
plicados para transmitirlos por radio.
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Se han establecido según la distancia de la costa a la que habitualmente los barcos desarrollan su
actividad, y son las siguientes:
• Buques de categoría A: buques que realicen navegación o pesca marítima sin limitación de
zona geográfica. Deberán llevar el tipo de Botiquín A.
• Buques de categoría B: Buques que realicen navegación o pesca marítima en zonas situadas
entre 12 y 150 millas náuticas del puerto más próximo, equipado de forma adecuada desde el
punto de vista médico. Deberán llevar el tipo de Botiquín B.
• Buques de categoría C: Buques que realicen navegación o pesca marítima íntegramente den-
tro de aguas interiores (rías, radas o bahías) o en zonas situadas a menos de 12 millas náuticas
de la costa o que no dispongan de más instalaciones que un puente de mando. Deberán llevar
el tipo de Botiquín C.
TIPO DE BOTIQUÍN
I. BUQUES DE CARGA
1. Buques de carga dedicados a viajes largos sin limitación de pasaje X
2. Buques de carga que naveguen a más de 150 millas de la costa y/o realicen travesías de más
X
de 48 horas de navegación.
3. Buques de carga que naveguen entre 12 y 150 millas del puerto más próximo equipado de forma
adecuada, desde el punto de vista médico, y no realicen travesías de más de 48 horas de navegación. X
4. Buques de carga dedicados a viajes cortos que naveguen a menos de 12 millas de la costa española
y no permanezcan fuera de puerto más de 24 horas. X
II. BUQUES DE PESCA
5. Buques de pesca de gran altura sin limitación de pasaje o que faenen en caladeros extranjeros X
de países no comunitarios.
6. Buques de pesca que faenen a más de 150 millas de la costa y/o se encuentren a más de 48 horas
X
de navegación del puerto más cercano.
7 Buques de pesca que faenen entre 12 y 150 millas del puerto más próximo equipado de forma
adecuada, desde el punto de vista médico, y que se encuentren a menos de 48 horas de navegación. X
8. Buques de pesca que faenen a menos de 12 millas de la costa española y no permanezcan fuera
X
del puerto-base más de 24 horas
III. BUQUES DE RECREO Y SERVICIOS DE PUERTO
9. Embarcaciones de recreo con tripulación contratada que realicen viajes en los que permanezcan X
alejadas de la costa más de 150 millas.
10. Embarcaciones de recreo con tripulación contratada que realicen viajes en los que permanezcan
alejadas de la costa entre 12 y 150 millas y/o se encuentren a más de 48 horas de navegación del
puerto más cercano equipado de forma adecuada, desde el punto de vista médico. X
11. Embarcaciones de recreo con tripulación contratada que realicen viajes en los que permanezcan
alejadas de la costa a menos de 12 millas y que no permanezcan más de 24 horas fuera de puerto. X
12. Remolcadores, lanchas, gabarras, etc. que salen a la mar en travesías de más de 48 horas y/o
X
permanezcan alejados de la costa más de 150 millas.
13. Remolcadores, lanchas, gabarras, etc. que salen a la mar en travesías de menos de 48 horas y/o
permanezcan alejados del puerto más próximo equipado de forma adecuada, desde el punto
X
de vista médico, entre 12 y 150 millas.
IV. EMBARCACIONES SALVAVIDAS
14. Botes salvavidas X 19
15. Balsas de salvamento Llevarán la
dotación
especificada
en el anexo III
del R.D.
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Las sustancias peligrosas deberán tenerse en cuenta sea cual fuere el estado en el que se embar-
quen, incluso cuando sea en forma de desechos y de residuos de cargamentos.
• Nombre.
• N.º ONU.
• Fórmula.
• Propiedades y características.
• Observaciones.
• Grupo de embalaje y tipo de envase.
• Categoría y precauciones de la estiba.
• Etiquetas identificativas de riesgos.
• Marca.
1 EXPLOSIVOS
1-1 Sustancias y artículos que presentan un riesgo de explosión de toda la masa.
1-2 Sustancias y artículos que presentan un riesgo de proyección pero no de explosión de toda la masa.
1-3 Sustancias y artículos que presentan un riesgo de incendio y un riesgo de que se produzcan pequeños efectos de
onda de choque o proyección o ambos efectos, pero sin riesgo de explosión de toda la masa.
1-3-1 Aquellos cuya combustión da lugar a una radiación térmica considerable.
1-3-1 Aquellos que arden sucesivamente, con pequeños efectos de onda de choque o proyección, o con ambos efectos.
1-4 Sustancias y artículos que no presentan ningún riesgo considerable.
1-5 Sustancias muy insensibles que presentan un riesgo de explosión de toda la masa
2 GASES COMPRIMIDOS
2-1 Gases inflamables.
2-2 Gases no inflamables.
2-3 Gases venenosos.
3 LÍQUIDOS INFLAMABLES
3-1 Grupo con punto de inflamación bajo (-18º C en vaso cerrado).
3-2 Grupo con punto de inflamación medio (18º C a 23º C en vaso cerrado).
3-3 Grupo con punto de inflamación elevado (18º C a 61º C en vaso cerrado).
4-1 SÓLIDOS INFLAMABLES
4-2 SUSTANCIAS QUE PUEDEN EXPERIMENTAR COMBUSTIÓN ESPONTÁNEA
4-3 SUSTANCIAS QUE EN CONTACTO CON EL AGUA DESPRENDEN GASES INFLAMABLES
5-1 SUSTANCIAS COMBURENTES
5-2 PERÓXIDOS ORGÁNICOS
6-1 SUSTANCIAS VENENOSAS (TÓXICOS)
6-2 SUSTANCIAS INFECCIOSAS
19 7 MATERIALES RADIACTIVOS
8 SUSTANCIAS CORROSIVAS
9 SUSTANCIAS Y ARTÍCULOS PELIGROSOS VARIOS:
Cualquier otra sustancia que la experiencia ha demostrado o pueda demostrar que presenta características peligrosas
que exigirán la aplicación de antídotos.
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TEMA 20
L a consulta médica por radio es el medio de ayuda más importante del que dispone la pobla-
ción embarcada cuando surge un problema sanitario a bordo. En España, el Centro Radio-
Médico Español (CRME), ubicado en Madrid y dependiente del Instituto Social de la Marina (ISM),
tiene la competencia establecida en el Real Decreto 258/1999, por el que se establecen las con-
diciones mínimas sobre la protección de la salud y la asistencia médica de los trabajadores del
mar, para proporcionar este servicio.
A. RADIOFONÍA
Cualquier buque en navegación puede solicitar sus servicios por medio del Servicio Marítimo de
Telefónica en España, indicando que la comunicación es para “consulta médica”, ya que este tipo
de comunicaciones es gratuita y tiene prioridad, o solicitando a cualquier estación costera extranje-
ra comunicación telefónica con el CRME al número de teléfono:
91 310 34 75
20
Fig. 20-1. Centro Radio-Médico Español.
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Los buques que dispongan de sistema de comunicación vía satélite o de telefonía móvil automáti-
ca y se encuentren en área de cobertura, pueden contactar directamente con el CRME mediante:
Fonía: 91 310 34 75
Fax: 91 319 84 27
Es recomendable realizar las consultas no urgentes o de control entre las 9,00 y las 15,00 horas
(hora de Madrid), por la mayor disponibilidad para atender consultas en esa franja horaria, reser-
vando el resto para consultas urgentes o para barcos que no puedan establecer contacto a otras
horas por problemas de comunicación.
C. DIRECCIÓN POSTAL
En Europa hay otros centros radio-médicos designados por los Estados para este cometido. Se
puede contactar con ellos a través de las respectivas estaciones radio-costeras o por satélite. Los
principales son:
Teléfonos: 00-3906-5 92 33 31
00-3906-5 92 33 32
Teléfono: 00-33-561 49 33 33
20 Fax: 00-33-561 77 24 11
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Teléfonos: 00-30-1-523 08 80
00-30-1-523 75 15
Fax: 00-30-1-522 88 88
Teléfono: 00-351-1-792 92 92
Fax: 00-351-1-797 54 26
Telex: 13304
Además, existen otros centros radio-médicos. Para requerir sus servicios, se debe consultar la sec-
ción AVISOS MÉDICOS del Nomenclator de Estaciones de Radio de la UIT (Unión Internacional de
Telecomunicaciones).
Ante cualquier emergencia de tipo sanitario, enfermedad o accidente, o siempre que surja un pro-
blema sanitario a bordo que genere dudas.
Hay situaciones de emergencia o de urgencia que requieren una actuación inmediata, por lo que
se deberá atender al enfermo o accidentado y pedir asesoramiento médico por radio después.
Se debe tener en cuenta que una consulta radio-médica nunca debe sustituir a una visita del médi-
co, quien puede valorar más adecuadamente al paciente y además dispone de medios diagnósti-
cos inexistentes a bordo.
• Antes de establecer contacto, hay que recoger todos los datos y síntomas del paciente, siguien-
do el orden establecido en el tema 3.
• Es necesario disponer de papel y lápiz a mano para escribir las anotaciones pertinentes durante
la comunicación por radio.
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C. DESPUÉS DE LA CONSULTA
Respete las instrucciones del médico, tanto en la aplicación de las medidas que aconseje, como en
la realización de las posibles llamadas de control.
Es importante RECORDAR:
• Bandera.
• Tipo de barco.
• Nombre y apellidos.
Fig. 20-2 y 20-3. Láminas de situación de síntomas o lesiones.
• Fecha y lugar de nacimiento.
• Cargo a bordo.
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