Wall Street y El Ascenso de Hitler Antony C Sutton PDF
Wall Street y El Ascenso de Hitler Antony C Sutton PDF
Wall Street y El Ascenso de Hitler Antony C Sutton PDF
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Antony C. Sutton
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Título original: Wall Street and the Rise of Hitler
Antony C. Sutton, 1976
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DEDICADO A la memoria de Floyd Paxton —emprendedor, inventor, escritor,
y americano—, que creyó y trabajó por los derechos individuales de una
sociedad libre bajo el amparo de la Constitución.
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CONTENIDOS
Prefacio
Capítulo uno – Wall Street pavimenta el camino de Hitler
Capítulo dos – El Imperio de I.G. Farben
Capítulo tres – General Electric financia a Hitler
Capítulo cuatro – La Standard Oil alienta la II Guerra Mundial
Capítulo cinco – I.T.T. trabaja en ambos bandos de la Guerra
Capítulo seis – Henry Ford y los Nazis
Capítulo siete – ¿Quién financió a Adolph Hitler?
Capítulo ocho – Putzi: amigo de Hitler y de Roosevelt
Capítulo nueve – Wall Street y el círculo interior Nazi
Capítulo diez – El mito de “Sidney Warburg”
Capítulo once – La colaboración de Wall Street y los Nazis en la II Guerra Mundial
Capítulo doce – Conclusiones
Apéndice A: Programa del partido nacionalsocialista alemán de los trabajadores
Apéndice B: Declaración jurada de Hjalmar Schacht
Apéndice C: Asientos en la cuenta del “National Trusteeship” (Administración
fiduciaria)
Apéndice D: Carta del Ministerio de Guerra de EE.UU. a la Ethyl Corporación
Apéndice E: Extracto del diario de Morgenthau (Alemania)
Bibliografía
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PREFACIO
Éste es el tercer y último volumen de una trilogía que describe el papel de la
corporación socialista estadounidense, la élite financiera de Wall Street, o la
Agrupación Liberal de la costa Este, en tres significativos eventos históricos del
siglo XX: la Revolución rusa de Lenin-Trostky en 1917, la elección en 1933 de
Franklin D. Roosevelt en los Estados Unidos, y el ascenso de Hitler al poder en la
Alemania de 1933.
Cada uno de estos eventos introduce una variante de socialismo en un país distinto —
socialismo bolchevique en Rusia, socialismo New Deal en Estados Unidos, y
nacional-socialismo en Alemania. Las obras académicas contemporáneas, con la
única excepción quizá en la obra de Carroll Quigley Tragedy and Hope, ignoran esta
evidencia. Por otro lado, es comprensible que universidades y centros de
investigación, dependientes de la ayuda financiera de fundaciones controladas por
esta misma élite financiera de Nueva York, no les interese apoyar y publicar estudios
centrados en estos aspectos de la política internacional. Incluso tratándose del más
valiente difícilmente mordiera la mano que le da de comer. Asimismo, resulta
particularmente claro a partir de las evidencias de esta trilogía que estos “empresarios
de vocación pública” no viajan a Washington como grupos de presión y dirigentes
para servir a Estados Unidos. Están en Washington, y con el único interés de
maximizar sus beneficios. Su intención no es lograr una economía competitiva de
libre mercado, sino manipular un régimen politizado, sea cual sea, en beneficio
propio. Las maniobras financieras para lograr la llegada de Hitler al poder en marzo
de 1933 es el tema en cuestión de Wall Street y el ascenso de Hitler.
ANTONY C. SUTTON
Julio, 1976
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Capítulo 1
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1926 con la ayuda financiera de Wall Street.
Por otro lado, la impresión general que le queda al lector de historiadores
modernos es que esta ayuda técnica estadounidense fue casual, y que los industriales
estadounidenses eran inocentes de conductas indebidas. Por ejemplo, el Comité
Kilgore declaró:
Casi resulta superfluo señalar que los motivos de las firmas americanas
ligadas por contrato a las compañías alemanas, no fueran favorables al
Nazismo, sea cual sea el motivo que puedan haber tenido[3].
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alemana estaba bajo el control de los Nazis, y estaba siendo dirigida a servir
al rearme de Alemania, y que la firma que con más frecuencia se mencionaba
en este contexto era el gigantesco imperio químico de I.G. Farben.[4]
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Guerra Mundial.
Entre 1924 y 1931, bajo el Plan Dawes y el Plan Young, Alemania pagó a los
aliados casi 86 billones de marcos en indemnizaciones. Al mismo tiempo Alemania
pidió prestado al extranjero, principalmente a Estados Unidos, unos 138 billones de
marcos, haciendo de esta manera que el pago neto por indemnizaciones de Alemania
fuera solo de tres billones de marcos. En consecuencia, la carga de las
compensaciones monetarias de los alemanes a los aliados era en realidad soportada
por los suscriptores extranjeros de los bonos alemanes emitidos por las entidades
financieras de Wall Street —con importantes beneficios para ellos mismos, desde
luego. Y, no nos lo perdamos, esas firmas eran propiedad de los mismos financieros
que periódicamente se cambiaban su sombrero de banquero por el de “estadista”.
Como “estadistas”, formularon los Planes Dawes y Young para “solucionar” el
“problema” de las indemnizaciones. Como banqueros, emitían los préstamos. Como
apunta Carroll Quigley:
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Por último, los miembros y asesores de las Comisiones Dawes y Young no sólo
estaban asociados con las entidades financieras de Nueva York sino que, como
veremos más adelante, eran directores de empresas dentro de los cárteles alemanes
que auparon al poder a Hitler.
La diferencia entre el Plan Young y el Plan Dawes era que, si bien el Plan Young
requería realizar los pagos en mercancías producidas en Alemania financiadas por
préstamos extranjeros, el Plan Young exigía los pagos en efectivo, y “En mi opinión
[escribió Thyssen] la deuda financiera así creada estaba destinada a desestabilizar
toda la economía del Reich”.
El Plan Young era ciertamente un artilugio para ocupar Alemania con capital
estadounidense, gravando los verdaderos activos alemanes con una hipoteca
gigantesca mantenida por Estados Unidos. Cabe mencionar que las empresas
alemanas con filiación en EE.UU. esquivaron el Plan mediante el recurso de la
propiedad extranjera temporal. Por ejemplo, A.E.G. (la General Electric alemana),
afiliada con la General Electric de Estados Unidos, fue vendida a un grupo
empresarial franco-belga, saltándose así las condiciones del Plan Young. De paso
remarquemos que Owen Young fue el mayor patrocinador financiero de Franklin
D. Roosevelt en el proyecto de una Europa Unida, cuando Franklin Delano
Roosevelt, como incipiente financiero de Wall Street, pretendió sacar provecho de la
hiperinflación de Alemania de 1925. El proyecto de Europa Unida fue un vehículo
para especular y sacar beneficios con la imposición del Plan Dawes, y es una prueba
evidente de los financieros privados (Franklin D. Roosevelt incluído) que utilizan el
poder del estado para promover sus propios intereses, manipulando la política
extranjera.
La acusación paralela de Schacht de que Owen Young fue responsable de la
subida de Hitler al poder, mientras obviamente estaba sirviéndose a sí mismo, está
registrada en el informe de Inteligencia del gobierno de EE.UU., relativo al
interrogatorio del Dr. Fritz Thyssen en setiembre de 1945:
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La aceptación del Plan Young y de sus principios financieros incrementó más
y más el desempleo, hasta que casi un millón estuvo sin empleo. La gente
estaba desesperada. Hitler dijo que él acabaría con el desempleo. El
gobierno que estaba en aquellos momentos en el poder era muy malo, y la
situación de la gente empeoraba. Esa fue realmente la razón del enorme éxito
que Hitler tuvo en las elecciones. En las anteriores elecciones obtuvo casi un
40 por ciento[9].
Sin embargo fue Schacht y no Owen Young, quien concibió la idea que
posteriormente se convertiría en el Banco de Pagos Internacionales (Bank for
International Settlements – B.I.S.). Los detalles reales fueron elaborados en una
conferencia presidida por Jackson Reynolds, “uno de los principales banqueros de
Nueva York”, junto con Melvin Traylor, del First National Bank de Chicago, Sir
Charles Addis, antiguamente de la Corporación Bancaria de Hong Kong y Shanghai,
y diversos banqueros franceses y alemanes[10]. El B.I.S. resultó esencial bajo el Plan
Young como medio para permitirse una herramienta lista para promover las
relaciones financieras internacionales. Según su propia declaración, Schacht también
le dio a Owen Young la idea de lo que posteriormente se convertiría en el Banco
Internacional para la Reconstrucción y Desarrollo, tras la II Guerra Mundial:
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Plan Dawes, fueron en beneficio de los tres cárteles alemanes que pocos años después
ayudaron a Hitler y a los Nazis a llegar al poder. Los financieros estadounidenses
estaban directamente representados en las juntas de dos de esos tres cárteles
alemanes. Esta ayuda estadounidense a los cárteles alemanes ha sido descrita por
James Martin como sigue:
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Cártel alemán Grupo de Wall Street Importe emitido
Allgemeine ElektrizitatsGesellschaft
National City Co $ 35.000.000
(A.E.G.) (General Electric alemana)
Vereinigte Stahlwerke
Dillon, Read & Co. $ 70.225.000
(United Steelworks)
I.G. Chemical Estadounidense
National City Co. $ 30.000.000
(I.G. Farben)
Observando todos los préstamos emitidos, parece como si solo un puñado de las
empresas financieras de Nueva York manejasen la financiación de las
indemnizaciones alemanas. Tres firmas: Dillon, Read Co.; Harris, Forbes & Co.; y
National City Company, emitieron casi las tres cuartas partes del importe total
nominal de los préstamos, y cosecharon la mayor parte de las ganancias:
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Participación en asuntos Beneficios de los
Gerentes del Consorcio Porcentaje del
industriales alemanes en el
de Wall Street préstamos alemanes[14] total
mercado de capital de EE.UU.
Dillon, Read & Co. 241.325.000 $ 2.7 millones $ 29.2
Harris, Forbes & Co. 186.500.000 1.4 millones 22.6
National City Co. 173.000.000 5.0 millones 20.9
Speyer & Co. 59.500.000 0.6 millones 7.2
Lee, Higginson & Co. 53.000.000 n. a 6.4
Guaranty Co. of N.Y. 41.575.000 0.2 millones 5.0
Kuhn, Loeb & Co. 37.500.000 0.2 millones 4.5
Equitable Trust Co. 34.000.000 0.3 millones 4.1
TOTAL 826.400.000 $ 10.4 millones $ 99.9
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Productos de Vereinigte Stahlwerke Porcentaje de la producción total alemana en 1938
Lingotes de hierro 50.8
Cañerías y tubos 45.5
Chapa pesada 36.0
Explosivos 35.0
Alquitrán de hulla 33.3
Barras de acero 37.1
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I.G. Farben Porcentaje de la producción total alemana en 1937
Metanol sintético 100.0
Magnesio 100.0
Nitrógeno químico 70.0
Explosivos 60.0
Gasolina sintética (alto octanaje) 46.0 (1945)
Lignito 20.0
Entre los productos para los que establecieron una mutua colaboración la
I.G. Farben y Vereinigte Stahlwerke estaban el alquitrán de hulla y el nitrógeno
químico, ambos de primordial importancia para la fabricación de explosivos. La I.G.
Farben tenía una posición de cártel que garantizaba el dominio en la fabricación y
venta del nitrógeno químico, pero tenía sólo un uno por ciento de capacidad para la
descomposición del carbón en Alemania. Por tanto se procedió a un acuerdo
mediante el cual las subsidiarias de explosivos de la Farben obtenían su benzol,
tolueno, y otros productos primarios del alquitrán de la hulla en las condiciones
estipuladas por Vereinigte Stahlwerke, en tanto que la subsidiaria de Vereinigte
Stahlwerke dependía para sus nitratos de las condiciones establecidas por la Farben.
Con este sistema de colaboración mutua e interdependencia, los dos cárteles, I.G.
Farben y Vereinigte Stahlwerke, produjeron en 1937-38, vísperas de la II Guerra
Mundial, el 95 por ciento de los explosivos de Alemania. Esta producción fue posible
gracias a los préstamos estadounidenses, y en cierta medida, a la tecnología
estadounidense.
La cooperación de la I.G. Farben y la Standard Oil para producir hidrocarburos
sintéticos a partir del carbón dio al cártel de la I.G. Farben el monopolio de la
producción de gasolina alemana durante la II Guerra Mundial. Poco menos de la
mitad de la gasolina de alto octanaje de 1945 fue producida directamente por la I.G.
Farben, y la mayor parte del resto por sus empresas asociadas.
Resumiendo, en gasolina sintética y explosivos (dos de los elementos básicos de
la guerra moderna), el control del resultado alemán de la II Guerra Mundial estuvo en
manos de dos conjuntos alemanes creados con los préstamos de Wall Street bajo el
patrocinio del Plan Dawes.
Además, la ayuda estadounidense a los esfuerzos de guerra Nazis se extendieron a
otras áreas[15]. Los dos mayores fabricantes de tanques en la Alemania de Hitler
fueron Opel, una empresa totalmente subsidiaria de la General Motors (controlada
por la empresa J.P. Morgan), y la Ford A.G., subsidiaria de la Ford Motor Company
de Detroit. Los Nazis le otorgaron la exención de impuestos a la Opel en 1936, para
permitir a la General Motors que ampliara sus instalaciones de producción. La
General Motors reinvertía servicialmente los beneficios resultantes en la industria
alemana. Henry Ford fue condecorado por los Nazis por sus servicios al Nazismo,
Alcoa y Dow Chemical trabajaron codo con codo con la industria Nazi con
numerosas transferencias de su tecnología doméstica estadounidense. Bendix
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Aviation, en la que la General Motors controlada por J.P. Morgan tenía un importante
interés en acciones, suministró a Siemens & Halske A. G. de Alemania los datos
sobre pilotos automáticos e instrumentos aeronáuticos. Hasta 1940, en la “guerra no
oficial” Bendix Aviation suministró información técnica completa a Robert Bosch
para los arranques de motor y a cabo recibió el pago en royalties.
Resumiendo, las empresas estadounidenses asociadas con los banqueros de
inversión internacional Morgan-Rockefeller —y no, según cabe destacar, la inmensa
mayoría de industriales estadounidenses— estuvieron íntimamente relacionados con
el crecimiento de la industria Nazi. Es importante remarcar a medida que vayamos
desarrollando nuestra historia, que la General Motors, Ford, General Electric,
DuPont, y el puñado de empresas estadounidenses implicadas de cerca con el
desarrollo de la Alemania Nazi estaban —excepción hecha de la Ford Motor
Company— controladas por la élite de Wall Street, la empresa de J.P. Morgan, el
Chase Bank de Rockefeller, y en menor medida, el Manhattan Bank de Warburg.[16]
Este libro no es una acusación hacia toda la industria y finanzas estadounidenses. Es
una acusación para la “cúpula” —esas empresas controladas por un puñado de casas
financieras, el sistema del Banco de la Reserva Federal, el Banco de Pagos
Internacionales, y sus continuados mecanismos de cooperación internacional y
cárteles que intentan controlar el curso del mundo político y económico.
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Capítulo 2
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Al año siguiente esas empresas estadounidenses se fusionaron para convertirse en la
Corporación Química I. G. Estadounidense, rebautizada porteriormente como
General Aniline & Film. Hermann Schmitz, el organizador en 1925 de la I. G.
Farben, se convirtió en uno de los destacado primeros Nazis y patrocinadores de
Hitler, así como en presidente de la I.G. Chemic Suiza, y en presidente de la I.G.
estadounidense. El complejo de la Farben, tanto en Alemania como en Estados
Unidos se desarrolló entonces como una parte integral de la formación y
funcionamiento de la maquinaria estatal Nazi, de la Wehrmacht y de las S.S.
La I.G. Farben tuvo un peculiar interés en la constitución del estado Nazi, puesto
que los directores de Farben colocaron materialmente a Hitler y a los Nazi en el
poder, en 1933. Tenemos evidencia fotográfica (ver página 67) de que I.G. Farben
contribuyó con 400.000 RM a la “caja B” política de Hitler. Fueron estos fondos
secretos los que financiaron la toma Nazi del control en marzo de 1933. Muchos años
antes la Farben había conseguido fondos de Wall Street para la cartelización y
expansión en Alemania, y 30 millones de dólares para la I. G. estadounidense en
1929, y tenía directores de Wall Street en la junta de Farben. A remarcar que se
consiguieron esos fondos y se nombraron a los directores años antes de que Hitler
fuera promovido a dictador alemán.
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víctimas, y esta tentativa de doble efecto, de expandir el potencial de la
industria alemana para la guerra, y de limitar el del resto del mundo, no fue
concebido y ejecutado “en el curso normal de las operaciones”. Son
aplastantes las pruebas de que los funcionarios de la I.G.Farben tenían pleno
conocimiento previo del plan de Alemania para conquistar el mundo, y de
cada acto de agresión concreto que fue emprendido posteriormente[19]…
Los directores de las empresas de Farben (es decir, a los que en la investigación
se refieren como “funcionarios de la I.G. Farben”) incluían no solo alemanes, sino
también relevantes financieros estadounidenses. Este informe del Departamento de
Guerra estdounidense de 1945 concluía diciendo que,
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95 por ciento del gas venenoso alemán, (incluyendo todo el gas Zyclon B utilizado en
los campos de concentración), el 90 por ciento de los plásticos alemanes, el 88 por
ciento del magnesio alemán, el 84 por ciento de los explosivos alemanes, el 70 por
ciento de la pólvora alemana, el 26 por ciento de la gasolina de alto octanaje alemana
(aviación), y el 33 por ciento de gasolina sintética alemana[21] (Ver el gráfico 2-1 y la
Tabla 2-1).
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Producción Pocentaje producido
Producto
Total alemana por I.G. Farben
Caucho sintético 118.600 toneladas 100
Metanol 251.000 toneladas 100
Aceite lubricante 60.000 toneladas 100
Materias colorantes 31.670 toneladas 98
Gas venenoso - 95
Nickel 2.000 toneladas 95
Plásticos 57.000 toneladas 90
Magnesio 27.400 toneladas 88
Explosivos 221.000 toneladas 84
Gunpowder 210.000 toneladas 70
Gasolina de alto
650.000 toneladas 46
octanaje (Aviación)
Ácido sulfúrico 707.000 toneladas 35
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Q. ¿Qué hizo usted cuando le dijeron que los químicos de la I.G. estaban siendo utilizados para matar, asesinar
a personas retenidas en campos de concentración?
A. Me horroricé.
Q. ¿Hizo usted algo al respecto?
A. Me lo guardé para mí [para mi mismo] porque era demasiado terrible… Le pregunté a Muller Cunradi si él,
Ambros y los otros directores de Auschwitz sabían que los gases y químicos estaban siendo utilizados para
asesinar a las personas.
Q. ¿Qué dijo?
A. Sí: lo saben todos los directores de I.G. en Auschwitz.[23]
I.G. Farben no hizo ningún intento por detener la producción de gases —una
forma más bien inefectiva la de von Schnitzler para expresar cualquier preocupación
por la vida humana, “porque era demasiado terrible”.
La oficina en Berlín N.W. 7, de la I.G. Farben, era el centro clave de espionaje en
ultramar de los Nazi. La unidad funcionaba bajo la dirección del director de Farben,
Max Ilgner, sobrino del presidente de la I.G. Farben, Hermann Schmitz. Max Ilgner y
Hermann Schmitz estuvieron en la junta de la I.G. Estadounidense, teniendo como
colegas directores a Henry Ford, de la Ford Motor Company, a Paul Warburg, del
Bank of Manhattan, y a Charles E. Mitchell, del Banco de la Reserva Federal de
Nueva York.
Cuando en 1939 estalló la guerra, los empleados de VOWI fueron reclutados para
la Wehrmacht (fuerzas armadas), pero de hecho siguieron realizando el mismo trabajo
que cuando nominalmente se hallaban bajo la I.G. Farben. Uno de los empleados más
notables de esos obreros del espionaje de la Farben en N.W. 7 fue el príncipe
Bernardo de Holanda, que se incorporó a Farben a principios de los años 1930, tras
cumplir un período de servicio de 18 meses con los uniformes negros de las S.S[24].
El brazo estadounidense de la red de espionaje VOWI fue Chemnyco, Inc. Según
el Ministerio de Guerra,
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través de la divulgación de propaganda mediante los agentes de la Farben en el
extranjero, y de proporcionar divisas mediante esta propaganda Nazi. Los acuerdos
del cártel de la Farben promocionaron la guerra económica Nazi, siendo el ejemplo
más sobresaliente la restricción voluntaria de la Standard Oil de New Jersey de
desarrollar el caucho sintético en Estados Unidos a instancias de la I.G. Farben. Tal
como el informe del Ministerio de Guerra indica:
En 1945, el Dr. Oskar Loehr, subdirector del “Tea Buro” (oficina del té) de la I.G.
confirmó que la I.G. Farben y la Standard Oil de New Jersey explotaban un “plan
preconcebido” para suprimir el desarrollo de la industria del caucho sintético en
Estados Unidos, en beneficio de la Wehrmacht (fuerzas armadas) alemanas, y en
detrimento de Estados Unidos en la II Guerra Mundial.
El testimonio del Dr. Loehr (parcial) dice lo siguiente:
Q. ¿Es cierto que mientras se retrasaba la divulgación de los procesos del buna [caucho sintético] a las
empresas estadounidenses de caucho, la Chemnyco y Jasco estaban manteniendo informada a la I.G. en relación
al desarrollo del caucho sintético en EE.UU.?
A. Sí.
Q. ¿Estaba pues en todo momento la I.G. totalmente al corriente del estado de desarrollo de la industria del
caucho sintético estadounidense?
A. Sí.
Q. ¿Estuvo usted presente en la reunión de la Haya, cuando el Sr. Howard [de la Standard Oil] acudió allí en
1939?
A. No.
Q. ¿Quién estuvo presente?
A. El Sr. Ringer, acompañado del Dr. Brown, de Ludwigshafen.
Q. ¿Le hablaron a usted de las negociaciones?
A. Sí, en lo que se refería a la parte sobre el buna [caucho sintético].
Q. ¿Es cierto que el Sr. Howard le dijo a la I.G. en esta reunión que los desarrollos en Estados Unidos habían
llegado a un estadio en el que ya no le era posible mantener oculta de las empresas estadounidenses la
información relativa a los procesos del buna?
A. El Sr. Ringer informó de ello.
Q. ¿Fue en esa reunión en la que, por primera vez, el Sr. Howard le dijo a la I.G. que las empresas
estadounidenses del caucho podrían tener que ser informadas de los procesos, y aseguró a la I.G. que la
Standard Oil controlaría la industria del caucho sintético en EE.UU.? ¿Es tal cosa correcta?
A. Es correcta. Es lo que supe a través del Sr. Ringer.
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Q. Así pues, en todos esos acuerdos desde el principio del desarrollo de la industria del caucho sintético, ¿la
supresión de la industria del caucho sintético en Estados Unidos formó parte de un plan preconcebido entre la
I.G. por un lado, y el Sr. Howard de la Standard Oil por el otro?
A. Esa es la conclusión que puede extraerse de los hechos anteriores.[27]
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podía materializarse el efecto de un bombardeo en ciertas fábricas.
Específicamente se tuvo en cuenta qué ocurriría si cayeran entre 100 y 500
kilos de bombas sobre cierta fábrica, y cuál sería el resultado de ello.
También es exacto que se utilizó el nombre de Kriegsspiele (juegos de
guerra) para definirlo.
Los juegos de guerra (Kriegsspiele) eran preparados por el Sr. Ritter y el
Dr. Eckell, luego lo fueron en parte por el Dr. von Brunning, si por orden
personal y a iniciativa propia del Dr. Krauch, o por orden de las Fuerzas
Aéreas, es algo que desconozco. Las tareas eran en parte definidas por la
Vermittlung-sstelle W (Oficina de Enlace W), y en parte por los oficiales de
las Fuerzas Aéreas. Un número de oficiales de todas las fuerzas de la
Wehrmacht (Marina, Fuerzas Aéreas y Ejército de Tierra) participaban en
esos juegos de guerra (Kriegsspiele).
Los lugares en los que impactaban las bombas estaban marcados en un
mapa de la planta, de manera que se podía determinar qué partes de la
planta estaban dañadas, por ejemplo un contador de gas o un gaseoducto
importante. Tan pronto como finalizaba el ataque aéreo, la dirección de la
planta establecía los daños e informaba la parte de la planta que tenía que
detener el trabajo; luego informaban del tiempo que les llevaría reparar
los daños. En una siguiente reunión se describían las consecuencias de los
juegos de guerra (Kriegsspiele), determinándose de que en el caso de la
planta de Leuna los daños implicados fueron considerablemente elevados;
se encontró que especialmente las modificaciones de los oleoductos debían
hacerse a un costo considerable[30].
Por consiguiente, durante los años 1930 la I.G. Farben hizo mucho más que
cumplir tan solo las órdenes del régimen Nazi. La Farben fue la propulsora y
directora de los planes Nazi de conquista mundial. La Farben actuó como
organización de inteligencia e investigación para el ejército alemán, e inició
voluntariamente los proyectos de la Wehrmacht. De hecho, el ejército en raras
ocasiones tuvo que dirigirse a la Farben; se calcula que de un 40 a un 50 por ciento de
los proyectos de la Farben para el ejército fueron iniciados por la propia Farben.
Resumiendo, en palabras del Dr. von Schnitzler:
Así pues, actuando como lo hizo, la I.G. contrajo una gran responsabilidad, y
constituyó una ayuda sustancial en el terreno químico, y una ayuda decisiva a
la política exterior de Hitler, que condujo a la guerra y a la ruina de
Alemania. Por tanto, debo concluir que la I.G. es en gran parte responsable
de la política de Hitler.
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Puliendo la imagen pública de I. G. Farben
Esta desagradable imagen de preparativos militares prebélicos era conocida en el
extranjero, y tenía que ser vendida —o camuflada— ante el público estadounidense, a
fin de facilitar la obtención de fondos de Wall Street, y la asistencia técnica a cuenta
de la I.G. Farben en Estados Unidos. Para la labor de vender la fusión de I.G. Farben
con Estados Unidos se eligió una famosa empresa de relaciones públicas de Nueva
York.
A finales de los años 1920 y de los años 20, la más famosa firma de relaciones
públicas era la de Ivy Lee & T.J. Ross, de Nueva York. Anteriormente Ivy Lee había
llevado a cabo una campaña de relaciones públicas para los Rockefeller, para acicalar
el nombre de Rockefeller entre el público estadounidense. La empresa también había
producido un libro de lo más lisonjero titulado URSS, llevando a cabo la misma tarea
de saneamiento para la Unión Soviética —aun cuando los campos de trabajo
soviéticos estaban en pleno auge a finales de los años 20, principios de los 30.
A partir de 1929, Ivy Lee se convirtió en el asesor de relaciones públicas de la
I.G. Farben en Estados Unidos. En 1934 Ivy Lee testificó ante el Comité de
Actividades Anti-Americanas en relación a su trabajo para la Farben.[31] Lee declaró
que la I.G. Farben estaba afiliada con la empresa Farben Estadounidense, y que “la
I.G. Estadounidense es un grupo empresarial que tiene como directores a personas
como Edsel Ford, Walter Teagle, uno de los funcionarios del City Bank…”. Lee
explicó que se le habían pagado 25.000 dólares anuales, por contrato realizado con
Max Ilgner, de la I.G. Farben. Su trabajo era contrarrestar el criticismo formulado
hacia la I.G. Farben dentro de Estados Unidos. El consejo que Ivy Lee le dio a la
Farben en relación a este problema era bastante aceptable:
En primer lugar les dije que nunca en la vida podrían conseguir que el
pueblo estadounidense aceptase el trato que daban a los judíos: que eso
era algo extraño a la mentalidad estadounidense, y nunca podría ser
justificado ante la opinión pública estadounidense, y que resultaba inútil
intentarlo.
En segundo lugar, que cualquier cosa que oliera a propaganda Nazi en este
país era un error, y no debería ser llevado a cabo. Nuestra gente lo
contempla como una intromisión en los asuntos estadounidenses, y que era
un mal asunto.[32]
El pago inicial de 4.500 dólares a Ivy Lee bajo este contrato fue efectuado por
Hermann Schmitz, presidente de la I.G. Farben en Alemania. Fue depositado en la
Nueva York Trust Company bajo el nombre de I.G. Chemic (o la “I.G. Suiza”, tal
como Ivy Lee la denominó). Sin embargo, el segundo y más importante pago de
14.450 dólares fue efectuado por William von Rath, de la I.G. Estadounidense, y
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depositado también por Ivy Lee en la Nueva York Trust Company, abonado en su
cuenta personal. (La cuenta de la empresa estaba en el Chase Bank). Este punto
acerca del origen de los fondos es importante, si consideramos la identidad de los
directores de la I.G. Estadounidense, porque un pago hecho por la I.G.
Estadounidense significa que la mayor parte de los fondos de propaganda Nazi no
eran de origen alemán. Eran fondos estadounidenses, ganados en EE.UU., y bajo el
control de directores estadounidenses, aunque utilizados para la propaganda Nazi en
Estados Unidos.
En otras palabras, la mayor parte de los fondos de propaganda Nazi manejados
por Ivy Lee no se importaron de Alemania. La utilización que se dio a esos fondos
estadounidenses fue sometido a interrogatorio por parte del Comité de Actividades
Anti-Americanas:
Mr. DICKSTEIN. Si no he entendido mal, ¿testificó usted no haber recibido ningún tipo en absoluto de
propaganda, y no haber tenido nada que ver con la distribución de propaganda en este país?
Mr. LEE. No testifiqué que recibiera nada del Sr. Dickstein.
Mr. DICKSTEIN. Entonces eliminaré esa parte de la pregunta.
Mr. LEE. Lo que testifiqué fue que no divulgué nada en absoluto.
Mr. DICKSTEIN. ¿Usted o su empresa recibieron en algún momento publicaciones de propaganda de
Alemania?
Mr. LEE. Sí señor.
Mr. DICKSTEIN. ¿Cuándo fue eso?
Mr. LEE. Oh, hemos recibido —se trata de lo que ustedes denominan propaganda. Hemos recibido montones
de escritos.
Mr. DICKSTEIN. ¿No sabía usted qué eran esas publicaciones, y de qué hablaban?
Mr. LEE. Hemos recibido un sin fin de libros y panfletos y recortes de periódicos y documentos.
Mr. DICKSTEIN. ¿Es de suponer entonces que en su oficina alguien los revisaría y vería de qué trataban?
Mr. LEE. Sí señor.
Mr. DICKSTEIN. Y luego de ver de qué trataban, ¿puedo suponer que usted se guardó algunas copias de los
mismos?
Mr. LEE. En algunos casos sí, y en otros no. Gran parte de ellos estaban, desde luego, en alemán, y tenía lo que
mi hijo me había enviado. Él decía que eran muy interesantes y significativos, y esos los hice traducir, o
párrafos de los mismos[33].
Finalmente, Ivy Lee contrató a Burnham Carter para estudiar nuevas noticias de
prensa estadounidense sobre Alemania, y preparar las adecuadas réplicas pro-Nazi.
Obsérvese que esas comunicaciones alemanas no eran comunicaciones de Farben
sino comunicaciones oficiales de Hitler:
Mr. DICKSTEIN. En otras palabras, usted recibe ese material que trata de las condiciones alemanas en la
actualidad: lo examina y les avisa. No tiene nada que ver con el gobierno alemán, si bien el material, las
publicaciones, son publicaciones oficiales del régimen de Hitler. ¿Es correcto esto?
Mr. LEE. Bien, gran parte de las publicaciones no eran oficiales.
Mr. DICKSTEIN. ¿No eran publicaciones de la I.G.?
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Mr. LEE. No; la I.G. me las envió a mí.
Mr. DICKSTEIN. ¿Puede usted mostrarnos algún resto que le quede del papel que llegó aquí, que tenga algo
que ver con la I.G.?
Mr. LEE. Sí. Expiden un montón de publicaciones. Pero no quiero evitar el tema. No cabe duda, sea como sea,
de que bajo su autoridad he recibido una gran cantidad de material procedente tanto de fuentes oficiales como
no oficiales.
Mr. DICKSTEIN. Exacto. En otras palabras, el material que se envió aquí procedente de la I.G. era material de
divulgación —lo que llamaríamos propaganda con el permiso del gobierno alemán. Pero la distinción que usted
hace en su declaración, según entiendo, es que el gobierno alemán no se lo envió a usted directamente; se lo
envió a través de la I.G.
Mr. LEE. Correcto.
Mr. DICKSTEIN. Y no tiene nada que ver con sus relaciones de negocios en estos momentos.
Mr. LEE. Es correcto
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Alemania recibió todas las acciones B y 400.000 acciones A. Treinta millones de
dólares de bonos convertibles fueron vendidos al público estadounidense, y
garantizados en cuanto a capital e intereses por la I.G. Farben Alemana, que recibió
una opción de compra de un lote adicional por valor de 1.000.000 en acciones A.
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I.G. director
Nacionalidad Otras grandes Asociaciones
Estadounidense
Carl BOSCH Alemán FORD MOTOR CO. AG
Edsel B. FORD Estadounidense FORD MOTOR CO. DETROIT
Dirigió la oficina de I.G. FARBEN N.W.7 (INTELLIGENCE).
Max ILGNER Alemán
Condenado en los juicios por crímenes de guerra de Nuremberg.
F.Ter MEER Alemán Condenado en los juicios por crímenes de guerra de Nuremberg.
Director de la I.G. Farben Alemania y del BANCO DE MANHATTAN
H.A. METZ Estadounidense
(EE.UU.)
C.E. Director del BANCO DE LA RESERVA FEDERAL DE N.Y. y del
Estadounidense
MITCHELL NATIONAL CITY BANK
Presidente de la Junta de I.G. Farben (Alemania), del Deutsche Bank
Herman
Alemán (Alemania) y del BANCO DE INTERNATIONAL SETTLEMENTS.
SCHMITZ
Condenado en los juicios por crímenes de guerra de Nuremberg.
Walter Director del BANCO DE LA RESERVA FEDERAL, de Nueva York y de
Estadounidense
TEAGLE la Standard Oil de New Jersey
W.H. von RATH Nacionalizado Director de GERMAN GENERAL EE.UU. ELECTRIC (A.E.G.)
Paul M. Miembro fundador del BANCO DE LA RESERVA FEDERAL de Nueva
Estadounidense
WARBURG York y del BANCO de MANHATTAN
W.E. WEISS Estadounidense Sterling Products
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Wall Street: Charles Edwin Mitchell, presidente del National City Bank y del
Banco de la Reserva Federal de Nueva York; Edsel B. Ford, Presidente de la
Ford Motor Company; W.C. Teagle, otro director de la Standard Oil de New
Jersey; y Paul Warburg, primer miembro del Banco de la Reserva Federal de
Nueva York y presidente del Bank of Manhattan Co.
www.lectulandia.com - Página 35
fuera determinar la culpabilidad de la guerra. Desde luego, si el propósito de los
juicios fue desviar la atención de la implicación estadounidense en el ascenso de
Hitler al poder, consiguieron totalmente su objetivo.
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Capítulo 3
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Gran Capital están sumamente interesados en la socialización del mundo, para sus
propios propósitos y objetivos, en vez del mantenimiento de un mercado imparcial en
una sociedad libre[38]. La General Electric se aprovechó con largueza del
bolchevismo, del New Deal de Roosevelt, y, tal como veremos seguidamente, del
nacional-socialismo de Hitler en Alemania.
www.lectulandia.com - Página 38
corporación bajo el cártel A.E.G., (así como las instrias del acero y las químicas
comentadas en los capítulos 1 y 2) fue posible gracias a los siguientes préstamos de
Wall Street:
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Fecha de oferta Solicitante del préstamo Banco gestor en EE.UU. Valor nominal de emisión
Allgemeine Elektrizitats
26 ene. 1925 National City Co $10.000.000
Gesellschaft (A.E.G.)
Allgemeine Elektrizitats
9 dic. 1925 National City Co $10.000.000
Gesellschaft (A.E.G.)
Allgemeine Elektrizitats
22 may. 1928 National City Co $10.000.000
Gesellschaft (A.E.G.)
Allgemeine Elektrizitats
7 jun. 1928 National City Co $5.000.000
Gesellschaft (A.E.G.)
www.lectulandia.com - Página 40
internacional de la producción y comercialización de bombillas eléctricas. Clark
Minor y Gerard Swope se convirtieron en directores de Osram[43].
En julio de 1929 surgió un gran interés en los rumores que circulaban en los
círculos financieros alemanes sobre que la General Electric iba también a comprar la
A.E.G. y que se estaban manteniendo conversaciones con tal fin entre A.E.G. y
General Electric[44]. En agosto se confirmó que se habían emitido acciones de A.E.G.
por valor de 14 millones de marcos a nombre de General Electric. Esta participación
en acciones, sumada a las acciones compradas en el mercado abierto, le daban a
General Electric un 25 por ciento de interés en A.E.G. Un convenio más estrecho de
colaboración se firmó entre las dos empresas, aportando a la empresa alemana
tecnología estadounidense y patentes. En los informes de la prensa se remarcaba que
A.E.G. no tendría participación en General Electric, pero que por otro lado General
Electric iba a financiar la expansión de A.E.G. en Alemania[45]. La prensa financiera
alemana indicaba también que A.E.G. no tenía representación en la junta de General
Electric de Estados Unidos, pero que ahora había cinco estadounidenses en la junta
de A.E.G. El Vossische Zeitung hacía constar que,
Hacia 1930, sin que la prensa financiera alemana lo supiera, General Electric
había igualmente conseguido un monopolio técnico efectivo de la industria eléctrica
soviética, y estaba lista para penetrar incluso en los bastiones que quedaban en
Alemania, en concreto el grupo Siemens.
En enero de 1930 tres hombres de General Electric resultaron elegidos para
formar parte de la junta de A.E.G.: Clark H. Minor, Gerard Swope, y E. H. Baldwin,
y la General Electric Internacional (I.G.E.) prosiguió con sus jugadas para fusionar a
la industria eléctrica mundial en un gigantesco cártel bajo el control de Wall Street.
En febrero General Electric se centró en el gigante eléctrico alemán que quedaba,
Siemens & Halske, y si bien fue capaz de conseguir una gran parte de los bonos
emitidos de parte de la empresa alemana por Dillon, Read de Nueva York, la General
Electric no consiguió colocar directores ni participar en la junta de Siemens.
Mientras, la prensa alemana reconocía incluso este limitado control como “un
acontecimiento económico histórico de primer orden, y un paso importante hacia un
futuro trust eléctrico mundial”[47]. Siemens se mantuvo independiente de General
Electric —y esta independencia es importante para nuestra historia. El New York
Times comentaba que:
www.lectulandia.com - Página 41
A.E.G., conserva su independencia para el futuro, y señala que ningún
representante de General Electric se sentará en la junta de directores de
Siemens[48].
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Empresas vinculadas a la General Electric Directores de la Relación de la empresa
Alemana a través de Directores Comunes en General Electric vinculada con el
Electricidad: Alemana (A.E.G.) financiamiento de Hitler:
Financiación directa, ver pág.
Accumulatoran-Fabrik Quandt Pfeffer
55
Osram Mamroth Peierls Financiación directa
Deutschen Babcock-Wilcox Landau Desconocida
Wolff Nathan Kirdorf
Vereinigte Stahlwerke Financiación directa
Goldschmidt
Krupp Nathan Klotzbach Financiación directa
Bucher Flechtheim von
I.G. Farben Financiación directa
Rath
von Rath Wolff Se informó de ella pero no se
Allianz u. Stuttgarten Verein Phoenix
Fahrenhorst documentó.
Thyssen Fahrenhorst Financiación directa
Demag Fahrenhorst Flick
Flechtheim Kirdorf A través de I.G. Farben
Dynamit Gelsenkirchener Bergwerks
Flechtheim Financiación directa
Young Swope Minor
General Electric Internacional A través de A.E.G.
Baldwin
I.G. Farben Estadounidense von Rath A través de I.G. Farben
H Furstenberg
International Bank (Amsterdam) Desconocida
Goldschmidt
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participaciones le dieron a la General Electric Internacional cuatro directores en la
junta de A.E.G., y otro director en Osram, y una influencia importante en las políticas
domésticas internas de esas empresas alemanas. El significado de esa participación de
General Electric es que A.E.G. y Osram fueron destacados proveedores de fondos
para Hitler y su ascenso al poder en la Alemania de 1933. Un comprobante de
transferencia bancaria, de fecha 2 marzo 1933, desde A.E.G. a Delbruck Schickler &
Co., en Berlín, solicita que se depositen 60.000 Reichsmark (RM) en el “Nationale
Treuhand” (National Trusteeship) la cuenta que utilizaba Hitler.
Comprobante original de la transferencia, de fecha 2 marzo 1933, de German General Electric a Delbrück,
Schickler Bank en Berlin, con instrucciones de pago de 60.000 RM a los fondos de la “Nationale Treuhand”
(administrada por Hjalmar Schacht y Rudolph Hess) utilizados para las elecciones de Hitler de marzo 1933.
Fuente: Tribunal Militar de Nuremberg, documento Nº. 391-395.
I.G. Farben fue el más importante de todos los patrocinadores que financiaron
domésticamente a Hitler, y (como se indica en otro lugar), I.G. Farben controlaba a la
I.G. Estadounidense. Además, varios de los directores de A.E.G. estaban también en
la junta de I.G. Farben —es decir, Hermann Bucher, presidente de A.E.G., estaba en
la junta de I.G. Farben, al igual que los directores de A.E.G., Julius Flechtheim y
Walter von Rath. I.G. Farben contribuyó en un 30 por ciento a financiar los fondos
del National Trusteeship (o fondos de la toma de control) de 1933 de Hitler.
Walter Fahrenhorst, de la A.E.G., estaba también en la junta de Phoenix A-G,
Thyssen A-G y de Demag A-G —todos ellos contribuyentes a la financiación de
Hitler. Demag A-G aportó 50.000 RM a los fondos de Hitler, además de tener un
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director en la A.E.G.— el famoso Friedrich Flick, uno de los primeros partidarios de
Hitler, que fue posteriormente condenado en los juicios de Nuremberg.
Accumulatoren Fabrik A-G contribuyó también para Hitler (25.000 RM), además de
tener dos directores en la junta de A.E.G., August Pfeffer y Gunther Quandt. Quandt
poseía personalmente un 75 por ciento de la Accumulatoren Fabrik.
Osram Gesellschaft, en la que General Electric Internacional poseía 16 partes y
dos tercios de intereses directos, tenía también dos directores en la junta de A.E.G.:
Paul Mamroth y Heinrich Pferls. Osram contribuyó directamente aportando 40.000
RM a los fondos de Hitler. La empresa de Otto Wolff, Vereinigte Stahlwerke A-G,
receptora de importantes préstamos de Nueva York en los años 1920, tenía tres
directores en la junta de A.E.G.: Otto Wolff, Henry Nathan y Jakob Goldschmidt.
Alfred Krupp von Bohlen, único propietario de la organización Krupp, y uno de los
primeros partidarios de Hitler, fue miembro del Aufsichtsrat (consejo de
administración) de A.E.G.; Robert Pferdmenges, miembro del Círculo de Amigos de
Himmler, fue también director de A.E.G.
En otras palabras, casi todos los directores alemanes de la General Electric
alemana fueron promotores financieros de Hitler, y estuvieron asociados no solo con
A.E.G. sino también con otras empresas que financiaron a Hitler.
Walter Rathenau[50] se convirtió en director de A.E.G. en 1899, y en los inicios
del siglo veinte era director de más de 100 corporaciones. Rathenau fue también el
autor del “Plan Rathenau”, que guarda un extraordinario parecido con el “Plan
Swope” —es decir, el Nuevo Trato de Franklin Delano Roosevelt, pero escrito por
Swope, de la General Electric. En otras palabras, tenemos la extraordinaria
coincidencia de que los autores de los planes tipo New Deal en Estados Unidos y
Alemania fueron también los principales promotores de quienes los llevaron a cabo:
Hitler en Alemania y Roosevelt en Estados Unidos.
Swope fue presidente de la junta de la General Electric Company y de la General
Electric Internacional. En 1932, los directores estadounidenses de A.E.G, estaban
preponderamente conectados con círculos bancarios y políticos estadounidenses de la
forma siguiente:
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Presidente de General Electric Internacional y Presidente de General Electric Company, director
Gerard del National City Bank (y de otras empresas), director de A.E.G. y de Osram en Alemania. Autor
Swope del New Deal de Franklin Delano Roosevelt, y miembros de numerosas organizaciones de
Roosevelt.
Presidente de la junta de General Electric, y vicepresidente del Banco de la Reserva Federal
Owen
deNueva York. Autor, junto a J. P, Morgan, del Plan Young que reemplazó al Plan Dawes en 1929.
D.Young
(Ver capítulo uno.)
Clark H. Presidente y director de General Electric Internacional, director de British Thomson Houston,
Minor Compania Generale di Electtricita (Italy), y Japan Electric Bond & Share Company (Japan).
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y en beneficio del estado Nazi. El carburo de tungsteno cementado es un ejemplo de
la cooperación entre General Electric y los Nazis. Antes de noviembre de 1928 las
industrias estadounidenses tenían varias fuentes tanto para el carburo de tungsteno
como para las herramientas y troqueles de estampado que contenían esta dura mezcla
de metal. Entre estas fuentes estaban la Krupp Company de Essen, Alemania, y dos
empresas estadounidenses a las que Krupp estaba por aquel entonces enviando y
vendiendo, la Corporación Union Wire Die y Thomas Prosser & Son. En 1928 Krupp
se obligó a sí mismo a conceder licencias bajo patentes de Estados Unidos que poseía
para la Firth-Sterling Steel Company y la Ludlum Steel Company. Antes de 1928,
este carburo de tungsteno, para utilizar en herramientas y troqueles, se vendía en
Estados Unidos a unos 50 dólares la libra (454 gramos).
Las patentes de Estados Unidos que Krupp afirmaba poseer fueron recibidas de
Osram Kommanditgesellschaft, y habían sido previamente asignadas por la Osram
Company de Alemania a la General Electric. Sin embargo, la General Electric
también había desarrollado sus propias patentes, principalmente las patentes Hoyt y
Gilson, abarcando procedimientos que competían con el carburo de tungsteno
cementado. General Electric creía que podría utilizar estas patentes
independientemente, sin infringir ni competir con las patentes de Krupp. Pero en
lugar de utilizar independientemente las patentes de General Electric compitiendo
con Krupp, o de probar sus derechos bajo la ley de patentes, General Electric elaboró
un acuerdo de cártel con Krupp para agrupar las patentes de ambas partes y entregar a
la General Electric el control del monopolio del carburo de tungsteno en Estados
Unidos.
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Comprobante original de la transferencia de fecha 9 marzo 1933, desde AccumulatorenFabrik a Delbrück,
Schíckler Bank de Berlin, con instrucciones para el pago de 25.000 RM a los fondos de “Nationale Treuhand”,
(administrada por Hjalmar Schacht y Rudolph Hess) utilizados para las elecciones de Hitler de marzo 1933.
Gunther Quandt, el accionista mayoritario de Accumulatoren (75 por ciento), también fue director de la General
Electric alemana.
Fuente: Tribunal Militar de Nuremberg, documento NI-391-395.
El primer paso en este acuerdo del cártel lo dio la Carboloy Company, Inc., una
subsidiaria de General Electric, incorporada con el propósito de explotar el carburo
de tungsteno. El precio de los años 1920 de casi 50 dólares la libra fue aumentado por
Carboloy hasta 458 dólares la libra. Obviamente, ninguna empresa podría vender
grandes cantidades de carburo de tungsteno con esta escala de precios, pero el precio
iba a aumentar al máximo el margen de beneficios de General Electric. En 1934
General Electric y Carboloy también pudieron conseguir, comprándola, la licencia
otorgada por Krupp a la Ludlum Steel Company, eliminando así un competidor. En
1936, se indujo a que Krupp se abstuviera de posteriores exportaciones a Estados
Unidos. Parte del precio pagado para eliminar del mercado estadounidense el carburo
de tungsteno fabricado en el extranjero fue el compromiso recíproco de que General
Electric y Carboloy no exportarían desde Estados Unidos. Es así como estas empresas
estadounidenses ataron sus propias manos por contrato, o permitieron que Krupp se
las atase, negando a la industria estadounidense los mercados extranjeros. Carboloy
Company adquirió luego la empresa de Thomas Prosser & Son, y en 1937, por casi 1
millón de dólares, Carboloy adquirió la empresa competidora, Corporación Union
Wire Die. Como se negaban a vender, Krupp cooperó con General Electric y con
Carboloy para persuadir a la Corporación Union Wire Die de que vendiera.
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Entonces empezaron a negarse las licencias de fabricación del carburo de
tungsteno. En 1936 se le negó la licencia a Crucible Steel Company. En 1938 se le
negó la licencia a la Corporación Chrysler. El 25 de abril de 1940 se le negó la
licencia a Triplett Electrical Instrument Company. También se le negó a la General
Cable Company. La Ford Motor Company se opuso enérgicamente durante varios
años a la política de altos precios seguida por la Carboloy Company, y en un
momento dado solicitó el derecho de fabricación para uso propio. Se le negó.
Como resultado de estas tácticas, en 1936 o 1937 la General Electric y su
subsidiaria Carboloy se hicieron con prácticamente el monopolio total del carburo de
tungsteno en Estados Unidos.
Resumiendo, General Electric —con la cooperación de otro promotor de Hitler,
Krupp— obtuvieron conjuntamente para la General Electric el monopolio del carburo
de tungsteno en Estados Unidos. Es por ello que cuando empezó la II Guerra
Mundial, General Electric tenía el monopolio y fijaba el precio de 450 dólares la libra
—casi diez veces más que el precio de 1928— restringiendo consecuente su
utilización en Estados Unidos.
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Porcentaje de producción alemana Empresa estadounidense
Empresa y tipo de producción
en 1939 asociada
Heavy Current Industry General General Electric
40 por ciento
Electric (A.E.G.) Internacional
Siemens Schukert A.G. 40 por ciento Ninguna
Brown Boveri et Cie 17 por ciento Ninguna
Telephone and Telegraph Siemens und
60 por ciento Ninguna
Halske
Lorenz A.G. 85 por ciento I.T.T.
General Electric
Radio Telefunken (A.E.G. After 1941) 60 por ciento
Internacional
Lorenz 35 por ciento I.T.T.
Wire and Cable Felton & Guilleaume
20 por ciento I.T.T.
A.G.
Siemens 20 por ciento Ninguna
General Electric
A.E.G. 20 por ciento
Internacional
www.lectulandia.com - Página 50
comunicaciones, y las municiones del tipo de bombas y minas. Otros fabricados de
guerra consistían en componentes de los faros reflectores, y amplificadores. La
siguiente tabla muestra de forma ostensible la conversión que se realizó para que
produjeran material de guerra:
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Porcentaje de
Total ventas Porcentaje
Año producción
en miles de RM para la guerra %
ordinaria %
1939 12.469 5 95
1940 11.754 15 85
1941 21.194 40 60
1942 20.689 61 39
1943 31.455 67 33
1944 31.205 69 31
Los daños físicos reales de los bombardeos sobre esta planta fueron
insignificantes. Ningún daño grave ocurrió hasta las incursiones aéreas del 20 y 21 de
febrero de 1945, casi próximas al final de la guerra, y para entonces la cobertura
había sido bastante bien estructurada. Las incursiones aéreas cuyas bombas
impactaron en la zona de la planta, y los insignificantes daños producidos, se
relacionan a continuación:
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Fecha
Bombas que impactaron
incursión Daños ocasionados
en la planta
aérea
8 Marzo Sin importancia, pero se destruyeron tres almacenes fuera
30 stick tipo I.B.
1943 de la planta principal.
9 Sept. Ninguna (desperfectos por la Sin importancia, resultaron dañados los cristales y las
1944 explosión) cortinas opacas.
26 Nov. 14.000 lb. HE al aire libre en los Carpintería destruida, rotura de la conducción de agua
1944 terrenos de la fábrica. principal.
20 Feb.
2 HE 3 edificios dañados
1945
21 Feb. Destruido el edificio de administración y trabajos de
5 HE, muchas I.B.'s
1945 esmaltado destruidos por la bombas HE
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Nombre de la filial Ubicación Producto
1 Werk Reiehmannsdoff mit
Unterabteilungen in Wallendorf und Kries Saalfeld Instrumentos de medición
Unterweissbach
2 Werk Marktschorgast Bayreuth Motores de arranque
3 Werk F18ha Sachsen Series transmisoras de onda corta
4 Werk Reichenbach Vogtland Baterías
5 Werk Burglengefeld Sachsen/S.E. Chemnitz Motores de arranque pesados
6 Werk Nuremberg Belringersdorf/Nuremberg Pequeños componentes
7 Werk Zirndorf Nuremberg Motores de arranque pesados
Emisores de 1 KW 250 metros y
8 Werk Mattinghofen Oberdonau onda larga para lanchas
torpederas y submarinos
9 Unterwerk Neustadt Coburg Equipamiento de radar
www.lectulandia.com - Página 54
mucho más profunda— y oficial.
www.lectulandia.com - Página 55
Capítulo 4
www.lectulandia.com - Página 56
aquella época los directores de la Standard Oil de New Jersey tenían no solo
afiliaciones estratégicas de guerra con I.G. Farben, sino que mantenían otros vínculos
con la Alemania de Hitler —incluso hasta el punto de contribuir, a través de las
empresas filiales alemanas, con el fondo personal de Heinrich Himmler, y la
pertenencia como miembros del Círculo de Amigos de Himmler hasta fecha tan
tardía como 1944.
A causa de esta alianza pre-guerra establecida con Farben, la Standard Oil de
New Jersey fue acusada de traición durante la II Guerra Mundial, aun cuando se
desconocían sus actividades en tiempos de guerra dentro del Círculo de Amigos de
Himmler. Las acusaciones de traición fueron vehementemente denegadas por la
Standard Oil. Una de las más destacadas de estas defensas fue publicada por R.T.
Haslam, un director de la Standard Oil de New Jersey, en The Petroleum Times (26
diciembre 1943), bajo el título “Los secretos convertidos en poderosas armas de
guerra a través del acuerdo con I.G. Farben”[58]. Fue un intento de darle la vuelta a
las cosas, y presentar la connivencia pre-guerra como ventajosa para Estados Unidos.
Cualquiera que hayan sido los recuerdos de los tiempos de guerra de la Standard
Oil, y su apresurada defensa, las negociaciones y contratos de 1929 entre la Standard
y la I.G. Farben quedaron registrados en la prensa contemporánea, y describen los
acuerdos entre la Standard Oil de New Jersey y la I.G. Farben, y su intención. En
abril de 1929, Walter C. Teagle, Presidente de la Standard Oil de New Jersey, se
convirtió en director de la recién organizada I.G. Farben Estadounidense. No porque
Teagle se interesase por la industria química sino porque,
Llevaba varios años disfrutando de una muy íntima relación con ciertos
sectores del trabajo de investigación de la industria de la I.G. Farben que
afectaban directamente a la industria petrolera[59].
www.lectulandia.com - Página 57
…La importancia del nuevo contrato aplicado a este país radica en el hecho
de que asegura que el proceso de hidrogenación sea desarrollado
comercialmente en este país bajo la conducción de los intereses petroleros
estadounidenses.[61]
www.lectulandia.com - Página 58
I.G. Farben:
Debido a las décadas de trabajo que han invertido en los combustibles para
motores, los estadounidenses iban por delante de nosotros en cuanto al
conocimiento de los requisitos de calidad que piden los diferentes usos de los
combustibles para motores. En concreto, ellos han desarrollado, a un alto
costo, un gran número de métodos para probar gasolina para usos diferentes.
Basándose en sus experimentos, han reconocido la buena calidad
antidetonante del iso-octano mucho antes de que tuvieran cualquier
conocimiento acerca de nuestro proceso de hidrogenación. Esto lo demuestra
el simple hecho de que en Estados Unidos los combustibles van graduados en
números de octanaje, y el iso-octano se incorporó como el mejor combustible
con el número 100. Todo ese conocimiento pasó a ser nuestro de forma
natural como resultado del acuerdo, que nos ahorró mucho esfuerzo y nos
evitó cometer muchos errores.
www.lectulandia.com - Página 59
Especialmente en el caso del iso-octano, está demostrado lo mucho que
debemos a los estadounidenses porque en nuestro propio trabajo podíamos
echar mano totalmente de la información de los estadounidenses acerca del
comportamiento de los combustibles en los motores. Además, los
estadounidenses nos mantenían constantemente informados de los
progresos en sus procesos de producción y de su posterior desarrollo.
Poco antes de la guerra, se encontró en Estados Unidos un nuevo método
para la producción del iso-octano —la alquilación con isomerización como
paso preliminar. Este proceso, que el Sr. Haslam no menciona en absoluto,
procede totalmente de los estadounidenses, y nos ha llegado a ser conocido
al detalle en sus distintas etapas a través de nuestros acuerdos con ellos,
siendo ampliamente utilizado por nosotros.
www.lectulandia.com - Página 60
satisfaciera nuestro deseo. No podíamos pedírselo contractualmente, y
posteriormente encontramos que el Ministerio de Guerra en Washington
dio su permiso sólo tras largas deliberaciones.
(2) La conversión de insaturados de bajo peso molecular en gasolina
utilizable (polimerización). En este campo se ha realizado mucho trabajo
tanto aquí como en Estados Unidos. Pero los estadounidenses fueron los
primeros en llevar a cabo el proceso a gran escala, lo que nos dio la idea
de desarrollar también nosotros el proceso a una escala técnica mayor.
Pero por encima y más allá de eso, las fábricas construidas según los
procesos estadounidenses están funcionando en Alemania.
(3) También en el terreno de los aceites lubricantes, Alemania, a través del
contrato con Estados Unidos, aprendió de la experiencia, que es
extraordinariamente importante para la guerra actual.
A este respecto, no sólo conseguimos la experiencia de la Standard, sino
que, a través de la Standard, conseguimos las experiencias de la General
Motors así como también de otras grandes empresas de coches
estadounidenses.
(4) Como un ejemplo más del ventajoso efecto para nosotros del contrato
entre IG y la Standard Oil, deberíamos mencionar lo siguiente: en los años
1934 - 1935 nuestro gobierno tenía el mayor interés en reunir del
extranjero existencias de productos petrolíferos minerales especialmente
valiosos (concretamente, gasolina y aceites lubricantes para la aviación), y
tenerlos en reserva por un importe equivalente aproximadamente a 20
millones de dólares a precio de mercado. El gobierno alemán le pidió a la
IG si no sería posible, basándose en sus amistosas relaciones con la
Standard Oil, comprar esta cantidad a nombre de la Farben; pero sin
embargo, como administradora del gobierno alemán. El hecho de que
consiguiéramos efectivamente comprar la cantidad deseada por nuestro
gobierno de la Standard Oil Company estadounidense y de la holandesa —
English Royal — Dutch — del grupo Shell, y transportarla a Alemania, fue
posible únicamente mediante la ayuda de la Standard Oil Co.
www.lectulandia.com - Página 61
En 1924 se constituyó la Ethyl Gasoline Corporación en la ciudad de Nueva York,
con propiedad conjunta por parte de la Standard Oil Company de New Jersey y la
General Motors Corporación, para controlar y utilizar las patentes de EE.UU. para la
fabricar y distribuir el tetraetilo de plomo y el etil fluido en EE.UU. y en el
extranjero. Hasta 1935 la manufactura de estos productos se realizaba únicamente en
Estados Unidos. En 1935 la Ethyl Gasoline Corporación transfirió su conocimiento a
Alemania para ser utilizado en el programa de rearme Nazi. Esta transferencia fue
realizada saltándose las protestas del gobierno de EE.UU.
La intención de Ethyl de transferir su tecnología anti-detonante a la Alemania
Nazi captó la atención del Ejército del Aire en Washington, D.C. El 15 de diciembre
de 1934, E. W. Webb, presidente de la Ethyl Gasoline, fue advertido de que
Washington estaba al corriente de la intención de “constituir una empresa alemana
con la I.G. para fabricar etilo de plomo en aquel país”. El Ministerio de Guerra
indicó que existían enormes reparos ante esta transferencia de tecnología, que podía
“tener las repercusiones más graves” para EE.UU.[63]; que la demanda comercial de
etilo de plomo en Alemania era demasiado escasa para resultar interesante, y que,
…se ha estado afirmando que Alemania se está armando en secreto [y] que
sin duda el etilo de plomo sería una valiosa ayuda para los aviones
militares[64].
La Ethyl Company fue entonces advertida por el Ejército del Aire de que “bajo
ninguna circunstancia, ni usted ni nadie de la junta de directores de la Ethyl
Gasoline Corporación revelará ningún secreto ni ‘conocimiento’ acerca de la
manufactura del tetraetilo de plomo a Alemania”.[65]
El 12 de enero de 1935, Webb envió por correo al Jefe del Ejército del Aire una
“Exposición de los hechos”, que era en realidad una negación de que fuera a
transmitirse un tipo tal de conocimiento técnico; se ofreció a insertar una cláusula en
el contrato para impedir tal tipo de transferencia. Sin embargo, contrariamente a su
compromiso con el Ejército del Aire, la Ethyl firmó posteriormente un acuerdo de
producción conjunta, con la I.G. Farben de Alemania para constituir la Ethyl
G.m.b.H., y con Montecatini en la Italia fascista, para el mismo propósito.
Conviene señalar a los directores de la Ethyl Gasoline Corporación en el
momento en que se produjo esta transferencia:[66] E.W. Webb, presidente y director;
C.F. Kettering; R.P. Russell; W.C. Teagle, de la Standard Oil de New Jersey y
consejero de la Fundación Warm Springs, en Georgia, de Franklin Delano Roosevelt;
F. A. Howard; E. M. Clark de la Standard Oil de New Jersey; A. P. Sloan, Jr.; D.
Brown; J. T. Smith; y W.S. Parish de la Standard Oil de New Jersey.
Los archivos capturados de la I.G. Farben al final de la guerra confirman la
importancia de esta transferencia técnica concreta para la Wehrmacht alemana:
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Desde el inicio de la guerra hemos estado en disposición de producir el
tetraetilo de plomo únicamente porque, poco tiempo antes de que estallase la
guerra, los estadounidenses habían establecido fábricas para nosotros listas
para producirlo, y nos proporcionaron toda la experiencia de que disponían.
De esta manera no necesitamos llevar a cabo la difícil tarea del desarrollo,
ya que podíamos empezar directamente a producir basándonos en la
experiencia que los estadounidenses habían conseguido desde hacía años[67].
Al igual que con la transferencia de tecnología del etilo, la Standard Oil de New
Jersey estuvo asociada íntimamente con el caucho sintético de la I.G. Farben. Una
serie de acuerdos conjuntos del cártel se realizaron a finales de los años 1920, que
apuntaban a un monopolio conjunto mundial del caucho sintético. El Plan Cuatrienal
de Hitler entró en efecto en 1937, y en 1928 la Standard proporcionó a la I.G. Farben
su nuevo proceso con el caucho butílico. Por otro lado, la Standard mantuvo en
secreto el proceso del buna alemán dentro de Estados Unidos y no fue hasta junio de
1940 que se permitió a Firestone y a U.S. Rubber participar en las pruebas del butilo,
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otorgándoles licencia para manufacturar buna. Incluso entonces la Standard intentó
que el gobierno de EE.UU. financiara un programa sobre el buna a gran escala —
reservando sus propios fondos para el más prometedor proceso con el butilo[71].
Así pues, la ayuda de la Standard a la Alemania Nazi no se limitó a la
transferencia de cómo obtener hidrocarburos a partir del carbón, aunque ésta fuera la
más importante. No sólo se transfirió a la I.G. Farben el proceso del tetraetilo, y una
fábrica construida en Alemania, propiedad conjunta de I.G., la General Motors y las
subsidiarias de la Standard; sino que en 1939 la subsidiaria alemana de la Standard
diseñó una planta alemana para el combustible de los aviones. El tetraetilo se enviaba
con carácter urgente para la Wehrmacht, y se prestó gran ayuda para la producción
del caucho butílico, mientras en Estados Unidos se mantenía secreto el proceso de la
Farben para el buna. En otras palabras, la Standard Oil de New Jersey (primero bajo
la presidencia de W.C. Teagle y luego bajo la de W.S. Farish) ayudó sistemáticamente
a la maquinaria Nazi mientras rehusaba ayudar a la de Estados Unidos.
Esta secuencia de acontecimientos no fue casual. El presidente W.S. Farish
argumentó no haber concedido una asistencia técnica tal a la Wehrmacht “…habría
sido injustificado”[72]. La ayuda era experta, abarcaba más de una década, y era tan
fundamental que sin ella la Wehrmacht no podría haber entrado en guerra en 1939.
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Círculo por parte de la sucursal de la Standard Oil, y los pagos individuales por parte
de Lindemann y de Helffrich directores, continuaron hasta 1944, un año antes de que
finalizase la II Guerra Mundial[73].
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Capítulo 5
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Directores Afiliación con otras firmas de Wall Street:
Arthur M. ANDERSON Socio, J.P. MORGAN y New York Trust Company
Hernand BEHN Bank of América
Sosthenes BEHN NATIONAL CITY BANK
F. Wilder BELLAMY Socio de Dominick & Dominick
John W. CUTLER GRACE NATIONAL BANK, Lee Higginson
George H. GARDINER Socio de Davis, Polk, Wardwell, Gardiner & Reed
Allen G. HOYT NATIONAL CITY BANK
Russell C. LEFFINGWELL Socio de J.P. MORGAN y de CARNEGIE CORP.
Bradley W. PALMER Presidente del Comité Ejecutivo de UNITED FRUIT
Lansing P. REED Socio de Davis, Polk, Wardwell, Gardiner & Reed
El National City Bank (NCB), del grupo Morgan estaba representado por dos
directores, Sosthenes Behn y Allen G. Hoyt. Resumiendo, la I.T.T. era una empresa
controlada por Morgan; y ya antes habíamos tenido ocasión de observar el interés de
las empresas bajo control de Morgan en la guerra y revolución en el extranjero, y en
las maniobras políticas en Estados Unidos[75].
En 1930 Behn adquirió el grupo empresarial alemán de la Standard Elekrizitäts
A.G., controlado por I.T.T. (62.0 por ciento de las acciones con voto), A.E.G. (81.1
por ciento de las acciones con voto) y Felton & Guilleaume (seis por ciento de las
acciones con voto). En este trato, la Standard compró dos plantas de fabricación
alemanas, y una mayoría de acciones de la Telefonfabrik Berliner A.G.
I.T.T. consiguió también a las subsidiarias de la Standard en Alemania: la
Ferdinand Schuchardt Berliner Fernsprech-und Telegraphenwerk A.G., así como la
Mix & Genest, de Berlín, y la Suddeutsche Apparate Fabrik G.m.b.H., de
Nuremberg.
De paso es interesante observar que mientras la I.T.T. de Sosthenes Behn
controlaba las empresas de telefonía y las fábricas de manufactura en Alemania, el
tráfico por cable entre EE.UU. y Alemania se hallaba bajo el control de la Deutsch-
Atlantische Telegraphengesellschaft (la Compañía de Cable Atlántico Alemana). Esta
empresa, junto con la Commercial Cable Company y la Western Union Telegraph
Company, tenía un monopolio en las comunicaciones transatlánticas por cable
EE.UU.-Alemania.
En 1925 W.A. Harriman & Company adquirió un bloque de 625.000 acciones de
la Deutsch-Atlantische, y la junta de directores de la firma incluyó a un inusual
abanico de personajes, algunos de los cuales ya los hemos encontrado en otros
lugares. Por ejemplo, incluía a: H.F. Albert, agente de espionaje alemán en Estados
Unidos en la I Guerra Mundial; von Berenberg-Gossler, unos de los primeros socios
comerciales de Franklin D. Roosevelt; y el Dr. Cuno, un antiguo canciller alemán de
la era inflacionaria de 1923. La I.T.T. en Estados Unidos estaba representada en la
junta por von Guilleaume y Max Warburg, de la familia de banqueros Warburg.
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No existen registros que indiquen que la I.T.T. hiciera pagos directos a Hitler
antes de que los Nazi consiguieran el poder en 1933. Por otro lado, a finales de los
años 1930 y en la misma II Guerra Mundial se realizaron numerosos pagos a
Heinrich Himmler a través de las sucursales alemanas de la I.T.T. La primera reunión
entre Hitler y los funcionarios de la I.T.T. —hasta donde sabemos —se registró en
agosto de 1933[76], cuando Sosthenes Behn y el representante de la I.T.T. alemana,
Henry Manne, se reunieron con Hitler en Berchesgaden. Posteriormente, Behn
contactó con el Círculo Keppler (ver el capítulo nueve) y a través de la influencia de
Keppler, el barón Nazi Kurt von Schröder se convirtió en el guardián de los intereses
de la I.T.T. en Alemania. Schröder actuó como intermediario del dinero que la I.T.T.
canalizaba en 1944 hacia la organización de las S.S. de Heinrich Himmler, mientras
se hallaba en curso la II Guerra Mundial, y Estados Unidos estaba en guerra con
Alemania[77].
A través de Kurt Schröder, Behn y su I.T.T. consiguieron acceder a la rentable
industria armamentística alemana, y adquirir intereses sustanciosos en empresas de
armamento alemanas, incluyendo la constructora de aviones Focke-Wolfe. Estas
operaciones con armamento dejaban espléndidos beneficios, que habrían podido ser
repatriados a la empresa matriz en Estados Unidos. Pero fueron reinvertidos en el
rearme alemán. Esta reinversión de beneficios en las empresas de armamento
alemanas sugiere que las afirmaciones de inocencia de Wall Street de los actos ilícitos
de rearme alemán —y realmente ni siquiera sabían las intenciones de Hitler— son
falsas. En particular, la compra por parte de I.T.T. de sustanciales intereses en la
Focke-Wolfe significaba, tal como ha señalado Anthony Sampson, que la I.T.T.
estaba fabricando aviones alemanes utilizados para matar a los estadounidenses y a
sus aliados —y que de esta empresa sacaba una buena tajada.
Con Kurt von Schröder, la I.T.T. tuvo acceso al verdadero núcleo de la élite de
poder Nazi. ¿Quién era Schröder? El barón Kurt von Schröder nació en Hamburgo,
en 1889, en el seno de una familia alemana de antigua raigambre bancaria. Un
anterior miembro de la familia Schröder se trasladó a Londres, cambiando su nombre
por el de Schroder (sin la diéresis) y organizando la empresa bancaria de J. Henry
Schroder en Londres, y la J. Henry Schroder Banking Corporación en Nueva York.
Kurt von Schröder se convirtió también en socio de la Bankhaus privada de Colonia,
la J. H. Stein & Company, fundada en las postrimerías del siglo dieciocho. Tanto
Schröder como Stein habían sido promotores, junto a financieros franceses, del
movimiento separatista alemán de 1919 que intentó separar la rica zona de Renania,
de Alemania y de sus problemas. En esta aventura destacados industriales de Renania
se reunieron en la casa de J. H. Stein el 7 de enero de 1919, organizando pocos meses
después una reunión, con Stein como presidente, para desarrollar el apoyo público
para el movimiento separatista. La acción de 1919 fracasó. El grupo lo intentó de
nuevo en 1923 y encabezó otro movimiento para separar a Renania de Alemania para
pasar a depender de Francia. Este intento también fracasó. Kurt von Schroder se
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vinculó entonces con Hitler y los primeros Nazis, y al igual que en los movimientos
separatistas de 1919 y de 1923 en Renania, Schröder representaba y trabajaba para
los industriales alemanes y para los fabricantes de armas.
A cambio del apoyo financiero e industrial instrumentado por von Schroder, éste
obtuvo posteriormente prestigio político. Inmediatamente después de que los Nazis
llegaran al poder en 1933, Schroder se convirtió en el representante alemán del Banco
de Pagos Internacionales (Bank for International Settlements), —al cual Quigley
denomina el eje del sistema de control internacional—, así como en el dirigente del
grupo de banqueros privados que aconsejaban al Reichsbank alemán. Heinrich
Himmler nombró a Schroder, Líder del Grupo Principal de las S.S., y a su vez
Himmler se convirtió en miembro destacado del Círculo Keppler. (Ver el capítulo
nueve).
En 1938, el Banco Schroder en Londres se convirtió en el agente financiero
alemán en Gran Bretaña, representado en las reuniones financieras por su Director
Gerente (y director del Banco de Inglaterra), F.C. Tiarks. En la II Guerra Mundial el
barón Schroder había conseguido de esta manera una impresionante lista de
conexiones políticas y bancarias que reflejaban su extensa influencia; incluso se
informó al Comité Kilgore de EE.UU. que en 1940 Schroder tenía la suficiente
influencia como para llevar al poder a Pierre Laval en Francia. Tal como las relacionó
el Comité Kilgore, las adquisiciones políticas de Schroder a principio de los años
1940 eran las siguientes:
Grupo para el Comercio Mayorista y Comercio Exterior (Trade Group for Wholesale and Foreign Trade) –
Gerente.
Líder de grupo principal de las SS – Cruz de Hierro de primera y segunda clase
Akademie fur Deutsches Recht (Academia de Derecho de Alemania) – Miembro
Cónsul General en Suecia.
Ciudad de Colonia – Concejal
Cámara de Comercio Internacional – Miembro del comité administrativo.
Universidad de Colonia – Miembro de la junta de consejeros.
Consejo de la Oficina Postal del Reich – Miembro de la junta de asesores.
Fundación del Kaiser Wilhelm – Miembro de la Junta.
Asamblea de Comercio e Industria Alemana – Presidente.
Comité Consultivo de Germanoalbanos – Miembro
Junta de Asuntos Económicos del Reich – Miembro.
Oficina de Compensación de Mercancías – Miembro.
Deutsche Reichsbahn (Ferrocarriles del Imperio Alemán) – Presidente de la junta administrativa.
Comité de Trabajo del Grupo para la Industria y Comercio del Reich – Vicepresidente.
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Bank for International Settlement – Miembro de la directiva.
Deutsche VerkehrsKreditBank, A.G., Berlín (Controlado por el Deutsche Reichsbank) – Presidente de la
Junta de Directores.
Deutsche Ueberseeische Bank (Controlado por el Deutsche Bank, Berlín) – Director[78].
J.H. Stein & Co, Colonia – Socio (la Banque Worms era el corresponsal francés).
Deutsche Reichsbank, Berlín – Asesor de la junta de directores.
Wirtschaftsgruppe Private Bankegewerbe – Líder.
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Justo antes de la II Guerra Mundial, la operación de espionaje de Albert-Papen-
Westrick en Estados Unidos empezó a repetirse, solo que en esta ocasión las
autoridades estadounidenses estaban más alertas. En 1940 Westrick había llegado a
EE.UU., supuestamente como agregado comercial, pero de hecho como representante
personal de Ribbentrop. El sinfín de visitantes de Westrick incluía a destacados
directores de empresas del petróleo y de la industria de EE.UU., y esto hizo que
Westrick atrajera la atención del FBI.
En esta ocasión Westrick se convirtió en director de todas las operaciones de
I.T.T. en Alemania, a fin de proteger los intereses de la I.T.T. durante la esperada
implicación de EE.UU. en la guerra europea[80]. Entre sus otros proyectos, Westrick
intentó persuadir a Henry Ford de que cortase el abastecimiento a Gran Bretaña, y el
trato de favor que los Nazis otorgaron a los intereses de Ford en Francia sugiere que
Westrick tuvo un éxito parcial en neutralizar la ayuda de EE.UU. a Gran Bretaña.
Si bien la conexión comercial más importante de Westrick en Estados Unidos
durante la guerra fue con la International Telephone and Telegraph, también
representó a otras empresas de EE.UU., incluyendo la Underwood Elliott Fisher,
propietaria de la empresa alemana Mercedes Buromaschinen A.G.; la Eastman
Kodak, que tenía una subsidiaria de Kodak en Alemania; y la International Milk
Corporación, con una sucursal en Hamburgo. Entre los tratos realizados por Westrick
(y el que recibió mayor divulgación) fue un contrato para que Texaco suministrase
petróleo a la Marina alemana, que concertó con Torkild Rieber, presidente de la junta
de Texaco Company.
En 1940 Rieber discutió acerca de un trato sobre petróleo con Hermann Goering,
y en Estados Unidos, Westrick trabajaba para la Texas Oil Company. Su automóvil se
compró con fondos de Texaco, y en la solicitud del permiso de conducir Westrick dio
como dirección de trabajo la de Texaco. Estas actividades salieron a la luz pública el
12 de agosto de 1940. Posteriormente Rieber dimitió de Texaco, y Westrick regresó a
Alemania. Dos años después Rieber era presidente de Astilleros y Diques Secos de
Carolina del Sur, supervisando la construcción de buques de la Marina
estadounidense por valor de más de 10 millones de dólares, y uno de los directores de
la Corporación Barber Asphalt, de la familia Guggenheim, y de la Seaboard Oil
Company de Ohio[81].
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& Genest y de otra subsidiaria de I.T.T., la C. Lorenz Company; ambas subsidiarias
de la I.T.T. contribuían monetariamente al Círculo de Amigos de Himmler —es decir,
la caja de dinero negro de las S.S. Nazi. Como mínimo hasta 1944, la Mix & Genest
estuvo contribuyendo con 5.000 RM para Himmler, y la Lorenz con 20.000 RM.
Resumiendo, durante la II Guerra Mundial, la International Telephone and Telegraph
estuvo realizando pagos en efectivo al líder de las S.S. Heinrich Himmler[82]. Estos
pagos capacitaban a la I.T.T. a proteger su inversión en la Focke-Wolfe, una empresa
fabricante de aviones que produjo los aviones de combate utilizados contra Estados
Unidos.
El interrogatorio del 19 de noviembre de 1945 a Kurt von Schröder remarca la
naturaleza deliberada de la estrecha y beneficiosa relación del coronel Sosthenes
Behn, de la I.T.T., Westrick, Schröder, con la maquinaria bélica Nazi durante la
II Guerra Mundial, y que ésa fue una relación deliberada e informada:
Q. En su anterior testimonio usted nos habló de una cantidad de empresas en Alemania en las que la (I.T.T.)
International Telephone and Telegraph Company, o la Standard Electric Company, tenían participación. ¿Tenían
tanto la International Telephone and Telegraph Company como la Standard Electric Company, participaciones
en alguna otra empresa de Alemania?
A. Sí. La Lorenz Company, poco antes de la guerra, tomó una participación del 25 por ciento en la FockeWolfe
A.G., de Bremen. La FockeWolfe estaba fabricando aviones para el Ministerio del Aire alemán. Creo que
posteriormente la FockeWolfe se expandió obteniendo más capital con lo que los intereses de la Lorenz
Company cayeron algo por debajo de ese 25 por ciento.
Q. Por lo tanto esta participación en la FockeWolfe por parte de la Lorenz Company empezó luego de que la
Lorenz Company fuese propiedad casi en su cien por cien, y estuviera controlada, por el coronel Behn a través
de la International Telephone and Telegraph Company?
A. Sí.
Q. ¿Aprobó el coronel Behn esta inversión de la Lorenz Company en la FockeWolfe?
A. Tengo la certeza de que el coronel Behn la aprobó antes de que sus representantes, que estaban en estrecho
contacto con él, aprobasen formalmente la transacción.
Q. ¿En que año la Lorenz Company realizó la inversión que le proporcionó ese 25 por ciento de participación
en la FockeWolfe?
A. Recuerdo que fue poco después de que estallase la guerra, es decir, poco después de la invasión de Polonia
[1939].
Q ¿Estaba Westrick al corriente de todos los detalles de las participaciones de la Lorenz Company en la Focke-
Wolfe, A.G., de Bremen?
A. Sí. Mejor incluso que yo mismo.
Q. ¿Cuál era el volumen de la inversión que la Lorenz Company realizó en la FockeWolfe A.G., de Bremen,
que le dio la participación inicial del 25 por ciento?
A. Inicialmente fue de 250.000 miles de RM, y luego se incrementó sustancialmente, pero no recuerdo la
magnitud de las inversiones adicionales que la Lorenz Company hizo a la FockeWolfe A.G. de Bremen.
Q. Desde 1933, hasta que estalló la Guerra Europea, ¿estuvo el coronel Behn en posición de transferir los
beneficios de las inversiones en estas empresas de Alemania a sus empresas en Estados Unidos?
A. Sí. Aunque hubiera necesitado que sus empresas aceptasen algo menos que los dividendos totales debido a la
dificultad de obtener moneda extranjera (divisas), la mayor parte de los beneficios podrían haber sido
transferidos a la empresa del coronel Behn en Estados Unidos. Sin embargo el coronel Behn eligió no hacer
esto y en ningún momento me pidió si podía hacerlo por él. En lugar de eso, parecía estar perfectamente
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satisfecho de que todos los beneficios de las empresas estuvieran en Alemania, mientras él y los intereses que él
controlaba, reinvertían los beneficios en nuevos edificios y maquinaria, y en cualquier otra explotación
comprometida en producir armamento.
Otra de esas empresas, la Huth and Company, G.m.b.H., de Berlín, fabricaba radios y componentes de radar,
muchos de los cuales fueron utilizados en equipamiento destinado a las Fuerzas Armadas alemanas. La Lorenz
Company, por lo que recuerdo, [tenía] un 50 por ciento de participación en Huth and Company. La Lorenz
Company tenía también una pequeña sucursal que actuaba como agente de ventas de la Lorenz Company para
clientes privados.
Q. Usted ha sido miembro de la junta de directores de la Lorenz Company, desde más o menos 1935 hasta la
actualidad. Durante este tiempo, Lorenz Company y algunas de las demás empresas, como la FockeWolfe en la
que tenía una participación importante, estuvieron comprometidas en la fabricación de equipamiento para el
armamento y la producción de guerra. ¿Sabía usted, o escuchó alguna vez cualquier protesta realizada por el
coronel Behn o por sus representantes contra estas empresas comprometidas en esas actividades que preparaban
a Alemania para la guerra?
A. No.
Q. Afirma usted que no se le solicitó en ninguna otra ocasión, ya fuera por parte de Westrick, Mann [sic], el
coronel Behn, o de cualquier otra persona conectada con los intereses de la International Telephone and
Telegraphic Company en Alemania, que interviniera en nombre de la empresa con las autoridades alemanas.
A. Sí. No recuerdo ninguna solicitud de que interviniera en ningún asunto de la Lorenz Company ni de ningún
otro de los intereses de la International Telephone and Telegraph en Alemania.
He leído el documento de este interrogatorio, y juro que las respuestas que he dado a las preguntas de los Sres.
Adams y Pajus son ciertas a mi leal saber y entender.
S/ Kurt von Schröder
Fue esta historia de la cooperación entre I.T.T. y los Nazis durante la II Guerra
Mundial, y la asociación de la I.T.T. con el Nazi Kurt von Schröder lo que la I.T.T.
quería esconder —y casi lo consigue. James Stewart Martin relata como, durante las
reuniones de planificación de la División de Finanzas de la Comisión de Control se le
asignó trabajar con el capitán Norbert A. Bogdan, quien de paisano era vicepresidente
de la Corporación Bancaria J. Henry Schroder de Nueva York. Martin refiere que el
“Capitán Bogdan se había opuesto enérgicamente a la investigación del Stein Bank,
argumentando que era marginal”.[83] Poco después de bloquear esta maniobra, dos
miembros permanentes del personal de Bogdan solicitaron permiso para investigar al
Stein Bank —a pesar de que Colonia todavía no había caído ante las tropas
estadounidenses. Martin recuerda que “La División de Inteligencia bloqueó ésta”, y
por tanto parte de la información de la operación de I.T.T. y el Stein-Schröder Bank
sobrevivió.
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Capítulo 6
Alguien dijo en una ocasión que sesenta familias habían dirigido los destinos
de la nación. Bien podría decirse que si alguien centrara la atención en las
veinticinco personas que manejan las finanzas de la nación, quedarían
realmente de manifiesto quienes de verdad hacen las guerras.
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estaríamos en guerra. Ellos quieren la guerra porque hacen dinero con esos
conflictos —de la miseria humana que las guerras traen.
Por otro lado, si investigamos qué hay detrás de estas declaraciones públicas lo
que encontramos es que Henry Ford y el hijo, Edsel Ford, han estado ambos en
vanguardia de los empresarios estadounidenses que apuestan por ambos lados de toda
valla ideológica, en busca de beneficios. Según el propio criterio de Ford, los Ford se
encuentran entre los elementos “destructivos”.
Fue Henry Ford quien en los años 1930 construyó la primera planta de
automóviles modernos de la Unión Soviética (localizada en Gorki), y quien en los
años 50 y 60 fabricó los camiones utilizados por los norvietnamitas para transportar
armas y municiones para utilizar contra los estadounidenses[85]. Casi a la vez, Henry
Ford fue también en más famoso de los partidarios extranjeros de Hitler, siendo
recompensado en los años 1930 con la más alta condecoración Nazi otorgada a los
extranjeros por su prolongado apoyo.
Este favoritismo Nazi suscitó un aluvión de polémicas en Estados Unidos, y
acabó degenerando en un intercambio de notas diplomáticas entre el gobierno alemán
y el Departamento de Estado. Mientras que en público Ford manifestaba que no le
gustaban los gobiernos totalitarios, en la práctica lo que encontramos es que
deliberadamente Ford se aprovechó de ambos bandos en la II Guerra Mundial —de
las plantas francesas y alemanas que fabricaban vehículos en beneficio de la
Wehrmacht (Fuerzas Armadas), y de las plantas estadounidenses, que fabricaban
vehículos en beneficio del ejército de EE.UU.
Las protestas de inocencia de Henry Ford sugieren, como veremos en este
Capítulo, que él no aprobaba que los financieros judíos se beneficiasen de la guerra
(como algunos han hecho), pero si los que sacaban provecho de la guerra eran los
anti-semitas Morgan[86] y Ford, entonces era algo aceptable, moral y “constructivo”.
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un gran retrato de Henry Ford. En la antesala hay una gran mesa cubierta de
libros, casi todos ellos traducción de un libro escrito y publicado por Henry
Ford[88].
El mismo informe del New York Times comentaba que el domingo anterior Hitler
había pasado revista al,
El Times hacía una clara distinción entre los partidos monárquicos alemanes y el
partido fascista anti-semita de Hitler. Se hizo notar que Henry Ford, ignorando a los
partidarios de la monarquía Hohenzollern, colocó su dinero en el movimiento
revolucionario hitleriano.
Estos fondos de Ford fueron utilizados por Hitler para fomentar la rebelión
bávara. La rebelión fracasó, Hitler fue capturado, y posteriormente fue llevado a
juicio. En febrero de 1923, en el juicio, el vicepresidente del parlamento bávaro,
Auer, testificó:
Hitler recibió una leve y cómoda condena de cárcel por sus actividades
revolucionarias en Baviera. Descansar de ocupaciones más activas le permitió
escribir Mein Kampf. El libro de Henry Ford, The International Jew, distribuido
anteriormente por los Nazis, fue traducido por ellos a una docena de idiomas, y Hitler
utilizó fragmentos del libro, palabra por palabra, al escribir Mein Kampf[90].
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Más adelante veremos que el patrocinio de Hitler a finales de los años 20 y
principios de los 30 procedió de los cárteles industriales químicos, del acero y
eléctricos, en vez de directamente empresarios individuales. En 1928 Henry Ford
fusionó sus activos alemanes con los del cártel químico de la I.G. Farben. Una
cuantiosa participación, el 40 por ciento de la Ford Motor A.G. de Alemania, fue
transferido a la I.G. Farben; Carl Bosch, de I.G. Farben, se convirtió en director de la
Ford A.G. Motor en Alemania. Simultáneamente, Edsel Ford en Estados Unidos se
unía a la junta de la I.G. Farben Estadounidense. (Ver capítulo dos).
El tema de la medalla Nazi fue recogido en una conferencia dada por el Secretario
de Interior, Harold Ickes, en Cleveland. Ickes criticaba tanto a Henry Ford como al
coronel Charles A. Lindbergh por aceptar medallas Nazi. Lo interesante de la
conferencia de Ickes, ofrecida en un banquete de la Sociedad Sionista de Cleveland,
era su valoración de los “judíos acaudalados” y su adquisición y uso de la fortuna:
Un error que comete un millonario no judío recae sólo sobre él, pero un paso
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en falso hecho por un judío acaudalado recae sobre toda la raza. Es duro e
injusto, pero es un hecho que debemos encarar.[93]
Quizás Ickes se estaba refiriendo de refilón a los papeles jugados por los Warburg
en el cártel de la I.G. Farben: los Warburg estaban en la junta de I.G. Farben en
EE.UU. y Alemania. En 1938 los Warburg estaban siendo expulsados de Alemania
por los Nazis. Otros judíos alemanes, como los banqueros Oppenheim, hicieron las
paces con los Nazis y fueron reconocidos con el “estatus de ario honorífico”.
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Ford-Werke A.G.— y así ejecutar las políticas Nazi de una “Gran Europa” en las
plantas de la Ford en Amsterdam, Amberes, París, Budapest, Bucarest, y Copenague:
Dollfuss reveló que los beneficios procedentes de estos negocios alemanes eran
ya de 1.6 millones de francos, y que los beneficios netos de 1941 no eran inferiores a
los 58.000.000 de francos —porque los alemanes pagaban inmediatamente la
producción de Ford. Al recibir estas noticias, Edsel Ford telegrafió:
Me place escuchar que están haciendo progresos. Sus cartas son de lo más interesantes. Soy totalmente
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consciente de las grandes dificultades bajo las que trabajan. Espero que usted y su familia estén bien.
Saludos.
Fdo. Edsel Ford[97]
Si bien hay pruebas de que las plantas en Europa propiedad de intereses de Wall
Street no fueron bombardeadas por las Fuerzas Aéreas estadounidenses en la
II Guerra Mundial, esta limitación no alcanzó, aparentemente, al mando de los
bombardeos británicos.
En marzo de 1942, las fuerzas aéreas británicas (Royal Air Force – RAF)
bombardearon la planta de Ford en Poissy, Francia. Una carta posterior de Edsel Ford
al gerente general de Ford, Sorenson, comentaba acerca de la incursión aérea de la
RAF, “Las fotografías del incendio de la planta aparecieron publicadas en
periódicos estadounidenses, pero afortunadamente no se hizo referencia alguna a la
Ford Motor Company”[98]. En cualquier caso, el gobierno de Vichy pagó 38 millones
de francos a la Ford Motor Company como compensación por los daños ocasionados
en la planta de Poissy. La prensa estadounidense no se hizo eco de esto, y
difícilmente hubiera sido apreciado por aquellos estadounidenses que luchaban contra
el Nazismo. Dubois sostiene que esos mensajes privados desde la Ford en Europa se
le transmitían a Edsel Ford a través del Ayudante del Secretario de Estado,
Breckenridge Long. Es el mismo secretario Long que un año después suprimió los
mensajes privados a través del Departamento de Estado en relación al exterminio de
judíos en Europa. La divulgación de esos mensajes posiblemente pudiera haberse
utilizado para ayudar a aquellas desesperadas personas.
Un informe del servicio de inteligencia de los bombarderos de las Fuerzas Aéreas
Estadounidenses, escrito en 1943, remarcaba que,
Los Molotov rusos habían sido desde luego fabricados por las fábricas
construidas por Ford en Gorki, Rusia. En Francia durante la guerra, la producción de
automóviles de pasajeros fue totalmente reemplazada por los vehículos militares, y
con tal propósito se añadieron tres grandes naves a la fábrica de Poissy. La
construcción principal contenía unas 500 herramientas mecánicas, “todas importadas
de Estados Unidos, incluyendo una linda muestra de algunos de los tipos más
complejos, tales como la talladora de engranajes Gleason, los automatismos Bullard
y las perforadoras Ingersoll”[100].
Ford extendió también hasta el Norte de África sus actividades en tiempos de
guerra. En diciembre de 1941 una nueva empresa Ford, la Ford-Afrique, fue inscrita
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en Francia concediéndole todos los derechos de la anterior Ford Motor Company,
Ltd. de Inglaterra en Algeria, Túnez, el Marruecos francés, el Ecuador francés, y
África Occidental Francesa. África del Norte no era accesible a la Ford británica por
lo que esta nueva empresa Ford —inscrita en la Francia ocupada por Alemania— fue
estructurada para colmar el vacío. Los directores eran pro-Nazis e incluían a Maurice
Dollfuss (la persona de contacto de Edsel Ford) y a Roger Messis (descrito por el
cónsul general de EE.UU. en Argel como “conocido en esta oficina por su reputación
de falta de escrúpulos, está considerado que es 100 por cien pro-alemán”)[101].
El cónsul general de Estados Unidos informaba también de que en Argel era
frecuente la propaganda sobre
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Capítulo 7
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Durante el juicio a Hitler de 1924, en Munich, se
aportaron pruebas de que el Partido Nazi recibía
20.000 $ de los empresarios de Nuremberg. El nombre
más interesante de esa época es el de Emil Kirdorf,
que anteriormente había actuado como intermediario
en el financiamiento de la participación alemana en la
Revolución Bolchevique[106]. Según sus propias
palabras, el papel de Kirdorf en el financiamiento de
Hitler fue así:
En 1925 la familia Hugo Stinnes aportó fondos para convertir el semanario Nazi
Volkischer Beobachter en una publicación diaria. Putzi Hanf-Staengl, amigo y
protegido de Franklin D. Roosevelt, aportó los fondos restantes. La tabla 7-1 resume
las contribuciones financieras conocidas hasta el momento, y las asociaciones
empresariales de contribuyentes de Estados Unidos. Putzi no aparece en la tabla 7-1
puesto que no era ni empresario ni financiero.
A principios de los años 1930 la ayuda financiera a Hitler empezó a fluir con más
facilidad. En Alemania se celebraron una serie de reuniones, documentadas en varias
fuentes de forma irrefutable, entre empresarios alemanes, el propio Hitler, y con
frecuencia con los representantes de Hitler, Hjalmar Sehaeht y Rudolf Hess. El punto
decisivo es que los empresarios alemanes que financiaban a Hitler eran
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predominantemente directores de cárteles con asociaciones, titulares, colaboradores o
que tenían algún tipo de conexión subsidiaria estadounidense. Por lo general, los
patrocinadores de Hitler no fueron empresas de origen puramente alemán, ni
representantes de empresas familiares alemanas. Exceptuando a Thyssen y Kirdoff,
en la mayoría de los casos eran empresas multinacionales —es decir, I.G. Farben,
A.E.G., DAPAG, etc. Estas multinacionales se habían constituido mediante créditos
estadounidenses en los años 20, y a principios de los años 1930 tenían directores
estadounidenses y una importante participación financiera estadounidense.
Un caudal de fondos extranjeros políticos que no se ha considerado aquí es el
documentado de la petrolera Royal Dutch Shell, el gran competidor de los años 20 y
30 de la Standard Oil, y gigantesca creación del empresario anglo-holandés Sir Henri
Deterding. Ha sido opinión generalizada que Henri Deterding financió personalmente
a Hitler. Esto es algo que, por ejemplo, argumenta el biógrafo Glyn Roberts en The
Most Powerful Man in the World (El hombre más poderoso del mundo). Roberts
remarca que Deterding había quedado impresionado por Hitler ya en 1921:
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mercado alemán del petróleo. Por tanto, deben haber existido algunas contribuciones,
pero no han sido demostradas.
De forma similar, en Francia (el 11 de enero de 1932), Paul Fauré, miembro de la
Chambre des Députés, acusó a la empresa industrial francesa de Schneider-Creuzot
de financiar a Hitler —y de forma accesoria implicó a Wall Street en otros canales de
financiamiento[111].
El grupo Schneider es una famosa empresa francesa fabricante de armas. Tras
recordar la influencia de Schneider en la implantación del fascismo en Hungría, y sus
extensas operaciones armamentísticas internacionales, Paul Fauré se vuelve hacia
Hitler, y cita del periódico francés Le Journal, “que Hitler había recibido 300.000
francos suizos en oro” de suscripciones abiertas en Holanda a cargo de un profesor
universitario llamado von Bissing. La planta de Skoda en Pilsen, afirmó Paul Fauré,
estaba controlada por la familia francesa Schneider, y fueron los directores de Skoda,
von Duschnitz y von Arthaber, los que realizaron las subscripciones para Hitler.
Fauré concluía diciendo que:
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interrogadores del Proyecto Dustbin que:
El libro de Thyssen I Paid Hitler, publicado en 1941, se supone que fue escrito
por el propio Fritz Thyssen, aunque Thyssen niega su autoría. El libro afirma que los
fondos destinados a Hitler —sobre un millón de marcos— procedían directamente del
propio Thyssen. I Paid Hitler contiene otras afirmaciones no corroboradas, por
ejemplo que Hitler era en realidad un descendiente de un hijo ilegítimo de la familia
Rothschild. La abuela de Hitler, la señora Schickelgruber, habría sido supuestamente
una criada en el hogar de los Rothschild, quedando embarazada mientras estaba allí:
Thyssen concertó un crédito de 250.000 marcos para Hitler, a través de este banco
holandés vinculado a los Harriman. El libro de Thyssen, repudiado posteriormente,
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declara que procedentes de Thyssen llegaron tanto como un millón de marcos.
Desde luego, los socios estadounidenses de Thyssen eran miembros relevantes del
estamento financiero de Wall Street. Edward Henry Harriman, el magnate de los
ferrocarriles del siglo diecinueve, tuvo dos hijos: W. Averell Harriman (nacido en
1891), y E. Roland Harriman (nacido en 1895). En 1917 W. Averell Harriman era un
director de la Guaranty Trust Company, y estuvo implicado en la Revolución
Bolchevique[117] Según su biógrafo, Averell empezó su carrera por el escalafón más
bajo, como empleado y jornalero tras dejar Yale en 1913, desde donde “fue
ascendiendo firmemente hacia cargos de mayor responsabilidad en el terreno del
transporte y las finanzas”[118]. Además de su cargo de director en la Guaranty Trust,
Harriman constituyó en 1917 la Merchant Shipbuilding Corporación (corporación de
astilleros mercantes), que pronto se convirtió en la flota mercante más grande
navegando con bandera estadounidense. Esta flota se deshizo en 1925, y Harriman se
introdujo en el lucrativo mercado ruso[119].
Al disolver esos tratos rusos en 1929, Averell Harriman percibió unos inesperados
beneficios de 1 millón de dólares de los generalmente testarudos soviéticos, que
tienen la reputación de no regalar nada, sin algún actual o futuro quid pro quo.
Paralelamente a estos provechosos movimientos en finanzas internacionales, a
Averell Harriman siempre le resultó atractivo el denominado servicio “público”. En
1913 el servicio “público” de Harriman empezó con un nombramiento en la
Comisión Palisades Park. En 1933 Harriman fue nombrado presidente del Comité de
Empleo del Estado de Nueva York, y en 1934 se convirtió en jefe administrativo del
NRA (Administración Nacional de Recuperación) de Roosevelt —la creación de
Gerard Swope, de la General Electric, como la de Mussolini[120]. A ello siguieron un
montón de cargos “públicos”, primero en el programa Lend Lease (Préstamo -
arrendamiento), luego como embajador en la Unión Soviética, más tarde como
Secretario de Comercio.
Por el contrario, E. Roland Harriman limitó sus actividades a los negocios
privados en finanzas internacionales, sin aventurarse, como hizo su hermano Averell,
en el servicio “público”. En 1922 Roland y Averell formaron la W. A. Harriman &
Company. Posteriormente Roland se convirtió en presidente de la junta de la Union
Pacific Railroad y en director de la revista Newsweek, de la Mutual Life Insurance
Company, de Nueva York, miembro del consejo de administración de la Cruz Roja
Estadounidense, y miembro del Museo de Historia Natural Estadounidense.
Hendrik Jozef Kouwenhoven financiero nazi, amigo de Roland Harriman y
director en la Union Banking Corporación en Nueva York, fue director gerente del
Bank voor Handel en Scheepvaart N.V. (BHS), de Rotterdam. En 1940 el BHS
mantenía aproximadamente 2.2 millones de dólares en activos en la Union Banking
Corporación, que a su vez realizaba la mayoría de sus negocios con el BHS[121]. En
los años 1930 Kouwenhoven también fue director del Vereinigte Stahlwerke A.G., el
cártel del acero fundado con financiación de Wall Street a mediados de los años 1920.
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Al igual que el barón Schroder, fue un destacado partidario de Hitler.
Otro director de la Union Banking Corporación de Nueva York fue Johann
Groeninger, un individuo alemán con numerosas vinculaciones industriales y
financieras involucrando Vereinigte Stahlwerke, el grupo de August Thyssen, y un
cargo de director en August Thyssen Hutte A.G.[122]
Esta asociación e intereses comerciales mutuos entre Harriman y los intereses de
Thyssen no sugieren que los Harriman financiaran directamente a Hitler. Por otro
lado, lo que sí muestra es que los Harriman estaban íntimamente conectados con
Nazis importantes como Kouwenhoven y Groeninger y con un principal banco nazi,
el Bank voor Handel en Scheepvaart. Todo parece indicar que los Harriman conocían
el apoyo de Thyssen a los Nazis. En el caso de los Harriman, es importante tener
presente su duradera e íntima relación con la Unión Soviética, y la posición de
Harriman en el centro del New Deal de Roosevelt y del partido Demócrata. Las
pruebas sugieren que algunos miembros de la élite de Wall Street estaban conectados
con, y ciertamente tenían influencia con, todas las agrupaciones políticas relevantes
en el espectro socialista del mundo contemporáneo —el socialismo Soviético, el
nacional-socialismo de Hitler, y el socialismo del New Deal de Roosevelt.
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parlamento fue utilizado por Hitler como pretexto para abolir los derechos
constitucionales. Resumiendo, tras pocas semanas del mayor financiamiento a Hitler
se produjo una secuencia vinculada de acontecimientos importantes: la contribución
financiera de destacados banqueros e industriales a las elecciones de 1933, la quema
del Parlamento, la anulación de los derechos constitucionales y la consecuente toma
del poder por el Partido Nazi.
La reunión para recoger fondos tuvo lugar el 20 de febrero
de 1933 en el domicilio de Goering, quien por aquel
entonces era presidente del Parlamento, con Hjalmar
Horace Greeley Schacht actuando como anfitrión. Entre
los presentes, según von Schnitzler, de I.G. Farben, se
hallaban:
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exigir mayores sacrificios. Espero que el pueblo alemán reconozca la
grandeza del momento[125]
Al acabar de hablar Hitler, Krupp von Bohlen expresó el apoyo de los industriales
y banqueros reunidos en forma de una financiación política de tres millones de
marcos. Resultó ser más que suficiente para conseguir el poder, puesto que tras las
elecciones todavía quedaban sin gastar 600.000 marcos.
Hjalmar Schacht organizó esta reunión histórica. Antes describimos ya los
vínculos de Schacht con Estados Unidos: su padre era el cajero de la sucursal en
Berlín de Equitable Assurance, y Hjalmar estaba íntimamente vinculado con Wall
Street, casi con periodicidad mensual.
El mayor contribuyente de la financiación fue I.G. Farben, que se comprometió a
aportar el 80 por ciento del total (o sea, 500.000 marcos). El director A. Steinke, de
BUBIAG (Braunkohlen-u. Brikett-Industrie A.G.), subsidiaria de I.G. Farben, aportó
personalmente otros 200.000 marcos. Resumiendo, el 45 por ciento de los fondos
destinados a las elecciones de 1933 procedieron de I.G. Farben. Si echamos un
vistazo a los directores de la I.G. Farben Estadounidense —la sucursal en EE.UU. de
la I.G. Farben— nos acercamos a los orígenes de la implicación de Wall Street con
Hitler. La junta de la I.G. Farben Estadounidense de la época estaba compuesta por
algunos de los nombres más prestigiosos de los industriales estadounidenses: Edsel
B. Ford, de la Ford Motor Company; C.E. Mitchell, del Banco de la Reserva Federal
de Nueva York, y Walter Teagle, director del Banco de la Reserva Federal de Nueva
York, de la Standard Oil Company de New Jersey, y Presidente de la Fundación
Warm Springs, en Georgia, de Franklin D. Roosevelt.
Paul M. Warburg, primer director del Banco de la Reserva Federal de Nueva York
y presidente del Banco de Manhattan, fue un director de Farben, y su hermano Max
Warburg fue también director de I.G. Farben en Alemania. H. A. Metz, de I.G.
Farben, también fue director del Banco de Manhattan de Warburg. Por último, Carl
Bosch, de la I.G. Farben estadounidense, fue también un director de la Ford Motor
Company A-G en Alemania.
En los Juicios por Crímenes de Guerra de Nuremberg se encontró culpables a tres
miembros de la I.G. Farben Estadounidense: Max Ilgner, F. Ter Meer, y Hermann
Schmitz. Como hemos remarcado, los miembros estadounidenses de la junta, Edsel
Ford, C. E. Mitchell, Walter Teagle, y Paul Warburg, no fueron juzgados en
Nuremberg, y por lo que se refiere a los registros, parece ser que ni siquiera fueron
interrogados acerca de su conocimiento sobre la financiación de 1933 a Hitler.
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importe de sus aportaciones, es el siguiente:
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Contribuciones políticas
Importe Porcentaje total
de empresas (con directores
prometido de la firma
asociados seleccionados)
Verein fuer die Bergbaulichen Interessen
$ 600.000 45.8
(Kitdorf)
I.G. Farbenindustrie
400.000 30.5
(Edsel Ford, C.E. Mitchell, Walter Teagle, Paul Warburg)
Automobile Exhibition, Berlín
100.000 7.6
(Reichsverbund der Automobilindustrie S.V.)
A.E.G., German General Electric
60.000 4.6
(Gerard Swope, Owen Young, C.H. Minor, Arthur Baldwin)
Demag 50.000 3.8
Osram G.m.b.H.
40.000 3.0
(Owen Young)
Telefunken Gesellsehaft ruer
85.000 2.7
drahtlose Telegraphic
Accumulatoren-Fabrik A.G.
25.000 1.9
(Quandt de A.E.G.)
Total de la industria 1.310.000 99.9
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Karl Hermann 300.000
Director A. Steinke (BUBIAG Braunkohlen—u. Brikett — IndustrieA.G.) 200.000
Director Karl Lange (Geschaftsfuhrendes Vostandsmitglied des Vereins Deutsches Maschinenbau
50.000
— Anstalten)
Dr. F. Springorum (Presidente: Eisenund Stahlwerke Hoesch A.G.) 36.000
Con la presente le informamos que hemos autorizado al Dresdner Bank de Frankfurt/M. a pagarle mañana por
la mañana: RM 400.000 que usted utilizará a favor de la cuenta “NATIONALE TREUHAND” (National
Trusteeship).
Respetuosamente,
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I.G. Farbenindustrie Aktiengesellschaft por orden de:
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(Firmado) (Firmado)
SELCK BANGERT
A estas alturas deberíamos haber notado los esfuerzos realizados para desviar la
atención de los financieros estadounidenses (así como de los financieros alemanes
conectados con empresas estadounidenses asociadas) que estuvieron implicados en la
financiación de Hitler. Generalmente la culpa del financiamiento de Hitler se suele
hacer recaer exclusivamente en Fritz Thyssen o en Emil Kirdorf. En el caso de
Thyssen esta culpabilización fue difundida ampliamente a través de un libro de
supuesta autoría de Thyssen en mitad de la II Guerra Mundial, pero que
posteriormente él repudió[128]. Porqué Thyssen habría de querer admitir tales
acciones antes de la derrota del nazismo queda sin explicar.
Emil Kirdorf, que murió en 1937, siempre estuvo orgulloso de estar vinculado
con el auge del nazismo. El intento de limitar la financiación de Hitler a Thyssen y a
Kirdorf se prolongó durante los juicios de Nuremberg en 1946, siendo desafiado
únicamente por el delegado soviético. Incluso el delegado soviético se mostró reacio
a aportar evidencias de las asociaciones estadounidenses; no resulta extraño dado que
la Unión Soviética depende de la buena voluntad de esos mismos financieros para la
transferencia de la adelantada tecnología occidental que tanto necesitan en la URSS.
En Nuremberg, se realizaron afirmaciones y se permitió que quedasen
incuestionadas, que eran directamente contrarias a las evidencias conocidas directas
que se han indicado anteriormente. Por ejemplo, Buecher, Director General de la
General Electric Alemana, resultó absuelto de simpatizar con Hitler:
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[129]
Nunca volví a oír nada sobre el tema [de financiar a Hitler], pero creo que
tanto la oficina de Goering como la de Schacht o la Reichsverband der
Deutschen Industrie habían pedido a la oficina de Bosch o de Schmitz el pago
de la parte de IG para financiar las elecciones. Como no retomé el asunto de
nuevo, ni siquiera en aquella época llegué a saber si, ni qué importe, había
sido pagado por IG. Según el volumen de IG, la estimación que haría de la
participación de IG debería rondar el 10 por ciento de los fondos de las
elecciones, pero hasta donde sé no existe prueba alguna de que I.G. Farben
participase en los pagos.[130]
Como hemos visto, son irrefutables las pruebas en relación a las aportaciones
políticas en efectivo para Hitler en el momento crucial de la toma de poder en
Alemania —y el anterior discurso de Hitler a los industriales revelaba con claridad
que lo que intentaban premeditadamente era una toma de poder a la fuerza.
Sabemos exactamente quién contribuyó, y con qué cantidad, y a través de qué
canales. Es significativo que los mayores contribuyentes —I.G. Farben, General
Electric Alemania (y su empresa asociada Osram), y Thyssen— estuvieran todos
asociados a financieros de Wall Street. Esos financieros de Wall Street estaban en el
núcleo de la élite financiera, y destacaban en la política estadounidense
contemporánea. Gerard Swope, de la General Electric, era el autor del New Deal de
Roosevelt; Teagle era uno de los principales administradores de la NRA
(Administración Nacional de Recuperación); Paul Warburg y sus asociados de la I.G.
Farben estadounidense eran consejeros de Roosevelt. Quizás no sea una coincidencia
extraordinaria que el New Deal de Roosevelt —llamado una “medida fascista” por
Herbert Hoover— se haya parecido tan estrechamente al programa de Hitler para
Alemania, y de que ambos, tanto Hitler como Roosevelt, asumieran el poder el
mismo mes del mismo año —marzo 1933.
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Capítulo 8
A partir de estas variadas amistades (o quizá, después de leer este libro y los que
le preceden, Wall Street and Franklin Delano Roosevelt, y Wall Street and the
Bolshevik Revolution, el lector pueda considerar que las amistades de Putzi se
limitaron a un círculo particularmente elitista), Putzi se convirtió no sólo en uno de
los primeros amigos, patrocinador y proveedor de fondos de Hitler, sino que entre
esos primeros partidarios de Hitler él fue “…casi la única persona que traspasó la
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línea de su grupo de conocidos (de Hitler)”[134].
Resumiendo, Putzi fue un ciudadano estadounidense en el núcleo del entorno de
Hitler desde principios de los años 1920 hasta finales de los años 1930.
En 1943, tras perder el favor de los Nazis, y ser internado por los aliados, Putzi
fue rescatado de las miserias de un campo de prisioneros de guerra canadiense por su
amigo y protector, el presidente Franklin D. Roosevelt. Cuando las acciones de
Franklin D. Roosevelt amenazaron convertirse en un problema político interno en
Estados Unidos, Putzi fue internado nuevamente en Inglaterra.
Como si no fuera suficiente sorpresa encontrar tanto a Heinrich Himmler como a
Franklin D. Roosevelt destacando en la vida de Putzi, descubrimos también que los
temas de las marchas de las tropas de asalto Nazi fueron compuestas por Hanfstaengl,
“incluyendo la que fue interpretada por las columnas de camisas pardas mientras
desfilaban a través de la Puerta de Brandenburgo el día que Hitler tomó el
poder”[135]. Culminando esta revelación, Putzi aseveraba que el origen del canto
Nazi “Sieg Heil, Sieg Heil”, utilizado en las masivas manifestaciones nazi, no era
sino el “Harvard, Harvard, Harvard, rah, rah, rah”[136].
Evidentemente Putzi ayudó a financiar la primera prensa diaria Nazi, el Volkische
Beobachter. Que salvase la vida de Hitler ante los comunistas es algo menos
verificable, y a pesar de que se mantuvo al margen el verdadero proceso de escritura
del Mein Kampf —muy a su pesar— Putzi tuvo el honor de financiar su publicación,
“y el hecho de que Hitler se encontrase con toda una plantilla de personal
funcionando cuando fue liberado de la cárcel se debió totalmente a nuestros
esfuerzos”[137].
Cuando Hitler llegó al poder en marzo de 1933, simultáneamente con Franklin
Delano Roosevelt en Washington, se envió un “emisario” privado desde Roosevelt en
Washington, D.C. hasta Hanfstaengl en Berlín, con un mensaje en el sentido de que
como parecía que Hitler pronto llegaría al poder en Alemania, Roosevelt esperaba, en
vista de que se conocían desde hacía mucho tiempo, que Putzi haría todo lo posible
para impedir ninguna temeridad ni exaltación. “Piensa que tocas el piano, e intenta y
usa la sordina si las cosas suben de tono”, fue el mensaje de Franklin Delano
Roosevelt. “Si las cosas empiezan a complicarse, por favor contacta de inmediato
con nuestro embajador”.
Hanfstaengl se mantuvo en contacto permanente con el embajador estadounidense
en Berlín, William E. Dodd —aparentemente muy en contra suya, porque los
comentarios grabados de Putzi sobre Dodd son netamente poco halagadores:
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humildemente como si todavía estuviera en su campus universitario. Su mente
y sus prejuicios eran pequeños[138]
Como observa Farago, “Bill de Ropp jugaba el juego en los dos equipos —un
agente doble ocupando lo más alto”[140]. Putzi fue igual de diligente avisando a sus
amigos, los Hermann Goerings, sobre los espías potenciales su campo. Observen el
siguiente extracto de las memorias de Putzi, en las que con dedo acusador señala
como espía al jardinero de Goering…
“Herman”, le dije un día, “Te apuesto lo que quieras a que el tipo ése,
Greinz, es un espía de la policía”. “En realidad, Putzi”, interrumpió Karin
[la esposa de Herman Goering], “es una buena persona, y un jardinero
espléndido”. “Está haciendo lo que debería hacer un espía”, le dije a ella,
“se ha convertido en indispensable”[141].
En 1941 Putzi perdió el favor de Hitler y de los Nazis, huyó de Alemania, y fue
internado en un campo de prisioneros de guerra canadiense. Con Alemania y Estados
Unidos ahora en guerra, Putzi re-calculó las posibilidades y concluyó: “Ahora sé sin
lugar a dudas que Alemania debería ser derrotada”[142]. La liberación de Putzi del
campo de prisioneros de guerra ocurrió por intervención personal de su viejo amigo,
el presidente Roosevelt:
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Un día un corresponsal de prensa de Hearts llamado Kehoe obtuvo
permiso para visitar Fort Hens. Me las arreglé para intercambiar con él
algunas palabras en un rincón. “Conozco bien a tu jefe”, le dije. “¿Me
harías un pequeño favor?”. Afortunadamente reconoció mi nombre.
Le di una carta, que se metió en el bolsillo. Estaba dirigida al secretario de
estado estadounidense, Cordell Hull. Pocos días después estaba sobre el
escritorio de mi amigo del Club Harvard, Franklin Delano Roosevelt. En
ella me ofrecía para actuar como consejero de guerra psicológica y
política en la guerra contra Alemania.[143]
Actualmente debería estar totalmente claro que esa acción no podía ser
atribuida al partido comunista. Hasta qué punto individuos nacional-
Utilizar el paso subterráneo, con todas sus complicaciones, era posible tan
solo para los nacional-socialistas; el avance y huida del grupo incendiario
fue factible sólo con la connivencia de empleados de alto nivel del
Parlamento. Todas las pistas, todas las posibilidades apuntan
concluyentemente en una dirección, a concluir que el incendio del
Parlamento fue obra de los nacional-socialistas[146]
Según el Nazi Kurt Ludecke, había existido un documento firmado por el líder de
las S.A.[149] (milicias) Karl Ernst —que supuestamente inició el incendio siendo
posteriormente asesinado por sus colegas Nazis— que implicaba a Goering,
Goebbels, y a Hanfstaengl en la conspiración.
(Washington)
19 diciembre 1933
Mi apreciado Dr. Magers:
Quiero manifestarle mi agradecimiento por el ejemplar de su librito sobre mi y el “Nuevo Trato”. A pesar de
Esta carta explica porqué el coronel Bogdan del ejército de EE.UU., antiguamente
de la Corporación Bancaria Schroder de Nueva York, estaba ansioso por desviar la
atención de los investigadores del ejército estadounidense de la posguerra lejos del
J. H. Stein Bank de Colonia hacia los “bancos más grandes” de la Alemania Nazi.
Era el Stein Bank el que conservaba los secretos de las asociaciones entre las filiales
estadounidenses y las autoridades Nazi mientras tenía lugar la II Guerra Mundial. Los
intereses financieros de Nueva York no podían saber la naturaleza exacta de esas
transacciones (y en particular, la naturaleza de cualquiera de los registros que
pudieran haber sido guardados por sus socios alemanes), pero sabían que podía muy
bien quedar algún registro de sus tratos en tiempos de guerra —suficiente para
sacarles los colores ante el público estadounidense. Fue esta posibilidad la que el
coronel Bogdan trató en vano de evitar.
La General Electric Alemana sacó buen provecho de su asociación con Himmler
y con otros destacados Nazis. Varios miembros de la camarilla de Schroder fueron
directores de A.E.G., siendo el más relevante Robert Pferdmenges, que no solo
perteneció como miembro a los Círculos Keppler o Himmler, sino que fue socio de la
casa bancaria arianizada Pferdmenges & Company, sucesora de la anterior casa
bancaria judía Sal Oppenheim, de Colonia. Waldemar von Oppenheim logró el
discutible honor (para un judío alemán) de “Ario honorífico” y fue capaz de
proseguir con su empresa bancaria de vieja raigambre bajo Hitler, conjuntamente con
Pferdmenges.
¿Por qué fue retirado de circulación el original holandés en 1922? Porque “Sidney
Warburg” no existía, y un tal “Sidney Warburg” se otorgaba la autoría. Desde 1933,
el libro de “Sidney Warburg” ha sido promovido por distintos interesados, unos
presentándolo como falsificación y otros como verdadero documento. La familia
Warburg se ha tomado grandes molestias para corroborar su falsedad.
¿Qué es lo que dice el libro? ¿Qué afirma el libro que ocurrió en Alemania a
principios de los años 1930? Y, ¿tienen esos acontecimientos algún parecido con los
hechos que sabemos que son ciertos a partir de otras evidencias?
Desde el punto de vista de la metodología de investigación, es preferible asumir
Hay momentos en los que quiero dar la espalda a un mundo lleno de tantas
intrigas, engaños, estafas y manipulaciones con el mercado de valores…
¿Sabe lo que nunca puedo comprender? Cómo es posible que personas de
carácter bueno y honesto —de lo cual tengo sobradas pruebas— participen
Shoup describe luego a “Sidney Warburg” como “el hijo de uno de los mayores
banqueros de Estados Unidos, miembro de la entidad bancaria Kuhn, Loeb & Co., de
Nueva York”. “Sidney Warburg” le cuenta luego a Shoup que él (“Warburg”) quiere
registrar para la historia de qué manera el nacional-socialismo fue financiado por
financieros de Nueva York.
La primera parte del libro se titula simplemente “1929”. Cuenta que en 1929 Wall
Street tenía importantes créditos pendientes en Alemania y Austria, y que esos
créditos, en su mayoría, habían quedado congelados. Si bien Francia era
económicamente débil y temía a Alemania, Francia estaba también consiguiendo la
“parte del león” en los fondos de indemnizaciones que se estaban financiando desde
Estados Unidos. En junio de 1929, tuvo lugar una reunión entre los miembros del
Banco de la Reserva Federal y los principales banqueros estadounidenses para decidir
qué hacer con Francia, y concretamente para trampear su petición de compensaciones
alemanas. A la reunión asistieron (según el libro de “Warburg”), los directores del
Guaranty Trust Company, los “Presidentes” de los Bancos de la Federal Reserve,
además de cinco banqueros independientes, el “joven Rockefeller”, y Glean, de la
Royal Dutch Shell. Según el texto, Carter y Rockefeller “dominaron los debates. Los
demás escuchaban y asentían con la cabeza”.
El acuerdo general al que se llegó en la reunión de banqueros fue que la única
manera de liberar a Alemania de las garras financieras francesas era mediante una
revolución, ya fuera comunista o germano-nacionalista. En una anterior reunión se
había acordado previamente contactar con Hitler para “intentar descubrir si estaba
receptivo a recibir apoyo financiero estadounidense”. Ahora presuntamente
Rockefeller había visto hacía poco un folleto germano-estadounidense sobre el
movimiento nacional socialista de Hitler, y el propósito de este segundo encuentro
era determinar si “Sidney Warburg” estaba preparado para ir a Alemania como correo
para contactar personalmente con Hitler. Se calculaba que esta política daría como
resultado una petición de ayuda francesa a Estados Unidos y a Inglaterra “en temas
internacionales implicando la eventual agresión de Alemania”. Hitler no tenía
porqué saber el propósito de la ayuda de Wall Street. Se dejaría a “su lógica y a su
ingenio el descubrir los motivos que se escondían tras la propuesta”. “Warburg”
aceptó la misión que se le proponía y abandonó Nueva York hacia Cherbourg sobre el
Ilê de Francia, “con pasaporte diplomático y cartas de recomendación de Carter,
Tommy Walker, Rockefeller, Glean y Herbert Hoover”.
Aparentemente, “Sidney Warburg” hubo algunas dificultades para reunirse con
Hitler. El cónsul estadounidense en Munich no tuvo mucho éxito en establecer
contacto con los Nazis, y finalmente Warburg acudió directamente al alcalde
Deutzberg de Munich, “con una recomendación del cónsul estadounidense” y una
solicitud para guiar a Warburg hacia Hitler. A continuación Shoup presenta extractos
En octubre de 1931, Warburg recibió una carta de Hitler, que trasladó a Carter, de
la Guaranty Trust Company, y a raíz de ello se convocó otra reunión de banqueros en
las oficinas de la Guaranty Trust Company. Es esa reunión las opiniones estaban
divididas. “Sidney Warburg” informaba de que Rockefeller, Carter, y McBean
estaban a favor de Hitler, en tanto que el resto de financieros estaban indecisos.
Montague Norman, del Banco de Inglaterra, y Glean, de la Royal Dutch Shell,
argumentaban que los 10 millones de dólares entregados a Hitler era ya demasiado, y
que Hitler nunca actuaría. Los reunidos acabaron finalmente acordando seguir
ayudando a Hitler en principio, y Warburg fue de nuevo comisionado con una misión
de mensajería y regresó a Alemania.
En este viaje, según se informa, Warburg comentó los asuntos alemanes con “un
banquero judío” en Hamburg, con un magnate de la industria, y con otros partidarios
de Hitler. Una reunión fue con el banquero von Heydt y un “Luetgebrunn”. Este
último declaró que los milicianos Nazi no estaban totalmente equipados, y que las
S.S. necesitaban desesperadamente ametralladoras, revólveres y carabinas.
En la siguiente reunión de Warburg con Hitler, Hitler argumentó que “los
soviéticos todavía no pueden pasar sin nuestros productos industriales. Les daremos
crédito, y si no soy capaz de bajar de las nubes a Francia por mí mismo, entonces los
soviéticos me ayudarán”. Hitler dijo que tenía dos planes para asumir el poder en
Alemania:
(a) el plan de la revolución, y
(b) el plan de asumir el poder legalmente.
El primer plan sería cuestión de tres meses, el segundo, de tres años. Se citaba a
Hitler diciendo que “la revolución cuesta quinientos millones de marcos, asumir
legalmente el poder cuesta cientos de millones de marcos —¿qué decidirán vuestros
banqueros?”. Cinco días después, llegó un cablegrama de la Guaranty Trust para
Warburg, y se lo menciona en el libro como sigue:
Se aceptaron los 15 millones de dólares para la vía de la toma legal del poder, no
para el plan revolucionario. El dinero se transfirió desde Wall Street a Hitler a través
de Warburg, de la siguiente manera: 5 millones de dólares a ser pagados a
Mendelsohn & Company, Amsterdam; 5 millones de dólares a Rotterdamsehe
Bankvereinigung, de Rotterdam; y 5 millones de dólares a la “Banca Italiana”.
Warburg viajó a cada uno de esos bancos, donde según se informa se encontró
con Heydt, Strasser y Hermann Goering. Los grupos dispusieron que se extendieran
cheque a nombres diferentes en distintas ciudades de Alemania. En otras palabras, los
fondos fueron “blanqueados” según la tradición moderna, para encubrir su
procedencia de Wall Street. En Italia, se dice que el grupo pagador fue recibido en la
oficina principal del banco por su presidente, y mientras esperaban en esa oficina les
presentaron a Warburg, Heydt, Strasser, y Goering dos fascistas italianos, Rossi y
Balbo. Tres días después del pago, Warburg regresó a Nueva York desde Génova, en
el Savoya. Una vez más, pasó su informe a Carter, Rockefeller, y al resto de
banqueros.
La tercera parte de “Financial Sources of National Socialism” se titula
únicamente “1933”. Esta parte narra la tercera y última reunión de “Sidney Warburg”
con Hitler —la noche en que fue quemado el Parlamento. (En el capítulo ocho
habíamos remarcado la presencia del amigo de Roosevelt, Putzi Hanfstaengl, en el
Parlamento). En este encuentro Hitler informó a Warburg de los progresos Nazi en la
toma legal del poder. El Partido nacional-socialista había triplicado su envergadura
desde 1931. Se habían realizado depósitos masivos de armas cerca de las fronteras
alemanas con Bélgica, Holanda y Austria —pero para ser entregadas, esas armas
debían ser pagadas en efectivo. Hitler pidió un mínimo de 100 millones de marcos
para hacerse cargo de la fase final del programa de toma de poder. El Guaranty Trust
cablegrafió a Warburg ofreciéndole un máximo de 7 millones de dólares, pagaderos
de la siguiente manera: 2 millones de dólares en el Renania Joint Stock Company de
Dusseldorf (la sucursal alemana de la Royal Dutch), y 5 millones de dólares en otros
bancos. Warburg informó a Hitler de esta oferta, quien pidió que los 5 millones de
dólares fueran enviados a la Banca Italiana, en Roma, y, (aunque el informe no lo
diga así) supuestamente los otros dos millones de dólares fueron pagados en
Dusseldorf. El libro finaliza con la siguiente declaración de Warburg:
En el libro de Papen hay dos partes del Apéndice II. La primera es una
declaración de James P. Warburg; la segunda es la declaración jurada, fechada el 15
de julio de 1949.
El párrafo que inicia la declaración informa de que en 1933 la editorial holandesa
de Holkema y Warendorf publicó De Geldbronnen van Het Nationaal-Socialisme.
Drie Gesprekken Met Hitler, y añade que:
Es decir, por un lado Warburg afirma que nunca ha visto ninguna copia del libro
de “Sidney Warburg”, y por otro lado dice que es “difamatorio”, y pasa a elaborar
una detallada declaración jurada, abordándola frase a frase para refutar la
información de un libro ¡que supuestamente afirma no haber visto nunca! Resulta
muy difícil aceptar la validez de la afirmación de Warburg de que “nunca, hasta hoy,
he visto una copia del libro”. Porque si realmente no lo ha visto, entonces la
declaración jurada no tiene ningún valor.
James Warburg añade que el libro de “Sidney Warburg” es “obviamente anti-
semita” y la orientación de la declaración de Warburg es que la historia que cuenta
De forma similar, el Chase Bank de Rockefeller fue acusado de colaborar con los
Nazis en la II Guerra Mundial en Francia, mientras Nelson Rockefeller tenía un
tranquilo trabajo en Washington D.C.:
Estas dos situaciones [es decir, Ford y el Chase Bank] nos convencen de que
es imperativo investigar de inmediato sobre el terreno las actividades de las
filiales de por lo menos algunas de las mayores empresas estadounidenses
que estuvieron funcionando en Francia durante la ocupación alemana[173]…
memorando
29 mayo 1945
El teniente general Lucius D. Clay, como asistente del General Eisenhower, dirige activamente el elemento
estadounidense del Consejo de Control de Alemania. Los tres principales asesores del general Clay en la
plantilla del Consejo de Control son:
1. El embajador Robert D. Murphy, que está a cargo de la División Política.
2. Louis Douglas, al cual el general Clay describe como “mi asesor personal en temas económicos, financieros
y gubernamentales”. Douglas dimitió como Director del Presupuesto en 1934; y durante los ocho años
siguientes atacó las políticas fiscales gubernamentales. Desde 1940, Douglas ha sido presidente de la Mutual
Life Insurance Company, y desde diciembre de 1944, ha sido director de la Corporación General Motors.
3. El general de brigada William Draper, que es director de la División Económica del Consejo de Control. El
general Draper es socio de la entidad bancaria de Dillon, Read y Co.
El New York Times del domingo llevaba el anuncio del personal clave que había
nombrado el general Clay y el general Draper para la División Económica del
Consejo de Control. Los nombramientos incluían a los siguientes:
1. R.J. Wysor, que estará a cargo de los temas metalúrgicos. Wysor fue Presidente
de la Republic Steel Corporación desde 1937 hasta fecha reciente, y antes de ello
estuvo asociado con Aceros Bethlehem, Corporación Siderúrgica Jones y Laughlin,
Steel Corporación, y con la Republic Steel Corporación.
2. Edward X. Zdunke, que supervisará la sección de ingeniería. Antes de la guerra
el Sr. Zdunke fue presidente de la General Motors de Amberes.
3. Philip Gaethke estará a cargo de las operaciones de minería. Gaethke estuvo
anteriormente vinculado con Cobres Anaconda, y fue gerente de sus operaciones y
minas en la Alta Silesia antes de la guerra.
4. Philip P. Clover se encargará de manejar los temas del petróleo. Anteriormente
fue un delegado en Alemania de la Compañía Petrolera Socony Vacuum.
5. Peter Hoglund manejará los problemas de producción industrial. Hoglund está
en excedencia de la General Motors, y se comenta que es un experto en la producción
alemana.
6. Calvin B. Hoover se hará cargo del grupo de inteligencia del Consejo de
Control, y será también asesor especial del general Draper.
El 9 de octubre de 1944, en una carta al editor del New York Times, Hoover
escribió lo siguiente:
Durante todo el período que duraron nuestros contactos empresariales, no tuvimos indicio alguno de la parte en
que Farben estuvo en connivencia con las brutales políticas de Hitler. Ofrecemos todo tipo de ayuda que
podamos dar para ver que toda la verdad sea traída a la luz, y que se aplique firme justicia.
F.W. Abrams,
Presidente de la Junta
Señor Presidente, quizá le interesaría saber que los cabecillas de I.G. Farben
y otros, cuando les preguntamos acerca de estas actividades, en ocasiones
preferían mostrarse muy indignados. Su actitud general y expectativas eran
de que la guerra había acabado, y que ahora debíamos ayudarles a rescatar
a I.G. Farben y a la industria alemana para que se pusieran de nuevo en pie.
Algunos de ellos han exteriorizado que este interrogatorio e investigaciones
eran, a su entender, tan solo un fenómeno de corta duración porque tan
Conclusiones
Hemos demostrado con evidencia documental una cantidad de asociaciones
fundamentales entre los banqueros internacionales de Wall Street y la subida de Hitler
y el Nazismo en Alemania.
Primero: Wall Street financió los cárteles alemanes a mediados de los años
1920, que a su vez procedieron a llevar a Hitler al poder.
Segundo: que el financiamiento para Hitler y para sus matones callejeros de las
S.S. procedieron en parte de asociados o sucursales de empresas
estadounidenses, incluyendo a Henry Ford, en 1922; los pagos de I.G. Farben y
General Electric, en 1933; seguidos de los de la Standard Oil de New Jersey y
los pagos subsidiarios de la I.T.T. a Heinrich Himmler hasta 1944.
Tercero: que las multinacionales estadounidenses controladas por Wall Street se
beneficiaron espléndidamente del programa de construcción militar de Hitler en
los años 1930, y por lo menos hasta 1942.
Cuarto: que esos mismos banqueros internacionales utiizaron la influencia
política en EE.UU. Para encubrir su colaboración en tiempos de guerra, y para
hacerlo infiltraron la Comisión de Control de EE.UU. para Alemania.
Pero ése no era el primer intento de hacer entrar en la guerra a Estados Unidos, ni
el último. Los intereses de Morgan, de común acuerdo con Winston Churchill,
intentaron que EE.UU. entrase en la primera Guerra Mundial ya en 1915,
consiguiéndolo en 1917. El libro Lusitania, de Colin Thompson implica al presidente
EL PROGRAMA
El programa del Partido Obrero Alemán está limitado en cuanto a su ejercicio. Los líderes no intentan, una vez
logrados los objetivos anunciados en el mismo, establecer nuevos objetivos, simplemente a fin de incrementar
artificialmente el descontento de las masas, y de garantizar la existencia continuada del Partido.
1. Exigimos la unión de todos los alemanes para formar una Gran Alemania basada en el derecho a la
autodeterminación que disfrutan las naciones.
2. Exigimos igualdad de derechos para el pueblo alemán en sus acuerdos con las demás naciones, y la abolición
del Tratado de Paz de Versalles y St. Germain.
3. Exigimos tierra y territorio (colonias) para el sustento de nuestro pueblo y para el asentamiento de nuestro
excedente de población.
4. Nadie excepto los miembros de la nación pueden ser ciudadanos del Estado. Nadie excepto aquellos con
sangre alemana, sea cual sea su religión, pueden ser miembros de la nación. Por tanto, ningún judío puede ser
miembro de la nación.
5. Nadie que no sea ciudadano del Estado puede vivir en Alemania, excepto en calidad de visitante, y debe
contemplarse como estando sujeto a leyes extranjeras.
6. El derecho a votar el gobierno del Estado y la legislación ha de ser disfrutado solo por los ciudadanos del
Estado. Exigimos por tanto que todos los nombramientos oficiales, sean de la clase que sean, ya sean en el
Reich, provincias o en pequeñas localidades, deben ser otorgados únicamente a ciudadanos del Estado. Nos
oponemos al corrupto hábito del Parlamento de llenar las vacantes simplemente con miras a las consideraciones
de partido y sin consultar el carácter o capacidad.
7. Exigimos que el Estado tenga como primer deber el promover la industria y el medio de vida de los
ciudadanos del Estado. Si no es posible alimentar a toda la población del Estado, los nacionales extranjeros (no
ciudadanos del Estado) deben ser excluidos del Reich.
8. Debe evitarse toda inmigración no alemana. Exigimos que todos los no alemanes que entraron en Alemania
con posterioridad al 2 de agosto de 1914, sean inmediatamente obligados a abandonar el Reich.
9. Todos los ciudadanos del Estado serán iguales en lo relativo a derechos y obligaciones.
10. El primer deber de cada ciudadano del Estado debe ser trabajar con su mente o con su cuerpo. Las
actividades del individuo no pueden estar en conflicto con los intereses de la totalidad, sino que deben proceder
dentro del marco de la comunidad y ser para el bien común.
Por tanto exigimos:
11. La abolición de todos los ingresos que no procedan del trabajo.
ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD DEL INTERÉS
12. A la vista del enorme sacrificio de la vida y la propiedad que cada guerra exige de una nación, el
enriquecimiento debido a una guerra debe ser contemplado como un crimen contra la nación. Exigimos por
tanto que sean confiscadas implacablemente todas las ganancias obtenidas por guerra.
13. Exigimos la nacionalización de todos los negocios que hasta el momento se han constituido como empresas
(Trusts)
14. Exigimos que los beneficios del comercio mayorista sean repartidos
15. Exigimos un desarrollo amplio de provisiones para la vejez.
15 de diciembre de 1934
Prueba documental No, 144
(manuscrito) Mr. Webb ha enviado copias a los otros directores
Copia a: Mr. Alfred P. Sloan, Jr., General Motors Corp., Nueva York City,
Mr. Donaldson Brown, General Motors Corp., Nueva York City.
15 de diciembre de 1934
Mr. E. W. Webb,
Presidente de Ethyl Gasoline Corporación,
185 E, 42nd Street,
Nueva York City.
H.M. Jr.: Frank, ¿puedes hacernos un breve resumen del tema de I.T.&T.?
Mr. Coe: Sí señor. A propósito, ayer o hace pocos días I.T. &T. transfirió u obtuvo 15 millones de dólares de
sus deudas, pagaderos a ellos por el gobierno español, y ellos estaban autorizados a hacerlo bajo nuestro
permiso general, por lo que es correcto. Sin embargo, es parte de su representación para nosotros, parte de un
trato para la venta de la empresa en España, por lo que con eso están intentando obligarnos. Bin, la propuesta
que nos vienen planteando desde hace años, en diferentes formas, ahora toma esta forma. Pueden conseguir sus
efectos a cobrar saldados en dólares, cosa que hasta ahora decían que no habían podido —o sea 15 millones de
dólares ahora y 10 millones de dólares, u 11 millones, más tarde. Ellos venderán la empresa a España y a
cambio obtendrán un valor de 30 millones en bonos —bonos del gobierno español— que deberán ser
amortizados durante un número de años y a duras penas a un ritmo de 2 millones por año, y ellos van a recibir
el 90% de esas exportaciones a fin de amortizar los bonos más rápido, si han de exportarlo a Estados Unidos.
H. M. Jr.: Como el comerciante de valores convertibles que mencioné antes en mi discurso.
Mr. Coe: Correcto. El gobierno español. Lo están deseando, dicen que son capaces de conseguir garantías del
gobierno español, de que esto no será, de que las acciones que el gobierno español pretenden revender no irán a
parar a nadie de la lista negra, y todo eso. En algunas de las negociaciones que hemos tenidos con ellos en las
últimas semanas, estaban deseando seguir adelante con esto. Nuestras dudas en este asunto se relacionan con
dos cosas; primero, que no se puede confiar en Franco, y de que si son capaces —si Franco es capaz de vender
50 millones de dólares del valor de las acciones de esta empresa en España en el próximo lapso de tiempo,
también puede muy bien venderlo a intereses proalemanes. Parece dudoso que fuera capaz de deshacerse de
ello con los españoles, por tanto esto es lo primero. Lo segundo no podemos documentarlo demasiado, pero
creo que está más marcado en mi mente que en las de los de fondos exteriores y de los abogados. Tampoco creo
que podamos confiar realmente en Behn.
Mr. White: Sin duda no se puede.
Mr. Coe: Tenemos aquí el archivo de las entrevistas, que se remontan bastante atrás, que algunos de sus
hombres tuvieron con Behn —Klaus fue uno de ellos— en las cuales Behn decía que había mantenido
conversaciones con Goering, con la propuesta de que Goering mantuviera la propiedad de I.T.&T. en Alemania,
y como pueden recordar, I.T.&T. intentó aquí comprar General Aniline y convertirla por lo tanto en una
empresa estadounidenses, y eso forma parte del trato en el que Behn le dijo a State y a nuestros abogado con
toda franqueza, que había discutido. Pensó que proteger la propiedad era totalmente correcto: eso fue antes de
que entrásemos en la guerra,
H. M., Jr.: No lo recuerdo,
Mr. Coe: Ahora el hombre a cargo de sus propiedades es Westrick, que recuerda que vino aquí y que estuvo
involucrado con Texaco. Ellos intentaron de todas las maneras posibles amañar anteriormente algún trato para
escapar. Están liados con los principales grupos alemanes, etc. Por otro lado, el Ministerio de Asuntos
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United States Army Air Force, Aiming point report No. 1.E.2 of May 29, 1943.
Sr. Dillon, un banquero de Nueva York de origen judío al que admiro mucho, me dijo
‘en su lugar, yo no firmaría el plan’”. <<
también Walter Rathenau, In Days to Come, (Londres: Allen & Unwin, n.d.) <<
<<
<<
Asuntos Militares. Scientific and Technical Mobilization, (78º Congreso, 1.ª sesión, S.
702), Parte 16, (Washington: Imprenta del gobierno, 1944), p. 939. Citada de ahora
en adelante como Scientific and Technical Mobilization (Movilización científica y
técnica). <<
1189-94. <<
Anthony Sampson, The Sovereign State of I.T.T., (Nueva York: Stein & Day, 1973).
<<
Esos informes fueron investigados por el F.B.I. sin pruebas que saliera a luz. Ver el
Subcomité para Investigar la Administración de la Ley de Seguridad Interior, Comité
de lo Judicial del Senado de Estados Unidos, Morgenthau Diary (Alemania),
Volumen I, 90º Congreso, 1.ª Sesión, 20 noviembre 1967, (Washington: Imprenta del
Gobierno de EE.UU., 1967), pp. 316-8. Sobre Rieber ver también el Apéndice del
Informe del Congreso, 20 agosto 1942, p. A 1501-2, Observaciones del Honorable
John M. Coffee. <<
p. 248. <<
<<
Directory of Directors. J.L. Guinter y Knight Woolley también eran directores. <<
1941). <<
<<
p. 309. <<
Fiscalía 788”. Carta de von Schroder y del acusado Steinbrinck al Dr. Meyer,
empleado del Dresdner Bank, 25 febrero 1936, remarcando que el Círculo de Amigos
podía fondos a disposición de Himmler “Para ciertas tareas fuera de presupuesto” y
de que se había establecido “una cuenta especial para este propósito”. <<
parte final de esta declaración. Ver por ejemplo el repentino ataque de interés por
parte del New York Times, 15 setiembre 1930 y el artículo distintivo sobre “Hitler,
Driving Force in Alemania’s Fascism” en el ejemplar de 21 setiembre 1930 del New
York Times. En 1929 el New York Times había relacionado solo una breve nota sobre
Adolph Hitler. En 1931 publicó una veintena de sustanciosas anotaciones, incluyendo
no menos de tres “descripciones”. <<
su plan de un Nuevo Trato: ver Antony C. Sutton, Wall Street and Franklin Delano
Roosevelt, op. cit. <<
jurada; ver Franz von Papen, Memoirs, op. cit. pp. 593-602. <<
se titulaba, America and a New World Order, (Nueva York: Scribners, 1940). <<
Perpetual War for Perpetual Peace, (Caldwell: Caxton Printers, 1953), p. 13-20. <<
<<
de Kurt G. W. Ludecke, I Knew Hitler (Yo conocí a Hitler) - Nueva York: Charles
Scribner’s Sons, 1937. <<
Guerra, antes del Tribunal Militar de Nuremberg bajo la Ley del Consejo de control
10, Nuremberg, Octubre 1946-Abril 1949, Volumen VII, I.G. Farben, (Washington:
Imprenta del Gobierno de EE.UU., 1952). <<
Ley de Seguridad Interna. Comité del Poder Judicial, Diario Morgenthau (Alemania),
Volumen 1, 90º Congreso, 1.ª Sesión, 20 de noviembre de 1967, (Washington D.C.:
Imprenta del Gobierno de EE.UU. 1967), p. 320 del libro 828. (Página 976 de la
impresión del Senado de EE.UU.). “El Sr. White” es Harry Dexter White. “El Dr.
Dubois” es Josiah E. Dubois, Jr., autor del libro, Generals in Grey Suits (Londres:
The Bodley Head, 1953). “H.M., Jr.” es Henry Morgenthau, Jr., Secretario de
Hacienda. <<