Telekinesis y Fuerzas de La Naturaleza
Telekinesis y Fuerzas de La Naturaleza
Telekinesis y Fuerzas de La Naturaleza
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La telequinesis y las fuerzas de la naturaleza
La fuerza de la gravedad fue descrita de manera satisfactoria por Sir Isaac Newton y fue
conceptualmente reformulada por Albert Einstein. La ley de la gravitación establece que la
fuerza entre dos cuerpos decrece con la distancia de separación entre ellos, crece cuando se
incrementa la masa de los objetos interactuantes, siempre es atractiva y siempre está dirigida a
lo largo de la línea recta que pasa por el centro de masa de dichos cuerpos. A diferencia de las
fuerzas nucleares, la gravedad es de largo alcance; La tierra por ejemplo, siente la fuerza de
atracción del Sol que la obliga a permanecer en órbita alrededor del mismo, y los océanos
sienten la atracción de la luna dando origen a las mareas. ¿Puede la fuerza de gravedad
explicar la telequinesis? Si bien esta es una fuerza de largo alcance, es demasiado débil para
lograr tal pretensión. Una persona de cien kilogramos de peso ejercería sobre una pelota de
ping pong, ubicada a un metro de distancia de él, una fuerza gravitatoria de una magnitud
equivalente al peso de la diez billonésima parte de una mosca. Además, como la fuerza es
siempre de atracción y está dirigida a lo largo de la recta que une los cuerpos, tal fuerza no
podría usarse para mover verticalmente un objeto que se encuentra frente a nosotros, tampoco
podríamos alejarlo de nosotros y tampoco podríamos moverlo transversalmente.
La fuerza electromagnética también es de largo alcance. El hombre ciertamente ha aprendido
a manipular el electromagnetismo para lograr cosas tan sorprendentes como la televisión. Casi
todo lo que nos rodea que haya sido creado por el hombre funciona con electricidad: teléfonos,
computadores, bombillas, autos, equipos de refrigeración o calefacción, relojes y demás
artefactos utilizan energía eléctrica para su funcionamiento. Es de resaltar que tal dominio del
electromagnetismo sólo es posible a través del diseño y construcción de sofisticados y
complejos dispositivos como los ya mencionados. ¿Por qué? Porque el electromagnetismo no
nos obedece a nosotros, sino que obedece a leyes muy precisas que el hombre ha descubierto
y que se expresan a través de las llamadas ecuaciones de Maxwell. Tales ecuaciones permiten
inferir el comportamiento de las ondas electromagnéticas bajo determinadas condiciones, y
valiéndose de eso es posible generar, captar o transformar las ondas para lograr un
determinado fin, como la imagen en un televisor por ejemplo.
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La telequinesis y las fuerzas de la naturaleza
El ser humano es capaz de soportar por pocos segundos una corriente eléctrica de menos de
una décima de amperio circulando por su cuerpo, antes de morir electrocutado. Una corriente
de un décimo de amperio circulando por nuestro cuerpo podría generar una fuerza magnética
capaz de mover la diez billonésima parte de una mosca ubicada a un centímetro de distancia.
Las fuerzas electromagnéticas a pesar de ser de largo alcance, disminuyen rápidamente en
intensidad con la distancia, es por esto que el electroimán industrial debe casi que ponerse en
contacto con el metal que se pretende mover para que este pueda ser atraído con suficiente
fuerza por él.
Parece ser que la telequinesis no puede ser explicada dentro de un contexto científico. Es
difícil pensar que una persona pueda controlar fuerzas que desconoce y más aún difícil es
creer que alguien que nunca se ha tomado la molestia de estudiar las complejas y difíciles
teorías que explican el comportamiento de estas cuatro fuerzas, pueda a través de la
observancia de ciertas dietas alimenticias y largas horas de meditación trascendental adquirir
un conocimiento y dominio superior de estas fuerzas, o incluso descubrir otras que nunca han
sido captadas en ningún experimento serio que se haya realizado alguna vez. Cabe aclarar que
las teorías mencionadas han sido fruto de siglos de grandes esfuerzos intelectuales de cientos
y tal vez miles de serios investigadores y que han sido corroboradas una y otra vez en
laboratorios de investigación y puestas al servicio del hombre para su diario vivir.
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