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Wilson Cañón-Montañez EL MÉTODO CIENTÍFICO EN LAS CIENCIAS DE LA SALUD

Editorial
EL MÉTODO CIENTÍFICO EN LAS CIENCIAS DE LA SALUD

THE SCIENTIFIC METHOD IN THE HEALTH SCIENCES


Wilson Cañón-Montañez1

A lo largo de la historia, el hombre se ha enfrentado a un sin número de obstáculos y problemas para aumentar los
conocimientos y descubrir los secretos, realidades y desafíos del mundo que lo rodea. Para superar esas dificultades
ha empleado diversas estrategias, las cuales dieron paso a la formalización de procedimientos que, en última
instancia, no son sino el propio método científico. Este conjunto de conocimientos que las personas tienen sobre
el mundo, así como la actividad humana destinada a conseguirlos, es lo que se denomina ciencia. No obstante el
título de ciencia no puede aplicarse a cualquier conocimiento, sino únicamente a los saberes que han sido obtenidos
mediante una metodología y que cumplen determinadas condiciones. De igual manera, como destaca Shulman
(1986) citado por Marques, “el conocimiento no crece de forma natural e inexorable. Crece por las investigaciones
de los estudiosos (empíricos, teóricos, prácticos) y es por tanto una función de los tipos de preguntas formuladas,
problemas planteados y cuestiones estructuradas por aquellos que investigan”.

Un buen científico es como un gran detective, que tiene olfato para lo que quiere encontrar. Puede decirse entonces
que la investigación es seguir la pista; buscar o averiguar siguiendo algún rastro. Es toda actividad humana orientada
a descubrir algo desconocido. Tiene su origen en la curiosidad innata del hombre. La investigación científica es
la actividad que produce la ciencia y como tal, su fuente. El método científico es el procedimiento o forma de
actuación empleado o seguido de la investigación científica. El mundo esta dominado por la ciencia y la técnica. La
investigación científica es el motor que sostiene e impulsa a las dos.

Bunge (1981) en su libro: la ciencia su método y filosofía nos dice que “el hombre a través de la investigación
científica realiza una reconstrucción conceptual del mundo en el que vive y que este proceso lo hace utilizando
un método racional, sistemático, verificable y por consiguiente falible”. En este orden de ideas la investigación
científica no es otra cosa que la curiosidad organizada; para ejecutarla sólo es preciso conocer el alcance actual del
conocimiento, en función de éste plantearse una pregunta (que se enuncia como hipótesis concretada en objetivos
que traten de comprobarla), y establecer un método apropiado que permita planificar, ejecutar y analizar el estudio.

Parece muy fácil según estos planteamientos, sin embargo para la ciencia no solo es necesario obtener un conjunto
de conocimientos que cumplen unos determinados requisitos. Tan importante como estos conocimientos, es la forma
como se obtienen. Este proceso es denominado por la ciencia como método científico. Es una forma de realizar
una actividad. El camino que se ha de seguir para alcanzar el objetivo que se ha propuesto. Se le llama científico
porque su aplicación es a las ciencias. No es un simple método de pensamiento. Es un método de investigación cuyo
objetivo es ampliar el conocimiento de la realidad. Su contenido está formado por etapas para alcanzar un resultado,
cuya base racional esta constituida por un conjunto de ideas que sirven de fundamento y orientan al método.

Russell (1969) señala que el método científico consiste en observar aquellos hechos que permiten al observador
descubrir las leyes generales que los rigen., y describe así el proceso de investigación científica (1): “Para llegar a
establecer una ley científica existen tres etapas principales: la primera consiste en observar los hechos significativos;
la segunda en sentar hipótesis que, si son verdaderas, expliquen aquellos hechos; la tercera en deducir de estas
hipótesis consecuencias que pueden ser puestas a prueba por la observación. Si las consecuencias son verificadas,
se acepta provisionalmente la hipótesis como verdadera, aunque requerirá ordinariamente modificación posterior,

1
Enfermero. Magíster en Epidemiología. Profesor de Planta. Programa de Enfermería. Grupo de Investigación de Enfermería-
Everest (Categoría B Colciencias). Universidad de Santander UDES. Bucaramanga. Santander. Colombia. Correspondencia:
Carrera 17a # 64-08, Torre 1 Apto 802, Condominio Club La Ceiba, Bucaramanga, Colombia. E-mail: [email protected]
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como resultado del descubrimiento de hechos ulteriores.” Esto no quiere decir que la ciencia a través del método
científico quiera conseguir la meta de que sus respuestas sean definitivas; mejor aún, su avance se encamina hacia
una finalidad continua de descubrir problemas nuevos, más profundos, más generales, y justificar nuestras respuestas
al respecto. “La ciencia no pretende ser verdadera” - afirma Bunge (1969) - “ni por tanto final, incorregible y
cierta (2). De esta forma lo que identifica al método científico no es la pretensión de alcanzar un saber verdadero
sino, como afirma Popper (1973), la obtención de un saber riguroso y contrastable (3). No obstante hoy en día la
investigación en las ciencias de la salud nos muestra que no existe el estudio perfecto. Lo que significa que no
puede afirmarse que la práctica del método científico elimine toda forma de sesgo o fuente de error, ni tampoco que
asegure la verdad de las conclusiones.

Por otro lado es importante tener en cuenta que en el ejercicio de aplicar el método científico pueden suceder cosas
inesperadas. Y es ahí donde cabe el término serendipia. Pérez-Tamayo (1980), citado por Hernández-Chavarría
(4) define este término como “la capacidad de hacer descubrimientos por accidente y sagacidad, cuando se está
buscando otra cosa”. Esta definición involucra a la sagacidad del individuo que realizó la observación casual, para
percatarse de que realmente encontró algo valioso y continuar o reorientar la investigación ante tal descubrimiento.
En este sentido, el hallazgo relacionado con serendipia puede haberle ocurrido a muchos; pero sólo aquellos
verdaderos científicos o mentes preparadas, como pregonaba Pasteur, serán capaces de comprender y explotar ese
hallazgo.

Finalmente, se puede concluir con todas estas perspectivas que el método científico no solo es aplicable a las ciencias
biológicas, si no que éste puede ser usado por cualquier disciplina científica que quiera conocer las realidades de su
mundo, abrir los ojos y salir de la penumbra para seguir avanzando en la generación de nuevo conocimiento. Es un
método de investigación teórico en su origen y fin. Su punto de partida es una teoría previa o un conjunto racional y
sistemático de ideas sobre la realidad que se aborde. Los resultados de la puesta en práctica del método científico se
deben concretar en los nuevos principios que reformen, completen o confirmen las teorías iniciales.

No hay en la ciencia ningún conocimiento, ley, teoría o descubrimiento de lo que no se pueda dudar. La formulación
de problemas sobre la realidad y adelantar conjeturas o soluciones probables a dichas cuestiones. Esto refleja una
problematizacion de todo, problemas que exigen respuestas probables o hipótesis. El método es autocrítico pues
es sometido a la crítica o examen. Todas las fases, operaciones y resultados que se obtienen no son definitivos,
siempre se revisan. Podemos poseer conocimientos verdaderos o cercanos a la verdad, pero no podemos estar nunca
100% seguros de ellos e inmunizarlos a la crítica. El método científico es también selectivo porque concentra su
observación en lo más relevante, detecta durante el análisis lo más significativo. Procura trascender y explicar la
realidad lo más profundo posible. Guarda una estrecha relación en cuanto a obtener conocimientos y medidas de
la realidad lo más exacta posible. Gracias al método científico podemos afirmar que “cuanto más exacta es una
ciencia, más ciencia es”.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Russell, B. La perspectiva científica. Ed. Ariel. 1969. Barcelona. España.

2. Bunge, M. La investigación científica, su estrategia y filosofía. Ed. Ariel. 1969. Barcelona. España.

3. Popper, K. La lógica de la investigación científica. Ed. Tecnos. 1973. Madrid. España.

4. Hernández-Chavarría, F. Serendipia e Investigación en Microbiología. Rev. Col. de MQC de Costa Rica


2001:8:6-11.

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